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Alberto Royo: «Los nuevos gurús educativos no son profesores»

España/14 de Abril de 2018/El Mundo

Da clases de Música. El profesor de Matemáticas pensará que lo suyo está chupado, ¿no?

Es una asignatura que tradicionalmente está considerada una maría, pero la música tiene gran parte de matemáticas. En realidad, la música también es arte, lenguaje, e incluso filosofía. Es una asignatura muy versátil.
¿Un buen maestro es el que programa muchos o pocos exámenes?
Los necesarios. Yo no pongo demasiados, pero el examen es una herramienta muy buena para comprobar si tus alumnos han aprendido y para saber si has acertado. En el fondo, en el examen no sólo evalúas a los alumnos, sino a ti mismo.
¿Qué requisitos debe tener un gran docente?
El dominio y el amor por la materia que está dando. También el compromiso de estar firmemente convencido de que lo que hace es valioso. Y el entusiasmo, porque no basta con dar la asignatura, sino que debe contagiar a sus alumnos el gusto por la materia.
¿Deberes sí o no?
Depende. Deberes mal estructurados, excesivos y que hagan los padres, no. Pero si son proporcionados y sirven para que al alumno le surjan dudas y refuerce lo que ha visto en clase, sí. Los estudios nos indican, sobre todo en la Secundaria, que los deberes bien diseñados mejoran el rendimiento académico.
Se dice que el nivel ha descendido mucho. Pero lo que veo a mi alrededor son alumnos desbordados que no paran de estudiar.
 El listón ha bajado. Se ha instaurado una especie de facilismo y la idea de que es posible aprender sin esforzarse. Esto es falso. El aprendizaje supone un crecimiento personal y es algo muy valioso. Pero no es algo que se consiga sin esfuerzo.
¿Cuál ha sido la peor ley educativa?
En realidad, la ley no ha cambiado demasiado. La LOGSE, la LOE y la LOMCE mantienen la misma filosofía. No creo que haya habido una ley peor que otra. Las tres son malas y bastante similares.
¿La LOMCE no ha subido el nivel?
No. Teóricamente apostaba por la cultura del esfuerzo, pero en la práctica no ha sido así. El error fundamental de todas las leyes es que se exige poco a los alumnos porque se considera que no es positivo. Sin embargo, la mejor manera de detectar quiénes tienen dificultades para poder ayudarles es exigir.
¿Por qué se ha dejado de memorizar en la escuela?
La educación ha pasado a ser un asunto mediático del que opina prácticamente todo el mundo, excepto el profesorado. Se está intentando combatir un modelo que ya no existe. Siempre que se menosprecia la memoria se hace recurriendo a la lista de los Reyes godos, que ni siquiera yo estudié. Se está confundiendo memorizar, que es algo fundamental, con basarlo todo en la memorización, que no tiene sentido.
¿Qué es el populismo pedagógico?
La corriente, según la cual, decimos lo que queda mejor en lugar de lo que resulta más sensato o de lo que es más eficaz. Se lleva mucho decir que los niños en la escuela tienen que ser felices. Pero, ¿cuál es el cometido de un profesor: proporcionar felicidad o conocimientos? El objetivo no puede ser el bienestar del alumno sino el adquirir conocimientos.
¿Quiénes son los nuevos gurús educativos?
Normalmente no son profesores. La mayoría de ellos conoce la enseñanza de oídas. Eso sí, nos explican a los que estamos día a día en el aula cómo tenemos que trabajar. Son personas que, en realidad no tienen experiencia, y que, paradójicamente, son considerados expertos.
Entonces, ¿los que hacen los estudios son los que nunca pisan las clases?
Bueno, no siempre. Hay gente muy preparada que hace estudios interesantes. Pero, es verdad, que la figura del experto educativo muchas veces está muy lejos del aula.
¿Cuál es el dogma pedagógico posmoderno más dañino?
Esa confrontación entre esfuerzo y felicidad. Esa idea, que es muy peligrosa, de que esforzarse supone un sacrificio inasumible. Cuando los profesores decimos que para aprender hay que esforzarse no estamos queriendo que el alumno sufra. Al contrario, consideramos que es algo gratificante. Afrontar un reto y superarlo proporciona un crecimiento personal importante.
El Gobierno parece preocupado con la formación de los docentes, ¿es éste el principal problema de la educación?
En absoluto. En mi opinión, lo que el Gobierno está planteando es algo tan absurdo como solucionar el exceso de pegadogismo, que nos ha llevado hasta nos ha llevado, con más pedagogismo. En lugar de reconocer que lo fundamental en un profesor es tener un amplio dominio de su materia, lo que vamos a hacer es aumentar la carga pedagógica con una connotación económica importante porque el MIR docente va a ser bastante caro. Esto de ninguna manera va a mejorar la formación de los profesores.
¿Qué opina entonces del MIR educativo?
Errando el diagnóstico, es muy difícil dar con el tratamiento adecuado. El Gobierno considera que el principal problema de la educación es la formación de los profesores y yo creo que no es así. De hecho, somos los que estamos impidiendo que el barco se hunda. Con el MIR, el Gobierno quiere poner el énfasis en los procedimientos y no en los contenidos. Pero lo fundamental para que un profesor enseñe bien es que domine su materia.
¿El docente, en ocasiones, no controla su disciplina?
No, lo que pasa es que no encaja en el perfil que se está solicitando desde la Administración. Nos están pidiendo que seamos grandes comunicadores, olvidando que uno comunica mejor cuanto más sabe. Una persona con pocos conocimientos, pero que es un gran comunicador, es un charlatán o un predicador, pero no es un buen docente.
Según su criterio, lo único que va a hacer el MIR educativo es empeorar las cosas.
Desde luego, no las va a arreglar.
Los planes de formación de las comunidades autónomas a los docentes incluyen ‘focusing’, talleres de kinesiología, tertulias dialógicas…
Si la Administración pretende formar al profesor mediante cursos de risoterapia, la cosa resulta bochornosa. Un profesor de Música como yo lo que tiene que hacer es saber cada vez más música. Un alumno necesita tener cierta admiración hacia su profesor.
El ‘design thinking’, las ‘flipped classrooms’, las ‘learning analytics’… ¿se nos está yendo de las manos la innovación en las aulas?
Innovar en sí mismo no es bueno ni malo. Depende. Innovar es hacer algo diferente. La novedad puede ser positiva o negativa. De todas maneras, el profesor siempre está innovando. Yo jamás doy la misma clase y cambio continuamente de estrategias. Lo fundamental es que no tenemos que confundir innovar con ser buen profesor. Ése es el problema. Un profesor puede ser un buen profesional, independientemente de que su metodología sea más tradicional o más moderna.
Pese a este debate en los medios sobre la innovación, lo que percibo es que las clases se siguen impartiendo como siempre. El maestro en la pizarra soltando un monólogo y el niño aburrido en el pupitre.
Es muy raro que un profesor hoy que se dedique a hacer un monólogo sin que los alumnos ni siquiera puedan preguntar. Hay muchas posibilidades que uno puede utilizar en clase. Me estás hablando de la instrucción directa, que es una metodología. Cuando yo tengo que exponer algo, la utilizo. Pero, otras veces, empleo el aprendizaje cooperativo, sólo que no lo llamo así, sino simplemente enseñar. Cuando hablamos de gamificación y de espíritu lúdico, yo en clase practico con mis alumnos la improvisación, que no deja de ser jugar con los sonidos. Tampoco lo denomino gamificar. Muchas de las metodologías que se está vendiendo como novedosas no dejan de ser diferentes maneras de enseñar.
¿Qué opina de los colegios que han suprimido los libros por las tablets?
No sólo no hay evidencias de que el uso de tabletas mejore el rendimiento académico, sino que cada vez tenemos más evidencias científicas que nos están advirtiendo de que perjudica a los alumnos. Antes de implantar una metodología, debemos ser cautos. En este caso, me temo que nos estamos dejando llevar por la moda.
Usted también es muy crítico con la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner. ¿E qué quedamos: hay siete inteligencias o sólo una?
El propio Gardner reconoció que no tenía que haber hablado de inteligencias, sino de habilidades, pero supongo que habría vendido menos libros. Hay cuestiones que la ciencia ya ha desmentido. No tenemos siete cerebros sino una inteligencia. Otra cosa es que tengamos más capacidad para unas actividades que para otras.
¿Los alumnos brillantes están siendo engullidos por una mayoría mediocre?
Tenemos cada vez menos.
¿Por qué?
Cuando se baja el listón y se iguala por abajo pensando que así más alumnos van a alcanzar los objetivos, nos estamos equivocando. Los que podían haber funcionado mejor, terminan desincentivándose.
¿Y qué hacemos con el estudiante que se esfuerza, pero al que le cuesta llegar al aprobado?
Proporcionarle todo el apoyo que necesita. Para mí la base de la escuela pública es que cada alumno desarrolle al máximo sus capacidades. Estamos de acuerdo, pese a Gardner, en que hay alumnos más inteligentes que otros. Para eso es fundamental exigirles a todos en función de sus capacidades y ver las dificultades para apoyarles en lo que necesitan.
¿Y con los estudiantes que ni se esfuerzan ni quieren estudiar?
Éste es uno de los grandes problemas que está sin resolver. Lo que no podemos hacer es reconvertir la escuela de institución académica en un centro asistencial. Hay alumnos descolgados de los estudios a los que hay que buscar una salida. Una posibilidad sería establecer itinerarios interesantes y muy tempranos.
¿Cuál es su consideración del Global Teacher Prize, el que elige al mejor profesor del mundo?
A mí me resulta bastante frívolo dar premios a los profesores. No son premios al mejor sino al más innovador. Volvemos a lo de antes. La labor del profesor es una labor discreta y callada. No es una actividad que necesite aplausos ni grandes galardones, sino despertar curiosidad día a día a los alumnos.
Por ejemplo, Xuxo Ruiz Domínguez enseña con trucos de magia. ¿Quieren convertir al profesor en un mono de feria?
Estamos confundiendo enseñar con entretener. Y no es lo mismo. A lo mejor es un gran profesor, lo que no acepto es que sea un modelo a seguir. Defiendo la libertad metodólogica y de cátedra. Si esta persona consigue que sus alumnos aprendan con trucos de magia, tiene mi enhorabuena. Si no aprenden y sólo les está entreniendo, entonces no está cumpliendo con su obligación.
César Bona, otro de los finalistas de este premio, aboga por estimular la creatividad en el aula y que el niño aprenda a gestionar sus emociones.
La creatividad es importantísima, pero sin una base de conocimientos es extravagancia. Una persona puede ser tanto o más creativa cuanto más sabe. En cuanto a las emociones, siempre se habla de que hay que respetar el ritmo de aprendizaje de los alumnos, pero no se habla del ritmo de maduración. No discuto la importancia de las emociones, pero sí que haya que crear una asignatura ex profeso sobre gestión emocional.
LA ÚLTIMA PREGUNTA: ¿Qué receta me daría para el éxito escolar?
A mis alumnos adolescentes les suelo decir que el mayor acto de rebeldía que pueden hacer es aprender. Porque convirtiéndose en personas cultas y formadas van a ser mucho más difíciles de manipular. No hay nada estimulante para un alumno que ver que aprende y progresa.
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Amèlia Tey: “El adolescente se compromete por naturaleza”

Fuente: http://blog.tiching.com/

Amèlia Tey

¿Qué tres elementos cree que necesita un adolescente para sobrevivir emocionalmente a esta etapa?
Yo creo que hay tres elementos clave vinculados al exterior. El primero de ellos es la seguridad: la necesitan como el aire que respiran. Aunque nos parece que el adolescente manifiesta poca afectividad, o que es reactivo e intransigente, necesita una seguridad para su tranquilidad emocional que viene marcada por unos límites. Una reglas del juego que se marcan desde la familia y desde el colegio, y que le permiten saber qué puntos van a guiar sus actuaciones. Ofrecerles un marco de referencia les permite aceptar la autoridad del adulto pese a que también manifieste que la rechaza. Pero para que acepte estas normas necesita también un segundo elemento.

¿Cuál es este segundo elemento?
El afecto. El adolescente debe sentirse amado en lo más profundo de sí mismo. Debe saber que las personas que están con él tienen un vínculo afectivo que no desaparece pese a las reacciones que lleven a cabo. Cuando hablamos del profesorado, no creo que los docentes deban “amar” a sus alumnos, pero la afectividad se puede demostrar de muchas formas: un gesto, una mirada, una sonrisa… Debe transmitir la confianza que tienen en él, que apuesta por él. Esto está relacionado con la aceptación incondicional de la persona que para mí es el tercer elemento que da sustento al adolescente.

¿La aceptación incondicional por parte de los adultos?
Esto no significa que aceptemos incondicionalmente todo lo que hacen, obviamente. Si algo está mal hecho, está mal hecho, y más si hay unos límites marcados. Los adultos debemos intervenir sobre los hechos, no enjuiciando al adolescente. Lo que debemos hacer es valorar los hechos y así salvaguardar la autoestima de esa persona que se está construyendo. No es lo mismo decir “has hecho una tontería” que decir “eres tonto porque has hecho esto”. Es preferible cuestionar el comportamiento, porque de esta forma transformas un bloqueo en una oportunidad.

¿Qué cree que dificulta la relación entre adultos y adolescentes?
Muchas familias sienten que tenían un niño que era de una forma, y sabían “cómo llevarlo”. Pero, con la llegada de la adolescencia, se encuentran de hoy para mañana con una personita que cuestiona, que se niega. Los padres debemos cambiar el chip y ser conscientes de que delante tenemos una persona que está cambiando y se está construyendo y que la adolescencia es una etapa más. Cuando la familia o el profesorado se encuentra con esto, lo primero que intentan es volver a la situación anterior inmediatamente.

¿Y no es lo que se debe hacer?
No. Ni el adolescente volverá a ser el de antes ni el cambio hacia la madurez será inmediato. Nosotros tenemos que dedicar tiempo a gestionar estas reacciones. No podemos intentar que el cambio sea rápido, porque esto nos lleva al autoritarismo, a las coacciones, a las riñas.

¿Cómo es el adolescente?
Los adolescentes cuestionan los convencionalismos. Se mueven mucho desde los planteamientos de los ideales. Tienen muy claro lo que es, lo que podría ser y lo que les gustaría que fuera. Paralelamente, a nivel cognitivo han dado un salto y pueden pensar de forma mucho más abstracta. Yo animo a los padres a que participen en charlas y formaciones sobre lo que es la adolescencia, ya que la información les dará tranquilidad y herramientas para no personalizar las reacciones de su hijo contra ellos y entender que todos están en situaciones similares. Hay que desmitificar y relativizar las situaciones.

¿Existe un problema de comunicación entre adultos y adolescentes?
Yo creo que cualquier cambio generacional implica una mirada diferente de la vida. Enfocamos de forma distinta los retos, las oportunidades o las circunstancias. Actualmente, además, estamos viviendo cambios muy radicales. Puede generarse una mayor dificultad de comunicación sobre todo si las generaciones están muy alejadas, ya que la diferencia en estos casos es más notable. Pero las dificultades de comunicación siempre han existido. Los proyectos de vida de antes y ahora no tienen nada que ver.

¿Cómo actúa la familia?
La familia siente que tiene una doble función. Por un lado, dar herramientas al adolescente para adaptarse al medio y por otro lado siente que tiene la función de transmitir unos valores que para ellos son ideales. Cuando un hijo reacciona diferente a lo que la familia espera, suelen suceder una de las siguientes cosas. La primera, cerrarse en banda y optar por una posición autoritaria. La segunda es delegar y mandarlos al psicólogo o a cualquier otro profesional, pero sin cuestionar la relación padre-madre-hijo y la dinámica que se sigue en casa. Y por último, que los padres “dimitan” y adopten un rol de colega. Si hacemos esto, estamos faltando a la función que tenemos y que el adolescente espera de nosotros. Él ya tiene colegas.

¿La adolescencia es un momento clave para adquirir determinados valores?
La adolescencia es un período muy potente porque a nivel cognitivo pueden entender las cosas de una forma más completa. Es un momento en el que tienen un planteamiento muy idealista, y es la primera vez que se plantean qué pasa en la sociedad. La primera vez que ven que las leyes y las normas son cuestionables. Esto hay que redirigirlo para evitar que opten por hacer lo que les da la gana porque ellos consideran que es lo correcto. Todo esto se puede vincular hacia el compromiso, hacia la responsabilidad colectiva, hacia el bien común. El adolescente se compromete por naturaleza.

¿Cómo les podemos ayudar?
Es importante que los adultos les demos marcos de referencia, porque ellos consideran que tienen la verdad absoluta. Que vean que hay formas distintas de hacer las cosas. Es un buen momento para prácticas de APS, pero es muy importante trabajar la reflexividad de sus actuaciones. Los adolescentes son emoción pura y dura y viven en el presente y para el presente. Es importante que reflexionen sobre qué hacen, por qué lo hacen, qué consecuencias tiene sobre ellos mismos y en los otros…
Además, el adolescente debe sentir la familia de forma cercana porque cuando tenga un problema, si no encuentra cobijo en la familia, buscará a los amigos. Y, hoy en día, es hasta posible que la familia no sepa ni quiénes son.

¿Cómo afronta un padre o una madre el hecho de no conocer con quién se relaciona su hijo?
Es imposible no sentirse inquieto y nervioso cuando no sabes con quién se relaciona tu hijo. El adolescente permanentemente se siente ultrajado, pero si la familia ha establecido unas buenas bases de relación, sabrá que puede recurrir a sus padres ante momentos de vulnerabilidad. Pero no podemos pretender que nuestro hijo cuente con nosotros de repente, si antes no hemos mostrado interés por su vida, por sus aficiones, por sus amistades.
También es cierto que los hijos recurren a los padres en el momento en que tienen la duda y si en ese preciso instante el adulto no está disponible, perdemos esa oportunidad de comunicación y seguramente el adolescente resuelva su conflicto por otra parte. Además, es importante contenerse a la hora de responder ante estas situaciones. Si en el momento de vulnerabilidad juzgamos la situación o sus actuaciones, no nos volverán a contar nada.

¿Qué relación debe existir entre escuela y familia durante la adolescencia?
La relación entre familia y escuela siempre debe estar, y es imprescindible porque son los dos agentes educativos más potentes, es donde hay más oportunidades pedagógicas. Debe existir un interés común por el beneficio del adolescente., aunque también puede ser que tengan planteamientos educativos distintos y en estos casos es cuando más hay que reforzar la comunicación. Está bien que haya complementariedad, incluso divergencia, pero es importante conocer qué se dice en cada ámbito para no dar mensajes contradictorios.

Escuela y familia no siempre van por el mismo camino entonces…
A veces hablamos de las mismas palabras, pero no estamos hablando de lo mismo. Por ejemplo, no hay familia a la que no le parezca importantísimo el respeto. Pero a lo que a unos les parece una falta de respeto, a otros les puede parecer banal. Lo mismo con la responsabilidad, y así podríamos decir un valor tras otro. Cuanta más comunicación percibe el adolescente que hay entre escuela y familia, más consistencia se le da al planteamiento educativo.

¿Qué puede hacer la escuela para fortalecer esta consistencia?
Desde la escuela hay que potenciar la vinculación con las familias, que no quede en una entrevista anual. Durante la Secundaria cada profesor hace su materia y punto, y esto significa que están poco rato con un profesor de referencia. Los tutores en Secundaria no están tanto tiempo con los adolescentes como los estaban los tutores de Primaria.
Lo que creo que es clave es que a los tutores se les escoja por su excepcionalidad, no se valen las rotaciones. Deben ser personas con una mirada y bagaje concreto y una forma de ser determinada, y deben favorecer la comunicación. Cuando un tutor conecta con los adolescentes, se convierte en su referente pese que les ponga límites, o no les acepte ciertos comportamientos. Y si la relación con el adolescente es buena, con la familia es mucho más potente.

¿Qué atributos debe tener este tutor?
Debe ser una persona sensible, empática, respetuosa, con las ideas claras, que sepa escuchar, que tenga iniciativa, y que tenga habilidades sociales. Es importante que sepa transmitir aquello que quiere transmitir. Debe ser vocacional, que confíe en que quien tiene delante es capaz de dar mucho más. Creer que el otro se puede perfeccionar. Es una pieza clave: es alguien con carisma.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/amelia-tey-adolescente-se-compromete-naturaleza/

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Pedagogías del cuerpo: una educación sensible

Por: Aula Planeta

Desde la antigua Grecia se ha diferenciado entre educar el cuerpo y la mente, desligando agon (que significa «certamen» en griego clásico y fue el origen de los Juegos Olímpicos) de philosophia («pensamiento»). Esta idea ha seguido viva en la tradición occidental a través de grandes pensadores como Descartes y de algunos aspectos de la moral cristiana.

De este modo se ha priorizado la educación intelectual y la formación de la mente y se ha relegado la educación corporal a la clase de Educación Física, mientras que en el resto de asignaturas lo que a menudo se intenta es disciplinar y controlar los cuerpos de los educandos. Sin embargo, somos seres corporales y muchas disciplinas como la antropología o la sociología, por no hablar de las artes escénicas, tienen al cuerpo como objeto de estudio. Este «nuevo» interés por el cuerpo se inicia en 1968, cuando se empezó a ver como algo cultural y social, y ha tenido su continuidad en aspectos que van desde el tatuaje o el piercing hasta el transhumanismo.

Cuerpo y educación

Si bien en el ámbito educativo se ha establecido una dicotomía entre cuerpo y mente, las pedagogías del cuerpo (o sensibles) buscan romper con esa división para dotar a la persona de un aprendizaje integral. De hecho, parte de la educación del niño implica despertar sus sentidos, aunque este despertar acabe derivando en usos y maneras concretas de «utilizar» el cuerpo en el aula. Pero si pensamos en ello, la relación del cuerpo con la educación es capital:

  • En la disposición de los pupitres.
  • En la autonomía corporal que aprenden niños y adolescentes.
  • En las discapacidades o malformaciones (físicas).
  • En los cuerpos curados o convalecientes.
  • En la identidad y la educación sexual.
  • En la alimentación.
  • En las salidas y excursiones fuera del aula.

Esta idea de educar teniendo en cuenta cuerpo y mente no es nueva: el método Montessori o la Escuela Nueva ya buscaban sacar el aprendizaje (y, por extensión, el cuerpo del alumno) fuera del aula. Por contra, hay diferentes medios que tradicionalmente se han empleado para controlar los cuerpos en la educación:

  • Las filas para acceder al patio o a las aulas.
  • La uniformidad o igualación mediante los uniformes.
  • La expulsión de niños de clase o la separación entre compañeros.
  • La separación por sexos.
  • La ausencia de educación sexual (y de la mirada de género).
  • Las «buenas maneras» en clase.

Las pedagogías sensibles tratan de poner el cuerpo en el centro de la educación, conseguir que la expresión corporal sea algo cotidiano y explorar sus posibilidades pedagógicas: aprender sobre y con el cuerpo, vincularlo con nuestra sensibilidad (educación emocional), hacer con el cuerpo, entender nuestro cuerpo, etc. También pretenden integrar a aquellos alumnos más corporales (menos intelectuales), no separar por géneros en juegos o actividades y fomentar el autoconocimiento, la autonomía y la empatía.

Cómo introducir las pedagogías sensibles en el aula

Entre muchos de vosotros puede que esté cundiendo el pánico en relación con este punto. La pedagogía del cuerpo no implica que los alumnos hagan lo que quieran con su cuerpo en el aula ni que la disciplina se esfume del centro. Significa transformar el escenario pedagógico para tener en cuenta los preceptos antes citados. ¿Qué podemos hacer? Aquí van algunas ideas:

  • Organizar el aula o el centro de manera diferente. No regular la disposición del alumno en el aula.
  • No utilizar prácticas que impliquen la expulsión del niño. Esto es una forma de invisibilizar una problemática, por lo que debemos buscar una solución inclusiva.
  • Introducir prácticas de danza, cocina o teatro con las que fomentar la expresión corporal.
  • Mostrar la diversidad sexual (mediante la educación sexual) y corporal.
  • Introducir el aprendizaje fuera del aula.
  • Eliminar la separación por sexos (en actividades, roles, etc.).

Obviamente, estas ideas deben ir acompañadas de cambios metodológicos que impliquen romper con las formas más tradicionales de enseñanza: la educación por proyectos o basada en el descubrimiento, el trabajo en equipo y en diversos espacios o la gamificación encajan a la perfección como metodologías que, a su vez, sirvan como catalizador para aplicar pedagogías corporales.

Como viene siendo habitual, no nos gusta dejar al docente solo ante el peligro. Recordad que hay libros, artículos e incluso conferencias acerca de las pedagogías sensibles fruto de ciclos realizados sobre innovación educativa. De entre todos estos materiales, tenemos que destacar uno que es ya un auténtico fenómeno mundial: se trata del libro, del que ahora se estrena la película WonderLa lección de August. Escrita por R. J. Palacio, la novela lleva tres años entre los best sellers juveniles gracias a la emotiva historia de August Auggie Pullman, un niño de diez años con el síndrome de Treacher Collins (un trastorno genético que causa malformaciones craneofaciales) que se enfrenta al posible retorno a la escuela. La película se ha estrenado recientemente, protagonizada por Julia Roberts y Jacob Tremblay en el papel de August. La repercusión de este fenómeno ha sido enorme: se ha llegado a convertir en lectura prescriptiva en infinidad de escuelas e institutos, y ha dado lugar a proyectos universitarios vinculados a la educación social por su tratamiento de las diferencias físicas, la integración o de valores como la empatía. En fin, todo un recurso para los docentes.

Por último, os recordamos que si lleváis a cabo un acercamiento a las pedagogías sensibles o si visionáis o leéis Wonder, no os olvidéis de hacernos llegar vuestra experiencia.

Fuente del Artículo:

Pedagogías del cuerpo: una educación sensible

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Entrevista a Mar Romera: «Las escuelas no tienen que enseñar a leer, sino a vivir»

11 enero 2018/Fuente: Ideal

Hablar de la granadina Mar Romera -nacida casi por accidente en Heidenheim (Alemania) en 1967-, es hacerlo de una de las pedagogas más seguidas en nuestro país. Conocida cariñosamente como ‘La seño de la inteligencia emocional’, es una de las más estrechas colaboradoras del pedagogo italiano Francesco Tonucci, quien prologa su más reciente publicación, ‘La familia, la primera escuela de las emociones’, editada con gran éxito por Destino.

¿Por qué la familia es la primera escuela de las emociones?

-Porque las emociones son respuestas adaptativas del ser humano, que suceden sí o sí, en cualquier circunstancia. Esas respuestas adaptativas son las que nos mantienen vivos. Los mamíferos superiores sienten las mismas emociones que los humanos, pero su córtex cerebral es más pequeño, por lo que no las recuerdan. Recordar las emociones nos salva la vida. Y las emociones no son buenas ni malas, todas son necesarias. Niños y niñas nacen en un vínculo familiar, independientemente de cuál sea su estructura. Nos vinculamos emocionalmente con esa estructura, a través de una correspondencia: si me amas, te amo; si me proteges, te protejo. En ese proceso de vínculo aprendemos las emociones, que siempre se colocan antes de la razón: primero siento, y luego pienso. Y nada ni nadie puede sustituir los vínculos familiares: madre no hay más que una.

¿Qué ocurre cuando un pilar familiar se cae, por ejemplo, cuando una madre muere prematuramente?

-Que es preciso buscar los referentes en el entorno inmediato. Los hijos necesitan sentir seguridad y admiración, porque la admiración sienta las bases del amor. Si una madre falta, pero hay un pilar importante en casa -el padre, la abuela-, la ausencia de la madre puede ser aceptada como tal, amada y recordada. La dificultad viene dada por la ausencia de ese referente, o cuando ese referente deja de serlo porque se comporta como un igual.

Es esto de ser amigo de los hijos…

-Efectivamente. Yo no puedo ser amiga de mis hijas. Soy su madre. Si soy amiga, en el momento en que tengan problemas, no tendrán quien las sustente. Ello no implica en absoluto una falta de diálogo. Implica un aprendizaje: nuestros hijos tienen que aprender a perder.

¿Qué ocurre cuando se educa a un hijo alejándole de la dificultad?

-Que le inutilizamos. Los niños deben tener dificultades, no deben tener todo lo que quieren, porque si no, desconocerán lo que cuesta tener las cosas.

El papel de la escuela

¿Qué papel debe tener la escuela en la educación?

-La escuela se concibe para compensar las carencias educacionales. Mi padre necesitó la escuela para aprender a leer y escribir. Mi sobrino, que tiene cuatro años, no la ha necesitado, porque tiene a su disposición un aparato electrónico con acceso a páginas web como Google y puede tener todos los libros que quiera. Mi padre, nacido en plena Guerra Civil, no vio un libro hasta que tenía una edad más avanzada. La vida, la calle, lo entrenaron en el arte de vivir y controlar sus emociones. Sin embargo, mi sobrino, con todos los medios a su alcance, no ha aprendido a vivir. Las escuelas no tienen que enseñar a leer, sino a vivir, dicho sea de forma global. Deben actuar como elemento compensador, para enseñar lo que no se aprende de manera natural.

¿En qué se traduce esto?

-En que deben de prepararlos para ser trabajadores del siglo XXI, es decir, para el cambio, para la frustración, para asumir el fracaso y volver a empezar. Todo ello ha sido durante mucho tiempo el papel de la familia, pero ahora, con padres ausentes en interminables jornadas de trabajo, la familia no puede asumirlo.

¿Qué valores debe ofrecer la escuela?

-Sobre todo, respeto, y un cambio de paradigma donde el niño tome las riendas para diseñar una educación con infancia, no para la infancia. Debe posibilitar un pensamiento crítico, divergente y creativo, oratoria, capacidad de comunicar de forma oral y escrita, pero no una estructura cultural predefinida e inamovible. Debe entrenar a nuestros hijos para aprender a elegir.

Fuente: http://www.ideal.es/culturas/libros/escuelas-ensenar-leer-20180109011902-nt.html

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Habilidades sociales y emocionales: todos las aman, pero aún no se han podido caracterizar

10 de enero de 2018 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Anya Kamenetz

Cada vez son más las personas del sector educativo que coinciden en la importancia de que las escuelas presten más atención a cosas que no sean del todo académicas.

Originalmente publiqué una historia sobre este tema hace dos años.

Como lo informé, había un montón de términos superpuestos en juego, desde el  «carácter» hasta «determinación» a «habilidades no cognitivas».

Esta apariencia me molestó, siendo parte del sector de la educación,  así como también afectó a investigadores y políticos. (Todavía lo hace).

En todo caso, la situación de los no académicos se ha vuelto aún más fuerte desde entonces. De hecho, ha sido consagrado en la ley federal. La ley Cada Estudiante Triunfa, exige que los estados midan por lo menos un indicador no académico del éxito escolar.

También hay nuevas investigaciones que indican que las intervenciones basadas en la escuela para promover las habilidades sociales y emocionales tienen impactos positivos a largo plazo: un promedio de $ 11 por cada dólar invertido, según un análisis de la Fundación Robert Wood Johnson (socio de National Public Radio).

Pero a pesar de todo el alboroto todavía no hay ¡no hay! consenso sobre cómo definir estos indicadores, ni siquiera sobre cómo llamarlos.

«Básicamente, estamos tratando de explicar el éxito de los estudiantes educativamente o en el mercado de trabajo con habilidades que no se miden directamente mediante pruebas estandarizadas», me dijo inicialmente Martin West, de Harvard Graduate School of Education.

«El problema es que vas a las reuniones y todo el mundo pasa las dos primeras horas quejándose y discutiendo sobre la semántica».

West estudia lo que él llama «habilidades no cognitivas», aunque no está completamente satisfecho con ese término.

Esto no es sólo una cuestión semántica, argumenta Laura Bornfreund en la New America Foundation. Escribió un artículo sobre lo que ella llamó «Habilidades para el éxito» porque no le gustaba ninguno de los otros términos.

«Hay un montón de términos diferentes flotando, pero también una falta de acuerdo sobre lo que realmente es más importante para los estudiantes.»

Como decía Noah Webster, el gran lexicógrafo y educador americano, en 1788: «las virtudes de los hombres son más importantes para la sociedad que sus habilidades, y por eso el corazón debe ser cultivado con más diligencia que la cabeza».

Sin embargo, tampoco se le ocurrió un buen término que los reuniera a todos.

Por lo tanto, en la tradición de Webster, a continuación presentamos un breve glosario de términos que se utilizan para hablar de esa «diligencia del corazón».

  • Habilidades del siglo XXI

Según la Asociación para el Aprendizaje del Siglo XXI (por sus siglas en inglés P21) , un grupo de investigación y defensa, estos incluyen las «4 ces de pensamiento crítico: colaboración, comunicación y creatividad», así como «habilidades de vida y carrera» e «información, medios y tecnología. «

El problema, dice West, es que «en todo caso, toda la evidencia sugeriría que en las últimas décadas de los siglos XX y XXI las habilidades cognitivas se hicieran más importantes que nunca». Así que este término, aunque se escucha a menudo en los círculos empresariales y tecnológicos, no significa necesariamente el cambio de enfoque que algunos investigadores quieren.

  • Carácter

La educación del carácter tiene una larga historia en los Estados Unidos, con una gran moda en la década de 1930 y un renacimiento en los años 1980 y 1990. La red  Knowledge is Power Program (por sus siglas en inglés KIPP)  de escuelas chárter (son un tipo de escuelas públicas de los estados unidos, financiadas con fondos públicos pero administradas de manera privada), por ejemplo, tienen un plan de estudios de siete «fortalezas de carácter»: determinación, entusiasmo, optimismo, autocontrol, gratitud, inteligencia social y curiosidad.

«No somos religiosos, no estamos hablando de ética, no vamos a dar ningún tipo de doctrina sobre lo que es correcto y lo incorrecto», dice Leyla Bravo-Willey de KIPP Infinity en Harlem. «Pero hay algunas cosas fundamentales que hacen que la gente se convierta en grandes ciudadanos,  por lo general incluye ser amable.»

West argumenta que el uso del «carácter» es inapropiado en la investigación y la formulación de políticas debido a sus connotaciones morales y religiosas.

Señala que muchas de las cualidades de la lista KIPP (determinación  y autocontrol),  por ejemplo, están diseñadas para preparar a los estudiantes para el éxito. «Existe tensión respecto a una comprensión tradicional del carácter, que a menudo implica algo que es bueno en sí mismo y que a menudo incluye alguna noción de auto sacrificio», dice West.

Esa distinción no molesta a Bravo-Willey, ella dice que la escuela está respondiendo a los deseos de los padres de que sus niños sean felices y buenos así como exitosos.

  • Determinación

La determinación es una virtud pionera con una larga historia americana, pensando en la clásica postura occidental de la verdadera determinación.  Cuando Angela Duckworth estaba trabajando en su tesis a mediados del año 2000, escogió el término para encapsular las medidas de autocontrol, persistencia y conciencia, que ella estaba descubriendo como poderosos determinantes del éxito. Rápidamente se dio cuenta (tal vez demasiado rápido, me dijo la psicóloga de la Universidad de Pensilvania).

«Estoy agradecida por la atención, pero la gratitud y el asombro fueron rápidamente reemplazados por la ansiedad de que la gente piensa que, ya habíamos calculado las cosas.» Le preocupada que se le dé demasiado énfasis a la  determinación; en un artículo de 2015, argumentó que las medidas de determinación no están listas para ser incorporadas a los sistemas de rendición de cuentas de alto riesgo. «También me preocupa que la gente interprete mi posición de que la determinación es la única que importa».

La determinación ha atraído mucha atención y, naturalmente, eso viene con la crítica.

En los últimos dos años, algunos investigadores han argumentado que los efectos de la determinación han sido exagerados. Otros han defendido por una mayor atención al contexto social de esta característica.  Un niño que crece en el regazo de lujo simplemente enfrenta menos obstáculos. «La determinación» puede ser vista como una manera de culpar a los niños que están luchando por el impacto de los barrios pobres o las escuelas con pocos recursos.

  • La dependencia

Anindya Kundu, estudiante de doctorado en la Universidad de Nueva York que cuenta  con Duckworth como mentor y con  Pedro Noguera como asesor, un eminente académico de la brecha de logros,  está investigando un concepto llamado dependencia. Es parecido a la determinación pero diferente.

«La dependencia es uno de los conceptos más antiguos de la sociología», dice. Básicamente, es «la cantidad de poder que una persona tiene de influir en su propia vida».

La dependencia trae en el contexto social, la desigualdad estructural y la diferencia cultural. Las personas que logran tener éxito a pesar de crecer en la pobreza, Anindya Kundu ha encontrado, guardan su propia salud mental y la felicidad, teniendo una visión optimista, aprende a cultivar relaciones, íntimas de confianza así como con los nuevos mentores y forman metas y se sienten insatisfechos hasta que llegan a ellas.

Kundu considera que su trabajo está  «en diálogo con» la investigación de la determinación, tomando las circunstancias sociales de la gente así como sus capacidades internas.

  • Mentalidad de Crecimiento

Carol Dweck, la psicóloga de la Universidad de Stanford, eligió el término «mentalidad» en 2007 para el título de su libro más vendido.

La «mentalidad de crecimiento» es la creencia de que los rasgos positivos, incluida la inteligencia, pueden desarrollarse con la práctica. La «mentalidad fija» se refiere a la idea de que la inteligencia y otros talentos se establecen al nacer.

«En mis trabajos de investigación, tunia un término muy, muy torpe para los sondeos científicos para determinar la mentalidad fija y la mentalidad de crecimiento», dice «cuando fui a escribir el libro pensé, estos no funcionará en lo absoluto.»

La mentalidad se ha desarrollado tremendamente sobre los mundos de negocios y educación. Pero la preocupación de Dweck es que se estén utilizando, se quiera o no, para justificar cualquier intuición antigua que la gente pueda tener sobre el pensamiento positivo en el aula.

«Cuando la gente comienza a pensar, ‘haré que los niños se sientan bien y aprendan’, así es como el movimiento de la autoestima gana la tracción». Esa tendencia de los años 80 condujo a muchos trofeos pero a poca mejora en los logros.

  • Resistencia

«Lo que se ha llamado aprendizaje social y emocional ahora se está expandiendo para ser pensado así: ¿cómo los niños se convierten en estudiantes?» ella dice. Los niños que luchan con el control de los impulsos o la atención, dice, muy a menudo han enfrentado la adversidad y el trauma.

Al mismo tiempo, los cerebros de los niños son especialmente moldeables, afirma. En un ambiente seguro y con relaciones de confianza, pueden mejorar su preparación para aprender. Esto es resistencia.

La organización de Cantor aborda muchas de las cualidades bajo el paraguas socio-emocional, como atención, mentalidad de crecimiento, autorregulación, apego, función ejecutiva y conciencia social. Pero en muchos aspectos, la resistencia está en el corazón de lo que hacen.

«Una vez que los niños tienen un éxito en el comportamiento y llegan a reconocer que realmente tienen control sobre su comportamiento y pueden tomar mejores decisiones y lo reconocen, y las toman”, después de esto pueden aprender.

Este término está más fuertemente asociado con el trabajo del economista ganador del premio Nobel James Heckman. Realmente logró incursionar en todo este campo y ponerlo en marcha, analizando grandes conjuntos de datos para mostrar que atributos tales como la autodisciplina y la persistencia, no sólo el rendimiento académico, afectan la educación, el mercado de trabajo y los resultados de la vida.

Este término es «feo, amplio e inespecífico», argumenta Carol Dweck,  y ella es una fan. «Soy la única persona a quien le gusta el término», dice. «Y te diré por qué: es un grupo muy diverso de factores y la razón por la que ha sido difícil llegar a un nombre es que no necesariamente pertenecen juntos.»

  • Rasgos no cognitivos y  Hábitos

Martin West en Harvard usa este término para sí mismo, pero dice que siempre tiene cuidado de reconocer que puede ser «engañoso».

«Cada habilidad o rasgo es cognoscitivo en el sentido de que implica y refleja el procesamiento de información de algún tipo en nuestro cerebro», afirma.  West agrega que las habilidades académicas tradicionales con más frecuencia son complementos, no sustitutos, de las actitudes y rasgos de personalidad capturados por el término «habilidades no cognitivas».

  • Habilidades sociales y emocionales

El aprendizaje Social y Emocional. Nadie con quien he hablado odia este término. Y en los últimos dos años, parece haber ganado valor.

«Cada vez más maestros que están en primera fila afirman que es muy importante enseñar a los niños a ser más social y emocionalmente competentes», dice Roger P. Weissberg, director del Collaborative for Social and Emotional Learning , que promueve el concepto en todo el país. «Los maestros sienten, y la creciente investigación apoya que, les ayuda académicamente, mejora el clima escolar, mejora la disciplina, y va a ayudarles a estar preparados para la universidad y la carrera y la vida».

Harvard tiene un laboratorio llamado Enfoques Ecológicos para el Aprendizaje Social y Emocional, ( por sus siglas en inglés EASEL) . Stephanie Jones, que dirige el laboratorio, dice: «cuando entras en la definición y la terminología hay muchas superposiciones» entre campos. EASEL es un gran proyecto de taxonomía para resolver estas superposiciones y los enfoques basados ​​en la evidencia que van con ellos, para una docena de habilidades.

El único problema es que la parte de «aprendizaje» puede no ser vista como abarcadora de cosas que son más como actitudes o creencias, como la mentalidad de crecimiento. Y la parte «social y emocional», una vez más, puede ser vista como la exclusión de habilidades que son realmente de naturaleza cognitiva.

  • Competencias Sociales

Estancamiento del aprendizaje social y emocional (por sus siglas en inglés SEL)?

Por este mes, dos años después, Martin West dice que podemos estar listos para declarar un ganador por defecto.

«Los debates semánticos han disminuido un poco, pero más por agotamiento que por progreso hacia un acuerdo. La mayoría de las personas parecen estar utilizando el aprendizaje social y emocional (o socio-emocional / socioemocional) como un todo.»

Pero Bornfreund se está pegando a sus armas. «Todavía me refiero a ellos como habilidades para el éxito de a corto plazo, habilidades, hábitos y mentalidades para el éxito sería el descriptor completo. Debido a que son cognitivos y académicos, y más que rasgos de carácter, esas etiquetas no encajan. No he oído ningún nuevo término que mejor encaje.»

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/actualidad/articulos-informativos/habilidades-sociales-y-emocionales-todos-las-aman-pero-aun-no-se-han-podido-caracterizar

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Libro: El niño que quería construir su mundo

Reseña: Autor: Keith Stuart.

Alex es un padre de treinta y tantos años. Quiere a su esposa, Jody, pero ha olvidado cómo demostrárselo. Quiere a su hijo, Sam, pero no lo entiende. Su matrimonio va a la deriva.
Jody es una mujer cansada de educar sola su hijo. Recrimina a Alex que solo viva para su trabajo. La ruptura no tiene vuelta atrás.
Sam tiene ocho años. Es maravilloso, sorprendente…, pero para él, el mundo es un rompecabezas que tiene que aprender a montar solo. Sus problemas de comportamiento han provocado muchas tensiones entre sus padres que llegan a separarse.
La vida de Alex carece de sentido. Busca desesperadamente la manera de reconstruirla y de relacionarse con Sam. Para su sorpresa, descubre la pasión de Sam por el videojuego Minecraft. El juego les va a permitir encontrar a ambos un lugar en el que comunicarse y entenderse, redescubrirse cada uno; un lugar en el que establecer una relación más profunda entre los dos y cada uno consigo mismo.
¿Podrá esta familia fragmentada reconstruirse poco a poco, ladrillo a ladrillo? «El niño que quería construir su mundo» es una novela llena de emociones y muy divertida a la vez, a pesar del tema que aborda. Escrita con el corazón, inspirada en la experiencia personal del autor con su hijo, es una novela que hace reír y llorar al mismo tiempo.

Link de descarga: https://www.alianzaeditorial.es/catalogos/capitulos_promocion/LG00227301_9999971840.pdf

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La frustración: cómo trabajarla desde el aula de Infantil y Primaria

Por: Rocío López

 Qué mal llevamos que nos digan que no! Aborrecemos esa palabra y es que a nadie le gusta recibir un “no” por respuesta, ni a niños ni a adultos. Ese “no” compite directamente con nuestras ilusiones y expectativas. No es de extrañar que, así, nuestra reacción natural sea la decepción, la rabia y la tristeza.Este cúmulo de emociones lo conocemos como frustración y se vive con gran intensidad durante la infancia. Los niños en etapa infantil, debido a su incapacidad para gestionar las emociones negativas, tienen dificultad para aceptar este sentimiento y por eso se dan rabietas y grandes enfados. Los docentes hemos de proporcionarles las herramientas y soluciones para enfrentarse a ello.

Actividades para Educación Infantil y Ciclo Inicial:

Los primeros pasos en este aprendizaje deberían comenzar con la identificación de “las señales de alerta” que las emociones negativas (rabia, tristeza, enfado, vergüenza, etcétera) generan en nuestro cuerpo y nuestro estado de ánimo. Así, podemos emplear los siguientes ejercicios en clase para incitar a la reflexión:

frustración niños

1. Observar atentamente fotografías de personas enfadadas o tristes y tratar de reconocer cómo esas emociones se manifiestan en el cuerpo, especialmente en la cara: ¿qué postura tienen estas personas?, ¿cómo están sus hombros?, ¿y su piernas?, ¿cómo es su mirada?, ¿qué otras cosas nos ayudan a saber que se sienten tristes o enfadadas?

2. Buscar ejemplos cercanos: ¿cómo sabemos que papá y mamá están enfadados?, ¿en qué lo notamos?, ¿y nuestros hermanos o los compañeros de clase?

3. Atender a nosotros mismos, cómo nos afectan esas emociones y qué nos hace sentir así: ¿dónde sentimos el enfado?, ¿y la tristeza?, ¿cómo sabemos que nos sentimos así?, ¿cuándo nos enfadamos?, ¿qué ha de pasar para que nos sintamos tristes?

Actividades para Ciclo Medio y Ciclo Superior:

Tras reconocer las emociones de enfado y tristeza y qué nos hace sentir así, es necesario dotar a los alumnos de recursos para canalizarlas. Los ejercicios en clase han de ir en esa línea y han de facilitar su expresión. Una situación tipo podría ser la siguiente:

“Estoy enfadado porque no quiero que me pongan más deberes en la escuela, pero he de aceptar que la situación es así: No puedo evitar tener esos deberes para mañana.” Me siento irascible y bloqueado porque la situación no me gusta pero, por más que me sienta así, nada cambiará, y mi emoción me está dificultando finalizar la tarea y pasar a hacer otra cosa que me motive más.

De esta manera, los posibles pasos para guiar la emoción del niño y salir de la frustración serían los siguientes:

1. ¿Cómo me siento? Trataríamos de identificar y aceptar la emoción que sentimos en ese momento: “Veo que me siento muy enfadado”, “estoy triste ahora mismo.”

2. ¿Cómo nos libramos de esta sensación negativa? Podemos mostrar varias ideas a los niños para que expresen y vacíen sus sensaciones negativas: llorando, pataleando, gritando, rallando un papel y coloreando, escribiendo notas de enfado, rompiendo periódicos antiguos, etcétera.

3. ¿Qué me ha provocado este malestar? Miraríamos de identificar lo que lo que nos hizo sentir así y dar un mínimo razonamiento respecto al motivo de la frustración: “Estoy enfadado porque me han puesto muchos deberes en la escuela y no podré ir a casa de Marcos”.

4. ¿Podemos hacer algo para resolver esta situación? En el caso del ejemplo, no podemos hacer nada, ya que no depende directamente de nosotros el número de deberes que nos pongan.

La mayoría de frustraciones se producen por esto: Son situaciones impuestas que tienen consecuencias sobre nosotros pero sobre las que no podemos hacer gran cosa para cambiar.

5. ¿Qué podemos hacer para que nos afecte lo mínimo posible? Este último paso consistiría en optimizar estas situaciones de frustración e incluso buscarles el lado positivo. En el caso de los deberes, podríamos ver que si nos ponemos ya a hacerlos seguramente los acabaremos pronto y podremos ir a jugar con los amigos o a pasar la tarde al parque. Por otro lado, también, esos deberes nos ayudarán a estar más preparados para el examen y consolidar los conocimientos aprendidos.

El ejercicio debería ser doble: Por un lado, deberíamos buscar la manera de sobrellevar la situación de forma productiva y, por otro lado, trataríamos de buscarle una versión optimista y positiva.

Finalmente, como apunte para los adultos, solo nos queda destacar que no es nada conveniente evitar las situaciones de frustración a los niños. Son experiencias normales que se dan en la infancia y que se seguirán dando durante la madurez. Así, evitarlas solo conseguirá que alarguemos un estado de paz ficticio y que nuestros alumnos no se sientan preparados. Es mejor entender estos momentos como un laboratorio para la vida adulta.

Fuente: http://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/educacion-emocional/la-frustracion-trabajarla-desde-aula-infantil-primaria/42476.html

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