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Rescatemos a las escuelas… pero de Nuño

07 de octubre de 2017 / Fuente: http://www.educacionfutura.org

Por: Abelardo Carro Nava

En días pasados, fuimos testigos de una fuerza, hasta ese día, poco conocida en mi México querido; se trató pues, de la participación decidida de los jóvenes en el sismo que sacudió a la Ciudad de México, Puebla, Morelos y otras entidades de la República Mexicana.

Tal fuerza, tal empuje, vino a darnos una muestra de lo que la unión, en torno a un hecho, siniestro como lo fue, puede lograr si somos solidarios, empáticos, decididos.

La reflexión que le propongo a usted, mi querido lector, tiene que ver con esa unión a la que aludo líneas atrás porque, como es sabido, la fuerza de la educación en nuestro país, reside en el magisterio mexicano. Un magisterio que en los últimos años ha sido brutalmente golpeado y denostado por quienes ostentan el poder, llámesele Gobierno Federal o Secretaría de Educación en tuno. Y esto es así, porque finalmente, las cúpulas del poder han decidido y deciden sin tener el menor conocimiento de lo que ello implica, o bien, sin haber aprendido sobre lo que permea en el proceso educativo en cada uno de los rincones de las cientos de escuelas que son parte del Sistema Político Mexicano (SEM). Dese cuenta, en lo que va del sexenio peñista, dos Secretarios de Educación han ocupado el lugar que, por motivos políticos y no didáctico-pedagógicos, han tomado decisiones de naturaleza política y no educativa, aunque suene redundante.

Hablar del Pacto por México – generador de la mal llamada reforma educativa –; de la poca visión de la educación de nuestro país de un presidente que no preside mucho que digamos; de las desafortunadas decisiones de Chuayffet en esta materia; o de la desmedida y agresiva política de Nuño en contra de los mentores, es infructuoso, aunque si meritorio mencionarse en estos momentos, puesto que como sabemos, cinco años de gobierno han pasado y… ¿cómo estamos?, ¿qué beneficios se han generado en el ámbito educativo a partir de la reforma administrativa-laboral sacada al vapor en el primer año de gobierno?, ¿qué mejoras sustantivas ha arrojado la evaluación a los profesores y alumnos en sus respectivas competencias?, ¿qué ha pasado con el tan llamado “nuevo” modelo educativo?

Cuestionamientos básicos, si usted quiere, pero que nos permiten reflexionar a la luz de los diversos acontecimientos que en materia educativa se han dado en estos años de gobierno. Del primer asunto, es claro que se volvió a un esquema donde el patrón–estado – a través de la SEP – “recuperó” la rectoría de la educación bajo el argumento: ¡o te alineas o te vas!. Así de simple, así de complejo. ¿Y el SNTE? Doblegado. Tan es así, que esa misma amenaza, aplica para el líder magisterial que, dicho sea de paso, no lidera nada, salvo la abnegación de sus agremiados.

Por lo que se refiere al tema de la evaluación, éste sigue siendo un tema harto polémico, dadas las dificultades que ha encontrado el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) para ser autónomo, y para llevar a cabo una evaluación que permita valorar el desempeño de los docentes, no a través de un examen, sino de su práctica diaria. En cuanto a la evaluación realizada a los alumnos, mejor conocida como PLANEA, como bien sabemos, ésta ha arrojado resultados que nos hacen pensar que no necesariamente el docente es el responsable de éstos, sino de las paupérrimas condiciones políticas, sociales, económicas y culturales, por las que atraviesa el país. Tema que bien podría ser considerado en los discursos de Peña y Nuño, al momento de expresarlos.

Ahora bien, si del “nuevo” modelo educativo hablamos, éste con todas sus “peculiaridades” entrará en vigor en el próximo año. Aunque como también sabemos, ha comenzado a aplicarse en “escuelas piloto” para observar su desarrollo. La pregunta en todo caso sería: ¿quién se está encargando de llevar un registro minucioso – y con qué metodología – de lo que está sucediendo en las aulas de estos centros escolares? Intentar dejar un “legado” educativo, dista mucho de una mejora sustantiva de la educación en su conjunto. Eso algo que el mismo Secretario de Educación conoce, y conoce muy bien. Lo lamentable del asunto es que, a pesar de ese conocimiento, las “políticas siguen su curso y, para como pintan las cosas en el país, la propuesta Peña-Nuño, entrará en vigor el siguiente año.

Así las cosas mi estimado lector, la lista de cuestiones que pueden ser abordadas con la intención de hacer un análisis sobre las mismas, nos llevarían a una conclusión: la propuesta que emanó en este sexenio, no ha tenido ni tuvo el resultado esperado, claro, si es que esperaban obtener algo.

Ciertamente, Peña y Nuño van de salida pero, ¿por qué habría que esperar a que dichos personajes dejen de ocupar un cargo para que el magisterio haga lo propio?, ¿por qué habría que esperar a que Juan Díaz de la Torre deje el cargo para exigir una defensa de los derechos laborales de sus agremiados?

Sí, se trata de levantar la voz, pero ésta debe ser expresada a través de un grito debidamente fundamento, con sustento. Las evidencias cada docente las posee, porque vive y conoce las realidades que enfrentan los millones y millones de mexicanos.

La fuerza de los jóvenes, esos millennals que hasta hace poco eran desconocidos o pocos valorados, se hizo presente con la intención de apoyar a la sociedad que en esos estados de la República, se vio afectada.

¿Los maestros y maestras de México pueden ser empáticos y solidarios? No lo dudo, su función social va más allá de un Presidente o un Secretario de Educación. Digo, no se formaron para obedecer a ciegas ciertas políticas educativas impuestas y sin un sustento pedagógico, se formaron con la firme intención de educar al pueblo.

Educar al pueblo, esa es su fuerza y su fortaleza, es por ello que le propongo algo mi estimado colega y amig@: rescatemos a las escuelas; sí, rescatémoslas, pero de Peña Nieto y Nuño. Estamos a tiempo.

Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/rescatemos-a-las-escuelas-pero-de-nuno/

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Yaacov Hecht: “Hay que pasar de las asignaturas a las grandes preguntas”

04 de octubre de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com

Yaacov Hecht

¿Cómo surgió la idea de crear una Escuela Democrática en Israel?
Cuando era niño me resultaba muy difícil leer y escribir, por lo que durante el periodo escolar me sentí como un fracasado. Nadie veía mis puntos fuertes, únicamente se fijaban en mis debilidades. Así que abandoné la escuela cuando estaba en mi décimo curso.

¿Qué hizo entonces?
Desde que dejé la escuela hasta la actualidad sólo he hecho una cosa: acercar la educación a las fortalezas de los individuos. La educación debería empezar cuando uno descubre en qué áreas es más fuerte y el sistema educativo debe dar la oportunidad de desarrollar el tipo de aprendizaje que conecte con las habilidades del alumno.

¿Cuáles son las principales características que definen las Escuelas Democráticas?
Se gestionan de manera democrática, con un “Parlamento” donde se toman todas las  decisiones, y en las que existen comunidades que las ejecutan e incluso con mediadores que actúan cuando alguien se salta las normas. Otra característica de este tipo de escuelas es que cada alumno se construye su propio plan educativo en función de sus propias fortalezas.

Parece muy motivador…
Existe otra idea a la podríamos llamar “tutoría”, consistente en establecer relaciones estrechas entre un adulto, escogido por el alumno que actúa como mentor, y el propio estudiante. También  destacaría el hecho de que todos los contenidos se enseñan bajo las directrices que marcan los derechos humanos.

¿Y qué papel juegan los padres en este tipo de escuelas?
Tienen un papel muy importante. Pueden involucrarse en la toma de decisiones del “Parlamento” que celebramos cada viernes y actúan también como tutores de sus hijos. Es necesario que exista una estrecha conexión entre el tutor del alumno, los padres y el propio estudiante para conseguir trabajar juntos en su educación.

¿Cuál es la fórmula para fomentar que los alumnos quieran aprender?
Querer aprender es algo que forma parte de nuestra naturaleza, pero lo más importante es que el conocimiento que adquiramos sea significativo para nosotros. Cuando empiezas a aprender cosas que conectan con tu vida sientes que estás creciendo y, cuando lo haces y mejoras tus habilidades, conoces la magia del aprendizaje.

En su escuela no utilizan ni notas ni test. ¿Cómo se evalúa el progreso de los alumnos?
De la misma manera que me evaluaré al terminar esta entrevista, preguntándome cómo lo he hecho. Planteamos esta pregunta a los alumnos y les dejamos que sean ellos quienes  obtengan la respuesta. Luego los adultos escribimos sobre cómo pensamos que ha evolucionado el estudiante y establecemos un diálogo entre el profesor y el alumno que resulta muy interesante.

¿Cuáles son las diferencias principales entre un alumno que haya estudiado en una Escuela Democrática y otro que no?
En muchos aspectos son muy similares, pero los alumnos de las Escuelas Democráticas acaban siendo más valientes y activos socialmente. Basándome en distintos estudios, puedo afirmar que son más decididos a la hora de hacer lo que realmente les interesa y en lo que creen. Por otro lado, a partir de un  estudio que realizamos, pudimos observar que más del 70% de nuestros estudiantes, que actualmente tienen entre 30 y 40 años, estaban involucrados en alguna causa social, mientras que la media en la sociedad se sitúa en el 10%.

¿En qué consiste el proyecto de Education cities?
Hace cuarenta años entendí que si quieres encontrar las fortalezas de cada niño y construir un plan de aprendizaje personal alrededor de éstas, es necesario ir más allá del área escolar.  Entonces pensé en la idea de convertir toda la ciudad en una gran escuela. Para ello, convertimos todas las organizaciones privadas y públicas, los museos, las bibliotecas, los estadios… en sitios en los que las personas puedan ir y aprender. De esta manera hemos podido crear un nuevo modelo de aprendizaje.

¿Cómo está funcionando?
Mucha gente en Israel quiere formar parte del networking de las Education cities. Toda la ciudad se ha convertido en un enorme laboratorio de innovación. Hemos construido un nuevo proceso de aprendizaje en el que todos se convierten en profesores y estudiantes.

¿Qué tres cosas cambiaría sobre educación?
El contenido que enseñamos. Tenemos que pasar de las asignaturas a las grandes preguntas. Construir el currículum en base a preguntas del estilo, ¿cómo construir el mundo en 2050? y alrededor de éstas, establecer diálogos y discusiones entre profesores y estudiantes desde la perspectiva de los contenidos que se enseñarían en las asignaturas tradicionales.

¿El segundo cambio?
Modificar el proceso de evaluación de los estudiantes. Yo haría test con acceso a Internet, como defiende Sugata Mitra, ya que significaría un gran cambio en la enseñanza al obligarnos a no poder transmitir contenidos que puedes encontrar  en Google. Finalmente, cambiaría el aprendizaje por edades, lo que denomino como learning community. No entiendo por qué se hace así. Los grupos de aprendizaje deben mezclar alumnos de edades distintas en el que todos puedan actuar como profesores y estudiantes.

¿Cuál es el papel de las nuevas tecnologías en las Escuelas Democráticas?
Es una pregunta muy interesante, ya que si me la hubieras planteado cuando fundé la primera escuela te hubiera dicho que la tecnología no era importante y esto es lo que mantuve durante mucho tiempo. Pero todo cambió cuando uno de mis alumnos me enseñó lo que era Internet y entendí las posibilidades que nos ofrecían las nuevas tecnologías, lo cual nos impulsó a convertimos en la primera escuela con Internet gratis en Israel.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/yaacov-hecht-hay-que-pasar-de-las-asignaturas-las-grandes-preguntas/

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Mentes brillantes y escuela

04 de octubre de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com

Por: Lola Moreno Lozano

¿Qué tienen en común Roger Waters y David Gilmour (Pink Floyd), Alejandro Sanz, Michael Ende y Picasso? Aparte de su fama y sus claras inclinaciones artísticas, todos comparten haber sido malos estudiantes. El sistema no respondió a sus necesidades pero, por diferentes motivos, consiguieron dedicarse a lo que querían y, además, triunfar.

No siempre ocurre.

Si ahora pasamos al terreno de la educación, ¿cuántos Roger Watson, David Gilmour, Alejandro Sanz, Michael Ende y Picasso tenemos sentados en los pupitres? Aunque tal vez la pregunta más interesante sería qué hacemos con ellos.

Algunos docentes hemos podido leer sobre el tema: Gardner (Teoría de las Inteligencias Múltiples) y Goleman (Inteligencia Emocional) son dos básicos para entender el funcionamiento de la mente y del comportamiento de estos chicos. Las asociaciones que tratan las Altas Capacidades también recomiendan variada bibliografía. En ella encontraremos características (El niño superdotado, Coks Feenstra), recomendaciones a la hora de educarlos (Educar hijos inteligentes: superdotación, familia y escuela, Luz Pérez et alii), o casos reales que manifiestan situaciones complicadas a la hora de estudiar y también de trabajar (La maldición de la inteligencia, Carmen Sanz Chacón). Incluso hay consejerías de educación que han intentado dar pautas. Pero la realidad llega cuando entramos en un aula de entre 25 y 35 alumnos con la obligación de atenderlos a todos. Resulta bastante complicado seguir las recomendaciones que hay sobre el papel. Además, hay que saber responder a los diferentes tipos y ritmos de aprendizaje.

Se distinguen dos más generales: los convergentes y los divergentes. Los primeros necesitan dosis de información más pausada, ir poco a poco y sin grandes saltos dentro del tema que se esté tratando. A la hora de estudiar, memorizan y reproducen luego en una prueba estándar. Si comparáramos con una pieza musical, irían bien con el Bolero de Ravel: base firme, intensidad creciente.

Los divergentes, sin embargo, son una explosión de creatividad. Necesitan cambios continuos para no aburrirse, relacionar conceptos. Partir de un punto para extender las líneas lo máximo posible antes de volver al inicio. Un ejemplo musical: Innuendo, de Queen.

¿Qué hacer ante esta realidad?

Podemos romper las fronteras de las asignaturas. En un mundo de cambio constante donde incluso los medios de comunicación se solapan, ¿por qué  no intentarlo?

Cuando he podido trabajar por ámbitos, la actitud de los estudiantes ha mejorado de forma notoria. Hace 6 años, con el estallido de la Primavera árabe, llevamos a cabo una Unidad Didáctica en la que los alumnos de Diversificación combinaron Lengua, Geografía y Sociales con muy buenos resultados. A partir del centro neurálgico de las noticias que se iban produciendo, fuimos estudiando regímenes políticos, clima, diferentes medios de comunicación, situación de la mujer en los países árabes, importancia del petróleo en el conflicto, nombre de líderes políticos, historia anterior, pirámides de población y cuanto necesitaron para entender el fenómeno.

Ahora que llevo otros cursos, intento relacionar el contenido de la materia con la realidad en la medida de lo posible. Si no, me voy al mundo de la música. Con canciones hemos aprendido literatura medieval, qué son “les veus del discurs“, isotopía léxica y más.

Es necesario cambiar nuestro rol en el aula. No podemos seguir siendo la voz principal. Debemos darles protagonismo en el proceso de aprendizaje. Cuando son ellos los que manejan la información, los resultados mejoran. Las capacidades de cada uno se muestran luego en sus trabajos (llevados a cabo en el aula durante varias sesiones, no bajo la presión de una prueba de una hora).

Ante la situación de las aulas que tenemos, creo que este giro hacia una educación abierta, flexible y participativa es necesaria para atender mejor a todos los estudiantes.

Dicen que cuando Genesis se separó, Peter Gabriel escribió “Solsbury Hill” como punto nuevo de partida. Ojalá, con todos los movimientos que se están produciendo, haya llegado el momento de subir la colina y encontrar el camino a casa.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/mentes-brillantes-escuela/

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Vicky Colbert: “La necesidad es la madre de la innovación”

04 de octubre de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com

Vicky Colbert

¿Cómo definiría los pilares básicos de Escuela Nueva?
El primer pilar es la flexibilidad, que tiene en cuenta los diferentes ritmos de aprendizaje de cada alumno y nos lleva a trabajar por una educación más personalizada. Otro pilar que rige nuestro sistema es el aprendizaje cooperativo, es decir, los alumnos aprenden construyendo conocimiento en equipo, lo que les obliga a participar activamente de todo lo que ocurre en su día a día. Además, este pilar nos hace replantear el rol del profesor. Pasamos de tener docentes que transmiten conocimiento a convertirse en orientadores, facilitadores. Por último, para que todo funcione correctamente es muy importante para nosotros establecer una fuerte relación entre escuela, familia y comunidad.

¿Qué la llevó a impulsar hace casi 40 años Escuela Nueva?
Suelo decir que la necesidad es la madre de la innovación. Por aquel entonces, Colombia, como sucedía en casi toda América Latina, no garantizaba el acceso, y menos aún la calidad, de la educación básica a los estudiantes más vulnerables del país. Para nosotros el reto era universalizar la Primaria, era nuestra primera motivación. La segunda era elevar la calidad del sistema educativo.

¿Cuál era el principal obstáculo?
Detectamos que lo que no permitía universalizar la Primaria en el país eran las escuelas rurales, que eran y siguen siendo muchas. Debido a la poca densidad de población de cada núcleo rural, no se necesita un profesor para cada curso, si no que un solo docente atiende a niños y niñas de distintas edades en una misma aula. Se llaman escuelas multigrado. En este contexto no tiene ningún sentido que el docente dicte conocimiento porque no todos los alumnos tienen la misma necesidad ni capacidad de aprender. Esta realidad nos obligó a cuestionar el modelo de educación hasta entonces vigente y repensarlo.

¿Y qué conclusiones obtuvieron?
Teníamos muy claro que debíamos buscar estrategias viables a distintos niveles. Nuestras propuestas debían ser muy concretas y operativas, instrumentos que ayudaran a aterrizar la filosofía que impulsamos. Así buscamos estrategias que fueran viables técnicamente, y que cualquier docente sin tener un doctorado pudiera obtener resultados en medio de la selva. Aquí en Colombia los sindicatos son muy fuertes, por lo que también debían ser estrategias que dieran respuestas políticas. Y sobre todo: debían ser estrategias replicables y escalables. Si proponíamos una intervención compleja y sofisticada era imposible de replicar.

Cuando Escuela Nueva pasa en 1987 del mundo rural a la urbe, la ratio de alumnos aumenta. ¿Cómo se lleva a cabo este proceso?
La necesidad vital era universalizar la educación y mejorar la calidad en la Colombia rural, pero efectivamente cuando lo hicimos y se obtuvieron resultados tan importantes, nos planteamos la posibilidad de replicar en las zonas urbanas. No solo alcanzamos mejoras en disciplinas como matemáticas o lenguas, sino también a nivel socioemocional: mejoramos la autoestima de nuestros alumnos, asumieron el trabajo cooperativo como prioritario y mejoraron sus comportamientos democráticos. Si se ha podido hacer esto en lo rural, ¿por qué no en lo urbano?

¿Y cómo fue la adaptación?
Escuela Nueva era y es una buena pedagogía. En la ciudad, las clases son monogrados, por lo que los maestros no tenían los mismos retos que los de las zonas rurales. Decidimos cambiar el nombre y trabajamos bajo la etiqueta de Escuela Urbana Activa y demostrar que podíamos aplicar los mismos principios y las mismas estrategias, con la diferencia que el contexto es urbano y el énfasis lo hacíamos en la mejora de la calidad. Entendemos por calidad los logros académicos y también los logros socioemocionales. Otra diferencia es que en la ciudad nos fuimos expandiendo de acuerdo a la demanda, pero en lo rural sí se convirtió en política pública.

¿Cuáles son las motivaciones de los niños y las niñas en los entornos rurales? ¿Cómo consiguieron hacer disminuir el absentismo escolar?
Al cambiar la manera de aprender, los niños se sienten más motivados porque participan activamente. Mejoramos su autoestima y encuentran en la escuela un espacio de paz y tranquilidad que en su hogar no tienen. Para los niños la metodología de Escuela Nueva es muy participativa: tienen sus gobiernos de niños, sus comités, muchos se sienten personitas, están más contentos y satisfechos consigo mismos. El ambiente escolar es mucho más amable y positivo. Muchos niños no querían marchar de la escuela.

¿Hay diferencias entre la relación de la escuela con las familias de centros urbanos y las familias de entorno rural?
Sí. La metodología de Escuela Nueva promueve que todo lo que el niño aprende lo ponga en práctica en su entorno, con su familia. Se implican en la vida familiar aplicando el conocimiento útil que han adquirido en la escuela. Se convierten en agentes de cambio. En las zonas rurales este papel del niño es muy apreciado y vital. Para los padres de estas familias es una motivación interesante participar en la vida escolar, porque ven que hay un cambio y que esa escuela se está proyectando a la comunidad. Notamos una afectividad mayor de los padres. En las zonas urbanas, en cambio, el padre no tiene tiempo, sólo para ir a las reuniones rápidas con el docente. Es más difícil que participen de forma activa en el proceso de aprendizaje de sus hijos. También hay muchas diferencia entre los maestros.

¿En qué sentido?
En las zonas rurales, el maestro necesita a la comunidad. En cambio, en la zona urbana está pendiente del reloj para ver a qué hora terminan las clases para ir a hacer sus recados.

¿Por qué cree que los pilares de Escuela Nueva que usted impulsó hace casi 40 años se replican ahora en tantos lugares del mundo?
Es irónico, pero al mismo tiempo nos reafirman que nuestros principios son principios de buena pedagogía. Los principios no son nuevos. Tampoco lo eran cuando nosotros los impulsamos. ¡Lo nuevo fue ponerlos en práctica!

Un proyecto que lo cambió todo…
En Escuela Nueva sí hicimos algo muy importante que fue concretar las estrategias que íbamos a aplicar. Por ejemplo: todo el mundo habla de educación personalizada pero, ¿cómo se hace? ¿Cómo personalizas la educación de veintitantos niños por aula?  Todos hablan del nuevo rol del docente, pero el maestro sigue hablando todo el tiempo. Nuestras propuestas son operativas, los docentes que se integran no quieren abandonar esta pedagogía porque sienten que es una ayuda, que tienen instrumentos, estrategias…. Si no, todo se va en pura filosofía.

¿Cuáles cree que son las habilidades indispensables para ser un buen docente?
Un buen docente debe tener habilidades emocionales: empatía, sensibilidad de dar afecto, de preocuparse por sus alumnos. Nosotros trabajamos con nuestros maestros para que saquen de ellos mismos sus mejores dotes de empatía, de orientación, de liderazgo. Obviamente debe conocer el contenido que va a impartir, pero creo que la dimensión humana y las habilidades socioemocionales son indispensables.

¿Ustedes integran las TIC en su día a día?
Nosotros incorporamos a nuestras guías recursos virtuales complementarios. Es decir, hay lo impreso y lo virtual. Pero en las zonas rurales no hay conectividad así que ¡no las usan! Hay una limitación tecnológica, pero no solo eso. Tenemos muy claro que introducir medidas tecnológicas sin cambiar el modelo pedagógico no sirve de nada. Voy a citar a Luis Osin, que hace años señaló que “introducir computadoras en el aula sin cambiar el modelo pedagógico es perpetuar a un costo más alto una técnica tradicional”. La tecnología puede ayudar, pero si no cambias a fondo el método, no obtendrás resultados diferentes. Así que sí, las hemos introducido, pero no son la panacea.

¿Cuáles considera que son los principales retos educativos actualmente?
Ahora en Colombia estamos inmersos en el proceso de Paz. Las zonas rurales ahora mismo son una prioridad, ya que los acuerdos del proceso tienen mucho que ver con estas zonas. Nosotros tenemos evaluaciones muy sólidas que demuestran que Escuela Nueva ha influido en la convivencia pacífica de los niños, como publicó la Universidad de Londres. Existe una íntima relación entre la pedagogía y la construcción de la ciudadanía y de esta forma se demuestra la importancia de un método pedagógico que contribuye a la paz y a la convivencia.
Otro reto son los jóvenes desempleados que no tienen futuro. Ahí estamos llevando la Escuela Nueva al nivel de la Secundaria.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/vicky-colbert-la-necesidad-la-madre-la-innovacion/

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Estados Unidos: Millones de niños van a la escuela pero no aprenden, afirma el Banco Mundial

Estados Unidos/02 de Octubre de 2017/El Carabobeño

Millones de niños en el planeta van a la escuela, pero no aprenden ni siquiera lo básico para escapar de la pobreza, afirma el Banco Mundial, al advertir de una “crisis de aprendizaje” en la educación global que acentúa la desigualdad social.

Aunque en muchos casos completan la educación primaria e incluso secundaria, los estudiantes no logran calcular el cambio correcto cuando compran algo, no pueden comprender una receta médica o interpretar una campaña publicitaria, según un informe del BM publicado el martes.

La escolarización sin aprendizaje no solo es una oportunidad perdida en términos de desarrollo, sino una enorme injusticia para millones de personas en países de ingresos medios y bajos, concluye la institución en el reporte “Aprender a cumplir la promesa de la educación”, en el que insta a tomar medidas urgentes.

“Esta crisis de aprendizaje es una crisis moral y económica”, dice el presidente del BM Jim Yong Kim, al señalar que los beneficios de la educación en términos de mejores ingresos y mejor salud, dependen del aprendizaje.

“La escolarización sin aprendizaje es una oportunidad desperdiciada. Más que eso, es una gran injusticia”, añade.

El reporte, que sugiere líneas de acción para superar estas deficiencias, señala con preocupación que esta crisis de aprendizaje está ampliando las brechas sociales en lugar de reducirlas.

Según el BM, “los jóvenes que ya están en desventaja debido a la pobreza, los conflictos, a su género o una discapacidad alcanzan la edad adulta sin las habilidades más básicas”.

Nicaragua, Uruguay, Brasil

El estudio cita fallos de alfabetización en Kenia, Tanzania y Uganda, donde tres cuartos de los escolares de tercer grado leían una frase sencilla, pero no la entendían. O de la India rural, donde en quinto de primaria la mitad no podía restar correctamente 46 – 17.

También menciona preocupantes realidades en Latinoamérica. En Nicaragua, dice, solo la mitad de los escolares de tercer año sumaban correctamente 5 + 6. En Uruguay, los niños pobres de sexto grado son evaluados como “no competentes” en matemáticas, cinco veces más que los niños ricos.

Y en Brasil, a pesar de mejoras educativas, el estudio advierte que al ritmo actual llevaría unos 75 años alcanzar el promedio de los países ricos en matemáticas. En lectura, se necesitarían 263 años.

Según los indicadores internacionales de lectura, matemática y escritura, las calificaciones del estudiante promedio en un país pobre son inferiores a las del 95% de los alumnos de los países de ingresos altos.

Esto supone que muchos estudiantes de alto desempeño en países de ingresos bajos y medios se ubicarían en los niveles inferiores en un país más rico.

Estas estadísticas no tienen en cuenta, además, a los 260 millones de niños en todo el mundo que directamente no van a la escuela.

 “Prioridad nacional”

Sin embargo, “cuando los países hacen del ‘aprendizaje para todos’ una prioridad nacional, las normas de educación pueden mejorar dramáticamente”, apunta el informe.

Como ejemplo, recuerda que Corea del Sur tenía una tasa de alfabetización extremadamente baja a principios de los años 1950, pero a través de un programa de alta calidad en educación primaria y secundaria creado en 1995 logró que los jóvenes obtuvieran las mejores calificaciones internacionales en los últimos años.

Vietnam tiene otro caso exitoso: en 2012, estudiantes de secundaria lograron el mismo nivel en matemáticas, ciencia y lectura que sus pares de Alemania en las pruebas PISA de la OCDE.

También menciona el caso de Perú, atribuyendo los buenos resultados de aprendizaje general entre 2009 y 2015 a la “acción política concertada” sobre la educación.

El informe sugiere tres recomendaciones.

Primero, las naciones deben medir el aprendizaje para poder identificar problemas y marcar objetivos claros.

Segundo, los países deben hacer atractivas las escuelas, con profesores bien formados y motivados, tecnologías adecuadas y una buena gestión.

Tercero, generar conciencia social sobre la importancia del aprendizaje, de manera de crear la voluntad política necesaria para lograr cambios en la educación, que deben involucrar a la comunidad.

“Una reforma de la educación es urgentemente necesaria y requiere persistencia, así como la alineación política del gobierno, los medios de comunicación, los empresarios, los maestros, los padres y los estudiantes. Todos tienen que valorar y exigir un mejor aprendizaje”, concluye el peruano Jaime Saavedra, director senior de educación del BM.

Fuente: https://www.el-carabobeno.com/millones-ninos-van-la-escuela-no-aprenden-afirma-banco-mundial/

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La vida, la política y nuestras escuelas

Por: Pablo Gentili

¿Por qué los neoliberales le temen a la educación?

La escuela es siempre un espacio político, aunque algunos se esfuercen en ocultarlo o condenarlo. No se trata de una elección o de una decisión. La escuela es un espacio inherentemente político porque es la institución que las sociedades democráticas consagran al ejercicio de un derecho tan esencial que su garantía potencia, amplía y vuelve efectivos otros derechos humanos fundamentales. Por eso, los conservadores siempre desconfían de la escuela pública, la atacan y tratan de desprestigiarla. Porque, ejerciendo su politicidad, la escuela es un laboratorio de participación y de formación ciudadana. Un espacio de construcción colectiva de la emancipación y de la libertad humanas.

El 1 de agosto, fuerzas militares de la Argentina dispersaron de forma violenta una ocupación de tierras en la provincia de Chubut, al Sur del país. Los territorios, que ahora pertenecen al magnate italiano Luciano Benetton, son reclamados ancestralmente por el pueblo mapuche, una de las naciones indígenas más perseguidas, reprimidas y segregadas tanto en Chile como en la Argentina. A la ocupación mapuche se había acercado días antes Santiago Maldonado, un joven artesano de 28 años, oriundo de Buenos Aires y que vivía en la localidad de El Bolsón, a pocos kilómetros de allí. Santiago fue visto por última vez durante la represión de las fuerzas de seguridad. Diversos testigos indican que lo vieron correr y ser apresado por los efectivos de la llamada Gendarmería Nacional. Desde entonces, nunca más se supo de él.

La desaparición generó una gran movilización ciudadana, que rápidamente fue amplificándose por las redes sociales con el lema #DondeEstaSantiagoMaldonado y recibió apoyo de líderes políticos, sociales y personalidades del mundo artístico.

La ministra de seguridad del gobierno de Mauricio Macri, Patricia Bullrich, sostuvo de inmediato que nada unía la desaparición de Santiago a la represión de las fuerzas de militares. En seguida, atacó a la población mapuche, sosteniendo que ésta, con acciones violentas, pretendía formar una república independiente dentro del país. Aunque se supo que su jefe de gabinete había ordenado y diseñado junto al comando de Gendarmería la violenta desocupación de la comunidad indígena, defendió al funcionario, diciendo que estaba en el lugar (un páramo distante a más de 1.500 kilómetros de Buenos Aires) porque “pasaba con su coche”. Durante los días siguientes, la ministra divulgó pistas que resultaron ser notablemente falsas, dejó trascender el nombre de un testigo protegido y manifestó que se estaba politizando el caso. Su verborragia le hizo cometer fallidos irrecuperables, como sostener que era del “bando de los que no querían encontrar a Santiago”, y no desaprovechó la oportunidad para minimizar las violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura militar. Las declaraciones de la ministra de seguridad no contribuyeron a otra cosa que a generar más indignación pública en una sociedad que ha demostrado no estar dispuesta a volver al pasado y continúa aún hoy juzgando a los genocidas que participaron de la desaparición forzada de 30 mil argentinos y del secuestro de centenares de bebes, niños y niñas.

Las escuelas y las universidades, junto a las organizaciones docentes y estudiantiles, desplegaron diversas acciones exigiendo la inmediata aparición con vida de Santiago Maldonado. En los últimos 35 años, desde el retorno a la democracia, el campo educativo ha sido uno de los que más activamente se ha movilizado en defensa de los derechos humanos. El 30 de agosto, la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina, CTERA, comenzó su campaña nacional: ¿Dónde está Santiago Maldonado?, utilizando una serie de cartillas y materiales de discusión sobre derechos humanos y la desaparición forzada de personas para trabajar en las escuelas.

La acción del sindicato magisterial fue apoyada por miles de maestros y maestras en todo el país. La iniciativa se sumó a las que ya se estaban llevando a cabo desde el mismo día en que se conoció la desaparición del joven artesano. #DondeEstaSantiagoMaldonado se multiplicó como tema de reflexión y controversia en las escuelas.

Las acciones de debate escolar alrededor del caso Maldonado generaron una fuerte reacción negativa del gobierno nacional y de algunos gobiernos locales, como el de la Ciudad de Buenos Aires, bastión electoral del presidente Mauricio Macri. El rechazo a discutir el tema en las escuelas fue replicado por activistas de las redes sociales y por algunos medios de comunicación favorables al gobierno. También, por padres y madres indignados ante la inclusión del tema y, particularmente, de los materiales de CTERA en las escuelas. Se realizaron declaraciones públicas con miles de firmas y se recomendó que quienes no quisieran que sus hijos discutieran el asunto, exigieran que se los retirara del aula cuando el tema fuera tratado. Reunidos alrededor del hashtag #ConMisHijosNo, la campaña fue creciendo, denunciando que se trataba de politizar las escuelas.

La ministra de seguridad del gobierno de Mauricio Macri, Patricia Bullrich, sostuvo de inmediato que nada unía la desaparición de Santiago a la represión de las fuerzas de militares

La ministra de educación de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña, sostuvo que no se debía “pasar el límite de la politización”, sin indicar qué unidad de medida debía utilizarse para establecer el índice de politización de un asunto tan complejo como la desaparición de un ser humano

El mismo día 30 de agosto, el secretario de derechos humanos de la Argentina, Claudio Avruj, declaró que comprendía a los padres que se nucleaban bajo el lema #ConMisHijosNo, Sostuvo que consideraba “doloroso y peligroso” llevar el caso de Santiago Maldonado a las aulas. Después de casi 35 años de democracia, era la primera vez que un alto funcionario de derechos humanos, cuya función es proteger la lucha por la memoria, la verdad y la justicia, símbolos indelebles de la democracia en la Argentina, se apoyaba ahora en el olvido, en el silencio y la indiferencia ante la desaparición forzada de un ser humano.

El gobierno del país que más ha avanzado en la condena a los genocidas militares y civiles, capaz de movilizarse multitudinariamente ante la más mínima sospecha de que podría volverse atrás en la lucha por los derechos humanos; el del país que sigue recuperando nietos, nietas, hijos e hijas secuestrados en los años setenta; el gobierno del país de las abuelas y de las madres de Plaza de Mayo; el del país del Nunca Más, ahora se horrorizaba ante el debate escolar generado por un caso de desaparición forzada. El gobierno del país de la lucha por la aparición con vida de 30.000 víctimas de la dictadura, consideraba que las escuelas y los docentes estaban politizando el caso de un nuevo desaparecido, esta vez, en democracia.

El 30 de agosto, los sindicatos docentes argentinos lazaron su campaña nacional para discutir la desaparición de Santiago Maldonado. El 30 de agosto, el secretario nacional de derechos humanos, Claudio Avruj, sostuvo que hacer esto era “peligroso”. La fecha no fue una simple coincidencia. El 30 de agosto fue declarado por las Naciones Unidas como el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas. Los docentes argentinos y el gobierno de Mauricio Macri decidieron celebrarlo, cada uno a su manera.

¿Por qué?

«Esta semana comenzarán las clases en Cataluña. Cada sala de clase, cada centro educativo se llenará de niños y niñas. También se llenará de preguntas, de dudas, de miedos, de silencios, de interrogantes vitales. Comenzarán las clases y nos preguntaremos: ¿por qué? ¿Por qué ocurrió un atentando tan brutal y devastador en una ciudad pacífica y abierta como Barcelona? ¿Por qué nos preguntarán nuestros alumnos y alumnas? ¿Por qué?»

Así comenzaba su intervención el periodista y educador Jaume Carbonell en un homenaje que, hace pocos días, CLACSO le realizó al gran teórico de la educación, José Gimeno Sacristán, en Valencia.

Como Carbonell, muchos aprendimos de la obra de Gimeno Sacristán que la escuela no se vuelve o se transforma por un acto de voluntad individual en un espacio político. La escuela es siempre un espacio político, aunque algunos se esfuercen en ocultarlo o condenarlo. No se trata de una elección o de una decisión. La escuela es un espacio inherentemente político porque es la institución que las sociedades democráticas consagran al ejercicio de un derecho tan esencial que su garantía potencia, amplía y vuelve efectivos otros derechos humanos fundamentales. La escuela es siempre política porque allí se educan las nuevas generaciones y se educan, con ellas, los que han sido educados para educarlas. La escuela es política porque allí se ejerce el derecho a vivir en una sociedad donde el conocimiento es un bien público y común. Porque, siendo el primer espacio donde se practica el diálogo y la deliberación entre sujetos diversos y plurales, comienzan a ejercitarse y a construirse los valores que sustentan cualquier democracia efectiva, toda ciudadanía crítica y activa.

Por eso, los conservadores siempre desconfían de la escuela pública, la atacan y tratan de desprestigiarla. Porque, ejerciendo su politicidad, la escuela es un laboratorio de participación y de formación ciudadana. Un espacio de construcción colectiva de la emancipación y de la libertad humanas. Aunque se esfuercen por denunciar que la politización de la escuela avasalla y limita la libertad de opinión y de elección individual, no hay nada más político que el esfuerzo conservador por proclamar el carácter apolítico de la educación. Un esfuerzo discursivo que redoblan cuando reducen la cuestión de la calidad de la educación a un asunto eminentemente técnico, normativo o procedimental; esto es, cuando limitan el debate sobre la calidad educativa a las pruebas de aprendizaje estandarizado, como la que propone la OCDE con el Programa PISA.

La necesidad de despolitizar la escuela es una de las más urgentes cruzadas moralizadoras del neoliberalismo, reduciendo la educación de los más ricos a un espacio reproductor y amplificador de sus privilegios, y la educación de los más pobres a una simple preparación para el ejercicio y la disciplina de un mercado de trabajo que les exigirá sumisión, silencio, ignorancia y obediencia.

La discusión de situaciones que involucran una clara y brutal agresión a los derechos humanos (como la desaparición de ciudadanos por parte del Estado, o los atentados sufridos por la población civil indefensa), constituyen un insumo pedagógico fundamental para el desarrollo de comunidades de aprendizaje críticas y activas, como las que deben aspirar a construir las escuelas de calidad. Y lo es, porque es en la escuela donde comienzan a edificarse los principios republicanos y democráticos del bien común; el lugar donde la ética deja de conformarse con la retórica evasiva de una promesa sólo accesible a los virtuosos, para transformase en un saber práctico que guía la construcción colectiva de la igualdad y de la justicia social. La política no “entra” en las escuelas. La política impregna las escuelas, las constituye y les da sentido, como el oxígeno le da sentido al aire, como el sol le da sentido a la flor. La política dota a la escuela de sentido, porque lo que se pone cada día en juego en la escuela es nada menos que la interpretación del pasado y la construcción del futuro, porque es en la escuela en donde los seres humanos comienzan a transformarse en sujetos del presente.

Que la escuela no sea otra cosa que un espacio anodino, sin otro horizonte que el del entrenamiento repetitivo y desinteresado, o el del disciplinamiento idiotizante,la locomotora que conduce y reproduce una sociedad de papanatas indolentes, también es la forma en que, con pasmosa frecuencia, la escuela ejerce su papel político.

No hay política en la escuela. Es que la política, para transformarse en un elemento vital para la construcción de sociedades libres, emancipadas y autónomas, necesita convertirse en escuela, volverse pedagogía, constituirse en práctica docente y confundirse, mezclarse, mimetizarse con el concierto cacofónico que se ejecuta, cada día, en una sala de clase.

Por eso, esta semana, cuando los niños y las niñas de Cataluña y de toda España vuelvan a sus escuelas, se preguntarán por qué. Y nadie podrá silenciar esa pregunta. Ni siquiera los burócratas, quienes, por detrás de la aspiración de neutralidad ideológica de la escuela, pretenderán hacer del silencio el eufemismo de la ignorancia.

Si la escuela está impregnada, construida y cimentada de política, la vida humana no le puede ser indiferente. Ni en Buenos Aires, ni en Barcelona, ni en ningún sitio.

Fuente del Artículo:

https://elpais.com/elpais/2017/09/13/contrapuntos/1505337330_354035.html

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Alfredo Hernando: “Una buena escuela es la que forma a personas auténticas”

27 de septiembre de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Alfredo Hernando

La vuelta al mundo de escuela en escuela, ¿la versión educativa de Willy Fogg?
La verdad es que yo no me considero un gran viajero. Mi motivación principal es conocer las escuelas innovadoras para rediseñar el concepto de escuela.

¿Qué es una escuela innovadora?
Es aquélla que se adapta a lo que está ocurriendo en el mundo desde una perspectiva amplia: aplica lo que sabemos sobre las teorías del aprendizaje y la pedagogía, está conectada con la sociedad actual y se adapta a la revolución que estamos viviendo en el ámbito de la generación y difusión de la información.

¿Y qué importancia tienen las TIC y plataformas como Tiching?
Muchísima: Internet y las nuevas tecnologías son uno de los cambios más grandes que han afectado a la escuela. Antes, la escuela era la única guardiana del conocimiento pero ahora le ha salido competencia. ¿Para qué necesito un profesor si tengo a Google?

¿Lo necesito?
Si vamos en la línea de planteamientos como el de Tiching, que redefine las funciones del profesor adaptándolas a la sociedad actual, sí. El profesor ya no puede ser un transmisor de la información porque ahora la información está viva y todos podemos acceder a ella y modificarla. El profesor tiene que preparar pautas de aprendizaje, aportar fuentes y dejar que sea el alumno quien maneje y cree la información.

¿Cómo se lleva a la práctica?
En una reunión de profesores de una de las escuelas que he visitado, por ponerte un ejemplo. Los profesores de lengua quieren cambiar el proyecto de inglés. Se han dado cuenta de que los alumnos se han cansado de los dilemas que les proponían y tienen que buscar otros nuevos. En un par de horas, tienen toda la pizarra llena de post-its con nuevas estrategias y entre todos eligen las que creen que funcionarán mejor.

No todos los profesores se implican tanto…
Lo que está claro es que muchas de las transformaciones que queremos para la escuela tienen que ir de la mano de los profesores. Ninguna escuela es mejor que el equipo de profesores que tiene. Al fin y al cabo, la realidad cambia y los que se tienen que adaptar son los profesores.

¿Lo hacen?
En la mayoría de escuelas que he visitado, sí. Siempre me han hablado con mucha sinceridad de lo que habían hecho mal en el pasado. La primera vez me sorprendió pero luego me di cuenta de que era lo común. Te explican por qué ya no hacen algo que antes hacían. Esto implica que asumen que lo que están haciendo ahora también tendrán que repensarlo mañana, y esto es adaptarse.

¿En todas las escuelas se prioriza esta actitud?
De las que he visitado, lo he visto en todas excepto en una, que ya vi que era diferente desde el primer contacto. La coordinadora me dijo que podía visitar la escuela pero que no me atendería ningún profesor. Esto ya es raro porque en todos los centros he tenido muy buena respuesta por parte del profesorado. Luego me dijo que tampoco sabía muy bien qué enseñarme.

¿Y una vez allí?
Me di cuenta de que me había equivocado de escuela. No era la escuela innovadora que yo pensaba. Era otra con el mismo nombre. Y entonces me di cuenta de una cosa muy interesante: ni la coordinadora ni nadie del profesorado tenían ninguna inquietud en mostrar nada de lo que estaban haciendo. Nadie estaba orgulloso de su labor, y esto que paseando vi cosas muy interesantes.

¿Qué le aconsejaría a esta coordinadora si quisiera hacer su escuela más innovadora?
Le diría que tiene que cambiar ella. El modelo de escuela que supuestamente quiere construir está determinado por lo que ya hay. Le diría que se pregunte qué puede hacer y lo haga. Si va bien, que se lo cuente a sus compañeros, porque tiene que haber un contagio de lo positivo.

Para acabar: una buena escuela es la que forma a personas…
Auténticas. Personas que descubran quiénes son, qué quieren y cuál es su proyecto vital.

Entonces, ¿a qué escuela debería llevar a mi hijo?
Lo más importante es que tú estés con él. Invierte tiempo en él porque es más importante que descubras a qué colegio quiere ir él que no que tú decidas a qué escuela lo quieres llevar.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/alfredo-hernando-una-buena-escuela-es-la-que-forma-personas-autenticas/

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