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Los manuales de convivencia: retos para una educación en el posconflicto

08 de febrero de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org/

Por: Edgardo Romero Rodríguez

Así como una sociedad llega a acuerdos de convivencia a modo de un contrato social, un colegio también necesita esos acuerdos mínimos de convivencia.

Las instituciones educativas pueden ser vistas como unas microsociedades en donde las relaciones de poder, las jerarquías, los diálogos y los conflictos, son elementos esenciales de su naturaleza social, por lo tanto, así como una sociedad llega a acuerdos de convivencia a modo de un contrato social que hoy se manifiesta en regímenes constitucionales en la mayoría de los Estados del mundo, un colegio también necesita esos acuerdos mínimos de convivencia.

Antes de la Constitución de 1991 y de la Ley General de Educación 115 de 1994, los colegios ya tenían un reglamento, pero era una especie de manual de funciones para los diferentes estamentos educativos y dejaba por fuera las relaciones entre comunidad educativa de estudiantes, padres de familia y docentes. Existían casos excepcionales como el de los colegios Benposta, que proponían ya para esa época la idea de autogobierno Escolar, donde los mismos estudiantes asumían responsabilidades de sus procesos disciplinarios.

El artículo 87, de la Ley General de Educación, plantea: “Los establecimientos educativos tendrán un reglamento o manual de convivencia, en el cual se definan los derechos y obligaciones de los estudiantes. Los padres o tutores y los educandos al firmar la matrícula correspondiente en representación de sus hijos, estarán aceptando el mismo”. Este mandato al igual que los Proyectos Educativos Institucionales (PEI), llevó a una fiebre de manuales de convivencia en los colegios de Colombia, a tal punto que algunas instituciones contrataron a “expertos” para su elaboración, sin tener en cuenta, que la idea de manual de convivencia tenía su asidero en que una sociedad es una comunidad de hablantes que pueden llegar a acuerdos intersubjetivos, (Habermas, 1987).

En este sentido, la idea es que la misma comunidad educativa llegara a acuerdos mínimos para una convivencia sana, y para eso se necesitaba el aporte de directivos, docentes, estudiantes, padres de familia e incluso de la comunidad de influencia en el entorno del colegio; esto no quitaba la necesidad de recibir algunas asesorías jurídicas y de redacción para el documento final. Sin embargo, la mayoría de los colegios en Colombia hicieron la tarea de convocar a la comunidad para su creación.

Los que pensaron que con la implementación de los manuales de convivencia en los establecimientos educativos, acabaría con los conflictos, estaban centrados en la idea de una paz negativa, en el sentido de que piensan que los acuerdos son el fin de los conflictos, a cambio de ello,  existe el concepto de paz positiva (Lederach , 2000), en que los acuerdos son vistos como una manera de transformar los conflictos en oportunidades de los cuales se aprende. Pero que ellos estarán presentes en la sociedad mientras existan personas que tienen que negociar sus intereses, motivaciones y necesidades.

Los colegios son una microsociedad, como ya lo habíamos planteado, que se garantizan precisamente por estar conformados por personas insociablemente sociables, según la tesis de Kant (Kant , 2003) en su extraordinario ensayo de la paz perpetua, el cual plantea que los seres humanos son sociables por naturaleza, necesitan del otro, del par, del amigo para poder convivir; pero en esa sociabilidad entran en conflicto con esos mismos seres que necesita, por el choque de intereses, desacuerdos, malos entendidos, y por lo tanto, se necesitan firmar tratados que eviten las reservas mentales, es decir, pactos de convivencia que prevengan conflictos futuros.

Ahora bien, esos pactos de convivencia no pueden ser vistos como un documento cerrado, y lo pactado es un especie de statu quo en donde no se admite ningún cambio, como la sociedad cambia los establecimientos educativos también, por lo tanto, los manuales tienen que ser unos dispositivos dinámicos que no pueden estar escritos en mármol, sino que tienen que tener las puertas abiertas para incluir los nuevos enfoques e ideas que surgen de una nueva lectura de la realidad.

Uno de los primeros cambios que tuvieron que enfrentar los manuales, fue la atención especial a la idea de educar en la paz y los derechos humanos, el manual de convivencia no podía ser ese documento policivo que sólo busca disciplinar los cuerpos (Foucault , 1990), sino más bien, una herramienta para convivir en paz y promover la defensa de los derechos humanos.

Con el surgimiento de la ley 1620 de 2013 que creó el sistema Nacional de convivencia escolar, las instituciones educativas se ven en la necesidad de incluir en sus manuales los organismos que  propone esta ley, lo mismo que las rutas de atención y los protocolos para precisamente estar atentos a los conflictos escolares y evitar la violación de los derechos humanos en el proceso de abordaje.

Aunque no basta con lo que propone la ley, se necesita un verdadero acuerdo de convivencia que tenga en cuenta las necesidades de los estudiantes y que contribuya a mejorar el clima escolar por medio de una nueva forma de vida en las instituciones educativas, que empiecen por un modelo educativo democrático y participativo, que expulse de las aulas de clase el regaño como pedagogía y que forme verdaderos ciudadanos respetuosos de las instituciones y las normas. Pero también, que al mismo tiempo tenga un análisis crítico de la sociedad que parta del recuerdo, porque una educación sin recuerdo es inhumana.

La mayoría de las instituciones educativas de este país les tocó vivir el conflicto armado en la puerta del colegio, eso implica un mayor reto de cara al posconflicto, por lo tanto, el modelo educativo que afronta los rezagos que dejó la violencia, tiene que dar cuenta de una memoria colectiva que sirva  como fundamento para la no repetición, una educación para la paz y los derechos humanos que tenga en cuenta el rostro del otro, desarrollar lo que Lévinas denomina la “sensibilidad del rostro” (Lévinas , 1989).

En la Institución educativa Normal Montes de María, institución donde laboro, no está exenta de este reto, mayor aun cuando fue blanco de desaparición forzada, desplazamiento y reclutamiento. El esfuerzo que hemos venido haciendo todos estos años nos ha llevado a replantear nuestro modelo educativo orientado desde la escritura y la oralidad, con elementos de educación para la paz, lo mismo que la puesta en marcha de proyectos transversales en educación ambiental, sexualidad, educación en ejercicio de los derechos humanos y uso de tiempo libre.

Eso ha implicado una revisión constante de nuestro manual de convivencia, que desde el primer momento tomó elementos del colegio Benposta con su modelo de autogobierno escolar y se incluyeron categorías en el marco de la educación en ejercicio de los derechos humanos, y el último cambio que realizamos, tuvo que ver con los ajustes propios de la ley 1620 y algunas sentencias de la corte constitucional.

Todos estos cambios no se han realizado de manera unilateral, han sido el producto constante de acuerdos y diálogos permanentes con la comunidad educativa donde la palabra del estudiante ha sido prioritaria. Una manera adecuada para enfrentar los retos del posconflicto, pasa por replantar nuestros modelos educativos y reformar los manuales de convivencia para formar ciudadanos participativos, democráticos y sensibles con el otro, que no vean en la violencia física y verbal como la manera más adecuada de resolver sus conflictos sino el diálogo, el acuerdo, el respeto por los derechos humanos y la civilidad como referentes mínimos de convivencia.

REFERENCIA

Foucault, M. (1990). Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión. siglo xxi.

Habermas, J. (1987). Teoría de la acción comunicativa . Madrid : Taurus.

Kant, I. (2003). La paz perpetua .

Lederach, J. (2000). El abcé de la paz y los conflictos: Educar para la paz. Los libros de la catarata.

Lévinas, E. (1989). Éthics as first philosophy. The Lévinas reader.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/los-manuales-de-convivencia-retos-para-una-educacion-en-el-posconflicto

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La suspensión de estudiantes de la escuela: ¿Funciona?

08 de febrero de 2017 / Fuente: https://revistaeducacionvirtual.com

Por: Claudia García

Los maestros son responsables de crear un ambiente seguro, estable a sus estudiantes a través de diversas tácticas disciplinarias. La suspensión de los estudiantes de la escuela es una de las formas más comunes de la disciplina.

La historia de la disciplina escolar

Una de las primeras formas de disciplina de la escuela era el castigo corporal (azotes, palmadas, etc.), aunque se ha vuelto cada vez más eliminado debido a la evidencia que confirma su daño.

Los cambios importantes en la disciplina escolar surgieron en la década de 1990 con el advenimiento de las políticas de “tolerancia cero”. La creciente prevalencia del consumo de drogas entre los jóvenes y la violencia en la década de 1980 llevó a la mayoría de las escuelas empezaron a adoptar la política de suspensión automático para las infracciones tales como drogas y alcohol posesión, la lucha, la posesión de armas, y la actividad relacionada con pandillas. Algunas escuelas han ampliado sus políticas de “tolerancia cero” para incluir suspensiones para otros delitos, incluyendo toma de posesión, la falta de respeto verbal, y que viola el código de vestimenta de la escuela.

Suspender los niños como castigo

Como se mencionó anteriormente, la eficacia de las políticas de “tolerancia cero” OSS ha sido ampliamente debatido en la historia reciente. Muchos estudios se han publicado en los últimos años que demuestran los efectos peligrosos de los OSS en todo el ecosistema educativo. Primero y ante todo, el OSS elimina los estudiantes de la clase y con frecuencia no presenta otra alternativa de la educación, lo que resulta en problemas de aprendizaje que pueden afectar el éxito continuo del estudiante en la vida.

El estudiante suspendido no es el único afectado significativamente por el OSS. Los educadores, los padres y otros estudiantes también se ven afectados. Los padres de los niños que están suspendidos de forma inesperada de la escuela pueden verse obligados a ir al trabajo o encontrar otras opciones de cuidado de niños, lo que resulta en una pérdida imprevista de ingresos.

El impacto en los padres y los estudiantes pueden agravar el impacto negativo sobre los educadores que deben tomar las decisiones difíciles de retirar a un estudiante de la escuela y obstaculizar su capacidad para aprender y socializar. Un estudio realizado en 2009 por el Centro Nacional de Estadísticas de Educación encontró que el 12% de los maestros dejó la profesión debido a problemas con la disciplina dentro de su último año de enseñanza.

Alternativas a la suspensión en la escuela tradicional

Las escuelas están tratando de eliminar algunos aspectos negativos de sus políticas, por enfoques basados en enfoques basados en pro actividad, que abordan las causas subyacentes de la mala conducta y proporcionan un refuerzo positivo para los comportamientos que aumentan la participación y el logro académico. Este cambio ha ya mostrado ser prometedor en algunas escuelas, donde ha mejorado el clima escolar y el rendimiento académico, y la reducción de referencias disciplinarias. En general, la interrupción de la OSS y la aplicación de protocolos de disciplina positivas se está convirtiendo en el método preferido para la manipulación de los estudiantes que pueden ser de otra manera perjudicial para el ambiente de aprendizaje.

Fuente artículo: https://revistaeducacionvirtual.com/archives/2886

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La orientación socio ocupacional en la educación media: una necesidad que no da espera

08 de febrero de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org/

Por: Ángela Escallón Emiliani

Momentos en los que hay que elegir una carrera u oficio o continuar estudios siempre nos enfrentan a la incertidumbre de estar tomando la decisión correcta con la información correcta.

Las épocas de transición y cambio son siempre difíciles en la vida. Momentos en los que hay que elegir una carrera u oficio, cambiar de trabajo o continuar estudios siempre nos enfrentan a la incertidumbre de estar tomando la decisión correcta con la información correcta.

Para nuestros estudiantes de educación media (10° y 11° grado), es sin duda, su principal preocupación y lo que hemos estudiado y entendido desde la Fundación Corona es la importancia que tiene la orientación socio ocupacional no sólo para los estudiantes sino para el destino y competitividad del país.

La orientación socio ocupacional, entendida por el Ministerio de Educación Nacional como un proceso de acompañamiento a las personas durante los momentos de transición que les permite tomar decisiones informadas y racionales, a partir del reconocimiento de sus intereses, aptitudes, valores y deseos y la ponderación de las oportunidades de formación y de las oportunidades de trabajo que ofrece el contexto (social, cultural, político y económico)

Los datos que arrojó una caracterización de los estudiantes del programa Ser Pilo Paga, mostró que  50% de los estudiantes no reciben orientación y  el 50% que sí la recibe, es bastante esporádica y poco sistemática. Existe la figura del “orientador”, que a diferencia de otros países no es reconocida como profesión, y generalmente es una persona que con la mejor voluntad atiende  un promedio de dos mil estudiantes, además de hacerse cargo por lo general, de  otros temas de bienestar estudiantil en general.

La teoría y las buenas prácticas tanto internacionales como nacionales nos muestra que la orientación debe abarcar tres aspectos básicos: autoconocimiento y plan de vida; información sobre opciones de educación terciaria y conocimiento y mecanismos de acceso a las oportunidades laborales existentes.

Veamos cada uno con detalle. El autoconocimiento y  plan de vida de cada persona, es un proceso complejo. En el colegio se asocia con las habilidades e intereses, con los resultados académicos y test de personalidad o test vocacionales. Es indispensable dimensionar este aspecto y comenzarlo a trabajar desde noveno para que el entendimiento no sea lo que dice un test, sino la mirada juiciosa de los intereses y competencias personales.

Es difícil saber que se quiere en la vida cuando uno tiene 14 o 15 años y es necesario que este análisis esté acompañado de otras estrategias, que en otros países son muy reconocidas, como son los mentores o padrinos.

Sobre la disponibilidad de la información, los jóvenes recurren a internet. “Mr. Google” como coloquialmente se le llama al buscador, es  la principal fuente de información. Bueno por lo democrático en la disponibilidad de la misma, pero triste porque nadie está mostrando el panorama completo, ni las alternativas  existentes.

Cuando vemos el abanico de educación terciaria – formación para el trabajo; técnica y tecnológica y universitaria -encontramos  un imaginario bastante generalizado que desacredita la educación técnica y tecnológica y la formación para el trabajo y considera sólo como válida  los estudios universitarios.

Para los estudiantes las carreras técnicas son o un trampolín para la universidad o la opción por descarte. Aquí hay un gran trabajo por hacer a todo nivel. La relación de estudiantes -cuando nos comparamos con los países desarrollados- es totalmente inversa. 6 técnicos por 3 universitarios, cuando nosotros tenemos 3 técnicos por 6 universitarios.

En este punto lo que queremos resaltar es la importante que los jóvenes conozcan las rutas y características de cada opción educativa.

En cuanto a los mecanismos de acceso e información del mercado laboral, existen una serie de becas, becas crédito y programas de financiación que no son tan conocidos. La relación de estas oportunidades acompañada de información sobre el mercado laboral, expectativas salariales, perfiles y competencias es de vital importancia que esté disponible para todos.

Se debe reconocer que hay esfuerzos que se están realizando con este fin, como el Observatorio laboral del MEN y las Red Ormet del Ministerio de Trabajo y PNUD. De igual forma en diferentes estudios se reconoce que las empresas no están encontrando al personal que buscan por la falta de competencias que requiere el mercado laboral.

La necesidad que los jóvenes conozcan y tengan acceso a este tipo de información, es una prioridad  y debe ser un  objetivo en las políticas públicas. El destino de nuestros jóvenes bachilleres, que como bien sabemos son pocos en relación con los que ya hemos perdido en el camino que representan más del 50%  de la población estudiantil, se preguntan con razón que les espera. Su posición incierta y sus decisiones poco informadas y sin proyecciones, acompañados de la presión familiar por generar ingresos y por encontrar una ocupación digna no hacen fácil este momento de transición.

Otro punto central donde focalizar la atención, tiene que ver obviamente con los problemas de calidad. Más allá de reconocer y considerar como válidas todas las opciones, lo que encontramos en  los tres niveles de educación terciaria es el problema de la calidad.

Pesa entonces la sombra de “instituciones de garaje” sobre el esfuerzo y sacrificio económico y personal que hacen miles de estudiantes y sus familias para tener un título que no les garantiza los sueños que ellos habían imaginado.

Pongamos en la agenda pública la ruta de la empleabilidad, un compromiso por articular y hacer efectivo la demanda de los empleadores, las instituciones educativas y las expectativas de los jóvenes. Hagamos un esfuerzo serio por entender y entre todos ofrecer lo mejor para las generaciones que comienzan su primera transición y que definirán el rumbo de todo un país.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/la-orientacion-socio-ocupacional-en-la-educacion-media-una-necesidad-que-no-da-espera

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Bosques: más cerca de lo que imaginamos. Reflexiones urbanas con visión de desarrollo

08 de febrero de 2017 / Fuente: http://www.ecoportal.net/

Por: Rodrigo Arce Rojas

Nuestra educación, institucionalidad, administración pública, nuestro modelo civilizatorio se caracteriza por la fragmentación y separación de tal manera que nos hemos acostumbrado a pensar, sentir y actuar desde casillas disciplinarias.

Como consecuencia de nuestra mirada aislacionista en las ciudades las preocupantes noticias sobre deforestación, desglaciación, pérdida de biodiversidad, contaminación de ríos y otros cuerpos de agua aparecen como distantes no solo físicamente sino afectivamente (“ojos que no ven corazón que no siente”). No logramos caer en cuenta que la ciudad y las áreas rurales (cada vez con fronteras más difuminadas) formamos parte de un único sistema unidos no solo por los ciclos biogeoquímicos, el ciclo hidrológico, sino también por la historia, la economía y la política. Lo que pasa en las ciudades (como por ejemplo emisiones de gases de efecto invernadero, exclusión social, política y económica de poblaciones) afectan las áreas rurales y lo que pasa en las áreas rurales afectan las ciudades. Tal vez de ello solo podremos tomar conciencia cuando se exprese con toda su crudeza la disponibilidad del agua en las ciudades. Cuando sintamos que cuando se extinga una especie se pierde algo de nosotros mismos.

En el legítimo afán de crear riqueza a partir de la provisión de servicios ecosistémicos de las áreas naturales (incluyendo bosques y otras formaciones vegetales) a veces olvidamos que muchos de los problemas de frontera que enfrentamos en el sector forestal están ligados a la pobreza estructural, a la crisis de democracia y los partidos políticos, a la convivencia con la corrupción, a la desconexión con la historia. Obstinadamente queremos atrincherarnos en nuestra visión técnica y aséptica con la ilusión que al interior del gremio y la feligresía tenemos todas las respuestas para los grandes problemas del sector forestal. La realidad nos está diciendo que los problemas forestales están ahí y aunque se hacen esfuerzos denodados por resolverlos los problemas siguen.

Quiere decir entonces que para asumir los retos del sector forestal tenemos que recoger su complejidad lo que implica enfoques más interdisciplinarios, transdisciplinarios e incluso indisciplinarios. Pero sobre todo necesitamos recuperar la conexión con nosotros mismos, con los otros y con la naturaleza y el cosmos. No es que estemos tratando de parecer filosófico o monje religioso sino que simplemente estamos reconociendo que el concepto bosque, o servicios ecosistémicos, o paisajes forestales sostenibles, no se reducen a las dimensiones biofísicas sino que incluye a la totalidad de la masa, energía, información y sentidos. Esto es dar pie a aspectos culturales, psicológicos, literarios, matemáticos, entre otras dimensiones. Es mirar las totalidades en una perspectiva de sistemas dinámicos no lineales.

No habrá desarrollo forestal posible si es que no logramos que ciudadanos  y ciudadanas (incluyendo los propios forestales) tengan la capacidad de reconectarse con la esencia de ser parte de la naturaleza, ser naturaleza. No habrá desarrollo forestal posible si es que insistimos en mantenernos en paradigmas o creencias que legitiman el dominio o la cosificación de la naturaleza. La creencia que civilizar los bosques es urbanizarlos o convertirlos a paisajes agropecuarios industriales nos está llevando a la destrucción de nuestro patrimonio forestal. Y no es que se niegue el aporte de otras actividades productivas sino se busca la definición de políticas, tecnologías y acciones a gestionar los socioecosistemas o agroecosistemas.

Fuente artículo: http://www.ecoportal.net/Temas-Especiales/Biodiversidad/Bosques-mas-cerca-de-lo-que-imaginamos.-Reflexiones-urbanas-con-vision-de-desarrollo

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Características comunes de las víctimas de grooming

08 de febrero de 2017 / Fuente: https://www.isep.es

Por: Maribí Pereira

El grooming es un problema relacionado con la seguridad de los menores cuando navegan por las redes sociales, el cual consiste en acciones premeditadas por parte de un adulto con el fin de estrechar lazos de amistad con un niño/a para obtener una satisfacción sexual mediante imágenes eróticas o pornográficas del menor o incluso como premisa para un encuentro sexual.

Normalmente, los groomers se hacen pasar por menores de edad para poder contactar con los niños, ganarse su confianza y lograr que les envíen fotos o videos comprometidos (de desnudos o actitudes sexuales explícitas) para luego manipularles de revelarlos públicamente y así conseguir un abuso sexual en la realidad.

Las principales dificultades para detener y terminar con el groomer se deben al anonimato de los delincuentes, la inocencia o exceso de confianza de los menores y la fácil accesibilidad a las redes sociales en Internet.

A pesar de que estas situaciones comienzan en la red, con frecuencia suelen trascender al mundo físico, derivando en delitos tales como el tráfico de pornografía infantil o el abuso físico a menores.

Como psicólogos, es importante determinar si nuestros pacientes infantiles y, sobre todo, adolescentes pasan mucho tiempo frente al ordenador. Se les ha de preguntar qué hacen, si chatean con amigos, de qué hablan y cómo son “estos amigos”. Observar la actitud más o menos abierta del adolescente para hablar de este tema puede ser una señal muy útil para saber si “algo está pasando”.

Características de las víctimas de grooming

De hecho, las víctimas de grooming presentan algunas características comunes (Cañeque, 2014):

– Retraimiento social: se observan cambios en la manera de relacionarse, es decir, o hay una falta de defensa o una exagerada reacción ante supuestas bromas o acciones públicas.
– Reserva excesiva para comunicarse con otros
– Modificación en su lenguaje corporal ante adultos, observándose en ocasiones la cabeza baja, la falta de contacto ocular, rechazo a estar con adultos.
– Alteraciones en el rendimiento escolar
– Cambios de humor: tristeza, apatía y desmotivación general.
– Explosiones de ira.
– Procuran ocultarse o apartarse cuando emplean el móvil
– Pueden presentar miedo a salir de casa.
– Síntomas psicosomáticos como: dolores de cabeza, náuseas, mareos, ataques de ansiedad, lesiones físicas sin justificar o diarreas frecuentes.

El importante papel de los padres para prevenir el grooming

En caso de que se observe al niño o adolescente incómodo con las preguntas o muy receloso con dar este tipo de información, se debe informar a padres para que regulen las horas de ordenador que emplea diariamente el niño y, sobre todo, para que conciencien a sus hijos respecto al uso responsable de las TIC´s, haciendo énfasis en:

– No proporcionen proporcionar información personal públicamente.
– No enviar fotos a desconocidos y directamente, no hablarles.
– Validar la identidad del contacto que quiere ser agregado como “amigo” en las redes sociales.
– No conectar la webcam con desconocidos.
– Emplear una fotografía de algún personaje de ficción para los perfiles de los niños menores de edad.
– Tener contraseñas “fuertes”
– Guardar las pruebas cuando el acoso persista (duplicado de pantalla, mensajes del chat, conversaciones de WhatsApp, SMS, emails, etc.) ya que serán necesarias para presentar posteriormente una denuncia.

Si un niño ha sido víctima de grooming, es importante evitar que se sienta culpable; se debe afrontar la situación con la mayor calma posible, haciéndole ver al niño que le vamos a ayudar incondicionalmente, que él ha sido la víctima y debemos conocer todos los detalles. (Cañeque, 2014).

Fuente artículo: https://www.isep.es/actualidad-psicologia-clinica/caracteristicas-comunes-de-las-victimas-de-grooming/#more-8490

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Sesgo de género en la evaluación de la calidad académica

Por: Educaweb

El análisis de las diferentes interrelaciones sociales y laborales desde un enfoque de género se ha convertido en una metodología imprescindible.  Este enfoque considera las diferentes oportunidades que tienen los hombres y las mujeres, las interrelaciones existentes entre ellos y los papeles que socialmente se les asignan. Y, dado que todas estas cuestiones influyen en el logro de las metas y repercuten en el proceso de desarrollo de la sociedad, se hace ineludible la observación de cada uno de los procesos sociales que nos rodean.

Las investigaciones en docencia y género están creciendo en la comunidad académica. Entre los investigadores ya no solo hay evidencias comprobadas de que los profesores y profesoras tienen concepciones sesgadas y arraigadas de sus alumnos y alumnas. También en la evaluación del profesorado el sesgo de género se pone de manifiesto creando desigualdades a la hora de la evaluación de la calidad educativa.

Autoridad y Mujer

Las relaciones de género afectan a las responsabilidades que las culturas, en cada contexto geográfico, asignan a hombres y mujeres. Esto determina diferentes formas de acceder a los recursos materiales como el dinero, la tierra, el crédito y a valores inmateriales como el poder y la autoridad.

Sus implicaciones en la vida cotidiana son múltiples y se manifiestan, por ejemplo, en la división del trabajo doméstico y extra-doméstico, en las responsabilidades familiares, en el campo de la educación, en las oportunidades de promoción profesional, en las instancias ejecutivas, etc. Pero también en la concepción social de cuáles son las características «femeninas» y cuáles deberían ser las «masculinas».

Así, al hombre se le atribuyen y se espera de él características como la fuerza, la robustez, el poder, la potencia, el conocimiento, el ímpetu, etc. Mientras, de la mujer se espera el amor, la humildad, la simpatía, la bondad, la belleza, la generosidad, entre otros adjetivos que difieren con las características, habilidades o expectativas de muchas profesiones a las aspiran y actualmente ejercen las mujeres.

Así, históricamente, sectores profesionales como la seguridad,  la conducción e incluso la política, entre otros, eran hasta hace poco y en muchos países todavía lo son, entornos puramente masculinos.

Asignando a las mujeres estas características, las profesiones «típicamente femeninas» eran aquellas en las que se necesitaba de las cualidades de la mujer: paciencia, generosidad, empatía, alegría, etc. Como, por ejemplo, los primeros años de la educación sistematizada. Mientras, a medida que avanzaba en ciclos el sistema educativo, y especialmente llegados a la universidad, lo que se demandaba del profesor/a era y es la autoridad.

La RAE define la autoridad como el «poder que gobierna o ejerce el mando, de hecho o de derecho». La potestad, facultad, legitimidad. El prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia.

Determinismos biológicos, maternidad y estereotipos

El estereotipo de la feminidad -sensibilidad, autocontrol, elegancia, cooperación, maternidad, empatía- se reproduce a través de medios de comunicación, publicidad (sobre todo y especialmente la dirigida a niños), y a través de los juegos de socialización.

El determinismo biológico que durante años ha repetido mantras como el de la «debilidad de la mujer» se está revirtiendo poco a poco a la luz de una nueva y mejor educación sanitaria con enfoque de género y alejada de la imagen estereotipada que asocia la mujer a su rol de madre. Estos cambios impulsados desde subculturas feministas hacia otros sectores de la sociedad están contribuyendo al cambio social que ya es una realidad en muchos países, pero que por falta de una sistematización en la educación y de verdadero interés político continúa desfasado en nuestro país.

Los nuevos conceptos son ajenos en el sistema educativo tradicional y esto lo hace sensible a los recurrentes sesgos que en él se producen.

La educación sistematizada y la mujer

Desde pequeñas, a la mayoría de las niñas en la educación occidental se les enseñan los valores de sumisión y de cuidado. Se les potencian las actitudes de empatía y colaboración en la familia y en su entorno primario.

La selección de juguetes está destinada incluso para ello: muñecas, bebés, cocinitas, casitas. Todo un contexto que le dice a la niña, de una forma indirecta, cuáles serán sus expectativas y necesidades de mayor. Por otro lado, al varón se le incita a la aventura, a superar retos, a competir, a defender lo que quieren, etc. Esto construye una serie de características que, si no cambian durante la educación sistematizada en el colegio, implicarán una limitación para la mujer en el acceso al poder, mientras que a los varones les dará más herramientas de acceso al poder y a la autoridad.

A esto se suman numerosas variables como la influencia de la educación materna y paterna, la sociedad en la que esos niños se están educando, etc.

Evaluación de la calidad educativa

Frente a estos condicionantes sociales, mediáticos, familiares e históricos es ya una realidad el hallazgo de patrones de género en las respuestas de estudiantes universitarios ante los Cuestionarios de Evaluación de la Docencia.

Los estudios realizados en esta línea indican que existen sesgos de género en la evaluación tanto de profesores y profesoras a sus alumnos y alumnas, como al revés.  Y esto afecta de forma diferente a las profesoras y profesores según ejerzan la docencia universitaria en los primeros años del grado o en los más altos. Así como también dependen del tipo de grado en el que trabajan: humanidades, ciencias sociales, exactas, etc.

Por ejemplo, las notas más altas de parte de las y los alumnos son para profesores hombres, principalmente en las evaluaciones realizadas por  estudiantes mujeres. Éstas son a la vez más críticas con sus pares a quienes asignan características de «Autoritaria», «Mandona», «Demasiado exigente», etc., dependiendo del área de evaluación y del  curso.

La demostración de poder o autoridad se evalúa en el contexto social predominante como una característica negativa para la mujer, mientras que la misma actitud se evalúa como un rasgo de carácter y poder en un hombre. «A los hombres se les evalu?a mejor en los i?tems ma?s disciplinarios, mientras que las mujeres son mejor evaluadas en los i?tems referentes a responsabilidad, pero tambie?n en aquellos que tienen que ver con disposicio?n a ensen?ar y empati?a» (Rodrigo Medel y Rodrigo Asún, 2014).

Las profesoras son evaluadas de forma más favorable en las carreras de Ciencias Sociales y en los primeros cursos de universidad y siempre que demuestren características como la empatía, el compañerismo (hacia alumnos y alumnas) o la simpatía, mientras en sus pares masculinos estas características no son demandadas o evaluadas por sus alumnos y alumnas.

Conclusión

Género se relaciona con todos los aspectos de la vida económica y social, cotidiana y privada de los individuos y determina características y funciones dependiendo del sexo o de la percepción que la sociedad tiene de él. El empoderamiento femenino, el acceso de la mujer al poder, todavía se percibe de una forma inconsciente como algo sospechoso. La mujer sigue siendo una «outsider» en muchos ámbitos en los que, a la vez, está siendo cada vez más habitual ver una mujer.  Esto nos obliga a revisar todos nuestros sistemas de relaciones para comprobar que el sesgo de género no esté haciendo mella sobre la actuación de esas mujeres.
Se ha visto cómo en la educación universitaria, los hombres son en general mejor evaluados los u?ltimos an?os, y que quienes evalu?an mejor a sus profesores hombres en los u?ltimos an?os son sobre todo las alumnas mujeres. Es la reproducción del modelo social de sumisión y obediencia.El análisis de las diferentes interrelaciones sociales y laborales desde un enfoque de género se ha convertido en una metodología imprescindible.  Este enfoque considera las diferentes oportunidades que tienen los hombres y las mujeres, las interrelaciones existentes entre ellos y los papeles que socialmente se les asignan. Y, dado que todas estas cuestiones influyen en el logro de las metas y repercuten en el proceso de desarrollo de la sociedad, se hace ineludible la observación de cada uno de los procesos sociales que nos rodean.

Las investigaciones en docencia y género están creciendo en la comunidad académica. Entre los investigadores ya no solo hay evidencias comprobadas de que los profesores y profesoras tienen concepciones sesgadas y arraigadas de sus alumnos y alumnas. También en la evaluación del profesorado el sesgo de género se pone de manifiesto creando desigualdades a la hora de la evaluación de la calidad educativa.

Autoridad y Mujer

Las relaciones de género afectan a las responsabilidades que las culturas, en cada contexto geográfico, asignan a hombres y mujeres. Esto determina diferentes formas de acceder a los recursos materiales como el dinero, la tierra, el crédito y a valores inmateriales como el poder y la autoridad.

Sus implicaciones en la vida cotidiana son múltiples y se manifiestan, por ejemplo, en la división del trabajo doméstico y extra-doméstico, en las responsabilidades familiares, en el campo de la educación, en las oportunidades de promoción profesional, en las instancias ejecutivas, etc. Pero también en la concepción social de cuáles son las características «femeninas» y cuáles deberían ser las «masculinas».

Así, al hombre se le atribuyen y se espera de él características como la fuerza, la robustez, el poder, la potencia, el conocimiento, el ímpetu, etc. Mientras, de la mujer se espera el amor, la humildad, la simpatía, la bondad, la belleza, la generosidad, entre otros adjetivos que difieren con las características, habilidades o expectativas de muchas profesiones a las aspiran y actualmente ejercen las mujeres.

Así, históricamente, sectores profesionales como la seguridad,  la conducción e incluso la política, entre otros, eran hasta hace poco y en muchos países todavía lo son, entornos puramente masculinos.

Asignando a las mujeres estas características, las profesiones «típicamente femeninas» eran aquellas en las que se necesitaba de las cualidades de la mujer: paciencia, generosidad, empatía, alegría, etc. Como, por ejemplo, los primeros años de la educación sistematizada. Mientras, a medida que avanzaba en ciclos el sistema educativo, y especialmente llegados a la universidad, lo que se demandaba del profesor/a era y es la autoridad.

La RAE define la autoridad como el «poder que gobierna o ejerce el mando, de hecho o de derecho». La potestad, facultad, legitimidad. El prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia.

Determinismos biológicos, maternidad y estereotipos

El estereotipo de la feminidad -sensibilidad, autocontrol, elegancia, cooperación, maternidad, empatía- se reproduce a través de medios de comunicación, publicidad (sobre todo y especialmente la dirigida a niños), y a través de los juegos de socialización.

El determinismo biológico que durante años ha repetido mantras como el de la «debilidad de la mujer» se está revirtiendo poco a poco a la luz de una nueva y mejor educación sanitaria con enfoque de género y alejada de la imagen estereotipada que asocia la mujer a su rol de madre. Estos cambios impulsados desde subculturas feministas hacia otros sectores de la sociedad están contribuyendo al cambio social que ya es una realidad en muchos países, pero que por falta de una sistematización en la educación y de verdadero interés político continúa desfasado en nuestro país.

Los nuevos conceptos son ajenos en el sistema educativo tradicional y esto lo hace sensible a los recurrentes sesgos que en él se producen.

La educación sistematizada y la mujer

Desde pequeñas, a la mayoría de las niñas en la educación occidental se les enseñan los valores de sumisión y de cuidado. Se les potencian las actitudes de empatía y colaboración en la familia y en su entorno primario.

La selección de juguetes está destinada incluso para ello: muñecas, bebés, cocinitas, casitas. Todo un contexto que le dice a la niña, de una forma indirecta, cuáles serán sus expectativas y necesidades de mayor. Por otro lado, al varón se le incita a la aventura, a superar retos, a competir, a defender lo que quieren, etc. Esto construye una serie de características que, si no cambian durante la educación sistematizada en el colegio, implicarán una limitación para la mujer en el acceso al poder, mientras que a los varones les dará más herramientas de acceso al poder y a la autoridad.

A esto se suman numerosas variables como la influencia de la educación materna y paterna, la sociedad en la que esos niños se están educando, etc.

Evaluación de la calidad educativa

Frente a estos condicionantes sociales, mediáticos, familiares e históricos es ya una realidad el hallazgo de patrones de género en las respuestas de estudiantes universitarios ante los Cuestionarios de Evaluación de la Docencia.

Los estudios realizados en esta línea indican que existen sesgos de género en la evaluación tanto de profesores y profesoras a sus alumnos y alumnas, como al revés.  Y esto afecta de forma diferente a las profesoras y profesores según ejerzan la docencia universitaria en los primeros años del grado o en los más altos. Así como también dependen del tipo de grado en el que trabajan: humanidades, ciencias sociales, exactas, etc.

Por ejemplo, las notas más altas de parte de las y los alumnos son para profesores hombres, principalmente en las evaluaciones realizadas por  estudiantes mujeres. Éstas son a la vez más críticas con sus pares a quienes asignan características de «Autoritaria», «Mandona», «Demasiado exigente», etc., dependiendo del área de evaluación y del  curso.

La demostración de poder o autoridad se evalúa en el contexto social predominante como una característica negativa para la mujer, mientras que la misma actitud se evalúa como un rasgo de carácter y poder en un hombre. «A los hombres se les evalu?a mejor en los i?tems ma?s disciplinarios, mientras que las mujeres son mejor evaluadas en los i?tems referentes a responsabilidad, pero tambie?n en aquellos que tienen que ver con disposicio?n a ensen?ar y empati?a» (Rodrigo Medel y Rodrigo Asún, 2014).

Las profesoras son evaluadas de forma más favorable en las carreras de Ciencias Sociales y en los primeros cursos de universidad y siempre que demuestren características como la empatía, el compañerismo (hacia alumnos y alumnas) o la simpatía, mientras en sus pares masculinos estas características no son demandadas o evaluadas por sus alumnos y alumnas.

Conclusión

Género se relaciona con todos los aspectos de la vida económica y social, cotidiana y privada de los individuos y determina características y funciones dependiendo del sexo o de la percepción que la sociedad tiene de él. El empoderamiento femenino, el acceso de la mujer al poder, todavía se percibe de una forma inconsciente como algo sospechoso. La mujer sigue siendo una «outsider» en muchos ámbitos en los que, a la vez, está siendo cada vez más habitual ver una mujer.  Esto nos obliga a revisar todos nuestros sistemas de relaciones para comprobar que el sesgo de género no esté haciendo mella sobre la actuación de esas mujeres.
Se ha visto cómo en la educación universitaria, los hombres son en general mejor evaluados los u?ltimos an?os, y que quienes evalu?an mejor a sus profesores hombres en los u?ltimos an?os son sobre todo las alumnas mujeres. Es la reproducción del modelo social de sumisión y obediencia.

Fuente: http://www.educaweb.com/noticia/2016/10/13/sesgo-genero-evaluacion-calidad-academica-10567/

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Transformación universitaria y economía productiva

Por: Roger Lázaro

Sobre la transformación universitaria, se ha planteado una profusa gama de posiciones, expuestas por diversos autores, entre los que destacan Miguel Ángel Pérez Pírela, Víctor Álvarez, Iraida Vargas, Ana Julia Bozo, Luis Damiani, Judith Valencia, María Egilda Castellanos y Rigoberto Lanz, entre otros; opiniones que han sido colocadas en el debate sobre la universidad necesaria para nuestro país, posturas como: la universidad indisciplinaria, productiva, del conocimiento y participación del poder popular, comunidad de intelectuales, incluyente y democrática, «borrón y cuenta nueva», universidad democrática, como espacio emblemático de producción de conocimiento entre las propuestas consideradas, no las únicas por cierto.

La mayoría de las posiciones implícita o explícitamente, si focalizamos algunas de sus variables apuntan hacia el desarrollo de una economía productiva, quizás en algunos casos sin proponérselo o ubicadas en otro contexto, ajeno al actual.

Ahora bien, en una sociedad rentista, como la nuestra, los valores del rentismo han permeado y colonizado el pensamiento académico y político en la educación universitaria nacional, y estos valores deben ser considerados en el proceso de transformación universitaria; por otra parte, en la revolución bolivariana, a pesar de cambios fundamentalmente cuantitativos( creación de universidades, incremento de la matrícula , número y montos de becas, cupos y otros) y algunos cualitativos, ha sido más sencillo, crear nuevas universidades y transformar en universidades politécnicas territoriales a los colegios e institutos universitarios, que transformar los signos y símbolos de la vieja universidad tradicional autónoma y experimental, que ha estado coadyuvando con el rentismo, alejándose del apoyo al desarrollo de una economía productiva.

En momentos en que la caída de los precios del petróleo han llegado a sus niveles más bajos, por causas sobre las cuales no me referiré ahora, la guerra económica se agudiza, empujada por el gran capital y sus aliados locales, la escasez campea, la especulación se hace indetenible y la estanflación nos ahoga, pareciera que al fin se acelera la caída del rentismo y se toma conciencia de la necesidad impostergable de la «industrialización especializada para las exportaciones, donde la ciencia y la industria manufacturera sean motores de la economía, estableciéndose una correlación entre la industria y desarrollo», tal como lo plantea magistralmente el Economista y Ex Ministro de Finanzas, Rodrigo Cabezas, en carta al Presidente Maduro, con la propuesta: «Renovar el Socialismo Venezolano».

Es así como, el proceso real de transformación universitaria debe inscribirse en un período de transición entre una sociedad rentista y la sociedad industrial; en esta sociedad rentista, salvo honrosas excepciones; cada venezolano quiere hacerse rico ya, sin riesgo, con la llamada viveza criolla, razón por lo cual, fue tan acelerado e indetenible el bachaquerismo en esta coyuntura de guerra económica, donde grandes sectores de la población, incluso personas y funcionarios públicos que se definen como chavistas se convirtieron en el eficaz ejercito bachaquero de su verdugo, el gran capital local, regional, nacional y transnacional.

Finalmente recomendar humildemente al nuevo ministro de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, aprovechar asertivamente los aspectos cualitativos de avanzada en materia de transformación universitaria, como los Programas Nacionales de Formación y la territorialización, que busca la solución de los problemas del territorio con las potencialidades del mismo, pero ahora, en las postrimerías del rentismo, estos avances deberían enfocarse desde la visión de industrialización, tantas veces planteada y boicoteada por los valores del rentismo.

Por otro lado, plantear la necesidad de la adopción de una teoría y método de planificación tecno político y participativo, capaz de conducir con éxito el proceso de transformación universitaria que coadyuve con el desarrollo de una sociedad industrial para los próximos veinte años; se trata de la Planificación Estratégica Situacional, dado que, a juzgar por los resultados, las teorías y métodos utilizados hasta ahora han sido contrabandos ideológicos, en el marco de esta promiscuidad ideológica, que lejos de ayudar a la transformación universitaria, la detienen. Por ejemplo la mayoría de las instituciones del país, incluyendo las universitarias aplican Planificación Corporativa, y quién dijo que las universidades son corporaciones para estar diagnosticando con el FODA.

Fuente: http://www.aporrea.org/educacion/a241148.html

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