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Presencialidad ¿Les importa la educación?: Soledad Acuña y los hitos de su gestión

Por: Patricio del Corro/Izquierda Diario 

La educación se transformó en una bandera en disputa entre el gobierno nacional y el gobierno de la Ciudad ¿Qué se discute y qué no? ¿Cuáles son los hitos de la gestión cambiemita en CABA? ¿Qué tapa la polarización por la presencialidad?

El estado de las escuelas, la falta de herramientas de la conectividad, la precarización de la docencia, y también cómo las escuelas son un lugar clave para que las y los pibes coman en un país donde 6 de cada 10 niñes viven en la pobreza, son algunos de los problemas estructurales que ningún gobierno ha cambiado, más bien han sido todos parte del problema.

Pero en la Ciudad de Buenos Aires el oficialismo tiene una tradición y una línea clara. No nos resulta una novedad el ataque del gobierno de Larreta y sus aliados a las y los docentes, estudiantes y hasta a padres y madres. Si vemos la gestión del actual oficialismo encontraremos una constante en la política de desfinanciamiento, de incentivo a la gestión privada de la educación, de avance en la degradación de los contenidos (con la plataformización como eje) y, para garantizar esto, siempre atacan toda forma de organización de docentes y estudiantes.

La confrontación con la comunidad educativa suele tener un objetivo electoral (Como hoy en día) o de corto plazo. El PRO y Larreta en particular, han sabido utilizar bien la jugosa pauta oficial (en 2020 gastó $900.000.000) para llenar de entusiasmo en el ataque a sus periodistas amigos.

Las y los docentes, y la comunidad educativa en general, han sido uno de los focos de ataque del oficialismo y esto también se debe a una voluntad de reducir lo más posible todo tipo de resistencia a sus políticas. Algunos de los ataques emblema fueron la eliminación de las Juntas de Clasificación docentes en 2011. El objetivo era simple: eliminar el sistema de elección que tenía la docencia para ese trabajo y poner funcionarios propios.

Para ese entonces Soledad Acuña ya era Subsecretaria de Equidad Educativa en el Ministerio de Educación y una de las espadas públicas de ese combate.

Acuña había llegado a ese cargo luego de la renuncia como ministro de Mariano Narodowski. ¿Por qué renunciaba? Por la causa por las escuchas ilegales donde Ciro James, siendo funcionario del Ministerio, espiaba hasta al cuñado de Mauricio Macri. Quien quedaba al frente de la cartera de Educación era el poeta contemporáneo, Esteban Bullrich.

Tanto Bullrich como Soledad Acuña venían del “Grupo Sophia”, una de las clásicas ONGs neoliberales, en este caso creada por Horacio Rodríguez Larreta, en los noventas y financiada desde el principio por instituciones como el Banco Mundial y grandes patronales nacionales y extranjeras. El grupo fue un enclave ideológico de las reformas educativas neoliberales. Esto muestra que cuando vemos los planes y los dichos de Acuña no se trata de improvisaciones.

Soledad Acuña se hizo cargo del ministerio en el 2015. Desde ese momento no dio puntada sin hilo.

No es casual que el esfuerzo presupuestario de la Ciudad en educación haya pasado del 27 % al 19 % en una década; tampoco que luego de años de mentir sobre la cantidad de vacantes en inicial y primaria, el gobierno de la Ciudad haya logrado que la Cámara de apelaciones de la Ciudad durmiera durante años un fallo en primera instancia que los obligaba a construir escuelas y mejorar el acceso al transporte, porque con el amparo que habíamos presentado con Myriam Bregman, docentes y familias demostramos (en un juicio que también llevó años) que había falta de vacantes y aulas superpobladas en las escuelas de la Ciudad. Lo tiene cajoneado la misma Cámara que ahora sacó un fallo express, un domingo, exigiendo abrir escuelas.

¿La Justicia de la Ciudad la digita Larreta? Obvio. Pero no nos olvidemos que, por ejemplo, a la jueza Macchiavelli la votó el frente de TODOS hace 7 meses. Incluida Ofelia Fernandez y quienes luego salen a horrorizarse por las consecuencias.

Hoy para que padres o madres tengan que demostrar que son pobres para que le aseguren una vacante en nivel inicial.

Otro de los capítulos más destacados en este sentido fue el proyecto de UniCABA, cuyo eje está en monopolizar los ejes de la formación docente desde el Ministerio y desfinanciando a los terciarios actuales.

La idea oficialista de los “docentes del futuro” es la idea de un tutor que solo reproduce un contenido bajado 100 % del Ministerio, incluso, si se puede, que “dé play” a las famosas plataformas educativas producidas por Santillana u alguna empresa privada. Dato:el enviado de la cientista política Soledad Acuña, para dar los informes del proyecto a la Legislatura, era un Ingeniero Químico, Diego Meiriño, quien había trabajado para… Santillana.

En el mismo sentido se marchó con la “secundaria del futuro”, proyecto que solo tenía como objetivo buscar el control ideológico de las aulas, avanzar con las llamadas “prácticas laborales” en lugar de horas de estudio y poniendo el otro eje en las “guías de aprendizaje autónomo” y las plataformas virtuales.

La mayoría de estos proyectos avanzaron utilizando el espionaje y la intimidación contra sus protagonistas, cuando no las sanciones, causas penales o, simplemente, con la policía reprimiendo.

El desprecio por quienes “caemos” en la educación pública lo ven les niñes y docentes hasta en la comida, tanto que entre la quita de carne en el menú. Llegó al extremo de que hubiera que presentar un amparo para garantizar la alimentación para les niñes en el distrito más rico del país.

Por eso en los últimos años, en la Ciudad la matrícula de las escuelas de gestión privada fueron creciendo. Incluso en las escuelas secundarias la opción paga superó a la pública. No hay casualidades.

Por eso cuando Larreta y Acuña hablan en nombre de las y los niños hay que agarrarse los bolsillos, pero ojo que con la polarización en torno a la presencialidad también se tapan los problema estructurales.

https://www.laizquierdadiario.com/Les-importa-la-educacion-Soledad-Acuna-y-los-hitos-de-su-gestion

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ODS1. La brecha digital se intensifica durante la pandemia

World Vision advierte de que más de un año de pandemia ha puesto de relieve cómo la brecha digital se hace más profunda en situaciones de crisis provocando un aumento de la desigualdad.

Uno de los sectores en los que esta situación se ha hecho todavía más evidente es en el acceso a la educación ya que el comienzo del curso escolar y en general, el acceso a la educación durante la pandemia ha estado y sigue estando condicionado por el acceso a las tecnologías y el aprendizaje electrónico.

Antes de la pandemia había alrededor de 258 millones de niños y jóvenes sin escolarizar en todo el mundo y, según el Banco Mundial, más de mil millones de niños y niñas se han visto afectados por el cierre de escuelas. Algunos de ellos, de entornos privilegiados o de países con altos ingresos, pudieron adaptar sus estudios al aprendizaje online, mientras que muchos otros niños y niñas más vulnerables se han quedado atrás. Sin acceso a la educación, los menores de países de bajos ingresos se enfrentan a desafíos todavía mayores, incluida la disminución de oportunidades en el futuro y un mayor riesgo de violencia, matrimonio infantil y explotación sexual. 

La ONG World Vision ha tratado desde el inicio reducir esta brecha digital en los contextos más vulnerables, para ello hemos puesto en marcha diversos programas educativos basados en el aprendizaje virtual o a distancia. Estas iniciativas incluyen el reparto de teléfonos móviles, clases a través de la radio, manejo de WhatsApp y redes sociales. En algunos casos, los estudiantes en riesgo han recibido tabletas digitales para garantizar mejor su acceso y aprovechamiento de oportunidades del aprendizaje remoto.

Una solución para cada entorno 

En Filipinas, la pandemia ha afectado a más de 20 millones de estudiantes. Para poder poner en marcha la educación a distancia, se han utilizado metodologías de aprendizaje modular, on line, por radio y televisión. La familia de Nexi, de 12 años (Filipinas), no tiene Internet, por lo que su escuela local le ha proporcionado módulos impresos. “Sé que tenemos que hacer frente a grandes desafíos este curso escolar. Quiero aprovecharlo al máximo para poder ser ingeniera algún día”, comenta.

Isaac y sus hermanos se encuentran entre los 15 millones de niños en Uganda que se han visto afectados por el cierre de escuelas debido a la COVID-19. Vive en el campo de refugiados de Bidibidi, desde que en 2017 tuvo que huir de Sudán del Sur, y sigue las lecciones de su escuela a través de la radio. “Quiero estudiar mucho y ser el presidente de Sudán del Sur en el futuro para volver a mi país y devolverle la paz”.

En Bidibidi (Uganda) también vive Santos, de 23 años, un maestro de Sudán del Sur. Cuando las escuelas cerraron en marzo del pasado año, vio cómo algunos niños se habían vuelto inactivos en casa, trabajaban con sus padres y algunas niñas del pueblo habían quedado embarazadas, lo que le empujó a iniciar un programa de enseñanza móvil, trabajando voluntariamente con grupos de máximo 10 niños y al aire libre.

Nahed (Jordania) trabaja con el programa de educación de recuperación de World Vision desde 2015, enseñando inglés a niños y niñas refugiados sirios y a niños jordanos. Cuando llegó la COVID-19, Nahed y otros maestros del programa fueron capacitados para impartir clases de forma remota utilizando herramientas como WhatsApp y ZOOM. “Es como si tuviera a los estudiantes en un aula conmigo. Con la interacción en línea en los grupos de WhatsApp y las sesiones de ZOOM puedo ver que los estudiantes están entendiendo y recibiendo el material correctamente».

En Mongolia, donde las redes sociales son muy utilizadas, World Vision ha ayudado a lanzar un nuevo servicio de chat en línea que ha permitido a más de 400 niños y jóvenes acceder a consejeros capacitados.

World Vision sigue trabajando para que los niños y niñas tengan acceso a una educación de calidad, proporcionando a las familias y los maestros materiales educativos y facilitando el acceso a distancia para que la falta de medios y tecnologías digitales no sea un impedimento para recibir una educación. En la era de la COVID-19, la tecnología y la innovación son fundamentales para hacer posible este acceso en los lugares más desafiantes del mundo.  

Fuente: https://www.corresponsables.com/actualidad/ods1-brecha-digital-intensifica-pandemia-world-vision

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Israel: El Ministerio de Salud respalda la apertura de todas las escuelas sin cápsulas

l Ministerio de Salud dijo el lunes que presentará al Gabinete un nuevo esquema que permitirá que las escuelas de Israel se abran por completo sin cápsulas.

Casi todas las restricciones del coronavirus de Israel se han levantado debido a la campaña de vacunación de alto ritmo del país. Sin embargo, dado que los niños menores de 16 años actualmente no pueden ser vacunados, se han mantenido muchas restricciones en el sistema educativo, pero están programadas para expirar la medianoche del martes.

El nuevo plan proporcionará una amplia gama de opciones de prueba y monitoreo en todo el sistema educativo para detectar brotes antes de que se propaguen.

Cuando un estudiante da positivo, toda la clase y el personal docente se someterán a pruebas de coronavirus antes de regresar a sus aulas, además del aislamiento obligatorio.

«La morbilidad en el sistema educativo es minúscula y está completamente bajo control, con altas tasas de vacunación entre estudiantes y maestros, pero el sistema educativo aún está sujeto a restricciones», dijo un funcionario del Ministerio de Educación.

«El mensaje oculto transmitido a los estudiantes, especialmente a los de la escuela secundaria, es que pueden estar en cualquier lugar excepto en las escuelas».

El funcionario también enfatizó que el peligro de que los niños no asistan a la escuela es mucho mayor que el de infectarse.

Según un informe que presentó, el número de estudiantes infectados se redujo de 9,820 el mes pasado a 877 en la actualidad, con 4,200 actualmente en cuarentena. No se ha cerrado ninguna escuela y más del 90% no ha informado de ningún caso.

El mismo informe mostró que ha habido una disminución del 30% en las habilidades básicas de lectura entre los estudiantes en los grados 1-3, una caída del 25% en las habilidades de matemáticas y lenguaje para los estudiantes en los grados 4-6 y una caída de alrededor del 30% en los cursos básicos. asignaturas como matemáticas, lenguaje, ciencias e inglés entre los estudiantes en los grados 7-10.

Fuente: https://itongadol.com/israel/el-ministerio-de-salud-respalda-la-apertura-total-de-escuelas-sin-capsulas

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Apuntes sobre “La crisis del reformismo educativo en México” de Juan Carlos Miranda Arroyo

Por: Arcelia Martínez Bordón

En este estupendo compendio de apuntes y reflexiones, Juan Carlos Miranda nos ofrece, un recuento de las principales discusiones de los últimos cuatro años respecto a la cancelación de la reforma educativa de 2013 y el diseño y puesta en marcha de la nueva reforma impulsada por el presidente López Obrador, aprobada en mayo de 2019.

El libro reúne varios ensayos breves de Juan Carlos, en los que se colocan debates y posturas propias y de varios actores, respecto a los alcances, resultados y contradicciones de la reforma de 2013 (la que quiso ser “estructural”) y de la reforma que va en marcha, que califica de reactiva, no propositiva ni transformadora de raíz.

Juan Carlos afirma que vivimos una crisis del reformismo educativo, producto de diez años de reformas iniciadas y diseñadas por las cúpulas del país. Nos dice que hay una crisis en tanto: 1) hay un uso excesivo y retórico del concepto de “reforma”, por parte de políticos, empresarios, organismos internacionales y academia, PERO no por las escuelas; 2) porque (ligado con lo anterior) las RE no han producido los cambios en la base del sistema educativo; y 3) porque hay una obsesión por sembrar cambios “desde arriba”, pero nada de ello, lógicamente, aterriza en las escuelas.

Aunque coincido en lo general, quiero comentar que en el último punto se pueden anotar algunos matices, porque aunque con dificultades a veces estas políticas pueden ayudar, y vaya que lo creo, a modificar la forma en la que trabajan las escuelas… y para muestra el botón del famoso Programa Escuelas de Calidad (vigente de 2002 a 2015), a partir del cual se instaló, de manera obligatoria, y no sin dificultades y áreas de oportunidad, la práctica de realizar, colaborativamente, diagnósticos y planeaciones para transformar la escuela (¿recuerdan los llamados “programas estratégicos de transformación escolar”?).

Con todo, coincido con Juan Carlos en que los cambios en la educación no se dan de manera automática, a partir de un mandato legal, por lo que más que reformas, cada seis años, necesitaríamos hacer revisiones sistemáticas y periódicas de lo que sí funciona y lo que es posible y necesario mejorar. Al igual que Juan Carlos me preocupa profundamente que cada seis años tiremos la tina y con el niño adentro.

Sobre esto último, Juan Carlos sostiene que tanto las últimas reformas, la de AMLO como la del “Pacto por México”, como otras reformas en la región en realidad han apostado por el “gradualismo”, porque si bien comienzan colocando varios discursos de ruptura en la práctica es difícil lograr consensos, por lo que estas casi siempre se mueven hacia una posición más al “centro”.

A propósito de ello, me pregunto si debemos condenar el gradualismo o valorar, en su caso, algunas de sus bondades, en tanto que, en mi opinión, parte del fracaso de las políticas tiene que ver con ir en este mar de ocurrencias, como veletas. Me pregunto, pues, si ¿una transformación de raíz requiere cambios constitucionales o más bien presupuestos, tiempo, e incluso, continuidad? Me temo que llevamos años con parches, ires y venires, y hoy el tiempo apremia.

El libro de Juan Carlos nos reta a continuar con un debate no acabado, siempre abierto, sobre cosas tan importantes y sobre las que no nos hemos puesto de acuerdo, como, por ejemplo, el concepto de “calidad”, al que JC cuestiona que muchas veces referimos como “neutral” y sin “ideología”. Al respecto, Juan Carlos señala que en el tercero constitucional se equipara la calidad, hoy la “excelencia”, con el “máximo logro de aprendizajes”… y se pregunta si la calidad debe reducirse al logro. Considero que este es un debate muy necesario, aunque también creo que no podríamos mejorar los resultados de aprendizaje si no invertimos en políticas e intervenciones educativas (sean de desarrollo profesional docente, de infraestructura, de equipamiento, etcétera) que no reúnan requisitos mínimos de calidad. Recuerdo también, sobre este tema, que, en la reforma anterior, el artículo 3 constitucional colocaba varias dimensiones para entender la calidad: suficiencia, relevancia, pertinencia, equidad.

En fin. Juan Carlos nos invita a varias reflexiones y esto se debe celebrar. A lo largo de los capítulos, Juan Carlos argumenta que la última reforma es, en síntesis, más reactiva que estructural, que esta representa más continuidad que ruptura o cambio de raíz, en tanto sigue montada, como reformas anteriores, en una visión “gerencialista” de la educación, en detrimento de la visión pedagógica que se requiere.

A este respecto, una tesis central de Juan Carlos es que para que se dé el cambio educativo se necesita romper con las inercias de operación de las escuelas, por lo que más que pensar en cambios, mandatados desde las cúpulas, al marco legal, hay que comenzar de abajo hacia arriba, modificando las prácticas, cultura y ethos de quienes operan en las escuelas en el día a día, por supuesto, con su convencimiento y apoyo.

Estoy cierta que podemos encontrar algunos puntos medios… Sin duda, la escuela no puede cambiar sin los maestros y maestras, al margen de ellos, sin su convencimiento y trabajo cotidiano, junto con las familias y los propios estudiantes. Y en ello tiene mucha razón Juan Carlos… desde la política pública se pueden empujar cosas, de un modo más horizontal, consultando a los distintos actores clave… En la pandemia, por ejemplo, muchos maestros y maestras se sintieron, sobre todo en un inicio cuando reinaba el caos, poco apoyadas por sus autoridades y más bien rebasadas por la situación. Que bien hubiera hecho haber arrancado una estrategia elaborada por ellos y ellas… y no impuesta por los expertos, quienes sean que hayan sido.

Con todo, también estoy convencida de que algunos cambios pueden impulsarse desde arriba, cuando, por ejemplo, hay un ejercicio bien pensando y, remarco, consensando, de elaboración del presupuesto, por ejemplo. La política educativa implica, entre otras cosas, una toma de decisiones sobre en qué y cuanto gastar. Y ahí quizá, sí necesitamos otras voces… además de las de los y las maestras… Necesitamos evidencia del pasado, de lo que se ha hecho, de lo que ha o no funcionado, de lo que se sabe a partir de la investigación educativa. Es el caso de las becas, o de otras intervenciones que hoy parecen urgentes para, por ejemplo, mejorar la conectividad y aprender a aprovechar mejor las herramientas tecnológicas.

Así que la mejora educativa nos requiere a todos. La voluntad política a partir del conocimiento acumulado (de todos, docentes, investigadores), de la experiencia, para asignar también un presupuesto ahí donde hace falta. Pero también, sí o sí, requiere de tiempo.

En fin, el libro que nos ofrece Juan Carlos, lleno de preguntas, es una fuente muy rica para la reflexión sobre los alcances y límites de las reformas educativas, y para abrir nuevos debates, tan necesarios, entre quienes estos temas nos mueven y apasionan.

*Académica en el Departamento de Educación de la IBERO Ciudad de México, Coordinadora del Faro Educativo
Twitter: @arceliambordon

Fuente: http://www.educacionfutura.org/apuntes-sobre-la-crisis-del-reformismo-educativo-en-mexico-de-juan-carlos-miranda-arroyo/

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La evolución de la educación en Guatemala en 21 datos

El proceso educativo en Guatemala a lo largo de cinco siglos ha tenido claroscuros que han desencadenado un indudable impacto en su nivel de desarrollo.

“La educación siempre fue clasista y elitista, desde tiempos prehispánicos, cuando las élites heredaban conocimientos de generación a generación, utilizando la oralidad”, explica Artemis Torres Valenzuela, historiadora e investigadora del Centro de Estudios de las Culturas en Guatemala.

Luego de la llegada de los españoles, en 1524, se fundan las primeras escuelas, en las que los alumnos eran hijos e hijas de peninsulares. En conventos, casas de recogimiento y monasterios se concentra esa visión, donde se les instruye en la religión católica mediante metodologías memorísticas y conocimientos sistemáticos, especialmente de la vida santoral, añade. Los colegios mayores en el siglo XVIII estaban dirigidos, así mismo, por las órdenes religiosas.

Después de la independencia, se introduce el método de aprendizaje lancasteriano, en el que niños monitores apoyan al profesor en la enseñanza. Se empezaron a estudiar materias con visión positivista, dice Torres.

Después de la reforma liberal, en 1871, se institucionaliza la creación de nuevas escuelas y se establece una educación estatal laica, gratuita y obligatoria, pero no llegó a toda la población, expone Fernando Urquizú, doctor en Historia del Arte.

Durante el gobierno de Manuel Estrada Cabrera (1898-1920) se inauguró el ferrocarril, en 1908, por lo que se necesitaba mano de obra de empleados que supieran leer y escribir para instalar maquinarias, para el desarrollo del capitalismo, expone.

Después de la revolución de 1944 se consolida el sistema educativo y se pone al alcance de las masas, asevera el historiador. Uno de los pasos más importante fue declarar autónoma a la Universidad de San Carlos de Guatemala, en 1944.

Luego de los acuerdos de paz de 1996, se trata de adaptar el sistema educativo a las diferentes culturas, que cada vez tienen menos ventaja por el avance de la globalización, puntualiza Urquizú.

Fuente: https://www.prensalibre.com/pl-plus/guatemala/comunitario/la-evolucion-de-la-educacion-en-guatemala-en-21-datos/

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¿Chelas sí, pupitres no?

Por: Manuel Gil Antón 

¿Cómo es posible que estén abiertas las cantinas y las escuelas no? ¿Es la prioridad que tiene el gobierno? ¿No importa más la educación que las cubas y el cubilete?

Expresiones semejantes circulan en los medios de comunicación. El contraste, así expuesto, es un escándalo. No hay quien, en su sano juicio, esté de acuerdo en abstracto con esta preferencia, pero la comparación no es válida.

La preocupación por el aprendizaje y la estabilidad emocional de los “parroquianos” de los espacios educativos es incuestionable. El efecto del confinamiento en casa, cuando ha sido posible, es múltiple y negativo. La complejidad del retorno a las aulas merece un análisis menos superficial: si es necesario hay que hacerlo bien.

Se suele partir de un supuesto falso: los niños brotan en las escuelas. Ahí están como si no hubieran ido de su domicilio a la escuela. La movilidad asociada al arribo y salida de los planteles se pasa por alto. Es enorme: 35 millones de estudiantes de todos los grados se trasladan diario a clases, más 2 millones de docentes y personal administrativo. Equivale al 30% de la población. Si añadimos a 12 millones de personas que acompañan a quienes lo requieren por su edad o condición, son casi 40% del total. ¿Cuál es el impacto, en la movilidad y su consecuente carga en los medios de transporte, así como en la reducción de la sana distancia que esto acarrea? Gigantesca. Incomparable a la que se produce en el traslado a fondas, restaurantes o antros.

El cierre de las escuelas en México, y en todo el mundo, no derivó de que en ellas hubiese una tasa de contagio mayor que en otras actividades. No. La razón es que era, y es, el mecanismo más eficaz para reducir de manera significativa la movilidad y, eso sí, cortaba en buena medida la contigüidad que favorecía la transmisión del virus.

En consecuencia, y dada la persistencia hoy de altas tasas de contagio, los ejes elementales de la planeación y proceso de retorno paulatino a las aulas son, creo: los diferentes índices de aumento en la movilidad dada la diversidad del país, las condiciones adecuadas en los planteles en cuanto a espacio, recursos de higiene y ventilación, y la protección de las y los docentes y empleados, sobre todos los mayores, con la vacuna, y la misma con respecto a quienes rebasan los 60 en el entorno familiar de quienes asistan.

¿Se puede? Sí, de manera diferenciada de acuerdo al contexto de la escuela y las modalidades del arribo y retiro de alumnos y personal. ¿Qué se requiere? Modificar el nivel de observación de esas condiciones (no tener como referencia el semáforo estatal, sino la situación de regiones específicas que rebasan los límites entre entidades), propiciar el intercambio de pareceres entre el personal docente, directivos y los padres de familia, para diseñar distintas formas adecuadas, seguras y paulatinas de retorno a los patios e instalaciones escolares, o a otros lugares abiertos que permitan el reencuentro y la continuidad del lazo social y pedagógico que la educación implica.

¿Cómo? Dar la palabra, y la iniciativa apoyada por las autoridades de salud, a quienes conocen las condiciones y contextos de sus escuelas. Los regresos serían variables, con modalidades diferentes. Sí. Pero más seguros, inteligentes y atentos a lo posible, que los derivados por las autoridades desde su escritorio. De nuevo: escuchar la voz de los que saben, en lugar de imponer soluciones equivocadas, quizás, esas sí, acordadas por los funcionarios en la mesa de un bar.

 

Profesor del CES de El Colegio de México.
mgil@colmex.mx
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Entrevista a la Profesora Magdalena Isela González Báez (Video)

Por: Fernando García investigador del CII-OVE

En esta oportunidad la Dra. Magdalena Isela González Báez, nos compartió su experiencia como docente de la Escuela Normal Rural Vasco de Quiroga, ubicada en Tiripetío, Michoacán. Enfatizó la importancia de la escuela Normal Rural en México y analizó el panorama político educativo que actualmente impera en torno a ellas.

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