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¡En casa del herrero, el cuchillo es de palol!

Venezuela/Agosto de 2016/Abriendo el Aula-Voces Cotidianas

Por: Rose Mary Hernández Román

Es común ver a mediados  del año escolar a los papás empezar a buscar cupos en las escuelas o colegios de la ciudad donde viven, incluso, estar en una cafetería y escucharles hablar acerca de las bondades que puede ofrecer una institución escolar en comparación con otra y analizar acerca de las características de los maestros y de las maestras. Más aún, solicitar algún número de teléfono de contacto o forma de recomendación para procurar asegurar el cupo de su hijo o hija   para el inicio o continuación de su formación académica. Esta realidad, incluso, trasciende hasta las universidades, donde se ha llegado a pagar cantidades incalculables por una asignación en carreras de prestigios.

Para un profesional que se desenvuelve en la docencia es un alago saber que se le busca para contribuya en la educación de personas, que una universidad se le reconozca por su responsabilidad y compromiso por dar educación de calidad, pero se vuelve sumamente curioso entender  ¿por qué todos quieren al mejor maestro, pero muy pocos quieren llegar a ser docentes de profesión?. Incluso, los grandes maestros buscan a los mejores pedagogos para sus hijos, y cuando estos crecen entre las posibilidades de profesión, estudiar educación se encuentra en el último eslabón o simplemente no existe.

Hay un profundo desapego por la docencia, a pesar de que en los imaginarios infantiles, siempre es uno de los roles que se asumen en colectivo. Más sin embargo, en la medida en que transcurre los años en la profesión estrella se produce un desencanto, producto de razones como: ¡yo quiero ser rico y famoso!, para los jóvenes al igual que para sus familias, ser docente representa llegar a tener poco prestigio y vivir en medio de distorsión salarial.

En ese sentido, se hace urgente revalorar el significado de la profesión docente, pues ya ni los maestros quieren que sus hijos sean se dediquen a enseñar. Es necesario que se accionen estrategias unidas  donde  ser educador deje de una labor poco agradecida. No es un tema exclusivo de la baja remuneración; el asunto radica en el imaginario que hay del profesor como una profesión poco valorada. No se puede seguir en la expresión de: ¡en casa del herrero, el cuchillo es de palo!, se necesita que los hijos de los maestros también sean docentes de calidad, si ese fuese su deseo. Revaluar el papel de los maestros en una sociedad, es fundamental para aspirar a un mejor sistema educativo y por ende: un mejor vivir.

Fuente de la Imagen: https://www.google.co.ve/search?q=casa+de+herrero+cuchillo+de+palo&biw=1024&bih=489&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwjKluyX4aLOAhWD7iYKHTjMAA0Q_AUIBigB#imgrc=PSxy2T2Bmofp8M%3A

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La profesión docente en momentos de cambios. ¿Qué nos dicen los estudios internacionales?

Europa/ España /Carlos Marcelo García/ Julio del 2016/M.a Rosa Oria Segura

Resumen

La profesión docente, como todas las profesiones u ocupaciones en los tiempos actuales, se enfrenta a una crisis de identidad motivada por las cambiantes circunstancias en las que se desenvuelve. Nuevas exigencias, nuevos desafíos que requieren de los profesionales un elevado grado de implicación y compromiso. Un compromiso que debe ir dirigido a asegurar el derecho de todos los alumnos por aprender. En este artículo hacemos un análisis de los recientes informes internacionales que sobre la enseñanza y la docencia se han realizado. A través de ellos se analizan aspectos como las condiciones de trabajo de los docentes, los procesos de iniciación, la privacidad o las percepciones que el profesorado tiene acerca de su trabajo y del reconocimiento social que éste tiene.

 A modo de presentación: 

El cambio social que estamos viviendo en este nuevo siglo ha transformado profundamente el trabajo de los profesores, su imagen y también la valoración que la sociedad hace de su tarea. Esteve (2003) planteaba que los profundos procesos de cambio social registrados en los últimos treinta años y la enorme transformación de nuestros sistemas educativos han creado problemas nuevos que aún no hemos logrado asimilar. El desconcierto, la falta de preparación para afrontar los nuevos retos y el intento de mantener las rutinas, lleva a muchos profesores al desarrollo de su trabajo en un ambiente en el que se percibe una crítica generalizada, que les presenta como los responsables universales de todos los fallos del sistema educativo.

El papel de profesor: se ha transformado entre otras razones porque debe asumir un mayor cúmulo de responsabilidades, así como por el aumento de las exigencias a las que se encuentra sometido. La literatura contemporánea describe una serie de características muy variadas y a veces contradictorias de lo que se consideran las cualidades que debe reunir “un buen profesor”. Algunas refi eren al conocimiento y los valores que maestros y profesores deben poseer para transmitir a los estudiantes, a lo que se agrega el manejo de métodos de enseñanza relacionados con los contenidos, las competencias comunicacionales que les permitan interactuar con estudiantes, padres, colegas; el dominio de técnicas derivadas de los avances más modernos de las tecnologías de la información y la comunicación, las competencias para la investigación y la reflexión acerca de sus propias prácticas. Tedesco (2003) afi rma que si uno llegara a creer que el maestro debería efectivamente reunir todas las características señaladas por los expertos y especialistas en diversos documentos, el resultado sería algo así como un tipo ideal tan contradictorio como de imposible realización práctica.

Pero no sólo hay mayores demandas para el profesor, sino también una progresiva delegación de responsabilidades educativas por parte de otros actores sociales como la familia. A esto se suma la aparición en las últimas décadas de medios de comunicación e Internet, que han forzado al docente a cambiar su papel en sociedades que son crecientemente multiculturales y, en muchos casos, multilingües.

Las transformaciones sociales operan también sobre el contexto del aula y obligan a una revisión en profundidad de muchos contenidos curriculares. ¿Cuáles son los contenidos realmente importantes? Esta pregunta conduce a la necesidad de modifi car las metodologías y las condiciones de trabajo en las escuelas ya que los docentes se enfrentan a estudiantes muy diferentes entre sí. Y esto obviamente impacta la relacióndocente-estudiante que es a menudo confl ictiva en términos de autoridad y disciplina. Todo ello hace aún más difícil el desarrollo de las diversas tareas que el docente debe desempeñar. El rol docente aparece como crecientemente fragmentado.

La avalancha de cambios sociales no se ha visto acompañada de los correspondientes cambios políticos y administrativos. Las reformas educativas han arrojado resultados ambiguos que necesariamente llevan a cuestionar las opciones de políticas adoptadas. En muchos casos, los esfuerzos realizados no han servido para garantizar un desarrollo educativo sostenido y, en la práctica, las realidades educativas han probado ser “resistentes” y duras de transformar. La situación mejoró menos de lo esperado porque las reformas llevadas a cabo no han tenido sufi cientemente en cuenta a los docentes: quizás no se colocó en el centro de la agenda la cuestión del desarrollo profesional y personal de los docentes desde una perspectiva integral (Vaillant, 2005).

La literatura destaca la importancia del aprendizaje durante toda la vida, tanto para docentes como para los directores y los supervisores. Es erróneo pensar que los docentes trabajarían con más éxito si tan solo se les remunerara mejor o se les ofrecieran mayores incentivos. En muchas ocasiones los docentes saben qué estudiantes no aprenden y cuáles están aprendiendo bien, pero es también frecuente que los docentes quieran mejorar su desempeño pero no sepan cómo conseguirlo.

Los sistemas educativos mejoran cuando se cuenta con docentes con excelente preparación que poseen la convicción de que sus estudiantes pueden efectivamente aprender.

El desarrollo profesional docente: es una pieza clave en el complejo proceso de enseñar y de aprender (Marcelo y Vaillant, 2009). Son muchos los factores intervinientes aunque estamos convencidos de que los sistemas educativos mejoran cuando se cuenta con docentes con excelente preparación para la tarea de enseñar, y cuando éstos poseen la fi rme convicción de que sus estudiantes pueden efectivamente aprender.

Asumimos por tanto que al escribir o hablar sobre el profesorado debemos hacer referencia a aquello que Linda Darling-Hammond (2001) denominó el derecho de aprender. Y lo hacemos porque resulta ineludible recordar que las escuelas fueron creadas para ayudar a transformar las mentes de los estudiantes en mentes educadas. Hoy en día, para seguir respetando ese derecho se exige del profesorado un esfuerzo redoblado de confi anza, compromiso y motivación (Marcelo, 2002).

Somos conscientes de que las transformaciones que nuestras sociedades están experimentando no pasan por delante de las escuelas sin llamar vigorosamente a sus puertas. Sin embargo, quizás sea el mundo educativo en general, pero el escolar en particular, el que menos haya tomado nota de las profundas transformaciones que se están operando. Una pléya de de pensadores e investigadores están mirando desde un punto de vista crítico nuestros actuales sistemas escolares para someterlos a un detallado

escrutinio. Y no es que la principal meta de la escuela sea la de “preparar para el trabajo”: es simplemente que una ciudadanía activa no puede construirse con sistemas educativos obsoletos en cuanto a su organización y estructura tanto curricular como didáctica.

Hay que entender qué significa “el derecho a aprender” como un principio orientador en la formación docente y superar el tradicional aislamiento que la caracteriza

Los cambios en la forma de aprender que afectan al profesorado, refuerzan la idea de que la responsabilidad de la formación recae cada vez más en los propios profesionales. Hacer de nuestras escuelas espacios en los que no sólo se enseñe sino en los que los profesores aprendan, representa el gran giro que estamos necesitando. Y para ello, nada mejor que entender cabalmente qué significa “el derecho a aprender” de nuestros estudiantes, como un principio orientador en la formación de los docentes. Una formación dirigida a asegurar un aprendizaje de calidad en nuestros estudiantes, comprometida con la innovación y la actualización. Que supere el tradicional aislamiento que caracteriza a la profesión docente. Una formación que consolide un tejido profesional a través del uso de las redes de profesores y escuelas, y que facilite el aprendizaje flexible e informal. Una formación que en definitiva contribuya a re-profesionalizar la docencia, en contraste con aquellos que pretenden simplificar la complejidad del acto de enseñar.

Desde siempre hemos sabido que la profesión docente es una “profesión del conocimiento”. El conocimiento, el saber, ha sido el componente legitimador de la profesión docente. Y lo que en definitiva ha justificado el trabajo del docente ha sido su compromiso con la transformación de ese conocimiento en aprendizajes relevantes para los estudiantes. Para que ese compromiso se siga renovando, antes era necesario -y ahora resulta imprescindible- que los docentes –como también sucede con muchos otros profesionales- estén convencidos de la necesidad de ampliar, profundizar, mejorar su competencia profesional y personal. Por eso decía Zabalza (2000) que hemos convertido “la agradable experiencia de aprender algo nuevo cada día, en un inexcusable principio de supervivencia” (165).

La profesión docente, como todas las profesiones u ocupaciones en los tiempos actuales, se enfrenta a una crisis de identidad motivada por las cambiantes circunstancias en las que se desenvuelve. Nuevas exigencias, nuevos desafíos que requiere de los profesionales un elevado grado de implicación y compromiso. Un compromiso que debe ir dirigido a asegurar el derecho de todos los alumnos por aprender. Necesitamos y vamos a necesitar en un futuro próximo docentes que peleen contra el elevadísimo fracaso escolar que padece nuestra sociedad, que desarrollen capacidades para gestionar ambientes de aula muy complejos y multiculturales, que se apropien de las nuevas tecnologías y utilicen todo el potencial que poseen no sólo para motivar a los alumnos sino para dirigirlos hacia un aprendizaje comprensivo y sólido. Pero también docentes con capacidad de autoformación y con el convencimiento de que la docencia La profesión docente es la segunda mejor valorada en Europa y la primera en España.  La profesión docente en momentos de cambios. ¿Qué nos dicen los estudios internacionales? es una profesión en la que hay que estar continuamente aprendiendo, continuamente intercambiando ideas y proyectos con otros docentes, investigando y difundiendo su conocimiento y experiencias prácticas, innovando para hacer de la escuela un lugar de aprendizaje y formación para todos.

Fuente: http://M.a Rosa Oria Segura /revista-cee/pdf/n16-marcelo-garcia.pdf

Fuente imagen :http://image.slidesharecdn.com/elsaberhacerenlaprofesindocente-130320223005-phpapp01/95/el-saber-hacer-en-la-profesin-docente-1-638.jpg?cb=1363818642

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Libro: Profesores y profesión docente

 Profesores y profesión docente

  • Autor: Zabalza Beraza, Miguel Ángel y Zabalza Cerdeiriña, Mª Ainoha
  • Editorial: Narcea Ediciones
  •  9788427718098 
  • Año: 2011

Sinopsis: El ecosistema escolar ha ido cambiando al mismo ritmo que cambia el mundo, la realidad, la vida. Y no ha quedado al margen de este cambio el perfil del docente del siglo XXI. La definición de este nuevo perfil acorde a las demandas del presente es la idea clave que conforma este libro sobre el nuevo profesorado.

Esta obra recorre distintas facetas de esta poliédrica vocación: los profesores como personas, como profesionales y como trabajadores; para finalmente preguntarse por los buenos profesores: sus características y los compromisos a los que están llamados en este momento.

Un libro que nos recuerda que actuar como profesor o profesora es, sin duda, una responsabilidad pero es, también, algo que se disfruta porque está cargado de emoción, creatividad y desafíos.

Indice:

PRÓLOGO. Maestros en mi vida. Enrique Martínez Reguera.

I. LA DOCENCIA EN UN MUNDO EN CAMBIO
Algunos dilemas básicos.

II. EL PROFESORADO EN EL CALEIDOSCOPIO
Los profesores como Personas: La persona que enseña; núcleos de satisfacción e insatisfacción personal y profesional; la carrera profesional. Personas que enseñan a ser personas.

Los profesores como Profesionales: La enseñanza como profesión ambivalente, como espacio de intervención profesional y como profesión especializada. La formación de profesores. Los estudiantes, referente de la acción docente. Deontología profesional.

Los profesores como Trabajadores: De la mística al contrato. Relaciones interpersonales y clima laboral.
Satisfacción y motivación en el trabajo.

III. ¿EXISTEN LOS BUENOS PROFESORES? ¿CÓMO SON? ¿DÓNDE ESTÁN?
Compromisos consigo mismo y con el propio desarrollo personal. Conocimientos. Cultura profesional. Tacto pedagógico. Trabajo en equipo. Compromiso social.

 

Fuente de la reseña: http://narceaediciones.es/educadores-xxi/640-profesores-y-profesion-docente.html

Fuente de la imagen: http://narceaediciones.es/600-thickbox_default/profesores-y-profesion-docente.jpg

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El derecho a aprender, ¿Un asunto de orden federal o local?

Méxicanos Primero

Por:Juan Alfonso Mejía López

“Toda la política es local” reza un principio aceptado por los distintos actores que conviven en un régimen democrático. Sin importar la posición que desempeñe, el orden o el nivel de gobierno donde se ubique, si se le define desde la academia, el activismo social o el análisis cotidiano. La uniformidad de perspectivas obedece al origen del mandato. Los votos se ubican en el territorio, lo que determina el éxito o fracaso de una carrera política. El político construye su poder gracias al vínculo con el espacio.

Lo que es un principio para la actividad política, también lo es para política pública. Si bien es cierto que un problema mal planteado te garantiza una solución errónea, la política pública siempre será juzgada por sus resultados.

Tratándose del derecho a aprender en México, ¿qué implicaciones tiene para el éxito en la implementación de la reforma educativa?

El hecho educativo se realiza en un salón de clases, con las relaciones de aprendizaje construidas entre personas, maestro y alumnos. La realización de este derecho enfrenta serios desafíos en lo local, a pesar de haber concretado un diseño exitoso al momento de modificar el Artículo Tercero Constitucional.

Al día de hoy, en lo local todavía se vive a un gobernador, un alcalde, un diputado comprometido con la educación porque regala zapatos y uniformes. Un líder sindical del magisterio preocupado por mejorar las condiciones de sus agremiados, porque les consigue plazas vendidas o heredadas. Legisladores que aprueban presupuestos cada vez más ensanchados, porque dicen mejorarán la infraestructura escolar, aunque ellos ni enterados están de los criterios de selección de las escuelas.

Maestros infravalorados, pues todo su conocimiento, dedicación y amor a los niños es insuficiente para avanzar en su profesión como docente. Padres de familia esforzados  en dar a sus hijos mejores oportunidades de las que ellos mismos gozaron, que se conforman con el sólo hecho de enviarlos a la escuela. Centros de Trabajo definidos como escuelas, pero divorciados de las condiciones mínimas para el aprendizaje. Escuelas ausentes de las necesidades de su comunidad, imposibilitadas de formar una auténtica comunidad de aprendizaje.

Niños ignorados, porque el sistema educativo en el territorio está concentrado en los adultos. Un sistema más parecido al Sistema Estatal del Empleo, que ideado como un instrumento para una sociedad más equitativa y justa. Con una Autoridad Educativa Estatal encabezándola por sus dotes políticos en el manejo corporativista clientelar, mas no por su firme convicción con el derecho a una educación de calidad. ¿Le suena conocido? En lo local, estas son historias de todos los días.

Toda política pública será evaluada por sus resultados, por su capacidad de incidencia en la transformación de la realidad próxima. El reto para la Reforma educativa consiste en la implementación efectiva de sus preceptos legales en las distintas entidades federativas. De ahí la convicción de Mexicanos Primero por concentrarse en los distintos contextos para la implementación de la Reforma.

La Reforma Educativa plantea defender el derecho a aprender de la niñez y de la juventud mexicana. Para lograrlo, es necesario descolonizar al sistema educativo del control sindical que lo caracteriza. El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) ha dirigido la política educativa, privilegiando los intereses laborales, políticos y electorales por encima del derecho de los niños durante mucho tiempo, con el beneplácito de todos los actores del sistema.

Para alcanzar garantizar el derecho a aprender de los niños,  se puso el acento en el aprendizaje como una forma de medir el grado de inclusión del sistema educativo nacional. Se incorporó la noción de educación de calidad en la Constitución mexicana al modificar el Artículo Tercero, dotando al Estado de instrumentos jurídicos y administrativos para retomar la Rectoría sobre la Educación. Se creó un Servicio Profesional Docente y se dotó de autonomía al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), al tiempo que la autogestión escolar se volvió una prioridad. Todas estas medidas son destinadas, en gran parte, a revalorar el aprecio y el rol por nuestros maestros.

Sin embargo, los preceptos legales resultan insuficientes para evaluar la reforma educativa sino atendemos las modificaciones al momento de su implementación. Sirvan dos ejemplos para ilustrar esta idea.

1) Un gobierno que sede al chantaje del SNTE, por cuestiones electorales, violenta él mismo la Rectoría de la educación. Pienso en el penoso capítulo experimentado en las elecciones intermedias de junio del 2015, cuando el entonces Secretario de Educación, Emilio Chuayffet, canceló la evaluación de los maestros. Ningún estado, ningún gobernador,  defendió su autonomía y la de sus representados. Las leyes estatales los facultan. Un ejemplo es el señalado en el artículo 15 de la Ley Estatal de Educación en Sinaloa: “ […] garantizar que quienes imparten el servicio educativo sean profesionales de la educación y que su incorporación, promoción o permanencia en la prestación de servicios docentes, en instituciones públicas de educación básica y media superior, se determine mediante concurso de oposición”. Al no apelar a su autonomía y plegarse a los designios de la federación, ella misma acorralada por intereses electorales, el derecho de los niños a aprender en las distintas entidades fue violentado junto con la Rectoría de la educación.

2) Hasta antes de la reforma, el Estado no poseía las herramientas jurídicas ni administrativas para evitar el ausentismo practicado en múltiples escuelas. Un maestro podía faltar un sin número de días y no tener consecuencia alguna, con el retraso que esto conlleva en el aprendizaje de los niños. Ahora, de acuerdo con el artículo 76 de la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD), el Estado está obligado a separar del servicio a quienes falten tres días de manera injustificados en un periodo de 30 días naturales. Tal es el caso más reciente en el que se dio de baja a 3,119 maestros de Guerrero, Oaxaca y Michoacán.

Este último punto ha sido mal interpretado por algunos observadores. El Secretario de Educación Pública no los da de baja. La facultad y la obligación le pertenece a los gobiernos estatales. Así lo indica la LGSPD en su art. 8 fracción XVI: “Emitir los actos jurídicos que crean, declaran, modifican o extinguen derechos y obligaciones de conformidad con lo previsto en esta ley”. En otras palabras, se requiere de su cooperación.

Sí, toda la política es local; y también, toda la política educativa lo es.

Para que la reforma no sea reducida a un texto esperanzador, se necesita de la voluntad y cumplimiento irrestricto de la ley en el ámbito de lo local. Que esto suceda depende más de una sociedad informada sobre los preceptos legales de la reforma y de su capacidad de presión sobre aspectos puntuales de la misma, que de la voluntad de los gobernantes.

Este 5 de junio lo que está en juego es la viabilidad de la defensa del derecho a aprender de las niñas, los niños y los jóvenes en 12 estados de la República. Quién no se compromete con el derecho aprender, sabotea el éxito de la reforma, sin importar las ventajas de su diseño.

Que así sea.

 

Fuente del articulo:http://www.mexicanosprimero.org/index.php/educacion-en-mexico/nuestra-opinion/item/el-derecho-a-aprender-un-asunto-de-orden-federal-o-local

Fuente de la imagen:http://www.maznews.com.mx/wp-content/uploads/2015/09/MPS-GANA-DEMANDA-620×270.jpg

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Why Finnish model of education cannot be imported to the UAE

Europa/Finlandia/Junio 2016/Autor: Peter Hatherley-Greene / Fuente: thenational.ae

Resumen:  Las razones detrás del notable éxito del sistema educativo de Finlandia incluyen elevar el estatus de la profesión docente, la aplicación del financiamiento público integral e igualitario, y enseñar a los estudiantes para alentarlos a aprender, en lugar de utilizar pruebas de gran importancia para medir y comparar la eficacia de las escuelas. Finlandia es ahora considerado como una de las sociedades más culta del mundo, donde el 94 por ciento de los que inician la escuela secundaria superior pasa al universitario.

The reasons behind Finland’s remarkably successful education system include elevating the status of the teaching profession, applying comprehensive and egalitarian public funding, and teaching students to encourage them to learn, rather than using high-stakes tests to measure and compare schools’ effectiveness. Finland is now regarded as one of the world’s most literate societies where 94 per cent of those who start upper secondary school go on to graduate.

Many people exclaim: “Let’s simply do what the Finns have done and we’ll reap similar social, economic and educational benefits.»

It’s not going to happen, and I’ll tell you why. A society’s approach to education reflects its beliefs and values. Finland’s school system is a product of its unique culture. Just as the majlis system found in many Arab countries reflects traditional values, so too Finland’s educational system reflects its own societal values.Thus, the Finnish phenomenon is largely unexportable.

Finland provides three years of maternity leave and subsidised daycare to parents and preschool for all five-year-olds.

Finns are, by and large, practical people. In the 1970s, public schools were organised into one system with a national curriculum that provided guidelines not prescriptions.

In 1979, it was decided that every teacher earn a fifth-year master’s degree in theory and practice. As a result, schoolteachers achieved equal professional status with doctors and lawyers.

Finland truly believes that less is more. They are not an over-consuming people – they live simply.

This outlook is unique to Finland due to its geography, climate and history. All human societies have unconsciously embedded core assumptions about life that represent the outcome of their struggles for survival.

For example, in the harsh desert areas of the Middle East, Arab people have lived and survived for nearly 8,000 years. The early Arabs developed social protocols that enabled them to survive.

Finns also live in a difficult region and as a result, they have developed a strong sense of independence and self-reliance.

They are also prepared to make difficult decisions in the child’s interest.

In one example, a classroom teacher decided to hold back a student for a year. Many years later, the 20-year-old student showed up at his old teacher’s house. “You helped me,» he told his former teacher as the former student had gone on to open his own car repair firm. The teacher later told a visiting journalist: “This is what we do every day, prepare kids for life.»

Finnish egalitarianism is a practical response to a harsh and difficult climate where survival of the one ensured that many would also survive. Strongly individualistic, they nevertheless understand that social strength and community resilience occurs when everyone is treated the same and has similar opportunities to productively live their lives.

Research undertaken by Geert Hofstede, a Dutch national who compiled the world’s largest matched-sample, cross-national cultural database in the 1970s, identified significant differences in national cultures on four primary dimensions: power distance, individualism, uncertainty avoidance and masculinity.

In comparing Finland to the UAE in terms of “power distance», Finland appears to favour independence and egalitarianism, and employee consultation in decision-making.In contrast, Emiratis tend to accept a social hierarchy and deference to figures of authority.

The UAE is a collectivist society in that its members strongly associate themselves with the larger community, sometimes subsuming their personal wishes for the greater good of the group.

In contrast, Finland sometimes favours the individual’s wishes and desires above the family or wider community.

A masculine society is driven by competition, achievement and success. Finland is considered to be a feminine society where people value collaboration, equality and quality in their lives.

On the other hand, the UAE appears to be a more balanced society, giving equal importance to both masculine and feminine traits.

Finally, the extent to which the members of a culture feel threatened by unknown situations and have created beliefs systems to avoid these is reflected in the score on Uncertainty Avoidance.

The UAE scores 80 on this dimension and thus has a high preference for avoiding uncertainty.

Such societies respect rigid codes of belief and behaviour. Finland is more accepting of the whims and fancies of life, perhaps more tolerant of nonconformist ideas and behaviours.

In summary, there is much to be learned from the way Finland organises its society and important institutions but we all need to fully understand the complexity and uniqueness that lies at the heart of its success.

Fuente de la noticia: http://www.thenational.ae/opinion/comment/why-finnish-model-of-education-cannot-be-imported-to-the-uae

Fuente de la imagen: http://www.thenational.ae/storyimage/AB/20160516/OPINION/160519256/AR/0/&NCS_modified=20160516153741&MaxW=640&imageVersion=default&AR-160519256.jpg

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La digna profesión docente

Por: Sylvia Schmelkes 

El Día del Maestro es propicio para reflexionar sobre la dignidad de esta profesión y la necesidad de su reconocimiento. La profesión docente implica una gran responsabilidad social: propiciar el aprendizaje de alumnos diversos todos los días, en ocasiones en circunstancias difíciles, tanto por las condiciones escolares como por las del entorno. Son verdaderos profesionales no solamente porque han sido formados como tales, sino porque toman decisiones de gran envergadura al enfrentar sus planeaciones escolares, y también al tener que resolver situaciones no previstas que acontecen en la cotidianeidad de la vida escolar y de aula.1

El aprendizaje que persiguen desde luego se refiere a los que marcan los contenidos del plan de estudios. Pero va más allá de ellos, pues se esfuerzan por asegurar espacios seguros, relaciones respetuosas y ambientes socioafectivos propicios para aprender y, al hacerlo, favorecen la formación en valores para la convivencia y para la vida democrática. Conocer a sus alumnos y a sus familias es parte intrínseca de su trabajo. Hacerlo le permite al maestro adaptar su enseñanza al contexto y hacerla significativa para sus alumnos. Todavía más, el maestro tiene ahora como cometido que los alumnos aprendan a aprender.

Para ello, entre otras cosas, debe darles uso adecuado a los diversos recursos para el aprendizaje, incluidos entre ellos las tecnologías de la información y la comunicación. Además, debe preocuparse por los alumnos que por alguna razón no logran los propósitos de aprendizaje, para lo cual debe desarrollar prácticas inclusivas y debe preocuparse de manera especial por prevenir la reprobación y la deserción de sus alumnos. Y para completar el espectro de los ámbitos de la compleja tarea profesional del docente, tiene claras responsabilidades en su escuela, que rebasan su actividad al interior del aula, pues implican trabajar con el equipo docente y el director para hacer de la escuela una organización que mejora continuamente con la participación de todos los miembros de la comunidad educativa.

aula_escuela2Realizar todo lo anterior, y hacerlo de manera profesionalmente responsable, requiere de una gran entrega, de un fuerte compromiso. El Servicio Profesional Docente ya lo reconoce. Ahora que existe una reglamentación clara para el ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia de los docentes en este trabajo profesional, el maestro puede tener dos certezas: que su desarrollo en la profesión docente depende enteramente de él, de su mérito y de su desempeño profesional, y que el Estado está obligado a hacerse cargo —y lo hará con mucha mayor fortaleza en el futuro próximo— de su formación permanente y del acompañamiento profesional para la mejora de su desempeño cotidiano. Los maestros mexicanos tienen ahora una perspectiva de carrera profesional claramente trazada.

Es necesario que la sociedad también reconozca el carácter profesional de la tarea docente, junto con la gran complejidad y el compromiso que supone de parte de maestras y maestros. Hoy quiero rendir tributo a estos docentes profesionales del país. Sin ellos y sin su esfuerzo y entrega, ninguno de nosotros estaría donde nos encontramos.

¡Muchas felicidades, maestras y maestros de México!

*Articulo tomado de: http://www.educacionfutura.org/la-digna-profesion-docente/

Imagen: http://staticf5b.lavozdelinterior.com.ar/sites/default/files/styles/landscape_1008_566/public/nota_periodistica/Suplemento_Salud_18022015_PAG001_BLO01_Foto01.jpg

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México. Fin del Monopolio: Perseverancia del Normalismo

México/ 01 mayo 2016/ Autor: Carlos Ornelas. Excelsior/ Fuente: Insurgencia Magisterial

El secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, anunció en marzo que, con la aplicación de la Ley General del Servicio Profesional Docente, se pondrá fin al monopolio de las normales como semillero de maestros. Una medida que, como casi todas las de la Reforma Educativa, desata polémicas y enciende ánimos. Docentes e investigadores de raigambre normalista conjeturaban que esa medida —y la reforma en su conjunto— es un propósito del gobierno para acabar con las escuelas normales.

Puede ser una de las miras ocultas de la reforma —matarlas por inanición, expresó Alberto Arnaut en el Congreso Nacional de Investigación Educativa de 2015—; pero también, como dicen los institucionalistas, un incentivo para que las normales traten de superarse.

Una y otra presunciones me hicieron evocar los cursos de sociología que tomé en la preparatoria; rememoré, en particular, el credo del darvinismo social. Éste es la aplicación de la teoría de la evolución de Charles Darwin en las ciencias sociales: “La supervivencia del más apto y la competencia descarnada por todo tipo de recursos”.

Pienso —y no soy partidario del darvinismo social— que el contexto político de la reforma mete a las escuelas normales en un brete. Durante décadas evolucionaron siguiendo las directrices gubernamentales, pero controladas por fieles del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. El monopolio en la preparación inicial de docentes para la primaria les otorgaba estatus y poder.

Incluso, las normales —tal vez desde la creación del Instituto Federal de Capacitación del Magisterio— forjaron una ideología —arbitraria, como decía Antonio Gramsci— que las hacía inmunes a la influencia externa: el normalismo mexicano.

La endogamia académica —otra aportación del darvinismo social— fue una de las divisas del normalismo. Desarrolló ideas, hábitos, rutinas y saberes específicos —pedagogía y didáctica— que forjaron una tradición cultural que se reforzó con el monopolio que tenían en la formación de docentes.

Uno de los argumentos en defensa del normalismo y de las normales que más repiten sus adalides se refiere a la reproducción de esos saberes concretos como indispensables para una práctica docente eficaz. Es razonable. Lo que no me parece fundado, es que presuman de que, por el sólo hecho de egresar de una escuela normal, un maestro tenga dominio de esos atributos; también que sea fuente imperecedera de una buena práctica docente.

No obstante, a la hora de buscar alternativas, no me convence la idea de que, eliminando el monopolio normalista, se vaya a solucionar el problema de la baja calidad de la docencia. Muchas universidades padecen de los mismos problemas. Mas, la competencia abierta por las plazas docentes puede conducir a que las normales menos dotadas se encaminen a su quiebre definitivo. Pero hay otras que, sin evocar la supervivencia de la más apta, sino por designio de autoridades estatales comprometidas con la reforma “se pusieron las pilas”; éstas tal vez evolucionen hacia algo mejor.

En el blog de educación de Nexos, Juana Imelda Infante Arratia describe cómo en Tamaulipas se dan ciertos pasos que buscan revertir la persistencia cultural del normalismo. Analiza el primer intento de una selección rigurosa de los candidatos a ingresar a las normales (http://educacion.nexos.com.mx/?p=112). Al mismo tiempo que hay cambios en las escuelas normales de ese estado. El problema: el SNTE quiere ser socio de esa empresa.

No me gusta esa idea. El sindicato representa las rémoras de la cultura patrimonialista y reaccionaria. Pero hay otros atributos del normalismo que —pienso— contribuirán a la evolución pausada del currículo, reemplazos en el profesorado y a la actualización de esos saberes. Éstas serán las que sobrevivan; y su defensa no será por la fe ni por la vanagloria de que un normalista sea por antonomasia un buen maestro. Pienso que estamos en los albores de un cambio drástico en las escuelas normales.

Fuente Original de la Noticia: 

http://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/2016/04/27/1089090

Fuente de la Imagen:  letraslibres

Fuente de la Noticia:

Fin del monopolio: perseverancia del normalismo

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