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La historia detrás del reporte de los Futuros de la Educación de la UNESCO

Elisa Guerra Cruz

No sabíamos lo que se nos venía encima. Era enero de 2020 y estábamos en la antesala de una crisis sanitaria de grandes proporciones. Si bien, los medios reportaban noticias de la existencia de un nuevo virus, la mayor parte del mundo estaba al margen, incauto y desenfadado. “China está muy lejos”, pensábamos y decíamos, como si no perteneciéramos a un ecosistema irremediablemente interconectado. La vida seguía inmutable para la mayoría de los habitantes del planeta.

Bajé del autobús, tras una hora de viaje desde el aeropuerto. Era de noche –los días son demasiado cortos en invierno– y hacía un poco de frío, pero no tanto como para desanimarme a caminar los veinte minutos que me separaban de mi hotel. Arrastraba la maleta. A medio camino me detuve hechizada por la visión de una torre Eiffel iluminada y serena. Su silueta recortaba el cielo nocturno. Saqué mi celular para tomar un par de fotos y caí en cuenta que mis manos temblaban. Mis piernas también. Fue una sacudida ligera, casi imperceptible. No era el aire helado, ni el desfase horario, ni el tiempo desde mi última comida. El aleteo que me inquietaba, que hacía que sudaran mis manos entumecidas, venía de adentro, muy adentro. Reconocí que me embargaba un sentimiento.

Mi presencia diminuta y sobrecogida en el Campo de Marte tenía entusiasmo y terror, a la vez. ¿La razón? por invitación expresa de la UNESCO pasaría los siguientes días trabajando en el seno de la recién formada Comisión Internacional para los Futuros de la Educación. ¿El mandato? “Repensar el papel de la educación, el aprendizaje y el conocimiento a la luz de los enormes desafíos y oportunidades de los futuros predichos, posibles y preferidos.”

En casi ocho décadas de vida la UNESCO establecía por tercera vez una comisión internacional independiente para elaborar un reporte global que orientara la política y la práctica educativa para las décadas venideras. La primera comisión publicó, en 1972, el reporte titulado Aprender a ser: el mundo de la educación hoy y mañana, conocido como el “Reporte Faure”, porque estuvo coordinado por Edgar Faure, un destacado político francés, Primer Ministro en los 50. La segunda comisión a cargo de Jaques Delors, otro destacado político francés, publicó, en 1996, otro reporte muy influyente que orientaría las políticas educativas del cambio de siglo. La educación encierra un Tesoro también se conoció como el “Reporte Delors”.

Los apelativos de ambos derivaron de los políticos que encabezaron las comisiones que los elaboraron. En contraste, la comisión encargada del tercer reporte no sólo fue la más diversa y numerosa, sino también la primera en ser liderada por una mujer: Sahle-Work Zwede, presidenta de la República Democrática Federal de Etiopía. Además de la presidenta, en el grupo de 18 personas, habíamos cinco mujeres más.  Entre ellas, Vaira Vike Freibega, a quien nos referíamos como “Madame President”, porque fue dos veces presidenta de Letonia.

Antes de viajar, yo había leído en la web de la iniciativa cuan inmensa, estimulante y compleja prometía ser la tarea encomendada. Este reto me emocionaba. Había leído también que conviviría con destacadísimos líderes intelectuales. Este hecho me aterraba. No sabía –en realidad, nunca he sabido– cómo había aterrizado yo en ese grupo, que incluía ministros, activistas, profesores universitarios, escritores, antropólogos, investigadores, economistas, un senador, un embajador…. y a mí, una mamá que se re-imaginó maestra, y que un día decidió fundar la escuela que quería para sus hijos.

Apenas nos presentamos las primeras ideas comenzaron a fluir, tanto en los intercambios formales como en los informales: recesos, comidas y breves caminatas entre el hotel y el edificio sede de la UNESCO. Los días transcurrieron agitados y raudos. La última sesión nos despedimos con una agenda de trabajo para los dos años que invertiríamos en el proyecto. La siguiente reunión sería en septiembre, en Nueva York, durante la 75ª Asamblea General de las Naciones Unidas. Nunca se materializó. Nuestros debates no volvieron a darse cara a cara.

En tan solo unas semanas, pasamos de la sala con enormes ventanales en París a la plaza obligada de las pantallas. Atrapados en los mismos espejismos rectangulares que cientos de miles de estudiantes y maestros –los más afortunados– ensayaban como alternativa a la escuela. La crisis estaba en su apogeo. El reporte se escribió, íntegramente, durante los dos años de la pandemia, acompañado por algunas declaraciones conjuntas y recomendaciones que se publicaron paralelamente a nuestras deliberaciones. La incertidumbre no nos desvió del mandato. Stefania Giannini, Directora Asistente para Educación de la UNESCO, estuvo presente en la gran mayoría de las reuniones y, en ocasiones, nos acompañó también la Directora General, Audrey Azoulay.

Contamos con el apoyo del Secretariat. Un pequeño grupo de personas brillantísimas que mes a mes nos informaba del avance y primeros resultados de la consulta global, en la que más de un millón de personas de diversas partes del mundo hicieron sus aportes, a través de una encuesta, un ensayo, o la imagen de una obra artística original. Además, UNESCO solicitó a instituciones afiliadas la elaboración de documentos que informaran nuestro trabajo. El Secretariat,liderado por Sobhi Tawil y Noha Sobe, fue confeccionando, con los retazos que entre todos íbamos escribiendo, un solo reporte integrado, que que finalmente se publicó en dos centenares de páginas.

Muy pronto nos dividimos en pequeños grupos de trabajo, elegidos con base en nuestros intereses. Antonio Nóvoa, Embajador de Portugal ante la UNESCO, fungió, a petición de la presidenta, como coordinador de los trabajos. Mis “compañeros de equipo” fueron Fernando Reimers y Vaira Vike Freibega.

Cuando leí la historia de la pequeña Vaira quise llorar. Una niña precoz que nunca había asistido a la escuela. Un campo de refugiados en la posguerra. Una vida precaria en tiempos inciertos. Lectora voraz desde los cuatro años. Expulsada de clase en su primer día por cometer la insolencia de saber leer antes de tiempo e incurrir en el imperdonable pecado de la indisciplina. “Yo misma no sabía qué era lo que había hecho enojar tanto a la maestra,” escribiría muchos años después. Sospechaba que había sido la insensatez de apiadarse de quienes no podían leer y eran sistemáticamente ridiculizados. Vaira pagó el precio de susurrarles las respuestas, de pronunciarse en voz alta en contra de lo que le parecía cruel e injusto. Fue obligada a permanecer de pie afuera del salón de clases, excluida, avergonzada, su cabello atrapando briznas de nieve. Y luego, la deshonra, la vergüenza de sus padres en la habitación que la familia compartía con otros catorce refugiados, ciudadanos de tercera recluidos tras los alambres de púas que circundaban el campo.

La niña que se sobrepuso a las adversidades y sirvió dos periodos consecutivos como la primera presidenta de Letonia me mira desde la pantalla de mi computadora. Compartimos el mosaico de rectángulos con Fernando Reimers, profesor de Harvard, y uno de los mayores expertos mundiales en política educativa internacional. Los tres conformamos este subcomité con el objetivo de desarrollar y escribir propuestas sobre la necesaria transformación de la escuela y los docentes. Cada uno ha redactado ideas para auxiliarnos en la labor. Es ahí cuando Vaira nos abre una ventana vulnerable e íntima a su primera experiencia educativa y a su compromiso por cambiar el statu quo para los escolares que inician su vida académica.

Fernando Reimers lidera nuestro pequeño grupo. Nos trae de vuelta cuando nos encumbramos en los ideales. Nos aterriza cuando las neuronas y el alma se arremolinan. Hablamos de cómo es y cómo creemos que debería de ser el rol del maestro en la pos-pandemia y, aún más allá, rumbo al 2050. Hablamos de tecnología, ciudadanía global, cambio climático… Nos enfrascamos en alocados intercambios sobre pedagogía y didáctica, formación docente, educación socioemocional… En un punto álgido, Vaira frunce los labios. La niña que venció lo invencible, la mujer cuya vida podría muy bien definirse como heroica hace una pausa y sin poder evitarlo, exclama: “Todo esto es importante y necesario, pero me obliga a preguntarme si no estamos poniendo demasiado peso sobre los hombros de los maestros. Tendrían que ser súper héroes para cubrir tantas expectativas.” Me quedo sin palabras.

Comenzamos después a compartir los primeros escritos de los subcomités. Los recibimos con suficiente anticipación para leerlos, anotarlos, comentarlos y llegar preparados a la siguiente reunión. No siempre fue fácil llegar a acuerdos. Especialmente cuando se trataron temas álgidos. En algún momento, alguien anunció que no podría poner su nombre al documento si no se aclaraba alguna de las controversias. En más de una ocasión sentí que nuestro trabajo se atascaba, pero ni una sola vez se perdió la compostura o el respeto. Al final, conseguimos el añorado consenso: un documento sólido que pudiera ser ratificado por todos.

A excepción de la primera, todas las reuniones antes de la publicación –las plenarias, las de los subgrupos, y las que sostuvimos con la Junta Consultiva– se llevaron a cabo desde nuestras pantallas, en inglés y francés, con la añadida complejidad de los husos horarios. Perdí la cuenta de cuántas versiones leí del reporte, cuántos comentarios con control de cambios envié, y, sobre todo, de cuántos descubrimientos y aprendizajes, a un tiempo fortuitos y desgarradores, adquirí en esos meses.

El reporte, finalmente titulado Reimaginar Juntos Nuestros Futuros: Un nuevo contrato social para la educación, se presentó en la Asamblea General de la UNESCO, en noviembre de 2021. Desde entonces, se ha presentado y discutido en innumerables ocasiones alrededor del mundo.

Más de dos años después, regresé a París a la Pre-Cumbre “Transformando la Educación”. Caminé las mismas calles entre el hotel y la Place de Fontenoy, cobijada por la tibieza del verano. Volví a abrazar –aún con la cautela que nos dejó la pandemia– a los compañeros, hoy amigos, tras tantos meses de ideas compartidas. Nuestra última reunión fue híbrida. Menos de la mitad acudimos en persona. El resto conservó su rectángulo brillante en las pantallas. Discutimos el alcance del reporte hasta entonces. Aportamos algunas ideas sobre cómo mantener viva la conversación y la generación de aplicaciones prácticas. Siempre concebimos el documento como una primera provocación para construir juntos los futuros –en plural– de la educación que queremos para el 2050. No es una receta, ni un conjunto de preceptos, ni una hoja de ruta.

La invitación es a mirar hacia los futuros no como quien anticipa un destino inevitable y “se prepara para lo peor,” sino como quien proyecta un collage de visiones deseables y hace ingeniería inversa para crearlas y alcanzarlas.

Elisa Guerra * Integrante de MUxED. Es fundadora del Colegio Valle de Filadelfia y directora para América Latina de Los Institutos para el Logro del Potencial Humano. Fue galardonada en 2015 con el premio “Mejor Educador en América Latina” del Banco Interamericano de Desarrollo y la Fundación ALAS, y ha sido finalista del Premio Global a la Enseñanza. Es autora de 26 libros y libros de texto, y es una apasionada de la educación temprana, la ciudadanía global y la enseñanza innovadora.

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La comunidad académica de siete países se une para erradicar el racismo

Representantes de universidades e institutos de educación superior de Argentina, Chile, Brasil, Colombia, Cuba, Ecuador y México denunciaron que el racismo y la discriminación son prácticas vigentes en este nivel educativo en toda Latinoamérica. Esto provoca inequidades en el acceso a la formación y afecta, principalmente, a comunidades indígenas y afrodescendientes. Por ello, es necesario visibilizar, denunciar y emprender transformaciones institucionales y acciones pedagógicas no solo para incluir a integrantes de estos pueblos en la educación superior sino, también, para integrar sus visiones de mundo, valores, conocimientos, modos de aprendizaje y propuestas de futuro en los planes de estudio.

En mayo de este año, la Cátedra UNESCO Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina del Centro Interdisciplinario de Estudios Avanzados (CIEA) de la UNTREF lanzó la convocatoria de su 3a Campaña para la Erradicación del Racismo en la Educación Superior. Mediante la misma, invitó a la presentación de proyectos grupales de acciones que promuevan el debate y la reflexión acerca de las múltiples formas de racismo y discriminación que persisten en la educación superior.

A través de esta llamada, fueron seleccionados 20 equipos de siete países, cuyas propuestas abarcaron seminarios, encuestas, talleres y cursos virtuales, conversatorios, foros, producciones audiovisuales y campañas de sensibilización que fueron exhibidas durante cuatro encuentros virtuales que se transmitieron por el Canal de YouTube de la UNTREF. Vale aclarar que a estos equipos se sumaron otros seis grupos que iniciaron sus acciones en el marco de la campaña realizada el año pasado y que decidieron continuar trabajando durante este 2022.

“Lamentablemente debemos admitir que no nos sorprende el racismo vigente en Latinoamérica, así como tampoco la represión que sufren algunos pueblos, como el mapuche en países como Chile y Argentina, entre otras comunidades en diversos lugares del mundo. No nos sorprende, pero nos indigna. Estos problemas expresan la continuidad de una larga y vergonzante historia a lo largo de la cual las instituciones de educación superior jugaron un papel muy importante para reproducir y naturalizar el racismo y la discriminación en nuestras sociedades. Pero también sabemos que pueden jugar un rol fundamental para erradicar estas prácticas porque en la educación superior se forman profesionales y técnicos que toman decisiones significativas en las respectivas sociedades, así como las y los docentes de todo el sistema educativo y diversos formadores de opinión pública”, dijo el director de la Cátedra UNESCO Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina, Daniel Mato. Asimismo, el investigador de la UNTREF elogió los trabajos presentados en esta convocatoria y consideró “indispensable mantener los vínculos y trabajar en red en la búsqueda de la construcción de sociedades más justas y democráticas”.

En las jornadas, los disertantes coincidieron en que la falta de información sobre la existencia de prácticas discriminatorias y racistas debe ser una de las primeras cuestiones a trabajar. En este sentido, destacaron que la visibilización de las mismas juega un rol central para desterrar estas acciones. Tal como expresaron los miembros de la Universidad del Magdalena, Colombia: “El conocimiento es la clave para vencer al racismo porque no basta con ser anti-racista, hay que denunciar aquellas prácticas cotidianas que parecen inofensivas pero no lo son”. Con un taller y dos conversatorios para más de 120 asistentes, reivindicaron a los pueblos kogui e iku y a las comunidades afrocolombianas y llamaron a “desafiar el racismo en lo cotidiano”.

Tal como mencionaba Mato, uno de los pueblos que sufre mayor discriminación y violencia institucional es el mapuche. En este sentido, integrantes de la Universidad Nacional de Río Negro; de la Universidad de Flores, sede Comahue; y de la Universidad Nacional del Comahue presentaron el trabajo ¿Qué universidad para los habitantes de Wajmapu en el siglo XXI? Los expositores, para denunciar un colonialismo histórico hacia la nación mapuche en el sistema educativo, organizaron un seminario para más de 80 personas en el que difundieron la historia, la lengua y el territorio de este pueblo. Además, plantearon un futuro en el que el idioma mapuche (mapuzugun) sea una lengua oficial y propusieron que su bandera sea izada en los establecimientos educativos de la región.

Por su parte, los expositores de la Universidad Nacional del Chimborazo, Ecuador, continuaron sus acciones que se iniciaron en la 2a Campaña y desarrollaron el Programa de Acción Integral contra el Racismo. Definiendo su institución como una universidad “plural e intercultural”, organizaron talleres, videos, infografías para redes sociales y grupos focales para dar cuenta de la discriminación que viven los estudiantes de grupos minoritarios. Tan importantes son las acciones que efectúan que el Consejo Universitario reconoció a la institución como una universidad en permanente lucha contra el racismo y la discriminación. “A partir de prácticas transdisciplinarias, buscamos construir un ambiente de equidad y seguridad para conformar una sociedad sin exclusión”, destacaron los miembros de esta casa de altos estudios.

La importancia de la unión entre instituciones fue explícita en el trabajo realizado conjuntamente por la Universidad Veracruzana, la Universidad Intercultural de Chiapas y la Universidad Intercultural del Estado de México, a través de un seminario interinstitucional para 280 personas. En modalidad virtual entre las universidades pero presencial en cada una de ellas, se desarrollaron cinco sesiones en las que se generó un espacio de intercambio dialógico sobre el racismo en el contexto universitario desde los enfoques de equidad, derechos humanos y educación para la paz.  Este proyecto les permitió analizar cómo el racismo no solo afecta a la educación superior sino, también, a los niveles educativos precedentes.

Una de las características de esta Campaña es que las acciones emprendidas no solo fueron dirigidas a estudiantes y docentes, además se orientaron a los no docentes de las instituciones y a estudiantes secundarios. En tal sentido, el equipo de la Universidad Nacional de Cuyo presentó su proyecto para erradicar la discriminación en el ámbito educativo de Mendoza. A partir de cursos sincrónicos y asincrónicos para el claustro no docente, identificaron las prácticas discriminatorias en 12 dependencias de la universidad y mediante un taller y un libro de producciones se preguntaron qué piensan, sienten y dicen los adolescentes sobre el racismo. En este último proyecto participaron casi 300 estudiantes de entre 13 y 15 años.

Lo que se comenzó a sembrar gracias a los trabajos realizados en la 2a Campaña puede cosecharse en esta 3a edición y esto quedó claro en las palabras de Gabriela Czarny de la Universidad Pedagógica Nacional de México. “No es fácil hablar del tema, por eso pedimos ´hablemos sobre el racismo´ para empezar a entenderlo entre todos. Por ello es necesario intervenir desde diversas dimensiones, desde lo académico, desde el activismo, desde el arte. Tras el trabajo en la campaña anterior, nuestro objetivo ahora es que este tema se introduzca en todos los programas educativos que existen en nuestra institución”, manifestó.

Por último, los representantes de la Universidad del Estado de Santa Catarina, Brasil, pusieron especial énfasis en que la denuncia y erradicación del racismo no quede únicamente en manos de docentes y estudiantes sino que las autoridades y gestores de las instituciones se comprometan a aplicar políticas anti-racistas en el interior de cada universidad. A su vez, remarcaron la importancia de este tipo de campañas para la construcción de alianzas y redes entre casas de altos estudios de diversos países y regiones.

Precisamente, Daniel Mato invitó a los equipos a sumarse a la Red ESIAL, orientada a documentar y analizar experiencias de universidades y otros tipos de instituciones de educación superior de América Latina dedicadas a responder a necesidades, demandas y propuestas de pueblos indígenas y afrodescendientes, así como a sentar bases para recomendaciones de políticas en la materia, a desarrollar mecanismos sostenibles de colaboración con y entre las instituciones estudiadas y otras con intereses afines y a facilitar la formación de investigadores y gestores en este campo. “Debemos fomentar relaciones duraderas y trabajar en conjunto”, concluyó.

Universidad Nacional de Tres de Febrero

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Reporte del Observatorio: Banco Mundial, IESALC, Fundación Gates y Facebook en educación

CII-OVE

El Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en educación ha creado el Observatorio Latinoamericano y Caribeño de Organismos Multilaterales, Bancas de Desarrollo, Corporaciones Tecnológicas y Filantropía, con la finalidad de hacer acompañamiento y contraloría social del trabajo de las organizaciones internacionales en educación

Hoy presentamos el primer informe referido al Grupo Banco Mundial, La Fundación Gates, la Corporación Facebook y el IESALC-UNESCO.

Pueden acceder al reporte en el siguiente enlace: https://luisbonillamolina.files.wordpress.com/2021/08/reporte-1-del-observatario-latinoamericano-y-caribencc83o.pdf

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ONU advierte sobre rezago educativo en Latinoamérica para 2030

El informe de la UNESCO, la UNICEF y la CEPAL afirma que “la región está lejos de alcanzar” las metas para el 2030.

Organismos de Naciones Unidas advirtieron que si América Latina y el Caribe continúa con el ritmo actual no alcanzará las metas de educación planteadas en la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.

El informe titulado «La encrucijada de la educación en América Latina y el Caribe. Informe regional de monitoreo ODS4-Educación 2030» aseguró que “la región está lejos de alcanzar las metas establecidas para 2030”.

El documento señala que esta previsión se basa teniendo en cuenta los resultados de las evaluaciones regionales que alertan sobre el estancamiento de los aprendizajes, “incluso sin considerar el impacto de la pandemia”.

De acuerdo con el estudio, el estancamiento se acrecentó con la crisis de la Covid-19, “que solo en 2020 implicó una contracción económica del 7,7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB)”.

En este sentido, se añade que “entre 2015 y 2019, el gasto educativo como porcentaje del gasto público total cayó del 16,1 por ciento al 15,4 por ciento en la región y, en relación al PIB, cayó del 4,5 por ciento al 4,3 por ciento”.

A pesar de que entre 2015 y 2020, la matrícula de la educación preprimaria se incrementó en 2,1 millones de niños y niñas, “desde el inicio de la pandemia, hemos observado como la primera infancia no ha sido priorizada”, apuntó la directora regional adjunta de UNICEF, Rada Noeva.

Por su parte, el director de la División de Desarrollo Social de la CEPAL, Alberto Arenas de Mesa, precisó que en 2019, 10,4 millones de niños, niñas y jóvenes estaban excluidos del acceso a la educación primaria y secundaria en la región, lo cual se vio agudizado con los efectos de la pandemia.

El texto elaborado por las oficinas regionales de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) alerta, además, sobre la disminución de la inversión pública en educación por 15 países latinoamericanos.

https://www.telesurtv.net/news/onu-america-latina-caribe-educacion-20220909-0018.html

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Las escuelas y su problemática diaria

Por: Manuel Alberto Navarro Weckmann

«Resulta muy importante que se regule y transparente la recepción, uso y destino de las cuotas escolares.»

De acuerdo con el calendario oficial de la Secretaría de Educación Pública (SEP), vigente para las escuelas públicas y particulares incorporadas al Sistema Educativo Nacional, estamos a unos días de que inicie el ciclo escolar 2022 – 2023 que, de acuerdo con la información vertida al menos en la mayoría de las entidades federativas, se hará en formato presencial, con las implicaciones que ello tiene para la propia educación.

La educación ha sido muy golpeada por muy diferentes factores, no solo por la deuda que tiene el modelo de la cuarta transformación con las comunidades escolares, sino por el impacto de la pandemia en la deserción, el vandalismo a los centros escolares, la estimación del Banco Mundial de un rezago de dos años de escolaridad, amén de los problemas docentes en lo que se refiere a prestaciones, cambios, asignaciones y un salario que no termina de hacer justicia a una labor que mucho se dice en el discurso pero poco en la realidad que agobia al magisterio.

Hoy el problema que se vive en las aulas tiene que ver poco con el discurso de ninguno de los tres órdenes de gobierno pues, mientras en estos se habla de grandes obras de infraestructura, oportunidades de convenios internacionales y nuevos planes de estudio, a realidad es que a terreno de piso en el centro escolar hay cada vez más problemas porque se convive con tres planes de estudio a la par y que no termina de aterrizar un modelo de capacitación y formación docente que apunte a resolver las necesidades que se tienen para mejorar el proceso de enseñanza – aprendizaje.

Los libros de texto llegan a los grandes almacenes oficiales de los centros urbanos, sin embargo, no hay camioneta oficial que los lleve hasta las escuelas, la impresión de las constancias, boletas, certificados, servicio de internet, teléfono, materiales didácticos de apoyo al aprendizaje, hojas para evaluaciones, la reposición de vidrios, gas para calentones, reparación de fugas de agua, entre muchos otros aspectos, son cubiertos por el propio personal docente y los cada vez menos padres y madres de familia que cooperan para sufragar estos avatares a los que se enfrentan día a día los centros educativos, mismos que se han cubierto con rifas, kermeses y otras actividades que se hacen en conjunto en las comunidades escolares de las escuelas oficiales.

Resulta muy importante que se regule y transparente la recepción, uso y destino de las cuotas escolares, no solo que la autoridad grite a los cuatro vientos que nos son obligatorias, sino que, si no puede apoyar como es debido, que es como ha sucedido en las últimas 8 décadas, brinde al menos un camino, una alterativa que de cauce para que los centros educativos puedan estar en condiciones de garantizar un derecho que como establece la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en ingles) es un derecho humano fundamental que permite sacar a los hombres y las mujeres de la pobreza, superar las desigualdades y garantizar un desarrollo sostenible como es la educación.

Fuente de la información: https://profelandia.com

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¿Aprenderán a leer y escribir nuestras hijas e hijos? ¿Mirarán el futuro con dignidad?

Por: Vijay Prashad

El mundo está a la deriva en las mareas del hambre y la desolación. Es difícil pensar en la educación, o en cualquier otra cosa, cuando tus hijos no pueden comer.

Y sin embargo, el fuerte  ataque a la educación durante esta última década nos obliga a considerar el tipo de futuro que heredará la juventud. En 2018, antes de la pandemia, la ONU calculó que 258 millones, o uno de cada seis niños y niñas en edad escolar estaban sin escolarizar. En marzo de 2020, el inicio de la pandemia, la UNESCO estimó que 1.500 millones de niños, niñas y adolescentes se vieron afectados por el cierre de las escuelas; un asombroso 91% de las y los estudiantes de todo el mundo vieron interrumpida su educación por los confinamientos.

Un nuevo estudio de la ONU publicado en junio de 2022 ha revelado que el número de niñas y niños que sufren dificultades en su educación casi se ha triplicado desde 2016, pasando de 75 millones a 222 millones en la actualidad. «Estos 222 millones de niños y niñas se encuentran en un espectro de necesidades educativas: alrededor de 78,2 millones (54% mujeres, 17% con dificultades funcionales, 16% desplazados forzosamente) están fuera de la escuela, mientras que 119,6 millones no alcanzan la competencia mínima en lectura o matemáticas en los primeros grados, a pesar de asistir a la escuela», señala el programa de la ONU “La educación no puede esperar”. Se presta muy poca atención a la calamidad que esto supondrá para las generaciones venideras.

El Banco Mundial, en colaboración con la UNESCO, ha señalado que el financiamiento de la educación ha disminuido en los países de ingresos bajos y medios bajos, el 41% de los cuales «redujo su gasto en educación con el inicio de la pandemia en 2020, con una disminución promedio del gasto del 13,5%». Mientras que los países más ricos han vuelto a los niveles de anteriores a la pandemia, en los países más pobres la financiación se ha situado por debajo de los promedios anteriores a la pandemia. Esta disminución producirá una pérdida de casi 21 billones de dólares en ingresos de por vida, mucho más que los 17 billones de dólares estimados en 2021. A medida que la economía se tambalea y que los propietarios del capital asumen el hecho de que sencillamente no van a contratar a miles de millones de personas que se convierten —para ellos— en una «población excedente», no es de extrañar que la atención a la educación sea tan marginal.

Los experimentos de liberación nacional de otras épocas revelan una serie de valores totalmente diferentes, que daban prioridad a acabar con el hambre, aumentar la alfabetización y garantizar otros avances sociales que mejoraran la dignidad humana. El Instituto Tricontinental de Investigación Social presenta una nueva serie llamada Estudios de Liberación Nacional. El primer estudio de esta serie, La educación política para la liberación del PAIGC en Guinea-Bissau, 1963-74, es un texto magnífico basado en la investigación de archivo de Sónia Vaz-Borges, historiadora y autora de Militant Education, Liberation Struggle, and Consciousness: The PAIGC education in Guinea Bissau, 1963–1978 (Peter Lang, 2019).

El PAIGC, abreviatura de Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde, fue fundado en 1956. Como muchos proyectos de liberación nacional, el PAIGC comenzó en el marco político establecido por el Estado colonial portugués. En 1959, los estibadores de los muelles de Pidjiguiti se declararon en huelga para reclamar mayores salarios y mejores condiciones de trabajo, pero se encontraron con que los portugueses negociaban con las armas cuando mataron a unos cincuenta trabajadores e hirieron a otros. Esta masacre convenció al PAIGC de proseguir la lucha armada, estableciendo zonas liberadas del dominio colonial en la entonces Guinea (hoy Guinea-Bissau).

En estas zonas liberadas, el PAIGC puso en marcha un proyecto socialista, que incluía un sistema educativo que pretendía abolir el analfabetismo y crear una vida cultural digna para la población. Es esta búsqueda de un proyecto educativo igualitario lo que nos llamó la atención, ya que incluso en un país pobre que se enfrentaba a la represión armada del Estado colonial, el PAIGC seguía apartando recursos preciosos de la lucha armada para construir la dignidad del pueblo. En 1974, el país se independizó de Portugal y hasta el día de hoy los valores de este proyecto de liberación nacional siguen resonando.

El proyecto de liberación nacional en el que se embarcó el PAIGC tenía dos objetivos simultáneos:

  1. Derrocar las instituciones coloniales de opresión y explotación.
  2. Crear un proyecto de reconstrucción nacional para perseguir la liberación económica, política y social del pueblo y para luchar contra los residuos tóxicos dejados por las estructuras coloniales en los cuerpos y las mentes del pueblo.

Hasta 1959, no había escuelas secundarias en Guinea-Bissau, que la monarquía portuguesa controlaba desde 1588. En 1964, el primer congreso del PAIGC, bajo la dirección de Amílcar Cabral, hizo la siguiente promesa:

Crear escuelas y desarrollar la instrucción en todas las áreas liberadas (…) Mejorar el trabajo en las escuelas existentes, evitar un número de alumnos muy elevado que puede perjudicar el aprovechamiento de todos. Crear escuelas, pero tener en cuenta las posibilidades reales para evitar que después tengamos que cerrar algunas escuelas por falta de medios (…) Crear cursos especiales para formación y perfeccionamiento de profesores (…) Crear cursos para enseñar a leer y escribir a los adultos, sean ellos combatientes o elementos de la población (…) Crear poco a poco, bibliotecas simples en las zonas y regiones liberadas, prestar a otros los libros de los que disponemos, ayudar a otros a aprender a leer un libro o periódico y comprender lo que se lee.

“Todos los que saben deben enseñar a los que no saben”, dijeron los cuadros del PAIGC mientras se esforzaban por enseñar la alfabetización básica, la historia de su tierra y la importancia de su lucha por la liberación nacional.

Nuestro estudio explica todo el proceso del sistema educativo establecido por el PAIGC, incluyendo una evaluación de las formas y prácticas educativas. El estudio se centra en la pedagogía del PAIGC y en su plan de estudios anticolonialista y centrado en África. Como señala nuestro estudio:

Las experiencias de los pueblos africanos, su pasado, su presente y su futuro debían estar en el núcleo de esta nueva educación. Los planes de estudio tenían que abordar y a la vez ser conformados por las formas de conocimiento que existían en las comunidades locales. Con estos nuevos enfoques del conocimiento, el PAIGC trataba de cultivar en las y los estudiantes un sentido personal de obligación consigo mismos, sus compañeros y sus comunidades. Tan temprano como en 1949, Cabral abogó por que la producción de conocimiento se centrara en las realidades africanas existentes a través de sus experiencias de investigación de las condiciones agrícolas en Portugal y sus territorios africanos. Argumentaba que una de las mejores formas de defender la tierra consistía en aprender cómo utilizar el suelo de forma sostenible y mejorar conscientemente los beneficios que obtenemos de él. Conocer y entender la tierra era una forma de defender al pueblo y su derecho a mejorar sus condiciones de vida.

El estudio es apasionante, una ventana a un mundo vencido por la austeridad del ajuste estructural del Fondo Monetario Internacional que ha arrastrado a Guinea-Bissau a la debacle desde 1995, con una tasa de alfabetización que se acerca al 50%, lo que resulta chocante para un país con el tipo de posibilidades de liberación nacional que puso en marcha el PAIGC. La lectura del estudio abre ventanas pasadas, esperanzas que permanecen vivas mientras nuestros movimientos permanezcan atentos y vuelvan a la fuente para construir futuros mejores.

El líder del PAIGC, Amílcar Cabral, fue asesinado el 20 de enero de 1973, un año antes de que el colonialismo portugués sufriera una derrota histórica. El PAIGC sufrió la pérdida de su líder. En 1946, Cabral escribió un poema lírico, «Regresso», que señalaba la ética del movimiento por el que dio su vida. «Regreso» era un término importante en el vocabulario de Cabral, la frase «retorno al origen» era fundamental para su visión de que la liberación nacional debe tratar el pasado como un recurso y no como un destino. Escuchen a la gran cantante de Cabo Verde, Cesária Évora, cantar el poema de Cabral arriba, y léanlo abajo, una puerta a las esperanzas que tenemos en la educación liberadora:

Mamá vieja, venga a oir conmigo
el latir de la lluvia en su puerta.
Es un ritmo amigo
que vibra dentro de mi corazón.

La lluvia amiga, mamá vieja, la lluvia
que no ha latido así desde hace tanto tiempo…
Oí decir que la Ciudad Vieja,
—toda la isla—
En pocos días se convirtió en un jardín…

Dicen que el campo se cubrió de verde,
el color más bonito, porque es el color de la esperanza.
Que la tierra, ahora, es realmente Cabo Verde.
– Una tormenta que se convirtió en bonanza…

Venga conmigo, mamá vieja, venga,
recupere sus fuerzas y venga a la puerta.
La lluvia amiga ya dijo que se mantenga
¡y late dentro de mi corazón!

Fuente de la información  e imagen: https://thetricontinental.org/es/newsletterissue/guinea-bissau-liberacion/https://thetricontinental.org

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Covid provocó retroceso de 10 años en el aprendizaje de lectura en niños

Por: Enrique Carranza

Según un informe del Banco Mundial y UNICEF, una de las principales dificultades que enfrentarán los estudiantes estará en la comprensión lectora

Cuatro de cada cinco estudiantes de sexto grado en América Latina y el Caribe (ALC) no alcanzarán el nivel mínimo de comprensión lectora, prevé un informe publicado esta semana por el Banco Mundial y UNICEF, en colaboración con la UNESCO.

Si bien la región ya se encontraba en una crisis de aprendizaje antes de la pandemia, el covid y su prolongado impacto representó agravamiento sustancial. Esta nueva y alarmante estimación también sugiere que luego de dos años de cierre de escuelas en la región a causa de la COVID-19, los resultados del aprendizaje podrían haber retrocedido más de diez años.

 

El nuevo informe, “Dos años después: salvando a una generación”, recalcó que estas pérdidas de aprendizaje podrían costar a los alumnos de hoy una reducción en sus ingresos del 12 por ciento a lo largo de su vida.

Los niños de América Latina y el Caribe vivieron algunos de los cierres de escuela más extensos por COVID-19 del mundo. En promedio, desde el comienzo de la pandemia los alumnos de la región perdieron, parcial o completamente, dos tercios de los días de clase presenciales, con una pérdida estimada de 1,5 años de aprendizaje.

“América Latina y el Caribe enfrenta una crisis educativa sin precedentes que podría comprometer el desarrollo futuro de nuestros países”, dijo Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.

“El hecho de que una gran mayoría de los alumnos de sexto grado tal vez no logre comprender lo que leen pone un signo de interrogación sobre el bienestar futuro de millones de niños que aún no desarrollaron competencias fundamentales críticas, algo que eleva el riesgo de profundizar aún más las desigualdades de larga data en la región”, añadió.

Los niños más jóvenes y vulnerables han sido desproporcionadamente afectados por estas pérdidas de aprendizaje, como muestra la evidencia más reciente a lo largo de la región, sentando las bases para una mayor desigualdad y una crisis generacional.

 

“América Latina y el Caribe ya perdió más de diez años de avances en términos de aprendizaje a causa de los dos años de cierre de escuelas por COVID-19. Y esta catástrofe educativa sigue en marcha, día tras día”, sostuvo Jean Gough, director regional de UNICEF para América Latina y el Caribe.

Agregó que “Si bien la mayoría de las escuelas de la región ha reabierto, vemos que demasiados niños no han podido regresar a la escuela a tiempo completo, y muchos de los que han regresado están perdidos. En ambos casos no están aprendiendo. Cerrar los ojos ante la crisis educativa más severa jamás enfrentada por la región perjudicará a los jóvenes de hoy y a todos nosotros a largo plazo”.

 

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