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Entrevista a Noam Chomsky: «Los intentos de poner la educación superior al servicio del sector privado toman formas casi cómicas»

Por C.J. Polychroniou

A lo largo de la mayor parte del periodo moderno, desde la época conocida como la Ilustración, la educación fue ampliamente considerada como el activo más importante para la construcción de una sociedad decente.

Sin embargo, este valor parece haber caído en desgracia en el período contemporáneo, tal vez como un reflejo del dominio de la ideología neoliberal, creando en el proceso un contexto en el que la educación se ha reducido cada vez más al logro de habilidades profesionales y especializadas que atienden a las necesidades del mundo empresarial.

¿Cuál es el papel real de la educación y su vínculo con la democracia, con las relaciones humanas dignas y con una sociedad digna? ¿Qué define a una sociedad culta y decente? El lingüista, crítico social y activista de renombre mundial Noam Chomsky comparte sus puntos de vista sobre la educación y la cultura en esta entrevista exclusiva para Truthout.

Al menos desde la Ilustración, la educación ha sido vista como una de las pocas oportunidades para que la humanidad levante el velo de la ignorancia y cree un mundo mejor. ¿Cuáles son las conexiones reales entre la democracia y la educación? ¿O esos vínculos se basan principalmente en un mito, como argumentó Neil Postman en The End of Education?

No creo que haya una respuesta simple. El estado actual de la educación tiene elementos tanto positivos como negativos, en este sentido. Un público educado es sin duda un requisito previo para el funcionamiento de una democracia, donde “educado” significa no solo informado, sino capacitado para investigar libre y productivamente, el fin principal de la educación. Hacia ese objetivo a veces se avanza, otras veces se ponen obstáculos, en la práctica real, y cambiar el equilibrio en la dirección correcta es una tarea importante, una tarea de importancia inusual en los Estados Unidos, en parte debido a su poder único, en parte debido a las formas en lo que se diferencia de otras sociedades desarrolladas.

Es importante recordar que, aunque el país más rico del mundo durante mucho tiempo, hasta la Segunda Guerra Mundial, EE.UU. era una especie de páramo cultural. Si uno quería estudiar ciencias avanzadas o matemáticas, o convertirse en escritor y artista, a menudo se sentía atraído por Europa.

Gran parte de lo que prevalece en el mundo actual es una educación impulsada por el mercado, que en realidad está destruyendo los valores públicos y socavando la cultura de la democracia con su énfasis en la competencia, la privatización y la obtención de ganancias. Como tal, ¿qué modelo de educación cree que es la mejor promesa para un mundo mejor y en paz?

En los primeros días del sistema educativo moderno, a veces se contraponían dos modelos. La educación podría concebirse como un recipiente en el que se vierte agua, un recipiente muy agujereado, como todos sabemos. O podría pensarse como un hilo, trazado por el instructor, a lo largo del cual los estudiantes avanzan a su manera, desarrollando sus capacidades para “indagar y crear”. Este es el modelo defendido por Wilhelm von Humboldt, el fundador del sistema universitario moderno.

Creo que las filosofías educativas de John Dewey, Paulo Freire y otros defensores de la pedagogía crítica y progresista pueden considerarse desarrollos adicionales de la concepción humboldtiana, que a menudo se implementa como algo natural en las universidades, porque es esencial para la enseñanza avanzada y la investigación, sobre todo en las ciencias. Un famoso físico del MIT era conocido por decirle a sus alumnos de primer año que no importa lo que estudien, importa lo que descubran.

Las mismas ideas se han desarrollado con bastante imaginación hasta el nivel de jardín de infancia, y son muy apropiadas en todo el sistema educativo y, por supuesto, no solo en las ciencias. Personalmente, tuve la suerte de haber estado en una escuela experimental deweyana hasta los 12 años, una experiencia muy gratificante, muy diferente de la escuela secundaria académica a la que asistí, que tendía hacia el modelo del agua en un recipiente, igual que los programas de “enseñar para el examen” que están más extendidos ahora mismo. Los alternativos son el tipo de modelos que se deben seguir si se quiere tener alguna esperanza de que una población verdaderamente educada, en todas las dimensiones del término, pueda enfrentar las cuestiones muy críticas que están ahora mismo en la agenda.

Lamentablemente, las tendencias educativas impulsadas por el mercado que usted menciona son muy reales y dañinas. Deberían, creo, ser consideradas como parte del ataque neoliberal general contra el público. El modelo empresarial busca la “eficiencia”, lo que significa imponer la “flexibilidad laboral” y lo que Alan Greenspan calificó de “creciente inseguridad de los trabajadores” cuando elogiaba la gran economía que dirigía (antes de que colapsara). Eso se traduce en medidas tales como socavar los compromisos a largo plazo con el profesorado y depender de mano de obra temporal barata y fácilmente explotable (adjuntos, estudiantes de posgrado). Las consecuencias son perjudiciales para la fuerza laboral, los estudiantes, la investigación y la indagación, de hecho, todos los objetivos que la educación superior debe tratar de lograr.

A veces, tales intentos de empujar el sistema de educación superior hacia el servicio al sector privado toman formas que son casi cómicas. En el estado de Wisconsin, por ejemplo, el gobernador Scott Walker y otros reaccionarios han estado intentando socavar lo que alguna vez fue la gran Universidad de Wisconsin, transformándola en una institución que satisfaga las necesidades de la comunidad empresarial del estado, al mismo tiempo que recorta el presupuesto y genera una mayor dependencia del personal temporal (“flexibilidad”). En un momento dado, el gobierno estatal incluso quiso cambiar la misión tradicional de la universidad, eliminando el compromiso de “buscar la verdad”, una pérdida de tiempo para una institución que produce personas útiles para las empresas de Wisconsin. Eso fue tan escandaloso que llegó a los periódicos, y tuvieron que afirmar que fue un error administrativo y retirarlo.

Sin embargo, es ilustrativo de lo que está sucediendo, no solo en los Estados Unidos sino también en muchos otros lugares. Al comentar sobre estos desarrollos en el Reino Unido, Stefan Collini concluyó de manera muy plausible que el gobierno Tory está intentando convertir universidades de primera clase en instituciones comerciales de tercera clase. Así, por ejemplo, el Departamento de Clásicos de Oxford tendrá que demostrar que puede venderse en el mercado. Si no hay demanda en el mercado, ¿por qué la gente debería estudiar e investigar la literatura griega clásica? Esa es la máxima vulgarización a la que hemos llegado, que puede resultar de imponer los principios capitalistas de estado de las clases empresariales a toda la sociedad.

¿Qué se necesita hacer para proporcionar un sistema de educación superior gratuita en los Estados Unidos y, por extensión, desviar fondos del complejo militar-industrial y del complejo penitenciario-industrial hacia la educación? ¿Requeriría esto una crisis de identidad nacional por parte de una nación históricamente expansionista, intervencionista y racista?

No siento que el problema sea tan profundo. Estados Unidos no fue menos expansionista, intervencionista y racista en años anteriores, pero sin embargo estuvo a la vanguardia del desarrollo de la educación pública masiva. Y aunque los motivos eran a veces cínicos (convertir a los agricultores independientes en engranajes de la industria de producción en masa, algo que lamentaban amargamente), hubo muchos aspectos positivos en estos desarrollos. En años más recientes, la educación superior era prácticamente gratuita. Después de la Segunda Guerra Mundial, el proyecto de ley GI proporcionó matrícula e incluso subsidios a millones de personas que probablemente nunca habrían ido a la universidad, lo que fue muy beneficioso para ellos y contribuyó al gran período de crecimiento de la posguerra. Incluso las universidades privadas tenían tarifas muy bajas para los estándares contemporáneos. Y el país entonces era mucho más pobre de lo que es hoy. En otros lugares, la educación superior es gratuita o casi gratuita. En países ricos como Alemania (el país más respetado del mundo según las encuestas) y Finlandia (que constantemente ocupa un lugar destacado en el rendimiento) y países mucho más pobres como México, que tiene un sistema de educación superior de alta calidad. La educación superior gratuita podría instituirse sin mayores dificultades económicas o culturales, al parecer. Lo mismo ocurre con un sistema de salud pública racional como el de países comparables.

Durante la era industrial, muchas personas de clase trabajadora en todo el mundo capitalista se sumergieron en el estudio de la política, la historia y la economía política a través de un proceso de educación informal como parte de su esfuerzo por comprender y cambiar el mundo a través de la lucha de clases. Hoy en día, la situación se ve muy diferente, con gran parte de la población de la clase trabajadora abrazando el consumismo vacío y la indiferencia política, o peor aún, apoyando con bastante frecuencia a partidos políticos y candidatos que de hecho son partidarios acérrimos del capitalismo corporativo y financiero y promueven un movimiento contra la agenda de la clase obrera. ¿Cómo explicamos este cambio radical en la conciencia de la clase trabajadora?

El cambio es tan claro como lamentable. Con bastante frecuencia, estos esfuerzos se basaron en sindicatos y otras organizaciones de la clase trabajadora, con participación de intelectuales en partidos de izquierda, todas víctimas de la represión y la propaganda de la Guerra Fría y del amargo conflicto de clases librado por las clases empresariales contra la organización obrera y popular, que aumentó particularmente durante el período neoliberal.

Vale la pena recordar los primeros años de la revolución industrial. La cultura obrera de la época estaba viva y floreciente. Hay un gran libro sobre el tema de Jonathan Rose, llamado The Intellectual Life of the British Working Class. Es un estudio monumental de los hábitos de lectura de la clase trabajadora de la época. Contrasta “la búsqueda apasionada del conocimiento por parte de los autodidactas proletarios” con el “filisteísmo generalizado de la aristocracia británica”. Más o menos lo mismo sucedía en las nuevas ciudades de clase trabajadora de los Estados Unidos, como el este de Massachusetts, donde un herrero irlandés podía contratar a un niño para que le leyera los clásicos mientras trabajaba. Las chicas de la fábrica estaban leyendo la mejor literatura contemporánea del momento, lo que estudiamos como clásicos. Condenaron al sistema industrial por privarlos de su libertad y cultura. Esto continuó durante mucho tiempo.

Soy lo bastante viejo para recordar la atmósfera de la década de 1930. Una gran parte de mi familia provenía de la clase trabajadora desempleada. Muchos apenas habían ido a la escuela. Pero participaban de la alta cultura de la época. Hablarían de las últimas obras de teatro, conciertos del Cuarteto de Cuerdas de Budapest, diferentes variedades de psicoanálisis y todos los movimientos políticos imaginables. También había un sistema de educación obrera muy activo en el que estaban directamente involucrados destacados científicos y matemáticos. Mucho de esto se ha perdido… pero se puede recuperar, no se ha perdido para siempre.

Fuente: https://rebelion.org/los-intentos-de-poner-la-educacion-superior-al-servicio-del-sector-privado-toman-formas-casi-comicas/

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Docentes de Puerto Rico proseguirán lucha contra junta fiscal

Prensa Latina 
Los docentes de Puerto Rico no cejarán en la lucha contra la junta fiscal, anunció hoy el gremio Educadores por la Democracia, Unidad, Cambio, Militancia y Organización Sindical (Educamos).

La determinación surge después que la víspera el Tribunal Supremo de Estados Unidos no tomara acción sobre un recurso para impedir que la Junta de Supervisión Fiscal (JSF), impuesta por Washington a Puerto Rico para controlar las finanzas públicas, despojara a los educadores de su derecho a pensiones fijas.

El foro judicial estadounidense desestimó el recurso presentado por el Frente Amplio en Defensa de la Educación Pública (Fadep), integrado por Educamos, la Federación de Maestros de Puerto Rico (FMPR) y la Unión Nacional de Educadores y Trabajadores de la Educación (Unete), para la revisión de los cambios al plan de pensiones de los maestros de Puerto Rico.

“El Tribunal Supremo federal ha permitido a la junta de control fiscal legislar sobre Puerto Rico, sin que tuviera facultad para ello”, estableció la organización Educamos.

El gremio aclaró que, contrario a la Asociación de Maestros de Puerto Rico (AMPR), que a través de la American Federation of Teachers (AFT) traicionó al magisterio al rendir sus derechos, “hemos llevado el caso a todos los foros disponibles”.

Tal como planteara el abogado Rolando Emmanuelli, experto en la Ley Promesa —que concluía derechos a los trabajadores puertorriqueños—, con la postura asumida por el Tribunal Supremo federal se desplazaron las leyes de retiro, lo que da un poder incorrecto a la JSF para legislar, señaló Educamos.

“No debe extrañarnos que la Junta, con sus estilos dictatoriales, acogiera las propuestas de la AMPR, ya que son los mismos que antes aceptaron aumentar de 2,0 a 9,5 por ciento el pago por el tiempo no cotizado, eliminando en la práctica ese derecho”, dijo Educamos.

Apuntó que también son los mismos que han renegado de las luchas en los años 2013 y 2014, cuando se logró mantener la Ley 91 para el magisterio activo entonces.

Educamos ratificó que “la lucha contra la JSF y la AMPR para que se nos devuelvan nuestros derechos, continúa, y si los foros legales decidieron favorecer a los grandes empresarios y dueños de los fondos buitre, despojando al pueblo de los servicios y derechos básicos, no nos dejan otra salida que la lucha militante, ya que la opción no puede ser quedarnos callados”.

“Continuar trabajando dentro de las actuales condiciones, durante más de 40 años, para al final de nuestras vidas terminar en la más absoluta pobreza no puede ser aceptado por nadie”, afirmó el gremio confiado en la capacidad de lucha del magisterio y del pueblo puertorriqueño, que en su momento harán valer la justicia para el magisterio activo y retirado.

lam/nrm

https://www.prensa-latina.cu/2022/11/22/docentes-de-puerto-rico-proseguiran-lucha-contra-junta-fiscal

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Entrevista a Ronaldo Andrés Gómez: “La educación tiene el poder de transformar la vida de los niños y proporcionarles un futuro mejor”

El director ejecutivo de la Fundación Ixtatán lleva adelante distintos proyectos educativos pensados para los jóvenes de Guatemala. Él mismo fue beneficiario de la organización que hoy dirige

A los 13 años, Ronaldo Andrés Gómez pasó por una experiencia que lo marcó y lo hizo descubrir que la educación era la clave para desarrollarse. En aquel momento, se dirigía hacia la frontera entre Guatemala y México para trabajar en los cafetales. Pasó un mes en el campo con la tarea de limpiar el café. Recuerda que se le hicieron muchos callos en las palmas de las manos y, a pesar del dolor, no podía dejar de trabajar. “Esa situación me hizo darme cuenta de que quería otra cosa para mi vida. Al regresar a mi casa, empecé a estudiar hasta que logré realmente encontrar una oportunidad. Descubrí que la única forma de desarrollar otra vida era a través de la educación”, cuenta el líder, de 36 años, de ascendencia maya-chuj y que pertenece a la comunidad Tiaktak.

En la actualidad, la comunidad Tiaktak reúne a unas 300 familias y se ubica en San Mateo Ixtatán, Guatemala. El maya es uno de los grupos indígenas más numerosos de América; de los pueblos que lo integran en la actualidad (30 reconocidos por los gobiernos de los países en donde se ubican), el chuj es uno de ellos, con asentamientos también en México.

De acuerdo con las cifras del Censo de Población 2018, Guatemala tiene una población de 14,9 millones de habitantes, de los que 6,5 millones (43,75%) se autoidentificaron como indígenas de los pueblos mayas, garífunas, xincas y cróeles o afrodescendientes. Este y otros estudios especializados muestran la profunda desigualdad que existe entre indígenas y no indígenas, sobre todo en materia de salud, educación, empleos e ingresos.

“Muchos creen que las familias mayas no quieren enviar a sus hijos a la escuela, pero lo que pasa es que la prioridad en las comunidades es garantizar la comida para la familia. Los sectores medios, que cuentan con ingresos económicos, no tienen que preocuparse por la alimentación. Eso ya está cubierto. Entonces lo que se convierte en su prioridad es la educación y la salud”, explica Gómez.

Cuando uno alcanza un objetivo como acceder a la educación, te conviertes en un testimonio para mostrarle a otros que es posible

La realidad en San Mateo Ixtatán es que muchos jóvenes llegan a sexto de primaria y luego comienzan a trabajar con sus padres. Ir a la secundaria implica irse de la comunidad y muchas veces las familias no pueden afrontar el coste, aunque sea mínimo. Muchos no tienen acceso a agua potable, a energía eléctrica o a la educación básica. Gómez señala que no existen programas públicos que puedan subsanar esas necesidades.

“Vengo de una familia que tuvo muchas limitaciones en el acceso a oportunidades de desarrollo. La educación ha sido la puerta para poder acceder a otras posibilidades. Cuando uno se fija una meta, no importa las dificultades que existen. Uno debe continuar para lograr ese objetivo. Cuando se alcanza esa meta, te conviertes en un testimonio para mostrarle a otros que es posible. Para mí, la educación fue liberadora y transformadora. Por eso, quiero que más jóvenes puedan acceder a ella”, reflexiona Gómez.

La Fundación Ixtatán creó la primera escuela secundaria en el pueblo de San Mateo en 2005. Los primeros graduados obtenían el título de Maestros Bilingües Interculturales chuj-español. Gómez, actual director ejecutivo de la entidad, ingresó de niño a esta escuela para completar sus estudios y fue parte de la primera promoción. “Cuando era pequeño, recuerdo que veía unos talleres de alfabetización que se daban en mi comunidad a través de un programa del Gobierno. Me resultaba hermoso ver a estas personas recibiendo sus clases. Eso me cautivó y me llevó a pensar que quería ser maestro y ayudar a transformar vidas”, relata.

Desde su fundación, la escuela ha formado a 185 profesionales como maestros de educación bilingüe chuj-español, peritos, contables y bachilleres en ciencias y letras. En 2012, el currículum fue adaptado para reflejar la filosofía de aprendizaje basado en proyectos: como parte de la educación académica, los estudiantes se preparan en talleres ocupacionales sobre agroecología, panadería o carpintería. Así, se generan ingresos para la escuela, y los estudiantes adquieren experiencias útiles para la vida.

Después de la secundaria, Gómez continuó con los estudios universitarios. Se graduó como licenciado en Educación por la Universidad del Valle Guatemala y realizó un máster en investigación por la Universidad de San Carlos de Guatemala. “Al terminar con la carrera trabajé cinco años en el sector público. Fui coordinador del componente de formación en la Comisión Presidencial contra la Discriminación (CODISRA) y administraba talleres sobre la importancia de la erradicación del racismo en Guatemala. El foco estaba puesto en evitar la discriminación a las personas indígenas y afrodescendientes y mostrar que es un sistema que genera desigualdad social”, explica.

En 2019, volvió a ponerse en contacto con la Fundación Ixtatán y le ofrecieron el puesto de director ejecutivo, con un equipo de 20 personas a su cargo. “Mi rutina consiste en hablar con distintas organizaciones para crear proyectos. Precisamente, lo que busco es realizar una inversión en desarrollo a largo plazo. Trato de convencer a distintas instituciones y organismos que la mejor inversión que pueden hacer es en la educación de niños y jóvenes, que van a ser los futuros líderes de la sociedad”, aclara.

Su pasión es proporcionar apoyo educativo a los jóvenes desfavorecidos de las zonas rurales de Guatemala. “Creo que la enseñanza tiene el poder de transformar la vida de los niños, dándoles esperanza y un futuro mejor”, expresa. Gómez viaja a las comunidades cercanas a San Mateo cada dos o tres meses para evaluar los progresos de los proyectos. “Me acerco para dialogar con las autoridades locales y formar alianzas”, señala. Otra parte de su rutina tiene que ver con escribir documentos para que otras organizaciones que trabajen con chavales puedan replicar los aprendizajes de la Fundación.

En la actualidad, el enfoque principal de Ixtatán se centra en la innovación educativa a través de la implementación de aprendizaje innovador. El modelo basado en proyectos (ABP) se convirtió en su principal programa de trabajo, dado que es eficiente en la generación de aprendizajes significativos. Les permite llevar a la práctica los conocimientos desarrollados para la solución de los problemas de la vida real, lo que ayuda a trabajar de manera autónoma para construir su propio aprendizaje y llegar a resultados concretos generados por ellos mismos. “Aprenden a identificar problemas en su contexto y a partir de eso analizan, investigan y proponen una solución”, explica Gómez.

En 2021, el director de la Fundación fue invitado a participar en un programa virtual llamado International Visitors Leadership Program (IVLP), en el que cuentan con más de 20 líderes de todo el mundo para aprender sobre el racismo y la discriminación racial en Estados Unidos. En 2022, fue de manera presencial. En una tercera instancia, aplicó y ganó el Premio al Impacto del IVLP. “Mi objetivo era utilizar la beca para desarrollar un club de lectura con niños y adolescentes en San Mateo Ixtatán. 50 participantes se benefician de esta iniciativa. A través de la propuesta se busca generar conciencia sobre la importancia de la protección de los derechos humanos y el cuidado del medio ambiente. Al mismo tiempo, se desarrollan habilidades de lectura, liderazgo, trabajo en equipo, comunicación y pensamiento crítico”, cuenta.

Cuando lleve 10 años en la Fundación, me retiraré porque es importante dar espacio a nuevos líderes

Ronaldo Andrés Gómez, director ejecutivo de Ixtatán

Hoy Gómez dirige varios proyectos educativos patrocinados por la Embajada de Estados Unidos en Guatemala para promover la movilidad social. “Comenzamos a trabajar juntos en 2008. Implementamos distintos programas de formación para jóvenes. De esta forma se contribuyó a que muchos de ellos vayan a la universidad. También, desarrollamos, en conjunto, programas de inglés. De esta forma, se está invirtiendo precisamente en aquellos jóvenes que creemos que pueden promover cambios significativos en el corto plazo”, desarrolla.

A lo largo de su carrera, Gómez creó distintas metas. “Cuando trabajé para el Gobierno, mi idea era quedarme durante cinco años. No quería acomodarme ahí. Sabía que quería explotar otras áreas. En la Fundación llevo casi cuatro años y mi idea es trabajar por unos diez años. Después de eso, supongo que me retiraré porque es importante dar espacio a nuevos líderes. Estoy tratando de involucrar al resto de mi equipo para que cuando me vaya, haya gente que esté preparada para conducir el trabajo que hacemos hoy como Fundación”, comenta. Considera que su siguiente paso profesional será la Academia. Quiere dar clases en universidades, investigar y seguir contribuyendo desde ese espacio al área de educación.

Al reflexionar sobre su trabajo, Gómez remacha: “En estos años encontré a jóvenes con mucho potencial, con una visión distinta y que te cuestionan. En eso tal vez radica la esperanza de construir una sociedad mucho más justa”.

https://elpais.com/planeta-futuro/que-mueve-a/2022-11-07/ronaldo-andres-gomez-la-educacion-tiene-el-poder-de-transformar-la-vida-de-los-ninos-y-proporcionarles-un-futuro-mejor.html

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Argentina: Qué es la Educación Emocional y por qué buscan impulsarla en las aulas santafesinas

educacion emocionalJuan Ignacio Maggioni y Analía Romero explicaron en qué consisten los proyectos de ley redactados por el psicólogo sanjuanino Lucas Malaisi. Foto: Luis Cetraro


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Una educación en crisis y sin conexión a internet

La educación en América Latina y el Caribe enfrenta no solo una crisis de calidad y rezago tras la pandemia, sino también carece de apropiada conectividad
Para Génesis, ir al quinto grado es mucho más que ir a la escuela. Es el regreso a clases presenciales luego de la pandemia. La virtualidad fue un desafío que para ella significó perder clases debido a la escasa o nula conectividad que tenía en casa.

Durante el cierre de las escuelas, muchos niños y niñas de América Latina y el Caribe como Génesis se enfrentaron a una situación que no podían resolver. Aprender en pandemia significaba tener buena conexión a internet en una región donde 1 de cada 4 hogares no cuenta con ese servicio.

Un estudio del Banco Mundial revela que, desde el comienzo de la pandemia, los alumnos han perdido parcial o completamente en promedio dos tercios de los días de clases presenciales. Esto equivale a una pérdida estimada de 1,5 años de aprendizaje y afecta en mayor medida a los más pequeños y los más vulnerables.

Estos impactos demandan acciones urgentes, coordinadas y a escala para impulsar el presente y futuro educativo de los niños y jóvenes de la región, estipulado en el compromiso regional lanzado por el Banco Mundial, UNESCO, UNICEF y el Diálogo Interamericano junto con los gobiernos de Chile, Honduras, Argentina y Ecuador.

El rol de la conectividad en la educación

La recuperación de la educación no se llevará a cabo si las condiciones básicas para el aprendizaje no están disponibles para todos los alumnos por igual. Ese es uno de los grandes desafíos que enfrentan los países de América Latina y el Caribe. Es urgente asegurar que las herramientas para apoyar, enriquecer y diversificar el aprendizaje estén disponibles para aquellos que se encuentran en zonas remotas con acceso limitado.

A pesar de los avances en la ampliación del acceso a la tecnología educativa en los últimos años, la conectividad, especialmente en las zonas urbanas y rurales vulnerables, sigue siendo un obstáculo. El 32% de la población de América Latina y el Caribe, es decir, 244 millones de personas, de las cuales 46 millones viven en zonas rurales, no tienen acceso a Internet. Las estadísticas son incluso peores para la conectividad de las escuelas. 

Conectar actores clave para brindar conectividad

La conectividad significativa de las escuelas, los docentes y estudiantes que se encuentran en zonas remotas, no solo es un tema prioritario si no que puede ser el punto de encuentro entre diferentes actores de la sociedad como el sector privado, el sector público, la sociedad civil, los medios de comunicación, los organismos multilaterales y la sociedad en general.

Por ejemplo, el evento “Conectividad educativa en zonas complejas – Un llamado a resolver las brechas de conectividad en América Latina” contó con la participación de referentes en todos los ámbitos claves de diferentes países de la región.

Escucha las intervenciones en el evento

Ya antes de la crisis, la región enfrentaba una crisis educativa, con muy altos niveles de pobreza de aprendizaje e inequidades persistentes. La recuperación educativa con equidad va a ser muy difícil si el nivel de conectividad, que si bien es superior al de algunas otras regiones, estaba por debajo de la media, no aumenta significativamente
Emanuela Di Gropello
Gerente de práctica para la educación en América Latina y el Caribe
Este encuentro demuestra la importancia de tomar acciones decididas y con una mirada a largo plazo, de lo contrario, el riesgo de obstaculizar el proceso de recuperación y perpetuar un problema que hace tiempo debemos haber resulto es demasiado alto. La conectividad no implica solo acceder a internet y a herramientas digitales. La conectividad garantiza el acceso a conocimientos libres y oportunidades de formación y capacitación a gran escala. 

https://www.bancomundial.org/es/news/feature/2022/11/17/educacion-en-crisis-america-latina

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Colombia: Educación sexual en colegios nuevo intento, las mismas protestas

Un nuevo intento por supuestamente fortalecer la educación sexual en los colegios y las universidades podría naufragar otra vez en el Congreso. Hasta en la coalición de gobierno hay rechazo a la iniciativa. ¿Por qué?

El proyecto de Ley 229 de 2021 hace trámite nuevamente en el Congreso y busca establecer que la educación sexual esté presente en todos los grados escolares hasta llegar a la universidad. La iniciativa no es nueva pero sí lo es el intento que hará el Pacto Histórico para sacarlo adelante aprovechando la nueva conformación del Legislativo.

Sin embargo, en su primer debate en la plenaria de la Cámara de Representantes, la controversia fue tal que incluso resquebrajó la coalición de gobierno, poniendo en riesgo la aprobación del proyecto.

¿Qué propone el proyecto de educación sexual?

La iniciativa busca que la cátedra de educación sexual sea obligatoria para todos los grados escolares en los colegios del país. Esta deberá abordar temas relacionados con los derechos sexuales y reproductivos, la prevención de embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual, y la toma de decisiones saludables. Además, tendrá un enfoque diverso y de género.

Esta cátedra estaría apoyada por unas cartillas que serían distribuidas a estudiantes y profesores en donde podrán encontrar contenidos pedagógicos relacionados con la educación sexual.

También se propone actualizar los manuales de convivencia de los centros educativos para incluir el enfoque de género, enfoque diferencial por orientación sexual e identidad de género y enfoque restaurativo.

La representante Luz María Múnera, quien está apoyando la iniciativa, señaló en su intervención en la plenaria de esa corporación, que “853.600 adolescentes entre 15 y 19 años se convirtieron en madres entre 2015 y 2021. Así mismo, 36.743 niñas entre 10 y 14 años quedaron embarazadas”, lo que manifiesta una necesidad urgente por fortalecer la educación sexual en el entorno escolar en Colombia.

Gritos en el cielo una vez más

Aunque el proyecto fue retomado por los congresistas Susana Boreal, Alejandro García y Dorina Hernández, todos del Pacto Histórico, ha generado una división con otros partidos de la coalición de gobierno, más exactamente el Partido Liberal y el Partido Conservador.

Los legisladores de estas fuerzas políticas se sumaron a otras colectividades que se oponen al proyecto pertenecientes al Centro Democrático, Colombia Justa Libres y Mira.

Desde esa orilla se ha argumentado que la «ideología de género» y los discursos de libertad sexual son inconvenientes para los niños y que la educación sexual debe estar a cargo exclusivamente de los padres de familia.

Una de las voces más llamativas en pronunciarse en contra es la del expresidente Álvaro Uribe Vélez quien expresó que «anticipar por razones ideológicas la sexualidad de los niños es promover la violación y destruir la esencia de la niñez».

Por su parte, la senadora María Fernanda Cabal también se ha dedicado a publicar mensajes en contra del proyecto resaltando los puntos más polémicos, según su opinión.

Uno de ellos es el que dice busca: “el reconocimiento y la eliminación de estereotipos, roles y normas que condicionan el desarrollo de niños, niñas y adolescentes”. Para Cabal, este objetivo del proyecto de ley se orienta a «dirigir la identidad sexual de los niños de todas las edades».

El trámite del proyecto sigue aplazado mientras que la bancada de gobierno busca cerrar las grietas que ponen en riesgo su futuro. 

https://cambiocolombia.com/articulo/pais/educacion-sexual-en-colegios-nuevo-intento-las-mismas-protestas

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Otros mapas de conflictos sindicales: luchas feministas en los márgenes del trabajo

Los conflictos y las luchas que en los últimos años han protagonizado mujeres sometidas a formas extremas de discriminación y explotación laboral sitúan en las condiciones materiales para la vida un eje clave de su acción política. Los procesos que han puesto en pie para confrontar esa explotación forman parte del entramado de luchas que los feminismos han desplegado en este ciclo. Las aportaciones de estas mujeres en lucha desafían los enfoques feministas que no incorporan la interseccionalidad en sus análisis y muestran la existencia de otros sindicalismos posibles: aquellos que organizan a sectores laborales y productivos tradicionalmente excluidos, incorporando sus necesidades y demandas al análisis del mercado de trabajo y del modelo económico.

Lo que desde diferentes sectores del feminismo estamos denominando sindicalismo feminista-feminismo sindicalista (con este doble recorrido) no es una práctica puntual. Es la forma en la que muchas mujeres, en torno a la precariedad de sus vidas, se autoorganizan para garantizar sus condiciones materiales de existencia y las de sus familias. Muchas experiencias y conflictos colectivos protagonizados por mujeres organizadas amplían lo que entendemos por sindicalismo y cómo se practica. Ejemplos de ello son las trabajadoras agrupadas en la Asociación de Jornaleras de Huelva en Lucha, las kellys, las trabajadoras sexuales, las riders, las trabajadoras domésticas o las trabajadoras a domicilio. Como señalan desde la asociación Territorio Doméstico: “Tal y como lo vamos construyendo entre nosotras (…) [este nuevo sindicalismo] aúna formas de organización colectiva del llamado sindicalismo social y del origen político del sindicalismo obrero”.

Por un trabajo con derechos, por vidas dignas más allá del trabajo
Todas las experiencias que podemos englobar bajo el paraguas del feminismo sindicalista tienen claro que la exigencia del reconocimiento pleno de derechos laborales, frente a la explotación a las que nos somete el capital, debe ir claramente ligada a la batalla por disociar la condición de ciudadanía (y las condiciones materiales que la posibilitan) de la tenencia o no de un empleo. A partir de este enfoque, se organizan e impulsan alianzas por la defensa de los servicios públicos, los sistemas de rentas garantizadas, el derecho a una vivienda, el fortalecimiento del tejido comunitario, las luchas contra las violencias o por el derecho al aborto. Si, como defienden los feminismos, hablamos de construir vidas dignas y sin precariedad, estas reivindicaciones están ligadas y son inseparables de la lucha por sus derechos laborales.

Esta forma de plantear los conflictos sindicales más allá de lo laboral y desde una perspectiva interseccional se enmarca en un amplio y sólido enfoque teórico y crítico, generado desde las propias luchas y prácticas. Además, la economía feminista ha profundizado mucho sobre estas cuestiones a través de experiencias de investigación-acción militante como Precarias a la Deriva, La Laboratoria y el trabajo de otras muchas compañeras como Cristina CarrascoAmaia Pérez OrozcoSilvia FedericiSigrid Bazán o Luci Cavalleropor nombrar solo algunas.

Los análisis críticos desde el feminismo incorporan la dimensión de la reproducción social a los análisis sobre el neoliberalismo, llaman la atención sobre la necesidad de articular todo lo relativo a las condiciones para una vida digna, no solo el empleo. Conectan la precariedad laboral con cuestiones como la flexibilización de los tiempos y espacios del trabajo; el recorte de los salarios o la ausencia del mismo; la pérdida de derechos y la ausencia de regulación en algunos sectores (de la que se desprende, por ejemplo, la ambigüedad del vínculo entre quienes emplean y quienes son empleadas) o la racialización del trabajo, entendida como la relación de las condiciones laborales con la situación administrativa de la persona trabajadora, como sucede en el caso de las trabajadoras de hogar y de las jornaleras contratadas en Marruecos que trabajan en los campos de Huelva.

El desarrollo del neoliberalismo y el proceso de acumulación de riqueza necesario para ello han convertido en un elemento estructural la precarización del empleo, particularmente de las mujeres, jóvenes y personas migrantes, reduciendo muchos trabajos esenciales para la reproducción de la vida a nichos de trabajos sin derechos. Cuando un trabajo se feminiza y se racializa, se normaliza la degradación de sus condiciones laborales, su reconocimiento social y la devaluación de sus salarios. Este proceso se origina en la división sexual del trabajo y en las lógicas coloniales y extractivistas, tan imbricadas en los mecanismos de explotación capitalista. Se asienta sobre los roles y estereotipos de género que históricamente se asocian a las mujeres, como cuidar, sanar, alimentar, limpiar o ejercer tareas de sostén emocional y relacional. De esta manera, la economía se construye sobre la explotación y, a la vez, sobre la negación de la relevancia económica y social del trabajo de las mujeres y de todas las tareas asociadas a lo femenino, utilizando como patrón de normalidad económica lo masculino, blanco y eurocéntrico. A estos elementos podemos sumar los procesos de privatización de los servicios públicos y la pérdida de derechos sociales.

Cuando el trabajo no se considera trabajo
En general, el trabajo que no parece trabajo es aquel que llevan a cabo las mujeres, mujeres racializadas y disidencias. Las formas de explotación en tiempos de neoliberalismo nos muestran un nuevo mapa de los conflictos abiertos y nos plantean algunas preguntas para las que aún no tenemos respuestas completas. ¿Qué pasa cuando el jefe no es visible o es una aplicación, como en el caso de las riders? ¿Cómo organizarse cuando no hay centro de trabajo? ¿O cuando tu puesto de trabajo es un domicilio particular, como les sucede a las trabajadoras del hogar? ¿Cómo defender derechos cuando ni siquiera se nos reconoce como trabajadoras, como reclaman las trabajadoras sexuales y las trabajadoras migrantes en situación administrativa irregular?

Las trabajadoras del hogar ponen voz a un aspecto común: la falta de reconocimiento social de su trabajo y la ausencia de derechos que eso implica. Las cadenas globales de cuidados, apuntaladas por la ley de extranjería, que lleva a que la mayoría de las trabajadoras del hogar sean mujeres migrantes sin derechos, son un elemento estructural para entender el engranaje del trabajo de hogar y de cuidados. Amaia Pérez Orozco las define como “cadenas de dimensiones transnacionales que se conforman con el objetivo de sostener cotidianamente la vida y en las que en los hogares se transfieren trabajos de cuidados de unos a otros en base a ejes de poder” 1/. Este sector de trabajadoras está sujeto a un régimen especial dentro del régimen general de la Seguridad Social y vienen protagonizando una lucha tenaz para lograr los mismos derechos que el resto de trabajadores y trabajadoras. Junto con las kellys, las trabajadoras de residencias o el Servicio de Ayuda a Domicilio pelean por el reconocimiento de la dignidad de su trabajo.

Las y los riders extienden su lucha más allá de lo sectorial planteando la necesidad de un cambio de modelo económico 

Otro grupo de trabajadoras sin plenos derechos y la correspondiente ausencia de reconocimiento son las trabajadoras sexuales. De hecho, a las mujeres que ejercen la prostitución se les ha privado, en plena pandemia, de la posibilidad de acogerse al Ingreso Mínimo Vital. Más allá de lo que esto supone en la lucha por la supervivencia, es un ejemplo más de la imposibilidad de acceder a derechos de ciudadanía si no hay un reconocimiento de su condición de trabajadoras.

La Asociación de Jornaleras de Huelva en Lucha (2022), ejemplo de lucha y de puesta en práctica de otras formas de sindicalismo feminista, antirracista y ecologista, plantea lo siguiente: 

Los tiempos han cambiado y en los sectores más empobrecidos, cada día más precarizados, en los que tenemos compañerxs que ni siquiera son reconocidxs como ciudadanxs, resulta imposible organizarse a través de afiliaciones (cuotas de las propias personas trabajadoras), por lo que reinventar el sindicalismo se hace prioritario. Reinventarlo de arriba abajo o, mejor dicho, desde abajo hacia arriba.

Podemos extraer muchos aprendizajes y claves de estas luchas. Una muy relevante surge de la denuncia que las riders hacen del proceso de uberización de la fuerza de trabajo en el marco de la economía de plataforma, maquillado a través de un lenguaje neoliberal que encubre la verdadera relación laboral con discursos de libertad, flexibilidad y sé tu propio jefe. La inexistencia de centros de trabajo (llamados centroides en esta neolengua), que al despido se le llame desconexión o la organización de los tiempos de trabajo a través de algoritmos que, al mismo tiempo, no se registran e impiden garantizar el cumplimiento del convenio, son elementos que complejizan la organización de las trabajadoras. Las y los riders extienden su lucha más allá de lo sectorial planteando la necesidad de un cambio de modelo económico que garantice derechos a todas las personas.

Juntas y diversas: el enfoque y la práctica feminista para cambiarlo todo
Sabemos que nuestras vidas y problemáticas son diversas. Las violencias se superponen y, por lo tanto, es absolutamente imprescindible una mirada interseccional para generar transformaciones reales y hacer propuestas útiles para la vida de las mujeres y del conjunto de la población. La interseccionalidad de opresiones, como herramienta de análisis que desarrolla el feminismo, permite ampliar y complejizar la realidad concreta de las mujeres, generar transformaciones reales y hacer propuestas útiles para el conjunto de la población. El género, pero también el color de nuestra piel, nuestra situación administrativa, el número de ceros en nuestra nómina (si es que tenemos), nuestra orientación sexual o identidad, si tenemos una vivienda o no, determinan las condiciones del acceso al empleo y a derechos y, por lo tanto, jerarquizan unas vidas sobre otras. Por eso, estamos fuertemente convencidas de que las prácticas feministas y sindicalistas deben adaptarse al contexto, apostar por la construcción de alianzas y entender que los sujetos que protagonizan las luchas no se delimitan en un congreso o un paper académico. Se construyen en los procesos que ponemos en pie a través de la práctica, con diálogo y debate. Estando juntas y siendo cada vez más.

Sin las violencias que genera la ley de extranjería, no se puede entender hoy una gran parte de las dinámicas de exclusión y explotación provocadas por sectores económicos que asientan sus beneficios en las condiciones de semiesclavitud que, fruto de las políticas de fronteras, deben aceptar las personas que migran. Entender cómo el racismo institucional atraviesa la vida y las condiciones de empleo de muchas trabajadoras y cómo distribuye el mercado laboral es fundamental para construir feminismos y sindicalismos que pretendan ser verdaderamente transformadores y emancipadores. Como señala Pastora Filigrana: “Mientras haya bolsa de personas en pobreza sin papeles ninguna lucha sindical va a llegar a buen puerto porque siempre tendrán una mano de obra barata y con miedo y explotable con la que intercambiarnos si protestamos”.

Las denuncias de abusos sexuales en Huelva en 2018, interpuestas por un grupo de jornaleras del campo, marroquíes en su gran mayoría, son otro ejemplo de lucha interseccional. Interpelaron directamente a la Administración y a los sindicatos ante el abandono e invisibilización de su proceso, así como al movimiento feminista que había clamado en las calles contra la justicia patriarcal frente a la sentencia del juicio de la manada. Nuevamente recurrimos a la Asociación de Jornaleras de Huelva en Lucha para entender cómo actúa la dimensión de clase, de género y de raza en la violencia que se ejerce contra ellas. Ana Pinto, trabajadora del campo y activista de esta asociación, señala: “En Huelva se da toda la explotación posible: racismo (con la explotación de personas migrantes), machismo y destrucción del medio ambiente”. “Todas las vertientes del sistema neoliberal en una comarca”, dice la abogada Pastora Filigrana.

La condición de trabajos esenciales (aquellos sin los cuales es imposible el funcionamiento de la sociedad y la vida de las personas) ha sido un tema recurrente al calor de la crisis generada por la covid-19. Aunque las trabajadoras del sector del hogar y los cuidados llevan años “politizando las ollas, las calles y los delantales”, como señalan nuestras compañeras de Territorio Doméstico (Pimentel et al., 2021), y poniendo encima de la mesa la necesidad de reconocimiento y de derechos laborales, la escasa cobertura social durante la crisis de la pandemia en muchos sectores laborales feminizados demostró los límites de muchas de las llamadas políticas públicas de igualdad. Muchas mujeres, como las trabajadoras domésticas o las trabajadoras sexuales, quedaron fuera de los sistemas de protección que se desplegaron.

Como apuntó Kathi Weeks (2022), así como el marxismo concibió al proletariado industrial como clase revolucionaria capaz de crear un mundo nuevo, los feminismos entienden que, en las formas feminizadas de trabajo (y racializadas, añadimos nosotras), marginadas a la vez que fundamentales para los procesos de valorización capitalista, hay muchas claves para generar experiencias de organización que construyan una colectividad política feminista y anticapitalista, cuyo fin último sea la transformación radical, entre otras, de las instituciones del trabajo y de la familia, como elementos que estructuran el actual orden económico y social.

Si nosotras paramos, se para el mundo. Lo que las huelgas feministas nos enseñaron
Las huelgas feministas internacionales de 2018 y 2019, articuladas en torno a cuatro dimensiones de la actividad y la vida de las mujeres –laboral, estudiantil, cuidados y consumo– son un hito importantísimo para entender el desarrollo de estas formas de hacer y de luchar por los derechos a las que nos venimos refiriendo. En el proceso se elaboró un potente argumentario que ha construido la base de todo el histórico ciclo de movilizaciones feministas de los últimos años. Se asentaron marcos políticos y discursivos que venían de lejos y que impulsaron, en el plano estratégico y organizativo, los movimientos feministas.

Los procesos colectivos de las huelgas fueron un catalizador del hartazgo de muchas mujeres y una propuesta renovadora sobre dos conceptos claves del sindicalismo: trabajo y huelga. El feminismo siempre ha denunciado las limitaciones de la idea tradicional de trabajo porque deja fuera muchas actividades centrales para la economía y la vida que realizan mayoritariamente las mujeres. Las huelgas visibilizaron la necesidad de dinamitar la distinción, en cuanto a reconocimiento y derechos, entre lo que se ha considerado la esfera pública, la de la producción, y la privada, de la reproducción. Si se diferencia trabajo de empleo, el trabajo deja de ser algo específico del ámbito de la producción y se amplía al ámbito de la reproducción social (que incluye los trabajos de cuidados). Estos procesos de movilizaciones feministas pusieron sobre el tapete la realidad de las condiciones laborales y vitales de muchas mujeres, construyendo un mapa propio de conflictos y luchas. La ampliación del concepto de huelga contribuyó a visibilizar algunas de las cuestiones que se venían señalando desde hacía tiempo, recalcando la centralidad de los cuidados y la dimensión económica y social de los mismos.

La ampliación del concepto de huelga contribuyó a visibilizar la centralidad de los cuidados y la dimensión económica y social de los mismos

Las huelgas feministas, que tuvieron un rico recorrido, un contenido trabajado y que dibujaron el horizonte transformador más potente de los últimos años, también nos señalaron algunas paradojas que han abierto importantes y fructíferos debates. Un ejemplo muy evidente fue la dificultad de muchas mujeres que, sintiéndose interpeladas y habiendo participado del proceso, no pudieron secundar la huelga. Cuando cada vez necesitamos hacer más cosas para cobrar lo mismo, cuando de tu puesto de trabajo depende que una persona mayor o una menor sea atendida, cuando no tienes papeles y trabajas sin contrato, el derecho a la huelga, una histórica conquista que le debemos al movimiento obrero, se convierte en un imposible.

Las huelgas fueron sin embargo una experiencia de todas, de las que pararon todo el día o de las que se sumaron desde sus puestos a la manifestación, de las que estaban internas y de las que salían a aplaudir el paso de las compañeras desde sus puestos precarios. Fueron muchas luchas que se articularon bajo una idea potente: si las mujeres paramos, se para el mundo. Con esta idea, las feministas visibilizamos que hay trabajos que no se pueden detener incluso cuando todo lo demás para. Así se ha evidenciado durante la pandemia. La mayoría de estos trabajos y los más precarios los realizan mujeres, especialmente aquellas con menos derechos reconocidos, como son las migrantes y racializadas. Son las últimas de una cadena en la que todas las demás estamos insertas.

El feminismo sindicalista como lugar de resistencia y transformación
Las experiencias del sindicalismo feminista de los últimos años han tenido y tienen un papel inspirador y central en las luchas que los feminismos autónomos y populares han desplegado en este ciclo histórico de movilizaciones feministas. Componen nuevas formas de organización sindical y feminista, cuyas expresiones van mucho más allá de las que hemos podido referenciar en este artículo. No son solo prácticas puntuales, sino también propuestas de autoorganización, de un sindicalismo de base con tramas de apoyo mutuo.

Estas experiencias de feminismo sindicalista están impregnadas de los lenguajes y los modos de hacer de los feminismos de base y de otros movimientos populares (el asamblearismo, la construcción de consensos, el apoyo mutuo). Se nutren también de herramientas tradicionalmente asociadas al sindicalismo, como las huelgas o las cajas de resistencia. Haciendo honor a la mejor tradición disidente de la que forma parte el feminismo autónomo, las hacen suyas, las modifican, las amplían, las reinventan. Articulan un espacio de lucha y de pensamiento que pone el foco en las costuras del sistema económico y productivo, encarnadas en los cuerpos y las vidas de las mujeres, especialmente de las migrantes y racializadas.

Las resistencias primero, y las reticencias después, de los sindicatos mayoritarios frente a la propuesta de huelga feminista evidenciaron en gran medida su incomprensión del alcance de la propuesta feminista y las dificultades que arrastran para incorporar a diversos sectores laborales feminizados y precarios. Esto se debe, por una parte, al concepto de trabajo en el contexto histórico actual: las relaciones productivas, quién o quiénes componen el sujeto de la clase obrera, cómo se construye este y qué validez se da a ciertos conflictos. Pero, por otra parte, se debe a su incapacidad o falta de voluntad para atender las exigencias que expresan algunos colectivos de trabajadoras y para abrir la participación en estructuras que están fuertemente jerarquizadas. Esto ha hecho que tanto las jornaleras como las trabajadoras de hogar hayan expuesto la urgencia por establecer nuevas formas de participación y diálogo en los procesos de negociación de convenios, ya que por ley son los sindicatos los que se sientan en las mesas de negociación. En ocasiones, la confrontación con algunos sindicatos ha sido manifiesta, como lo ha sido también el apoyo de organizaciones sindicales de base con protagonismo femenino y feminista que llevan esto a la práctica. Como dice Ana Pinto, de la Asociación de Jornaleras de Huelva en Lucha:

Hemos tenido que aprender sindicalismo sobre la marcha y crear muchas redes para lograr condiciones de vida y trabajo dignas para la clase jornalera (…). Luchamos por cambiar las condiciones de trabajo y de vida de todas las temporeras, para conseguir derechos para todas porque es de justicia y para enfrentar la estrategia patronal del divide y vencerás.

Como se señala desde el colectivo La Laboratoria, que organizó las jornadas “El feminismo sindicalista que viene” (2022): 

Las mujeres, las lesbianas, las trans y todas las que desacatan los ordenamientos patriarcales del género sabemos bien que violencia, extractivismo y explotación no pueden leerse por separado, se anudan siempre de modos complejos, colocándonos una y otra vez al límite, usurpando nuestras energías vitales. Un sindicalismo de nuevo tipo, con claro protagonismo femenino, está emergiendo en estos anudamientos, mezclándolo todo e inventando nuevos modos de plantear el conflicto, pero también nuevas estrategias de autoprotección entre nosotras.

Los feminismos sindicalistas son lugares de resistencia y contestación. Espacios desde los que se van construyendo alternativas a través de sujetos políticos que no siempre han sido reconocidos y nuevas formas de organización sindical. Abren también nuevas preguntas y provocan una rica deliberación sobre las posibilidades y límites de la actual organización y ética del trabajo. 

Vivimos un momento de fragmentación y creciente desánimo, pero creemos que el feminismo, en alianza con otras luchas y movimientos, sigue siendo nuestra mejor herramienta para cambiarlo todo. Como señala Ángela Davis 2/: “El feminismo no es solo una estrategia para superar la opresión basada en el género, sino también contra el racismo, el fascismo, el materialismo o la opresión económica”.

Julia Tabernero Sierra es socióloga y forma parte, entre otros espacios, del movimiento de vivienda y del colectivo Feministas en Acción.
Justa Montero Corominas pertenece a la Asamblea Feminista, Feministas en Acción y La Laboratoria, forma parte del Consejo Asesor de viento surEva Muñoz Moreno es activista feminista y participa en varios colectivos como Feministas en Acción, la Asamblea feminista por un Empleo de Hogar con Derechos y la Comisión 8 de Marzo de Madrid

Notas:

1/https://trainingcenter.unwomen.org/instraw-library/2009-R-MIG-GLO-GLO-SP.pdf

2/ Davis, Angela (2018). Intervención en las jornadas “Mujeres contra la impunidad”, Asociación de Mujeres de Guatemala, 10/2018 (accesible en https://www.publico.es/sociedad/angela-davis-feminismo-arma-potente-luchar-racismo-fascismo.html )

Referencias

Asociación de Jornaleras de Huelva en Lucha (2022) “Informe Jurídico Brigada de Observación” (accesible en -https://jornalerasenlucha.org/wp-content/uploads/2021/02/InformeJuridicoBrigadaDeObservacion-JornalerasDeHuelvaEnLucha.pdf).

La Laboratoria (2022) “El feminismo sindicalista que viene” (accesible en https://m.facebook.com/La-Laboratoria-103301798092312/videos/nuria-soto-el-feminismosindicalista-que-viene/411876339918767/?__so__=permalink&__rv__=related_videos&locale=ne_NP ).

Pimentel Lara, Rafaela; Cisneros Sánchez, Constanza; Caballero Richard, Amelia; Rojo Delgado, Ana (2021) Biosindicalismo desde los territorios domésticos. Nuestros reclamos y nuestra manera de hacer (accesible en Laboratoria.red/publicación/biosindicalismo-desde-los-territorios-domésticos ).

Weeks, Kathi (2020) El problema del trabajo. Madrid: Traficantes de Sueños.

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