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Nicaragua: movilización en defensa del derecho a la vida de la mujer y contra la violencia machista

Nicaragua: movilización en defensa del derecho a la vida de la mujer y contra la violencia machista

Miles de familias de Managua se unieron a la caminata “Mujeres por La vida, Mujeres, Paz y Bien” para exigir que se respete el derecho a vivir de las mujeres nicaragüenses.

Las familias desbordaron las calles y caminaron desde la Avenida Universitaria hasta el Paseo de los Estudiantes; con el fin de ratificar su compromiso de defender los derechos de las feminas y rechazar la violencia y crímenes cometidos recientemente en contra de ellas.

Esta campaña fue destacada por la Vicepresidenta de Nicaragua, Compañera Rosario Murillo.

“Estamos a las puertas de un fin de semana que se abre para continuar celebrándonos en paz y bien. Para fortalecer el derecho de todos a la vida, con seguridad, a la vida con bienestar; a la vida con dignidad a la vida con trabajo”, expresó la compañera.

Es por eso que, este sábado niños, jóvenes y adultos caminaron, para poder desarrollar y desatar una campaña importante; y así hacer que las mujeres puedan vivir en armonía, vivir en paz y sobre todo asegurar sus vidas.

Asimismo, en esta caminata las familias ratificaron el firme respaldo al Comandante Daniel Ortega y a la Vicepresidenta Rosario Murillo; ya que afirman que con el Gobierno Sandinista el país ha logrado grandes cambios.

Viva Nicaragua

Fuente de la información: https://www.nodal.am/2020/02/nicaragua-movilizacion-en-defensa-del-derecho-a-la-vida-de-la-mujer-y-contra-la-violencia-machista/

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Entrevista a Amparo Tomé: “Los niños sufren, se les empuja a ser machos”

Entrevista/09 enero 2020/Autor: Victor Saura/El diario la Educación 

Amparo Tomé es una de las grandes referencias en España en el ámbito de la coeducación. Hace más de 40 años que trabaja con otras pioneras para que los estereotipos de género no nos devoren del todo, «y aún queda mucho por hacer», afirma, «porque la presión del consumo es enorme y el sexismo, como el Facebook, se actualiza diariamente «.

Ha sido profesora y directora de instituto, en Castelldefels (donde reside desde que llegó en los setenta procedente de su Salamanca natal), y profesora de Sociología de la Educación en la Universidad Autónoma de Barcelona. Pero sobre todo ha dedicado su carrera a investigar sobre el sexismo en el ámbito educativo, como investigadora, divulgadora o asesora de diversas administraciones públicas. Desde hace muchos años, dice, su obsesión son los chicos. Son los que más sufren, comenta, porque eso es lo que dicen las estadísticas de accidentes de tráfico, abandono escolar prematuro, suicidio juvenil, drogodependencia, etc.

¿Todavía hay gente que confunde coeducación con educación mixta?

Más que una confusión, lo que hay es gente que todavía no sabe qué es la coeducación. Cuando explicas los tres modelos de escuela (la separada, la mixta y la escuela coeducativa, que es hacia dónde vamos) ahí ya lo entienden. Para la escuela mixta, lo esencial era prepararnos para el mercado laboral, y eso marca el currículum y la organización escolar. Hay que superar ese modelo.

¿Pero entonces en qué fase estamos?

En las dos. Muchísimos centros están todavía en la mentalidad de escuela mixta, hay muchos también que ya han empezado una transición y hay algunas escuelas que ya han hecho un paso bastante serio en cuanto a la organización del espacio, de los tiempos y de las relaciones personales e interpersonales, hacia dónde tienen que ir las criaturas… es decir, en estos momentos podríamos decir que está el abanico entero abierto, tenemos de todo. En algunas autonomías se ha trabajado más que en otras, y sobre todo ha habido un interés en trabajar los patios.

¿Qué autonomías?

En realidad, Navarra ha sido la única que dio un paso adelante y dijo: “Se ha acabado, el sistema va a ser coeducativo”. Y puso en marcha el proyecto Skolae en el que invirtió un montón de millones de euros. Lo hizo primero en escuelas piloto y luego lo abrió, y acaban de darle un premio de la Unesco. Pero la gente que lo impulsó era del anterior gobierno y con el nuevo los echaron, o sea que el premio lo ha recibido la nueva administración, la que les echó. Parece que hay algunas autonomías que se plantean seguir este camino.

En Cataluña la administración afirma que el sistema es coeducativo.

Si tú miras cualquier proyecto de centro, aparecen los conceptos laicismo, coeducación, inclusión… O sea que el concepto está. Pero hay que ir más allá. Cuando trabajé en el Ayuntamiento de Barcelona con Marina [Subirats] creo que tocamos unas 120 escuelas de infantil y primaria, y lo que había no era coeducación. Hay alguna que sí, pero depende mucho de la voluntariedad, y el Departament no está implicado en el tema. En un momento determinado puso a Núria Solsona y a Mercè Otero, las tuvo dos o tres años allí… En fin, el voluntarismo está muy bien, pero si te trasladan de centro pues se acaba.

¿Por tanto, diría que hoy en día, y mayoritariamente, la escuela sigue reproduciendo estereotipos de género?

Sí, sigue siendo muy poco coeducativa. No quiero ser negativa, pero el profesorado tiene resistencias porque el tema de la coeducación les implica en su vida personal. Es decir, si yo acepto depende qué tipos de menosprecio, el trabajarlo con las criaturas me pone en unas tesituras muy complicadas. Yo lo he preguntado en muchísimos CRP [centro de recursos pedagógicos]: ¿qué tipo de cursos, cuando hacéis la oferta inicial, se demandan? Y me lo enseñan. La coeducación es de los últimos.

Vaya…

Con esto no te quiero decir que el profesorado no sea reflexivo. Pero muchos tienen miedo porque lo ven muy ligado al feminismo, y el feminismo en según qué zonas tiene aún muy mala prensa. Los estereotipos se los creen cuando los ven, los tocan o escuchan. Pero tardan en entrar por esas resistencias que hay.

Esto tiene que ser un tema de claustro.

Es un tema de voluntad política.

¿Lo dice porque falta formación o por qué?

Para mí, la voluntad política es lo que hizo Navarra: se acabaron las medias tintas. Todas las escuelas desde infantil hasta secundaria van a hacerlo coeducativamente.

¿Y qué hacen allí que sea diferente del resto?

Por ejemplo, siguieron el ejemplo de Holanda y Canadá para introducir la educación afectivo-sexual desde los 4 años. Y por eso les han llamado pederastas. En un sitio como Navarra, con tanta presencia del Opus, era un poquito arriesgado. Han ido a juicio por demandas de familias. El currículum también se ha modificado, se ha cuidado que todos los juegos sean indistintos, es decir, han sacado el género y las niñas y los niños tienen las mismas oportunidades. Y esto con una fuerte formación continua y constante, por parte de un equipo en el que estaban Marian Moreno, Carmen Ruiz Repullo, Miguel Ángel Arconada… estaban allí constantemente, sin cobrar, creando una red de asesores. Cuando te hablo de voluntad política es esto, tomar el toro por los cuernos de verdad.

¿Y ninguna otra…?

Lo hizo un poco Andalucía en un momento en el que tuvo una consejera de Educación muy feminista. Formó a la inspección y todo lo que tenía que ver con la escuela. Estuvo bastantes años pero cuando fue sustituida se acabó. Y todo lo avanzado se perdió en un momento. Porque no es solo la escuela, todo lo que nos rodea es brutal. Solo hay que meterse en una juguetería y empezar a ver bicis rosa, disfraces de princesa, los cuentos… Y todavía te dicen cuando quieres hacer un regalo “¿para niña o para niño?”. Creo recordar que el año pasado en Cataluña solo hubo una empresa que hizo los catálogos de Navidad coeducativos. En el resto había juegos de niños y juegos de niñas.

Es que hablamos de escuela pero este asunto la rebasa con mucho, supongo que aunque sea de forma inconsciente todos colaboramos a alimentar los estereotipos.

Todos y todas. Yo siempre digo que el sexismo, como Facebook, se actualiza diariamente. Sólo hay que ver, por poner un ejemplo, cómo se han ido repitiendo las manadas. La presión del patriarcado y el neoliberalismo, que van tan de la mano, es ingente. Por eso hay que trabajar con los chicos, yo estoy obsesionada con ello.

¿A qué se refiere?

En el año 1993 la Comisión Europea nos reunió en Milán a un grupo de investigadoras en temas de género de toda Europa. Nos reunieron y nos preguntaron: ¿cuál es el problema más grave que tiene Europa en estos momentos en cuanto al género? Y nos dieron tres horas para discutirlo. Todas las que estábamos allí llevábamos ya muchos años trabajando este tema.

¿Y se pusieron de acuerdo?

Nos pusimos de acuerdo en que las universidades tenían que tener investigaciones sobre género. Por ejemplo, en nuestro país apenas había nada y lo poco que había eran traducciones, también pensábamos en una asignatura en la cual se estudiase el tema del género sociológicamente hablando, eso te permite ver qué pasa cuando las niñas van creciendo y cuando los niños van creciendo, cómo vamos transmitiéndoles todo, qué pasa con todos los productos de consumo, especialmente los juguetes, o con los canales de televisión, videoclips, videojuegos… o sea vamos a intentar que tengan instrumentos de análisis, por lo menos. Tras tres horas volvió la señora y nos preguntó si teníamos una conclusión, y le dimos tres ideas: introducir una asignatura; invertir en la publicación de libros como habían hecho ya en Suecia o Islandia; y dar recomendaciones a padres y madres respecto al consumo y su capacidad de reproducción de roles. Y cuando acabamos nos dice: “No, the problem are the boys”. Y todas nos quedamos, ¿cómo que los chicos?, ¿qué les pasa a los chicos? Ninguna había ido por ese camino. Y entonces enciende el proyector y empieza a sacar estadísticas: sobre accidentes de tráfico en varios países, de coches y de motos, sobre suicidios, sobre abandono escolar, sobre peleas en bandas, sobre expulsiones en las escuelas… siempre muy mayoritariamente eran chicos. Es decir, ¿qué les pasa a los chicos? Entonces nos propuso un proyecto, que se llamó Ariane, en el cual miramos nueve países, a través de 36 escuelas que procuramos que fueran muy diversas (de clase social, religiosa/laica, con más o menos presencia de chicos/chicas…) La conclusión fue que a los chicos no les pasaba nada porque nunca nadie se había preocupado por ellos.

O sea, que son cosas de chicos y va con los genes.

Más o menos. Que si jugáis a futbol es porque nacíais con el gen del balón. Si os peleáis es porque tenéis el gen de la pelea. Es decir, no se había analizado nada, y ahora estamos en el 2019 y todo sigue igual. Cuando lo explicas en una conferencia los hombres entienden que han pasado dolor al no entender qué les pasaba. Los chicos sufren, porque son empujados a ser machos.

Nunca lo había visto así.

Hace muchos años se hizo un documental titulado Macho, sobre la reproducción del machismo en Nicaragua. En él se hablaba de Daniel Ortega en la época en la que era un semidiós para la revolución sandinista… y en la peli aparece la hija de Ortega denunciando que su padre la violaba. Pero lo bonito de la cinta era que el grupo de hombres nicaragüenses que habían entendido su violencia, no natural sino aprendida en los barrios más pobres de Managua, fueron a Los Ángeles a enseñar a los yanquis la metodología que ellos estaban utilizando en esos barrios pobres. Por primera vez un tercer mundo pasa a un primer mundo a enseñar algo, y así acaba la película.

Hace unos años cogimos a grupos de chicos adolescentes y les pedimos que explicaran los cuatro momentos más duros de su vida y los cuatro más felices de su vida. Los niños: cuando gana el Barça y cuando pierde el Barça. Las niñas: cuando murió mi abuela, cuando perdí mi perro, cuando mi madre se enfada conmigo… Por tanto, a los niños hay que cuidarles más, hay que amarles tremendamente, lo digo en cada charla, no olvidéis que las niñas tienen ya modelos de mujeres que han sido grandes científicas y artistas, sobre todo hay que estar por los niños, porque sufren y no nos damos ni cuenta. Y con eso no quiero decir que haya que dejar de estar pendientes de ellas, que sobre todo tienen que respetar más su cuerpo.

¿Y eso?

En los últimos años he ido a la manifestación del 8 de marzo. Las niñas que he visto nos hacían muchísimas gracia: ni saben qué es esto ni qué es el feminismo, pero les suena como que es de niñas. Luego vete a un Zara a ver qué te compras. Ayer estaba hablando con la librera de mi pueblo y le decía que en las escuelas tienen que prohibir según qué vestimentas, y digo prohibir con toda conciencia. Un espacio que es para trabajar el conocimiento y las relaciones de vida no puede permitir que las niñas vayan enseñando el culo y las tetas, o los niños el culo. Es perder el respeto a una institución que me parece que todavía tiene mucho que decir.

Suerte que esto lo dice usted. A cualquier otra la llamarían de carca para arriba…

Me da igual. Tienen que aprender a respetar y valorar su cuerpo. Y a no maltratarlo. Es básico. Y me refiero a las niñas y los niños. Es normal que nosotras, que nos educamos entre monjas, no supiéramos nada de nuestro cuerpo. Pero hoy en día, que tienen toda la información a su alcance, siguen sin saber nada.

La veo algo pesimista.

Es que la presión del consumo es enorme. La belleza se ha trastocado, la belleza del cuerpo es la higiene, la salud, un cuerpo es hermoso porque está bien alimentado, no es tener unas tetas enormes. Hay una manipulación de la belleza. Igual que ser educado no es tener el hábito de decir buenos días, sino saber escuchar, saber qué decir y respetar la opinión de los otros, saber qué implica adónde nos lleva la violencia, que sepan distinguir adónde te llevan las emociones y los sentimientos… en la escuela habría que insistir un poco más en toda esa parte muy básica de la inteligencia emocional.

Antes me ha hablado de los patios. ¿Por ahí es por donde se ha mejorado más?

El patio es el único espacio de la escuela que no está regulado. El resto, de una forma u otra, lo está. Recuerdo cuando analizábamos los primeros patios, hace muchos años: eran como los de una prisión. Cemento y muros. Los chicos se mataban entre ellos, corrían unos detrás de otros, y las niñas lo miraban pegadas a la pared, como diciendo “que no me toquen”. Cuando cambias totalmente el significado del patio y puede ser un aula educativa al aire libre, todo cambia. Puedes tener una pequeña biblioteca fuera, jugar al ajedrez, espacios en alto y en bajo, laberintos, pones madera, quitas plástico, generas espacios de paz y tranquilidad, de dulzura, donde la gente que quiera pueda observar un sitio donde haya caracoles, o un poco de verde, una pequeña fuente con agua. La verdad es que los diseños de los patios comienzan a ser una delicia. Y hubo otro momento de inflexión, con el tema del bullying. La escuela empezó a preguntarse: ¿Qué pasa aquí?

¿La coeducación como prevención del bullying?

Y de la violencia en general. Yo hice un estudio sobre qué consideraban los críos y las crías violencia. Primero pasábamos un cuestionario sobre si consideraban esto o lo otro. Y luego había una serie de preguntas, y al final se volvía a pasar el mismo cuestionario. Y en ese espacio de tiempo su visión había variado del todo, es decir, eran conscientes de que asistían a momentos en la escuela en los cuales no se encontraban seguros. Tanto niños como niñas. En ese momento la gente empezó a ver el tema de la coeducación como una posible solución.

¿Alguna idea para generar un ambiente de aula verdaderamente coeducativa?

La idea que nos ha funcionado en algunas escuelas es que ellos, niños y niñas, sean protagonistas e investiguen, como hacemos nosotras. Es decir, que graben el patio y lo miren a través de un vídeo, y vean realmente qué es lo que pasa en cada rincón. Se pasa en el aula y se les pregunta: ¿Os parece justo que haya niños que no puedan permitirse nunca estar en el centro del patio porque está colonizado por la pelota? ¿Es esto justo? Y lo van entendiendo. Cuando les das la responsabilidad de que tomen sus propios juicios, de que entren a formar parte del cambio… puede funcionar. Si es por imposición, no. Porque el futbol es el futbol.

Darles protagonismo.

En procesos de cambio eso es básico. Hay un documental estadounidense de los años 60 que recomiendo mucho, en el que se ve ese protagonismo de los niños. Se titula Una clase dividida, y explica la experiencia de una maestra en Oklahoma, en una aula en la que todos los niños son blancos. La maestra teme que algunos de sus alumnos acaben simpatizando o perteneciendo al Ku-Klux-Klan, porque tiene mucha implantación en esa comunidad, y siempre les advierte sobre el racismo. Hasta el día que asesinan a Martín Luther King, y al llegar al aula los niños le preguntan cuándo les va a tocar a ellos, porque creen que ahora los negros les van a matar. Y entonces la maestra se da cuenta de que todo lo que les ha explicado del racismo no les ha llegado. Porque la experiencia tiene que ser propia. Y coge a las criaturas y pone a los de ojos azules en las primeras filas y los de ojos oscuros en las del final, en el aula solo se dirige a los de ojos azules y les explica lo buenos que son y lo maravillosos que son sus padres y otras razones, a los de ojos oscuros les coloca un pañuelo negro, y aquel día los de ojos azules tienen cinco minutos más de patio y los de ojos oscuros no pueden salir, tampoco pueden jugar juntos, y en el comedor solo los de ojos azules pueden repetir. A unos les machaca y a los otros les pone en un pedestal. Y al final del día tienen una actividad de deletrear, y los niños de ojos azules todos pasan del 80% de aciertos y los de ojos oscuros no pasan del 40%.

Qué curioso.

Pero espera. Porque al día siguiente hace lo contrario. Pone a los de ojos oscuros delante y a los de ojos azules detrás, y empieza a enseñar actores de cine, presidentes, gente célebre con ojos oscuros, y aplica las mismas normas del día anterior pero a la inversa. Llega el spelling, y lo mismo: 80% de aciertos para los de ojos oscuros y 40% los de ojos azules. Esas criaturas entienden en carne propia cómo no importa el color de tu ojo, o el color de la piel, es quien tienes al lado y lo que te dicen. Por tanto, hay que hacerles ver las cosas.

De todas maneras, esta experiencia habla de estereotipos raciales, no de género.

Pues te recomiendo otro vídeo, que puedes encontrar en Youtube. Se titula La mente en pañales y dura unos dos minutos y medio. Refleja cómo las personas adultas, hombres y mujeres, tratamos a los bebés a los que consideramos masculinos o femeninos. En el vídeo se ve a un bebé al que ponen un pijamita rosa y dejan que interactúen con él unos adultos que no le conocen. Y luego hacen lo mismo con un pijamita azul. Y vemos las expectativas que tienen las personas adultas ante lo que creen que es una niña o un niño. A la niña le dicen que es dulce y bonita, la acunan con delicadeza, y al niño le dicen que está fuerte y hecho un hombretón, y le agarran por los brazos para ponerle en pie… ¡Se trata del mismo bebé! Esto hay que enseñárselo a los críos y las crías para que vean realmente cómo los tratan.

Esto yo también lo he hecho con adolescentes de 14-15 años, pero se puede hacer con más pequeños e incluso con personas adultas. Les dices que anoten qué es lo mejor de las niñas y lo mejor de los niños. Y luego lo discuten entre ellos. Es muy enriquecedor, porque aparecen todos los estereotipos.

¿La conciencia de género a qué edad aparece?

A partir de los dos años y medio. Yo he visto a un niño de esa edad llorando porque le querían poner unos pantalones rosas, porque había ensuciado los que llevaba y sólo había aquellos de recambio. Llorando a moco tendido: “¡Esto es de niña! ¡No lo quiero!”.

Parece increíble que lo tengamos tan interiorizado…

Es lo que escuchan constantemente, en casa, en los dibujos animados… Es un nene, ¡está fuerte!, o es una niña, ¡qué bonita!… Es un continuo. A cierta edad eso hace identificarte con tu sexo-género, aunque luego esa identificación se va rompiendo, porque hay niños en cuerpos de niñas y a la inversa. En realidad, ya lo dice algún psicólogo que hasta la adolescencia hay que olvidarse de eso, porque puede cambiar. Por eso es tan importante que en la escuela los juegos sean indistintos. Hay una experiencia en Islandia, de una escuela de preescolar en la que a las niñas les hacen hacer tareas y juegos más típicamente masculinas, y por tanto saltan y gritan, y les enseñan a no tener miedo, mientras que con los niños hacen actividades más típicamente femeninas, como dibujar o coger cremita y hacerse masajitos en los pies. Una amiga mía de Canarias intentó hacer esta experiencia con sus alumnos de 7 años y me comentaba que ya a esa edad los niños eran incapaces de tocarse entre ello. Ni siquiera un masajito en los pies. O sea que ya ves que nos queda mucho por hacer.

Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2020/01/09/amparo-tome-los-ninos-sufren-se-les-empuja-a-ser-machos/

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Feminicidio, un mal que siguió creciendo en Perú en 2019

Por: Manuel Robles Sosa.

Cuando faltan muy pocos días para terminar el año, nadie en Perú se atreve a dar por cerrada la cuenta anual de 164 mujeres víctimas de feminicidio, pues los asesinatos de mujeres ocurren casi a diario.
El problema es de tal magnitud que el presidente Martín Vizcarra, que tiene a una ministra en observación por cuestionadas declaraciones sobre uno de los casos, volvió a ocuparse del tema y señaló que a diario hay noticias sobre los niveles que alcanzan la violencia y los feminicidios.

En una visita a la sureña ciudad de Arequipa, dijo que los autores deben ser castigados, pero anotó que una de las principales tareas del Estado es formar, mediante la educación, ‘buenos ciudadanos para evitar conductas y comportamientos violentos’.

El mandatario tiene bajo análisis la situación de su ministra de Justicia, Ana Revilla, quien el 25 de diciembre, preguntada sobre derivaciones del horrendo asesinato de una madre y tres de sus hijos, se negó a responder, alegando que ‘en este momento no, estoy en Navidad’.

Vizcarra consideró inaceptables las palabras de la ministra, que volvió a motivar pedidos de su retiro del cargo, al lamentar que sus palabras hubieran sido ‘malinterpretadas’, aunque después pidió disculpas por no responder como debía.

Las críticas a Revilla la acusan de indolencia ante una gran tragedia y hasta de frivolidad y consideran que debe dejar el gobierno, sin que el mandatario se haya pronunciado al respecto.

El horrendo crimen que motivó la pregunta del reportero pudo ser impedido por los agentes de una estación policial ubicada a menos de 200 metros del lugar de la tragedia, pero los policías no actuaron como debían, de inmediato.

Los vecinos, al escuchar una discusión a gritos y notar que la violencia era inminente, acudieron a la comisaría a pedir ayuda pero los agentes solo acudieron casi una hora después, cuando el homicida había ya prendido fuego a la casa con las víctimas dentro.

Debido a ello, seis oficiales y tres agentes que estaban en la estación, han sido acusados ante la fiscalía por el procurador del Ministerio del Interior, Enrique Benites, por el delito de denegación o deficiente apoyo policial.

La indolencia policial, que contiene una buena dosis de machismo, es otro de los factores que propician la violencia contra las mujeres y el feminicidio sigan en aumento, pese a sistemas de alerta, refugios para mujeres golpeadas, teléfonos de emergencia y otras medidas preventivas aplicadas sin éxito por el Estado.

Son numerosos los casos de víctimas de feminicidio que antes de ser asesinadas acudieron a la policía tras una golpiza y solo recibieron consejos de volver a casa y solucionar el problema hablando con el agresor; y hasta sugerencias de que el ataque podía ser merecido.

Por eso las organizaciones feministas y los organismos de derechos humanos demandan mayor preparación de los policías en la igualdad de género, para erradicar de sus filas el machismo.

El presidente Vizcarra fue más allá y señaló que la educación no solo debe forjar buenos estudiantes con capacidad para los números o las letras, sino hacer que tengan calidad humana y sean respetuosos y tolerantes.

Los expertos en educación, sociólogos, psicólogos y otros profesionales consideran también que se debe formar a las nuevas generaciones en el enfoque de género establecido en el programa escolar, que inculca valores contra el machismo que considera a la mujer un objeto sobre el que el varón tiene derechos patrimoniales.

El comentarista de televisión Nicolás Lúcar apuntó que de ese machismo proviene la frase emblemática de los feminicidas: ‘Mía o de nadie’, que llega al extremo de que incluso la unión de pareja se ha roto mucho tiempo atrás, muchos varones machistas pretenden que la expareja no tenga otro compañero.

Sin embargo sectores religiosos conservadores y fundamentalista, con el apoyo de empresarios y políticos neoliberales, pretenden eliminar el enfoque de género alegando que es una especie de demoníaca ideología que apunta a ‘homosexualizar’ a los niños.

Esos sectores poco o nada dicen sobre el feminicidio y las constantes agresiones y violaciones a mujeres.

Una de sus representantes más furibundas, Beatriz Mejía, planteó recientemente en una polémica electoral, su rechazo a la propuesta progresista de legalizar el aborto en casos de violación.

Alegó que ‘las violadas no son tantas’ (se estima que son diez por día) como para adoptar esa despenalización y que en vez de autorizarlas a interrumpir la gestación resultante de una violación, a las mujeres debería enseñárseles a cuidarse ‘con métodos naturales’ para no resultar embarazadas.

Fuente de la reseña: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=330725&SEO=feminicidio-un-mal-que-siguio-creciendo-en-peru-en-2019
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Entrevista a Adriana Guzmán: “El golpe de Estado en Bolivia es racista, patriarcal, eclesiástico y empresarial” Claudia Korol

Entrevista/27 Noviembre 2019/Autora: Claudia Karol/Rebelión

Adriana Guzmán integra el Feminismo Comunitario Antipatriarcal de Bolivia y Feministas de Abya Yala. Se reconoció en esa lucha con otras compañeras en la Guerra del Gas en 2003, por eso suele decir que aprendió en la calle de qué se trata el patriarcado y por qué el feminismo es una herramienta fundamental para crear otras formas de vida. Ahora mismo resiste el avance de las milicias que festejaron la quema en la plaza pública de la whipala, la bandera de los pueblos originarios, un gesto de una violencia simbólica tal que es difícil nombrarlo sin que el corazón se parta. En este diálogo caracteriza al golpe de Estado, llama a enfrentarlo y a apoyar las acciones de la resistencia.

¿Cómo caracterizás al golpe de Estado en Bolivia?
-Hay un dolor profundo frente al triunfo de este golpe cívico, militar, fundamentalista, empresarial. Estas movilizaciones empezaron después de las elecciones del 20 de octubre, cuando se acusó de fraude al proceso electoral en el que Evo Morales obtuvo un 10% más de votos frente al segundo candidato Carlos Mesa. Había un descontento en sectores de la sociedad por la repostulación del Evo. Como Feministas Comunitarias Antipatriarcales hacemos una autocrítica ahí. Creemos que habría que repensar esa postulación del Evo. Pero por otro lado, había un montón de imposiciones de los otros partidos. Por ejemplo Carlos Mesa, siendo genocida, coautor de la Masacre del Gas (2003), estaba yendo a las elecciones como candidato. ¿Cómo si un genocida va a las elecciones, no puede repostularse alguien por tercera vez?.
¿Quiénes son los protagonistas del golpe?
 
Por un lado está la oposición que en términos “democráticos” se habría visto afectada por el supuesto fraude, encabezada por Carlos Mesa. Fue vicepresidente de Gonzalo Sánchez de Losada, coautor de la Masacre del Gas, y la última cara que tuvo que utilizar la oposición de los partidos políticos, una oposición anacrónica, sin propuesta, sin rostros, que había quedado destrozada con estos años del proceso de cambio. Partidos que ni siquiera existen ya sus siglas, se juntan y ponen a Carlos Mesa como su candidato. Esa sería la “oposición política”. Son los votos de cuestionamiento al MAS (Movimiento al Socialismo).
El otro es el grupo de derecha fascista encabezado por el Comité Cívico de Santa Cruz, donde está Luis Fernando Camacho como Presidente. Es una instancia que inventan los empresarios para participar en decisiones, en la elaboración de leyes para defender sus intereses. El Comité Cívico representa a los empresarios, oligarcas, a los terratenientes, socios de las transnacionales, del Oriente boliviano.
El Oriente boliviano está tomado por los terratenientes, que han obtenido sus tierras del regalo de la dictadura, y que han sometido ahí a los pueblos indígenas, a migrantes de La Paz, de otros departamentos, migrantes aymaras y quechuas, para su servicio, como sus peones. Es la oposición económica que encabezado este golpe de Estado. Luis Fernando Camacho está vinculado además a los carteles del narcotráfico. Es hijo de un paramilitar que ha estado al servicio de la dictadura. Eso es lo que representan quienes ha encabezado este golpe de Estado.
 
-Hay sectores políticos que no nombran este momento como un golpe de Estado ¿Por qué ustedes lo caracterizan así? 
Primero, porque se ha buscado la desestabilización social, política, sembrar terror con grupos armados en diferentes lugares. Armados con armas de fuego, con cascos, con escudos. Se ha articulado a grupos universitarios, paraestatales, paramilitares, grupos fascistas, racistas, que ya había desde el 2008, como la Unión Juvenil Cruceñista. Sembrar el terror, desestabilizar políticamente, es la primera característica del golpe. Aliarse con la policía después, que se amotina.
Convocar a los militares que se suman supuestamente a defender al pueblo. ¿Cuál pueblo? El que encabeza Luis Fernando Camacho. Todas esas son las características de un golpe. Finalmente, lo vemos hoy, cuando en vez de que entre Carlos Mesa al Palacio de Gobierno después de la renuncia de Evo, no lo hace él. Lo hace Luis Fernando Camacho, representante de estos empresarios, de la Iglesia, del peor fundamentalismo del país. Impone la bandera, la Biblia y convoca a una Junta cívico militar, donde estarían militares, y personajes “notables”, que son ellos.
Este golpe de Estado ha tenido por un lado características tradicionales, como la presencia de los militares, de la policía, pero también características distintas, promoviendo el enfrentamiento entre vecinos, lo que se ha logrado gracias a la profundización del racismo. Han salido vecinos a decir que “basta del Gobierno de indios, de ladrones”. Todos los que tenemos cara de indios somos señalados como parte del MAS. Especialmente las que somos mujeres originarias indígenas. El golpe de Estado es también un golpe a las mujeres, a las organizaciones sociales. Por el amedrentamiento, por la humillación. Es un doble golpe. No es solamente al Estado, al Gobierno, sino también a las organizaciones sociales.
-Como Feministas Comunitarias Antipatriarcales ¿qué valoración hacen del Gobierno de Evo?
 
Como Feministas Comunitarias Antipatriarcales hemos sido parte de este proceso de cambio, lo hemos construido. Se ha parido este feminismo en el proceso de cambio. Los principales debates han estado en la Asamblea Constituyente. Lo plurinacional, el reconocimiento de los pueblos, el ejercicio de nuestra autonomía, de nuestra autodeterminación. Hoy hay autonomías originarias, indígenas, campesinas.
Con muchas limitaciones, sí, pero se están construyendo, se está haciendo el camino de la reconstitución del territorio, que era lo que queríamos como pueblos. Las cosas que dice la Constitución: el Estado de base comunitaria, la economía comunitaria. El artículo 338, que habla del trabajo impago de las mujeres, que el trabajo del hogar produce riqueza, y debe ser contabilizado en las arcas del Estado. Esos debates se han traducido en leyes, que se han traducido en programas, posibilidades, acciones concretas.
 
-Sin embargo, también hay críticas al Gobierno de Evo Morales en relación al extractivismo ¿verdad? 
Principalmente en el área económica tenemos las críticas. No se ha transformado la matriz capitalista del sistema, no se ha afectado a los intereses de los empresarios, de los ganaderos, de los madereros. Eso es cierto. También había contratos de 100 años de duración. No ha habido la decisión política para nacionalizar por ejemplo la minería, que era uno de los pedidos que hacíamos. Sin embargo, ha habido muchos logros en término del reconocimiento de los pueblos originarios, de ir construyendo haciendo camino, para nuestra propia educación, nuestra propia organización política. Cambios que hemos ido haciendo, incluso más allá del Estado, incluso a pesar del Estado.
-¿Se puede, como feminista, defender a un presidente al que se caracteriza como machista?
Como feministas tenemos muchas críticas a Evo Morales, por la matriz económica, por el extractivismo. Hemos cuestionado su machismo. Pero entendemos también que tener un presidente en el cual nos miramos, aunque sea un presidente machista, no es lo mismo que tener un presidente blanco, empresario, oligarca… como Macri. Entendemos la diferencia. La entendemos en el cuerpo, no solo racionalmente. Para nosotras era importante que Evo sea presidente.
Era paralelo al proceso que hemos hecho las organizaciones sociales de transformación cotidiana, de poder mirarnos al espejo, reconocernos, nombrarnos. Contra todo esto viene el golpe de Estado. Por eso la humillación. Por eso el escarmiento. Por eso la quema de la whipala.
-¿Qué significa el racismo como componente estructural del golpe de Estado?
En el proceso se ha planteado una descolonización desde la educación, en diferentes políticas públicas, tanto en el Estado como en las organizaciones. No sólo en la recuperación de prácticas ancestrales, sino en la recuperación epistemológica de pensar de otra forma, de gestionar el poder de otra forma. Sin embargo, a pesar de esa descolonización, no habíamos profundizado el racismo. ¿Por qué? Porque el racismo es un ejercicio de privilegios.
La forma de acabar con el racismo, era acabar con esos privilegios que vienen del mundo económico principalmente. Los privilegios que tienen los oligarcas, los terratenientes, no se han afectado como hubiera sido necesario.
-Además el racismo es transversal, no corresponde a un sólo espacio o partido político…
 
Una muestra de este racismo, está también en las prácticas de la izquierda y de ciertos feminismos. Una izquierda colonial que asume que las organizaciones originarias, campesinas, sirven para tirar piedras, para hacer bloqueos, y no para decidir cómo queremos vivir. Esa ha sido la pugna en la Asamblea Constituyente, y la pugna entre feminismos burgueses, blancos, clasemedieros, y el feminismo comunitario. Y por blanco, por burgués, me estoy refiriendo específicamente a las feministas que intervienen desde sus privilegios, desde su clase, desde su casa, su trabajo consolidado, su dinero, su apellido. Han juzgado al Gobierno no sólo por sus errores políticos.
Lo han juzgado por indios. En esta coyuntura, primero se han pronunciado denunciando el fraude, pero sin cuestionar que Carlos Mesa, el otro candidato, es un genocida. En medio de las movilizaciones, han planteado esta disputa como un enfrentamiento de machos, sin mirar el racismo. Para continuar, han deslegitimado nuestras denuncias de racismo, diciendo que hablar de racismo era una campaña que estaba haciendo el Gobierno. Como si éste no hubiera sido un país colonizado por los españoles, invadido y violado sistemáticamente. Como si se pudiera borrar por un partido, el Movimiento Al Socialismo en este momento, estos años de colonización y de racismo.
-¿Qué pierden las mujeres y el pueblo con este golpe?
¿Qué estamos perdiendo con este golpe al Estado Plurinacional, para imponer la República católica, cristiana? Este golpe es para escarmentar al Gobierno de un indio, y poner seguramente una junta militar integrada por militares y personajes notables. Ahí está el colonialismo. Suplantar al indio por militares y notables.
Este golpe es contra el Gobierno indígena, originario, acompañado de las organizaciones campesinas y los movimientos sociales. Es un escarmiento para que no se nos vuelva a ocurrir que es posible vivir fuera del capitalismo, que el vivir bien pueda ser una posibilidad, que no se nos vuelva a ocurrir la autodeterminación, que podamos autogobernarnos, autoorganizarnos. Que aceptemos este sistema capitalista, neoliberal, patriarcal, colonialista. Ése es el mensaje.
-¿Cómo crees que puede cambiar la vida de las comunidades indígenas, originarias?
Especialmente en el caso de las mujeres. Va a haber un retroceso absoluto en todos los derechos logrados. Ya se habla que se van a derogar leyes, como la Ley 348 que asegura una vida libre de violencia, que reconoce el feminicidio, una ley con la que nunca han estado de acuerdo los fascistas. Se va a ir en contra de los derechos conquistados, de estos logros simbólicos y reales. También se van a atacar las universidades indígenas.
En este proceso de cambio, y no en otro, y por la lucha de las organizaciones sociales, tenemos universidades indígenas, donde van jóvenes que estudian lo que necesita su comunidad, y que después de estudiar eso vuelven a servir a su comunidad. No universidades que producen empresarios y desclasados para el mundo, como son las universidades en las ciudades.
Lo que perdemos es la posibilidad de haber hecho este proceso de transformaciones con el acompañamiento del Estado. Pero no perdemos la esperanza. No perdemos la convicción, no perdemos los sueños, no perdemos la urgencia de hacer otro mundo posible. Es mucho más difícil en un Estado fascista, pero nosotros, nosotras, vamos a seguir haciéndolo.
-¿Cuál es la situación en este momento, mientras Evo Morales ya está fuera de Bolivia?
Los golpistas están tomado los canales. Están tomadas las radios comunitarias. Desde los medios de comunicación tomados todos por los golpistas, se denuncia que se están haciendo saqueos, sembrando el terror a nombre del MAS. Se dice que son hermanas y hermanos que vienen de las comunidades, y no es así. Hacen estas denuncias para deslegitimar nuestra Resistencia. Las organizaciones sociales no están haciendo ningún saqueo, porque son parte del pueblo en resistencia. Se quiere desprestigiar nuestra Resistencia. Las organizaciones sociales han convocado al cerco de La Paz, se ha cortado el agua en la Paz. Vamos a recuperar La Paz, y nos vamos a ir reorganizando.
-¿Qué necesita el pueblo en resistencia de los pueblos de otros territorios? ¿Qué necesitan ustedes de los feminismos transnacionales?
 
Nuestra convocatoria, hermanas y compañeras, más allá de las fronteras: Nos conocemos, nos hemos mirado. La primera es la confianza en la palabra nuestra, porque la información que está circulando es que aquí no hay ningún golpe, que todo está bien. Lo cierto es que están los militares y los policías apoyando a los golpistas, amedrentando a las organizaciones. Esto es un golpe. Necesitamos que lo digan. Necesitamos que compartan nuestra indignación, nuestro dolor, y que compartan también nuestro miedo, frente a lo que están generando estos grupos armados. Nuestra convocatoria es también a cuestionarnos como feministas.
Este análisis reducido de pensar que todos son los mismos, que el Evo era lo mismo que los otros, o que es solo una disputa entre machos, no nos deja ver cómo disputa el patriarcado, el capitalismo, las variables económicas, coloniales, del sistema. No nos deja ver que con el fascismo no se dialoga. El fascismo no escucha. El fascismo no retrocede.
El fascismo elimina. Con las humillaciones están tratando de eliminar nuestras luchas. Las convocamos a denunciar esto, y a construir un feminismo que sea comunitario, popular, piquetero, desde estos territorios, que no esté más allá del bien y del mal, que no sea funcional a la derecha finalmente.
Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=262760&titular=%93el-golpe-de-estado-en-bolivia-es-racista-patriarcal-eclesi%E1stico-y-empresarial%94-
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Los ponchos rojos bolivianos

Por: Enrique Dussel
El 10 de noviembre de 2019 vi en mi celular, leyendo redes sociales, la presencia centenaria de Ponchos Rojos que corrían armados por las calles de El Alto (región del antiplano boliviano desde que se desciende a la capital, La Paz), que se desplazaban velozmente cantando en formación de guerra. Recordé entonces hechos del pasado, de 1995, que me trasladaron a esa región montañosa del llamado Alto Perú.

En 1995 dicté durante una semana un curso en el aula magna de la antigua, pública y centenaria Universidad de San Andrés, ante unos 700 entusiastas estudiantes sobre las Cuatro redacciones de El capital, de Karl Marx. Al tercer día de las conferencias, el rector y el Consejo Universitario me otorgaron el doctorado honoris causa de la Universidad.

Además, los estudiantes me informaron que estaba encarcelado un joven revolucionario, pareja de una compañera mexicana, que fui a visitar por solidaridad. Años después el encarcelado me agradecía en un acto público mi acto de solidaridad, y el tal joven revolucionario, sin saberlo yo, era nada menos que el vicepresidente Álvaro García Linera, gran intelectual y político.

Pero en tercer lugar, gracias al doctor Juan José Bautista, colega boliviano, me invitaron a dar unas exposiciones sobre Política de la Liberación a un grupo de indígenas aymaras en El Alto de La Paz. Recuerdo la acogida y el diálogo con aquellos aguerridos compañeros. Al final de los actos, y ante lo inesperado de la oferta, me indicaron que habían decidido invitarme, atendiendo al contenido de mis exposiciones, a ser parte de la comunidad de los Ponchos Rojos. En ese momento advertí que todos tenían puestos dichos ponchos, prenda propia de los Andes de milenaria costumbre con que los pueblos originarios y los gauchos se defienden del frío. Fui entonces investido de esa alta dignidad. Fue para mí un gran honor, y recuerdo que expresé: Este poncho es más importante que un doctorado en Harvard (y lo repito aun hoy pensando que en octubre de 2019 recibí en el aula máxima de Harvard el ser miembro de la American Academy of Arts and Sciences fundada en 1780).

Lo cierto que estos Ponchos Rojos se han puesto en movimiento. Este es uno de los primeros signos de un levantamiento del pueblo boliviano ante la violencia minoritaria que intenta tapar el sol con un dedo, violentamente racista, y evangélicos fundamentalistas (como lo eran los católicos de derecha en Chile con A. Pinochet) que blanden crucifijos (como hemos visto en la primera plana de La Jornada del 11 de noviembre) ante miembros de los pueblos originarios. Esa escena nos recuerda la obra de Franz Hinkelammert, Las armas ideológicas de la muerte, cuyo tema es el uso de una ideología, en este último católica de derecha en Chile, con la que se masacró al pueblo chileno. ¿Cómo puede enarbolarse la biblia o el crucifijo para derramar la sangre de los pueblos originarios, gritando: Sacaremos de los lugares públicos a la Pacha Mama y la remplazaremos por la Biblia? Ahora son fundamentalistas proestadunidenses, antes fueron fundamentalistas católicos eurocéntricos. Ambos han deformado e invertido el cristianismo de los primeros siglos, de un mesías que declaraba bienaventurados los pobres, y que fue juzgado por el imperio del momento (el romano) como opuesto a la ley levantando al pueblo contra el orden, por lo que valía como castigo el suplicio de la cruz (la silla eléctrica de aquel tiempo). La Cruz (que empuña el policía de la foto de La Jornada) es el signo de la muerte de aquel maestro (rabí) que se jugó por los pobres ante la opresión romana. En la cruz está crucificado el pueblo pobre boliviano que el liderazgo de gobiernos como el de Evo Morales ha mejorado sus condiciones de vida, es decir, no son ya tan pobres como antes. Pero la derecha (que invierte el sentido del cristianismo) toma a ese mesías (Cristós) que fue crucificado por el Imperio por movilizar a los pobres, como arma para matar a los pobres, la víctimas, los aymara, las cholas (mujeres) humillándolas machistamente. Empieza así a caminar el cristianismo con la cabeza, invirtiendo la sabiduría de los pueblos en nombre de una ideología fascista de derecha, y de un cristianismo fundamentalista en América Latina (como hay igualmente fundamentalismos islámicos o judíos).

Una teoría de la liberación latinoamericana invierte la inversión y pone de pie al compromiso en primer lugar en favor de los pobres. Pero es considerada subversiva en Bolivia.

No puedo sino alegrarme que mis compañeros Ponchos Rojos se han puesto en acción, como vanguardia del despertar del milenario pueblo aymara, quechua y amazónico boliviano; habrá que seguir los acontecimientos con cuidado, ya que a finales del siglo XX movieron desde sus raíces a la historia y pareciera que volverán a hacerlo ante minorías racistas, machistas, formados por escuelas norteamericanas (tanto religiosas como militares) que dan la espalda al sufrimiento del pueblo y están decididas a volver a dominarlo.

Y, mientras tanto, Evo Morales es acogido por la voluntad generosa y valiente del pueblo mexicano que está comenzado a ejercer un nuevo liderazgo entre las naciones latinoamericanas en vista de su Segunda Emancipación, a la que se encamina la Cuarta Transformación, ahora no ya de España o Portugal, sino de Estados Unidos, como nos sugirieron José Martí y José Carlos Mariátegui.

(1) Fui investido de Poncho Rojo en La Paz, Bolivia, en 1995.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2019/11/15/opinion/018a1pol

Imagen: Eduardo Silva en Pixabay

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Educación y violencia contra las mujeres

Por: Santiago Molina

A quien hay que responsabilizar es a la cultura y a los valores que los niños maman en el seno familiar.

C omo es lógico, en el debate televisivo que mantuvieron las líderes femeninas de cinco partidos políticos, durante la campaña electoral de las elecciones celebradas el pasado 10 de noviembre, el tema estrella fue el referido a la violencia de los hombres contra las mujeres y a las agresiones/violaciones sexuales. A pesar de las diferencias ideológicas entre ellas, hubo un aspecto en el que todas coincidieron: dieron por supuesto que una de las causas fundamentales de la violencia y de las agresiones sexuales contra las mujeres es la falta en las escuelas de unos programas formativos eficaces cuyo objetivo sea el reconocimiento de la igualdad de la mujer y del hombre. Por tanto, habría que concluir admitiendo que el número de casos de violencia contra la mujer descendería si existieran ese tipo de programas escolares. Personalmente, creo que esa suposición no se corresponde con la realidad del problema.

Es evidente que la relación entre escuela y sociedad no es unívoca, sino que, por el contrario, es rica en matices e interferencias. Sin embargo, suele existir acuerdo entre la mayoría de los expertos que han estudiado esa relación en el sentido de aceptar que la educación escolar refleja los valores y costumbres hegemónicos de cada sociedad. Merrill (1967) afirma que la educación escolar transmite las costumbres, ideales, actitudes y valores de cada sociedad a las generaciones jóvenes. Es esa función de adoctrinamiento ideológico de las nuevas generaciones lo que explica que todas las confesiones religiosas y los grupos políticos hayan tratado de controlar las escuelas. En los países con gobiernos totalitarios, ese control es absoluto por parte del Estado, exactamente igual que sucede con las iglesias en aquellas comunidades donde una determinada confesión religiosa impone a toda la ciudadanía sus dogmas.

El estudio de esa función legitimadora y reproductora de la escuela no es nada nuevo. Marx y Engels (1844) la analizaron en sus Tesis sobre Feuerbach y quienes la evidenciaron de forma más elocuente fueron Bourdieu y Passeron (1970) en su libro titulado La Reproducción. En nuestro país, uno de los autores pioneros fue Carlos Lerena, quien en su libro titulado Escuela, Ideología y Clases Sociales en España (1976) afirmaba categóricamente que la función de reproducción cultural de los sistemas de enseñanza logra que las generaciones jóvenes, al salir de la escuela, legitimen y reproduzcan la ideología y los valores culturales existentes en la sociedad. No creo que merezca la pena cansar más a los lectores con citas bibliográficas para tratar de demostrar que la educación escolar se limita a inculcar a los alumnos los valores predominantes en cada sociedad y, por lo tanto, a reproducirlos.

Tomando como referencia esa relación existente entre la escuela y la sociedad, lo lógico es inferir que los valores que el profesorado transmite en las escuelas son aquellos que predominan en las creencias y costumbres que vehiculan las relaciones familiares y comunitarias. Por ello, a quien hay que responsabilizar de la violencia y de las agresiones sexuales de los hombres contra las mujeres es a la cultura y a los valores que los niños maman en el seno familiar, que ven en su entorno social y que perciben a través de las redes sociales y de los medios de comunicación.

Tendría sentido culpabilizar a las escuelas si existieran profesores y profesoras que se dedicaran de forma sistemática a inculcar en los alumnos que las mujeres son inferiores a los hombres, que lo correcto es que sean las esclavas de sus maridos y que su misión fundamental es la de satisfacer todos los deseos del hombre. Sin embargo, yo no conozco ninguna escuela donde el profesorado se dedique a interiorizar esos valores en los alumnos y alumnas. Es más, me temo que no exista en nuestro país ni una sola escuela de ese tipo. Esos eran los valores que transmitían los programas educativos de las escuelas católicas hace muchas décadas, o incluso siglos, y los que actualmente son hegemónicos en la educación musulmana. En cambio, hoy todos los materiales curriculares y los valores que transmite el profesorado español hacen hincapié en todo lo contrario.

Si se admite que hoy en día en todas las escuelas se enseñan y se practican normas positivas en favor de la igualdad de género y del respeto del hombre hacia la mujer, parece pertinente hacerse esta pregunta. ¿Cómo es posible que no descienda el número de feminicidios y que, por el contrario, crezca de un año a otro? La respuesta a esta aparente contradicción es fácil inferirla, dada la función legitimadora y reproductora de la escuela con respecto a los patrones culturales hegemónicos de la sociedad. Por muchos programas de respeto a la mujer que se introduzcan en las escuelas y por mucha formación feminista que se imparta al profesorado, su eficacia será nula si previamente no se modifican los valores que controlan de forma subyacente las relaciones de dominación de la mujer por parte del hombre en nuestra sociedad. Yo creo que esa es también la razón que explica el nulo efecto que tienen las disposiciones legales con sus correspondientes correlatos coercitivos contra los violadores y los agresores machistas.

Como dije al principio, el único objetivo de este artículo ha sido intentar mostrar lo escasamente eficaz que resulta intentar acabar con esos comportamientos incívicos y criminales de un número importante de hombres incidiendo en lo que Ball (1989) denomina la micropolítica de las escuelas. En ningún caso he pretendido pontificar sobre cuáles deben ser las soluciones (para eso ya están los líderes políticos). Entre otras razones, por la extraordinaria complejidad del problema y también porque solo me considero una persona normal y corriente preocupada por esa lacra social.

Fuente: https://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/educacion-violencia-mujeres_1396069.html

 

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