Por José Yorg, el cooperario

La conclusión es que la actual educación no resuelve esta cuestión fundamental, referida a su orientación formativa, hablamos de que se forjan mentalidades, diríamos directamente, de “buscadores de empleos” y no de “generadores de empresas”.
El sistema educativo argentino no está concebido ni estructurado para desarrollar procesos de enseñanza-aprendizaje para lograr mentalidad emprendedora.
“La única persona que esta educada es la que ha aprendido cómo aprender y cambiar”. Carl Rogers
Sabemos y celebramos todos los intentos y diversas prácticas desenvueltas en el ámbito educativo argentino tendientes a propiciar educación emprendedora. Sin embargo, nosotros mantenemos una visión crítica y más amplia de la cuestión, más global, más sistémica.
Ponemos nuestra mirada en lo profundo de la crisis educativa y encontramos en nuestras indagaciones muchas causas que explican las razones de tal crisis, pero nos detenemos en una: en la esencia que nos evoca Adriana Puiggrós sobre la crítica que realizó Juan Bautista Alberdi (1810-1884) a la concepción pedagógica rivadaviana (B.R. 1780 -1842) como “enciclopedismo, abstracción estéril y la renuencia a vincular el trabajo con la educación”.
Han transcurrido más “de ciento cincuenta años de aquella crítica breve pero demoledora” en que el sistema educativo argentino no está aún concebido ni estructurado para desarrollar procesos de enseñanza-aprendizaje para lograr mentalidad emprendedora, son los límites de una educación en crisis y acotada.
La conclusión es que la actual educación no resuelve esta cuestión fundamental, referida a su orientación formativa, hablamos de que se forjan mentalidades, diríamos directamente, de “buscadores de empleos” y no de “generadores de empresas”.
La pedagogía y didáctica cooperativa posee los atributos que envuelven lo solidario, lo fraterno, lo social, la forja del trabajo en equipos, el desarrollo de habilidades, destrezas y capacidades de gestión y administración empresarial, va más allá de la vinculación educación-trabajo, va hacia la mentalidad empresarial.
La educación cooperativa se concreta de manera teórica y práctica.
Siguiendo a Adriana en su libro “Qué pasó en la educación: Breve historia desde la conquista hasta el presente”, además de deleitarnos, aprendemos que Alberdi reprochó no “haberse creado un “Colegio de Ciencias Exactas y Aplicadas a la Industria”. Hay que formar al productor, meter la modernización en las costumbres de la gente, imbuirla de la fiebre de actividad y de empresa de los yanquis, hacer obligatorio el aprendizaje del inglés en lugar del latín, multiplicar las escuelas de industria y de comercio, desplazar al clero del lugar de los educadores”.
Compartimos con la apreciada y valorada autora de que “Alberdi ha sido criticado por el nacionalismo popular y por algunos sectores de izquierda por su desvalorización de las cualidades argentinas para producir el progreso. Hay, sin embargo, elementos de enorme lucidez y previsión prospectiva que hoy no podemos dejar de resaltar. Lo que reclamaba Alberdi era cierto sentido de realidad, cierta renuncia a la soberbia, cierta comprensión de que para levantar, unir y hacer prosperar a la sociedad que amparaba a todos los argentinos, era necesario invertir trabajo y esfuerzo”.
“Pero la concepción de Alberdi tuvo un tope, un obstáculo lamentable: sólo concibió al sujeto pedagógico como una proyección de la cultura francesa, de la laboriosidad inglesa, de la eficiencia norteamericana. Igual que Sarmiento,( 1811-1888) borró al sujeto social real y volvió abstracta su propuesta educativa, que podría haber sido democrática y vinculada con la realidad nacional”.
Entonces, en pleno siglo XXI es, a nuestro modesto criterio, hora de pensar y plasmar una educación que resuelva amigablemente esta crisis sistémica, dañina socialmente.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
Fuente del Artículo:
http://kaosenlared.net/argentina-enfoques-cooperativos-hoy-los-limites-una-educacion-crisis/
El repaso sobre la temática del subdesarrollo nos ha permitido también descubrir la extraordinaria y creciente importancia de las cooperativas en la superación de una etapa de atrofia civilizatoria.
Así, en esa tarea, analizamos la tesis doctoral de Aldo Ferrer, economista argentino, que reflejó en gran medida su experiencia en Naciones Unidas y se transformaría luego en su primer libro “El Estado y el desarrollo económico”.
“El desarrollo de las economías atrasadas -señalaba- exige un intenso esfuerzo colectivo de estímulo y organización de las capacidades productivas, que dada la debilidad de la empresa privada, sólo puede ser puesto en marcha por el Estado. Por otra parte y aunque parezca paradójico, el fortalecimiento de la empresa privada y su aporte efectivo al progreso económico y social depende de que el Estado cree las condiciones básicas que lo permitan”.
En esa misma línea de pensamiento, Raúl Prebisch- también economista argentino, secretario de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe- CEPAL entre los años de 1950-1963) ha llamado Centro y Periferia a los ámbitos que ocupan los países, sean desarrollados o subdesarrollados e introduce el concepto de “dependencia”, aquella relación existencia del país periférico con respecto al país centro. Consecuentemente, el país subdesarrollado y dependiente se organiza económicamente al servicio de los intereses del país centro.
La CEPAL es una de las comisiones regionales de las Naciones Unidas y su sede está en Santiago de Chile. Se fundó en el año 1948 para contribuir al desarrollo económico de América Latina.
Sin embargo, desde las reflexiones del escritor uruguayo Eduardo Galeano, “el Subdesarrollo es el Resultado Histórico del Desarrollo Ajeno” y así lo define:
“El subdesarrollo no es una etapa en el camino del desarrollo, no estamos viviendo la infancia del desarrollo. El subdesarrollo es el resultado histórico del desarrollo ajeno. Una historia que ya para América, tiene cinco siglos de edad, durante los cuales, América Latina en general ha estado trabajando para el desarrollo ajeno. Ha estado contribuyendo con su pobreza a la riqueza de otros. No hay en el mundo, ninguna riqueza que sea inocente, porque de algún modo son todas, riquezas que han resultado de un proceso histórico de estafa colosal”.
Más allá de nuestros notables desacuerdos con las posiciones neoliberales referidas a los límites y posibilidades porque imponen a la existencia concreta de los países, el método político-económico del subdesarrollado y dependencia, aceptado, por cierto, por los gobiernos, sin embargo, valoramos los eventuales intentos de salir de esa situación anómala.
A nuestro modesto juicio la situación del subdesarrollo es fundamentalmente un asunto político, de decisiones políticas que generan poblaciones con conciencia subdesarrolladas sobre la realidad. En ese marco apuntado, vemos con mucha frecuencia que suelen darse márgenes de posibles actuaciones, aunque sean ajustados, con posibilidades de encarar planes y proyectos que impacten fuertemente en las economías regionales y de tal modo superar marginalidad y miseria poblacional.
Cabe preguntar: ¿Están los gobiernos, realmente, interesados en superar el subdesarrollo?
Rol de las cooperativas en un plan de desarrollo
Incluir, específica y seriamente, a las cooperativas en un plan de desarrollo implica que dicho plan está orientado a impactar fuertemente sobre las trabas objetivas y/o ficticias que frenan el progreso económico y social de la población.
Las cooperativas son aquellas empresas organizadas, administradas y gestionadas por sus asociados y guiadas por los valores y principios rochdelianos: Membresía abierta y voluntaria; Control democrático de los miembros; Participación económica de los miembros; Autonomía e independencia; Educación, entrenamiento e información; Cooperación entre cooperativas; Compromiso con la comunidad.
Por tanto, por una parte se asume que el plan posee una gran dosis de realismo, practicidad, respeto por la pluralidad y el de humanizar la economía. Una decisión política de destrabar los frenos que mantienen a una economía subdesarrollada requiere de una herramienta que concite todo el entusiasmo y participación: Las cooperativas.
Estas organizaciones están orientadas a cumplir su deber con auto-disciplina y eficiencia dado su valor intrínseco de autonomía e independencia que las posesiona como empresas confiables, por ello, entendemos y proclamamos que para superar el subdesarrollo nada mejor que las cooperativas.
La economía social, materializada por la empresa cooperativa, integrada a un plan de desarrollo se viabiliza el accionar de un valioso instrumento para promover, precisamente, el desarrollo, humanizando la economía, generando puestos de trabajo de calidad y promoviendo la conciencia, la cultura del desarrollo local y global en la población.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
En efecto, los días previos al inicio de clase siempre invita a reflexionar sobre la práctica docente y la educación. La educación formal que ya pocos niegan y que persiste en una crisis aguda y crónica.
Muchos afirman que tal crisis es reflejo de la crisis civilizatoria global impactando en los procesos enseñanza –aprendizaje en todos los niveles y modalidades. Sin embargo, estamos obligados a buscar y encontrar algunas respuestas, no hablamos de soluciones porque éstas están en manos de los decisores políticos-institucionales.
Consideramos entonces, en esa línea, abrir diálogos pedagógicos, reflexiones, para la transformación social, porque entendemos y asumimos esa crisis civilizatoria, a la que se le debe aportar pensamientos y experiencias que inviten a innovar, a transformar.
La generosidad de los espacios virtuales y demás que permiten publicar nuestras ideas y opiniones pretendemos que se constituyan de hecho en plataformas nacional e internacional para el debate y la reflexión.
Reflexión que nos es dable abrir y ampliar tanto como podamos desde nuestras prácticas y las peculiares realidades en nuestra condición de maestros/as, educadores social e intelectuales comprometidos.
Planteamos ante todo el diálogo como acción que desconozca preámbulos o mecanismos cerrados que entorpezcan la puesta en marcha al abordaje de diferentes miradas y prácticas y en tales momentos fluya ya la construcción de una pedagogía para la transformación social.
La centralidad es el aula. Es el ámbito del encuentro con realidades que socavan las rigideces de la agenda formal. Allí se abre el espacio donde debemos desafiarnos como educadores e intentar la puesta en escena la libertad de enseñar y la libertad de aprender.
La pedagogía cooperaria, a la que hemos llegado después de recorrer muchos caminos consuetudinarios, se nos presentó con todo su esplendor al descubrir su esencia, la génesis de la cooperación como fenómeno económico-social en su faz educativa. Desapartándonos de la pedagogía liberal aprendida en los Institutos de formación docente.
La teoría y la práctica son elementos inseparables en la pedagogía cooperaria, es que ellas se nutren mutua e incesantemente y en ese quehacer educativo ceden los estrechos muros de la escolaridad y van al encuentro de padres, vecinos, organizaciones, quienes se suman a los diversos proyectos productivos que se encaran.
Los ejes temáticos cooperarios, como historia, doctrina, organizativo, legal y metodología se entrecruzan cómodamente con las diversas asignaturas y le otorgan a la construcción y emponderamiento de saberes una perspectiva integral e integradora para prácticas de una educación para el desarrollo de potencialidades personales y grupales y de comunidades.
Así, la pedagogía cooperaria abre horizontes tan amplios como pretendan sus practicantes en esa mirada, necesariamente, cuestionadora a la injusta sociedad actual para su mejoramiento.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
Y entonces nos interrogamos ¿Qué está oculto en el sistema educativo?
Adriana Puiggrós nos advierte al respecto que “Nuestros niños/as y jóvenes, los adultos y los ancianos, viven inmersos en un discurso que incluye, subordina y usa nuestros símbolos, nuestras tradiciones, nuestra lengua, a los fines de consolidar la hegemonía del capitalismo en la más salvaje de sus etapas”.
Por su parte el español Jurjo Torres Santomé nos habla de las “agendas ocultas del curriculum”. Aquella que interpretamos que se exterioriza en la interrelación en los establecimientos educacionales y que son reproductoras de las desigualdades, que no es posible advertir a simple vista porque son productos de costumbres, de hábitos y de procederes muy arraigados y que fluye a partir del pensamiento y accionar de los docentes, transmisores de estos “puntos de vista”, claro está que no figuran en las mallas curriculares oficiales.
El XII Seminario Internacional PROCOAS Comité de Procesos Cooperativos y Asociativos Asociación de Universidades Grupo Montivideo nos invita a la “reflexión conceptual y de las prácticas propias de la Economía Social y Solidaria que enfrentan los nuevos procesos políticos, económicos y sociales emergentes en el mundo y fundamentalmente en América Latina, a partir de la interpelación a una configuración nueva e inédita de su base social y de sus instituciones políticas”.
Este importante evento que se realizará ente los días 14, 15 y 16 de setiembre de 2016 en Rosario, Argentina, bajo el lema “Los desafíos de la economía social y solidaria frente a los nuevos escenarios políticos en Latinoamérica”, del cual nos enfocamos sobre el eje temático “Educación y procesos colectivos”.
Este eje alude que “Los modelos políticos hegemónicos en toda sociedad, permean las concepciones pedagógicas dominantes. Las instituciones y organizaciones, aún aquellas que no dependen del Estado, reproducen culturalmente la concepción dominante. Los procesos educativos en la Economía Social y Solidaria no escapan de manera general al supuesto enunciado”.
En ese orden de ideas nos aclaran que “El énfasis en el XII Seminario en el tema Educación y procesos colectivos, buscan establecer un diálogo entre las diferentes experiencias y reflexiones que se plantean alterar los formatos pedagógicos, disputando y discutiendo las matrices culturales dominantes, así como con quienes construyen pensamiento pedagógico situando la cooperación como estructurante”.
La cooperación como estructurante
Es allí, es en se lugar donde nos ubicamos, desde donde fijamos nuestro territorio cooperario y “construimos pensamiento pedagógico situando la cooperación como estructurante”.
Y es que lo hacemos desde una reiterada llamada de atención: “Ponemos acento al señalar que con demasiada frecuencia se incurre en el error de asimilar a la pedagogía y didáctica cooperativa con métodos de enseñanza oficial, liberal, y así se contravienen en deformaciones de los contenidos, fines, objetivos, valores y principios cooperativos”. J.Y.
Nosotros afirmamos y ratificamos que la Pedagogía cooperaria aporta saberes que destraba las confusiones, artificialmente introducidas, en las denominadas “agendas ocultas del curriculum”.
Cuestiones técnicas-pedagógicas que -dado el espacio que tenemos aquí nos compelen a reducirnos exclusivamente a señalarlos- dado que nos son necesarias para argumentar a favor de nuestra propuesta educativa cooperaria: Estructura y esencia del proceso de enseñanza-aprendizaje, sus componentes cardinales e interrelaciones con las diversas disciplinas aúlicas, independientemente del nivel educativo que hablemos.
Los ejes fundamentales del cooperativismo educacional hacen posible develar aquello que la “agenda oculta del curriculum” dificulta.
Por tanto, la enseñanza de la cooperación abarca ejes integrados e integradores que giran en lo histórico y su análisis que explican su surgimiento como reacción a un esquema socio-económico irremisiblemente injusto, dando nacimiento a la Doctrina cooperativa como guía del proceso de desarrollo del pensamiento crítico y transformador.
Saberes interrelacionados con las disciplinas diversas hacen posible entender la economía, la política y en general las ciencias y su vinculación con la empresa, la sociedad, y el hombre, y que determinan jerarquías sociales injustas, pero pasibles de superación bajo otra forma de organización.
Partir de la realidad para intentar cambiar aquello que podamos cambiar
Pero también ponemos nuestra atención al interior del Movimiento Cooperativo Organizado, puesto que, infectados por esos vicios de la agenda oculta del curriculum, se filtran en las cabezas de las dirigencias y hace que se asimilen en demasía a los impugnadores de la cooperación retaceando su apoyo a quienes planteamos innovaciones. Proponemos partir de la realidad para intentar cambiar aquello que podamos cambiar.
Por la ilación que vemos con el párrafo anterior consignamos como ejemplo nuestro propio caso en las expresiones del economista y profesor universitario argentino Julio C. Gambina en un trozo de su texto denominado “Solidaridad con la lucha”:
“Es el trabajo que vienen desarrollando los compañeros docentes de TECNICOOP que bregan por esos objetivos y valores en la educación formoseña y que como trabajadores se les retacea la jerarquización laboral y la remuneración salarial correspondiente.
Está claro que no alcanza con demandar al gobierno de Formosa que responda la justa reivindicación laboral y profesional de los docentes cooperativos de TECNICOOP, sino que debemos concentrar potencia solidaria, en primer término, del movimiento cooperativo Latinoamericano, argentino y en segundo término de fuerzas sociales y políticas, encaminando una gran “movida” que llame a los impugnadores a cejar esas impropias políticas anticooperativas.
Se requiere, sin dudas, de un Estado que encause las luchas y valores alternativos, que consolide la enseñanza del cooperativismo en las escuelas y en las universidades.
Así se habrá de consolidar el sector social de la economía, estimulando a los emprendimientos autogestionarios del movimiento popular, a las empresas recuperadas por sus trabajadores, cortándole el paso a la concentración y centralización del capital contra toda experiencia de alternativa no lucrativa.
Por eso estas líneas, contextualizando los reclamos de los docentes sobre sus justos derechos de reivindicación laboral y profesional del cooperativismo escolar y universitario en Formosa, y que por cierto germinan interrogantes sobre la naturaleza de una gestión gubernamental que desaprovecha recursos humanos altamente cualificados como lo son los destacados docentes cooperativos, quienes potenciarían planes o proyectos estratégicos de capacitación a medianos y pequeños productores, ávidos de estas herramientas.
Para ellos mi más solidario reconocimiento, acompañándoles y alentándoles a continuar la lucha y la predica solidaria contra insensibles burócratas y socios menores del capitalismo contemporáneo”.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
“La responsabilidad de los gobiernos se reiteró en la Declaración Mundial sobre Educación para Todos (1990) de la Conferencia Mundial sobre Educación para todos, los gobiernos se comprometieron a “actuar en colaboración en nuestras propias esferas de responsabilidad, tomando todas las medidas necesarias para alcanzar los objetivos de la educación para todos”. Unesco.
Nuestra tesis no constituye una novedad, sin embargo, debemos formularla con toda ponderación y firmeza hasta lograr alcanzar el efectivo cumplimiento y reconocimiento que ello implica por parte de quienes tienen la obligación y la responsabilidad moral, histórica y legal de hacerlo.
La inserción de un artículo que refiere al cooperativismo escolar en la Ley nacional de educación de Argentina (26.206/06) fue fruto de un esfuerzo extraordinario de incontables personas e instituciones. Siempre saludamos esa conquista, pero es insuficiente.
A nuestro criterio debió ser consignado como modalidad educativa.
El cooperativismo educacional es un cuerpo pedagógico-didáctico, teórico-práctico de enorme relevancia social y personal cuya experiencia es histórica y cultural de los pueblos del mundo, de la humanidad. En ese sentido, nosotros hemos hecho aportes en su estructura técnico-pedagógica para su cómoda integración con las demás disciplinas curriculares.
Para fundar en mayor realce nuestro análisis, invitamos a efectuar una observación sobre la propia Ley en estudio, en este caso específico en su artículo N° 17:
“La estructura del Sistema Educativo Nacional comprende cuatro (4) niveles —la Educación Inicial, la Educación Primaria, la Educación Secundaria y la Educación Superior, y ocho (8) modalidades”.
“A los efectos de la presente ley, constituyen modalidades del Sistema Educativo Nacional aquellas opciones organizativas y/o curriculares de la educación común, dentro de uno o más niveles educativos, que procuran dar respuesta a requerimientos específicos de formación y atender particularidades de carácter permanente o temporal, personales y/o contextuales, con el propósito de garantizar la igualdad en el derecho a la educación y cumplir con las exigencias legales, técnicas y pedagógicas de los diferentes niveles educativos. Son modalidades: la Educación Técnico Profesional, la Educación Artística, la Educación Especial, la Educación Permanente de Jóvenes y Adultos, la Educación Rural, la Educación Intercultural Bilingüe, la Educación en Contextos de Privación de Libertad y la Educación Domiciliaria y Hospitalaria”.
¿Y la modalidad de la educación cooperativa escolar?
No se la reconoce en esa categoría y desata nuestro reproche desde lo moral, histórico, profesional y legal de hacerlo.
Si bien es cierto que a continuación de lo consignado arriba, en el artículo, se otorga esa facultad a las Provincias, Formosa no ha enmendado esa omisión:
“Las jurisdicciones podrán definir, con carácter excepcional, otras modalidades de la educación común, cuando requerimientos específicos de carácter permanente y contextual así lo justifiquen”.
Desde lo histórico-legal recordamos la primera ley de educación común N°1420, inspiración de Domingo Faustino Sarmiento del año de 1884 en sus artículos N°s. 42, inc. 4; 57, inc. 18.
El 2° Plan Quinquenal del año 1953 contempla la educación cooperativa escolar en el Capítulo 4 punto G.14 “La difusión del cooperativismo y los principios del cooperativismo y la constitución de las cooperativas escolares y estudiantiles que serán auspiciadas por el Estado a fin de contribuir a la formación de la conciencia nacional cooperativista y prestar servicios útiles a los alumnos”. Se instituyó al efecto una Comisión y se publicaron cartillas instructivas.
En el año de 1986 el propio Ministerio de Educación de la Nación Argentina emitió la Resolución N° 1599/86 que establece la forma reglamentaria de las cooperativas escolares para establecimientos primarios y secundarios.
Por último, la actual la ley en estudio que la contiene en su artículo N° 90. Así nuestra alegación toma efectividad en cuanto a que la educación cooperativa escolar es parte indisoluble del sistema formal educativo argentino.
Y si miramos este análisis a la luz de la Constitución nacional en su artículo N° 14, específicamente en cuanto garantiza el derecho de “enseñar y aprender” comprenderíamos en su magnitud el asunto que estamos tratando: Todos y todas tenemos el derecho de enseñar los nobles saberes del cooperativismo escolar y universitario. Todos y todas tienen el derecho de aprender los nobles saberes del cooperativismo.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
Artículo enviado por su autor a la redacción de OVE