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La atemporalidad de un buen maestro

Bolivia / 1 de octubre de 2017 / Autor: Aimee Verdisco / Fuente: BID

Mi hija, AnnaMaria, acaba de terminar el cuarto grado. Ella amaba a su maestra, la Sra. Margi, porque hacía que aprender fuera divertido. Eso me hizo pensar. Mi maestra de cuarto grado también fue mi maestra favorita, la señorita Guertin. ¿Por qué? Ella hizo el aprendizaje divertido. Así que, le escribí una carta que se convirtió en una sincera y sincera conversación sobre profesores. Ella es coautora de este blog.

Enseñar contenido apropiado de una manera que evoque curiosidad, emoción y pasión por el aprendizaje es la parte más difícil de ser un maestro eficaz. Los niños que reciben contenido de esta manera piensan que el aprendizaje es “divertido”. Detrás de eso están los maestros que hacen que los niños piensen en grande, hagan preguntas grandes, aprendan de sus errores y respeten diferentes opiniones.

Estos maestros canalizan la frustración o confusión de los niños hacia el aprendizaje, o dan espacio para que florezcan nuevas ideas. La interacción de alta calidad entre maestros y niños es un aspecto importante del aprendizaje. La alta calidad exige que los profesores estén preparados y sean positivos y pacientes, todo el día, todos los días. No hay receta para llegar allí. La experiencia puede ser una guía y ofrecemos cinco puntos interrelacionados.

Reglas y consecuencias = menos tiempo en la disciplina y más tiempo en el aprendizaje. Los maestros necesitan establecer expectativas altas, claras y justas para los niños. Para que esto suceda, los niños y los maestros pueden ponerse de acuerdo sobre un conjunto claro de reglas y consecuencias, por ejemplo, mantener sus manos, pies y objetos para sí mismo y usar lenguaje apropiado en todo momento. Si no lo hace, obtendrá una advertencia. Las consecuencias aumentan en gravedad, siendo la última enviarlos a la oficina del director.

Las consecuencias deben tener un lado positivo. Cuando los niños hacen las cosas bien, obtienen fichas que pueden guardar y utilizar en “premios”, como trabajar en el escritorio del profesor o dar la prueba semanal de ortografía. Cuando la clase entera hace algo grande – como obtener un excelente informe de la cafetería – puede ganar puntos. Cuando ganan una cierta cantidad, la clase decide una recompensa, como jugar afuera en el invierno o tener chocolate caliente.

Enseñe a los niños cómo organizarse. Los maestros necesitan organizar el aprendizaje. Esto significa enseñar a los niños cómo organizarse de una manera que entiendan. Los niños necesitan aprender cómo organizar su trabajo, escritorios y pertenencias. El uso de libros de trabajo individuales para cada niño y listas de verificación semanales con las tareas previstas para toda la clase permiten que cada niño asuma la responsabilidad de hacer lo que se debe.

Trabajo en equipo. Estar preparado, tener actitud positiva y ser paciente, todo el día, cada día es una tarea difícil. Saber que eres parte de un equipo ayuda. Los niños deben ser parte de este equipo, teniendo alguna responsabilidad diaria, como ser el asistente de asistencia, meteorólogo, inspector de escritorio, mensajero, y así sucesivamente. Los niños necesitan sentir que el aula les pertenece.

Los maestros y el personal también deben formar parte de este equipo. Trabajando juntos con un equipo de profesores, cada aula puede ofrecer una actividad diferente cada semana y juntos construir el espíritu de equipo.

El apoyo de los compañeros es clave. Los maestros que comparten ideas y se apoyan mutuamente son más capaces de obtener resultados cuando están en un aula con 20-30 niños. La formación de un grupo voluntario de maestros / personal para “elevar” a toda la comunidad de adultos en la escuela puede ayudar con ideas y actividades, como organizar bocadillos, barras de ensalada para el almuerzo o cualquier otra cosa imaginable.

La necesidad de ese apoyo es a largo plazo. Puede, y probablemente debería, extenderse hasta la jubilación. Las escuelas tienen una gran arsenal de experiencia en sus maestros jubilados, muchos de los cuales permanecen en sus comunidades. Crear oportunidades para que estos profesionales trabajen con los niños, hacer una lluvia de ideas con los maestros y el personal sobre las ideas que funcionaron en el pasado y ofrecer su experiencia a las nuevas generaciones de niños y maestros tiene un enorme potencial para mejorar el aprendizaje.

Prepárese para lo que viene a continuación. Todos los niños se preocupan por lo que viene a continuación. Los maestros pueden ayudar a reducir esta ansiedad. Crear un día al final del año escolar, donde los niños conozcan a sus futuros maestros, vayan a su futuro salón de clases y puedan hacer preguntas sobre el siguiente grado les puede ayudar mucho. Las actividades de planificación y los objetivos concretos de aprendizaje a lo largo del año escolar por parte de los maestros en todos los grados garantizan que el aprendizaje sea secuencial y se base en habilidades y éxitos adquiridos anteriormente.

Diviértete. Ríete. El aprendizaje ocurre en todas partes. Y los niños siempre están aprendiendo, al jugar, cantar, e ir en una aventura. Encuentra la diversión y la risa incluso en situaciones que van mal. ¡La risa es una oportunidad de oro! Tome un riesgo y haga lo inesperado!

Los buenos maestros son atemporales. Hacen que sus alumnos estén siempre aprendiendo al hacer del aprendizaje algo divertido. Lo hacen con propósito y con estructura, independientemente de la tecnología, lengua materna o país de residencia.

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La atemporalidad de un buen maestro

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El trabajo invisible (y no remunerado) de los maestros mexicanos: planeación, evaluación y otras actividades

México / 1 de octubre de 2017 / Autor: Pluma Invitada (Profe Roger) / Fuente: Educación Futura

“Tengo que gastar tiempo después de la escuela, noches y mañanas preparando las clases del siguiente día. No tengo tiempo para mi familia y una vida social está fuera de mi alcance. Mi trabajo se ha convertido en mi vida”. Esas son las impresiones, vertidas por un maestro canadiense de primaria  en el estudio It’s About Time!! A report on the impact of workload on teachers and students (Dibbon, 2004), realizado a 695 profesores de escuelas primarias y secundarias de la provincia de Terranova y Labrador, Canadá. Tal investigación revela que es considerable el trabajo que un maestro realiza lejos de sus estudiantes y que aproximadamente la mitad de los docentes de nuevo ingreso estaban considerando dejar su puesto actual por razones relacionadas a una carga de trabajo pesada y un ambiente de enseñanza estresante  (Dibbon, 2004, p. 3). Asimismo, el estudio reveló que los profesores de aquel lugar destinan en promedio 15 horas y media semanales en trabajo fuera de la jornada escolar.

No contemplar en el horario laboral docente actividades como la planeación, la revisión de trabajos, la evaluación y otras, puede tener efectos nocivos tanto para los profesores como los alumnos. Al respecto, Dibbon (2004), señala los siguientes riesgos: clases no planeadas o deficientemente planeadas, presencia de enfoques de enseñanza tradicional en detrimento de otras formas de enseñanza más pertinentes, falta de retroalimentación adecuada de los procesos de los estudiantes, insatisfacción laboral de los profesores y afectaciones a la interacción con los alumnos producto del estrés, entre otras. Asimismo, los testimonios del estudio señalado manifiestan que la falta de tiempo para este tipo de actividades contribuye al aislamiento de los mismos profesores (cada uno busca los espacios y tiempos para realizarlas), negatividad para atender actividades extracurriculares e incluso problemas de salud, pues el tiempo de descanso se ve invadido por esta labor (Dibbon, 2004, p. 15).

El caso de maestros de algunos países latinoamericanos es muy similar al de los profesores canadienses. Según el estudio Maestros de Escuelas Básicas en América Latina: hacia una radiografía de la profesión (Vaillant y Rossel, 2006), realizado en siete países (Argentina, Colombia, El Salvador, Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Uruguay), “en la mayoría de los casos analizados la dedicación horaria está casi enteramente consagrada al trabajo en el aula y, a diferencia de lo que ocurre en los países desarrollados, no incluye el trabajo de planificación, coordinación o evaluación, que en general recae sobre los docentes en sus horas de ocio” (p. 18).

Las horas de trabajo fuera del aula, llamadas también horas no lectivas son fundamentales “ya que en ellas se planifica y prepara adecuadamente el material educativo, las estrategias para motivar y monitorear el aprendizaje, la retroalimentación a los estudiantes, además de formas para diagnosticar y abordar las necesidades de aprendizaje de todos los alumnos” (Cabezas, et al, 2016). Según Hargreaves (1992), los efectos del incremento en la carga horaria para este tipo de actividades van más allá de lo que sucede en el aula: se ven reflejados en la reducción de los niveles de estrés de los profesores y ayuda a establecer un equilibrio adecuado entre las vidas laborales y personales de los docentes. Lo anterior se traduce en una mejora del temperamento en el salón de clases, mejorando la interacción con sus estudiantes.

En México, el panorama para los profesores también es complicado en cuanto a carga de trabajo fuera del horario escolar. Según la investigación Condiciones de trabajo y salud docente. Estudios de caso en Argentina, Chile, Ecuador, México, Perú y Uruguay (UNESCO, 2005), el 70% de los maestros mexicanos encuestados considera que la carga de trabajo fuera del horario laboral es alta o muy alta. Inexplicablemente, a pesar de que se advierte un grave problema de sobrecarga laboral, “al parecer la carga excesiva de trabajo se asume como parte de la cultura docente” (UNESCO, 2005, p. 151). Los docentes mexicanos de primaria, de acuerdo al documento Segundo Estudio Internacional sobre la Enseñanza y el Aprendizaje (TALIS 2013) (INEE, 2014), destinan semanalmente un promedio de seis horas a la planificación de clases, cuatro a la calificación o corrección del trabajo del estudiante y casi tres horas al trabajo administrativo general, entre otras actividades.

Resulta contradictorio que en nuestro país no sólo no se remuneren las actividades realizadas por los docentes fuera del horario escolar, sino que, además, sean consideradas como parte de la evaluación a profesores derivada de la Ley General del Servicio Profesional Docente: es decir, un maestro no recibe pago por planear y evaluar, pero puede ser despedido por deficiencias en estas dos actividades. Por otra parte, en el documento de reciente publicación Aprendizajes clave para la educación Integral. Plan y programas de estudio para la educación básica (SEP, 2017) se reconoce que “los procesos de planeación y evaluación son aspectos centrales de la pedagogía porque cumplen una función vital en la concreción y el logro de las intenciones educativas” (p. 120). Inexplicablemente, dentro del documento señalado, no se advierten espacios o tiempos para la realización de estas dos actividades fundamentales.  

Es evidente entonces la necesidad de incorporar a la carga horaria de los docentes mexicanos (y, por tanto, a su remuneración económica), acciones tan trascendentes como la planeación, la evaluación o el diseño de material didáctico, por citar algunas, que tradicionalmente se realizan fuera del horario escolar; como ya se ha señalado, los efectos positivos no sólo tienen que ver con la satisfacción profesional de los docentes, sino además  es bastante probable que esto redunde favorablemente en la calidad del servicio ofrecido en las escuelas. Si como repetidamente se menciona en los discursos oficiales, la prioridad es la elevación de la calidad educativa, sería una medida congruente y acertada el pagar a los profesores por la realización de actividades igual de importantes que las que realiza cuando está frente a sus estudiantes. Así como sucede en países como Chile y Brasil, es urgente que en México se regulen las proporciones entre las horas lectivas y no lectivas, de modo que el profesor tenga las condiciones para responder a las expectativas que el mismo sistema pone sobre él.

*Docente colimense de Educación Primaria (Esc. Prim. Distribuidores Nissan No. 61 T.V.) y de Educación Superior (Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía. 

Twitter: @proferoger85

REFERENCIAS.

BACKHOFF, Eduardo y PÉREZ-MORÁN, J. (coords.). Segundo Estudio Internacional sobre la Enseñanza y el aprendizaje (TALIS 2013). Resultados de México. México: INEE, 2015.

CABEZAS, Verónica, et al. Uso del tiempo no lectivo. Desafíos para políticas públicas y comunidades educativas. Chile: Centro de Políticas Públicas, 2016.

DIBBON, David. It’s about time!! Report on the Impact of Workload on Teachers an Students.Terranova: Memorial University of Fewfoundland, 2004.

HARGREAVES, Andy. Time and teachers’ work: An analysis of the intensification thesis. Teachers College Record, 1992.

PÉREZ, Julia. La regulación de la jornada docente en perspectiva comparada: los casos de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. Buenos Aires: FLACSO, 2016.

SEP. Aprendizajes clave para la educación integral. Plan y programas de estudio para la educación obligatoria. México: SEP, 2017.

UNESCO. Condiciones de trabajo y salud docente. Estudios de caso en Argentina, Chile, Ecuador, México, Perú y Uruguay. Santiago de Chile: UNESCO, 2005.

VAILLANT, Denise y ROSSEL, Cecilia. Maestros de escuelas básicas en América Latina: hacia una radiografía de la profesión. Montevideo: Preal, 2006.

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Música para estudiar, ¿Sí o no?

Argentina / 1 de octubre de 2017 / Autor: Julieta Fossati / Fuente: El Eterno Estudiante

Cada vez son más los estudiantes que afirman que a la hora de ponerse a estudiar, resumir o simplemente repasar para un examen, hacerlo con música de fondo, mejora su rendimiento y como consecuencia sus notas, ya que los ayuda a concentrarse.

Hay quienes la calma excesiva les lleva a un estado de nervios y les resulta difícil concentrarse en un ambiente de absoluta tranquilidad o por el contrario, otros terminan quedándose dormidos. En ambos casos, la música para estudiar puede simplificar la tarea resultando un gran aliado .

Este hábito común entre los universitarios ha sido objeto de debate desde hace mucho tiempo, están quienes afirman que escuchar música ayuda a concentrarse mejor y durante mas tiempo y quienes dicen que esta nos distrae de la tarea que estamos realizando. Sin embargo, pocos han llegado a conclusiones que resulten lo suficientemente contundentes como para convencer a la comunidad científica.

Lo mas probable es que todos ya tengan su posición tomada al respecto por lo que cada persona deberá decidir si le conviene o no. Investigando en el tema llegamos a la conclusión de qué cada persona es un mundo a la cual le sirven diferentes técnicas de estudio, por lo que es imposible generalizar y decir que la música tiene efectos positivos o negativos, pero existen diferentes variables que si decides estudiar con música de fondo, debes de tener en cuenta.

  • Efecto Mozart

¿Has oído hablar alguna vez del Efecto Mozart? El efecto Mozart es mundialmente conocido por los efectos beneficiosos que produce al escuchar la música de Wolfgang Amadeus Mozart. Según numerosos estudios, los estudiantes que escuchaban sus composiciones aumentaban la productividad mejorando los rendimientos académicos, sobretodo en materia creativa.

 En realidad, con el tiempo se descubrió que lo que interfiere en tu rendimiento es realizar antes una actividad que sea de tu agrado. Por lo tanto, escuchar música que te guste antes de ponerte a estudiar puede serte de mucha ayuda para lograr mejorar tu rendimiento y sentirte inspirado.
  • Mejor música que no te genere fuertes emociones.

Si a la hora de sentarte a estudiar decides ponerte música que conoces bien y te gusta porque la bailas cuando sales con tus amigos o porque te hace sentir tan identificado que despierta fuertes emociones en ti, lo único que causarás es entorpecer tu concentración para el estudio ya que te pasarás todo el tiempo tarareando la canción en tu cabeza o pensando lo que dice la letra y tu cerebro se distraerá constantemente por lo que tu capacidad de retención de los contenidos disminuirá muchísimo.

  • Controla tipo de música y volumen

Obviamente esto es algo que depende de tus gustos pero, si decides ponerte a escuchar bandas de rock será difícil que puedas concentrarte y grabar los contenidos en tu cerebro.  Lo mejor es que se trate de una melodía tranquila y armoniosa que te ayude. La música clásica resulta ideal ya que, es una de las mejores opciones para acompañar el estudio.

Por otro lado, es importante tener en cuenta el volumen debe ser controlado.  La música tiene que sonar de fondo y mantenerse a un volumen bajo para evitar tu distracción y la de los estudiantes que están a tu alrededor.

  • Busca una lista de reproducción 

Si dispones de tiempo, lo mejor es que tu mismo te crees una Play List con las canciones que consideras indicadas para acompañar tus jornadas de estudio, ya que de esta manera, evitaras las constantes interrupciones para buscar que canción escuchar.

Si por el contrario, te encuentras corto de tiempo, puedes acudir a Spotify o YouTube donde hay muchas listas de música para estudiar ya creadas, de manera que te puedes ahorrar este trabajo. Descarta la opción de escuchar música de la radio ya que la voz de los locutores solo servirá para distraerte.

Aquí te dejamos algunas Play List que encontrarás en Spotify y pueden serte de ayuda si no dispones aun de una.

  1. En el apartado de ‘Estados de Ánimo’, recomendamos la lista ‘BSO (música para estudiar)’ la cual esta compuesta por más de 170 canciones de base instrumental y sin letra, que forman parte de la banda sonora de películas como Amelie, Pearl Harbor, Up, Gladiator, Star Wars, Piratas del Caribe o El Señor de los Anillos, entre otras.
  2. Otra opción que puedes elegir es la lista ‘Deep Focus‘ que contiene más de 100 canciones de música instrumental y se encuentra en el apartado ‘Concentración’
  3. Por ultimo, si decides inclinarte por la música clásica la lista  ‘Intense Studying’ es la más apropiada. Formada por unas 100 canciones de compositores clásicos como Mozart, Bach, Haydn, Vivaldi, Handel o más actuales como David Lang.

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Música para estudiar ¿Sí o No?

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Políticas –no ministros– de educación

Perú / 1 de octubre de 2017 / Autor: Rafael Roncagliolo / Fuente: La República

Ojalá que superada la deleznable campaña contra los dos últimos ministros de educación pueda, ahora sí, recuperarse un debate público sobre la naturaleza, política y alcances de la educación peruana, y retomarse una polémica sustantiva que tiene larga data.

En materia de educación hay, entre varios otros, dos dilemas centrales y complementarios que no pueden dejarse de lado: uno atañe a la función social de la escuela y el otro a su lógica financiera.

La escuela puede entenderse, y se entiende en la mayor parte del mundo, como un mecanismo de movilización y democratización de la sociedad. El caso paradigmático es el de la República de Corea, donde un esfuerzo intenso y sostenido en el largo plazo ha llevado al país a promedios de ingreso per cápita y medianas de ingreso insospechables décadas atrás. Esta concepción, por supuesto, supera la idea según la cual la educación es ante todo un buen negocio, limitado a los alumnos cuyas familias pueden financiar sus elevados costos. Un detalle muy importante para entender la educación coreana consiste precisamente en la escasa diferencia de calidad existente entre la escuela privada y la pública. El estado coreano es un Estado volcado a la educación. Emulados por su ejemplo nos propusimos, en el Acuerdo Nacional, llevar la inversión peruana en educación a un modestísimo 6 % del Producto Bruto Nacional.

El segundo, y complementario, dilema, corresponde a la alternativa entre entender la educación como un mecanismo de acceso y movilización sociales o, por el contrario, como una manera de incrementar y / o perpetuar las diferencias. Parafraseando a Pierre Bourdieu, la educación sirve, desde esta última y tradicional perspectiva para asegurar el capital cultural, la legitimidad y la distinción de los que están arriba frente a los que están abajo. Cuando alguien pregunta “¿En qué colegio estudiaste?” está preguntando por el origen social de la familia, sus habilidades culturales, sus antecedentes económicos y, en el Perú, hasta raciales.

Hay un dato muy interesante para la actual discusión peruana sobre la evaluación magisterial. Se trata de una referencia que utiliza Andrés Oppenheimer (cuya perspectiva general es por supuesto, más que controversial) en un artículo reciente en el que se refiere a las calificaciones de los profesores coreanos. “Solo aquellos que están en el 5 por ciento de los graduados universitarios con los mejores promedios pueden aspirar a ser maestros en Corea del Sur. En América Latina, los sindicatos consideran a los maestros “trabajadores de la educación”, en lugar de profesionales”.

Nuestro desafío consiste en considerar a los maestros como trabajadores, por supuesto, pero también (como ocurría tiempo atrás, cuando ser llamado profesor era un símbolo de status) como élite de los trabajadores más destacados. Devolver a los maestros esta dignidad implica, por supuesto y entre otras cosas, mejorar de manera progresiva y constante sus niveles salariales.

Fuente del Artículo:

http://larepublica.pe/politica/1101833-politicas-no-ministros-de-educaciOn

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El conocimiento, fundamento de la educación

España / 1 de octubre de 2017 / Autor: Pablo García de Vicuña / Fuente: El Diario

Esta era de la globalización y de acceso inmediato a la información está llevando, sin tapujos, a un descrédito de todo aquello anterior a la época exclusivamente digital.

Recientemente, a través de un buen amigo que me procura lecturas interesantes, he tenido conocimiento de un artículo que mezclaba de forma inteligente política y educación. Concretamente, a lo largo de varias páginas, y desde el portal electrónico Sin Permiso, pretendía contestarse a la pregunta que enmarcaba su trabajo: ¿Ayuda a la extrema derecha la displicente actitud de la izquierda hacia la enseñanza de conocimientos? ( Russell, Richard).

No es la primera vez que hemos escrito sobre ambos conceptos, política y educación;  en junio, sin ir más lejos, hablamos de ello por cuestiones relacionadas con unas declaraciones de la Consejera Uriarte [Despolitizar la educación. eldiarionorte.es 6 junio 2017), adjetivando la educación vasca de politizada ante las reivindicaciones sociolaborales que hacíamos los sindicatos. Ahora, sin embargo, es otro el matiz del artículo del maestro británico: potenciar el valor del conocimiento como herramienta educativa fundamental en la tarea formativa y reivindicarlo  desde posiciones políticas de izquierda. Para ello –y siempre desde su punto de vista- se vale de la crítica a actuaciones presentes que relegan el aprendizaje a cuestiones de habilidades hechas a espaldas de la creatividad y de la crítica. “Sin conocimiento, el pensamiento crítico resulta inútil”, afirma con rotundidad.  Y no se puede dejar esa defensa solo a la ideología conservadora.

Cuenta Paulo Freire, en ‘A la sombra del árbol’, que en cierta ocasión le narraron cómo militantes de izquierda rechazaban sus enseñanzas bajo el argumento de que carecían de sentido; que la educación que se necesitaba nada tenía que ver con sueños, utopías y concienciación, sino con formación técnica y profesional del educando. A lo cual el admirado pedagogo contestó: “Por formación en­tendían entrenamiento. Eso es exactamente lo que siempre interesó a las clases dominantes: la despoliti­zación de la educación. La educación, en verdad, necesita tanto de formación técnica, científica y profesio­nal como de sueños y de utopía.”

Y tal afirmación me trasladó a los estimulantes debates sobre el pensamiento único, tan en boga en la década final del siglo pasado. Aquellos encendidos alegatos de  divulgadores -José Luis Sampedro, Noham Chomsky, Ignacio Ramonet, Joaquín Estefanía, o Josep Fontana, entre  tantos otros- formando un frente intelectual ante la dictadura neoliberal que disfrazada de investigación pseudohistórica avanzó Francis  Fukuyama y su célebre tesis sobre el fin de la historia. La caída del bloque socialista y, por ende, de la Guerra Fría que había condicionado totalmente la política internacional durante la segunda mitad del siglo XX, demostraba para la corriente conservadora el triunfo de la democracia liberal, la genuina, la representada en esencia por los EE.UU y el Reino Unido de Reagan y Thatcher. La diferencia estriba en que aquella izquierda era combativa y oteó un verdadero peligro en la posición ultraliberal de los neoconservadores, reaccionando adecuadamente. La actual, en opinión del articulista, no.

Enseñar a conocer también es aprender a admirar, cuestión difícil hoy en día para una parte de la juventud anestesiada si no recibe imágenes flaseadas a ritmos vertiginosos

Volviendo a Russell y a su impulso motivador, se muestra desesperado cuando relata la incomprensión de ciertas familias hacia ese profesorado que continúa formando en el conocimiento en vez de hacerlo  a través de Google. Y no le falta razón en su enfado si pensamos que esta era de la globalización y de acceso inmediato a la información está llevando, sin tapujos, a un descrédito de todo aquello anterior a la época exclusivamente digital.

Lo que algunos/as no perciben, sin embargo, es que también está arrastrando a situaciones peligrosas de desinformación y bulos y  a formar personas cada vez más iletradas. Así, demagogos y manipuladores de todo tipo brillan con luz propia en esta época de la posverdad. Son cada vez más quienes explican los éxitos inesperados de la campaña del Brexit o del propio D. Trump en  clave de dominio de esta posverdad o mentira emotiva que crea o modela la opinión pública hasta el extremo de desechar las fuentes de información contrastadas. (Por cierto, hasta la propia RAE ha considerado necesario incluir este mismo año tal neologismo en su nuevo diccionario. Que no se tache luego a la institución de no estar al día en la actualización del castellano).

Obtener conocimiento significa desterrar teorías acientíficas, como el creacionismo, por ejemplo, que, asombrosamente es defendido por el 42% de los y las estadounidenses en la actualidad. Desde que comenzó el año 2017 y al calor del impulso que tal teoría está viviendo en la nueva era Trump, cuatro estados estudian leyes dirigidas a autorizar su enseñanza en las clases de ciencias de los institutos, a igual nivel que la teoría de la evolución.

Una persona formada en el conocimiento será capaz de aumentar su libertad de elección, porque discernirá, de modo más correcto y entre variadas opciones,  lo mejor para ella misma.  Enseñar a conocer también es aprender a admirar, cuestión difícil hoy en día para una parte de la juventud anestesiada si no recibe imágenes flaseadas a ritmos vertiginosos. Luis García Montero afina con delicadeza sobre el valor de la admiración, cuando defiende que el derecho a admirar merece ser cultivado en estos tiempos “Forma parte de la ética de la resistencia dentro de una sociedad dominada por el descrédito (…)Reclamar el derecho a la admiración supone afirmar que (…) hay cosas que merecen un aplauso, esfuerzos que dieron resultado, acciones que llegaron a buen puerto, bellezas que forman parte del mundo con el mismo derecho que la basura y los desperdicios.” (“Un velero bergantín. Defensa de la Literatura”. Visor libros, 2014).

En el artículo aludido, Russell finaliza ofreciendo reividicar desde posiciones progresistas el valor del conocimiento; eso hará retroceder la marea del extremismo conservador, apunta.  Añadiría  -volviendo a  Paulo Freire (citado por Chomsky en “La (des) educación”) – que aunque  la educación no puede lograrlo todo, los educadores ( y las educadoras) deben descubrir qué resulta factible para contribuir a la transformacion del mundo para hacerlo más redondeado, menos anguloso, más humano. Y en ello, la formación basada en el conocimiento tiene mucho que aportar. El propio lema de la Universidad Pública Vasca,“Eman ta zabal zazu”, cierra cualquier duda al respecto: Dalo y difúndelo; conoce y extiende tu conocimiento. De tal estímulo, todas, todos saldremos beneficiadas/os.

Fuente del Artículo:

http://www.eldiario.es/norte/vientodelnorte/conocimiento-fundamento-educacion_6_690540960.html

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Investigar a distancia

Mónica Delgado

En este artículo se pretende exponer un panorama acerca de la investigación a distancia como un modo de generación de conocimiento acerca de espacios en los cuales las personas no se encuentran de forma presencial. Se parte del significado que distintos autores han dado a la investigación a distancia ya sea para referir al procedimiento y/o método empleado, los temas abordados, los constructos de los que se parte, entre otras concepciones. En este sentido, es pertinente aclarar a lo que no se referirá este artículo; investigar a distancia no hace referencia a:

  • la investigación sobre la modalidad a distancia,
  • la investigación educativa exclusivamente,
  • la investigación desde un paradigma exclusivamente,
  • investigaciones abordadas desde la educación a distancia.

Se trata, entonces, de presentar las posibilidades de acceso a las que tiene un investigador cuando su contexto se sitúa a distancia, es decir en un espacio distante. A continuación se señalan algunas experiencias en este sentido:

En el año 2005, la Comunidad Iberoamericana de Naciones y su Cumbre Iberoamericana promovieron, como iniciativa, la creación del Espacio Iberoamericano del Conocimiento con el objetivo central de consolidar “la interacción y colaboración entre universidades, centros de investigación, administraciones públicas y empresas para la generación, transmisión y transferencia de conocimientos”.(parr. 1).

Esta iniciativa tiene su base en La Declaración de la Cumbre de Salamanca (2005), y, posteriormente en la XXVII Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile donde se aprueba la primera acción de este Espacio, constituido por las Becas Pablo Neruda. En el marco de esta cumbre la Organización de Estados Iberoamericanos -OEI- gestionó tres programas cuya intencionalidad estuvo fundamentada “en la convicción de que la formación de directivos es una de las estrategias fundamentales para el desarrollo de los cambios que afiancen el proceso de modernización de las Administraciones Educativas”.(parr. 6).

Lo importante a destacar en esta experiencia es lo referido a la creación de una red de colaboración en torno a unir esfuerzos que permitan acercar el conocimiento desde distintas latitudes.

Otro ejemplo de gestión en investigación a distancia es la experiencia reseñada por Gier y Kreiner (2012), de la Asociación para el Avance de la Ciencia Psicológica (AACP), a través de su programa Charlas a Distancia sobre investigación mediante el cual, un presentador (profesional psicólogo y/o investigador) expone resultados o procesos metodológicos referidos al campo psicológico, pero, sobre todo, realizan procesos investigativos a distancia empleando las tecnología de videoconferencia, las cuales pueden ser presentadas con un público o población nacional e internacional y a través de las cuales los participantes responden a distintos instrumentos o técnicas como entrevistas, cuestionarios, sesiones grupales, entre otras.

El objetivo de este programa es motivar a los estudiantes hacia la realización de investigaciones en el ámbito de su competencia y hacia la prosecución de estudios doctorales. Esta experiencia es referida por el Portal Latinoamericano para la Formación Científica en Psicología y es llevada a cabo de forma colaborativa desde la Universidad Estatal de Mississippi y la Universidad Central de Missouri.

Otra práctica de investigación a distancia es la referida por Ramirez (2009), mediante una ponencia, cuyo propósito fue presentar una iniciativa para la formación de investigadores educativos, a través de trabajos en redes y haciendo uso destacado de las innovaciones tecnológicas. El escrito cierra con unas reflexiones sobre la importancia de conjuntar esfuerzos para la formación de investigadores, donde el trabajo en red y el uso de las tecnologías permiten unir voluntades hacia un mismo fin: la generación de conocimiento. Esta actividad se realiza desde México.

En este mismo orden de ideas, se menciona el trabajo realizado por D´Onofrio y Uminsky (2009), quienes plantean un conjunto de consideraciones acerca del uso de espacios virtuales en la formación de investigadores. Dichas consideraciones se constituyen en estrategias útiles para el diseño de cursos de formación en línea. De acuerdo con los autores: una estrategia posible en este caso es “constituir núcleos de investigación integrados por investigadores en formación bajo la dirección de un científico formado.” (p. 9).

En tal sentido las tecnologías de la información y la comunicación han contribuido a la generación de comunidades virtuales en las cuales coinciden personas que físicamente se ubican en otras latitudes pero cerca cognitivamente, “emergiendo modelos colaborativos de formación de investigadores”. (p.9).

En el planteamiento de estos autores se percibe la importancia de incorporar estrategias fundamentales que sirven de base para la formación de investigadores. Es así que se resaltan también en el presente artículo porque representan procesos que contribuyen al desarrollo de investigaciones a distancia, a saber: las líneas de investigación y proyectos, las comunidades de investigación, los grupos de investigación, todos ellos confluyen en el Modelo Colaborativo de Formación de Investigadores (Pollo Catámeo et al., 2009, citado por D´Onofrio y Uminsky, 2009: 37). Esta experiencia que enriquece la investigación a distancia fue desarrollada desde la Universidad de Buenos aires- Argentina.

Así como los ejemplos antes referidos, se podrá hacer mención  a otras estrategias de investigación a distancia de más reciente data y con la incorporación de otros elementos. Sin embargo, vale la pena hacer una compilación de lo que hasta este momento se resalta en este escrito.

Se observan elementos coincidentes en la investigación a distancia vistos desde distintos ángulos, tales como la necesidad de conformar redes de colaboración o comunidades de aprendizaje a través de las cuales las problemáticas susceptibles de investigación se vuelven comunes en distintos contextos y latitudes con apenas variaciones debido a la naturaleza humana, a los fenómenos naturales y de otros aspectos sensibles. Estas redes cumplirán funciones de sustentación, aplicación, ejecución, colaboración, entre otros que permitirán tanto avanzar en los procesos investigativos como la difusión de los conocimientos desarrollados mediante las investigaciones.

La creación de distintas redes de investigación, en algunos casos, han recibido apoyo internacional con miras a fortalecer la solución de problemáticas regionales y garantizar el crecimiento ya sea económico, social, moral y de otra índole. Estas redes se constituyen como grupos de investigación, implican líneas de investigación, programas de beneficios, entre otros.

Otro aspecto común en las experiencias anteriores se refiere al uso de las tecnologías de la información y la comunicación, las cuales potencian cada vez más y con mayor intensidad la posibilidad de intercambiar acciones entre personas, grupos e instituciones que contribuyan a la construcción de nuevos conocimiento.

A través de la consulta a distintas fuentes para fundamente este artículo, se observó que el uso de las TIC avanza incorporando formas combinadas de manera que el intercambio entre las comunidades sea enriquecedor, tal es el caso de los cada vez más numerosos entornos virtuales donde conjuntamente se emplean las videoconferencias, con chat en vivo y el empleo de redes sociales, entre otros.

Es de destacar que la investigación a distancia se vale de las TIC para potenciar de una vez la acción ilimitada en tiempo y espacio que permitan avanzar en las investigaciones. En este sentido, se destaca el uso del recurso móvil para mantener la comunicación en tiempo real con las comunidades de investigaciones. Se les llama mLearnig, y no es otra cosa que el uso de dispositivos móviles como el celular. Es así que según Kukulska-Hulme y Traxler (2007), citado por Glasserman y Ramírez (2014):

…el aprendizaje móvil (mLearning) ha sido una nueva forma de aprovechar las tecnologías de información y comunicación para acceder al conocimiento gracias al apoyo de dispositivos móviles como el celular, iPod, entre otros. El mLearning se puede definir como un medio de aprendizaje que se basa en la recepción o entrega de contenidos electrónicos con apoyo de la tecnología móvil a través de dispositivos electrónicos y con la característica de llevarse a cabo en distintos contextos con la finalidad de lograr un aprendizaje auténtico. (p. 38).

Otro elemento a resaltar y relacionado con el aspecto anterior es la importancia de la formación de investigadores, a través de la cual se espera que las personas, grupos e instituciones desarrollen competencias investigativas que conlleven a la construcción de nuevos conocimientos desde la excelencia. En este sentido, algunas de las estrategias están dirigidas a motivar a los interesados en la continuación de estudios doctorales o inserción en programas de investigación en relación con su área de incumbencia.

Cabe destacar que, aunque se mencionan experiencias en investigación a distancia donde se resalta el área de conocimiento, el medio tecnológico, la metodología empleada, entre otras concepciones de la investigación a distancia, la mayor coincidencia entre las experiencias guarda relación con los entornos educativos a distancia, modalidad que con el uso también cada vez más de las TIC, han tomado un alto vuelo para posicionarse con mayor fuerza como alternativa de formación.

 

Referencia

D´Onofrio y Uminsky, 2009. Plataforma para la formación de investigadores a distancia. Disponible: http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:KIsj0frrZfMJ:laboratorios.fi.uba.ar/lsi/donofrio-uminsky-trabajoprofesional.pdf+&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=ve. [Consulta 2017, enero 8].

Gier, V y Kreiner, D. (2012). Conectando a estudiantes investigadores a través de charlas a distancia sobre investigación. Disponible: http://www.ipsicologia.com/tips-docentes/indicealfabetico/item/48-conectando-a-estudiantes-investigadores-a-trav%C3%A9s-de-charlas-a-distancia-sobre-investigaci%C3%B3n. [Consulta 2017, enero 9].

Glasserman M., M. y Ramírez M., S. (2014). Formación de investigadores educativos mediante el diseño de recursos educativos abiertos y móviles. Revista de Investigación Educativa de la Escuela de Graduados en Educación. Disponible: http://rieege.tecvirtual.mx/ 4. [Consulta 2017, enero 5].

Ramírez  M, M.  (2009). Formación de investigadores educativos a través de redes virtuales: El caso de la Cátedra de Investigación de Innovación  en Tecnología y Educación del Tecnológico de Monterrey. Disponible: http://www.virtualeduca.info/ponencias2009/278/Formacion%20de%20investigadores%20a%20distancia%20(Ramirez).doc. [Consulta 2017, enero 9].

Organización de Estados Iberoamericanos- Centro de Altos Estudios Universitarios (2005). Disponible: http://www.oei.es/historico/caeu.htm#. [Consulta 2017, enero 8].

Articulo inedito publicado con el consentimiento de la autora

Fuente de la imagen: http://bit.ly/2xAq79n

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Un epicentro llamado millennials

Abelardo Carro Nava

Indescriptible es todo el cúmulo de sentimientos que viví el pasado 19 de septiembre en el Estado de Morelos; esto, mientras me encontraba dando un curso a colegas normalistas de esa bella entidad porque, a fuerza de ser sincero, no existen palabras que puedan plasmar las emociones que se generaron en mi interior por el sismo que buena parte de los mexicanos vivimos ese día. Miedo, angustia, desesperación, impotencia, frustración, desazón, incertidumbre, tristeza, llanto; en fin, tantos y tantos sentimientos que, de una jalón, hicieron que mi seguridad – o al menos la que pienso tener –, se quebrantara, y no es para menos.

Algunos llaman a este fenómeno natural, el cobro de facturas por el daño que le hemos hecho al planeta; otros, un recordatorio sobre lo pequeños que somos ante los efectos del mundo moderno; unos más, consideran que es algo justo por haber perdido la fe en un ser supremo creador de todas las cosas. En cualesquiera de los casos, el hecho, el acontecimiento, el suceso, ahí quedó, como un episodio más que, con seguridad, dejó una huella profunda en alguna parte de nuestra mente y corazones.

Y en medio de todo este caos que inundó pueblos, ciudades… vaya, al país entero, estaban ellos, un grupo de millennials que ante la desgracia que embargó a familias enteras, se dieron cita para ayudar a su prójimo, a su semejante, a su igual. ¿Una lección solidaria y empática? No lo sé, y no me atrevería a calificarla de esta manera en este momento. Lo que sí es un hecho, es que su participación voluntaria y decidida, hizo que el pueblo de México volteara a verlos.

¿Habremos desestimado su configuración social a partir de lo que los estudios nos han arrojado? Es probable. Y es probable, porque buena parte de las investigaciones, nos dicen que los jóvenes que nacieron después de la década de los ochenta, tienen ciertos rasgos que indican lo contrario de lo que observamos el pasado 19 de septiembre y en los días sucesivos. En ellos, o en buena parte de ellos, se observaron algunos valores que no entran precisamente en una categoría de indiferencia, rechazo o despreocupación por lo que sucede a su alrededor – aunque sí en contra de las mismas tácticas y/o estrategias gubernamentales y políticas cuya finalidad da forma a tan conocido concepto: demagogia –. ¿Qué es lo que pasó entonces?, ¿por qué muchos hablamos de la labor tan encomiable que estos jóvenes realizaron durante y después del siniestro?, ¿qué evaluación podremos hacer con relación a la formación informal y formar que han recibido en casa y en la escuela?

Éstas, son preguntas que en lo sucesivo tendrán alguna respuesta, así como también, el que a partir de estos hechos, particularmente en México, se voltee a ver de una forma diferente a quienes, hoy por hoy, representan una fuerza ideológica y física que está aquí y que, insisto, no hemos valorado como debiera.

El uso que le dieron a las redes sociales, jugó un papel muy importante en todo esto. De hecho con este uso, confirmaron esa concepción del millennial que conocemos pero, ¿y los valores que observamos en ellos? Dese cuenta, las convocatorias que difundieron a través de Facebook o Twitter para que las personas brindaran alguna ayuda para las personas de las zonas afectadas, fue un éxito. Tan es así, que varias toneladas de víveres y demás enseres domésticos, ellos mismos las han hecho o hicieron llegar a los habitantes de la Ciudad de México, el Estado de México, Morelos o Puebla, lugares donde dicho sismo, pegó en demasía. ¿Habrá usted visto tal fuerza y empuje? Es lógico, ellos no lo habían vivido, solo visto. Y no lo habían visto porque estos jóvenes, cuyas edades oscilan entre los 15 y 29 años, no vivieron el temblor del 85. Esa tragedia que muchos tenemos fresca en nuestra memoria y que, cuando un evento de esta naturaleza llega a ocurrir en estos días, se manifiesta de la forma menos esperada en cada uno de los mexicanos que la padecimos en carne propia.

De llamar la atención fueron los incontables centros de acopio que hubo en varios rincones de la República Mexicana. No, no a través del internet. Ellos, los millennnials, físicamente se encargaron de tal proeza y eso, cualquiera de nosotros, lo pudo constatar ya que su brío y solidaridad con el pueblo de México, con la energía que caracteriza esta etapa de nuestra vida, logró acrecentar el amor por nuestra gente, nuestros connacionales, nuestros mexicanos.

No, no se confunda mi estimado lector, con estas línea no pretendo desestimar ni cometer el mismo error que, supongo, hemos cometido hasta antes de este siniestro: subestimar a esta generación de mexicanos. Por el contrario, es un merecido reconocimiento a su labor, su empuje, su empeño.

Como puede darse cuenta, en absoluto estoy hablando de la misma generación de jóvenes, con los que nosotros nos formamos, eso lo tengo claro. Ésta, es una generación de jóvenes que, por alguna razón, fue catalogada de esta forma: la generación Y; sin embargo, en el ejercicio de dar un nombre a tales o cuales generaciones, se nos olvida o se nos ha olvido, que son seres humanos que, sin importar una fecha de nacimiento, una década o un siglo, sienten, piensan, reflexionan y actúan sin distingo partidista o clasista.

Sí, hubo un epicentro el pasado 19 de septiembre pero, más allá de sismo que vivimos y del cual aún seguimos padeciendo sus estragos; prefiero quedarme con éste, el de los millennials, un epicentro social que ha marcado y marcará una etapa en la vida de mi México querido.

Finalmente, y si usted me lo permite, deseo expresar mi enorme reconocimiento a los jóvenes y maestros de las diversas escuelas normales que han sumado esfuerzos y voluntades para hacer llegar algunos víveres a quienes en este momento lo necesitan, entre ellas puedo nombrar a la Escuela Normal “Lázaro Cárdenas” de Tenería; Escuela Normal Urbana Federal Cuautla, Morelos; Escuela Normal Preescolar “Profra. Francisca Madera Martínez” de Tlaxcala; Escuela Normal del Estado de Querétaro, Escuela Normal Rural Mactumactzá; Escuela Normal Rural de Tiripetío de Michoacán; en fin, a todas y cada una de las instituciones formadoras de docentes que han aportado su granito de arena con los afectados por el movimiento telúrico.

En suma, coincido con aquellos que han afirmado y afirman que la sociedad y en especial, sus jóvenes, sobrepasaron a una estructura gubernamental, vieja, anquilosada y llena de escombros que bien pueden ser removidos si nos los proponemos. Es tiempo de reflexionar o… ¿me equivoco?

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/un-epicentro-llamado-millennials/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2017/09/descarga-768×432.jpe

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