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“Si la sociedad exige seres íntegros debe saber valorar a los docentes”

España/ Autor: Mauro L. Muñoz / Fuente: El Litoral

El profesor español, quien saltó a la fama hace dos años por su nominación al denominado “Nobel de los maestros”, estuvo de visita en Santa Fe para compartir sus experiencias educativas.

César Bona, quien fuera finalista en 2015 del Global Teacher Prize, remarcó la necesidad de que la escuela “mire más a la sociedad” y que actúe como un factor de cambio. Fue en el marco de su conferencia “Escuchar para Educar”, durante el VIII Congreso de Educación de la Universidad Católica de Santa Fe. Y también en diálogo con El Litoral.

—Para quienes no lo conocen y que a través del diario pueden leerlo, ¿quién es César Bona?

—Es un maestro, creo que hay pocos titulares más bonitos que la palabra maestro. Ya, con sólo leerle en el titular, la gente debiera resonarle maestro, maestro, maestro… Soy maestro de España, llevo unos 15 años trabajando. Tengo la suerte de que un amigo me presentó en un concurso mundial (teacher prize) y a raíz de ello la gente me ha ido conociendo a través de ir compartiendo cosas obvias y que todos necesitamos recordar.

—Entiendo que su abuelo era argentino. ¿Se encontraría con algún cambio si tuviera que asistir a clase hoy?

—Es cierto, tengo ascendencia argentina, mi abuelo nació en Tandil. Creo que la pregunta lleva en sí misma la respuesta. La verdad es que necesitamos más cambios. Estaría bien que hubiese más cambios en las aulas. Pero, sobre todo, cambios pensando hacia donde nos dirigimos. Que se mire más hacia la sociedad. El compromiso social es, ahora mismo, fundamental.

—Su último libro habla de las escuelas que cambian el mundo. ¿Cómo debieran ser estas escuelas?

—Que inviten a los niños y niñas a participar tanto en la escuela como en la sociedad. Que se les escuche porque tienen mucho que decir. Y que se les vea como parte de la sociedad ya, no en un futuro sino ya. Es en este mundo cuando ellos pueden hacer un mundo mejor.

—Uno de sus proyectos de mayor notoriedad comprendía el trabajo con mascotas. ¿Cuál era el objetivo y la importancia del mismo?

—Sí, es cierto, es un proyecto que se basa en el respeto a los animales. El objetivo que se perseguía era el planteo de pensar que si un niño respeta a otro ser, obviamente, va a ser mejor como persona. Fue una experiencia maravillosa que contagió a miles de niños y niñas de todo el mundo. Incluso, sé que unos cuantos alumnos aquí en Bariloche se sumaron al proyecto.

Hace ya cuatro años que yo cambié de escuela, pero cuando me fui les dije a los niños que se lleven las enseñanzas, cuando crezcan, hacia donde vayan. Que los iban a acompañar en la vida.

—¿Nota que está un poco ausente la educación emocional en el marco escolar?

—Hay algunos que dicen que educar en emociones es una moda. Me parece inadmisible que se diga eso. Lo importante es que nos demos cuenta de que en la escuela debemos enseñar una gestión de esas emociones. Pero, para enseñar, nuestra formación tiene que estar preparada. Y no sólo para los docentes en actividad, sino para los futuros maestros y maestros para todas las universidades de magisterio.

—En ello influyen las políticas educativas por parte del Estado. En Argentina tuvimos un reciente cambio de gobierno a nivel nacional y otro partido político en la provincia, con distintas ideas entre sí. ¿Cómo se debe trabajar en este sentido?

—Mira, la educación debe estar por encima de cualquier gobierno. Punto uno. Y, los que se dedican a hacer política educativa, deben entender que no puede haber una parte sin la otra. Se debe comprender en qué estado se encuentra la educación, debes recorrer las escuelas, ver qué hace falta. Y, luego sí, se puede plantear una ley. Porque no se puede hacer una ley desde un despacho sin saber qué es lo que pasa realmente en las aulas.

Entonces, es más que necesario, diría obligatorio, escuchar. Escuchar a los docentes, a las familias y también a los niños y adolescentes que son los protagonistas y a quienes muchas veces es a quienes menos se escucha. Para eso necesitamos gente valiente. Que esté decidida a dar ese paso en el que seguramente recibirá muchas críticas. Pero es necesario que miremos a una educación mejor y lo primordial es valorar a los docentes. Porque si queremos una sociedad mejor tenemos que empezar en la escuela sin ninguna duda.

—Como sociedad solemos tener de referencia experiencias que “mientras más kilómetros nos separen mejor aún” según sostuvo. Un caso paradigmático es el de la educación en Finlandia. ¿Qué tiene de distinto la educación allí? ¿Por qué motivos no es posible imitar ese modelo?

—Es que no se puede imitar tal cual, principalmente porque los contextos son diferentes, partiendo de esa idea. Pero, sobre todo, hay un motivo que valida a todos los lugares con este nivel y es que la sociedad valora a los docentes. Con lo cual volvemos a lo mismo. Si la sociedad exige que de la escuela salgan seres íntegros debe saber valorar lo que hacemos los docentes. Por ello, es que esta profesión debe ser colocada en el lugar que merece. Y la cuestión es que allí está donde lo merece. No es imposible de hacer, sino que debe suceder un giro en la mentalidad como sociedad.

—Luego de haber realizado su exposición y de su paso por la ciudad. ¿Qué reflexión dejaría a los maestros santafesinos?

—Principalmente, que estuve aquí encantado. Que fue un lujo haber podido escuchar a otras personas y sentir la pasión que tienen estos maestros y maestras. Y que deben sentirse privilegiados. Además de insistir en que todas las experiencias se deben poder conocer. Y es allí donde los medios tienen un papel muy importante. El de dar a conocer las que siguen siendo anónimas, pero que, sin dudas, son extraordinarias.

Fuente de la Entrevista:

http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2017/09/01/informaciongeneral/INFO-01.html

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Ignasi Casals: “Ser docente es el mejor trabajo del mundo”

16 de agosto de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Ignasi Casals

En su libro relata sus vivencias como profesor y director de la Escola Ginebró, un proyecto educativo en el que plasmó su sueño por mejorar la educación. ¿Qué rol le entusiasmó más?

El de maestro, aunque el de director también, porque he sido un director de escuela peculiar: la he dirigido a base de estar con los maestros, de ir a desayunar con ellos, de salir fuera a saludar los padres. Esto ha hecho que los padres y los alumnos me hayan querido mucho y que el trabajo haya sido muy gratificante.

Pero ser maestro es mejor.
Dar clase a los niños, explicarles las cosas, que te escuchen, ver cómo aprenden, cómo se interesan, cómo te miran… Siempre que he dado una clase he terminado dando las gracias.

¿Qué recuerda de los maestros y los alumnos con los que compartió su vida en la escuela?
Recuerdo muchísimo a Isidoro, una persona extraordinaria, amigo y compañero. A veces me decía: “Nacho, Gloria ya ha pagado la excursión, ¿eh?” y yo le contestaba “Ah, bueno, pues ya traerás el dinero” y él decía “Sí, sí, me lo dio a mí y lo tengo en casa”. En realidad, era él quien pagaba la excursión para que la niña pudiera ir. Isidoro era así, un tío impresionante. Y de alumnos recuerdo algunos muy brillantes y algunos más difíciles. De los últimos me acuerdo especialmente, porque son los que más me gustan.

¿Qué deben aprender los alumnos?
Les has de despertar la curiosidad, ya aprenderán ellos. Es cierto que deben tener un orden en la escuela, pero aprender, aprenden de lo que ven de los maestros, de los otros alumnos, de sus padres, de sus amigos o de sus abuelos. Los maestros deben aprender a despertar esa curiosidad, tener vitalidad, saber que están haciendo el mejor trabajo del mundo y… ¡les tiene que gustar Bach!

¿Bach?
En la escuela la música es fundamental: todos los niños aprenden música en Ginebró. Además, un niño que de pequeño escucha Bach, de grande no puede ser mala persona.

¿La escuela debe educar en valores?
Los valores forman parte de la vida, están en la calle, en el día a día. La informática no se aprende, se practica, y lo mismo pasa con los valores. Además, en la escuela Ginebró hay dos cuestiones sobre las que no se discute: la igualdad de sexos y la pena de muerte. ¿Por qué? Porque no es cuestionable. Y el mismo hecho de que sean cuestiones indiscutibles ya es muy significativo para los niños. ¡Ah! En Ginebró también es muy importante que los niños vean que los maestros se tratan con respeto, que se besan, que se hacen bromas…

¿Es posible trasladar lo que nos cuenta a todas las escuelas?
Siempre he tenido un deseo: que la Escola Ginebró no hubiese tenido que existir, porque habría significado que las escuelas ya eran así. Ginebró es un sueño.

En su libro compara la educación con el bambú japonés. 
Hay un tipo de bambú que debes plantar, tapar y regar. Durante tres años no lo ves, pero debes continuar regándolo y, al cabo de tres años, sale. Pasa lo mismo con la educación: debes ir regando a los niños día a día.

¿Y esto es posible hoy?
Yo creo en la utopía. Creo que, con una buena educación, sería posible vivir sin semáforos.

Dentro de esta utopía, ¿cómo encajamos la tecnología digital?
Se trata de una herramienta más, como lo son las manos y los bolígrafos, pero es una herramienta muy interesante: estar hablando de Rubens en clase y poder mostrar sus obras a través de internet la hace muy potente.

Desde Tiching también soñamos con mejorar la educación.
Y, además, permite otra cosa: hacer que un profesor del Faro del Fin del Mundo de Ushuaia que sueña con mejorar la educación pueda compartirlo conmigo. Él quizá sueñe con mejorar la educación de unos niños a quienes interesa más aprender a pescar y a correr, y yo con mejorar la de unos niños que son del Barça y a quienes interesa más aprender economía. Pero tenemos el mismo sueño y Tiching nos permite compartirlo.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/ignasi-casals-ser-docente-es-el-mejor-trabajo-del-mundo/

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Entrevista a Xavier Melgarejo: “ Sin voluntad de querer enseñar, nadie debería ser maestro ”

14 agosto 2017/Fuente: Educaweb

psicólogo escolar y doctor en pedagogía, coordinador pedagógico, exdirector y profesor del Colegio Claret de Barcelona, Presidente de la Comisión de ordenación del Consell Escolar de Catalunya.

El estudio «Cómo son y qué hacen los «maestros excelentes»: la opinión de los estudiantes» de Mª Asunción Jiménez Trens, Fermín Navaridas Nalda, destaca que los maestros excelentes se caracterizan por su cercanía al alumnado, su sensibilidad, exigencia y entusiasmo, con competencias para la comunicación didáctica, la interacción, la planificación y gestión de la enseñanza/aprendizaje y la evaluación. ¿Qué otras competencias debe tener un maestro excelente?

Puedo contar qué es lo que buscan en las universidades de Finlandia, que creo puede servir de ejemplo:

El profesor es un modelo de ciudadano, y un molde de ciudadanos. Se exige un estado mental de gran nivel. Ha de ser una persona mentalmente sana, físicamente competente y ejemplar (socialmente, musicalmente, deportivamente, etc.).

Debería presentar una personalidad no defensiva, abierta y capaz de conocer cada alumno y otras personas, con capacidad de autocontrol, no pasivo, adaptativo, activo y innovador. Capaz de trabajar con otras personas para solucionar los problemas y preparado para mejorar continuamente.

Necesariamente ha de manifestar un interés auténtico para trabajar con niños y adolescentes, con una mentalidad abierta y creativa, y una identidad basada en la identidad afirmativa.

¿Cómo definiría el perfil profesional de los docentes? ¿La formación que se imparte en las facultades de educación encaja con este perfil?

La mayor parte de las  Facultades de Educación de Cataluña (UDL, UIC, UB, UVIC, UAB, UDG, URL, URV, UOC), junto con el Departament d’Ensenyament y el Departament d’Universitats, están realizando un trabajo extraordinario para definir el nuevo perfil del profesorado, y realizar propuestas orientativas de mejora de la formación inicial. Las está realizando el equipo MIF. Tengo el honor de participar en este proceso. Los responsables del MIF comunicarán a los medios dichas medidas y propuestas cuando sea el momento.

¿Qué importancia tiene la formación inicial y continua del profesorado en la excelencia educativa? ¿Y la vocación?

Tal como el informe Mckinsey propone, la calidad del profesorado limita la calidad del sistema. La formación, tanto inicial como continua, está íntimamente ligada a la misma.

La vocación es importante, pero ¿qué entendemos por vocación? Como he indicado anteriormente sin voluntad de querer enseñar nadie debería ser maestro, si no hay esa voluntad el estudiante debe dedicarse a otra cosa, aunque tenga muy buen nivel. Para enseñar no nos sirve.

La Generalitat de Catalunya quiere modificar los requisitos de acceso al grado de magisterio. ¿Qué opina de esta medida?

Me parece muy bien, siempre que, tal y como se está haciendo, se pacte la medida con todas las universidades para que sea por consenso, y se calculen bien todas las consecuencias de cada medida tomada. Si subimos la nota de corte solamente, nos vamos a quedar con menos profesores a medio plazo, y tendremos una crisis para poder mantener el sistema. Los progresos los iremos consiguiendo paso a paso, poco a poco, pero con constancia y un plan estratégico bien definido.

¿Si se endurecen los requisitos de acceso al grado de magisterio se logrará docentes más motivados?

Es necesario un mínimo de competencia para poder realizar el magisterio. ¿Se puede enseñar bien lo que no se domina? Lo que interesa al país es prestigiar la función docente, y entre las medidas esenciales, debe mejorar todo el proceso de acceso y formación inicial y continua del profesorado.

¿Cree que es necesaria una mejor orientación académica y profesional dirigida al alumnado que acceder a las facultades de educación?

A mi modo de ver no se realiza una orientación adecuada en los cursos previos a la universidad. Desgraciadamente nuestro país no valora la educación en general, por eso la figura del maestro no tiene el respeto que merece. Muchos de los mejores alumnos que quieren ser maestros reciben presiones de la familia y de los propios profesores para elegir estudios con mayor prestigio social o económico.

¿Cuál es la principal diferencia entre la formación inicial y continua del profesorado en nuestro país y los países mejor situados en el informe PISA?

La formación inicial de los maestros en Finlandia, Corea del Sur y Singapur es una prioridad estratégica nacional, selectiva y muy intensiva, con el fin de mejorar el nivel de calidad educativa de toda la población para conseguir sus fines sociales de construir una sociedad del conocimiento. En Finlandia dicha sociedad quiere que se combine con una sociedad del bienestar.

¿Qué entendemos por excelencia educativa? ¿Cómo se evalúa?

Para mi, un sistema es de alta calidad si cumple los criterios máximos en equidad y en excelencia a la vez, pero desgraciadamente actualmente muchas veces se olvida el objetivo de equidad.

Un sistema es excelente cuando consigue que el máximo número de individuos que se forman en él, tengan el máximo nivel de competencia en todas las dimensiones de la persona, lo que incluye las áreas competenciales de lectura, matemática y ciencias, pero debe incluir necesariamente también otras, entre las que destacaría: la competencia social, ciudadana, artística, moral y espiritual. Desgraciadamente el informe PISA de momento sólo nos ofrece indicadores de las competencias básicas, pero debemos complementarlo con otros informes, de la IEA, ONU, etc.

El profesorado, tanto universitario como en los centros educativos de primaria, secundaria obligatoria y post obligatoria debería ser evaluado por los alumnos para potenciar su desarrollo y estimular su mejora continua.

¿Existen unas pautas, metodologías o acciones educativas que garanticen la excelencia?

Los sistemas más eficientes han desarrollado leyes por consenso de toda su sociedad, con una gran estabilidad jurídica y social. No hay en mi opinión recetas mágicas, debemos analizar nuestro contexto, y en función de los objetivos plantear dichas medidas. Como he comentado debemos plantearnos la pregunta: ¿excelencia, para qué?

Fuente noticia: http://www.educaweb.com/noticia/2014/03/24/voluntad-querer-ensenar-nadie-deberia-ser-maestro-8120/
Fuente imagen: https://i.ytimg.com/vi/HpjDqIXXN8c/hqdefault.jpg
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Calidad docente: 21 aspectos a revisar para el maestro del siglo XXI

09 de agosto de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Iliana Carriazo Julio

Mucho se habla de la calidad educativa pero es importante aclarar qué aspectos hacen que un docente sea un profesional de calidad para alcanzar dicha meta.

“Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida.” 
Pitágoras

La calidad es un tema de moda que hoy en día es muy mencionado en la Educación, bajo el nombre de calidad educativa. Aunque la calidad es un aspecto muy macro, para poder hacer parte de ese andamiaje es indispensable que uno de los actores principales para que esto se dé, en este caso los docentes, estén comprometidos con la causa. Es por ello que se requiere hacer un análisis más profundo, que podría ser denominado calidad docente, con el fin de conseguir escuelas efectivas.

Al estar en la docencia, no hay distinción si es pública o privada, si es formal o informal, es una opción de vida. Para ser docente requiere tener vocación. Esta es la que hace que día a día esté motivado y motivando al estudiante con un sentir social y con una capacidad de inspirar para que ellos hagan parte de una forma activa en el proceso educativo. No cabe duda que si queremos calidad en la educación, el docente requiere tener calidad en su labor diaria y una alta motivación. Aquí el punto es determinar si definitivamente quien se dedica a esta labor es consciente del rol tan importante que representa y que hace parte del desarrollo de una sociedad. Lo más significativo es garantizar que exista un compromiso individual, del yo, en primera instancia, donde se influya en el desarrollo de competencias en el ámbito personal y profesional a través de formación permanente, tal como se da con las TIC, el mundo está cambiando, por ende los que se dedican a esta gran profesión, también.

Esta afirmación planteada, lleva a quien se dedica a la docencia a cuestionarse si en realidad realiza su profesión con calidad, para ello es indispensable hacer un proceso de reflexión sobre 21 aspectos que encierra ciertas características que son necesarias para llevar a la efectividad de los procesos formativos, ellos son:

1. ¿Sabes los que significa la palabra docente o maestro?: Según el diccionario de la Real academia de la Lengua, docente se define como: “Individuo preparado y capacitado con estudios superiores que ejerce o enseña una disciplina, asignatura o ciencia”. De esta manera se puede afirmar que ser docente es una acción individual que se enfoca en actividades de tipo pedagógico, con un compromiso imprescindible el de educar verdaderamente y eso solo se consigue si se tiene un conocimiento previo. Querer ser docente viene de una convicción, la de ser maestro, y esto contribuye a que se den varias acciones de tipo social, intelectual, afectivo, que día a día se debe perfeccionar.

Lo anterior lo podemos complementar con lo que dice Gibran, Khalil: “Aquel que desee convertirse en maestro del hombre, debe empezar por enseñarse así mismo antes de enseñar a los demás; y debe enseñar primero con el ejemplo antes de que lo haga verbalmente. Pues aquel que se enseña a sí mismo y rectifica sus propios procedimientos, merece más respeto y estimación que el que enseña y corrige a otros, eximiéndose a él mismo”. 

2. Eres un docente comprometido: en realidad eres consciente de la gran responsabilidad que tienes con el rol docente. Un docente comprometido lo primero que debe hacer es reflexionar sobre su práctica, si se esfuerza con sinceridad en ser cada día mejor, si se  preocupa por su estudiante, por sacar lo mejor de él, por preparar sus clases sin ir a improvisar, si se renueva y tiene la capacidad de involucrar al estudiante al proceso formativo con pasión.  Si su compromiso con la enseñanza le permite admitir que se equivocó e inclusive que desconoce algo.

3. Sabes leer: muchos dirían que es absurdo hacer este tipo de reflexión, si se “supone” que haber terminado una secundaria o una profesión, lo mínimo requerido es que se sepa leer, pero esto va más allá, el problema no es que sepa que la m con la a es ma, la real preocupación es que tanta comprensión lectora tengo. Es alarmante que un docente no sepa interpretar el pensamiento de otros, y peor aún, se le dificulte el leer un libro o un artículo que sea de  interés, no solo a nivel profesional, sino a nivel personal.  ¿Cómo queremos inspirar a nuestros estudiantes para que lean y comprendan si nosotros no somos ejemplo?

4. Sabes escribir: al igual que el aspecto anterior, se “supone” que escribimos. La pregunta va más allá: ¿redactamos bien? ¿hacemos un escrito que tenga hilo conductor? Exigimos y criticamos a los estudiantes, pero que tanto doy yo con mi ejemplo. Y lo más impactante que tan buena ortografía tengo: ¿sabe la diferencia entre ves y vez? Suena que es lo obvio y las personas que estén leyendo este escrito, pensarán que estoy desenfocada al plantear estos aspectos, pero lo anterior  está basado en la realidad de algunos docentes. No son todos pero es importante que nos cuestionemos y garanticemos que nuestra labor está enfocada en lograr la efectividad en el aprendizaje.

5. Estoy comprometido con el saber convivir: al ser docente no es solo enseñar y lo que me toca, hay un aspecto de índole transversal que hace parte del proceso enseñanza – aprendizaje y es el saber convivir. Se debe fomentar el sentido de los valores como el respeto, la tolerancia, la responsabilidad, la humildad, la solidaridad que hoy en día son tan necesarios y que se están perdiendo. No es hacer una asignatura que los trabajes, es que todos estemos comprometidos por fomentar el saber convivir desde mi práctica.

6. Soy puntual: como estoy en la posición de formar a otros, ser impuntual podría generar indisciplina y mala disposición del estudiante para su proceso de aprendizaje.  El ser puntual genera certidumbre en el estudiante, proyecta respeto hacia él y no se debe dar el lujo de permitir que se piense lo contrario.

7. Evalúo o califico: que tanto estoy comprometido con el proceso de aprendizaje, si lo más importante es que se dé un resultado cuantitativo o si estoy comprometido con ‘cualificar’ el aprendizaje y la comprensión de cada uno de los conceptos. El evaluar no debe ser sinónimo de terror o de coacción.

8. Mejoro mis estrategias pedagógicas: me preocupo por un aprendizaje autónomo que me permita actualizarme en cuanto a las estrategias pedagógicas que puedo aplicar y ser innovador a la hora de transferir el conocimiento.

9. PHVA para los ambientes de aprendizaje: utilizo el ciclo PHVA (Planear – Hacer – Verificar – Actuar) a la hora de desarrollar la práctica pedagógica en ambientes de aprendizajes, propicios e indicados que permitan una mejor aprehensión.

10. Formación: me preocupo por actualizarme sea a través de formación constante y continua o de manera autónoma, desarrollando competencias profesionales que promoverán más adelante en el estudiante el experimentar, indagar,  construir un pensamiento crítico y reflexivo.  Si tengo una profesión diferente a la educación y soy docente, debo preocuparme por aprender aspectos esenciales de la pedagogía, que me van a permitir ejercer mejor mi rol y no desmeritarme frente a la calidad educativa.

11.  Soy ecológico: valoro el medio ambiente, promuevo la responsabilidad ambiental que tenemos con el planeta y la vida misma en armonía con la naturaleza. Por ejemplo: qué hago con un papel que deseo botar  y no hay una caneca cerca. La respuesta que me dé a este interrogante, promoverá el hecho de la enseñanza que imparto a través del ejemplo.

12. Uso de las TIC: qué tan comprometido, actualizado y responsable soy con el uso de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) y qué promuevo con mis estudiantes estando en el aula. Me apoyo en las TIC con videos, internet, documentales, evaluaciones virtuales para el proceso de enseñanza – aprendizaje.

13. Promuevo proyectos: con mis estudiantes promuevo nuevos proyectos que trabajen el conocimiento de una forma didáctica, que trasversalmente promuevan el sentido de responsabilidad y emprendimiento.

14. Hago reconocimiento individual: reconozco y valoro el desarrollo individual, observando comportamientos y procesos de aprendizaje.

15. Me preocupo por el bienestar integral: todos debemos estar comprometidos con el bienestar integral, no con el protagonismo y el yo-ismo, que tal vez produzca una satisfacción personal, pero no contribuye para nada en el bien común y por ende en entregar calidad al proceso educativo.

16.  Me preocupo por aprender o saber una segunda lengua: es imprescindible que en la actualidad nos enfoquemos en desarrollar esta competencia que es muy necesaria para las condiciones de globalización.

17. Equilibrio: debemos preocuparnos por estar en armonía con nosotros mismos, con nuestra familia, con nuestro hogar, con nuestros compañeros, con los estudiantes y con la misma comunidad educativa. Si no consigues esto, no puedes dar, lo que no tienes y lo que puedes proyectar y enseñar es incertidumbre y angustia. Recuerda que tú haces un aporte al estudiante, no importa si es grande o pequeño, lo que importa es que ese aporte influye en la vida de alguien, de manera positiva o negativa.

18. Comunicación asertiva: debemos lograr que el contenido del mensaje no se pierda. A la hora de querer transmitir un mensaje, debemos ser coherentes con lo que queremos decir y expresar, sin atacar o que la persona se sienta atacado. Es llegar a la solución del aspecto que se quiera tratar.

19. Saber para servir: nuestro conocimiento no es para medir a la hora de ser docente que se más que otro, es de lógica que es así, sino no podrías ser docente. Nuestro saber es una oportunidad de impactar de manera social a alguien. De servir (dar algo en beneficio de otro) y nuestra vocación no debe permitir que esto se olvide. No soy docente para demostrar qué tanto sé, soy docente para servir, inspirar, convocar, al llamado de alguien sediento de conocimiento.

20. Tolerancia: un buen docente mantiene la calma o serenidad en situaciones difíciles. Ser tolerante en ningún momento te hace perder la autoridad. Lo importante es dejar las reglas claras. El punto es ejercer una práctica docente donde se dé calidez, consejos, comprensión, el saber reflexionar y mostrar caminos.

21. Disposición para enseñar: no es solo que sea una persona culta o que sepa expresar sus conocimientos de forma verbal. Un docente con calidad debe ir más allá, debe estar ligado a la vocación y al sentimiento, su disposición a la enseñanza es la que define su práctica. Se logran mejores resultados con pasión, placer al realizar la práctica y compromiso.

A modo de conclusión, nuestra profesión docente es un gran compromiso social, no es fácil, en especial si te propones cumplir con cada uno de los aspectos que aquí se mencionan. Es preciso que edifiquemos en primera instancia nuestro futuro, pensando siempre que inspiramos a otros para que edifiquen el suyo. Un buen docente, educa, descubre, investiga, se sorprende, reconoce y sabe convivir. Pensemos en ser recordados por la pasión que transmitimos, las estrategias que aplicamos, la vocación que impartimos y el extraordinario profesional que podemos ser despertando en nuestros estudiantes y compañeros, cariño, respeto y admiración, convirtiéndonos en un docente con calidad, lo que nos llevaría a la calidad educativa.

Bibliografía

Gracia, D. La vocación Docente, Universidad Complutense de Madrid.
Diccionario de la Real Academia española: lema.rae.es
Fuentes, T. La Vocación Docente: Una experiencia vital. Ars Brevis 2001
Larrosa Martínez, Faustino (2010). Vocación docente versus profesión docente en las organizaciones educativas. REIFOP, 13 (4). (Enlace web: www.aufop.com)

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/calidad-docente-21-aspectos-revisar-para-el-maestro-del-siglo-xxi

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Qué se espera del maestro

19 de julio de 2017 / Fuente: http://www.educacionfutura.org

Por: Gilberto Guevara Niebla

En la nueva carrera profesional docente hay una definición de lo que se considera como buena enseñanza y que debe servir de referencia a todos los docentes que serán evaluados. Me refiero a los perfiles que se definen en el documento Perfiles, Parámetros e Indicadores, publicado por la SEP en enero de 2017. Estas definiciones se hacen por nivel educativo y por categoría (docentes, técnicos docentes, directores, supervisores). Los PPI, como se les conoce, expresan las características y cualidades que debe tener el personal docente para un desempeño profesional eficaz, que propicie el aprendizaje de los alumnos.

En el caso del maestro de primaria, su perfil se desglosa en cinco dimensiones, que son las siguientes: 1) Conoce a sus alumnos, sabe cómo aprenden y lo que deben aprender; 2) Un docente que organiza y evalúa el trabajo educativo y realiza una intervención didáctica pertinente; 3) Un docente que se reconoce como profesional y que mejora continuamente para apoyar a los alumnos en su aprendizaje; 4) Un docente que asume las responsabilidades legales y éticas inherentes a su profesión para el bienestar de sus alumnos; 5) Un docente que participa en el funcionamiento ecaz de la escuela y fomenta su vínculo con la comunidad para asegurar que todos los alumnos concluyan con éxito su escolaridad.

Se trata, como puede verse, de una descripción necesariamente abstracta de los rasgos que debe tener el buen maestro. Un buen maestro debe conocer los procesos de desarrollo de sus alumnos y la manera en que aprenden, debe además estar enterado de los objetivos que la educación persigue en el nivel en que enseña y debe tener los referentes pedagógicos y didácticos del programa de estudios. El corazón del ejercicio profesional docente está en la práctica de la enseñanza, es ahí donde juega papel esencial la didáctica.

El objetivo es (debe ser) el aprendizaje del alumno. No hay fórmulas escritas y prescriptivas que puedan orientar al docente en ese momento crítico de su trabajo. Todos los factores concurren: el ambiente del aula, las disposiciones del alumno, los recursos y materiales con que se cuenta, la experiencia del profesor, etc. Por añadidura, el buen maestro debe preocuparse por su formación continua.

Los conocimientos, las técnicas educativas y la tecnología avanzan a un ritmo acelerado y, en consonancia con eso, el profesor debe estarse preparando permanentemente. Al mismo tiempo, el buen profesor debe asumir su responsabilidad ante las normas morales y las normas jurídicas, sobre todo cuidar que en todo momento estén protegidos los derechos inalienables de sus alumnos. En todo momento él debe verse a sí mismo como un ejemplo de vida y practicar los valores éticos que enseña a sus alumnos.

El buen maestro, además, debe buscar permanentemente el diálogo con los padres de familia, que comparten (o deben compartir con él) la tarea de educar al alumno. Del mismo modo, el docente debe vincularse a la comunidad (que también influye en la educación infantil) y tomar en cuenta las características culturales y lingüísticas para su práctica docente.

He aquí esbozados los elementos que integran una buena enseñanza. Como se advierte, se trata de un marco de referencia insustituible para orientar a los maestros respecto a lo que la sociedad espera de ellos en su desempeño profesional.

Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/que-se-espera-del-maestro/

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Película: Lección de Honor

Lección de Honor

William Hundert. Un profesor, ya maduro, ha sido convocado en un lujoso hotel para una reunión de antiguos alumnos suyos. Los recuerdos se agolpan en su memoria. Aquel curso del 72, en la prestigiosa escuela de St. Benedict. Un año más, logra apasionar a sus alumnos con la enseñanza de la historia de Roma. Sabe usar recursos pedagógicos para alimentar la curiosidad natural de los adolescentes: como el de hacer leer la inscripción que preside el fondo de la clase, que narra los hechos guerreros de un rey del que, en la actualidad, nadie recuerda siquiera el nombre. Puede empeñarse uno en ganar el mundo entero, pero para que las realizaciones perduren, hay que hacer algo más, salir del cascarón del propio egoísmo.

Hundert lo tiene claro: no sólo enseña una asignatura; ante él hay personas, jóvenes, con toda una vida por delante, que en el futuro ocuparán posiciones importantes en la sociedad. Y tiene que moldear su carácter, ayudarles a forjar su personalidad. Pero ese curso se va a encontrar con un alumno problemático, que llega con el curso ya empezado. Se trata de Sedgewick Bell, hijo de un senador. Un chaval muy listo, pero que va a lo suyo, y sometido a una enorme presión por parte de su padre, quien no se ocupa mucho de él, pero que sí desea su triunfo social.

Para ver la película, haga clic aquí:

Fuente de la Reseña:

http://www.formandotec.com/2010/03/el-club-del-emperador-o-leccion-de.html

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Ser ejemplo

21 de junio de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Ángela Escallón Emiliani

En el siglo XXI, siglo de la conexión global, del acceso inmediato a la información, del contacto con hechos y personas de todo el mundo, el maestro está presionado a repensar su rol como formador.

Alguna vez escuché la siguiente metáfora: si un doctor de hace más de 100 años se despertara y entrara a una sala de cirugía hoy, probablemente no la reconocería por los múltiples cambios y evoluciones de la medicina; pero si es un maestro de hace un siglo se levantara y entrara a un aula, la encontraría con los mismos elementos físicos y con la misma estructura relacional.

Esto nos hace pensar que todavía hoy -así como hace siglos atrás- niños, niñas y jóvenes pasan la mayor parte del tiempo en la escuela a cargo de los maestros. Esta es una de las pocas cosas que, por el momento, no han cambiado pese a que el contexto en general si es otro muy distinto al que conocíamos antes.

Gracias a las nuevas tecnologías, aplicaciones, softwares y dispositivos, los estudiantes tienen acceso a la información, a los hechos, a la historia, a las opiniones, en cualquier momento y lugar. Entonces, ¿Cuál es su aporte único en esa compleja tarea del desarrollo físico, emocional, intelectual, social, ético y espiritual de las nuevas generaciones con estos volúmenes de información y comunicaciones?

Ante esta pregunta, surgen mil reflexiones sobre cómo debe adaptarse el rol de los maestros para hacer frente a los cambios que ha traído las tecnologías. Si el profesor – como los estudiantes-, en términos de información actualizada y en tiempo real tiene a su lado fuentes como Wikipedia, o Google Earth ¿Qué puede y debe aportar al desarrollo integral de las nuevas generaciones?

En la Fundación Corona pensamos que uno de los aspectos, que a nuestro juicio, hace la diferencia cuando pensamos en el rol del maestro actualmente -dada su relación cotidiana y cercana con los niños, niñas y jóvenes-, es el ser ejemplo.

La investigación psicológica y pedagógica ha demostrado que los valores, los principios, las actitudes, los enfoques y, en últimas, la cultura; se adquieren más por la aceptación de modelos considerados dignos de imitar que por conceptos, teorías o exhortaciones discursivas. El maestro como formador debe ser un ejemplo vivo. Ello implica un profundo cuestionamiento: lo que se quiere promover en los estudiantes debe ser primero realidad en el profesor.

El compromiso por ser ejemplo e inspirar a los demás hizo que anteriormente el maestro fuera una figura de máxima importancia y autoridad para la sociedad, admirado y querido por todos. Esto hay que recobrarlo nuevamente. Para ello el profesor debe recuperar la conciencia del sentido de su valor para la sociedad y ella, a su vez, debe promover que esto se dé, reconociendo el importante e insustituible papel de los docentes.

Es bien conocido que las competencias básicas son lo mínimo que debe dominar un maestro: saber enseñar a leer, escribir, comprender lo que lee, saber comunicar, tener pensamiento crítico, capacidad de resolución de problemas, manejar las nuevas tecnologías e integrarlas a los procesos de aprendizaje en el salón de clase, y una fundamental en estos tiempos de crisis ambiental: la valoración y el respeto por la naturaleza.

En complemento a estas competencias se encuentran las capacidades requeridas para la profesión misma, como la creación de ambientes de aprendizaje y el mejoramiento constante en estrategias pedagógicas para el desarrollo de estas habilidades y competencias, la preocupación por el aprendizaje continuo, entre otras.

Pero además de estas capacidades y competencias básicas están también las competencias transversales, aquellas que se refieren al ser mismo y que todo ser humano de este siglo debe preocuparse por desarrollar, como son un comportamiento ético, un manejo adecuado de las emociones, el reconocimiento y respeto por la diversidad, la empatía, la habilidad de experimentar, indagar, ser creativo, flexible, saber trabajar en equipo y cooperar, ser abierto y receptivo a perspectivas nuevas y diversas, ser capaz de ver el fracaso como una oportunidad para aprender.

En un mundo globalizado, donde la información se ha democratizado y tener conocimiento ya no es la mayor diferencia; el maestro debe ser una perfecta combinación entre el conocimiento, las capacidades y un ser humano ético, integro e integral, que inspire a sus alumnos a conocer más, a aprender más, a analizar, a probar, a innovar, a ser buenos ciudadanos, etc.

Por supuesto, no es un reto menor el que se le plantea al profesor. Pero es urgente que la sociedad y él vuelvan a tomar conciencia de su rol esencial, de sus debilidades y fortalezas, siendo reflexivo y autocrítico para poder mejorar su auto-desarrollo. El mensaje para los maestros es único: ustedes son el pilar del cambio, con el compromiso diario que evidenciamos todos los días de miles de ellos sabemos que ya hay conciencia y compromiso. Necesitamos que por encima de todos los intereses políticos y personales, sean todos los maestros un gran ejemplo.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/ser-ejemplo

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