La educación de calidad contra la manipulación

Por: KELLY CRUZ

Es fácil manipular a una población ignorante, pero no a una capaz de responder hacia los abusos de poder y las injusticias, dado que tiene el conocimiento para hacerlo.

Dicen que siempre hay opciones al elegir, pero ¿qué pasa cuando esas opciones se ven limitadas o se reducen a una sola por las condiciones políticas y sociales? En nuestro país, esto puede llevar a las personas a orientar sus acciones, sus pensamientos o sus ideas hacia un cierto paradigma político, cuando, en realidad, no lo tienen.

Según los últimos datos publicados por la UNESCO, El Salvador tiene una tasa de alfabetización del 89,01% en adultos y del 97,97% en jóvenes, la cual es bastante buena en comparación con la de otros países latinoamericanos o con la de países de otras regiones como África. Sin embargo, también son notables los pocos cambios o reformas que se han producido en el sistema educativo en los últimos años.

Con los conflictos sociales que se han desbordado alrededor del mundo en los últimos dos años, y más concretamente en América Latina, resulta indispensable expandir la idea de la importancia de tener una población educada. La educación no solo facilita el desarrollo de las personas, sino que también cambia constructos sociales y políticas desfasadas, que hoy en día son la forma de funcionar de muchos países.

Utilizar la educación para hacerle frente a la manipulación política es posible, sobre todo en países subdesarrollados donde la población acepta políticas sin entenderlas, lo cual se vuelve peligroso en el momento que atenta contra los derechos de las personas, sobre todo de quienes no son conscientes de ello. Es fácil manipular a una población ignorante, pero no a una capaz de responder hacia los abusos de poder y las injusticias, dado que tiene el conocimiento para hacerlo.

Esta educación no solo debe ser impartida así, sin más. Quienes la garantizan deben buscar que sea de calidad, lo cual implica mucho, empezando con un cambio de la educación tradicional a una más moderna, con reformas adecuadas a la necesidad de nuestro país. Si bien se pueden tomar como ejemplos los sistemas educacionales de Europa, es importante no ser una réplica, pues debemos entender que nuestra situación económica y social es distinta.

Es también notable que pocos han sido los gobernantes que han prestado atención al sistema educativo. Muchos se han limitado a brindar herramientas para que el mismo sistema siga funcionando, lo cual no es lo mismo. Esto se debe a que invertir en educación no rinde frutos en el corto plazo. El progreso que resulte de tomar hoy la decisión de modificar el sistema no puede ser percibido dentro de un mismo periodo administrativo y no resulta rentable para quienes quieren gobernar con efectos inmediatos y reprochando lo que los anteriores han hecho mal, sin simpatizar con los que vendrán en un futuro. Por lo anterior, los cambios y las reformas caen en un punto muerto, ya que se necesitan políticas públicas impulsadas por quienes hoy en día mantienen politizado el país para sus propios intereses. Nadie utiliza armas para vencerse a sí mismo.

Por tanto, para solucionar este problema, los cambios y reformas del sistema educativo deben empezar por quienes están a cargo de brindar la educación de primera mano. Esto implica, por su parte, la tarea de cultivar una mejor preparación de los educadores, sin prejuicios, sin sesgos políticos o sociales y, sobre todo, con tolerancia. Así también, implica un cambio de mentalidad de los adultos, uno que ayude a crear espacios que permitan a los más pequeños descubrir lo que realmente les apasiona y así tener mayor probabilidad de que en un futuro nuestro país no tenga personas trabajando como máquinas por un salario, sino porque quieren voluntariamente construir un mejor El Salvador, tomando las decisiones correctas y no las políticas. Por último, es también indispensable crear un espacio en el que los jóvenes se sientan seguros, que les permita expresar lo que piensan sobre las decisiones de nuestros gobiernos y cómo les afecta. Esto puede ser un gran primer paso para tener ciudadanos responsables, que busquen la verdad más allá de la que escuchan y, sobre todo, ciudadanos que sean conscientes de lo que pasa en su país y pueden ser capaces de, como mínimo, intentar un buen cambio.

Estudiante de Ciencias Jurídicas

Fuente: https://www.elsalvador.com/opinion/editoriales/educacion/872196/2021/

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