Por: Baher Kamal / IPS Noticias
Los países más ricos del mundo contribuyen de manera desproporcionada a la destrucción del ambiente mundial y de la vida de la población infantil fuera de sus fronteras
Los excesos cometidos por los ricos pueden ser mortales, y de hecho lo son. Ya sea en materia de alimentos, energía o despilfarro en general, esos excesos han ido agotando los recursos naturales del mundo y empujando a las generaciones actuales y futuras hacia el borde de un previsible abismo.
El consumo excesivo en los países más ricos del mundo está destruyendo el medioambiente de los niños en todo el mundo, explica el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en el último informe de su oficina de investigación Innocenti, titulado Report Card 17: Lugares y Espacios.
Los países más ricos del mundo proporcionan entornos más saludables para los niños dentro de sus fronteras, pero contribuyen de forma desproporcionada a la destrucción del ambiente mundial.
De hecho, si todas las personas del mundo consumieran recursos al ritmo que lo hace la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE, 38 países) y los Estados de la Unión Europea (UE, 27), se necesitaría el equivalente a 3.3 planetas para mantener los niveles de consumo.
Pero si todo el mundo consumiera recursos al ritmo que lo hacen los habitantes de Canadá, Luxemburgo y Estados Unidos, se necesitarían al menos cinco Tierras
Unicef compara los resultados de los países de la OCDE y de la UE en cuanto a la provisión de entornos saludables para los niños.
Para ello, presenta indicadores como la exposición a contaminantes nocivos, como el aire tóxico, los pesticidas, la humedad y el plomo; el acceso a la luz, los espacios verdes y las carreteras seguras; y la contribución de los países a la crisis climática, el consumo de recursos y el vertido de residuos electrónicos.
La destrucción del ambiente de los niños… y de sus vidas
“La mayoría de los países ricos no solo no proporcionan un entorno saludable para los niños dentro de sus fronteras, sino que también contribuyen a la destrucción del entorno de los niños en otras partes del mundo”, dijo Gunilla Olsson, directora de Innocenti, al presentar el 24 de mayo el nuevo Report Card (boleta de calificaciones) en la ciudad italiana de Florencia.
“La acumulación de residuos, los contaminantes nocivos y el agotamiento de los recursos naturales están afectando a la salud física y mental de los niños y amenazando la sostenibilidad de nuestro planeta».
Gunilla Olsson, directora de Innocenti.
Otras realidades
El Informe Innocenti incluye otras conclusiones clave. Entre ellas:
-Más de 20 millones de niños tienen niveles elevados de plomo en la sangre. El plomo es una de las sustancias tóxicas ambientales más peligrosas.
-Finlandia, Islandia y Noruega se sitúan en el tercio superior en cuanto a la provisión de un entorno saludable para sus niños, pero se sitúan en el tercio inferior del mundo en general, con altos índices de emisiones, residuos electrónicos y consumo.
-En Islandia, Letonia, Portugal y el Reino Unido, uno de cada cinco niños está expuesto a la humedad y el moho en su casa, mientras que en Chipre, Hungría y Turquía más de uno de cada cuatro 4 niños está expuesto a lo mismo.
-Muchos niños respiran aire tóxico tanto fuera como dentro de sus casas. México (uno de los pocos países del Sur miembro de la OCDE) es uno de los países con mayor número de años de vida saludable perdidos a causa de la contaminación atmosférica, con 3.7 años por cada mil niños, mientras que Finlandia y Japón tienen los más bajos, con 0.2 años.
-En Bélgica, Chequia, Israel, Países Bajos, Polonia y Suiza, más de uno de cada 12 niños está expuesto a una elevada contaminación por plaguicidas.
-La contaminación por plaguicidas se ha relacionado con el cáncer, incluida la leucemia infantil, y puede dañar los sistemas nervioso, cardiovascular, digestivo, reproductivo, endocrino, sanguíneo e inmunológico de los niños.
Pero hay más, mucho más…
Lamentablemente, lo anterior no es la única causa que perjudica el presente y el futuro de los niños. Hay otras, como por ejemplo:
-Fórmulas infantiles. El escandaloso alcance de la comercialización de leche de fórmula infantil con fines de explotación. La Organización Mundial de la Salud (OMS) denunció los “… insidiosos, explotadores, agresivos, engañosos y omnipresentes” trucos de mercadeo utilizados por el negocio de la leche de fórmula para bebés con el único objetivo de aumentar, aún más, sus ya elevados beneficios.
-Emaciación severa. Unicef advierte que el número de niños con emaciación severa está aumentando y empeorando. Su informe “La emaciación severa: Una emergencia de supervivencia infantil” alerta sobre el aumento del fenómeno en la población infantil, mientras los costes del tratamiento que salva esas vidas sube y la financiación mundial para esos tratamientos está amenazada.
La emaciación severa, en la que los niños están demasiado delgados para su estatura, lo que provoca el debilitamiento de su sistema inmunológico, es la forma más inmediata, visible y potencialmente mortal de la malnutrición. En todo el mundo, al menos 13,6 millones de niños menores de cinco años sufren de emaciación severa, lo que provoca una de cada cinco muertes evitables en este grupo de edad.
-Niños migrantes: En todo el mundo, los niños migrantes se enfrentan a niveles alarmantes de xenofobia, a las consecuencias socioeconómicas de la pandemia de covid-19 y a un acceso limitado a los servicios esenciales, según la directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell.
-Los niños en la guerra: Casi 90 % de la población de Siria vive en la pobreza. Más de 6,5 millones de niños necesitan ayuda urgente, el mayor número de niños sirios necesitados desde que comenzó el conflicto interno. Allí, solo uno de cada cuatro niños pequeños recibe la dieta que necesita para crecer sano. El precio de la cesta media de alimentos casi se duplicó en 2021.
En Yemen, otro país en guerra, 45 % de los niños sufre retraso en el crecimiento y más de 86 % tiene anemia.
En otras naciones de Medio Oriente, como Líbano, 94 % de los niños pequeños no reciben la dieta que necesitan, mientras que más de 40 % de las mujeres y los niños menores de cinco años tienen anemia.
-Niños soldados: Miles de niños son reclutados y utilizados en conflictos armados en todo el mundo. Entre 2005 y 2020, se verificó que más de 93 000 niños fueron reclutados y utilizados por las partes en conflicto, aunque se cree que el número real de casos es mucho mayor.
Estos niños y niñas sufren extensas formas de explotación y abuso que no se captan totalmente con ese término. Las partes en conflicto utilizan a los niños no sólo como combatientes, sino como exploradores, cocineros, porteadores, guardias, mensajeros y otros. Muchos de ellos, especialmente las niñas, son también objeto de violencia de género.
-Trabajo infantil forzado: Hay más de 160 millones de niños obligados a trabajar en el mundo.
Son niños que lavan la ropa en los ríos, que mendigan en las calles, que son vendedores ambulantes, que caminan kilómetros en busca de agua y leña, que sus diminutas manos compiten con las de otros más mayores y experimentados para recoger café o té, o que son niños soldados.
Todas esas formas de explotación forman parte del paisaje de África, Asia y América Latina y el Caribe, según recabó IPS durante la Conferencia Mundial sobre la Erradicación del Trabajo Infantil, celebrada en la ciudad sudafricana de Durban, del 15 al 20 de mayo.
Recursos escasos
Hay muchos otros crímenes que se cometen contra los niños del mundo.
Uno de ellos es realmente asombroso. El propio Unicef, nacido hace 75 años para afrontar las emergencias de la población infantil europea tras la Segunda Guerra Mundial, carece ahora de los fondos necesarios para salvar las vidas de millones de niños del mundo.
Y no solo eso, sino que una buena parte de estos escasos recursos se dedica, justificadamente, a salvar a los niños de otra guerra europea: la que sucede en Ucrania por su invasión de Rusia.
Fuente de la información e imagen: https://ipsnoticias.net