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«El macrismo combina ineptitud, desconocimiento y voracidad ajustadora»

Entrevista a Gustavo Lerer, delegado general del Hospital Garrahan

Por: Mario Hernandez

M.H.: Desmantelaron el vacunatorio del hospital Garrahan, comentanos qué sucedió.

G.L.: En realidad el vacunatorio no se desmanteló, se achicó. Tiene una superficie muy pequeña, nunca se le dio verdadera importancia y se generaban espacios satélites donde se daban vacunas tanto para los chicos que venían de manera ambulatoria al hospital, así como para los adultos en situación de riesgo, gente mayor o gente enferma; y también para los trabajadores del hospital. Lo que hicieron fue eliminar todos los satélites con excusas ridículas, como que no cumplían con la superficie o las condiciones, pero cuando internan a los pibes en los pasillos no se fijan en las condiciones.

Lo que hubo en realidad fue un achicamiento y con esto una reducción de la cantidad de vacunas administradas en esos sectores. Lo que hay que decir es que el vacunatorio sigue funcionando, lo que pasa es que se arman colas mucho más grandes, la gente se pone muy molesta por la espera, algunos se van sin vacunar al niño o sin vacunarse en el caso de los adultos. Otros se ponen violentos con las compañeras que están trabajando allí.

M.H.: Me llamó la atención que este achicamiento se dio en paralelo con el proyecto de una diputada de Cambiemos que busca eliminar la vacunación obligatoria.

G.L.: De alguna manera son cuestiones paralelas que demuestran la estupidez y los ajustes que pretende hacer esta gente sin importarles la salud, ni la educación, ni nada. El proyecto de ley es escandaloso, hasta la propia Sociedad Argentina de Pediatría lo rechazó. Es un cachivache completo con argumentos pseudo progresistas o basados en terapias alternativas que no tienen validación científica, que dicen que ahora hay gente que no quiere vacunar a sus hijos y por eso es mejor que no sea obligatorio. Una estupidez completa porque está comprobado lo que significan las campañas de vacunación, que sean obligatorias, porque el que no se vacuna no solo se pone en riesgo a sí mismo sino que pone en riesgo a los demás porque se estimula a que se propague la enfermedad. Tiene más o menos que ver con lo que hicieron con los discapacitados y todas estas cuestiones que vienen haciendo, demuestran un desconocimiento y una ineptitud completa por un lado y por otro una voracidad ajustadora que se desarrolla permanentemente.

M.H.: En la última oportunidad que nos encontramos fue en el auditorio de ATE Capital participando de un plenario en apoyo al conflicto de PepsiCo, hoy (11/7) hubo una convocatoria realizada por los compañeros en relación a la ratificación de la Jueza Rodríguez Mentasti del juzgado Nº 3 de Garantías respecto del desalojo de la fábrica que está ocupada hace más de una semana por los trabajadores. Me gustaría aprovechar este contacto para escuchar una reflexión tuya respecto de la situación que atraviesan los trabajadores en este momento particular de nuestro país donde se han producido 1.000 despidos en la construcción en Zárate y hemos recabado información el fin de semana de que durante toda esta gestión de la administración macrista se han cerrado 7 fábricas por día.

G.L.: Esto tiene que ver con una situación económica mundial. Parece como que detrás de esto está Macri nada más y lo que hay que recalcar es que cuenta con el apoyo del conjunto de la burguesía y el conjunto de los partidos patronales, aunque para las elecciones hagan como “Titanes en el Ring”, hacen que se pelean pero no pasa nada. Por eso les han votado todas las leyes, Macri ha vetado leyes y no han hecho nada, por eso la CGT traiciona descaradamente y las situación se sostiene de esta manera. La discusión entre los sectores patronales es cómo aplicar el ajuste. El problema es que lamentablemente el movimiento obrero esta bastante golpeado, venimos de derrotas importantes como la de los choferes de Córdoba, lo de AGR, cuando se cierra una fábrica se luche o no es una derrota para los trabajadores, es un retroceso.

Los responsables son los dirigentes traidores que no unifican el plan de lucha para poder enfrentarse a los cierres de fábricas, ante los que hay que ocupar y exigir la estatización bajo control obrero, sobre todo en estos casos en los que las multinacionales producen un lockout para precarizar la producción.

En PepsiCo está claro que lo que quieren hacer es parecido a lo que hicieron con Paty, llevar a otro lugar la empresa adonde puedan contratar gente nueva, se sacan de encima los enfermos, contratan gente en situación precarizada, no cumpliendo con el convenio. En PepsiCo hay una Comisión Interna combativa que lucha por mejoras permanentes y por ahora la cuestión sigue abierta.

La patronal de la multinacional ha contado también con la complicidad y el acuerdo del gobierno. Se vive una ofensiva mayor con el proyecto de regreso a las AFJP, el alargamiento de la edad jubilatoria, con la liquidación de los derechos sociales, todos estaríamos como los compañeros de la UOCRA a quienes les depositan parte del sueldo en la bolsa de desempleo entonces uno se paga su propia indemnización en cuotas.

Frente a esto la única posibilidad es organizarse de manera clasista e independiente. El FPV plantea como solución votar a Cristina, junto con la CTA de Yaski, los dirigentes del subte, los dirigentes de ATE Capital, la cuestión es ¿“los vamos a castigar con el voto” para que luego otro sector burgués “la levante en pala” como le gusta decir a la ex presidenta?

La perspectiva de un gobierno de Scioli era con Miguel Bein en el Ministerio de Economía, siendo hoy uno de los principales aplaudidores de las medidas que saca Macri. Entonces la única posibilidad es la ruptura de los trabajadores con el FPV con el macrismo y el PJ y su organización en partidos de la clase trabajadora, revolucionarios que lleven adelante la lucha por el poder para los trabajadores.

Yo pertenezco al partido Causa Obrera y nosotros proponemos caracterizar que hay una crisis económica de trasfondo en el mundo, ya vimos lo que pasó en Grecia y no hay ninguna posibilidad de que dentro de los márgenes del sistema pueda haber alguna solución. La única salida es organizarse con un programa que dé respuesta a la situación, a la nacionalización de la banca, al comercio exterior, al control de los principales resortes de la economía y tratar de ganar a los trabajadores con ese programa para la construcción de un partido revolucionario que se ponga a la cabeza de esta tarea.

Antes de terminar, y volviendo al Garrahan, tenemos un banderazo por los 5.000 pesos reclamando por lo que fue la paritaria trucha de UPCN y quiero anunciar también que van a venir los compañeros del Posadas que están peleando porque les aumentaron la jornada laboral a los compañeros de la noche, que trabajan 10 horas y las quieren subir a 12. Esto va a ser el viernes 14 y también nos va a acompañar Claudia Aguirre, hermana de la joven misionera Victoria Aguirre que lleva más de dos años presa, injustamente acusada de la muerte de su hija Selene.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=229480&titular=%22el-macrismo-combina-ineptitud-desconocimiento-y-voracidad-ajustadora%22-

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Argentina: La cruda ofensiva del capital

Por: Fabián Kovacik

Violento desalojo de la multinacional Pepsico

No son tiempos precisamente favorables a los trabajadores los que corren en Argentina. La violenta represión contra los obreros de la planta de la multinacional estadounidense Pepsico, ubicada en la localidad de Florida, al noroeste de la capital, fue un punto de inflexión en la era Macri. A los golpes y las balas de goma se sumó la violación de normas legales por parte de la patronal, con el apoyo explícito del gobierno y los sectores judiciales afines.

El 20 de junio pasado Pepsico Argentina –una fábrica de papas fritas y comidas saladas, con 58 años de presencia en el país– comunicó que la planta de Florida era inviable y sería cerrada, y que 155 de sus 691 trabajadores serían reubicados en la ciudad de Mar del Plata. Seis días después un grupo de los despedidos tomó la planta y 20 días más tarde fueron desalojados violentamente. La jueza Andrea Rodríguez Mentasty ordenó el desalojo, que dejó heridos por los palos y gases repartidos por la Policía Bonaerense. Hay grandes dudas sobre la legitimidad del nombramiento de la magistrada, que obtuvo el cargo de jueza a fines de diciembre de 2015: su ex marido, el diputado provincial macrista Walter Carusso, integra el Consejo de la Magistratura provincial, órgano encargado de designar a los jueces. Veinte días después de asumir Carusso en el Consejo, Rodríguez Mentasty llegó a jueza.

Apenas desalojada la planta en la mañana del viernes 14, el presidente Mauricio Macri advirtió que “no es legal que veinte personas ocupen una fábrica cuando el resto de sus compañeros ya fueron reubicados por la empresa y fueron pagas las indemnizaciones correspondientes”. El titular de Pepsico Argentina es Marcelo Bombau, gerente del grupo Clarín y propietario de al menos 12 sociedades off shore, según revelaron los llamados Panama Papers, sin contar una intrincada trama de participaciones societarias que incluyen los rubros alimentario, inmobiliario y financiero. Bombau también compartió gerencia en la multinacional Milkaut con el actual vicejefe del Gabinete presidencial, Gustavo Lopetegui. Un currículum prototípico de la picaresca empresarial con vínculos políticos. Tras el cierre del 20 de junio, la empresa comenzó a importar productos desde Chile, pese a que el balance de 2016 arrojó ganancias por 4.690 millones de pesos y ubicó a Pepsico Argentina entre las 20 compañías más ganadoras según el ranking elaborado anualmente por la revista especializada Mercado.

El desalojo de la planta llevó a que la Cámara del Trabajo ordenara el martes 17 la reincorporación de 11 trabajadores a partir de un recurso de amparo presentado por los despedidos apenas fueron cesanteados. El caso se convierte en testigo y los trabajadores fueron rodeados por organismos de derechos humanos y partidos de izquierda. En año y medio de gobierno macrista se cerraron 5 mil empresas medianas y pequeñas, con un saldo de 200 mil nuevos desempleados, de acuerdo a datos del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento.

Hace dos semanas la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, advirtió que no toleraría que la empresa de pintura Cintoplom, bajo control obrero desde 2003, siguiera en manos de los trabajadores. La gobernadora vetó una ley de la legislatura provincial que beneficiaba a los trabajadores de la empresa prorrogando el plazo de otorgamiento del inmueble a la cooperativa. Según el decreto firmado por Vidal, prorrogar la expropiación “puede configurar una turbación y restricción al derecho de propiedad”.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=229499&titular=la-cruda-ofensiva-del-capital-

 

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Argentina: Conferencia de Pablo Gentili sobre educación y justicia social en América latina

Argentina/24 de Julio de 2017/

Es en el marco de los 70 años de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

El  pedagogo Pablo Gentili ofrecerá la conferencia «El laberinto de la desigualdad. Educación y justicia social en América latina», el martes 25 próximo, a las 18. Es en el marco de los 70 años de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). La conferencia de Gentili es organizada por la Escuela de Ciencias de la Educación y la Facultad de Entre Ríos 758. La actividad es libre y gratuita.

   En su presentación Gentili abordará cómo «los gobiernos neoliberales que se expanden en toda la región, suprimen, limitan o amenazan los derechos de los trabajadores, de las poblaciones más pobres y vulnerables». «Todas, o casi todas las reformas económicas, políticas y sociales que se están llevando a cabo en nuestros países, están reduciendo derechos democráticos históricamente conquistados. En este marco, las razones que tratan de explicar por qué ocurre esto acaban siempre condenando a la educación y a los educadores y educadoras por la crisis que enfrentamos», anticipa sobre la conferencia que ofrecerá. Pablo Gentili es doctor en educación (UBA), reside desde hace más de veinte años en Brasil, donde es profesor de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (Uerj), es el secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), además de autor de numerosos libros y publicaciones.

Fuente: http://www.lacapital.com.ar/educacion/conferencia-pablo-gentili-educacion-y-justicia-social-america-latina-n1437706.html

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Argentina: Docentes en defensa de la educación superior pública de Mendoza

Argentina/17 de Julio de 2017/La Izquierda Diario

Reproducimos una carta abierta redactada por docentes de los Institutos de Educación Superior Docente y Técnica mendocinos sobre la situación de la educación en la provincia.

Profesores y profesoras de los Institutos de Educación Superior Docente y Técnica mendocinos iniciamos el receso invernal con una preocupación sobre la realidad que muchos estudiantes están sufriendo: la baja en las becas del Plan Progresar, la suba del pasaje del transporte público (que se agrava fuera del Gran Mendoza), la discontinuidad del Plan Conectar Igualdad entre otras políticas educativas En un marco de aumento creciente de la canasta básica, la precarización laboral y la desocupación. Como lo demuestran múltiples estudios realizados en nuestro país (Toer, Coraggio, García Guadilla) los determinantes económicos son centrales en la posibilidad de continuar los estudios superiores.

Es por esta preocupación que consideramos alarmante los dos artículos sobre la educación superior de nuestra provincia aparecidos los domingos 2/07 y 09/07 en el Diario UNO y las declaraciones brindadas por funcionarios de la Dirección General de Escuelas del Gobierno de Mendoza en el segundo de los mencionados.

En el artículo del 09/07 se afirma, entre otras cosas, que 9 cada 100 estudiantes de formación docente egresan a término. Pero no se da a conocer la fuente de estos datos, ni las políticas orientadas para acompañar trayectorias formativas, ni el fundamento teórico desde donde se reivindican lo que Flavia Terigi nombra como trayectorias teóricas en detrimento de las trayectorias reales. Declaraciones que se realizaron a solo una semana de haber dado a conocer también -sin explicitar fuentes certeras- que en la Universidad Nacional de Cuyo egresan 23 de cada 100 ingresantes mientras que tendenciosamente se refuerza la idea de que el egreso en las universidades privadas es del doble.

Si consideramos las relaciones fluidas que mantiene Jaime Correas con el multimedio del Grupo UNO que cuenta con la universidad privada Congreso, se puede comprender mejor la campaña de desacreditación que continuamente recibimos los docentes de parte la Dirección General de Escuelas. En consecuencia, estas notas apuntan a desprestigiar la educación pública y para nada en fortalecerla.

Respecto del descrédito a la educación superior en general, nos parece importante aclarar que las universidades son evaluadas y las carreras que ofrecen son acreditadas por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU), organismo igualmente cuestionado por múltiples sectores de la comunidad educativo. Consideramos que la comparación entre universidades públicas y privadas es muy discutible dado que las segundas trabajan en promedio con estudiantes de ingresos económicos más altos que las públicas y esto claramente impacta sobre los rendimientos educativos como se indicó más arriba. Además, entendemos que esconde intenciones de privatización de la educación superior y limita el acceso a solo un sector de la población.

Al mismo tiempo en ambos artículos (publicados ambos en tapa) se habla de “malgasto” del dinero invertido en la educación superior en relación con la supuesta “baja” tasa de egreso en la misma. Esta idea de la educación como “gasto” está anclada en las más conservadoras y antiguas teorías sobre la educación. La UNESCO habla sólo de inversión educativa y aún instituciones relacionadas al pensamiento neoliberal como el Banco Mundial priorizan el término “inversión”, lo que muestra a las claras la intención desacreditante de los artículos. La idea de analizar los presupuestos universitarios y de los institutos provinciales con criterios mercantilistas no es nueva en nuestro país ni en América Latina, se desarrolló con fuerza en las dictaduras militares de la segunda parte del siglo, creció en el vendaval neoliberal de fin de siglo y parece revivir en este momento, sin ocultar los obvios intereses privados que la difunden. Si para muestra alcanza un botón, el grupo Vila-manzano, propietario del diario UNO, lo es también de la Universidad de Congreso, institución privada y difusora de las ideas del capital concentrado en la provincia.

Al mismo tiempo estas concepciones mercantilistas de la educación son rechazadas por la mayoría de los docentes y sus organizaciones gremiales tal como se ha expresado en nuestro país en la larga lucha antineoliberal desde la dictadura cívico militar de 1976.

En relación con el supuesto terrible diagnóstico que tiene la formación de docentes en los institutos de educación superior nos parece importante decir que esta formación se encuadra en un diseño curricular provincial, fruto de un trabajo cooperativo y mantenido en el tiempo donde muchos docentes que se desempeñan en los IESDyT tuvieron un alto grado de participación, que se sustenta en los lineamientos nacionales y que su concreción local está dada en el contexto de cada instituto. Este diseño curricular se construyó desde una mirada sociocrítica de la educación; así lo explicita en las definiciones de los referentes conceptuales de base, en la propuesta de formación desde campos y trayectos y en la consideración de docencia. Destacamos particularmente que se concibe la docencia como práctica de mediación cultural reflexiva y crítica, como un trabajo profesional institucionalizado, que se lleva a cabo en las instituciones educativas, en el marco de la construcción colectiva de intereses públicos, de significados y aspiraciones compartidas y del derecho social a la educación y como una práctica pedagógica construida a partir de la transmisión de conocimientos y de las formas apropiadas para ponerlos a disposición de sus alumnos/as y que toma a la diversidad como contexto.

Entonces el análisis de la práctica cotidiana que incorpora dimensiones contextuales es una capacidad que se pretende formar en futuros docentes y que muchos docentes sostienen desde hace tiempo. Son los y las docentes que leen muy bien su realidad en el patio y en el aula y por eso llevan los materiales para todos, pintan sus escuelas, organizan ferias de platos o de ropas para sostener el edificio escolar, arman roperos para vestir estudiantes, llevan de sus casas lo necesario para que los estudiantes se alimenten o lo ponen de su sueldo con o sin ítem aula. Son docentes que sostienen el sistema educativo con voluntades cuando las políticas estatales se corren de su responsabilidad indelegable: garantizar la educación.

Por otra parte, la idea de “docente motivador” expresadas por la Prof. Ema Cunietti, no es parte de ningún diseño curricular de las carreras de los institutos provinciales ni de la bibliografía en ellos indicados porque no corresponde con la perspectiva crítica con que este se sustenta sino con miradas neoconductistas basadas en las técnicas del mercado ,simplificación de las teorías neofuncionalista norteamericanas, que apuntan a la construcción de agentes dinámicos de comercialización en el sector de servicios, o sea “vendedores”. Es claro que esta poco feliz y poco fundamentada expresión de la funcionaria, nada tiene que ver con nuestra tradición educativa, ni aún con sus vertientes más conservadoras.

Al mismo tiempo en esta y en otras partes del artículo aparece una postura negativa hacia los docentes de la educación superior, cuya máxima expresión material en toda la docencia mendocina es el extorsivo “Item Aula”, postura que parece ser la impronta de las políticas educativas nacionales y provinciales.

Es por todo lo mencionado que los abajo firmantes hacemos notar nuestro descuerdo con los análisis realizados como así también nuestra preocupación ante la agresión que la educación pública mendocina está sufriendo. Entendemos que es nuestro trabajo defender el derecho a la educación y hacer notar cuando esto no está garantizado. Defendemos la educación, queremos escuelas públicas con estudiantes críticos de nuestra realidad.

Firmas:

Martin Elgueta DNI 22423562 IFDyT N° 9-030 Del Bicentenario
Claudia Fava DNI 16006509 IFDYT N° 9004 Toribio Luzuriaga
Laura Montoya DNI 25415694 IESDyT N° 9-010 Rosario Vera Peñaloza
Patrick Boulet. DNI 16.122.399. IESDyT N°9-002 Tomás Godoy Cruz
Verónica Paiz. DNI 29.340.966. IES 9-010 Rosario Vera Peñaloza
Silvana Yomaha. DNI 2506845. IES 9-011 Del Atuel
Susana Cuello. DNI 17626143 IESDyT 9027
Clelia Valdez DNI 23525611 IESDyT 9027
José Luis Castillo DNI 18107776 IES 9-010 Rosario Vera Peñaloza
Ana Amico DNI 20984650 IFDyT N° 9-030 Del Bicentenario
Pablo Aceña. DNI 26239073 IES 9-019 Insutec
Flavia Soledad Cabello DNI 30542250 IES 9-011
Federica Bonoldi Rufener DNI 35184062 IES 9-010 -Rosario Vera Peñaloza
Anabel Costella DNI 26527824 IES 9-010 Rosario Vera Peñaloza
Paola Vignoni DNI 23536142 Secretaría de Finanzas SUTE Seccional Guaymallén
Rosana Elizabeth Quiroga DNI 22059946 IES 9-010 – Rosario Vera Peñaloza
Luis Navarro DNI 18447836 – IES 9-005 – Fidela Amparan
Juan Manuel Lucas DNI 27453178 – IES 9-010 – Rosario Vera Peñaloza
Celeste Rubia Carrizo DNI 24057885 – IES 9-008 – Manuel Belgrano
María del Carmen Abal DNI 13489920 – Docente jubilada IES 9-010 y PT14 Asociación de Escuelas Italianas
Claudio Agustín Sosa DNI 22988063 – IES 9-010 Rosario Vera Peñaloza
Evangelina Marconi DNI 18184623 – IES 9-030 del Bicentenario
Flavia Manoni DNI 18506532 – IES 9-026
Antonio Araya DNI 16441560 – IES 9-027

Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/Docentes-en-defensa-de-la-educacion-superior-publica-de-Mendoza

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Racismo y antirracismo, ¿En que jaula estamos?

Por: Santiago Alba Rico. Cuarto Poder. 14/07/2017

El escritor Helios Fernández Garcés, uno de los más lúcidos y brillantes teóricos del antirracismo decolonial en nuestro país, publicaba hace una semana en Diagonal un artículo con el que pretendía abrir un debate en torno a la insoslayable cuestión del “racismo y la izquierda” en una Europa que cierra fronteras en el exterior, pero que carga desde hace siglos con sus propias fronteras internas. Las líneas que siguen son una tentativa de sumarme a ese debate planteando algunas dudas que –estoy seguro– franquearán nuevas sendas de entendimiento y divergencia en esta necesaria discusión.

En un interesante debate de 1988 recogido en el libro Raza, nación y clase, los marxistas Wallerstein y Balibar diferían sobre la relación de mayor o menor autonomía del racismo respecto del capitalismo y del mercado. Balibar, que asociaba el racismo más bien al nacionalismo, criticaba a los antirracistas que identifican el racismo con la “ausencia de pensamiento”, recordando que, al contrario, el racismo es una forma de pensar y que “cambiar una forma de pensar es lo más difícil que existe”. Wallerstein, por su parte, insistía en la funcionalidad de las diferencias de raza y sexo en el seno de la economia-mundo capitalista y atribuía al universalismo formal el papel de un freno interno que conjuraría el peligro de esos “nihilismos” racistas, del tipo fascista y nazi, que podrían destruir el sistema desde el interior.

El libro de Wallerstein y Balibar mantiene en buena parte su vigencia, pero revela también los límites del pensamiento marxista y las transformaciones –algunas anticipadas por el propio Balibar– que ha experimentado el mundo en los últimos 30 años.

El racismo ya no es “una forma de pensar”. Ya no es una “teoría” y mucho menos una teoría de raíz biologicista, como lo fue en Chamberlain o Gobineau y, desde luego, durante la primera mitad del siglo XX. Nadie “piensa” ya que existan razas ni que determinen nuestra posición social. Nadie “piensa” que los gitanos sean ladrones por naturaleza, los negros menos inteligentes y los moros rijosos y astutos desde la cuna. El grado de destrucción de la Segunda Guerra Mundial, en efecto, dio paso a un “universalismo” piadoso, bajo cuyas plumas se han seguido empollando todas las diferencias, pero lo cierto es que ahora, cuando el universalismo sucumbe definitivamente en una Europa en crisis, varada con el colonialismo dentro, cuando los derechos devienen privilegios, cuando hay que repartirse entre pocos lo que dejan los ricos, no vuelve la “raza”, como cabría esperar, sino que es la cultura la que decide en su lugar entre los buenos y los malos, entre los dignos y los indignos, entre “nosotros” y “ellos”.

Nadie “piensa” ya racista y por eso el racismo es más “libre” y más decisivo que nunca. El racismo no es una forma de pensar, sino una forma de mirar, gesticular, afirmar el espacio, decidir sin palabras el destino del otro. Una actitud general que permite, al mismo tiempo, “pensarse” como no racista o, en el caso de la islamofobia, “pensar” categorías de exclusión pretendidamente inscritas en la tradición ilustrada y en los derechos humanos: en el laicismo, por ejemplo, o en el feminismo. Este “racismo sin raza”, que ya anticipaba con inquietud Balibar en 1988, y que ha puesto a la propia izquierda francesa en manos del Frente Nacional, es justamente criticada por Helios Fernández Garcés en su artículo de Diagonal. En la linea del pensamiento decolonial y de los Indigènes de la République, Fernández Garcés reprocha con razón al marxismo esa especie de pensamiento mágico que, a partir de la reducción de todos los conflictos a la “contradicción principal” (la de clase), pretendería voltear el mundo desde un solo punto y con un solo gesto, y ello de tal suerte que, mediante este birlibirloque, no sólo ha acabado por ignorar o menospreciar otros conflictos centrales sino que, a fuerza de ignorarlos, los ha reproducido tanto en el mundo exterior como en sus propias filas. El caso del colonialismo y el racismo (o el del sexismo) son sin duda tan banales como evidentes.

Un mundo “sin pensamiento racista” es, en realidad, un mundo plenamente racista y para combatirlo lo primero que hay que hacer es reflotar el concepto que quieren escamotearnos: hay que sacar del armario “la raza”, reivindicar la “raza”, politizar la “raza” como sujeto e instrumento de lucha. Los racistas no quieren que pronunciemos la palabra: gritémosla; los que nos tratan como “negros” se niegan a llamarnos así: llamémoslos nosotros “blancos” con el mismo desprecio que oculta su silencio cuando no nos llaman “negros”.

Ahora bien. Conviene saber qué es esto de “raza” allí donde estamos de acuerdo en que no tiene ningún fundamento biológico. La raza es una historia en el cuerpo; y una historia, como la del hierro sobre el ganado, de intervención performativa desde un poder desigual. “Clasificar es pensar”, dice Balibar, “y pensar es existir”. El “racismo” está potencialmente activo en el embrión mismo de las relaciones sociales; es inseparable de la existencia humana y, si deviene jerarquizante y destructivo, es porque los cuerpos son objeto no sólo de clasificación, sino de sujeción y dominio. Eso es justamente lo que hay que pensar.

La “raza” es la matriz simbólica de las relaciones de poder desiguales porque, no importa de cuál se trate, todo poder dominante encierra en su propio cuerpo a los dominados. Hay que hablar, pues, de una racialización “natural” del sometido, del subalterno, del excluido, del explotado, y ello hasta tal punto que puede localizarse un elemento “racial” en todas las estructuras de poder económico o cultural: en el patriarcado, la homofobia, el esclavismo o el clasismo. Todas estas formas de dominio han estado íntimamente articuladas en la relación de dominio que la Europa histórica ha ejercido sobre buena parte del resto del mundo: el colonialismo. Fernández Garcés tiene mucha razón en reprochar a la izquierda (más anti-imperialista que anti-colonialista) su silencio o indiferencia, que en el caso de España afecta a un “cuerpo” interno permanentemente racializado: los gitanos.

El colonialismo occidental, por así decirlo, ha encerrado sin salida en el cuerpo de sus víctimas cuatro o cinco formas de sujeción diferentes. Es lógico, por tanto, que un sector militante del pensamiento decolonial interprete la liberación como un restablecimiento de los cuerpos en la primera línea de combate. Al “blanco” lo llamamos “blanco”, porque se cree espiritual, porque se cree bueno, porque se cree menos cuerpo que nosotros; porque olvida, en definitiva, el cuerpo a cuerpo mediante el cual lleva siglos sometiendo a otros pueblos.

Hay que señalar a los “blancos”, constituirlos en objeto de conocimiento, encerrarlos también en sus cuerpos. Porque frente a ellos, los “blancos”, están los “no-blancos”, esos a los que Hegel llamaba “negros”, es decir, todos aquellos que se “benefician” de una relación colonial directa o indirecta, incapaces como son de “ningún desarrollo cultural”, tan incapaces que permanecerían eternamente “fuera de la historia” si no lo evitara la intervención “blanca”: “La única conexión esencial entre los negros y los europeos es la esclavitud”, dice el filósofo alemán, y añade a continuación: “La esclavitud ha sido la oportunidad para el aumento del sentimiento humano entre los negros”. La extraordinaria novelista negra Toni Morrison llama “racismo” a las consecuencias que esta “conexión esencial” tuvo para los europeos: “Los volvió locos”, “rompió Europa”, “se deshumanizaron al tiempo que deshumanizaban a los esclavos” y todo eso hizo posible, dice, la Primera y la Segunda Guerras Mundiales como ápices siniestros del horror humano. En términos históricos sabemos que este proceso de racialización del “no-blanco”, asociado a la empresa colonial, implica a partir de la Revolución Francesa la sustitución de la Religión por la Civilización como motor de la conquista.

Ahora bien, el problema de los pensamientos binarios es que son “muy europeos” y “muy izquierdistas” y también lo es, en este sentido, la oposición blanco/noblanco con la que se quiere denunciar y superar la clásica oposición marxista burguesía/proletariado. El rescate del concepto escamoteado de “raza” para combatir el racismo –liberado ahora en el silencio– presenta a mi juicio tres problemas.

El primero, es que hace con los “blancos” lo mismo que hace el marxismo clásico con los “burgueses”: los encierra en una “jaula epistemológica”, que acaba siendo más ontológica que la raza biológica y que pemite muy pocas diferencias internas y, desde luego, ningún “arrepentimiento” lo bastante profundo como para que los “blancos” nos liberemos de nuestra “blanquitud”. Tan blanco es Robespierre, que abolió la esclavitud, como Napoleón, que la restableció, tan blanco es Bartolomé de las Casas o la Escuela de Salamanca como Sepúlveda y Torquemada, tan blanco es Thomas Müntzer y los campesinos rebeldes de 1520 como Lutero y el Emperador, tan blanco Sultan Galiev como Stalin, tan blanca la historiadora ilustrada Florence Gauthier como Sarkozy. Este antirracismo decolonial, en definitiva, no reconoce que, más allá de los gitanos y de los musulmanes, ha habido y puede haber un indigenismo europeo racializado en el interior por la Europa colonial, un “indigenismo” cuyas resistencias mal integradas y a veces recíprocamente pugnaces –mujeres, campesinos, trabajadores, homosexuales, etcétera– no fueron y no siempre son una simple función de reproducción de la Europa colonial y su jaula epistemológica.

El segundo problema es que, el antirracismo racial hace con los no-blancos lo mismo que hace el marxismo clásico con los “proletarios”: los convierte en un Sujeto liberador pastoso, universalmente particular, cuya legitimidad es siempre reactiva y por lo tanto “irresponsable”, un Sujeto al que se perdona todo salvo el “colaboracionismo blanco”, lo que incluye cualquier autocrítica que recoja rastros de la “epistemología blanca”: feminismo, por ejemplo, o laicismo, explotables –es verdad– por la infame “conexión esencial”. La oposición blanco/noblanco oculta o reprime las diferencias entre los no-blancos, a los que se exige que, como los blancos, hablen con una sola voz, so pena de convertirse en “blancos voluntarios”.

El tercero es que, como el marxismo clásico, una vez asentada en una oposición irreconciliable, la reivindicación “racial” se siente tentada por la violencia o tentada a justificar o celebrar cualquier forma de violencia, simbólica o real, dirigida contra los “blancos”. Frente al “primero los blancos” de la ultraderecha europea, el “primero los cuerpos” considera cualquier marca impuesta al cuerpo de los “blancos” como una victoria, y ello venga de donde venga, incluidas las versiones más fanáticas de la religión. Toda violencia “no-blanca” es emancipatoria o, al menos, reveladora de la violencia “blanca” y, en ese sentido, potencialmente decolonial. Se convierte el colonialismo en “contradicción principal”, en sustitución del capitalismo, y se llega al mismo resultado sumario y oscurecedor.

En último lugar y vinculado al punto anterior, la reivindicación “racial” es puramente reactiva, deconstructiva y negativa. Invirtiendo el adagio spinozista, para ella “toda negación es afirmación”. Al igual que el marxismo clásico, no ofrece ningún criterio epistemológico ni ninguna alternativa política. “¿Para qué desmontar si podemos demoler?”, dice un famoso aforismo de Lichtenberg. Ese principio parece a menudo inspirar la militancia anti-blanca. ¿Desde dónde hablan los que hablan desde fuera de la “jaula epistemológica”? ¿Quién decide quién está dentro y quién está fuera? ¿Qué hay en el exterior que deba atraer no ya a los “blancos”, descartados por su blanquitud, ni a los “humanos”, inexistentes en su generalidad, sino a los no-blancos en proceso de liberación?

El acierto de la posición de Fernández Garcés y de la tradición decolonial de la que se reclama heredero es innegable a la hora de criticar a la izquierda clásica y de recordar que, puesto que la batalla se juega cada vez más en el cuerpo a cuerpo del relato identitario, es necesario liberarse desde ahí. Pero permítaseme acabar descendiendo a la caricatura a fin de evidenciar las aporías del anrirracismo racial mediante una reducción al absurdo. Soy hombre, soy blanco y soy burgués. ¿Qué hago con esto? Si no tiene remedio, si estoy atrapado en esa triple condición como en una “jaula espistemológica” y, al mismo tiempo, soy o me creo bueno, lo único que puedo hacer es “repartirme la historia” con las mujeres, los “negros” y los “proletarios”: “nosotros” hemos dominado durante miles de años, ahora hay que dejar que dominen “ellos” el mismo tiempo. ¿Puedo ser algo más que un blanco “bueno”? ¿Se puede ser algo más que un “no-blanco” cargado de razón? ¿Se es sólo “blanco” o “negro” como la izquierda clásica quería que sólo hubiera burgueses o proletarios o cierto feminismo pretende que sólo hay hombres o mujeres? ¿O hay algún punto desde el que podamos mejorar objetivamente el mundo sin “reparto” de la injusticia ontologizada?

Cualquier lector de Kant sabe que la Razón, que es solo un esquema incapaz de proporcionarse sus propios contenidos, no puede ser colonial o racista o europea sin dejar de ser razonable; y que sólo es racista y europea y machista cuando se extralimita, es decir, cuando no se somete a sus propios límites. El colonialismo “blanco” es, si se quiere, la razón fuera de sus fronteras: la sinrazón. Al mismo tiempo, como bien explica Luis Alegre Zahonero en su libro El lugar de los poetas, cualquier lector de Kant sabe también que todas aquellos dilemas que no puede resolver la razón –que son innumerables– los debe resolver el “juicio” y no el indigenismo o la raza o la religión. Es a ese “juicio”, precario y siempre rozado por el mundo, a lo que yo llamo “civilización”, de manera provocativa, en el artículo que cita Helios Fernández Garcés en el suyo. Conozco muy bien, y he escrito largamente sobre ello, el uso que el colonialismo ha hecho de ese término con el fin de “teologizar” la conquista colonial. Pero es que la conquista colonial es lo contrario de la civilización, concepto que hay que pensar más bien, como hace Toni Domenech, frente a la práctica de la “domesticación”: la conversión –es decir– de ciertos grupos humanos en animales domésticos. No me parece un negocio rentable rescatar la “raza” y entregar a los colonizadores, los machistas, los racistas y los homófobos  “la civilización”. Si es colonialismo no es civilización; si es machismo no es civilización, si es racismo y homofobia no es civilización. Todo eso es, sí, barbarie domesticadora.

De acuerdo: no sabemos muy bien lo que es la civilización, pues está en construccion y porque hay que construirla con juicio y por lo tanto con cautela máxima y siempre al borde del abismo, pero sí sabemos, en cambio, lo que es la barbarie: la esclavitud, el patriarcado, la jerarquización sexual o racial del mundo, la persecución religiosa (ya sea laica o teocrática). Tirar a la basura los logros civilizatorios, que son los del Derecho y los de los derechos cuidadosos, sólo puede acelerar el concreto proceso de domesticación y barbarie global abierto por el colonialismo europeo hace siglos y agravado en las últimas décadas por el neoliberalismo. Necesitamos, pues, un antirracismo “juicioso” que rompa con el racismo escamoteado de la izquierda y su mágica “contradicción principal”, pero también con la lógica claustral de la jaula epistemológica y su cortocircuito sin salida. Necesitamos, sí, un antirracismo “juicioso” que explore con prudencia colectiva un frágil “afuera” común de todas las jaulas, epistémicas, sociales y políticas.

Fuente: https://www.cuartopoder.es/ideas/2017/03/25/racismo-y-antirracismo-en-que-jaula-estamos/

Fotografía: Los Replicantes

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La innovación educativa y la formación del sujeto neoliberal

Por: Fernando Hernández

Cuando se habla de innovación en el ámbito escolar hay que desvelar las agendas ideológicas, sociales y económicas a las que se vincula. Porque aunque hay cierto giro hacia una educación que mira al desarrollo social, el capitalismo también quiere sacar provecho.

Cuando la clase dominada asume la ideología de la clase dominante, no se necesitan ejércitos de ocupación. Antoni Gramsci

Desde los años 70 del pasado siglo, la escolarización, entendida como un derecho que el Estado ha de proveer, ha sido cuestionada tanto desde instancias gubernamentales (de por Margaret Thatcher a Esperanza Aguirre), como por instituciones internacionales (Banco Mundial, OMC, OECD) y por académicos (especialmente los economistas de la Escuela de Chicago, Milton Freedman, y sobre todo Friederick Von Hayek). Todos ellos han sido clave en la extensión de ideas y políticas que defienden que la actuación del Estado en determinar los valores de la Escuela es un atentando a las libertades individuales; que es el libre juego del mercado el que ha de llevar a las familias a escoger la escuela que más le interese, lo que implica que hay que financiar la demanda y no la oferta; que las escuelas funcionarían mejor si lo hicieran de acuerdo con las normas del mercado y considerando a la escolarización como una mercancía.

De ello se deriva la propuesta de que la enseñanza tendría que ser una industria al servicio del mercado (como ya sucede con las universidades), por la cual se ha de pagar un precio que reportará beneficios al cliente y al proveedor. En este sentido, hay que tener en cuenta que como señalan Miñana y Rodríguez, el Banco Mundial estableció una identificación entre ‘educación y mercado’, ‘escuela y empresa’ y ‘familia y cliente’. Lo que lleva a pensar que al neoliberalismo no le interesa ni lo que se enseña o el conocimiento que se genera, sino los beneficios económicos que aporte a sus inversores.

Será en este marco en el que se plantee el valor de ‘innovaciones’, como las competencias, las evaluaciones clasificadores, los ránquines de centros y de países. Todo dentro de una defensa de la calidad (total) y la eficacia, con la finalidad de demostrar la importancia de los indicadores para que los clientes (consumidores) puedan escoger las opciones más ventajosas.

La reforma que normalizó este enfoque fue la que impulsó el gobierno de George W. Bush, primero en Texas, y luego como presidente de Estados Unidos, con la No Child Left Behind Act (2001). Esta ley, con la excusa de no dejar a nadie en el camino, abrió la puerta a la estandarización de las relaciones de aprendizaje, a partir de la imposición de pruebas que ‘medían’ el aprendizaje, clasificaban escuelas y abrían la educación pública a los intereses privados. Este movimiento, que asocia pruebas con rendimiento y calidad de la educación, tuvo (tiene) como una de sus consecuencias, que el profesorado tenga que dedicarse a enseñar a responder las pruebas y no a formar para dar sentido a las relaciones con el mundo en el que el aprendiz ha de vivir.

Este enfoque, en el que las pruebas PISA han jugado un papel importante, ha sido el dominante desde entonces y ha guiado las reformas e innovaciones de muchos países hasta 2015. Esta es la fecha que señala Andy Hargreaves como la del inicio de un giro que comenzaba a observar en sistemas educativos como los de Finlandia, Escocia y Ontario, donde las prioridades y las agendas parece que comienzan a cambiar. Se dirigen a favorecer el desarrollo personal y social, una relación con el conocimiento vinculada a estrategias de indagación y no a dar respuestas a preguntas previamente estandarizadas.

Pero esta corriente todavía es minoritaria. La reciente crisis económica en realidad puede abrir la posibilidad de gestionar la demanda de cambio en el sistema de democracia representativa y en el contrato social que se consolidó con las socialdemocracias después de la Segunda Guerra Mundial, y que se basaba en una triple solidaridad: territorial, fiscal y generacional. Pero como señalada Díez-Gutiérrez (2015), con la política de recortes y las ayudas a los bancos, se han transformado la responsabilidad social, donde el Estado garantizaba, a través de las aportaciones de todos que nadie se quedase sin lo básico, en responsabilidad individual.

El mantra que se repite para justificarlo es que cuanto más se preocupe el Estado del bienestar de los ciudadanos, menos inclinados se sentirán éstos a recurrir a sus propias fuerzas. Se extiende así la praxis de la ‘competencia’ (de países, de compañías, de sistemas educativos…), hasta la esfera individual. Cada individuo, a través de la emprendeduría, ha de superar a los otros en el descubrimiento de nuevas oportunidades de ganancia para avanzarse a ellos.

Esto que ha sido una constante del capitalismo empresarial y financiero se lleva a los sistemas educativos y las escuelas. Un ejemplo palpable es el contenido y la mirada que proyectan las pruebas PISA o la formación financiera que, con la supervisión de los bancos, se normaliza en todas las autonomías. De esta manera, el espíritu de la empresa se lleva a la escuela, igual que los valores del capitalismo. Todo ello como parte de una batalla ideológica impulsada por instituciones como el FMI, el BM, la OMC, la OCDE y la UE, que sitúan la formación del espíritu emprendedor como una prioridad de los sistemas educativos.

Esta batalla orienta a las personas a ‘gobernarse’ bajo los principios de la competición, la obtención del máximo interés individual y que se concrete en eslóganes como: “Si no tengo trabajo es porque no soy suficientemente emprendedor”, “hay mucho paro porque faltan emprendedores”, “deja de enviar currículos y crea tu propia empresa”, “no importa lo que hayas estudiado sino lo que sepas hacer”. Lo que nos ha de llevar a pensar que, cuando se habla de innovación y de ser innovador en la educación escolar, hay que desvelar las agendas ideológicas, sociales y económicas a las que se vincula. De todo ello seguiremos compartiendo después de la pausa veraniega.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/07/06/la-innovacion-educativa-y-la-formacion-del-sujeto-neoliberal/

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Más sobre hay vida e innovación más allá del neoliberalismo

Por: Jaume Carbonell

En mi artículo de la semana pasada me despedía del público lector hasta principios de octubre. Pero voy a demorarla hasta hoy al verme obligado a dar respuesta a los comentarios del señor Enrique Galindo Ferrández -autor de uno de los libros citados- en torno a mi texto anterior.

Vaya mi agradecimiento por delante. Es saludable que este y los otros autores pongan palabras a lo que piensa un sector del profesorado, lamentablemente amplio en Secundaria y mucho menor en Infantil y Primaria. Mi propósito no fue el de realizar una crítica de ambos libros -porque esto me llevaría a dialogar con otras cuestiones planteadas, con las que coincido o igualmente discrepo- sino el de abrir un debate en torno al lugar, el sentido y alcance de la innovación educativa en la transformación de las prácticas educativas y de la institución escolar, donde concurran otras voces, tomando parte de ambos textos como botón de muestra. No quiero abusar del espacio ni reiterar en mis argumentaciones. Quienes estén interesados pueden consultarlos en dos de mis obras: La aventura de innovar. El cambio en la escuela (Madrid, Morata, 2000) y Pedagogías del siglo XXI. Alternativas para la innovación educativa (Barcelona, Octaedro, 2014). También pueden consultar la amplia hemeroteca de Cuadernos de Pedagogía, publicación de la que formé parte de su redacción desde 1975 y que dirigí durante dieciséis años hasta mi jubilación, revista que siempre se ha caracterizado por su inequívoca apuesta por la educación pública, defendiendo la esencia de sus principios y su necesaria renovación. En este compendio bibliográfico se ponen de relieve las potencialidades y debilidades  de la innovación pedagógica, sus logros basados en un amplio abanico de testimonios y evidencias, así como su carácter reproductor e innovador. Vaya, que los caminos de la innovación son diversos y plurales y, por tanto, no existe un pensamiento único al respecto.

Tras este posicionamiento de carácter general, sí me gustaría entrar en el detalle de algunos puntos que plantea el sr. Galindo -quien siga esta polémica apreciará que no contesta a varios de mis argumentos- sin abundar en los ya expuestos en mi anterior artículo.

  1. El autor tira de tópico al decir que “recurro al viejo procedimiento de sacar frase de contexto”. Se refiere a mi afirmación: “La escuela pública debe cambiar lo menos posible”. Es literal -eso no se pone en duda- y si no es más larga es porque en un diario, a diferencia de lo que sucede en una revista -sea de divulgación, de pensamiento o impacto- se exige brevedad. Pero es fiel al texto y al contexto, si se lee atentamente el conjunto de la obra y, sobre todo, las conclusiones (de donde se ha sacado).
  2. Hay una perversa insinuación a que un servidor “piense que la LOMCE es una ley muy innovadora y progresista”. Le recomiendo que se informe un poco mejor de mis posiciones -mis escritos son públicos y numerosos- y que se ahorre comentarios tan ligeros. Si investiga un poquito más también se enterará de mis posicionamientos críticos respecto a la LOGSE -especialmente en lo que concierne al diseño curricular-, y de mi reconocimiento a una de las grandes conquistas de esta ley: la extensión y democratización de la enseñanza hasta los 16 años, a pesar de todas sus flaquezas y dificultades. Algo que ha contribuido sin duda a la mejora del nivel educativo de la población y que estos autores -en ambos libros- pasan por alto.
  3. Resulta llamativa la obsesión -forma parte de su tesis central- por identificar de forma exclusiva y reduccionista el aprendizaje o trabajo por proyectos con el neoliberalismo. Es evidente que el nuevo capitalismo recurre a los proyectos como mecanismo de implicación y modernización empresarial -lo digo en mi primer artículo y lo he sostenido otras veces- pero es igualmente cierto que los proyectos se alimentan de la mejor tradición republicana y que han evolucionado en diversas direcciones: desde los centros de interés decrolyanos hacia distintas perspectivas de conocimiento integrado. Y tanto en sus planteamientos téoricos como en su plasmación práctica adquieren en muchos casos un claro sentido transformador y emancipador. He tenido la oportunidad de comprobarlo personalmente visitando centros de Infantil, Primaria y Secundaria.
  4. Sostienen que no hacen una lectura restrictiva de Dewey. Lo dudo, pues he leído buena parte de sus libros y algo sé del impacto de su obra que, como en el caso anterior se ha prestado a lecturas, interpretaciones y prácticas educativas muy variopintas. Las unas, ciertamente, muy integradas dentro del modelo de capitalismo dominante en cada momento y, otras, situadas en posiciones críticas que han contribuido a vincular más directamente la escuela con el entorno y a la democratización de la escuela y de otros espacios educativos. Pero lo curioso -es lo que les recordaba- es que ignoren totalmente los relatos de Freinet, Milani y Freire, por citar solo algunos nombres que no creo que puedan ser sospechosos de flirteos neoliberales.
  5. El sr. Galindo me invita a que un servidor “(o cualquier otro) encuentre el tiempo y el humor para escribir el libro que responda con argumentos a nuestras presuntas simplificaciones, inexactitudes y delirios, en lugar de quedarse en meras acusaciones y simplificaciones”. Ya les advertí que, al menos en mi caso, no dispongo de tiempo y humor, pero si les recomiendo un par de lecturas: 50 Myths & Lies That Threaten America´s Public Schools. The real crisis en education (Berliner, D.C; Glass, G.V. and Associates, New York in London, Teachers College Press). El debate que nos ocupa se polariza básicamente en los mitos y mentiras 14, 23, 24 y 50, aunque los otros puntos, en muchos de los cuales a buen seguro que coincidíamos, son igualmente interesantes. El otro es el monográfico “Antidotes”, de Cahiers Pedagogiques, una reputada revista cuyo lema es: “Changer la société pour changer l’école, changer l’école pour changer la société” (nº 46, abril 2017). Sería bueno escribir un libro sobre los mitos y mentiras en España que, lejos de las disputas académicas y corporativas de Filosofía contra Pedagogía, integrara las distintas disciplinas y campos del saber que pueden ayudar a una mejor comprensión de la escuela y la educación en toda su complejidad, de manera crítica y sin prejuicios.
  6. Lo más sorprendente es el final, cuando el autor  nos deja un enlace a “lo que consideramos una crítica de verdad”. Merece la pena entrar y leerla atentamente para darse cuenta que las tres entregas las escribe el mismo autor, un compañero que tiene previsto organizarles una presentación en septiembre y que, salvo alguna ligera discrepancia en la tercera, constituye una loa por todo lo alto. Vaya, que para el sr. Galindo las críticas de verdad son aquellas que les dan únicamente la razón. Sin comentarios. Que tengan un feliz y saludable verano.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2017/06/28/mas-sobre-hay-vida-e-innovacion-mas-alla-del-neoliberalismo/

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