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Bibliotecas y Publicaciones Digitales

27 febrero 2017/Autor:Juan Voutssás Márquez/Fuente:openlibra

El objeto de estudio es la biblioteca digital en sí misma, sus partes y sus interrelaciones: las preguntas pertinentes al respecto serían entonces ¿qué es exactamente una biblioteca digital y qué rasgos la definen? ¿de dónde viene? ¿existe un sólo tipo de ellas o cuáles son sus variantes? ¿qué partes la conforman? ¿cuáles son sus servicios y colecciones y cómo se desarrollan ambos? ¿cómo es el mundo de las publicaciones digitales que se integran a sus colecciones? ¿cuáles son las semejanzas y las diferencias entre ellas y una biblioteca tradicional? ¿cómo se diseña y construye una biblioteca digital? ¿qué esperan los usuarios de una biblioteca de este tipo?.

Fuente: https://openlibra.com/es/book/bibliotecas-y-publicaciones-digitales

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Nicaragua: Padres de familia se desligan de la educación de sus hijos

Nicaragua/27 febrero 2017/Fuente: La Prensa

El director del Instituto de Educación de la Universidad Centroamericana (IDEUCA), Rafael Lucio Gil, afirmó que la principal causa del bajo desempeño escolar de los niños y adolescentes, es que la mayoría de los padres de familia se desvinculan de la educación de sus hijos. Según el académico este fenómeno prevalece más en los colegios públicos que en los centros privados, ya estos últimos tienen algunos mecanismos que obliga a los tutores a que participen activamente en la enseñanza de los menores. En cambio, en las escuelas del Estado la participación de los padres “se ha quedado en buenas intenciones”.

 “Los propios padres y madres de familia no están interesados realmente en el tema educativo, muchas veces ni llegan al centro educativo a ver cómo van sus hijos. Entonces necesitamos reencantar a padres y madres de familias por una mejor educación porque finalmente ellos van a ser los beneficiados de esa educación”, dijo Gil. También agregó que la participación de los padres de familia en los colegios se ha limitado a la entrega de boletines y no se cumple lo establecido en la ley 413, Ley de Participación Educativa en su numeral dos, donde indica que los padres de familia forman parte de la comunidad educativa. “Aunque se hable de la escuela de padres, que es una bellísima idea, en la práctica queda limitada a la entrega de boletines y a los regaños a los niños y a los papas y eso no escuela de padres. La escuela de padres debe tener un sentido de colaboración de padres y madres en la escuela”, expresó Gil.

Miembros de la comunidad educativa

El artículo tres de la ley 413 establece que los padres de familia deben formar parte del Consejo Directivo Escolar y en su tercer párrafo dice: “El objeto primordial del Consejo es asegurar la participación de la comunidad, en especial de los padres de familia como primeros responsables de la educación de sus hijos en la toma de decisiones referidas a las funciones y actividades académicas, a la administración y gestión del centro”.

 Fuente:http://www.laprensa.com.ni/2017/02/27/nacionales/2189571-padres-familia-se-desligan-la-educacion-hijos
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Ecuador: Ministerio de Educación desmiente información que circula a través de mensajes de texto

Ecuador/27 febrero 2017/Fuente: el tiempo

Mediante un comunicado, el Ministerio de Educación del Ecuador aclaró a los bachilleres y futuros bachilleres que una vez obtenido el cupo para ingreso a las universidades no es necesario rendir otro examen de ratificación. “Así como también, reiteramos que el Examen Ser Bachiller se rendirá los días 3, 4 y 5 de marzo”, dice el texto.

La aclaración se debe a rumores que se han estado generando a través de mensajes SMS, en los que se menciona que «con el fin de mejorar la calidad educativa y comprobar puntajes, se deberá rendir 6 meses después el examen para continuar con las carreras universitarias».

En el boletín también se realizó un llamado a la ciudadanía para informarse en los canales de comunicación oficiales del Ministerio, la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineval); o a través del número 1800-ADMISIONES, para evitar caer en la propaganda política cuyo único interés es desprestigiar el sistema de educación nacional.

“Rechazamos las intenciones de ciertos grupos que, aprovechando la coyuntura de campaña electoral, pretenden confundir a los jóvenes y los procesos que estas Carteras de Estado han venido formando democráticamente por la calidad educativa del país”, señala el comunicado.

Fuente:http://www.eltiempo.com.ec/noticias/ecuador/4/408297/ministerio-de-educacion-desmiente-informacion-que-circula-a-traves-de-mensajes-de-texto

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¿Cómo conciliamos familia, escuela y trabajo?

Por: Saray Marqués

“Lo que realmente se necesita para acabar con la desigualdad y, por tanto, con la renuncia de la mujer, es eliminar las estructuras patriarcales que dominan la mayoría de esferas de nuestra sociedad. No sirve de nada si una empresa fomenta la flexibilidad laboral para ambos, si socialmente se da por hecho que la mujer es la cuidadora y, por tanto, su trabajo remunerado no tiene tanto valor como el del padre. No sirve de nada si la escuela ofrece flexibilidad, si siempre va a ser la madre la que va a ir a recoger a los hijos. De nuevo, lo importante es trabajar para romper los roles de género tradicionales que asignan a la mujer madre el trabajo de cuidadora y responsable de las tareas doméstico-familiares. Es importante, por tanto, que exista implicación de todos los agentes para, por un lado, transformar los roles de género tradicionales heredados del patriarcado, y por otro, fomentar la flexibilidad y racionalización de horarios para hacer compatibles todos los usos del tiempo”. Habla Maite Egoscozábal, responsable de investigación social del Club de Malasmadres.

Hace unos días, su estudio Somos Equipo, sobre conciliación y centrado en la evaluación de la corresponsabilidad en las familias españolas (mediante una encuesta a 24.000 personas) servía para remover conciencias. Entre otros datos de la investigación, resultaba revelador cómo el 58% de las mujeres renuncia a su carrera profesional al ser madres (frente al 6% de sus parejas) y cómo, incluso antes de serlo, un 51% asume que la maternidad se convertirá en su “techo de cristal” (frente al 11% de sus parejas).

Flexibilidad bien entendida

A raíz de su informe, realizado a través de su asociación Yo No Renuncio, hemos querido indagar en cómo los desajustes en los horarios familia-escuela pueden tener su influencia en las dificultades para conciliar, cómo las ortopédicas jornadas tanto laborales como escolares pueden convertirse en una barrera más para esa suerte de padres malabaristas. O madres, pues, según el mismo informe, son ellas las que están pendientes de los requerimientos del colegio o la guardería en un 72% de las ocasiones. El teléfono de la madre sigue siendo el primer que se marca, el que, en la mayoría de los casos, pilla más a mano.

Ante esto, Laura Baena, fundadora del Club de Malasmadres, considera que “no se trata de buscar culpables, sino de adaptar las jornadas a las necesidades reales de las familias y de una sociedad comprometida con su futuro: los niños”. Para Baena, “No son los horarios escolares los que tienen que adaptarse a las jornadas laborales, sino al revés”. Desde la asociación Yo No Renuncio plantean, entre otras medidas, una “flexibilidad bien entendida” por parte de las empresas, partiendo del concepto del trabajo por objetivos y buscando la responsabilidad real por parte del trabajador. Actualmente, considera Baena, las fórmulas existentes han tocado fondo: “Las mujeres madres estamos atrapadas en medidas de conciliación que no funcionan”.

Ni maratonianas jornadas en la guardería ni extraescolares hasta el anochecer. Tampoco un mundo ideal en que todas las jornadas laborales finalicen a las 15:00. Esa no es la solución para la fundadora del club, que plantea, en cambio, que el Estado deje de abandonar a las pymes (el 99% del tejido empresarial), y las apoye en serio en sus medidas de conciliación, “incentivándolas fiscalmente si implantan, por ejemplo, jornadas continuas con flexibilidad horaria”.

Jornadas con un efecto positivo en el equilibro de los padres y las madres (“que al final concilian como pueden y muchas veces acaban renunciando, porque es una lucha titánica”), pero también sobre el bienestar de los hijos. Gracias a esta nueva organización de los tiempos podría mejorar la cifra de dos horas y cuatro minutos, el tiempo que, entre semana, y según el INE, tienen sus padres para cuidarles. Y eso cuando numerosas investigaciones apuntan que el tiempo que comparten progenitores e hijos es clave en el rendimiento académico. Entre ellas, la del Consejo Escolar del Estado La participación de las familias en la educación escolar, en que se mostró cómo los alumnos que más hablan en casa pueden aventajar en el equivalente a dos cursos escolares a los que apenas conversan.

Baena deposita en la escuela una responsabilidad no menor, pues debe contribuir a “educar en el cambio de roles”, pero no atribuye a las jornadas típicas, de 9:00 a 17:00, el origen de los males del sistema. Más concienciación social y más educación son las armas con las que combatirlos, pero también medidas como los permisos iguales e intransferibles y otras que abarquen más allá de los primeros años de maternidad, dentro de un Plan Nacional de Conciliación para todos que garantice una igualdad real. Y que las madres puedan conciliar (“Ella ha salido a trabajar fuera de casa pero el hombre no ha entrado en casa a trabajar”) pero que también puedan hacerlo las personas que cuidan a mayores, o las que quieren disfrutar de su tiempo personal y de ocio.

¿Spain is different?

En la misma línea se expresa José Luis Casero, presidente de la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), asociación sin ánimo de lucro surgida hace 11 años y que apuesta por flexibilidad en la entrada en las empresas, de 7:30 a 9:30, y en la salida, de 16:00 a 18.00, respetando el tiempo pactado. “El problema de la conciliación no es de las mujeres, que siempre han conciliado, es de la falta de corresponsabilidad, que explica que en España haya un 26% de mujeres que abandonan su trabajo para conciliar (frente al 11% de los hombres) o que dos millones estén sin trabajo por su dificultad para conciliar (frente a un 130.800 de hombres), según un estudio del CSIC”, apunta.

Casero que cuestiona la tendencia a creernos que en España somos diferentes o que, como decía Paolo Vasile, nos encanta cenar y ver la tele tarde. “Ni siquiera es un problema de países latinos, Italia y Portugal lo hacen mucho mejor, y España es, según Eurostat, el cuarto peor país de Europa para conciliar por detrás de Luxemburgo, Malta y Chipre. Deberían darnos la posibilidad de cambiar nuestros ritmos, de reajustarnos en la onda europea, eso que nos parece tan raro de cenar a las 20:00. Los trabajadores serían más productivos en las empresas y los niños no se dormirían en los colegios”.

Casero cita cómo en otras partes del mundo -menciona Colombia o Brasil- es normal que las empresas apaguen las luces a una determinada hora, que se persiga la cultura de “calentar en asiento” y cómo en España se apuntan algunas empresas, como Iberdrola, “siempre con sentido común, pues quizá el departamento de internacionalización entre a trabajar por la tarde pero esté libre por la mañana”.

Y se pone serio cuando habla de unas de las principales víctimas de nuestros horarios locos, los niños, más afectados, según reconoce, en contextos urbanos: “No tienen ningún sentido que lleguen a casa a los ocho todos los días de la semana, por norma, tras peregrinar de actividad en actividad no sé si por placer o por dar gusto a los padres”.

Empresas responsables

La Comunidad de Madrid, Cantabria o Galicia son algunas que cita entre las que se están aplicando en el debate acerca de los tiempos. También está en la agenda del Gobierno, aunque hace ya más de dos meses que la ministra de Empleo Fátima Báñez habló de un gran pacto en el que no se ha avanzado todavía.

Por el momento hay que conformarse con las compañías (Iberdrola, Pfizer, L’Oreal, La Caixa, Asefarma…) que han hecho bandera de la conciliación a título particular y para las que pronto se lanzará el sello Horarios Racionales, como proponían distintos partidos en sus programas (la asociación Yo No Renuncio, por su parte, colabora con Más Familia, que concede su certificado Empresa Familiarmente Responsable a las empresas comprometidas). Aparte de la flexibilidad horaria, habilitar un espacio para los hijos de los trabajadores en su misma empresa, para los días sin cole, o de forma permanente, para los más pequeños, es otra de las medidas.

Opción que no es extraña en algunos países nórdicos y que para la pedagoga Nora Rodríguez es fundamental, al menos en el primer año del niño, tanto para el bienestar del hijo como para el de la madre, y para desterrar la idea de que en estos momentos la mujer es menos productiva: “Lo es si está estresada”.

Opción que no todos defienden, como Almudena Abellán. Madre de dos niños y educadora infantil, quien considera que los pequeños han de estar “en las escuelas de su barrio, sin tener que desplazarse a los centros de trabajo de sus padres ni de adaptarse a sus horarios”. En su caso, su pareja se pidió una reducción de jornada cuando tuvieron hijos -fue el primero en su empresa- y su jornada les ha permitido pasar mucho tiempo con ellos, “y mucho tiempo los dos a la vez”, algo que considera beneficioso para la familia, frente a la tendencia a tener que turnarse o repartirse los niños para poder llegar a todo.

Desde la escuela

En su familia son privilegiados por los horarios que han tenido cuando los niños han sido pequeños -ella les dejaba en el cole a las 9:30 y él los recogía a las 16:00, hasta que ella se sumaba a las 17:00- y por ser el cole de sus hijos, el Palomeras Bajas, un centro abierto más allá de las horas lectivas (“El colegio se cierra cuando el último padre se va y tira de la puerta”). Sus niños, apunta Almudena, no solían ir a los parques porque para ellos el parque era el patio del colegio y, en él no era raro que un padre o madre estuviera pendiente de tres o cuatro niños mientras iban llegando las otras familias.

Esto es algo que reivindican también desde el proyecto La ciudad de los niños de Acción Educativa. Las familias han de acabar con el presencialismo no solo en el lugar de trabajo, sino con sus niños. Sí, lo ideal es que pasen el mayor tiempo posible con ellos, pero también es bueno saber delegar, confiar, en una persona de referencia, un vecino, la mamá de un amigo, un comerciante de la zona. “Es algo que se hacía antes, y es una posible vía de solución para que los niños vuelvan a ocupar la calle, a dedicar mucho más tiempo a jugar con otros niños en libertad sin necesidad de que esté su padre o su madre vigilando permanentemente cuando ya están en una edad en que pueden ser autónomos, pues jugando aprenden a ganar, a perder, a argumentar, a ceder…”, apunta Rosa Valdivia desde este grupo.

Para el experto en e-learning Javier Bronchalo la libertad educativa ha de ser otra de las claves en este debate. Habla de esos espacios envidiables de juego en las oficinas suecas, pero también de que, del mismo modo que cada vez más profesionales cuentan con la posibilidad del teletrabajo, esos mismos profesionales cuenten con fórmulas flexibles en la escolarización de sus hijos, adaptadas a cada uno, en las que puedan compatibilizarse escuela y trabajo, y en las que puedan intervenir otras opciones, como grupos de crianza y homeschooling.

También para el profesor de Sociología de la Complutense Rafael Feito, “en un mundo como el actual, en que los estudiantes pueden aprender de modo autónomo (individual y colectivamente) tendría que haber menos tiempo de aula y más de investigación, de lectura, de escritura, de descubrimiento, de salidas de la escuela, de visitas de personas y entidades significativas, de asamblea, etc”. Y, al mismo tiempo, “es obvio que deberíamos ir hacia una sociedad con un menor número de horas de trabajo que las actuales”. Cita un estudio de la Fundación Bofill que reflejaba cómo la mayoría de los progenitores no han regresado a su hogar a las cinco de la tarde.

Pero, para Feito, encontrar fórmulas más flexibles, también desde la escuela, no ha de repercutir necesariamente en el profesorado: “Por ejemplo, en Alemania la jornada continua tiende a desaparecer. En su lugar, cada vez hay más centros de lo que allí llaman jornada completa. Voluntariamente, aquellos profesores que lo desean imparten clases por la tarde, la cual entre otras cosas sirve para que los alumnos hagan los deberes y actividades extraescolares con otros profesionales de la educación”, ilustra.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/02/27/como-conciliamos-familia-escuela-trabajo/

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815.000 estudiantes están sin matricular en Colombia: Ministra de Educación

Colombia/27 febrero 2017/Fuente: Caracol Radio

Así lo manifestó, Yaneth Giha titular de la cartera desde el Quindío

En Colombia faltan 815 mil estudiantes por matricular en todos los colegios públicos del país, autoridades adelantan jornadas masivas de matrículas.

Durante su visita al municipio de Montenegro donde inauguró un colegio la ministra de educación Yaneth Giha Tovar, hablo de la jornada nacional de matrícula ‘EsTuDía’, con la que se busca que se matriculen los niños y jóvenes que hoy no están yendo a los colegios.

La jefe de la cartera agregó “la idea es que en este 2017 tengamos a todos los niños en el aula de clase y vamos a buscarlos casa a casa. La educación pública en Colombia es gratuita, por eso no hay excusa para que los niños estén fuera de clase. Es importante que los padres de familia y los niños tomen conciencia de la importancia de matricularse e ir a las aulas, pues el estudio es el camino para cumplir los sueños de cada uno de ellos”

Según las cifras del ministerio de educación en todas las regiones hay estudiantes sin matricular pero es en los lugares apartados donde se tienen las tasas de matrículas más bajas, se estima que en el caso del Quindío, son 4mil los estudiantes sin matricular.

Fuente noticia: http://caracol.com.co/emisora/2017/02/25/armenia/1488051722_941903.html

Fuente imagen: https://www.elheraldo.co/sites/default/files/styles/width_860/public/articulo/2016/11/10/yaneth_giha_0.jpg?itok=l0pw1bZq

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Entrevista a Paul B. Preciado: «El colegio y el ámbito doméstico están idealizados pero son dos de los espacios más violentos»

27 febrero 2017/Fuente: El Diario

  • Entrevista al filósofo Paul B. Preciado, que considera la escuela como un espacio de reproducción de violencias y propone una «red de escuelas transfeministas y queer» que permita superar este modelo
  • «No me creo que los docentes no experimentan cotidianamente los efectos de la violencia sexual y de género en la escuela»
  • «El problema no es la silla de ruedas sino la arquitectura no accesible».

Paul B. Preciado (antes conocido como Beatriz Preciado) es un filósofo feminista dedicado a los estudios de género y a la teoría queer, que entiende que la identidad sexual y de género de las personas es una construcción social. El suicidio del joven trans Alan ha vuelto a poner sobre la mesa la preocupación sobre el acoso escolar y la transfobia, y la semana pasada los  colectivos LGTBI se manifestaban en Barcelona para reclamar la implicación de la comunidad educativa en la respuesta al acoso vinculado a cuestiones de identidad sexual y de género. Preciado habla con El Diari de l’Educació sobre una escuela que considera un espacio de reproducción de violencias y propone un modelo educativo que permita superarla.

¿La escuela reproduce conductas homófobas o transfóbicas?

Tenemos una visión todavía idealizada del colegio, como un espacio para el aprendizaje de los niños, como si fuera realmente un espacio de libertad. No se trata simplemente de que el colegio reproduzca conductas homófobas, transfóbicas o estereotipos machistas, sino que es una de las instituciones claves donde se lleva a cabo el proceso de normalización de género o de sexualidad. Y éste es un proceso violento. Curiosamente dos de los espacios más violentos, el doméstico y el colegio, son aquellos que están más idealizados en nuestro imaginario como espacios de protección de la infancia. Hay que desmitificar estos espacios. En los años 60 se inicia una crítica, desde los movimientos feministas, homosexuales y más tarde movimientos transsexual y transgénero, de la violencia inherente a estos espacios pedagógicos, pero hay todavía mucho trabajo por hacer.

Hoy la institución colegio está en una crisis profunda. Por una parte, la transformación neoliberal ha supuesto un derrumbe de una institución que era fundamentalmente pública y vinculada a la regulación estatal. Nos encontramos por tanto en una situación inédita. Por una parte, tenemos que defender la institución colegio, como un derecho universal, pero al mismo tiempo, necesitamos criticar las violentas normas de género y sexuales en las que históricamente se apoya.

¿Y se está abordando este problema?

Hay ya mucha gente que está llevando a cabo esta crítica, pero necesitamos hacer visibles estas luchas y establecer alianzas. En el contexto actual del Estado español hay en cierta forma un retorno a los valores normativos, que son invocados en algunas ocasiones por la iglesia católica. El colegio es también espacio de fabricación de la identidad nacional, de normalización racial y religiosa… Necesitamos un colegio más abierto a la crítica, porque ¿qué significa una pedagogía que no acepta la crítica?

Tendríamos que hacer una marea de colegios para pensar colectivamente cómo queremos ser educados y educar a nuestras generaciones futuras. Nos falta creatividad, imaginación política cuando pensamos en el colegio. Me gustaría que hubiera un colegio que fuera suficientemente plástico, capaz de trabajar con la riqueza de todas las subjetividades posibles.

¿Cuál ha sido su experiencia en la escuela?

Yo crecí en un colegio católico de Burgos sólo para niñas, en el que yo era un caso de fracaso escolar. Gracias a una profesora que tenía un hijo autista y montó un grupo de ocho personas con una educación experimental, con una atención personalizada, de mucho respeto, yo pude salir adelante. Esa experiencia me cambió radicalmente la vida, no sólo porque en el colegio tradicional hubiera fracasado a nivel académico, sino también porque quizás no hubiera sobrevivido.

¿Lo que hacen falta son experiencias como esa?

Ese ideario de género, sexual, nacional, no se acaba en el instituto, se sigue reproduciendo. En el Programa de Estudios Independientes del MACBA que dirigí hasta el año pasado me sorprendía ver a mis alumnos, que estaban en nivel de doctorado, y que eran sociólogos o psicólogos pero nunca habían estudiado nada de feminismo ni de luchas anticoloniales. Reivindico la posibilidad de crear una red de colegios, institutos, pero también de centros de formación universitaria, donde se estudien el conjunto de tradiciones de resistencia minoritaria que han hecho posible construir una sociedad más democrática. Necesitamos una pedagogía radical para tiempos de crisis que nos ayude a construir un ciudadano crítico. Esta debería ser la tarea del colegio y no tanto la de reproducción.

Es crítico con el modelo de escuela inclusiva por el que se viene luchando desde hace unos años.

Hay iniciativas tanto pedagógicas como políticas muy respetable de aquellos que trabajan con una voluntad de crear una escuela inclusiva, pero somos muchos los que venimos de movimientos minoritarios y criticamos la idea de inclusión, porque supone tolerar al otro e integrarlo con la condición de que sea marcado como otro. Esto es lo que Foucault llamaba la “exclusión incluyente.” Uno de los grandes problemas de la escuela inclusiva es que el otro queda como una nota a pie de página en una escuela que no cambia. Se sigue practicando la misma pedagogía: se añade simplemente una silla para el “diferente”, el “discapacitado”, pero no se pone en cuestión la epistemología normativa de la escuela.

Lo radical sería hacer una crítica a la norma como eje de la pedagogía, hacer una pedagogía anti-normativa, en vez de incluir al que es diferente. En el caso de las normas de género y sexuales, no se trata de “incluir” al niño homosexual o transexual, sino de cuestionar la norma heterocentrada y machista del colegio que hace que toda disidencia de género y sexual sea percibida como patológica.

El modelo de escuela inclusiva no evita un caso como el de Alan.

El caso de Alan no es puntual ni es único, es uno entre tantos. Ahora se está hablando más de los casos de jóvenes trans, pero en el caso de niños y niñas queer, niños afeminados, niñas masculinas, niños y niñas son objeto de acoso y vejaciones. ¿Qué significa hacer una escuela inclusiva con una norma heterocentrada? Hace falta una pedagogía radical que incluya la increíble heterogeneidad de todos los alumnos. No se trata de incluir al que es diferente, sino de crecer en un ámbito pedagógico en el que la heterosexualidad no es la norma.

Lo que me asusta con el planteamiento inclusivo son los tratamientos excesivamente patologizantes o médicos de la diferencia: reducir la inclusión a la silla de ruedas o la transexualidad a disforia de género. El problema no es ese, el problema es la arquitectura no accesible y la normativa de género. Ahí está la diferencia entre una pedagogía inclusiva y la pedagogía crítica. Y no hablo de acabar con toda disciplina, sino de pensar colectivamente como construir un conjunto de contra-disciplinas críticas.

¿Hay escuelas que apuesten por un modelo así?

Como profesor en la New York University he tenido la suerte de conocer y he tenido alumnos que han estudiado en el instituto Harvey Milk. Me contaban su experiencia, la sensación de libertad, de por fin llegar a un lugar donde no tenías que sentirte diferente, fuera de un ámbito heteronormativo en el que tenías que explicar quién eras.

Pero son muy pocos los que tienen acceso a un colegio de este tipo.

Es un caso experimental, colegios singulares que pueden servir en un caso de emergencia para alguien que está sufriendo una situación de violencia. Yo defiendo más bien la creación de una red de colegios transfeministas y queer. No hablo de colegios que salgan de la nada, sino de colegios que ya existen, que salgan, por así decirlo, políticamente del armario, que digan que el alumno tiene derecho a experimentar con su propia subjetividad, colegios que se declaren abiertamiente no-heteronormativos y feministas, colegios donde los alumnos tengan derecho a procesos de cambio sin ser objeto de violencia por utilizar códigos masculinos o femeninos, que no se castigue al niño que con 7, 12 o 16 años se pone una falda. Lo pedagógico debería ser trabajar con esta plasticidad que es la base de la creatividad y la transformación social.

¿Entonces su propuesta es que los colegios den un paso adelante en defensa de un nuevo modelo?

Me parecería maravilloso que hubiera un conjunto de colegios que apostaran por una pedagogía queer y dijeran que apuestan en su currículum por una educación feminista. ¿Qué significa esto? Invocar las tradiciones feminista, anticolonialista, … Ahí radica el único cambio político en el que creo realmente. ¿Dónde están los cuerpos pedagógicos, las escuelas, los institutos, que decidan dar un paso al frente y decir que quieren constituir una red de colegios transfeministas y queer? A veces pasa por incluir en el currículum pequeños elementos que puedan hacer que se hablen de las cosas que no se hablan. Y si hay esta red podemos organizar, por ejemplo, toda una serie de talleres de formación.

Por ejemplo, en mi docencia de historia y teoría feminista en la universidad París VIII-Saint Denis en Francia yo incluí una serie de talleres de género en los que los alumnos y alumnas hablaban de su experiencia de normalización y experimentaban encarnando roles masculinos o femeninos. Era mucho más difícil hablar con los alumnos chicos, que creían que las cuestiones de feminismo y sexismo no les afectaban, hasta que se daban cuenta de que también se les estaba imponiendo un determinado modelo de masculinidad. Pero en el caso de las alumnas chicas, resultaba sorprendente ver que la mayoría de ellas hablaban de ser objeto de violencia.

La realidad es que la mayoría de docentes no ha oído hablar de teoría queer. ¿No les queda muy lejos esta propuesta de una red de escuelas transfeministas y queer?

Lo que no me creo es que los docentes no experimentan cotidianamente los efectos de la violencia sexual y de género en el colegio, porque son absolutamente transversales. Un docente que esté atento es consciente que hay alumnos que son objeto de vejación constante, la niña gorda, el tonto de la clase, el niño afeminado, la marimacho… Cualquier docente es consciente de que es urgente, que hay que actuar, que lo que ha pasado con Alan está pasando constantemente en todos los ámbitos de la educación. No puede ser como hasta ahora un acto heroico de un profesor aislado que decide incluir un tema en su trabajo pedagógico, tiene que ser una tarea colectiva.

La cuestión es que para llevar a cabo esta crítica el docente también tiene que criticar su propio modelo de género. En Francia, donde he trabajado más, hasta los años 80 una persona abiertamente homosexual no podía ser docente. Esto revela el alto grado de normalización heterocentrada de la escuela. También requiere un examen de autocrítica de los docentes y un examen de sus propias ideas heterosexistas o machistas.

Todo esto choca con un modelo escolar muy concreto. Lucas Platero nos recordaba  en una entrevista que desde la educación infantil el currículum evalúa si los niños y niñas pueden identificar su género y el de otros.

En lugar de un espacio de reproducción de la norma hay que pensar la escuela como un espacio de crítica. Puedes explicar que la sociedad funciona según estas normas, pero que dentro de este espacio nos vamos a permitir cuestionar esta norma para imaginar otras formas menos violentas de vivir. En mi caso la escuela permitió crear un mundo que era disidente con respecto a mi propia educación familiar, mis padre pudieron acceder a muy poca educación, y en cambio yo me convertí en un ávido lector, algo que no me aportaba mi entorno familiar. El colegio debería ser un espacio de disidencia crítica, un espacio experimental. Luego sería ideal que el parlamento funcionara de la misma manera, que todas las instituciones pudieran funcionar de este modo, en lugar de como dispositivos de reproducción de la violencia. ¿Cómo se hace? Que el conjunto de profesores que no quieren seguir reproduciendo este tipo de normas sociales y de género se unan para pensar cómo hacerlo de otra manera. Que den un paso adelante para elaborar una pedagogía queer. Es utópico, pero no imposible. Si no queremos que el caso de Alan se repita, no hay tiempo que perder, lo imposible es hoy lo necesario.

Fuente:http://www.eldiario.es/catalunya/educacion/espacio-domestico-idealizados-espacios-violentos_0_479802838.html

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Kenia: Duro golpe para Bridge International Academies

Diez escuelas de la empresa de servicios educativos Bridge International Academies deberán cerrar sus puertas por sus bajos criterios educativos.

Africa/ Kenia/ Internacional de la Educación

Un Alto Tribunal de Kenia ha ratificado la sentencia que obliga a Bridge International Academies (BiA) a cerrar 10 de las 12 escuelas que tiene en funcionamiento en la ciudad de Busia, en Kenia occidental, debido a sus bajos criterios educativos. Esta decisión constituye un nuevo golpe para esta cadena de servicios educativos con ánimo de lucro, que ya tuvo que cerrar escuelas en Uganda por las mismas razones. La sentencia determina que los niños afectados deben ser acogidos en las escuelas públicas a al finalizar este periodo académico.

El consejo de educación municipal de la ciudad de Busia decidió cerrar las escuelas de BiA el pasado mes de noviembre al no respetar los estándares educativos básicos. En sus recomendaciones, el consejo destacó el hecho de que estas escuelas no empleaban a docentes cualificados y registrados. El informe también señalaba la ausencia de administradores e instalaciones adecuadas, así como de una evaluación del impacto ambiental.

El sindicato nacional de los docentes de Kenia (KNUT), afiliado a la Internacional de la Educación, ha escrito una carta oficial al ministro de educación para pedirle que “adopte medidas contra estas escuelas ilegales y vergonzosas de manera inmediata”, y que ordene que el consejo de educación municipal verifique la calidad de la educación impartida por las escuelas de BiA para que, en caso de incumplimiento, se proceda a su cierre.

El sindicato pide al ministro que recuerde su promesa de tomar medidas con respecto a las academias – una promesa que hizo a los kenianos cuando presentó el informe de KNUT sobre las escuelas de BiA a finales de 2016. “Esperamos que el secretario del gabinete de educación ejerza su autoridad sobre estas escuelas ilegales y vergonzosas de manera inmediata y haga solamente una cosa, que es cerrarlas”, dijo Wilson Sossion, Secretario General de KNUT.

Fuente: https://www.ei-ie.org/spa/news/news_details/4289

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