América del sur/Colombia/29 Agosto 2019/Prensa Latina
Los maestros colombianos inician hoy un paro nacional de 48 horas cuyos objetivos centrales son la defensa de la vida y el derecho a la salud con dignidad para el magisterio.
Hoy nos están asesinando a nuestros maestros en el país. Exigimos al gobierno nacional protección inmediata para todos nuestros maestros y para nuestros dirigentes sindicales, recalcó el presidente de la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode), Nelson Alarcón.
Fecode denunció y rechazó el incremento de los hostigamientos, amenazas y asesinatos contra los líderes sociales, entre ellos, los maestros.
Uno de los hechos más recientes al respecto ocurrió este mes: el asesinato del profesor Orlando Gómez, quien se desempeñaba como rector de la Institución Educativa Agro Empresarial Huasanó.
Gómez había sido secuestrado por sujetos armados en una zona rural del municipio de Caloto, al norte del departamento del Cauca, uno de los más violentos del país.
Posteriormente, fue hallado muerto en el sector conocido como La Vuelta de la Chicha, detallaron medios locales de prensa.
En su convocatoria al paro, Fecode también se refirió a la exigencia de soluciones prontas y definitivas a la deficiente prestación del servicio de salud para los maestros y sus familias.
A pesar de las movilizaciones y acuerdos establecidos con los docentes, las entidades prestadoras del servicio médico-asistencial no cumplen puntualmente con los términos de los contratos, señaló.
Según la Federación, el gobierno nacional, el Ministerio de Educación y el Ministerio de Hacienda no ejercen a cabalidad su función de control y vigilancia.
Dicha situación también se evidencia en la administración de nuestro Fondo Nacional de Prestaciones Sociales, lo cual conlleva a demoras injustificadas en trámites y deudas millonarias.
Los docentes defenderemos nuestro Fondo contra la amenaza de privatización, porque sí es viable financieramente, aseguró.
La Federación precisó además que la ‘Caravana por la Vida, la Paz y la Democracia’ se realizará los días 6, 7 y 8 de septiembre próximo, como un acto de rechazo al asesinato sistemático de líderes sociales y, en particular, de activistas y dirigentes sindicales del magisterio.
Es la única región que exige pruebas extra para acceder a Magisterio. El debate de la formación inicial del profesorado está pendiente desde hace una década en España
A los alumnos catalanes que quieran matricularse en la universidad para ser maestros de infantil o primaria no les basta con aprobar la Selectividad, como pasa en el resto de España. En esta comunidad llevan desde 2017 con unas pruebas específicas de competencia matemática y de comprensión lectora que determinan si pueden ser los maestros del futuro. Ese doble filtro impide acceder a Magisterio a entre un 30% y un 40% de los aspirantes cada año, es decir, 4.366 alumnos en total. Mientras en el resto de España se sigue debatiendo sobre las fórmulas idóneas para la formación inicial de los maestros, Baleares ha seguido el ejemplo catalán y ya ha aprobado unas pruebas específicas para el curso 2020-2021.
Las pruebas de aptitud personal (PAP) que se hacen en Cataluña constan de tres exámenes que evalúan competencias lingüísticas en catalán, en castellano y razonamiento lógico-matemático. Por ejemplo, reflexionar sobre las mujeres en el mundo del cine, corregir un texto plagado de faltas de ortografía o hallar el perímetro de un cuadrado a partir de su área, son algunas de las cuestiones que se plantearon a los aspirantes en las PAP de este año.
“La idea surgió en el programa de mejora e innovación de la formación de maestros (MIF), que integró a todas las universidades de Cataluña, públicas y privadas. Los estudiantes tenían que tener un mínimo de competencias lingüísticas, de expresión y razonamiento lógico-matemático. Y la Selectividad no era garantía suficiente de que controlaban estas competencias”, explica Miquel Martínez, catedrático de la Facultad de Educación de la Universidad de Barcelona (UB) y coordinador de la primera fase del MIF.
Los resultados le han dado la razón: si bien el 96% de los estudiantes aprueban la Selectividad, las PAP solo las superan el 60% de los aspirantes. Este año, de los 4.271 chavales que se presentaron, han aprobado 2.633. “Hay gente con buena nota en la Selectividad que no pasa las PAP. Aprobar la Selectividad significa tener conocimientos. Pero para empezar una carrera como esta, además de saber mucho, hay que saber aplicarlo”, zanja Martínez.
Hace más de una década que se puso sobre la mesa un cambio en la formación de los docentes. En Reino Unido o Finlandia, las pruebas específicas llegan incluso a una entrevista personal para saber por qué quiere estudiar esa carrera o cómo reacciona ante un escenario simulado. En 2011, Alfredo Pérez Rubalcaba, entonces candidato del PSOE a las elecciones generales, ya apuntó también a un MIR para profesores y esa idea, ha seguido circulando en despachos y grupos de expertos. Sin embargo, ninguna medida ha llegado a cuajar en el sistema español.
Solo Cataluña logró implantar el filtro de las PAP de forma piloto en 2014, pero no como una prueba aparte, sino dentro de la Selectividad. Los aspirantes a maestro tenían que aprobar con más de un cuatro Lengua Castellana y Lengua Catalana y que la media de ambas fuese superior a cinco. A partir de 2017, se incorporaron las tres pruebas específicas.
Laia Teuler acaba de terminar el primer curso de Magisterio en la UB. Hizo las PAP en 2018. “La prueba de lengua es corregir un texto. Como profe, tienes que saber hacerlo. No puede entrar gente a la carrera que no sepa corregir un texto”, sentencia. La joven fue uno de los 1.990 aspirantes que superó las PAP, el 61% de los que se presentaron.
Los catedráticos apuntan a que las PAP han elevado el nivel. El filtro funciona y los chavales traen unas competencias básicas asumidas. Pero esto solo es el primer paso, advierten. Queda mucho por mejorar. “De Selectividad entran alumnos con notas más altas. Veíamos que había competencias fundamentales que, cuando llegaban, estaban muy bajas. Ahora nos aseguramos que tengan un mínimo de contenidos y habilidades, pero falta formación en competencias más personales, como trabajar en grupo, la empatía. Son esenciales y no se trabajan en la escuela ni en la universidad”, explica Anna Marbá, profesora de Didáctica de la Ciencia y coordinadora de las PAP en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Martínez señala que, según los resultados de la primera fase del MIF, “los docentes han percibido un cambio”. “En algunas universidades hay hasta un punto más de rendimiento en el primer año. Pero hay que esperar para tener resultados concluyentes”, apunta el experto. Coincide Lluís Baulenas, secretario del Consejo Interuniversitario de Cataluña: “Hay distintos campos que ir trabajando. Se ha abordado el acceso, pero hay que ver las prácticas, la parte académica. Nos llega que ha habido una mejora en el acceso, pero necesitamos varios años para ver adónde va la tendencia”. La primera promoción de las PAP aún no se ha graduado.
Desde que ingresé al magisterio, hace poco más de dos décadas, muchos temas me han preocupado y ocupado, pero uno en particular, me ha quitado más de una vez el sueño: mi desempeño.
Con seguridad, al igual que muchos de los maestros y maestras de nuestro país, la incertidumbre, en cierto momento, se ha a apoderado de mi mente: ¿estaré haciendo bien mi trabajo?, ¿mis estudiantes están aprendiendo conforme a las estrategias didácticas que diseño?, ¿de qué manera habrá influido mi ejercicio docente en la vida de cada uno de los pequeños?, ¿qué habrá sido de ellos? Sí, una y mil preguntas han llegado a estrellarse en mi cabeza cada vez que me pienso.
Generalmente, pasados estos instantes de autocrítica, reflexión y toma de decisiones, viene la calma. Una calma que, en algún momento se acompaña de ciertas circunstancias que me han llevado a confirmar que, probablemente, el trabajo que realizo en el aula está rindiendo los frutos esperados o, por el contrario, que mi quehacer no ha sido lo que esperaba.
¿Cuántos de nosotros, los que nos dedicamos a la docencia, no nos hemos encontrado a un ex alumno que ya es médico, ingeniero, abogado, arquitecto o maestro?, ¿cuántos de nosotros, que nos dedicamos a la docencia, no nos habremos enterado que cierto ex alumno dejó la escuela para incorporarse al mercado laboral porque sus circunstancias y las de sus familiares lo llevaron a ello?, ¿cuántos de nosotros, que nos dedicamos a la docencia, no hemos conversado, tal vez, con un desconocido que nos recuerda con afecto y cariño porque fuimos sus maestros?, ¿cuántos de nosotros, que nos dedicamos a la docencia, hemos recibido un reclamo por aquellos que en su momento estuvieron en nuestras manos puesto que no realizamos nuestro trabajo? ¿cuántos de nosotros, los que nos dedicamos a la docencia, no hemos sabido de algún ex alumno que ha culminado un posgrado o publicado algún artículo o un libro?, ¿cuántos de nosotros, que nos dedicamos a la docencia, no nos habremos enterado que cierto estudiante migró, se incorporó al narcotráfico o a la delincuencia organizada? En fin, esas interrogantes, como seguramente habrá más, repito, generalmente, vienen a calmar los momentos de desasosiego o, por el contrario, vienen a prender los focos rojos en la labor que realizamos en nuestras escuelas.
La docencia es compleja, no lo niego, pero vaya, eso lo sabía desde el principio, así que no me quejo. El gusto, amor y disfrute por mi profesión, es algo que no cambió ni cambiaría por nada.
Caray, si al ingresar a un grupo y, prácticamente de la nada, el mundo se desaparece y se construye otro en el que solo se existe y se comparte con nuestros alumnos; ha sido de las experiencias más enriquecedoras que he vivido y que, afortunadamente, sigo viviendo.
¿Qué importan las reformas educativas y los planes mal hechos por el gobierno si, lo que trasciende en el aula, va más allá de lo que me indica el cuadernillo?, ¿acaso convidar de mi torta a un niño que no dejó desayunado porque sus padres no tienen trabajo lo indica el currículo o el libro de texto? No, la docencia es más que una reforma educativa, un currículo, un plan de estudios o un libro de texto. Eso, quienes nos encontramos inmersos en esta profesión, lo sabemos.
Aún recuerdo cuando en la escuela construimos una línea de tiempo sobre las reformas educativas en México. Sin duda, abordamos algunas de ellas: la educación socialista de Lázaro Cárdenas, el Plan de Once Años con Adolfo López Mateos, o bien, la educación y apertura democrática de Luis Echeverría; de ellas, mucho aprendimos, puesto que con el profesor que tenía a cargo la materia, analizamos cada una de las acciones que de éstas se desprendieron. Sí, es un pedazo de la historia educativa de México, y fue muy bueno conocerlo. Jamás lo haría menos. No obstante, me pregunto: ¿qué concepción se tenía del maestro en esos momentos y qué es lo que habrá pasado para que dicha concepción haya cambiado?
Nadie puede negar la intromisión de organismos internacionales en la educación de diversos países, como el nuestro. Eso lo sabemos, pero ¿acaso es un simple empleo?, ¿a eso nos han reducido los gobiernos? Triste y lamentablemente, desde el plano laboral, la docencia es un empleo, bien o mal remunerado, pero ese es otro cuento. El meollo del asunto radica en la interacción diaria con seres humanos, individuos o personas que están a nuestro cargo, por un tiempo determinado, para que aprendan algo. ¡Qué enorme responsabilidad! Pero, aun así, para muchos es un empleo.
Sí, un empleo que depende directamente del estado; tal vez por ello, actualmente, se vivan infinidades de situaciones donde muchas escuelas sobreviven por obra del espíritu santo.
No, no se trata de victimizar a quienes nos dedicamos a esta noble profesión. Se trata de ubicarnos en una realidad que duele. Y duele, porque por más inhumanos que podamos ser, generamos algo que se conoce como empatía con otros tantos seres humanos que acuden a diario a nuestras escuelas para compartirnos sus vidas, sus experiencias, sus conocimientos.
Bien valdría la pena pasar del discurso a los hechos; eso lo han dicho precandidatos, candidatos y Presidentes de México y, ¿cómo estamos? Viviendo con la esperanza de que se cumpla el sueño. Un sueño que tiene que ver con mejores escuelas, con mejores maestros, con mejores planes y programas, con mejores materiales, con mejores capacitaciones, con mejores actualizaciones, con mejores profesionales de la educación. Sí, siempre en busca de una mejora. De hecho, en el artículo 3º de la Constitución Política Mexicana así se plasma y, ¿cómo estamos? Viviendo con la esperanza de un mundo nuevo. Y así se nos fue el tiempo. Un tiempo que en la escuela y en el aula no se detiene, por el contrario, exige que demos lo mejor de nosotros para entregar buenos resultados. Claro, esa es nuestra misión, esa es nuestra encomienda, y no la aborrecemos, la disfrutamos. Y la disfrutamos porque fue, es y ha sido, un privilegio ser maestro.
Caray, a buena parte de los Presidentes, legisladores, funcionarios y demás encargados de la política educativa mexicana, se les ha olvidado que más allá de las reformas está el maestro… Caray, buena parte de los Presidentes, legisladores y funcionarios, se fueron de boca y prometieron que ahora sí se brindarían mejores condiciones laborales y educativas para los maestros, ¿y cómo estamos? Viviendo el sueño de una cuarta transformación que está a punto de desvanecerse ante la incipiente reforma educativa que no atiende ni atenderá de fondo el verdadero problema educativo en México. ¿Y los maestros? Cumpliendo, como siempre lo han hecho.
Fuente del artículo: http://www.educacionfutura.org/mas-alla-de-las-reformas-educativas-esta-el-maestro/
Entrevista/28 Febrero 2019/Autor: Daniel Sánchez Caballero/Fuente: El diario la Educación
Pedro Uruñuela ha sido maestro, inspector y parte del Ministerio de Educación, y ha dedicado buena parte de su carrera a la convivencia. Apuesta por crear un buen clima, repensar el currículo y la organización escolar, además de en la justicia restaurativa. Hablamos de estos temas por la publicación de su último libro.
Fotografía: Teresa Rodríguez
Pedro Uruñuela suma más de 40 años en la educación, donde las ha visto de todos los colores. Ha sido profesor, inspector y ha pasado por el Ministerio de Educación, donde fue responsable del Plan Estatal de Convivencia entre 2004 y 2008, lo que le da una perspectiva más amplia de los problemas que afronta el sector. En los últimos años, Uruñuela se ha dedicado a plasmar su saber y experiencia en libros, siempre en relación a la organización y convivencia en el aula. Su último texto, La gestión del aula. Todo lo que me hubiera gustado saber cuando empecé a dar clase (Narcea Ediciones) está concebido a modo de manual práctico para maestros y profesores. Con un punto autobiográfico y una pequeña vocación de hacer las veces de la tesis que nunca tuvo tiempo de completar, Uruñuela lamenta en el libro la poca atención que se presta desde la Administración, tanto a nivel legislativo como formativo, a la disrupción en el aula y el buen discurrir de las clases. Este exprofesor achaca estas circunstancias, al menos en buena parte, a la escasa preparación de los docentes para afrontarlas en los colegios por su ausencia de los planes de estudios y a unos currículums inabarcables y alejados de los intereses de los alumnos, con los que resulta muy difícil motivarlos en clase.
¿Qué cuenta en el libro?
Las líneas generales se centran en las situaciones que se han vivido en los centros de secundaria, últimos cursos de primaria y FP. Habla de las respuestas que da muchas veces el alumno en situaciones concretas, en las que manifiesta su disconformidad con situaciones que ocurren en el aula. El trabajo lo hice a partir de 20.000 partes de expulsión de clase y la reacción del alumnado. Analizo qué respuesta y qué problemas hay. Planteo, en síntesis, tres grandes apartados que normalmente el profesor de secundaria no tiene en cuenta.
El primero son las relaciones interpersonales, la necesidad de crear un buen clima en el aula, constituir un buen grupo de alumnos, que no se crea solo, tener una buena comunicación con chicos y chicas, mecanismos y procedimientos de transformación de los conflictos y el protagonismo del alumnado. El segundo son los elementos motores del alumnado que son dos, fundamentalmente: las emociones de los alumnos y qué expresan en su día a día y las motivaciones que tienen, por qué se mueven. El tercer punto son los elementos internos del aula, como puede ser todo lo relacionado con el currículum: la selección de contenidos, la metodología, la forma de evaluar, la organización del aula y los horarios. También hay que tener en cuenta las normas y las formas de corregir las conductas. Qué modelos hay, si es punitivo, etc. Analizo las respuestas que se dan y cómo deben ser las reacciones a las conductas disruptivas en el aula.
Ha estudiado 20.000 partes emitidos a lo largo de muchos años. ¿Han evolucionado las conductas disruptivas en su número o forma?
He notado un cambio muy significativo. Cuando empecé la tesis los cursos más conflictivos eran 2º y 3º de la ESO, y ahora son 1º y 2º. El factor fundamental de este cambio es que, desde la LOE, se puede repetir en 1º. También he notado, y hay comunidades como Extremadura y Castilla y León que están estudiando el problema en primaria, donde 5º y 6º empiezan a tener problemas de conducta. También ha aumentado en la FP Básica vinculado, en este caso, al enfoque academicista que hace la LOMCE de esta etapa frente a lo que eran los PCPI. También ha aumentado mucho en los centros de educación de adultos. Ocurre en los centros que acogen al alumnado de 16 o 17 años y que ya no puede ir al centro normal porque ha repetido demasiado y tiene que pasar al de adultos, pero lo hace con la misma actitud. Una cosa que me llama la atención es que pese a que las conductas disruptivas son de las principales preocupaciones de los profesores no existen datos generalizables sobre este fenómeno en toda España.
¿Cree que ha aumentado la conflictividad en las aulas?
Hay factores que no acabamos de abordar. Uno fundamental es la falta de preparación de los profesores. Las conductas disruptivas no se ven en los planes de estudios del máster de formación o de Magisterio. Es muy raro que se trate más allá de una charla. En los 41 años que tengo de experiencia me he encontrado una sola profesora que no dominaba su materia. Pero, sin embargo, me he encontrado muchísimos casos de compañeros que no sabían cómo dirigirse al grupo, cómo lograr una buena motivación y respuesta de su alumnado, etc. Es un tema muy preocupante y hay que seguir con él. Creo que sigue predominando el enfoque muy academicista del currículum. El currículum es inabarcable, son muchos temas y muy alejados algunos de los intereses del alumnado. Seguimos manteniendo estructuras organizativas obsoletas. Los IES siguen organizados por departamentos, se reúnen cada semana. Pero ¿dónde tienen lugar los problemas? En 1ºA, 3ºC… en cursos concretos. Los departamentos se reúnen semanalmente, pero ¿Cuándo lo hacen los profesores que dan clases en esos niveles? ¿Cuándo hablan de qué respuestas dar a determinadas conductas, cómo tratar a las clases? Cuando estuve en el Ministerio se planteó esto y las comunidades autónomas pidieron que el Departamento no legislara. Algunas lo han hecho por su cuenta, pero creo que sigue siendo insuficiente.
¿Me podría dar una pincelada de por dónde iría un modelo de respuesta concreta a una situación disruptiva?
El problema primero son las ideas que tenemos como profesores. Muchas veces, sobre todo en secundaria, predomina la idea de que yo soy profesor de una materia y el resto no me incumbe. Debemos cambiar esa idea de que las condiciones del aula se crean solas y de que el alumno habitual, estadísticamente hablando, es el que quiere aprender. Daniel Pennac dice que el alumno normal es el “zoquete”, en el sentido de que es al que hay que explicar que lo importante es estudiar y cómo influir en sus motivaciones. Lo primero es cambiar esta idea; el profesorado, a veces, no ha asimilado que la educación es un derecho fundamental de todo niño o niña. El derecho a la educación no es a tener una plaza escolar, es al éxito educativo. Y muchas veces dejamos de lado a niños. ¿Qué pensaríamos si un médico dijera: “Este paciente es complicado, lo dejamos de lado”? Allí se pelea hasta el final, aquí debería ser lo mismo, sacar a todos los alumnos y alumnas, tener una mentalidad ambiciosa. Me gusta mucho una idea de Juan Paello de que la labor del profesor, más que explicar una materia, es contagiar las ganas de estudiar esa materia. El buen profesor es un motivador y hace que sus alumnos se interesen. Lo primero es trabajar esto, entender qué es la inclusión y que nuestra tarea como profesores es salvar a todos y no dejar a nadie fuera.
También proporciono una serie de pautas, planteo qué conductas funcionan en el aula después de hablar con muchos profesores para la tesis. Un ejemplo muy simple, pero chocante: he visto a muchos que entran en clase y, sin saludar siquiera, se ponen a dar la lección. Hay que cuidar estas cosas. Pautas como no continuar con la misma actividad excesivo tiempo, centrarse en las cosas que tiene que hacer el alumno y no nosotros, los profesores. Acabo dando respuestas concretas a determinadas situaciones, como no entrar a provocaciones, no discutir con los alumnos delante del grupo porque llevamos todas las de perder. Y ofrezco 14 propuestas para no echar a alumnos de clase. Otra de las cosas que cuento es que, aunque parezca mentira en estos momentos, la sanción más habitual en los centros educativos sigue siendo mandar copiar equis veces algo, o el reglamento de régimen interior del centro. Son cosas que chocan y demuestran la falta de formación para abordar estos problemas en los centros.
¿De verdad es así? Cuesta creerlo.
Lo tengo muy comprobado y hay compañeros que lo confirman. “Claro que es eso, ¿qué voy a hacer, si no puedo echarlo de clase?”. Tenemos un sistema muy sancionador, muy punitivo, nos planteamos quién es el culpable en vez de qué necesidad educativa presenta este alumno disruptivo, etc.
Ha escrito al menos un libro sobre convivencia, otro sobre gestión del aula… ¿Cree que estos aspectos digamos organizativos son de los grandes problemas de la escuela?
Los problemas organizativos son de los principales. Toda la enseñanza secundaria está organizada conforme al modelo universitario y de una enseñanza voluntaria. Los IES se inician como preparación para la universidad y copian su organización por departamentos. ¿Tiene algún sentido que haya 14 departamentos y ninguna reunión por etapas? Pasa lo mismo con los horarios, se mezcla el que debe tener el centro con el de los profesores y los alumnos. El sistema es muy rígido, con clases de 50 minutos que no se pueden tocar. El problema organizativo es importante, pero solo es uno más. Sigo creyendo que mientras no abordemos qué currículum queremos en el siglo XXI y para qué alumnado, seguiremos teniendo problemas. Es demasiado académico. En el Observatorio de la Convivencia preguntamos a los alumnos qué pensaban sobre los estudios. El 34% decía que le costaba mucho enterarse de lo explicábamos los profesores en clase, pero es que el 64% decía que no le interesaba nada, directamente. El problema no es de los profesores. El estudio analizaba relaciones y planteamientos y los profesores y el clima del instituto estaban bien valorados; el problema es el currículum, muy extenso y alejado de los intereses del alumnado, la metodología también. Y, a veces, los profesores confundimos haber explicado toda la materia con que los alumnos la aprendan. Es preferible ir a cosas más elementales y básicas, pero siempre pensando en el alumno, no en la versión de la LOMCE de ir a lo importante entendido como Matemáticas y Lengua. No tener el título también es un problema social, más que educativo. Hay que ser consciente de esto y no ser purista con que no se conozca mi asignatura concreta.
No parece que se hable mucho en la administración de esto…
Muy poco. Suelo ironizar cuando doy cursos preguntando qué tienen en común las reformas educativas: que cada una aumenta los contenidos del currículum respecto a las demás. Hay que pararse y preguntarse dónde vamos, y más en una época en la que los medios tecnológicos nos permiten llegar a la información.
Le he leído ser crítico con el adelanto a los 12 años del paso del alumnado del colegio al instituto. ¿Por qué?
Es un problema que afecta sobre todo a la escuela pública, porque los concertados cubren todas las etapas. En su día, por lo que yo supe, la razón fundamental fue económica, era más fácil eso que aumentar los colegios. Pero se han creado disfunciones que no hemos abordado. A los 12 años, cuando están empezando la adolescencia y más necesitan un adulto de referencia, aunque sea para enfrentarse a él y madurar, pasan del colegio, en el que tienen 5-6 maestras como mucho y ven cada día dos, tres o cuatro horas a su tutor, y pasan a un régimen de instituto donde tienen 12 o 14 profesores, muchos de ellos con 2 o 3 horas a la semana. Pierden la referencia. Y pasan de un sistema muy organizado y cerrado a uno muy abierto. Eso influye mucho. Otro tema muy importante es que en primaria, de alguna manera, han vivido una cierta continuidad en el grupo. Este empieza en 1º y llega prácticamente igual a 6º. Se conocen, tienen sus identidades. Pero en Secundaria cambian por completo, muchas veces de curso a curso también, y se hace sin un trabajo específico. Son condiciones que no benefician la integración de los alumnos. Yo defendí que era mejor hacer 9º y 10º de Primaria mejor que 1º y 2º de ESO. Otro problema es que coexisten enseñanzas voluntarias con obligatorias. Puede estar el mismo profesorado en Bachillerato y en la ESO, pero no cambian el chip, y eso se nota. Creo que no es adecuado que sean los mismos, sobre todo cuando no se ha formado un cuerpo de profesores como tal.
¿Cree en los castigos como método de imponer la disciplina?
De entrada, no. Por muchas razones. El castigo responde a un modelo punitivo, da por hecho que por sí mismo va a enseñar la conducta positiva. Pero el castigo en sí no te dice la conducta correcta sino la incorrecta. Planteo que hay que ir a otro modelo de justicia, a un modelo que se centre en lo restaurativo y en el desarrollo de una conducta distinta. Tomo la teoría de las tres erres y la adapto: cualquier alumno que causa un daño debe, primero, repararlo; en segundo lugar, debe darse la reconciliación, y, tercero, resolver los factores que están por debajo de ese conflicto. Muchas veces el problema se origina en una falta de nivel académico, etc. Mientras no se corrijan esos problemas no se va a solucionar.
Para muchos alumnos el castigo es la expulsión a su casa. Pero para muchos de estos chicos, que no están a gusto en el colegio, el castigo es un premio, no una sanción. Otra cuestión es que lo que se hace en los institutos es aplicar la norma, por ejemplo, una sanción de cinco días en casa. ¿Cómo se les recibe cuando vuelven? ¿Cómo hemos trabajado sus emociones, sus valores, su actitud? No se hace nada. Planteo en el libro que el castigo no produce un cambio de conducta de manera automática, que lo que lo hace es la reflexión. Y pido dos cosas: que las sanciones se cumplan en el centro, que no se expulse y, en segundo lugar, que se cree un espacio de reflexión (un aula de convivencia) en el que el alumno pueda pensar qué ha pasado, qué ha motivado. En muchas conductas el alumno entra en modo amígdala, esto es, predomina el sistema límbico y dentro de él la amígdala con lo que predominan sus emociones. Pero debe ser la corteza frontal la que entre en funcionamiento y controle sus emociones. Lamentablemente, las aulas de convivencia han acabado en el cuarto de los ratones, donde aparcamos a los alumnos disruptivos. Por todo eso, creo que los castigos no funcionan. No digo que no haya que cambiar las conductas, pero no así.
Fuente e imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/02/28/las-conductas-disruptivas-no-se-ven-en-los-planes-de-estudios-del-master-de-formacion-o-de-magisterio/
Los tiempos legislativos para la cancelación de la reforma educativa técnicamente iniciaron en diciembre pasado, pero será en abril cuando podría estar listo el decreto, dijo el secretario de educación; le sigue su aprobación en las legislaturas locales y la creación de nuevas leyes secundarias. También corren los tiempos políticos, Mexicanos Primero no tardó en defender a su creación y la OCDE fue invitada por la SEP para darle continuidad a su obra intelectual, lo mismo los debates de las ideas educativas están abiertos en las esferas de la academia. Y los tiempos del magisterio que clamó por la abrogación de la reforma neoliberal ¿cuándo? ¿No tienen nada que decir las y los maestros de las resistencias pedagógicas? ¿La iniciativa de ley del nuevo gobierno satisface las demandas del magisterio?
Veamos algunos de los elementos que contiene la propuesta de decreto. Desplaza (no elimina) la concepción de “calidad” por la de “bienestar” como objetivo del derecho a la educación; recordemos que la calidad ha sido el eje articulador del sistema educativo, se asoció a la organización gerencial de las escuelas, a las mediciones estandarizadas para alcanzar el máximo de aprendizajes y la idoneidad de los docentes, así como a la precarización laboral de los maestros. El bienestar se encuentra en el centro del discurso del nuevo gobierno, sin embargo no hay una definición clara de lo que significa para el caso de la educación y no puede quedar en la ambigüedad, porque se cruza con nuevos principios incluidos, como lo es la “excelencia”, que vienen de la concepción neoliberal y se van a traducir en prácticas concretas en los procesos de formación, evaluación y en la vida de las escuelas.
Se concibe a la formación de los maestros y el reconocimiento de sus aportes a la educación como un “derecho”, para tal efecto se elimina la fracción III; es decir, la esencia laboral del Artículo 3° que despojó a los docentes de su estabilidad en el empleo y emocional, dando vida a las evaluaciones para el ingreso, la permanencia, la promoción y el reconocimiento en el texto constitucional para tener un candado ante una eventual modificación de las leyes secundarias. A partir de esta misma concepción se propone la abrogación de la Ley General del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y de la Ley General del Servicio Profesional Docente, cuyas instituciones INEE y SPD, serían sustituidas por el “Centro” para la revaloración del magisterio y la mejora continua de la educación, y por el servicio profesional del magisterio.
Es verdad, que el Centro no tendrá la misma autonomía que el INEE, que por cierto nunca ejerció; contará con un Consejo Consultivo para orientar al Consejo Directivo en tareas fundamentales como definir el plan educativo y cuya lógica se inscribe en el mismo esquema de la llamada gobernanza que ha abierto las puertas para que los grupos de la derecha y los empresarios se inmiscuyan en las decisiones centrales del gobierno, suplantando a la sociedad.
Preocupa que entre la funciones del Centro esté “la determinación de estándares e indicadores de resultados; que acredite a las instituciones autorizadas para certificar el desempeñode las instituciones, las autoridades y los distintos actores de la educación”. La certificación ha sido un mecanismo de competitividad desigual de las escuelas, que además promueve la organización gerencial de los centros escolares y condiciona el ejercicio de apoyos económicos al cumplimiento de estándares de calidad empresarial; esto rompería con el principio de la educación “equitativa” que también se introduce en la propuesta de reforma, incluso como la aportación de la cuarta transformación a la educación, según se explica en la exposición de motivos.
Preocupa que se hable de acreditar instituciones que certificarían a los actores de la educación, entre los cuales están obviamente los maestros; uno, porque la iniciativa de ley no deja clara la obligación del Estado a través de sus instituciones educativas públicas para garantizar el derecho a la formación y esto abre la posibilidad a que los particulares acreditados por el Centro tengan un mercado cautivo financiado con dinero público o pagado directamente por los docentes; dos, porque la certificación ha sido un dispositivo para limitar y controlar las prácticas pedagógicas de los maestros a través de la formación instrumental y las evaluaciones estandarizadas; tres, porque un nuevo servicio magisterial de carrera basado en la certificación representa la continuidad de un sistema meritocrático de competitividad individual, diferenciación salarial, individualización del contrato colectivo y atomización de la organización sindical.
Ahora, hay elementos de la reforma neoliberal que no tienen candados en el marco constitucional actual y que se pueden cancelar si el nuevo gobierno tiene voluntad, por mencionar algunos: está la reforma a las normales que quitó la licenciatura en educación especial, el nuevo modelo educativo que entre otras cosas eliminó los talleres tecnológicos y las escuelas al CIEN que generan deuda pública.
Sin la reanimación de las voces que clamaron por la abrogación de la reforma educativa, la iniciativa del presidente se definirá concertando con la derecha parlamentaria y con la OCDE los cambios necesarios para que todo siga igual.
Tanto el SNTE como la CNTE se manifestaron a favor de la nueva propuesta que realizó el presidente Andrés Manuel López Obrador.
El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) manifestaron, por separado, su apoyo a la iniciativa presidencial para eliminar la reforma educativa y en su caso dar paso a un nuevo régimen.
A través de un comunicado el SNTE aseguró que espera que la nueva iniciativa revalorice a los maestros y que sirva para el fortalecimiento de las Escuelas Normales, la permanente actualización docente y que la evaluación magisterial sea formativa y no punitiva.
«Estas propuestas se expusieron por los maestros del SNTE durante los foros de consulta organizados por el ahora secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, en dichos espacios los docentes del Sindicato enviaron alrededor de 60 mil propuestas, basadas en su experiencia y las necesidades de la escuela pública», expresaron.
Por su parte, la CNTE hizo suyo el logro y justificó todas las marchas, bloqueos, manifestaciones y expresiones que realizaron a la entrada en vigor de la reforma que opera actualmente.
«Todavía falta conocer los detalles que nos llevarán a condiciones diferentes y que, de no responder a las demandas, la CNTE pondrá en la mesa los elementos de reivindicación que falten y seguirá levantando propuestas para alcanzar el desarrollo de la Educación emancipadora», apuntó.
Al respecto, Pedro Hernández Morales, integrante de la Sección 9 de la CNTE, celebró que concluya la «guerra contra el magisterio» que dejó una secuela en los maestros, pues la lucha por la causa dejó daños colaterales como maestros asesinados, en la cárcel, o con sueldos congelados como castigo por participar.
En una entrevista con Publimetro detalló que desde 2012 –cuando iniciaron la resistencia a la reforma– se registraron al menos 42 maestros presos, (actualmente cuatro de Oaxaca que se encuentran pendientes de revisión de sus expedientes por la Segob), así como 580 cesados, mismos que ya se presentaron los listados respectivos y características para que se revierta el tema; así como varios miles de profesores con salarios retenidos, descuentos y situaciones especificas que deberán ser resarcidas.
«Es positivo que se plante resarcir los daños, además nos vamos atentos para hacer las observaciones pertinentes y en el legislativo tener la posibilidad de cambiar la reforma y que el Congreso tenga la sensibilidad de discutir y no pongan por delante intereses como ocurrió con el Pacto por México», comentó.
Finalmente dijo que a este tema también se mantendrán atentos y buscarán la democratización total del Sindicato, para que los líderes sean electos abiertamente y sin imposiciones o presiones políticas o de grupos de interés.
NUEVA OPORTUNIDAD
El anuncio de la cancelación de la reforma educativa y la implementación de un nuevo régimen representa para el país y su educación una nueva oportunidad de unión y mejoras, consideró la académica de la UAM, María Eugenia Valdés Vega.
La especialista en Ciencias Políticas, comentó a Publimetro que se parte del punto de que toda reforma busca mejoras y toda demanda social es la pretensión del estado de trascender como sexenio.
¿Cuál es la lectura de este anuncio por parte del presidente?
–Era evidente que esta reforma educativa no iba a salir bien, porque no tomaron en cuenta a los profesores, se les ignoró y subestimó. Quizá la intensión del gobierno anterior no era mala en un principio; de hacer un rescate del tema laboral para luego implementar el tema educativo, pero no lo logró.
¿En estos temas no deberían plantearse planes transexenales para que se preserven sin importar quién llega al poder?
– En este caso era necesario echar atrás el existente para liberar tensiones y esperemos que en el nuevo planteamiento se logren involucrar a todos los actores, por el bien de una máxima como lo es la educación de millones de mexicanos.
También habrá que vigilar como se lleva a cabo y ser participativos, conocer las propuestas, lo que se pretende y las mejoras que esto traería.
¿Cuál debería ser el principal objetivo?
– No existen la educación sin política y la política educativa se define desde el poder pero en este nuevo planteamiento ambicioso hay que subrayar algo importante y es que hay voluntad de hacer política que abarque desde la educación básica con el resto de los niveles. Actualmente, en el país se desvinculan los sectores educativos; la educación básica, de la media superior a la superior y llega un momento en que llegan los alumnos desarticulados al siguiente nivel y con un desarrollo deficiente.
Debemos rescatar esa visión educadora, claro que va a hacer falta mucho trabajo en conjunto con los maestros, deben involucrarlos. Si José Vasconcelos tuvo tal éxito en el rol de la educación del país fue porque convenció y motivó al magisterio.No es cosa de élite; se les estimula económicamente para que contribuyan, para que haya mejoras.
Sin educación no hay futuro, desde cualquier punto, económico, cultural o social
“Lo poco que he aprendido carece de valor,
comparado con lo que ignoro y no desespero por aprender”.
-Descartes
Quien ha participado en la vinculación semiótica del niño al mundo cultural creado por los adultos, podrá entender que la riqueza del intercambio maestro-alumno, radica en el aprendizaje, no en la enseñanza. Enseñar a leer, implica antes, un aprender a leer.
Si has observado de cerca, el esfuerzo cognitivo que los niños de educación primaria realizan, para entender las fórmulas de las áreas y volúmenes de cuerpos geométricos, entenderás que en su esfuerzo de discernimiento, se oculta la mejor lección para el docente: los objetos culturales atemporales renacen en un tiempo biográfico particular.
Si al dedicarte a la docencia, alcanzas a comprender, el esfuerzo cognitivo que los alumnos de secundaria realizan para reconstruir el tiempo histórico de la humanidad, en su tiempo histórico personal, podrás entender que el mayor aprendizaje emergió de los estudiantes.
Cuando trabajas con estudiantes de licenciatura en educación, que se tornan confiados y devotos a los panteones pedagógicos de sus profesores, y elucubran altares a corrientes y movimientos de renovación pedagógica, entenderías que la mejor habilidad que podrías coadyuvar a construir, es la de la duda sistemática. Que la afiliación y la desafiliación pedagógica suceda cada semestre. No importa.
Si tienes la distinción profesional de ingresar a una maestría como docente, y te encuentras a profesionales de la educación, ansiosos de abdicar sus viejos y mohosos reinos de certidumbre y tranquilidad intelectual, comprendes como maestro, que la revolución cognitiva apenas empieza.
Cuando súbitamente emerges de las sombras envolventes de la caverna -ese cómodo escondite, que al abrir y cerrar de ojos, se convirtió en la peor trampa inmovilizante-. Emergencia que deja tras de sí la autoflagelación nocturna, por los paisajes abiertos de la responsabilidad compartida. Entiendes que tu aprendizaje, es la asignatura no cursada en tu formación inicial.
Si además de todo lo anterior, estableces un diálogo franco y abierto con tus alumnos de doctorado, comprendes que otros profesionales, con trayectorias en ocasiones más extensas que la propia, están en la misma búsqueda que te motivó desde hace 26 años, desplazarte de los cálidos entornos de la autocomplacencia, a los territorios desolados y agrestes del cambio educativo y el desarrollo profesional amplio.
Estos alumnos, como los anteriores, te enseñan en tu aprender cotidiano, que la lucha por el conocimiento profesional es compartida y cotidiana.
En suma, el aforismo de la buena enseñanza es el siguiente: si quieres enseñar, antes deberás querer aprender.
Y en esta tarea, no hay atajos, ni recetas. El itinerario para aprender desde la profesión docente, es íntimo y personal. No existe, ni existirán dos rutas idénticas. Cada quien las construye desde su contexto, desde su ideario pedagógico y desde su voluntad por conocer.
La consecuencia de este hecho es puntual: si no estás dispuesto a aprender, lo tuyo jamás será, enseñar. Dedica tu esfuerzo y tu energía a otras tareas, no a la enseñanza.
Pero si tu voluntad de conocer, está discretamente enlazado a tu ADN, bienvenido a la más hermosa profesión. Te ocupamos, inspirando a otros con tu magisterio en cada aula, en cada escuela, en cada comunidad, en cada ciudad de nuestro país.
Y parafraseando al viejo poeta:
Si por casualidad lees estas líneas, está bien. Y si jamás las lees. También, estará bien.
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