CAROLINA VÁSQUEZ ARAYA
¿Y qué hay de ti, madre de ese joven en el umbral de sus sueños, desaparecido o muerto, quién sabe en dónde y cómo. Ese adolescente de cuyo rastro el gobierno mexicano, hondureño, salvadoreño o guatemalteco nunca quisieron darte razón porque no lo saben o quizá prefieren mantener el enigma que te perseguirá por siempre como una pesadilla sin fin? Ese joven que un día cualquiera salió del instituto o del trabajo o de su propio hogar para desvanecerse en el aire como un fantasma, dejándote sumida en la tristeza.
Feliz día de la madre, niña-mujer, ignorante de tus derechos porque nunca te permitieron asistir a la escuela. Así encadenaron tu libertad a un fogón, un estropajo, un surco en el campo. Tú, quien aprendiste desde tus primeros días de vida el papel que otros te asignaron en este mundo: el de una maternidad forzada y una esclavitud institucionalizada por una sociedad para la cual no tienes valor alguno.
Feliz día también para ti, abuela a los 25 porque tu niña de 10 salió embarazada por el hombre que creíste amar, el mismo que la engendró. Drama cotidiano marcado por tus carencias abismales en los países más ricos del planeta. Ricos en recursos, ricos en desigualdades. A ti te tocó la parte mala de la ecuación pero crees, muchas veces, que es cosa de Dios y no te rebelas porque ni siquiera conoces la dimensión de la injusticia.
Feliz día, madre marginada por un Estado que no responde a tus demandas porque son otras sus prioridades. Has visto a tus hijos languidecer por la desnutrición, perder el brillo de sus ojos y la fuerza de su cuerpo. Has perdido la cuenta de las veces que has solicitado ayuda y te la han negado por cualquier razón. Te has estrellado contra una burocracia inclemente y un sistema indiferente a tu dolor.
Feliz día, niña destinada a ejercer labores de madre por la fuerza de las circunstancias. Porque naciste niña en una sociedad permeada por tantos prejuicios sexistas y estereotipos que sería difícil enumerarlos para hacerte comprender la dimensión de tus desventajas. Porque ser niña es una condición para el abuso, la discriminación y la explotación en todas sus formas. No importa si naciste en un hogar acomodado o en una pobre choza de barranco. Igual marcarán tu lugar en la vida.
Feliz día, madres cuyo día se inicia desde el amanecer ante los portones de las cárceles, en los tribunales de justicia o, quizá, frente a hospitales y morgues buscando a un hijo, una hija, a quien vieron salir para nunca más regresar. Son esas madres que seguirán buscando, esperando sin plazo fijo, porque así son las cosas en nuestros países. Son esas madres aferradas a las excusas más absurdas. Son las mujeres sin voz en un mundo perfectamente diseñado para silenciarlas. Feliz día…
elquintopatio@gmail.com @carvasar
La FAO, recordó, estima que la proporción de personas subalimentadas en las regiones en vías de desarrollo disminuyó en alrededor de 50 por ciento en los últimos 25 años, lo que indica que los sistemas de protección social han contribuido al combate de la pobreza y la reducción del hambre.
Planteo una propuesta de agenda en Educación, que ningún aspirante acualquiera de esos cargos pueda ignorar, ni rechazar, y gane o no, se comprometa a empujar. Es muy sencilla y elemental, pero de ella puede derivarse una profunda transformación en este campo, que todos dicen prioritario:
En el momento en que la reforma o la evaluación se confunden, y sus promotores pierden de vista que son medios para algo, y no fines en sí, tanto el intento de transformación de las condiciones para aprender, como la estrategia que procura que se haga de manera más interesante y creativa el trabajo en el aula, pierden sentido. Se vacían y, huecas, ya no median para resolver un problema: son elementos del discurso oficial, estadísticas lucidoras y, sobre todo, fuente de confusión.
Dadas las condiciones, no tiene sentido: se “estudiará” para “pasar” los exámenes, y se ajustará a lo que se solicite en ellos, sin que implique modificar nada en el espacio del aula. La vida escolar y el proceso de evaluación tienen poco o nada que ver. El medio, evaluar, convertido en fin de alto impacto: contar con, o permanecer en el trabajo, se convertirá en la guía, el manual. Ayuna de sentido transformador, la evaluación genera un comportamiento en serie indiferenciado, vacuo: repetir lo que sea necesario para aprobar a toda costa, y qué mejor, con hartos puntos para ser destacado o excelente.




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