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Las estudiantes chilenas esperan desde hace un año nuevos protocolos contra el acoso en la universidad

Por: Meritxell Freixas Martorell

La movilización estudiantil feminista de hace un año reclamó cambios en estos documentos, pero son pocos los centros que han concretado los cambios

“Ni el protocolo [de la universidad] ni el sistema judicial es suficiente para las denunciantes. Nos relegan a un rol secundario, donde todo es secreto y ni siquiera podemos decir qué pasó ni defendernos de las decisiones que toma la universidad”. Es la crítica que la estudiante de Derecho de la Universidad de Chile, Sofía Brito, expresaba en contra de la desprotección que vivió por acusar dentro de la universidad a uno de sus profesores. Fue en mayo de 2018, cuando la joven y exayudante de Carlos Carmona, quien además de académico fue presidente del Tribunal Constitucional, dio a conocer públicamente una denuncia por acoso sexual y laboral contra el docente que terminó provocando su dimisión. El caso motivó una protesta feminista que paralizó las clases de la facultad durante 74 días, en un contexto de movilizaciones estudiantiles que se replicaron en todo el país para exigir una educación no sexista y el fin de la violencia machista en las aulas.

Entre abril y agosto de 2018, la ola de protestas estudiantiles feministas provocó la ocupación y paralización de 24 universidades de Chile y convocó masivas manifestaciones en las principales ciudades del país.

Las primeras en organizarse fueron las jóvenes de la Universidad Austral de Chile, ubicada en la ciudad sureña de Valdivia. El 17 de abril de 2018 estudiantes de Antropología se tomaron el edificio de su facultad para denunciar varios casos de acoso y abuso entre estudiantes. A ellas se sumaron las jóvenes de Ciencias de la misma casa de estudios, que rechazaron la decisión de la institución de mantener en plantilla a un docente que, tras una investigación interna, fue hallado culpable de acosar sexualmente a una funcionaria. En un par de semanas, las ocupaciones llegaron a la capital, a la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, por las acusaciones de Sofía Brito en contra de Carmona.

Poco a poco, otras instituciones de educación superior, tanto públicas como privadas, fueron sumándose a la movilización estudiantil feminista. Entre ellas, la Universidad de Playa Ancha, en Valparaíso, que fue la que estuvo más tiempo en paro, casi cuatro meses, y que incluso implicó una huelga de hambre para conseguir que su rector aceptara el petitorio; o también la Pontificia Universidad Católica, que fue ocupada por última vez en 1986, en plena dictadura.

Universidades sin protocolos

Los petitorios que presentaron las estudiantes a los rectores de las universidades paralizadas recogían distintas demandas. Pero prácticamente todos tenían en común la creación o mejora de los protocolos internos para abordar situaciones de acoso y/o abuso; la suspensión y expulsión de los académicos involucrados en estos casos, y la eliminación de la educación sexista, una cuestión muy amplia que abarcaba desde el lenguaje que los docentes utilizan en clase, hasta cursos obligatorios con perspectiva de género incluidos en el currículum académico o cuotas de género en cargos académicos y administrativos, entre otros.

El informe Protocolos de acoso sexual en las universidades chilenas: una deuda pendiente, publicado hace un año por el Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (CEPPE) de la Universidad Católica, revelaba que sólo siete universidades de las 60 que existen en Chile habían diseñado y publicado protocolos contra el acoso sexual universitario a noviembre de 2017. A partir de enero de 2018, otras cuatro se sumaron a este proceso.

La investigación también señalaba tres limitaciones comunes de las instituciones universitarias para abordar esta cuestión: una definición restringida del acoso; el uso de protocolos como estrategia reactiva y no preventiva; y el desconocimiento de las lógicas de poder “entretejidas” en la problemática. “Los protocolos no son, en su diseño, ni equitativamente seguros ni cómodos para todas las partes”, concluyeron las autoras. Precisamente por eso, las protestas hicieron de su creación o mejora una necesidad de las estudiantes para actuar ante situaciones de acoso, abuso y violencia sexual en las universidades. En esa demanda, las jóvenes se encontraron con la complicidad de académicas y funcionarias que apoyaron sus reivindicaciones y presionaron para conseguirlas.

En Universidad de Chile y en la de Concepción, por ejemplo, en el último tiempo se han puesto en marcha “fiscalías” para mejorar las garantías de las investigaciones y evitar, así, que sean los académicos –muchas veces sin formación en género– los que tengan que esclarecer un caso de acoso o abuso dentro de la institución.

Falta de voluntad para avanzar

Consuelo Sarmiento fue una de las portavoces de la movilización de la Universidad Austral y hoy es parte del Observatorio de Género y Medios para el Sur. Explica que la protesta logró “fortalecer” algunos puntos del reglamento de la universidad en materia de acoso sexual y destaca la creación de la primera Secretaría de Género y Sexualidad de la universidad.

Sin embargo, la exestudiante lamenta que no se haya logrado “sacar a los académicos acosadores de las aulas”, hecho que, según ella, no pasa con los estudiantes, que son expulsados con mucha más facilidad: “Con los profesores la relación de poder es bastante distinta”, afirma. Según la prensa chilena, después de las protestas, un total de 16 universidades abrieron 132 procesos internos por denuncias de acoso y/o abuso sexual o laboral.

Desde la Universidad Católica, Daniela Pinto, estudiante de Bioquímica y una de las portavoces de la ocupación, cuenta que las estudiantes siguen “a la espera” de que se concreten los cambios que solicitaron en el protocolo: “Hoy todavía tenemos el mismo que el año pasado”, se queja. Piden que se incluya el acoso hacia las estudiantes –no sólo hacia las trabajadoras de la universidad–, que se acorten los tiempos de las investigaciones o que contemple también los casos ocurridos fuera del recinto universitario.

La joven explica que durante las negociaciones se acordó modificar el documento durante el primer semestre de este año, entendiendo que se pudieran prolongar los plazos porque se trata de un proceso lento. Sin embargo, en su opinión, “las autoridades no muestran voluntad para avanzar”.

Más allá de los pendientes en materia de protocolo, Pinto menciona que sí ha habido tímidos avances, por ejemplo, en la incorporación de dos psicólogas al equipo de abogadas que aborda los casos de violencia sexual. “El gran problema es que la Universidad no muestra nada de lo que está haciendo, se sabe sólo a nivel de autoridades y eso dificulta hablar de avances porque un estudiante de base no tiene ni idea de nada”, critica ella.

Esperar con cierta “frustración”

La movilización estudiantil feminista llevó al Ministerio de Educación a proponer un compromiso entre los rectores para avanzar en equidad de género. Por ahora, nueve universidades han firmado el acuerdo. Entre las medidas que deberán cumplir está que al menos un 40% de los integrantes de los órganos superiores sean mujeres y que en las elecciones de rectores compita al menos una mujer.

Este mes se cumple un año de aquel “mayo feminista” que tiñó las calles de Santiago de verde, color de la lucha por el aborto, y de lemas y consignas a favor de una educación no machista y libre de violencias. Pero con la distancia y perspectiva, las protagonistas de las marchas observan con cierto regusto amargo que no han avanzado tanto como esperaban. “Más allá del hito que representó la movilización y de un avance en la toma de consciencia, creo que hay un poco de frustración porque al final no hemos visto nada concreto ni tangible. Estamos en un punto muerto”, dice Pinto. “Y mientras no llegan los cambios, nuestras compañeras siguen en clase con sus abusadores, las siguen violentando”, añade.

Las tomas que lideraron las estudiantes en el otoño e invierno austral de 2018 contribuyeron a alimentar y consolidar el movimiento feminista en Chile, que tuvo su máxima expresión el pasado 8 de marzo, con masivas manifestaciones en todo el país. Las chilenas hicieron historia, pero no podría explicarse el éxito del 8M sin el pulso que abrieron las jóvenes hace justo un año. Los frutos de ese esfuerzo, pero, los siguen esperando impacientes hasta hoy.

Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/wp-content/uploads/2019/04/IMG_9656-768×512.jpg

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/04/29/las-estudiantes-chilenas-esperan-desde-hace-un-ano-nuevos-protocolos-contra-el-acoso-en-la-universidad/

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La libertad de cátedra en riesgo en EE.UU. por décadas de desfinanciamiento y ataques desde la derecha

Estados Unidos / 28 de abril de 2019 / Autor: Redacción / Fuente: Democracy Now!

 

La educación superior en Estados Unidos se encuentra en una grave crisis de desfinanciamiento y uno de sus efectos es la creciente amenaza para la libertad de cátedra. El escritor y académico Henry Reichman analiza esta amenaza en su nuevo libro, que sale esta semana, titulado: “The Future of Academic Freedom” (El futuro de la libertad de cátedra). En el libro dice: “El capitalismo académico —o como se lo suele denominar, la ‘privatización’— viene teniendo un gran impacto en la producción académica y la capacidad del cuerpo docente de unirse en defensa de las normas profesionales, especialmente la libertad de cátedra”. El capitalismo académico es una de las muchas cuestiones que Reichman aborda en su libro, que comienza preguntándose qué es la libertad de cátedra y analiza a partir de allí la pérdida de financiamiento estatal para la educación superior, así como la persecución a docentes por sus planteos políticos.

Fuente de la Noticia:

https://www.democracynow.org/es/2019/4/10/academic_freedom_at_risk_after_decades

ove/mahv

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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 28 de abril de 2019: hora tras hora (24×24)

28 de abril de 2019 / Autor: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 28 de abril de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

00:00:00 – España: ‘Los 41’, un proyecto de gamificación para salvar la educación

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306877

01:00:00 – H20 – Las redes sociales en la educación (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307140

02:00:00 – Plantean reforma integral de la educación en Paraguay

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307167

03:00:00 – El Arcón de Clío, educación más humana

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306844

04:00:00 – La libertad de cátedra en riesgo en EE.UU. por décadas de desfinanciamiento y ataques desde la derecha

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307174

05:00:00 – Agendamx: Educación en la Mira – 22 01 19 (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307151

06:00:00 – Reglamento General de Instituciones Educativas de la Provincia de Buenos Aires (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307258

07:00:00 – Los maestros y sus relaciones de poder en el aula

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306849

08:00:00 – Maestros de maestros: Jean Frederich Herbart (1776-1841) -PDF-

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307254

09:00:00 – «La educación pública en México hoy» – Hugo Aboites y el Comité Estudiantil Metropolitano – #SEME (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306897

10:00:00 – Educar hacia la rebeldía

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307236

11:00:00 – Inclusión educativa o el aprender a mirar desde la perspectiva de un nosotros común

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306888

12:00:00 – Argentina: Los docentes se suman al paro del 30 de abril

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307155

13:00:00 – Slauko Dykan – Profesor alemán en Gymnasium (Pensando sobre Educación) -Video-

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307158

14:00:00 – Bolivia: Buscan bajar índice de bachilleres reprobados en las universidades

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307239

15:00:00 – Qué puede hacer la escuela ante la violencia de género

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306885

16:00:00 – Marcela Gaete | Lanzamiento libro Pedagogía en Contextos de Encierro en América Latina (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307242

17:00:00 – Mar Romera: “La escuela del siglo XXI es la del ser y no la del saber”

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307161

18:00:00 – Docentes en Youtube: ¿una nueva forma de aprender?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307233

19:00:00 – 10.000 estudiantes uruguayos se están preparando emocionalmente para los trabajos del futuro

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306857

20:00:00 – El daño de Peña a la educación, que AMLO promete reparar #ContralíneaTV

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307245

21:00:00 – “La Educación en Movimiento”: Una película sobre la educación popular en América Latina

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307164

22:00:00 – Trabajadores de la educación en Francia rechazan reformas de Macron

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23:00:00 – Colombia: Historias inspiradoras de educación y transformación (Video)

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En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

ove/mahv

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Coloquio Internacional ESIAL: Racismo y Educación Superior, Convocatoria de ponencias

La Cátedra UNESCO Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina convoca a la presentación de ponencias para el 6º Coloquio Internacional “Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina. Las múltiples formas del racismo y la discriminación racial”, a realizarse en Buenos Aires del 6 al 8 de noviembre de 2019.

Las ponencias deberán analizar las formas en que el racismo y la discriminación racial se manifiestan hoy en la Educación Superior.

Se otorgarán hasta cinco becas de participación.

Contacto: redesial@untref.edu.ar

Fecha y Lugar
Fecha límite para la presentación de ponencias: 7 de junio de 2019
Bases en españolBases en portugués

Más información

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Universidad Nacional de Tres de Febrero

Fuente: información enviada a la redacción OVE

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Daniel Mato “La extensión universitaria enriquece la ciencia”

Daniel Mato se especializa en analizar los vínculos entre las universidades y la sociedad
“La extensión universitaria enriquece la ciencia”
Examinó más de 200 experiencias de vinculación entre equipos de 39 universidades argentinas y sus comunidades. ¿Por qué la extensión tiene menor jerarquía? ¿Por qué no es reconocida como la docencia y la investigación?
Daniel Mato es Doctor en Ciencias Sociales (Universidad Central de Venezuela) e Investigador Principal del Conicet en el Centro Interdisciplinario de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional Tres de Febrero. Desde hace casi 30 años, se concentra en analizar los vínculos entre las instituciones universitarias y los grupos sociales. Sostiene la defensa de una perspectiva integral capaz de reunir y aprovechar las potencialidades de las actividades de docencia, investigación y extensión –ésta última tradicionalmente devaluada respecto de las otras–. La tarea representa un verdadero desafío porque implica redefinir nada menos que los modelos de evaluación, así como también rever los procesos de legitimación social que hace que, en definitiva, algunos conocimientos sean legítimos y otros descartables.

–¿Por qué, todavía, se piensan las relaciones entre universidad y sociedad en términos de extensión?

–Las personas que nos dedicamos a analizar el concepto, habitualmente, nos dividimos en dos grupos: los que emplean la palabra “extensión” porque así está expresado en la Ley de Universidades y en los estatutos, y los que preferimos el empleo de otras nociones como “vinculación social”. El problema con el término extensión es que prescribe una situación en que la institución universitaria extiende su brazo protector y brinda sus conocimientos hacia la masa social, pero nunca se produce en el sentido inverso. Sin embargo, como en otras esferas, se crearon grises que se ajustan más a la actualidad como “extensión de nuevo tipo”, “extensión de doble vía”, o bien, “compromiso universitario”. De cualquier modo, el asunto no es de terminología sino de jerarquía.

–¿Son más, o menos reconocidas que las prácticas de investigación y docencia? 

–Se produce una paradoja: pese a que las oficinas de extensión, en general, están muy desatendidas –especialmente desde el financiamiento–, las personas que desarrollan estas actividades muestran un compromiso increíble con las comunidades en las que se involucran. No es un trabajo reconocido por las universidades ni tampoco por otros organismos como el Conicet, de modo que los docentes-investigadores privilegian la realización de otras tareas. Es algo así como “la cenicienta de las funciones universitarias”, un conjunto de obligaciones que las instituciones desarrollan solo si pueden y cuando las otras ya fueron cubiertas. No obstante, se produjeron cambios saludables en el último tiempo: el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) incluyó el tema de las secretarías de extensión como uno de los puntos fundamentales a revalorar.

–¿Por qué el Conicet no reconoce las actividades de extensión que desarrollan sus investigadores?

–En realidad, las agencias de investigación en toda Latinoamérica ignoran la centralidad de aquellas actividades que los investigadores practican en estrecho vínculo con las comunidades. La extensión no tiene el reconocimiento que posee la investigación, pese a que los modos de evaluación de esta última deberían ser interrogados y cuestionados.

–¿En qué sentido?

–Medir el impacto de algunas investigaciones a partir de la publicación de papers no es adecuado. Si la productividad de un trabajo solo puede calcularse a partir de la cantidad de veces que es citado en otras revistas académicas estamos complicados. También deberían contemplarse, por ejemplo, en función de su capacidad para resolver problemas concretos de las poblaciones. Ni siquiera las patentes son muestra de ello, porque no todo lo que se patenta se utiliza ni tampoco asegura un empleo con fines benéficos. Sin ir más lejos, las armas también se patentan. En definitiva, la publicación en revistas puede funcionar como un indicador válido, pero uno más entre tantos. Hace dos años el Conicet habilitó un lugar para anotar las actividades de extensión que los científicos realizan pero no otorgan puntaje. Los sistemas de evaluación de las universidades, asimismo, espejan lo que ocurre en este organismo y reproducen los mismos problemas.

–¿De qué manera habría que medir el impacto de la extensión?

–No pueden ser examinadas con las mismas herramientas con las que se mide la calidad de las investigaciones. Los mecanismos de control requieren de evaluaciones contextuales, a partir del monitoreo de resultados parciales y finales. El mejor instrumento es consultar la opinión de los miembros de los grupos sociales en los que se intervino. La universidad debe habilitar esas voces y otorgarles la importancia que se merecen, a partir de la creación (algunas ya los tienen) de consejos sociales, encargados de auditar los resultados de los proyectos en el área. Por supuesto que es mucho más trabajoso medir el impacto en los grupos sociales que contar citas en artículos, pero es un desafío que debe tomarse porque la única vía de obtener más presupuesto para desarrollar las tareas de extensión es a partir de su legitimación social.

–¿Se cree que las actividades con las comunidades no son complementarias con la investigación?

–Por el contrario, las prácticas de extensión enriquecen los trabajos de investigación y docencia que realizan los científicos. Debemos cambiar la perspectiva y comprender el conjunto a partir de un enfoque integral. Mi propio trabajo se ha beneficiado ampliamente de mis tareas en colaboración con universidades indígenas interculturales, creadas por organizaciones sociales y también por los Estados para estas poblaciones. La Universidad Maya-Chachiqué, Maya-Ixil (ambas de Guatemala) y la Universidad Autónoma Indígena Intercultural (Colombia) corresponden al primer grupo; mientras que en el segundo se podría incluir a las 12 universidades mexicanas que, a partir de 2007, surgieron gracias al trabajo de la Secretaría de Educación Pública de aquel país y también a las gestionadas en Bolivia bajo la denominación “Universidades Interculturales Indígenas Productivas de Bolivia”.

–¿Y qué ocurre con los modelos de aprendizaje?

–En las de modelo estatal existe una adaptación del régimen universitario convencional (es decir, el de las universidades nacionales) y se realizan esfuerzos legítimos de colocar a las instituciones en diálogo con las demandas y las necesidades de las comunidades. En el caso de las creadas desde las organizaciones indígenas, directamente, se parte de sus modos de aprendizaje para construir los programas pedagógicos. Los saberes y conocimientos surgen de la experiencia y en contexto: la sensibilidad que se debe adquirir al momento de pescar o la precisión para preparar los analgésicos artesanales requieren de muchísima práctica y destreza.

–A menudo, se critica el aprendizaje por experiencia como si fuera un modo devaluado de producir y adquirir conocimientos.

–Es por mera ignorancia, ya que algo muy similar ocurre en las Escuelas de Negocios de la Universidad de Harvard que todos veneran: allí también los estudiantes aprenden con la solución de casos que se elaboran a partir de experiencias concretas; no solo de las exitosas sino también de los fracasos. Lo mismo sucede en las escuelas de medicina: más allá de las clases teóricas, los médicos no se forman de manera completa sin los ejercicios prácticos. Constituye, todavía, un grave error de la academia subestimar a las clases populares.

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Estados Unidos: Warren quiere eliminar matrícula y reducir deuda estudiantil

América del norte/Estados Unidos/25 Abril 2019/Fuente: Prensa Latina

La senadora y aspirante presidencial demócrata Elizabeth Warren propuso hoy un ambicioso plan destinado a cancelar la mayoría de las deudas de préstamos estudiantiles y eliminar los costos de matrícula en las universidades públicas estadounidenses.
La iniciativa de la legisladora por Massachusetts demandaría 1,25 billones (millones de millones) de dólares en 10 años, los cuales serían pagados con ingresos provenientes de otra de sus propuestas: un aumento de impuestos para las familias y corporaciones más ricas del país.

En un artículo difundido en Internet, Warren sostuvo que su plan está destinado a dar a cada estadounidense la oportunidad de asistir a una universidad pública de dos o cuatro años sin pagar un centavo en matrícula o cuota.

Asimismo, busca ‘que la universidad gratuita sea verdaderamente universal’, al hacer que la educación superior de todo tipo sea más inclusiva y esté disponible para todos los estudiantes, especialmente de bajos ingresos, negros y latinos, sin la necesidad de que se endeuden.

De acuerdo con la senadora, su propuesta eliminaría 50 mil dólares en deuda de préstamos estudiantiles a cada persona con un ingreso familiar de menos de 100 mil dólares al año, mientras que quienes tienen ingresos hasta 250 mil dólares también recibirían reducciones.

Un análisis económico de los principales expertos en préstamos estudiantiles determinó que el plan cancelaría al menos una parte de la deuda para el 95 por ciento de las personas que tienen ese tipo de compromisos económicos, y la eliminaría de forma completa para el 75 por ciento, señaló Warren.

La iniciativa de la miembro de la Cámara Alta incluiría, asimismo, la creación de un fondo de 50 mil millones de dólares para los Colegios y Universidades Históricamente Negras y las Instituciones de Servicio a Minorías.

Además, dispondría de fondos federales adicionales para los estados que demuestren mejoras considerables en las tasas de inscripción y graduación de estudiantes de bajos ingresos y de color.

Según la aspirante a la Casa Blanca, expertos consideran que su medida de cancelación de deuda crearía un estímulo económico, y ‘un estudio tras otro muestran que las inversiones en educación superior ofrecen enormes rendimientos por cada dólar’.

Warren denunció que los estados han ido invirtiendo menos por estudiante en las universidades comunitarias y en las públicas de cuatro años, mientras las propias escuelas han aumentado la matrícula y las cuotas para compensar la brecha.

En lugar de intervenir para responsabilizar a los estados, o para pagar más y mantener los costos razonables, el Gobierno federal optó por una tercera opción: empujar a las familias que no pueden costear los precios escandalosos de la educación superior a pedir préstamos, señaló.

Datos difundidos en febrero pasado arrojan que 44 millones de estadounidenses tienen algún tipo de deuda estudiantil, la cual alcanza 1,5 billones (millones de millones) de dólares a nivel nacional.

Imagen: https://www.prensa-latina.cu/images/2019/abril/22/A-Elizabeth-Warren.jpg
Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=271427&SEO=ee.uu.-warren-quiere-eliminar-matricula-y-reducir-deuda-estudiantil
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España: El crecimiento de la universidad privada convierte la educación superior en un negocio de alta rentabilidad

Europa/ España/ 22.04.2019/ Fuente: www.eldiario.es.

La universidad privada en España se ha convertido ya en un nicho de negocio que mueve mucho dinero. Y deja unos márgenes de beneficio de hasta el 50% en algunos casos. El sector, que incluye universidades y escuelas de negocio, facturó en total 2.255 millones de euros en 2017, según la consultora DBK, con un crecimiento anual del 7%. Este diario ha recabado datos de 23 centros privados (los otros ocho no los tienen publicados y no han respondido a la petición de información realizada), que arrojan unos ingresos de 1.682 millones de euros en el último ejercicio con una rentabilidad media del 9,41%, según las cuentas que los propios centros publican, en algunos casos, o extraídas del Boletín Oficial del Registro Mercantil.

Estas cifras ha hecho que la educación superior sea un campo que inversores de todo tipo miran cada vez con mayor interés. Entre las 23 universidades privadas de las que hay información pública ganaron en el último curso 146 millones de euros antes de impuestos.

No todas son iguales

Pero los datos gruesos pueden llamar a engaño: el comportamiento de los centros es desigual.

En general se podría hablar de tres categorías de universidades privadas, al menos en función de sus balances recientes. En un primer grupo estarían ocho centros (la Universidad de Navarra, Deusto, la Internacional de Catalunya, Mondragón University, la Universidad de Vic y la Udima) que presentan beneficios por debajo del 3% o incluso pérdidas (es el caso único de la Universidad de Navarra, que perdió 20 millones de euros el último curso, y de la Europea de Canarias, con un déficit de 436.000).

Un segundo grupo intermedio lo forman cinco universidades que están entre el 4% y el 10% de margen de ganancias. Son la Universidad San Pablo CEU, la Europea de Madrid, la Camilo José Cela, la Abad Oliva CEU y la Antonio de Nebrija.

Por último, las universidades privadas que ganaron más del 10% de sus ingresos son diez: la Pontificia de Comillas, la Europea de Valencia, la Alfonso X El Sabio, IE University, Universidad de San Jorge, Europea Miguel de Cervantes, Isabel I, UNIR, Francisco de Vitoria y la Internacional de Valencia. Especial mención merecen en esta categoría la Alfonso X El Sabio (obtuvo un beneficio sobre ingresos del 55%), la Isabel I (50%), la Internacional de Valencia (28% de margen), la IE University (27%) y la Pontificia de Comillas (25% de beneficio).

Las universidades Ramón Llull, Pontificia de Comillas, Loyola de Andalucía, UCAM y Católica San Vicente Mártir no tienen sus cuentas publicadas ni han respondido a la petición de este diario. La Católica de Ávila sí respondió, aunque lo hizo denegando la solicitud porque las cuentas no son públicas.

Religiosos y laicos por igual

Las universidades privadas operan bajo diferentes formas jurídicas, pero la Iglesia católica española domina el territorio: operan 13 universidades católicas o de inspiración cristiana, sean de la Iglesia, de algunas de sus congregaciones o impulsadas por el sector civil pero relacionadas con el catolicismo.

No le va mal a la Iglesia y entorno con la educación superior. Aunque muchos de sus centros se declaran «sin ánimo de lucro», entre todos generaron 968 millones de euros en ingresos (aunque casi la mitad corresponden a la Universidad de Navarra) y unas ganancias conjuntas de 39 millones de euros (Navarra perdió 20). Mención especial por sus cifras merecen la Universidad Pontificia de Comillas, que ganó 23 millones de euros el pasado curso, San Pablo CEU (15 millones), la Universidad de San Jorge (cuatro millones y un retorno del 20%) y la Francisco de Vitoria, que obtuvo 11 millones de euros de beneficios antes de impuestos.

Además de los religiosos, otros sectores han creado (o participado) centros privados en los últimos años. Por ejemplo, la familia Segovia montó la Universidad Camilo José Cela a través de la Institución Educativa SEK, con la que ganaron 2,7 millones de euros en el último curso. O el Instituto de Empresa la IE University, que ha obtendio un 27% de margen positivo. El empresario sanitario Elecier Villar, junto a otras cinco familias, puso en marcha la Universidad Europea Miguel de Cervantes, que ingresa 11,1 millones de euros al año y devuelve 2,3, un margen del 21%.

El burgalés Grupo Campus Educativo le saca una rentabilidad del 50% a la Universidad Isabel I. La UCAM (Universidad Católica San Antonio de Murcia) es la última de las grandes universidades impulsadas desde el sector civil (aunque vinculada a la iglesia hasta el punto de que el Papa ha intervenido para poner orden en algunas cuestiones polémicas del centro) y está asociada al nombre de José Luis Mendoza Pérez (un laico neocatecumenal). No tiene publicadas sus cuentas.

Un caso a medio camino entre unas y otras es el de la Universidad Internacional de Valencia, creada por la Generalitat valenciana, aunque siempre fue de gestión privada. La ha comprado recientemente la Editorial Planeta, que obtuvo un beneficio del 28% en el último ejercicio, cuando ganaron 4,6 millones de euros.

Un terreno propicio

El cóctel detrás de estos datos es goloso: un mercado laboral que cada vez demanda más formación (que aporta una clientela asegurada). Una competencia –la universidad pública– con unos precios que han subido notablemente en los últimos años acercando el coste entre ambas opciones. A esto se le añade un potencial de país europeo atractivo para el creciente público internacional y una mayor agilidad a la hora de ofertar másteres más pegados a las demandas de las empresas.

Los fondos de inversión ya han detectado la oportunidad de rentabilidades en el segmento educativo en España: en el último mes se ha conocido que dos de ellos, con sede en Londres, Permira y CVC Capital Partners, han adquirido dos de las universidades privadas más rentablesde España, la Universidad Europea y la Alfonso X El Sabio por 770 y 1.100 millones de euros respectivamente (la segunda cifra no es oficial, la aporta El Confidencial).

La compra de la Universidad Europea (todo un conglomerado de centros entre España y Portugal) y la Alfonso X El Sabio supone pagar 15 veces los 50 millones de euros de beneficios anuales del grupo en el primer caso y 18 veces en el segundo.

El terreno de juego parece abonado. El número de universidades privadas no para de crecer en España mientras no se levanta un centro público desde que se aprobara la Politécnica de Cartagena a principios de los años 90. Los últimos ejemplos están muy recientes: la Comunidad de Madrid acaba de aprobar tres nuevos centros privados, que serán una realidad en cuanto se acabe el trámite legal. En la región, ejemplo de la apuesta por lo privado, habrá 13 universidades privadas (más todos los campus de otras que no tienen su sede en la capital) frente a las seis públicas.

Además, las privadas están ganando la batalla por llevarse a los alumnos, especialmente de los másteres que se han vuelto cada vez más imprescindibles desde la implantación del Plan Bolonia derivado del Espacio Europeo de Educación Superior implantado en 2007. En los últimos diez años, con la eclosión de estos posgrados, las universidades privadas han multiplicado por diez sus alumnos de máster (de 7.668 a 73.744 al año) y más que duplicado el porcentaje respecto al total (del 15% al 36%). Las públicas han multiplicado sus alumnos por tres (de 42.753 a 131.305) y reducido la proporción de todo el alumnado superior (del 85% al 64%).

La lógica del movimiento

Algunos expertos vaticinan que las recientes adquisiciones de universidades por parte de fondos no van a ser los últimos. «Los fondos están repletos de efectivo y buscan cualquier cosa que dé rentabilidad», explica José García Montalvo, profesor de Economía en la Universidad Pompeu Fabra. «Parece lógico pensar que las instituciones con capacidad de dar títulos puedan dar rentabilidad», añade.

Rafael Ramiro, profesor en Icade Bussinness School, valora que los fondos paguen «ese nivel de múltiplo» (sobre los beneficios anuales) y en un post de su blog aventura algunas actuaciones que podrían realizar para mejorar las perspectivas de negocio: consolidación de la oferta universitaria privada con el objetivo de ganar en tamaño para ahorrar en los costes fijos; la creación de grandes instituciones educativas integradas, dando lugar a grandes grupos educativos que abarquen desde Primaria hasta la Universidad; la internacionalización del alumnado para atraer estudiantes latinoamericanos y asiáticos para elevar los ingresos por matriculaciones; la innovación educativa para competir con los grandes campus presenciales públicos; la mencionada y creciente demanda de formación; y la transformación de la operativa interna para aumentar la eficiencia de las organizaciones y reducir gastos.

Fuente de la noticia: https://www.eldiario.es/sociedad/negocio-educacion-universitaria-privada_0_887162099.html

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