A pesar de un decremento en la inversión pública las bibliotecas siguen creciendo en popularidad como espacios de normalidad frente a la pandemia.
A dos años del inicio de la pandemia, las bibliotecas han experimentado cambios en sus servicios y propósitos. En artículos anteriores hemos hablado acerca de su capacidad para reinventarse, así como su potencial de ser lugares de aprendizaje y facilitadoras para la creación de comunidades estudiantiles. Ante el inminente cierre de muchas y la limitación de actividades para otras, los bibliotecarios han tenido que mantenerse creativos para adaptarse a una normalidad que sigue sin permitir la presencialidad pre-pandemia.
La renta de libros y los eventos en línea, el préstamo de libros sin contacto, las actividades al aire libre con los protocolos y medidas de prevención se han vuelto la base de la supervivencia de las bibliotecas, sino de las comunidades que apoyan. Para quienes realizan el trabajo dentro de estos edificios es claro que la labor ya no solamente se trata de conservar y prestar colecciones de libros, ni siquiera de compartir conocimiento, sino de ofrecer una semblanza de normalidad social y cognitiva que no esté ligada al consumo. Las bibliotecas son uno de los pocos espacios públicos a los que se puede acceder sin la expectativa de de un gasto, por eso es tan importante asegurar su continuidad en un panorama pospandemia. ¿Cómo se está logrado esto?
Los aprendizajes obtenidos desde el inicio de la pandemia le han dado a los bibliotecarios las herramientas para abrir el espectro a más actividades didácticas y sociales. Las mejores bibliotecas hoy en día cuentan con laboratorios computacionales, cuartos de conferencias, estudios para grabar podcast y editar videos, cafeterías, experiencias educacionales para niños, y hasta cocinas para aprender sobre culturas diversas a través del proceso de hacer platillos típicos.
Aún con el cierre o disminución de de las actividades públicas que ha provocado la variante Omicron, la biblioteca mantiene servicios como los préstamos sin contacto. Una persona puede pedir un libro en línea y recoger la copia física en un casillero, dentro de un área segura con poco aforo dentro de las instalaciones.
“Este año ha sido una montaña rusa. Hubo innovación constante y tratamos de encontrar maneras de servir a la gente lo mejor que pudiéramos”, comentó Megan Allen, Directora de Bibliotecas en Quincy, Massachusetts para The Boston Globe. Gracias a la inventiva de los profesionales del rubro las bibliotecas no sólo han permanecido activas, se han vuelto más populares. A pesar de este progreso, el capital invertido para mantener estos desarrollos así como un sueldo digno para los bibliotecarios no ha sido proporcional a los esfuerzos realizados.
En Estados Unidos, el gobierno no ha podido respaldar por completo las bibliotecas públicas en 27 años, el 86 % de los fondos provienen de las arcas locales. En la última década, el presupuesto total de Inglaterra para mantener sus bibliotecas bajó un 25 %, mientras que en Canadá los recortes del estado han sido tan severos que en algunas instancias han alcanzado el 50 % del presupuesto.
La oferta y la demanda para los servicios que ofrecen las bibliotecas existe, el problema que podría poner en riesgo su continuidad no es la digitalización, ni una disminución de las copias físicas de libros, ni siquiera la pandemia; es la falta de disponibilidad de fondos públicos para asegurar que continúe como un recurso gratuito. Este momento, en el que las bibliotecas son un bastión del acceso al conocimiento y de las actividades que cuidan la salud social y mental del público, es tiempo idóneo para evaluar las aportaciones de estas instancias y hacer lo posible por conservarlas en la forma que las conocemos.
¿Has visitado tu biblioteca local este año? ¿Qué programas maneja? ¿Te has beneficiado de alguno? ¿Cuál es tu postura con respecto a las bibliotecas, su rol dentro de la pandemia y a futuro? Cuéntanos en los comentarios.
El cambio climático, las hambrunas, el inexistente acceso a vacunas o medicamentos y la falta de higiene son algunas de las muchas causas que han llevado a millones de familias a la pobreza más extrema. Según Gustavo Suárez Pertierra, presidente de UNICEF España, la educación es el único mecanismo que existe para que los niños y niñas sean capaces de acabar con la trampa que esta pobreza supone. Por ello, la educación es el corazón de UNICEF, una organización que, desde hace ya 75 años, vela por los derechos y la supervivencia de la infancia más vulnerable.
En los últimos dos años, y a raíz de la pandemia de la COVID-19, hay 100 millones más de niños y niñas en el mundo sumergidos en la pobreza, lo que equivale a un aumento del 10% desde 2019.
De hecho, y según el informe ‘Evitemos una década perdida: Hay que actuar ya para revertir los efectos de la COVID-19 sobre la infancia y la juventud’, presentado por UNICEF el pasado mes de diciembre, la COVID-19 está poniendo en peligro décadas de progreso en cuestiones fundamentales para la infancia como la pobreza, la salud, el acceso a la educación, la nutrición o el bienestar mental. Una situación sin precedentes a la que se debe hacer frente de manera inmediata.
Durante esta entrevista con Soziable.es, Gustavo Suárez Pertierra, presidente de UNICEF España, incide en la importancia de actuar de forma rápida y eficaz para hacer frente a todas estas desigualdades que afectan gravemente a la humanidad en general, pero a la infancia en particular.
– ¿De qué manera ha afectado la pandemia de la COVID-19 a la infancia?
La pandemia ha causado un impacto extraordinario sobre toda la humanidad en general, sobre la infancia en particular y sobre la infancia más vulnerable de una manera especial. Ha tenido un gran costo en vidas humanas, ha producido un efecto del que tendremos que aprender a salir, porque corre el peligro de paralizar, o al menos revertir, ciertos procesos que estaban consiguiendo que el bienestar de la infancia se asiente en nuestras sociedades, pero, sobre todo, la mayor consecuencia que va a producir es que va a generar unas enormes desigualdades en el mundo.
La pandemia es una crisis que comienza siendo sanitaria y acaba siendo económica y social, pero que se distingue de otras crisis porque es una crisis global. Quiere decir esto que afecta a todo el conjunto de los países, a todo el conjunto de los pueblos, a toda la humanidad, en definitiva.
El impacto de la pandemia no es el mismo en aquellas ciudades más ricas y en las sociedades más pobres. Las posibilidades o los recursos que tienen las sociedades para superar el impacto de la pandemia tampoco son los mismos. Por tanto, la combinación entre impactos y posibilidades de superación de la crisis va a producir unas desigualdades extraordinarias en el mundo.
Tendremos que encontrar la senda de salida. Pero ¿cómo tendremos que hacerlo? Pues, en primer lugar, procurando que las medidas sanitarias lleguen a todas partes. Las vacunas, fundamentalmente, tienen que llegar a los países de rentas bajas porque, si no llega a todos, la pandemia no puede resolverse. Pero, además, hay que invertir en educación, en saneamientos, en mecanismos e instrumentos que permitan adaptarse a los tiempos que vienen, que van a ser muy dificultosos.
– ¿Qué entendemos por pobreza infantil?
Hay muchas clases de pobreza. Hay una pobreza severa, que afecta a aquellas sociedades que viven en la miseria, pero hay otra que llamamos pobreza moderada, que afecta a sociedades más desarrolladas y que se mide a través de la media de ingresos de una familia tipo: dos adultos y dos menores, por ejemplo.
Pero ¿qué significa ese tipo de pobreza? Significa que los hogares que la padecen no pueden acudir a satisfacer un gasto que de repente se presenta, porque se produce una necesidad educativa, por ejemplo, actividades extraescolares; porque sube el precio de la luz por encima de lo que estaba previsto; porque se presenta una necesidad producida por una determinada catástrofe o por un determinado impacto social; o por un hecho propio del clima.
Esta es una pobreza moderada que, en España, lamentablemente, afecta a entre un 27 y un 28% de loa niños y loa jóvenes, lo cual no se corresponde con nuestra entidad como cuarta potencia económica dentro de la Unión Europea, ni tampoco con el puesto que tenemos en la Unión Europea, ya que estamos muy atrás, estamos en la cola de los países que están padeciendo la lacra de la pobreza infantil.
– Por lo tanto, no nos referimos a lo mismo cuando hablamos de pobreza infantil en España y cuando lo hacemos refiriéndonos a países del tercer mundo, ¿verdad?
Los países de rentas medias y bajas no tienen los mismos problemas que tienen los países más desarrollados en el mundo, donde también hay pobreza, ese tipo de pobreza de hogares que no pueden llegar a fin de mes, que no pueden garantizar la calefacción en invierno o que no pueden garantizar unas vacaciones razonables.
La pobreza en los países que llamamos en desarrollo, en los países con rentas más bajas, tiene unas características mucho más incisivas. Pensemos que en estos países hay, en este momento, del orden de 5 millones de niños al año, 14 mil niños al día, menores de 5 años, que mueren por falta de un remedio que está en nuestras manos proporcionarles, por ejemplo, vacunas. No me estoy refiriendo ahora al caso de la pandemia de la COVID-19, me estoy refiriendo a las vacunas de las enfermedades que todavía no están erradicadas en el mundo, que se llevan por delante muchas vidas de niños menores de 5 años.
Bien es verdad que, hace tres décadas, esta cifra era el doble. Por tanto, vamos en la buena dirección, pero hay que darse cuenta de que esta es la realidad que tenemos en muchas partes del mundo.
– ¿Cómo afecta la pobreza a los niños y niñas?
La pobreza es algo que, lamentablemente, envuelve la vida de los seres humanos y, por supuesto, de los niños.
¿Qué significa la pobreza para los niños? Significa que no pueden ser niños, que no pueden manifestar, como única preocupación, la preocupación de ser niños y hacer lo que hacen los niños, porque tienen otras preocupaciones.
La pobreza se manifiesta en materia de trabajo infantil; en la falta de posibilidades de desarrollo; en la falta de acceso a la educación; en la nutrición; y en el propio movimiento y en la propia sociabilidad de los niños y de los jóvenes que necesitan moverse ampliamente y ser niños para poder desarrollarse.
Esa falta de ambiente que proporciona la pobreza, que va desde la manifestación de enfermedades hasta las carencias en la educación, cuando envuelve toda la vida de los niños provoca fenómenos muy importantes que están detectando las sociedades modernas, por ejemplo, de salud mental.
Así pues, uno de los primeros problemas que tiene planteados la humanidad en este momento es resolver los problemas del hambre, que afectan a muy buena parte del género humano y, por supuesto, al grupo social más vulnerable, que son los niños, las niñas y los jóvenes.
– La lucha contra el cambio climático es otro de los grandes retos a los que se enfrenta UNICEF. ¿Es esta problemática una de las grandes amenazas para la infancia?
El cambio climático es un factor fundamental para la infancia. Produce sequías y hambrunas, exige a las sociedades la incorporación de unos instrumentos que les permitan ir adaptándose al cambio de las temperaturas, produce el aumento del nivel de los océanos…
Todo eso, en aquellos espíritus más jóvenes que están en formación, como es el caso de los niños en edad temprana y de los adolescentes en edad ya madura, les afecta de múltiples maneras: provoca enfermedades, plantea problemas de nutrición, les limita la movilidad… El cambio climático es un elemento vital para garantizar no solo el desarrollo de los jóvenes, sino también su bienestar futuro. Por tanto, es algo a lo que debemos poner una enorme atención.
El primer problema que tiene la infancia es la supervivencia, algo que podemos resolver porque una vacuna cuesta 60 céntimos de euro. Luego hay que resolver los problemas de educación, de bienestar y sanitarios que puedan afectarles. Pero después hay que garantizarles un entorno seguro, algo que con la referencia climática solo es posible adelantándose con medidas de previsión como quieren, por otra parte, los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que tienen en el cambio climático una de sus referencias fundamentales.
– La pandemia de la COVID-19 no solo ha comprometido nuestra salud física, sino que también está afectando a nuestra salud mental y, en especial, a la de los colectivos más vulnerables. ¿Perciben que la salud mental de la infancia se ha visto alterada, en mayor o menor grado, tras la irrupción del coronavirus?
La salud mental se ve afectada por la pandemia sin duda ninguna. Aquí se produce un efecto curioso: la salud mental es un elemento que, desgraciadamente, está muy presente en nuestras sociedades, para los niños y para los mayores, pero es un problema social sobre el que existe una especie de silencio, acordado por toda la sociedad, porque la concebimos como un estigma de las sociedades avanzadas.
Yo creo que la pandemia, y no quiero decir con esto que haya tenido ningún efecto bueno ni positivo, ha puesto en el escenario de las preocupaciones el problema de la salud mental y, especialmente, de la salud mental infantil. El confinamiento, la falta de sociabilización adecuada que provoca el cierre de las escuelas, que los niños no puedan, en un momento determinado, salir a la calle para poder socializar y desarrollar sus juegos genera un impacto extraordinario sobre la salud mental de los niños y los jóvenes.
Desde UNICEF lo hemos medido y existen datos que lo ponen de manifiesto. Hay, en estos momentos, un 13% de jóvenes, hasta 18 años, que se ven afectados por algún tipo de trastorno mental. Un 13% son muchos millones de niños en el mundo.
– ¿Se aborda esta problemática desde UNICEF?
Lo intentamos porque los sistemas públicos, quizá porque no es un elemento que esté presionando nuestras sociedades, atienden muy poco a la salud mental. Hablando en términos globales, que es como tenemos que hablar desde UNICEF, solo un escaso 2% de los presupuestos sanitarios se dedica en el mundo a la salud mental y esto es un presupuesto prácticamente insignificante.
Por tanto, tenemos que ayudar a resolver ese problema. UNICEF trabaja desde esa perspectiva en las sociedades desarrolladas procurando interesar sobre el problema a los ciudadanos y a las ciudadanas, sensibilizar y ofrecer a los poderes públicos las medidas adecuadas de carácter sanitario, pero también de entorno doméstico y social, para que se pueda salir al paso de los problemas de trastornos mentales que pueden plantearse.
En España, hemos colaborado en la parte infantil del desarrollo de la Estrategia de Salud Mental que se está empezando a poner en práctica. Por tanto, ya hay sensibilidad social suficiente como para que, desde el sistema público, se pueda atender ese problema.
Y, en los países de rentas medias y bajas, UNICEF está desarrollando programas sobre el terreno en materia sanitaria y social. En materia sanitaria, procurando fortalecer los sistemas sanitarios de países que son menos favorecidos en lo que se refiere a salud mental y en otros aspectos sanitarios; y, por otra parte, trabajando en la construcción de entornos saludables que permitan a la infancia y a la adolescencia desarrollarse previniendo la posibilidad de que estos problemas puedan afectarles.
– ¿Es primordial garantizar una educación de calidad a todos los niños y niñas para hacer frente a las desigualdades y a la pobreza?
La educación es la principal herramienta que existe para salir de la pobreza. Se ha dicho que la educación es un ascensor social, el único mecanismo que puede garantizar que se rompa la trampa de la pobreza, que significa que las generaciones siguientes son más pobres o siguen siendo tan pobres como las generaciones anteriores. Y lo único que puede romper ese círculo vicioso es, precisamente, la educación, de ahí su importancia en esta materia.
La educación es el corazón de UNICEF. Los objetivos de nuestra organización tienden a la supervivencia de los niños y adolescentes, a garantizar su bienestar y a la protección, pero todo eso está envuelto por el corazón de UNICEF, que es la educación. La educación es un trampolín para el desarrollo personal y social.
– No hay nada perfecto, pero… ¿qué considera que debe tener la infancia para que su desarrollo sea adecuado y, sobre todo, ‘feliz’?
La infancia es, por definición, un grupo desvalido. Como la Convención de Derechos del Niño llega hasta los 18 años, hay mucha diferencia entre los niños más niños, los niños y niñas que ya no lo son tanto y los jóvenes o adolescentes ya que cada franja de población tiene su necesidad especifica.
La base es la posibilidad de encontrarse con un entorno familiar, doméstico y social que les permita formarse y desarrollar todas sus capacidades. Eso exige una atención social adecuada, la posibilidad de contar con una asistencia sanitaria suficiente desde una edad temprana y la posibilidad de acceso a la educación y a las capacidades de empoderamiento, sobre todo para las niñas, que son el grupo más desvalido dentro del grupo más desvalido de la sociedad. Todo esto es necesario como punto de partida y, a partir de aquí, vienen todas las necesidades que ofrece el sistema de bienestar al que nos asomamos los ciudadanos de los países en desarrollo.
Hay, en estos momentos, más conflictos bélicos abiertos que hace 30 años. Nos tenemos que poner a pensar en la influencia que tiene esto, no solo sobre los niños, sino sobre todos los hombres y mujeres, por ejemplo, obligándoles a desplazarse de sus hogares. Por tanto, la infancia necesita condiciones básicas de vida y de desarrollo posterior.
– Personalmente, ¿cree que estamos a tiempo de cumplir los ODS en la fecha prevista, 2030?
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible constituyen un programa de acción muy ambicioso. Hace unos pocos años, las naciones se pusieron de acuerdo para definir unos Objeticos de Desarrollo Sostenible, 17 Objetivos, con dos centenares de metas, y se diseñó una Hoja de Ruta que es la Agenda 2030.
Aquí hay que confiar en la capacidad de resiliencia del género humano y, especialmente, en la de los jóvenes, que es mucha. Hay que confiar en la capacidad de los estados que han adquirido consciencia de la necesidad de establecer un desarrollo sostenible para permitir que las sociedades sean más justas y proporcionen un mayor bienestar. Pero, además de ser optimista, hay que ser realista y decir que, en este momento, vamos por debajo de las previsiones de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y, más todavía, porque no contábamos con el impacto de la pandemia.
Prácticamente todos los ODS tienen que ver con la infancia, porque son objetivos que afectan a la erradicación de la pobreza, al destierro y las hambrunas, a la educación… Por tanto, en todos los Objetivos está presente la referencia de la infancia y en todos tiene que trabajar UNICEF. Por eso, necesitamos una visión muy amplia en la que necesitamos, por supuesto, que nos acompañen las sociedades de los países pobres y ricos.
– ¿Cuáles son los retos y objetivos de UNICEF España para este año 2022?
Yo creo que necesitamos recuperar la senda de conseguir los objetivos de bienestar que nos habíamos planteado.
UNICEF cumple ahora 75 años: 60 en España, 75 UNICEF global. Tras la Segunda Guerra Mundial, UNICEF se planteó el objetivo de la supervivencia de la infancia, erradicar las enfermedades que se llevaban miles de muertos cada día, la educación como corazón de UNICEF, el bienestar en todas sus fórmulas y la erradicación de conductas que todavía están muy presentes en ciertas sociedades y que afectan a niños y a niñas, como es el caso del matrimonio infantil.
En todo este tiempo, en estos 75 años, se ha avanzado mucho en el cumplimiento de estos objetivos. El matrimonio infantil, por ejemplo, se ha reducido en un 15% en las tres últimas décadas. Pero el impacto de la pandemia sobre todos esos procesos que estaban en marcha y que estaban teniendo un cierto éxito sostenido ha sido, está siendo y va a ser enorme. Hay que recuperar esa senda de bienestar para el cumplimiento de unos objetivos que, lamentablemente, después de 75 años, todavía están vigentes.
Necesitamos actuar contra la pobreza infantil, en materia de salud mental y de fortalecimiento del sistema educativo, en temas de bienestar y sobre la sostenibilidad del clima en el que tenemos que movernos. En concreto, tenemos que erradicar determinadas prácticas como las que afectan a las políticas de género o que tienen que ver con el trabajo infantil y que están muy favorecidas por todo lo que trae consigo la pandemia, como el cierre de las escuelas.
“Los que hacen la revolución pacífica imposible, harán inevitable la revolución violenta”.John F. Kennedy.
“La Argentina es un país riquísimo que hasta ahora ha sido saqueado por propios y extraños.”Juan Domingo Perón.
La Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo-CNCT– difundió una carta abierta al presidente Alberto Fernández en la que alerta sobre la «asfixia del cooperativismo de trabajo en Argentina”, que a nuestra vez compartimos con medios periodísticos que la publicaron, tales como “FM La Voz”; “Opinión ciudadana” de Formosa y “El Libertador en Línea” de Misiones, entre otros que replicaron.
En la misiva, la Confederación plantea al primer mandatario argentino con toda crudeza la realidad del cooperativismo de trabajo, pero que sin dudas abarca a todo el espectro laboral y productivo: “…debido a la crisis productiva que atraviesa todo el territorio nacional”.
Describen ese panorama “La salida de la pandemia muestra un panorama desolador en el que los sectores populares se ven arrastrados a la pobreza extrema mientras que desde el gobierno se anuncia algún despegue en el crecimiento de algunos sectores económicos. Esos indicadores no son percibidos por los trabajadores y diariamente se comprueba que el salario y los ingresos no alcanzan para sobrevivir mientras que el desempleo aumenta día a día”.
“Se anuncia voluntad del gobierno de sustituir los planes sociales por lo que llaman políticas genuinas de trabajo, sin embargo solo se divisan discursos y gestos tibios que apuntan a lo fiscal o incentivos que dejan librado ese desarrollo social y creación de empleo a un supuesto crecimiento y derrame en los sectores populares”.
“Esto no se lo cree nadie, lxs compañerxs menos. Es exactamente igual que los postulados del macrismo y de los sectores más liberales que creen que el mercado en última instancia va a permitir salir de la situación”.
Y señalan con firmeza que “El gobierno está esquivando su papel y responsabilidad, hay ejemplos que están a la vista y son conocidos de cuál debe ser el rol del Estado presente en la creación directa de empleo tanto como generador de demanda como regulador de la economía”
El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que conlleva legalizar la ilegal e ilegítima deuda contraída por el gobierno anterior es una actitud clara hacia donde se dirige el gobierno, “El acuerdo con el FMI consolida una estafa” afirma el economista argentino Julio Gambina.
Natalia Zaracho, la primera trabajadora cartonera que asumió como diputada nacional expuso alguna vez y en forma clara que “Es mentira que algún día habrá empleo formal para todas y todos como hubo en otros momentos de la historia argentina. No hace falta ser economista o muy intelectual para darse cuenta de que por el contrario, cada día hay más personas que son excluidas del empleo formal y que la economía popular es la herramienta para organizar ese trabajo”.
Teniendo en cuenta que el capitalismo argentino, subordinado al capital externo, no detiene la marcha de su decadencia, y ello sólo significa agravamiento del sufrimiento del pueblo y deterioro de las condiciones de vida.
A no ser que los decisores políticos produzcan un golpe de timón y enderecen hacia la Comunidad organizada, y teniendo en cuenta que en realidad están convirtiendo el problema humano en un problema que sólo la revolución cooperativa puede resolver.
Puesto que la fundación de la cooperativa en Rochdale-Inglaterra-implicó-entre muchos-un hito histórico a escala mundial, un acto profundamente contestatario al régimen capitalista porque fundó otro sistema socio-económico más humano, por cierto, un remedio social-económico contra las condiciones adversas generadas por el capitalismo, porque inauguraron un modelo distinto de producción que aniquila la plusvalía (germen de la desigualdad social) y del conflicto social.
Miguel Ángel Angueira Miranda (1899-1982) en su libro «Carácter revolucionario del cooperativismo, Buenos Aires: Intercoop, 1965:nos ilustra: “…La propiedad cooperativizada de los medios de producción, la abolición del lucro y del asalariado, la programación progresiva de la libertad, el lento pero seguro desplazamiento de las formas patronales autoritarias o paternalistas del capitalismo benefactor, esto es, la esencia y sustancia de la revolución social misma, están íntegramente contenidos en el andamiaje de la revolución cooperativa”
Y tal como lo expresamos que interpuestos ante una encrucijada de Cooperativismo o barbarie, la lucha política del cooperativismo es una lucha noble y bondadosa porque sus propósitos implican la construcción de un mundo del buen vivir.
El cierre de las escuelas durante la pandemia de la covid-19 ha afectado las destrezas cognitivas y motrices de los niños en edad preescolar, según un estudio difundido este miércoles por la Universidad de la República, en Uruguay.
El análisis, distribuido por la Sociedad para la Investigación del Desarrollo Infantil, muestra los efectos dañinos del brote de la enfermedad en los niños más jóvenes.
«El desempeño temprano en la lectura y las matemáticas son indicadores fuertes de los logros académicos en la escuela primaria y pueden haber sido los más difíciles de compensar en la casa porque requieren una enseñanza experimentada», señaló Alejandro Vásquez, codirector del Centro Interdisciplinario de Cognición para Educación y Aprendizaje.
«Las pérdidas fueron desparejas en las diferentes áreas del desarrollo y los déficit mayores aparecen en las destrezas motrices, el lenguaje y las matemáticas», añadió Vásquez, que lideró el estudio junto con Meliza González.
Los investigadores compararon dos grupos de niños uruguayos de 4 a 6 años de edad. Uno de los grupos con 34.555 niños había asistido a clases preescolares entre 2018 y 2019, antes de la pandemia, y el otro incluyó 30.158 menores que asistieron al preescolar durante 2019 y 2020.
En lugar de sustentarse en los informes de las familias o las plataformas de educación a distancia, los niños fueron evaluados por maestros dos veces en las aulas de 4 años de edad, y una vez al final del curso de 5 años.
Aparte de los impactos cognitivos y motrices, a la edad de 5 años los niños mostraron el efecto en sus actitudes hacia el aprendizaje, señaló el artículo. La necesidad de quedarse en casa condujo a una disminución drástica en la actividad física lo cual, según los autores, podría explicar el desarrollo insuficiente de las destrezas motrices.
Cabe recordar que Uruguay fue de los primeros países en la región en volver a la presencialidad, por lo que estos impactos serían mayores en países que mantuvieron las aulas cerradas más tiempo.
Por su parte González apuntó que «las pérdidas entre los niños de escuelas más privilegiadas fueron menos pronunciadas». Agregó que los niños que ya se desempeñaban con dificultades en las aulas de 4 años «exhibieron las mayores pérdidas en el desarrollo, lo cual ensanchó esa brecha».
«Las conclusiones pueden contribuir directamente a la política pública enfocando las intervenciones en los niños que están en riesgo mayor», añadió la investigadora. «Las destrezas cognitivas durante la transición del preescolar a la escuela primaria son indicadores de los logros académicos más adelante».
La desigualdad es mortal. Contribuye a la muerte de al menos 21 300 personas cada día, o una persona cada cuatro segundos. Se trata de “una estimación muy conservadora” de las muertes causadas por el hambre, la falta de acceso a la sanidad y el deterioro del clima en los países pobres.
Así lo ha denunciado Oxfam Internacional, una de 21 organizaciones asistenciales miembros y afiliadas, que representan un movimiento mundial de activistas que luchan contra la desigualdad para acabar con la pobreza y la injusticia.
Esta confederación, con su sede central en Londres, también cita la desigualdad derivada de la violencia de género a la que se enfrentan las mujeres y que tiene sus raíces en “el patriarcado y los sistemas económicos sexistas”.
La crisis climática alimenta la desigualdad
En su informe titulado «Las desigualdades matan» y publicado en enero, Oxfam Internacional subraya que la crisis climática es uno de los motores más dañinos de la desigualdad.
“La crisis climática nos afecta a todos, pero no nos afecta por igual. El 1 % de las personas más ricas del mundo, unos 63 millones de personas, son responsables de más del doble de la contaminación por carbono que los 3100 millones de personas que componen la mitad más pobre de la humanidad”, asegura.
Sin embargo, el impacto de las sequías, las inundaciones, los incendios forestales y las tormentas golpea primero y peor a las comunidades pobres y marginadas, causando temporadas de cultivo impredecibles, pérdidas de cosechas y fuertes aumentos en los precios de los alimentos.
“Los habitantes de los países de renta baja y media-baja tienen cinco veces más probabilidades que los de los países de renta alta de verse desplazados por catástrofes meteorológicas repentinas”, dice el informe.
Un tiempo destructivo, subida de los mares, incendios sin precedentes y hambrunas históricas. “El cambio climático está ocurriendo ahora. Es uno de los motores más dañinos del empeoramiento del hambre, la migración, la pobreza y la desigualdad en todo el mundo”, indica.
En los últimos años, ya con 1°C incremento mundial de las temperaturas, se han producido ciclones mortales en Asia y América Central, o enormes nubes de langostas en toda África.
También aquí se añade que, en las distintas sociedades, los impactos del cambio climático afectan de forma diferente a las mujeres y a los hombres. Las mujeres y las niñas deben caminar más para recoger agua y combustible y suelen ser las últimas en comer.
Durante y después de los fenómenos meteorológicos extremos, son ellas quienes corren un mayor riesgo de violencia y explotación.
Millones de personas forzadas a huir
En los últimos 10 años, más personas de todo el mundo se han visto obligadas a abandonar sus hogares por catástrofes meteorológicas extremas que por cualquier otro motivo.
El número de catástrofes relacionadas con el clima se ha triplicado en 30 años, y actualmente se registra un fenómeno meteorológico extremo por semana.
Desde el año 2000, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) calcula que 1,23 millones de personas han muerto y 4200 millones se han visto afectadas por sequías, inundaciones e incendios forestales, recuerda el informe.
El año pasado, precisa Oxfam, el mundo registró una cifra récord de 50 000 millones de dólares en daños por desastres meteorológicos extremos agravados por el cambio climático, lo que llevó a casi 16 millones de personas de 15 países a niveles críticos de hambre.
“A pesar de ello, los gobiernos han retrasado las medidas para hacer frente a la crisis climática a fin de centrarse, en cambio, en la pandemia de covid-19”, remarca.
La desigualdad es devastadora
La desigualdad no es un problema abstracto, subraya Oxfam Internacional. “Tiene consecuencias devastadoras en el mundo real. Ha hecho que la pandemia de covid-19 sea más mortal, más prolongada y más dañina. Se ha introducido en nuestros sistemas económicos y está desgarrando nuestras sociedades”, argumenta.
El mayor aumento de milmillonarios de la historia
La pequeña élite mundial de 2755 multimillonarios ha visto crecer su fortuna aún más durante la covid que en el conjunto de los últimos 14 años precedentes, afirma Oxfam en su informe sobre la desigualdad.
“Se trata del mayor incremento anual desde que hay registros. Se está produciendo en todos los continentes”, precisa.
La desigualdad se debe a la subida vertiginosa de las cotizaciones bursátiles, al auge de las entidades no reguladas, al aumento del poder de los monopolios y a la privatización, así como a la erosión de los tipos impositivos individuales de las empresas y de los derechos y salarios de los trabajadores.
“Desde que comenzó la pandemia, se ha creado un nuevo milmillonario cada 26 horas”, asegura.
A continuación, covid
La confederación asistencial internacional prosigue diciendo que la pandemia de covid nos ha enseñado una dura verdad.
“En los últimos dos años, la gente ha muerto al contraer una enfermedad infecciosa porque no se vacunó a tiempo. Han muerto de otras enfermedades porque no pudieron pagar la atención privada. Han muerto de hambre porque no podían permitirse comprar comida”, aduce.
… “Y mientras ellos morían, las personas más ricas del mundo se enriquecían más que nunca y algunas de las mayores empresas obtenían beneficios sin precedentes”, añade.
Oxfam considera que “la desigualdad afecta de forma desproporcionada a la gran mayoría de las personas que viven en la pobreza, a las mujeres y a las niñas, y a los grupos racializados y marginados. Ahora está prolongando el curso de la pandemia de covid-19, que ha provocado un fuerte aumento de la pobreza en todo el mundo”.
Apartheid de vacunas
Según el informe, más de 80 % de las vacunas han ido a parar a los países del Grupo de los 20 (G20) de potencias industriales y emergentes, mientras que menos de 1 % han llegado a los países de bajos ingresos.
Este «apartheid de las vacunas» se está cobrando vidas y está aumentando las desigualdades en todo el mundo. En algunos países, las personas más pobres tienen casi cuatro veces más probabilidades de morir de covid-19 que las más ricas, según el informe.
Daños climáticos para todos
“La desigualdad es mortal para el futuro de nuestro mundo. La extrema concentración de dinero, poder e influencia de unos pocos en la cima tiene efectos perniciosos sobre el resto de nosotros. Todos sufrimos el calentamiento del planeta cuando los países ricos no abordan los efectos de su responsabilidad en 92 % del exceso de emisiones históricas”, cita el documento.
“Todos salimos perdiendo cuando el 1 % más rico del mundo consume el doble de emisiones de carbono que el 50 % más pobre, o cuando unas pocas empresas poderosas pueden monopolizar la producción de vacunas y tratamientos que salvan vidas en una pandemia mundial”, continúa.
El 80 % de los más pobres, en zonas rurales
Otro informe, este del Banco Mundial, revela que cuatro de cada cinco personas que se encuentran por debajo del umbral internacional de pobreza siguen viviendo en zonas rurales, y la mitad de los pobres son niños. Las mujeres también representan la mayoría de los pobres en la mayoría de las regiones y en algunos grupos de edad.
De las personas en situación de pobreza en el mundo con 15 años o más, cerca de 70 % no están escolarizados o solo tienen una educación básica.
Y más de 40 % de las personas en pobreza del mundo viven en economías afectadas por conflictos y violencia y, en algunas economías, la mayoría de los pobres se concentran en zonas subnacionales específicas. Alrededor de 132 millones de pobres en el mundo viven en zonas con alto riesgo de inundación.
Además, según el Banco Mundial, muchos de los pobres están expuestos a múltiples riesgos. En varios países, una gran parte de los pobres vive en zonas afectadas por conflictos y muy expuestas a las inundaciones.
Ante la pandemia de covid, añade el organismo multilateral, es probable que muchos de los nuevos pobres vivan en entornos urbanos congestionados y trabajen en los sectores más afectados por los cierres y las restricciones a la movilidad; muchos se dedican a servicios informales y no están al alcance de las redes de seguridad social existentes.
El informe del Banco Mundial concluye que los conflictos, el cambio climático y la COVID-19 están teniendo un claro impacto en los pobres del mundo, y en muchos casos tienen una incidencia conjunta en los que viven en la pobreza.
Fuentes: IPS [Imagen: Mujeres de diferentes edades hurgan en un montón de basura en busca de material reciclable en Nueva Delhi, la capital de India. Foto Dharmendra Yadav / IPS]
Antes de la pandemia y, por coincidencia temporal, antes del período de la actual titular de Educación la excusa más usual para la falta de remozamiento de planteles educativos era que por el ciclo de actividades escolares se hacía difícil efectuar trabajos si no se trasladaban las clases a otra parte. Era una excusa repetitiva, que evidenciaba falta de planificación, pero tenía cierta lógica. Con la suspensión de clases desde el 13 de marzo del 2020, se tuvo cuando menos un año y medio para emprender un vasto programa de recuperación, equipamiento y modernización.
Por canales oficiales se promocionó el remozamiento de algunos centros y unas cuantas donaciones de equipo para clases virtuales. A pesar de contar con un presupuesto que rozó los Q18 mil millones con todo y ampliaciones en el 2021, la cartera educativa fue incapaz de asignar más fondos a este rubro. Peor aún, de los Q89.6 millones destinados para mejoras físicas de las instalaciones se ejecutó menos del 10%, pese a que abundan las escuelas en ruinas por todo el país en donde el actual gobernante hizo campaña.
Para mayor agravante de este incumplimiento, en los meses finales del 2021 se avizoraba el posible retorno a clases. Con un poco de voluntad y visión estratégica, bien se pudo acelerar la ejecución de obras dirigidas a lo más valioso que tiene el país: la niñez y juventud, para proveerles un ambiente digno, didácticamente adecuado para el cultivo de sus intelectos. La pausa de la pandemia pudo ser esa ventana de oportunidad para apostar por la transformación de tantos edificios escolares e incluso impulsar la demolición de estructuras inadecuadas, para crear verdaderos centros locales de desarrollo humano. Se desperdició el tiempo.
Eso sí, la ministra Claudia Ruiz y su equipo se ocuparon oficiosamente de sentarse a pactar con el dañino dirigente Joviel Acevedo, a escondidas de la ciudadanía, un incremento salarial, sin requisitos de evaluación ni mayor exigencia de mejora en la calidad educativa. Otro síntoma deplorable de este clientelismo surgió a principios de este 2022, cuando la Universidad de San Carlos anunció la suspensión del programa de formación de docentes, al señalar que el Mineduc no ha contratado ni un solo egresado, pese a que se trata de un factor fundamental para una mejora a mediano y largo plazo. Solo contratan a los apadrinados por el grupo de Acevedo y, por si fuera poco, hay supervisores departamentales que solo se limitan a dar una indicación a los directores: que sigan las instrucciones del sindicato magisterial, que hasta hoy no ha dado una sola muestra de que le importe el futuro de la Nación.
En un gobierno ordenado y bajo un liderazgo claro, la repartición de refacciones escolares no debió ser hecha por el Mineduc, sino por la cartera de Desarrollo, pero esta tiene también sus propios lastres, omisiones y conflictos de interés. Quizá tenía que asumirlo la ministra, pero junto con ello debía asegurarse de que los maestros efectuaran su labor en todo el país, que las guías entregadas cumplieran con la meta de dar continuidad al aprendizaje.
¿Cómo iba a hacerlo si tácitamente cedió el sistema educativo a un dirigente venal con el cual firmó un incremento salarial sin condiciones? ¿Cómo iba a exigir calidad si la misma no figura dentro de tan lesivo pacto? ¿A quién va a culpar de no haber respondido a la altura de los tiempos? No bastaría ni siquiera ir vestida de negro a pedirle perdón, uno por uno, a tantos niños que perdieron dos años irrecuperables, sobre todo en zonas donde hace tanta falta la educación competitiva.
Gobernadores y legisladores mayoritariamente republicanos, de más de una docena de estados, están luchando por darle a los padres más control respecto a lo que sus hijos aprenden en las escuelas públicas, apostando por los llamados “proyectos de ley de derechos de los padres” como un ganador político. Pero a los educadores les preocupa que facultar a los padres para vetar libros y lecciones de historia empujaría a muchos profesores, ya estresados, a abandonar la profesión.
Durante la pandemia, muchos padres se han erizado ante las decisiones de los administradores escolares en lo referente al aprendizaje en persona, las mascarillas y las cuarentenas. El recién elegido gobernador republicano de Virginia, Glenn Youngkin, había hecho de la participación de los padres en la educación un pilar central de su exitosa campaña, emitiendo un anuncio en el que un padre se mostraba molesto por la tarea de su hijo de secundaria de leer “Beloved”, de Toni Morrison, en una clase de inglés de nivel universitario. La victoria de Youngkin motivó a los grupos de defensa de los derechos de los padres y a los políticos republicanos de todo el país, contribuyendo a allanar el camino para los proyectos de ley de derechos de los padres.
Según el proyecto de ley de Georgia, los padres podrían acceder a los expedientes escolares de sus hijos y revisar “todo el material didáctico” usado en las aulas de sus hijos, y los funcionarios escolares tendrían tres días para presentar los documentos, con algunas excepciones.
La versión de Iowa permitiría a los padres disponer de información acerca de los profesores de sus hijos, acceder a todos los expedientes escolares relacionados con ellos y tener derecho a revisar “los libros de texto, los artículos, los esquemas, los folletos, las presentaciones, los videos y cualquier otro material similar” usado en el aula. El mes pasado, el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, prometió impulsar la modificación de la constitución de su estado para ampliar la participación de los padres.
Un proyecto de ley de Utah permitiría a los padres negarse a estar de acuerdo con que sus hijos participen en lecciones escolares que consideren objetables, así como demandar a las escuelas o a los funcionarios de educación ante cualquier infracción percibida de sus derechos como padres. Un proyecto de ley en Florida permitiría a los padres demandar por supuestas violaciones de una carta de derechos de los padres que se promulgó el año pasado. Y un proyecto de ley de Missouri permitiría al fiscal general del estado demandar a las escuelas.
“El papel del gobierno estatal y local es apoyar y ayudar, en lugar de interferir o entrar en conflicto con la autoridad primaria de los padres para la educación de sus hijos”, afirma la legislación de Utah.
El proyecto de ley de Indiana relaciona explícitamente los derechos de los padres con la continua controversia de la forma en la que las escuelas discuten la raza y el racismo. Exige la creación de comités de revisión de los planes de estudio que estén dirigidos por los padres, e igualmente la publicación en internet de todos los materiales didácticos. También prohibiría la enseñanza de ocho conceptos diferentes relacionados con la raza y la religión, incluida la idea de que “un individuo, en virtud de su sexo, raza, etnia, religión, color, origen nacional o afiliación política, es inherentemente racista, sexista u opresivo, ya sea consciente o inconscientemente”.
Algunos críticos de los proyectos de ley de derechos de los padres los tachan de postura política, ya que muchos de los mismos derechos ya están recogidos en la legislación estatal. La Ley Federal de Derechos Educativos y de Privacidad de la Familia también incluye algunos derechos de los padres, como la posibilidad de acceder a los expedientes educativos y a algunos datos personales, así como de modificar los expedientes.
No es raro que los distritos escolares locales reciban objeciones por parte de los padres en lo que respecta a los materiales de clase, los recursos complementarios o ciertos libros de la biblioteca, y existe un “proceso exhaustivo” para registrar esas preocupaciones, dijo Terry Spradlin, director ejecutivo de la Asociación de Consejos Escolares de Indiana. Los padres también pueden relacionarse con las escuelas a través de las organizaciones de padres y maestros y los grupos de mejora escolar, o a través de eventos y actividades extracurriculares, dijo.
Spradlin señaló que el proyecto de ley de Indiana, además de crear un comité, permitiría al Departamento de Educación del estado revocar o suspender las licencias de los educadores o administradores escolares que enseñen los conceptos prohibidos o se nieguen a permitir que los padres vean el material o el plan de estudios.
“Hay más grandilocuencia política que un valor o impacto legítimo sobre lo que debe enseñarse”, dijo Spradlin. “Creo que [el proyecto de ley] podría tener un efecto profundo, expulsando a más educadores de las aulas y obstaculizando realmente su habilidad y capacidad para enseñar el plan de estudios de forma eficaz”.
Neal McCluskey, director del Centro para la Libertad Educativa de Cato Institute, un centro de estudios libertario, dijo que los legisladores del Partido Republicano le están señalando a “los padres más insatisfechos” que sus preocupaciones están siendo escuchadas—especialmente cuando se trata de cómo las escuelas discuten la raza y la identidad de género. Señaló que tan pronto como Youngkin se convirtió en gobernador, emitió una orden ejecutiva que prohibía a las escuelas la enseñanza de “conceptos inherentemente divisivos”, como la teoría crítica de la raza, marco académico que se ha convertido en un término para los críticos que no quieren que las escuelas se centren en la raza y el racismo al enseñarle a los estudiantes acerca de la historia de Estados Unidos.
“Eso es darle a un grupo particular de padres lo que quieren; empoderar a los padres”, dijo McCluskey.
Susan MacManus, analista política y distinguida profesora emérita de la Universidad del Sur de Florida (USF), dijo que los partidarios de estos proyectos de ley están reaccionando a lo que perciben como un constante “bombardeo de su ideología particular”, ya sea religiosa o política, en los medios de comunicación convencionales.
Incluso antes de la pandemia, dijo MacManus, muchos padres sentían que estaban perdiendo el control sobre la educación de sus hijos, debido a los sofisticados planes de estudio, los diferentes métodos de enseñanza y sus propias agendas ocupadas. Las frustraciones surgidas ante el cierre de escuelas, las normas de uso de mascarilla y las cuarentenas no han hecho más que exacerbar esos sentimientos. Incluso la incapacidad de un padre de ayudar a su hijo con un problema de matemáticas puede alimentar este descontento, dijo.
“Mucho de esto proviene del tiempo que los padres sienten que tienen con sus hijos, e incluso de los medios de comunicación que tienen con ellos”, dijo MacManus. “¿Cuántos padres saben siquiera qué es TikTok? Siento que no saben realmente cómo comunicarse con sus hijos”.
Marshawn Wolley, padre de un alumno de cuarto grado en una escuela pública de Indiana, dijo que los legisladores que están impulsando el proyecto de ley de allí ignoran las preocupaciones de los padres negros, quienes están principalmente preocupados por la brecha de rendimiento racial y los problemas de disciplina escolar.
“Tienes padres en los suburbios que expresan una preocupación sobre un tema falso, y ahora ambas cámaras de la legislatura se activan y se mueven”, dijo Wolley, un consultor con sede en Indianápolis, que ayuda a las empresas a lidiar con cuestiones de diversidad. “El proyecto de ley que avanza es desproporcionadamente perjudicial para los estudiantes de color”.
Añadió que está muy preocupado por cómo se le enseñará a su hijo la historia afroamericana.
“¿Cómo se puede enseñar Jim Crow y no causar malestar por lo que algunas personas le hicieron a otras personas? Y ¿por qué querríamos ocultar eso?” preguntó Wolley. “¿Por qué querríamos ser imparciales cuando se trata de la esclavitud? ¿Por qué querríamos ser imparciales con respecto a Jim Crow?”.
“Es un intento de blanquear la historia y hacerla neutra, cuando en realidad la incomodidad está en aprender sobre los desafíos y cómo hemos superado las situaciones, para no repetir algunas de estas cosas”.
Glenda Scherer, una madre que impulsa un proyecto de ley de revisión por parte de los padres en Oregón, dijo que le preocupa menos lo que las escuelas enseñan en comparación a si están enseñando lo que corresponde para cada grupo de edad. Scherer, quien fue profesora de inglés durante una década, dijo que se le debería de permitir a los padres opinar en las reuniones escolares, seleccionar el plan de estudios y, a pesar de la pandemia, visitar las escuelas en cualquier momento.
“Me parece una locura que ahora mismo no puedo entrar en la escuela de mi hijo para nada. Algo de esto se basa en lo que ocurrió durante la pandemia, pero creo que es importante tener una visión general de que los padres son los que mejor conocen a esos niños”, dijo Scherer. “En lugar de dejar fuera a los padres, las escuelas deben recibirnos”.
Pero Christianne Beebe, una maestra de escuela primaria en Brownsburg, Indiana, dijo que muchos de los padres que ha visto plantear preocupaciones en las redes sociales ni siquiera tienen estudiantes en las escuelas públicas. Con demasiada frecuencia, dijo, los legisladores descartan automáticamente la experiencia de los educadores acerca de qué y cómo enseñar.
“Tenemos que seguir considerando lo más importante que ocurre en un aula, y las personas que deberían tomar estas decisiones son nuestros profesores”, dijo Beebe. “Ellos entienden la pedagogía. Entienden su contenido”.
En los últimos dos años, la profesión docente se ha vuelto más estresante, en parte debido a la escasez de profesores y al aumento de la carga de trabajo. Y algunos educadores citan el vaivén político de las políticas educativas como uno de los factores que contribuyen a ello.
Una encuesta reciente de la Asociación Nacional de Educación, que representa a los profesores, reveló que el 55 por ciento de los educadores está pensando en dejar la profesión antes de lo previsto, con un mayor porcentaje de profesores negros e hispanos, con un 62
y el 59 por ciento, respectivamente, planeando su renuncia. Muchos temen que los ataques a una plantilla frágil se traduzcan en una escasez aún mayor.
Pero McCluskey, de Cato Institute, predice que el alivio de la pandemia “bajará la temperatura”, aunque los debates continúen.
“Creo que se verá un descenso en el número de profesores que abandonan la profesión o que dicen que van a abandonarla”, dijo McCluskey. “No preveo un final inmediato de estos debates más bien filosóficos y políticos que tenemos, los cuales se encapsulan en el debate sobre la llamada teoría crítica de la raza y los estudiantes transgénero”.
Alex Patton, consultor y encuestador republicano con sede en Gainesville, Florida, dijo que “muchos de estos proyectos de ley son parte de la guerra cultural”. Los debates actuales, dijo, suelen estar motivados por “cómo definimos lo que no somos”.
“[Los padres dicen]: ‘Me defino como alguien que es un buen padre y no parte de esa maquinaria educativa de élite’, y ese mensaje se vende muy bien”, dijo.
Algunos legisladores republicanos preferirían debatir otros temas, pero entienden el clima político actual, dijo Patton, por lo que no se opondrán públicamente. Hasta que los votantes no exijan más a los políticos, estos seguirán eligiendo “el camino fácil”, añadió.
“Las discusiones políticas legítimas se están ahogando por la política y se están ahogando por los gritos”, dijo Patton. “Ambas partes están tratando de ganar la pelea de gritos, y, en esta etapa, los republicanos simplemente son mejores en eso”.
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