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México: Tamaulipas regresa a clases virtuales por aumento de Covid-19

América del Norte/México/14-01-2022/Autora: Martín Sánchez Treviño/Fuente: www.jornada.com.mx

Ciudad Victoria, Tamps. Solamente 13 de los 43 municipios de Tamaulipas están en semáforo epidemiológico color verde. Veinticinco están en rojo, tres en amarillo y dos en naranja. De la franja fronteriza únicamente Nueva Ciudad Guerrero está en naranja. Desde el jueves anterior la secretaria de salud reportó 11 municipios en fase de emergencia al clasificarlos en semáforo rojo. De manera que en cuatro días casi se triplico el avance de la enfermedad. La población en esta entidad fronteriza acude a los centros de vacunación del estado de Texas, donde las dosis son gratuitas para los extranjeros no así para los habitante y residentes de Estados Unidos.

No obstante que las principales ciudades más pobladas de esta región como son Nuevo Laredo, Miguel Alemán, Reynosa, Río Bravo, Valle Hermoso, Matamoros, San Fernando, Tampico, Madero, Altamira, Mante y Ciudad Victoria, tienen contagios severos los habitantes han incumplido las recomendaciones sanitarias.

Por ese motivo las secretarias de salud y la secretaria de educación, por acuerdo del Consejo Estatal de Seguridad Sanitaria, desde el jueves de la semana anterior informó que por el incremento de la pandemia las escuelas públicas y privadas sin excepción regresan al modelo en línea no así los profesores, ya que estos deberán presentarse en las aulas este 19 de enero.

La dependencia de salud ha llamado enérgicamente a la población a cumplir con los protocolos sanitarios del lavado de manos y sana distancia, pero sobre todo reducir la movilidad la cual no se ha revertido desde la temporada navideña.

Ante la emergencia que enfrenta la entidad, el Gobierno de Tamaulipas solicitó a la población que registre a los niños y adolescentes menores de 15 años para que estos sean vacunados en las ciudades de Matamoros, Río Bravo y Reynosa, con el requisito de que sean nativos o residentes de Tamaulipas, serán vacunados con dosis de Pfizer donada por los principales condados del estado de Texas.

En la franja fronteriza texana hay una intensa movilidad de personas de origen mexicano debido a que en farmacias de las ciudades, poblaciones y condados vacunan a personas de origen mexicano de manera gratuita con previa cita.

Por lo mismo los puentes de ingreso a Estados Unidos tienen un tiempo de cruce de media hora hasta tres horas y media, no así de Estados Unidos a México. Por lo mismo el ingreso de mexicanos a Texas se intensificó ante el temor de que Estados Unidos cierre la frontera, como lo hizo en la etapa inicial de la pandemia.

El gobierno estatal no ha precisado cuantas dosis se aplicarán a menores de edad en las principales ciudades de la franja fronteriza. Donde también los legisladores de Morena “manipulan” las listas de profesores para que se vacunen en Estados Unidos. Incluso se habla de que están vendiendo las inscripciones para esos fines sanitarios.

También hay desesperación de los habitantes de la tercera edad porque la delegación de bienestar social del gobierno federal está exigiendo la renovación de sus registros en “las tiendas de raya” donde deberán acreditarse para recibir las dietas monetarias del gobierno federal.

Por otra parte, el gobierno estatal simula como que dispersa recursos, apoyos y financiamientos, pero ninguno de los bienes son gratuitos, todos tienen un interés y una usura. Y están obligados a pagar impuestos que la administración del Gobernador Francisco García Cabeza de Vaca incremento desde el inicio de su administración. “Ajustició” lo mismo a la población que a los ciudadanos de a pie.

En su primera gestión anunció un ahorro de mil millones de pesos para obras de infraestructura y por ello incremento los impuestos estatales pero ninguna obra ha iniciado. La carretera Monte-Ocampo-Tula-San Luis Potosí, ha anunciado su construcción en dos ocasiones y no han removido una sola piedra. Solo gritos, bufidos y reclamos, difunde en sus mensajes. Y la seguridad esta sostenida con “pinzas”. Los policías vigilan las regiones donde, sus hermanos y parientes han obtenido y, se han apropiado de bienes. Como es el caso de Soto La Marina donde han encarcelado a campesinos para despojarlos de sus bienes.

Fuentes que pidieron su anonimato revelaron que los proveedores y prestadores de servicios les triplicaron el pago de cuotas que imponían las administraciones panistas por la conpra de materiales y medicamentos para el sector salud. Donde nada se regala, todo tiene un precio.

Fuente e Imagen: https://www.jornada.com.mx/notas/2022/01/09/estados/tamaulipas-regresa-a-clases-virtuales-por-aumento-de-covid-19/

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El Salvador: Docentes avalan seguir con clases semipresenciales en 2022 ante alza de casos de covid

América Central/El Salvador/14-01-2022/Autoras: R. Tejada / Susana Joma/Fuente: www.elsalvador.com

Los gremios docentes señalan que la decisión de las autoridades de Salud y Educación es correcta, forzada por el aumento de casos. Aunque algunos lamentan la situación porque insisten que la educación totalmente presencial es mejor.

Mientras el Ministerio de Educación (MINED) anunció que este año lectivo se desarrollará semipresencial opcional y multimodal para el sector público y privado, los docentes señalan que si bien esperaban que fuera cien por ciento presencial comprenden que la decisión tiene sentido en el incremento de casos de covid-19.

A través de un comunicado de prensa, Educación informó que las actividades escolares en el sector público comienzan el 31 de enero, desde Educación Parvularia hasta Educación Superior, aunque precisó que los colegios y universidades lo harán según su planificación.

Las autoridades educativas señalaron que no es obligación que los estudiantes presenten cartilla de vacunación para ser admitidos en los centros de estudio, aunque exhortó a los padres de familia a vacunarlos.

De igual forma destacaron que las instituciones educativas deben continuar aplicando los protocolos de bioseguridad y que realizarán verificaciones para determinar si les están dando cumplimiento a dichas medidas.

El profesor David Rodríguez, secretario de organización de Bases Magisteriales Salvadoreñas, afirmó que en “el magisterio nos estábamos preparando para atender de forma presencial” pero señala que entienden que la determinación de los ministerios de Salud y Educación se ve forzada por la situación que se está viviendo a nivel nacional.

Rodríguez, quien también es director del Centro Escolar Profesor José Luis Ernesto Sánchez, de Colón, sostuvo que para el magisterio lo más idóneo sería atender a los estudiantes de manera presencial, porque jamás se va a sustituir esa parte que los estudiantes socialicen, que puedan establecer un vínculo con su profesor.

 “A dos años de la pandemia hay estudiantes que nunca conocieron a su profesor o al contrario el profesor no conoció a los estudiantes porque no hubo mayor contacto. En ese sentido nosotros ya estábamos organizándonos en los centros educativos para atender a los estudiantes de manera normal”, comentó.

El educador sostuvo que como gremial Bases Magisteriales acompañarían la decisión que ha tomado el Ministerio de Educación.

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Regreso a las aulas: sin cuarentenas para favorecer la presencialidad y conciliación. España

Europa/España/14-01-2022/Autora: OLGA ESTEBAN/Fuente: www.elcomercio.es

La puerta de los centros educativos de todos los niveles de Asturias se reabren hoy. Lo hacen en plena sexta ola de la pandemia, con las cifras de contagios disparadas, pero con la firma intención de mantener la enseñanza presencial durante todo este segundo trimestre. Vuelven los alumnos, desde Infantil a la Universidad (en esta última para los exámenes) con la incertidumbre de cuántos de ellos faltarán por ser positivos o ser confinados y de cuántos docentes no podrán incorporarse hoy. Y vuelven con algunos cambios en los protocolos. El más importante, el fin de las cuarentenas generales

La consejera de Educación, Lydia Espina, defendió la medida aprobada el viernes por la comisión de Salud, que estableció que solo se confinarán aulas completas cuando se detecten en ellas cinco casos o más o el 20% de sus miembros, en un periodo igual o inferior a 7 días. Hasta ahora, en Infantil y Primaria, el protocolo marcaba que un solo caso positivo obligaba a confinar a toda la clase y hacer dos PCR (una al principio y otra al final de la cuarentena) a todos los alumnos.

Eso ha finalizado después de que, como explicó ayer la consejera en declaraciones a la Ser, muchos miembros de la comunidad educativa hubieran preguntado por la cuestión. La nueva media «va a ayudar a un mejor funcionamiento» de los centros, dijo Lydia Espina, básicamente porque favorecerá la presencialidad, objetivo principal de la consejería. Baste recordar que en la última semana de clase antes de las vacaciones de Navidad había más de 2.800 alumnos confinados, con la dificultad que eso supone para el seguimiento de las clases. No olvida Espina que el nuevo protocolo ayudará también a las familias, ya que los confinamientos generales complicaban la conciliación, un aspecto que «también tenemos en cuenta».

El último cambio ha llegado después de que la consejera se reuniera con los sindicatos, con los directores de los centros y con los representantes de las familias. Por eso, Espina ha convocado un encuentro telemático hoy mismo con los directores en el que expertos de la Consejería de Salud responderán a las dudas que surjan. «Los cambios al principio siempre suponen incertidumbre, pero vamos a ir de la mano de Salud», dijo Lydia Espina.

El resto de cambios aprobados el pasado día 4 no suponen grandes novedades para la rutina que los centros educativos asturianos ya venían aplicando. Sí se modifica la obligatoriedad de la mascarilla tanto en el interior como en exterior para adaptarse a la normativa nacional; se limita algo más la entrada en colegios e institutos sin cita previa y se aconseja no organizar este trimestre actividades extraescolares o complementarias que impliquen dormir fuera de casa. Directores, docentes, alumnos y familias «saben perfectamente lo que tienen que hacer», recordó ayer Lydia Espina, que volvió a agradecer la «ejemplaridad» de todos ellos durante todo este tiempo que ha dificultado sin ninguna duda la actividad de los centros de enseñanza.

Unos centros que siguen siendo «lugares seguros», insistió la consejera, quien lanzó un mensaje de «tranquilidad» para este regreso a las clases. Prudencia sí, pero con tranquilidad y con varias obligaciones que volvió a recordar, como el medidor de CO2 en cada aula.

En cuanto a la preocupación por los docentes que se encuentren de baja estos días por covid, Espina aseguró que «se cubrirán con la máxima celeridad». El martes habrá una convocatoria de interinos para cubrir los puestos que se hayan notificado, y los sustitutos se incorporarán el próximo lunes.

Fuente e Imagen: https://www.elcomercio.es/asturias/regreso-aulas-covid-sin-cuarentenas-asturias-20220110000534-ntvo.html

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Lo que aprendí de la pandemia

Por: Íñigo Errejón

Vivimos en países donde la desigualdad creciente ha erosionado los vínculos de solidaridad cívica y de empatía, donde la individualización y la fragmentación han rasgado los lazos comunitarios. Y de pronto nos dimos cuenta de que las instituciones y las personas «esenciales» eran las que más maltratadas han sido en las últimas décadas.

Aquellos largos meses del confinamiento fueron meses contradictorios. Fuera estaban la inquietud, la enfermedad, la muerte, la sensación de colapso. Pero dentro estaba el tiempo detenido, la conmoción que te empuja a preguntarte las cosas desde el principio, una extraña paz en la tormenta. Como la vez que me quedé mudo, pero para todo el planeta. No sé si hemos salido mejores, pero nadie salió igual. Yo tampoco. Son de esas experiencias de época que marcan a todas las generaciones que atraviesan.

En el confinamiento he podido pensar mucho. El tiempo se congela… Permitidme contaros, de la forma más sencilla que se me ocurre, lo que he ido pensando. Históricamente los cataclismos son momentos de reorganización social. Producen tal conmoción, trastocan de manera tan profunda nuestras experiencias y creencias que reconfiguran las sociedades a las que afectan. Tras la Segunda Guerra Mundial emergieron los Estados de Bienestar como resultado, ciertamente, de la capacidad de presión del movimiento obrero, pero también como resultado de lo vivido durante la guerra, con la cohesión comunitaria, la idea de un objetivo común de la nación que igualaba a todos y el papel central del Estado en la economía y la regulación social. Lo que fue necesario durante los años excepcionales de la guerra después se trasladó a una nueva cotidianidad. La lógica de la excepción devino lógica de la normalidad. En general, las grandes sacudidas o experiencias traumáticas que unen a una población en una desgracia compartida y un esfuerzo colectivo para hacerle frente han abierto posibilidades para estrechar los lazos comunitarios, la solidaridad cívica y la fortaleza de las instituciones igualitarias y de planificación y provisión de seguridades.

Sin embargo, en qué sentido la pandemia nos afecta o nos reconfigura es algo que está por dilucidarse. Ninguna crisis o sacudida tiene un significado unívoco por sí misma. El sentido político que reciben los acontecimientos, por bruscos que sean, depende de la interpretación que una sociedad hace de ellos. Y esta, a su vez, de la pugna entre explicaciones disponibles. Un terremoto, así, puede ser una calamidad de la que nadie es culpable, un castigo divino o una ocasión en la que se demuestra la incapacidad de un gobierno, por ejemplo. A menudo, quienes dicen que no hay que politizar un acontecimiento están defendiendo, más o menos conscientemente, que se le dé la explicación dominante, que no se cuestione el sentido instituido.

Esto significa que tras un acontecimiento de época se abre una intensa lucha discursiva por definir el horizonte de época, por explicarnos qué ha pasado y qué conclusiones sacamos de ello. Hoy en día puede que estemos en ese momento de intensa disputa intelectual y cultural que marque cómo afrontamos el cambio de época.

Parece claro que el nuestro es el tiempo de la incertidumbre y la inseguridad. No podemos dar casi nada por garantizado; de hecho, incluso nuestra propia capacidad para imaginar el futuro está clausurada o colonizada por un pesimismo atroz: pertenezco a una generación que se crió con películas y relatos futuristas que auguraban un mañana prometedor y que hoy, sin embargo, cuando abre alguna de las plataformas de contenidos audiovisuales, solo puede encontrar proyecciones distópicas: guerra de todos contra todos por unos recursos cada vez más escasos, sociedades rotas, autoritarias y violentas, un planeta ambientalmente arrasado e invivible. Ni un solo creador se atreve hoy a proyectar un futuro mejor y eso dice algo definitivo sobre nuestro presente.

El covid-19 nos ha puesto frente al espejo de nuestra fragilidad, de la precariedad de nuestra existencia. Tras décadas de un discurso triunfalista y soberbio, en el que parece que hemos alcanzado el fin de la Historia e incluso el fin de las limitaciones físicas al crecimiento y las biológicas a la extensión de la vida, la pandemia nos sacude produciéndonos una cura de humildad. En primer lugar, nuestros cuerpos son frágiles, pueden enfermar y pueden morir, a cientos y miles. Y la única forma de cuidarlos es tener sistemas universales de previsión y cuidado. Ningún cuerpo se salva solo del virus. Ningún individuo, por apellidos o dinero que acumule, se salva si no vive en una sociedad con instituciones capaces de reordenar las prioridades y perseguir un bien común, en este caso la defensa de la vida.

Y esa es precisamente nuestra segunda fragilidad, la de nuestras sociedades. Vivimos en países donde la desigualdad creciente ha erosionado los vínculos de solidaridad cívica y de empatía, donde la individualización y fragmentación han rasgado los lazos comunitarios y donde las instituciones de previsión o protección social han sido jibarizadas o directamente eliminadas. El neoliberalismo ha operado un proceso de desciudadanización de nuestras sociedades, se ha dedicado a pulverizar las memorias e instituciones –estatales o no– de cooperación social para sustituirlas por la atomización y la disgregación. Ha disminuido drásticamente con ello la capacidad de las mayorías sociales, de la gente, para contrapesar los designios caprichosos de eso que llamamos mercados. Votamos cada cuatro años, pero la concentración descomunal de poder y riqueza en la cúspide de la pirámide devora la soberanía popular y la sustituye por el libre arbitrio de las oligarquías: el mando de unos pocos, de cada vez menos. En un momento de sacudida social, de suspensión de la normalidad y de vulnerabilidad generalizada, nuestra sociedad, muy deshecha y desigual, ha tenido muchas dificultades para hacer frente a la conmoción y los mayores daños y dolores se han concentrado en los sectores más empobrecidos y débiles. Décadas de erosión de lo común dificultaron que reaccionásemos en común cuidando más de quienes más lo necesitan. De pronto descubríamos que todas las instituciones y personas que eran fundamentales para mantener el pulso social eran las que más maltratadas han sido en las últimas décadas: la sanidad pública; las residencias de mayores; los trabajadores esenciales, que casi siempre eran los peor remunerados; la administración pública diezmada por los recortes; la educación pública; la ciencia y la investigación. En los peores días, nadie se encomendaba a los fondos de inversión, sino a instituciones y colectivos que, paradójicamente, estaban diezmados por las políticas neoliberales. También necesitamos la industria nacional, que nos habría permitido una cierta capacidad de anticipación y de suficiencia, pero esta es casi inexistente por nuestro papel periférico en la economía europea, hasta el punto de que en las primeras semanas tuvimos dificultades para producir mascarillas o respiradores. Definitivamente, nuestras sociedades afrontaron el colapso muy debilitadas. En tercer y último lugar, el virus nos ha demostrado que nuestros ecosistemas son frágiles, que el planeta es frágil y que las condiciones que hacen posible la vida en el planeta son frágiles. Estamos inmersos en una dinámica depredadora que amenaza nuestro futuro en la Tierra y la existencia tal y como la conocemos. El covid-19 y sus consecuencias pueden haber sido tan solo el ensayo general de las consecuencias dramáticas que el cambio climático puede tener sobre nuestro mundo y el futuro de nuestra generación y las siguientes. Se trata de un reto de proporciones históricas que, de nuevo, nadie puede afrontar solo y para el que el modelo actual, la competencia depredadora de todos contra todos, no solo no tiene soluciones, sino que solo puede agravarse. Es necesario recuperar la capacidad de mancomunar esfuerzos, de hacer planes y de adelantarse para que la vida siga siendo posible.

En todas estas tres fragilidades emerge –retorna– la idea del bien común. Nuestras sociedades no son solo aglomeraciones de intereses particulares y egoístas, no pueden ser solo una carrera alocada contra nosotros mismos, contra nuestra salud, contra el prójimo y contra el planeta. Existe el interés general, que es superior a la suma de las partes. Hace pocos años, el fanatismo neoliberal tachaba esta idea de totalitaria: todo lo que sea ir más allá del individuo le parecía liberticida. Hoy ya es evidente que para que el individuo sea libre, pueda vivir sin miedo, hace falta comunidad, Estado y planeta en el que vivir. Solo somos libres en común, igualmente libres, en sociedades reconstruidas y fuertes que garanticen una cotidianidad emancipada del miedo y en un medio natural que permita la vida buena, lenta, placentera y saludable. Seguramente la disputa intelectual por la libertad sea la más importante para los demócratas de nuestro tiempo, contra la idea de la libertad como el despotismo solitario de los que pueden pagarlo todo y en favor de la libertad como la libertad de los frágiles que se asocian para serlo menos.

Algunos pensadores y corrientes de izquierdas han realizado una lectura más pesimista del impacto del covid-19, enfatizando que con la nueva centralidad del Estado y la densificación de la idea de comunidad también han venido el aumento de los poderes excepcionales y del control social, y la restricción de las libertades individuales. Creo que esta es una visión marcadamente politicista, que no asume que las restricciones a las libertades y el control operaban ya en las relaciones mercantiles normales y que carga todo el peso sobre el Estado y deja libres a los grandes poderes económicos que, en la práctica, deciden mucho más sobre la vida de cada individuo –sobre su tiempo, su renta, su vivienda, sus lazos sociales o sus deseos– que ningún gobierno. Estas lecturas, sorprendentemente, se sitúan cerca del liberalismo más reaccionario. En todo caso, sí estoy de acuerdo en que todo momento de crisis es ambivalente, presenta núcleos de sentido o prácticas de recorrido potencialmente progresista y democrático frente a otras potencialmente reaccionarias y autoritarias. Por eso el sentido de la crisis depende de una disputa política. La lucha intelectual, cultural y política que debemos emprender es precisamente por regar, extender e institucionalizar los elementos primeros, al tiempo que cercamos y neutralizamos los segundos.

La conciencia de la fragilidad produce al menos dos tipos de reacciones afectivas y políticas distintas. En la época del desconcierto y la incertidumbre, hay básicamente dos opciones: el sálvese quien pueda o la reconstrucción del contrato social. La primera, la de los reaccionarios, es una violenta huida hacia delante: todo es incierto salvo que rige la ley de la selva, o pisas o te pisan, y aspirar a formar parte de los fuertes, imitando sus maneras, sus palabras y su moral. Las nuevas extremas derechas no son más que la actualización de una cierta democratización de la crueldad: el penúltimo contra el último. Por machacado que estés, siempre te puedo ofrecer a alguien más débil sobre quien descargar tu frustración. Esta salida es la de la cohesión por la guerra permanente: la extensión al terreno de la política de las mismas relaciones caníbales y despóticas que ya rigen el conjunto de las relaciones laborales y mercantiles. Tiene a su favor que, pese a la retórica de rebeldía, supone solo una radicalización de la subjetividad ya imperante: compórtate políticamente como ya lo haces en el día a día, en un atasco, con tu jefe, en un bar o en tus interacciones en redes sociales. Adoración a los poderosos, a ver si así se te pega algo o dejan caer algo, y desprecio a los débiles, para exorcizar la amenaza cada vez más presente de la vulnerabilidad, de caer en su campo. Esta salida tiene un componente moral de servilismo, que canaliza siempre hacia abajo las humillaciones que vienen de arriba. Y se alimenta ciertamente del nihilismo y el cinismo de la época. Si en otro tiempo estos pudieron parecer afectos corrosivos para el poder, hoy no hay nada más sistémico y cómodo que el descreimiento, por el cual todo el que sostenga que podríamos tratarnos mejor, que las cosas pueden ser de otra forma, es un charlatán, un idealista o un manipulador; la única realidad es la de que las cosas son como son, se van a poner peor y más vale estar del lado de los que van a caballo y no de los que van a pie.

La otra opción es la de la alianza de los frágiles, la reconstrucción social. Dado que todos nos hemos descubierto débiles, dado que todos tenemos miedo y necesitamos dotarnos de normas, instituciones y entornos seguros, pongamos orden en este desorden que ha generado el hecho de que los de arriba hayan roto las normas. En este modelo, el afecto y el lazo de la comunidad no es la guerra, sino la solidaridad para con el prójimo: nos hemos juntado para garantizar que el otro no pasa miedo, que un golpe de mala suerte no le deja en la cuneta, porque el otro puedo ser yo en cualquier momento. Precisamente porque somos débiles, cooperamos para hacernos fuertes. Para este modelo hay que fortalecer y extender las instituciones, las prácticas y los derechos que más útiles nos han sido en los momentos más duros. Por una parte, las relaciones de ayuda mutua y de colaboración que se ponen en marcha espontáneamente en los momentos traumáticos o inesperados, que deben ser alimentadas, regadas y fortalecidas para que no sean la excepción, sino la regla. Igual que las relaciones de sálvese quien pueda generan una antropología egoísta y desconfiada –por ejemplo, la desregulación laboral desincentiva el asociacionismo o el ocio individualizado aísla–, así las instituciones que fomentan el encuentro, la igualdad y la satisfacción de necesidades en común reciudadanizan y reconstruyen lazo social –en el urbanismo, en el disfrute de servicios públicos, en el asociacionismo, en el ocio o en la economía social y cooperativa–. Nuestra tarea es librar una intensa guerra cultural para defender los valores sustanciales a la democracia y la empatía, al mismo tiempo que ir desarrollando en la guerra de posiciones avances institucionales que desincentiven los comportamientos más antisociales y faciliten e incentiven los más cooperativos y cívicos.

Como se ve, no estamos ante la tesitura de hacer girar la sociedad a la derecha o a la izquierda, sino ante una mucho más radical: simple y llanamente de hacer posible la sociedad y la vida en el planeta. La clave del ecologismo, de la ola verde que recorre Europa y llega ya a España, es precisamente anclar los grandes valores a las pequeñas cosas de la vida cotidiana y, además, hacerlo desde una suerte de reivindicación militante de lo que se considera una ingenuidad: el objetivo de la política debe ser la vida buena, proveer las condiciones para que la felicidad sea un objetivo perseguible y accesible. Estas ideas parecen menos llamativas que el ruido que a diario ocupa nuestra esfera pública, pero son las más importantes, las que dirimen si estamos bien o no, las que pueden marcar el siglo xxi: la Tierra y el clima, el tiempo, la salud. Es necesaria una gran ola verde que se ocupe de las cosas que de verdad importan, que arrastre la política de nuevo a hacerse cargo de la vida cotidiana. Una fuerza de lo pequeño, de los pequeños, para las cosas realmente grandes.

La pandemia evidenció de qué teníamos suficiente y de qué nos faltaba demasiado; nos dejó claro, a todos y cada uno, en las largas jornadas con nosotros mismos, qué cosas valían más la pena en nuestra vida y cuáles menos. Y a todos, me atrevería a decir, nos arrojó respuestas similares: tener salud física y mental, tener los medios de existencia cubiertos para dormir por las noches, tener tiempo, tener el calor de nuestros seres queridos, vivir en un entorno saludable, tener tiempo para cultivar nuestras pasiones o cuidar de los nuestros. Lo que pasa es que entonces emerge afilada una pregunta: si esas son las cosas que de verdad importan, ¿por qué con toda nuestra complejidad no somos capaces de asegurarlas?, ¿a quién satisface el modelo actual, que produce tanto dolor, que amenaza el planeta y que nos hace tan débiles ante los imprevistos? Por suerte, junto con esta pregunta afilada, emerge otra más prometedora: si hemos sido capaces de movilizar recursos y energías para confinarnos, para reorganizar la vida y para investigar, descubrir, producir y administrar la vacuna…, ¿no podemos serlo para, con ese mismo espíritu, garantizar la vida buena y segura a nuestros congéneres?, ¿para transformar nuestra economía generando prosperidad y empleos en una revolución industrial verde que detenga y revierta los efectos del cambio climático?La pandemia no es solo un shock, sino también una demostración de planificación democrática, con algunos componentes socialistas. Con la vacuna, todos asumimos que era demasiado importante como para dejarla al arbitrio de los vaivenes del mercado. No es solo que detrás de las patentes haya ingentes cantidades de dinero público para la ciencia o que los Estados garantizaran compras masivas que hicieran rentables todas las investigaciones. Es que decidimos que la administración de las vacunas no podía depender de la oferta y la demanda o del dinero de cada cual. Necesitábamos que el orden de vacunación siguiese pautas de utilidad social, yendo primero quienes nos cuidan y los más vulnerables. Una autoridad superior restringía la libertad de quienes más tenían para primar el bien común. Esa idea es tan potente que nadie ha osado cuestionarla, ni siquiera las derechas, y así puede que pase desapercibida. Por eso hay que reivindicarla.

A partir de ahí es fácil deducir cuál es la tarea para las fuerzas democráticas. Las relaciones cooperativas, de cuidados o de regulación pública del interés general deben ser conectadas, fortalecidas y extendidas. Se trata de hacer cotidiano lo que fue excepcional. Y para que no dependa del altruismo, de la conmoción o del heroísmo puntual, necesitamos instituciones estatales y comunitarias que organicen en la vida cotidiana esas relaciones y esas prácticas. Defender lo común no es poner memes de Lenin muy serios en Twitter, sino encontrar en la vida cotidiana, en los dolores cotidianos y en los deseos cotidianos las razones para una nueva voluntad colectiva nacional-popular para expandir la desmercantilización y la libertad, y las transformaciones económicas y estatales necesarias para ello, en un ciclo virtuoso de reformas en que cada paso adelante genere fuerzas, convicciones y arraigo en la vida cotidiana como para ir a por el siguiente.

No es solo un problema del tamaño del Estado. Estamos en algo distinto del neoliberalismo tal y como lo conocíamos. Incluso los grandes capitales reconocen y aceptan la nueva centralidad del Estado y la planificación, fueron los primeros en pedirle rescates y hoy hablan de colaboración público-privada. Cuando nosotros hablamos de Estado emprendedor, siguiendo a la economista Mariana Mazzucato, no nos referimos solo a que el Estado sea más grande. No es solo un prestamista y valedor en última instancia con más músculo, que regala en las buenas y rescata en las malas a quienes más tienen. Es un Estado eficaz, que orienta, que tiene una estrategia de país y que la conduce con el objetivo de fortalecer la sociedad y las comunidades, de enfrentar al cambio climático generando ciclos virtuosos de prosperidad, de democratizar las relaciones sociales y poner las condiciones para la vida buena. El termómetro para saber si se está produciendo un proceso de signo progresista es el de la correlación social de fuerzas: son progresivas y virtuosas las transformaciones que generen más fuerza para la ciudadanía y equilibren una balanza marcada por décadas de concentración oligárquica. Ese camino no es lineal, sino que tiene avances y retrocesos. Tampoco es solo gradual, pues experimenta saltos y quiebros.

Un gobierno progresista, así, no es el que choca con las derechas, que esto en todo caso es una derivada del proceso, sino que es el que reconstruye la sociedad sustituyendo la incertidumbre por la seguridad de los derechos y reequilibrando la balanza entre democracia y oligarquía.

Nota: este artículo forma parte del libro Con todo. De los años veloces al futuro (Planeta, Barcelona, 2021).

Fuente de la informacion e imagen:  https://nuso.org

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Educación Pública, sin variantes

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

«El virus se mueve, muta, tiene variantes, pero el sistema educativo, no…»

El aprendizaje en general implica movimiento, procesos de cambio, transformación. Como lo diría con razón Jean Piaget, las y los niños pasan de un estado “A” de conocimiento a un estado “B”. Para el epistemólogo suizo, -dicho esto en términos resumidos-, las transformaciones cognitivas en los seres humanos, no solamente en la escuela, son el resultado de múltiples procesos de adaptación (equilibración y reequilibración) de los esquemas de conocimiento.

Por su parte, y perdonen ustedes la analogía, las y los expertos y especialistas en medicina interna (infectología), salud pública (epidemiología) y patología, entre otros profesionales, indican que el virus o el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), del que forma parte el SARS-CoV-2, y que genera la enfermedad COVID-19, se modifica, se mueve, muta, pero es un cambio que implica variantes (como el que lleva el nombre de Delta u Ómicrón).

Procesos de cambio casi en todos lados

Mientras que el virus y sus variantes están activos, la educación camina muy poco, como sistema, casi sin variaciones. Así, la educación pública tiene un pendiente: Cambiar o adaptarse ante las nuevas condiciones, las nuevas realidades. Pasar a ser un agente activo, no pasivo, y reconvertirse en un conjunto de instituciones que generan nuevos procesos de aprendizaje y de gestión escolar, y ello significaría crear nuevas realidades (no necesariamente nuevas “normalidades”).

Según se puede leer en la información básica que proporciona el IMSS, los virus cambian constantemente a través de mutaciones y dichas mutaciones suelen dar lugar a una nueva variante del virus. Algunas variantes aparecen y luego desaparecen, mientras que otras variantes persisten. Nos indican, por lo tanto, que aparecerán con seguridad nuevas variantes.

En el caso de la educación pública en México –si seguimos la analogía-, la situación actual, después de casi dos años de suspensión de labores en las escuelas del sistema educativo mexicano, no hay certeza acerca de los cambios o adaptaciones institucionales correspondientes, en los hechos y en términos de las nuevas condiciones de la salud pública y de la reorganización del sistema educativo.

La SEP afirma, en voz de su titular, la Maestra Delfina Gómez, que han regresado a clases presenciales más de 24 millones de niñas, niños y jóvenes, desde educación básica hasta superior, a partir del inicio del ciclo escolar 2021-2022, en septiembre pasado. (1) Pero las clases presenciales, que han sido voluntarias, y las comunidades escolares mismas, no han recuperado sus niveles de asistencia y actividades cotidianas previos al inicio de la pandemia.

Esa cifra de asistencia a las escuelas es insuficiente, sobre todo si consideramos que la matricula oficial registrada poco antes del inicio de la pandemia y del resguardo o confinamiento social, era de poco más de 33 millones de estudiantes. Hasta la fecha, en consecuencia, alrededor de 9 millones de estudiantes no han regresado a clases presenciales. (2)

En el documento denominado “Guía para el regreso responsable y ordenado a las escuelas. Ciclo escolar 2021-2022″, la SEP y la Secretaría de Salud indican: “El avance de la política nacional de vacunación contra el virus SARS-CoV-2 ha modificado el perfil demográfico y epidémico de la pandemia. Las vacunas contra la COVID-19 disminuyen radicalmente el riesgo de consecuencias máximas para las personas, es decir, la necesidad de hospitalización o el fallecimiento. En consecuencia, el semáforo de riesgo epidémico fue modificado, a partir del 1 de junio de 2021, para adaptarlo a esta nueva realidad.” (3)

Dudas razonables: ¿En qué niveles educativos se ha detenido de manera sobresaliente el retorno a clases presenciales? ¿A quiénes afecta radicalmente esta situación no solamente en términos de aprendizajes, sino en la formación integral de las y los ciudadanos en el marco del derecho a la educación?

Pero quizá el problema más grave no sea la asistencia precaria e insuficiente a la escuela, en su formato presencial; más bien lo que preocupa es el conjunto de prácticas añejas, que no cambian, por parte de autoridades y directivos (no todos), pues no parecen entender que la actual es una nueva realidad, y que las escuelas apenas están en proceso de reconstrucción de sus nuevas realidades comunitarias.

El virus cambia, pero las actitudes de algunas autoridades educativas permanecen sin variantes

La directora y el director de la escuela es fuertemente presionada o presionado por el supervisor o la supervisora escolar (o de las/los jefes de sector) para que, a como dé lugar, se abran las escuelas. Sin embargo, no en todos los centros ni unidades académicas existen las condiciones adecuadas o mínimas, en infraestructura ni en capacitación de las figuras educativas y no educativas, sobre temas de salud pública para hacer efectivo el regreso.

En esos contextos, las autoridades educativas federales y estatales habrán de reconocer que el regreso será escalonado, paulatino, organizado, pero no precipitado ni forzado. No se trata de llevar al límite a las comunidades educativas sólo para posar para la foto. Sean más imaginativos. Cambien, caray. No se trata de que las comunidades educativas se vean desdibujadas en función de un afán de la alta burocracia, con el aval sindical, que reduce todo al hecho de presentar una imagen de control y de autoridad ante la sociedad, a través de los medios de comunicación, sin considerar el sentir genuino de las comunidades educativas.

El retorno es prioritario, sí, pero también habrán de ponderarse las nuevas circunstancias (la inminencia de una nueva ola de transmisión del virus, por ejemplo). Por ello, las comunidades educativas tienen sus propias dinámicas de reorganización y recreación de la vida cotidiana escolar. Además, ello implica luchar por un regreso auto organizado, autónomo (con apoyo de la comunidad), puesto que las autoridades educativas no han proporcionado las condiciones de infraestructura y accesorios de higiene adecuados que se requieren en la base del sistema educativo: las escuelas.

A pesar de la desesperación del presidente López Obrador, quien ha indicado que no hay pretexto para no regresar a clases, pues el personal educativo fue ya vacunado; o de las expresiones absurdas del empresario Salinas Pliego, en el sentido de que las y los profesores de educación superior “son rateros”, porque no han regresado a clases, es importante resaltar que el no retorno es ajeno a voluntarismos o a los caprichos del magisterio o del personal académico. El asunto es más de fondo. Es estructural-institucional, de organización y de recursos formativos y financieros.

Hay múltiples razones y motivos para que los procesos de adaptación y cambio no se lleven a cabo de manera acelerada durante este retorno a clases. De parte del magisterio mexicano hay compromiso de trabajo y actitud de cambio. Y hay constancia de que las y los docentes hemos estado activos en la atención y permanente comunicación con nuestr@s estudiantes y sus familias. Sin embargo, con las actitudes cerradas de algunas autoridades educativas, parece que el virus se mueve, muta, tiene variantes, pero una parte del sistema educativo, no.

Fuentes consultadas:

(1) Boletín SEP no. 289 Regresan a clases presenciales más de 24 millones de alumnos durante el ciclo escolar 2021-2022: Delfina Gómez.

(2) INEGI. Ver la siguiente liga:

https://inegi.org.mx/app/tabulados/interactivos/?px=educacion_06&bd=educacion

La matrícula escolar nacional según el INEGI, para el ciclo escolar 2020/2021, era de 33 millones 415 mil 994 estudiantes. En Preescolar había: 4 328 188; en Primaria: 13 677 465; en Secundaria: 6 394 720; en media superior: 4 985 005; y en superior: 4 030 616.

(3) SEP y Secretaría de Salud (2021). Guía para el regreso responsable y ordenado a las escuelas. Ciclo escolar 2021-2022.

Fuente de la información:  https://profelandia.com

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México: «Regreso seguro» por protocolos sanitarios: SEP

América del Norte/México/07-01-2022/Autor: Eduardo Murillo/Fuente: www.jornada.com.mx 

Ciudad de México. Se realizó un regreso a clases seguro gracias al esfuerzo de la comunidad escolar, afirmó la titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Delfina Gómez Álvarez, al encabezar el reinicio de actividades en Puebla.

Entrevistada sobre los estados donde los gobiernos locales decidieron no regresar a clases presenciales, la secretaria afirmó que se respetarán las decisiones de estas autoridades, sin embargo, señaló que es importante reactivar las actividades para fortalecer el aprendizaje y las relaciones socioafectivas de los estudiantes.

La funcionaria afirmó que para el presidente Andrés Manuel López Obrador, los maestros son una prioridad, por ello en los próximos días comenzarán a recibir la aplicación de la vacuna de refuerzo contra covid-19.

La ceremonia oficial se realizó en el Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec (CENHC) de la capital poblana, que agrupa a alumnos desde prescolar, primaria y secundaria hasta preparatoria.

Gómez Álvarez sostuvo que la SEP brindará todo el apoyo que sea necesario para que los docentes estén protegidos y, a su vez, garanticen un entorno seguro para sus alumnos.

Durante el tiempo que permaneció en el CENHC, la secretaria constató que se cumplieran todas las normas sanitarias de la “Guía para el regreso responsable y ordenado a las escuelas. Ciclo escolar 2021-2022”, con el fin de evitar el contagio de cualquier enfermedad.

En un mensaje a la comunidad de ese centro escolar, Delfina Gómez agradeció el esfuerzo de docentes, alumnos, padres y madres de familia para lograr el reinicio de clases presenciales de manera segura y cumpliendo con los protocolos sanitarios.

Agradecen alumnos regreso a clases

Gómez Álvarez también visitó la escuela primaria multilingüe “Emiliano Zapata”, cuyos alumnos hablan mazateco, nahua y tutunakú, y quienes le expresaron su agrado por regresar a clases presenciales.

La SEP desplegó a sus subsecretarios y directores en varios puntos del país para supervisar personalmente el reinicio de clases en Guerrero, Chiapas, Yucatán, estado de México, Morelos, Tabasco, Veracruz, Nayarit y la Ciudad de México.

Fuente e Imagen: https://www.jornada.com.mx/notas/2022/01/04/politica/regreso-seguro-por-protocolos-sanitarios-sep/

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México pospone vacunación de refuerzo para sector educativo

Días atrás, la Secretaría de Salud informó que el país ya inmunizó contra el virus causante de la Covid-19 al 90 por ciento de su población objetivo. |

Inclemencias climáticas en EE.UU. retrasan llegada al país de vacunas anticovid Moderna que se emplearán para ello.

La Secretaría de Salud de México informó este miércoles que se pospone hasta nuevo aviso la vacunación de refuerzo anticovid para personal del sector educacional, prevista para iniciarse el próximo 8 de enero, pues no llegarán a tiempo al país las vacunas de Moderna que se utilizarán en ese plan debido a inclemencias meteorológicas en Estados Unidos.

En un comunicado, la dependencia federal explicó que la tormenta invernal que afecta a esta nación retrasó el vuelo que traería esos antígenos a México este jueves.

Ante esta situación, se debió reprogramar la llegada de dicho embarque para el 8 de enero, tras lo cual empezarán a distribuirse y aplicarse dichas vacunas. El plan de refuerzo en el sector educacional comprende a 2.7 millones de personas.

En declaraciones a la prensa el pasado lunes, el secretario de Salud federal, Jorge Alcocer, dio a conocer que la vacunación de docentes y no docentes se realizará en dos etapas, primero en 16 entidades federativas y luego en las 16 restantes.

En otro reporte, la Secretaría de Salud precisó que la campaña general de inmunización sigue en marcha e informó que el pasado martes se aplicaron en todo el país 191.455 dosis.

De acuerdo con la oficina, de 82.114.490 personas que han recibido al menos una dosis, mientras que el 90 por ciento de la población objetivo ya tiene el esquema completo anticovid.

Medios de prensa informaron que este miércoles se confirmaron a nivel nacional 20.626 nuevos contagios de Covid-19, que es considerado el mayor incremento desde el inicio de la cuarta ola de contagios.

Salud precisó que el aumento en los casos sospechosos crecen 74 por ciento respecto a la semana pasada.

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/mexico-pospone-vacunacion-refuerzo-covid-sector-educacional-20220106-0008.html

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