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Entrevista a Noam Chomsky sobre la pandemia: «La escasez de ventiladores revela la crueldad del capitalismo neoliberal»

El renombrado filósofo y disidente Noam Chomsky en su oficina del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en septiembre de 2016 (MARTIN BIALECKI / PICTURE ALLIANCE VIA GETTY IMAGES)

Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo

El Covid-19 ha tomado el mundo por asalto. Hay cientos de miles de personas infectadas (posiblemente muchas más que los casos confirmados), la lista de muertes crece exponencialmente y las economías capitalistas se han estancado, lo que hace prácticamente inevitable una recesión global.

La pandemia había sido anticipada mucho antes de su aparición, pero las acciones tendentes a prepararse para esa crisis se restringieron a causa de los crueles imperativos de un orden económico en el que “la prevención de una catástrofe futura no produce beneficios”, señala Noam Chomsky en esta entrevista exclusiva para Truthout. Chomsky es profesor emérito de lingüística en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y profesor laureado en la Universidad de Arizona, autor de más de 120 libros y de miles de artículos y ensayos. En esta entrevista argumenta que el propio capitalismo neoliberal es responsable de la respuesta inadecuada de Estados Unidos ante la pandemia.

C.J. Polychroniou: Noam, la epidemia de la nueva enfermedad del coronavirus se ha propagado a la mayor parte del planeta, y Estados Unidos tiene ya más casos que cualquier otro país, incluyendo China, donde se originó el virus. ¿Cree que es una evolución sorprendente?

Noam Chomsky: La escala de la plaga es sorprendente, impactante diría yo, pero no su aparición. Ni el hecho de que Estados Unidos esté teniendo la peor respuesta ante la crisis.

Los científicos llevan años avisando de la aparición de una pandemia, insistiendo en ello desde la epidemia de SARS de 2003, causada también por un coronavirus, para la cual se desarrollaron vacunas que no pasaron de la fase preclínica. Ese era el momento de empezar a poner en práctica sistemas de respuesta rápida que nos prepararan para otra epidemia y guardar la capacidad de reserva que pudiera necesitarse. También se podrían haber puesto en marcha iniciativas para desarrollar defensas y modos de tratamiento para una probable reaparición de un virus relacionado.

Pero los avances de la ciencia no son suficientes. Tiene que haber alguien que tome decisiones. Y esa opción se ve obstaculizada por la patología del orden socioeconómico contemporáneo. Las señales del mercado eran evidentes: la prevención de una catástrofe no produce beneficios. El gobierno podría haber intervenido, pero lo impide la doctrina imperante: “el gobierno es el problema”, nos dijo Reagan con su sonrisa radiante, lo que significaba que es preciso delegar la toma de decisiones, aún más, al mundo empresarial, comprometido con la obtención de beneficios y libre de la influencia de quienes deberían preocuparse por el bien común. Los años siguientes inyectaron una dosis de brutalidad neoliberal al orden capitalista sin restricciones y a la retorcida forma de mercado que desarrolla.

La gravedad de la patología se pone en evidencia a través de uno de sus fallos más dramáticos (y letales): la falta de respiradores, que constituye uno de los principales cuellos de botella a la hora de enfrentarse a la pandemia. El Departamento de Salud y Servicios Sociales anticipó el problema y contrató a una pequeña empresa para que fabricara respiradores baratos, fáciles de usar. Pero intervino la lógica capitalista. La empresa fue adquirida por una gran corporación, Covidien, que marginó el proyecto y “en 2014, sin haber entregado ningún respirador al gobierno, la dirección de Covidien comunicó a funcionarios del instituto [federal] de investigación biomédica su deseo de rescindir el contrato, según tres antiguos funcionarios federales. Los directivos se quejaron de que el contrato no era lo bastante beneficioso para la compañía”.

Es una verdad que no admite duda.

Pero entonces intervino la lógica neoliberal, que dictó que el gobierno no podía intervenir para salvar el enorme fallo del mercado que ahora está creando el caos. Tal y como argumentó muy diplomáticamente el New York Times, “la paralización de la iniciativa que pretendía crear un nuevo tipo de respirador barato y de fácil uso pone de manifiesto los peligros de subcontratar a empresas privadas proyectos con grandes implicaciones de salud pública; su foco en la obtención del máximo beneficio no siempre está en consonancia con el objetivo del gobierno: estar preparado para una futura crisis”.

Dejando a un lado la reverencia ritual al bondadoso gobierno y a sus loables objetivos, el comentario no deja de tener razón. Podríamos añadir que el foco en el máximo beneficio tampoco está “siempre en consonancia” con la esperanza de “supervivencia de la humanidad”, tomando prestada la frase de un informe eliminado del JPMorgan Chase, el mayor banco de Estados Unidos, en el que se advertía de que “la supervivencia de la humanidad” estaba en peligro de seguir el rumbo actual, al que contribuía las inversiones del propio banco en combustibles fósiles. Así que Chevron canceló un proyecto de energía sostenible rentable porque obtenía más beneficios destruyendo la vida en la Tierra. ExxonMobil ni se planteó una inversión de ese tipo porque antes habría realizado cálculos de rentabilidad más precisos.

Y era totalmente lógico, según la doctrina neoliberal. Como nos explicaron en su día Milton Friedman y otras luminarias neoliberales, la tarea de los directivos de las grandes empresas es maximizar los beneficios. Cualquier desviación de esta obligación moral destruiría los cimientos de la “vida civilizada”.

En todo caso, nos recuperaremos de la crisis del Covid-19, pagando un precio importante y posiblemente terrible, especialmente para la población más pobre y vulnerable. Pero no nos recuperaremos del deshielo de la banquisa polar y de otras consecuencias devastadoras del calentamiento global. También en este caso la catástrofe será producto de un fallo del mercado, en este caso de proporciones verdaderamente demoledoras.

La Administración actual había sido ampliamente informada de la probabilidad de una pandemia. De hecho, el pasado octubre tuvo lugar un ejercicio de simulacro a alto nivel. Durante todos sus años como presidente, Trump ha reaccionado de la manera a la que nos tiene acostumbrados: retirando la financiación y desmantelando cualquier parte relevante del gobierno e implementando regularmente las instrucciones de sus amos corporativos para eliminar las regulaciones que dificultan los beneficios y salvan vidas –y dirigiendo la carrera hacia el abismo de la catástrofe medioambiental, con diferencia su mayor crimen; de hecho el mayor crimen de la historia si consideramos las consecuencias.

A principios de enero ya había poca duda de lo que estaba ocurriendo. El 31 de diciembre China informó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de la propagación de síntomas similares a los de la neumonía de causas desconocidas. El 7 de enero, China informó a la OMS de que los científicos habían identificado el origen de la enfermedad como un coronavirus y habían conseguido secuenciar el genoma, que pusieron a disposición del mundo científico. A lo largo de enero y febrero, la inteligencia estadounidense intentó captar la atención de Trump de todas las formas posibles sin conseguirlo. Los funcionarios informaron a la prensa de que “no conseguían convencerle de que hiciera nada a ese respecto aunque las luces de alarma estaban encendidas”.

Pero Trump no permaneció callado. Emitió una serie de declaraciones confiadas informando al público de que el coronavirus no era más serio que una tos; que tenía todo bajo control; que estaba manejando la crisis a la perfección; que era muy grave pero que él ya sabía que era una pandemia antes que nadie; y así sucesivamente, con todo el repertorio de lamentables afirmaciones. La técnica está bien diseñada, como la práctica de ir soltando mentiras tan deprisa que el propio concepto de verdad desaparece. Pase lo que pase, Trump está seguro de que sus leales seguidores le defenderán. Cuando disparas flechas al azar, alguna tiene que dar en el blanco.

Para rematar este impresionante record, el 10 de febrero, con el virus recorriendo el país de punta a punta, la Casa Blanca publicó su propuesta de presupuesto anual, que amplia aún más los fuertes recortes en todas las principales partidas sanitarias responsabilidad del gobierno (de hecho, en prácticamente cualquier cosa que pueda ayudar a la gente) al tiempo que incrementa la financiación de lo que realmente importa: el ejército y el muro [con México].

Una consecuencia de esto es el escandaloso retraso de las pruebas y lo limitado de estas, muy por debajo de otros países, lo que imposibilita el uso de estrategias de seguimiento de los contagios que han evitado que la epidemia se descontrole en las sociedades funcionales. Incluso los mejores hospitales carecen de suficiente equipamiento básico. Estados Unidos es en estos momentos el epicentro de la crisis.

Este ejemplo es apenas una pequeña muestra de la malevolencia trumpiana, pero lamentablemente ahora no tenemos más espacio para profundizar.

Aunque resulta tentador echar la culpa a Trump de la desastrosa respuesta ante la crisis, si queremos prevenir futuras catástrofes, es preciso que miremos más allá de su figura. Trump asumió el poder en una sociedad enferma, afligida por 40 años de neoliberalismo profundamente enraizado.

La versión neoliberal del capitalismo lleva en vigor desde los tiempos de Reagan y Margaret Thatcher. No debería hacer falta detallar sus funestas consecuencias. La generosidad de Reagan con los superricos tiene una relevancia absoluta en la crisis actual, cuando se prepara un nuevo rescate. Reagan se apresuró a levantar la prohibición de los paraísos fiscales y otros mecanismos destinados a trasladar la carga fiscal al público, además de autorizar la recompra de acciones –un mecanismo para inflar el valor de las acciones y enriquecer a la dirección de las empresas y a los muy ricos (que poseen la mayor parte de las acciones) al tiempo que se debilita la capacidad productiva de la compañía.

Estos cambios en la regulación tienen enormes consecuencias, del orden de decenas de billones de dólares. Por lo general, las reglas se han diseñado para beneficiar a una pequeña minoría mientras el resto tiene que luchar por mantenerse a flote. De esa manera hemos llegado a tener una sociedad en la que el 0,1 por ciento de la población posee el 20 por ciento de la riqueza y la mitad de abajo tiene un patrimonio neto negativo y vive a base de endeudarse un mes tras otro. Mientras los beneficios crecían y los salarios de los grandes directivos se disparaban, los salarios reales se han estancado. Como muestran los economistas Emmanuel Saez y Gabriel Zucman en su libro The Triumph of Injustice, los impuestos son básicamente planos en todos los grupos de renta, excepto en el más elevado, donde descienden.

El sistema sanitario privado (y con ánimo de lucro) estadounidense es desde hace tiempo un caso de escándalo a escala internacional, pues tiene un coste que duplica al de otras sociedades desarrolladas y uno de los peores resultados. La doctrina neoliberal le asestó otro golpe al introducir en él medidas empresariales de eficiencia: servicio bajo demanda y falta de reservas para contingencias. A la menor alteración, el sistema se viene abajo. Lo mismo ocurre con el frágil orden económico forjado sobre los principios neoliberales.

Este es el mundo heredado por Trump, el objetivo de su ariete. Aquellos interesados en reconstruir una sociedad viable a partir de las ruinas que queden tras la crisis actual harían bien en prestar atención al aviso de Vijay Prashad: “No volveremos a la normalidad, porque la normalidad era el problema”.

Sin embargo, incluso ahora, con el país en mitad de una emergencia de salud pública distinta de cualquier cosa que hayamos visto en mucho tiempo, al público estadounidense se le sigue diciendo que la sanidad universal no es una propuesta realista. ¿Es el neoliberalismo el único responsable de este punto de vista típicamente estadounidense sobre la salud?

Es una historia compleja. Para empezar, durante mucho tiempo las encuestas mostraban actitudes favorables hacia la sanidad universal, a veces incluso un fuerte apoyo. En los últimos años de la era Reagan, en torno al 70 por ciento de la población pensaba que la Constitución debería garantizar los cuidados sanitarios y el 40 por ciento pensaba que de hecho ya era así –asumiendo que la Constitución era la depositaria de todo lo que es evidentemente correcto. Las encuestas mostraban un gran apoyo al derecho a la sanidad universal, hasta que comenzó la ofensiva de propaganda de las compañías, advirtiendo de la enorme carga fiscal que eso supondría, algo parecido a lo que hemos visto recientemente. Entonces el apoyo popular desapareció.

Como suele ocurrir, la propaganda tiene un elemento de verdad. Los impuestos subirán, pero los gastos totales descenderán bruscamente, como muestran los datos de países comparables. ¿Cuánto? Hay algunas estimaciones interesantes. Una de las principales revistas médicas del mundo, The Lancet de Reino Unido, publicó recientemente un estudio que estimaba que la implantación de la sanidad universal en Estados Unidos “probablemente supondría un ahorro del 13 por ciento en el gasto sanitario nacional, equivalente a más de 450.000 millones de dólares anuales (según el valor del dólar en 2017)”. El estudio continuaba afirmando:

“Todo el sistema podría financiarse con un menor desembolso que el que contraen las empresas y las familias que pagan las pólizas sanitarias junto con las partidas asignadas por el gobierno. Este cambio a una sanidad de un solo pagador beneficiaría especialmente a los hogares de menores ingresos. Además, estimamos que el acceso a los cuidados sanitarios para toda la población estadounidense salvaría más de 68.000 vidas y 1,73 millones de años de vida cada año, en relación con la situación actual”.

Pero los impuestos tendrían que subir. Y parece que muchos estadounidenses prefieren gastar más dinero siempre que no sea en impuestos (aunque por otro lado eso suponga la pérdida de decenas de miles de vidas cada año). Este es un indicador sintomático del estado de la democracia estadounidense, según la percibe la gente; y, desde otra perspectiva, de la fuerza del sistema doctrinario diseñado por el poder empresarial y sus lacayos intelectuales. El ataque neoliberal ha intensificado este elemento patológico de la cultura nacional, pero las raíces son mucho más profundas y se pueden observar en muchos ejemplos. Se trata de un tema que merece la pena investigar más.

Algunos países europeos están gestionando la propagación del coronavirus mejor que otros, pero parece que los que han tenido más éxito en esta tarea se sitúan fuera del universo occidental (neo)liberal. Hablamos de Singapur, Corea del Sur, Rusia y la misma China. ¿Cree que este dato nos aporta información sobre los regímenes capitalistas occidentales?

Ha habido diferentes reacciones frente a la propagación del virus. China parece haberla controlado, al menos por ahora. Al igual que los países de su periferia, incluyendo a democracias no menos dinámicas que las occidentales, que tomaron muy en serio los primeros avisos. La mayor parte de Europa retrasó la toma de decisiones, pero algunos países actuaron con presteza. Alemania parece mantener el record global en cuanto a baja mortalidad, gracias a la reserva de instalaciones sanitarias y capacidad de diagnóstico y a la respuesta inmediata. Lo mismo parece ocurrir con Noruega. La reacción de Boris Johnson en Reino Unido fue vergonzosa. Pero los Estados Unidos de Trump van a la cola.

Sin embargo, la diligencia con que actuó Alemania con su población no se extendió más allá de sus fronteras. La Unión Europea ha demostrado estar cualquier cosa menos unida. No obstante, las sociedades europeas enfermas podrían pedir ayuda al otro lado del Atlántico. La superpotencia cubana está lista para ayudar una vez más con médicos y equipo. Mientras tanto, su vecino yanqui se ha dedicado a retirar la asistencia sanitaria a Yemen, donde ha contribuido a crear la mayor crisis humanitaria del mundo, y utiliza la oportunidad que le presenta la devastadora emergencia sanitaria para endurecer sus crueles sanciones y asegurar el máximo sufrimiento de sus supuestos enemigos. Cuba es su víctima más prolongada, desde los tiempos de las guerras terroristas y el estrangulamiento económico de Kennedy, aunque milagrosamente ha conseguido sobrevivir.

A propósito, debería ser extremadamente perturbador para los estadounidenses comparar el circo montado por Washington con los informes serenos, comedidos y objetivos de Angela Merkel sobre cómo manejar la epidemia.

Las distintas maneras de responder a la crisis no parecen depender de si el país es una democracia o una autocracia, sino de si su sociedad es funcional o disfuncional –lo que en la retórica de Trump se resume como “países de mierda”, como el que él mismo se esfuerza en crear bajo su mandato.

¿Qué piensa del plan de rescate económico del coronavirus, valorado en 2 billones de dólares? ¿Es suficiente para prevenir otra posible gran recesión y ayudar a los grupos más vulnerables de la sociedad estadounidense?

El plan de rescate es mejor que nada. Ofrece un alivio limitado a algunos de los que lo necesitan desesperadamente y contiene fondos suficientes para ayudar a los verdaderamente vulnerables: las lastimosas corporaciones que acuden en tropel a papá Estado, con el sombrero en la mano, ocultando sus copias de Ayn Rand* y suplicando una vez más que el sector público las rescate tras haber pasado sus años gloriosos amasando inmensos beneficios y ampliando estos con una orgía de recompra de acciones. Pero no hay de qué preocuparse. La caja negra será supervisada por Trump y su Secretario del Tesoro, en quienes se puede confiar que serán justos e imparciales. Y si deciden ignorar las demandas del nuevo inspector general y del Congreso, ¿quién va a evitarlo? ¿El Departamento de Justicia de Barr? ¿Un impeachment?

Deberían haberse diseñado mecanismos para que la ayuda llegue a quienes la necesitan, a los hogares, más allá de la miseria que parece habérseles asignado. Eso incluye a las personas trabajadoras que tenían verdaderos empleos y al enorme precariado que malvivía con empleos temporales e irregulares, pero también a otros: a quienes ya habían tirado la toalla, los cientos de miles de víctimas de “muerte por desesperación”** –una auténtica tragedia americana–, los sin techo, los presos, todos los que habitan viviendas tan inadecuadas que no es posible el aislamiento y el almacenamiento de comida, y muchos otros que no son difíciles de identificar.

Los economistas políticos Thomas Ferguson y Rob Johnson lo han explicado llanamente: Mientras la sanidad universal que es común en otros lugares se considere algo inalcanzable en Estados Unidos, “no hay ninguna razón por la que se deba aceptar un seguro único financiado por las empresas” Estos autores hacen un compendio de maneras sencillas de superar esta forma de robo corporativo.

Como mínimo, la práctica habitual de rescatar con dinero público al sector empresarial debería exigir como contrapartida la estricta prohibición de recompra de acciones, una participación importante de los trabajadores en la gestión de la empresa y el final de las escandalosas medidas proteccionistas de los mal llamados “acuerdos de libre comercio”, que garantizan enormes beneficios para las grandes farmacéuticas mientras aumentan el precio de los medicamentos mucho más de lo que sería razonable. Como mínimo.

Esta entrevista ha sido editada para facilitar su lectura.

N. de T.: *Filósofa y escritora rusa que obtuvo la nacionalidad estadounidense y que defendía el egoísmo racional, el individualismo y el laissez faire y rechazaba el altruismo y el socialismo.

**Chomsky hace aquí referencia a la “epidemia” de suicidios de trabajadores en EE.UU. (del orden de 150.000 cada año), y a un libro de Anne Case y Angus Deaton, ganadores del Nobel de Economía en 2015 y autores del libro Deaths of Despair and the Future of Capitalism, al que cita indirectamente el filósofo.

Fuente de la entrevista: https://rebelion.org/la-escasez-de-ventiladores-revela-la-crueldad-del-capitalismo-neoliberal/

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¿Cómo se enfrentan a la Selectividad los países europeos?

Por: Carmen García. 

 

Desde el inicio de la pandemia, los colegios, institutos, universidades y centros de formación han echado el cierre temporal como medida preventiva. Esta medida ha afectado a prácticamente el 90% de alumnos del mundo que se han quedado sin clase durante estas semanas. De esta forma, todo el calendario escolar se ha visto modificado, rompiendo con la cotidianidad y a la espera de establecer nuevas fechas para los momentos más determinantes. La selectividad es uno de los exámenes más importantes a los que se enfrentan los estudiantes de bachillerato a la hora de acceder a la universidad y algunos países europeos ya han tomado una decisión en cuanto a esta prueba se refiere.

En España, las comunidades autónomas están fijando estos días cuáles serán las fechas definitivas tanto para la evaluación ordinaria como extraordinaria de la EvAU. No obstante, a pesar de que todavía no se conoce exactamente cuándo se realizará en todas las regiones, se sabe de antemano que esta prueba ordinaria se hará entre el 22 de junio y el 10 de julio.

Francia

El pasado viernes, el ministro de Educación de Francia, Jean-Michel Blanquer, anunció la cancelación definitiva de «Baccaulauréar», la Selectividad en este país, que estaba prevista para mediados de junio. Este examen será sustituido por las notas derivadas de la evaluación continua a los alumnos.

Italia

Por su parte, Italia está ultimando un decreto ley para regular la liquidación del año académico y preparar el regreso de septiembre. Se trata de un aprobado general, es decir, que todos los alumnos pasen al próximo curso sin importar las notas obtenidas. En cuanto a la selectividad (maturità), la ministra de Educación ha aclarado que esta prueba se mantendrá, pero se celebrará exclusivamente mediante un examen oral de una hora a través de alguna plataforma online.

Reino Unido

Desde el Reino Unido, el mundo educativo también ha dado un giro completo. El Gobierno de Boris Johnson no solo canceló las pruebas GCSE, que se realizan a los niños de 15-16 años para obtener el título de secundaria, sino que tampoco se llevará a cabo el «A-level», la selectividad. En el nuevo sistema de evaluación acordado, la nota final se basará en el progreso académico del alumno en los últimos cursos, la valoración de los docentes y la participación en la clase.

Noruega

Los países nórdicos son conocidos como los mejores en educación. En Noruega, la cancelación de estas pruebas no conlleva mucha preocupación, ya que solo representan el 20% de la calificación final, mientras que el trabajo que realizan durante el curso suma el 80% restante.

Alemania

El Arbitur, el término con el que se conoce la selectividad en Alemania, es una prueba conocida fundamentalmente por su dureza. El gobierno alemán ha decidido no suspender este examen, pero sí que se realizará bajo estrictas normas de higiene y manteniendo la distancia entre los alumnos.

Países Bajos

El Gobierno de los Países Bajos es otra de las naciones que ha suspendido el examen de acceso a la universidad. En su lugar, la nota válida para acceder a la educación superior será la de los exámenes finales escolares. Hasta el momento, la Selectividad contaba un 50% y los finales otro 50%.

Irlanda

El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, todavía no ha dado indicaciones claras sobre la realización del «Leaving Certificate», la EvAU en Irlanda. Sin embargo, ha explicado que el examen se hará «por las buenas o por las malas», evitando así que los estudiantes pierdan un curso escolar.

Letonia

El primer ministro de Letonia, Krisjanis Karins anunció que los exámenes centralizados de selectividad para alumnos de secundaria, que debían celebrarse a finales de marzo se pospusieron hasta mayo.

Estados Unidos y China

Estados Unidos es el país está más afectado por la pandemia del coronavirus. El número de contagios ya supera los 300.000 y se prevé que la situación empeore durante las próximas semanas. En este fatídico escenario, el SAT, la EvAU estadounidense, que estaba prevista para el 2 de mayo ya ha sido cancelada y muchas universidades están ajustando sus criterios de admisión.

China es uno de los países reconocidos por su dureza extrema en educación. Su sistema educativo es uno de los que más despuntan y los estudiantes están sometidos a una gran presión. La selectividad recibe el nombre de «GaoKao» y es considerado el examen de selectividad más duro del mundo. Al año se presentan 10 millones de estudiantes. Esta vez, el coronavirus ha aplazado la prueba al 7 y 8 de julio.

Fuente del artículo: https://www.eleconomista.es/ecoaula/noticias/10465359/04/20/Como-se-enfrentan-a-la-Selectividad-los-paises-europeos.html

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La educación en tiempos de cuarentena

Por: Julián De Zubiría.

 

  • Mi última columna en la Revista Semana estará dedicada a analizar el tema que originó mi vinculación seis años atrás. En esta ocasión, tengo en cuenta el contexto que la humanidad está viviendo en la actualidad. Las dos preguntas que intento abordar son las siguientes: ¿Por qué la educación no puede parar? y ¿por qué no podrá seguir siendo la misma después de la cuarentena?

Mil quinientos millones de niños y jóvenes fueron enviados a sus casas en los 137 países que han decretado cuarentenas durante los últimos dos meses. Sin duda, ha sido la mejor de las decisiones por el favorable impacto que esta medida puede tener para detener la expansión del extraño virus. Sin embargo, la educación es un derecho y, en consecuencia, en sentido estricto, no puede parar. Si los Ministerios de Educación no asumieran su responsabilidad, estarían violando el sagrado derecho que tienen los niños y niñas de recibirla.

En Colombia la medida se adoptó desde el pasado 16 de marzo y cubrió a 9,8 millones de estudiantes. El problema grave es que todavía no hay un plan general para brindar educación de calidad a la gran mayoría de ellos. Es cierto que casi nadie estaba preparado para este cambio abrupto, pero ya llegó el momento de pensar en serio en el tipo de educación que recibirán durante su permanencia en casa. Es posible que, en el caso de los escolares, este tiempo se extienda, pues la distribución del virus sería inmanejable con millones de niños circulando todos los días libremente por las calles o transportándose en buses.

Un buen grupo de universidades y algunos colegios privados, se adaptaron rápidamente y dieron efectiva respuesta a las nuevas demandas. Formaron a sus docentes, ampliaron sus contratos con plataformas digitales, y como tenían muy buenas condiciones previas y altos niveles de conectividad, pudieron brindar educación virtual. Lo que era una excepción, se volvió la regla, y en un tiempo breve, los profesores lograron continuar sus procesos educativos mediante plataformas para el trabajo sincrónico y disincrónico. Aun así, no es posible seguir esta ruta en la educación pública, dado que tan solo el 4% de los municipios tiene buena conectividad, el 63% de los bachilleres del 2018 no tenía acceso a Internet desde sus hogares y, en las zonas rurales, tan solo el 9% de los jóvenes disponen de computador. La pandemia volvió a mostrar las inmensas inequidades de nuestro país. En este caso, en acceso a la virtualidad y conectividad. Lo que debería ser un derecho, en Colombia, sigue siendo un privilegio.

El MEN ha debido convocar a las asociaciones de directivos docentes, profesores, padres de familia y estudiantes, para conformar comités que ayudaran a diseñar una política a mediano plazo. No lo hizo. Intentó desesperadamente encontrar respuestas en sus funcionarios. Por eso envió a sus maestros a trabajar en lo que se llaman “semanas institucionales” y, luego, decretó vacaciones para maestros y estudiantes. El 19 de abril culminan y no hay un plan estratégico por fases para garantizar formación escalonada, selección de contenidos pertinentes para todas las áreas y grados, distribución de materiales o conectividad por etapas.

En educación, tenemos los ojos vendados desde hace mucho tiempo, porque no garantizamos pertinencia, contextualización, equidad, ni calidad. Es por ello que, aunque no puede parar, la educación tampoco puede seguir haciendo lo que siempre ha hecho: trabajos mecánicos, rutinarios y repetitivos, que no enseñan a leer, pensar y convivir a nuestras próximas generaciones. Llegó el momento de replantear el sistema y de incorporar un verdadero plan de renovación para garantizar un mínimo de calidad en la educación pública para los próximos meses.

En primer lugar, en Colombia hay que retomar la televisión y la radio. Esa es la única posibilidad en el corto y mediano plazo. De manera organizada y sistemática, hay que trasladar las aulas de todos los grados y áreas a la televisión. Esto exige la conformación de un comité pedagógico muy diverso, plural y amplio, de manera que se garantice una adecuada selección de contenidos pedagógicos. La pertinencia y la contextualización han estado ausentes en la educación colombiana de tiempo atrás, mucho más en tiempos de incertidumbre en los que se han tomado la mayoría de las decisiones sin la reflexión y participación necesaria. En estos momentos, la voz de los rectores y los maestros es muy importante para no tomar una decisión de esta trascendencia recurriendo exclusivamente a los criterios de los funcionarios del MEN o a la disponibilidad técnica de las programadoras. Solo las madres irresponsables “conectan” a sus hijos al televisor para poder ellas hacer otras cosas. De eso, no se trata la educación. Hay que elaborar un plan articulado nacional y regionalmente en televisión y en radio, para evitar la duplicación de esfuerzos y garantizar mínimos en la calidad, pero hay que aprovechar la coyuntura para impulsar las competencias que hoy no se forman en los niños: creatividad, pensamiento, convivencia, autonomía y lectura crítica.

Hoy en día, más de 5 millones de niños reciben alimento diario en sus instituciones educativas. Salvo casos muy excepcionales, no tiene sentido obligar a desplazar a familiares a las instituciones educativas para recoger el alimento cada semana, como ha dispuesto el MEN. La opción más viable, es entregar a las familias bonos mensuales canjeables en supermercados de cadena. Con muy buena planeación y acudiendo a la responsabilidad social, evitamos la propagación del virus. Además, se equivoca el MEN al pretender que sean los maestros quienes los entreguen. Un bono canjeable elimina la innecesaria movilidad semanal de los familiares y los docentes, en mayor medida, mientras dura la fase exponencial en el crecimiento de los contagios, que está previsto hasta mediados de mayo, aunque podría prolongarse si la cuarentena se levanta antes de tiempo y se decreta lo que eufemísticamente han llamado “aislamiento inteligente”.

Una tercera responsabilidad del Estado tiene que ver con la formación de los docentes para el manejo de la virtualidad. En Colombia el 78% de las personas tienen celular. Los docentes tendrían que formarse en la virtualidad mediante la utilización de estos dispositivos. Hay que entender que más que un problema técnico, es un problema de tipo pedagógico, que ayudaría al país a repensar los propósitos y contenidos esenciales que deberían primar en la educación básica: desarrollar el pensamiento, la creatividad, la autonomía, la solidaridad y la lectura. La formación en la virtualidad debería ser aprovechada para seguir cualificando la formación de los profesores e impulsar la necesaria transformación pedagógica que les debemos de tiempo atrás a las nuevas generaciones. Los docentes tienen la responsabilidad de cualificar su formación pedagógica y digital, el MEN la responsabilidad de brindar las condiciones para que sea posible y entre todos, tenemos que garantizar la calidad de la educación de la cual hemos carecido.

Los estudiantes universitarios han levantado la consigna de bloquear las universidades públicas, dado que muchos de ellos no tienen acceso a Internet. Se equivocan: ellos no pueden pedir que se viole el derecho a la educación. La consigna tiene que ser otra y ya ha sido adoptada en países como China, Estados Unidos, Italia o Bolivia: hay que garantizar conectividad gratuita desde el celular para todos los estudiantes universitarios que no cuenten con esta posibilidad. Así mismo, hay que divulgar que las diversas plataformas digitales permiten la conexión también mediante el uso del teléfono fijo.  Por tanto, vía celular o telefonía fija, todo estudiante universitario debe continuar sus estudios de manera virtual. Mediante alianzas con el sector privado, el Estado debe garantizar cuanto antes la conectividad. Es su obligación constitucional y ética. La consigna que deberían levantar los estudiantes universitarios en estos momentos es la de la conectividad gratuita para garantizar que se cumpla el derecho a la educación.

Los padres y madres tienen que entender que sus descendientes permanecerán en sus casas un tiempo prolongado y que, mientras dure este aislamiento, sus hijos no podrán contar con el apoyo y el consejo de sus maestros y tampoco podrán compartir juegos, deportes o actividades con ninguno de sus compañeros. En este contexto, ellos tienen la obligación de acompañar sus procesos emocionales y de orientarlos en las nuevas tareas que exige la convivencia prolongada, como serían las de arreglar los cuartos, ayudar en los oficios y el aseo general de las casas. La educación siempre debe responder a las necesidades del contexto y hoy, éstas, son algunas de ellas. El problema grave es que en Colombia la mitad de los padres golpea con un palo o un cinturón a sus hijos. Esta situación se podría agravar en una época de cuarentena y confinamiento en casa como el que todos estamos viviendo. En este extraño periodo en el que están prohibidos los abrazos, necesitamos desterrar el maltrato y aprovechar la oportunidad para que los padres dialoguen y compartan más con sus hijos. Puede ser una gran oportunidad que les de la vida y ojalá la aprovechen para proveerles seguridad, jugar con ellos y señalarles en qué han avanzado. Los profesores tenemos que hacerlo todos los días del año con grupos de 35 o 40 estudiantes. Ahora los padres lo deberían hacer con 2 o 3 niños, quienes, precisamente son sus hijos.

La responsabilidad de los maestros es cualificarse pedagógicamente y formarse en las nuevas competencias digitales que nos ayudarán a repensar la educación. Deberán orientar a los padres de sus estudiantes en las nuevas competencias que temporalmente asumirán, evaluar los procesos formativos y llevar a cabo el seguimiento del desarrollo académico y socioafectivo, de cada uno de sus alumnos. En épocas de incertidumbre, miedos y encierro, la prioridad es la salud mental de todos, empezando por la de los niños.

Ninguno puede ser indiferente a la profunda tragedia que estamos viviendo como sociedad al tener que luchar contra un enemigo microscópico que, ante el más mínimo descuido, nos infecta. Todos somos responsables para que esta crisis no se prolongue en el tiempo y para que no volvamos a la normalidad que estábamos viviendo antes, porque ahí está el engendro que hoy ha explotado: en el consumo frenético, en la destrucción de la selva, el descongelamiento de los glaciares y las crecientes inequidades sociales y económicas con las que hemos convivido. El problema más grave es que este cambio cultural no será posible sin contar con el liderazgo de los diversos educadores. La educación no puede parar a pesar de la pandemia, pero tampoco podrá volver a ser la misma. No parará, porque como sociedad, no podemos dejar que niños y jóvenes se queden sin su derecho a estudiar y no volverá a ser la misma, porque las crisis, bien manejadas, son excelentes oportunidades para impulsar el desarrollo.

PD: Agradezco inmensamente a la Revista Semana la gran oportunidad que me brindó al abrirme sus espacios durante los últimos años para ayudar a ampliar la reflexión pedagógica en el país. Sin embargo, no comparto el enfoque editorial que ha venido tomando la Revista y, en consecuencia, he decidido renunciar a partir de la fecha a su gentil ofrecimiento ¡Mil gracias a todos!

Fuente del artículo: https://www.semana.com/opinion/articulo/la-educacion-en-tiempos-de-cuarentena-columna-de-julian-de-zubiria/661969

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Guillermo Jaim Etcheverry. «Los buenos docentes, y no la tecnología, son los que van a cambiar la educación»

Por: Daniel Gigena.

a cuarentena preventiva y obligatoria se decretó horas después del encuentro con Guillermo Jaim Etcheverry, presidente de la Academia Nacional de Educación y miembro de número de la Academia Nacional de Ciencias. No obstante, Jaim Etcheverry, rector de la Universidad de Buenos Aires entre 2002 y 2006, saluda a dos metros de distancia y cualquier contacto será evitado. «Vivimos una circunstancia de excepción que alterará de manera radical nuestras vidas -dice en el departamento donde vive desde hace veinte años, rodeado de obras de artistas como Alicia Penalba, Fortunato Lacámera y Alfredo Londaibere-. También lo hará con la educación. Ante la suspensión de las clases, recurriremos a experimentar con las nuevas tecnologías. Coincido con el filósofo italiano Nuccio Ordine, cuando señala el peligro de transformar una educación de emergencia en la normalidad, el peligro de una enseñanza sin el docente mirando a los ojos del estudiante, que es lo que transforma sus vidas».

Este mes, cuando se cumplen poco más de veinte años de la publicación de su best seller La tragedia educativa , acaba de lanzar Educación. La tragedia continúa (Sudamericana). Durante veinte años, fue colaborador de la revista de la nacion con artículos en los que ahora trabaja con el propósito de darles nueva circulación. «El panorama educativo no solo no mejoró sino que ha empeorado», diagnostica.

¿Qué relación guarda el nuevo libro con el anterior?

Aquel libro, que tuvo como veinticinco reediciones, nunca lo reescribí. Ahora pensé que era un buen momento para volverlo a ver con la idea de modificar algo. Pero escribí otra cosa, con nuevos elementos y más datos. En esencia el mensaje es el mismo: la tragedia continúa. Algunos amigos me sugerían que le pusiera «la tragedia empeora», pero me pareció demasiado dramático.

¿No hubo mejoras en la educación en estas décadas?

Está peor. Las cifras indican eso; estamos estancados o peor que antes. En ese momento no estaban las pruebas PISA , por ejemplo. El mensaje es el mismo: tratar de llamar la atención sobre los graves problemas que tenemos. Muy poca gente educada, mucha desigualdad en la distribución de la educación y una calidad cuestionada. Las pruebas nacionales e internacionales demuestran lo mismo año a año. La mitad de los chicos que termina la escuela media no entiende lo que lee; dos de cada tres tienen problemas con las operaciones matemáticas más simples. Es un fracaso grande.

Sin embargo, la inversión en educación aumenta.

Sí, claramente ha aumentado, pero no se manifiesta en los logros. Sin el dinero es imposible, pero con el dinero solo no basta. Lo que está en crisis en el país es el valor social de la educación. A nadie le interesa realmente. Más allá de lo que se dice en los discursos, el interés social por la educación es muy pobre. El 70% de los padres manifiesta que está satisfecho con la educación de sus hijos y a la vez sostiene que la educación en el país está muy mal. El 80% afirma que no cambiaría a sus hijos de escuela para mejorar la educación. O sea que la gente está conforme y esa conformidad atraviesa todos los sectores sociales y niveles educativos. Por alguna razón misteriosa la mayoría piensa que la educación de sus hijos es extraordinaria.

En una entrevista, el Presidente dijo que la vuelta a las clases no le preocupaba ante la emergencia sanitaria por la pandemia.

Hoy es imposible anticipar cuál será la evolución del año escolar. La respuesta de nuestras autoridades educativas ha sido rápida y adecuada al promover el uso intensivo de las herramientas tecnológicas, como se ha procedido en muchos otros países. Una de las ventajas de esta lamentable situación es que docentes y alumnos se entrenarán en el empleo de esos útiles recursos complementarios. Pero, al igual que en otros aspectos de las relaciones interpersonales, el riesgo es que esta experiencia contribuya a instalar la idea de que la tecnología puede reemplazar el vínculo directo y presencial entre maestros y alumnos, que sigue siendo esencial, al menos en las etapas iniciales del aprendizaje.

¿Con la cuarentena estamos en pleno experimento educativo?

Vamos a ver qué va a pasar. Es muy incierto, pero entiendo que el docente es un modelo, es un ejemplo y la educación es ejemplo. El buen docente es el que sabe mucho de una materia, que siente pasión por eso que sabe y que transmite esa pasión. Cualquiera que recuerde a un buen docente lo sabe. Y además era el que exigía. Las pantallas no pueden hacer eso, son medios fríos, que no traducen emociones ni el poder de reflexión por su propia estructura. Como recurso son importantísimas, pero la tecnología no va a modificar la educación; la van a modificar los buenos docentes. En el libro menciono una entrevista a Streve Jobs, que se arrepentía de haber introducido la tecnología en las escuelas, no porque le pareciera mal sino porque había contribuido a dar la impresión de que la tecnología revolucionaría la educación. La educación depende de los docentes.

¿Qué papel deben desempeñar los padres o los adultos a cargo de chicos en esta circunstancia?

La colaboración de los padres en la educación de sus hijos durante la cuarentena es, obviamente, esencial. Es imprescindible su contribución en la selección de los materiales, en la supervisión de los aprendizajes, y sobre todo, demostrando interés por el cumplimiento de esas tareas. La imposición de horarios, la creación de hábitos de estudio, y en especial de lectura, constituye una tarea impostergable para los padres en el contexto actual.

¿En lengua y en matemática es donde más se advierte la mala calidad educativa?

Sí, y son herramientas básicas para encarar cualquier estudio. El fracaso universitario se explica por eso, porque carecen de herramientas de comprensión. Si no se entiende lo que se lee, es complicado acceder a textos de mediana complejidad. No se enseña bien lengua; el repertorio de vocabulario de los estudiantes secundarios es muy limitado. La escuela debe proveer el manejo de las herramientas intelectuales fundamentales y eso se ha perdido. Eso se adquiere con esfuerzo y trabajo.

¿Esos valores pasaron de moda?

Aprender a leer es difícil. El esfuerzo ya no le interesa a nadie, cayó en desuso. No se ha insistido más en eso.

¿A los docentes tampoco les interesa?

Han abandonado ese camino porque la pedagogía contemporánea ha acompañado ese cambio de valores. Con la entronización del «niño rey», que aprende cuando quiere y como quiere, la enseñanza es vista como una intromisión. ¿Por qué se le va a enseñar al chico si el chico ya sabe? Y la tecnología ha contribuido a eso, porque pareciera que el manejo de herramientas tecnológicas confiere inteligencia, aunque lamentablemente no es así. Los teléfonos no son inteligentes; inteligentes son los científicos que los crearon.

Otro cliché es que la escuela debe ser divertida.

Un entretenimiento más, como si fuera parte del mundo del espectáculo. Se apunta a eso: que sea light , que moleste poco. El pacto educativo básico que era la alianza de padres con maestros para educar a los chicos está roto. Hoy los padres están aliados con sus hijos en contra de los maestros o la institución escolar. Los padres quieren que no los molesten. En realidad, ser exigido es un derecho de los estudiantes, eso demuestra el interés que se tiene en el otro.

¿Estamos ante una situación irremontable?

¡No! Si creyera eso, ya estaría encerrado en la cuarentena final. Hay que llamar la atención sobre esto y hacer un esfuerzo para retomar esas cuestiones básicas. El dictado, por ejemplo, ahora es considerado una imposición, pero es fundamental para aprender a escribir. En un momento hay que sentarse a aprender algo.

¿Desde el Ministerio de Educación qué se hace, de un gobierno a otro?

Se hacen cosas y aportes, pero este es un problema social, de la base. Eso es lo que hay que cambiar. Las autoridades tienen que mostrar los problemas y no ocultarlos. A la escuela se le piden muchas cosas, pero la tarea fundamental es mostrarles a los chicos las posibilidades intelectuales que encierra la educación: ayudar a cada uno a ver sus propias dimensiones como ser humano.

¿Ahí radica la importancia de la educación?

Claro. Amoblarse por dentro, para enriquecerse como persona. Habrá que volver a poner de moda ideas así.

Durante el menemismo el objetivo era preparar a los chicos para el mundo del trabajo.

Y eso tampoco se consigue. Es una misión importante, claro, hay que saber lo fundamental para entrar en ese mundo. En todo el mundo, los mejores resultados los tienen los chicos que pertenecen a las familias del 25% de mayor nivel socioeconómico, los hijos de profesionales y los que van a escuelas con mayores recursos humanos y económicos. El nivel socioeconómico es el mejor predictor del éxito educativo. En la Argentina pasa lo mismo, pero el promedio de los argentinos mejor educados es inferior al promedio de los peores educados en treinta países. Vale decir que hay treinta países donde los estudiantes del nivel socioeconómico más bajo, y que van a escuelas de escasos recursos, están mejor formados que los mejores estudiantes argentinos.

¿Qué responsabilidad tienen los institutos de formación docente?

Fundamental. Es el tema central: no hay buena educación sin buenos docentes. Son claves. La Argentina tiene más de mil quinientos. ¿Cómo se puede controlar la calidad de semejante número? Los países desarrollados tienen cincuenta, setenta, noventa. Ahí hay un problema grave, que hay que revisar. No entendí nunca el proyecto de la UniCABA, donde convivían institutos terciarios y universidades. La docencia es una actividad social muy sensible y no puede ser una salida laboral más. El salario es un índice de la valoración social de la educación, de lo poco que se valora, pero no debe ser el único. La calidad de la formación es otro. Todos los países que mejoraron su educación lo hicieron mejorando la calidad de la formación en los institutos de formación docente.

¿Antes la escuela era una institución más democrática que en la actualidad?

Sí, debajo del guardapolvo blanco estaban el hijo del carnicero, el del obrero, el del médico, el del empresario. Se tendía no te digo a una igualdad, sino a cierta equivalencia de posibilidades. La escuela hoy eso no lo está haciendo. Eso sirvió para la cohesión social y se ha perdido. Los chicos se educan en guetos: los ricos con los ricos y los pobres con los pobres, y ahí se va reproduciendo esa estructura. Recién en la universidad, y en ciertos casos, se da la mezcla por primera vez. Son educaciones de países separados. Y hay desigualdades asombrosas entre las provincias. Después de la reforma de los años noventa, cada gobernador hizo lo que quiso y eso se ve. Es muy grave. Hay diferencias no solo dentro de las jurisdicciones, sino también entre ellas. Hay que volver a recrear una épica educativa, volver a Sarmiento.

¿Usted conoció a los tres premios Nobel de ciencias del país?

A los tres. Se sabe muy poco de las vidas de estas personas tan importantes para el desarrollo de la ciencia. Estos años no han sido favorables para las ciencias, y eso se siente. Esperemos que repunte. Ya lo decía Sarmiento, el éxito económico solo no hace a un país, en todo caso eso es una factoría; un país es éxito económico puesto al servicio de la cultura, la educación y la ciencia. Un país que no domina la ciencia está condenado al fracaso. Nuestros antecedentes son muy importantes: el primero educado y formado en instituciones públicas [Bernardo Houssay]; el segundo, Luis Federico Leloir, ya trabajando en una institución privada, y el tercero, César Milstein, trabajando en el exterior. Eso marca el derrotero de nuestra ciencia. Ojalá el próximo Premio Nobel de ciencia que tengamos trabaje en la Argentina. Si tenemos ciencia de calidad, es gracias a la labor de esta gente, sobre todo gracias a Houssay, que fue el constructor del sistema científico argentino.

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Leer la palabra y el mundo

Por: Rodrigo J García. 

 

Llego el ‘Covid-19’ y los centros educativos cerraron, al tiempo que se informaba a la opinión pública del ‘remedio’ a esta situación escolar: La enseñanza teleinformática.

El término ‘remedio’ no dejaba de ser una expresión tranquilizadora e incluso mágica. Sabemos que ni las instituciones educativas, ni sus profesionales cuentan con la formación necesaria y que los centros escolares carecen de recursos informáticos y pedagógicos para transformar rutinas académicas y expositivas en interacciones online educativas.

Muchos estudiantes tampoco poseen la infraestructura necesaria; una situación que se agrava en los grupos sociales más débiles y en los que necesitan apoyo educativo específico para el acceso y gestión de los aprendizajes.

Más allá de la falta de previsión de las administraciones educativas y de la torpeza de algunas de sus decisiones, estas circunstancias pueden brindarnos una oportunidad.

LA CRISIS SILENCIOSA

Leer la palabra y el mundo
FOTO: GIANLUCA BATTISTA

MARTA CRAVEN NUSSBAUM.

Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales (2012).

«Me preocupa que otras capacidades igualmente fundamentales (…) corran riesgo de perderse en el trajín de la competitividad (…). Nos referimos a la capacidad de desarrollar un pensamiento crítico; la capacidad de trascender las lealtades nacionales y de afrontar los problemas internacionales como “ciudadanos del mundo”; y por último, la capacidad de imaginar con compasión las dificultades del prójimo

Marta C. Nussbaum. La crisis silenciosa

Quizá haya llegado el momento de desplegar otros modos de acercar a los estudiantes al conocimiento, construir otro tipo de relaciones de enseñanza y aprendizaje y definir bases para una escuela diferente; y no solo por el hecho —de por sí muy relevante— de que ciertos aprendizajes puedan o no sustentarse telemáticamente, sino por algo mucho más incierto y exigente: La vuelta a la escuela, al instituto, a la universidad…

Es fácil prever que este regreso no va a ser una simple continuidad; seguro que exige otros comportamientos profesionales diferentes. Nos podemos encontrar en un entramado de usos sociales complejos, más interconectados y preocupados por el conocimiento y la gestión de la información. En este nuevo escenario la participación y el control de las instituciones, el análisis sistémico de la realidad y el sentimiento de ciudadanía global van a estar muy presentes.

Para cuando se produzca esa ‘vuelta’ sería muy provechoso que nos pillara mínimamente ‘entrenados’ y aprovechar así el actual estado de confinamiento para ejercitar otros comportamientos docentes, aunque esto suponga ‘elaborar el duelo’ por la pérdida voluntaria de algunos estilos de enseñanza que han llevado a nuestro sistema educativo al actual desajuste: Las cifras de un 17,9% de abandono escolar son bastantes elocuentes.

Por tanto, ahora tenemos la ocasión de desplegar otras relaciones de enseñanza y aprendizaje, utilizando la experiencia de profesionales que las vienen construyendo, desde hace años, en busca de una escuela más democrática, comprometida y justa, preocupada por la formación de estudiantes libres, autónomos, con conciencia ética, rigurosos y responsables en sus aprendizajes. Cada vez vamos tomando más conciencia de que es poco funcional seguir afianzando formatos de enseñanza sostenidos en una idea del conocimiento como algo ‘hecho’, cosificado y fragmentado, a cuyo dominio se accede mediante la realización de deberes reiterativos, prefijados en un libro de texto físico o digital, y bajo la amenaza de que pueden ‘entrar en el examen’.

LA IMPORTANCIA DEL ACTO DE LEER

Paulo Freire y la historia de un manuscrito... (Pablo Gentili)
Paulo Freire y la historia de un manuscrito… (Pablo Gentili)

PAULO FREIRE

«La lectura del mundo precede a la lectura de la palabra, de ahí que la posterior lectura de ésta no pueda prescindir de la continuidad de la lectura de aquél. Lenguaje y realidad se vinculan dinámicamente. La comprensión del texto para ser alcanzada por su lectura crítica implica la percepción de relaciones entre el texto y el contexto.»

Feire, P. La importancia de leer y el proceso de liberación.

Pongámonos, por un momento, en la situación de un docente de Educación Secundaria, en la materia de Lengua Castellana y Literatura, que contacta telemáticamente con sus estudiantes de cuarto de ESO o de Bachillerato. Les plantea trabajar algunas habilidades de competencia comunicativa y decide que, en lugar de remitir ’online’ un listado de deberes para el próximo examen, les propone entrar en un itinerario de aprendizaje diferente: Un proyecto pedagógico, de libre acceso en la Red, denominado por sus creadoras “Leer la palabra y el mundo”.

Con el ánimo de familiarizarlos con la lógica de este itinerario didáctico les plantea, por ejemplo, la lectura de algunos párrafos del ensayo ‘Los nuevos estados de vigilancia’ de Ignacio Ramonet, disponible en uno de los módulos: ‘Cerca de la Distopía.

Para ilustrar mejor este proceso transcribimos, a continuación, un fragmento de dicho ensayo…

UN ENSAYO: ‘EL IMPERIO DE LA VIGILANCIA’

Leer la palabra y el mundo
BANKSY

IGNACIO RAMONET

La idea de un mundo situado bajo “vigilancia total” ha parecido durante mucho tiempo un delirio utópico o paranoico, fruto de la imaginación más o menos alucinada de los obsesos de la conspiración. Sin embargo, hay que reconocer la evidencia: vivimos, aquí y ahora, bajo la mirada de una especie de imperio de la vigilancia. Sin que lo sepamos, cada vez más nos observan, nos espían, nos vigilan, nos controlan, nos fichan. Cada día, nuevas tecnologías se refinan en el seguimiento de nuestro rastro. Satélites y drones de mirada penetrante nos siguen desde el espacio. En las terminales de los aeropuertos, escáneres biométricos analizan nuestros andares, “leen” nuestro iris y nuestras huellas digitales. Cámaras de infrarrojos miden nuestra temperatura. Las pupilas silenciosas de las cámaras de vídeo nos escrutan en las aceras de las ciudades o en los pasillos de…

» Continúa en el Poyecto pedagógico: Leer la palabra y el mundo. Módulo (Cerca de la Distopía).

Una vez leídos todos los párrafos facilitados en el itinerario didáctico de esta temática (‘Los nuevos estados de la vigilancia) nos encontramos con una serie de actividades variadas: de compresión lectora, que piden relacionar determinados enunciados con aquellos párrafos de la lectura que son coincidentes en esa idea; de elaboración de respuestas a la pregunta ¿Alguna vez habéis tenido la sensación de que el ordenador o el móvil ‘os espiaba’?; de argumentación, invitando a pensar en las consecuencias del despliegue de ese ‘imperio de la vigilancia’ e incluso de ampliación y profundización, visionando una entrevista con Edward Snowden y solicitando conclusiones o que se pronuncien sobre esta temática, después de haber accedido a noticias como… “Yahoo espió los correos electrónicos de sus clientes a petición del FBI y la NSA”, “Evgeny Morozov: ‘Los datos son una de las más preciadas mercancías’ ”, Nos falta empatía hacia los vigilados, cuando los vigilados somos nosotros”.

Viñetas del dibujante Stuart McMillen de comparación entre dos grandes distopías del siglo XX: ‘1984’ de George Orwell y ‘Un mundo feliz’ de Aldous Huxley.
Viñetas del dibujante Stuart McMillen de comparación entre dos grandes distopías del siglo XX: ‘1984’ de George Orwell y ‘Un mundo feliz’ de Aldous Huxley.

Hasta aquí, podemos considerar que la tarea y las actividades planteadas no dejan de ser parecidas a las desplegadas habitualmente en las rutinas escolares. La diferencia se encuentra en el enfoque utilizado para su elaboración y en la finalidad y sentido que la enseñanza de la Lengua Castellana y Literatura tiene para las docentes creadoras de este material.

Como muestra del enfoque pedagógico que preside esta innovación, transcribimos, a continuación, algunas referencias teóricas y consideraciones que las autoras facilitan en la presentación didáctica del módulo —Cerca de la Distopía  al que nos venimos refiriendo.

LEER Y ESCRIBIR SON CONSTRUCCIONES SOCIALES.
Emilia Ferreiro

«Leer y escribir son construcciones sociales. Cada época y cada circunstancia histórica dan nuevos sentidos a esos verbos. Sin embargo, la democratización de la lectura y la escritura se vio acompañada de una incapacidad radical para hacerla efectiva: creamos una escuela pública obligatoria, precisamente para dar acceso a los innegables bienes del saber contenido en las bibliotecas, para formar al ciudadano consciente de sus derechos y obligaciones, pero la escuela no ha acabado de apartarse de la antigua tradición: sigue tratando de enseñar una técnica”.

Incluso hoy, cuando la investigación tanto ha avanzado en el conocimiento de los procesos lectores, hay una dimensión que sigue quedando extramuros de la escuela: la perspectiva socioculturalLa lectura crítica de los medios de comunicación —prensa, radio, televisión, internet— sigue siendo una de las asignaturas pendientes de nuestro sistema educativo. Y no es posible concebir hoy una lectura de la palabra que no vaya ligada, como ya reclamara Paulo Freire, a la lectura del mundoNo queremos lectores competentes «a secas», capaces de descifrar una instrucción o esquematizar un texto. Pretendemos contribuir a la formación de lectores que se pregunten quién dice qué y a qué intereses responde esa precisa construcción de un titular o una portada; lectores capaces de comparar, contrastar, evaluar; de leer entre líneas y tras las líneas. El aprendizaje de la lectura tiene mucho que ver con la formación de una ciudadanía democrática capaz de leer también lo que el Poder pretende esconder… (Continúa en Presentación para el profesorado)

‘Leer la palabra y el mundo’ es el proyecto pedagógico que da sentido a estos materiales y al itinerario didáctico que los sostiene. Es una iniciativa surgida desde la reflexión colectiva de cuatro profesoras de Educación Secundaria de Lengua Castellana y Literatura, de distintos Institutos Públicos de Educación Secundaria de la Sierra de Guadarrama, en Madrid: Guadalupe JoverÁngeles BengoecheaRosa Linares y Flora Rueda (Grupo Guadarrama).

El proyecto ‘Leer la palabra y el mundo’ responde a ese enunciado de Paulo Freire que vincula la lectura de la palabra y la lectura del mundo. Se organiza en cuatro secuencias de creciente grado de dificultad, una para cada curso de la Educación Secundaria Obligatoria, aunque intercambiables en algún momento y utilizables en otras etapas educativas. Cada secuencia elige un hilo conductor —los mitos, los derechos civiles, la ropa que vestimos, las distopías contemporáneas— para agavillar un conjunto de textos diversos —orales, escritos y audiovisuales— y acompañar tanto el proceso de lectura como el de interpretación y de producción oral y escrita. Así se vertebran las actividades sugeridas en cada uno de los centros de interés que componen cada módulo.

Tendremos ocasión, en entradas posteriores, de describir con cierta profundidad el papel que estas profesoras confieren a la competencia comunicativa en la formación de estudiantes autónomos, libres y responsables.

Lo mismo que hemos mencionado la posibilidad de uso telemático, vamos a entrar, a continuación, en un aula física para observar esa vinculación que hace la profesora entre el dominio lector y la necesaria interpelación de la realidad. El escenario, en este caso, es un aula de primero de ESO, y la temática que trabajan: La Biblia’, una parte del módulo: ‘Mitos de aquí y allá’.

EL SACRIFICIO DE ISAAC (DIARIO DE CLASE)

El sacrificio de Isaac
El sacrificio de Isaac CARAVAGGIO

GUADALUPE JOVER

 Uno, dos, tres, cuatro, cinco; uno, dos, tres, cuatro, cinco; uno, dos, tres…

Chicos y chicas van entrando en el aula. Ya saben de qué va el reparto de números. En apenas un par de minutos la clase está organizada en cinco grupos de seis personas. Hoy toca que sea el azar el que los conforme.

Empezamos.

Nos endontramos en primero de ESO, en el mes de octubre, en el itinerario didactico Mitos de aquí y de allá, y familiarizados ya con los cuentos africanos y los mitos griegos, hoy nos asomamos a otro de esos libros determinantes en la conformación del imaginario colectivo occidental: la Biblia.

El fragmento seleccionado es el de “El sacrificio de Isaac”.

 Mirad estos cuadros… ¿Qué vemos? —decenas de manos el alto—. ¿Qué creéis que está pasando? —y aquí mil hipótesis—.

Leemos en voz alta el fragmento correspondiente al sacrificio de Isaac, proyectado en una pantalla a la vista de todos. Houda no tarda en levantar la mano.

 Profe, en el Corán es diferente.

 ¿Cómo que en el Corán es diferente? —primera noticia de que Abraham apareciera en el Corán—.

 Sí. Que en el Corán la historia de Abraham es diferente.

 ¿Y cómo es?

Houda nos cuenta que en el Corán Abraham no va con Isaac sino con Ismael, el hijo que había tenido con la esclava Agar, y que no lo lleva engañado, sino que le explica lo que Dios le ha pedido. Houda nos cuenta muchas cosas. Yo estoy atónita.

Algunos de sus compañeros —Anás, Moha, Khaoula, Osama— intervienen para añadir o matizar algo. Escucho fascinada. Fascinada y avergonzada. Tanto, que confieso mi desconocimiento del Corán como algo imperdonable —así lo veo en ese momento— en alguien que quiere aproximar a niñas y niños a un cierto mapa de la cultura… desde una perspectiva intercultural.

Continuamos.

Observamos que el texto se organiza en torno a cinco breves diálogos, y chicas y chicos deliberan acerca de qué acto de habla domina en cada uno de ellos: las órdenes, sin duda, siempre acatadas. Este primer paso nos permitirá pautar la elaboración de un buen resumen del texto, y abordar una cuestión determinante en el episodio.

Sí, el sacrificio de Isaac ha sido presentado siempre como el paradigma de la obediencia debida. Pero ¿dudó Abraham? ¿Qué pensó Isaac? ¿Cómo reaccionó luego Sara, esposa de Abraham, al enterarse de lo sucedido?

Dividimos cada equipo en dos subgrupos de tres. Cada miembro del grupo asumirá un papel y contará, en diferente formato, su particular vivencia:

  • Abraham, en forma de monólogo interior;
  • Isaac, en forma de relato;
  • Sara, en diálogo con su esposo.

No siempre las percepciones concuerdan. Más allá de la disparidad de puntos de vista —sin duda hemos enriquecido el texto bíblico—, cada escrito es revisado y corregido por cada uno de los compañeros del grupo. Leemos algunos en voz alta.

Y sobreviene el coloquio, que no tarda en transformarse en acalorado debate¿Es siempre la obediencia una virtud?

Para conocer la fundamentación del módulo del que forma parte la tarea docente que hemos descrito recurrimos al apartado de ‘Presentación para el profesorado’ y lo ilustramos recogiendo dos de los párrafos.

MÓDULO: MITOS DE AQUÍ Y ALLÁ
Presentación para el profesorado

Resulta casi inevitable abrir unos materiales orientados al desarrollo de la lectura crítica en la educación secundaria con un itinerario centrado en los textos narrativos. La competencia lectora de los estudiantes y su propio horizonte de expectativas convierte a estos textos en los que menos resistencias les ofrecen, y los más adecuados por tanto para iniciar un recorrido que salga al paso de las dificultades lectoras con que habitualmente tropiezan. Por otra parte, se trata de un territorio idóneo también para desarrollar sus habilidades de interpretación: la capacidad de leer no solo entre líneas sino también tras las líneas de un texto; la capacidad de traer los textos a nuestro horizonte y emitir juicios propios acerca de su contenido, la intención con que fueron creados o la forma en que son transmitidos.

Este módulo se centra en un motivo inequívoco, el de los mitos, aunque intenta huir de la tradicional acepción que con frecuencia los vincula exclusivamente al legado grecolatino. El itinerario ofrece un recorrido por diferentes relatos fundacionales de diversas tradiciones culturalesla tradición oral africanala mitología clásicaLa Bibliael Popol Vuh (libro sagrado del antiguo pueblo quiché de Centroamérica), el Mahabhárata (la gran epopeya de la cultura india) y Las mil y una nochesEn un mundo globalizado como el nuestro y en unas aulas inevitablemente multiculturales como las nuestras, nos preocupa que chicas y chicos puedan verse reconocidos en los relatos que la escuela ofrece. Un itinerario como éste constituye, a nuestra manera de ver, un modo sugestivo de aproximarnos a las raíces de quienes antaño quedaban lejos pero hoy nos son ya próximos, y constatar, simultáneamente, las fecundas diferencias entre unas tradiciones y otras y la asombrosa recurrencia de motivos y episodios … (continúa en Presentación para el profesorado)

Finalizamos esta entrada, anunciando su continuidad y mostranto una de las actividades sugeridas, en este caso, utilizando el género del ‘comic’ y poniéndolo en relación con otro de los grandes mitos, descrito en la gran epopeya india recogida en el libro del Mahabhárata.

MAHABHÁRATA. TEXTO 2

GRUPO GUADARRAMA

Vamos a leer ahora un episodio del Mahabhárata en donde Bhima, uno de los cinco hermanos Pándava, se convierte en el protagonista debido a su fuerza. Junto al texto, os ofrecemos las tres páginas del cómic que corresponden a ese episodio. Como veis, se han eliminado los diálogos de los bocadillos. Vuestra tarea consiste en rellenar estos bocadillos con los diálogos (en estilo directo) que os vais a encontrar expresados en el relato en estilo indirecto.

  • Ejemplo de estilo indirectoBhima dijo que tenía mucha fuerza.
  • Ejemplo de estilo directo: (en el bocadillo, lógicamente, solo escribiríais lo que aparece en negrita y sin comillas) Bhima dijo: «Tengo mucha fuerza». 

Viñetas 1-2: Los Pándavas y su madre Kinti se ocultaron en el bosque. De todos ellos, era Bhima el que mostraba mayores dotes para enfrentarse a las amenazas y riesgos de este lugar. Si, por ejemplo, tenían que cruzar un río, ahí estaba Bhima para solucionar el problema con su enorme fortaleza.

Viñetas 3-6: Sucedió que en una parte del bosque, cerca de donde los Pándavas se encontraban, vivían dos ogros hermanos llamados Hidimba e Hidimb. Apenas Hidimb olió y olió a los Pándavas, pidió a su hermana que capturara a alguno de ellos para comérselo durante la cena. Esta, acostumbrada a las maneras despóticas de su hermano, obedeció inmediatamente, guiada por su poderoso olfato de ogra. Olfateando todo el tiempo durante el camino, descubrió a los Pándavas.

Viñetas 7-9: Cuando por fin los encontró, los Pándavas y su madre se encontraban durmiendo en un claro del bosque. Únicamente Bhima, que hacía la guardia, estaba despierto. Hidimba, escondida tras un matorral, observó al más fuerte de los Pándavas y quedó admirada de su potente físico. Se dijo a sí misma que nunca había visto un hombre tan fuerte, tan musculoso, y que si se presentaba ante sus ojos con la forma de ogra podría asustarlo. Decidió, pues, transformarse en una joven humana. Cuando Bhima la vio, muy sorprendido, le preguntó quién era y de qué palacio venía, pues por su presencia la había confundido con una princesa. Hidimba le comunicó que era hermana del dueño del bosque, un ogro, que devoraría a todos en cuanto supiera que estaban en su bosque y acto seguido le pidió que la siguiera…. (Continúa en MAHABHÁRATA )

LECTURAS

Feire, PLa importancia del acto de leer. En Resumen Latinoamericano. 2018.

Marta C. Nussbaum. La crisis silenciosaEn Sin fines de lucro: por qué la democracia necesita de las humanidades. Katz.. 2010.

¿Y los contenidos gramaticales? —algo por lo que siempre se les pregunta—. Al margen de que, según el curso, sean objeto de una sistematización específica, se abordan al hilo de las actividades de producción y comprensión textual. Pongamos un ejemplo: el uso de sinónimos, hiperónimos y pronombres es esencial al redactar un texto para evitar repeticiones; pero desenvolverse bien con unos y otros es clave también a la hora de no perder el hilo de una lectura por no reconocer, por ejemplo, cuál es el referente de determinado pronombre. Todos estos problemas de comprensión lectora acaban pasando factura a nuestro alumnado en las clases de Historia y Biología… o en la resolución de problemas de matemáticas.

Continuará…

(*) Versión para profesionales en ResearchGate (Descargar en pdf).

(**) El Grupo Guadarrama está compuesto por Ángeles BengoecheaGuadalupe JoverRosa Linares Ros y Flora Rueda profesoras de Lengua Castellana y Literatura en Institutos de Educación Secundaria de la Sierra de Guadarrama (Madrid). Coautoras de publicaciones y materiales ‘online’ de desarrollo de la competencia lectura y la educación literaria como: Cuatro propuestas en línea para la ESOConstelaciones literarias: Sentirse raro. Miradas sobre la adolescenciaFrente a la adversidad y Tres días en la ópera. En la misma línea conceptual de los materiales del Proyecto Leer la palabra y el mundo, han elaborado la secuencia didáctica: Constelaciones literarias para bachillerato, una incursión por los clásicos de la literatura universal.

(***) Hacemos una mención especial a Maribel García, profesora de la Universidad el Estado de Nueva York (SUNY) y la Universidad de Boston en Madrid, por el diseño y maquetación ‘online’ de los materiales.’

(****) Agradecemos a la comunidad educativa y de manera especial a los estudiantes de los Institutos de la Sierra de Guadarrama de Madrid, participantes en el desarrollo de estos materiales, por su colaboración y apoyo a este tipo de iniciativas educativas innovadoras.

(*****) La imagen de cabecera es un detalle de una de las ilustraciones de la profesora Luz Beloso para el libro “A soidade das medusas” de Iria Collazo. Editorial Galaxia.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2020/03/30/escuelas_en_red/1585565138_409646.html

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Stefania Giannini, subdirectora de la Unesco: «El mayor riesgo de cerrar los colegios es que aumente la desigualdad»

Por: Icíar Gutiérrez.

Stefania Giannini levanta el teléfono con preocupación. Desde su confinamiento en París, lo primero que hace tras responder a la llamada es lamentar «las tristes noticias» que llegan desde España. Las mismas, dice, que las que deja la epidemia de coronavirus en su país, Italia. «Es una situación muy complicada para todos», sostiene.

Giannini está siguiendo de cerca el impacto del cierre de centros educativos en todo el mundo como medida de contención del virus. Desde mayo de 2018, es subdirectora general de educación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el mayor cargo de responsabilidad de la ONU en el ámbito de la educación. Antes fue profesora de lingüística y ministra de Educación en el Gobierno de Matteo Renzi, entre 2014 y 2016.

Se trata de una «crisis sin precedentes e inesperada», reconoce. El escenario es muy complejo, sin final a la vista. Las medidas de cierre de colegios y universidades están alterando calendarios escolares, pero el impacto trasciende lo educativo. Los países no solo tienen que aplicar modalidades de enseñanza a distancia para evitar que el aprendizaje se interrumpa. Además, deben abordar las dimensiones sociales de la crisis que afecta a los menores de muchas formas. El confinamiento obligatorio les impide ver a sus compañeros y las actividades de socialización. Muchos niños y jóvenes, especialmente los que provienen de entornos empobrecidos, dependen de las comidas escolares para una nutrición saludable, recuerda la Unesco. También han alertado de que la medida tendrá mayores efectos en las niñas.

Desde principios de marzo, la organización internacional ha estado reuniéndose con ministros, impartiendo seminarios y dando seguimiento a la clausura de escuelas, que se ha extendido a una gran velocidad por todo el mundo para hacer frente a la pandemia. Durante semanas, la lista se ha actualizado prácticamente a diario. El 4 de marzo había 300 millones de alumnos afectados en una veintena de países. En menos de un mes ya son más de 1.500 millones los estudiantes desde primaria a universitarios que están fuera de las aulas en 188 países. Son casi el 90% de la población estudiantil del mundo, según sus datos. A ellos se suman 60 millones de profesores. El mapa de las aulas vacías está casi completo.

Cuando empezaron a documentar las cifras del impacto del cierre educativo, ¿se imaginaban que íbamos a llegar a una situación de esta magnitud?

Empezamos con el primer informe hace unas semanas y nadie podía imaginarse lo que iba a pasar a los pocos días, el crecimiento hasta los 1.500 millones. La cuestión central que estamos abordando en esta crisis es la salud, pero esto también tiene un impacto en la educación. Desde el principio teníamos la impresión de que podría convertirse en una crisis enorme y sin precedentes. Y eso es lo que está sucediendo. Por eso, inmediatamente después, decidimos enfrentar estar circunstancias insólitas en la educación. Hemos tenido que tomar algunas medidas excepcionales, como lanzar una Coalición Mundial por la educación -formada por Naciones Unidas, sector privado, sociedad civil- para responder.

¿Cuál es su análisis?

Es una crisis enorme, una de las mayores de la historia. Tiene un impacto dramático no solo en la salud, sino en diferentes niveles como el económico. En la educación, tiene dos vertientes. La primera, la necesidad de una reacción inmediata, y esto está muy relacionado con los Ministerios de Educación, intentando tranquilizar a las familias y asegurarse de que gracias a la comunidad educativa, se seguirá adelante y el aprendizaje no se detiene. Las organizaciones internacionales estamos para apoyarles con nuestras herramientas. Este es el lado negativo.

Luego está el lado positivo. Antes del coronavirus, hablábamos dela necesidad de cambiar el paradigma, del uso de nuevas herramientas, de tecnología… Y ahora  tenemos que hacerlo bajo presión. Quizás, estamos ante el ‘momentum’, la oportunidad de repensar el modelo. Estamos obligados a hacerlo. Las lecciones que seguramente vamos a aprender de esta crisis nos pueden ayudar de alguna manera a potenciar mucho más nuestros sistemas educativos, a hacerlos más flexibles y más ágiles, para ver cómo la tecnología puede realmente ayudar y no reemplazar la educación en su forma más tradicional. Es un gran desafío en una situación difícil.

Si echamos un ojo a la historia, ¿hay algún momento comparable a este?

Quizás es la primera vez en que el enemigo no está entre nosotros, no es una cuestión de equilibrio geopolíticos o guerra. El algo realmente fuera de la capacidad de control humana y la consecuencia de esto es bastante singular: hay que buscar un nuevo tipo de solidaridad global. Desarrollar alianzas entre distintos sectores. Mecanismos regionales como la Unión Europea tienen que encontrar la manera de demostrar que son lugares útiles para encontrar soluciones a los problemas de los ciudadanos y no para debatir sobre cuestiones difíciles. Pasa lo mismo para las organizaciones multilaterales. Estamos tratando de hacerlo. Hace dos semanas, organizamos una reunión con más de 70 ministros para debatir cómo se puede abordar el impacto que esto va a tener en la educación. Es un momento único en este sentido. Pero por supuesto, hay similitudes con otras crisis de la historia, como la Segunda Guerra Mundial. Aunque los actores principales o las motivaciones eran totalmente diferentes. Pero después de aquel momento se vio la necesidad de que hubiera algún tipo de gobierno global y un mecanismo de solidaridad también.

El cierre de colegios y universidades ha sido de las primeras medidas que han tomado los Gobiernos contra el coronavirus. En los inicios, siempre sobrevolaba la idea de la proporcionalidad. En este caso entraba el juego el derecho a la educación. ¿Ha sido proporcional?

Es una decisión de los Gobiernos. Por supuesto, no es una decisión fácil de tomar, al revés, es muy dura. Pero en momento de paquetes de medidas tan duras y fuertes como las que vemos ahora y hace unas semanas, tiene sentido. Si queremos que haya distancia social, la escuela es un lugar de contacto entre niños y los profesores. Y es una de las únicas maneras que tenemos ahora para abordar este momento crítico.

Lo que tenemos que hacer, y hacemos, es encontrar la forma más rápida de movilizar a la comunidad internacional y apoyar a los países. ¿Cómo? Propiciando el diálogo entre los sistemas educativos, que están encontrando sus propias formas de abordar la crisis. Y es muy interesante escucharlo. Irán, Italia, China, Francia, algunos países africanos vienen y dicen las herramientas que están usando: no solo el aprendizaje virtual, también usan la radio o los canales de televisión para llegar a los niños más excluidos, por ejemplo. Lo segundo es ofrecer herramientas, plataformas y recursos educativos. Aquí hemos estado sentándonos también con el sector privado. Los proveedores de conexión a Internet y las compañías tecnológicas pueden demostrar su apoyo a los países aceptando los principios éticos de protección de datos y seguridad y prestando servicios gratuitos.

Cerrar los centros educativos y continuar con las clases con la máxima normalidad posible es un desafío enorme. ¿Cómo están respondiendo los países?

Creo que todos los países se sienten parte de una comunidad global que se ha visto profundamente tocada por esta crisis. Hay diferencias en la calidad de las soluciones que se han tomado de manera inmediata. Hay países avanzados en alta tecnología que fueron más rápidos y mejores durante los primeros días a la hora de proporcionar herramientas de aprendizaje virtual a los niños, más o menos en función del nivel del país.

Si miramos al sur, hay países que están luchando más para poder hacerlo. Es nuestra prioridad apoyar a los países en desarrollo. Vemos, por ejemplo, que hay países africanos en los que se está solucionando con radios y canales de televisión. Mientras tanto, lo que tenemos que hacer es reforzar la conectividad, que llegue a donde no está. No es la misma fotografía para todos. La comunidad internacional tiene que encontrar el equilibrio sobre cómo garantizar, al final de este proceso, la educación de calidad.

¿Qué país destacaría por su actuación en este terreno?

Es una pregunta difícil (risas). China, que fue el primer país afectado por el virus, puso en práctica de inmediato una maquinaria impresionante de aprendizaje virtual. En un par de días, casi 200 millones de niños estaban conectados en una plataforma de educación a distancia. Pero después de dos semanas, podíamos hablar ya de otros modelos, como el de Italia, que no ha apostado solo por un sistema de educación virtual, sino también por un enfoque de integración. Ahora enfrenta algunos desafíos en cuanto a equilibrar el norte y el sur y la crisis está golpeando fuerte, lamentablemente. Todo cambia muy rápido. Es un laboratorio de nuevas herramientas y prácticas. Estoy segura de que en unas semanas tendremos una fotografía completa de la situación que nos permita apoyar a los países que van algo por detrás.

Mapa de cierre de colegios elaborado por la Unesco.
Mapa de cierre de colegios elaborado por la Unesco.

¿Qué problemas se están encontrando? ¿Qué efectos colaterales se están repitiendo más?

Hay muchos desafíos comunes. Hay niños y familias que se van a ver más afectados en su derecho a la educación porque no están tan bien equipados para poder continuar con su aprendizaje con plataformas educativas digitales. Hay que encontrar soluciones, algo que estamos haciendo es recurrir a aplicaciones que se pensaron en un primer momento para la asistencia online. Si volvemos a mirar el sur del mundo, esto ocurre en algunas regiones latinoamericanas -que se están viendo cada vez más afectadas por la crisis-. Esto también es una realidad en Europa si nos fijamos en las periferias y la población más excluida.

Después está el impacto en los profesores. No debemos dar por hecho que todos los maestros del mundo están bien preparados y formados en cómo pasar de la enseñanza tradicional, en una clase, con libros y pizarra, a la virtual. Nos estamos centrando mucho en ellos, colaborando con organizaciones de la sociedad civil para que los profesores puedan involucrarse en el proceso de pensar cómo aseguramos que la educación sea de calidad. Está habiendo, además, algunos centros educativos privados que no están garantizando las condiciones salariales durante la crisis. Los sindicatos están denunciándolo y nosotros nos debemos centrar en ello también.

Otro desafío es el nuevo ambiente familiar. Todos estamos experimentando lo que es tener en un mismo apartamento la oficina, con el teletrabajo, y las clases virtuales, además de los miembros de la familia que están haciendo las tareas domésticas. Esto tiene muchas implicaciones sociales y emocionales. Tenemos que ver cómo apoyar a los padres, que ahora tienen un nuevo trabajo. Es diferente recoger a tu hijo después de clase a que te pidan, como madre o padre, estar ahí con ellos, ayudándolos. Quizás el mayor reto está en la educación primaria, porque en secundaria puede que los estudiantes ya estén más experimentados en educación virtual antes de esta crisis sin precedentes. Ahora hay que poner en marcha la enseñanza online para niños muy pequeños, de primaria. Esto tiene componentes emocionales muy importantes.

Ha mencionado la desigualdad. ¿Cómo deben asegurarse los Gobiernos de que ningún estudiante, especialmente los más pobres, se queda atrás? La nutrición, por ejemplo, es un asunto vital, o la brecha tecnológica, como decía. 

Exactamente, la nutrición es un asunto muy importante y es parte de nuestra lista de consecuencias más inmediatas del cierre de colegios. Estamos trabajando con la OMS, con el Programa Mundial de Alimentos y Unicef. Hay algunas comunidades que ya se están organizando por su cuenta para encontrar instalaciones en las que asegurar la nutrición de los estudiantes más desfavorecidos. Sobre el acceso a la tecnología, desde el comienzo de la Coalición de Educación gran parte del trabajo se está centrando en cómo podemos garantizar el traslado a las aulas virtuales desde las tradicionales aulas físicas, o que haya plataformas y recursos educativos para todos los niños. Pero el proceso acaba de empezar.

En Italia hay un debate abierto sobre la necesidad de relajar las restricciones para que los niños puedan salir a la calle a dar un paseo. En España, no pueden. Esta es una consecuencia más del cierre de colegios, la falta de socialización o de actividad física durante la cuarentena. ¿Qué piensa?

Sí, esto tiene que ver con lo que mencionaba antes sobre el componente emocional y físico, totalmente. Pienso que es crucial garantizar, tanto como sea posible en las circunstancias en las que estamos, el derecho de los niños al ejercicio físico. Es algo que desde la Unesco estamos analizando porque hay una demanda muy fuerte por parte de los países para que se analice. Por supuesto, también se puede recurrir a clases virtuales para hacer deporte y demás. Pero mi opinión personal es que es importante salir un poco de los espacios cerrados a tomar el aire. Es cuestión de encontrar el equilibrio y encontrar las medidas correctas dadas las circunstancias que tenemos.

Si miramos un poco al futuro, ¿qué debemos tener en cuenta durante la ‘vuelta al cole’?

Que estemos enfrentando la crisis en plena crisis no significa que no nos tengamos que anticipar desde ya a la fase de recuperación. Tenemos que asegurarnos de que la educación reciba atención política, compromiso y financiación. Esto es muy importante para nosotros, no queremos que la educación se quede atrás después de la crisis. Y tenemos que ver cómo será la fase de recuperación para los estudiantes y los profesores. Tenemos que observar cómo será el impacto en los niños pasados de unos meses. No sabemos cuánto tiempo tenemos por delante. Así que creo que es vital que anticipemos esta fase de recuperación.

Por otro lado, también es crucial que aprovechemos este momento para mirar más allá de la crisis y ver cómo van a ser nuestros sistemas educativos en un futuro cercano. Cómo deben diferenciarse, tal vez, del modelo tradicional. Y esto está relacionado con el futuro de la educación. Hay un debate muy interesante sobre los nuevos desafíos y las nuevas oportunidades, el cambio de paradigma del aprendizaje y la enseñanza. Pero la presión que tenemos ahora los principales actores de la comunidad educativa es aprovechar este momento. Por ejemplo, con el uso de la tecnología y los principios éticos que tienen que garantizarse.

¿Cuál es el mayor riesgo de decidir echar el cierre a las escuelas?

El riesgo es aumentar las desigualdades, pero la oportunidad es que haya un sentido de la solidaridad y la colaboración más fuerte. Es hora de la colaboración y la solidaridad. Es lo que puede compensar el riesgo de aumentar la desigualdad, que sin duda es lo más peligroso de esta situación.

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Fuente de la entrevista: https://www.eldiario.es/internacional/Stefania-Giannini-subdirectora-Unesco-desigualdad_0_1012799785.html

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