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Libro Los economistas neoliberales: Nuevos Criminales de Guerra. (PDF)

Por: Nelson Lombana Silva. 

No hay plaga más dañina a la humanidad que los economistas neoliberales, por cuanto puestos al servicio del capitalismo salvaje su misión es justificar lo injustificable, darle “cientificidad” al régimen criminal y depredador del capitalismo altamente transnacionalizado (Imperialismo).

Su actividad consiste en hacer “teorías” falsas para hacer creer que la dictadura de la mercancía es la salida y que la pobreza y demás efectos negativos que esta política genera no es culpa de la burguesía, sino de los pobres, que perezosos y desorganizados no tienen iniciativa para salir adelante como lo hicieron los ricos y adinerados que gobiernan el mundo.

Hacen creer que la “suerte” es un factor determinante o los designios “Divinos”. En esa pérfida lógica le colocan rostro humano al capitalismo y lo presentan como la panacea a la que nadie debe renunciar y por el contrario avanzar.

Aplican y desarrollan con sevicia el racismo con una connotación adicional en la actualidad. Antes, consideraban que el obstáculo para el desarrollo era el “negro”, hoy son los pobres.

El libro de Renán Vega Cantor: “Los economistas neoliberales: Nuevos criminales de guerra”, que estamos leyendo con los nervios crispados, devela claramente la monstruosidad de estos economistas neoliberales, cuya misión es sostener el capitalismo salvaje neoliberal que arrasa con la especie humana y su entorno (la naturaleza). No hay modelo más criminal que éste, el cual se vale de los economistas neoliberales para imponer una falsa tesis “científica”, la cual es impuesta a sangre y fuego, sobre montaña de crímenes horripilantes.

Son de sacoleva, viven en suntuosas mansiones, se alimentan de la mejor manera, son bien hablados, pero en realidad, son criminales confesos que están para “justificar” la muerte de miles y miles de niños, mujeres, ancianos, etc de física hambre y desnutrición.

“Los nuevos criminales de guerra son considerados como hombres de prestigio, héroes del libre mercado y de la propiedad privada y, en esos mismos órganos de pornografía económica neoliberal, se exaltan como grandes hazañas el desmantelamiento de las empresas públicas”, dice Renán Vega Cantor.[i]

Hay escuelas para adiestrar a estos criminales, tal como existe la escuela de las Américas para los Estados Unidos entrenar el generalato mundial, enseñándole a torturar, desplazar, amenazar, desaparecer y asesinar al pueblo por exigir sus derechos y pedir justicia y equidad.

Subraya Vega Cantor: “Como delincuentes que son no dudan en aplicar políticas violentas y terroristas para satisfacer los intereses y ganancias de los grandes capitalistas, de las empresas multinacionales, de los bancos y de los países imperialistas”.[ii]

Estos miserables de cuello blanco persisten en la falsa teoría de la inferioridad de los negros, de los desposeídos, hablan cínicamente de “pereza congénita” de trabajadores y migrantes. Como quien dice: El único responsable de su desgracia es usted, no le eche la culpa a nadie y menos a los oligarcas, pues supuestamente, ellos son personas buenas, honestas, trabajadoras y emprendedoras.

Ese discurso puesto en la onda mediática y repetido mil veces, termina imponiéndose y hasta siendo repetido y aceptado por el mismo pueblo.

Por eso, la tarea de los intelectuales orgánicos es grande y merece ser dimensionada. Así lo dice García Linera. Tiene la obligación de salir de la academia a la calle, a la barricada a desmontar ese discurso neoliberal y criminal, buscando con ello colocar al desnudo a estos “monstruos” puestos al servicio de la clase dominante. Así lo viene haciendo Renán Vega Cantor. Se constituye en un ejemplo digno de admirar.

Los intelectuales no son únicamente para que se muevan en la academia controvirtiéndose entre sí  sus teorías. Es deber salir a compartir ese conocimiento con el pueblo sediento de saber.

Solo así se puede ir aniquilando las infames y mentirosas teorías de los economistas neoliberales.

[i] Renán Vega Cantor. Los economistas neoliberales: Nuevos criminales de guerra. Impresol Ediciones. Página consultada 28.
[ii] Ibíd. Página 28.

Fuente de la reseña: http://www.pacocol.org/index.php/comites-regionales/tolima/7822-economistas-neoliberales-criminales-confesos

Descargar el libro aquí: libro economistas neoliberales

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Entrevista al matemático experto en epidemias: «En medio año, el mundo se dividirá en dos mitades»

Matemático experto en epidemias: «En medio año, el mundo se dividirá en dos mitades»

El matemático especializado en análisis de brotes infecciosos, Adam Kucharski,  publicó a comienzos de año «Las reglas del contagio», un libro, casi profético, que explica cómo se transmiten las enfermedades.

En «Las reglas del contagio» (Capitán Swing, 2020), Kucharski analiza cómo se extienden determinadas enfermedades, y asegura que estas normas van más allá de virus y bacterias. Violencia, crisis económicas, ideas, suicidio, felicidad, obesidad, pánico, bulos e incluso cuentos de hadas son susceptibles de seguir estos patrones.

¿Está la ciencia preparada para la urgencia que implica una pandemia? Incluso cuando llegue la vacuna, ¿cuánto tiempo conviviremos con el nuevo coronavirus?  ¿Hasta qué punto cambiará el mundo para siempre después de la COVID-19? Desde Cubadebate compartimos una entrevista ofrecida por Kurcharski, en la que responde estas y otras de las muchas interrogantes que tantos nos hemos formulado sobre la COVID-19.

—¿Entendemos las reglas del contagio de la COVID-19?

—Entendemos ciertos patrones en su crecimiento, sobre todo conforme los países relajan sus medidas y vemos rápidos estallidos. Aun así, quedan interrogantes sobre la transmisión, por ejemplo el papel de los niños y de la gente sin síntomas claros.

La regla del contagio más importante ahora mismo es lo rápido que podemos perder el control sobre los brotes. Hemos visto países que han bajado hasta los diez casos diarios y ahora cuentan miles al día. Incluso si tienes al virus bajo control, enseguida puedes enfrentarte a una situación que requiera distanciamiento o confinamientos.

Es crucial que encontremos formas de detener lo que está pasando y para ello vamos a necesitar innovar con mejores datos y respuestas. El gran cambio a partir de ahora será movernos desde reglas y tasas de crecimiento a escala poblacional a medidas de control mucho más locales.

—Habla de la transmisión que “no podemos ver”. En ese sentido, ¿se parece la COVID-19 a una enfermedad de transmisión sexual que se extiende de manera silenciosa entre la población?

—Desde un punto de vista teórico esa es, en gran parte, la razón por la que ha sido tan difícil de controlar. Con el SARS y la viruela la gente tenía síntomas claros cuando eran contagiosos, así que contener el brote era más directo si tenías recursos.

Como el coronavirus tiene transmisión antes de los síntomas, para cuando alguien aparece en el hospital la infección ya ha pasado a otras personas que pueden estar a punto de infectar a otras. En ese sentido comparte características con enfermedades como el sida, en las que puedes tener una gran transmisión sin detectar antes de darte cuenta de que hay un brote.

—¿Cómo podemos saber la efectividad de las medidas de control?

—Es muy difícil saber exactamente qué está teniendo qué efecto, pero podemos mirar lugares que han aplicado medidas en secuencias diferentes. Por ejemplo, en Alemania las mascarillas se introdujeron en distinto orden en algunas áreas y eso hizo posible estimar el efecto de que la gente las lleve. Lo mismo con los colegios, que están abriendo de distintas maneras en cada lugar. Será muy importante intentar aprender tanto como podamos de la variación que veamos entre países.

—En otras palabras, estamos inmersos en un experimento global queramos o no.

—Esencialmente, sí. Es un juego global de ensayo y error. Tenemos que entender las causas por las que algunos países relajaron las medidas demasiado pronto e intentar aprender lo más rápidamente posible cómo mejorar.

Adam Kucharski es un matemático, diagnosticado con el síndrome de Guillain-Barré, que se ha dedicado a estudiar la evolución de diferentes virus, entre ellos el de la COVID-19

—En su libro asegura que “en los análisis de los brotes, los momentos más importantes no suelen ser aquellos en los que tenemos razón. Son esas ocasiones en las que nos damos cuenta de que estábamos equivocados”. ¿Cuándo nos dimos cuenta de que estábamos equivocados con la COVID-19?

—Hubo dos momentos muy importantes que cambiaron nuestra visión de un brote pequeño a un problema mucho mayor. Uno, al principio. Los números reportados en China eran bajos, pero por cómo se habían exportado a Tailandia y Japón supimos que estábamos frente a algo inusual. Otro, ese par de días de febrero en los que Italia reportó brotes a gran escala. Hasta entonces habían estado muy centrados en Asia, pero que la transmisión hubiera ocurrido tan ampliamente sin haber sido detectada sugirió que estábamos ante un problema muy grande.

—Los investigadores que han intentado modelizar y predecir la evolución de la pandemia han sido muy criticados. ¿Cree que los medios y el público han sido justos?

—Vemos titulares que dicen que los modelos están equivocados o son correctos, y esa no es la cuestión. Los modelos contestan preguntas muy concretas. Existe la idea de que son bolas de cristal que pueden darnos todas las respuestas, cuando los investigadores los usamos para mirar un conjunto de posibilidades muy específico, como qué pasa si no se toman medidas de control o cuál será la tasa de crecimiento en las siguientes semanas.

—En su libro menciona la paradoja de los modelos en contextos como el efecto 2000 y la gripe de 2009. Si aciertan y son escuchados, la gente cree que han fallado y que son alarmistas.

—Sí, se ven los modelos como una predicción meteorológica. Si eres pesimista sobre el tiempo eso no cambia el tiempo, pero si muestras las consecuencias de no hacer nada durante un brote y eso hace que la gente reaccione, entonces tu predicción original no será correcta.

En muchos países de Europa poca gente se ha infectado, lo que indica que las medidas de control tuvieron un impacto, pero aun así hemos visto muchas muertes y grandes daños. Eso es consistente con el modelo que predice que, si no hubieras introducido medidas y hubieras permitido más infecciones, habríamos visto un número de fallecimientos mucho más alto.

—Parte de ese momento en el que descubrimos que estábamos equivocados tuvo que ver con la falta de datos. ¿Qué pasó con los modelos para que al principio se pensara que esperar a la inmunidad de grupo era una opción?

—La gran limitación inicial fue la falta de datos disponibles. En Europa muchos países no tenían ni idea de su número de casos. Cuando miramos los datos genéticos disponibles ahora, está claro que había transmisión sin detectar entre países a finales de febrero en Europa.

Aun así todavía no sabemos cuál es la estrategia apropiada. Entonces estaba muy claro que si los países se sentaban y no hacían nada sería un desastre. Si pones en marcha intervenciones muy fuertes, como los confinamientos, necesitas un plan para después, pero no está claro cuál es la solución a largo plazo para muchos países.

—Las reglas del contagio no va solo de enfermedades, sino también de cómo estas normas se aplican a la difusión de ideas, pánico, crisis económicas, violencia… En estos meses hemos visto otros ejemplos de contagio, por ejemplo de desinformación y bulos. ¿Podemos parar esa otra pandemia?

La pandemia va a prolongarse y tenemos que atacar la desinformación tanto como la propia enfermedad. Será importante controlar la información sobre qué deberíamos o no hacer, dónde estamos y qué pasa. No podemos deshacernos de cada mala información como no podemos identificar cada infección en el mundo. En su lugar tenemos que reducir cuánta gente está expuesta a esa información.

WhatsApp ha limitado el número de personas con las que se pueden compartir mensajes, lo que reduce la velocidad de transmisión: es muy similar a lo que estamos haciendo con el distanciamiento social porque si la gente no interacciona tan ampliamente es muy difícil que algo se extienda tan rápido.

También hemos visto plataformas que dan información fiable al buscar sobre coronavirus. Sabemos por las vacunas que es una forma muy poderosa de intervenir: si reduces la susceptibilidad la gente no estará expuesta, ya sea a un virus real o a desinformación, y no necesitas interrumpir sus interacciones.

—¿Cómo cambiará la privacidad en el mundo poscoronavirus?

—El balance entre privacidad y salud pública es muy importante. Si queremos controlar la infección tenemos que saber dónde está sucediendo y eso significa recoger buenos datos, más personales, porque el virus da poco tiempo para responder. Debemos conseguir la confianza de la población para asegurar que estas medidas son posibles.

—Las reglas del contagio comienza hablando de la crisis financiera de 2008. La siguiente pandemia, ¿será económica?

—Veremos contagio económico porque el mundo está muy interconectado. Necesitamos pensar en el efecto dominó que habrá si en seis meses el coronavirus está controlado en algunos países pero no en otros, cómo va a afectar a la capacidad de los países para seguir funcionando. Es un problema internacional. El nivel de infección de uno va a influir en lo que pase en la sociedad y la economía en más lugares.

—La gran pregunta: ¿qué va a pasar en el futuro?

—Es muy difícil decir cuántos casos o muertes veremos en los siguientes meses. Creo que algunos países no lograrán el control y puede que la acumulación de inmunidad sea la que termine el brote, con un gran impacto en la salud. Otros, con restricciones fronterizas y cierres muy estrictos mantendrán la infección muy baja. En medio año, el mundo se dividirá en dos mitades según lo bien que cada país esté controlando la pandemia.

—Incluso cuando llegue la vacuna, ¿cuánto tiempo conviviremos con la pandemia?

—Lo que suceda a continuación dependerá de lo buena que sea la vacuna. Lo ideal sería que fuera muy efectiva, pueda mantener la transmisión bajo control y podamos dársela a mucha gente en todo el mundo. En ese caso podríamos volver a la normalidad con bastante rapidez. Pero pienso que lo más probable es que necesitemos aplicar otras medidas. Puede que no sea posible dársela a todos los países y gente. La polio y el sarampión tienen vacuna y han sido difíciles de erradicar. Mi esperanza es que consigamos una vacuna que nos ayude a volver a la normalidad, pero creo que el coronavirus será una amenaza global para el futuro próximo.

—Entonces, ¿la pandemia de COVID-19 cambiará el mundo para siempre?

—Creo que dejará un impacto muy profundo en el mundo. Lo que pase el próximo año en cuanto a brotes y respuestas nacionales tendrá un efecto durante décadas.

(Tomado de Agencia SINC)

Fuente de la Información: http://www.cubadebate.cu/noticias/2020/08/01/matematico-experto-en-epidemias-en-medio-ano-el-mundo-se-dividira-en-dos-mitades/#.XygHfYpKh0w

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Libro(PDF): «El análisis de clases sociales. Pensando la movilidad social, la residencia, los lazos sociales, la identidad y la agencia»

Reseña: CLACSO

La vida de las personas y el entorno en el cual transcurre conforman la trama de un tejido que puede ser analizado de distintas maneras. Este libro condensa varias miradas desde las cuales ese tejido puede ser analizado. Las clases sociales constituyen el hilo con el que la trama está construida.

Desde una perspectiva teórico-metodológica macrosocial se analizan la estructura de clase y su inserción en la estructura económica, los procesos de movilidad social entre tres generaciones según origen migratorio y el efecto de la zona de residencia en la movilidad social intergeneracional.

Desde una perspectiva microsocial se analiza en el contexto de las clases sociales y las diferencias residencia les el inicio de la vida laboral y los lazos sociales. Desde esa misma perspectiva el libro incluye el análisis de la identificación de clase y las auto-representaciones de las trayectorias ocupacionales y la agencia humana.

La segunda parte del libro incluye una descripción cuidadosa de las distintas etapas del diseño de esta investigación. Entre ellas se destacan: la elaboración del cuestionario de la encuesta PI-Clases (2016), la construcción de una muestra probabilística multi-etápica de 1065 hogares del AMBA, la organización del trabajo de campo, la operacionalización de las principales variables y la construcción de los instrumentos y manuales de código usados en el proyecto.

Autor (a): Mercedes Krause. Diego Paredes. Bárbara Estévez Leston. Joaquín Carrascosa. María Manuela Leiva. Florencia Morales. Bryam Herrera Jurado. Lautaro Lazarte. [Autores y Autoras de Capítulo]

Editorial/Edición: Instituto de Investigaciones Gino Germani. CLACSO/Ruth Sautu. Paula Boniolo. Pablo Dalle. Rodolfo Elbert.

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina

ISBN: 978-950-29-1822-8

Idioma: Español.

Descarga: El análisis de clases sociales. Pensando la movilidad social, la residencia, los lazos sociales, la identidad y la agencia

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2218&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1408

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Mundo: ¿Cómo vivir un ritual a la Pachamama desde casa?

Mundo/02-08-2020/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

Cada 1 de agosto la Madre Tierra recibe el homenaje y agradecimiento de sus hijos en una sentida ofrenda por los sustentos recibidos durante todo el año.

La celebración a la Pachamama tiene una conexión mística con el origen del universo y los seres humanos. La Madre Tierra asume, según esta creencia ancestral, la energía del cosmos, el universo, el tiempo y el espacio. De esta fuente energética deriva el nombre de Pacha y es a través de este vínculo que existe un profundo respeto por su integridad.

En la actualidad son muchos los tributos y rituales que nos han legado los primeros pobladores de nuestro continente, que enraízan esta costumbre de profunda admiración y estima.

Ritual en casa:

– Si se dificulta el traslado a algún espacio natural para ofrendar a la Madre Tierra, se debe utilizar un porrón o matero lleno de tierra, allí se procede a realizar un agujero, es recomendado hacerlo con las manos para conectar con la energía del ritual.

– Se elabora una especie de pozo, y se vierten los alimentos y bebidas para el disfrute de la Pachamama.

– La opción de alimentos es extensa, se pueden colocar frutas, comidas criollas y semillas, en el caso de las bebidas se sugiere chicha, jugos naturales, miel, vino y hasta hojas de coca, para luego cubrirlo con tierra y flores.

Los rituales demuestran una acción de agradecimiento y retribución a todo lo que la Madre Tierra obsequia y provee, a través de la llamada Corparchada se nutre a la Pachamama.

El mes de agosto es el tiempo en el que los adoradores de la Pachamama rinden tributo a su divinidad, en especial los pobladores de los países andinos, en referencia a la cosmovisión del Buen Vivir.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/como-hacer-el-ritual-pachamama-desde-casa-20180731-0022.html

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Natalia González, Cecilia Ziperovich y Carola Rodríguez : «La evaluación es una caja negra, que hay que transparentar»

Por Revista Saberes

—¿Por qué se suele alabar las virtudes de la evaluación formativa, pero en la práctica se sigue evaluando solo para calificar?

—(NG) La ruptura entre cómo avanza la teorización sobre lo que es la buena evaluación y lo que sigue ocurriendo en las prácticas concretas, se debe a las representaciones acerca de lo que implica: punición, control, mirada del otro; incluso el mismo sujeto pide ser evaluado, porque le da la posibilidad de ver algo de un proceso que, como el aprendizaje, es invisible.

(CZ) No se construye su sentido: está vista como algo inherente al control de resultados, a ver qué sabe y cuánto sabe el estudiante. La evaluación es una caja negra y la gran batalla que hay que dar es hacerla traslúcida: que el sujeto sepa para qué es evaluado y qué es lo que significa. El dato de lo que el sujeto sabe llega desde fuera, no está internamente construido para que pueda identificar para qué estudia lo que estudia y qué podrá hacer (la práctica en el trasfondo de lo que se aprende), de manera que lo que importe no sea el resultado, sino el camino para llegar a él. El verdadero aprendizaje es el que se construye a partir del recorrido. Hay que enseñar a pensar, aprender a aprender. Toda definición tiene una trama en la que se construye, si puedo enunciar esa construcción, no solo no voy a olvidar del concepto, sino que voy a saber que lo sé.

La evaluación (formativa) debería poder servir para que el alumno pueda anticipar si le va a ir bien o mal…

—(CR) La autoevaluación, que el alumno sepa lo que sabe, también es responsabilidad de los docentes. Nosotros no promovemos el razonamiento metacognitivo en la escuela. Por eso al alumno le preguntás cómo le fue y no sabe. O le das el resultado y dice: “Creía que me había ido bien”. No saben lo que hicieron porque no se lo enseñamos. Aprender es un proceso opaco, complejo. El desafío es tratar de desnaturalizar el concepto de evaluación, la práctica y la consecuencia que tiene, porque procesos de valoración, de éxito o de fracaso, todos hemos tenido antes o después de estar en la escuela: pero la sensación y la marca no es la misma cuando ello ocurre en el ámbito escolar. Supone abordar también concepciones de aprendizaje, sus prácticas —cómo creamos la situación para que el otro aprenda— y criterios.

(CZ) La metacognición es una función psicológica superior, altamente exigente cognitivamente, entonces hace falta enseñarla.

(NG) La problemática del que aprende remite a la del que enseña. Nadie puede dar aquello que no posee. Eso implica que, en su formación docente, esos sujetos también aprendieron sin tener la posibilidad de pensar acerca del propio proceso, de lo que saben y cómo lo hicieron. Es difícil que alguien pueda andamiar a otro, si no tiene ese proceso.

—En ese sentido, ¿la formación no es suficiente?

—(CA) Hay una cierta circularidad entre los modos de aprender y los modos de enseñar que luego desplegamos. La profesión docente es una profesión de muy temprana socialización y uno tiene incorporados modelos de evaluar, de habitar el aula, enseñar el contenido, en función de su propia experiencia como estudiante. Hay que desnaturalizar, generar rupturas y posibilidades de reflexión. Tenemos que trabajar mucho desde el punto de vista de la didáctica sobre la calidad de los instrumentos de evaluación: un solo tipo es deficitario. Si siempre utilizás instancias orales, un sujeto que tenga otros modos de aprender, con dificultad para la expresión oral, no va a poder llegar al objetivo de aprendizaje. No existe esa cultura de analizar los instrumentos; es lo que uno menos se sienta a reflexionar. En los ISFD, se utilizan los dos mismos de siempre. Es necesario revalorizar la evaluación si quiero mejorar el aprendizaje, porque orienta. Cuando se explicitan los criterios se orienta hacia dónde llevamos aprendizaje.

—¿Por qué eso no pasa —al menos tan seguido como debería— en la escuela?

—(NG). El problema es que en la escuela la evaluación se liga con la acreditación. Los alumnos estudian y repiten lo esperado, para aprobar. Rápidamente se dan cuenta de qué es lo que el docente quiere escuchar. Aprenden el oficio de alumno. Además, la evaluación se complica por las marcas de época. Al sujeto de la modernidad, le decías que tenía un 2 y asumía que no había estudiado. Hoy, no solo cuestionan y te ponen en situación de tener que argumentar la calificación; sino que incluso te dicen: “Me llevo las 10 materias y después las rindo. Para qué voy a estudiar todo el año”. Entonces deberíamos preguntarnos para qué evaluamos, si no, todo el proceso de enseñanza-aprendizaje se transforma en una ficción.

(CR) La evaluación interpela a los docentes, la formación, las concepciones de aprendizaje, las perspectivas desde dónde miramos la enseñanza-aprendizaje que, en última instancia, queda definida por el desempeño del alumno: si no alcanza, no aprueba, no sabe, no avanza. Cuando en realidad no es solo el estudiante el que está en esa trama compleja.

(CZ) Pareciera que la evaluación siempre mira el final, los resultados. Y en realidad, empieza cuando me presento frente al aula y les digo, qué voy a enseñar, qué tienen que saber, cuál es mi postura, a qué objetivo quiero llegar. Todas esas intencionalidades que se plasman en el programa. Tengo que decirles a los alumnos qué va a requerir de parte de ellos llegar a ese contenido.

(CR) Tenemos que compartir las metas, saber hacia dónde vamos. “¿Me siguen?”, dicen los docentes. “Sí”, dicen los alumnos. “¿A dónde?”, digo yo: si nunca les dijimos dónde vamos.

—¿Cómo ven los intentos de la política educativa de empezar a modificar las maneras en que se evalúa en el aula?

—(CR) Los docentes deberíamos preocuparnos en ver cómo podemos traducir en la micropolítica, políticas de Estado, como el nuevo régimen académico (NRA) de secundaria, que propone nuevas maneras de estar en la escuela, de transitarla. Cambian las políticas, los sujetos, la época, pero sigue el desafío de la práctica: son esquemas muy difíciles de modificar.

(NG) Nos tenemos que preparar para cambiar la evaluación, cambiar la enseñanza. Ricardo Baquero plantea que, hasta que apareció el Braille, los ciegos eran los no educables. ¿Cambió el sujeto? No. Se produjo una modificación en la configuración de toda la situación. Entonces tenemos que cambiar los formatos pedagógicos, si queremos que se modifique el proceso de enseñanza aprendizaje.

(*) Profesoras y licenciadas en Ciencias de la Educación, de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Integrantes de la cátedra de Teorías del Aprendizaje: Natalia González, adjunta, y especialista en asesoramiento y gestión de las instituciones educativas. Cecilia Ziperovich, jubilada, ex titular de cátedra; Carola Rodríguez, especialista en formación docente.

Fuente: https://revistasaberes.com.ar/2020/06/una-caja-negra-que-hay-que-transparentar/

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Las víctimas de trata buscan su camino de vuelta a casa

Reseñas/Shola Lawal y Corinne Redfern/elpais.com

Los cierres de fronteras decretados para frenar la expansión de la covid-19 en África han dejado atrapadas lejos de sus hogares a mujeres nigerianas que fueron engañadas y obligadas a prostituirse en otros países

Las tres jóvenes acordaron escaparse al caer la noche. No tenían dinero ni papeles, pero Jessica, de 19 años, y sus amigas sabían que ya era hora de marcharse. El burdel no estaba tan lleno como de costumbre: la clientela había disminuido desde el estallido del coronavirus. Aguardaron juntas a que cayera la noche y la madama se retirara a su cuarto. Acto seguido, echaron a correr hacia la carretera que atraviesa Papara, una pequeña ciudad en el extremo norte de Costa de Marfil, cerca de la frontera con Malí.

A Jessica y a su amiga Favor* las obligaron a prostituirse un mes antes de su huida. El pasado febrero, una amiga de las familias de ambas jóvenes en Nigeria les había prometido un puesto de trabajo en una fábrica textil en Costa de Marfil. Udochi, de 20 años, había sido captada de manera similar a principios de año. Al llegar a Papara, las tres mujeres se vieron en un prostíbulo, donde la madama las obligó a tener relaciones sexuales con diversos hombres por un salario diario de alrededor de 1,15 euros.

Las jóvenes huyeron del lupanar en marzo, pero casi cuatro meses después siguen en Costa de Marfil; son tres de los centenares de nigerianas víctimas de la trata que, según creen los grupos antitrata de personas, se han visto atrapadas en el extranjero durante la pandemia, debido a que el cierre de fronteras dificulta los esfuerzos de repatriación en toda la región. Cuando el Gobierno nigeriano impuso en marzo el confinamiento con el estado de alarma, se interrumpieron los vuelos internacionales en un intento de frenar los contagios y, sin querer, se dejó a supervivientes de la trata atrapadas en lugares peligrosos lejos de sus hogares. Ahora esas mujeres esperan preocupadas a que se las evacúe de toda África y del Golfo, mientras las autoridades batallan con los imponentes obstáculos logísticos asociados a la organización de vuelos seguros mientras el virus continúa haciendo estragos en el mundo entero.

Jessica, Favor y Udochi se hallan a salvo en un refugio de Daloa, una ciudad al oeste de Costa de Marfil, pero no saben cuándo podrán regresar a su país. “Estoy contenta de haberme escapado de allí”, decía Jessica al teléfono un viernes por la noche del pasado junio. “Pero queremos volver a Nigeria”.

Los expertos de todo el mundo coinciden en que la pandemia está teniendo un impacto desproporcionado en las supervivientes de la trata. Un estudio conjunto sobre la situación de las mujeres que publicarán próximamente la Oficina para las Instituciones Democráticas y los Derechos Humanos de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y la ONU, revela que casi el 70% de las supervivientes de la trata en 35 países afirman que la covid-19 ha afectado a su bienestar económico, mientras que más de dos tercios dicen padecer trastornos de salud mental debido a que los confinamientos impuestos por los Gobiernos les traen recuerdos de la última vez que las privaron de sus libertades.

A más de la mitad de las participantes en el estudio les preocupa que la crisis del coronavirus aumente el tráfico de seres humanos en el futuro, mientras que el 43% cree que las mujeres y las niñas serán las que más riesgo correrán en los próximos meses.

El tráfico de personas desde Nigeria hacia otros países africanos no es un fenómeno nuevo, pero la naturaleza de este delito imposibilita hacer un seguimiento minucioso. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) sostiene que cada año se saca fuera del país a cientos, cuando no miles, de nigerianos —a mayoría mujeres— a menudo atravesando el continente. De los 20.500 nigerianos supervivientes de la explotación que la OIM ha ayudado desde 2017, alrededor del 90% tuvo que ser trasladado a su país desde Libia. Solo en 2019, el Organismo Nacional para la Prohibición de la Trata de Personas (NAPTIP, por sus siglas en inglés) identificó a 20.000 mujeres nigerianas víctimas de la trata de blancas en Malí. La embajada nigeriana en Costa de Marfil repatria a 20 al mes, según declaraba el Encargado de Negocios Mohammed Abdulkadir Maccido al diario Punch de Nigeria el año pasado.

Según la OIM, la mayoría de los supervivientes de la trata en Nigeria son mujeres de unos 21 años. A menudo las atraen con promesas de trabajo en otros países africanos, europeos o asiáticos, que suelen verse como una vía para huir del creciente desempleo en Nigeria. Una vez que las mujeres llegan a su destino, los tratantes se las entregan a las madamas, cabecillas de una red de trata de la que ellas también suelen ser víctimas. Las madamas obligan a las mujeres a prostituirse y a trabajar en casas para devolver las deudas que han contraído y de este modo costearse la comida, el transporte y el alojamiento desde que se marcharon de sus hogares (por lo general, miles de dólares cuya devolución puede obligarlas a varios años de trabajos forzados).

Durante la pandemia, el número de mujeres víctimas de la trata en Nigeria ha seguido creciendo, a pesar de que los Gobiernos locales han restringido legalmente los movimientos. Cuando la preocupación por el coronavirus comenzó a extenderse en marzo, las autoridades de Nigeria y Costa de Marfil emprendieron acciones enseguida, pues temían que un brote devastara sus sistemas sanitarios. A finales de ese mes, ambos países habían cerrado sus fronteras terrestres y aéreas. Pero los organismos policiales y las organizaciones internacionales contra la trata afirman que, pese a las restricciones, las redes de tráfico de personas continúan activas en esa zona de África, ya que los traficantes se sirven de los sobornos para atravesar las fronteras y así moverse libremente.

El Gobierno nigeriano comenzó a levantar las restricciones de los viajes nacionales a principios de este mes, pero aún no se ha confirmado cuándo volverán a abrirse las fronteras externas. Nigeria, uno de los países del continente más azotado por la covid-19, había informado de más de 38.948 positivos y más de 833 muertes hasta el 24 de julio.

Por otra parte, los confinamientos están limitando las medidas de repatriación y dejando atrapadas a las supervivientes de la trata. Según el estudio sobre la situación de las mujeres llevado a cabo conjuntamente por la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos de la OSCE y la ONU, al menos un tercio de las organizaciones que luchan contra este delito en el mundo han tratado de repatriar a las supervivientes durante la crisis. En 2018 y 2019, la OIM trabajó con el Ejecutivo nigeriano para retornar a más de 7.000 supervivientes de la explotación cada uno de esos años, hombres y mujeres que se habían visto sometidos a trabajos forzados y la prostitución. Desde principios de este año, solamente han logrado repatriar a 620 personas. “Es un descenso muy acusado”, se lamenta Franz Celestin, jefe de misión de lo OIM en Nigeria. “Cuanto más esperemos, más se los explotará y más durarán el dolor y sufrimiento”.

Motilola Adekunle, cofundador de Project Ferry, una ONG nigeriana que trabaja con supervivientes de la trata y que ayuda a Jessica y Favor, coincide en que el coronavirus está obstaculizando los esfuerzos para apoyar a las mujeres explotadas. “Esta pandemia ha interrumpido nuestro trabajo porque la gente no puede desplazarse, y eso es un problema”, explica Adekunle. El trabajo que antes se tardaba días en hacer, añade, ahora se prolonga meses, ya que los sistemas que ponen en marcha las organizaciones sin ánimo de lucro y los Gobiernos para repatriar y apoyar a las supervivientes están patas arriba.

“El Gobierno nigeriano ha organizado tantos vuelos que ahora ya no hay espacio”, declara Celestin, de la OIM. “Es muy difícil”. La OIM, dice, busca actualmente financiación para acoger a 180 supervivientes de explotación que esperan a ser repatriadas en Níger. Hasta que el organismo pueda solucionar dónde alojarlas, tendrán que permanecer en Niamey y Agadez, lejos de sus familias y sin saber cuándo podrán regresar a su hogar. Celestin espera poder tenerlas de vuelta en Nigeria a finales de julio.

Desde marzo se han permitido los vuelos de repatriación en los aeropuertos nigerianos de Abuja y Lagos, pero los pasajeros deben someterse a su llegada a una cuarentena de 14 días y han surgido problemas respecto al lugar en que deberían quedarse en los días siguientes a su regreso.

Incluso en circunstancias normales, el proceso de recuperación después de la repatriación puede ser complicado. El personal de las organizaciones sin ánimo de lucro aguarda en los aeropuertos para llevar a las supervivientes de la trata a espacios seguros identificados de antemano, como un hogar para mujeres o un hotel. A continuación, se les ofrece asesoramiento y apoyo psicosocial en sesiones diarias o semanales, mientras que las organizaciones no lucrativas a menudo actúan conjuntamente para garantizar que las mujeres puedan encontrar un empleo cerca y que no vuelvan a ser víctimas.

Pero durante la pandemia, el riesgo de contagio de covid-19 implica que quedarse en albergues de acogida ya no es posible. En un intento por ayudar a las mujeres a reintegrarse, las organizaciones han comenzado a emprender sesiones de asesoramiento y formación en Internet, solo que no todo el mundo tiene acceso a la Red.

“Durante la pandemia hemos intentado ayudar a algunas mujeres a utilizar Internet”, señala R. Evon Benson-Idahosa, fundador de Pathfinders Justice Initiative, una iniciativa local contra la trata que ayuda a las supervivientes a crear sus propias empresas. “Pero muchas de ellas sencillamente no tienen la capacidad para cambiar”.

También fuera del continente africano hay miles de mujeres nigerianas atrapadas tras padecer la trata y la explotación. Se calcula que entre 5.000 y 10.000 nigerianas se ven atrapadas en situaciones de servidumbre doméstica forzada en Oriente Próximo. El Organismo Nacional para la Prohibición de la Trata de Personas de Nigeria ha recibido más de 650 informes de mujeres nigerianas que han sido vítimas del tráfico en Líbano y Omán solo en 2020.

Toluwalase, de 30 años, lleva desde junio intentando regresar a su casa en Nigeria. Cuando, hace casi dos años, esta madre soltera de tres niños se montó en un avión en Abuja, la capital nigeriana, sabía que sería una asistenta doméstica en Omán con un sueldo mensual de 175 euros. Lo que no sabía era que sus empleadores la obligarían a trabajar desde el amanecer hasta la medianoche, sin apenas tiempo para dormir, que le confiscarían su pasaporte, que se retrasarían en el pago de su sueldo y que su jefe la agrediría sexualmente.

“No me dijeron que esto fuera tan terrible”, declaraba Toluwalase a Time a través de WhatsApp. Ella no habría aceptado trabajar en Omán si hubiera sabido de los abusos contra las trabajadoras inmigrantes, afirma.

Una parte del problema es el sistema kefala –que transfiere el control de la inmigración y la situación laboral de los trabajadores inmigrantes a los empleadores– en países como Líbano y Omán. Esto significa que rara vez se puede informar a las autoridades sobre los abusos: legalmente un trabajador inmigrante no puede marcharse del país sin el permiso de su empleador, incluso si sufre abusos. Muchos trabajadores inmigrantes de Nigeria no hablan árabe, lo cual limita asimismo su capacidad parar buscar ayuda.

Antes de la covid-19, las mujeres que padecían abusos de sus empleadores en el extranjero podían contactar con grupos locales defensores de los derechos humanos, los cuales notificaban acto seguido a los responsables nigerianos para que organizaran su viaje de vuelta al país. Pero los confinamientos han interrumpido el trabajo de los activistas y los trabajadores inmigrantes se han visto atrapados.

Julie Okah-Donli, directora de NAPTIP, señala que el organismo está trabajando con las embajadas nigerianas del Golfo y Oriente Próximo para evacuar a los trabajadores migrantes explotados y a las supervivientes de la trata sexual. Pero debido a las restricciones de movimientos, la organización ya no puede alcanzar a mujeres atrapadas en Europa y Asia. Sin intervención, la violencia y los abusos prosiguen sin ningún control. “Puedo imaginarme el número de personas que han muerto sin que se haya informado de ello durante esta pandemia”, señala Okah-Donli.

No existe un calendario para traer a Nigeria a las personas víctimas de trata, confirma un portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores nigeriano. Hay indicios de que se están haciendo progresos, si bien únicamente en algunas regiones. En mayo, la OIM y el Ejecutivo del país pudieron repatriar a 99 nigerianos que estaban siendo explotados en Líbano, 49 de los cuales eran supervivientes de la explotación laboral y la trata sexual. Traer a tantos nigerianos de ese país de una sola vez no tiene precedentes; normalmente, la OIM recibe noticia de dos o tres casos en Líbano al mes.

“Estamos viendo una estrategia mucho más organizada por parte del Gobierno a la hora de lidiar con esto”, afirma Celestin. “Lo habitual es que, con las víctimas de la trata, todo pase desapercibido. Puede que lo de ahora obedezca a que este asunto está en el punto de mira, pero lo cierto es que estamos viendo un esfuerzo concertado”. Las repatriaciones desde Líbano fueron posibles gracias a que el Ejecutivo de este país apoyó a Nigeria logística y económicamente, señala Geoffrey Onyeama, ministro de Asuntos Exteriores de Nigeria.

Todavía están por ver medidas análogas en otros lugares. Para Jessica y sus amigas en Costa de Marfil, cuanto más tarde la repatriación, más tiempo estarán en peligro de caer víctimas de las redes de trata y de la violencia otra vez. Aunque permanecen en una casa segura, siguen bajo la amenaza de que los traficantes las localicen y las obliguen a prostituirse de nuevo. Afirman que lo único que pueden hacer es esperar que el Gobierno nigeriano intervenga pronto.

Las que están lejos, en el Golfo, comparten el mismo deseo. Aunque Toluwalase declara que los responsables gubernamentales no han respondido a sus peticiones de ayuda, sigue siendo optimista respecto a salir de Omán. El riesgo de contraer la covid-19 no ocupa un lugar destacado en su lista de preocupaciones; su empleador la sigue acosando sexualmente, y dos años seguidos de abusos ya le han causado daños físicos: pies hinchados, dolores de espalda, insomnio. Su prioridad es volver a su país. “Cuando el vuelo de evacuación esté listo para nosotras, cuando nuestro Gobierno nos lleve a casa, me animaré”, asegura.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/07/23/planeta_futuro/1595505425_027738.html

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Entrevista a Marcela Lagarde: «Tenemos que decir no al borrado de mujeres diciendo sí a su existencia legal y protegida»

Entrevista/Autora: Nuria Coronado/Rebelion.org

La Antropóloga, investigadora y activista feminista mexicana, Marcela Lagarde, aborda en esta entrevista cuenta un amplio abanico de temas que van desde su vida privada, el impacto del neoliberalismo en el feminismo, el papel de los hombres y el transactivismo queer, que amenaza con provocar el «borrado de las mujeres».

Antropóloga, investigadora, activista. Catedrática de la Universidad Nacional Autónoma de México y fundadora de la Red de Investigadoras por la Vida y la Libertad de las Mujeres. Feminista. De la voz profunda y clara de María Marcela Lagarde y de los Ríos mana feminismo a raudales y en mayúsculas. Es maestra entre las maestras. Quien dotó de perspectiva de género y de contenido político a la palabra sororidad y la definió como «la complicidad de actuar entre mujeres» y a la lucha feminista como aquella que «no es contra la violencia, sino por la paz«. En esta entrevista a Público habla de todo: de su vida privada, del impacto del neoliberalismo en el feminismo, del papel de los hombres y del transactivismo queer que amenaza con provocar el «borrado de las mujeres».

El barco en el que Marcela Lagarde y de los Ríos navega por la vida se mueve en el océano de la sabiduría. Una manera de ser y de expresarse que le viene de su pasado, «de familia de corsarios del siglo XVIII de la que provengo», ríe. Por eso, entre sus estanterías abarrotadas de libros de los que bebe, resplandecen dos veleros a modo objetos de decoración que muestra como niña con zapatos nuevos en esta entrevista por videollamada. Los mira porque le recuerdan que sin genealogía no hay presente y mucho menos futuro. «Verlos mientras escribo o leo me da nostalgia, me recuerdan de dónde vengo», reconoce.

Ahora, recuperada de una temporada complicada de salud, vuelve a ser ella. «Tuve una intervención muy delicada con trepanación incluida. Suena muy mal la palabra, pero así fue. Salí bien de la operación, pero me puse muy grave. Tuvieron que sacarme coágulos del pulmón. Cuando estaba convaleciente llegó el coronavirus y pasé de estar en la cama confinada por la salud a estarlo en casa por el bicho. Afortunadamente me he ido fortaleciendo. He perdido diez kilos, pero ya no me siento tan frágil. El cuerpo se va adaptando y la mente también, porque tenía dificultades de memoria y de concentración».

Cuidarse como una reina

Estar en su hogar es precisamente el mejor tratamiento que ha podía tener. «Mi casa es mi tesoro, es muy bonita, tengo en ella todo lo que necesito. Aquí ahora estoy aprovechando para hacer todo lo que no puedo hacer normalmente por falta de tiempo. Por eso leo, escucho ópera, veo películas, participo en conferencias en línea y en foros, escribo, cocino…». Todo aquello que no tiene se lo lleva su hija a la puerta. «Ella me deja ahí toda la comida. Quiere preservarme de cualquier contacto. Me cuida así», resalta.

Mientras Lagarde disfruta del autocuidado no se olvida ni un minuto de la situación de las mujeres con la pandemia. «Los derechos humanos de las mujeres y las niñas están todo el tiempo en juego. Contra nosotras siguen pasando cosas terribles. Ahora con el confinamiento ha aumentado la violencia que sucede en las casas». Y pensar en ello la desespera. «Me inquieta pensar que inventamos que hay futuro, que vivimos gracias a que pensamos que vamos a mejorar, y con esta crisis, como con todas, la realidad sigue siendo lo incierto. Esta incertidumbre me tironea bastante y me hace sentir que no hay tanta confianza en el futuro».

Precisamente por eso, porque la «nueva realidad» hace caminar a las mujeres en una cuerda de alambre cada vez más fina y sin red que sostenga la caída, la autora de Cautiverios de las mujeres, replica que el mundo necesita del feminismo como nunca antes. «Se necesita la lucha por la igualdad no solo por la violencia en la que vivimos sino por todo. Como una visión utópica y con ciertas topías. Hay una utopía en constante desarrollo, una aspiración, en la que coexisten las topias reales y lo que hemos conseguido a través de la emancipación del mundo», subraya.

La docente también arenga a la urgencia del tránsito a la nueva normalidad «mediante el reconocimiento social, cultural y político de las propuestas y las realizaciones feministas. Es preciso que se vean los aportes a la teoría del desarrollo de la sociedad y a la democracia hacía la modernidad a través de la crítica radical de las feministas. Una modernidad que, aunque no ha cumplido con su propia utopía, reformula y propicia muchas propuestas para lograr construir la igualdad».

Y es que como esta antropóloga subraya la equidad se ha construido con sangre, sudor y lágrimas. «Todo ha pasado por el debate feminista para después ponerlo en práctica con leyes como las que tiene España o en el resto del mundo. Hemos puesto en el centro del debate lo que es importante. El feminismo ha luchado por lo que es justo, que no es otra cosa que la justicia contra los delitos contra mujeres y niñas porque nos expropian la condición humana desde nuestra condición sexual«.

Gracias a todos estos pasos y a que las mujeres, según la profesora, «cada vez tenemos más agencia e incidencia», estamos en un momento histórico decisivo. “Elaboramos hace años la propuesta de enfrentar la violencia contra mujeres y niñas, otras colegas pusieron la atención en atender a mujeres que ya habían sido víctimas de violencias y pensamos que no bastaba con atenderlas. Queríamos que no hubiera víctimas y enfrentamos la justicia de la impunidad».

Ante este pacto social el sistema patriarcal reacciona aumentando la violencia. «A diario millones de personas con una visión neoliberal contemporánea se esfuerzan en hacernos creer que nada por lo que luchamos es importante. Esa es la respuesta desesperada para ver si nos atemorizan, para ver si nos vamos a cansar y no vamos a continuar. Ante ese incremento de la violencia contamos cada caso, lo documentamos, exigimos justicia porque se trata de personas. Por eso la lucha del feminismo es la cuenta de los siglos porque ese es el tamaño de la profundidad patriarcal«.

La solidaridad social

Lagarde recuerda también otra conquista que ha hecho el movimiento feminista y que ha ido de la mano de movimientos pro derechos civiles y por la salud: el acceso a la salud como uno de los tres pilares para lograr el desarrollo. «Sin salud no podemos hablar de desarrollo, ni de democracia. La salud es un derecho humano que debe ser propiciado por gobiernos nacionales e internacionales. La gente que sobreviva saldrá mejor, pero debemos propiciar una cultura solidaria y el feminismo ha planteado la solidaridad social como un recurso político«.

Esa solidaridad tal y como describe, «se ha sustentado en la sororidad como alternativa a las relaciones misóginas y enemistosas que tenemos las mujeres en la modernidad. La ética de la sororidad, el apoyo mutuo, el reconocimiento, la generosidad y todo aquello que permita que las mujeres compartamos con otros avances, recursos o cualidades para ahorrarnos tiempos y poder potenciar un desarrollo humano y solidario para nosotras».

Y pone dos ejemplos de plena actualidad. «Con la pandemia vivimos un momento crítico porque hay mucha fragilidad. Precisamente por eso no podemos poner en segundo plano la violencia. Somos nosotras quienes debemos estar ojo avizor en los derechos humanos porque si no, quienes queden después de la pandemia, van a estar débiles en derechos humanos y no tendrán cómo enfrentarse a un mundo marcado por el destrozo de la salud de la mayoría de la gente. Si fortalecemos la causa de la erradicación de la violencia tocaremos la urgencia de la salud de las mujeres«.

En segundo lugar, alude a cómo esto repercute a México. «En mi país las personas que se están viendo más afectadas y son más propensas a morir por la covid son quienes tienen menos, quienes por esa pobreza tienen exceso de peso por una mala alimentación, problemas de salud en el páncreas, en el hígado, en el corazón, tienen falta de ejercicio, o viven en la contaminación. Necesitamos cambiar la producción y las relaciones con el medio ambiente, conseguir un planeta verde y de energías renovable. El feminismo tiene que ser la base del paradigma hacía donde vamos«.

¿Dónde están los hombres?

Preguntada sobre los aliados feministas la escritora responde que sin ellos nada es posible. «En la lucha también incluimos la igualdad entre mujeres y hombres para lo que propiciamos el respeto a la dignidad de ambos. El respeto como actitud de convivencia en el mundo que no es necesariamente ni sexual ni amoroso. Es la relación en muchos espacios con funciones múltiples. Tenemos que hacer penetrar la igualdad en la diversidad social de hombres y mujeres para generar la economía, la cultura, la vida social en positivo. Es imprescindible ahora, pero siempre lo ha sido que, en los tiempos patriarcales, nuestro objetivo sea erradicar el patriarcado del nudo, porque ese es el tamaño de la utopía«.

Además, pide «que los hombres que son violentos sean tratados como delincuentes en el marco normativo a través de las leyes que erradiquen y prevengan todas las violencias”. También en que unas y otros nos unamos. «Necesitamos articularnos. Esa es la manera de acabar más rápido con la violencia. Mientras más propiciemos una visión compensativa de la violencia las victimas acudirán antes a buscar apoyo y nosotras podremos ayudarlas».

El caballo de Troya queer

Otra de las preocupaciones de esta académica es la que tiene que ver con el movimiento queer. «Todo esto me apena mucho porque contrapone los avances que tanto nos han costado lograr a las mujeres».

Y pone una fecha al origen del transactivismo y del borrado de las mujeres que este movimiento neoliberal pretende. «El principio de todo ello se ubica como parte de un quiebre que hubo en el movimiento hace 30 años. En aquellos momentos algunas lesbianas se retiraron de las organizaciones feministas y fueron a militar a organizaciones LGTBI sin vínculos con el feminismo. Fueron mujeres huérfanas del feminismo, generaciones de mujeres muy comprometidas que no reconocieron su tradición política. De ahí a lo queer solo hay un paso«.

Por ello anima a vencer a este caballo de Troya a través de la recuperación de la tradición feminista. «Es la más importante aportación de las mujeres como género a la cultura. Así de transcendental es el feminismo. Es la más importante obra creativa de mujeres críticas con el movimiento para mejorar el mundo«.

Una obra que no se aprende en un abrir y cerrar de ojos, pero es clave para ser arrastradas por el falso modernismo de lo queer. «La primavera no la hace una flor. Hay que ir a las universidades, asistir a foros, leer a Celia Amorós o a Amelia Valcárcel. A tantas que explican claramente todo. Al aprender del origen de los movimientos se adquiere una gran riqueza en la vida personal porque permite enunciar a cada quien como lo que es. Es hacer que nos reconozcamos como lo que somos en esencia».

Por eso recalca algo que ha percibido sobre todo en estos últimos meses: «he visto y palpado una necesidad grandísima de reconocer y conocer el feminismo entre cada vez más mujeres que quieren nombrarse como tal. La expresión de grupos solo puede ser disminuida en el afán por eliminar a las mujeres como el sujeto del feminismo, y eso es lo que quieren eliminar en nosotras con lo queer. Y nosotras decimos que no. El primer paso a ese no, empieza por el sí a nosotras mismas. Ese no borrar a las mujeres es el sí a la existencia legal y protegida de las mujeres«.

Esta respetada feminista acaba lanzando un mensaje al transactivismo. «El feminismo es lo único que puede eliminar la orfandad patriarcal. No somos huérfanas, tenemos genealogías, no somos seres de la diversidad, somos las mujeres. No usaremos el supremacismo peso si la condición universal de nuestro género por el hecho de ser mujeres. Hay que pensar y colocarnos desde ahí para salvar todo. No solo somos seres de la diferencia. Somos seres humanos, somos las mujeres en plural. Espero que reflexionemos juntas y logremos al fin nuestros derechos humanos», finaliza.

Fuente e imagen tomadas de: https://rebelion.org/marcela-lagarde-tenemos-que-decir-no-al-borrado-de-mujeres-diciendo-si-a-su-existencia-legal-y-protegida/
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