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Venezuela: Fe y Alegría sigue rompiendo paradigmas en la educación venezolana

fe y alegria

El entorno inteligente / 5 de Marzo de 2016

El sueño del padre José María Vélaz se mantiene vivo Fe y Alegría sigue rompiendo paradigmas en la educación venezolana Este 5 de marzo se conmemoran 61 años de la fundación de la primera escuela privada en un barrio pobre, con educación cristiana pero conducida por laicos, y que impartía clases en un mismo salón a hembras y varones, algo nunca visto en la Venezuela de 1955 Prensa Unidad Venezuela (Caracas, 5 de marzo 2016).- «La educación de los pobres no puede ser una pobre educación». Esta frase del ideario del sacerdote jesuita José María Vélaz (1910-1985), define el apostolado con el cual abrazó su magna obra, Fe y Alegría, visionaria allá por 1955, cuando, en el domicilio de un humilde albañil, se instituyó en Caracas la primera escuela: una fructífera cruzada que trascendió la geografía nacional hasta otros países de América Latina y África.»Nuestro fundador siempre dijo que no podíamos quedarnos en chiquito porque si somos poquitos nadie nos escucha, pero si somos muchos nos tienen que escuchar, y ese ha sido el empeño en crecer. Fe y Alegría es una sexagenaria recién nacida: ante nuevos problemas buscamos nuevas soluciones» Quien así se expresa es la educadora Luisa Pernalete, con cuatro décadas de labor en Fe y Alegría.»Yo estuve 25 años en Zulia y después 15 en Bolívar; y ahora soy itinerante en el Centro de Formación, instancia de asesoría y de investigación?, dijo. Especial efemérides la de este 5 de marzo, que rememora 61 años de gestión por la enseñanza popular integral y la promoción social, con una propuesta de educación pública y administración privada. Con 13 mil trabajadores enVenezuela, se ubica en más de setecientos puntos geográficos y un millar de servicios, repartidos entre planteles y colegios universitarios, el Instituto Radiofónico Fe y Alegría (IRFA), junto con los Centros de Capacitación Laboral (Cecal) y otras unidades no formales. La pedagoga recuerda cuando le correspondió coinstaurar un plantel al noroeste del país, calificándolo como una muestra de la capacidad de resiliencia, de nacer, crecer y reinventarse en los entornos violentos, de pobreza extrema, en medio de una gran soledad.»Una escuelita que ayudamos a fundar en 1992, con los wayúu de la Alta Guajira, en pleno desierto. Ahí nacimos con 4to, 5to y 6to grados?, evocó. Ante la amenaza del pensamiento único, la profesional indicó que Fe y Alegría auspicia la diversidad.»Tenemos escuelas hasta con siete pueblos indígenas y eso no es un problema, eso es una complejidad y un valor. Si revisamos el tema de las garantías, se observa que hubo sociedades que privilegiaron los derechos políticos, otros los derechos económicos y sociales; nosotros decidimos que los derechos humanos son interdependientes y se necesitan todos?, dijo.»Los muchachos deben conocer de todo: yo propongo que se seleccione a 10 premios Nobel que estudien la situación que les tocó enfrentar, y que nos beneficiemos de esas experiencias de diferentes personalidades, religiones y posturas?, dictaminó. En el aire con buen espíritu»En este conflicto político y en esta realidad económica, Fe y Alegría tiene la premisa de saber leer de cara al futuro: no vivir de los 60 años pasados sino que tenemos el reto de identificar cuál es el rol social, educativo y hasta político que hoy tenemos que jugar ante la nueva realidad del país. La Fe y Alegría del futuro pasa por tender puentes entre diferentes sectores» Tal es la posición del docente y comunicador Gerardo Lombardi, director del Instituto Radiofónico Fe y Alegría, con 25 frecuencias operativas en el aire,? emisoras muy grandes»  Guadualito, Maracaibo, El Tigre, Caracas, Puerto Ordaz», y unas más pequeñas» en la frontera zuliana con Colombia, contamos con una en la Guajira, y otra en la sierra de Perijá además, en Tucupita, en Delta Amacuro»»»Estas últimas tres emisoras prestan un servicio intercultural bilingüe, con programación en lengua indígena. Tenemos cartillas de alfabetización en guajiro y en warao, y el proyecto de hacerlas también en yukpa, barí y kariña?, informó. Con 33 años activo en la institución, recordó que Fe y Alegría surgió, durante la dictadura perezjimenista, para romper paradigmas en la educación, entre ellos el del sistema de enseñanza dividido en público y privado.»Este último destinado solo a quienes podían pagarlo, con colegios para varones y colegios para hembras, y los colegios religiosos generalmente para las clases altas»»Entonces, nos convertimos en la primera escuela católica, de educación cristiana, en un barrio, privada y mixta, destacando que» salvo el padre Vélaz – no era conducida por sacerdotes sino por los laicos y la propia comunidad?, precisó. Expresó que Fe y Alegría se sostiene con lo que recibe del Estado» gracias al convenio de la Asociación Venezolana de Educación Católica (Avec) -, además de donaciones de la empresa privada y el aporte de la colectividad.»Y, por supuesto, trabajar en Fe y Alegría»no es de tiempo completo sino repleto?: muchos, además de sus horas, cumplen trabajo comunitario y complementario que no es pagado» Y es que, recogiendo palabras del padre Vélaz, en la Fe y Alegría que se inició hace más de seis decenios, comenzando donde terminaba el asfalto y la ciudad perdía su nombre; en la Fe y Alegría que cada día cobra mayor vigencia gracias a los Hombres de Activa Esperanza, quienes siguen los pasos que vislumbró el fundador de la obra, se encuentra, ciertamente, la Venezuelaposible, con la que él soñó despierto. — Más información en: www.unidadvenezuela.org Para contacto: 0414.685.73.78 Twitter: @unidadvenezuela FanPage: Unidad Venezuela Youtube: UnidadVenezuela Instagram: Unidad Venezuela — Más información en: www.unidadvenezuela.org Para contacto: 0414.685.73.78 Twitter: @unidadvenezuela FanPage: Unidad Venezuela Youtube: UnidadVenezuela Instagram: Unidad Venezuela — Has recibido este mensaje porque estás suscrito al grupo «GRUPO PRENSA UNIDAD VENEZUELA» de Grupos de Google. 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Fe y Alegría, visionaria allá por 1955, cuando, en el domicilio de un humilde albañil, se instituyó en Caracas la primera escuela: una fructífera cruzada que trascendió la geografía nacional hasta otros países de América Latina y África.

«Nuestro fundador siempre dijo que no podíamos quedarnos en chiquito porque si somos poquitos nadie nos escucha, pero si somos muchos nos tienen que escuchar, y ese ha sido el empeño en crecer. Fe y Alegría es una sexagenaria recién nacida: ante nuevos problemas buscamos nuevas soluciones»

Quien así se expresa es la educadora Luisa Pernalete, con cuatro décadas de labor en Fe y Alegría.»Yo estuve 25 años en Zulia y después 15 en Bolívar; y ahora soy itinerante en el Centro de Formación, instancia de asesoría y de investigación?, dijo.

Especial efemérides la de este 5 de marzo, que rememora 61 años de gestión por la enseñanza popular integral y la promoción social, con una propuesta de educación pública y administración privada. Con 13 mil trabajadores en Venezuela, se ubica en más de setecientos puntos geográficos y un millar de servicios, repartidos entre planteles y colegios universitarios, el Instituto Radiofónico Fe y Alegría (IRFA), junto con los Centros de Capacitación Laboral (Cecal) y otras unidades no formales.

La pedagoga recuerda cuando le correspondió coinstaurar un plantel al noroeste del país, calificándolo como una muestra de la capacidad de resiliencia, de nacer, crecer y reinventarse en los entornos violentos, de pobreza extrema, en medio de una gran soledad.»Una escuelita que ayudamos a fundar en 1992, con los wayúu de la Alta Guajira, en pleno desierto. Ahí nacimos con 4to, 5to y 6to grados?, evocó.

Ante la amenaza del pensamiento único, la profesional indicó que Fe y Alegría auspicia la diversidad.»Tenemos escuelas hasta con siete pueblos indígenas y eso no es un problema, eso es una complejidad y un valor. Si revisamos el tema de las garantías, se observa que hubo sociedades que privilegiaron los derechos políticos, otros los derechos económicos y sociales; nosotros decidimos que los derechos humanos son interdependientes y se necesitan todos?, dijo.

«Los muchachos deben conocer de todo: yo propongo que se seleccione a 10 premios Nobel que estudien la situación que les tocó enfrentar, y que nos beneficiemos de esas experiencias de diferentes personalidades, religiones y posturas?, dictaminó.

En el aire con buen espíritu

«En este conflicto político y en esta realidad económica, Fe y Alegría tiene la premisa de saber leer de cara al futuro: no vivir de los 60 años pasados sino que tenemos el reto de identificar cuál es el rol social, educativo y hasta político que hoy tenemos que jugar ante la nueva realidad del país. La Fe y Alegría del futuro pasa por tender puentes entre diferentes sectores»

Tal es la posición del docente y comunicador Gerardo Lombardi, director del Instituto Radiofónico Fe y Alegría, con 25 frecuencias operativas en el aire,? emisoras muy grandes»  Guadualito, Maracaibo, El Tigre, Caracas, Puerto Ordaz», y unas más pequeñas» en la frontera zuliana con Colombia, contamos con una en la Guajira, y otra en la sierra de Perijá además, en Tucupita, en Delta Amacuro»»

«Estas últimas tres emisoras prestan un servicio intercultural bilingüe, con programación en lengua indígena. Tenemos cartillas de alfabetización en guajiro y en warao, y el proyecto de hacerlas también en yukpa, barí y kariña?, informó.

Con 33 años activo en la institución, recordó que Fe y Alegría surgió, durante la dictadura perezjimenista, para romper paradigmas en la educación, entre ellos el del sistema de enseñanza dividido en público y privado.»Este último destinado solo a quienes podían pagarlo, con colegios para varones y colegios para hembras, y los colegios religiosos generalmente para las clases altas»

«Entonces, nos convertimos en la primera escuela católica, de educación cristiana, en un barrio, privada y mixta, destacando que» salvo el padre Vélaz – no era conducida por sacerdotes sino por los laicos y la propia comunidad?, precisó.

Expresó que Fe y Alegría se sostiene con lo que recibe del Estado» gracias al convenio de la Asociación Venezolana de Educación Católica (Avec) -, además de donaciones de la empresa privada y el aporte de la colectividad.»Y, por supuesto, trabajar en Fe y Alegría»no es de tiempo completo sino repleto?: muchos, además de sus horas, cumplen trabajo comunitario y complementario que no es pagado»

Y es que, recogiendo palabras del padre Vélaz, en la Fe y Alegría que se inició hace más de seis decenios, comenzando donde terminaba el asfalto y la ciudad perdía su nombre; en la Fe y Alegría que cada día cobra mayor vigencia gracias a los Hombres de Activa Esperanza, quienes siguen los pasos que vislumbró el fundador de la obra, se encuentra, ciertamente, la Venezuela posible, con la que él soñó despierto.

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Educación virtual, un método que cada vez se consolida más en Colombia

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El Universal de Colombia, 5 de Marzo de 2016

El método de educación virtual se está posicionando en Colombia como una buena manera para que las personas que tienen poco tiempo debido al trabajo, por responsabilidades familiares o personales, se conviertan en profesionales.

Según el Ministerio de Educación la demanda de este tipo de educación ha aumento en un 500 % entre 2012 y 2015, pues pasó de haber 12 mil estudiantes a 65 mil.

De igual manera, el ministerio también asegura que la oferta de programas virtuales ha crecido alrededor del 300 % en el mismo periodo, pasando de 122 a 487 en todos los niveles formativos.

Es así como el mayor porcentaje de demanda está en los estudiantes entre los 25 y 35 años de edad, que por diferentes motivos no pueden desplazarse a una universidad para asistir de manera presencial.

Las carreras virtuales son una alternativa para que las personas que por alguna razón desertaron de sus estudios superiores vuelvan a estudiar, mientras se ocupan de sus actividades económicas y familiares. Además, este crecimiento se viene dando en parte por el desarrollo tecnológico y económico de Colombia.

La clave para tener éxito estudiando virtualmente es ser organizado, sin olvidar las demás labores que usted tiene, como lo hace Claudia Lucia Camero, Medico profesional y quien adelantó una especialización en Gerencia, Seguridad y Salud en el Trabajo de manera virtual.

“¿Cómo pude lograrlo? Básicamente, todo se basa en la organización y en las ganas de salir adelante. Pues cuando uno trabaja todo el día, te queda poco tiempo para cumplir otros roles como el de madre o esposa, así que la organización del tiempo es muy importante para terminar mis estudios”, explicó Camero.

Asimismo, Lina Milena Campos Herrera, profesora y quien en la actualidad cursa sexto semestre del programa de Licenciatura en Pedagogía Infantil, asegura que su principal motivación es complementar sus estudios y gracias a las ventajas que ofrece la educación online, le permite tener más tiempo para adelantar otras actividades diarias y formalizar su educación.

“La educación virtual me parece una buena opción debido a que me facilita ejecutar los estudios de una manera más fácil sin hacer a un lado mis actividades de la vida cotidiana, como lo son mi trabajo y mi hogar”, aseguró Campos.

Por otro lado, el campo laboral para personas con educación virtual está entre el 88 % y el 90 %, una cifra muy favorable; según el Observatorio de Empleabilidad del Ministerio de Educación.

Es así como este modelo se consolida cada vez más en el mundo y en Colombia, por las condiciones tecnológicas que son favorables.

Notas recomendadas

 

 

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Los créditos para los estudios son la segunda fuente de deuda en EEUU

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  • El déficit acumulado de los universitarios alcanza los 1,2 billones de euros

http://www.eleconomista.es/  La deuda educativa de EEUU se ha disparado de 840 millones de dólares en 2010 a más de 1,3 billones de dólares este año (1,2 billones de euros), según la Reserva Federal. Los préstamos para estudiantes son la segunda mayor fuente de deuda de los consumidores en EEUU, sólo superada por hipotecas. Además, el 80% de estos préstamos son federales y en paralelo, todo se fragua en un contexto de sueldos estancados y auge de desempleo.

Siete de cada 10 estudiantes en EEUU solicitan algún tipo de ayuda financiera para completar su formación. El crecimiento de las matrículas universitarias, el mayor número de estudiantes cursando estudios y una mayor dependencia de los préstamos ha hecho que el valor de la deuda estudiantil casi se haya triplicado. Ahora asciende a más del 60% de la deuda total del país. Además, los préstamos a estudiantes constituyen el 45% de los activos financieros federales.

Los jóvenes endeudados terminan sus estudios con un saldo negativo medio de 29.000 dólares (26.734 euros). Esa cifra es aún mayor en el caso de estudiantes que frecuentan universidades de ciudades más grandes, cuya deuda media es de 41.000 dólares (37.797 euros). Además, uno de cada cuatro se retrasa en los pagos más de 180 días.

Por su parte, el Departamento de Educación no proporciona datos significativos sobre los préstamos ya que, por ejemplo, no informa sobre las tasas de morosidad para los préstamos o la información sobre el número de prestatarios que han logrado renovar su alivio de la deuda.

Coste prohibitivo

Según el Centro de Washington para el Crecimiento Equitativo, una organización de investigación sin fines de lucro centrada en la desigualdad económica ha indicado que una de las principales conclusiones de todo este fenómeno es que el coste de la educación en EEUU es prohibitivo y golpea a gente de muchos orígenes y de todos los estados. Su investigación concluye que «la gente de los códigos postales de bajos ingresos tienen saldos de préstamos más bajos, pero son mucho más propensos a quedarse atrás en el pago. Los de las zonas de altos ingresos, por el contrario, tienen mayores saldos de préstamos y menor delincuencia, pero también sufren consecuencias a largo plazo de sus cargas de deuda».

Por otro lado, cabe destacar que EEUU invierte mucho menos en educación superior que hace algunas décadas. La matrícula ha pasado de una cuarta parte de los ingresos de una universidad estatal a la mitad. En otras palabras, los estudiantes de hoy se ven afectados el doble que sus padres.

Mentiras arriesgadas

Por otro lado, varias universidades con fines de lucro se han visto atrapadas mintiendo sobre sus tasas de colocación laboral. Muchos estudiantes abandonan, incapaces de sostener el coste de su educación (en 2014, las matriculas universitarias cayeron casi en medio millón), pero incluso aquellos que completan sus estudios encuentran que no mandan los salarios que habían esperado y se atrasan en sus pagos de préstamos estudiantiles. La tasa de desempleo correspondiente a los graduados universitarios en EEUU, que asciende al 2,5%, es un tercio, aproximadamente, de la correspondiente a quienes carecen de un título de bachillerato, de ahí, el interés por tener un grado.

Los expertos indican que la información sobre estos préstamos a jóvenes estudiantes debe ser más transparente, con lo que los solicitantes podrían adoptar decisiones más responsables. Muchos de los estudiantes que adquirieron estos préstamos han indicado en numerosas ocasiones que no entendían bien las condiciones a las que estaban comprometiéndose con esos préstamos.

Las investigaciones también indican que la deuda de los universitarios o post universitarios retrasa el matrimonio, la emancipación y la acumulación de riqueza. Cada vez más, los estudiantes se ven abocados a soportar un castigo en forma de facturas por haber hecho lo que les dijeron que sería la llave a una vida mejor.

Este modelo también ha estado presente en España donde más de 12.000 universitarios están atrapados en préstamos ICO. En 2007, el Gobierno socialista impulsó estos créditos con cero intereses, una prescripción de la deuda a los 15 años de contraerla y unas obligaciones que no se pagarían hasta que no se cobrase una nómina anual de 22.000 euros. Pero los requisitos cambiaron y miles de estudiantes se sienten ahogados por no poder pagar.

 

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Vender el derecho a la educación publica de calidad para todos

La educación es un derecho humano y un bien público. Este es un principio que defienden la Internacional de la Educación (IE) y los colaboradores de este número especial de Mundos de la Educación. Sin embargo, el derecho a una educación pública de calidad para todos está siendo lentamente erosionado. En este número, Vender el derecho a la educación pública de calidad, varios de los investigadores que han trabajado con la IE han determinado con toda claridad que la mayor amenaza para el logro de una educación de calidad para todos posiblemente sea la aceleración del uso de los mecanismos de mercado y la privatización en el ámbito de la educación.

En este número se reúnen especialistas, docentes y activistas que han estado trabajando con la IE en un esfuerzo global para luchar contra la privatización. Estos especialistas trabajan en todo el mundo para sensibilizar acerca de la forma y las razones que llevan a dejar la educación en manos de empresas o “edu-emprendedores”, en lugar de confiarla a los educadores. Los artículos de este número trazan los amplios fundamentos ideológicos de la comercialización de la educación, al tiempo que demuestran la forma en que afecta a la escuela, al aula, a los docentes y a los estudiantes en el terreno.

Una manifestación del movimiento de privatización, que suele conocerse como Movimiento de Reformas Educativas Globales, o GERM (del inglés Global Education and Reform Movement) es a la vez un ejercicio comercial y una ideología. En El fundamentalismo del mercado desfigura la educación, Steve Klees detalla el daño causado por las políticas neoliberales en la educación desde la década de los años ochenta. La importancia concedida al mercado en todo el mundo ha llevado a culpar a la educación del desempleo y otros problemas económicos, al tiempo que las prácticas de la empresa privada y el mercado han distorsionado la percepción de la educación como un bien público. Ante estas políticas de reforma impulsadas por la empresa, Klees indica que la Educación para Todos y los Objetivos de Desarrollo del Milenio fueron promesas vanas, y advierte que los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible correrán la mismasuerte de no introducirse cambios significativos en la forma en que financiamos y apoyamos al sector público, incluida la educación. Aboga por que se abandone la ideología neoliberal en el ámbito de la educación y se restablezca la legitimidad del Estado y la democracia participativa en las escuelas.

Otros artículos de este número ilustran la forma en que el movimiento de reformas educativas globales está encabezado por poderosas e influyentes “edu-empresas” y “edu-emprendedores” en todo el mundo, que disponen de un enorme poder y recursos dedicados a socavar y eludir fondos del sector público. Las empresas y fundaciones privadas promueven y “venden” a los gobiernos cada vez más ideas en materia de políticas, tales como la elección de la escuela, la competencia, la rendición de cuentas, la estandarización de pruebas y planes de estudios, la evaluación de la pedagogía y de los docentes. En su artículo La gran brecha: cuando los intereses privados sencillamente no dan resultado en la educación pública Susan Robertson señala que los países de todo el mundo se encaminan hacia una particular lógica de mercado: “que la educación también será más eficiente si funciona de acuerdo con las normas de la competencia (libre elección de escuela, normas, información sobre el desempeño y así sucesivamente a fin de obtener una mejor calidad) y que las empresas privadas suministrarán bienes y servicios de manera más eficiente que los gobiernos (lo que permite ahorrar costos)”.Robertson explica que el modelo basado en el mercado puede compararse con un modelo de inversión pública; la “premisa es el acceso universal, la preparación de los ciudadanos para una sociedad económica y política más amplia e igualitaria. Los mecanismos para garantizar la calidad incluyen la preparación de docentes de alta calidad, la financiación equitativa de las escuelas, infraestructuras de alta calidad y una pedagogía integral del niño. Por otra parte, los argumentosimpulsados por los resultados afirman que la propiedad pública, la responsabilidad pública y la rendición de cuentas a través de procesos democráticos garantizan una mejor calidad de la enseñanza y de los entornos de aprendizaje para docentes y alumnos, por lo cual se obtienen mejores resultados de aprendizaje”. Otros artículos de este número comienzan a explorar con mayor detalle los mecanismos y lo que mueve al sistema actual, que se encuentra cada vez más comercializado.

De acuerdo con la lógica de mercado contenida en la reforma, las empresas de servicios educativos se promueven y posicionan para ofrecer “soluciones” a los problemas estratégicos nacionales consistentes en elevar los niveles educativos y lograr mejorarlos. Su autopromoción se extiende a la participación activa en la formulación de políticas y la formación de redes como un medio para fomentar políticas que ofrezcan mayores oportunidades de obtener beneficios económicos. En un extracto resumido de La privatización encubierta en la educación pública, los especialistas Stephen Ball y Deborah Youdell discuten las formas encubiertas en que la privatización afecta a los sistemas educativos en todo el mundo (para consultar el informe completo, visite este enlace: . Ball y Youdell sostienen que, en muchos casos, las tendencias de la privatización encubierta no se denominan precisamente “privatización”, sino que se insertan en políticas que dan lugar a un nuevo discurso. Este discurso se convierte en la nueva norma y ayuda al Estado a que el sistema de educación pública sea percibido y funcione predominantemente como una empresa.

A largo plazo, cuando los gobiernos subcontratan las actividades y la prestación de servicios educativos a empresas con fines de lucro, se plantea el reto de garantizar el derecho a la educación pública de calidad, dada la capacidad de los agentes privados de hacer valer su influencia en los procesos políticos y orientar los programas educativos de tal manera que probablemente no redundará en el interés de los alumnos, los docentes y la sociedad en general. En todo el mundo hemos visto cómo se introduce en el mercado un número cada vez mayor de actividades de los agentes privados con fines de lucro a través del sector de las nuevas tecnologías educacionales (por ejemplo, la venta de software y sistemas de gestión de datos para cumplir con las nuevas medidas de rendición de cuentas, el suministro de una “ventanilla única” para el plan de estudios en línea, la evaluación y modelos de formación docente; la creación de “escuelas en una maleta” que pueden adquirirse y distribuirse mundialmente; etc.) que estandarizan el aprendizaje y desvían recursos que podrían haberse dedicado a contar con un mayor número de docentes y personal de apoyo educativo, instalaciones o programas para los alumnos en el sector público. En el artículo, Un mito: El aprendizaje semipresencial es la próxima revolución en materia de tecnología de la educación – mediatización, perjuicios y esperanza, Phil McRea analiza cómo el aprendizaje en línea no es una idea nueva ni revolucionaria, como pretenden los promotores empresariales de las reformas educativas y las empresas de formación, que pregonan las virtudes de ofrecer a los niños pobres una ventana al mundo a través del aprendizaje electrónico a distancia (e-learning) de cuya transmisión se encargan las empresas privadas. Advierte que en su estado actual, estas soluciones en materia de conocimiento socavan precisamente el conocimiento y la autonomía del docente y convierten a los alumnos en consumidores pasivos en lugar de educandos capacitados. Estos modelos no solamente controlan el contenido del plan de estudios y los exámenes, sino que también suprimen a los docentes y los sustituyen por “facilitadores” o “especialistas del aprendizaje individual”. Sostiene que la tecnología debe utilizarse para ayudar a emplear las capacidades de aprendizaje de los alumnos, no para reemplazar la autoridad del docente o la función que desempeña en el aula.

Volviendo más directamente al impacto que la reforma corporativa y el movimiento de las reformas educativas globales (GERM) ejercen sobre los docentes y la enseñanza, la contribución de Toni Verger, Hülya Altinyelken y Mireille de Koning recopila varios estudios de casos que exploran más a fondo el papel que desempeñan los docentes en los procesos mundiales de formulación de políticas y los efectos que surten las políticas basadas en el mercado sobre el trabajo y la profesionalidad de los docentes. Las reformas educativas globales de enfoque gerencial y los docentes muestra que las reformas educativas del sector empresarial basadas en el trabajo de los docentes siguen esencialmente las tendencias mundiales de las nuevas reformas de corte gerencial y gran exigencia en materia de rendición de cuentas. Las denominan reformas educativas globales de enfoque gerencial (GMER – Global Managerial Education Reforms) y muestran cómo proponen mejorar la competitividad de los países mejorando el rendimiento en materia de aprendizaje de los alumnos e incrementando, al mismo tiempo, la eficiencia de los sistemas educativos. Sus conclusiones indican que las reformas tienen como objetivo transformar drásticamente la forma en que funciona el sector público en el ámbito de la educación mediante la introducción de la participación del sector privado, los incentivos y una nueva cultura de desempeño competitivo. Más específicamente, estas reformas educativas globales de enfoque gerencial sostienen que el sector público debe aprender de la cultura de gestión del sector privado y adoptar sus normas, valores y técnicas. Estas reformas promueven el estilo empresarial a través de nuevos métodos de evaluación de los docentes, el desarrollo de nuevos planes de estudio basados en las competencias, nuevos procesos de descentralización que hacen hincapié en la rendición de cuentas de la escuela. Sin embargo a través de una serie de estudios de caso, Verger et ál. concluyen que la mayor parte de estas reformas ejercen una mayor presión sobre el trabajo diario de los docentes y transfieren toda la responsabilidad del rendimiento de los alumnos a los propios docentes. La gran mayoría de estas políticas que hacen hincapié en la rendición de cuentas ignoran el contexto social de la labor de los docentes y las condiciones estructurales de los procesos de aprendizaje. Por otra parte, los mecanismos basados enincentivos tales como la remuneración por mérito suelen ser punitivos y casi nunca se relacionan con el trabajo y el rendimiento en las escuelas ubicadas en zonas marginadas.

Aun cuando muchas de estas reformas son, como lo señalan Ball y Youdell, “encubiertas” y no siempre se entiende que representan la “privatización de la educación pública”, lo que cada vez se hace más visible es la forma en que ciertas figuras prominentes en los círculos financieros y grandes fundaciones se han interesado por la reforma empresarial de la educación. Este interés incluye la creación de escuelas con fines de lucro y proveedores de servicios para la educación, fomentando su expansión por todo el mundo y proporcionando apoyo financiero a algunos de ellos. Varios de estos empresarios de servicios educacionales o “edu-emprendedores” vieron una oportunidad de mercado y comenzaron a poner en marcha escuelas con fines de lucro, por ejemplo haciendo posible la introducción y expansión de las denominadas escuelas privadas con fines de lucro “de bajo coste”, cadenas de escuelas respaldadas y propiedad de empresas, tales como las Bridge International Academies (BIA) y los Affordable Private Education Centres (APEC). Un enfoque clave de la investigación de la IE en este campo se ha centrado en Pearson, Bridge y otras empresas que privatizan la educación.

El artículo de Hogan, Lingered y Seller, Aprender siempre: El crecimiento continuo de Pearson PLC, analiza el creciente papel de las empresas con ánimo de lucro en la educación pública y la forma en que el cada vez más influyente negocio de la educación puede afectar al interés público cuando su principal prioridad es el lucro. Los autores examinan particularmente la empresa Pearson PLC, que recientemente retiró su patrocinio a su fundación filantrópica y declaró que asumirían su responsabilidad corporativa a través del impacto social de su trabajo diario. A través de su proceso de revisión Marco de la eficacia (Efficacy Framework) y las recomendaciones de reforma sobre la curva de aprendizaje (Learning Curve), Pearson ha establecido para los proveedores de servicios educacionales tanto los “problemas” que los aquejan en materia de políticas como las “soluciones”, disponibles para su compra a través de productos de Pearson. Hogan et ál. concluyen con una advertencia: el aumento de la participación de entidades no democráticas y comerciales en la educación pública coincide con una participación democrática y pública cada vez menor en la política educativa. Los autores muestran cómo Pearson es capaz de tratar directamente con los gobiernos nacionales y los organismos multilaterales y proporcionarles soluciones “puntuales” para los problemas de desarrollo a escala nacional e internacional.

El artículo de Curtis Riep aborda una mayor investigación sobre la corporación multinacional Pearson y su filial PALF y examina cómo, por qué y con qué consecuencias las privatizaciones de la educación en Filipinas están cobrando forma, a través de un análisis de los APEC (centros de educación privada asequibles). El fracaso del Gobierno en proporcionar una educación de calidad para todos los jóvenes filipinos se ha traducido en oportunidades comerciales para que las empresas privadas participen y ayuden a salvar la “brecha de gobernanza” a través de la prestación de servicios de mercado. Las denominadas escuelas privadas “de bajo coste” como los APEC en Filipinas se venden a las familias pobres con la promesa de que se contratan profesores altamente comprometidos y proporcionan resultados de aprendizaje superiores a las escuelas públicas. Pese a que pretenden ofrecer una mejor educación a los hogares pobres, las escuelas privadas poco onerosas con frecuencia siguen siendo inaccesibles para las familias más pobres, que no pueden pagar las cuotas escolares diarias.

La investigación sobre este tipo de escuelas en otros países alrededor del mundo (como Kenia, Ghana, India, Sudáfrica, Uganda y otros lugares) indica que se inscriben predominantemente niños que ya han seguido cursos antes en otras escuelas, en lugar de llegar a aquellos que nunca han asistido a la escuela. Las cuotas o derechos pueden representar hasta el 40% de los ingresos familiares por hijo entre los hogares más pobres. Ha quedado demostrado que, en caso de verse obligados a elegir entre uno y otro hijo, en algunos países los hogares pobres optan por pagar las cuotas escolares para los hijos varones y no para las niñas.

Además, la calidad, la accesibilidad y los efectos sobre la equidad son muy controvertidos. Las escuelas privadas poco onerosas por lo general emplean docentes no cualificados, a los que se pagan sueldos sumamente bajos y con contratos temporales para reducir los costos. Del mismo modo, con el fin de aumentar los beneficios, varias escuelas funcionan de acuerdo con un modelo denominado “la escuela en una maleta” en el que tanto la enseñanza como el aprendizaje están estandarizados. A pesar de afirmar que están dirigidas a los hogares pobres, las escuelas privadas de bajo coste a menudo permanecen inaccesibles precisamente a las familias más pobres, incapaces de pagar las cuotas diarias. Para colmo de males, estas escuelas tienen la posibilidad de desviar fondos del sector público y la financiación de las escuelas estatales, debilitando así los sistemas de la escuela pública, especialmente en contextos donde el gasto público dedicado a la educación ya es insuficiente.

A pesar de todas las evidencias que demuestran que la aplicación de los principios del mercado a la prestación de la educación ejerce un impacto negativo en los alumnos al profundizar la segregación y la desigualdad, muchos gobiernos son cómplices de lo que equivale, de facto, al desmantelamiento de la educación pública.

La IE ya se encuentra a la cabeza de una campaña contra el movimiento de reformas educativas globales o GERM y la privatización, con el fin de impugnar directamente las empresas de servicios educacionales que explotan a nuestros hijos. Desde 2014, como resultado de la labor realizada por los afiliados de la IE, se inició una gran campaña mundial. La Respuesta Global a las empresas de servicios educativos y a la comercialización de la educación es la réplica de la IE a la rápida expansión de las actividades educativas con fines de lucro en todo el mundo. La campaña Respuesta Global tiene como fin hacer participar a los padres, los estudiantes, la comunidad escolar y educativa en general en la lucha por un sistema educativo gratuito, justo e inclusivo para todos.

Iniciamos esta edición especial con un artículo escrito por Angelo Garveilatos, Director de la Respuesta Global de la IE, en la que explica la forma en que la IE responde a la creciente amenaza contra la educación de calidad para todos por parte de las empresas de servicios educativos y el negocio de la educación, con la esperanza de aprovechar la energía e influencia colectiva para manifestarse contra la expansión de la comercialización de la educación. A través de la investigación, la promoción y la creación de plataformas alternativas, la IE denuncia a las empresas que ofrecen servicios educativos, así como la comercialización de la educación y la oferta educativa con fines de lucro, a la vez que trabaja con los gobiernos para velar por que cada alumno y alumna tenga acceso a una educación pública gratuita y de alta calidad.

Agradecimientos

Este número especial de Mundos de la Educación es fruto de numerosas conversaciones que comenzaron en las reuniones del Grupo de Trabajo de Amigos Críticos en la Internacional de la Educación, y recoge una importante compilación de actividades académicas elaboradas por investigadores y activistas que trabajan junto con la IE en la Respuesta Global.

Ante todo, me gustaría dar las gracias a todos los autores que han contribuido en este número especial por sus aportaciones a la Respuesta Mundial a la IE, en general. La lucha por mantener y reinventar una educación pública de alta calidad en las escuelas de todo el mundo continúa, y es preciso realizar una investigación rigurosa y concertada en respuesta a la privatización empresarial.

También quiero dar las gracias a los alumnos de postgrado del programa de la Internacional de la Educación de la Universidad de Nueva York, Alexandria Martínez, Jill Knapczyk, Jimena Cosso, Katherine Vallario y Kayla Sorin, que organizaron, editaron y recopilaron artículos para elaborar esta publicación. Espero que esto sirva como base para crear la próxima generación de activistas escolares que colaboren a través de estas formas de participación con organizaciones de la educación, tales como la IE.

Por último, deseo mostrar mi agradecimiento a los educadores y a los defensores de la educación pública que, a pesar de correr el riesgo de perder sus puestos de trabajo y, en ocasiones, sus vidas, siguen luchando por la educación pública. Sus historias y sus desafíos se relatan en estas páginas.

Artículo e imagen extraído de: http://worldsofeducation.org/

Revista digital de: www.ei-ie.org

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Liberia: la ola del ánimo de lucro a punto de golpear la educación pública

www.ei-ie.org/03/03/2016

La determinación del gobierno de Liberia a externalizar la educación pública a favor de proveedores privados ha alzado la voz de los sindicatos contra las consecuencias que esta decisión podría tener en el acceso y la calidad.

La privatización y la comercialización de la educación pública se ha convertido en una tendencia global y el próximo país en caer en ella parece ser Liberia, que ya tiene un acuerdo público-privado sobre la mesa esperando la firma del Ministerio de Educación.

El organización nacional de docentes NTAL, miembro de la Internacional de la Educación (IE), ha reaccionado ante esta noticia con una declaración escrita en la que exige una consulta con todas las partes antes de dar este paso tan importante.

«Las reformas planificadas a puerta cerrada entre el gobierno y los proveedores de educación privados, a pesar de no haberse hecho públicas todavía, han decepcionado al sindicato por su «falta de transparencia y sus prisas»», indica en la carta. «Cualquier decisión que afecte al futuro de Liberia [debe] adoptarse tras una reunión consultiva nacional con todos los actores de la educación».

La demanda del sindicato pone fin a la propuesta de abrir las negociaciones dentro del actual plan estratégico de cuatro años para la educación, cuyo objetivo es mejorar la calidad de la enseñanza y el aprendizaje en Liberia.

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Perú: Colegios privados de Lima subirán sus pensiones y cuotas de ingreso

Estudio del Grupo Educación al Futuro revela el crecimiento y segmentación de las instituciones educativas privada

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Según el estudio realizado en el mes de enero del presente año por el Grupo Educación al Futuro (GEF), en una muestra de 320 Instituciones Educativas Privadas (IEP) de la ciudad de Lima, se puede apreciar que el 71% incrementará sus pensiones escolares para el año lectivo 2016 en 6% en promedio. Específicamente, un mayoritario 43% lo hará entre el 6% y el 10%, mientras que un 26% en menos del 6%; otro 22% incrementará del 10% hasta el 16% y, finalmente, un 9% lo hará en más del 16%. Si comparamos estas cifras con las del año anterior, podemos concluir que para el 2016 las pensiones escolares han subido ligeramente menos, ya que el promedio anterior fue de 8%, de 82% de colegios que subieron sus pensiones[1].ba

Entre las principales IEP que más han aumentado sus pensiones son el  St. George College, Pestalozzi, Antonio Raimondi, Abraham Lincoln, Salcantay, Nuestra Señora del Carmen, Alexander Von Humbolt, Santa Úrsula, San Agustín, Champagna y el Peruano Británico. Por ejemplo, el primero de los colegios privados pasó de S/ 175 en el 2005 a S/, 1.785 en el 2016, el incremento del Pestalozzi fue, S/ 301 a S/ 2.900. y el Peruano Británico, con S/.300 o más[2].

En cuanto a la cuota de ingreso, más del 50% de IEP  han realizado incrementos. Al respecto, los montos mayores se dieron en el Colegio Peruano Británico, de US$10,000 a US$15,000; el Markham pasó de US$15,000 a US$17,500; Newton de US$12,500 a US$15,000; Franco Peruano de S/.15,000 a S/.21,000. Por su parte, las variaciones por encima del 100% se dieron en los colegios María Nicol (S/.3,000 a S/. 8,000), André Malraux (S/.6,000 a S/.12,000) y San Francisco de Borja (US$600 a US$1500). En otros casos, cambiaron los montos de soles a dólares, tales como el Humboldt, que pasó de S/.19,000 a US$8,500; y Los Álamos, de S/.2,500 a US$1,500.Si se comparan las cuotas de ingreso entre los años 2005 y el 2016, estas se han incrementado en un 230% en promedio.Incluso varias IEP subieron más del 300%, en un contexto de libre mercado,reveló el estudio[3].

En declaraciones al diario «Gestión», Justo Zaragoza, de GEF, explicó que el alza se debe a que aún la demanda supera la oferta, sobre todo en los segmentos de más ingresos[4].

Si bien las IEP existen desde la colonia bajo la administración de entidades religiosas. Fue durante los gobiernos neoliberales entre 1990 y 2016, que se emitieron un conjunto de normasy políticas tributarias para promover la inversión privada en el sector educación. Entre ellos destaca el Decreto Legislativo N° 882. Ley de promoción de la inversión en la educación[5], que dio nacimiento al mercado educativo y por ende a una burguesía educativa que vive del lucro. En ese contexto, existieron situaciones extremas donde “crear un colegio privado era más fácil que abrir un restaurante; la proliferación de colegios ha sido tal que la educación privada es todo un mundo heterogéneo, muy distinto a lo que se cree”[6].

Al 2015, según el Ministerio de Educación MINEDU (2016), en el Perú, existen 104.160 Instituciones Educativas (IE) de Educación Básica Regular (EBR), equivalente al 95.5% del total de las Instituciones de educativas del sistema educativo peruano por etapa, modalidad y nivel educativo.De ellas, 77 % (79.839)son de gestión pública, mientras que 23% (24.321) son de gestión privada. Esta realidad, es diferente entre la región Lima y el resto de regiones del interior, donde 40 % (7.494) de IE son de gestión pública y 60% (11.200) son de gestión pública[7]. Esta situación, evidencia el crecimiento de la educación privada, que atenta contra la gratuidad de la enseñanza y el derecho a la educación, como lo afirma Madeleine Zúniga, Coordinadora dela Campaña Peruana por el Derecho a la Educación (2014):

Si los empresarios pudieran probar que no ganan nada o casi nada con su empresa promotora de la educación, entonces podríamos creerles que están garantizando el derecho a la educación. Para empezar, el derecho a la educación es un derecho a la educación gratuita; eso está en la Constitución, y lo que ellos ofrecen no es gratuito. De ahí que se puede probar que lo que están diciendo es una falacia, no es verdad”(TAREA, pág. 2)[8]

 

En relación a las IEP, Manuel Iguiñizafirma que“hay unadiversidad, ampliación y, además, pluralidad de formasde educación privada” (TAREA, pág. 3). En este abanico, se evidencia la existencia y brechas entre las escuelas privadas para pobres y las escuelas privadas para ricos. Según algunos estudios,

lo que crece son las escuelas privadas para pobres, es decir, las escuelas pobres privadas. Son pobres ellas mismas en recursos y, por lo tanto, su oferta de educación es también pobre. Los sueldos que pagan a los maestros son bajísimos. Y la otra cosa, importantísima, es que no le ofrecen ninguna estabilidad al docente. Por eso hay una gran movilidad de esos docentes, lo que no ocurre en la escuela pública. (TAREA, pág. 2)

 

Para graficar lo heterogéneo en torno a la calidad educativas de las IEP, el GEFconsidera que se debe analizar los resultados de la Evaluación Censal de Estudiantes (ECE) 2014, en el cual:

Los resultados satisfactorios en comprensión lectora fueron en promedio de 57% en colegios particulares, mientras que en la escuela pública, 38%; es decir, 19 puntos de diferencia. Sin embargo, en cuanto a razonamiento matemático, la escuela pública y la privada están empatadas con apenas 26%. Por otro lado, se conocieron los resultados de algunos colegios privados como el Trener de Monterrico, donde el 99% se encuentra en el nivel superior en comprensión lectora y el 91% en matemática. Otro caso es el Innova Schools, que logró 85% en comprensión lectora y 71% en matemática, y sabemos de otros colegios privados con resultados similares. Estos dos hechos nos llevan a una conclusión: para que el promedio satisfactorio, sobre todo en matemática, sea de solo 26%, significa que existe un grupo importante de colegios privados con resultados pobrísimos que están muy por debajo de la media.[9]

A modo de conclusión, el aumento de las pensiones o mensualidades, así como de las cuotas de ingreso en la IEP, como consecuencia de la demanda en las clases acomodadasde más ingresos, evidencia la continua expansión y diversidad (escuelas privadas para pobres y las escuelas privadas para ricos) de la escuela privada, que en Lima alcanza al 60% de la Instituciones Educativas de Educación Básica Regular. Por otro lado, se evidencia que a más de 25 años de aplicación de las reformas educativas neoliberales se ha profundizado la desigualdad educativa(escuelas para ricos y escuela para pobres), que, según el Proyecto Educativo Nacional(PEN), refuerza las desigualdades sociales.En la medida, que las “oportunidades continúan siendo distribuidas de forma desigual, cuestionado el sentido mismo del derecho a la educación y transformándolo en un bien de consumo directamente proporcional a la capacidad adquisitiva de aquello que aspiran beneficiarse de él” (Gentili, 2013, pág.25)[10]. Además, se pone en evidencia la doble moral de Estado neoliberal peruano, que por un lado promueve la inversión privada en la educación(mercado educativo) mediante una serie de benéficos económicos y tributarios para el empresariado que lucra con la educación y por el otro lado, mantiene estancado la inversión educativa (3.8% en el 2016)[11] por debajo de la tendencia Latinoamericana que alcanzaba valores alrededor del 6% del PIBo superior (UNESCO, 2014)[12][13]

AUTOR:

Hans Mejía Guerrero

Hans_mguerrero@hotmail.com

FUENTES CONSULTADAS:

http://educacionalfuturo.com/noticias/avatares-de-la-educacion-privada-en-el-peru/

https://es.scribd.com/doc/296016009/Lista-de-Los-Colegios-Mas-Caros-de-Lima-2016

NOTAS:

[1]http://educacionalfuturo.com/noticias/avatares-de-la-educacion-privada-en-el-peru/

[2]http://larepublica.pe/sociedad/735837-conoce-los-diez-colegios-mas-caros-del-peru-fotos

[3]https://es.scribd.com/doc/296016009/Lista-de-Los-Colegios-Mas-Caros-de-Lima-2016

[4]http://elcomercio.pe/lima/ciudad/colegios-privados-sube-mensualidad-hasta-6-noticia-1871993

[5]http://www.unmsm.edu.pe/occaa/documentos/DL_882.pdf

[6]http://educacionalfuturo.com/noticias/avatares-de-la-educacion-privada-en-el-peru/

[7]http://escale.minedu.gob.pe/magnitudes-portlet/reporte/cuadro?anio=21&cuadro=367&forma=C&dpto=&dre=&tipo_ambito=ambito-ubigeo#privada

[8]http://tarea.org.pe/wp-content/uploads/2014/10/Tarea86_02_M-Zuniga_M-Iguiniz_P-Sanz.pdf

[9]http://educacionalfuturo.com/noticias/avatares-de-la-educacion-privada-en-el-peru/

[10]http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20140211104135/desencanto.pdf

[11]http://inversionenlainfancia.net/blog/entrada/noticia/2832/0

[12]http://www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/FIELD/Santiago/pdf/Informe-Regional-EFA2015.pdf

[13]http://datos.bancomundial.org/indicador/SE.XPD.TOTL.GD.ZS

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The Mad Violence of Casino Capitalism

HENRY GIROUX

henry giroux

Para Henry Giroux “la sociedad americana está en bancarrota moral y política. En la medida que Estados Unidos se hunde en el abismo oscuro de una forma actualizada del totalitarismo, lo inimaginable se ha convertido en un hecho posible, no sólo para avanzar en la muerte de los principios esenciales de la democracia constitucional, sino también para facilitar lo que Hannah Arendt, llamó el horror de tiempos oscuros. La política del terror, una cultura del miedo, y el espectáculo de la violencia dominan los aparatos culturales para legitimar la militarización de la vida pública y en la sociedad americana

_______________________________________________________________
American society is morally bankrupt and politically broken, and its vision of the future appears utterly dystopian. As the United States descends into the dark abyss of an updated form of totalitarianism, the unimaginable has become imaginable in that it has become possible not only to foresee the death of the essential principles of constitutional democracy, but also the birth of what Hannah Arendt once called the horror of dark times. The politics of terror, a culture of fear, and the spectacle of violence dominate America’s cultural apparatuses and legitimate the ongoing militarization of public life and American society.

Unchecked corporate power and a massive commodification, infantilization, and depoliticization of the polity have become the totalitarian benchmarks defining American society. In part, this is due to the emergence of a brutal modern-day capitalism, or what some might call neoliberalism. This form of neoliberal capitalism is a particularly savage, cruel, and exploitative regime of oppression in which not only are the social contract, civil liberties and the commons under siege, but also the very notion of the political, if not the planet itself. The dystopian moment facing the United States, if not most of the globe, can be summed up in Fred Jameson’s contention “that it is easier to imagine the end of the world than to imagine the end of capitalism.” He goes on to say that “We can now revise that and witness the attempt to imagine capitalism by way of imagining the end of the world.”1

One way of understanding Jameson’s comment is through the ideological and affective spaces in which the neoliberal subject is produced and market-driven ideologies are normalized. Capitalism has made a virtue out of self-interest and the pursuit of material wealth and in doing so has created a culture of shattered dreams and a landscape filled with “Broken highways, bankrupt cities, collapsing bridges, failed schools, the unemployed, the underpaid and the uninsured: all suggest a collective failure of will. These shortcomings are so endemic that we no longer know how to talk about what is wrong, much less set about repairing it.”[i]

Yet, there is a growing recognition that casino capitalism is driven by a kind of mad violence and form of self-sabotage and that if it does not come to an end what we will experience in all probability is the destruction of human life and the planet itself. Certainly, more recent scientific reports on the threat of ecological disaster from researchers at the University of Washington, NASA, and the Intergovernmental Panel on Climate Change reinforce this dystopian possibility.2 The undermining of public trust and public values has now given way to a market-driven discourse that produces a society that has lost any sense of democratic vision and social purpose and in doing so resorts to state terrorism, the criminalization of social problems, and culture of cruelty. Institutions that were once defined to protect and enhance human life now function largely to punish and maim.

As Michael Yates points out throughout this book, capitalism is devoid of any sense of social responsibility and is driven by an unchecked desire to accumulate capital at all costs. As power becomes global and politics remains local, ruling elites no longer make political concessions to workers or any other group that they either exploit or consider disposable.

Security and crisis have become the new passwords for imposing a culture of fear and for imposing what Giorgio Agamben has called a permanent state of yatesexception and a technology of government repression.[ii] A constant appeal to a state of crisis becomes the new normal for arming the police, curtailing civil liberties, expanding the punishing state, criminalizing everyday behavior, and supressing dissent. Fear now drives the major narratives that define the United States and give rise to dominant forms of power free from any sense of moral and political conviction, if not accountability.

In the midst of this dystopian nightmare, there is the deepening abyss of inequality, one that not only separates the rich from the poor, but also increasingly relegates the middle and working classes to the ranks of the precariat. Concentrations of wealth and income generate power for the financial elite and unchecked misery for most people, a fear/insecurity industry, and a growing number of social pathologies.

Michael Yates in The Great Inequality provides a road map for both understanding the registers that produce inequality as well as the magnitude of the problems it poses across a range of commanding spheres extending from health care and the political realm to the environment and education. At the same time, he exposes the myths that buttress the ideology of inequality. These include an unchecked belief in boundless economic growth, the notion that inequality is chosen freely by individuals in the market place, and the assumption that consumption is the road to happiness. Unlike a range of recent books on inequality, Yates goes beyond exposing the mechanisms that drive inequality and the panoply of commanding institutions that support it. He also provides a number of strategies that challenge the deep concentrations of wealth and power while delivering a number of formative proposals that are crucial for nurturing a radical imagination and the social movements necessary to struggle for a society that no longer equates capitalism with democracy.

As Yates makes clear throughout this book, money now engulfs everything in this new age of disposability. Moreover, when coupled with a weakening of movements to counter the generated power of capitalists, the result has been a startling increase in the influence of predatory capitalism, along with inequities in wealth, income, power, and opportunity. Such power breeds more than anti-democratic tendencies, it also imposes constraints, rules, and prohibitions on the 99 percent whose choices are increasingly limited to merely trying to survive. Capitalists are no longer willing to compromise and have expanded their use of power to dominate economic, political, and social life. For Yates, it is all the more crucial to understand how power works under the reign of global capitalism in order to grasp the magnitude of inequality, the myriad of factors that produce it, and what might be done to change it.

Accompanying the rise of a savage form of capitalism and the ever-expanding security state is the emergence of new technologies and spaces of control. One consequence is that labor power is increasingly produced by machines and robotic technologies which serve to create “a large pool of more or less unemployed people.” Moreover, as new technologies produce massive pools of unused labor, it also is being used as a repressive tool for collecting “unlimited biometric and genetic information of all of its citizens.”[iii]

The ongoing attack on the working class is matched by new measures of repression and surveillance. This new weaponized face of capitalism is particularly ominous given the rise of the punishing state and the transformation of the United States from a democracy in progress to a fully developed authoritarian society.   Every act of protest is now tainted, labeled by the government and mainstream media as either treasonous or viewed as a potential act of terrorism. For example, animal rights activists are put on the terrorist list. Whistleblowers such as Edward Snowden are painted as traitors. Members of the Black Lives Matter movement are put under surveillance,[iv] all electronic communication is now subject to government spying, and academics who criticize government policy are denied tenure or worse.

Under neoliberalism, public space is increasingly converted into private space undermining those sphere necessary for developing a viable sense of social responsibility, while also serving to transform citizenship into mostly an act of consumption. Under such circumstances, the notion of crisis is used both to legitimate a system of economic terrorism as well as to accentuate an increasing process of depoliticization. Within this fog of market induced paralysis, language is subject to the laws of capitalism, reduced to a commodity, and subject to the “tyranny of the moment….emaciated, impoverished, vulgarized and squeezed out of the meanings it was resumed to carry.”[v]

As the latest stage of predatory capitalism, neoliberalism is part of a broader economic and political project of restoring class power and consolidating the rapid concentration of capital, particularly financial capital.[vi] As a political project it includes “the deregulation of finance, privatization of public services, elimination and curtailment of social welfare programs, open attacks on unions, and routine violations of labor laws.”[vii] As an ideology, it casts all dimensions of life in terms of market rationality, construes profit making as the arbiter and essence of democracy, consuming as the only operable form of citizenship, and upholds the irrational belief that the market can both solve all problems and serve as a model for structuring all social relations. As a mode of governance, it produces identities, subjects, and ways of life driven by a survival-of-the fittest-ethic, grounded in the idea of the free, possessive individual, and committed to the right of ruling groups and institutions to exercise power removed from matters of ethics and social costs. As a policy and political project, it is wedded to the privatization of public services, the dismantling of the connection of private issues and public problems, the selling off of state functions, liberalization of trade in goods and capital investment, the eradication of government regulation of financial institutions and corporations, the destruction of the welfare state and unions, and the endless marketization and commodification of society.

Nothing engenders the wrath of conservatives more than the existence of the government providing a universal safety net, especially one that works, such as either Medicare or Social Security. As Yates points out, government is viewed by capitalists as an institution that gets in the way of capital. One result is a weakening of social programs and provisions. As Paul Krugman observes regarding the ongoing conservative attacks on Medicare, “The real reason conservatives want to do away with Medicare has always been political: It’s the very idea of the government providing a universal safety net that they hate, and they hate it even more when such programs are successful.”[viii] In opposition to Krugman and other liberal economists, Michael Yates argues rightly in this book that the issue is not simply preserving Medicare but eliminating the predatory system that disavows equality of wealth, power, opportunity, and health care for everyone.

Neoliberalism has put an enormous effort into creating a commanding cultural apparatus and public pedagogy in which individuals can only view themselves as consumers, embrace freedom as the right to participate in the market, and supplant issues of social responsibility for an unchecked embrace of individualism and the belief that all social relation be judged according to how they further one’s individual needs and self-interests. Matters of mutual caring, respect, and compassion for the other have given way to the limiting orbits of privatization and unrestrained self-interest, just as it is has become increasingly difficult to translate private troubles into larger social, economic, and political considerations. One consequence is that it has become more difficult for people to debate and question neoliberal hegemony and the widespread misery it produces for young people, the poor, middle class, workers, and other segments of society– now considered disposable under neoliberal regimes which are governed by a survival-of-the fittest ethos, largely imposed by the ruling economic and political elite. Unable to make their voices heard and lacking any viable representation in the process makes clear the degree to which the American public, in particular, are suffering under a democratic deficit producing a profound dissatisfaction that does not always translate into an understanding of how neoliberal capitalism has destroyed democracy or what it might mean to understand and challenge its diverse apparatuses of persuasion and power. Clearly, the surge of popularity behind the presidential candidacy of a buffoon such as Donald Trump testifies to both a deep seated desire for change and the forms it can take when emotion replaces reason and any viable analysis of capitalism and its effects seem to be absent from a popular sensibility.

What Michael Yates makes clear in this incisive book on inequality is that democratic values, commitments, integrity, and struggles are under assault from a wide range of sites in an age of intensified violence and disposability. Throughout the book he weaves a set of narratives and critiques in which he lays bare the anti-democratic tendencies that are on display in a growing age of lawlessness and disposability. He not only makes clear that inequality is not good for the economy, social bonds, the environment, politics, and democracy, Yates also argues that capitalism in the current historical moment is marked by an age that thrives on racism, xenophobia, the purported existence of an alleged culture of criminality, and a massive system of inequality that affects all aspects of society. Worth repeating is that at the center of this book, unlike so many others tackling inequality, is an attempt to map a number of modalities that give shape and purpose to widespread disparities in wealth and income, including the underlying forces behind inequality, how it works to secure class power, how it undermines almost every viable foundation needed for a sustainable democracy, and what it might mean to develop a plan of action to produce the radical imagination and corresponding modes of agency and practice that can think and act outside of the reformist politics of capitalism.

Unlike so many other economists such as Paul Krugman and Joseph Stiglitz who address the issue of inequality, Yates refuses the argument that the system is simply out of whack and can be fixed. Nor does he believe that capitalism can be described only in terms of economic structures. Capitalism is both a symbolic pathological economy that produces particular dispositions, values, and identities as well as oppressive institutional apparatuses and economic structures. Yates goes even further arguing that capitalism is not only about authoritarian ideologies and structures, it is also about the crisis of ideas, agency, and the failure of people to react to the suffering of others and to the conditions of their own oppression. Neoliberal capitalism has no language for human suffering, moral evaluation, and social responsibility. Instead, it creates a survival-of-the fittest ethos buttressed by a discourse that is morally insensitive, sadistic, cannibalistic, and displays a hatred of those whose labor cannot be exploited, do not buy into the consumerist ethic, or are considered other by virtue of their race, class, and ethnicity. Neoliberalism is the discourse of shadow games, committed to highlighting corporate power and making invisible the suffering of others, all the while leaving those considered disposable in the dark to fend for themselves.

Yates makes visible not only the economic constraints that bear down on the poor and disposable in the neoliberal age of precarity, he also narrates the voices, conditions, hardships and suffering workers have to endure in a variety of occupations ranging from automobile workers and cruise ship workers to those who work in restaurants and as harvester on farms. He provides a number of invaluable statistics that chart the injuries of class and race under capitalism but rather than tell a story with only statistics and mind boggling data, he also provides stories that give flesh to the statistics that mark a new historical conjuncture and a wide range of hardships that render work for most people hell and produce what has been called the hidden injuries of class. Much of what he writes is informed by a decade long research trip across the United States in which he attempted to see first-hand what the effects of capitalism have been on peoples’ lives, the environment, work, unions, and other crucial spheres that inform everyday life. His keen eye is particularly riveting as he describes his teaming up with Cesar Chavez and the United Farm Workers in the 1970s and his growing disappointment with a union that increasingly betrayed its own principles.

For Yates, the capitalist system is corrupt, malicious, and needs to be replaced. Capitalism leaves no room for the language of justice, the social, or, for that matter, democracy itself. In fact, one of its major attributes is to hide its effects of power, racial injustice, militarized state violence, domestic terrorism, and new forms of disposability, especially regarding those marginalized by class and race. The grotesque inequalities produced by capitalism are too powerful, deeply rooted in the social and economic fabric, and unamenable to liberal reforms.  Class disparities constitute a machinery of social death, a kind of zombie-like machine that drains life out of most of the population poisoning both existing and future generations.

The politics of disposability has gone mainstream as more and more individuals and groups are now considered surplus and vulnerable, consigned to zones of abandonment, surveillance, and incarceration. At one level, the expansive politics of disposability can be seen in the rising numbers of homeless, the growing army of debt-ridden students, the increasingly harsh treatment of immigrants, the racism that fuels the school-to-prison pipeline, and the growing attack on public servants. On another level, the politics of disposability has produced a culture of lawlessness and cruelty evident by the increasing rollback of voting rights, the war waged against women’s reproductive rights, laws that discriminate against gays, the rise of the surveillance state, and the growing militarization of local police forces. Yates argues convincingly that there is a desperate need for a new language for politics, solidarity, shared responsibilities, and democracy itself. Yates sees in the now largely departed Occupy Movement an example of a movement that used a new discourse and set of slogans to highlight inequality, make class inequities visible, and to showcase the workings of power in the hands of the financial elite. For Yates, Occupy provided a strategy that can be and is being emulated by a number of groups, especially those emerging in the black community in opposition to police violence. Such a strategy begins by asking what a real democracy looks like and how does it compare to the current society in which we live. One precondition for individual and social agency is that the horizons for change must transcend the parameters of the existing society, and the future must be configured in such a way as to not mimic the present.

What is remarkable about The Great Inequality is that Yates does not simply provide a critique of capitalism in its old and new forms, he also provides a discourse of possibility developed around a number of suggested policies and practices designed to not reform capitalism but to abolish it. This is a book that follows in the manner of Dr. Martin Luther King’s call to break the silence. In it Yates functions as a moral witness in reporting on the hardships and suffering produced by grotesque forms of inequality. As such, he reveals the dark threats that capitalism in its ruthlessly updated versions poses to the planet. Yet, his narrative is never far from either hope or a sense that there is a larger public for whom his testimony matters and that such a public is capable of collective resistance. The Great Inequality also serves to enliven the ethical imagination, and speak out for those populations now considered outcast and voiceless. Yates provides a furious reading of inequality and the larger structure of capitalism. In doing so he exhibits a keen and incisive intellect along with a welcomed sense of righteous fury.

 

Notes.

[i] Tony Judt, Ill Fares the Land, (New York, N.Y.: The Penguin Press, 2010), p. 12.

[ii] Giorgio Agamben, “The Security State and a theory of destituent power,” Philosophers for Change, (February 25, 2014). Online:

The security state and a theory of destituent power

[iii] Ibid., Agamben, “The Security State and a theory of destituent power,”

[iv] George Joseph, “Exclusive: feds regularly monitored black lives matter since ferguson,” Intercept (July 24, 2015). Online: https://firstlook.org/theintercept/2015/07/24/documents-show-department-homeland-security-monitoring-black-lives-matter-since-ferguson/; Deirdre Fulton, “Exposed: Big Brother Targets Black Lives:Government spying can be an ‘effective way to chill protest movements,’ warns Center for Constitutional Rights,” CommonDreams (July 24, 2015). Online: http://www.commondreams.org/news/2015/07/24/exposed-big-brother-targets-black-lives

[v] Zygmunt Bauman and Leonidas Donskis, Moral Blindness: The loss of Sensitivity in Liquid Modernity, (Cambridge, UK: Polity Press, 2013), p. 46.

[vi] I have taken up the issue of neoliberalism extensively in Henry A. Giroux, Against the Terror of Neoliberalism (Boulder: Paradigm, 2008) . See also, David Harvey, A Brief History of Neoliberalism (New York: Oxford University Press, 2007); Manfred B. Steger and Ravi K. Roy, Neoliberalism: A Very Short Introduction (New York: Oxford University Press, 2010); Gerad Dumenil and Dominique Levy, The Crisis of Neoliberalism (Cambridge: Harvard University Press, 2011). Henry A. Giroux, Twilight of the Social (Boulder: Paradigm, 2013); Henry A. Giroux, and in Against the Violence of Organized Forgetting: Beyond America’s Disimagination Machine (San Francisco: City Lights, 2014);

Wendy Brown, Undoing the Demos: Neoliberalism’s Stealth Revolution (Cambridge: Zone Books 2015).

[vii] Michael D. Yates, “Occupy Wall Street and the Significance of Political Slogans,” Counterpunch, (February 27, 2013). Online:http://www.counterpunch.org/2013/02/27/occupy-wall-street-and-the-significance-of-political-slogans/

[viii] Paul Krugman, “Zombies Against Medicare,” New York Times (July 27, 2015). Online: http://www.nytimes.com/2015/07/27/opinion/zombies-against-medicare.html?_r=0

This essay is excerpted from the introduction to The Great Inequality by Michael D. Yates.

 

Henry A. Giroux currently holds the McMaster University Chair for Scholarship in the Public Interest in the English and Cultural Studies Department and a Distinguished Visiting Professorship at Ryerson University. His most recent books are America’s Education Deficit and the War on Youth (Monthly Review Press, 2013) and Neoliberalism’s War on Higher Education (Haymarket Press, 2014).

 

 

 

 

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