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Opinión | Reacciones humanas ante el dolor colectivo

Por: Andrés García Barrios

¿Por qué el dolor comunitario tiene una estrecha relación con lo educativo? Descúbrelo en esta reflexión que Andrés García Barrios hace sobre nuestras reacciones ante el dolor colectivo.

Desde hace unos años, mi tema como ensayista es la educación. Atento a ésta, he estudiado y reflexionado sobre la mejor forma de describir su esencia y sobre la multiplicidad de asuntos y públicos que le atañen; confieso que en cuanto a la primera, la esencia, en vez de que el estudio me la haya dejado más clara, ha hecho que por el contrario me parezca más y más volátil e incluso múltiple, como una perfumería donde todo tipo de esencias se confunden. Por ejemplo, recientemente me he venido a enterar de que ciertas definiciones de «educación» consideran a ésta como la institucionalización del aprendizaje, cuando para mi es casi exactamente lo contrario, es decir, que la educación es el menos institucional de los intercambios, que es algo así como el medio que tiene todo tipo de seres vivos de encaminar a sus descendientes y semejantes hacia su preservación brindándoles recursos que puedan aprender a emplear para su florecimiento. Hoy mismo buscaba en internet si existían bacterias que educaran a otras bacterias.

En el fondo, no es que yo esté tan perdido. La verdad ―y de esto también he venido a enterarme― las palabras que frecuentamos en nuestra disciplina (educar, educación, aprender, aprendizaje…) pueden significar muchas cosas diferentes en los distintos idiomas y países. Y en un mundo como el nuestro, donde todos los temas cruciales son mundiales y la semántica tiene más trabajo que nunca, no es extraño que uno se encuentre mil alternativas de significado en los objetos, conceptos y términos (mucho menos si se trata de un tema como la educación, de por sí tan amplio).

Podría extenderme en este asunto (y hablar por ejemplo de cómo, para colmo, desde hace unas décadas la academia revisa el hecho de que los seres humanos no dejamos nunca de aprender, y ha implicado en ello otros mil términos ―aprendizaje permanente, recurrente, continuo, para toda la vida―, introduciendo en la discusión si este tipo de aprendizaje debe quedar o no en manos de las instituciones educativas)… Podría extenderme, digo, pero en realidad mi intención es concentrarme en otro asunto.

Como escritor/ensayista interesado siempre en compartir lo que me viene a la cabeza, he ido por la vida con mi acepción de «educación» en las manos, como si se tratara de la bolsa de un coleccionista, atento a todo lo que pueda caber en ella y viendo cómo tiene la cualidad de crecer conforme se nutre. Pero no sólo eso; para mi desgracia, me voy dando cuenta también de que, mientras más crece, más cosas de las que pasan a mi alrededor tienen que ver con ella, y me hace temer que pronto el mundo entero cabrá dentro. Seguramente es mi mente la que asocia todo con el concepto educación, que cada día parece más un saco de vagabundo… y sin embargo, créanme que es difícil evitarlo.

Y así llego a lo que quería. Hace sólo unos días escribí un artículo para este Observatorio, seguro de que cada una de sus líneas tenían que ver con el tema educativo. Su tema era el dolor que vive un colectivo ante una catástrofe común, y mientras escribía me imaginaba aportando información importante al mundo de la educación al describir las reacciones que podemos tener los seres humanos frente a ese tipo de sufrimiento. El dolor comunitario me parecía un tema tan contundente que su relación con lo educativo se me figuraba inmediata y trasparente.

Lo envié a mi editora, y pasados unos días ella me respondió que la reflexión le gustaba pero que no encontraba (al menos no clara) la relación con nuestro tema. Le prometí revisarlo e intentar acentuar esa asociación, seguro de que sólo sería cosa de hacer explícito algo que estaba ahí y que yo había mantenido tras bambalinas. Pero lo leí y en efecto ―como si se hubiera tratado de un espejismo― no encontré nada que pudiera asociarse directamente con el hecho educativo, a menos que todos (incluidos mis lectores) hubiéramos ya asumido que éste guarda relación con todo, todo, todo lo que pasa en el mundo. Parecía que lo único que me quedaba era aceptar que no soy un Midas pedagógico capaz de convertir en educación todo lo que toca.

Sin embargo, antes de desechar lo escrito, pensé que una tercera opción era explicar lo anterior a mi público y poner a su consideración el texto, con la esperanza de que gracias a esta aclaración algunos pudieran entrever en él la significación oculta que asocia la educación con nuestras reacciones ante el dolor colectivo.

Si la mayoría de los lectores tiene la amabilidad de descubrir ese significado, prometo que mi próxima entrega tratará sobre la relación que guarda la educación con el giro de las perillas en las puertas de los consultorios médicos (esto es un chiste).

El texto en cuestión es el siguiente:

Reacciones humanas ante el dolor colectivo

Expresión

En 1985, cuando ocurrió el terremoto de septiembre, yo vivía en la Ciudad de México y coordinaba un taller de actuación teatral para jóvenes de mi edad. Las cinco o seis personas que lo integrábamos estuvimos de inmediato de acuerdo en crear una obra de teatro acerca de la tragedia. Nos dijimos que nuestra labor como artistas era ayudar a levantar no sólo los escombros urbanos sino también los que habían quedado dentro de nosotros, dejando salir los fantasmas ahí atrapados. Unos pocos días después nuestro proyecto había atraído a una decena de personas más, y finamente éramos dieciocho integrantes dispuestos a ensayar noche y día para compartir con otros nuestra forma de ver, sentir y expresar el dolor presente. La obra, que llamamos 7:22 (hora en que el sismo había terminado ya y sólo quedaba la realidad derrumbada en nuestras manos), resulta hoy una memoria de lo ocurrido.

En aquella obra de teatro había un personaje que me representaba, una especie de alter ego que aparecía vistiéndose para ir a dirigir su taller de teatro, cuando empezaba el temblor. Con terror veía moverse las paredes y las lámparas, pero finalmente volvía la quietud y el personaje salía a la calle.  El barrio, de casas elegantes y resistentes, estaba intacto; sin embargo, pronto se enteraba de que no muy lejos de ahí había habido derrumbes mortales. Su conclusión era terrible (una especie de autocrítica que me alertaba ante mi propia indiferencia): “Por mi colonia no pasó el terremoto. Solamente el temblor… ¡y fue muy corto!”

Clasificaciones científicas inoportunas

Parece fácil olvidarse o desentenderse de las tragedias cuando no nos han tocado personalmente (en apariencia); sin embargo, el miedo que despierta en nosotros la posibilidad de ser víctimas suele quedarse debajo de la piel como un animal escondido entre las piedras, listo para saltar al primer rayo de sol. A esta recuperación del recuerdo, a esta intensa reacción emocional, algunos la han llamado, en el caso de los sismos, tremofobia (fobia a los temblores), pero expertos de la UNAM invalidan este término argumentando que el miedo a morir en un terremoto no puede considerarse una fobia, es decir un trastorno mental.  “En nuestros días ―añaden― tendemos a patologizar todo en nuestra vida cotidiana y a catalogar fenómenos normales como enfermedades”. Como tantas otras veces, las clasificaciones científicas nos permiten una cierta higiene mental que tiende a neutralizar nuestras experiencias. Asepsia emocional, podríamos llamarle. ¿Será que de esa manera ―al clasificarlo― podemos contemplar nuestro terror como algo objetivo, algo más o menos externo y manejable? La ilusión, quizás, es que la naturaleza humana sea algo que se puede tratar y hasta curar, y que incluso sea posible neutralizar nuestros recuerdos y anestesiar el temor a morir, así como el dolor que nos despierta la muerte atroz de nuestros semejantes.

Sana distancia, no negación

En el teatro ―y en el arte en general― se reúne nuestra vivencia con la de otros. Al asumir un personaje, el actor encarna a alguien que es su semejante sin ser él mismo. Al actor no le está ocurriendo “realmente” lo que durante un par de horas representa con todo su cuerpo. Es esa pequeña distancia la que les permite tanto a él como al espectador, identificarse y “vivir” la representación de manera profunda, y una vez terminada ésta retomar con sensibilidad la vida que les ha tocado vivir en la realidad y ser empáticos con quienes están cerca. Toda unión exige una distancia; la humanidad entera no es sino una red de pequeñas distancias que nos separan y que nos unen.

Sin embargo, esa distancia, esa tensión entre ser semejantes y distintos, no debe sobrepasar ciertos límites. En la novela Bajo el volcán de Malcolm Lowry, el protagonista es un viejo cónsul inglés, alcohólico, perdido en la Cuernavaca de los años treinta del siglo pasado. A traspiés, flota bajo el rayo del sol candente, sudando entre los integrantes de una procesión de Día de muertos. A su paso encuentra a un hombre tirado, muerto o inconsciente, ni él ni nosotros sabemos. Entre la multitud que lo arrastra, no hay nadie a quien le importe aquel cuerpo, y nadie hace nada; él, que al verlo siente que debe detenerse, se deja llevar por la turbamulta y no actúa tampoco. Eso acaba por perderlo (sí, lo malo de la conciencia es que nos exige actuar). Al final, cuando su propio cadáver yace al fondo de una barranca junto al de unos perros, sólo los árboles se inclinan sobre él, compadecidos.

Amnesia total

En su cuento Todo pasa, la autora estadunidense Sarah K. Viatt imagina una escena espeluznante: dos meses después de los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York en 2001, un avión con más de doscientos pasajeros se viene abajo sobre las casas de uno de los barrios de esa misma ciudad. Hay gente que corre prendida en fuego por las calles también incendiadas. La noticia se da a conocer de inmediato por todos los medios. Es la segunda peor tragedia aérea de los Estados Unidos, y sin embargo, con el paso de las semanas, de los meses, la gente va olvidándola. Finalmente, al cabo de un año todos recuerdan “como si fuera ayer” los atentados de septiembre pero han borrado de su mente ese avionazo, que dejó un saldo de 260 pasajeros, niños, hombres y mujeres muertos, y otros cinco cadáveres en tierra. El protagonista, narrador de los hechos, llega a creer que aquello fue sólo un sueño suyo y tiene que consultar en la web si de verdad ocurrió. Al final…

Estimado lector, perdón si le he hecho caer en una trampa. El cuento Todo pasa no existe, ni tampoco su autora. El acontecimiento que narro arriba es un hecho real que la mayoría de la gente ha olvidado. El 12 de noviembre de 2001, en efecto, el vuelo 587 de American Airlines cayó sobre el barrio neoyorquino de Queens un minuto después de haber despegado rumbo a Santo Domingo. Ahora ya no importa si el acontecimiento estuvo o no ligado con los atentados a las Torres. El inmediato olvido, la total negación y amnesia se encargó de quitarle toda importancia. Yo pasé mucho tiempo azorado al ver que nadie a mi alrededor lo recordaba. Y sí, tuve que consultarlo en Wikipedia para seguir pensando que no había sido un sueño. Aquí se le encuentra.

Que otros lo resuelvan

Una reacción muy frecuente ante el dolor ajeno es dejar a otros la solución, por ejemplo a las autoridades. Sin duda, esta actitud puede ser correcta cuando apuesta a la eficiencia, pero no está bien llegar al extremo de delegar a la autoridad toda responsabilidad, a veces evadiendo nuestra sensibilidad y hasta nuestro recuerdo. Ello equivale a olvidarse de uno mismo. Aunque parezca una ridícula obviedad, hay que repetirlo: ninguna forma sana de organización social puede prescindir de las personas. Hoy todavía imperan formas de organización perfectamente verticales donde las decisiones son tomadas siempre por la misma instancia o el mismo individuo, y tienden por lo tanto a estandarizarse y a dejar de lado por completo el papel de la gente. Sabiéndose prescindible, ésta opta por olvidar. Sin embargo, todo aquello que olvidemos sin seguir un proceso sanador, tarde o temprano volverá a surgir y se cobrará la cuenta. La autoridad debe ser vista como un representante, al que, en aras de la eficiencia, dejamos actuar, sin que eso signifique que olvidemos que el dolor ajeno nos compete. Volviendo al temblor de 1985, recuerdo que muchas personas criticaban a las multitudes que se arremolinaban en torno a las zonas de desastre. “Que dejen a las autoridades hacer su trabajo ―decían―. ¡Que no estorben!” Seguramente la preocupación de los que así hablaban era legítima, y sin embargo la experiencia nos ha dicho que la reacción espontánea de la sociedad civil ―que algunos califican de morbosa― puede resultar mucho más útil que la indiferencia de quienes dejan que los demás resuelvan todo.

Es muy probable que las redes sociales, con todo su parloteo improvisado y desechable, sean mucho mejores que todas las formas de pseudohigiénica indiferencia.

Persona y multitud

No se trata, tampoco, de hacer la apología indiscriminada de las multitudes. Los pueblos son bárbaros a veces. Todos recordamos algún ejemplo, de antaño o de hace poco. Con frecuencia, ayudar a otros supone atreverse a salir de la inercia del grupo y a separarse de él para poder actuar. Eso supone romper valientemente con la normatividad que exige que uno delegue en otros la responsabilidad personal. Atreverse a ser la excepción tiene sus riesgos (uno, sin duda, es darse cuenta de que se está equivocado). Pero siempre estamos valorando la posibilidad de correrlos, y sin duda hay que hacerlo si la conciencia nos lo dicta con la claridad suficiente.

Si actuar estando equivocado es confrontador, dejar que el olvido cave profundo debajo de la piel, puede ser catastrófico. La típica turbamulta que actúa de manera irracional, como por influjo, no es sino una aglomeración de individuos que súbitamente recuperan la memoria de un gran dolor que yace bajo su piel, y responden de manera desbordada, como un río dispuesto a saciar toda la sed.

Sin embargo, la disyuntiva no necesariamente está entre ser la excepción individual (el héroe único) o unirse a una multitud desbocada o dirigida por un caudillo que se apodera de toda la racionalidad del grupo.

Las multitudes muchas veces han demostrado lograr una organización espontánea casi perfecta; por lo general surgen en ella líderes naturales, a los que todos atienden con una inteligencia que podemos llamar “social” incuestionable. Este tipo de grupo no pocas veces se forma con el objetivo de ayudar a quienes están en problemas (iba a decir “de ayudar a otras personas” pero también hemos visto gente que se organiza de esa forma inmediata y espontánea para salvar animales en peligro).

Horizontalidad

Acudir en ayuda de otros no siempre es una acción espontánea. Se puede estar preparado para hacerlo. El hecho de que en nuestras sociedades no exista una cultura de intervención solidaria, no significa que no podemos impulsarla y prepararnos mejor para el momento en que se requiera de nosotros. Si el lector tiene tiempo puede revisar un artículo anterior en el que describo algunas de las formas en que podemos organizarnos para ayudar a otros cuándo es imperativo actuar. Sin embargo, en este momento creo que la mejor recomendación que puedo hacer es insistir en que siempre hay una manera de sortear la tendencia a olvidar y a delegar nuestra responsabilidad en otros: una forma es seguir luchando por preservar la expresión artística, nuestra y de los demás; otra es dejar de reducir la condición humana a categorías científicas que, útiles en un contexto profesional, en la vida diaria neutralizan la empatía, incluso hacia nosotros mismos; otra es romper los cánones que nos impiden actuar de forma individual cuando es necesario, y una más, favorecer la creación de multitudes solidarias que actúan por el bien comunitario.

Finalmente, acerca de la tendencia a delegar nuestra responsabilidad personal en la autoridad, quiero mostrar un ejemplo de organización horizontal que me deslumbra por su originalidad y eficacia. Una vez más remite a 1985. En su libro Terremoto en la iglesia católica, el historiador y maestro Andrea Mutolo nos describe la acción de un grupo de jesuitas que brindaba ayuda a los damnificados de la colonia Guerrero, una de las más afectadas de la Ciudad de México. El procedimiento que seguían en caso de emergencia era tan simple como innovador (aplicado ahora, lo seguiría siendo). Uno de sus miembros lo describe así: “Teníamos una consigna que era muy disciplinada: el primero (de nosotros) que llegaba (al lugar de la emergencia) asumía la conducción del proceso (de ayuda) y tomaba decisiones que no se discutían; en todo caso, en tiempo posterior se evaluaban”. La idea de confiar en quienes integran un grupo, al grado de dejar a cualquiera de ellos la conducción total de un proceso, me parece una idea revolucionaria. No sé qué tanto se aplica actualmente al interior de empresas e instituciones, pero lo que sí sé es que por lo general se hace algo muy diferente, aún en casos de emergencia: quien primero arriba al lugar de los hechos trata de resolver lo más que se pueda de forma provisional, siempre en espera de que llegue su jefe y tome las decisiones definitivas, que muchas veces implican echar atrás lo avanzado. En el ejemplo que pongo no ocurre así: todos los miembros del grupo de acción están capacitados y empoderados para tomar decisiones y éstas se respetan, dejando la evaluación para el final. Se apela a un aprendizaje colectivo que es la suma (o más bien la multiplicación) de las responsabilidades individuales.

Una fantasía final

El 19 de septiembre pasado ―tercera ocasión en que un sismo intenso sacude la zona centro del país en esa fecha―, todo tipo de reacciones supersticiosas y pseudocientificas intentaron explicar la repetición. Ya veremos, cuando se acerque el próximo septiembre, qué tanto se tendrá que atender a esas posturas, pero por lo pronto no creo que hay que darles mucha importancia. Me parece que afirmar, por ejemplo, que una actitud de temor y alerta multitudinaria es capaz de estremecer las plataformas continentales, es sólo una muestra más de nuestra confusión en torno a la responsabilidad humana.

Sin embargo, para terminar este artículo, quiero traer a colación justamente una de esas versiones. En realidad, parece un relato creado con intención estética. Es el de que, ante la recurrente amnesia humana, la Tierra se ha empeñado en repetir la fecha del temblor para que no lo echemos al olvido. Me parece una idea conmovedora, una imagen poética. Sirva para mostrar cómo una vez más el arte hace acto de presencia para recuperar, aunque sea momentáneamente, lo que hemos perdido, en este caso la sensibilidad ante el dolor vivido, el nuestro y el de nuestros semejantes.


Andrés García Barrios es escritor y comunicador. Su obra reúne la experiencia en numerosas disciplinas, casi siempre con un enfoque educativo: teatro, novela, cuento, ensayo, series de televisión y exposiciones museográficas. Es colaborador de las revistas Ciencias de la Facultad de Ciencias de la UNAM; Casa del Tiempo, de la Universidad Autónoma Metropolitana, y Tierra Adentro, de la Secretaría de Cultura.

Aviso legal: Este es un artículo de opinión. Los puntos de vista expresados en este artículo son propios del autor y no reflejan necesariamente las opiniones, puntos de vista y políticas oficiales del Tecnológico de Monterrey.

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Consejo Técnico Escolar. Vía alterna al piloteo suspendido

Por: Sergio Martínez Dunstan

«El piloteo se llevará a cabo, de una manera u otra, a través de los Consejos Técnicos Escolares.»

Más tardaron en conceder la suspensión del piloteo de la reforma curricular que la Secretaría de Educación Pública (SEP) en encontrar la vía alterna.

Basta recordar que una vez hecha la presentación formal y publicados en el Diario Oficial de la Federación (DOF), mediante el Acuerdo Número 14/08/22, la SEP se alistó poner a prueba los planes y programas de estudios en preescolar, primaria y secundaria en 906 escuelas de acuerdo con el transitorio cuarto. Posteriormente, se dio a conocer a través de una nota informativa, que el Consejo de la Judicatura Federal había admitido la demanda y concedido la suspensión temporal del Programa Piloto. No obstante, se menciona en el comunicado oficial, su ejecución seguiría adelante en tanto continuara el proceso legal porque la dependencia gubernamental no había sido emplazada en el juicio. Aunque la autoridad educativa se retractó después. De acuerdo con la nota del Periódico la Jornada, la Titular de la SEP anunció el aplazamiento indefinido en el marco de la Reunión Nacional de Autoridades Educativa, de manera virtual, sin que ello implique la renuncia a la defensa legal. Pero la formación continua para los docentes sobre los nuevos planes y programas de estudio proseguirá de acuerdo con lo previsto, sentenció la funcionaria federal.

Cabría preguntarse, ¿el plan de estudios está en riesgo? ¿Existe la posibilidad que “tiren” o se “caiga” la reforma curricular? ¿Podría abrogarse el Acuerdo Secretarial 14/08/22? Técnicamente hablando, la respuesta es afirmativa. Pero es muy improbable al menos en corto tiempo. Cabía esperar la defensa del proyecto oficial por parte de quienes la han venía impulsando. No renunciarían, ni renunciarán al derecho legítimo de hacer valer la rectoría de la educación que por ley se les ha atribuido. Cuantimás si consideran que les asiste la razón.

¿Existe un precepto legal que obligue a la SEP pilotear el plan como condición sine qua non para poner en marcha una nueva currícula? No, aunque ciertos grupos tengan motivos para poner en tela de juicio su propósito, alcance y metodología. Es un escollo más pero no imposible de franquear. ¿Las dos últimas reformas curriculares (Reforma Integral a la Educación Básica y Aprendizajes Clave) fueron sometidas a un piloteo?

¿Su concreción estuvo condicionada a ello? Los argumentos argüidos por Educación con Rumbo, Seamos Héroes A. C., al interponer la demanda pudieran tener cierta validez pero quizá carezcan de la fuerza necesaria para derogarla. Habría que poner en cuestión la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la Ley General de Educación y el resto del marco normativo. Nada más, ni nada menos.

¿Quién pierde y quién gana con el aplazamiento del piloteo del plan de estudios? Pierde la educación, la sociedad, la escuela, la familia, los maestros y los alumnos; ganan los poderes fácticos, la asociación civil y los que están atrás de ella, podrían decir los defensores de la reforma curricular. Lo cierto es que se encuentra sitiada entre fuego amigo y fuego cruzado, en mi opinión. Diversos grupos antagónicos entre sí la han colocado al centro de la lucha por el poder político, la disputa por la educación y la pugna al interior de la SEP. Según la Agencia Reforma, el diseño de la iniciativa del cambio del plan educativo recayó en la Dirección General de Materiales Educativos y la de Desarrollo Curricular encabezadas por Marx Arriaga y su cercana colaboradora Claudia Izquierdo Vicuña respectivamente. Aunque ésta última ha sido sustituida recientemente por Xóchitl Leticia Moreno Fernández (ex funcionaria de la Universidad Pedagógica Nacional y ampliamente reconocida en el mundo académico por su trayectoria ejemplar) según se puede constatar en los documentos publicados recientemente a propósito de la Primera Sesión Ordinaria del Consejo Técnico Escolar, Ciclo Lectivo 2022-2023.

Pero al margen de tales grillas, analicemos someramente su contenido y el fondo del mismo. En el documento “Orientaciones para la Primera Sesión Ordinaria del Consejo Técnico Escolar y el Taller Intensivo de Formación Continua para Docentes” refiere que la dinámica del CTE se transforma en dos aspectos (página 2).

a) Entretejiendo los procesos de formación y gestión

b) Transita de una guía de trabajo a un documento orientador, genérico, sin diferenciarlo por niveles educativos tal y como venía presentándose.

Los motivos aludidos para justificar dicho transformación se relacionan directamente con elementos del plan y programa de estudios (página 2):

  • El reconocimiento de la autonomía profesional
  • La coparticipación de estudiantes, familias y comunidad.
  • El enfoque fundado en el trabajo pedagógico colaborativo y la resolución de problemas identificados por la comunidad
  • La priorización de la formación docente desde una perspectiva situada y contextualizada desde el diálogo colegiado
  • La reorganización y articulación de los procesos administrativos, normativos y de gestión para la mejora del aprendizaje.

Circula en la redes sociales otro documento que lleva por título “Primera Sesión Ordinaria del Consejo técnico Escolar y el Taller Intensivo de Formación Continua para Docentes” (el archivo lleva por nombre “1a Sesión Ordinaria 211022_VF y está diseñado gráficamente con los logotipos así como con los colores oficiales y tal parece que fue utilizado para apoyar alguna exposición en la pasada reunión nacional del Consejo Nacional de Autoridades Educativas). En la Diapositiva 4, se pretende responder al cuestionamiento ¿Cómo fortalecemos el trabajo colegiado en el CTE? Asimismo, se propone la reapropiación de la diversidad de acciones en el actual espacio del CTE partiendo de las siguientes premisas:

  • Transformación desde la gestión pedagógica. Énfasis en la autonomía profesional de las y los docentes.
  • Construcción colegiada de la acción pedagógica. Identificación de necesidad a partir de los contextos escolares, apropiación y diseño de metodologías y estrategias para contextualizar los contenidos y los trabajos en el aula.
  • Orientación de la acción pedagógica. Establecer una nueva dirección de la acción pedagógica, a partir de los principios de las NEM y el Plan de Estudio (integración curricular, comunidad como núcleo integrador, etc.)

A la luz del Anexo del Acuerdo 14/08/22 en toda su extensión y de manera resumida en la introducción, de la página 1 a la 8, podemos identificar la misma visión y propósitos que en lo anteriores documentos. En la página 1 se menciona que la propuesta curricular es una tarea (…) que comprende:

  1. Plan y programa de estudios incluidos los libros de texto.
  2. La formación docente
  3. El codiseño
  4. El desarrollo de estrategias nacionales
  5. Transformación administrativa y de gestión

Con respecto al punto 1 se señala que, página 4, el Plan de Estudio cuenta con una estructura con cuatro elementos que articulan la propuesta curricular de principio a fin.

I. Integración Curricular

II. Autonomía profesional del magisterio

III. La comunidad como el núcleo integrado de los procesos de enseñanza y aprendizaje

IV. El derecho humano a la educación

Referente a la fracción I, página 4 también, la integración curricular aglutina los ejes articuladores, los campos formativos y los propósitos curriculares (perfil de egreso genérico y específico), así como la metodología. Y ésta a su vez, la metodología, articula el trabajo interdisciplinario, la problematización de la realidad y la elaboración de proyectos.

Además, en el Transitorio Cuarto del multireferenciado acuerdo —el 14/08/22— se menciona que para atender el carácter regional, local, contextual y situacional que en la elaboración de los planes y programas de estudio serán consideradas las propuestas que respondan a los enfoques humanista, social, crítico, comunitario e integral de la educación (de acuerdo con el artículo 23 de la Ley General de Educación) que durante el piloteo se realizarían acciones que permitan concretar dichos aspectos.

¿Qué se puede inferir al respecto? La relación entre el malogrado piloteo y la transformación de los Consejos Técnicos Escolares con la finalidad de lograr con el segundo lo que se abortó en el primero. En otras palabras, el piloteo se llevará a cabo, de una manera u otra, a través de los Consejos Técnicos Escolares. Lo que no mata fortalece. Y, al parecer, le viene como anillo al dedo a la SEP porque tiene un margen de libertad mayor en cuanto al alcance y los tiempos establecidos. ¿Quién gana o quién pierde? Quizá en el balance, al final de cuentas, resulte que las ganancias sean superiores a las pérdidas para la SEP. ¿Quién lo diría?

Carpe diem quam minimun credula postero

Fuente de la información:  https://profelandia.com

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Venezuela: Investigaciones Lugarizadas – Universidad Nacional Experimental del Magisterio Mérida y Monagas

Investigaciones Lugarizadas – Universidad Nacional Experimental del Magisterio Mérida y Monagas

«La participación activa del colectivo pedagógico del PNFA Dirección y Supervisión Educativa, ha garantizado que el programa continúe dando sus aportes en cada uno de los espacios de formación donde ha sido necesario su apoyo. Durante este periodo ha sido motivante en virtud de que en ocasiones anteriores los participantes consideraban que no era necesario fortalecer estos aspectos, sin embargo cuando se efectúa el llamado para la inscripción del curso nacional multimodal retorno seguro a clases, despertó el interés siendo uno de los curso con mayor participación, en cuanto a los congresos pedagógicos por la dinámica presentada de la medida de bioseguridad solo se reportó 21 participantes.» (Cuadernillo de Monagas, p. 8)

 

«Durante el transitar de la formación de educación primaria, hemos observado los avances que se han reflejado en nuestra área, este programa se inicia un 10 de diciembre del año 2016, con el desarrollo del Congreso Pedagógico Circuital, es a partir de allí que vemos la necesidad de dar a conocer a nuestras maestras ymaestros la importancia de hacer investigaciones desde nuestras realidades, lo importante de sistematizar las experiencias que vivimos en nuestro quehacer educativo.» (Cuadernillo de Monagas, p.16)

Descargar los cuadernillos completos  en los siguientes enlaces con doble clips:

CUADERNILLO MERIDA

 

CUADERNILLO Nº 1 ESTADO MONAGAS

 

Fuente de la Información: Centro Internacional de Investigación Otras Voces en Educación CII OVE

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Venezuela: La Etno-Cultura Popular como Propuesta Formativa y Pedagógica

La Etno-Cultura Popular como Propuesta Formativa y Pedagógica

Yuleima Rodríguez Torcatt

El recurso que se expresa a continuación forma parte de la construcción analítica y critica, ya que la génesis de su formulación parte de las realidades y consideraciones del campo problemático presente en los diversos aspectos relevantes de los programas PNF de la Universidad Nacional Experimental del Magisterio “Samuel Robinsón”, los cuales están estrechamente ligados a la propuesta de una pedagogía contextualizada, pertinente, liberadora y aproximada a la comunalización educativa.

Es necesario reconocer que nuestra sociedad requiere mayor interés por parte especifica de los entes educativos, quienes gestionan, diseñan, impulsan y orientan actividades de carácter cultural, ya que desde diversos resultados obtenidos de  investigaciones científicas y estudios territoriales desde la perspectiva  de la cotidianidad se han recabado estadísticas y referencias sustentadas que, comprueban dos visiones: en primer lugar, la carencia de conciencia ciudadana y desconocimiento sobre acciones y acaecimientos discriminatorios en el aspecto étnico  en un alto porcentaje por parte de la población; en segundo lugar que, en una mínima porción se defienden los derechos en comunidades, pueblos y grupos discriminados culturalmente, donde hay que destacar que han sido procesos inéditos para defender activamente sus derechos en todos los aspectos sociales.

Es importante señalar que en los últimos 20 años, a través de la creación e impulso de marcos legales y nuevos modos de organización, en Venezuela surgió un sistema nacional incluyente, democrático, participativo y protagónico, hechos prácticamente inalcanzables por la población hasta entonces. A partir de allí se aunaron más esfuerzos, principalmente desde las bases del pueblo con la puesta en praxis de la creatividad, para la conformación de numerosos modos de encuentros, grupos y organizaciones pluri-etnicas, pluri-culturales y bilingües que se encuentran desplegados en todo el territorio nacional.

También hay que señalar  que, la discriminación étnica no es un tema nuevo en  debates, ni en acciones político-culturales, ya que está ha tenido su origen y cimientos a través de representaciones sociales, educativas y culturales con efectos negativos sobre aquellos que, como colectivos, fuerzas activas, movimientos sociales, entre otros,  se han definido como excluidos de sus libres derechos y visibilización en el ejercicio de la ciudadanía, reivindicación y exaltación en sentido de iguales, en el desarrollo educativo y cultural de los pueblos.

Todos estos acontecimientos históricos son el producto de dolorosos procesos colonizadores, los cuales asignaron al pueblo el papel de subordinado por parte de intereses individualistas e intencionalidades europeas, en contra de grupos vulnerables, que supuestamente no se adecuaban a las características exigidas por las y los denominados blancos, pudientes, clasistas, capitalistas, saqueadores y asesinos. Pero desde entonces, las poblaciones afro e indígenas han librado múltiples  batallas, ubicándose en la actualidad como héroes y heroínas que con el transcurrir del tiempo nos dejaron como legado la fuerza, la resistencia y las armas culturales, entre otras, para la defensa y liberación contra fuerzas impositivas, dominantes, capitalistas, hegemónicas y castrantes, en la recuperación de derechos, igualdad e inclusión social.

Actualmente no basta el deseo de reconocer e implementar un sistema de igualdad como un derecho, valor y  principio constitucional. Se requiere generar condiciones y mecanismos formativos para todas las personas que principalmente hacen vida en las instituciones educativas y que estas vayan siendo evaluadas desde el impacto y transformaciones sociales en los sentidos de igualdad étnica que se vayan garantizando en la población, pero desde términos palpables y efectivos.

Dicho lo anterior porque uno de los canales que han permitido la permanencia del problema discriminatorio en el campo cultural ha sido la práctica Docente, que incide en la falta de cauciones propias y colectivas para lograr una verdadera igualdad entre ciudadanas y ciudadanos, pese a que el Estado ha formulado instrumentos y política pública que permiten prevenir, eliminar y sancionar toda forma de discriminación que vulnere la libertad y el derecho ciudadano a la igualdad social.

De esta forma, la propuesta pedagógica tiene como intencionalidad contribuir colectivamente a la transformación de los contextos institucionales y comunitarios, en el desarrollo endógeno de las culturas, tradiciones, saber popular y costumbres de los pueblos.

La propuesta se fundamenta  en la revisión teórica de las leyes, decretos, lineamientos que emana el Ministerio del Poder Popular para la Educación y su aspiración de la Comunalización de la Educación, así como de la sistematización de experiencias y su revisión teórico-práctica de las relaciones sociales, lo cual permitirá aprovechar nuestros modos, medios, instrumentos y avances que en esta materia proporcionen viabilidad para la formulación de nuevas políticas gubernamentales, con la cual se agilice el desarrollo del territorio comunal, local, regional y nacional con apoyo de las herramientas que facilita y favorece las dinámicas colectivizadas de la Universidad Nacional Experimental Samuel Robinson, a través de las y los estudiantes, Redes Lugarizadas de Investigación, diversas estructuras organizativas, entre otros, que se encuentran agitando los territorios del país con investigaciones más acordes a la realidad.

Hay que reflexionar sobre, como la discriminación étnico-educativa-cultural se disimula en los contextos educativos, comunitarios y comunales; pero con riqueza multicultural, pluricultural y popular que se encuentra invisibilizada. En consecuencia estas acciones están  manifiestas  y conllevan a elevar aportes que pueden contribuir a la formulación de nuevas políticas educativas que requieren la comprensión que, la discriminación étnica-educativa- cultural es un hecho que debe ser asumido como una de las principales problemáticas educativas y sociales, para así alcanzar la transformación e impulsar la gestación de un sistema educativo que reivindique al ser humano desde el reconocimiento y la reivindicación a viva luz de su acervo étnico.

En este precepto, es favorable resaltar que nuestra propuesta se basa en la incorporación la formación étno-cultural obligatoria y con la misma relevancia que tienen las áreas de conocimientos universales (matemática, lengua, ciencias, química…), pero desde la mirada de nuestros orígenes indígenas y afro. Es por ello que en nuestras prácticas pedagógicas y en los procesos propios de los Proyectos e investigaciones, de las cuales los principios y propósitos de las Redes Lugarizadas de Investigación presentan la esperanza de obtener una educación contextualizada en la que el currículo educativo-cultural se considera invisibilizado, aun cuando siempre ha estado ahí, en lo individual y colectivo de nuestras y nuestros ciudadanos, quienes hacen vida en los centros educativos y comunidades, cuyas realidades se basan en la diversidad de saberes étnicos que bien podrían contribuir a la educación que demanda el país desde el matiz de la producción y transformación social que busca mermar el sistema capitalista y colonizador.

Fuente de la Información: Centro Internacional de Investigación Otras Voces en Educación / CII OVE

 

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Mundo Ecológico: Cargarse el mundo es posible, construir uno mejor también

Cargarse el mundo es posible, construir uno mejor también

Fuentes: La marea climática

Muchos de los nombres que pasaron por la Biennal, el espacio de pensamiento celebrado en Barcelona, coincidían en la necesidad de generar horizontes que nos pongan en marcha. Eso sí: desde lo colectivo y evitando el optimismo vacío.

Barcelona se despide, un año más, de una Biennal de Pensament en la que la emergencia climática ha tenido un papel preponderante. Han sido varias las mesas redondas dedicadas a abordar esta temática desde diferentes perspectivas. Ciudad y comidaciudad zerocambio climático y tecnologíainterespecismo o los retos que plantea la proliferación de distopías han copado algunas de las conversaciones.

Cada dos años, la ciudad condal invita a todo el que se quiera acercar a las numerosas conversaciones organizadas a pensar juntas, plantear dudas y proponer respuestas. Y todo es gratis. Este año, además, el festival ha descentralizado la mayoría de sus actos, lo que ha provocado que los tentáculos de esta invitación a pensar se extendiesen por los diferentes barrios de la capital catalana. Y ha sido un éxito.

El mundo se hunde. Y tú, ¿cómo lo llevas?

Es domingo y este es uno de los últimos actos de la Biennal. Las temperatura, veraniega en pleno otoño, nos recuerda la espada de Damocles que llevamos encima: el cambio climático. Es quince de octubre y hay gente con  sandalias, shorts y tirantes. En los medios, dos maneras de enfocarlo: hay quien continua diciendo que es una suerte, que ‘el verano se alarga’; otros, más cautos, más conscientes, y también más responsables, aseguran que el hecho de que el calor se mantenga está lejos de ser una buena noticia.

Emergencia climática, crisis económicas, pandemias, desigualdades, guerras. ¿Qué hacemos con todo esto? Ante este panorama, esta cuestión y delante de más de un centenar de personas, George Monbiot (Reino Unido, 1963) y la filósofa francesa Corine Pellunchon (Francia, 1967) leyeron manifiestos preparados especialmente para la ocasión. La intervención de Monbiot, por videoconferencia, fue contundente: hay que ampliar el círculo de las demandas para poder avanzar. “Los grandes cambios se producen gracias a los grandes pasos de las sociedad, pero tiene que haber una estrategia, una visión; porque esa es la única manera política que existe de conseguir cambiar las cosas”.

El escritor puso como ejemplo la alta efectividad de las campañas de la comunidad LGTBIQ, que, a lo largo de los años, ha ido ampliando las demandas como pura estrategia de supervivencia. “Cuando hay una estrategia, la sociedad van con ella, porque la ciudadanía no se quiere quedar fuera, no quiere vivir en el ostracismo”. Monbiot hacía referencia al dato del 25%: “cuando el mensaje llega a un 25% de la sociedad, entonces es cuando se empieza a producir el cambio; pero tiene que haber ese 25% de consenso”, explicó.

Por su parte, Corine Pellunchon aprovechó la atención del público para hablar de esperanza, “que nada tiene que ver con el optimismo”, y que se diferencian por hacer referencia la primera a aspiraciones colectivas, y la segunda a aspiraciones individuales. “Son tiempos trágicos para la esperanza, porque tenemos ante nosotros la posibilidad de la catástrofe, el final no del mundo, pero sí de nuestro mundo”, insistía ante los asistentes. Ante el catastrofismo, Pellunchon apuesta por “la oportunidad, la posibilidad, la revolución”. Sin embargo, porque siempre hay un sin embargo, advertía: “para poder ver el inicio de una nueva era, la era del vivir, primero tenemos que perder nuestras ilusiones”. ¿Acaso no están perdidas, ya? Quizás no: “la esperanza es el paso de la muerte a la vida, es tener expectación por algo; y eso está relacionado con la belleza y la supervivencia”. Saber el origen del sufrimiento no impide sufrir, pero la amenaza de un colapso inminente debería servirnos para definir qué queremos en la vida y qué no, alegaba Pellunchon en su manifiesto. “Hay que ser pragmático; y plantear dudas y proponer respuestas, una decisión. La utopía es una condición”.

Utopía es una de las palabras que daba título a este encuentro, pero iba, como casi siempre,  acompañada de su contraria: distopía, algo sobre lo que Layla Martínez (Madrid, 1987) ha investigado y escrito vastamente. También la persona que la acompañaba sobre el escenario, el filósofo y escritor catalán Eudald Espluga (Girona, 1990),  ha reflexionado de manera extensa acerca de este género y sobre sus bondades y peligros.

Si algo parece evidente es que hemos llegado al fin de la idea del progreso, como aseguraba Layla Martínez: “Uno de los aspectos clave del paso de la modernidad a la posmodernidad es la idea de que el progreso ha dejado de funcionar. El futuro ya no nos parece un lugar mejor, sino todo lo contrario: nos provoca ansiedad y miedo”. Este punto de inflexión que lo cambió todo se empezó a gestar a finales de la década de los setenta y principio de los ochenta. Es ahí, según Martínez, cuando se inicia este desgaste del futuro, “cuando se empieza a pensar que una sociedad mejor no es posible”.

Esto se ha visto traducido en la disminución contundente de la publicación de utopías y en un aumento considerable de la producción cultural distópica, que nos muestra un futuro catastrófico a todos los niveles. “Ni siquiera hace falta pensar en una sociedad perfecta, sino una un poco mejor. ¿Qué ha pasado para que en cien años haya cambiado tanto la imaginación cultural sobre el futuro?”, se preguntaba la autora.

Esta pregunta puede tener multitud de respuestas, o quizás incluso ninguna. Una de ellas es que la producción cultural a menudo se relaciona con la realidad. Y la realidad en la que vivimos no es buena. Otra es que es la producción cultural produce realidades. El problema no sería tanto la presencia de distopías, que a menudo nos quieren alertar de un mal futuro, sino la sobreproducción actual de estas. “El problema es que no haya otra cosa. Estas distopías conforman nuestra imaginación sobre lo que va a suceder y puede llevar a una especie de parálisis colectiva. Si todo el mundo piensa que el futuro va a ser peor, entonces tendrán la percepción de que el presente no es tan malo”; explicaba Martínez. El virgencita, virgencita, que me quede como estoy de toda la vida. El caso es que estamos muy lejos de vivir en un presente ideal. Todo lo contrario: vivimos un presente violento que nos corrompe y nos maltrata, tanto en el plano individual como en el colectivo. Si refugiarnos en pretérito es problemático porque nos conduce a la melancolía de un pasado idealizado que no fue, negarnos la posibilidad de un futuro mejor es negar la vida

Imaginar el fin del capitalismo es posible

Eudald Espluga tiene una respuesta contundente: “es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”. Sin embargo, el filósofo y escritor catalán no quiere quedarse anclado en un mantra que no nos lleva a ningún lado y lanza una propuesta: ¿por qué no romper con la idea de temporalidad explícita que existe en las utopías? “Apuesto por que el concepto de utopía no sea estático, tal y como propone Maggie Nelson con el concepto de libertad. ¿Por qué no dejamos de hablar de utopías y empezamos a hablar de ‘prácticas utópicas’ como un ejercicio constante y continuo de transformación de nuestras condiciones de vida?”. Para poder movernos de la era distópica a una utópica, Espluga ve necesario dejar de ver la utopía como un estadio que predecimos y apostar por una lógica propiciatoria que transforme las condiciones en la que nos encontramos. Sin olvidarnos, obviamente, de “imaginar las transformaciones de poder necesarias”.

Imaginar puede que sea el primer paso para cambiar lo que no nos gusta de nuestro alrededor, pero hace falta más: mucho más. Para comenzar, y como aseguraba Eduardo Galeano: ir dos pasos más allá. “Adelantarnos es lo que nos permite avanzar. Eso, y pensar en medidas que podamos visualizar en un horizonte cercano. Por ejemplo, creer en la reducción de la jornada laboral. Es algo que se puede hacer ya y que es técnicamente factible —de hecho, se están haciendo pruebas piloto en algunas empresas portuguesas—. Hay que buscar medidas, huir de las propuestas tibias y sobre todo, no dejar que el pensamiento utópico caiga en manos del capitalismo”, sentenciaba Layla Martínez.

El pasado domingo en Barcelona, Martínez, Espluga, Monbiot y Pellunchon coincidían en algo: hay que generar horizontes que nos pongan en marcha. Y para llevar a cabo esta tarea, solo hay una manera de hacerlo: desde lo colectivo y evitando el optimismo vacío, frecuentemente aliado del discurso individualista. Para ello, también es necesario alejarse de la nostalgia y mirar a largo plazo. “Los discursos que miran a 30 o 40 años vista no tienen sentido”, aseguraba Espluga.

Para finalizar, Layla Martínez lanzaba una propuesta: “¿por qué no reapropiarnos de la idea del fin del mundo?”. Y tiene razón: es posible que no se acabe el mundo, sino que estemos ante el fin de una era. “Se acaba esto y está bien que se acabe. ¿Por qué no apostar para que se acabe este mundo y para que empiece otro? Esto me parece fértil”. Chapeau.

Fuente: https://www.climatica.lamarea.com/cronica-biennal-2022-utopia-distopia/

Fuente de la Información: https://rebelion.org/cargarse-el-mundo-es-posible-construir-uno-mejor-tambien/

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UNICEF: Cómo preparar a su hijo pequeño para recibir una vacuna

Cómo preparar a su hijo pequeño para recibir una vacuna

7 consejos para ayudar a que el momento transcurra sin problemas.

Vacunarse es un gran problema para un niño pequeño, y su pequeño puede tener muchas preguntas. Estos son nuestros mejores consejos para ayudar a que la cita para la vacuna de su hijo se desarrolle sin problemas.

1. Obtenga la información más reciente

Antes de hablar con sus hijos sobre cómo vacunarse, asegúrese de que puede responder sus preguntas haciendo un repaso rápido usted mismo. UNICEF Parenting tiene muchos recursos para asegurarse de que esté actualizado.

>>Lea: Vacunas para niños: Respuestas a sus preguntas

2. Abre la conversación

Pregúntele a su hijo cómo se siente acerca de su próxima vacunación. Escuche sus pensamientos y cualquier inquietud y esté listo para responder a sus preguntas. Tenga en cuenta que los niños buscan en los adultos las reacciones emocionales apropiadas ante una situación. Incluso si le preocupa que su hijo sepa que podría sentirse incómodo durante la vacunación, trate de no compartir demasiado sus temores.

3. Mantenga las respuestas adaptadas a los niños

Los niños tienen derecho a la información sobre el proceso de vacunación, pero se les debe explicar de una manera apropiada para su edad que sea fácil de entender para ellos. Aquí hay algunas respuestas a preguntas comunes para tener a mano:

¿Qué es una vacuna?

Una vacuna es como un escudo que te protege de una enfermedad. Las vacunas ayudan a protegernos contra enfermedades peligrosas y han salvado la vida de muchas personas.

¿Cómo funcionan las vacunas?

Las vacunas le enseñan a su cuerpo cómo combatir las enfermedades. Lo hacen poniendo una pequeña parte del germen que causa la enfermedad de la que necesita protección (o algo que se parece al germen) dentro de su cuerpo, para que su cuerpo pueda aprender lo que necesita hacer para combatirlo. De esta manera, si alguna vez entra en contacto con la enfermedad, su cuerpo sabe exactamente qué hacer, lo que evita que se enferme.

¿Son seguras las vacunas?

¡Sí, las vacunas son muy seguras! Millones de niños (¡y adultos!) se vacunan cada año, lo que ayuda a protegerlos de muchas enfermedades. Cuando nos vacunamos, es posible que tengamos fiebre o algunos dolores, pero esto no dura mucho y muchas veces es mejor que enfermarnos por la enfermedad. Estos signos también muestran que la vacuna está funcionando y que su cuerpo está acumulando la protección que necesita para combatir la enfermedad.

4. Valida sus sentimientos

¡Recibir una inyección puede asustar a un niño pequeño! Es importante escuchar cómo se sienten y empatizar con sus miedos. Si su pequeño le dice que tiene miedo, intente decir algo como:
“Entiendo cómo te sientes, pero aquí está la cuestión: ¡se terminará en un abrir y cerrar de ojos! Sentirás un pellizco rápido y luego todo listo. Practicaremos cómo es en casa antes de ir a su cita. ¡De esa manera, sabrá exactamente qué esperar y podemos planear algo agradable para celebrar después!

5. Explique por qué las vacunas son importantes

Enséñeles a sus hijos que al vacunarse no solo están ayudando a mantenerse seguros, sino también a las personas que los rodean, como los abuelos. Podría decirles: “Las vacunas los protegen a ustedes de enfermarse, pero también protegen a otros de enfermarse porque es menos probable que propaguen el germen que causa la enfermedad. Eres tan valiente por hacer tu parte para mantener a otros saludables”.

6. Crea una distracción reconfortante

Durante la cita de vacunación, puede ayudar a su hijo a distraerse de la vacuna creando una distracción reconfortante. Trae el juguete favorito de tu hijo o cuéntale su historia favorita. Asegúreles que todo va a estar bien y que están siendo muy valientes, incluso si lloran o se enojan.

7. Tranquilízalos después de las tomas

Antes de salir de la cita de su hijo, hable con su médico sobre los posibles efectos secundarios de la vacuna y lo que puede hacer para ayudar a los que están en casa, como usar un paño frío en el lugar de la inyección. Preste especial atención a su hijo durante los próximos días para asegurarse de que no esté haciendo ni sintiendo nada fuera de lo normal. Si es así, llame al médico de su hijo para que le aconseje.

Fuente de la Información: https://www.unicef.org/parenting/health/how-to-prepare-your-child-for-vaccine

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España: Clasismo ortográfico

Clasismo ortográfico*

*En consonancia con la intencion de este escrito, esta redactado sin usar acentos.

Un idioma es un dialecto con un ejercito detras.

HISTORIA

Antonio de Nebrija. Primer diccionario del español (1492). Pedia la unificacion de la lengua como requisito para la unidad nacional. Queria que se escribiera como se pronuncia y pronunciar como se escribe y unificar las b-v y las g-j.

La Real Academia Española (RAE) se creo en 1713 preocupados por el uso excesivo de palabras en frances y publico su primer diccionario en 1726 como ya tenian las Academias de Francia, Italia y Portugal. Aunque la imprenta ya reducia las variaciones, y para que la gente dejara de escribir como le pareciera (era correcto escribir thesorothessoro o tesoro), publico Ortographia (1741) y Gramatica (1771), donde se suprimio la ph (faraon x pharaon y la ss (proceso x processo). En 1815 (cuando x quandocantidad x quantidad) y el uso de la x (dijo x dixo) y la (aire x ayre). En el siglo XX, psicologia x sicologia y septiembre x setiembre. En 1959 regulo las tildes (fue, dio). En 2010 publico su ultima Ortografia, sobre el uso de la q (cuark, cuasar, cuorum), los prefijos (exnovio, super-8), los extranjerismos (bale x ballet) y elimina la ch y ll del abecedario y la tilde en casos como: solo, este, guion, truhan, 3 o 4, te o cafe.

El Nobel de Literatura Gabriel Garcia Marquez cometia faltas de ortografia que sus editores se encargaban de corregir. En 1997 en un Congreso ante 400 especialistas de 21 paises propuso “Jubilar la ortografia, terror del ser humano desde la cuna: pongamos mas uso de razon en los acentos escritos, que nadie confundira revólver con revolver. Simplifiquemos la gramatica antes de que la gramatica nos simplifique a nosotros. Si la lengua no cabe en su pellejo, no deberia meterla en cintura, sino liberarla de sus ferreas normativas”. Juan Ramon Jimenez, tambien Nobel, creia, como Nebrija, que se debe escribir como se habla, y genero su propia norma ortografica, por amor a la sencillez, antipatia a lo pedante y odio a lo inutil. Le divertia ir contra la RAE. Escribia escelentisimo, verguenza y O x Oh.

ACENTOS

Acento prosodico es el relieve que se da a una silaba en su pronunciacion y el acento ortografico o tilde es el signo grafico (´) sobre una vocal. En latin no se usaban tildes, pero si en griego. El castellano perdio el acento circunflejo (^) y el grave (`) y solo conserva el acento agudo (´).

Diccion o acento es la entonacion o ritmo del habla de un pais, region, ciudad. Aunque en España se vocaliza mal, existe cierta fobia con los acentos no castellanos, sobre todo con el andaluz. En Francia hay una dictadura lingüistica que te castiga si no hablas frances con el acento de los parisinos, pero se esta luchando por una ley que penalice la discriminacion lingüistica de forma similar a como se hace por motivos raciales o de genero. Cuando una persona se burla de un acento, se esta burlando de todo un pueblo y es la guinda de un pastel hecho a base de clasismo y soberbia.

REFORMAS

La lengua es hija del error y la hacen avanzar quienes peor la hablan. La lengua es de todos o de nadie. Ningun habla es una degradacion de la lengua oficial, pues todos los idiomas se enriquecen de otras lenguas, incluso se crean otros nuevos como el spanglish en EEUU o el llanito en Gibraltar, mezcla de ingles britanico y andaluz.

A lo largo de la historia las lenguas viven en perpetuo cambio y las sucesivas reformas ortograficas pretenden disminuir la diferencia de como se escribe a como se habla, de este modo, el aprendizaje es mas facil para todos. La polemica surge regularmente entre la tradicion de los inmovilistas que respetan la etimologia de las palabras y los reformistas, con el sentido practico del uso.

Nadie pretende abolir la ortografia, aunque es un sistema complejo y anticuado lleno de arbitrariedades que requiere conocimiento, estudio y practica, solo se pretende simplificar lo innecesario y dedicarlo a otras cosas mas utiles, como la puntuacion o la sintaxis, mas relevantes para el manejo claro de la lengua. Escribir bien es una muestra de respeto a quien te va a leer.

CLASISMO

La forma no es siempre tan importante como el mensaje que contiene y la ortografia no siempre refleja la capacidad o talento de quien escribe, pues no es lo mismo saber escribir que tener buena ortografia. Un error ortografico no invalida un argumento o un analisis.

Corregir la ortografia es o no clasista segun se trate de ayuda o de burla. Cuando una persona corrige la ortografia a otra de su misma “clase academica”, puede ser falta de respeto o mofa, pero no clasismo. La sociedad utiliza la ortografia como un mecanismo sutil de poder, de distincion y discriminacion laboral y resulta un obstaculo para una solicitud o un letrero, que puede que no se tome con seriedad. Las personas de un nivel cultural alto tienen acceso a una educacion basada en la ortografia que, por benigna que parezca, afianza las diferencias sociales y retrasa la evolucion social, por ello es necesario el acceso a una educacion universal e igualitaria para todos.

Foto: https://www.flickr.com/photos/fotosdecamisetas/48902494938/

Fuente de la Información: https://kaosenlared.net/clasismo-ortografico/

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