¿Los algoritmos piensan por nosotros o contra nosotros?
La visibilidad de los contenidos en internet está determinada por un conjunto de normas matemáticas llamadas algoritmos. Sin embargo, su eficacia puede ser peligrosa, ya que podrían reducir nuestra capacidad de elección. Es importante tener en cuenta este aspecto al navegar por la web.
Antes, solíamos asociar la palabra “algoritmo” con complicadas operaciones matemáticas que nos confundían. Sin embargo, en la actualidad, se han convertido en el núcleo de las redes sociales y los motores de búsqueda. Los algoritmos son fundamentales en el mundo empresarial en la era de Internet, ya que su desarrollo y gestión determinan qué contenidos se hacen visibles y cuáles no.
La definición de algoritmo no deja margen para la confusión: se trata de un conjunto de reglas programadas que determinan el nivel de visibilidad que una publicación puede alcanzar en una red social. Los algoritmos también tienen la capacidad de decidir a qué usuarios se les muestra dicho contenido y en qué momento preciso.
En el pasado, obtener más “me gusta” y interacciones solía implicar un mayor alcance en las redes sociales. Es decir, mientras más personas interactuaran con una publicación, más alcance generaría. Sin embargo, hoy en día el proceso se ha vuelto más complejo y la relación entre interacción y alcance ya no es tan sencilla como antes.
Imitándonos
De acuerdo al portal especializado en redes sociales y tecnología TreceBits, los algoritmos y las inteligencias artificiales tienen como objetivo replicar los procesos de toma de decisiones del cerebro humano. Esto significa que buscan imitar la forma en que pensamos y decidimos para brindar soluciones más inteligentes y eficientes. En efecto, el algoritmo se encarga de llevar a cabo todo el proceso de búsqueda, simulando los pasos que seguiría una persona. Una vez completada la tarea, muestra los resultados obtenidos. Podemos decir que se trata de una serie de acciones realizadas dentro de un ordenador de manera muy rápida y eficiente. Cuando hagas una pregunta a través de un buscador como Google, se basará en la respuesta que le des para tomar decisiones y ofrecerte resultados relevantes. Por ejemplo, si buscas “tiendas de ropa en Cáceres”, Google realizará una serie de decisiones automáticas antes de proporcionarte la información solicitada.
El buscador utiliza diversos parámetros para determinar qué opción mostrar, basándose en la información que tiene sobre el usuario. Esto incluye datos como la edad, los gustos, la ubicación geográfica y el historial de búsqueda. ¿Útil y rápido? Desde luego. ¿Perverso para nuestra toma de decisiones? Parece que también.
Usando nuestros datos contra nosotros mismos
El control a través de los dispositivos móviles, algo que antes parecía sacado de una película de ciencia ficción, se ha convertido en parte de nuestra vida diaria.Hace unos años, la compañía de transporte con conductor Uber se encontró en medio de una gran controversia cuando se descubrió que su algoritmo ajustaba el precio del viaje según el nivel de batería del usuario.Si tu teléfono móvil tiene poca energía, es posible que veas aumentado el costo de tus desplazamientos.
De acuerdo con la declaración de privacidad de la empresa, se recopilan diferentes tipos de datos de los dispositivos utilizados por los usuarios. Estos datos incluyen el modelo del dispositivo, el sistema operativo utilizado, información sobre la red móvil y detalles sobre el estado de la batería.
La recopilación de esta información tiene como objetivo proporcionar un servicio óptimo y personalizado a los usuarios y usuarias. No, esto no ocurre solo con una empresa en particular. En realidad, cada vez que aceptamos los términos y condiciones en una página web o aplicación sin leerlos detenidamente, estamos permitiendo que se recopilen datos personales y se utilicen con fines comerciales. Esto sucede de manera generalizada en toda la web.
La importancia del acceso libre a la información y al conocimiento como un derecho humano no puede ser negada. Sin embargo, es preocupante que las decisiones estén siendo tomadas por operaciones matemáticas con fines lucrativos en lugar de por nosotros mismos.
Algoritmos para no pensar
Las grandes empresas y multinacionales cibernéticas se benefician al establecer patrones de consumo a través de algoritmos y políticas de datos. Sin embargo, esto nos lleva a reflexionar si estamos sacrificando nuestra capacidad de elección en el proceso. Cuando una operación está definida, la red nos mostrará sólo algunas opciones preestablecidas. Sin embargo, al seguir este camino limitado, podríamos pasar por alto otras opciones que podrían ser más atractivas y ni siquiera tendremos la oportunidad de conocerlas.
La existencia del derecho humano al libre acceso a la información y al conocimiento se ve amenazada cuando decisiones que afectan a estas libertades son tomadas por operaciones matemáticas con fines lucrativos, en vez de ser decididas por las personas directamente.
Internet es una fuente inagotable de información que puede resultar abrumadora. En ocasiones, nos vemos desbordados por la cantidad y no disponemos del tiempo necesario para tomar decisiones de manera racional. Como resultado, optamos por respuestas más impulsivas y emocionales. Los videos, memes, banners y gifs son herramientas muy útiles para las organizaciones. Gracias a ellos, se puede influir de manera más efectiva en las emociones de las personas y guiar sus decisiones, tanto en el consumo como en el ámbito político.
Estos elementos visuales permiten transmitir mensajes de forma creativa y persuasiva, logrando así impactar al público objetivo de una manera más directa. La figura del influencer se ha vuelto relevante debido a una razón en particular: no se basa en argumentos respaldados por pruebas y evidencias, ya que el entorno virtual no permite tiempos extensos para ello. En su lugar, se basa en una narrativa centrada en una figura destacada y en la conexión emocional con la audiencia.
En el marco de la investigación que adelanto sobre la transformación del sistema educativo venezolano, accedí a una beca del Foro Económico Mundial, consistente en permitirme usar sin costo el software Strategic Intelligency (de Inteligencia Estratégica). Este software trabaja con vínculos y enlaces a otros mapas de múltiples actividades, que ya están elaborados por otros/as investigadores/as.
La mayoría de estos mapas no están determinados por lo educativo, aunque en algunos casos terminen relacionándose. Por ello, este mapa interactivo tiene la limitación que requiere mucho más desarrollos de propuestas en materia educativa para hacerlo más próximo al lenguaje de la mayoría de los y las docentes.
De hecho, este es el primer mapa sobre la educación venezolana desarrollado con este software de inteligencia artificial. No obstante me pareció importante avanzar en la tarea, como parte de un camino que demandará otros esfuerzos convergentes para mejorarlo.
Por mi parte, este es el primero de seis mapas que elaboraré como parte de la investigación que realizo. Cada mapa va acompañado por una presentación en power point y un documento síntesis elaborado por el propio programa.
Llevo muchos años denunciando el carácter pseudocientífico de la Pedagogía. Son tantas y tan dispares las “ciencias de la educación” que ninguna de ellas, ni tampoco una suma integral de todas ellas parece alzarse, de manera legítima e inapelable, como la disciplina capaz de prescribir cómo tenemos que enseñar: ni el qué ni el cómo, ni el cuándo ni el dónde enseñar.
Si uno elige una de esas “ciencias de la educación” como saber principal o rector de los demás (psicología, sociología, neurociencia, didáctica…), tendrá que rendirse de manera honesta y objetiva ante un hecho: no hay “una sola” teoría psicológica sobre la educación, no hay una sola teoría social o un solo consejo didáctico sobre qué enseñar. Tampoco hay consenso científico sobre cómo es mejor hacerlo, qué herramientas es preferible emplear, etc. El panorama, como ocurre con todos los demás saberes sociales y humanísticos, es complejo. Múltiples “paradigmas”, variados y contradictorios enfoques y modelos. El docente tiene demasiado dónde elegir…Y esto de elegir un modelo o una teoría de forma arbitraria no es, desde el punto de vista gnoseológico, demasiado alentador.
Sin embargo, con cada nueva fase de reajuste del capitalismo occidental, y muy tangiblemente, con cada nuevo ciclo político en España, se tensiona más la cuerda y se somete a la Escuela (y por extensión, a la Secundaria y a la Universidad) a nuevos desmantelamientos. El hecho puro y simple de que la educación española se está degradando (menos conocimientos y más “competencias” o “saberes básicos”, menos esfuerzo intelectual y más “gamificación” y “cultura de la reclamación de notas”) sólo se puede iluminar a la luz de una causa explicativa: neoliberalismo. El neoliberalismo desmantela la Escuela. Un ejemplo: el DUA (“Diseño Universal de Aprendizaje”).
Los poderes mundialistas han dado con una formulita mágica. Se han acabado los centros de Educación Especial. Se han cargado a los especialistas en niños con dificultades especiales. Se elimina la pedagogía terapéutica. Se acabó el dinero para crear aulas específicas, dotadas de personal y material especializado, espacios tendentes a dar respuesta a necesidades educativas especiales. Es cuestión de tiempo. Bajo una capa de barniz ultraprogresista, esto es, tras declararle supuestamente la guerra a la discriminación, la real y la inventada, se sacan de la manga una nueva jerga, y lo de inventarse jergas es la única especialidad en la que los pedagogos son expertos: el “Diseño Universal de Aprendizaje” [D.U.A]
Y ¿qué es eso del DUA?, se preguntarán. Pues hablando en román paladino, el D.U.A. es la justificación verbal y pseudocientífica para eliminar una atención educativa específica a quien realmente precisa de una atención educativa específica.
La jugada neoliberal sólo puede pasar inadvertida a un espectador intoxicado él mismo por las jergas del ultraprogresismo: todos somos distintos, nos dicen, cada uno de los miembros de nuestra especie posee su “perfil de salida” (concepto que recuerda a las necias ideas sobre la “trazabilidad” de los productos comerciales) y, partiendo de esos supuestos pseudocientíficos, el profesor en el aula debe lograr cosas distintas de chicos distintos. Nada de “pedir a todos lo mismo”. Esto de elevarse por encima de lo que tus genes o tu clase social han predeterminado, es un empeño anticuado.
El neoliberalismo inherente al D.U.A. consiste en generalizar un engaño: que no traumaticen los docentes a quienes “parten de su propio perfil” (léase, parten de situaciones socioeconómicas y cognitivas muy malas). No elevemos a nadie. La Educación ya no será más un ascensor social (al menos para algunos). Busquemos en los chicos, sobre todo, felicidad, adaptación al sistema (un sistema que es, cada vez más, un cibersistema), da igual su descarada ignorancia. Mientras tanto, cerremos los colegios de Educación Especial y evitemos “sacar” a alumnos de su grupo de referencia (que suele ser un mero grupo de edad) para no discriminarlo.
¿Quién “se come el marrón”? El docente, eso es evidente. El docente “diseñará” una clase y un programa diferente para cada hijo de su padre y/o de su madre o de su progenitor o progenitora. Esta es la nueva Pedagogía, la que se impone en España con fuerza de ley (la LOMLOE, 2020).
¿Fundamentos de esta normativa estatal de obligado cumplimiento? Los propios de la Pedagogía: cero. ¿Adornos para adobar, endulzar y meter de tapadillo esta nueva jugarreta neoliberal? Muy sencillo: el gran adorno de nuestros días es el prefijo “neo”. En los años 70 y 80 ponían el prefijo “psico” a todas las cosas. Fue el auge de las ciencias “psi”. Hoy, como todas las modas americanas, el prefijo ornamental y otorgador inmediato de prestigio y relumbrón es el de “neuro”. Es la moda de lo “neuro”. Se habla de “neuroética”, de “neuroeconomía”, etc.
El DUA dice basarse en “tres redes neuronales” (¡sólo tres!¡como si en nuestro cerebro no existieran millones de ellas!) a saber: reconocimiento, emoción y estrategia. Que sean tres y no cuatro o diez, o cien, es absolutamente arbitrario. Pretenden a un tiempo, legisladores y pedagogos, hacer pasar por ciencia lo que no es sino una propuesta salida de las neuronas de dos profesores de Harvard, un par de pedagogos y psicólogos (por cierto muy ligados a “lo digital”).
Teniendo en cuenta que en el ámbito universitario de la Psicología y de las “ciencias de la educación”, los modelos (que no teorías definitivamente asentadas) se cuentan por cientos o por miles, no deja de ser significativo que la LOMLOE, la ley de corta y pega traducida de manera automáticamente -en todos los sentidos de la palabra “automático”- a partir de la UNESCO y de los organismos “supranacionales” , imponga un solo modelo, muy concreto y muy discutible, el de estos dos personajes de Harvard, para que los docentes, de manera ovejuna y acrítica, lo pongan en práctica.
Hay autores, como Alberto Royo o Santiago Moreno Castillo, que llevan un tiempo señalando estos desaguisados y estas arbitrariedades de los pedagogos. Son estropicios que, a mi entender, que llevarían a risa si la cultura en general y la cultura en Epistemología, en particular, fuera superior entre el público y muy concretamente entre los docentes.
Alberto Royo acaba de publicar un breve dardo (“Contra el pedagogismo”, Letras Inquietas, 2023) que se clava en la diana del problema: el problema que no es otro que el deterioro que el neoliberalismo está causando en la educación española. Esperamos nuevos dardos y misiles contra este fraude que es la pedagogía.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Fuente de la Información: https://rebelion.org/un-dardo-dirigido-contra-la-pedagogia
En Brasil, trabajadores sanitarios laboran sin descanso para llevar vacunas a niños y niñas
Cruzan ríos y ciudades para llegar a los que más los necesitan
Cada vez que Dynnhyfer de Souza contribuye a proteger la salud de un niño o niña, se emociona profundamente. “Me parece muy conmovedor ver a la gente haciendo cola para que la vacune”, explica esta técnica en enfermería residente en la ciudad brasileña de Baturité, en el estado de Ceará. “Dicen que vacuno con delicadeza, y eso es muy gratificante».
En estos momentos, los esfuerzos que realizan los trabajadores sanitarios como Dynnhyfer de Souza son especialmente importantes. En Brasil, la cobertura de inmunización de los niños y niñas menores de cinco años lleva descendiendo desde 2015, lo que aumenta enormemente el riesgo de que los niños contraigan enfermedades que se pueden evitar con las vacunas, como la poliomielitis y el sarampión. La situación empeoró durante la pandemia de COVID-19, puesto que a las familias les resultaba aún más difícil acceder a los servicios de salud pública. Además, se produjo un aumento de la reticencia a la vacunación que también ha influido en ese retroceso.
Sin embargo, en el país se observan algunas señales alentadoras. Por ejemplo, en el caso de la vacuna contra el sarampión, la cobertura nacional ha pasado de un 73% en 2021 a un 81% en 2022. Aún falta para alcanzar la tasa de cobertura del 91% lograda en 2019, antes de la pandemia de COVID-19.
Si se considera la media de las diferentes vacunas sistemáticas, Brasil está mejorando y se recupera
La situación de Brasil refleja alguna de las tendencias observadas a escala mundial en materia de protección de la infancia contra enfermedades que pueden ser mortales gracias a las vacunas sistemáticas que los niños necesitan para disfrutar de una vida saludable.
Según los datos recientemente publicados por UNICEF y la OMS, tras el mayor descenso continuo de la vacunación sistemática en una generación (en gran medida por causa de la pandemia de COVID-19), hay señales de recuperación. Sin embargo, esa recuperación es desigual. Las tasas de vacunación están aumentando en unos pocos países, pero en la gran mayoría, sobre todo en los países de ingresos bajos y medios, las tasas de cobertura se han estancado o, lo que es aún peor, siguen cayendo.
Los nuevos datos indican que las regiones de Asia Sudoriental y el Mediterráneo Oriental experimentan una sólida recuperación. No obstante, en algunas zonas de las Américas que llevaban mucho tiempo sufriendo descensos de la cobertura en la vacunación antes de la pandemia, esa tendencia se ha mantenido.
Para seguir impulsando las tasas de vacunación, es absolutamente necesario invertir de forma continua en campañas de inmunización. En el pequeño municipio brasileño de Baturité, UNICEF y sus aliados están desarrollando un programa piloto que está llevando las labores de vacunación más allá de los hospitales.
Dynnhyfer de Souza participa en el desarrollo de una de esas campañas de extensión en el Centro de Educación Infantil. En un solo día, suministró 27 vacunas a 21 niños y niñas. “Cuando quieren vacunarse conmigo, me están demostrando que les gusta cómo trabajo y eso hace que me esfuerce aún más para darles el mejor servicio”.
La labor de Dynnhyfer de Souza y la campaña de mayor alcance en la que está participando han logrado importantes resultados. Al término de la campaña de Baturité, que tuvo lugar de mayo a noviembre de 2022, se había vacunado a más del 95% de los niños y niñas de la ciudad (durante la campaña o antes) contra la poliomielitis y otras enfermedades prevenibles.
Llegar a la infancia de Manaos, la puerta de entrada a la selva amazónica
Los últimos datos mundiales muestran que, en el año 2022, se registraron algunas tendencias positivas. Por ejemplo, en todo el mundo, hay 2,5 millones menos de niños y niñas cero dosis, que son los niños que no han recibido ninguna dosis de vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina. Sin embargo, la realidad es que alrededor de uno de cada cinco niños y niñas nunca ha sido vacunado o no ha recibido todas las vacunas que necesita, lo que significa que no se ha beneficiado de la inmunización sistemática total o parcial. Esos niveles no se habían visto desde 2008.
Para llegar a esos niños y niñas, es necesario desarrollar campañas y estrategias de vacunación adaptadas a la situación de cada comunidad. Así ocurre en la ciudad de Manaos, situada a orillas del río Negro, en el noroeste de Brasil. La ciudad es la capital del Amazonas, un vasto estado que abarca parte de la selva amazónica. La propia ciudad cuenta con una población de más de dos millones de habitantes, pero está rodeada de zonas extremadamente remotas, por lo que es necesario aplicar distintos métodos y utilizar medios de transporte ingeniosos para llevar las vacunas que necesitan los niños y niñas.
Es muy habitual ver a Lindalva de Freitas, trabajadora sanitaria comunitaria en Manaos, recorriendo las calles de la ciudad, subiendo y bajando cuestas, haciendo equilibrios en puentes de madera improvisados y, cuando es necesario, cruzando el río en canoa. Todo para llevar servicios de salud a niños y niñas hasta sus propias casas.
Hoy, gracias a los esfuerzos de los trabajadores sanitarios y a los cuidados de su abuela, Gabriel, Kauan y Kennedy pueden recibir las vacunas que necesitan para estar protegidos.
Las vacunas ofrecen a estos niños y niñas protección contra enfermedades peligrosas como el sarampión, la poliomielitis y la difteria, que antes estaban controladas pero que recientemente han vuelto a aparecer en distintas partes del mundo.
Sabemos que las vacunas son la mejor forma de proteger a todos los niños y niñas contra más brotes de enfermedades, epidemias y pandemias. Por eso, es absolutamente esencial que se desarrolle una acción concertada y continua a escala mundial para dar respuesta a los descensos observados en la cobertura de inmunización en todo el mundo.
Las comunidades ribereñas de difícil acceso de Abaetetuba reciben servicios de salud esenciales
El programa pilotollamado Busca Ativa Vacinal o BAV (Búsqueda Activa Vacunal) llevado a cabo en Baturité, también se ha implementado en el municipio de Abaetetuba, en el norte de Brasil, que está formado por 72 islas.
Fuente de la Información: https://www.unicef.org/es/historias/brasil-trabajadores-sanitarios-laboran-sin-descanso-llevar-vacunas-ninos
No es que el sagrado mercado no pueda pagar mejor a los trabajadores, sino que no conviene. Una persona en estado de necesidad (atado a deudas o a su pobreza) es un esclavo moderno, dócil, manipulable, funcional. Exactamente como los países endeudados―los endeudados pobres, no los endeudados ricos.
¿Por qué los campesinos en Colombia, responsables de la producción de casi el 80 por ciento del mercado mundial de cocaína, ganan mil dólares por año y solo un kilo de cocaína se vende a 150.000 dólares en Estados Unidos? La respuesta dogmática es una de las mayores estafas del mundo capitalista que se repite en otros rubros, desde el agropecuario, el industrial hasta el profesional: los salarios responden a «la Ley de la oferta y la demanda».
Si los salarios en cualquier cadena productiva estuviesen dictados únicamente por esta ley, los trabajos más duros en la base de la pirámide (donde la oferta laboral es menor que en niveles más altos) o los especialistas en las elites académicas o científicas serían, por lejos, los puestos mejor remunerados. La razón radica en la misma pirámide de poder, justificada por una plétora de excusas propagandísticas que emanan de la micro clase en el poder y se reproducen en sus eslabones funcionales, desde gerentes, subgerentes, expertos en relaciones públicas, comunicadores, propagandistas, políticos, mercenarios, mayordomos, jornaleros hasta mendicantes. Todo fosilizado en instituciones (gobiernos, congresos, medios de comunicación, escuelas, universidades, iglesias, clubes, ejércitos, policías) que garantizan la sacralidad de la propiedad privada como si la existencia de un palacio y una chabola fuesen la demostración de la universalidad de este derecho.
Aparte de la razón capitalista que presiona siempre por una reducción de costos abajo y la maximización de las ganancias arriba, existe una necesidad de mantener a los grupos marginales en estado de perpetua producción a través de la necesidad, como el endeudamiento o la misma pobreza. Este estado perpetuo de necesidad deshumaniza hasta el grado de aleccionar al esclavo para convertirse en esclavista como premio a su propio sacrificio, algo que con suerte el uno por ciento logra y luego es destacado en las tapas de revistas y en las lecciones de los padres a sus pequeños hijos―no porque todos los padres se creen esta ficción histórica, sino porque deben preparar a sus hijos para sobrevivir en un mundo deshumanizado.
Si esos trabajadores semi esclavos de Colombia tuviesen remuneraciones más altas y mejores condiciones de vida, probablemente se educarían y migrarían a otros sectores de producción y servicios―la misma ilegalidad que hace que el producto sea caro, también hace que los productores sean baratos.
Lo mismo ocurre (sólo por poner un ejemplo más) con el trabajo esclavo en diferentes regiones de Asia, África y en América Latina. En muchos casos, los esclavos sin salario del siglo XIX estaban mejor alimentados y menos envenenados que los actuales trabajadores africanos, desde las minas de cobalto del Congo a las montañas de desechos electrónicos de Gana y Tanzania, o a los madereros nativos de Mozambique, con los cuales conviví en los años 90s. Sin duda, en el siglo XIX la diferencia social entre los esclavos y sus amos, aunque obscena, no era tan grande como la que existe hoy entre los productores (llamados hombres y mujeres libres) y los amos de las corporaciones transnacionales.
Como lo expuso el profesor británico Siddharth Kara en su reciente libro Cobalt Red (2023), actualmente cientos de miles de congoleños y decenas de miles de niños son sometidos a las peores formas de esclavitud conocidas para que extraigan cobalto con una pala o con sus manos desnudas. Por un salario de siete dólares diarios cuando tienen suerte (y de dos dólares cuando es un día normal) estos hombres, mujeres y niños desarrollan diferentes enfermedades debido a que el cobalto es toxico al solo contacto con la piel. Sin considerar que esos siete dólares apenas le permite a una familia alimentarse de una forma insuficiente, al tiempo que el largo y doloroso trabajo les impide a sus niños ir a la escuela o tener una infancia digna.
El cobalto es esencial para las baterías recargables de teléfonos, computadoras y automóviles en todo el mundo y el 75 por ciento se extrae del Congo, país que no sólo posee uno de los peores récords de matanzas imperialistas sino de dictaduras brutales seguidas al asesinato del gran Patrice Lumumba por parte de los belgas en complicidad de la CIA, como no podía ser de otra forma. Todo en nombre de la noble defensa del capital, la propiedad privada (de los ricos) y el progreso de los países desarrollados.
Actualmente, los primeros beneficiados de esta nueva violación del Congo son las corporaciones como Apple, Tesla, Samsung y los inversores chinos que se dieron cuenta del gran negocio hace más de una década. Luego siguen los consumidores globales, que en su mayoría ignoran o prefieren ignorar la existencia de esclavos modernos. Los primeros perjudicados son los cientos de miles de congoleños esclavos y el ecosistema global, ya que para que esta actividad minera ocurra se han eliminado y se continúa eliminando grandes áreas de bosques naturales―las clásicas externalidades que nunca entran en la ecuación de ningún negocio exitoso.
El solo hecho de que la minería artesanal sea ilegal, como lo es la producción de cocaína, es irrelevante. A los efectos de este análisis, debemos volver a hacernos la misma pregunta del comienzo: si los esclavos congoleños son esenciales en la cadena de comercialización del cobalto y son esenciales en el funcionamiento de nuestro mundo digital, ¿por qué sus salarios están por debajo de las condiciones mínimas de sobrevivencia y sus derechos por debajo de los derechos de los esclavos de siglos pasados?
Porque la deshumanización es un negocio redondo: deshumanización de los productores y deshumanización de los consumidores. ¿Y después se asustan de que la Inteligencia Artificial llegue un día a apoderarse del mundo? ¿No es un pánico del Primer Mundo, como lo es la idea de que dejarán de ser imperios parasitarios? ¿Cuál es la diferencia para un esclavo moderno, incluso para la clase media global, entre ser dominada por los robots o continuar siendo dominadas y explotadas por las elites humanas de siempre?
Habrá que volver a la misma explicación: mantener una masa de población en estado de necesidad es esencial para mantener el poder en la cima de la pirámide. Cada tanto esta brutalidad se encuentra con algún límite legal, producto de años de activismo social, pero estos límites no son parte de la lógica que gobierna el mundo sino la razón por la cual no todos se han olvidado de que existe algo llamado dignidad humana que, no por mera casualidad, siempre tiene que luchar contra los inconmensurables poderes (económicos, políticos y mediáticos) de los de arriba―y con la complicidad, la indiferencia o la amnesia de unos cuantos de los de abajo.
Por: Roberto González Villarreal, Lucía Rivera Ferreiro, Marcelino Guerra Mendoza
Los Libros de Texto Gratuitos (LTG) para el ciclo escolar 2023-2024 han empezado a llegar a las escuelas. Justo después de un año interminable, con les, los y las maestras exhaustas tras semanas de haber entregado calificaciones, soportando temperaturas altísimas, trabajando con estudiantes igualmente agotados y para rematar, asistiendo a un Taller Intensivo de actualización confuso y aburrido.[1]
¿Por qué decimos esto? Desde el año pasado lo estamos viendo. No reconocerlo es una insensatez. Suponer que el campo educativo, el curricular, los libros de texto, los programas de estudio, las escuelas, son arenas exentas de conflictos, de política, de diferencias, es una tontería.
¡Ninguna educación es ajena a la política! Por algo muy, pero muy simple: en la escuela hay relaciones, se forman sujetos que van a vivir en sociedad; que están integrados y se integrarán, de diferente modo, a la vida en común: a la polis.
Si, lo decimos claramente: los primeros que reclaman la autonomía pedagógica, la tecnología educativa, quienes insisten en que la didáctica es una ciencia alejada de la política, la ética, la moral, las opresiones y los conflictos, son los que reclaman poseer la verdad; es decir, los que se comportan como poseedores del conocimiento pedagógico, ¡hacen política, pura y dura, pero reclaman que lo suyo solo es expertease!
Claro: para reclamar el terreno, quedarse solos y solas, operando abiertamente sobre el sistema educativo, algo a lo que estaban muy acostumbrados. Como monopolistas, pero en nombre de la verdad, que es solo el subterfugio del poder.
Tuvieron éxito durante mucho tiempo. De repente, el BM, La UNESCO y la OCDE, académicos del CIDE, la FLACSO, incluso de la Ibero y del DIE, fueron dueños y señoras del saber y la tecnología pedagógica. En eso se formaron les, las y los maestros, así se diseñaron las escuelas y todas las reformas educativas de los últimos 30 años.
Pero no reclaman solamente, al modo de críticas y reflexiones. Para nada, están inmersos en los combates cotidianos. Disputan las percepciones en las redes sociales y en eventos mediáticos; emprenden campañas de rechazo digital; descalifican a las autoridades educativas; incitan negativas; se coluden con las oposiciones; circulan, apoyan y justifican las acciones judiciales: en pocas palabras, entraron al combate.
Esto es lo primero que hay que entender: lo que sucede alrededor de los LTG no es una discusión académica, es una arena de combate, no didáctico ni pedagógico exclusivamente, sino político. Porque no se trata de modificar algunos aspectos técnicos o editoriales; algunas expresiones inadecuadas; algunas secuencias incoherentes; tampoco de reponer procedimientos y consultar a algunas autoridades y sectores. No se trata de eso. Lo han dicho claramente, en los juzgados, en los medios y en las redes sociales: se trata de rechazar los LTG, la fase actual de la negativa al Marco Curricular y Planes de Estudio de Educación Básica 2022.
Lo dijeron desde un principio, cuando interpusieron el amparo contra la prueba piloto, en octubre del año pasado; lo dicen ahora con los nuevos amparos a la impresión, la distribución y el uso de los libros de texto; lo reiteran en el rechazo que circula en las redes socio-digitales.
De eso se trata: de educar para la vida en común, con los conocimientos, habilidades, destrezas, técnicas, formas de hacer, de relacionarse, de convivir, de concebirse a uno mismo, a los grupos, a la naturaleza, a los animales: ¡a la vida en común!
¿Cómo decir semejante cosa, cómo decir que es una guerra? ¡Es Pedagogía, es Educación!, dirán muchos, y muchas, poniendo la cara y haciendo los gestos de la señora que reclamaba en Los Simpson: ¡Pero es que nadie va a pensar en los niños![2] Fuera hipocresías: descalifican, lanzan anatemas, interponen mil y un amparos, emprenden rechazos, ¿con qué cara podrían decir que no es una batalla?
Ahora bien, ¿qué tipo de guerra es ésta? ¿Quiénes participan en ella? ¿Cómo, con qué y para qué?
Quien todavía se muestre escéptico a concebir así el dilema actual de los LTG, solo hay que recordarle la reforma educativa de Peña Nieto, violenta como no ha habido otra. Una reforma que no solo fueron cambios constitucionales, legislativos, administrativos y presupuestales, sino sobre todo, un conjunto de intervenciones violentas sobre la cognición social, sobre los cuerpos y mentes de les, las y los profesores, sobre las comunidades y los pueblos (¿Acaso se ha olvidado Nochixtlán o a la policía rodeando las sedes de evaluación?).
La imposición de la Reforma Educativa de Peña Nieto estuvo precedida por una guerra cognitiva. No recordaremos aquí las concepciones de Desportes sobre las guerras posmodernas, basadas en las percepciones y las cogniciones;[3] pero de que se recurrió a todo para descalificar al magisterio con premeditación, alevosía y ventaja, no hay duda. Solo hay que recordar el documental de Loret de Mola y Juan Carlos Rulfo: De panzazo.
Y luego no quedó ahí, las manifestaciones de rechazo fueron reprimidas, se encarcelaron a dirigentes, asesinaron maestros, arrasaron pueblos. Esa fue una guerra en toda la línea, usando triquiñuelas legislativas y judiciales, utilizando al ejército y la policía, al poder judicial, desde jueces locales hasta la Suprema Corte, a los medios de comunicación, todo esto y más.
Fue una guerra que los neo-liberales ganaron pronto y perdieron después, aunque no del todo, a juzgar por lo que ocurrió con la reforma constitucional de AMLO, calcada de la iniciativa Mantiene, Mejora e Innova, defendida por la bancada del PRIANRD más MC, del brazo de Romero Hicks.
Los y las contrincantes
Los participantes de hoy siguen siendo aquellos y aquellas expertas de antes y de ahora, Marx Arriaga y algunas funcionarias de la SEP, algunas juezas y magistradas, la Unión Nacional de Padres de Familia y otros grupos de ultraderecha, partidos políticos y representantes populares, además de maestros y maestras.
Los teatros de la guerra
Por lo pronto, la batalla de los LTG se desenvuelve en el campo de la cognición social y, sobre todo, judicial. Faltará ver si aparecen otras batallas para configurar un escenario de guerra más amplia, como lo fue la reforma de Peña Nieto.
Las razones del conflicto
Ahora bien, ¿cuáles son las críticas de quienes se oponen a los LTG de la IV T? Hay varias, y es necesario identificarlas para comprender la dinámica de la conflagración.
Se pueden identificar, por lo pronto, ocho propósitos, no necesariamente contradictorios. A veces aparecen juntos, otras veces son específicos.
Las que se detienen en las incoherencias, inconsecuencias y fallas didácticas y disciplinares. Es el caso de quienes han puesto la atención en los problemas en la enseñanza de las matemáticas y los idiomas.
Las que llaman la atención sobre los contenidos, como la diversidad familiar en los libros de primer año; las menciones a las guerrillas de los años setenta; entre otras.
Quienes cuestionan la pertinencia de los contenidos por la edad de los estudiante.
Las que critican los procesos de toma de decisiones, la legitimidad procesal y participación de padres de familia y autoridades educativas.
Los que llaman la atención sobre los contenidos ideológicos y “no científicos”.
Los que lamentan la poca importancia al lenguaje y las matemáticas.
Los que insisten en la ilegalidad de unos libros de texto sin que se presenten los programas de estudio.
Quienes impugnan la falta de “metodologías pedagógicas”.
Hay críticas que son concretas, como la de las secuencias disciplinarias; críticas que se pueden atender y seguramente tienen sentido y son importantes. Sin embargo, las más significativas, las que han recibido más atención no solo en la prensa o en las redes, sino sobre todo en los juzgados, son las críticas compuestas, las que se entremezclan unas con otras y tienen propósitos claros: rechazar los libros, impedir que se impriman y bloquear su utilización.
Los objetivos finales
La UNPF lo ha dicho sin cortapisas, como suele hacerlo: esta reforma ¡No!, porque el contenido es ideológico y no científico; porque no son pertinentes para la edad de los NNA; porque el Estado no se debe de meter en cuestiones de moralidad y de creencias; porque son los padres los que deciden qué se enseña, cómo, cuándo y por quién.
Todo está aquí. Los argumentos de los expertos y las expertas, que no por casualidad son los desplazados de las reformas neo-liberales, son el material adyacente al argumentario central de la UNPF: una educación que ponga en el centro las relaciones de dominación y las sustituya por formas de inclusión e igualdad, de diversidad y reconocimiento de las diferencias, NO es científica, es ideológica.
La SEP en su laberinto explotador
Todo eso es lo que no hay que perder de vista en la batalla de los LTG, tan solo un momento de la guerra por la educación nacional. Por eso sorprende, y choca, que la SEP en lugar de enfrentar esto como se debe, en el campo adecuado, que es el de los maestros y las comunidades, haya obligado al personal docente a seguir un calendario interminable, forzado a ir en un fin de semana insensato, mantenerlo en un Taller infame, en lugar de reconocer la situación actual de los maestros, sus ideas y sus valores, para que acompañen un plan que presuntamente se propone dar un giro radical a la enseñanza nacional.
Este es un tema insoslayable, porque de nada servirán los planes y los programas si no son sentidos, reconocidos como justos y necesarios por un magisterio que los desconoce o no los quiere usar, o peor: los rechaza. Ya empezamos a ver la profundidad que ha alcanzado la narrativa facha y neoliberal de “La escuela instruye, el hogar educa”.
Eso es totalmente falso; la escuela educa porque en ella se dan relaciones, y cuando estas son inequitativas, lo que promueven es la discriminación y la violencia; cuando se enseña, por ejemplo, con saberes y valores patriarcales, en cualquier momento, en cualquier ejercicio, en cualquier tarea, solo se está reproduciendo la opresión. Así que no vengan con tonterías como que eso no se enseña en la escuela, ¡es la escuela la que lo reproduce!
Por eso preocupa que no se enfrenten directamente todos esos discursos vanos, pero profundamente interesados, “de la ciencia sí y no la ideología en la escuela”; que sea una jueza, ¡sí una jueza!, la que va a determinar si hay contenidos ideológicos y no científicos en el PE 22. Es un absurdo, sería como decir que la educación democrática, la que lucha contra los fanatismos y las ignorancias, no es científica.
Pues sí: es ideológica, porque la democracia no resulta de una ciencia, sino de una voluntad y un ethos, es un trabajo y una utopía que los oligarcas y los tiranos nunca aceptarán.
Por eso también hay pedagogías autoritarias y hasta esclavistas, porque digámoslo claro, la educación está orientada, tiene finalidades, y son esas las que hoy están a prueba después de 30 años de educación neoliberal.
El asunto quedaría ahí, en un eterno combate entre dos bloques, conservas contra progres dirían por ahí, si no fuera porque la impericia política, la inconsecuencia pedagógica y la falta de profundidad teórica-política del Plan de Estudios 2022, no le estuvieran haciendo la cosa fácil a los fachos.
Tamaña incoherencia puede llevar al traste lo que apenas se perfilaba como interesante en los LTG y todo el PE 22.
Sobre esto volveremos.
[1] Sí, con todos los pronombres, aunque se enojen. Pero ¿por qué se enojan?, es solo reconocer lo diverso. Lo diverso, lo que existe, algo tan simple como la autonomía personal.
Es esencial que los padres demuestren un interés genuino por la educación de sus hijos…
En la actualidad, nos encontramos inmersos en un modelo económico que ha traído consigo importantes cambios sociales y una modernidad líquida, que describió Bauman, donde todo parece ir demasiado rápido. Los avances tecnológicos, como los teléfonos y las computadoras, han invadido nuestro espacio personal e incluso el familiar, generando una colectividad individualizada. En este contexto, es evidente que el enfoque, la participación y la actividad de los padres en el proceso de enseñanza-aprendizaje de sus hijos ha sufrido transformaciones significativas.
Resulta cada vez más común observar dificultades en los estudiantes para apropiarse de los conocimientos, principalmente debido a la falta de apoyo por parte de sus familias para enfrentar los desafíos educativos. Esta situación tiene consecuencias visibles en la realidad social, donde se percibe una falta de intervención por parte de las familias en el fortalecimiento del proceso escolar.
Es fundamental comprender que el compromiso de los padres y el apoyo familiar desempeñan un papel crucial en el aprendizaje de los hijos. El hogar debe convertirse en un espacio propicio para fomentar la curiosidad, el interés por el conocimiento y el desarrollo de habilidades académicas. Para lograrlo, es necesario establecer una mejor relación y una comunicación efectiva entre padres e hijos.
Es esencial que los padres demuestren un interés genuino por la educación de sus hijos y se involucren activamente en su proceso de aprendizaje. Esto implica dedicar tiempo de calidad para escuchar y comprender las inquietudes, necesidades y logros de sus hijos. Además, es importante establecer una rutina de estudio en casa, donde se brinde un ambiente tranquilo y propicio para el aprendizaje.
Asimismo, es fundamental que los padres establezcan expectativas claras y realistas para sus hijos, alentándoles a esforzarse y alcanzar sus metas académicas. El reconocimiento y el refuerzo positivo por los logros obtenidos son elementos clave para motivar y fortalecer la autoestima de los estudiantes.
La colaboración entre la escuela y la familia también juega un papel fundamental en el proceso educativo. Los padres deben mantener una comunicación constante con los docentes, participar en reuniones escolares y estar al tanto del progreso académico de sus hijos. Esta colaboración permitirá identificar posibles dificultades y brindar el apoyo necesario de manera oportuna.
Así, es importante destacar que el aprendizaje no se limita al ámbito académico. Los padres deben fomentar el desarrollo integral de sus hijos, promoviendo actividades extracurriculares, lectura, exploración de intereses personales y la adquisición de habilidades socioemocionales. Estos aspectos son fundamentales para formar individuos completos y preparados para enfrentar los retos de la vida.
En este contexto de cambios acelerados y colectividad individualizada, es crucial que los padres asuman un compromiso activo en la educación de sus hijos. El fortalecimiento de la relación y el apoyo familiar son elementos clave para fomentar un mejor proceso de aprendizaje. La participación activa de los padres, la comunicación efectiva, el establecimiento de expectativas realistas y el reconocimiento de los logros son estrategias fundamentales para promover el éxito educativo y el desarrollo integral de los hijos, porque la Educación es el camino…
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