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Ciencia, medioambiente y educación centran el debate presidencial en Chile

Fuente: france24

Una mayor inversión en ciencia, educación y cultura, y combatir el cambio climático, fueron las propuestas de cinco candidatos a la presidencia de Chile que participaron en un debate organizado por la Universidad de Chile, al que no asistió el ultraderechista José Antonio Kast.

El diputado de 35 años y candidato izquierdista Gabriel Boric, favorito a ganar la elección del 21 de noviembre, manifestó que invertirá en su eventual gobierno el 1% del PIB chileno -que en el 2020 fue de 221.346 millones de dólares- para innovación y tecnología» y avanzar en un sistema científico «con equidad de género».

En cuanto al cambio climático, Boric creará comités de transición para que empresas contaminantes puedan avanzar a otros trabajos sostenibles y sustentables con el medioambiente.

El diputado de 35 años y candidato izquierdista Gabriel Boric, favorito a ganar la elección del 21 de noviembre
El diputado de 35 años y candidato izquierdista Gabriel Boric, favorito a ganar la elección del 21 de noviembre JAVIER TORRES AFP

«La urgencia climática es tarea de todos. El Estado hará una contribución muy importante con nuevas institucionalidades sobre litio, materia hídrica y energética, pero el privado debe hacer su aporte», advirtió, por su parte, la senadora y candidata demócrata-cristiana Yasna Provoste (51), la única mujer entre los presidenciables y tercera en los sondeos.

El profesor y candidato de extrema izquierda, Eduardo Artés (70), propuso recurrir a la energía nuclear la cual calificó de «nada peligrosa», una propuesta criticada por los otros candidatos.

Al debate no asistió el abogado ultraderechista José Antonio Kast (55), también favorito en las encuestas, quien no cree en el cambio climático y rechaza el cierre de centrales a carbón para reducir la contaminación ambiental.

La senadora y candidata demócrata-cristiana Yasna Provoste, es la única mujer entre los presidenciables y tercera en los sondeos
La senadora y candidata demócrata-cristiana Yasna Provoste, es la única mujer entre los presidenciables y tercera en los sondeos JAVIER TORRES AFP

Tampoco asistió el economista Franco Parisi (54), quien vive en Estados Unidos y no participó en ningún debate en Chile, donde enfrenta temas judiciales.

En educación, los candidatos coincidieron en garantizar la gratuidad y calidad en la educación pública y ayudar a los estudiantes que tuvieron que endeudarse para acceder a una carrera universitaria.

«Avanzaremos fuertemente en la condonación del CAE (Crédito con Aval del Estado) a quienes abandonaron el sistema y hoy están endeudados», prometió Sebastián Sichel, candidato de la centroderecha oficialista y exministro de Desarrollo Social del presidente Sebastián Piñera.

«Debemos hacer un gran frente común de derecha a izquierda para fortalecer la educación pública», sostuvo el candidato del Partido Progresista, Marco Enríquez-Ominami, quien aspira por cuarta vez.

Todos los candidatos coincidieron en aumentar el presupuesto público y apelar a los privados para captar más recursos en favor de la cultura.

Fuente de la información e imagen: https://www.france24.com/es

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Impunidad, miedo y silencio: el libro que desvela el acoso sexual en la ciencia española

Por: José Pichel

Ángela Bernardo publica ‘Acoso’, una obra pionera con testimonios de víctimas y datos sobre el acoso que sufren las científicas en universidades y centros de investigación españoles.

Cuando Beatriz sufrió tocamientos por parte de su jefe, arrinconada en una esquina del laboratorio y sin testigos, se quedó petrificada. Aquel día se había quedado trabajando hasta tarde y quería presentarle unos resultados, pero él tenía otro tipo de intenciones. Durante mucho tiempo, había ido incrementando su acoso hacia ella de forma gradual, pero la víctima no se dio cuenta hasta que se encontró ante ese abismo y se sintió culpable por no haberlo visto venir. A pesar del ‘shock’, ese día consiguió salir corriendo del centro de investigación, pero su vida ya se había convertido en una pesadilla. El director de su tesis doctoral, lejos de disculparse, comenzó a desprestigiarla ante el resto de compañeros, llamándola inmadura. Aunque el CSIC inició un expediente, lo archivó sin ningún tipo de sanción y la joven investigadora renunció a denunciar ante los tribunales. Al final, consiguió terminar su doctorado y abandonó la ciencia.

Este caso, paradigmático, es uno de los que recoge el libro ‘Acoso. #MeToo en la ciencia española, editado por Next Door Publishers, que sale a la venta el próximo 27 de octubre. En poco más de 200 páginas, Ángela Bernardo Álvarez (León, 1988), biotecnóloga y periodista de Civio, recoge testimonios, habla con especialistas en acoso sexual y recopila los datos que hay en España sobre este problema. La autora va desgranando cómo las universidades y los centros de investigación españoles, como sucede en otros países, mantienen una estructura de poder y un grado de precariedad que hacen muy difícil que las investigadoras identifiquen si son víctimas de un acoso sexual o un acoso por razón de sexo (ambos atentan contra la dignidad, pero el primero es de índole sexual y el segundo tiene que ver con la discriminación por género), lo denuncien y encuentren apoyo.

El escándalo de Harvey Weinstein, el productor de Hollywood que a partir de 2017 acumuló decenas de acusaciones de acoso, abuso y violaciones en la industria del cine, dio alas al movimiento #MeToo (“yo también”) en muchos ámbitos, incluido el científico, e invitó a las mujeres a denunciar situaciones similares. De hecho, Beatriz, la investigadora del CSIC que aparece en el libro de Ángela Bernardo, asegura que en aquella época se sintió liberada al ver que no estaba sola, justo cuando intentaba acabar la tesis y dejar atrás lo sucedido.

¿Hasta qué punto es relevante el acoso en el ámbito de la investigación? Por un lado, el mundo científico y académico es parte de la sociedad y, por lo tanto, es susceptible de sufrir los mismos problemas. “La ciencia no es una burbuja aparte, aunque pueda parecer que tiene un halo de pureza y neutralidad, la investigación la hacen personas, así que los problemas que ocurren en la sociedad también se pueden dar en las universidades y en los centros de investigación”, explica Bernardo en conversación con Teknautas.

Por otro lado, el ámbito científico presenta algunas particularidades que incluso lo hacen más propenso a este tipo de conductas. En particular, el hecho de ser un sistema muy jerárquico, donde un jefe puede acumular bastante poder; y la precariedad, que afecta especialmente a las personas más jóvenes que lo integran. “Algunos metaanálisis publicados en EEUU plantean que las instituciones académicas, precisamente por su estructura jerárquica, pueden ser un lugar idóneo para que se den estas conductas de acoso”, comenta la autora. Además, “hay que tener en cuenta que el acoso sexual y el acoso por razón de género son fruto de un abuso de poder”.

placeholderInvestigadora en un laboratorio. (EFE)
Investigadora en un laboratorio. (EFE)

A esto hay que añadir que las situaciones de precariedad laboral no solo fomentan la aparición de estos problemas, sino “que no se puedan prevenir, identificar o denunciar”. Las mujeres que se encuentran en una situación vulnerable desde el punto de vista laboral o económico tienen menos herramientas: eso es así en todos los ámbitos. Sin embargo, el libro deja entrever que es muy probable que se vean más atrapadas en las universidades y en los centros de investigación que en las empresas privadas, donde la movilidad laboral es más factible. Tal y como está configurado el sistema científico, con grupos de investigación hiperespecializados en estudios muy concretos, no es tan fácil abandonar un laboratorio y continuar una carrera científica en otra parte. “Cuando leí la tesis me sentí más libre”, confiesa Beatriz en sus conversaciones con la periodista.

Lo llamativo es que dentro de las mismas instituciones una científica corre más riesgo que otra mujer con otro tipo de trabajo. Al menos así se desprende de un informe, también citado en el libro, elaborado por el grupo de Esperanza Bosch, psicóloga y profesora de la Universidad de las Islas Baleares que es una de las mayores expertas españolas en acoso sexual. Al realizar un análisis sobre este problema en el ámbito de las universidades, comprobó que entre el personal de administración y servicios se detectan de forma más rápida estas situaciones. Una de las razones puede ser que disfrutan de mayor formación en prevención de riesgos laborales, donde se incluye esta cuestión.

Desconocimiento

“A todos nos suena el acoso sexual y el acoso por razón de género, pero los estudios indican que en realidad no identificamos muy bien en qué consisten”, comenta Bernardo. En una encuesta interna del CSIC, cuyos datos recoge la autora, un 1,9% de las personas encuestadas decían haber padecido estos comportamientos cuando se les pregunta por este concepto de forma genérica. Es decir, de 6.284 participantes, 119 (105 mujeres y 14 hombres) afirmaron ser víctimas, lo que se denomina “acoso sexual declarado”. En cambio, “cuando les preguntaban por conductas específicas, el porcentaje pasaba del 10%”, destaca. Esto muestra que hay un “’gap’ perceptivo”, es decir, que cuesta identificar ciertas experiencias personales como acoso. Por eso, “resulta fundamental poner ejemplos concretos para que sea más fácil para todos señalar y denunciar”.

placeholderMujer en un laboratorio. (EFE)
Mujer en un laboratorio. (EFE)

Otra de las mujeres con las que habla la periodista, Julia (en este caso, un nombre falso) fue víctima de ciberacoso. Durante años recibió correos electrónicos que, en aquel momento, ella no supo interpretar como acoso sexual, pero que le obligaron a modificar su día a día para intentar no encontrarse con el profesor que se los enviaba en su camino al laboratorio. No obstante, incluso cuando las víctimas intuyen que viven una situación anormal, la vergüenza, el miedo a las represalias, el desconocimiento de que la misma persona puede estar acosando a otras víctimas y la falta de apoyo evitan que muchos atosigamientos salgan a la luz.

De hecho, la mayoría de la comunidad universitaria (un 92% de las estudiantes, según otro estudio) no saben si disponen de servicios de atención en los campus y, en cualquier caso, desconfían de si les van a atender bien o les van a resolver el problema. Y todo ello a pesar de que las universidades se han puesto las pilas antes que otros centros que se dedican exclusivamente a la investigación. La mayoría de los centros universitarios cuentan con unidades de igualdad y protocolos contra el acoso sexual, medidas que deberían haber implantado de acuerdo con la Ley de Igualdad de 2007, pero que no se cumple en todas (menos en las privadas, según el libro). Sin embargo, la situación es peor en los organismos públicos de investigación. Así, mientras que la mayor parte de las universidades recogen denuncias y ofrecen datos, en otros centros “o no se producen denuncias o no las han registrado”, lamenta la autora. “Evidentemente, estamos mejor que hace 10 años”, opina Bernardo, pero aún “lejos de una situación óptima ni deseable”.

La periodista reconoce que le costó localizar testimonios como los de Beatriz y Julia. “Fue difícil encontrarlas, recabar los testimonios y conseguir que hablaran, así que se lo agradezco mucho, porque creo que puede ayudar a otras investigadoras que pasen por situaciones parecidas para identificarlas mejor”, comenta. Pese a que han pasado años, “son situaciones dolorosas y resulta difícil volver a hablar de ello, pero una vez terminado el libro, al comentar con otras personas del trabajo que estaba realizando, me llamó la atención que mucha gente cercana a la ciencia me habló de casos que conocían”. La ley del silencio se impone incluso cuando han salido a la luz algunos comportamientos. Incluso en el ámbito judicial es complicado obtener estadísticas que ayuden a ver la dimensión del problema.

En busca de un revulsivo

¿El libro ‘Acoso’ será un revulsivo en la ciencia española? “Ojalá que pueda ayudar a sensibilizar y a dar a conocer estos problemas y que todas las personas que forman parte de la comunidad universitaria o de organismos públicos de investigación se conciencien, porque todos tenemos sesgos o podemos pensar que no tenemos el suficiente poder para actuar o para intervenir en determinadas situaciones”, explica. Aunque los protocolos o las unidades de apoyo son imprescindibles, “también es importante actuar sobre el conjunto de la comunidad académica e investigadora, sobre todo porque los potenciales testigos pueden intervenir”.

Curiosamente, el colectivo encargado de realizar estudios científicos al servicio de la sociedad ha investigado muy poco sobre el acoso sexual, según la autora, “pero todavía menos sobre las personas que acosan”. Muy poco se sabe acerca de su perfil, aparte de que suelen ser hombres y estar en un puesto con cierta influencia y poder. “Cuando hablo con responsables de unidades de igualdad de género lo que comentan es que, en realidad, puede ser cualquiera”, pero tener más datos ayudaría a intervenir o a tratar de que evitar que las personas que han perpetrado estas conductas reincidan.

placeholderManifestación de científicos. (EFE)
Manifestación de científicos. (EFE)

En general, en EEUU existe una mayor concienciación sobre el problema y quizá por eso está un poco mejor estudiado. En 2020 un artículo en la revista ‘JAMA’ recopiló casos de “conductas sexuales inadecuadas” en el ámbito de la investigación biomédica, hallando más de un centenar de casos en el que los acosadores (97,6% eran hombres) atosigaron a unas 2.000 víctimas (91,5%, mujeres). Los datos de este y otros estudios revelan que también hay acosadoras femeninas, aunque su porcentaje es muy bajo. Además, los ambientes más masculinos (por ejemplo, los centros de investigación relacionados con la astronomía, donde tres cuartas partes de los científicos son hombres) son más propensos a estos casos. Asimismo, la orientación sexual y la identidad de género también son factores de riesgo, de manera que el colectivo LGTBIQ+ es más propenso a sufrir estas conductas.

Necesidad de crítica en la ciencia

Si la investigación científica va por delante de la sociedad en muchos aspectos, ¿va por detrás en cuestiones sociales que afectan a sus propios miembros? “Hace falta ser críticos con la ciencia, con el trabajo que se hace y con los problemas que tiene. Es evidente que la ciencia ayuda a generar conocimiento y nos ayuda a desarrollar bienes y servicios como las vacunas frente al covid, pero también hay problemas dentro de ese mundo y es importante poner la lupa en ellos, que salgan a la luz y esto sea un revulsivo para el propio sistema científico”, destaca Bernardo.

De hecho, muchos científicos lamentan que el mundo de la ciencia parece ser muy tolerante ante otros problemas, como la precariedad laboral. De hecho, en nombre de la vocación y del esfuerzo, muchas veces se premian o se ensalzan actitudes que no serían aceptables en otros ámbitos, como trabajar sin remuneración o pasar un número de horas ingente en el laboratorio. “Todo esto es, precisamente, un caldo de cultivo para que surjan estos problemas”, apunta Bernardo. Si ya de por sí sería importante evitar esas situaciones, aún lo es más considerando que “propician que existan otros problemas como el acoso sexual, que es un delito”.

Fuente e Imagen: https://www.elconfidencial.com/tecnologia/ciencia/2021-10-21/acoso-sexual-ciencia-espana-angela-bernardo-csic_3310165/?utm_source=pocket_mylist

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Tiempos oscuros

Por: Miguel Ángel Casillas

 

Miguel Casillas

“Tiempos oscuros se ciernen sobre la ciencia y la cultura de nuestro país. Nuestras instituciones de educación superior, académicas y de investigación, así como sus comunidades, han sido objeto de iniciativas y expresiones públicas que atentan contra las libertades de expresión e investigación, así como el buen nombre y dignidad de sus integrantes. Todas estas medidas y expresiones tienden a desvirtuar la estima de la población por un sector estratégico y de gran valor para México, lo que merma su capacidad de trabajar por el país” Profesores y profesoras eméritos y distinguidos de la UAM se declaran en contra del acoso a miembros de la comunidad científica, Nexos, 5 octubre 2021.

 

La ofensiva para desprestigiar el trabajo académico y satanizar a los científicos y profesores universitarios tiene una oscura intención para debilitar la universidad pública, el conocimiento y su capacidad crítica.

La educación superior y la investigación científica cumplen muchas funciones sociales, entre las principales está la formación de los profesionistas y la producción de conocimientos útiles para la sociedad. En las sociedades modernas, dada la complejidad de los asuntos públicos y de las políticas que implementan los gobiernos, las universidades y otras instituciones de educación superior son la única reserva social para controlar los actos de gobierno. Tanto en los regímenes democráticos como en los autoritarios, esta función social de las IES es siempre conflictiva, pues a ningún gobierno le gusta que le fiscalicen sus cuentas, le analicen la congruencia de sus discursos, le evalúen sus acciones y le observen sus inacciones.

En efecto, al descalificar a los universitarios, al generalizar que todos los académicos son corruptos, al sostener sin pruebas que en las universidades predominan las mafias, al afirmar de manera irresponsable que los profesores universitarios no trabajan lo suficiente, o que las instituciones se han derechizado y adoptado el credo neoliberal, el gobierno federal está cometiendo un inmenso error, generando un nuevo polo de conflicto e iniciando una ruptura con un importante sector que le brindó su apoyo para llegar al poder. El Presidente no sólo está violando la autonomía y la libertd de cátedra y exámen consagradas en el artículo tercero de la Constitución, sino el espírtitu de la Ley general de educación que se aprobó recientemente y fue promovida por los adeptos de su propio gobierno.

La absurda confrontación con los universitarios que proviene del jefe del Ejecutivo contraviene las acciones que su propio gobierno ejerce como parte de la política educativa. Es un discurso que desalienta a quien aspira legítimamente a mejorar sus condiciones de vida, a enriquecer su intelecto o desarrollar su sensibilidad a través del esfuerzo académico; es un discurso que acusa sin conocimiento ni fundamento a los profesores y descalifica su esfuerzo y su trabajo; es una retórica que desprestigia a las instituciones y desconoce el papel del conocimiento científico en la vida social.

Comparto plenamente con Sylvie Didou que “ejercer el pensamiento crítico hacia el entorno, el conocimiento disciplinario acumulado y las prácticas sociopolíticas es parte del oficio científico. Como comunidad intelectual, no debemos trocar un principio de discernimiento sistematizado por uno de adhesión partidista a toda prueba, ni renunciar a ejercer el primero en tanto valor constitutivo de nuestro ethos profesional. Es un componente central de nuestra responsabilidad profesional y moral cuya defensa y preservación son ineludibles”, Educación Futura, 12 de octubre 2021. http://www.educacionfutura.org/perdida-de-confianza-argumento-o-fake-justificacion/

La confrontación del presidente con los universitarios es un error histórico, que se asemeja al clima de descalificaciones de la época de Calles, que llevó a la conquista de la autonomía; como entonces, la retórica basada en el sentido común y el prejuicio contra el saber está abriendo el paso a manifestaciones de lo más atrasado contra la cultura y el conocimiento. Es un error histórico confrontarse con los universitarios pues en las universidades se han desarrollado históricas luchas y contribuciones muy significativas en favor de la democracia, las libertades, la justicia y la igualdad. Es un error estratégico, que desconoce la crítica que desde las universidades se ha formulado contra el capitalismo neoliberal, demostrando las inequidades e injusticias que tienen como efecto sus políticas.

Es cierto que en las universidades y otras instituciones de educación superior hay muchos problemas e insuficiencias, pero no es desde el campo político como se van a resolver. Sólo la participación activa de los universitarios podrá determinar la reforma de la universidad.

Hoy como ayer, los universitarios son la reserva moral contra el autoritarismo, contra la ignorancia y el oscurantismo. De nuevo, como siempre, los universitarios habrán de defender la libertad de cátedra y de examen, la autonomía del conocimiento y la libertad para pensar críticamente, frente al poder y el prejuicio.

Fuente de la información: http://www.educacionfutura.org

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V Congreso Venezolano de Ciencia Tecnología e Innovación del 29 NOV al 3 DIC

Desde el 29 de noviembre hasta el 3 de diciembre se llevará a cabo la plenaria final del V Congreso Venezolano de Ciencia, Tecnología e Innovación, con el objetivo de crear oportunidades para evaluar los desafíos actuales del país y para delinear, en colectivo, el futuro de la investigación a fin de que sea útil en la resolución de los problemas cotidianos y en la construcción de un modelo de desarrollo propio distinto al hegemónico.

El V Congreso venezolano de Ciencia, Tecnología e Innovación busca construir respuestas proactivas con tres horizontes: vencer el problema coyuntural que imponen el bloqueo imperial y la guerra económica; superar el rentismo petrolero e impulsar la producción nacional; trascender la incontrovertible crisis global de doble fundamento: el colapso del capitalismo y la crisis ambiental global.

Bajo el lema Sembremos conocimientos para la vida, este espacio de debate, organizado por el Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología (Mincyt), promoverá pensar como país, en los problemas, meditar sobre las verdaderas necesidades para actuar y a transformar.

En este encuentro, se realizará un balance de las capacidades criollas, de cómo organizarlas para hacer de ellas fortalezas para el logro concreto en el campo de lo posible.

Las áreas temáticas del V Congreso Venezolano de Ciencia, Tecnología e Innovación buscan propiciar la reflexión de la cotidianidad, sus problemas y retos, desde una perspectiva sistémica de aspectos esenciales para la vida, con especial énfasis en las demandas devenidas por un planeta en acelerada transformación, desde lo cultural hasta lo ambiental. Estas son: salud, agricultura, alimentación y vida; educación, cultura, vida, trabajo y naturaleza; ciudad, servicios públicos, ambiente y energía; industria, desarrollo, necesidades y ambiente.

El V Congreso Venezolano de Ciencia, Tecnología e Innovación abarca cuatro modalidades de participación: conversatorios en tu espacio, redacción de ensayos sobre temas de CTI, conexión vía videoconferencia a las actividades y participación presencial en conferencias y paneles de debate sobre CTI.

Los interesados en participar en el Congreso Venezolano de Ciencia, Tecnología e Innovación pueden registrarse a través del enlace: congresocti.mincyt.gob.ve

Fuente: https://www.vtv.gob.ve/mincyt-v-congreso-venezolano-ciencia-tecnologia-innovacion/

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Latinoamérica: Las lenguas indígenas encierran conocimientos clave para la ciencia

Importantes investigaciones científicas pasan con frecuencia inadvertidas si no se publican en inglés. Valiosos conocimientos sobre plantas medicinales se pierden cuando mueren lenguas indígenas.

Los resultados de nuevas investigaciones suelen publicarse en revistas especializadas en inglés. Solo así obtienen atención a nivel internacional.

Pero no todos los estudios se publican en ese idioma y, por consiguiente, algunos descubrimientos y análisis de gran importancia pasan inadvertidos, lo cual es grave. Conocimientos y sabidurías regionales no se comunican y, a veces, se pierden irremediablemente.

Conocimiento ignorado sobre biodiversidad

Un equipo internacional de 60 investigadores, dirigido por la Universidad de Queensland, examinó estudios sobre biodiversidad en 16 idiomas diferentes.

En total fueron analizadas 466 revistas especializadas de 38 regiones del mundo dedicadas al tema de la ecología y la protección del medio ambiente. El resultado -que se publicó naturalmente en inglés- es tan obvio como revelador: trabajos científicos en otros idiomas, que con frecuencia han sido ignorados, pueden contribuir sin duda a proteger mejor la biodiversidad en la Tierra.

Pero no se trata solo de una percepción. Según el estudio, esto se puede medir en números. Si se toma en cuenta la investigación sobre protección de la naturaleza que no está disponible en inglés, la superficie geográfica estudiada aumenta un 25 por ciento. También el número de especies zoológicas estudiadas crece significativamente: un 5 por ciento en el caso de los anfibios, un nueve por ciento en el de los mamíferos y un 32 por ciento en el de las aves.

Tampoco el alemán se toma en cuenta

También hay estudios alemanes que han pasado inadvertidos. La Dra. Kerstin Jantke, del Centro de Investigación del Sistema Terráqueo y Sostenibilidad (CEN), de la Universidad de Hamburgo, examinó 2.756 trabajos científicos alemanes publicados en tres revistas especializadas en ecología entre 1965 y 2019.

En dichas publicaciones en alemán se analizan 65 medidas efectivas para la preservación de nueve especies anfibias, 64 especies de mamíferos y 217 especies de aves. «Estos conocimientos quedaron fuera del alcance de la esfera científica internacional”, dice Kerstin Jantke. «Para que estén disponibles a nivel mundial, se los está introduciendo ahora en un banco de datos de libre acceso. Este contiene resúmenes de todos los estudios examinados en 16 idiomas, una tarea gigantesca”, agrega.

Sabiduría latinoamericana

Más grave es la situación cuando los conocimientos están en idiomas poco extendidos. Llama la atención que gran parte de los estudios que no han sido publicados en inglés provienen de regiones especialmente ricas en biodiversidad, como América Latina. «También información emanada de la sabiduría indígena con frecuencia no se publica en inglés. Pero, si la ignoramos, perdemos mucho”, advierte Jantke.

Un interesante estudio de la Universidad de Zúrich reveló recientemente cuán ligado está en América Latina el conocimiento sobre plantas medicinales con lenguas indígenas amenazadas. De acuerdo con este trabajo, el 75 por cientos de los usos de plantas curativas solo se conocen en un idioma.

En este estudio -también publicado naturalmente en inglés-, se examinaron 645 especies vegetales del noroccidente de la Amazonía y su aplicación medicinal según lo transmitido oralmente en 37 lenguas. En esta región, incluso el 91 por ciento del conocimiento está en solo un idioma.

Lenguas amenazadas

Dado que muchos pueblos indígenas solo transmiten oralmente esta información, con la desaparición de una lengua desaparecen también conocimientos medicinales adquiridos a lo largo de generaciones.

Chamán maya.Chamán maya con una máscara ceremonial.

«Cada vez que desaparece una lengua, desaparece también una voz hablante y la posibilidad de darle un sentido a la realidad, desaparece una posibilidad de interactuar con la naturaleza, se esfuma una posibilidad de describir y nombrar animales y plantas”, afirma Jordi Bascompte, investigador del departamento de Biología Evolutiva y Estudios Ambientales de la Universidad de Zúrich.

Con ello se reduce al mismo tiempo la posibilidad de descubrir futuros medicamentos, advierte Bascompte en el estudio, haciendo notar que muchas sustancias terapéuticas se siguen obteniendo de las plantas medicinales.

Para que ese potencial no se pierda, hay que proteger tanto la biodiversidad como el conocimiento sobre las propiedades curativas de las plantas. La diversidad biológica y la cultural son inseparables.

El 42 por ciento de las aproximadamente 7.000 lenguas existentes están actualmente en peligro de extinción. Con el objetivo de preservarlas, la UNESCO proclamó una década dedicada a las lenguas indígenas, desde 2022 hasta 2032.

Fuente: Las lenguas indígenas encierran conocimientos clave para la ciencia | Ciencia y Ecología | DW | 11.10.2021

    

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¿Qué es la «ciencia DIY»?

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Surgida de un deseo de aprendizaje para mejoras en el hogar y la curiosidad científica, la Do-it-Yourself science (ciencia DIY) ahora es un vehículo de promoción para la obtención de habilidades.

La práctica de la DIY science o “ciencia DIY” ha tomado relevancia especialmente este último año, ya sea como herramienta educativa ante la contingencia de las clases en línea o como camino a generar soluciones que ayuden a aminorar el impacto de esta crisis sanitaria. Para entender lo que es este concepto, primero tendríamos que explicar qué es el movimiento Do it yourself (DIY por sus siglas en inglés) que se podría traducir como “hazlo tu mismo”.

El término DIY engloba hacer o reparar las cosas uno mismo, desde el hogar. El origen de la tendencia vino desde un deseo e iniciativa de producir mejoras domésticas de una forma independiente, pero de la misma manera, siempre estuvo ligada a la curiosidad científica, la inventividad y la innovación.

Pudiera decirse que la práctica DIY ha sido uno de los vehículos de promoción más exitosos de habilidades básicas para el mantenimiento de la casa y la autosuficiencia, y en tiempos de pandemia ha ofrecido un refugio en el que las personas pueden aprender nuevas actividades, sentirse útiles y mantener aspectos importantes de su salud mental en el proceso. ¿Pero qué genera el movimiento DIY en la comunidad científica y como herramienta educativa?

Startups y la agencia del ejercicio científico

Cuando hablamos de ciencia DIY, hablamos de un proyecto que empieza en una cochera, puede ser una tarea escolar, un proyecto por diversión o el primer intento de crear la computadora Apple. Estas instancias se han extendido a otras áreas relacionadas como la química y la biología. A nivel general, tenemos esta idea de que toda la producción científica debería ser realizada por la academia, esta aseveración no está del todo equivocada, pero tampoco está del todo correcta. El rol de la academia es crucial para validar los esfuerzos científicos y en algunos casos para financiarlos, pero no es indispensable para producirlos en todos los casos. Gran cantidad de proyectos inician en las casas de los participantes y se consolidan a través de un modelo de negocios o lanzamiento a través de una startup.

Tal es el caso de Mycoworks, iniciativa mexicana que trabaja con células mycelium cells para producir desde imitaciones de cuero hasta ladrillos. Otro ejemplo es Curative, que se dedica a producir pruebas para diagnosticar COVID-19 y crear un esquema de fácil accesibilidad a las vacunas. “Es emocionante ver cuánto el sector de producción biológica ha tomado de la cultura de la tecnología. Startups tecnológicas, productores independientes de de videojuegos, y la cultura de Silicon Valley, todos nacidos de los primeros días de hackeo y programación de computadoras”, explica Leigh Nicholson, doctorante en biología celular y reproductiva por la universidad de Sidney en un artículo publicado en el World Economic Forum. Agregando que la producción de ciencia biológica a través del esquema DIY sigue siendo una escena pequeña y controversial, pero que ya ha sido consolidada a través de las startups. Si bien los beneficios de los avances tecnológicos son amplios, ¿cuáles son las implicaciones éticas?

La ética de hacerlo tú mismo

Lo más básico de entender acerca del la ciencia DIY es que no se trata de una ciencia nueva, ni de una estructura de producción científica que va a competir o a destituir a la que se hace en la academias y universidades. Es solamente una manera distinta de acercarse al aprendizaje y el ejercicio de la ciencia. La cuestión aquí es que la flexibilidad de realizar un proyecto científico bajo el esquema DIY debe permitir una dinámica en la que la colaboración, la transparencia, la apertura y el deseo de compartir conocimiento sea el motor principal.

El ejercicio científico independiente intersecta constantemente con los recursos de acceso abierto y la filosofía de la autosuficiencia económica, que habilitan a través del emprendimiento A través de estos dos aspectos la DIY science también ha sido un factor importante en la democratización de la ciencia. Pero lo anterior conlleva pros y contras, la ciencia realizada por individuos no tiene que pasar por los mismos controles e instrumentos de validación como la que se trabaja en instituciones. Si bien esto puede representar un ritmo de trabajo más ágil, y quizás llegar a nuevos conocimientos más rápido, el camino para comprobar y normalizar esos conocimientos, cerciorarse que sean seguros para el público general, es una senda más ardua. Especialmente en el sector de la ciencia biológica.

“Quienes hacen las políticas están conscientes que involucrar a miembros del público en la ejecución de investigación presenta retos éticos que requieren atención”.  En el manuscrito “A Cohort of Pirate Ships: Biomedical Citizen Scientists’ Attitudes Toward Ethical Oversight, las autoras Meredith Trejo, Isabel Canfield, Whitney Bash Brooks, Alex Pearlman y Christi Guerrini explican la intención de las instituciones académicas y científicas de establecer guías y regulaciones que permitan el ejercicio de la ciencia en una forma segura y efectiva. Agregan que los Institutos Nacionales de la Salud en Estados Unidos tienen el objetivo de investigar las implicaciones éticas, sociales y legales de la investigación independiente, y han realizado congresos con ese tema desde el 2015. Esfuerzos de esta naturaleza han contribuido al entendimiento de una perspectiva que favorezca la supervisión ética de actividades independiente de ciencia biomédica, por ejemplo.

Si bien existe un debate entre quienes abogan por políticas de éticas más claras para la ciencia DIY y quienes piensan que reduciría su flexibilidad y capacidad de crear colaboración libre, entre más esta práctica siga incursionando e innovando, más necesario será tener esta conversación y establecer un diálogo entre los productores de ciencia de todos los niveles y las instituciones.
¿Habías oído hablar de la DIY science antes? ¿La has aplicado en tus clases? ¿Qué piensas de las implicaciones éticas del ejercicio de la ciencia fuera de las instituciones? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/diy-ciencia

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UNESCO: 117 millones de alumnos siguen sin ir a clase por la pandemia

La UNESCO alertó este viernes de que 117 millones de alumnos, el 7,5 % de la población escolar mundial, siguen viéndose afectados por el cierre de escuelas como consecuencia de la pandemia, e instó a los países a reabrir en condiciones seguras.

«Sabemos que cuanto más tiempo permanecen cerradas las escuelas, más graves e irreversibles son las consecuencias para el bienestar y el aprendizaje de los niños, sobre todo los más vulnerables y marginados», declaró en un comunicado la subdirectora de Educación de la UNESCO, Stefania Giannini.

La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura señaló que a día de hoy los establecimientos escolares están totalmente abiertos en 117 países, lo que representa un total de 539 millones de alumnos desde educación infantil hasta secundaria, es decir, el 35 % de la población escolar mundial.

En el mismo período de 2020 este porcentaje era el 16 %, cuando sólo las escuelas de 94 países estaban abiertas.

Además, durante el pasado curso, el número de países donde las escuelas abrieron parcialmente pasó de 52 a 41, y hasta en cinco países los centros estuvieron cerrados completamente durante 18 meses, lo que afectó a 77 millones de alumnos.

La UNESCO se muestra a favor de la reapertura segura de todas las escuelas y pide que sólo se recurra en último recurso al cierre total de los establecimientos.

Desde el inicio de la pandemia, las escuelas han estado cerradas 18 semanas de media en todo el mundo, lo que pasa a 34 semanas si se tienen en cuenta los cierres parciales.

Según el organismo, los cierres prolongados y recurrentes en estos dos años han supuesto un retraso en el aprendizaje y han hecho aumentar la tasa de abandono escolar, afectando de manera desproporcionada a los más vulnerables.

Para la reapertura ha sido esencial el aumento de las medidas de higiene y protección frente al virus, pero también la vacunación.

En 80 países se ha acordado una prioridad a la inmunización de profesores, lo que supone un total de 42 millones de enseñantes, a lo que se suma la vacuna en muchos países de alumnos mayores de 12 años, lo que para el organismo es «crucial».

Además, la UNESCO mantiene su petición de que todos los países consideren a los profesores como un sector prioritario para las campañas de vacunas.

Fuente: https://www.efe.com/efe/america/sociedad/unesco-117-millones-de-alumnos-siguen-sin-ir-a-clase-por-la-pandemia/20000013-4631791

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