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Transformar la Secundaria: Una iniciativa desde Argentina

 

Director Marcos Fagioli. Secundaria Rural. Orquesta Juvenil. Escuela N° 4-189 Alamos Mendocinos. Fray Luis Beltrán. Maipú. Mendoza
Director Marcos Fagioli. Secundaria Rural. Orquesta Juvenil. Escuela N° 4-189 Alamos Mendocinos. Fray Luis Beltrán. Maipú. Mendoza

En un mundo y en un tiempo tan complejos como estos en donde nos toca vivir, la educación está en el centro de debates muy fuertes que ponen en evidencia posturas extremas y divergentes. Lo que está claro es que unos y otros acuerdan en que la educación juega y jugará un rol muy importante respecto del futuro de la humanidad toda y de cada uno de los países.

Mientras las diferencias sociales se profundizan en el mundo entero y las riquezas se concentran más y más en pocas manos, muchos ven la educación como la puerta a una movilidad social que parece vedada a quienes recorren otros caminos, como por ejemplo, el trabajo.

En este marco, en un mundo en el que las tecnologías marcan un rumbo sin retorno y dan la sensación generalizada de aceleramiento de la misma historia, hablamos de la sociedad del conocimiento como el modelo social que se está construyendo, con consecuencias aún inimaginadas..

Si bien toda la educación atraviesa múltiples desafíos, en Argentina, pero también en América Latina, los de la Escuela Secundaria son de los más importantes.

Desde los expertos que investigan sobre educación, pasando por los docentes, directivos, autoridades, y llegando hasta los padres, madres y estudiantes… todos coinciden en que es necesaria una profunda transformación para dar respuesta tanto a las expectativas que la sociedad tiene sobre el nivel, como a las necesidades que los sujetos educativos reconocen respecto de la misma.

La mayoría de los países de la región ha ido avanzando hacia el reconocimiento de la universalización de la secundaria como un derecho. Numerosas normativas nacionales lo reconocen y llaman a los gobiernos a garantizarlo. Esto ha implicado que muchos de los actuales estudiantes, provengan de familias que nunca antes pudieron alcanzar este nivel educativo.

La Escuela Secundaria ha alcanzado más logros en los esfuerzos por incorporar grandes sectores sociales anteriormente excluídos de este nivel que en las posibilidades reales de brindarles a todos una educación adecuada a sus propias necesidades y formatos de aprendizaje.

La complejidad de los mundos juveniles requiere, además, un tipo de abordaje pedagógico específico que contemple las diversidades y las nuevas maneras de aprender que los adolescentes han desarrollado.

Por otra parte, en la educación secundaria se está profundizando la fragmentación social y los circuitos diferenciados según las distintas pertenencias sociales y económicas de los estudiantes que concurren a las diferentes escuelas. El avance de la educación de gestión privada atendiendo a las clases más altas ha sido otra constante en la región que, en muchos casos, potenció esta fragmentación de manera agravada.

Esto ha implicado que la educación de los sectores más empobrecidos e históricamente postergados se concentre en escuelas públicas que sufren por la falta de recursos adecuados y por condiciones laborales muy frágiles para la mayoría de los docentes que en ellas desarrollan sus actividades.

No por ello, el compromiso pedagógico en dichas instituciones ha bajado los brazos. Por el contrario, en cientos de escuelas encontramos equipos docentes, educadores y estudiantes muy comprometidos que están llevando adelante experiencias sumamente valiosas que pueden inspirar y señalar los caminos que debemos recorrer para tranformar la secundaria.

Sabemos que los desafíos son variados y los aspectos sobre los que debemos trabajar son también diversos. Estamos convencidos de que la investigación educativa y las prácticas docentes han dado ya suficientes pistas para avanzar. Ha llegado el momento de hacerlo.

 

Pero es necesario reconocer que en todos los países sufrimos dificultades enormes para consensuar entre los diferentes actores que trabajan, organizan, financian, opinan o participan de distintas maneras en el Sistema Educativo y en la Educación Secundaria en particular. Sin intercambiar miradas, sin compartir perspectivas, sin construir consensos y lograr acuerdos … es imposible avanzar sólidamente en las transformaciones que se necesitan.

En Argentina hemos comenzado un programa de trabajo, impulsado desde distintos actores y  sectores, convocados por la Fundación VOZ, en donde buscamos que todos los involucrados en la Educación Secundaria se comprometan en un diálogo sincero y plural, reconociendo el lugar privilegiado de docentes, estudiantes y sus familias, como núcleo de una comunidad educativa que se amplía y extiende a muchos otros sectores que buscan comprometerse con el futuro de la educación de nuestro país.

“Transformar la Secundaria” es el nombre de este programa. No creemos que sea posible alcanzar cambios de manera inmediata. Estamos decididos a acompañar un proceso que movilice a la sociedad entera tras esta gran causa. A fin de este año, 2016, realizaremos un encuentro importante entre representantes de los diversos sectores para que este diálogo se materialice en espacios visibles y plurales, a la vez que respetuosos con las convicciones de cada uno de los participantes.. A partir del reconocimiento de los consensos y diferencias, esperamos poder aportar para seguir construyendo la secundaria que queremos y necesitamos. Entre todos.

Puedes encontrar más información sobre nuestro programa en : https://drive.google.com/open?id=0ByFBpf0I-wMJQmtDR0FrS042Vkk

Nos encuentras en el facebook: https://www.facebook.com/Transformar-la-Secundaria-1587177998259863/?fref=ts

y en el Twitter:   @TransformarOrg

 

Alberto Croce

Transformar la Secundaria.

Director Ejecutivo- Fundación VOZ

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Israel: El sistema educativo es una asignatura pendiente

Israel/ Aurora/ 18 de Mayo de 2016 /Por : Benito Roitman

En una nota reciente me he referido a algunos de los requisitos para el mantenimiento y fortalecimiento de un estado realmente democrático, con el caso de Israel presente en todas esas reflexiones. En esa ocasión terminaba diciendo que: «…pese al discurso oficial que sostiene la existencia de bases comunes en los programas de cada una de las cuatro corrientes educativas con financiación pública, la realidad muestra un cuadro diferente y amenazador. Un único sistema es una condición necesaria para consolidar los ideales democráticos, alrededor de las más tempranas experiencias de convivencia y de respeto al otro. Hoy esta posibilidad no sólo es negada sino que ni siquiera es considerada. Y sin embargo, la verdadera democracia se construye desde los pupitres escolares compartidos».

En toda ocasión en que se propone un planteamiento de esta naturaleza, centrado en la unificación del sistema educativo, las respuestas son abrumadoramente negativas, cualquiera sea la orientación de quienes respondan. La imposibilidad de establecer y mantener un sistema educativo único en Israel parece ser una verdad absoluta (o en el mejor de los casos, una tarea impracticable). Y no es que se desconozcan los problemas que arrastra el sistema educativo israelí. Un gran número de expertos en el tema vienen proponiendo soluciones para superar las carencias y desequilibrios que aquejan al sistema, entre los cuales parece destacar la necesidad de mejorar sensiblemente su capacidad para generar igualdad de oportunidades a los alumnos, lo que requiere, paradójicamente, tratamientos desiguales de acuerdo a los niveles socioeconómicos de las respectivas poblaciones escolares.
Pero entre las soluciones propuestas difícilmente se encontrarán menciones a una transformación radical desde el pluralismo existente hacia la unificación del sistema; lo más cercano a ello serían las recomendaciones de mantener -y aplicar de manera sistemática- un curriculum básico común, como condición esencial que asegure que todos los alumnos adquieran el mínimo de habilidades que necesitarán para integrarse exitosamente en una sociedad moderna, al mismo tiempo que provee los fundamentos y valores necesarios para generar y mantener una mayor cohesión social. Lamentablemente, aunque existen disposiciones legales al respecto, su cumplimiento es relativo, para decirlo en términos suaves.
El sistema educativo obligatorio en Israel, y en particular el referido a la educación primaria -que abarca desde 1o. a 6to.año escolar- incluye básicamente cuatro grandes corrientes: la corriente judía se divide en la corriente estatal, la corriente estatal-religiosa y la ultra ortodoxa o haredí; por su parte, la llamada corriente árabe integra también a beduinos y drusos, Las proporciones de alumnos en escuelas primarias en cada una de esas corrientes en los años 2000, 2005, 2010 y 2014 se muestran en el cuadro adjunto.
Ahora bien; ésta es sólo una de las formas en que se organiza -o se complejiza- el sistema educativo israelí, aunque resulta útil para pensar que, a diferencia de lo que se especulaba hasta hace poco, parecería que esa estructura tendería a estabilizarse en vez de llevar a un crecimiento exponencial de los sectores árabe y haredí. La educación obligatoria abarca desde los 3 a los 17 años, en la pre-primaria (de 3 a 5 años, establecida como gratuita y obligatoria a raíz de las protestas del 2011), la primaria (de 6 a 11 años), la secundaria inferior (de 12 a 14 años) y la secundaria superior (de 15 a 17 años). Pero del punto de vista de los niveles de vinculación con las autoridades públicas educativas, y con el nivel de presupuesto público que reciben, las escuelas se dividen en a) oficiales, b) reconocidas pero no oficiales y c) instituciones exentas. Supuestamente las primeras reciben el 100% de sus gastos del Estado, mientras que las segundas reciben el 75% y las exentas el 55%, pero las presiones políticas y la historia de las concesiones para integrar coaliciones en el gobierno, entre otros arreglos, han introducido muchas excepciones a ese principio.

Por otra parte, los procedimientos de financiamiento también han ido cambiando, desde el financiamiento por alumno al financiamiento por clase y una combinación de ambos; cada uno de esos procedimientos exhibe argumentos positivos y negativos, en términos de los propósitos de disminuir brechas educativas entre diferentes grupos poblacionales. Para complicar más el panorama, es de tomar en consideración el conflicto presente entre el deseo de mantener -y ampliar- el carácter público de la educación obligatoria primaria y secundaria, y las tendencias a establecer instituciones privadas de educación, lo que exacerba eventualmente las brechas entre diferentes grupos socioeconómicos -y quizás también étnicos.
No cabe duda que las diferentes propuestas de soluciones que se han ido poniendo en práctica se han diseñado con la intención de mejorar el rendimiento del sistema educativo y de elevar el nivel de igualdad de oportunidades de sus alumnos. Pero parece imperativo señalar la aparente existencia de una especie de inhibición generalizada para proponer la fusión de las diferentes corrientes de la educación obligatoria israelí, en un único sistema, con las obvias adecuaciones requeridas por una sociedad plural.
Ciertamente, una fusión como la que se menciona demanda enormes esfuerzos y ha de chocar con obstáculos inmensos. Pero la sociedad que emprendería esos esfuerzos es la que se enorgullece de haber hecho del desierto un vergel, de haberse sobrepuesto -en la guerra de la independencia- a los ataques concertados de los ejércitos árabes, y de haberse convertido, ahora, en la «startup nation». Para esa sociedad, lograr que la educación de su gente, de toda su gente, sea al mismo tiempo el instrumento de mejora global generalizado y la garantía de una creciente cohesión social, no es un desafío insuperable; pero precisa construir una voluntad que trascienda mitos y miedos.
Con todo, cabe reconocer que no todo intento de fusión es democrático, lo que hace esa tarea doblemente difícil. Los ejemplos de la orientación que el actual Ministerio de Educación imprime a sus acciones, en materia del contenido de los nuevos libros de texto para la enseñanza cívica, o la censura a la lectura de ciertos textos literarios, están a la vista. Pero como un lego en la materia, me atrevo a pensar que la tarea de los expertos en este campo, muchos de los cuales están muy seriamente preocupados por la inercia actual, es la de explicar y movilizar a la sociedad para que reaccione ante lo que es, hace tiempo y precisamente en el campo de la educación, una asignatura pendiente.
Fuente:http://www.aurora-israel.co.il//articulos/israel/Opinion/71518/
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México: Peña Nieto pide materializar la educación en la vida diaria

México; Ciudad de México/18 mayo 2016/ Fuente: Informador

El Presidente Enrique Peña Nieto, acompañado por el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, advirtió que sólo por tenerlos en la Constitución los derechos de los mexicanos, como la educación, no serán vigentes si no se logran materializar en la vida diaria.

«Si no aseguramos, en el caso de la educación, que toda la niñez y juventud mexicanas tengan derecho a la educación», dijo.

Al entregar, acompañado por la primera dama Angélica Rivera, la remodelación del Centro de Rehabilitación e Integración Educativa «Gaby Brimmer», subrayó que su gobierno ha hecho un esfuerzo para revolucionar el sistema educativo nacional, ponerlo al día.

Indicó que se busca «asegurar que nuestro modelo educativo sirva para un propósito: el darle herramientas a la niñez y juventud mexicanas, que tengan suficientes herramientas, para que puedan construir el día de mañana, cuando sean adultos, un espacio de realización personal con estas mejores capacidades«.

Enfatizó en que este modelo educativo pasa por tener escuelas dignas, maestros mejor preparados, capacitados, evaluados, por garantizar que todos los mexicanos tengan derecho a una educación de calidad como lo mandata la Constitución.

«De lo que nos estamos ocupando es de darle plena vigencia a lo que nuestra Constitución nos mandata, a los derechos que consagra nuestra Constitución.

«El tenerlos en nuestra Constitución por si solos no son vigentes si no logramos materializarlos en la vida diaria, si no aseguramos, en el caso de la educación, que toda la niñez y juventud mexicanas tengan derecho a la educación», dijo.

En su mensaje, el Mandatario subrayó que su gobierno está empeñado en asegurar que los derechos que consagra la Constitución y las leyes del país lleguen a todos los mexicanos y «no sean sólo para unos cuantos».

Recordó que se estima que en el país hay 7.6 millones de mexicanos con algún tipo de discapacidad y que hoy el Gobierno federal trabaja para asegurar que todos ellos gocen de los mismos derechos que tiene el resto de la población.

«No se pueden ellos quedar atrás. No pueden quedar excluidos. Al contrario, el gobierno, en todos sus órdenes y en todos sus niveles, nos corresponde hacer tarea para asegurar que todos estos mexicanos tengan derecho realmente al pleno ejercicio de sus capacidades y derechos que les incorporen a una vida de realización plena, que les dé espacio de encontrar felicidad en todo lo que se propongan llevar a cabo», atajó.

Apuntó que en 2012 había en el país 45 Centros de atención a estudiantes con discapacidad, como el que hoy ha entregado, hoy se tienen trabajando y operando 250 y se ha fijado una meta de 500 centros de este tipo a lo largo del territorio nacional.

Fuente:

http://www.informador.com.mx/mexico/2016/661978/6/pena-nieto-pide-materializar-la-educacion-en-la-vida-diaria.htm

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Costa Rica: Gobierno cargará con pensión de 11.000 educadores más

Costa Rica/18 mayo 2016/Autor: Oscar Rodríguez A./Fuente:La Nación

El Gobierno deberá cargar al Presupuesto Nacional las pensiones de 11.035 docentes que actualmente trabajan en instituciones educativas.

Este grupo de educadores son los últimos beneficiarios con derecho a retirarse por el Régimen Transitorio de Reparto (RTR) con el cual se cerraron, en 1992, a los anteriores fondos de jubilación del Magisterio Nacional, según el Informe Anual Estadístico del RTR, de la Junta de Pensiones y Jubilaciones del Magisterio Nacional (Jupema).

Al jubilarse por este sistema especial, el docente obtendrá un monto más alto de pensión comparado con otros fondos básicos como el de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), de la Caja Costarricense de Seguro Social.

El trabajador podrá recibir el salario más alto reportado en los últimos cinco años o el 80% de los mejores 32 sueldos de los últimos 65 meses, según la Jupema.

infografia

Ni la Junta ni el Gobierno saben con exactitud el costo futuro que tendrán estos nuevos pensionados en el presupuesto.

Róger Porras, director ejecutivo de Jupema, recalcó que dependerá del momento de jubilación de cada persona.

Él añadió que puede tomarse como una referencia la planilla de ¢182.800 millones pagada a estos 11.035 docentes el año anterior.

Jupema prevé que en el 2039 se jubile la última persona por el RTR y que el fondo se extinga en el año 2086.

Alfredo Hasbum, viceministro de Trabajo y Seguridad Social, confirmó que las pensiones de estos docentes serán financiadas por el Ministerio de Hacienda una vez que se retiren.

El jerarca recalcó que el único criterio legal, para que el educador se jubile por el RTR, es que haya empezado a trabajar como docente antes del 15 de julio de 1992.

En dicha fecha fue cuando se promulgó la Ley Marco de Pensiones que cerró los anteriores fondos del Magisterio Nacional.

Características. El informe estadístico de Jupema detalla, al cierre del 2015, que el 80% de los futuros jubilados aún laboran en el Ministerio de Educación Pública (MEP).

Asimismo, determinó que el salario promedio de los 11.035 educadores fue de ¢1,2 millones.

Además, el 72% de los educadores que aún están activos son mujeres, según el informe de Jupema.

En promedio, estos docentes tienen 53 años y cumplirán el derecho de jubilación cuando cumplan 30 años de servicio.

El Régimen Transitorio de Pensiones cerró con 40.980 pensionados el año pasado. El pago de las jubilaciones fue de ¢463.144 millones de los cuales el Ministerio Hacienda aportó el 90,6% de los recursos, la mayoría proveniente del cobro de tributos.

El restante 9,4% (¢43.714 millones) provino de la cotización de los docentes activos y de los pensionados.

El aporte mensual al RTR va de un rango de 8,75% hasta 16% del salario mensual del trabajador; en el IVM este es de 2,84%.

Por otra parte, las pensionas altas tiene una contribución especial al fondo . Dicho aporte adicional va desde un 25% hasta 75% del tope de jubilación establecido por Jupema cada año.

Fuente:

http://www.nacion.com/economia/finanzas/Gobierno-cargara-pension-educadores_0_1561243885.html

 

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Argentina: Cuando la educación se pone en escena

Argentina/18 mayo 2016/ Autora: Lola Arias/ Fuente: La Nación

Una profesora de arquitectura realiza un taller frente al Palacio Pizzurno, un profesor de filosofía enseña metafísica en el subte, una profesora de la UNA da clases de pintura en la calle Pinzón, un profesor de literatura hace una lectura crítica de una novela de Aira en la vereda de Puán. No es una obra de la Bienal de Performance: es una de las formas de protesta que encontraron profesores y alumnos de la universidad pública para hacer visible la crisis presupuestaria.

Cuando les preguntaban cómo es dar clases afuera, algunos profesores decían que, a pesar del frío, el ruido de la calle y algunas conductas agresivas de los automovilistas, era algo extraordinario. Los alumnos se concentran de una forma inaudita, no sólo porque tienen que abstraerse del mundo exterior, sino porque ellos mismos se ven observados, ocupando un lugar en la escena. Algunos alumnos decían también que es emocionante ver a otros alumnos asistiendo a otra clase a pocos metros de distancia, como si las paredes hubieran desaparecido y pudieran espiar en clases ajenas. Todos coincidían en que dar clases públicas genera una relación diferente entre profesores y alumnos, porque ambos participan por decisión de una acción tan performática como política. Los profesores confirman su compromiso con la educación aun en la intemperie y los alumnos se tornan protagonistas. Literalmente hacen educación pública: salen del aula para mostrarle a la ciudad el lazo que existe entre profesores y alumnos en la UBA.

Esa puesta en escena política de la enseñanza no es ajena al arte contemporáneo. El suizo Tomas Hirschorn realizó monumentos a filósofos como Bataille, Spinoza, Deleuze, espacios construidos colectivamente con materiales precarios que funcionan como universidades portátiles para que personas que viven en los suburbios puedan tener acceso a una biblioteca, talleres y conferencias. Un kurdo llamado Ahmet Ögüt tiene el proyecto La Universidad Silenciosa, una plataforma en la que refugiados e inmigrantes (que no pueden enseñar o asistir a clases por problemas de papeles) intercambian conocimiento en la forma de conferencias y publicaciones. De la misma manera, en medio de la crisis del 2001, el Proyecto Venus del artista argentino Roberto Jacoby se proponía como una plataforma de trueque de servicios que en muchos casos eran intercambios de conocimiento del tipo «te cambio una clase de cocina por una lección de alemán».

Fuente de  noticia:

http://www.lanacion.com.ar/1898871-el-criticocuando-la-educacion-se-pone-en-escena-lola-arias-para-la-nacion

Fuente imagen:

http://argentina.indymedia.org/news/2006/04/399710.php

 

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Los educadores exponen proyectos para fomentar la creatividad en España

España/18 mayo 2016/ Autor: Cristina Mallén/Fuente: Diario de Teruel

Las Jornadas de Creatividad en el medio rural tuvieron ayer su segunda sesión en Cantavieja centradas sobre todo en su relación con el ámbito educativo. En primer lugar abrió la mañana José María Peguero, que fue maestro en el Colegio Público de Educación Especial Gloria Fuertes en Andorra, explicando cómo los alumnos trabajaban a partir de las pinturas rupestres del Parque Cultural del Río Martín y de todo el patrimonio Ibero de su entorno, y como a partir de las figuras los chicos hacían sus dibujos que luego pasaron a ser esculturas y formar parte de una exposición. «Cuando hacen una interpretación de la figura, la hacen suya» añadió, y «estudiar el patrimonio con ellos es muy importante para que los alumnos sepan lo que tienen cerca, porque ellos la recrean, y es importante que lo conozcan para que lo perciban, lo sientan, y nos den su visión de forma particular». Peguero terminó diciendo que «a la escuela hay que ir a dejar que nos sorprendan».

A continuación fue Alberto Toro, maestro en el Aula Unitaria de Pitarque, quien en su intervención se preguntaba dónde estaba la creatividad, e hizo reflexionar al auditorio sobre cómo se interrelacionan las palabras invención, imaginación, fantasía y creatividad. Mostró diversos trabajos que ha realizado en el aula de Pitarque: cómo trabaja con los alumnos, cómo ellos se implican y cómo luego les da protagonismo al colgarlos en el blog. Para Alberto «la creatividad está en todo» y trata de que ellos «experimenten, observen, hagan pruebas», «y lo bueno también es que haya un aprendizaje colaborativo, en el que todos intercambiamos y nos nutramos». Como conclusión comentó que «lo difícil para un maestro es encontrar el «punto» en un alumno, pero hay que intentarlo».

«Versos entintados»

El tercer turno fue para Joaquín Macipe, profesor del IES Damián Forment de Alcorisa, quien contó la experiencia con sus alumnos en el trabajo y la edición de Ábreme versos entintados. Un libro de poesía ilustrado, poemario ilustrado por sus alumnos, que además mantuvieron estrecho contacto con los poetas cuyos versos ilustraban. Aunque no fuesen unos trabajos espectaculares yo a todos ellos les aplaudía el esfuerzo» aseveró Macipe, «ya que creo que el miedo al fracaso, la corrección, está demasiado presente en el sistema educativo, y que tenemos que romperlo, ya que también el error es parte del aprendizaje, se aprende mucho equivocándose y actualmente penalizamos mucho el error.» Macipe concluyó su intervención diciendo que «tenemos que quitarnos el miedo también nosotros a hacer mal las cosas y sobre todo tratar de no aburrirnos, ya que si nosotros nos aburrimos en el aula, nuestros alumnos se van a aburrir soberanamente».

Para finalizar la jornada hubo una mesa de experiencias donde diferentes profesores explicaron proyectos que habían llevado a cabo. La primera fue Susana Aznar, del CRA Olea de Castellote, que explico como cada año llevan a cabo el estudio de un tema, lo relacionan con el entorno y termina generando una exposición. Este año trabajaron el tema del olivo, que da nombre a su CRA, y fueron al campo, visitaron almazaras de aceite actuales y del siglo XVII, hicieron talleres, trabajaron el arte, la literatura, las matemáticas e incluso la religión en torno a ese tema transversal. A continuación fue Laura Domínguez, profesora de Lengua y Literatura de 4º de la ESO en Cantavieja, la que explicó una experiencia con sus alumnos cuyos objetivos eran la expresión oral y el extraer de un texto secuencias dialogadas y secuencias narrativas. Sus alumnos representaron cuentos clásicos ante los alumnos de infantil, haciendo las debidas adaptaciones al entorno y a los objetivos del trabajo. Le siguieron Sara Guiu, Victoria Tena e Iván Suárez, maestros de la Escuela Hogar de Cantavieja, mostrando a los asistentes como trabajan semanalmente con sus chicos en talleres enfocados a mejorar la expresión, la convivencia, la autoestima, etc., haciendo su presentación en versos creados por Iván que definían lo que hacían y lo que sentían en su trabajo. Cerraron las presentaciones Estefanía Monforte y Alberto Herrero explicando cómo habían trabajado en el CRA motivando a los alumnos a inspirarse en elementos del patrimonio de su entorno para que hiciesen su propia interpretación del mismo, y como las obras resultantes han pasado a formar parte de la exposición que se inauguró en los lavaderos el viernes pasado.

La jornada fue clausurada por el Decano de la Facultad de Bellas Artes, Rafael Lorenzo, destacando el interés que tiene el unir los ámbitos de la educación y el arte tal como se había demostrado en las jornadas. El vicepresidente de la Comarca del Maestrazgo y Alcalde de Cantavieja, Ricardo Altabás, comentó que las jornadas habían sido «todo un éxito», y que todo el pueblo estaba visitando las instalaciones y la exposición de los lavaderos, ya que «han despertado mucho interés entre los vecinos».

Fuente:

http://www.diariodeteruel.es/noticia/72725/los-educadores-exponen-proyectos-para-fomentar-la-creatividad

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El trabajo en la hora del cambio climático

El cambio climático debe acabar. ¿Pero quién se encargará de detenerlo? O dicho de otra manera, ¿quién podría ser el sujeto político de una revolución climática anticapitalista?

Estoy convencida de que este actor social debería ser, y debe efectivamente ser, la clase obrera a escala mundial. Pero para desempeñar este rol, la clase obrera debe desarrollar una conciencia de clase ecologista y emancipadora.

Por suerte, la historia está llena de ejemplos de este tipo de síntesis rojo-verde: el ambientalismo obrero es tan viejo como el propio movimiento sindical.

Durante una gran parte de su existencia, el ambientalismo obrero se concentró en el lugar de trabajo y en las condiciones de vida de las comunidades obreras, ligando las cuestiones de seguridad y de salud en el trabajo con la protección de la salud medioambiental o la salud pública.

Durante los años 1990, el ambientalismo obrero comenzó a incorporar los conceptos de “desarrollo sostenible” y de “economía verde”. Más recientemente, cuando se ha intensificado el cambio climático, la “transición justa” (TJ) se ha convertido en el concepto de moda. La TJ se basa en la idea de que los trabajadores no deberían soportar el peso de la transición hacia una economía poco carbonada, teniendo en cuenta las pérdidas de empleo y la desestabilización de las comunidades locales.

A tal efecto, los sindicatos de “cuello azul” –en particular los de la industria pesada, transportes y energía– han forjado alianzas “verdes-azules” con grupos ecologistas de todo el mundo. Estas convergencias demuestran un consenso creciente sobre la necesidad de atacar al cambio climático, subrayando que los medios para realizarlo se basan en la implicación sindical y en el carácter duradero de las elecciones adoptadas.

Sin embargo, existen importantes divisiones en el interior de este consenso, en particular cuando se trata del contenido de la TJ. Algunos grupos incitan simplemente a la creación de empleo en una economía más verde. Negándose a someterse a las soluciones del mercado, otros grupos adoptan una crítica radical del capitalismo.

La evolución de esta división determinará si el movimiento obrero reforzará tácicamente al capital –o por el contrario, se enfrentará al capital y al cambio climático.

La mesa de negociaciones

La corriente predominante de la TJ, la que se contenta con apoyar una economía más verde en un marco capitalista, está fielmente representada por la Confederación Sindical Internacional (CSI).

Formada en 2006 por fusión de dos confederaciones sindicales transnacionales, la CSI lanzó el primer programa sindical internacional sobre políticas de cambio climático el mismo año de su fundación. Poco después, surgieron sectores sindicales que elaboraron posiciones oficiales sobre el recalentamiento planetario –posiciones que han precisado más el concepto de transición justa.

Para grupos como la CSI, la TJ significa invertir en sectores y en tecnologías con emisiones débiles en carbono y basados en el empleo creciente de mano de obra, lo que debería combinarse con programas de formación y ayudas financieras para los trabajadores empujados al paro en los sectores contaminantes.

La transición es concebida como un descontextualizado pacto entre ganadores –con la idea de que podría surgir un capitalismo más sostenible por medio “del diálogo y la consulta democrática” con “los socios sociales y las partes interesadas”, apoyado en “análisis locales y planes de diversificación de la economía para ayudar a los gobiernos locales a gestionar la transición hacia una economía débilmente carbonada que permitiría un crecimiento verde”.

Esas partes interesadas tendrían un papel a jugar más allá de las simples consultas: los gobiernos adoptarían medidas de estímulo de la economía; las empresas aplicarían políticas socialmente responsables; los universitarios y los líderes políticos defenderían la “modernización ecológica” de la legislación; las organizaciones internacionales emitirían directivas, informes y recomendaciones.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha sido la más activa a la hora de promover este enfoque transicional, proponiendo modelos basados en un consenso e invitando a las empresas, los Estados y las organizaciones sindicales a la mesa de negociaciones. La responsabilidad sindical consistiría en proponer que se reduzcan los objetivos de emisión de gases de efecto invernadero y los niveles de producción, manteniendo vigilancia sobre sus efectos en el empleo.

A la OIT y la CSI les gusta insistir también en los beneficios económicos de la TJ. Citando al famoso Rapport Stern –publicado en 2006 bajo la autoridad del gobierno británico, afirmaba que los costes económicos de la lucha contra el cambio climático serán netamente menores que el coste de la inacción– la CSI declara que atenuar el recalentamiento facilitaría incluso el desarrollo del empleo. Este enfoque se basa en la idea de que la intervención gubernamental puede estabilizar los costes y redistribuir los beneficios entre los grupos sociales.

Por ejemplo, las infraestructuras para la atenuación y la adaptación no se consideran destructoras de empleo, sino al contrario podrían permitir crearlo, a condición de estar cuidadosamente planificadas. La CSI considera incluso que las inversiones para la protección de territorios y poblaciones contra los efectos de futuros acontecimientos climáticos son una potencial fuente de crecimiento económico.

Sin embargo, esta visión armoniosa de los beneficios compartidos pasa por alto los impactos previsibles de la construcción de grandes instalaciones sobre las comunidades locales y los ecosistemas. En efecto, los programas de la OIT y de la CSI no dejan de promover la consulta, el diálogo social, el buen gobierno, o de animar los métodos de comunicación a propósito de temas que suscitan inevitables tensiones y fracturas.

En primer lugar, los programas de la OIT y de la CSI no tienen en cuenta las barreras erigidas por los acuerdos comerciales internacionales, que fuerzan a los gobiernos a recortar las políticas sociales, ignoran (o destruyen) las economías locales, y adoptan un modelo de competitividad basado en una reducción constante de los costes del trabajo y en el debilitamiento de las organizaciones sindicales.

No es sorprendente por tanto –como reconocen responsables de la CSI– que el “círculo virtuoso” entre la acción climática y las políticas de trabajo promovidas por la OIT, la CSI y las otras agencias de la ONU, haya fracasado sin obtener el menor avance en las negociaciones climáticas.

El potencial de creación de empleo por medio de la atenuación del cambio climático (esto es, la sustitución de las energías fósiles por energías renovables) tampoco está garantizado. En la medida en que la inversión en estos proyectos será variable, contribuirá a reforzar el desarrollo desigual y las desigualdades –que no suelen ser considerados en estos programas.

En lugar de eso, estas dos organizaciones prevén una cosecha extraordinaria de nuevos empleos: seis millones en la energía solar, dos millones en la eólica, doce millones en los biocarburantes agrícolas o industriales, en el horizonte 2030. Estos pronósticos eluden el hecho de que los proyectos de desarrollo de energías limpias de gran dimensión y que requieren mucho capital, como los biocarburantes o la energía hidráulica, ya han demostrado su carácter ambivalente –y a veces claramente perjudicial– en materia de impacto social.

La etiquetacion “verde” también es sospechosa. Entonando esta canción, muchas fuentes tradicionales de producción –como la agricultura de mercado– simplemente se han recalificado como “sostenibles”, para adecuarse al gran relato de la economía verde. En Brasil, por ejemplo, la producción de biocarburantes –procedentes sobre todo de la caña de azúcar– supone más del 50% de los empleos verdes del país.

O lo que es peor, las condiciones de trabajo en las plantaciones de caña son muy inferiores a las normas internacionales, puesto que hay frecuentes violaciones de derechos humanos, del derecho al trabajo y de los derechos de los indígenas. La mecanización programada en este sector llevará a suprimir el empleo de miles de trabajadores, sin reconversiones ni compensaciones. El monocultivo de la caña de azúcar y sus modalidades de explotación amenazan el medio ambiente y la salud pública, atizando al mismo tiempo los conflictos con las comunidades a causa de la destrucción de la producción alimentaria local.

Pero la industria brasileña de biocarburantes recibe el apoyo del gobierno, de los sindicatos y de la OIT, gracias a su estatuto de industria que produce una energía verde.

En materia de evaluación de políticas y de elaboración de soluciones, una gran parte del problema reside en el hecho de que la CSI y la OIT dan prioridad a las soluciones de mercado y a las corrientes científicas dominantes en materia de economía ecológica, en detrimento de los estudios y las conclusiones más radicales y más políticas. Los conocimientos producidos por los movimientos de base por la justicia medioambiental y por las corrientes ecosocialistas son ignoradas en los discursos oficiales de la TJ.

En consecuencia, ninguna de las declaraciones de la OIT y de la CSI aborda el vínculo entre las crisis ecológica y económica de un lado, y el sistema político-económico a escala internacional de otro. En lugar de eso, cuando se cita la cuestión, la economía es considerada capaz de autorreformarse. ¿Cómo? Coordinando los diferentes modelos nacionales, debiendo ajustar cada uno de ellos a la fase de desarrollo propio de cada país.

Además, al mostrar una fe incondicional en el “crecimiento verde”, la CSI parece ignorar que dicho crecimiento ya existe –no a pesar de la crisis económica, sino precisamente a causa de ella. El capital acoge el “crecimiento verde” como un nuevo vector de acumulación que revitalizará la iniciativa privada, de igual manera que la Segunda Guerra mundial y la reconstrucción de postguerra sacaron al capital de la Gran Depresión de los años 1930.

Por supuesto, su preocupación no está en saber si el (pretendido) reverdecimiento de la economía capitalista generará condiciones decentes de trabajo y un empleo estable. Al contrario, los empleadores obtendrán provecho de esta reestructuración para eliminar los derechos actuales de los trabajadores, como lo demuestra el caso de la industria brasileña de los biocarburantes.

¿Reapropiarse la economía verde?

La hegemonía creciente de los discursos sobre la transición justa no es totalmente lamentable. Abre nuevas posibilidades para políticas climáticas orientadas hacia los asalariados –algunas de ellas verdaderamente radicales.

El ejemplo más interesante es la campaña (“Un millón de empleos climáticos” (One Million Climate Jobs -OMCJ-). Inicialmente impulsada por una coalición británica de sindicatos que tenían un programa a favor del crecimiento verde, esta campaña fue también realizada en 2011 por una coalición sudafricana que agrupaba a organizaciones sindicales, ecologistas y movimientos sociales.

En su inicio, la campaña se basaba en un enfoque keynesiano de inversiones cuya finalidad era crear “empleos climáticos” –distintos de los clásicos “empleos verdes”, en la medida en que pretendían una reducción drástica de las emisiones de dióxido de carbono, metano y otros gases de efecto invernadero.

En el Reino Unido, estos “empleos climáticos” se orientaron lógicamente hacia los sectores de la electricidad, la construcción y los transportes, que generan ocho toneladas de emisión de CO2 al año. Pero esta especialización limitó el potencial de la iniciativa. Al restringir su interés a los empleos clásicos de cuellos azules, la campaña olvidó a otros sectores, como las industrias de alimentación o los servicios, así como el trabajo de regeneración, de reproducción y de subsistencia. Al proceder así, ignoró a un sector esencial para el bienestar social y económico en cualquier sistema económico, y que constituye también un punto de partida crucial para cualquier nueva concepción de la economía.

Sin embargo, cuando se adaptó la iniciativa en Sudáfrica, se convirtió en una iniciativa mucho más radical, mostrando el potencial de esta campaña para movilizar a los enfoques más críticos y más favorables a una transformación social. En Sudáfrica, los efectos combinados de dos crisis globales –la extensión de las desigualdades socioeconómicas y el cambio climático– han creado enormes tensiones entre los compromisos oficiales en reducir la marca de carbono de la economía y las consistentes en reducir la pobreza (incluyendo la lucha contra la precariedad energética).

Como afirma la socióloga Jacqueline Cock, esta tensión ha incitado al movimiento sindical a incluir la transición justa entre las “reivindicaciones para conseguir transformaciones profundas que implican formas radicalmente diferentes de producción y de consumo”. Según Cock, este cambio requiere: “un enfoque integrado del cambio climático, del desempleo, de las desigualdades, así como el rechazo de los mecanismos de mercado para responder a estos problemas. A diferencia de otras interpretaciones de la economía verde, este modelo reconoce la importancia de la relación entre los retos de justicia social y del cambio climático, insistiendo a la vez en la necesidad de una transformación radical y estructural”.

Esta concepción anticapitalista de la TJ se preocupa por el hecho de que una economía descarbonada corre el riesgo de reproducir las actuales relaciones de poder y las desigualdades, si se sitúa en la lógica de las ideas conservadoras de crecimiento sostenible y de financiarización.

Los sindicalistas sudafricanos desarrollaron su posición crítica después de haber firmado un acuerdo sobre la economía verde en 2011, en el cual se utilizaba la idea de “diálogo social” para unir a gobierno, empresas y movimiento sindical en torno a un plan de creación de millares de enpleos en un nuevo sector de industria verde.

Ahora bien, los defectos y los límites de este acuerdo -incrementados por propuestas que no se apoyaban en ningún estudio en profundidad, y que iban acompañadas de salarios bajos, normas laborales mínimas y pérdidas de empleo– acabaron por demostrar cómo los “empleos verdes (…) están orientados hacia los intereses del mercado en detrimento de otras necesidades sociales”.

El Congreso de los sindicatos sudafricanos (COSATU) adoptó un “Programa Estratégico sobre el Cambio Climático” que, entre otros elementos, reconoce al capitalismo como la causa subyacente del recalentamiento planetario y rechaza las soluciones de reducción de emisiones de carbono basadas en los mecanismos de mercado.

Inmediatamente después, el Sindicato Nacional de Metalúrgicos de Sudáfrica (NUMSA) evitó las nociones de empleos verdes y de un capitalismo más sostenible, pronunciándose a favor de una visión alternativa de la transición justa “basada en el control de los trabajadores y en la propiedad social y democrática de los medios de producción y de subsistencia”. El Sindicato de Trabajadores de la Alimentación y vinculados expresó también su apoyo a “una interpretación de clase de la transición justa hacia una economía verde” y por “alternativas radicales a la agricultura industrial, en particular la agro-ecología”.

Ese mismo año, la COSATU y el Consejo Nacional de Sindicatos (NACTU) se aliaron con ONGs y diferentes movimientos sociales para lanzar la campaña sudafricana OMCJ.

Con el objetivo de “excluir los intentos del capital de utilizar la crisis climática como una oportunidad de acumulación”, explica Cock, la campaña estaba muy influida por las organizaciones de la justicia medioambiental y climática, y consistía en “numerosos proyectos provisionales con el fin de demostrar la viabilidad de sus propuestas políticas”.

En la visión sudafricana, el giro hacia las energías renovables formaba parte de una transición más amplia hacia una producción energética territorializada y bajo propiedad pública. Colocada bajo un estricto control comunitario, estas disposiciones permitirían asegurar un acceso a la energía para todos. Se contemplaban iniciativas similares para la producción y distribución alimentaria, privilegiando la agro-ecología sobre la agricultura industrial para al mundo de la inseguridad alimentaria.

La divergencia probablemente más significativa con las estrategias clásicas de la transición justa es que la campaña sudafricana OMCJ presenta a los “proveedores de atenciones comunitarias” (community caregivers) como el sector más pertinente de empleo, previendo crear hasta 1,3 millones de empleos en los sectores de economía doméstica y salud, rehabilitación de tierras y la agricultura urbana.

Sin embargo, la campaña sudafricana OMCJ también ha tenido carencias. Los estrechos lazos de la COSATU con el partido neoliberal de la ANC, que ya estuvieron en el origen de una profunda crisis en las federaciones que llevó a la exclusión de la NUMSA, podrían llevar a una escisión irreparable en el seno de la confederación.

Hay que destacar una consecuencia positiva. Según el investigador sudafricano Vishwas Satgar, la NUMSA ha adoptado un programa más explícitamente socialista, defendiendo una propiedad social de las energías renovables y una acción concertada con las organizaciones por la justicia medioambiental. Este esfuerzo podría ser el núcleo de un nuevo proyecto de izquierda, estructurado por una visión democrática y ecosocialista.

No obstante, hay otros obstáculos. La campaña apenas se ha desmarcado de un Estado que favorece las iniciativas privadas a favor de la energía limpia, lo que sólo ha contribuido a reproducir la pobreza y las desigualdades.

La NUMSA responde a este desafío modificando su acción a escala municipal, como lo demuestra su combate por utilizar el poder de las administraciones locales en la distribución de la electricidad para favorecer las energías renovables.

Al mismo tiempo, la campaña corre el riesgo de encerrarse en enfoques localistas centrados en proyectos comunitarios que no tendrán capacidad para transformar la política energética a escala nacional. Como señala Satgar, la mayor parte de las intervenciones de OMCJ “se han concentrado en una sola cuestión antes de desperdigarse una vez han conseguido revalorizar sus primeras reivindicaciones”.

Para salir de la trampa, Satgar sugiere que la NUMSA debe desarrollar una estrategia en torno a una coalición social más amplia que condicione las luchas locales por el acceso a las energías renovables a proyectos pensados a una escala más amplia y basados en un enfoque de clase de las cuestiones ecológicas.

Hasta ahora, los dos desarrollos más prometedores han sido el esfuerzo por formar una gran coalición contra los proyectos de construcción de reactores nucleares del gobierno –lo que provocaría una quiebra del Estado sudafricano y tendría consecuencias catastróficas para la mayoría de la población pobre– y el proyecto de utilizar los fondos de pensiones de los sindicatos para invertir en una apropiación social de las energías renovables, de cara a separar los intereses de los trabajadores de los intereses de las industrias del carbón y del petróleo.

Para el movimiento sindical, la campaña OMCJ encarna a la vez los desafíos y las oportunidades provocadas por las crisis económica y ecológica. Sin ninguna duda, una coalición roja-verde y una alternativa ecosocialista en Sudáfrica representan una alternativa a la ortodoxia de la transición justa –una política del trabajo verdaderamente radical en la hora del cambio climático.

Según las condiciones de los trabajadores

Los sindicatos y los trabajadores abren una nueva vía en la larga historia del ambientalismo obrero –una vía en la que el crecimiento verde y la transición justa podrían encarnar las promesas de prosperidad económica y de seguridad que en otra época fueron asociadas al sueño fordista.

La adhesión a este nuevo sueño no salvará sin embargo al movimiento sindical de las lagunas y coacciones que erosionan su fuerza en la mayor parte de los países. Si continúan defendiendo la reestructuración capitalista “verde” de la economía mundial, los sindicatos se encontrarán en el campo opuesto a los campesinos y a las comunidades indígenas, a los campesinos sin tierra, a los trabajadores no remunerados que aseguran el trabajo doméstico y la reproducción social, a la agricultura de subsistencia y a todos aquellos que soportan el coste de un capitalismo “verde” –conduciendo a nuevos ciclos de desposesión y sometimiento.

La alternativa más prometedora, si no la más estimulante, es la de un ecosocialismo dinamizado por una conciencia de clase ecologista y emancipadora. Eso requerirá un conflicto de clase a un nivel superior –al nivel de una ecología política global. Lo que abrirá finalmente la perspectiva de un mundo verdaderamente sostenible, forjado según las condiciones del trabajo y no las del capital.

02/05/2016

http://www.contretemps.eu/interventions/travail-lheure-changement-climatique

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