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La clave de educación inclusiva en España está en la formación del profesorado

España / 21 de septiembre de 2016 / Por: Maribí Pereira / Fuente: http://www.isep.es/

En un aula académica existen alumnos con perfiles muy diferentes, por ello, la escuela inclusiva es aquella que se define por la integración de todos los alumnos al ofrecer una enseñanza con una adaptación curricular que tiene en cuenta las características y necesidades de cada alumno.

En España, la Ley de 1985 planteaba explícitamente los beneficios y la necesidad de escolarizar en centros ordinarios a todas aquellas personas “con deficiencias psíquicas y sensoriales” a través de apoyos individuales específicos. Solo cuando las características del alumno no hicieran posible su inserción en el sistema educativo convencional, se debía recurrir a centros deeducación especial.

Posteriormente, la Ley Orgánica 1/1990 de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) apostó claramente por los principios de normalización e integración, introduciendo por primera vez el concepto de necesidades educativas especiales (NEE) para referirse a aquellos chicos y chicas que, llevando a cabo su escolarización en aulas ordinarias, precisaban de apoyos extras por profesionales con formación en Educación Espacial e incluso algún tipo de adaptación curricular para superar deficiencias o problemas de desarrollo o aprendizaje.

Con la Ley Orgánica de Educación (LOE, 2006) se ahondó en el compromiso social de los centros de realizar una escolarización sin exclusiones, respondiendo a los principios de calidad y equidad. Además, se intentó dotar a los centros escolares de la autonomía suficiente para favorecer la inclusión de todos los alumnos.

La Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE, 2013) que es la normativa más actual, tiene entre sus objetivos promover el máximo desarrollo personal y profesional de las personas. Sin embargo, diversos sectores relacionados con la educación consideran que no supone ningún avance significativo en material de inclusión escolar.

Ahora bien… ¿Qué caracteriza a una escuela inclusiva?

– Las diferencias son tomadas como base de la programación y planificación de las actividades en el aula.
– El aprendizaje tiende a ser significativo y basado en el contexto en el cual se desarrolla.
– Es importante considerar la cultura del grupo social.
– El tiempo es utilizado de manera flexible.
– Se recurre a múltiples recursos didácticos, proporcionando materiales variados que generen el interés de los estudiantes y puedan ser utilizados por ellos.
– Se ofrecen opciones de aprendizaje conforme el perfil personal o estilos cognitivos.
– Los estudiantes son estimulados para realizar elecciones conforme a sus intereses.
– El logro se determina desde un punto de partida o línea de base.
– La potencialidad del estudiante es desafiada en todo momento.
– Se busca que los alumnos interpreten los hechos y no que les sea trasmitida la interpretación de otros.
– El aprendizaje colaborativo es fundamental.
– Los temas tratados son adaptados teniendo en consideración los requerimientos de cada uno de los estudiantes para el logro de los objetivos comunes.
– La evaluación es continua, diversificada y tiene como propósito una permanente adaptación a las necesidades del estudiante.
– El docente está siempre atento a las distintas manifestaciones de la inteligencia y para descubrir nuevas estrategias de aprendizaje para todos y cada uno de los estudiantes.

El catedrático de Psicología de la Discapacidad de la Universidad de Salamanca (USAL), Miguel Ángel Verdugo, ha defendido que la educación inclusiva genera “resultados superiores en rendimiento académico, interacción social y habilidades” en todos los alumnos, puesto que el compartir con chicos que presentan alguna discapacidad hace que la mayoría de jóvenes se vuelva más solidario, más comprensivo de las diferencias que puede haber entre una persona y otra, y esto hace que sea más fácil la integración entre unos y otros (Paredes, 2014).

A su vez, Verdugo lamenta la frecuencia con la que se encuentran “prejuicios” entre los profesores, que “tienden a fijarse únicamente en lo que los alumnos no hacen bien, en lugar de los logros que obtiene, justificando así la falta de resultados”. Desde su punto de vista, el camino hacia la inclusión educativa debe suponer “un cambio cultural que requiere planificación, incentivación y evaluación continua” (2016). Por tanto, queda claro que hay profundizar en laformación de profesorado para la educación inclusiva, haciendo hincapié en la capacitación para un nuevo rol, tanto del profesor tutor como del de apoyo, para poder llevar a cabo estrategias adecuadas para la mejora escolar y el mantenimiento de la motivación de cada alumno.

ISEP cuenta con el Máster en Educación Especial con el que el maestro conocerá los instrumentos de observación y registro para detectar dificultades de aprendizaje en sus alumnos y ajustar la atención psicopedagógica que requiera cada niño con necesidades especiales. Sabrá desarrollar programas de intervención específicos en distintas áreas de aprendizaje. La formación del profesorado es clave para conseguir la tan anhelada educación inclusiva en España.

Fuente artículo: http://www.isep.es/actualidad-educacion/la-clave-de-educacion-inclusiva-en-espana-esta-en-la-formacion-del-profesorado/

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Francia se une al boicot de los productos alimenticios de Monsanto ¿Sabes cuáles son?

Por: Ecoportal. 21.09.2016

El mundo se hace cada vez más móvil, cada día más virtual. Los smartphones y las tabletas están cambiando la manera de interactuar no solo entre las personas, sino con los animales y el planeta en general. Aquí te presentamos 10 aplicaciones amigables con el medio ambiente.

gigante de la industria Monsanto(que quizás pronto sea absorbida por Bayer) está vinculado a muchas marcas que disfrutamos día a día en nuestros hogares. La ONG Greenpeace ha establecido la lista de las marcas pueden comercializar estos productos transgénicos.

Esta lista de productos ha sido condenada por muchos consumidores franceses tras los escándalos de salud del gigante mundial de pesticidas en su propio país, donde ya fue condenado por la intoxicación de un agricultor francés

El etiquetado de los productos alimenticios convencionales para detectar la presencia o ausencia de OMG es casi inexistente. Para llenar este vacío, Greenpeace presentó a los fabricantes de alimentos un cuestionario sobre el uso de plantas modificadas genéticamente.

La propuesta presentada permitía que las ONG clasificaran estas marcas como un código de color: verde, para los que garantizan a no utilizar organismos modificados genéticamente; rojo, incluye aquellos productos para los cuales Greenpeace no puede garantizar que no contengan transgénicos. Podéis revisar esta lista, para realizar una compra más consciente.

El maíz Bt produce una toxina para matar a un insecto dañino del cultivo pero que también elimina a insectos beneficiosos. Se ha criticado por parte de la autoridad francesa competente en antibióticos, que se utilice un gen que otorga resistencia a los antibióticos. Pero es difícil escapar de los productos de la multinacional Monsanto, ¡están por todas partes en los estantes de los principales supermercados!

Incluso en los productos de higiene.

Miles de cajas fueron retiradas del mercado en Canadá y Francia después la investigación de la revista “60 millions consumateurs” asegurara que Tampax, Always y otras marcas de tampones y toallas femeninas podían contener “residuos altamente tóxicos”.

Una investigación reveló que el 85% de los productos con algodón en Argentina contenían glifosato, ahora un estudio de una revista francesa denuncia la presencia del herbicida en marcas como Tampax y Always.

Ecoportal.net

Muhimu

http://muhimu.es/

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Crisis en la Unesco por el cese de financiación de EEUU

Unesco / mundo.sputniknews.com / 21 de Septiembre de 2016.

MOSCÚ (Sputnik) — La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (Unesco) está en crisis por la decisión de Washington de suspender su financiación, dijo a Sputnik Eleonora Mitrofánova, representante saliente de Rusia ante la Unesco.

EEUU, al que correspondía el 22% del presupuesto de la Unesco, detuvo la financiación después de que la organización hiciera a Palestina miembro de pleno derecho en 2011.

«La organización se encuentra en una situación de crisis ahora, los estadounidenses, que dejaron de asignar fondos y ni siquiera lo hicieron en el período pasado, empujaron a la Unesco a una crisis muy grave», indicó Mitrofánova.

Agregó que la Unesco tuvo que despedir a unos 400 empleados en cuatro años, lo que es «un número enorme para una organización internacional».
La diplomática señaló, sin embargo, que las actividades de la Unesco seguirán siendo tan diversas como antes, aunque la organización se verá obligada a cerrar algunos programas.

Fuente: https://mundo.sputniknews.com/mundo/20160920/1063574770/unesco-financiacion-eeuu.html

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Entrevista: “El nuevo escepticismo, o ‘escepticismo científico’, duda ante las afirmaciones pero se detiene en la roca dura de la evidencia científica.”

Entrevista a Angelo Fasce sobre el Congreso de Pensamiento crítico y Divulgación Científica

Por: Salvador López Arnal

Papeles de relaciones ecosociales y del cambio global

Papeles de relaciones ecosociales y del cambio global Angelo Fasce fue el coordinador de la comisión de organización del congreso de Pensamiento crítico.

Nos habíamos quedado en los negocios. ¿Negocio millonario? ¿Y qué empresas y empresarios están detrás de ese negocio?

El ejemplo paradigmático es Boiron, una multinacional de origen francés que es la que promueve y produce industrialmente homeopatía. Boiron se encarga de la difusión masiva e internacional de sus productos fraudulentos, y ha llegado a comprar cátedras universitarias. Como esta empresa hay otras, cada cual especializada en diversas pseudociencias. Cuando uno se mete dentro de ese negocio se da cuenta de que está todo muy bien organizado. Mucho más de lo que aparenta. No son pequeños iluminados que abren un centro, sino que se apoyan entre ellos y a veces funcionan casi como franquicias. Nunca verás a un acupuntor criticar a un quiropráctico o a un constelador familiar, porque están todos metidos en el mismo negocio.

Copio una parte de la información que me ha llegado de la organización del encuentro. El congreso “tiene un marcado carácter transversal, fomentando los intercambios entre diversos campos, como son la filosofía, la ciencia o el periodismo, e incorporando a editoriales y asociaciones de divulgación y pensamiento escéptico”. ¿Qué es eso del pensamiento escéptico? ¿Es lo mismo que el pensamiento crítico?

El pensamiento escéptico es como ha venido a denominarse al pensamiento crítico en los últimos años. No hay que confundirlo con el escepticismo clásico, que dudaba de todo de forma metódica y radical. El nuevo escepticismo, o ‘escepticismo científico’, duda ante las afirmaciones pero se detiene en la roca dura de la evidencia científica. La comunidad de pensadores escépticos está conformada tanto por científicos como por ciudadanos de a pie, y han desempeñado en estos años una labor realmente encomiable de feroz guerrilla contra la superchería y la pseudociencia. En nuestro país, al igual que en el resto de Europa, hay varias organizaciones muy grandes que se acercan a la gente por medios muy interesantes y cercanos (blogs, charlas en locales de ocio, centros de salud o colegios, iniciativas judiciales, etc.).

Es absolutamente imprescindible incorporarlos a un congreso como este y que la comunidad universitaria se vuelque con ellos, aprenda de su experiencia y ponga de relevancia su labor. Muchas veces son ellos los que tienen que enseñar al profesor o al catedrático cómo se han de hacer las cosas y cómo se llega a la gente, y el mundo académico puede enriquecer su labor a nivel técnico.

¿Existe en España filosofía interesada en la ciencia que tenga importancia y solidez?

Acabo de mencionar a los pensadores escépticos. Si se mira con detalle la labor que llevan a cabo uno se da cuenta de que son ellos los que están haciendo lo que la filosofía de la ciencia debería hacer. De hecho, ellos hacen lo que la filosofía de la ciencia hizo durante muchos años: mantener en vereda a la ciencia y luchar contra los fraudes pseudocientíficos. Eso hacían autores como Carnap, Popper, Lakatos, Grünbaum, Bunge y muchos otros. Pero, en algún momento entre el giro histórico, el estructuralismo, la hipertrofia en la atención a los modelos y al realismo, o planteamientos postmodernos como el programa fuerte de la sociología de la ciencia o algunos tipos de CTS, hemos perdido el norte respecto al problema de la pseudociencia, que es, al fin y al cabo, el problema de la naturaleza misma de la ciencia. Sin embargo, esta es nuestra responsabilidad social y no debemos perderla de vista nunca.

Dentro de la filosofía de la ciencia aún hay iniciativas muy interesantes. Ahí está la reciente compilación de Pigliucci y Boudry, el trabajo de autores vinculados al giro cognitivo como Thagard o Goldman; demarcacionistas actuales como Van Fraassen, Bunge, Ladyman o Hansson; o trabajos de relevancia filosófica e histórica como los de Braeckman o Nickles. La llama de este tipo de filosofía de la ciencia no se ha apagado, pese a las grandilocuencias de Laudan y de otros autores. Mantener la filosofía de la ciencia en las nubes de la completa abstracción y en el aislamiento respecto a la ciencia, donde está instalada hoy en día, sólo abocará a su paulatina desaparición como campo de estudio. Para bien o para mal, hay autores como Gordin, Sokal o el propio Dawkins que hacen filosofía de la ciencia más sólida y útil que la mayoría de filosofos de la ciencia profesionales.

Como cualquiera podrá apreciar, la gente a la que cito es toda del ámbito anglosajón, donde los grandes centros de investigación científica tienen departamentos de filosofía de la ciencia muy activos. La explicación es sencilla, y es que en el mundo hispanohablante la situación es desoladora. Hay pocos autores de relevancia en España e hispanoamérica realmente interesados por la ciencia y por hacer que la filosofía de la ciencia tenga utilidad real. La mayoría prefieren continuar aislados y enfrascados en los clásicos problemas y debates de salón. El problema, además, es estructural: los autores jóvenes interesados en este tipo de filosofía de la ciencia tienen la entrada a las facultades más complicada que aquellos que siguen en las nubes y en los círculos endogámicos de publicaciones. Sería interesante que este congreso sacara a relucir la potencia de esta forma de entender la filosofía de la ciencia, todos los puentes por construir y el ingente trabajo intelectual y social por hacer. En España también puede tener lugar. No hay nada especial en el mundo anglosajón, sólo las ganas de hacer las cosas.

Algunas preguntas sobre lo que acabas de apuntar. Hablabas del programa fuerte de la sociología de la ciencia. ¿Qué programa es ese? ¿Por qué es un programa postmoderno?

Me refiero a lo que ha venido a llamarse ‘Escuela de Edimburgo’, con el añadido de autores como Latour. El programa fuerte predica que para entender el contenido mismo de las teorías científicas, incluido su éxito y su aceptación social, lo primordial es el análisis sociológico. Se trata de una visión profundamente constructivista y relativista del conocimiento científico. Genética mendeliana y lysenkismo están al mismo nivel: una es una creación social de la Inglaterra victoriana y la otra un producto del régimen soviético. Nada más. Las evidencias, la capacidad explicativa o predictiva quedan totalmente de lado en su análisis, porque, se supone, son construidas por los científicos. Digo que se relaciona directamente con la postmodernidad porque está íntimamente relacionada con los principales lineamientos de este, por llamarlo de alguna manera, ‘movimiento’. Rorty, por ejemplo, es un autor muy influyente en ellos.

¿Qué es eso del CTS? ¿Ciencia, Tecnología, Sociedad? ¿Qué autores, que corrientes filosóficas están detrás de esas siglas?

Si, son los estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad. Estos estudios son muy interesantes cuando están bien hechos y no se extralimitan ideológicamente. Se trata de analizar los condicionantes y las implicaciones sociales y políticas en la tarea científica. El problema de la CTS es que se ha terminado convirtiendo en un coladero de posmodernidad, relativismo y sociologismo, que han acabado desvirtuando un campo de prometía ser más interesante de lo que es. Tengo la intuición de que todo comenzó a ir mal a raíz de la lectura radical de Kuhn y de la hipertrofia del alcance de su concepto de gestalt .

No es mi intención criticar toda la CTS, hay estudios muy serios y gente muy válida en el campo. Antes, durante los 70′ y 80′ era un campo muy interesante con aportaciones de relevancia respecto a las relaciones entre la ciencia, la sociedad y la política. Pero hoy en día la perspectiva del programa fuerte, la visión de la actividad científica de Woolgar o los desarrollos típicamente posmodernos de Latour han ido ganando terreno. En la CTS actual uno puede encontrarse una fervorosa actitud anticientífica, lo cual podría estar bien si dicha actitud estuviera bien fundamentada en lugar de emanar de posiciones puramente ideológicas.

Aparte del mundo anglosajón, ¿no habría que considerar otros mundos que también están en éste? Pienso, por ejemplo, en alguien tan francés, pero tan analítico y científico como Jacques Bouveresse. ¿No merece reconocimiento su obra al hablar de estos temas?

La obra de Bouveresse es muy interesante, pero está bastante aislado en Francia, donde es prácticamente una anomalía. Efectivamente, en todos los contextos podemos encontrar ese tipo de filósofo, ya sea en el alemán, el argentino, el italiano o el sueco. Pero me he referido al contexto anglosajón porque es el más floreciente y activo respecto a la filosofía de la ciencia demarcacionista y con estrechas relaciones con la práctica científica.

No he dicho que Bouveresse no merezca reconocimiento, y como él, muchos otros. Simplemente me he centrado en el espacio más potente.

En cuanto a España, ¿no eres un pelín injusto? Te cito algunos nombres: que me vienen a la mente en estos momentos Jesús Mosterín, Antoni Domènech, Andoni Ibarra, Gustau Muñoz, Luis Vega Reñón, Manuel García-Carpintero, por no hablar de la importante tradición epistemológica de tu propia Universidad, la de Valencia

No creo estar siendo especialmente injusto. Esos nombres que me has dado son de filósofos muy respetados, con aportaciones interesantes, pero casi todos nacidos entre los años 50′ y 60′. Hoy en día muchos de ellos ya superan los 70 años y su actividad es bastante baja. No ha habido un relevo generacional. Además, algunos de ellos son más bien filósofos analíticos, que no es lo mismo que ser filósofo de la ciencia. Sin querer dejar de lado las aportaciones de García-Carpintero o de Luis Vega (quien, por cierto, será uno de los ponentes del congreso), salvo Mosterín, ninguno de ellos está realmente vinculado con la práctica real de la ciencia. Muchos se centran en cuestiones generales de teoría de la argumentación, en problemas de salón como cierta filosofía de la mente, o en desarrollos de la metateoría estructuralista ya bastante dejados de lado.

Con esa filosofía de la ciencia es muy complicado establecer puentes y generar sinergias con la comunidad científica. Necesitamos a gente joven con planteamientos nuevos porque hay caminos que se han ido agotando en las últimas décadas. La filosofía general de la ciencia ha de comenzar a ser más empírica y práctica, y para hacer filosofía especial de la ciencia (de la psicología, de la biología, de la física), es necesario tener conocimientos sólidos de esos campos. El filósofo de la ciencia del siglo XXI tiene que salir de las facultades de filosofía y comenzar a visitar otras.

Ya lo hacen muchos según creo. Sobre los problemas de salón no digo nada. En cuanto al periodismo científico, ¿dónde practicarlo por ejemplo? ¿En diarios, en televisiones, en revistas?

Entiendo que te refieres a dónde debería tener lugar la divulgación de la ciencia.

Sí, sí, a eso me refiero.

Todos los formatos son buenos, pero cada cual tiene su propio lenguaje y hay que saber manejarlo. Una cosa importante de la divulgación es que no es un show. Muchas veces se entiende por divulgar hacer explotar cosas, líquidos cambiando de color y demás, como si fuera un show de magia. Eso está bien para los niños, pero la divulgación ha de ser mucho más. Se ha de poner de relevancia las implicaciones que tienen los descubrimientos científicos en la vida diaria de la gente, en las cosas que les afectan, incluidas cuestiones de índole filosófico como el sentido de la vida o en cosas serias como las enfermedades. La divulgación no tiene que ser, necesariamente, divertida. Lo que sí tiene que ser es entretenida y cercana.

Los periodistas científicos hacen una labor muy importante, pero en el caso español la cosa puede mejorar bastante. A veces los artículos de ciencia de los grandes diarios se basan en divulgar cosas peregrinas o pseudocientíficas que seleccionan según el interés del lector medio. Otras veces son bastante aburridos y se limitan a exponer una serie de datos y poco más. Hay que mejorar mucho eso, porque es un gran déficit social español. La mayoría de la gente saca los datos científicos que sabe de programas como Cuarto Milenio o de los experimentos de El Hormiguero, y eso, en una sociedad que aspira a lo que nosotros aspiramos, no puede ser.

¿Tienes en mente algún ejemplo de estos artículos que acabas de señalar? Por ejemplo, y en sentido contrario, no parece que Javier Sampedro sea un mal divulgador científico

Tengo muchos en mente. El tratamiento que se dio hace poco a toda la polémica de la carne roja fue en ocasiones bastante deficiente. También son típicos los titulares sensacionalistas como: ‘Stephen Hawking afirma que los agujeros negros no existen’ o ‘La cura para el cáncer ya está aquí’. Al final resulta que van a comentar una puntualización introducida por Hawking respecto a las características de los límites de los agujeros negros, o van a comentar un ensayo en modelos animales de un nuevo planteamiento terapéutico que aún está muy verde. Luego están los que no son capaces de reconocer ciencia y pseudociencia, que también abundan.

Javier Sampedro es un gran divulgador, ¿alguien ha dicho lo contrario?

Nadie, nadie, yo sólo recordaba su trabajo. Junto a la ponencias, me baso de nuevo en la información sobre el congreso, “a cargo de un panel de invitados de excepción, se presentarán varias asociaciones de divulgación y defensa de los derechos de los consumidores, se leerá un manifiesto contra las pseudoterapias, se realizará una exposición artística y habrá un mercado de libros de divulgación científica y pensamiento crítico”. ¿Qué invitados de excepción serán esos?

Estamos muy orgullosos del panel de ponentes que tenemos. Nos están todos los que podrían estar (el evento sólo dura dos días), pero creemos que la selección es más que interesante. Los ponentes serán Luis Alfonso Gámez, Ramón Nogueras, Luis Vega, J.M. Mulet, Fernando Cervera, Jesús Alcolea y Fernando Frías, a los que acompañarán para abrir y cerrar el acto Johan Braeckman (de la Universidad de Gante) y Sven Ove Hansson (del Real Instituto de Tecnología de Suecia), que son un auténtico lujo. Todos ellos son autores muy destacados en la divulgación y en el tema de la pseudociencia, y dan al evento una enorme diversidad de puntos de vista.

Habláis también de derechos de los consumidores. ¿Qué derechos son esos?

En el contexto sanitario, la gente tiene derecho a no ser engañada respecto a la efectividad de la terapia que va a recibir. Tiene derecho a recibir el mejor trato sanitario que sea posible y a ser defendida contra las pseudoterapias. También está el derecho de los alumnos a recibir una educación de calidad, que les permita sostener creencias funcionales basadas en la evidencia. Todo eso está en los códigos deontológicos de científicos y educadores. Está también en el código penal y hasta en la constitución.

Es sorprendente que se defiendan más los derechos de los compradores de productos de la teletienda o de agencias de viajes, que los de los usuarios de terapias o los de alumnos de colegios y universidades.

Pseudoterapias… ¿En qué estáis pensando?

Una pseudoterapia es todo acto médico que se dice terapéutico sin tener evidencia a su favor. El problema de la pseudoterapias es un auténtico escándalo. Los que las ofertan se aprovechan de una serie de vacíos legales y de la pasividad de las instituciones públicas que deberían velar por el tema. Hay muchos ejemplos de pseudoterapias, tanto en medicina como en psicología. Antes he dicho algunas, y para una lista más exhaustiva se puede consultar la web de la APETP (Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas). Una asociación que, por cierto, leerá un manifiesto contra las pseudoterapias durante el congreso.

Gracias, muchas gracias. Lo dejamos aquí si te parece.

Fuente: Papeles de relaciones ecosociales y del cambio global, n.º 133, primavera de 2016, pp. 129-140

Fuente de la imagen: http://conceptodefinicion.de/escepticismo-cientifico/

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España: El programa de Educación Básica de Adultos abre la matrícula del nuevo curso

España/ lavozdepuertollano.es / 21 de Septiembre de 2016.

El programa municipal de Educación Básica de Adultos y de Animación Sociocultural en barriadas ha iniciado su período de inscripción para el nuevo curso en los distintos centros sociales polivalentes de Puertollano, que ha generado gran expectación y demanda entre las mujeres de los barrios.

Las inscripciones a los distintos cursos han comenzado en las barriadas Cañamares y Santa Ana, en la segunda de nuevo podrá hacerse el miércoles 21 de septiembre, a las 10 horas, en el edificio anexo de la asociación vecinal, en calle Garcilaso de la Vega.
El Poblado, Las Mercedes, El Carmen y Libertad
En la barriada El Poblado podrá hacerse el miércoles, día 21, a las 9,30 horas, en su sede de la Avenida de Asturias; en Las Mercedes, el miércoles a las 17 horas y el jueves a las 10,30 horas, en las instalaciones de la calle Pelayo, 5.
Las mujeres de El Carmen podrán inscribirse el miércoles, a las 10 horas, en el salón del centro, en la calle San Manuel; mientras que en Libertad (calle San Ignacio de Loyola), el miércoles y jueves a las 11 horas.
Constitución, El Villar y Fraternidad
En la barriada Constitución (plaza Donantes de Sangre) podrá hacerse el jueves, a las 9,30 horas; y en El Villar, también el jueves, a las 17 horas.
Las matriculaciones continuarán la próxima semana en el Centro Cultural (calle Numancia), el lunes, 26 de septiembre, a las 11 horas, y en Fraternidad, el martes, 27 de septiembre, a las 10,30 horas y el miércoles, 28, a las 10 horas. El día 23 de septiembre, a las 10 a 12 horas, podrá hacerse las últimas inscripciones en cada barriada antes del inicio del curso que comenzarán su andadura el 3 de octubre.
1.642 matrículas el pasado curso
El programa de educación básica de adultos recibió el pasado curso un total de 1.642 matriculas distribuidas en 174 módulos formativos, desde ortografía, entrenamiento de memoria, educación en valores, educación para la salud, gimnasia de mantenimiento, a baile o la preparación de montajes teatrales o coreografías para los festivales fin de curso. Una buena manera de aprender y a la vez convivir y compartir las mismas aficiones.
Fuente: http://www.lavozdepuertollano.es/web/contenido/comarca/el-programa-de-educacion-basica-de-adultos-abre-la-matricula-del-nuevo-curso7918.html
Imagen:https://www.google.co.ve/search?q=educacion+adultos&client=firefox-b&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwj99Jik7Z_PAhWq5YMKHeUSBI0Q_AUICCgB&biw=1429&bih=769&dpr=0.9#imgrc=hGG5ht4uCqzoZM%3A
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España: Gobierno y sindicatos acuerdan líneas de trabajo para mejorar la Educación

Huesca, España / adiohuesca.com / 21 de Septiembre de 2016.

Representantes de la Consejería de Educación y sindicatos se reunían este martes en la mesa sectorial con el fin de abordar temas para la mejora de la educación, y planificar aspectos primordiales para el actual curso escolar. Así, se acordaba un listado de temas de negociación, que se desarrollarán a lo largo de los próximos meses, como el decreto de inclusión, el bilingüismo, puestos de difícil desempeño, perfiles en puestos de interinidad, centros en desventaja o atención sanitaria en centros escolares.

La Federación de Enseñanza de CCOO Aragón valora la buena disposición del departamento de Educación para hablar, dialogar y llegar acuerdos, como se hizo ya el año pasado, lo que permitió que el sindicato firmara acuerdos, que han supuesto mejoras en las condiciones laborales del sector docente aragonés.

Fuente:http://www.radiohuesca.com/noticia/571370/Gobierno-y-sindicatos-acuerdan-lineas-de-trabajo-para-mejorar-la-Educacion

Imagen: https://i.ytimg.com/vi/YYuXTlp61g0/maxresdefault.jpg

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Críticas y convergencias con la Teoría de la Dependencia

Por: Claudio Katz

En los años 70 Agustín Cueva fue el principal crítico marxista de las Teorías de la Dependencia. Objetó la tesis del desarrollo asociado, cuestionó la visión metrópoli-satélite y mantuvo intensas polémicas con Bambirra, Dos Santos y Marini. Pero a partir de confluencias políticas, en la década siguiente participó de un reencuentro teórico que modificó el abordaje del subdesarrollo.

FUNCIONALISMO SIN SUJETOS

Cueva sobresalió como un intelectual muy creativo. Se forjó en el ambiente localista de Ecuador, absorbió concepciones estructuralistas en Francia y maduró su novedosa mirada historiográfica en México. Compartió ciertas estrategias políticas con los partidos comunistas, pero cuestionó el dogmatismo imperante en la URSS (Prado, 1992).

Sus debates con la teoría de la dependencia comenzaron con tres objeciones al esquema de Cardoso-Faletto. Criticó, en primer término, el uso de criterios funcionalistas para explicar la historia de América Latina, señalando que el “desarrollo hacia adentro” o las “colonias de explotación” carecían de la consistencia explicativa. Retrataban peculiaridades de ciertas áreas o singularidades de los productos exportados, pero no aportaban criterios para la interpretación del subdesarrollo.

Cueva puntualizó que las ventajas o inconvenientes generados por los recursos de cada región no clarifican la lógica capitalista, ni esclarecen las aptitudes diferenciadas para la acumulación. Señaló que sólo los conceptos marxistas de fuerzas productivas, relaciones de producción y lucha de clases facilitan ese análisis (Cueva, 1976).

El pensador ecuatoriano estimó que Cardoso soslayaba los procesos histórico-sociales en todas sus caracterizaciones. Señaló que FHC ofrecía una descripción de las ventajas del control nacional sobre los recursos (México) frente a su administración foránea (pequeños países de Centroamérica). Destacó que también retrataba las conveniencias de ciertas alianzas políticas para incentivar la industrialización (Brasil en los años 60) u obstruirla (Argentina en el mismo periodo) (Cueva, 1973:102).

Pero el teórico andino puntualizó que en ese pantallazo, los desequilibrios de la acumulación capitalista eran tan omitidos como los conflictos entre los grupos dominantes.

Cueva objetó, en segundo lugar, el razonamiento “externalista” de Cardoso. Destacó que su enfoque sustituía el análisis de cada economía latinoamericana por una simple constatación de inserciones en el mercado mundial. Señaló que la contraposición entre situaciones de enclave y control nacional de los recursos nacionales registraba conexiones externas, sin indagar la dinámica endógena del desenvolvimiento de cada país.

Estimó que la omisión de la dimensión agraria ilustraba ese desconocimiento de los procesos internos. Destacó especialmente la ausencia de referencias a los conflictos entre campesinos y latifundistas, que determinaron los principales desenlaces progresivos (México) o regresivos (Perú, Colombia) de la historia regional. Observó que en muchas circunstancias esos procesos fueron más determinante del subdesarrollo que las exacciones externas.

En tercer lugar, Cueva advirtió la total ausencia de sujetos populares en la radiografía expuesta por Cardoso. Remarcó que presentaba al pueblo como un acompañante pasivo de las alianzas tejidas por las burocracias con las clases dominantes.

El teórico ecuatoriano señaló que FHC sólo reconocía cierta gravitación de la clase media, ignorando por completo a los obreros, campesinos o desposeídos. Estimó que ese desconocimiento obstruía cualquier análisis de lo acontecido en un continente convulsionado por rebeliones y resistencias populares (Cueva, 1976).

Con esta temprana percepción del funcionalismo, el externalismo y la omisión de las confrontaciones de clases, Cueva puso de relieve defectos en la obra de Cardoso, que los teóricos marxistas de la dependencia resaltaron con mayor tardanza (Katz, 2016).

EXOGENISMO MECÁNICO

Cueva objetó también la visión externalista del esquema metrópoli-satélite y la interpretación del subdesarrollo como un resultado exclusivo de la inserción subordinada en el mercado mundial (Cueva, 1979a: 7-11).

Cuestionó el énfasis unilateral de Frank en los desequilibrios exógenos, señalando que América Latina no era dependiente por su integración en el mercado mundial, sino por la obstrucción interna a su desarrollo. Observó que el predominio de rentas improductivas generadas por la primacía de las haciendas, plantaciones y latifundios bloqueó más la acumulación de capital, que las succiones coloniales o imperiales .

El pensador ecuatoriano atribuyó los errores de Frank a su asimilación acrítica de los enfoques de la CEPAL, exclusivamente centrados en el deterioro de los términos de intercambio. Señaló que esa mirada indujo a generalizaciones excesivas y a suponer que todas las sociedades latinoamericanas están cortadas por un mismo patrón.

Cueva destacó que el simplificado modelo de satélites y metrópolis omite las diferencias entre economías tan disimiles como Chile y Brasil. Cuestionó también la atención excluyente a l comercio en desmedro de la producción, como principal determinante del subdesarrollo (Cueva, 1986) . Varios autores de la época tipificaron ese defecto con el término de “circulacionismo”.

El crítico andino también cuestionó las conclusiones de su colega alemán. Estimó que la conocida fórmula para describir el retraso latinoamericano (“desarrollo del subdesarrollo”) sugería un erróneo escenario de estancamiento.

Cueva objetó la identificación de una situación dependiente con bloqueos a cualquier expansión y propuso indagar a Latinoamérica como un eslabón débil del desarrollo desigual del capitalismo. Resaltó que la competencia y la inversión son incompatibles con el estancamiento, en un sistema sujeto a espirales de contradicciones (Cueva, 1977: 98-113, 437-442).

El teórico ecuatoriano criticó, además, la desconsideración por los antagonismos entre opresores y oprimidos. Cuestionó la sustitución analítica de las luchas y las sublevaciones por meras clasificaciones de satélites.

Frank no respondió. Se limitó a registrar esos señalamientos como un indicio del impacto generado por su propia obra. Esta actitud fue congruente con el abandono de la Teoría de la Dependencia que consumó al poco tiempo de haberla formulado (Frank, 1970: 305-327).

Posteriormente retomó el tema afirmando que su enfoque nunca privilegió el comercio, ni desconoció las dimensiones endógenas. Pero no aportó argumentos para justificar esa opinión (Frank, 2005).

Las observaciones de Cueva sintonizaron con objeciones de otros analistas, que remarcaron “unilateralidades” del enfoque metrópoli-satélite (Vitale, 1981), su “exagerado dependentismo” (Martins, 2009) o su “pesimismo apocalíptico” (Boron, 2008).

PROBLEMAS DEL PAN-CAPITALISMO

La crítica de Cueva se extendió al diagnóstico del capitalismo comercial instaurado en América Latina desde el siglo XVI. Frank afirmaba que desde esa época predominó en la región un sistema de producción orientado por el mercado. Expuso esa tesis en polémica con las teorías del pasado feudal, señalando que nunca rigió una economía cerrada o meramente rural (Frank, 1970: 31-39, 167-168).

Cueva remontó también el origen del subdesarrollo a la colonia, pero no atribuyó ese problema al comercio. Recordó la devastación sufrida durante la “des-acumulación originaria” impuesta por la conquista y señaló que esa depredación no instauró modalidades capitalistas (Cueva, 1973: 65-78).

El pensador andino criticó la identificación del capitalismo con el intercambio comercial. Contrapuso la asociación de ese sistema con la economía monetaria (Adam Smith), a su presentación como un modo de producción basado en la explotación del trabajo asalariado (Marx). Subrayó que el capitalismo presupone procesos industriales de extracción de plusvalía, inexistentes en esa época no sólo en América Latina, sino también en Europa.

Cueva remarcó la preeminencia inicial en América Latina de regímenes pre-capitalistas estrechamente conectados con el naciente mercado mundial. Objetó el simplificado contrapunto entre los intérpretes de la colonización feudal y capitalista, destacando la imposibilidad de corroborar ambas caracterizaciones. Propuso incorporar la noción de formaciones económico-sociales para resolver ese problema (Cueva, 1988).

Señaló que las articulaciones de variados modos de producción rigieron desde la conquista hasta el siglo XIX (Cueva, 1979a: 60-68). D istinguió especialmente tres modalidades: la servidumbre en la hacienda, la esclavitud en las plantaciones y el trabajo asalariado en los latifundios. Entendió que esta atención por la forma de explotación imperante era más congruente con el marxismo, que la jerarquización analítica del comercio exterior. Rechazó el pan-capitalismo de Frank por reducir cuatro siglos de historia a la primacía de un modo de producción contemporáneo (Cueva, 1978).

El pensador ecuatoriano también destacó que el concepto de formaciones económico-sociales era indispensable para comprender el subdesarrollo desigual de América Latina. Estimó que lo ocurrido en cada proceso nacional se explicaba por la disolución de las bases pre-capitalistas, que precedieron al afianzamiento de los modelos oligárquicos predominantes desde el siglo XIX (Cueva, 1982).

El teórico andino ubicó el origen contemporáneo del subdesarrollo en la consolidación de la gran propiedad rural y describió cómo las repúblicas balcanizadas impidieron el surgimiento de los farmers. Situó la causa central del atraso latinoamericano en la carencia (Ecuador, Brasil) o insuficiencia de transformaciones agrarias (México, Bolivia).

Esta relevancia asignada a los determinantes internos del subdesarrollo sintonizó con otras miradas igualmente inspiradas en el enfoque althusseriano (Howard; King, 1989: 205-215). Todas rechazaban las contraposiciones tradicionales entre feudalismo y capitalismo, subrayando el predominio de mixturas condicionadas por la penetración desigual e insuficiente del capitalismo.

Estas visiones empalmaron con las objeciones dentro de la propia teoría marxista de la dependencia a la omisión de las estructuras internas y con la crítica a la falsa equiparación de situaciones coloniales y contemporáneas (Dos Santos, 1978: 303-304, 336-337; Marini, 1973:19). Estos cuestionamientos resaltaron el olvido de las raíces de la dependencia en el plano productivo (Chilcote, 1983) y convergieron con otros críticos de la tesis del capitalismo vigente en América Latina desde 1492 (Salama, 1976:13). 

Cueva también objetó el desconocimiento del protagonismo que tuvieron las clases populares en la historia latinoamericana . Señaló que Frank ignoró esa incidencia en las luchas por la I ndependencia y en las revoluciones agrarias, nacionales o antiimperialistas de la centuria posterior (Cueva, 1979a: 69-93).

El teórico ecuatoriano abordó el estudio del pasado desde una óptica de los oprimidos (“historia por abajo”), para subrayar cómo ese legado nutrió la cultura de la izquierda. Propició un enfoque que despuntaba también en teóricos marxistas de otras regiones. Los historiadores ingleses, por ejemplo, exploraban en esa época una nueva síntesis entre el papel de estructuras económicas y el rol definitorio de la lucha social (Kaye, 1989).

¿SINGULARIDAD METODOLÓGICA?

Cueva también criticó el status teórico del concepto dependencia. Objetó la enunciación de leyes específicas del capitalismo subordinado, señalando que esos principios sólo se corresponden con la universalidad de los modos de producción, sin aludir al centro o a la periferia. Precisó que las formaciones sociales específicas no están sujetas a ningún tipo de legalidad (Cueva, 1976).

El pensador ecuatoriano formuló estas observaciones en términos genéricos, pero reprochó la errónea búsqueda de leyes peculiares a “un autor tan riguroso” como Marini.

Cueva no cuestionó la existencia de una dinámica específica de la economía latinoamericana. Objetó su presentación como leyes, señalando que esas reglas explican el funcionamiento del feudalismo o el capitalismo, sin extenderse a los ámbitos peculiares de esos sistemas (Cueva, 1979b).

El pensador andino no profundizó en las consecuencias epistemológicas de su planteo. No pretendía iniciar una controversia filosófica, sino aportar argumentos al debate con los teóricos del singularismo regional. Por eso le cuestionó a Cardoso su búsqueda de originalidades latinoamericanas y rechazó la vehemencia identitaria de muchos auspiciantes de las ciencias sociales latinoamericanas.

Cueva tenía preocupaciones inversas a Marini. En vez de lamentar la ausencia de autores localizados en la región, resaltaba el exceso de provincialismo y la escasa absorción de ideas universalistas. Desechaba la existencia de “categorías nuestras” y confrontaba con las mitologías regionalistas (Cueva, 1979a: 83-93).  

En este debate Cueva prolongaba la batalla que había librado en Ecuador contra la ideología del mestizaje. Denunciaba el retrato imaginario de una armónica convivencia entre pueblos, que difundían los pensadores de las clases dominantes. Estimaba que ese idílico universo encubría la opresión ejercida por las elites adineradas y cuestionaba esa demagogia nacionalista desde una postura socialista (Tinajero, 2012: 9-35).

Esta oposición al nacionalismo populista explica la hostilidad de Cueva a la pretensión de elevar el status conceptual de la teoría de la dependencia. Rechazó esa aspiración afirmando que América Latina estaba regida por principios generales del capitalismo.

Para el teórico ecuatoriano las sociedades latinoamericanas era particulares, pero no originales y la indagación de sus dinámicas no implicaba descubrir leyes propias de la región.

Pero sus críticas sólo eran pertinentes para los pensadores que recurrían a explicaciones espiritualistas de la identidad latinoamericana o para los constructores de forzados de destinos nacionales. Ninguno de esos defectos se verificaba en los teóricos marxistas de la dependencia. Las acusaciones de nostalgia nacionalista contra varios integrantes de esa corriente carecían de justificación.

No sólo Dos Santos, Marini y Bambirra postulaban enfoques socialistas con miradas universalistas. Cardoso mantenía afinidades con el cosmopolitismo liberal y Gunder Frank con variantes libertarias de ese mismo ideario. El equívoco de Cueva estuvo muy influido por el tenso clima político de los años 70.

EL BALANCE DE LA UNIDAD POPULAR

Todos los participantes del debate de la dependencia estuvieron personalmente involucrados en la experiencia de la Unidad Popular chilena. Al igual que sus colegas, Cueva tuvo enormes expectativas en un desemboque socialista de ese proceso. Describió esa oportunidad en un país con excepcionales tradiciones de continuidad institucional. Señaló que ese legado facilitó el triunfo electoral de la izquierda, pero fue también utilizado por el pinochetismo para preparar el golpe .

Cueva estimó que la derecha demostró una voluntad de poder ausente en la UP. Esa coalición buscó acuerdos con la oposición y no supo utilizar el respaldo popular para desbaratar la asonada.

El pensador ecuatoriano retrató el papel arbitral de Allende y la confianza socialdemócrata en el legalismo. Pero también criticó la conducta “aventurera” del MIR por su promoción de acciones directas “utilizadas por la derecha” (Cueva, 1979a: 97-140).

Marini extrajo un balance totalmente opuesto. Identificó el triunfo de la UP con la apertura de un proceso revolucionario y responsabilizó al Partido Comunista por la frustración de ese curso. Criticó especialmente la hostilidad de esa organización a cualquier desborde del marco político burgués.

El economista brasileño estimó que Allende quedó entrampado en una tolerancia suicida del golpe. Señaló que el MIR nunca realizó acciones adversas a la UP. Al contrario colaboró con ese gobierno, promovió comités para sostenerlo, alentó la reforma agraria y la continuidad de la producción saboteada por los capitalistas (Marini, 1976a). Reivindicó al mismo tiempo el intento de gestar formas de poder alternativo para contener a Pinochet (Marini, 1976b).

Dos Santos coincidió con Marini. Integraba el Partido Socialista y proponía la unión de toda la izquierda para radicalizar el proceso abierto con el gobierno de Allende (Dos Santos, 2009:11-26).

En una mirada retrospectiva la balanza de la discusión se inclina a favor de Marini. El teórico de la dependencia captó la disyuntiva imperante en 1970-73 entre el debut del socialismo y el triunfo de la reacción. Cueva eludió ese dilema con enunciados contradictorios.

El escritor ecuatoriano objetó tanto la miopía institucionalista como la acción directa, sin aclarar cuál de los dos problemas fue determinante del trágico desenlace. Mientras que la izquierda de la UP fomentaba el poder popular, el sector conservador de ese frente buscaba una alianza con la Democracia Cristiana, para gestar una etapa de capitalismo nacional.

Cueva sugirió una tercera opción sin explicar cómo podría implementarse. Criticó la supresión de etapas intermedias y el desconocimiento de la correlación de fuerzas (Cueva, 1979a: 7-11). Pero Marini tomaba en cuenta ambos problemas al apoyar las iniciativas desde abajo en los cordones industriales y las comunas agrarias.

Tanto Cueva como Marini promovían la conversión de los triunfos electorales de la izquierda en dinámicas radicales de conquista del poder. Pero confrontaron duramente en la definición de las estrategias para alcanzar ese objetivo. Esta divergencia se proyectó a otros planos y generó drásticas críticas (Cueva, 1988) y virulentas defensas de la Teoría de la Dependencia (Marini, 1993; Dos Santos, 1978: 351, 359, 361; Bambirra, 1978: 40-73).

ENDOGENISMO TRADICIONAL Y TRANSFORMADO

Aunque Cueva compartió la estrategia de muchos partidos comunistas, no cuestionó la Teoría de la Dependencia desde ese alineamiento. Su enfoque contrastó con las objeciones formuladas por esa corriente.

Los exponentes del comunismo oficial criticaban el rechazo de Frank, Marini y Dos Santos a la política de alianzas con la burguesía nacional. Señalaban que con esa oposición se negaba la primacía de la lucha antiimperialista, se desconocía la necesidad de los frentes poli-clasistas, se desvalorizaba al campesinado y se omitía la centralidad de la lucha democrática (Fernández; Ocampo, 1974).

Pero en los hechos las alianzas con las “burguesías progresistas” conducían a esos desaciertos. Esos grupos dominantes adoptaban posturas regresivas de atropello a los trabajadores y de sostén de la represión. El oficialismo comunista no registraba, además, las potencialidades socialistas abiertas con la revolución cubana, que dos teóricos de la dependencia expusieron en un elaborado texto ( Dos Santos; Bambirra, 1980).

Cueva no participó en esas discusiones, ni repitió las acusaciones que recibía el dependentismo por su parentesco con la “ideología burguesa”. Ese cuestionamiento resaltaba el contenido filosófico “idealista” de esa concepción, subrayando su desatención por las problemáticas materialistas de la relación del capital con el trabajo (Angotti, 1981). También alertaba contra la existencia de una confusa variedad de conceptos de la dependencia, que eran aprovechados por los autores pro-imperialistas.

La inconsistencia de estas observaciones salta a la vista en cualquier lectura contemporánea. Pero los disparos verbales sin contenido eran muy frecuentes en una época de razonamientos orquestados en torno a fidelidades o herejías hacia el partido. Cueva se ubicó en un ámbito político próximo al comunismo sin compartir esos códigos. Nunca sustituyó la reflexión por la demolición de los disidentes.

Tampoco crucificó a los teóricos de la dependencia por su resistencia a endiosar a la Unión Soviética, ni estimó que le “hacían el juego al imperialismo” por soslayar panegíricos del “campo socialista”.

El pensador ecuatoriano desenvolvió, en cambio, los argumentos endogenistas sugeridos por varios críticos comunistas de la teoría de la dependencia. Transformó vagas observaciones en sólidos planteos, objetando especialmente la atención unilateral por los procesos de circulación comercial, en desmedro de la dinámica productiva del capitalismo.

Cueva resaltó también la importancia de priorizar el atraso agrario como explicación del subdesarrollo subrayando el peso del latifundio, la gravitación de la renta y la incidencia del campesinado. Postuló que la asfixia endógena generada por el estancamiento agrario era más gravitante que la exacción exógeno-imperial.

Pero a diferencia del endogenismo tradicional, Cueva nunca atribuyó el retraso de la región a la persistencia de resabios feudales, ni planteó la necesidad de una alianza con la burguesía para superar esa rémora.

El teórico andino desenvolvió la crítica al exogenismo de Frank sin compartir los preceptos del endogenismo tradicional. Rechazó el mecánico esquema de etapas históricas sucesivas y razonó con criterios de desarrollo desigual y combinado.

En su madurez Cueva ponderó la atención de la Teoría de la Dependencia al lugar internacional de América Latina, pero continuó señalando la carencia de nítidas conexiones analíticas con los parámetros locales. Resaltó la génesis nacional del capitalismo y subrayó los determinantes internos de la acumulación. Buscó por esa vía aportar fundamentos endógenos al dependentismo.

COINCIDENCIAS CONTRA EL POS-MARXISMO

Con el afianzamiento de las dictaduras la Teoría de la Dependencia perdió gravitación. En los años 80 algunos autores diagnosticaron la disolución de esa escuela, junto al declive de los proyectos emancipación (Blomstrom; Hettne, 1990: 105, 250-253).

Ese retroceso no obedeció a miradas erróneas de la realidad latinoamericana, sino a las derrotas sufridas por los movimientos revolucionarios. Los conceptos de la dependencia no sucumbieron. F ueron silenciados por la contra-reforma neoliberal (López Hernández, 2005). La teoría que dominó el escenario precedente quedó relegada por motivos políticos y perdió interés entre nuevas generaciones distanciadas de la radicalidad anticapitalista.

La derrota electoral del Sandinismo en 1989 inauguró un repliegue de los proyectos socialistas, que se profundizó con la implosión de la Unión Soviética. La Teoría de la Dependencia decayó como consecuencia de ese retroceso.

Cueva y Marini receptaron de inmediato el golpe e iniciaron un proceso de aproximación en numerosos terrenos, aunque disintieron en la caracterización de las dictaduras.

El pensador ecuatoriano definió a esas tiranías como regímenes fascistas, equiparables a la barbarie de entre-guerra (Cueva, 1979a: 7-11). El teórico brasileño resaltó, en cambio, las diferencias con lo ocurrido en el Viejo Continente. Destacó la debilidad de las burguesías latinoamericanas, que aceptaban el rol sustituto de los militares sin forjar bases propias de sustentación política (Marini, 1976b).

Más allá de estos matices, ambos pensadores convergieron de inmediato en la prioridad de la resistencia democrática. Cuando decayeron las tiranías denunciaron los pactos concertados por los partidos tradicionales con los militares para perpetuar la cirugía neoliberal.

Cueva desplegó una intensa polémica con los autores que justificaban esas negociaciones. Señaló que esos acuerdos socorrían a los gendarmes, consagraban su impunidad y garantizaban las transformaciones regresivas del neoliberalismo (Cueva, 2012). Marini expuso la misma denuncia, mediante categóricos rechazos de la tutela militar de las transiciones pos-dictatoriales.

Pero la principal batalla convergente de Cueva y Marini fue la crítica a los intelectuales pos-marxistas (Laclau). Estos autores abandonaron el análisis de clase, desecharon la centralidad de la opresión imperial y consideraron perimida la acción de la izquierda. También redescubrieron la socialdemocracia y se reencontraron con los viejos partidos dominantes (Chilcote, 1990).

En este escenario Cueva y Marini concentraron todos sus dardos en la defensa del antiimperialismo y el socialismo y polemizaron con la presentación mistificada del capitalismo como un régimen inmodificable.

El escritor ecuatoriano también modificó en ese período su valoración del populismo. En vez de resaltar la funcionalidad de esa vertiente para la ideología burguesa, subrayó el fermento que aportaba a las concepciones jacobinas, que en América Latina enlazaban al nacionalismo radical con el socialismo (Cueva, 2012: 183-192).

En el mismo período Marini retornó a Brasil después de 20 años de exilio y enfrentó la hostilidad de los ex dependentistas acomodados en el universo académico. Denunció ese amoldamiento y retomó sus debates con Cardoso ( Marini, 1991) . La confluencia con Cueva fue un resultado natural de esa batalla contra adversarios comunes.

REENCUENTRO CON LA DEPENDENCIA

Cueva y Marini encararon una discusión también convergente con los teóricos neo-gramscianos (Aricó, Portantiero). Esa corriente reformulaba el pensamiento del comunista italiano, para derivar de ese enfoque una visión laudatoria de la democracia. Ignoraba el perfil distintivo de ese sistema político en los diversos regímenes sociales y estimaba que el antiimperialismo y la dependencia eran conceptos obsoletos.

Cueva rechazó esa visión presentado nuevos datos de la subordinación económica y el sometimiento político de América Latina . Ilustró cómo la dependencia se había acentuado con el agravamiento del endeudamiento externo (Cueva, 1986).

El teórico ecuatoriano señaló que el subdesarrollo persistía junto a los procesos de modernización. Resaltó la combinación de pobreza y opulencia vigente en Brasil (“Belindia”) y demostró la inexistencia de una aproximación de la economía latinoamericana con los países centrales (Cueva, 1979a: 7-11).

Con esta exposición Cueva precisó sus caracterizaciones anteriores. Afirmó que en los años 70 había criticado a la Teoría de la Dependencia desde posturas de izquierda, antagónicas con los cuestionamientos derechistas que observaba veinte años después. Declaró su total oposición a estas miradas y revalorizó los aciertos de la concepción que había cuestionado.

Cueva ratificó su proximidad con la Teoría de la Dependencia, aclarando que nunca negó la sumisión latinoamericana al orden imperial. Ratificó su pertenencia al mismo ámbito antiimperialista de los autores que objetó en el pasado. Señaló que sólo pretendió completar el enfoque dependentista, para superar su desconsideración de los determinantes internos del subdesarrollo (Cueva: 1988).

El pensador ecuatoriano expuso esta reconsideración con elogios al trabajo de Marini (Cueva, 2007:139-158) y a las posturas adoptadas por Dos Santos durante su retorno a Brasil (Cueva, 1986). A su vez, Marini reivindicó las críticas de Cueva a los intelectuales pos-marxistas y ponderó sus diferencias con otros autores endogenistas (Marini, 1993).

EL CAMINO INVERSO

Cueva fue el último exponente del endogenismo marxista y el precursor de una síntesis con la Teoría de la Dependencia. Buscó soluciones en el marxismo latinoamericano a los cuestionamientos que afrontaba esa última concepción. Siguió un rumbo contrario a otros pensadores de su tradición, que optaron por el rechazo del esquema centro-periferia y adoptaron una teoría comparativa de los capitalismos nacionales.

En ese curso se embarcó, por ejemplo, el inspirador francés de la Teoría de la Regulación, Alain Lipietz. Este pensador no trabajó específicamente la problemática latinoamericana, pero asimiló en sus inicios el mismo marxismo althusseriano de Cueva.

Con ese fundamento conceptual estudió la dinámica de los modos de producción articulados buscando comprender la singularidad de los modelos nacionales. Desde esa óptica expuso también fuertes objeciones a la Teoría de la Dependencia por su desconsideración de las condiciones internas (Lipietz, 1992: 20, 34-39, 62).

Pero a medidos de los 80 declaró su “cansancio” con el antiimperialismo y las interpretaciones marxistas del subdesarrollo . Objetó el principio de la polarización mundial, señalando que no existe un lugar predeterminado para cada economía en la división internacional del trabajo. Subrayó la existencia de muchos sitios disponibles para situaciones de dependencia o autonomía (Lipietz, 1992: 12-14, 25-30, 38-41).

El teórico francés concluyó este razonamiento ponderando la existencia de una gran variedad de capitalismos nacionales, cuyo rumbo es definido por las elites gobernantes, en función de escenarios sociales e institucionales cambiantes.

Esta tesis nutrió la Teoría de la Regulación -que mixturaba marxismo con heterodoxia keynesiana- y derivó posteriormente en las concepciones social-desarrollistas, que promueven esquemas de capitalismo redistributivo.

En este enfoque se verifican dos problemas que Cueva logró evitar. Por un lado, el abandono del horizonte socialista condujo a Lipietz, a concebir márgenes ilimitados del capitalismo para lidiar con sus propios desequilibrios.

Esa mirada supone que el mercado puede ser mejorado perfeccionando las instituciones, que la rentabilidad puede ser acotada con regulaciones estatales, que la explotación puede neutralizarse y que las crisis son manejables con dispositivos macro-económicos.

Con esos presupuestos de capitalismo auto-correctivo se promueve el régimen de acumulación más conveniente, para un sistema que siempre encontraría soluciones a sus contradicciones. De la descripción inicial de formas variadas del capitalismo se pasa a un diagnóstico de auto-superación de ese sistema, mediante tránsitos de un régimen de acumulación a otro (Husson, 2001:171-182).

El segundo problema de esta modalidad de endogenismo burgués es la omisión de los condicionamientos objetivos que impone la mundialización. Se supone que el capitalismo vigente en cada país constituye una elección soberana de sus ciudadanos.

Al resaltar la determinación puramente interna del curso imperante en cada nación se olvida cómo el capitalismo mundializado modela esas dinámicas nacionales.

La hostilidad a la teoría de la dependencia termina resucitando creencias de libre elección e imaginarios de capitalismo electivo. Cueva sorteó esos desaciertos al intuir las nuevas modalidades de subdesarrollo que genera la mundialización.

LA SÍNTESIS TEÓRICA

El camino de convergencia con Marini seguido por Cueva abrió el rumbo para una síntesis teórica. Ese empalme quedó planteado por el alineamiento de Cueva en el campo del dependentismo, no sólo como reacción frente a las críticas derechistas. El escritor andino reconoció la validez general de la vertiente marxista de esa concepción y distinguió ese enfoque de las simplificaciones de Frank y las inconsistencias de Cardoso.

Esta reconsideración permitió entender que la interpretación endogenista no era incompatible con la caracterización dependentista del subdesarrollo latinoamericano. Convergían de la misma forma que sintonizaron los marxistas de posguerra en la evaluación de la relación centro-periferia. Las mismas afinidades que conectaron a Sweezy-Baran, Amin y Mandel aunaron a los teóricos sudamericanos.

El encuentro de Cueva con Marini permitió decantar la teoría de la dependencia, depurar sus conceptos e incorporar aportes de otros pensadores. Esa síntesis fue un proceso de maduración simultánea. Al mismo tiempo que Cueva revalorizó la obra de sus viejos contendientes, Marini, Dos Santos y Bambirra afianzaron su distanciamiento de Frank y Cardoso.

La aproximación de endogenistas y exogenistas no implicó unanimidad, ni coincidencia plena. Cueva reafirmó su desacuerdo con varios conceptos de Marini. Resaltó el interés de los diagnósticos del ciclo productivo dependiente, pero remarcó la supremacía de la dimensión financiera .

El pensador ecuatoriano tampoco consideró satisfactorio el concepto de superexplotación, que siguió observando como una variante de la pauperización absoluta. Pero defendió enfáticamente a Marini de las acusaciones de “estancacionismo”, recordando que ese defecto signó la obra de Furtado (Cueva, 2012: 199-200) .

En la síntesis de Marini con Cueva se encuentran los pilares de una caracterización integral del status de América Latina. Partiendo de la condición subordinada y retrasada de la zona, esa visión permite distinguir tres niveles de análisis.

En el plano económico la región es subdesarrollada en comparación a los países avanzados. En la división internacional del trabajo Latinoamérica ocupa un lugar periférico, contrapuesto a la inserción privilegiada que detentan las potencias centrales. En el aspecto político padece dependencia, es decir márgenes de autonomía estrechos y contrapuestos al rol dominante que ejercen los imperios.

Subdesarrollo, periferia y dependencia constituyen, por lo tanto, conceptos conectados a una misma condición. Estas tres nociones no aparecen claramente diferenciadas en Cueva y en Marini, pero han sido precisadas por autores posteriores (Domingues, 2012) .

El marxista ecuatoriano y sus pares brasileños sugirieron una nítida interrelación entre los tres conceptos. Señalaron que la subordinación periférica al mercado mundial define distintos niveles de subdesarrollo, que son acentuados por la dependencia política.

Cueva y Marini resaltaron los márgenes reducidos que tiene América Latina -bajo el capitalismo- para modificar su status. Esta óptica difiere del camino abierto al desarrollo que imaginó Cardoso a partir de los años 80. También discrepa del sendero complemente cerrado a cualquier alteración que supuso Frank en la década del 70.

Los teóricos marxistas realizaron, además, exploraciones muy originales de las diferencias existentes al interior de la región. Cueva presentó un esquema de subdesarrollo desigual determinado por el grado de penetración capitalista vigente en cada país. Bambirra expuso una detallada clasificación de esas variedades y Marini investigó las singularidades de la economía más industrializada de la región.

En este abordaje cada autor jerarquizó distintas localizaciones. Cueva centró su atención en los países con resabios pre-capitalistas y Marini en las estructuras de mayor desenvolvimiento fabril.

Por esa razón el primer autor utilizó criterios endógenos aptos para el estudio del subdesarrollo agrario. El segundo privilegió en cambio parámetros de conexión con el mercado mundial, que son más útiles para comprender los desequilibrios de las economías semiindustrializadas.

CONVERGENCIA METODOLÓGICA

Una síntesis de Cueva con Marini permite superar la contraposición entre primacía del abordaje interno o externo en la interpretación del subdesarrollo.

Cueva criticó el externalismo simplificador, indagando cómo rigió en América Latina una articulación variable de los modos de producción, como consecuencia del insuficiente desarrollo capitalista. Analizó la cadena de determinaciones recíprocas que se estableció entre elementos internos retrasados y componentes externos avanzados . Por su parte Marini indagó de qué forma el capitalismo internacional condiciona todas las relaciones internas de la región .

La maduración de ambas miradas contribuyó a dejar atrás posiciones binarias igualmente reduccionistas. El énfasis en la subordinación externa o en la carencia del desarrollo interno -como causa del retraso- debe modificarse según la etapa histórica analizada o la zona específicamente estudiada.

Es evidente que la devastación externa fue el dato central en las primeras décadas de la conquista de América, mientras que la regresión interna prevaleció durante la fase posterior de consolidación del latifundio. A su vez la depredación externo-colonial padecida por los enclaves mineros difirió del estancamiento endógeno-agrario, generado por el afianzamiento de las haciendas.

La Teoría de la Dependencia provee un acertado esquema de explicación de la subordinación sufrida por América Latina. Pero necesita el complemento analítico del endogenismo, para analizar el bloqueo interno generado por la prolongada preeminencia de modalidades pre-capitalistas.

Osorio remarca cómo esa integración combina un abordaje totalizador del capitalismo dependiente, con un estudio peculiar de las formaciones históricas de la región. Destaca que estas modalidades sólo pueden ser esclarecidas evaluando su inserción en el mercado mundial. La teoría marxista de la dependencia define un marco analítico enriquecido por el endogenismo (Osorio, 2009: 94-98) .

La profundización de esta síntesis exige dejar atrás tres equívocos. En primer lugar la visión sin historicidad del esquema metrópoli-satélite, que confunde la situación colonial con la dependencia posterior, suponiendo que una misma contradicción se repite a lo largo del tiempo en estructuras invariables (Osorio, 2009: 86-89) .

En segundo término, corresponde abandonar el diálogo de sordos que se entabló entre las tesis de la colonización feudal y capitalista, desconociendo que la inserción de América Latina en el mercado mundial exigió recurrir a formas pre-capitalistas de producción (Osorio, 2009: 44-47) .

En tercer lugar hay que superar la falsa disyuntiva entre exogenistas puros, que ignoran cómo el capitalismo dependiente internaliza los condicionamientos externos y endogenistas puros, que desconocen la forma en que América Latina quedó inscripta en el mercado internacional (Osorio, 2009: 82-85) .

El empalme de Cueva con Marini, Dos Santos y Bambirra resuelve esos escollos a partir de un abordaje integrado, que asigna alta significación a la lucha de clases en el devenir de la historia. En los cuatro autores lo interno y lo externo no alude exclusivamente a desarrollos económicos, conquistas militares o hegemonías políticas. Se refiere a incidencias y desenlaces de la confrontación clasista.

Estos enfoques se alejan del funcionalismo de Cardoso y del distanciamiento de la acción política de Frank. Razonan en una tradición de atención simultánea al desenvolvimiento de las fuerzas productivas y a los resultados de la batalla social.

La convergencia de endogenistas y exogenistas contribuye a esclarecer también el controvertido status metodológico de la teoría marxista de la dependencia. Al principio Cueva planteó la inexistencia de leyes del capitalismo dependiente, estimando que esas normas sólo rigen para los modos de producción (capitalismo) y no para las modalidades específicas de esos sistemas (dependencia). Marini y Dos Santos definieron, en cambio, leyes de funcionamiento particulares de las regiones subdesarrolladas.

Al exigir una categorización tan restrictiva del objeto estudiado, la visión inicial de Cueva cerraba el camino para estudiar el funcionamiento específico de la periferia. Varios autores propusieron resolver esa encerrona, liberando la concepción de las fuertes exigencias que supone una teoría.

Sugirieron estudiar la dependencia como un paradigma, es decir un modelo aceptado por la comunidad de las ciencias sociales, a partir de las innovaciones radicales en las miradas prevalecientes (Blomstrom; Hettne, 1990) . En la misma línea de pensamiento otros autores postularon caracterizar a la dependencia como una perspectiva, un enfoque o un punto de vista ( Johnson, 1981).

En todas esas visiones se observa a la dependencia con un programa de investigación positivo. Su estudio permite esclarecer las relaciones centro-periferia, más allá del status epistemológico de esa indagación (Henfrey, 1981).

El paradigma de la dependencia y del subdesarrollo estudia, por lo tanto, la dinámica de la acumulación que distingue a la periferia e indaga las modalidades de funcionamiento específico del capitalismo dependiente.

En este abordaje tienen cabida las distintas variedades históricas de modos de producción y formaciones económico-sociales que rigieron en América Latina. Este enfoque incorpora, además, nuevos conceptos como el patrón de reproducción, para estudiar los modelos peculiares del capitalismo dependiente, en los períodos contemporáneos (Osorio, 2012:37-86) . Las investigaciones iniciadas por Marini y Cueva inspiraron este fructífero desarrollo reciente .

BALANCES Y DECLIVES

La importancia de la convergencia de Cueva con Marini fue percibida por varios analistas. Registraron cómo las divergencias entre ambos autores se redujeron al compás de sus coincidencias políticas. Ese empalme esclareció las desinteligencias precedentes y permitió superarlas a fines de los 80. Los dos teóricos se reencontraron en el escenario neoliberal, desenvolviendo una batalla común en defensa del socialismo ( Gandásegui, 2009.

En esta convergencia definieron un abordaje similar para caracterizar la lógica del subdesarrollo y para desentrañar las causas de las brechas que separan a las economías avanzadas y retrasadas (Chilcote, 1981). En el nuevo marco político se decantaron las viejas posiciones ( Moreano, 2007) y se verificó que expresaban variantes de una misma matriz conceptual (Bugarelli, 2011).

Este empalme puede ser visto como otro ejemplo de la revisión más general de las interpretaciones que contraponían las lecturas “productivista” y “circulacionista” de Marx (Munck, 1981). La síntesis consumada ilustró la maduración del pensamiento social latinoamericano, que comparte ópticas antiimperialistas para el estudio de la región.

El contrapunto entre dependentismo y endogenismo perdió sentido a fin del siglo XX. Pero la maduración de Cueva también expresó el declive de un enfoque afectado por la definitiva extinción de los estadios pre-capitalistas.

El endogenismo ilustró la dinámica latinoamericana de la época colonial y clarificó la gravitación del atraso agrario en la era del imperialismo clásico. Pero tuvo escasa gravitación para indagar lo ocurrido durante de posguerra y no tiene relevancia para comprender el actual período de dominio pleno del capitalismo.

En esta etapa se han disuelto todos los resabios de los modos de producción articulados en formaciones económicas diferenciadas. En el siglo XXI sólo pueden distinguirse modelos, variedades o patrones de acumulación del capitalismo vigente en cada país. Ninguno de esos esquemas mantiene resabios pre-capitalistas.

El endogenismo se debilitó con la extinción de esas rémoras en el sector agrario. E l caso mexicano -tan observado por esa corriente -ilustra la reorganización radical de la vida rural bajo el patrón del agro-business, el fin de la auto-suficiencia, la sustitución de la vieja alimentación por las importaciones y la especialización en nuevos productos rentables.

Lo mismo se verifica en todas las economías andinas. El tipo de conflictos que genera esta transformación -desigualdad, éxodo rural, desposesión, lumpenización, narco-tráfico, informalidad laboral- es típico del capitalismo contemporáneo.

La propia definición endogenista del crecimiento como expansión del capitalismo explica su pérdida de significación. La consolidación de ese sistema quita utilidad a todas las observaciones precedentes sobre el desenvolvimiento insuficiente de ese modo de producción.

El declive endogenista también obedece a la pérdida de centralidad de las economías nacionales como consecuencia de la mundialización. Esa expansión recorta drásticamente todas las explicaciones del subdesarrollo en clave nacional (Chinchilla; Dietz, 1981).

Esa referencia era primordial para explicar cómo se articulaban varios modos de producción en cierto espacio regional bajo la custodia del estado. Pero la gravitación de la economía global redujo primero y anuló después la autonomía de esos procesos (Barkin, 1981). El avance de la internacionalización acrecienta drásticamente la primacía de los factores exógenos y explica la pérdida de interés en el endogenismo.

Pero ese declive colocó todos los interrogantes en el polo opuesto. ¿Qué ocurrió con los enfoques que enfatizan el condicionamiento externo como causa del atraso latinoamericano? ¿Cómo se relacionó la escuela del Sistema Mundial con la Teoría de la Dependencia? Abordaremos este tema en nuestro próximo artículo.

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Fuente del articulo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216406&titular=cr%EDticas-y-convergencias-con-la-teor%EDa-de-la-dependencia-

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