Page 17 of 21
1 15 16 17 18 19 21

Guatemala: Conferencia Internacional: Retos de las ciencias sociales en tiempos de crisis

Guatemala/17 de Julio de 2017/Clacso

En el contexto actual, asistimos a una profunda crisis geoestratégica mundial, la agudización de las contradicciones sistémicas y una transición intrasistémica cuyo desenlace para la humanidad es incierto.

En este marco y en ocasión del 50 aniversario del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, los centros CLACSO de Centroamérica convocan a participar de la Conferencia Internacional e invitan a presentar propuestas de ponencias y mesas de trabajo.

Se considera de vital importancia no solamente aportar a la comprensión de cómo este contexto se expresa en la región centroamericana, sino problematizar desde las ciencias sociales y el pensamiento crítico en torno de los escenarios y retos que se abren para la academia, los Estados, las fuerzas socio-políticas y los movimientos sociales.

Cierre de la recepción de ponencias y mesas de trabajo: 30 de julio

Resultados de ponencias y mesas seleccionadas: 28 de agosto

Preguntas y consultas: conferenciacentroamerica@clacso.edu.ar

Fuente: http://www.clacso.org.ar/50aniversario/guatemala/

 

Comparte este contenido:

Los retos del pensamiento crítico

Por: Emir Sader

Las grandes transformaciones, en general de carácter regresivo, de las últimas décadas se han constituido en grandes desafíos para el pensamiento crítico. Verdades consideradas estabelecidas fueron desmentidas rotundamente, una de ellas la idea de que la historia tenía una tendencia evolutiva de tipos de sociedad, por lo cual después del capitalismo nos aguardarían el socialismo y el comunismo. Aunque no se orientara estrictamente por esa visión, había un sentimiento evolutivo de los procesos históricos. Un gran tema de los años 70 era sobre el fin del capitalismo, considerado ineluctable, la discusión que se centraba en cómo y cuándo ello se daría.

Otros temas, como el rol positivo del Estado, los rasgos retrógrados y conservadores de la derecha, la centralidad de la clase obrera constituían un conjunto de referencias para el pensamiento social, que se se han disuelto en el aire. La comprensión del nuevo periodo histórico se ha vuelto el más grande reto para el pensamiento de la izquierda. Incluso porque ese desafío se planteaba bajo la influencia de un nuevo auge del liberalismo y de desprestigio del socialismo y de corrientes teóricas que siempre habían girado alrededor de ese tipo de sociedad.

La vida académica se ha vuelto más burocratizada, las modas de ruptura con la izquierda y adhesión a nuevos modelos ideológicos, el aislamiento de la fuerzas de izquierda y de sus corrientes de pensamiento fueron rasgos del nuevo periodo, globalmente caracterizado por tendencias conservadoras. El mismo pensamiento crítico no ha dejado de sufrir consecuencias de las grandes transformaciones de las relaciones de poder a escala mundial.

En su seno, las corrientes se han adherido a la idea de rechazo del Estado, en nombre de la sociedad civil o hasta a plantear que sería posible transformar el mundo sin acceder al Estado, todos bajo influencia del liberalismo. Del otro lado del espectro ideológico, en el marco del pensamiento sectario, se consideraba que, como el neoliberalismo es la supra suma del capitalismo, sólo se saldría de ese modelo hacia el socialismo.

Demostraba las dificultades del pensamiento social para comprender un cambio de periodo hacia uno de carácter regresivo, pero que se presentaba como inovador, rechazando al Estado, al socialismo, a la política, a las soluciones colectivas, a los movimentos sociales, a los partidos, a las mismas ideologías y a la izquierda, como conservadores, superados, agotados.

Un nuevo periodo histórico profundamente contradictorio, sólo puede ser comprendido valiéndonos de la máxima de Lukács: lo único que hay de ortodoxo en el marxismo es el método, esto es, la dialéctica. Porque ese nuevo periodo ha representando, a la vez, un inmenso retroceso, con el fin del socialismo y el desgaste de un conjunto de referencias progresistas, con la llegada de un mundo unipolar bajo la hegemonía estadunidense. Pero, a la vez, esa hegemonía no trajo aparejada ni la retomada de un ciclo de expansión económica del capitalismo, ni un periodo de paz mundial, bajo la acción del imperialismo estadunidense.

La globalización del modelo neoliberal ha significado el paso a un ciclo largo y recesivo del capitalismo que ya ha durado varias décadas y no tiene plazo para terminar. La multiplicación de focos de guerra es otro rasgo del nuevo periodo. Lo cual, a su vez, ha permitido el surgimiento de gobiernos antineoliberales en América Latina y de BRICS, en escala mundial, como contrapuntos a la hegemonia estadunidense y del modelo neoliberal.

La comprensión contradictoria de esos factores es indispensable para que el pensamiento crítico se ponga a la altura de los desafíos presentes, especialmente en América Latina, donde ese pensamiento necesita recuperar la capacidad de análisis creativa que tuvo en el pasado, para poder contribuir a la superación de los problemas que la lucha antineoliberal enfrenta.

No habrá superación del neoliberalismo sin una participación activa y creativa del pensamiento crítico, en estrecha relación con la práctica política de las fuerzas del campo popular, porque se trata de desafíos nuevos, en un periodo histórico nuevo, que requiere no repetir las fórmulas esquemáticas del pasado, ni tampoco adherir a las formas superadas del liberalismo.

Por casualidad, el pensamiento crítico latinoamericano tiene en Mariategui uno de sus fundadores, porque fue quien más ha renovado el pensamiento social del continente, echando raíces en nuestra propia historia. Es hora de que el pensamiento crítico latinoamericano agarre un nuevo vuelo, a partir de la comprensión de nuestra realidad específica y aprendiendo de los avances y los errores cometidos en este siglo.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2017/06/22/opinion/019a2pol
Comparte este contenido:

Porque los profes también leen

21 de junio de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Miyer Pineda

Una reflexión a propósito de la novela ‘Los muertos’ de Jorge Carrión.

Leí Los muertos (2010) en unas cuantas horas; esa poderosa novela de Jorge Carrión que poco a poco se vuelve un clásico de la literatura. Hace mucho no leía en los terrenos literarios un texto así. No era uno de esos típicos novelones pseudo-existencialistas cargado de injertos y de hallazgos fáciles que ahora se imponen ofrecidas como el secreto más grande –hay que decirlo- del mercado. Los muertos es una maquiavélica construcción; una suerte de caja china con la que el lector se distrae hasta que cae en un laberinto que lo pone a cuestionar múltiples nichos en los que intentaba refugiarse.

Me recordó la novela Los detectives salvajes (1998) aun sabiendo que el laberinto de Bolaño extraviaba al lector en el desierto y en otras zonas muertas propias de su extensión; también me recordó The fight club (1996) de Chuck Palahniuk, consciente de la voluble pesadez que impone el ritmo de esa nocturna y extraña forma de resistir el mundo que significa esta novela.

Pero Los muertos es otra cosa; me recordó a Huxley: “¿Y si este mundo fuera el infierno de otro planeta?”. La novela de Carrión es un rigor distinto que recorre los rituales de las últimas generaciones que son lúcidas y conscientes de su mundo; de la virtualización terrible de las emociones.

Y al fondo la novela de Phillip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?  O incluso las Crónicas marcianas de Ray Bradbury con Blade Runner (1982) de fondo.

También el guiño al cine: me recordó Soy leyenda (2007), pero sobre todo Seven (1995); películas que nos dejaron habitar el infierno, la ciudad de Nueva York, uno de los círculos del infierno de Dante.

Sin embargo estoy siendo sesgado: la novela también se ofrece como un diálogo sobre el impacto en la construcción de lo humano que ha sostenido la industria del entretenimiento y su simbiosis con el arte durante las últimas décadas.

He dicho los rituales de las últimas generaciones, y entonces debo señalar algunos de ellos para dar cuenta de uno que otro de los problemas que nos plantea esta novela:

La televisión como una suerte de matrix a través de la cual nos encontramos con nuestras emociones y con nuestra necesidad de complejidad; y no estoy hablando de la estupidez que la mayor parte del tiempo nos inyectan a través de ese aparato; recordemos que R-H Moreno Durán decía que la televisión no era más que un poco de propagandas interrumpidas por unos programas; no, hablo de la complejidad laberíntica que se encuentra ahora en esos recintos a través de series que hacen las veces de folletines contemporáneos y que logran seducir por su poder argumental.

Se tiene que aceptar que hay series de televisión que se pueden considerar como obras maestras. Personalmente considero que Breaking Bad logró unos  niveles únicos y hasta ahora insuperables de rigor estético; y son ese tipo de series las que se terminan convirtiendo en parte de la banda sonora de nuestro ocio vital; camino que había sido inaugurado por The Wonder Years a finales de los ochenta.

En la novela también se encuentran los problemas de la ficción y de la realidad, o el de los derechos que poseen los personajes de ficción a morir dignamente, a que los dejen tranquilos, a que no abusen de su memoria, ni de sus restos. Sí, así como lo leen. Y de la mano con este tópico, tenemos el dolor que produce la muerte de uno de estos personajes. Recuerdo una anécdota que contaba el poeta Jorge Eliécer Ordóñez sobre el llanto que le produjo a Gabo la muerte del coronel Aureliano Buendía. O para no ir más lejos, la desazón que produjo en el espectador la golpiza que le propinó Bane a Batman en la tercera parte de la trilogía de Nolan, The Dark knight Rises (2012): Bane le ha quebrado la espalda al murciélago luego de propinarle una paliza, la pantalla se pone oscura por un segundo, y todos nos sentimos angustiados, pensamos que el murciélago ha muerto, o peor, que ha quedado inválido, y entonces ¿qué haremos sin héroes?

Sin embargo, más allá de esta subversiva idea se encuentra una radiografía de lo que sucede con los planteamientos de teóricos como Peter Singer quien plantea que así como es necesario comenzar a reconocer los derechos humanos en verdad, también debe legislarse sobre los derechos de los animales, las ballenas, los delfines, los perros, etc., y si esto es plausible e incluso necesario, ¿por qué no pensar que don Quijote o los replicantes de Blade Runner también tienen derechos?

La novela encara la relación entre identidad y memoria; en alguna parte plantea la tesis de que “tener un nombre significa poseernos” (47); así abordamos el nombre del esclavo, el del desaparecido, el de la víctima, el del replicante, pero sobre todo, el derecho a la memoria, a poseer críticamente un pasado, esa otra ficción que se le debe disputar a la Historia.

Desde esta perspectiva se pueden advertir los nefastos ataques a la memoria, ya sea desde la estupidez y la frivolidad, o desde los mecanismos de control del sistema, y así entonces resignificar la cada vez más importante labor de la hermenéutica para dignificar a Mnemósine en los terrenos de la comprensión.

En Los muertos toda cicatriz es un segundo ombligo porque nadie se conoce hasta que no ha dado vida, o la ha defendido, o la ha guerreado. La novela propone esa noción de que todo es un relato, y de que somos piezas en el relato dramático del cosmos, esa novela escrita a miles de voces, a través del gran narrador que es un Topo desapareciendo frente a los ojos de Nadia (Los muertos), o de Nadie (La Odisea).

Los muertos aborda el problema de la Historia como ficción y el de la ideología como ficción, porque es un hecho que necesitamos ficciones para vivir y no sucumbir ante la horda de las vivencias primitivas; el problema es que esas ficciones aplastan y delimitan la utopía de lo humano: En la novela un adolescente pinta en un muro “No hay futuro”” (131), y otro personaje cuenta que “Estábamos muertos y podíamos respirar” (154).

Como lo hacen muchas novelas en los últimos años, Los muertos también asume la reflexión sobre la novela, ese dispositivo estético que reflexiona sobre sí mismo; así entonces se presenta como el terreno ideal en el que se despliegan los abismos y los fantasmas interiores en su diálogo con el mundo. Jugar a ser Dios, dirigir el concierto interpretar todos los instrumentos y ser el único público.

Carrión estuvo en Tunja. No sé quién hizo la gestión para traerlo a estas tierras en las que alguna vez estuvo el mar. Conversó con Darío Rodríguez, otro gestor cultural y desocupado lector. El Festival se llamó Carmina ¡Qué labor tan importante cumplen estos señores que se dedican a hacer encuentros, talleres literarios y a mantener espacios de lectura! Revitalizan nuestro encuentro con la literatura, esa otra forma de desaparecer.

Carrión habló de sus novelas, de sus ensayos, de sus series favoritas. Firmó libros, y en cierta forma enalteció el quehacer literario en estas tierras áridas para la escritura de rigor, capaz de conversar con el mundo.

Escribí este texto porque hace unos días uno de mis estudiantes me pidió que le recomendara un libro que lo golpeara. Le dije que le respondería en una columna para que la sugerencia llegara a más oídos ávidos de leer cosas geniales. Por ahora les recomiendo algunos consejos de Carrión sobre el arte de escribir[1], mientras, me dispongo a leer Los huérfanos, la novela que le sigue a Los muertos y que hace parte de una tetralogía. Sin embargo confieso que me toma algo de tiempo; es un problema proponer en este juego a Carrión contra Carrión. Ahí nos vemos.

[1] www.microrevista.com/consejos-a-un-joven-escritor/

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/blog/porque-los-profes-tambien-leen

Comparte este contenido:

Entre la barbarie y el olvido: requiem por un maestro

10 de mayo de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Miyer Pineda

Una oda a Takashi Nagai, el profesor que murió a causas de las secuelas generada por la bomba atómica en Nagasaki.

Takashi Nagai era profesor en la Facultad de Medicina de Nagasaki y murió a los 43 años de edad, de lo que se conocería como la enfermedad atómica, es decir, de las secuelas que dejó la explosión de la bomba atómica arrojada por los Estados Unidos sobre esa ciudad, el 9 de agosto de 1945. El profesor Nagai cuenta:

“Inmediatamente después de la explosión de la bomba, los que aún podían moverse formaron dos grupos: el de los que se quedaron allí donde les había sorprendido la deflagración y el de los que emprendieron al punto la huida […] Yo estaba herido y perdía mucha sangre. Durante unos segundos perdí el conocimiento. Cuando volví en mí, me vi tumbado en la hierba, bajo el agitado torbellino de la nube atómica […] Mi querida facultad, con todos sus estudiantes por los que yo sentía tan vivo afecto, desapareció en medio de las llamas, ante mis ojos, en pocos segundos. Mi mujer no era más que un montoncito de huesos carbonizados que fui recogiendo uno a uno entre las ruinas de la casa. Todos juntos no pesaban más que un simple paquete postal.”[1]

Mientras el profesor Nagai caminaba padeciendo un dolor terrible, iba encontrando los cuerpos de enfermeras y de estudiantes malheridos; se había salvado de manera milagrosa y ahora llevaba a los sobrevivientes lejos del fuego de ese infierno provocado por el hombre y una de sus más fervientes obsesiones, hacer la guerra para destruir al prójimo y, por qué no, enriquecerse.

El profesor Nagai vio el infierno de cerca y quizás por eso intentó hacer lo que pudo por aliviar el dolor de muchos de los habitantes de su ciudad, como lo indicaban su fe y la  esencia de su profesión.

Bautizó su casa como quien bautiza a un perro que será parte de su vida, y le puso el hermoso nombre de “como a ti mismo”, siguiendo el precepto del Maestro, quien también dijo que debe amarse a los enemigos, proponiendo humanización y madurez a la hora de enfrentar al opositor.

“Nunca antes había sentido tan dolorosamente mi vocación de hombre de ciencia. Apoyándome en un bastón, con el cuerpo cubierto de heridas que entorpecían mis movimientos, me puse, a costa de grandes esfuerzos, a escalar montañas y a atravesar ríos durante dos meses, para visitar a mis pacientes”[2].

Y así lo hizo hasta que la enfermedad terminó postrándolo; entonces se dedicó a escribir todo lo que vio y sintió, de manera que el mundo jamás olvidara lo que significa una guerra, y mejor aún, lo que significa la ciencia al servicio de una guerra.

Pero la gente olvida porque frente a las catástrofes humanas el olvido actúa como una peste. El profesor Nagai intentó enseñar desde su experiencia (porque eso es lo que hacemos los maestros: transmitir experiencia a los que no la tienen), que existe una relación entre el olvido y la barbarie, y entre la memoria y la venganza.

La experiencia de Nagai en el fondo es la comprensión de la función de la memoria en una sociedad que necesita en-rutar su camino después de la catástrofe; la memoria sirve de ungüento a la historia, y es un proceso de autocomprensión para asumir el pasado como una lección en manos del presente para vislumbrar el futuro.

Nagai era un Maestro de verdad. Llevó la razón de ser de la Escuela al mundo de la acción, al mundo real. Comprendió que su saber tenía que dirigirse a solucionar los problemas de su espacio vital, hasta que se le fueran las energías, y cuando se le fueron, se dedicó a escribir, a analizar su cuerpo, a pensar para señalar la peligrosa relación que existe entre estupidez y olvido.

Nagai volvió a dar clases en la Facultad hasta que sus fuerzas se lo permitieron y terminó postrado en una cama, porque sabía que el aula es el sitio en el que se debe establecer el diálogo sobre lo humano frente a las inclemencias de los cómplices de la muerte: el olvido, la indiferencia y el silencio. Tenía la esperanza de que una vez finalizado el diálogo en el aula, entonces ese sentido quizás pudiera salir a la calle con imaginación a recorrer el mundo para dignificarlo, así debiera salir con bastón como le tocó a él.

En alguna ocasión al desarrollar una clase sobre Nagai, uno de mis estudiantes me preguntó sobre la lógica necesidad de la venganza, es decir, sobre la rabia e impotencia que debió sentir Nagai frente a Truman y los Estados Unidos.  Me gusta pensar, -y eso le respondí a mis estudiantes- que en sus clases, el gran Maestro Nagai dedicaba algunos minutos a dialogar sobre las posibilidades de la paz y del perdón.

Entonces les recordé el nombre con el que bautizó a su casa, “como a ti mismo”, y a partir de ahí replanteamos el mensaje de Cristo frente al enemigo, y conversamos sobre las posibilidades del perdón y del cese de la guerra: al menos una familia que no sufra la pérdida de un ser querido en los enfrentamientos, justificaría el apoyo a un proceso de paz. Finalmente reflexionamos sobre las palabras de Nagai:

“Me gustaría que comprendieran mi deseo de paz y mi deseo de la paz duradera que surge del amor al prójimo, y que los aplicasen en sus vidas”.

Y estas palabras las pronunció un hombre que vio la muerte a los ojos, y que tuvo que recoger los huesos carbonizados de su esposa, de sus familiares, de sus estudiantes y de sus vecinos.

Nagai fue un hombre que encarnó el dolor pero que aun así intentó hacer algo por su pueblo en lugar de seguir el camino de la rabia que lo hubiera llevado a apoyar la muerte para que otros sintieran su mutilación. Su ejemplo sería ridiculizado en un país como Colombia, tan indiferente al dolor de los demás, y con habitantes tan proclives a contagiar el síndrome de la venganza y del fanatismo de la guerra: producen votos y dinero.

El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, visitó Hiroshima este año. No pidió perdón por las víctimas. Sin embargo no deja de ser simbólico que un afroamericano y premio nobel de la paz, reconozca de esta manera la estupidez infinita de la que hablaba Einstein a propósito del uso de la bomba atómica.

Para terminar, ¿qué tal si cedemos al reconocimiento de la infamia con un mini-cuento del Maestro Guillermo Velásquez Forero?

El caballo de Hiroshima

“Un caballo malherido llamaba a todas las puertas”

García Lorca

Después de la explosión de la bomba atómica en Hiroshima, un caballo desollado y ciego, vagando a tientas por entre los escombros, llegó al infierno y con un casco tocó en el portón. Por el postigo apareció una de las tres cabezas de Cancerbero y con voz ardiente y cavernosa le dijo:

  • Aquí no se permite la entrada a los animales, este lugar está destinado exclusivamente a los hombres.
  • Precisamente –replicó el caballo- vengo en busca de un hombre.
  • Y ¿quién es ese hombre? –preguntó Cancerbero-.
  • Harry S. Truman.
  • Lo siento –concluyó el guardián infernal-, pues ese hombre no se encuentra aquí porque liquidó su sociedad con el demonio y montó infierno aparte.

Guillermo Velásquez Forero

Tomado del libro Luz de fuga (1996).

[1] La carta de Nagasaki puede leerse en: mnemosinesantoto.blogspot.com.co/2016/06/carta-de-nagasaki.html

[2] La carta de Nagasaki puede leerse en: mnemosinesantoto.blogspot.com.co/2016/06/carta-de-nagasaki.html

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/entre-la-barbarie-y-el-olvido-requiem-por-un-maestro

Comparte este contenido:

Libro: Reflexiones metodológicas situadas en torno de los procesos de investigación

Reflexiones metodológicas situadas en torno de los procesos de investigación

IV Jornadas Internas del CIMeCS

María Laura Crego. Pilar Pi Puig. Leticia Muñiz Terra. Eugenia Roberti. María Eugenia Ambort. María Paz Bidauri. Florencia Riva. Sabrina Viña. María Pilar García Bossio. Magdalena Lemus. Hernán Caneva. Belén Castrillo. María Eugenia Rausky. Javier Alberto Santos. María Laura Peiró. Nicolás Herrera. Soledad Balerdi. Nicolás Welschinger. Andrés Stefoni. [Autores] …………………………………………………………………………

ISBN: 978-950-34-1239-8
FaHCE/UNLP
Argentina – Buenos Aires
Diciembre de 2015

Las IV Jornadas Internas del CIMeCS «Reflexiones metodológicas situadas en torno a los procesos de investigación», se realizaron el 30 de abril de 2015 en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata. Pensadas con el propósito de presentar los avances de las líneas de investigación de los proyectos radicados en el Centro de Interdisciplinario de Metodología de las Ciencias Sociales y con la intención de continuar con las experiencias de intercambio y discusión desarrolladas en ediciones anteriores. En esta oportunidad se propone orientar la reflexión y el debate en torno a las decisiones metodológicas tomadas durante el proceso de investigación en el marco de los respectivos proyectos y tesis, poniendo el énfasis en la problematización de las estrategias elegidas, los aportes, las dificultades, etc.
Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS/UNLP-CONICET) Universidad Nacional de La Plata – Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Argentina
Para más información o adquirir la publicación cliquee aquí
Para descargar el libro, haga clic aquí:
Descargar .pdf
Fuente de la Reseña:
http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana-cm/libro_detalle.php?id_libro=1446&pageNum_rs_libros=6&totalRows_rs_libros=1446
Comparte este contenido:

Las tribulaciones de la enseñanza de las ciencias sociales

26 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org/

Por: Jairo Hernando Gómez Esteban

Los llamados a eliminar o reducir las ciencias sociales y las humanidades de todos los niveles educativos en diferentes países, aunadas a una política estatal que las menosprecia, han puesto a esta área del saber en su mayor encrucijada.

Las ciencias sociales se encuentran en una de las mayores encrucijadas y desafíos de su corta historia, tanto a nivel mundial como nacional: por un lado, la configuración de una tendencia mundial a descalificarlas y expulsarlas de los procesos formativos en todos los niveles, como lo demuestra la exigencia del ministro de educación japonés de cerrar las carreras de humanidades en 60 universidades, y la eliminación de la filosofía y la reducción curricular de las ciencias sociales en educación básica en países como España, Chile y México; y por otro lado, el menosprecio de la política estatal colombiana por los grupos de investigación social expresada a través de Colciencias tanto en su baja participación en los niveles de Senior y Asociado (los más altos), como en el hecho de que ninguno de los aspirantes a becas de doctorado en este campo de la ciencia haya pasado, así lo demuestra.

Las razones que se aducen para esta eliminación o reducción son las de siempre: no son rentables, ni contribuyen al crecimiento económico, ni a los planes de desarrollo y, sobre todo, porque la educación debe centrarse en las competencias tecnológicas y científicas que, según los tecnócratas, son las únicas que garantizan el cumplimiento de los objetivos económicos de una nación. Es como si siguiéramos creyendo que solo hay dos culturas, la científica y la humanista-social, en la que esta última ya no solo resulta superflua sino estorbosa.

Ahora bien, si nos atenemos a los resultados de la mayoría de investigadores(as) en enseñanza de las ciencias sociales, los objetivos de esta acción pedagógica se podrían sintetizar en tres:

a) El estudio de conocimientos disciplinares  (historia, geografía, filosofía, economía, etc.)
b) La formación de sujetos sociales y políticos, que implica la constitución de la subjetividad política y el aprendizaje ciudadano para expresar y ejercer la capacidad de ser actores sociales y políticos
c) La comprensión de saberes, imaginarios, prácticas sociales, cosmovisiones y concepciones que hacen parte de un contexto cultural particular, que a su vez involucran las actividades y formas de actuar propias de una comunidad o etnia específica.

¿Qué “utilidad” tienen estos objetivos para el desarrollo de un país? Mayor democracia, mejor calidad de vida, respeto por el otro, empatía, imaginación, pensamiento crítico, participación política, convivencia, derechos y deberes, incremento del sentido de la vida. Además, la evidencia de que el famoso crecimiento económico  tiene una escasa correlación con la democracia, la salud o la educación es absolutamente contundente (Amartya Sen, Stiglitz y otros economistas sociales), y por tanto, su justificación no solo es falaz y acomodaticia, sino que niega, de un manotazo arrogante y torpe, las posibilidades de una vida digna y el florecimiento espiritual y cultural de las naciones, reduciéndolo a proyectos puramente rentables y económicos, como si esa fuera la única razón de ser de los humanos.

Las razones que se aducen para esta eliminación o reducción son las de siempre: no son rentables, ni contribuyen al crecimiento económico, ni a los planes de desarrollo y, sobre todo, porque la educación debe centrarse en las competencias tecnológicas y científicas que, según los tecnócratas, son las únicas que garantizan el cumplimiento de los objetivos económicos de una nación

No se trata, entonces, de reclamar que la historia o la geografía vuelvan a las aulas como si ellas nos fueran a salvar de la catástrofe; al fin y al cabo ellas siguen allí. Desde una perspectiva interdisciplinaria, el trabajo pedagógico tiene que transformarse en proyectos y experiencias que se articulen y se complementen con las otras ciencias sociales para no repetir la historia llena de próceres y fechas ni la geografía física de datos inertes y mapas calcados, ese es un problema de los puristas o cientificistas que creen que solo la enseñanza de las disciplinas científicas, con todo su rigor y su verdad, nos podrán a la altura de las ciencias naturales y la tecnología.

De lo que se trata es de retomar los tres grandes desafíos que, siguiendo a Wallerstein, tienen las ciencias sociales en el siglo XXI, y transformarlos en retos pedagógicos. En primer lugar, esforzarse por un reencantamiento del mundo como una tarea práctica, demostrar el valor de sus hallazgos, su potencia heurística, su capacidad de transformación real para beneficio de la sociedad.

En segundo lugar, manejar pedagógicamente las dimensiones de espacio y tiempo -inherentes a cualquier hecho social- debe tener como propósito principal el de hacer comprender el sentido con el que la humanidad actúa, visibilizar los móviles que impulsan a las personas a actuar de una u otra manera en  un momento y un lugar determinados, los fines que persiguen, el significado coyuntural y contextual que tiene para cada uno de nosotros. Es importante el “mostrar diciendo” y “mostrar haciendo” y tener en cuenta que toda acción humana no puede sustraerse a la determinación temporo-espacial en que se realiza y, en consecuencia, el significado y el sentido con el que dotamos nuestras acciones y pensamientos siempre estarán envueltos por esas dimensiones que nunca, en ningún momento, deben asumirse como variables o factores invariantes y externas, sino por el contrario, como dimensiones constituyentes de las sociedades humanas.

¿Qué “utilidad” tienen estos objetivos para el desarrollo de un país? Mayor democracia, mejor calidad de vida, respeto por el otro, empatía, imaginación, pensamiento crítico, participación política, convivencia, derechos y deberes, incremento del sentido de la vida.

En tercer lugar, el problema de que la neutralidad debe asumirse de cara a la interdisciplinariedad y la diversidad de perspectivas ético-políticas y retoma un viejo problema de las Ciencias Sociales planteado por Weber sobre la neutralidad valorativa de la ciencia. En este sentido, la tarea pedagógica debe ser distinguida del juicio de valor o la valoración, los cuales la impregnarían de proposiciones metafísicas o descripciones acomodaticias que, generalmente, obedecen a la adscripción a una ideología o a una posición ético-política previa.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/las-tribulaciones-de-la-ensenanza-de-las-ciencias-sociales

Comparte este contenido:

Panamá: A los 60 años de fundación de FLACSO y sus aportes.

A la memoria de Carmen Guadalupe Córdoba, primera Directora y Fundadora del Programa Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).

Centroamerica/Panama/25.04.2017/Autor : Enoch Adames M/Fuente: http://laestrella.com.pa/

El 16 de abril de 1957 por iniciativa de la UNESCO, en la Conferencia Latinoamericana de Ciencias Sociales en Río de Janeiro, se crea la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales— FLACSO.

Han pasado 60 años de la creación de esta organización regional, intergubernamental de integración académica a nivel de posgrado, dedicada a la docencia, investigación y difusión de las Ciencias Sociales en América Latina.

En la actualidad, el Sistema FLACSO lo constituyen 18 Estados miembros, que alojan a 7 Sedes Académicas, 6 Programas y 2 Proyectos.

En Panamá está localizada una de sus unidades académicas a nivel de Programa, cuya divisa es ‘Pensando por el País’.

Este espacio institucional regional se ha caracterizado en estos 60 años por ser un punto de encuentro, cooperación y alianzas institucionales entre el conocimiento científico de las realidades nacionales y las políticas públicas.

El Sistema FLACSO se define como una institución regional de naturaleza intergubernamental, orientada a la generación y difusión del conocimiento en Ciencias Sociales, como a la generación de políticas públicas a nivel nacional como internacional

LAS CIENCIAS SOCIALES Y EL ARTE DE GOBERNAR

Darle a la dirección de la sociedad un registro político que involucre coherencia, entre el contenido y la acción de las políticas públicas en relación a los objetivos supremos del bienestar general de la sociedad, reside el fundamento del arte de gobernar.

Este arte supone también, el conjunto de soportes institucionales y culturales que hacen viables por sostenibles, la suma de conocimientos, estrategias y acciones de naturaleza técnico-burocráticas que acumulan y amplían la capacidad de la gestión pública. En esto reside en definitiva el problema de la gobernabilidad.

Está fuera de discusión, que en temas de gobernabilidad la calidad del orden público es esencial para poder incidir en la calidad de vida de una población.

Herramientas conceptuales confiables—aun cuando no hay muchas—, son aquellas que nos permiten entender o explicar la sociedad con el propósito de generar criterios que le proporcionen— en el contenido y propósito—, racionalidad a las políticas públicas. Este es el papel de las ciencias sociales, como ciencias de la sociedad.

El arte de gobernar, más que ser una acción estratégica que se consume en las relaciones de poder, es capacidad de entender la política en la complejidad de lo social: sus inestabilidades, discontinuidades, perturbaciones, crisis y cambios.

Es en esta perspectiva que las ciencias de la sociedad aportan herramientas conceptuales explicativas para darle racionalidad al desorden, despejar la complejidad social en principios y políticas sostenibles, y aumentar con ello la capacidad de respuestas y de resolución de conflictos.

Esta es la vocación de la FLACSO, cuya acción institucional está contenida en el acta constitutiva que suscriben hoy 18 países, entre ellos uno de los países fundadores del sistema, Panamá.

En términos generales podemos establecer que las ciencias sociales hacen referencia a disciplinas que comparten distintas áreas temáticas de interés social.

Interés que está acotado por un objeto de estudio que tiene como referente a la sociedad, y que están obligadas a construir lenguajes y metodologías acorde a las expectativas de producir conocimiento científico.

En ese sentido las ciencias sociales son ciencias de la sociedad para el cambio.

A partir de esa base, todo el esfuerzo disciplinario y profesional de la FLACSO está orientado institucionalmente a satisfacer la promoción y el análisis social, político y cultural de la región, mediante la creación de posgrados de docencia e investigación en las áreas de las Ciencias Sociales.

Su objetivo central fundamental es por consiguiente, el de promover el desarrollo de las Ciencias Sociales, como también su coordinación e integración interinstitucional a nivel regional.

Desde esta perspectiva, el Sistema FLACSO fue considerado como el segundo mejor centro de estudio de América Latina y el Caribe, según estudio llevado a cabo por ‘The Thinks Tanks and Civil Societies Program’ de la Universidad de Pennsylvania, dee acuerdo a la Revista Foreing Policy (enero/febrero, 2009).

EL PRONUNCIAMIENTO INSTITUCIONAL

Por su importancia transcribimos las palabras del académico e historiador Uruguayo, Gerardo Caetano, Presidente del Consejo Superior de la FLACSO en conmemoración a estos 60 años.

Sesenta años suelen resultar apenas un suspiro en los itinerarios de la Historia. Pero la cronología también tiene sus trampas. Por ejemplo, estos últimos sesenta años que enmarcan la vida institucional de la FLACSO ostentan la densidad histórica de varios siglos juntos.

Hacia 1957, la hegemonía norteamericana en el campo occidental era indiscutible, la URSS resultaba un contrapeso indudable en tanto segunda superpotencia, Europa aspiraba a su unión económica y política a través de la apuesta de los Tratados de Roma, los líderes laicos y panarabistas dominaban el mundo del Islam, la descolonización seguía su curso sinuoso y a la vez esperanzador, mientras América Latina comenzaba a convertirse en una zona ‘caliente’ de la Guerra Fría en los umbrales de la Revolución Cubana.

MISIÓN Y VISIÓN DE FLACSO

La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) es un organismo regional, instituido por la UNESCO para impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de las Ciencias Sociales.

El Programa FLACSO-Panamá busca dotar a la población de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.

En lo profundo, los retos del continente seguían siendo los mismos de los tiempos de las revoluciones de la Independencia: desafíos como los de la igualdad, la democratización, el desarrollo, la inserción internacional desde perfiles de soberanía y autodeterminación, la sustentabilidad medio ambiental de una parte del planeta plena en riquezas naturales (biodiversidad, agua dulce, energía, metales estratégicos, alimentos).

Sesenta años después, el futuro sin duda es más incierto. Bastaría cotejar los contextos de entonces con los retos que se conjugan en nuestro presente para afirmar con fundamento esta aseveración que se convierte en premisa para todos los análisis.

Sin embargo, sesenta años después de su nacimiento, la FLACSO puede aseverar con legítimo orgullo que continúa fiel a sus objetivos iniciales, en procura de que la investigación independiente en el terreno de las ciencias sociales, la docencia universitaria de excelencia y el acompañamiento crítico de las políticas públicas desplegadas por los Estados, constituyan instrumentos idóneos para la forja colectiva de un futuro mejor para nuestras sociedades.

Su vida institucional no ha sido ni es fácil. Ha sido una experiencia de continuidad enriquecida por el cambio y a través del cambio, como corresponde a una institución dinámica. El apego irrestricto a los principios fundacionales, a la normativa del sistema y a la acumulación de generaciones de investigadores e intelectuales han sido en todo momento el núcleo inspirador de su trayectoria y de su gobernanza.

Desde ese compromiso inclaudicable con un futuro mejor para ‘nuestra América’, desde el aporte irrenunciable del pensamiento crítico y con la mirada puesta en la demanda de sociedades más justas, democráticas e independientes, es que la FLACSO conmemora y celebra sus primeros sesenta años de existencia.

Nuestro deseo es que las generaciones actuales de quienes formamos parte de esta comunidad académica sepamos estar a la altura de las exigencias de la hora, para legarles a quienes vendrán una FLACSO viva y cargada de proyectos, renovada e independiente.

Fuente: http://laestrella.com.pa/panama/nacional/60-anos-fundacion-flacso-aportes/23997586

Imagen: http://laestrella.com.pa/media/news/image/314924_800x600_crop_58fbf88b50f1c.jpg

Comparte este contenido:
Page 17 of 21
1 15 16 17 18 19 21