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¿Qué hacer por la educación?

Por: Eduardo Gurría B.

A raíz de la pandemia provocada por el COVID19 salieron a la luz los aciertos y las deficiencias de los sistemas educativos de los países, algo así como el quién es quién en materia de educación; cada nación hubo de enfrentar la contingencia con los recursos disponibles a su alcance, de lo que surgió el que algunos estaban mejor preparados que otros debido a que habían desarrollado mejores condiciones, no solo para las épocas de crisis, sino como una cultura educacional que de tiempo atrás se había implementado como factor de cambio ante los retos que depara el Siglo XXI, ya que, oportunamente, se vislumbró la necesidad de reformar, de fondo, una educación que hasta el siglo pasado había constituido el paradigma de la enseñanza y el aprendizaje. Esto, en función del acelerado desarrollo de la tecnología y su potencial en todos los ámbitos de la modernidad; había que generar los cambios desde décadas atrás, con pandemia o sin ella, pero que, definitivamente, el coronavirus puso en evidencia, demostrando lo bueno y también lo malo de lo que hasta entonces, cada país había hecho en favor de sus estudiantes desde preescolar, hasta la universidad.

El BID (Banco Interamericano de Desarrollo), publicó recientemente un documento titulado “La tecnología, lo que puede hacer y no puede hacer por la educación”, en el que se analizan las estrategias implementadas por cuatro países para la mejora y la inclusión de todos los implicados en el proceso E-A, con miras al presente y al futuro a corto, mediano y largo plazo. Las estrategias analizadas corresponden a Finlandia, Corea, Estonia y Uruguay.

En forma general, estas estrategias se centran en cinco ejes involucrados, todos, en la tecnología y en su mejor aprovechamiento para lograr un objetivo, a todas luces, primordial: implementar una profunda transformación en la educación y anular, entre otros aspectos, la llamada “brecha digital”. Lo importante de ello radica en que todas han resultado exitosas, tomando en cuenta los variados contextos de índole poblacional, económica, histórica, geográfica y de idiosincrasia de estas cuatro naciones.

Con las respectivas diferencias en tiempos, nomenclaturas y objetivos a corto plazo, los cinco ejes son:  1– Inversión, que implica, la conectividad, la infraestructura, la tecnología y las habilidades digitales, 2-La integración de prácticas E-A, como el empoderamiento, básicamente de los docentes, y la capacitación, 3- El aprendizaje digital, como un hábito y una rutina, 4– Transición fácil y, sobre todo, factible y 5- Involucramiento de todo el ecosistema educativo, es decir, todos los organismos implicados, tanto y, sobre todo, gubernamentales, como particulares, y con la finalidad de implementar una reforma constante y exitosa que beneficie a toda la población, es decir, incluyente, para abatir el analfabetismo digital.

Finlandia es, quizá, el país que más ha evolucionado hacia la calidad educativa con 47 años de estar estableciendo reformas y estrategias mediante etapas muy bien definidas y logros progresivos; es inevitable que, cuando se habla de modelos educativos, dirigir la mirada al modelo finlandés. Desde el año de 1972 se introdujo la computación en el medio educativo, veinte años después se introdujo el aprendizaje basado en las TICs, con énfasis en los docentes, para el 2004 la reforma se centró en el desarrollo de conocimientos y habilidades dirigidas hacia la sociedad de la información y, en el 2014, las habilidades transversales.

Corea lleva 45 años adoptando las estrategias de mejora a través de siete etapas, empezando con la educación en informática (1974), el establecimiento de infraestructura (1995), el desarrollo de plataformas en línea (2001), los libros de texto digitales (2006), el aprendizaje en habilidades para el Siglo XXI (2010), la enseñanza obligatoria en programación (2015) y el enfoque en la educación humanista (2019).

Estonia, que utiliza la metáfora del “Salto del Tigre”, lleva, tan solo 22 años modificando sus esquemas, empezando con el enfoque en infraestructura, capacitación de maestros y materiales de aprendizaje electrónico, seguido de la enseñanza de programación como materia obligatoria y, por último, el uso de la tecnología imbuida en el aprendizaje permanente (enfoque digital).

Uruguay inició la transformación en el año 2006 (Plan CEIBAL), y los resultados han sido sorprendentes; este país empezó con un enfoque en la conectividad y dispositivos, para seguir con la formación del profesorado y, en la actualidad están centrados en el desarrollo de habilidades para el Siglo XXI y la programación, además de decretar el acceso a internet como un derecho social.

Cabe destacar que todos los países mencionados han sido muy enfáticos en la formación de docentes, en la distribución de equipos y en el acceso a internet para todos, pero no han descuidado, sino al contrario, han acentuado la formación humanista a la par de la formación en tecnología, dedicando para ello importantes recursos, esto significa comprometer tres aspectos de la sociedad, como son las personas, los recursos mencionados y las políticas, en concordancia con los objetivos que han logrado, como son las habilidades avanzadas, la tecnología, las habilidades sociales y emocionales y las habilidades cognitivas.

La finalidad última de estas estrategias consiste en crear la conciencia de que ya no se debe preparar a las nuevas generaciones para laborar en empleos que ya no existen, debido a que han sido reemplazados por las máquinas, y sí para acceder a los empleos del futuro, incluso a aquellos que aún no existen.

Se recalca como muy importante que un aspecto es el estudio de la computación como disciplina durante los primeros años, y otro el estudio de la informática en los grados superiores, con miras a la programación de softwares que agilicen e incluyan todos los aspectos y todos los actores de la economía, lo que significa el desarrollo de la creatividad y la solución de problemas, como las grandes demandas del mercado laboral presente y futuro; un mercado que es y será muy distinto al que hasta ahora hemos conocido y que significará, sí, retos, pero también oportunidades, sobre todo económicas y de desarrollo no solo para los estudiantes con recursos, sino también para los que carecen en una u otra medida de ellos.

Estas estrategias de reforma educativa y sus resultados, se han visto reflejados en un crecimiento del Producto Interno Bruto de los países analizados por el BID.

Podemos concluir lo siguiente: que ya no solo es el modelo finlandés el paradigma en la educación, sino que existen modelos implementados aún por los países emergentes y que han demostrado ser funcionales y con resultados positivos, y que es necesario establecer una reforma educativa, es necesario transformar la educación, al margen de intereses particulares o de grupos políticos, sindicatos o partidos, así como de retóricas y demagogias que benefician, en todo caso, tan solo a los grupos en el poder.

Una nueva reforma, una reforma exitosa, deberá, entonces tener como objetivos:

  1. Colocar el aprendizaje como centro de la reforma.
  2. Destinar una muy fuerte inversión al sector con miras al acceso a la tecnología y a su conocimiento y manejo: todos los agentes, maestros y estudiantes deben tener acceso a los dispositivos y a las redes.
  3. Generarse como una visión objetiva y real.
  4. Definir las estrategias y la arquitectura institucional.
  5. Garantizar la aceptación de todos los implicados en el proceso educativo.
  6. Modificar los planes de estudio con disciplinas congruentes con la realidad.
  7. Empoderar a los maestros como agentes del cambio.
  8. Monitorear y evaluar el progreso.
  9. Abordar y priorizar las cuestiones éticas.
  10. Generar en el estudiante el constructivismo digital, como una manera de acceder a su propio conocimiento mediante los recursos a los que deberá tener acceso, pero sin descuidar el aspecto del humanismo, ya que, si bien, le toca al docente el papel de ser agente de cambio, es el estudiante el destinatario de ese cambio.

Y… en México, ¿Qué se va a hacer por la educación?

El ejemplo y la muestra para ingresar al Primer Mundo, ahí quedan con estrategias, números, estadísticas y resultados reales y comprobables.

REFERENCIA

“Tecnología, lo que puede y no puede hacer por la educación”. Varios autores, Banco Interamericano de Desarrollo (BID), 2020.

NOTA: Se puede descargar el documento con el estudio completo en la página del BID.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/que-hacer-por-la-educacion/

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Inmigrantes gaseados con un desinfectante industrial altamente tóxico

Por: Dave Lindorff

Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo

 

A medida que nos aproximamos al momento de la verdad del primer –y esperemos que único– mandato presidencial de Donald Trump (el 3 de noviembre, fecha de la elección), se multiplican las acusaciones de tendencias fascistas e incluso de nazis contra él y su Administración.

Pero esta última que quiero comentar es particularmente horrible: el uso de un poderoso desinfectante “exclusivamente para uso industrial” llamado HDQ Neutral contra inmigrantes detenidos en el ICE Adelanto, un centro de detención con ánimo de lucro en las afueras de Los Ángeles financiado por la Administración Trump.

Según un informe del diario británico Independent, este poderoso producto tóxico derivado del amoniaco ha sido utilizado para rociar a las personas detenidas en dichas instalaciones a pesar de que la empresa fabricante advierte de que solo puede utilizarse cerca de personas en exteriores, nunca en espacios cerrados. El caso es aún es más grave, porque según declaraciones de los afectados, el producto fue pulverizado directamente sobre los detenidos, aunque la etiqueta advierte de que “puede provocar daños permanentes a los ojos” y su inhalación puede provocar daños pulmonares, dificultad para respirar y asma.

¿Cuál es su conexión con los nazis? Tal y como señala Charles Vidich (autor de un elocuente y oportuno libro de próxima publicación sobre la historia de las cuarentenas en Estados Unidos, que abarca desde los primeros días de las colonias en el siglo XVII hasta el presente, Germs at Bay), el Zyklom B, el gas exterminador preferido por Hitler en los campos de exterminio, era en realidad un poderoso insecticida basado en el cianuro inventado a finales del siglo XIX. Este insecticida fue utilizado durante décadas, hasta bien entrado el siglo XX, para fumigar los barcos utilizados para el comercio internacional con el fin de exterminar a las ratas, ratones, pulgas y otras plagas. Los nazis utilizaron una variante del producto para eliminar judíos, gitanos, comunistas, personas con deformidades y retrasos y otros “indeseables” durante los años de la guerra.

Ahora tenemos a la Administración Trump, un individuo cuya familia posee un historial de simpatías nazis y que ha calificado de “buena gente” a los manifestantes nazis de Estados Unidos, utilizando un insecticida/desinfectante altamente tóxico y potencialmente fatal para rociar a inmigrantes detenidos que esperan la deportación.

Según informaron a Reuters una organización denominada Coalición para el Cierre de Adelanto y otra ONG llamada Earthjustice, los inmigrantes encerrados en el centro de detención de Adelanto han estado siendo rociados “cada 15 o 30 minutos”, en ocasiones directamente sobre el cuerpo, con un producto químico que según la compañía solo puede ser usado en exteriores o en zonas bien ventiladas. Los informes de las afecciones provocadas después del rociado mencionan sarpullidos, sangrados de nariz, náuseas, dolores de cabeza y dificultades para respirar entre otros síntomas.

Debo señalar que cuando supe por primera vez las maneras despiadadas en que sus propietarios trataban a los esclavos africanos en las colonias y posteriormente en Estados Unidos, me impresionó, a pesar de mi juventud, que esos propietarios blancos fueran más crueles con ellos que con sus propias bestias de carga. Cuando tuve más años comprendí que el maltrato a los esclavos –los latigazos, la mala alimentación, el trabajo excesivo– era un mecanismo de control, un proceso de deshumanización tanto del amo como del esclavo que no era necesario cuando se trataba con caballos o con el ganado. Me doy cuenta de que el mismo análisis es aplicable al modo en que el centro de detención y su personal abusan cruelmente de los inmigrantes detenidos.

Afortunadamente, el HDQ Neutral no es tan tóxico como el gas Zyklon B utilizado por los escuadrones de la muerte nazis en los campos de exterminio alemanes, pero estos hechos no dejan de ser un monstruoso ataque químico contra los estadounidenses “indeseables”, que solo se diferencia de las tácticas nazis contra sus víctimas humanas en el grado). La inhumanidad de los responsables que administran esta toxina contra sus víctimas cautivas no es muy diferente de la que fue castigada, a menudo con penas de muerte, en los Juicios de Núremberg tras la Segunda Guerra Mundial.

La única esperanza que nos queda es que cuando acabe esta pesadilla trumpiana en Estados Unidos, Donald Trump y sus esbirros criminales del Departamento de Seguridad Nacional se vean también arrastrados ante un tribunal para hacer frente a las acusaciones de crímenes contra la humanidad por su maltrato a los inmigrantes, incluidos niños pequeños, así como por sus otros crímenes monstruosos.

David Lindorff es miembro fundador de la web ThisCantBeHappening!, una publicación colectiva digital, y ha participado en el libro Hopeless: Barack Obama and the Politics of Illusion (AK Press).

Fuente: https://www.counterpunch.org/2020/08/18/gassing-immigrants-with-a-highly-toxic-industrial-disinfectant-in-detention/

 Foto: Nathaniel St. Clair

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Preguntas antipedagógicas a la televisión

Por: Daniel Sixtos

Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión

Paulo Freire

Al menos diez años para que una vacuna efectiva permita vencer (¿podría?) al SARS-COV2 sería posible. Tal vez dentro de 10 años este artículo pierda total vigencia al dirigirse a una industria reprogramada, de inteligencias artificiales en nacimiento y algoritmos instrumentales que poco o nada comprenderán de la memoria histórica. A diez años de una transfiguración social, modificación de esquemas cognitivos y con ello, patrones de conducta sumamente asequibles a las ideas del emprendedurismo, la idea de la producción de riqueza y la desaparición del área de humanidades como distractor del proyecto de progreso y avance tecnológico hacia más allá de la modernidad (posmodernidad, hiperrealidad, escoja la que mejor le ajuste). Voltear a ver el panorama de las decisiones de Shinzo Abe, ministro de Japón y la apuesta a olvidar los horribles sucesos de Hiroshima y Nagasaki, olvidar la paciencia del cucú para golpearlo hasta que cambie de opinión.

Reconfiguración del panorama geopolítico internacional: presidentes impunes en la imagenología y con órdenes de aprehensión o procesos en turno para aprehenderlos; la comunidad afroamericana (en todo el conjunto de Nuestra América) reescribiendo y tomando su historia en las manos y escribiéndola de frente al sol; mujeres de muchos colores y memorias insípidas, áridas, violentadas y repudiadas alzándose como una gran marea, una muy verde, que recuerda su capacidad de romper entre olas, las piedras más imperiosas que tratan de colocarse en su camino y dictarle lo que se debe de hacer y no con sus cuerpos y, aún peor, con sus vidas; las grandes segregaciones en Nuestra América donde el color de la piel rige los mandatos de una nación, donde ocupa cargos de privilegios, donde se escribe la historia estética y ética de acuerdo a las costumbres de lo “civilizado” y aquello que represente suciedad, pobreza, debe ser relegado a la flojera, lo inaceptable, lo ridículamente vivo; países y empresas que se permiten así mismas administrar el país para el beneficio de muy pocos particulares y mantener viva su estirpe hasta el final de los tiempos sin importar que en medio de esos procesos violentos, en su mayoría, sean lxs de siempre, los que pongan el cuerpo y las lágrimas; desaparecidxs que nadie en las estructuras sociales les importan, cuyas indagatorias corren a favor de sus familias con la suerte de encontrar la muerte a su paso por la incompetencia o simplemente, por la indiferencia del Estado ante la división de clases; la historia de cientos, miles de hombres que creen en la idea irracional de transgredir la integridad de la mujer por un instinto involucionado de superioridad y cuyas muertes, sin importar donde sea: centros comerciales, baldíos, residencias y/o departamentos lujosos, casas, donde sea porque “no supieron lo que hacían en ese momento”, como si la inconsciencia cognitiva fuera la justificación para callar una vida; una historia de más de 500 años de explotación, hegemonía sobre aquéllos cuya forma despectiva de “indios” recuerda el pasado del cual uno desea olvidar y vivir bajo la idea modernizante del constructo eurocentrista, aplastando el pasado de cosmovisiones que un día vieron el amanecer de los de siempre y caminaron en la tierra, contando y construyendo su propia historia. Países donde no importan las palabras y la silueta que los transmuta de oídos en odios para endulzar la vida y generar alegría, sino la producción desmedida, la acumulación de riquezas, el consumo personalizado y específico, transitorio de un sistema de objetos modernizantes y de un standing respetable; mitomanía egocentrista para vender la idea de que la vida de unos vale más que la de otros y por eso merece el exterminio, que recorre prácticamente todos los continentes, derramando mares de sangre, sufrimiento, indiferencia; veladas de información y análisis del por qué uno debe de emprender para avanzar, lxs que puedan, lxs que quieran, lxs que tengan lo que se necesita, porque, debemos empezar por aceptar lo que se guarda en el silencio del olvido: el éxito no es para todxs.

Y si Estaban Moctezuma, Jenaro Villamil, o el propio presidente del México, Andrés Manuel López Obrador, han encontrado una respuesta ante la inoperancia que representa colocar la educación en manos de los particulares mercantes de los medios de comunicación, otrora los “traidores de la patria, la mafia en el poder”, las siguientes preguntas a esos personajes serán justas y necesarias para conciliar un diálogo con maestrxs, madres y padres de familia que no han sido llamado al concilio (tal vez porque sencillamente, no les interesa su presencia) de la nueva propuesta de un híbrido sin pies ni cabeza, pero que refleja a los tigres de papel, probablemente puedan responder cómo le mostrarían la historia, la historia de los pueblos a las generaciones en su intento de privatización completa de la educación (tal vez a través de una nueva muy reformada educación muy a lo 4.0) como lo vienen intentado desde hace años para reproducir al servicio de las empresas una educación sin un criterio científico, análisis críticos, sentipensantes de la realidad, aventureros de la vida y experimentadores de la realidad, de las emociones del apoyo social, de la compartición del principio de la reproducción de aprendizaje social, de la solidaridad. Una educación exclusiva de su contenido y visualizando que la forma es fondo, una educación de modelo mecanizado empresarial.

¿Cómo la TV podría mostrarles a lxs estudiantes que han sido los medios de comunicación el gran artista hegemónico dictador de las realidades donde se vale reír y ver lo positivo de la vida, sin un análisis crítico de los sistemas de telecomunicaciones?

¿Cómo explicarles que su educación sexual y muchas más corren el riesgo de verse atadas por la razón instrumental y la despersonalización de cada individuo hacia repetidores banales del discurso y sin capacidad de análisis, justificados por un pin parental de cogniciones reaccionarias y temores injustificados?

¿En qué curricular o programa de televisión o radio les mostrarán las violaciones hacia los derechos humanos cometidas por el Estado, avalada y protegida por la televisión y despojados de todo derechos y garantía individual en los tiempos presentes?

¿Cómo les decimos que prefirieron sacrificar a quien pudiera salvarse, en su nueva versión de darwinismo social con el objetivo de construir una nueva normalidad donde las clases atrasadas queden en el pasado y las castas privilegiadas sigan dominando la agenda nacional?

¿Cómo les decimos a esxs estudiantes que ellos son lxs olvidados en esta readaptación de Buñuel?

¿Cómo explicarles que los feminicidios se han desarrollado por las condiciones de corrupción, impunidad y las desigualdades sociales si la televisión se ha encargado de naturalizarlas y perseguirlas como un objeto de explotación comercial a través de la hipersexualización?

¿Cómo explicar que su futuro se encuentra delimitado sobre las competencias, un riguroso proceso de selección donde los menos competentes tendrán que ser sacrificados para poder avanzar en una sociedad progresista, tecnológica, innovadora malinterpretada por el beneficio de unos pocos y su necesidad inconscientemente automática de acumulación de poder, en relaciones de poder?

¿Cómo decir que la memoria es importante si apuestan por la repetición de contenidos a sangre y fuego, al pie de la letra de una suerte antipedagógica constante?

¿Cómo hablar de una educación donde el privilegio de su apertura solo será a una población de condiciones privilegiadas de internet y luz, en tanto que un grueso de la población tendrá que abandonar la educación por una economía precaria, por la falta de internet, electricidad, es decir, por el olvido sistemático del Estado?

¿Cómo hablar de una enseñanza, si en sus presupuestos está la apuesta de herramientas pedagógicas de la opresión y de la rigidez instrumental?

¿Cómo explicarles que, en los intentos de la desvalorización de la necesidad de lxs maestrxs, pese a lo que diga Moctezuma, intentan modificarlos por ideas de facilitadores muy a lo new age entrepreneur y decirle adiós a esa docencia presencial?

¿Quién y en qué momento se anunciará a todxs ellos que el futuro se vendió a particulares para salir de una situación complicada para colocarse en la situación indicada para la oligarquía del país?

¿Instruirán en sus clases que el mal llamado Tren Maya acabará con ecosistemas de forma gradual, impulsará el desplazamiento de decenas de comunidades para respetar acuerdos con particulares privados que no les importa la vida sino la ganancia de dólares y de pesos?

¿Cómo le enseñamos a los educandos la importancia de escuchar si se unifican criterios en base a empresarios, mas no a especialistas en educación, maestros, padres de familia?

¿Se enseñará que fueron las televisoras las que ocultaron las masacres de Tlatelolco, violación tumultuaria de mujeres en Atenco o la caída sorprendente de las elecciones de 1988?

¿Se les dirá que hay un trueque sobre pensamiento crítico por medidas de obediencia social?

¿Acaso se comentará en los programas de tv y de radio la gran muerte de la tv pública por la tv privada y los acuerdos de tiempo escritos en la memoria y arreglados en la eterna realidad del juego político?

¿En qué momento se perderá la motivación, la interacción social, las alegrías, las bromas, las risas, las tristezas en medio de los inicios de la digitalización de la educación en todo su contexto?

¿Sabrán las mamás y papás que sus hijos son ahora clientes digitales y con ello un intento de deshumanización en marcha?

¿Sabrán la problematización de la conversión de la educación presencial en una digital donde se desvanece el proyecto de educación por el proyecto de competencia, de servicio hacia los de arriba?

¿Sabrán que ahora sus mentes les pertenecen, su vida será observada y su futuro inexistente?

¿Sabrán que se cambia el Conde de Montecristo por la Rosa de Guadalupe 2.0?

¿Algún día conocerán que la historia de sus pueblos fue olvidada por la sociedad del entretenimiento? ¿Vendrá en alguna cápsula de Televisa, Tv Azteca, Milenio o Imagen? ¿Sabrán quiénes y qué representan estas empresas de monopolio de más de un giro comercial? ¿Les inculcarán el conocimiento de la genealogía política y porque ganan siempre los de apellido raro, cara blanca, y elitistas socialmente responsables?

¿Se enseñará las luchas constantes y fundamentales de las universidades que pelearon para conseguir una educación gratuita, pública y en beneficio de la sociedad, no de las empresas?

¿Se rendirá pleitesía a Gates, Jobs, Musk como los paladines de la nueva libertad, democracia y héroes de la tecnología y su entramado espionaje de información?

¿Intentarán una vez más ahogar el recuerdo de Cabañas, Vázquez, Freire, Gramsci, Galeano?

¿Les dirán que los sueños se luchan frente a una hiedra capitalista que no le interesan los sueños, sino muerte y destrucción?

¿Enseñarán en la tv que la solidaridad, la organización comunitaria, la autogestión seguirán siendo nuestras herramientas para contrarrestar la manipulación digital?

¿Algún día podrán hacer que olvidemos nuestro rostro?

¿Sabrán que lo importante, fundamentalmente importante es un sentido nóstrico para saber cómo avanzamos en lo colectivo? ¿O simplemente seguirán siendo pragmáticamente disfuncionales?

¿Sabrán que para Esteban Moctezuma la idea de una pedagogía de liberación, de pueblos indígenas es inaceptables como lo demostró en su acción en el 1995?

¿Se mostrará en las currículas empresariales lo sucedió en Acteal, ¿Aguas Blancas, Tlatelolco, Ayotzinapa, Atenco como medidas de control social de la superestructura del Estado?

¿Se enseñará que la dignidad no tiene precio y que por ella vale la pena luchar para quitar las cadenas invisibles de opresión?

Tantas preguntas antipedagógicas a la televisión que solo cambia de canal para mostrar las respuestas que, creen, nos gustaría escuchar…

Fuente: https://rebelion.org/preguntas-antipedagogicas-a-la-television/
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La desigualdad de género favorece el cambio climático

Por: Rebelión.

Mujeres labrando el campo en Guatemala. El trabajo de la mujer es fundamental para asegurar la provisión de alimentos, agua y energía de cientos de millones de personas en el planeta, y resultan de las más afectadas al combinarse el cambio climático con la violencia de género y los conflictos que derrumban la paz. Foto: Caroline Trutmann/PNUD

NACIONES UNIDAS, 10 jun 2020 (IPS) – La violencia de género y la desigualdad estructural en ese campo limitan las capacidades de las comunidades para adaptarse a los efectos del cambio climático y para alcanzar la paz y la seguridad sostenibles, aseguró un nuevo estudio de agencias de la ONU divulgado este miércoles 10.

Existe “una conexión intrínseca entre género, clima y seguridad, en una dinámica con falta de legislación, y relativamente desconocida en el plano internacional”, afirmó Inger Andersen, directora del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

El cambio climático impacta cada rincón del planeta, y millones de personas están en grave riesgo, especialmente mujeres y niñas que son tradicionalmente proveedoras de comida, agua y energía, pero soportan distintos tipos de marginación y falta de recursos para adaptarse a las condiciones cambiantes, señaló el informe.

Un ejemplo es que, en algunas regiones, sequías severas y temperaturas en aumento causan hambre, pérdida del hogar y de medios de vida, y esas fallas pueden llevar a hombres y mujeres a recurrir a la violencia en un contexto de migración.

El informe utiliza casos de estudio para evidenciar la conexión entre clima, género y violencia, y los envía como señales a gobiernos y legisladores para que ayuden a las comunidades a ser resilientes, inclusivas y pacíficas.

En el norte de Nigeria, mientras el cambio climático destruye la naturaleza, que es la base de alimentación en la región, las normas de masculinidad, como el deseo de proteger la riqueza familiar, intensifican los conflictos intercomunales, lo que a su vez motiva a los hombres jóvenes a unirse a grupos armados extremistas como Boko Haram.

Acciones terroristas de ese grupo que se reivindica como islamista afectan a comunidades forzadas a desplazarse y pierden sus medios de vida en Camerún, Chad, Malí, Níger y Nigeria.

En Egipto la limitada disponibilidad de agua dulce incide en la seguridad alimentaria y energética, y con ella en el empleo, la sanidad y la educación, afectando sobre todo a las mujeres marginadas de las esferas económicas, políticas y sociales.

En la isla de Papúa, en Indonesia, las mujeres indígenas, ya afectadas por marginalización, desplazamientos, inseguridad y violencia sexual, son las más perjudicadas por la degradación de la tierra causada por las industrias extractivas, exacerbada por el cambio climático.

En regiones de Pakistán, la conexión entre la violencia de género y el cambio climático es aún más clara, ya que las mujeres sufren violencia doméstica cuando no pueden proveer agua a sus hogares, una carencia que además impulsa a los hombres a movilizarse con grupos criminales.

Mujeres en el Corredor Seco de América Central (en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua) denuncian que viajan cada vez más lejos para conseguir agua, y pasan más tiempo cuidando de familiares enfermos de zika o dengue, epidemias exacerbadas por el cambio climático.

En las comunidades afectadas por los conflictos y el cambio climático, la pandemia covid-19 agrava aún más las carencias en alimentación, medios de vida, seguridad y cohesión social, socavando logros en procesos de paz y desarrollo.

El informe apunta que las intervenciones positivas en torno a los recursos naturales, el ambiente y el cambio climático brindan oportunidades para mitigar la violencia sexual y de género, impulsar el liderazgo político de las mujeres y contribuir a la paz.

Sierra Leona, por ejemplo, es un país donde la combinación de rápida urbanización, lluvias fuertes, aumento del nivel del mar y deslizamientos de tierra dejan sin hogar, y con merma en sus medios de vida, a los sectores más vulnerables.

Pero el informe registró que en ese país del occidente africano, a pesar de la brecha que existe en la cantidad de mujeres que participan en política, aquellas que están involucradas en los gobiernos locales obtienen logros en hacer que sus comunidades sean más resilientes.

También se destacan intervenciones puntuales como la práctica “discriminación cero” de la empresa Flor Agroindustria de Costa Rica, traducida en igual remuneración para los hombres y mujeres que emplea.

El informe trae un puñado de recomendaciones a gobiernos, legisladores e instituciones, y de inicio pide un análisis más profundo de las dimensiones de género de los riegos del cambio climático, así como de los desafíos de seguridad.

Propone integrar las agendas de paz, cambio climático, igualdad de género y seguridad, en países a un mismo tiempo asolados por conflictos, discriminación y el impacto de los cambios en el clima.

Luego, recomienda realizar intervenciones que empoderen a las mujeres y los grupos vulnerables para abordar los riesgos del cambio climático. Plantea que los programas con ese fin deben tener una financiación específica.

La directora de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, sostuvo que tras la pandemia covid-19 “reconstruir mejor, con una perspectiva de género, significa garantizar que nuestras economías aborden las desigualdades fundamentales en la sociedad y pongan fin a la violencia contra las mujeres”.

Fuente del artículo: https://rebelion.org/la-desigualdad-de-genero-favorece-el-cambio-climatico/

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La peste y la cólera

Por: Rebelión

“Lo que estamos viviendo hoy es un tiempo suspendido que se nos ha impuesto, que no es el fruto de una acción autónoma de oposición al mundo”

Traducción del francés de Elodia Guillamón

¿Cómo podemos contrastar y relacionar las reflexiones sobre el extraño y singular período que estamos viviendo? Un período que, por su aspecto trágico, pone de relieve las debilidades y los límites del sistema capitalista mundializado, debilidades que, todavía ayer, pasaban por ser la expresión de su fuerza y su potencia.

Sometidos a los discursos tóxicos, destilados en bucle, estamos clavados al presente por una atmósfera ansiogénica, somos impotentes por el hecho mismo de nuestro aislamiento.  Nos sentimos amenazados por un entorno donde todo objeto o individuo es percibido como hostil, fuente misma de muerte. Las relaciones humanas en sí mismas se ven minadas por el peligro. Las cifras y las curvas de los “especialistas” de la muerte son seguidas como las de la Bolsa, nos inundan y nos abruman; se suman a las explicaciones conspiranoicas, a las especulaciones y a las supuestas certezas que pretenden ser tranquilizadoras. Es en este magma donde el espíritu crítico debe forjar su camino. Es intentando ejercer este espíritu crítico que podremos avanzar hacia la única salida al aire libre posible y que podremos superar la renuncia a la reflexión por culpa del miedo.

El rechazo a la idea de la muerte parecía bien consolidado en las sociedades ricas, borrado por el culto al bienestar y por el mito del progreso, del individuo dominador de la naturaleza. Sin embargo, la tempestad del progreso no es más que destrucción de los seres vivos – lo que sospechaban, ya hace un siglo, los enemigos de la ideología productivista, entre los que cabe señalar a Walter Benjamin y otros “pesimistas” emancipadores.

La evidencia de la fragilidad de la vida y de las sociedades había sido postergada a los pueblos pobres, en los territorios cada vez más numerosos que son víctimas de la barbarie de la guerra; a las sociedades a la espera de los frutos de este terrible progreso. La producción de la muerte se había convertido en una imagen para el consumo, ciertamente también en causa de rebeldía, pero todavía lejana. La consolidación del sentimiento de seguridad no ha cesado de ser reforzada por los muros de la represión y de la xenofobia de las sociedades ricas. La figura del refugiado, las decenas de miles de ahogados en el Mediterráneo, nos lo recordaban a diario. Después, sin apenas hacer ruido, el virus ha esquivado los controles policiales, los muros y las fronteras y se ha impuesto entre nosotros. Finalmente,  ha optado por el camino más moderno y más fácil, el de la libre circulación de bienes y personas, incluyendo  – ironía del presente- aquella disfrazada de ocio lúdico, el turismo de masas. “¡Más lejos, más rápido, más nada!” decía un grafiti anarquista sobre los muros de la gran ciudad. Lo conseguimos: ya estamos sumergidos en la nada. Ya lo sabíamos, estábamos avisados, íbamos contra el muro. Esta vez, ya estamos: ¡en el muro! El choque frontal nos abruma y nos paraliza. En efecto, una vez más en la experiencia histórica, sólo si nos fijamos objetivos de mayor envergadura  podremos intentar liberarnos de la parálisis y de los miedos, sólo así podremos atravesar este período sorprendentemente extraño.

Hemos salido de la normalidad, la normalidad del capitalismo que rechazábamos pero a la que estábamos obligados a someternos, a veces, incluso más allá de nuestra conciencia. Quizá esta sea una primera lección de este momento: todos y todas formamos parte del sistema, más allá de las ideas de ruptura que podamos compartir o de las prácticas al margen de las normas que podamos experimentar. Pero esta salida de la normalidad no es la que hayamos podido vivir en otros momentos de la historia, la ruptura del tiempo del capitalismo y el acceso a otro tiempo producto de la actividad subversiva de la colectividad. Lo que hoy estamos viviendo es un tiempo suspendido que nos ha sido impuesto, que no es el fruto de una acción autónoma de oposición al mundo. Esta extrañeza es seguramente una de las causantes de nuestras angustias. Vivimos una nueva experiencia que no era previsible bajo esta forma: “la huelga general del virus”, para retomar la fórmula pertinente enunciada en algún lugar. La interrupción del “business as usual” se ha materializado sin nosotros, fuera de los esquemas conocidos que siempre hemos tenido en cuenta, que hemos deseado y por los que hemos luchado. Se trata de una huelga general de masas sin “masas”, peor aún, sin fuerza colectiva subversiva. Sería probablemente justo decir que estamos viviendo una primera agitación que nos anuncia otras, que vendrán en un proceso de hundimiento general de una sociedad organizada con el propósito de la obtención de un beneficio destructor. Este hundimiento, ajeno como es a toda acción colectiva consciente, no es portador de un mundo nuevo, de un proyecto de reorganización de la sociedad sobre nuevas bases. Permanece todavía como una creación del capitalismo, en los límites de su barbarie, sin más perspectivas que las del colapso.  Aquí se acaba toda similitud con la huelga general, que es la creación de una colectividad que se apropia de su fuerza.

Por lo tanto, el golpe que se nos ha asestado y que anuncia un encadenamiento de rupturas en el orden del mundo, está en relación con el funcionamiento del sistema social en el que vivimos y no puede disociarse de sus contradicciones. Los desarrollos recientes en la mundialización del capitalismo, la aceleración de los intercambios, la concentración y la urbanización rápida y gigantesca de las poblaciones, han acelerado la transformación ecológica y destruido la frágil reproducción del mundo vegetal, del mundo animal y del de los humanos, quebrando así las últimas barreras entre ellos. El advenimiento del capitalismo global no ha supuesto el fin anunciado de la historia, sino que ha inaugurado una nueva era de epidemias cada vez más frecuentes. Después de la gripe aviar, después del SARS, cabía temer la inminencia de una nueva epidemia que era prácticamente previsible. Por lo tanto, la lógica del modo de producción capitalista abocada a la obtención de lucro ha seguido implacablemente su camino y el freno  mencionado en el  “Monólogo del Virus” no ha sido accionado; sólo podía serlo por fuerzas sociales que se opusieran a esta lógica y que apenas si pueden constituirse. Las consecuencias de esta lógica y de esta impotencia para poder bloquearla están ante nosotros.  Me parece que es una pista para la reflexión: no separar la crisis viral de la naturaleza misma del sistema. Hay que oponerse a las tentaciones de explicaciones fáciles que se acomodan dentro de los límites de lo que existe, y que esconden mal la intención de volver a poner en marcha la maquinaria. Un buen ejemplo de ello es el de los delirios conspiranoicos de toda clase, incluido el muy seductor del “virus creado en el laboratorio”.  Si sabemos que la guerra biológica forma parte de los proyectos criminales de las clases dirigentes, si la desorganización y el accidente son inherentes a toda burocracia, ya sea militar o de cualquier otro tipo, el hecho es que la visión conspiranoica deja de lado la lógica mortífera del modo de producción capitalista. La explicación más inverosímil pasa por ser la más evidente. Este virus fue fabricado, no por poderes ocultos, sino por el proceso destructor del capitalismo moderno.

Insistimos en que las medidas de confinamiento y de privación de las libertades sociales e individuales ponen de relieve las relaciones de clase. Una vez más, ahora sí, la igualdad formal desaparece, de manera macabra, frente al temor a la desigualdad social. Desigualdad que la crisis viral acelera. Pero la crisis viral rebela también la naturaleza del capitalismo moderno y sus contradicciones. La cotidianidad ha sido trastornada, la realidad es ahora el colapso de los sistemas financieros, la debacle de las bolsas, la precariedad generalizada del trabajo asalariado, el aumento vertiginoso del paro, un empobrecimiento masivo. Una bocanada de aire fresco: los “economistas”, que habían relegado al fondo del baúl de los recuerdos los conceptos molestos de desequilibro del sistema, han prácticamente desaparecido, confundidos por lo inesperado, faltos de pronóstico. Mientras que millones de parados se suman a los millares de muertos por la pandemia, las fortunas gigantescas se tambalean para encontrar protección en brazos de sus Estados. La plancha de billetes se pone de nuevo en marcha y la inflación, que nos decían era cosa del pasado, asoma la nariz. El después se anuncia ya como una segunda sacudida del derrumbamiento.

No puede sorprendernos que la epidemia del covid-19 y aquellas que la han precedido hayan tenido su origen en China, convertida en la fábrica del mundo, en los territorios presa de una destrucción salvaje, rápida y masiva de la naturaleza. La China, fábrica del mundo, es productora de virus como es productora de máscaras,  aparatos de respiración asistida y dolipranes, etc. Forman un todo.

Por su amplitud global, planetaria, la contaminación viral ha desembocado rápidamente en un bloqueo de los intercambios, en un derrumbe de la economía, en la desorganización de la producción del lucro. Una crisis lleva a la otra. A partir de ahora,  todo es global. Y, en un período de dos semanas, lo que apenas se vislumbraba se ha hecho realidad: sólo en Estados Unidos, en uno de los centros mismos de la máquina infernal, más de diez millones de trabajadores se han convertido en parados.

Entre las preguntas que nos interpelan, que nos inquietan, está la de la respuesta que han dado los poderes políticos en el terreno de los derechos formales, de sus restricciones liberticidas que cambian por completo el marco jurídico de nuestra existencia. La eventualidad de adoptar el “modelo chino” como la referencia en materia del estado de emergencia se ha dibujado muy pronto en las sociedades europeas para concretarse enseguida en la adopción de métodos y técnicas represivas y de control de lo cotidiano.  A esto se han sumado algunas derogaciones que van en el sentido de un cuestionamiento del Derecho laboral. En países como Portugal, el gobierno socialista ha llegado a suspender el derecho de huelga, permitiendo al Estado “tener los medios legales de obligar a las empresas a funcionar”[1].

Tenemos, por experiencia, razones para temer que estas formas de estado de emergencia  puedan, una vez la crisis viral haya terminado, convertirse en “derecho común”, para retomar la fórmula púdica del “diario de todos los poderes”.  Más aún cuando este “final”, el famoso “desconfinamiento”, corre el riesgo de ser lento y a plazos. La urgencia de un retorno necesario al “business as usual”  –reclamada ya por todas las fuerzas capitalistas-  justificará sin duda la perpetuación de “restricciones liberticidas”. Un nuevo orden jurídico para nuevas formas de explotación. Lo que significa que, la simple oposición a este nuevo estado de derecho autoritario será indisociable de la capacidad colectiva de oponerse a la reproducción de la lógica de producción y de destrucción del mundo, que nos ha llevado a donde ahora estamos.

Así pues, queda pendiente la cuestión inaplazable de saber si el capitalismo, sistema complejo, potente y capaz de giros inesperados, puede acomodarse, a la larga, a un funcionamiento social reglado por medidas y constricciones liberticidas extremas. La experiencia histórica muestra que un estado de excepción basado en la reproducción de las relaciones de explotación y la búsqueda de la producción del lucro es compatible con una fuerte intervención del Estado. No es casualidad que uno de los grandes teóricos del estado de excepción, Carl Schmitt, haya sido un brillante admirados del orden nazi, que facilitó el orden jurídico de una sociedad moderna en Europa durante una decena de años al precio de espantosos horrores. Más recientemente,  es indiscutible que el orden totalitario heredero del maoísmo ha conseguido engendrar un régimen capaz de construir una potencia capitalista moderna, en el seno de la cual, la explosión de desigualdades sociales y el aumento de conflictos y de antagonismos de clase, han sido, por el momento, superados por medidas despóticas.

Otro tema es la aplicación de este modelo a las sociedades del viejo capitalismo de dominio privado, donde el estado de derecho regula, a partir de la cogestión de los “agentes sociales”, el conjunto de relaciones sociales. En principio, es cierto que la dirección de los asuntos económicos y públicos se hace de manera cada vez más autoritaria, bajo las formas actuales de capitalismo liberal. La tendencia ya era clara antes del advenimiento de la pandemia y el derrumbe previsible de la economía. La evolución del capitalismo, su crisis de rentabilidad y la necesidad de maximización de los beneficios habían reducido progresivamente el espacio de negociación y de cogestión, fundamento del consenso de la democracia representativa y de sus organizaciones. La crisis de la representatividad política que vivimos desde hace años es la consecuencia inmediata de ello.

Dicho esto, podemos preguntarnos si la puesta en marcha de estas medidas liberticidas está ligada a un proyecto consciente por parte de los poderes de construir, de manera durable y con una aceptación también durable, un estado de excepción permanente.  ¿O es que la adopción de estas medidas es la única respuesta de la que dispone la clase política para afrontar las consecuencias sociales de la pandemia?

Como en cualquier crisis, la clase dirigente debe hacer malabares entre la idea de defensa del interés general, en que se funda su hegemonía ideológica, y la subordinación a quienes en verdad dan las órdenes, esto es la clase capitalista. En cualquier circunstancia de confusión, el único plan B disponible es el de un refuerzo del autoritarismo,  el de un mayor uso del miedo como forma de gobierno.

En la época actual, la dimensión de las medidas coercitivas exigidas por la amplitud de la crisis viral mundial, plantea, finalmente, el problema de una parálisis del sistema productivo mismo. Por el momento, el receso de la economía no está más que en sus inicios y la búsqueda de la vía social demuestra indiscutiblemente la riqueza y la potencia de las sociedades capitalistas modernas. Si las medidas de suspensión se prolongaran, correríamos el riesgo de ver el derrumbe del conjunto de la maquinaria económica.  No obstante, el paso rápido, en pocos días, de un estado de estancamiento económico a una recesión vertiginosa con millones de parados es el signo de la fragilidad del conjunto del edificio. Lo que explica las reticencias de una parte de la clase dirigente a adoptar medidas de estado de emergencia sanitaria.

Los discursos anti-liberticidas están justificados, nos alertan contra la pérdida de derechos que ya eran bastante magros. Sin embargo, y teniendo en cuenta los efectos desastrosos que estas medidas de excepción pueden tener sobre el desequilibrio de “su” economía, podemos considerar que los sistemas políticos las adoptan, no con el objetivo principal de dominar a la mayoría de la población, ni de someter a los explotados a nuevas condiciones de explotación, sino, sobre todo, porque se ven forzados por las circunstancias, por una situación que los sobrepasa.  Por supuesto, las clases dirigentes saben hacer un buen uso de estas medidas del estado de emergencia, las aprovechan para acelerar el desmantelamiento de los derechos llamados “fundamentales”, para transformar el estado de derecho. No obstante, los hechos muestran la ambigüedad de la situación. Estas mismas clases políticas –en Europa e incluso más allá, en países donde el equilibrio social es frágil- se ven forzadas a volver a orientaciones y decisiones tomadas anteriormente. A modo de ejemplo, la suspensión en Francia de la odiada “reforma de las pensiones” y de la “reforma de los derechos de los parados”, el tímido proyecto de liberación de ciertas categorías de prisioneros, en Francia, en Estados Unidos, en Marruecos y otros lugares. Sería sobreestimar su función e incluso su inteligencia de clase considerar que los dirigentes dominan la situación y son capaces de ir más allá de medidas de salvaguarda de  las leyes del lucro. Son estas leyes las que conducen su iniciativa política. En el momento actual de la crisis sanitaria, la necesidad de confinamiento de la población  parece ser la única forma posible de evitar una situación de desastre social y económico.  Se confina a la población no para reafirmar la dominación social, sino como único medio de aliviar un servicio público de sanidad hecho trizas, como consecuencia de haber optado por la austeridad. Al querer mostrar que domina la situación, el sistema político busca esconder sus responsabilidades en el desastre sanitario. Intenta negar su fracaso desde el punto de vista de la defensa del famoso “interés general”.  Como broche final: el bloqueo progresivo de la economía, debido a estas medidas,  debilita a su vez  la gobernanza.

Nada indica que la salida del “confinamiento” pueda hacerse como una vuelta harmoniosa a una reproducción del pasado. Este sería, sin duda, el proyecto de los señores del lucro y de sus servidores políticos. Estos corren el riesgo de encontrarse, a la salida del estado de emergencia, más debilitados que al inicio de la crisis.  Y con otra emergencia, la de una crisis social extendida. La crisis del capitalismo será el segundo episodio de la crisis viral. Es por ello que, desde ahora, la clase política busca preparar una salida que sea un largo proceso que permita integrar medidas de emergencia en un estado de derecho convertido cada vez más en estado de excepción.

La crisis de representación, anclada ya en una sociedad rica y violentamente no igualitaria, se reafirmará debido a los efectos devastadores de la crisis económica.

Después del tiempo suspendido del confinamiento, las fuerzas del capitalismo intentarán imponer un regreso al modo de producción del pasado, a las leyes del lucro como única alternativa posible. Pero no estamos en el siglo XIV de la peste negra y, en Francia como mínimo, podemos esperar que la rebeldía y la resistencia acumuladas a lo largo de estos últimos años puedan nutrirse de las nuevas formas de solidaridad que se han tejido durante el confinamiento. Lo colectivo, única fuente de creación libertadora, deberá recuperar su sitio, deberá extenderse.

De lo vivido durante estos extraños meses, aflora ya un elemento portador de esperanza: la experiencia de los sanitarios. Los colectivos de sanitarios, aun trabajando en condiciones extremadamente difíciles y con medios restringidos, por la elección política de aquellos que ahora se presenten como salvadores, han conseguido encargarse de la supervivencia de la sociedad. Más allá de jerarquías y burocracias, han demostrado su capacidad de organización, de improvisación, de innovación y de invención. Si el horror no se ha extendido más todavía es gracias a ellos. Esta solidaridad de los colectivos de trabajo sin duda ha extraído su energía de una experiencia de varios años de lucha contra la austeridad y los recortes, contra la destrucción de sus condiciones de trabajo, contra el ataque predador del capitalismo privado. Frente a la injusticia de la muerte, unidos por los valores de la solidaridad, los sanitarios se han reapropiado de su labor, recuperando el control de su actividad, antes en manos de los gestores financieros.  Por su función, estos trabajadores son conscientes de su utilidad social para la supervivencia de la colectividad, consciencia que refuerza su compromiso pero también su capacidad de contestación. Como ya habíamos visto en el caso de otras catástrofes, es este movimiento el que puede constituirse en la base de un proyecto de futuro diferente.

Estamos viviendo la peste, pero este tiempo suspendido puede ser también donde cultivemos y acumulemos las cóleras.  La oportunidad de su afirmación traerá la vida, después del tiempo de los carroñeros.

Mientras tanto, y para dominar miedos y angustias, podemos leer con placer algunas líneas de alguien apreciado por Karl Marx, Heinrich Heine, escritas durante los años del plomo, entre la revolución de 1848 y la Comuna: “Aquí reina actualmente la gran calma. Una paz laxa, somnolienta y de bostezos de aburrimiento. Todo está silencioso como en una noche de invierno envuelta en nieve. Sólo se oye un pequeño ruido misterioso y monótono, como de gotas cayendo. Son las rentas de los capitales, cayendo sin cesar, gota a gota, en las cajas fuerte de los capitalistas, haciéndolas casi desbordar; se oye con nitidez la crecida continua de las riquezas de los ricos. De vez en cuando, se mezcla a este sordo chapoteo algún gemido en voz baja, el gemido de la indigencia. A veces también, resuena un ligero tintineo, como de un cuchillo afilándose.2“

Algo así nos ocurre hoy, el silencio no es siempre la calma, es también el tiempo en que afilamos las armas que ajustan las cuentas pendientes.


[1] Antonio Costa, primer ministro, declaración a  la televisión privada SIC, 20 de marzo de 2020.

2 Heinrich Heine, Lutèce, Lettres sur la vie politique, artisitque et sociale de France (1855), precedido de una presentación de Patricia Baudouin, La Fabrique, 2008.

Fuente: https://rebelion.org/la-peste-y-la-colera/

Imagen: https://pixabay.com/illustrations/coronavirus-virus-mask-stamp-china-4817450/

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Llamamiento continental: A los pueblos originarios, afrodescendientes y organizaciones populares

Por: Rebelión

La crisis que globalmente ha provocado el COVID-19 nos presenta una encrucijada a los pueblos de Abya Yala – América Latina. Las organizaciones populares somos la primera línea de resistencia frente a las peores expresiones del sistema en descomposición:

Estamos atravesando una crisis integral que amenaza la vida en todas sus formas. El COVID-19 se transformó en pandemia en un momento de agudización de la crisis capitalista y de reiterados intentos desde el poder económico de que la clase trabajadora cargue con la recomposición de la tasa de ganancia empresarial; que confluye con el debilitamiento de los sistemas de salud, el deterioro de las condiciones de vida y el despojo de lo público como resultado del giro neoliberal. La asfixia a la que nos someten la deuda externa, los organismos internacionales y el agobio permanente del imperialismo contra nuestra soberanía le dan forma a un escenario que anticipa las graves consecuencias.

En una América donde nos negamos a aceptar los ajustes estructurales y el desembarco de nuevas políticas imperialistas, y donde nuestros pueblos han encarnado importantes levantamientos populares en los últimos meses, la pandemia se ha convertido en una excusa para legitimar la presencia de las fuerzas armadas en nuestros territorios e implementar medidas de ajuste y el deterioro de las condiciones de existencia de la clase trabajadora. Asimismo, esta crisis puso de manifiesto nuevamente la brutalidad de la violencia patriarcal sobre las mujeres y disidencias sexuales, así como la exclusión histórica de los pueblos indígenas y afrodescendientes expuestos a enfrentar la pandemia en condiciones de vulnerabilidad extremas.

Como es la mejor tradición de nuestra gente, somos las organizaciones del pueblo, obreras, campesinas, de pueblos originarios, feministas, afrodescendientes, piqueteras, de pobladoras/es, las que estamos poniendo el cuerpo, la cabeza y el corazón en desarrollar respuestas inmediatas, pero también a proyectar

los lazos comunitarios y de unidad popular, territorial y regional, que alimentemos durante esta batalla, serán parte del tejido que construya los horizontes de transformación en Abya Yala.

Ante la falta de vivienda ocupamos territorios y construimos casas; ante la falta de trabajo organizamos cooperativas, recuperamos fábricas y enfrentamos cierres, despidos y suspensiones; ante el ataque patronal peleamos por mejores condiciones de trabajo; ante la falta de educación generamos escuelas; ante la opresión hacia las mujeres y disidencias construimos feminismos populares; ante la explotación construimos organización sindical de base y luchamos contra la precarización y por salarios dignos; contra el hambre construimos comedores y merenderos populares; ante la crisis climática desarrollamos la agroecología; frente el monocultivo y el monopolio de los alimentos, construimos territorios campesinos agroalimentarios para garantizar la soberanía y autonomía alimentaria; ante la militarización, el paramilitarismo y el narcotráfico hacemos sustitución de cultivos y luchamos por la paz. Nuestra alternativa es de vida contra los que nos proponen muerte.

Frente a la política de fronteras cerradas y de fragmentación, y frente a la xenofobia y el neofascismo que proponen desde arriba, retomamos el horizonte de la solidaridad continental y la unidad de los pueblos.

Frente a las políticas de los y las capitalistas, para usar la crisis como revestimiento del ajuste, profundicemos y replanteemos nuestras luchas históricas por la defensa de los territorios, la vida y la socialización de las riquezas, construyamos poder popular y comunitario.

Por eso, exigimos a los gobiernos y llamamos a los pueblos:

una salida a esta crisis que no sea una vuelta atrás a la normalidad capitalista, sino un camino hacia una sociedad mejor. Ello será posible si tomamos lo mejor de nosotros como pueblos,

1. Priorizar la vida sobre la deuda. No al pago de la deuda externa, investigación exhaustiva y condonación de la misma. Es criminal que se escatimen fondos a la salud y los derechos, por pagar las obligaciones con el FMI y otros acreedores. Los sistemas de salud y de protección social para enfrentar la pandemia son la prioridad.

Necesitamos recuperar nuestra riqueza estratégica y el manejo de nuestros bancos y comercio exterior, fuente permanente de la sangría económica de los países latinoamericanos. Solo una política de soberanía económica, desde el avance del poder popular, puede aliviar la crisis económica y la mundial que estamos empezando a vivir.

2. Combatir las desigualdades. Impuesto extraordinario a los ricos, a la ganancia de los bancos y las grandes empresas, a los que fugaron capitales. Que los gobiernos asuman el papel de eliminar las desigualdades promovidas por el mercado, que las inversiones necesarias en políticas de emergencia se financien enfrentando la concentración de la riqueza, no con rebajas salariales a los trabajadores. Reorientar las líneas de producción de las grandes empresas para la producción de insumos destinados a combatir el Coronavirus, así como las enfermedades que soportamos sin atención del Estado como la desnutrición, el dengue, el chagas y la tuberculosis.

3. Fortalecimiento urgente de los sistemas de salud pública: inversión urgente y prioritaria en el sistema público de salud, estatización de la salud privada y fortalecimiento de las medidas de contención pandémica por parte de los estados. La pandemia reafirma la necesidad de que todos y todas reciban asistencia de salud universal, fortaleciendo la promoción pública de estos servicios. Que los Estados tomen control de la producción y administración de todos los insumos necesarios para enfrentar la crisis con participación y control de los y las trabajadoras. Eliminación del sistema de patentes sobre los medicamentos para desarrollar con plenitud la investigación y aplicación científica para resolver los problemas humanos, y reconocimiento a la medicina originaria y ancestral.

4. Por trabajo con todos los derechos. Ingreso universal garantizado para todas y todos, prohibición de despidos y suspensiones. Es esencial reconocer los derechos de las y los trabajadores para vivir una cuarentena digna. Que esta emergencia no sea la excusa para seguir avanzando en la precarización del trabajo. No al cierre de empresas, apoyo estatal a su ocupación y recuperación por parte de los y las trabajadoras.

5. La vivienda y el hábitat digno como derecho social, la cuarentena solo puede realizarse bajo un techo, con servicios básicos garantizados y en un barrio saludable. Es necesario suspender desalojos, pagos de alquiler y de servicios; las políticas de hábitat deben direccionarse hacia una reforma urbana integral que garantice el acceso a la vivienda en barrios dignos para todas las familias trabajadoras.

Acceso universal al agua, luz y gas y urbanización de los barrios populares: no hay lucha contra la pandemia sin que todas las personas puedan tener agua potable, gas y acceso a la electricidad en el hogar, barrio o comunidad. Ni casas sin personas ni personas sin casas. Requisición de propiedades vacías para la población en situación de calle y albergues populares.

6. Enfrentar el hambre y garantizar la alimentación universal, priorizar el financiamiento y el rol de la agricultura familiar cooperativa, comunitaria y agroecológica en el abastecimiento de alimentos para el pueblo, comedores, merenderos y cocinas comunitarias: es necesario avanzar en la promoción del acceso a los alimentos, como una forma de impulsar la economía y no causar una crisis de suministro. Garantizar una canasta básica con precios regulados y exentas de impuestos. Exigir sanciones a la especulación con los precios el acaparamiento de supermercados e intermediarios. Condonación de las deudas de los campesinos y campesinas, la redistribución de la tierra productiva e implementación de sistemas de protección y colonias agroecológicas con financiamiento del Estado.

7. Contra la mercantilización de la naturaleza, necesitamos recuperar la soberanía sobre nuestros bienes comunes como el agua, el gas, el petróleo, la tierra, riqueza estratégica que es usurpada por pulpos económicos con las complicidad de gobiernos y empresarios locales. Pleno respeto a los territorios de los pueblos y replanteo del modelo económico y extractivo. La explotación de recursos naturales debe respetar a la madre tierra como así a los pueblos que la habitan.

8. Fortalecimiento del cerco sanitario y asistencia humanitaria con garantía de soberanía de los territorios a pueblos originarios, nacionalidades indígenas y afros. especialmente a todo aquellos cuyo hábitat se encuentra en ecosistemas vitales como la Amazonía, para quienes la amenaza epidemiológica puede significar un etnocidio. Fortalecimiento del gobierno propio y sus sistemas para la pervivencia territorial y cultural de la vida de los pueblos indígenas y afros. Prohibición de desalojos y acciones que violen la soberanía de los pueblos indígenas.

9. Políticas reales para enfrentar la violencia machista: Con las medidas de aislamiento social, existe la posibilidad de aumentar la violencia doméstica y otras formas de violencia contra las mujeres. Que para las mujeres, cis y trans, la expansión de las plataformas tecnológicas para garantizar su uso cuando la violencia contra las mujeres es un hecho no es suficiente para prevenirla y erradicarla. Presupuesto para prevenir femicidios y transfemicidas. Refugios para personas en situación de violencia, entrega de subsidio económico especial a sobrevivientes. Planes de empleo y educación orientados hacia mujeres y disidencias.

10. Más prevención, no a la represión: muchos gobiernos han utilizado el contexto del coronavirus para intensificar la lógica represiva y de vigilancia y para aumentar el encarcelamiento de los más pobres, a líderes comunitarios, defensores y defensoras de derechos humanos y de la madre tierra. Es hora de reducir la población carcelaria y otros cuidados como un problema de salud pública. También es necesario revalorizar las autoridades propias y las guardias comunitarias que cuidan los territorios ancestrales y están siendo un efectivo organismo comunitario para cuidad la vida.

11. No a la intervención política, economica y militar imperialista: rechazamos de manera categórica el uso de la crisis como excusa para una intromisión militar en Venezuela por parte del imperialismo yankee y sus socios, el asesinato permanente de líderes indigenas y populares de Colombia, la feroz represión del regimen golpista en Bolivia y del gobierno antipopular de Piñera en Chile, la expansión de proyectos extractivos en territorios indígenas y campesinos. Exigimos que se levanten los bloqueos hacia Cuba y Venezuela.

12. Ayuda Humanitaria Internacionalista: Exigimos a los gobiernos que soliciten ayuda humanitaria a Cuba y a otros países que han desarrollado experiencia técnica para enfrentar la pandemia y que pueden ayudar a contener el brote de Covid-19 en las ciudades donde la pandemia se ha expandido con más crudeza, cómo Guayaquil y San Pablo.

Contra la riqueza de pocos, por la soberanía de los pueblos. ¡Por la vida, no el FMI!

Como luchan los pueblos latinoamericanos: Diciendo-haciendo, diciendo-haciendo, diciendo-haciendo, ¡carajo!

¡Solidaridad internacionalista!

CONAIE Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador-Ecuador
Congreso de los Pueblos-Colombia
MTST Movimiento de Trabajadores Sin Techo-Brasil
CONFENIAE Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana- Ecuador

FPDS Frente Popular Darío Santillán-Argentina
ONIC Organización Nacional Indígena de Colombia-Colombia
FOL Frente de Organizaciones en Lucha- Argentina
Ukamau-Chile
CRBZ Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora-Venezuela
CNTE-SNTE Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación-México
AUTE sindicato electricista-Uruguay
Coordinación y Convergencia Nacional Maya Waqib’Kej- Guatemala
CNA Coordinador Nacional Agrario-Colombia
Movimiento de los Pueblos/por un socialismo feminista desde abajo.(Frente Popular Darío Santillán Corriente Nacional-Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social – Izquierda Latinoamericana Socialista-Movimiento 8 de Abril)-Argentina
CLOC (ANAMURI, Ranquil, Conaproch, Red Apícola Nacional, ANMI)-Chile

FENASIBANCOL Federación Nacional de Sindicatos Bancarios Colombianos-Colombia MPA Movimiento de Pequeños Agricultores -Brasil
CRIC Consejo Regional Indígena del Cauca-Colombia
UTT Union de Trabajadores de la Tierra-Argentina

PCN Proceso de Comunidades Negras-Colombia

CONAMURI Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas – Paraguay

União Nacional de Trabaladoras(es) Camelôs, Feirantes e Ambulantes do Brasil-Brasil MICC Movimiento Indigena y Campesino de Cotopaxi – Ecuador
PAPDA Plate-forme haïtienne de Plaidoyer pour un Développement Alternatif-Haiti Comisión Intereclesial de Justicia y Paz-Colombia

MNCI Movimiento Nacional Campesino Indígena “Somos Tierra”- Argentina CENPAZ Coordinación Nacional de Paz-Colombia
MBL Movimiento de Barrios en Lucha-Ecuador
Brigadas Populares-Brasil

Zona humanitaria de San pedro del Ingara Chocó Territorio de paz-Colombia UNORCAC – Unión de Organizaciones Campesinas de Cotacachi – Ecuador MTD Aníbal Verón-Argentina
FOB Autónoma-Argentina

FOB La Libertaria-Argentina
MTR por la democracia directa-Argentina
FAR Frente Arde Rojo/COPA-Argentina
Frente Popular – Ecuador
Coordinadora Simón Bolívar-Venezuela
Radio al Son del 23-Venezuela
Plataforma de Lucha Campesina- Venezuela
Colectivo Caminos Verdes-Venezuela
FNL Frente Nacional de Lutas -Brasil
Movimiento de Mujeres por la Vida de Cajibio y Popayán-Colombia
Comité por la Abolición de las deuda ilegítimas CADTM Abya Yala Nuestra América (Colombia, Haití, Uruguay, Argentina, Venezuela, Brasil y Puerto Rico)
Red Emancipa de Educación Popular-Brasil
Feministas del Abya Yala
MPLT Movimiento Pueblo Lucha y Trabajo-Argentina
Pañuelos en Rebeldía-Argentina
Red de la Diversidad-Bolivia
Escuela Popular Permanente-Chile

Colectivo Whipala-Bolivia

Plataforma por la Auditoría Ciudadana de la Deuda de Colombia

OLP Resistir y Luchar-Argentina Colectivo Alexis Vive-Venezuela

Venceremos Partido de Trabajadores-Argentina Corriente Social y Política Marabunta-Argentina

Juntos! – Juventud en Lucha-Brasil

Fabrika Zurda – Ecuador

FECAOL Movimiento Nacional Campesino – Ecuador

Asociación de Trabajadores y Trabajadoras del Transporte (ASOTRASET) – Ecuador Corriente Sindical Carlos Chile-Argentina

Convergencia 2 de Abril-Chile
Democracia Socialista-Argentina
ASL Acción Socialista Libertaria-Argentina
La Junta-Peru.
Venceremos Abriendo Caminos-Argentina
ORG Organización Revolucionaria Guevaristas-Argentina

Organización Política Presentes por el Socialismo «PPS» – Colombia

CPI Corriente Política de Izquierda -Argentina

Adhesiones:

fru@resistencia-urbana.org

comunicacion@conaie.org

Fuente e imagen: https://rebelion.org/llamamiento-de-los-pueblos-originarios-afrodescendientes-y-las-organizaciones-populares-del-continente/

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Manifiesto por los Derechos de las Mujeres

Manifiesto por los Derechos de las Mujeres

Redacción Tribunal Feminista

Manifiesto que se leyó este 8M en Madrid

El 8M de 1857, centenares de trabajadoras marcharon por las calles de Nueva York. Años más tarde, la ciudad fue de nuevo testigo de las huelgas de las mujeres de las fábricas, saldadas con la represión y el fuego. El mes de marzo está marcado en el calendario por nuestra sangre y nuestra lucha centenaria. 163 años después, nos convocamos una vez más reclamando justicia.

Hoy, 8 de marzo de 2020, Día de las Mujeres, el Movimiento Feminista de Madrid MANIFIESTA:

Exigimos el fin de la violencia contra nuestro sexo, porque no hay paz para las mujeres. No la hay con un comienzo de año negro, con 19 mujeres y una niña asesinadas en este país por el terrorismo machista. Si oficialmente se cuentan 1.046 asesinadas por violencia de género desde 2003, se esconde gran parte de la verdad: los feminicidios son casi el doble. Las cifras de víctimas repuntan desde 2017. Toda la dimensión del terror de estos crímenes ha de ser tenida en cuenta.

Millones de mujeres en el mundo impulsan una ola de indignación contra la violencia, entre la resistencia y la furia de nuestras hermanas en América Latina. No es solo cuestión de Estado: es un grito global.

Desde 2013, el terror machista ha acabado en España con la vida de 35 niños y niñas y ha dejado en horfandad a otros 286. Demandamos que el reconocimiento a las familias de las víctimas se equipare al de otros terrorismos. No hay paz para nosotras cuando a la vez que honramos a las víctimas, se instala el negacionismo reaccionario: la extrema derecha ha declarado la guerra a las mujeres.

Esta es una lucha que apela a la conciencia de toda la sociedad. Exigimos acompañamiento y protección a las mujeres, formación de los agentes implicados, creación de juzgados especializados y unidades de valoración forense integral. La dispensa de la obligación de declarar contra su agresor es contraria a la lucha contra la violencia de género y deviene, en muchos casos, en impunidad. Más allá de los minutos de silencio, ¡basta ya de justicia patriarcal!

No haber sido capaz de proteger a las más de 200 mujeres que hoy estarían vivas tras dar la voz de alarma ante la justicia, es el mayor fracaso de nuestra democracia.

Una gran mayoría de las asesinadas no llegó a denunciar nunca: no es fácil dar ese paso. Es también una alerta de la desconfianza de las mujeres en un sistema que cuestiona su credibilidad. Si queremos salvar vidas, es urgente impulsar ya el título habilitante sin denuncia previa. Deben ponerse en marcha las medidas acordadas, porque es posible ayudar a muchas desde el cribado sanitario y los ayuntamientos. Exigimos transparencia para conocer el destino de los fondos de un Pacto de Estado contra la Violencia de Género que lleva ya dos años firmado.

La custodia compartida impuesta, la nueva coordinación de parentalidad o el falso síndrome de alienación parental son estrategias de coacción y castigo a las mujeres que promueven sectores reaccionarios. El feminismo no va a consentir la expansión de sus mentiras.

Todas las violencias machistas son expresiones de una misma ideología de odio. El aumento de las denuncias por violación en un 49 % en el último trienio obliga a dar respuestas. En las 177 agresiones sexuales múltiples registradas desde 2016, se han identificado, al menos, 141 menores entre los agresores. Casi un 40 % de las víctimas era menor de edad. Hasta la Fiscalía General de Estado califica como “muy inquietante” el incremento de la violencia sexual entre los jóvenes. Sin el impulso feminista, no se habrían llevado al legislativo las reformas en marcha sobre libertades sexuales. Demandamos que la nueva ley elimine el requisito de la denuncia previa cuando hay evidencias de violencia sexual. Reclamamos los argumentos de la propuesta que rebaja las penas por agresión sexual. Hay que acabar con la cultura de la violación y con las manadas.

La prostitución debe ser reconocida como violencia machista. Es en sí misma un atentado contra la libertad y la integridad personal, toda vez que implica el sometimiento sexual de quien necesita dinero. La prostitución reafirma y perpetúa la desigualdad entre los sexos, pues tiene su raíz en el núcleo duro del patriarcado: la subordinación de la mujer al varón. Porque lo contrario de la abolición es la barbarie, el feminismo es abolicionista.

La industria sexual es hoy una multinacional del crimen. La captación se alimenta de la violencia, la marginación, el abuso infantil o la necesidad, mientras la demanda sigue esquivando el foco: las redes proxenetas mueven cohortes de mujeres y niñas desde países más pobres, para satisfacer a los varones de países más ricos. En la última década se registraron 51 asesinatos de mujeres en prostitución. La verdadera revuelta puteril la traen las voces de las supervivientes, que hablan de “campos de concentración”. Las especialistas alertan de secuelas muy graves. La vulnerabilidad de las jóvenes encuentra uno de sus exponentes en las menores tuteladas por el Estado, para las que exigimos el máximo nivel de protección.

El modelo nórdico reduce los daños, mientras la regularización en Alemania es un tremendo fracaso. Nuestro país, tercer destino mundial de turismo sexual, necesita una ley abolicionista de la prostitución. Una ley que no penalice a las mujeres, sino que les brinde alternativas económicas, formativas, de empleo, habitacionales o de cualquier índole. Que persiga al proxeneta y al tratante. Una ley que sancione la demanda de pago por violar, elevando hasta la línea de los derechos humanos lo que esta sociedad considera aceptable.

Denunciamos el cabildeo que ha llegado hasta la Universidad para hacer propaganda de la prostitución como una salida laboral para las estudiantes. Cuando un Estado legaliza la prostitución, se hace cómplice por sus tributos. Debemos dar nuestro ejemplo para avanzar hacia la abolición internacional.

Si la prostitución es violencia machista, el porno es su pedagogía. El capitalismo salvaje ha dejado el acceso libre de los más jóvenes a una pornografía que escala por la extrema violencia sexual. En sus grandes plataformas en internet se suben millones de videos por año: uno de los términos más buscados es “adolescente”.

Es hora de cerrar sitios web y responsabilizar a sus ejecutivos, de dejar de mirar para otro lado ante la pedofilia. Se necesita una apuesta por la coeducación, con una educación sexual para la igualdad, que no sea solo un complemento en el currículo escolar. La verdadera “teoría del porno” es la misoginia.

La explotación sexual y la reproductiva comparten una profunda deshumanización. El alquiler de mujeres embarazadas para la compra venta de seres humanos es un atentado a la igualdad y a los derechos de filiación de madres e hijos. Nuestro ordenamiento debe tipificar explícitamente como delito esta práctica y considerar ilícita cualquier promoción de ella. Nuestras garantías deben incluir los “vientres de importación”, que sortean la ley, y derogar la Instrucción de 2010, sobre el régimen registral de la filiación, que nos instala en la ambigüedad legal.

Es inadmisible que desde los medios de comunicación se dé un tratamiento sesgado que normaliza la cosificación del alquiler de mujeres y la compra de bebés. Desde los medios se difunden también la hipersexualización de las niñas y la mercantilización sexual; en casos extremos, se rentabiliza el morbo amarillista sobre las víctimas. Si los medios de comunicación son una pieza clave para combatir el machismo, igualmente lo son para perpetuarlo. Su responsabilidad es ser garantes del derecho a la información, desde el principio de igualdad.

Las feministas venimos de lejos, y han sido muchas las luchas por el derecho al aborto. Exigimos un derecho a la interrupción voluntaria del embarazo sin el acoso de la ultraderecha religiosa, revertir la contrarreforma que afecta a las jóvenes de 16 y 17 años más vulnerables, anticonceptivos de última generación gratuitos, y la garantía de las prestaciones en la sanidad pública.

En verdad somos disidentes: lo somos contra los límites de una feminidad impuesta. Si no hay cerebros rosas ni azules, no hay juegos de niños o cosas de niñas. Nosotras somos abolicionistas del género. Es un pilar del feminismo acabar con esta construcción política que nos subordina como clase sexual. Millones de niñas en el mundo saben que ser mujer no es un sentimiento cuando mutilan sus genitales o se les impone sumisión bajo el velo patriarcal. No podemos diluirnos como sujeto político del feminismo ni permitir la implantación normativa de una neolengua que nos hace invisibles, que redacta “progenitor gestante” por “madre” en textos legales. El sexo es una realidad políticamente significativa y si no frenamos este borrado, la igualdad quedará entrampada en la diversidad.

Nosotras no estamos en conflicto con la libre expresión de la personalidad. Tampoco con la protección legítima de cualquier colectivo. Afirmamos que promulgar leyes de autoidentidad sexual, fusionada con el género, no sujeta a nada verificable salvo la voluntad de cada momento, es problemático para las mujeres. Tratar de imponernos silencio por ello es antidemocrático.

Legislar sin prever todas las derivadas podría dificultar las políticas para la paridad o contra la violencia sexual, desvirtuar espacios en los que la seguridad y la privacidad son importantes, especialmente para las más vulnerables. Perjudicaría, asimismo, la posibilidad de competiciones deportivas justas para mujeres y niñas.

Alcanzar la independencia económica que permita a todas una vida digna es imprescindible. La realidad sigue siendo que las mujeres estamos discriminadas en el ámbito laboral. La brecha salarial está en el 21,9% en el cómputo estatal, en la Comunidad de Madrid llega al 25,9%.

Las mujeres ganan al año casi 6.000 euros menos que los hombres. Tenemos la mayor parte de los contratos a tiempo parcial y una tasa de paro al menos tres puntos más alta que los varones. Somos el máximo exponente de la precariedad en nuestro país, porque el patriarcado y el capitalismo se aseguran de mantenernos con las peores condiciones laborales y con la carga casi en exclusiva de los cuidados y las tareas del hogar. Exigimos una ley de igualdad salarial, como herramienta para la negociación colectiva, mecanismos para que el empresariado cumpla la legislación vigente en esta materia, y que las administraciones autonómicas y locales implementen medidas de igualdad laboral.

Necesitamos políticas eficaces sobre corresponsabilidad y gestión pública, cuando los cuidados no pagados en España supondrían un 15 % del Producto Interior Bruto. Por si fuera poco, al concluir nuestra vida laboral, la brecha en las pensiones es incluso más profunda, de media un 35 % inferiores a las de los hombres. El reconocimiento como gananciales de las cotizaciones a la Seguridad Social reduciría la injusticia de la carga adicional de trabajo que realizan las mujeres para sus familias.

El espejo de la pobreza en este país devuelve el rostro de una mujer. La mitad de las familias monomarentales se sitúa en ella, debido a la falta de legislación y protección por parte de los gobiernos. Si existe un colectivo precario en el empleo es el de las empleadas domésticas, para las que el Estado debe ratificar el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo. En su visita a España, el relator especial de Naciones Unidas las ha escuchado a ellas, a las mujeres gitanas en el umbral de la marginación o a las temporeras del campo, y ha dado un serio aviso sobre un sistema de protección roto.

El reconocimiento del talento de las mujeres también es hacer justicia. Vindicamos el valor de nuestra aportación al acervo común en la creación y el conocimiento. Es una gran misión de rescate colocar a las viejas maestras en las páginas de historia, abrir los cánones de la academia y verlas como referentes. Es preciso hacer cumplir la ley de igualdad, con la presencia equitativa de ambos sexos en los mandos públicos y privados.

Cada 8 de marzo y cada día del año, la vindicación de las mujeres se oirá en esta ciudad y en todo el mundo. El abolicionismo no es solo el camino por la consecución de una ley, al igual que el sufragismo no fue solo la lucha por la conquista del voto. Aquel fue un genuino movimiento de liberación encabezado por una vanguardia no siempre comprendida, y eso mismo ocurre, más de cien años después, con el movimiento abolicionista, que se rearma cada día.

Nosotras hoy debemos ser dignas herederas de esas voces, porque nosotras, las abolicionistas, somos las nuevas sufragistas.

Por eso nos hemos convocado aquí, junto al recuerdo de la republicana Clara Campoamor. Ella era una de aquellas sufragistas y abolicionistas. El diario de sesiones del Congreso guarda cómo la misma diputada que había ganado el voto para las mujeres, hablaba de la quiebra ética para el Estado y de la crueldad de no proteger a aquellas jóvenes cuyos cuerpos eran tratados como una mercancía.

Nosotras no olvidamos. El eco de esas feministas republicanas está aquí porque aún somos la resistencia y alzamos nuestra voz para que viva la lucha de las mujeres.

Fuente: https://tribunafeminista.elplural.com/2020/03/manifiesto-por-los-derechos-de-las-mujeres/

Fuente de la Imagen: Tribuna Feminista

Autor: Redacción Tribuna Feminista

 

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