Palestina/07 septiembre 2017/Fuente: El Periódico de Aragón
La tristeza por el final de las vacaciones de verano se mezclará con la alegría por el reencuentro con los amigos para los más de 100.000 niños aragoneses que mañana comienzan el curso. Sin embargo, hace solo unos días, en el otro extremo de la cuenca del Mediterráneo, las preocupaciones para miles de niños palestinos en su primer día de clase eran bien distintas. Algunos de ellos regresaban a las aulas sin saber tan siquiera si su colegio iba a seguir en pie cuando ellos llegaran.
El día antes del inicio del nuevo curso escolar, la Administración Civil Israelí (un cuerpo civil bajo el mando de la autoridad militar) entró en la comunidad de Jubbet adh-Dhib y desmanteló la escuela, que se encontraba en su fase final de construcción. La semana anterior confiscó en la comunidad de Abu Nuwar la única fuente de energía de su escuela primaria: paneles solares y baterías. Poco antes se había emitido una orden de paralización en la escuela de otra comunidad de la zona. A día de hoy, hay más de 55 escuelas en Cisjordania con órdenes de demolición o de paralización emitidas por las autoridades israelíes.
«La educación se ha convertido en un objetivo bélico para Israel», denuncia David del Campo, director de cooperación internacional de Save the Children. Y esto a pesar de que «la violencia ejercida contra un centro educativo es una violación del derecho internacional. Cuando las escuelas se convierten en un objetivo militar, la situación se vuelve muy preocupante», añade.
El derecho universal a la educación está recogido en la Declaración Universal de Derechos Humanos y reafirmado a través de diversos tratados internacionales. Sin embargo, en el territorio palestino ocupado, este derecho se está erosionando cada vez más. Y en Cisjordania, concretamente, los niños se enfrentan a innumerables obstáculos al intentar ejercer su derecho a la educación básica. Estos incluyen el hostigamiento de soldados israelíes, actividad militar alrededor de las escuelas, detención de los niños en sus aulas, demoras en los check points, amenazas de destrucción y demolición de escuelas y paralización de obras.
Para reforzar su argumento de que los colegios palestinos se han convertido en un objetivo de guerra para Israel, David del Campo remite a las 256 violaciones relacionadas con la educación que el Grupo de Trabajo de Violaciones Graves (integrado por las oenegés Acción contra el Hambre y Save the Children, el Norwegian Refugee Council y el Gruppo di Volontariato Civile) documentó a lo largo del año pasado.
Más de 29.000 estudiantes se vieron afectados por estas acciones del Ejecutivo israelí. «256 violaciones no pueden ser una casualidad», abunda Del Campo. «Con estos ataques, lo que busca Israel es hacer la vida más difícil a los palestinos, no buscan aumentar la seguridad», asegura.
«Los niños dejan de ser niños, y esos ataques no hacen sino dar argumentos a los extremistas», lamenta Del Campo. Y lo peor de todo: muchos de esos 29.000 menores ya no volverán nunca a clase, por el miedo de sus padres.
Fuente: http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/espacio3/vuelta-cole-palestina_1225314.html