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A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.

Por: Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo

Qué Dios lo proteja; muchas personas se despiden de nosotros con esta frase sin importar nuestras creencias. No me siento ofendido por ello, en lo personal me gusta, aun cuando yo no tengo ni practico este tipo de creencias, porque sé que detrás de este enunciado hay mucha buena vibra y ganas de que a uno las cosas le salgan bien. Cuando un creyente te dice algo como eso, te está deseando el bien y está compartiendo sus buenos deseos, sus ganas de dicha y felicidad.

Por mi parte, creo que me entenderán, no se me ocurriría despedirme diciendo: que la «Revolución te salve hermano»; aun cuando sé que ella ha salvado a millones de personas a lo largo de sus más de 50 años (Cuba), y este sí que es un hecho tácitamente demostrable.

El punto de mi análisis es el siguiente: a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. Por qué digo esto:

Cuando una persona, aprovechando las redes y sus enormes posibilidades me envía una invitación a rezar para que nos salvemos del virus me incomoda y me preocupa su postura. Saturan las redes con imágenes de santitos que disparan luces y de vírgenes salvadoras como quien está desarrollando una titánica labor de salvación. Me incomoda, porque no le he dado el derecho de pedirme que haga algo que está en contra de mis convicciones y creo que el respeto a las creencias o no creencias es fundamental. Y me preocupa, mucho, porque si nos ponemos a rezar sin tomar las medidas necesarias el virus nos arrastrará a todos a una muerte segura; y luego al paraíso, al infierno o a la Pachamama (eso es discutible).

Es importante que todos, creyentes o no, valoremos que una cosa es Jesús actuado en contra de la opresión y la ambición Romana; y otra sería verlo esperando a que un poder que llegue del más allá (su padre) haga lo que a él le corresponde: porque, si somos congruentes, en cuanto a creencias, el padre de Jesús tenía todas las posibilidades de resolver la crisis humanitaria y espiritual que los hombres crearon en esa época histórica sin necesidad de mandar a su hijo a sacrificarse. Quiero entender que, pedagógica y políticamente hablando, lo que se quería con la praxis de Jesús era enseñar a los hombres cómo, a través de la organización, la conciencia y la defensa de valores perecederos por los que valía la pena morir, se podría cambiar el mundo. Jesús nos dio una lección pedagógica, política y sociológica: que debemos luchar o este mundo no tendrá ninguna posibilidad de salvación porque: en náhuatl antiguo para que se entienda: “nos lo estamos llevando a la chingada.”

Jesús mostró un camino, oculto a los fanáticos de esa época: el camino de la organización y de la conciencia y acción consecuente. Dejó claro que, sin una organización, sin el trabajo sistemático con la conciencia y sin otra propuesta de valores no habría solución ninguna a aquella situación. No por gusto Marx lo llamó el primer revolucionario de la historia y a las comunidades cristianas de base el primer partido político de la historia. Creo, además, que debe considerarse que lo que hizo el nazareno fue de principio a fin un acto político de toma de partido a favor de los pobres. El fanatismo existente en la época en que Jesús vivió hacía que aquellos seres oprimidos y empobrecidos por Roma se arrodillara a rezar y a entregar sus ofrendas esperando la ansiada salvación; sin comprender, que frente a su situación el camino era otro y que, además, ese camino implicaba no solo sacrificios sino la entrega de la vida mima si fuese necesario.

Esa, así lo veo yo, desde mi ignorancia sobre el tema; es una de las más perecederas lecciones del maestro (como le llama mi hermano Marcel a Jesús): Aun cuando pudo escapar para salvar la vida decidió quedarse y asumir los resultados de sus actos para enseñarle a los discípulos que el camino de la salvación colectiva podría ser el camino de la muerte personal si se es congruente hasta las últimas consecuencias: Qué sino, le deparó a la vida a Tupac Amaru, Martí, El Che, Camilo Torres y tantos otros: la entrega de la vida por la praxis emancipadora y descolonizadora.

Frente estas enseñanzas que nos dejó Jesús debemos valorar muy bien lo que significa actuar para salvarnos ahora frente a rezar para salvarnos más tarde; porque, por ejemplo, hoy vi en Oaxaca personas sin naso-buco y al inquirir a la señora, ya grande, por cierto, me respondió – a mí, Dios me protege. Si no entendemos que estas formas de fanatismo suelen ser suicidas estaremos agravando la crisis actual.

Desearle a una persona que Dios lo proteja es un acto de bondad y sensibilidad humana que respeto mucho; pero pedirle que se arrodille y rece frente a una situación real de peligro pudiera ser un acto irresponsable y de un fanatismo peligroso. Salir a la calle sin ninguna protección creyendo que él te protege es una locura.  No olvidemos que entre la peste y la gripe española fallecieron 90 millones de seres humanos, en no pocos casos por ignorancia: como aquellos que iban flagelándose por los pueblos y pidiendo a Dios, mientras los seguían las ratas que portaban a la pulga causante de la pandemia.

En otro momento, cuando le reclamé a un compañero de izquierda que me sugería rezar y compartir con otros su rezo e invitar al mundo a rezar a la misma hora, me respondió: -Dios existe para todos. Esto, en mi opinión, le dije, es irrespetuoso de tu parte. Debes entender que mucha gente cree en un Dios diferente al tuyo, y otros, no creen en ninguno; ello te obliga a dejar los fanatismos para el espacio privado de tu existencia personal y familiar. Dios no existe para todos: existe para los que creen en él; los demás alimentan su espiritualidad por otros caminos en nada censurables, por cierto. Incluso, creo profundamente que la espiritualidad es un lugar común en el que todos los hombres podremos encontrarnos con independencia de las creencias y cosmovisiones que le den sentido a nuestras existencias personales.

No me mal interpreten: rezar es muy bueno para los que tienen fe pues cumple una fundamental función psicológica; pero, en estos momentos, mejor aún sería cumplir las medidas sanitarias. Responsabilizarse con la conducta personal y familiar para no convertirnos en un problema para la colectividad. Las irresponsabilidades pueden crear crisis y frente a ellas todos tenemos que actuar.

Creo que además debemos (porque honrar honra, como nos dijera Martí) reconocer el trabajo abnegado y de enorme sacrifico de todos aquellos que en medio de la crisis actual tienen la tarea inmediata de salvarnos a todos; incluso de nosotros mismos y aún, a riesgo de su propia vida.

Reconozco y aplaudo el esfuerzo del presidente de este país que, en medio de la pandemia, no abandona el timón; como no lo haría un capitán en medio de la terrible tormenta. Críticas llueven, de los descreídos, de los ineptos y de los corruptos a los que se les termino la fiesta del despojo. Yo solo digo una cosa: imaginen que no contáramos con ese fundamental espacio de información. Imaginen por un momento que dejemos que la gente sea informada por Facebook. Es fácil comprender que podríamos caer en una neurosis colectiva de dimensiones desproporcionadas y generar problemas aún mayores. La tarea de un presidente es esa y no debe renunciar a ella bajo ningún concepto. Él, como dice Dussel, debe mandar obedeciendo y el mandato que tiene hoy es el de salvar a la mayor cantidad de vidas humanas posible.

Las enseñanzas de Jesús están para todos, creyentes o no y este presidente y los profesionales de la salud y todos los otros no están haciendo otra cosa que continuando su ejemplo. Amar al prójimo es actuar a favor de la vida, es afirmar la vida. Si usted, persona creyente, amparada en sus creencias, sale a la calle irresponsablemente está atentando contra la vida y no debería utilizar a Jesús como argumento para sus necedades.

Afirmar la vida hoy es unirnos en torno a una ética de la salvación, a una ética médica y científica que no sale del capricho de nadie sino de la necesidad de salvar para salvarnos. Sin la vida humana no habrá ética que discutir, sin la vida humana no habrá cultura que salvar, sin la vida humana no habrá comunalidad, ni gobierno, ni economía.

Todas las creencias deben, en este momento grave para la existencia humana, llevarnos a ser responsables frente a la otredad y frente a mi persona. Defiendo la idea de que el respeto por la vida de Jesús implica más compromiso y praxis con la existencia de la vida en el planeta, que fanatismo y creencia en una salvación futura desapegada de mi actuar presente. Si usted no actúa para salvar en este momento de peligro, usted está traicionando a Jesús, y además, complicando la situación de los pocos hospitales que los rateros de la historia le dejaron a este México tan amado y a este presidente tan trabajador.

Ni las buenas intenciones de AMLO ni todo el dinero del mundo nos salvará si no nos unimos en la responsabilidad y la praxis consecuente frente a este peligro microscópico. Este asesino fue irresponsablemente creado por los hombres y si no atajamos la irresponsabilidad en todos los niveles los estragos que haga serán inconmensurables.

Es por ello que debemos dejar que Dios haga su trabajo y ocuparnos nosotros del virus y la salvación en este momento histórico.  Dejemos a Dios, que tiene mucho que hacer y pongámonos todos, creyentes o no creyentes a ayudarlos con nuestro trabajo, nuestra organización, con la defensa de la verdad y la denuncia de la mentira y la manipulación; con la praxis.

Dios no es médico; Dios es amor; seamos congruentes; ¡por Dios!

Junto a ello debemos meditar la necesidad de salvar al planeta al que estamos asesinando. Pero eso es tema de otra reflexión.

Fuente: El autor escribe para OVE

Imagen: https://pixabay.com/photos/ash-candlelight-candle-christmas-2179184/

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Los jóvenes se movilizan para mitigar los efectos de la cuarentena

Por: Nacho Meneses

Las iniciativas universitarias de apoyo escolar, humano, técnico y psicológico son solo algunas de las muestras del compromiso social impulsado por la crisis sanitaria del coronavirus

Cuando, el pasado 13 de marzo, se declaró por primera vez el estado de alarma en España, las alertas resonaron en multitud de jóvenes universitarios españoles. Conscientes ya de la magnitud de la lucha que el país tenía por delante, decidieron no esperar y se organizaron con celeridad para dar luz verde a numerosas iniciativas de apoyo a los colectivos más necesitados: familias con necesidad de conciliar y teletrabajar, estudiantes y profesores que debían adaptarse en días a un entorno puramente digital, mayores que no podían salir de casa porque su salud es la que más riesgo corre. Ciudadanos jóvenes (y no tan jóvenes) ayudando a ciudadanos, la cara más dulce e inspiradora de la crisis sin precedentes que vive nuestra sociedad.

“Las revoluciones siempre las han emprendido los jóvenes, y ahora hay una base mayor dispuesta a luchar por lo que creen, por un ideal de justicia. Tienen prisa por intervenir en la sociedad, porque para ellos estudiar es demasiado poco”, afirma Félix Lozano, cofundador y CEO del campus de innovación y emprendimiento Teamlabs, en Madrid. A nivel individual, en grupos, por iniciativa propia o sumándose a alguna de las ya existentes, las muestras de solidaridad surgieron casi a la vez que la cuarentena, y a día de hoy contribuyen a paliar los efectos de este aislamiento forzoso.

Programas de apoyo escolar y universitario

A Josué Labios (21 años, estudiante de Economía y Estudios Internacionales de la Universidad Carlos III, en Madrid), el estado de alarma le pilló en California, acompañando a su novia, Aitana Padilla, que estudia Neurociencia en UCLA. Inmediatamente tuvieron claro que no podían quedarse de brazos cruzados: “Nos habían cancelado las clases y, aunque siguiéramos online, íbamos a tener mucho más tiempo, así que pensamos que había que hacer algo para ayudar a los niños que se quedaban en sus casas”, cuenta por vía telefónica. “Queríamos evitar que se quedaran atrás. Además, hay padres que, por determinadas circunstancias, no pueden ayudar a sus hijos como estos necesitan, y alumnos que ya tenían problemas para seguir el ritmo de la clase y que ahora, con el confinamiento, podrían ver cómo su problema se agravaba”.

En tan solo dos días, esa idea de dos cristalizó en el proyecto de Universitarios Contra la Pandemia, gracias al trabajo de seis amigos entre los que se encontraba un estudiante de la Universidad Politécnica de Valencia, que creó la página web del proyecto, y otro de Derecho, que les ayudó con los asuntos legales, de Protección de Datos. Rápidamente alcanzaron el centenar de voluntarios y se difundieron por redes sociales, recibiendo el apoyo de universidades, colegios y ANPAS; hoy son alrededor de 400 voluntarios y 500 familias repartidas por toda España, “aunque el número de alumnos, desde los seis a los 16 años, es bastante mayor, porque un mismo voluntario asignado a una familia puede ayudar a varios alumnos”, puntualiza Labios. Los universitarios que quieran unirse al proyecto, o las familias que necesiten de sus servicios, pueden hacerlo a través de su página web.

No es, desde luego, el único proyecto de estas características. En la primera semana de cuarentena, los alumnos de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid (que cuenta con casi 7.000 estudiantes) abrieron una lista interna de voluntarios para tutorizar a niños y niñas que necesitaran clases de apoyo, desde Infantil hasta Bachillerato, pero también actividades de ocio y otras dirigidas a los menores con dificultades de aprendizaje. “Somos casi 400 alumnos, y aún necesitamos más gente, para dar servicio a todas las familias que han pedido ayuda”, cuenta Enrique Alonso, uno de los coordinadores y estudiante de 4º de Educación Infantil. La Universidad Europea puso en marcha un programa similar para ayudar a familias con niños en Primaria y Secundaria con las tareas del colegio, e incluso la Orquesta y Coro de la Universidad Autónoma de Madrid ofrece su ayuda a los escolares con sus deberes.

El grupo de Vengadores UCM surgió de la Facultad de Informática de la Universidad Complutense para asistir a aquellos estudiantes universitarios sin los conocimientos técnicos necesarios para atender clases por Internet, y ha juntado a 98 voluntarios de 10 facultades diferentes. “Mediante un foro, damos respuesta a sus cuestiones, y si aún tienen dudas siempre podemos hacer una videoconferencia para ayudar a esa persona de forma más personal”, explica Markel Álvarez, estudiante de 2º de Informática.

Apoyo psicológico

Adaptarse a circunstancias tan excepcionales ha sido (y continúa siendo) un desafío monumental que puede hacer que, en ocasiones, nos veamos sobrepasados: padres con dificultades para teletrabajar y apoyar escolarmente a sus hijos, o para establecer una rutina efectiva en casa; estudiantes que necesitan ayuda para organizarse o concentrarse; profesores que requieren de asistencia para organizar los contenidos no presenciales para los alumnos, programar o encontrar actividades alternativas. Para paliar esos efectos, han surgido ideas como las de b-resol y FITA Fundación, con el objetivo de reducir el impacto del aislamiento en la salud mental de los adolescentes, y Educamos Contigo, gracias a un grupo de estudiantes voluntarios, psicólogos educativos y otros profesionales de la educación de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid. Para acceder a su asesoramiento, tan solo es necesario acudir a su web y reservar una cita con uno de sus expertos, ya sea por videollamada, correo electrónico o por teléfono.

Los mayores, población prioritaria

Muchas de las medidas tomadas estas semanas van encaminadas a proteger a la población que más se ha visto afectada por los efectos de la pandemia: nuestros mayores, especialmente aquellos que están solos y carecen de familia cercana que pueda asistirles. Una ayuda que se concreta en tareas tan cotidianas como hacer la compra o acudir a la farmacia a por medicamentos. En Bilbao, un grupo de jóvenes magrebíes se organizan cada día para comprar en el mercado y entregar pedidos a domicilio a mayores en un barrio de la ciudad; en Zamora, una veintena de voluntarios se ofrece para hacer la compra a grupos de riesgo, familias con hijos a cargo o personas de movilidad reducida; y casos similares se reparten por Segovia, Canarias, Madrid…

Más allá de evitar que los mayores tengan que salir de sus casas, otras iniciativas se proponen contribuir a que puedan mantener su bienestar físico o emocional. En Erandio (Bizkaia), las personas de una residencia de mayores reciben ánimos a través de cartas o imágenes enviadas por estudiantes universitarios, gracias a una iniciativa coordinada por Izaskun Álvarez, profesora de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco; mientras, los voluntarios de Adopta un Abuelo ofrecen, en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid, apoyo telefónico a los mayores de cualquier lugar de España, y los alumnos de Fisioterapia de la Universidad Europea realizan vídeos con recomendaciones prácticas para que los mayores conserven su movilidad.

Múltiples iniciativas en las redes

Impulsada por el confinamiento, la sociedad se ha volcado más que nunca en los recursos tecnológicos que tiene a su alcance, no solo para mantenerse cerca de sus seres queridos, sino para involucrarse en muchas acciones de impacto social. Iniciativas que en poco tiempo han crecido exponencialmente, como el caso de Coronavirusmakers, una red de voluntarios expertos en tecnología abierta y gratuita que ya ha reunido a más de 20.000 personas de todo el mundo: investigadores, diseñadores, ingenieros o makers que aportan su tiempo, su esfuerzo y hasta su dinero de forma altruista, al servicio de la sociedad. “El 12 de marzo abrimos el primer grupo en Telegram y solo dos días después nos tuvimos que dividir en grupos, porque ya éramos más de 5.000 personas”, cuenta Rosa Pascual, arquitecta y portavoz del colectivo.

“Tenemos más de 50 proyectos de I+D, entre los que están protectores faciales como las mascarillas (en proceso de homologación) y las viseras (ya homologadas por muchas comunidades autónomas), y un respirador apto para su uso en UCIs que está a la espera de validación por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios”, sostiene Pascual. A día de hoy, este movimiento (que partió de los médicos del Hospital Gregorio Marañón, en Madrid, y rápidamente se extendió por las redes) ha entregado ya más de 400.000 viseras, 100.000 mascarillas y 20.000 batas para médicos y enfermeras. Un trabajo monumental que tiene una característica destacada: todo se idea, desarrolla y produce de forma pública, gratuita y abierta, para que lo puedan usar en cualquier país que lo necesite.

Los ejemplos, como en los demás ámbitos, son numerosos, ya tengan un alcance local o más general. Desde Castilla y León, un grupo de profesores de Educación Física se empeña cada día en mantenernos en forma durante la cuarentena; y en la comarca de La Sagra (Toledo), el Proyecto Kieu, coordinado por María Díez, impulsa diferentes actividades en Internet (ocio y tiempo libre, consumo responsable, conversaciones en inglés o italiano…) para seguir fomentando el desarrollo de la comarca a través de los siete espacios jóvenes que posee.

Comunidades virtuales y redes sociales son también el escenario de numerosas iniciativas globales y abiertas a la cooperación, como Juntos desde Casa, #frenalacurva o #covid19Challenge. La primera es una plataforma formada por especialistas en tecnología que, de forma altruista, ponen a disposición de las familias diversas actividades para que todos, independientemente de la edad (a partir, eso sí, de los cinco o seis años) puedan divertirse aprendiendo en talleres de inteligencia artificial, robótica, programación HTML, Minecraft y Python o creación de videojuegos, entre muchos otros. Frena la Curva, a su vez, es una plataforma ciudadana abierta a todo aquel dispuesto a participar, en la que “voluntarios de muchas tipologías diferentes, organizaciones sociales, instituciones y laboratorios de innovación públicos se ponen en marcha para hacer proyectos que puedan hacer frente a la pandemia y a sus múltiples efectos sobre la salud, la educación o la vida vecinal”, explica Lozano, de Teamlabs, donde muchos de sus alumnos se han incorporado a estas y otras iniciativas.

Fuente: https://elpais.com/economia/2020/04/08/actualidad/1586353994_478579.html

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China acusa de «racista» a ministro de Brasil por sugerir que el país provocó la pandemia

Asia/China/09 Abril 2020/rpp.pe

La polémica inició por un cuestionado tuit en el que el ministro de Educación de BrasilAbraham Weintraub, expone su teoría sobre el COVID-19.

La Embajada de China en Brasil tachó de «racista» al ministro de Educación brasileño, Abraham Weintraub, por sugerir en un mensaje de Twitter que el gigante asiático provocó intencionadamente la pandemia de coronavirus.

El origen de la polémica es un tuit publicado el domingo por Weintraub en el que recurre a un popular personaje infantil de Brasil, Cebolinha, para exponer su teoría sobre el COVID-19.

«¿Geopolíticamente, quien podría salir fortalecido, en términos relativos, con esta crisis mundial?», plantea por escrito Weintraub, junto a la imagen de Cebolinha en la Gran Muralla de China.

A ello se suma que Cebolinha es un personaje cómico con problemas de dicción que le hacen pronunciar las erres como eles, algo que se usa como burla hacia los hablantes chinos por sus dificultades para pronunciar esa letra.

El ministro de Educación retiró el ‘tweet’ el mismo domingo tras recibir una lluvia de críticas a la que este lunes se ha sumado la de la Embajada de China en Brasil por medio de un comunicado publicado en la red social.

«Weintraub, ignorando la posición defendida por China en diversas ocasiones, ha hecho unas declaraciones difamatorias en redes sociales estigmatizando a China al asociar el origen del COVID-19 al país», ha dicho la misión diplomática.

«Estas declaraciones son completamente absurdas y despreciables y tienen un fuerte carácter racista y objetivos inenarrables, teniendo en cuenta las negativas consecuencias en el desarrollo saludable de las relaciones entre China y Brasil«, ha añadido.

Además, ha subrayado que «la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la comunidad internacional se oponen explícitamente a la asociación del virus con un país determinado o una región concreta».

Embaixada da China no Brasil

@EmbaixadaChina

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A este respecto, ha recordado que el coronavirus «se está esparciendo por todo el mundo, dando lugar a un desafío al que ningún puede enfrentarse solo», por lo que ha defendido que «en este momento lo más urgente es unir a los países en una proactiva cooperación para acabar con la pandemia cuanto antes».

Así las cosas, ha urgido a «ciertos individuos de Brasil» a «corregir inmediatamente los errores cometidos», al tiempo que les ha exhortado a «parar con las acusaciones infundadas contra China».

No es el primer choque entre Pekín y Brasilia a cuenta del coronavirus. Eduardo Bolsonaro, uno de los hijos del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, dijo en Twitter que «China tiene la culpa» de la pandemia.

Entonces, la Embajada china le acusó de imitar a «sus queridos amigos», en aparente alusión a Estados Unidos. «Al volver de Miami contrajo, lamentablemente, un virus mental que está infectando las amistades entre nuestros pueblos», espetó.

Fuente: https://rpp.pe/mundo/actualidad/coronavirus-covid-19-china-acusa-de-racista-a-ministro-de-brasil-por-sugerir-que-el-pais-provoco-la-pandemia-noticia-1256857

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Coronavirus y crisis: enfrentar la coyuntura construyendo mayor igualdad

Por: Horacio Fernández y Claudio Lozano

 

Presentación: La aparición de la pandemia debido al corona virus ha desencadenado una profundización de escenarios de crisis tanto a nivel mundial, regional y en nuestro país indudablemente. Ahora bien, desde el material que se presenta a continuación, se procura puntualizar condiciones recesivas que ya se vivían en los distintos escenarios, y que incrementa las posibilidades de asistir a una depresión generalizada. Por lo que resulta importante tratar de describir, sucintamente las condiciones previas a la pandemia. Así mismo y dado que en los procesos de crisis en el orden capitalista se agudizan las condiciones de desigualdad, y los sectores del poder económico intentan descargar el peso de las mismas sobre el resto de la sociedad, se plantean para nuestro país una serie de propuestas que hagan que sea ese poder económico (grandes fortunas, cúpula empresarial concentrada y la gran banca privada), el que hoy aporte los recursos necesarios. Llevar adelante estas iniciativas, impone la rediscusión del papel del Estado, orientado a garantizar formas de regulación que permitan garantizar las condiciones de reproducción social con mayor equidad, para enfrentar la pandemia y encarar luego un proceso de recuperación conjugado en condiciones de mayor igualdad. CRISIS ANTES DE LA CRISIS Es preciso dejar en claro que esta crisis tiene componentes que ya existían en el ordenamiento del funcionamiento actual del sistema capitalista mundializado, antes de la aparición de la pandemia. Tiene muchos puntos de continuidad con la crisis del 2008 y tiene puntos de diferencia, a los que es necesario referirse. Como punto en común podemos caracterizar que estamos frente a una crisis que no se resuelve, y que tiene como marco las contradicciones entre las relaciones capitalistas y los impactos que introduce el cambio tecnológico: generación de excedentes extraordinarios por vía del incremento de la productividad y la reducción del consumo de la fuerza de trabajo por unidad de producto y apropiación privada y concentrada de los mismos, produciendo fenómenos simultáneos de depresión del consumo de masas, sobreinversión y sobreacumulación de capitales. Este escenario nos pone frente a enormes masas de plusvalor que no encuentran donde valorizarse y que terminan generando burbujas especulativas, montañas de capital ficticio sin contrapartida en la economía real. Este proceso, que no encontró resolución luego de la crisis del 2008, se refleja en un bajo crecimiento de la economía, baja tasa de inversión productiva y bajo crecimiento del comercio mundial. Fenómeno acompañado por un crecimiento exponencial del endeudamiento a escala global, endeudamiento tanto de los Estados, corporativo (de las empresas) y de las familias. En su informe 3 sobre el Comercio y el desarrollo del 2018, la UNCTAD (organismo de las Naciones Unidas para el Desarrollo), señala que a comienzos de ese año a escala global, ese endeudamiento había llegado a los 250 billones de dólares, el triple del Producto mundial, contra los 142 billones de una década atrás. Cabe así mismo mencionar, que una parte sustancial del endeudamiento corporativo, fue a alimentar inversiones financieras especulativas y recompra de acciones de esas mismas empresas que generaron una exuberante valoración bursátil sin creación de valor. NUEVOS ELEMETOS O sea, que lo que estábamos analizando, era que se habían gestado las condiciones para el estallido de una nueva crisis. La incertidumbre era acerca de cuándo venía, y cuándo iba hacer su aparición el cisne negro que la desatara. Como aspectos nuevos y que no estaban presentes en la crisis del 2008, por lo menos con la importancia que lo están hoy, hay dos nuevos componentes. En primer lugar las disputas proteccionistas entre Estados centrales afectados en término de desigualdad social por los resultados del redespliegue productivo global, y que tiene por objeto capturar los mayores beneficios en el reparto de la globalización. Aparece Estados Unidos como un actor central pretendiendo recuperar espacios y en ese marco la virulencia del enfrentamiento comercial con China ocupa un rol fundamental. Por otra parte, otro factor que no estaba presente en 2008 son los enfrentamientos alrededor del cambio en la matriz energética que se expresan en dos aspectos. Por un lado, en la guerra de precios de los productores de hidrocarburos convencionales, es decir la disputa de Rusia y Arabia Saudita, y que junto a la caída de demanda mundial, ha llevado el precio del petróleo a apenas por sobre los 20 dólares el barril. Así mismo, el establecimiento de precios tan bajos busca forzar un parate de la producción del shale de un Estados Unidos transformado en un jugador central en la discusión petrolera mundial y puesto en conflicto, original por cierto, con uno de sus aliados principales en Medio Oriente, que es Arabia Saudita. También aparecen actores en la disputa por el camino a energías más limpias, versus los dependientes de combustibles fósiles. En ese sentido, China parece estar recorriendo el camino hacia las energías más limpias y en esa dirección está incorporando alrededor de un millón de vehículos eléctricos por año. Es decir, sobre este trípode: crisis no resuelta en la acumulación de capital, disputas por el proteccionismo, y disputas por el cambio de la matriz energética, elementos que ya permitían avizorar que la economía mundial transitaba hacia una nueva fase recesiva, hace su aparición la pandemia, desestabilizando aún más un cuadro ya inestable como el descripto. Generando un escenario de mucha mayor incertidumbre y de mucha mayor complejidad, y abriendo la puerta no ya un proceso recesivo, sino a la posibilidad de que se desencadene una depresión generalizada de la economía mundial Este escenario, que nos coloca en un círculo de caída de la producción, caída del consumo, mayor caída de la producción, pérdida de los ingresos, pérdida para los Estados, para las empresas y para 4 las personas, y que impone una ruptura de la cadena de pagos y de imposibilidad de afrontar los compromisos de deuda, hecho este que retorna en términos de ruptura del crédito y mayor profundización caída de la producción. Es decir, estamos ingresando en una espiral descendente que tiene difíciles pronósticos, y que se expresa en los procesos de destrucción de capital y desvalorización, que evidencian los mercados bursátiles. En ese contexto aparecen paquetes de financiamiento promovidos por los países centrales (Estados Unidos, Alemania, Banco Central Europeo). Y el intento de ponerle un piso a la caída. En síntesis, la pandemia cataliza, acelera y profundiza una crisis que ya estaba en ciernes. En igual sentido, sostener este planteo pone en duda aquellos pronósticos que, suponiendo el final de la pandemia en los próximos dos meses, prevén una rápida recuperación de la economía y el comercio mundial. ¿Cómo esta crisis va a impactar en la Región? Obviamente el impacto en el canal comercial es fundamental. Las exportaciones de materia prima de nuestra región tienen por destino los países que hoy están atacados por esta crisis en el hemisferio norte. El turismo y los servicios van a golpear muy fuertemente en América Central, en América Latina y en Argentina también. El parate productivo que ya traía la guerra comercial, sumado al que profundiza la aparición de la pandemia, golpea fuertemente sobre la interrupción generalizada de las cadenas globales de valor, con especial intensidad tanto en Brasil como en México. Esto tiene un aditamento, que es el deterioro de los precios de los commodities. Una gran diferencia para la región en comparación con la crisis del 2008, es que justamente en aquel momento, la región venía de una situación de elevados precios internacionales, que le había permitido acumular un importante volumen de reservas, que permitieron que los gobiernos de la región pudieran surfear en ese momento la crisis. Vale resaltar que China que hace una década actúo como un dinamizador para arrastrar favorablemente a la economía mundial, hoy ha recortado sus proyecciones de crecimiento para este año a sólo un 3.5%. Lo cual obviamente afecta la situación de los precios de los commodities. En este marco, ¿Cómo nos golpea la crisis en Argentina? Lo que hay que aclarar y particularizar es que este marco encuentra a la Argentina, y es un rasgo común en los países de la región, con márgenes de informalidad, precariedad, pobreza y de indigencia muy altos. Después de la trágica experiencia del neoliberalismo macrista, nosotros tenemos casi un 40% de pobreza, y 10% de indigencia. Cabe puntualizar que desde el 2010 hasta los años de la recesión macrista se venían alternando períodos de crecimiento y de caída de la actividad. Con lo cual, podemos decir que Argentina afronta la pandemia en el marco de diez años de estancamiento. Que se agravaron en los últimos dos años con caídas importantes del PBI estancamiento e informalidad, donde prácticamente el 50% de la fuerza de trabajo ocupada presenta algún grado de precariedad, lo cual dificulta aún más la situación. 5 Es decir, este cuadro hace que la pandemia agrave el cuadro social. Pero dicho cuadro, donde la pobreza y la indigencia tienen por correlato situaciones de hacinamiento, de falta de vivienda, de limitaciones al acceso al agua potable y de falta de higiene y salubridad, le plantea restricciones al mantenimiento de una cuarentena generalizada. Ya que la misma potencia, si no se actúa con celeridad y eficacia, la desigualdad y el deterioro social. Lo planteado impone una drástica alteración de las prioridades con las que se conducía el paradigma gubernamental en materia económica. Hasta este momento el gobierno intentaba modificar la estructura de precios relativos de la economía resultante del macrismo, mientras negociaba una solución al endeudamiento externo. En este marco la prioridad asignada a la resolución de la deuda impactó en términos de una fuerte austeridad fiscal, que limitó la posibilidad de utilizar al Estado como un potente redistribuidor de ingresos e inductor del consumo y la demanda global. En la nueva situación, ningún acreedor puede demandarle a la Argentina un plan económico consistente. Y la situación de crisis mundial, permite una solución acordada que postergue los pagos por varios años o en su defecto la inmediata suspensión de los pagos. Pero además, el debate sobre cómo reactivar la economía se ha transformado en una discusión respecto a cómo evitar o contener una mayor caída de la actividad y una mayor desigualdad. Sobre todo por lo que se planteaba antes, esta retroalimentación negativa entre condiciones sociales que hacen más vulnerable a la pandemia, y una pandemia que agrava la situación de las condiciones sociales. Cuadro este que puede generar una situación de colapso de inimaginables consecuencias. Entonces, parece ser necesario discutir que lo más importante, lo que está a la orden del día, son las medidas de contención de esta situación. El gobierno ha lanzado una cantidad de medidas: transferencia de ingresos a los sectores más postergados, a través de bonos para dependientes de planes, beneficiarios de la asignación por hijo y jubilados que gana la mínima. Y en los últimos días ha incorporado a monotributistas, que son aquellos que en muchos casos encubren relaciones laborales, monotributos sociales, trabajadores y trabajadoras autónomas y trabajadoras de casa de familia, más el resto de la informalidad (con las limitaciones previstas: no percibir otros planes excepto AUH y asig. por embarazo o que no haya otro miembro del hogar con ingresos). Transferencia de ingresos acompañada por una recuperación de la inversión pública, que se encuentra limitada porque obviamente, frente al aislamiento que nos propone la cuarentena, el shock de inversión, no tiene muchas posibilidades de llevarse a cabo. Puntualmente, hoy sólo se ejecutan las que son destinadas a ampliar la capacidad del sistema sanitario. Otra medida importante, que alcanza a un punto del producto bruto interno, es abrir una línea de financiamiento para dotar de capital de trabajo a bajas tasa de interés a pequeñas y medianas empresas, fondeadas a través de la liberación de encajes y rescate de Leliq por el BCRA. Con respecto a las medidas que se han planteado desde el gobierno, podemos caracterizarla como en tres rubros: la transferencia directa de ingresos hacia a la población más vulnerable, un shock 6 de inversión pública, y el financiamiento para la PyMES. En términos generales podemos decir que hay un desbalance en el paquete gubernamental que privilegia la política monetaria y la asistencia financiera, por vía el sistema bancario. Hoy no parece ser este el camino. Los bancos no sirven para canalizar financiamiento y el tercio de las empresas que están bancarizadas incorpora a muchas que tienen espaldas para afrontar la situación, y deja afuera a toda la informalidad empresarial. El camino es la política fiscal que incluye la discusión respecto a cómo generar un piso mínimo de ingresos equivalente, por lo menos a la canasta alimentaria y de alcance universal para el conjunto de los hogares. Política fiscal que debe fondearse aprovechando la amplia liquidez disponible en la gran banca privada y que debe servir para asistir de manera directa a la nómina salarial PyME. Frente a lo agudo de la pandemia, hay que garantizar ningún hogar con hambre, ningún hogar bajo la línea de indigencia. Y finalizada la misma, para apuntalar la recuperación, hay que elevar el piso de ingresos de alcance universal para alcanzar el criterio de ningún hogar bajo la línea de la pobreza. ¿Qué herramientas creemos nosotros y que hemos planteado desde nuestra Central?: transformar y universalizar el hoy vigente Salario Social Complementario en un Salario Social de Empleo y Formación para las Jefas y jefes de hogar desocupados o con ocupaciones de subsistencia. También universalizar efectivamente la asignación por hijo e hija. Hemos demostrado que fácilmente pueden incluirse en el sistema, tres millones de pibes y pibas que hoy están por fuera. Promover una asignación para todas aquellas adultas y adultos mayores que no cumplen con los requisitos de la seguridad social. Son tres herramientas de carácter universal, o propuestas de Renta Básica, que obligan a destacar un concepto. Y es que, frente a las formas precarias de relación laboral hoy vigentes, la seguridad social no puede estar más atada, como en el Estado de Bienestar, al modelo del pleno empleo del fordismo. Y por ello, hay que animarse a pensar otras alternativas. Lo que transitemos hoy, conteniendo los efectos de la pandemia, tiene que tener un vínculo con lo que pensamos como recuperación posterior del proceso económico. En ese sentido pensamos que junto al establecimiento del piso de ingresos que estamos planteando hay que impulsar un plan de financiamiento compulsivo. Con esto queremos decir que los bancos tienen que garantizar que se reprogramarán todas las deudas que no puedan pagarse. Pero además, que se van activar las líneas de crédito para garantizar el pago de salarios y el crédito para el capital de trabajo. Como decíamos, la propuesta de volcar casi un punto del PBI a baja tasa es importante. Pero choca con el obstáculo de la gran banca privada que no quiere habilitar líneas de créditos. Se requiere una acción agresiva del Banco Central. Y si es necesario, declarar de interés y de utilidad pública al sector. Para poder intervenir y obligar, mientras dure la emergencia, con regulaciones más fuertes, a cumplir con las instrucciones de la autoridad pública. Suspensión de pagos, renta universal, financiamiento de la nómina salarial y el capital de trabajo de las PyMES, son las claves de una estrategia que debe completarse con una clara vocación estatal de comprometer a las principales fortunas y a la cúpula empresarial en el aporte 7 concreto frente a la crisis. Resulta intolerable que, en contextos como el vigente, los dueños del poder económico boicoteen la situación aumentando precios, limitando el abastecimiento o agravando el desempleo y la caída de los ingresos. Es indispensable, en este sentido, declarar de interés y utilidad pública aquellos aspectos de la economía que resultan centrales para afrontar la emergencia: Alimentos, Salud, Medicamentos, Equipamiento Médico, Transporte, Finanzas, Energía, Higiene y Limpieza. Esto debería dotar al gobierno de instrumentos para intervenir sobre las firmas y los bancos, a efecto de obligarlos a cumplir con las definiciones de la Autoridad Pública. Esto permitiría colocar un bono a los grandes bancos para dispones de la liquidez existente y no prestada por las propias entidades. Permitiría exigir que las empresas importantes sean capitalizadas por sus dueños para afrontar la nómina salarial y el pago de impuestos. Garantizar que las empresas que han hecho fortunas en base a los tarifazos afronten el no pago de las facturas con sus propios recursos. Que los laboratorios se subordinen a la política de medicamentos que imponga el ministerio de Salud, así como también el abastecimiento a precios razonables de los alimentos. Estas definiciones sumadas a la posibilidad de requerir un aporte de las grandes fortunas, considerando inclusos el dinero fugado al exterior, son algunas de las posibilidades que hay que barajar en el presente contexto. Por otro lado, no podemos pensar que, superada la crisis de la pandemia, la economía mundial vuelva a funcionar como hasta ahora. Entonces, la salida que se pensaba para nuestro país, basada en poder generar un shock de exportaciones, no tiene mucha posibilidad. Primero, porque el mercado externo está deprimido. Segundo, porque la apuesta a grandes exportaciones a través del shale gas para que generara dólares, tampoco tiene perspectivas por lo ya explicado. Por lo tanto, no hay recuperación si no es pensando seriamente en el mercado interno como actor fundamental, impulsando un fuerte proceso de sustitución de importaciones. Ahí tiene un rol imprescindible como inductor de la demanda agregada el piso de ingresos de alcance universal equivalente al valor de una canasta de bienes y servicios, que permiten a un hogar superar la situación de pobreza. Así mismo, en el marco del derrumbe del valor patrimonial de las acciones empresarias, se abre la oportunidad para que el Estado vuelva a ocupar un papel central en actividades neurálgicas, sobre todo del complejo energético. Existen condiciones para retomar por poco valor el control sobre el sector energético (luego del proceso de destrucción de valor, hoy YPF tiene una valuación de 1000 millones de dólares). Recuperar el control sobre YPF, y el proceso de distribución energética podría permitir volver a tener un sistema centralizado, fundamental para pensar en un sistema productivo distinto como el que planteamos. Entonces, si se suspenden los pagos, si hay un estricto control de las divisas, no se paga un peso más de las reservas, y lo que entra por comercio exterior se utiliza para incentivar el aparato económico, el financiamiento compulsivo y la recuperación y el control del mercado de 8 alimentos y el de la energía por parte del Estado, estamos en condiciones de pensar en unir una estrategia productiva distinta a partir del enfrentamiento de la pandemia. Poder desarrollar estas estrategias impone primero la revalorización del rol del Estado. Pero resulta indispensable dejar en claro qué significado damos a esta afirmación. Estamos acostumbrados a ver que los más connotados gurúes neoliberales, hablando en nombre del poder económico, hoy salen a pedir que el Estado sea el garante del orden económico que a ellos los beneficia. Que emita, si eso es necesario para ese objetivo!! Son los que suelen reclamar en contextos de crisis la socialización de las pérdidas, así como en las recuperaciones proponen privatizar las ganancias. Son también los que ya comienza a decir que el sector privado ya hizo un gran esfuerzo y que ahora le toca al Estado y vuelven con las viejas recetas de achicar el gasto público (salarios jubilaciones, etc.). Vale la pena afirmarlo una vez más, que por décadas de aplicar estas políticas de desfinanciamiento y achicamiento del sector público, hoy los Estados se encuentran inermes, tanto en argentina como en gran parte del mundo para enfrentar sanitaria y socialmente las consecuencias de esta pandemia. Desde los trabajadores y los sectores populares el debate sobre el papel del Estado debe orientarse a garantizar formas de intervención y regulación que permitan la construcción de un nuevo acuerdo social, capaz de garantizar las condiciones de reproducción social sobre bases de mayor justicia y equidad. A su vez, y aunque es posible que deban ser tratados con mayor profundidad, es importante destacar algunos comportamientos y reconfiguraciones sociales que como organización social, como organización sindical debemos mirar con detenimiento. Tenemos que estar atentos para que como sociedad, no permitamos cruzar una línea bastante delgada que está entre el control de la pandemia y el autoritarismo. Porque realmente también alarma ver los pedidos de extremo punitivismo cuando salen en boca de aquellos que, hasta hace poco tiempo negaban que en nuestro país hubiera habido 30.000 detenidos desaparecidos, o aquellos que son los adalides de las políticas de mano dura. Al mismo tiempo como organización de trabajadores nos vemos desafiados. Cómo nos defendemos en estos momentos, si no podemos defender y ejercer la organización y la acción colectiva de los trabajadores. Cómo afrontamos el aislamiento social, el miedo al contacto, el miedo a la circulación, cuando la organización en los lugares de trabajo y la acción colectiva y directa para defender nuestras condiciones de trabajo y conquistar nuevas son eminentemente colectivas? La salida de la crisis va a reconfigurar nuestros comportamientos sociales. Frente a grandes crisis los sectores que concentran el poder, procuran aplicar la doctrina del shock denunciada por Naomi Klein, intentando que las soluciones a las mismas a gran escala se vertebren profundizando las desigualdades. Estamos desafiados a descubrir nuevas capacidades de construcción y organización social para enfrentar esta encrucijada. Las enormes muestras de solidaridad que se ponen de manifiesto frente a la crisis son la base sobre la que vamos a construir colectivamente esas condiciones. 9 Además resulta evidente que se acelera la incorporación de nuevas formas de trabajo. El teletrabajo, la educación a distancia o virtual, el comercio on-line. Todas estas transformaciones, todas estas modificaciones que formaban parte de los objetivos para limitar el colectivo de los trabajadores, ganan un espacio en la emergencia, que difícilmente no se intente hacerlas permanecer a posteriori como un ordenamiento social general. Como trabajadores y trabajadoras, nuestros modelos de organización siempre adoptaron la mejor forma para enfrentar la explotación de la fuerza de trabajo en cada época histórica. En esta oportunidad no será distinto. Aceptamos los desafíos que nos propone. Enfrentamos una situación de crisis. Pero estamos convencidos que revalorizando el rol del Estado, y dando una disputa sobre los términos en que se debe dar esa revalorización, podemos afrontar la pandemia primero, para luego encarar un proceso de recuperación bajo contenidos de mayor igualdad.

Fuente: Los autores escriben para OVE

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OPINIÓN | ¡Quédate en casa! y “¿con qué ojos?”

Por:  Tlachinollan

El pasado sábado 28 de marzo, en la conferencia vespertina el subsecretario federal de promoción y prevención de la salud, el Dr. Hugo López-Gatell, reiteró en varias ocasiones la necesidad de quedarse en casa, con el fin de reducir la velocidad de la propagación del coronavirus en el país. Explicó que es el momento más propicio para controlar la curva de la transmisión del COVID-19. Es la oportunidad para frenar la proliferación de la pandemia. Remarcó que hay que quedarse en casa de forma masiva durante un mes (del 23 de marzo al 19 de abril). Auguró que seguirán aumentando los casos y que, además, habrá muertes. Le apostó a que con esta medida se pueda retardar la velocidad de los casos, para que las 26 mil unidades de salud que hay en el país, sean suficientes para atender a los pacientes.

Este anuncio fue un llamado urgente a la nación. El gobierno federal asumió el compromiso de suspender todas sus actividades con el fin de convocar al sector privado y social para que hagan lo mismo. Su diagnóstico fue alarmante porque manifestó que desde la segunda semana de marzo, existe un crecimiento acelerado de casos a nivel nacional que se elevan para este domingo a 993 personas contagiadas, arrojando un número de 20 defunciones. El 87% de las personas fallecidas son mayores de 65 años y padecían hipertensión y obesidad, y en menor medida diabetes y tabaquismo. Concluyó diciendo que esta medida de quedarse en casa tendrá sus efectos positivos en las semanas que vienen, por eso hizo un llamado enérgico, enfático e infalible, de cumplir con esta medida. De lo contrario, auguró que estaremos enfrentando curvas epidémicas inmanejables como está sucediendo en Italia, España, Estados Unidos y Francia.

Por otra parte, el gobernador del estado con el secretario de salud, informaron este domingo que existen diez casos confirmados y una defunción, reiterando la recomendación de quedarse en casa, de cuidar mucho a la familia y de atender a los adultos mayores. Manifestando que es una lucha que hay que dar entre todos, y que con la ayuda de Dios hay que salir adelante.

Este discurso desde el poder deja entrever una realidad devastadora, se vislumbra un escenario atroz, porque la pandemia no respeta hemisferios, países desarrollados, fronteras, ni el libre mercado. Más bien nos ha colocado en una situación sumamente vulnerable que ha hecho trizas todas las formas de como vivimos, producimos, consumimos y nos relacionamos con la naturaleza. El coronavirus vino a cuestionar de fondo, las supuestas virtudes del capitalismo: la acumulación ilimitada, la competencia irrefrenable, el individualismo craso, el consumismo banal, el despilfarro de nuestra mediocridad y superficialidad, la indiferencia frente a la miseria de millones de personas, la reducción del Estado y la exaltación de que la avaricia es buena. Con el COVID – 19 esto ya no puede continuar.

El presidente francés Emmanuel Macron expresó recientemente que “lo que revela esta pandemia, es que la salud gratuita, sin condiciones de ingresos, de historia personal y de profesión, y nuestro estado de bienestar social, no son costes o cargas, sino bienes preciosos, unos beneficios indispensables cuando el destino llama a la puerta. Lo que esta pandemia revela es que existen bienes y servicios que deben quedar fuera de las leyes del mercado”.

Por otra parte, la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas, manifestó recientemente que “en las esferas más altas del poder, la economía era lo primero … hasta que llegó el COVID – 19. Advirtió que se avecina una recesión global que hará que el Producto Interno Bruto (PIB) de la región decrezca, el desempleo aumente y millones de personas se sumen a los índices de pobreza. Resaltó que, ante la postura de los países desarrollados de cerrar las fronteras ante el temor de la propagación del coronavirus, representa una coyuntura importante para repensar la integración y la autosuficiencia regional. Esto se va parecer mucho a una economía de guerra… porque se ha cortado el transporte y las barreras se han hecho enormes. Por lo mismo, habría que ver cómo se va a reconstituir una economía distinta más integrada hacia lo local, buscando también pautas de autosuficiencia, por ejemplo, alimentaria, que es otro de los temas que no ha salido, pero seguramente van a venir una muy importante escasez de comida, especialmente en las economías vulnerables que dependen de importaciones.

Estas reflexiones colocan a más del 60% de la población pobre de México, en una disyuntiva: de quedarse en casa o de salir a la calle para poder comer. ¿Qué hacer ante un país sumamente desigual donde el 448% de la población vive en la línea de la pobreza? El llamado del doctor Gatell a la autodisciplina del pueblo mexicano de quedarse en casa, debe de tomar en cuenta los índices de pobreza que siguen desbastando a nuestro país. Las mismas estadísticas oficiales nos muestran dramáticamente a un pueblo con hambre. En estas circunstancias el llamado a todos los mexicanos y mexicanas a acatar una medida, que tiene implicaciones económicas sumamente extremas, pone en el limite la desobediencia de esta norma por su inefectividad. Apelar solo a la conciencia de que la permanencia en casa, es la medida más segura para revertir esta pandemia, para la población que vive por debajo de la línea pobreza, es imposible no salir a las calles en busca de la sobrevivencia. La mayoría de mexicanas y mexicanos viven al día, ante esta voracidad del modelo capitalista, que le apuesta a la acumulación de capital y a la privatización de los bienes y servicios. No hay ningún país regido por la economía de mercado, que no haya colapsado su sistema de salud, por esa tendencia obsesiva de fragmentar los sistemas de salud y privilegiar su privatización. Lo que hoy estamos viendo es que no son las empresas privadas, sino el Estado con sus políticas sanitarias generales los que podrán realmente salvarnos de esta pandemia. En los medios masivos de comunicación hemos testificado como el coronavirus ha producido el colapso del mercado de valores (bolsas), que es el corazón de este sistema especulativo.

Retomando al teólogo Leonardo Boff “no basta la hiperinformación y los llamamientos por todos los medios de comunicación (ante la grave tragedia del coronavirus). No nos mueven al cambio de compartimiento exigido. Tenemos que despertar la razón sensible y cordial. Superar la indiferencia y sentir con el corazón el dolor de los otros. Nadie está inmune al virus. Ricos y pobres tenemos que ser solidarios unos con otros, cuidarnos personalmente y cuidar de los otros y asumir una responsabilidad colectiva. No hay un puerto de salvación. O nos sentimos humanos, co-iguales en la misma casa común o nos hundiremos todos”.

Lo que más preocupa es que el sistema de salud de nuestro país, tenga la capacidad de responder ante un escenario que nos coloca en el limite de la sobrevivencia. Además del llamado a permanecer en casa los gobiernos tienen que garantizar la protección de los ingresos de las familias. En esta crisis ese es el tema central, ¿Cómo apoyar a las familias que no tienen un empleo seguro y mucho menos un ingreso diario en casa?

Es sumamente preocupante que la epidemia ocurra en condiciones en las que la mayoría de la población no cuenta con un trabajo formal, con un seguro médico, con un salario suficiente para vivir dignamente. En Guerrero donde las condiciones de pobreza se expanden por las siete regiones del estado es urgente la implementación de un programa que garantice el reparto de alimentos suficientes para toda la población que está en situaciones de pobreza extrema. Sin una medida de esta envergadura no será posible contener la curva ascendente de enfermos por coronavirus y nuestro sistema de salud colapsará ante un llamado de quedarse en casa que nadie atenderá. Las autoridades tienen el gran desafío de implementar programas emergentes para mitigar el problema del hambre que amenaza con desbordarse, ante el déficit alimentario que existe en las regiones indígenas y ante el desempleo galopante que se multiplica en amplias franjas de la población que vive en las periferias de las ciudades. Tiene que garantizarse el abasto de alimentos y de agua para toda la población, así como aprobar un paquete de protección social que contemple el pago de rentas y todos los servicios públicos, para garantizar los derechos básicos.

¿Con qué ojos? Dijera popularmente la gente que a diario tiene que trabajar en la calle para poder llevar alimentos a su familia. Es importante quedarse en casa, pero las autoridades tienen que entender que este llamado no puede hacerse sin tomar en cuenta la abismal desigualdad que existe en nuestro país y en nuestro estado. ¿Qué compromisos asumen los gobiernos de los tres niveles para hacer viable este llamado? Son insuficientes los programas que se han implementado para enfrentar esta pandemia. Por eso es importante, tomar en cuenta a la sociedad que demanda abasto de alimentos, servicios básicos de salud, empleo seguro, vivienda digna y educación que rompa las cadenas del oprobio. El gran desafío es como fortalecer las economías locales y no seguir a la deriva de la dictadura del mercado. Los pueblos nos han enseñado, que los seres humanos somos parte de la naturaleza y que la tierra no nos pertenece para explotarla a nuestro antojo, que  más bien nosotros somos sus hijos, que ella es nuestra madre generosa pero en cualquier momento puede revelarse y enviarnos un virus devastador, como el que hoy nos tiene en vilo.

Fuente e imagen: http://www.tlachinollan.org/opinion-quedate-en-casa-y-con-que-ojos/

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Retos de la educación frente al virus y al internet

Por: Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo

La pandemia está abriendo aristas de análisis que se mantenían, por la costumbre y la pereza mental, algo ocultas al pensador común y el crítico. Muchos ya se alarman por el enorme poder que van adquiriendo estos canales para entrar en el proceso de subjetivación del hombre pos-neoliberal, si es que se me acepta el término.

Coincido en que es preocupante que empresas privadas se afilen los dientes para hacerse de un mercado especial para el momento: cultiva tu cultura sin exponerte al virus; títulos a domicilio. Es claro que esto será fundamental para épocas de pandemias, de guerras, de toques de queda; pues pase lo que pase las calificaciones y entrega de títulos no se detendrán y la ganancia en hegemonía y en dinero estará garantizada.

En lo personal creo que estamos asistiendo a reacciones atrasadas de un proceso de dominación que se expande ya por varias décadas; esto es solo la punta del iceberg. El control de la mente humana por el sistema imperialista de dominación y por la cultura que se encarga de socializar, ha sido denunciado desde la primera mitad del pasado siglo. Los textos nacidos de la escuela de Frankfurt son un buen ejemplo de ello. Sin embargo, este no es el problema más serio, hay una pregunta que por mucho que se haga se queda sin propuesta concreta ¿Qué hicieron los sistemas escolares frente a estas contundentes críticas que se hacían a la televisión? ¿Es que acaso se prepararon las escuelas para desarticular la mediación que, cada vez con más fuerza, ejercían las televisoras sobre la manera de ver y comprender la realidad histórica por el gran público? La respuesta puede parecer dura, pero es un no rotundo, no se prepararon y hoy estamos recogiendo los frutos.

En el plano más concreto la escuela no propuso a través de sus sistemas curriculares criterios estéticos para que los alumnos descubriesen las manipulaciones y mediocridades de los productos audiovisuales que consumían. La escuela estaba en su mundo y la televisión ganándose los espacios de preferencia para el tiempo libre de los alumnos. Hoy, luego de muchos años de entretenimiento ya no se trata de que a la población les guste leer o pensar; es que, como norma,  lo que les gusta, disfrutan y llena su tiempo no es otra cosa que la farándula. La familia que hoy en día tenga un hijo que busque la lectura espontáneamente puede darse con una piedra en el pecho porque se reconoce que esto ya no es más lo común.

Y regreso a mi tema. Lo peligroso no es tanto que consuman el producto audiovisual, sino que carecen de los mínimos criterios para hacerse una idea objetiva de lo que consumen. A tal punto que pueden salir de una película como Batman exclamando: ¡viste que buena estuvo la película!

Este no es tema de discusión común entre los educadores ni siquiera en estos momentos: en algunos casos disputamos el derecho a que en la escuela exista conectividad, buenas computadoras y salas de cómputo. Exigen que los alumnos tengan acceso a estas novedosas tecnologías. Pero lo que no se discute es qué haremos pedagógicamente para que estas herramientas no continúen siendo armas de la alienación masiva. En su tiempo no lo discutimos con la televisión y, ahora, no lo estamos haciendo con el internet.

Tanto la televisión como las novedosas tecnologías se convirtieron inmediatamente en conductos para la venta de una vida ilusionada, alimentada en la lógica de un sistema profundamente alienador. Podemos decir que en este momento histórico en que vivimos acosados por una pandemia, fundamentalmente virtual, no somos capaces de ver la enorme posibilidad que se nos abre porque vemos las cosas como ellos desean que lo hagamos. No puede negarse que ya se capitalizó la información por el sistema y nos la sirven a goteros y con el sabor, color y olor que ellos deciden.

El capitalismo aprende rápido y ya está sacándole ganancia a la situación en la que vivimos. Las ventas de Walmart se dispararon con la pandemia. Ya no discutiremos más la mediocre reforma educativa de Peña que no termina de morir, ahora debemos estar alineados en los temas que nos dictan. El capital marcha delante de la izquierda, subsumiendo la crisis y regurgitando sus propias soluciones.

¿Por qué los sistemas educativos nunca discutieron los fundamentos éticos de la televisión y su impacto en la transformación curricular? ¿Por qué, si reconocimos que la televisión es nefasta, no nos dimos a la tarea de incluir en los currículos materias que se ocuparan de contrarrestar su efecto? La respuesta es clara: porque el capitalismo no lo permitía. Mejor nos entretenía con teorías del aprendizaje significativo y por descubrimiento que, como se sabe, ningún daño le proporcionaba a su hegemonía cultural.

Solo los que estudiaban filosofía o historia del arte, entre otras carreras, llegaban a tener criterios objetivos de crítica hacia los productos audiovisuales, que la mayoría alejada de la crítica consumía. ¿Por qué no tuvimos en la secundaria y el bachillerato una materia que se denominase: “Análisis crítico del producto audiovisual”?

Hago estas interrogantes porque hoy, que estamos viendo el enorme poder de manipulación de las redes, tampoco estamos haciéndonos estas preguntas.  En las escuelas se trabajan ciertos programas, como el PowerPoint, como si ello fuese una gran herramienta de las tecnologías; cuando en realidad, entre otros efectos negativos, este programa produce masas de tontos que leen y comentan trozos de textos bajados de internet y combinados con figuritas que se mueven, sin comprender ni teorías, ni autores, ni el tema que exponen. Excel, por ejemplo, ya no autoriza comprender lo que es la desviación estándar porque la mente dejó de seguir la ruta analítica del número y se conformó con introducir datos y dar un clic.

Por todo esto, digo que el problema serio de la relación entre coronavirus, internet y educación, ya lo teníamos solo que, tal vez, no lo vimos. El reto pedagógico no es adaptarse a una nueva manera de desarrollar el proceso educativo, ni siquiera aceptar el reto de humanizar las redes, sino que necesitamos con urgencia procesos de análisis y educación, encaminados a darles los criterios de crítica y análisis a los jóvenes para que puedan estar solos con las redes debatiendo su sentido humano y culturalizador.

La televisión y las redes no tienen el poder de hacer con los humanos nada que no sea autorizado por ellos.  No se trata tanto de lo que las redes pueden hacer, sino de lo que nosotros, como educadores, podemos. Pero resulta que el currículo tradicional que tenemos no nos permite actuar más allá de la instrumentalidad informática; ni contra la vieja televisión, ni contra la nueva tecnología podemos revelarnos, porque se asume que esto es cosa de especialistas y está fuera de los contenidos.

Y este es el tema esencial: la escuela nunca se especializo en la tarea de descolonizar a los jóvenes. Sin entender las herramientas de la dominación semiótica no podremos emanciparnos culturalmente. Es por ello que pedagógicamente la emancipación se quedó en el sueño incumplido de los filósofos y no llegó a aterrizar ni en el contenido, ni en las formas de organización, ni en los métodos y mucho menos en los objetivos de los sistemas de educación. Todo ello generó que el carácter del hombre moderno fuera el consumismo, la competitividad y la meritocracia.

La televisión y las redes alienan, pero entendamos que usted, persona adulta, ya puede decidir. Sé que es discutible, pero en algo coincido son esta frase de Sartre “estamos condenados a la libertad” porque a cierta edad decidimos. Al menos entendamos que si usted, persona adulta, no habla con sus hijos, está alejado de su familia e incomunicado con sus propias emociones se debe al tipo de persona y de padre en que usted se ha convertido. Y aunque usted ha sido educado en una época y por una familia entenderá que: según Sartre: “El hombre es lo que hace con lo que hicieron de él”. El educador debe ser educado nos decía el viejo topo. Lo que los medios de comunicación nos están haciendo es evitable si nosotros nos organizamos como educadores para contrarrestar.

En este punto todos los educadores debemos hacer algo con lo que han hecho con nosotros. Debemos hacer algo con nuestros hábitos, gustos, deseos y preferencias. Y, claro, también con nuestro tiempo libre.

Reconozcamos que no contamos con las materias escolares que nos permitan preparar a una inmensa masa de estudiantes para criticar la basura chatarra que les venden por las redes. Debemos trabajar urgentemente para incluir en los diseños curriculares contenidos que permitan a las nuevas generaciones luchar contra el capitalismo cultural también en el espacio de la red de redes. Este es un muy buen momento para ello. Estamos en casa, usemos el tiempo en producir para liberar.

Ya sabemos que ni la televisión ni las redes están incluidas como contenidos de análisis en los currículos. No se las analiza y critica en su impacto gnoseológico, axiológico ni práctico. Hasta donde conozco, y sé que solo soy un humano; ni Hollywood ni Disney fueron confrontados por el currículo escolar. Son los peores enemigos del proceso de aprendizaje y formación de valores y los hemos dejado solos en al campo de batalla cultural para que se adueñen del tiempo de vida, las ilusiones, los gustos y los hábitos de nuestros niños y jóvenes.

No creo que esta pandemia haga que la escuela mejore si no nos metemos, sin temor, a debatir, los serios retos que enfrentamos como educadores de una generación que está llamada a salvar al planeta de la extinción definitiva. Pero la pandemia sí nos ha creado un momento especial: ya nos expulsó de las aulas; hagamos que nos expulse de nuestros hábitus.

Fuente: El autor escribe para OVE

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Día X de cuarentena…

Por: Abelardo Carro Nava

De repente, cual fotografías de esas instantáneas, vienen a mi mente varios recuerdos de mi infancia. Mis padres, fieles a las enseñanzas de sus padres, seguían a pie juntillas su ejemplo. No había otra forma de ser “alguien” en la vida. Finalmente, quienes nacimos en condiciones económicas limitadas, teníamos claro que el trabajo dignifica al hombre, y vaya que hay razón en ello.

Levantarse, desde pequeño, muy temprano para acompañar a mi padre y hermanos al campo, a la “pizca” o “trasiego”, era de lo más divertido. ¿Cómo podría ser pesado o aburrido si desde niño era el mundo que habíamos conocido?, ¿cómo negarse, si de tal actividad, obteníamos algún dinero para que mis padres solventaran otros gastos?, ¿cómo no ser parte de algo que, a decir de tus padres, era para el bienestar de la familia?

Pasadas algunas horas de labriego llegaba el desayuno. Ese menú exquisito que se conformaba por abundantes “gorditas” cocidas en comal de barro, con masa de maíz antes cosechado, harta salsa y solo unas cuantas pizcas de queso; y un atole, sí, un atole también de masa cuyo color y consistencia guardo en mis adentros.

El trabajo no menguaba. Las horas pasaban y el calor atosigaba. Sí, esa era la hora en que debíamos volver a casa. ¿Un baño? Ni pensarlo, primero debíamos realizar las tareas asignadas: barrer el patio, escombrar los cuartos, acomodar la leña, limpiar el pequeño establo, en fin, siempre había algo que hacer y rehacer para ayudar en los deberes domésticos. ¿Y luego? Las pequeñas tareas escolares que mis padres nos encomendaban: leer un cuento, resolver problemas matemáticos, repasar lo que en el ciclo escolar habíamos trabajado. ¿Y los juegos? ¡Claro que había espacio para los juegos! Sí, esos momentos que, después de la comida, se propiciaban con los demás niños de la cuadra, una “cascarita” le llamaban. Yo, desde luego, era el portero y, por ser el más pequeño, siempre era el que me “brincaba” a las casas de los vecinos cuando la pelota se nos volaba.

El tiempo pasaba y la cena llegaba, pero antes un baño, sí, un baño que verdaderamente disfrutaba. El correr del agua calientita sobre mi cuerpo, ha sido de las experiencias más extraordinarias que aún conservo.

Sentados en la mesa, mi padre tocaba su guitarra y “La Malagueña” cantaba. No sé si esa canción era la única que se sabía, pero recuerdo claramente cómo siempre se entonaba. La noche llegaba. Unas cuantas horas de descanso y de nuevo la jornada.

No, no eran vacaciones como las que hoy conocemos. La televisión era un lujo que no podíamos darnos en esos momentos. El dinero no alcanzaba para comprar un producto de esa naturaleza. Sin embargo, leer una novela, nos llevaba a mundos insospechados.

Aún recuerdo a María, sí, aquel texto de Jorge Isaacs que me tuvo al borde de las lágrimas. Su muerte, fue uno de esos hechos incompresibles que, desde luego, mi padre con sus sabias palabras, me explicaba. O bien, ese mundo de aventuras y misterios que, con Julio Verne y su Viaje al Centro de la Tierra, viví intensamente. No, no eran las vacaciones como las que ahora conocemos y, mucho menos, los juegos que ahora vemos. Hacer un paracaídas con una bolsa de plástico a la que se le ataban unos estambres en un extremo y del otro, las manos de un luchador, también de plástico, era todo un suceso. Esas competencias con los vecinos para ver cuál “volaba” más alto eran interminables; las apuestas siempre giraban en torno a nuestro gran tesoro: un dulce o un chicle que, como parece obvio, gané una y otra vez, para envidia de todos.

De vuelta a la realidad, de un tiempo a la fecha me he preguntado ¿qué tanto, como sociedad, hemos cambiado para pensar que un televisor es un gran aliado en contra del aburrimiento y el desasosiego?, ¿por qué las tabletas y los videojuegos han sustituido esas “cascaritas” tan amenas que sosteníamos con nuestros amigos?, ¿qué hemos hecho, como sociedad y gobierno, para que todo sea tan diferente pero, lastimosamente, igual que antes? Sí, tal vez se deba a un problema de clases sociales, y a lo que alguna vez algún profesor de la universidad definió como capitalismo. Sí, esa forma de vida que, por más que se diga lo contrario, genera grandes desigualdades sociales por el libre mercado.

Tengo claro que los tiempos ya no son los mismos de aquella, mi infancia, y que las condiciones económicas han acelerado nuestro ritmo de vida; desde luego, hay quienes vamos al día, viviendo y sobreviviendo con lo que hacemos y con lo que tenemos. Por ello comprendo, que las responsabilidades que tenemos en casa, las hemos sustituido con ciertos artefactos tecnológicos que derivan en la poca atención que, de alguna u otra manera, brindamos a nuestros seres queridos.

Tal vez sea momento, mientras vivimos esta pandemia generada por algo que los científicos han llamado coronavirus, de reflexionar sobre lo que hemos hecho y cómo lo hemos hecho o estamos haciendo. Bien se dice que la educación comienza en casa y, desde luego, coincido en ello.

Asignar pequeñas tareas a nuestros hijos logrando que comprendan el porqué de éstas, no es algo de otro mundo. Sé muy bien, porque me pasa lo mismo, que a veces cinco minutos significa destinar un tiempo que no teníamos contemplado porque nuestras actividades, sobre todo, laborales o domésticas, nos meten en un trajín de eventos sin sentido porque, inevitablemente, el sustento es lo primero; sin embargo, desde mi perspectiva, esos cinco minutos pueden ser tan valiosos en las personas como su vida misma. Muchas veces me han preguntado cómo podemos fomentar los valores universales en los nuestros. Mi respuesta ha sido inequívoca: comunicarnos, escucharnos, respetarnos, amarnos, etcétera; son, desde luego, pequeñas acciones que pueden generar ambientes favorables que propicien un sentido de corresponsabilidad y conciencia en los que hacemos y cómo lo hacemos.

No lo olvidemos pues, que los mexicanos, sin distingo de género, somos “luchones”, y es precisamente esa fuerza y ese carácter, lo que puede llevarnos a trabajar para ser mejores seres humanos. Hombres y mujeres empáticos…

Si la educación comienza en casa, y ustedes coinciden en ello, es un buen momento para seguir trabajando en ello. Así, con pequeñas acciones que, seguro estoy, más adelante tendrán grandes resultados colectivos, mimos que nacerán en la individualidad de los individuos.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/dia-x-de-cuarentena/

Imagen: https://pixabay.com/illustrations/tv-man-sofa-tv-room-apartment-1529259/

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