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Democratización de la universidad: ¿revolución o evolución?

Por: Tatiana Díaz Arce

Las movilizaciones estudiantiles en Chile han estado innegablemente vinculadas al devenir político y social del país. En una mirada rápida a la historia reciente es fácil reconocer hitos que van desde la Reforma Universitaria, en la que se exigía universidad para todos y se reconocía de paso la atmósfera elitista que envolvía a la universidad chilena; pasando por la lucha contra el régimen dictatorial iniciada la década de los 80, hasta llegar a las movilizaciones del presente siglo, entre las que destacan el llamado “pingüinazo” exigiendo educación de calidad, y la prolongada paralización de gran parte del sistema universitario en el año 2011, donde las demandas ya no solo se focalizaron en la corrección del modelo económico, sino que se interpeló al mundo político por el término de este, junto con la concepción de la educación como un derecho social que el Estado debe garantizar con independencia de la capacidad financiera de los estudiantes.

Esto último no solo ha desencadenado debates al interior del mundo político, sino que al interior de las mismas universidades y sus organizaciones. Así hemos presenciado declaraciones de rectores de universidades estatales, privadas del Consejo de Rectores, CRUCH, y privadas no CRUCH, en cada una de ellas se devela tanto la defensa corporativa y pragmática propia de sus instituciones como las concepciones ideológicas que finalmente definen a estas casas de estudio.

En suma, las movilizaciones estudiantiles han parecido constituirse en la bisagra que comunica, pero que también articula al mundo político y social con la academia donde se forma la futura fuerza de tarea intelectual del país. Sin embargo, lo acontecido en el año 2015 en el marco de las movilizaciones estudiantiles parece haber marcado un punto de inflexión a las demandas estudiantiles anteriores. Si bien en el comienzo de las marchas y paralizaciones se asumió como bandera de lucha el proyecto de carrera docente, una vez terminada la paralización de los profesores del sistema escolar, el foco del descontento se trasladó transversalmente a los sistemas de gobierno de las propias universidades, especialmente de aquellas que pertenecen al Estado. Probablemente esta no fue una cuestión casual, la demanda por la participación institucionalizada de estudiantes en el gobierno universitario es una cuestión que se venía gestando desde hacía ya varios años, pero, por diversas razones, esta demanda no adquirió la fuerza esperada y terminó hundiéndose en la maraña de otras exigencias que convocaron mayor adhesión social.

 La participación democrática significa identificar y ejercer derechos, pero también reconocer con la misma fuerza cuáles son los deberes que la responsabilidad de gobernar demanda. La participación triestamental en las universidades significa hacerse responsable de gestionar no solo el conocimiento que en el seno de la academia surge sino también de los recursos que permitan darles calidad y continuidad a los procesos formativos, significa entre otras cosas velar por la continuidad y calidad de la fuente laboral de quienes legítimamente demandan mayor participación.

Esta vez los acontecimientos han seguido una ruta distinta, pues es probable que entre la dirigencia estudiantil hoy día poco y nada se hable de la carrera docente y su tramitación parlamentaria. Esta vez el movimiento estudiantil decidió abandonar una causa de nivel macrosocial, para dar un giro hacia una cuestión más local y de directo interés. Hoy los objetivos de la dirigencia estudiantil están concentrados en lograr la democratización de las universidades, entendiendo a esta como la participación de los distintos estamentos que la componen, esto es, académicos, estudiantes y funcionarios administrativos, en la toma de decisiones que marcan el rumbo y desarrollo de las casas de estudio.

Sería poco deseable que la democratización de las universidades sea vista simplemente como una distribución de cuotas de poder, pues ello llevaría a concentrar el debate en torno a temas de tanta pobreza como el mero consenso en torno a diversas fórmulas de cálculo de dicha distribución. Es cierto que nuestras casas de estudio requieren de un cambio sustantivo en sus estructuras y modos de ejercicio del gobierno, pero también es cierto que la democratización de la universidad puede y debe ser más que un mero acuerdo, ya sea en torno a la ponderación de votos en las elecciones de autoridades unipersonales, o bien respecto de la presencia de los distintos estamentos en los órganos colegiados.

Es probable que haya quienes miren este proceso con profundo rechazo, otros con desconfianza o con incredulidad; todas emociones que surgen desde la incertidumbre o temor a lo que viene, pero también desde la contradicción de los discursos de algunos sectores que dicen defender la universidad mientras destruyen no solo sus bienes materiales, sino que también asolan la confianza y el diálogo verdadero.

La participación democrática significa identificar y ejercer derechos, pero también reconocer con la misma fuerza cuáles son los deberes que la responsabilidad de gobernar demanda. La participación triestamental en las universidades significa hacerse responsable de gestionar no solo el conocimiento que en el seno de la academia surge, sino que también de los recursos que permitan darle calidad y continuidad a los procesos formativos, significa entre otras cosas velar por la continuidad y calidad de la fuente laboral de quienes legítimamente demandan mayor participación. En suma, la democratización demanda ser capaz de generar un clima propicio para alcanzar un adecuado nivel de desarrollo intelectual, laboral, institucional y humano, toda vez que para participar en la toma de decisiones es necesario no solo estar disponible para hacerlo, sino que hay que estar preparado anímica y técnicamente para ser capaz de optar por aquello que sea pertinente al desarrollo de la comunidad toda.

Es de esperar que, de aquí en adelante, los procesos de democratización logren incentivar la participación de todos, pero también inhiban los intereses personales o de grupos, imponiéndose el valor superior de la comunidad. No es casual que luego de una larga historia de movilizaciones estudiantiles se haya llegado hasta este punto, es importante reconocer que entre los artífices de este avance se encuentran los estudiantes, mas no por ello se deberá operar con la imposición de la democracia, pues poca justicia le haría a un proceso que, más que ser visto como una revolución universitaria, debe ser entendido como la necesaria y esperada evolución universitaria.

fuente: http://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2015/09/29/779592/

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Educación: opinión pública y opinión publicada

Por: Pablo Gentili

Por un lado, la preocupación de las sociedades latinoamericanas con la calidad de la educación. En todos los países, con excepción de Nicaragua y Venezuela, los encuestados afirman que la educación privada es de mejor calidad que la pública. Las encuestas no son un espejo de la realidad. Entre tanto, vale la pena tomar nota de una percepción que tiende a idealizar las virtudes de lo privado, en general selectivo y elitista, frente a lo público, único espacio de realización de los derechos sociales y humanos en una sociedad democrática.

Así mismo, en todos los países es mucho mayor el número de personas que cree que la educación pública mejorará durante la próxima década. Una visión de futuro que interpela a los gobiernos y los hace depositarios de un mandato que no pueden verse tentados a defraudar. No promover la educación pública podrá tener consecuencias electoralmente desastrosas para cualquier gobierno del continente.

Finalmente, este estudio muestra la valoración positiva que las sociedades latinoamericanas tienen acerca de quienes ejercen la profesión docente en el sistema educativo público. Un dato importante ya que, que desde el punto de vista de la población encuestada, el mejoramiento de la formación y el aumento de los salarios docentes constituyen una exigencia para el avance de la calidad educativa.

La encuesta de la OEI nos ofrece un soplo de esperanza y pone en evidencia que la opinión pública no puede ser confundida con la opinión publicada. La educación está en crisis y las sociedades así lo reconocen, pero apuestan a la escuela pública, valorizan a sus docentes y sueñan que sus derechos serán, finalmente, respetados y garantizados. No parece poca cosa.

Tomado de: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/09/07/actualidad/1347010827_533979.html

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Argentina: Frente de unidad contra el inmovilismo

América del Sur/Argentina/28 de octubre de 2016//izquierda-revolucionaria.org

Del 24 al 31 de Octubre se están realizando las elecciones para elegir la conducción del centro de estudiantes en el Instituto Superior de Formación Docente n° 41 de Adrogué. La lista 14, Frente de Estudiantes de Izquierda, es la opción para recuperar el centro de estudiantes y transformarlo en una herramienta participativa y de lucha.

El panorama actual del ISFD 41 es preocupante: en un instituto que sigue funcionando en un edificio prestado que se cae a pedazos, el estudiantado ha sufrido el arrebato de su histórica herramienta de lucha. La actual conducción del C.E., la agrupación Educar es Incluir (JP), durante todo el año paralizó y burocratizó el centro de estudiantes con sus políticas de vaciamiento. Su política se expresa en reiteradas negativas al reclamo de la realización de asambleas, en la toma de decisiones a puertas cerradas, en el boicot a la movilización de los estudiantes y en el acatamiento de órdenes de las autoridades institucionales, subordinadas al actual Intendente del Municipio de Almirante Brown, Mariano Cascallares (FPV).

En respuesta a esto, impulsamos reuniones de autoconvocados junto a estudiantes independientes, nos movilizarnos en la lucha por el boleto educativo para enfrentar el ajuste y los tarifazos de Cambiemos que han provocado la deserción de muchas y muchos estudiantes.

De estas articulaciones en conjunto, entendimos que sólo la unidad de las agrupaciones que apuestan a un movimiento estudiantil independiente de cualquier gobierno patronal de turno, que defienda los intereses de lxs estudiantes, que sea capaz de enfrentar el ajuste y denunciar a quienes gobiernan, podrá revertir el preocupante inmovilismo generado sistemáticamente por la actual conducción. Por eso conformamos el Frente de Estudiantes de Izquierda integrado por La Comuna de estudiantes, Agrupación Mariano Ferreyra(UJS-PO) y La Izquierda al frente(PTS+independientes) y nos presentamos en estas elecciones como la lista 14.

Por otro lado, lamentamos que el Ya Basta – Las Rojas (Nuevo Mas) insistiera con su negativa a conformar una lista unitaria, aun sabiendo que la necesidad de arrancar a la burocracia de la conducción del centro es imperante y que no es momento de fraccionar las fuerzas. En contraposición a esto, saludamos la actitud de Izquierda Socialista de llamar a votar nuestra lista unitaria.

Desde Izquierda Revolucionaria, en Juventud insurgente, venimos construyendo dentro de La comuna de Estudiantes, apostando a la organización desde las bases, entendiendo que la independencia política es la única garantía real de generar una organización estudiantil que luche, con las asambleas abiertas, participativas y resolutivas como organismo máximo, y que garantice la democracia estudiantil.

Junto con todas las fuerzas combativas, apostamos a recuperar un centro de estudiantes que pelee por una educación pública, gratuita y de calidad para el pueblo trabajador.

Tomado de: http://izquierda-revolucionaria.org/articulo/1405/frente-de-unidad-contra-el-inmovilismo/

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Se impone a un marco general para hablar de la educación como crisis constante.

América del Sur/Argentina/25.10.2016/Autor: Samuel Grillo/Fuente:http://insurgenciamagisterial.com/

Entrevistamos a Eva Da Porta, doctora por la Universidad de Córdoba, acerca de cómo los medios de comunicación influyen en la percepción de la sociedad sobre la calidad de educación.

Docente en la Universidad de Córdoba (UNC), Argentina, e investigadora del fenómeno de la mediatización en escenarios educativos, Eva da Porta nos habla acerca de la influencia de los medios de comunicación en la percepción sobre la calidad de la educación en los centros públicos. Para Da Porta, los medios muchas veces abordan la educación como un espacio deficiente, ineficiente y conflictivo. “Eso hace que ciertos sentidos sobre la educación se hagan parte del sentido común, que es el magma sobre el cual se apoyan luego muchas políticas privatizadoras o represivas sobre los docentes y estudiantes”.

Los medios tienen una gran influencia en la formación de la opinión pública, ¿cómo esto influye en la percepción que se tiene sobre que es una educación de calidad? 

El rol ideológico de los medios está siendo nuevamente analizado. En las últimas décadas se habían abandonado las teorías de la imposición y la manipulación ideológica por miradas más centradas en la interpretación y en la capacidad de las audiencias para elegir e interpretar los mensajes mediáticos. Pero algo ha cambiado también estos años en la forma en que los medios producen ideología. Han aprendido y desarrollado mecanismos de imposición muy potentes, articulándose con otros poderes y diversificando su capacidad de imposición simbólica. Así que hoy estamos revalorizando aquellas ideas de los años 60 y 70, que señalan el poder mediático como uno de los poderes centrales del capitalismo contemporáneo en donde se forma y define la opinión pública.

En ese marco, el campo educativo está expuesto a la forma en que los medios se refieren a las distintas cuestiones educativas, pues en estas sociedades mediatizadas la cosa pública está atravesada por los discursos y debates mediáticos. La educación hoy no puede evitar estar hablada, significada y visibilizada por los medios y en ese sentido está expuesta a las formas en que los medios hacen sus discursos: de un modo fragmentado, centrado en el escándalo y el valor noticia, en ciertos estereotipos y visiones simplificadas de la realidad, en argumentos esquemáticos y también orientados ideológicamente. No hay relato mediático neutral, siempre hay una posición asumida. Aunque la noticia tienda a contarse “objetivamente”, siempre hay recortes, elecciones, valoraciones que encuadran el tema que se cuenta.

La cuestión de la calidad educativa rápidamente se convierte en parte de un argumento esquemático, que opera como todo argumento simplificado y ciertamente estereotipado, dando por supuesto un conjunto de cuestiones asociadas a ese término, que no se discuten y operan como sentido común cada vez que se usa en una noticia o discurso mediático. En este esquema, calidad se opone a cantidad, es decir a la educación masiva, educación pública que busca la cobertura total de la población. De modo que la educación pública comienza a vincularse con la “mala calidad”. Por otro lado y estrechamente vinculado con esto, la calidad se vincula a escuela privada, a los modos educativos que ponen énfasis en la individualidad, el mérito personal y el rendimiento en estándares internacionales. Lo que ocurre es que nunca se explicita claramente qué se entiende por calidad educativa, se la da por comprendida y ese mecanismo es justamente el que esconde cómo el discurso neoliberal se ha apropiado de ese término y lo ha cargado de sentidos todos opuestos a la educación pública garantizada por el Estado más cercana al modelo liberal democrático, aun fuerte en nuestra región, que el neoliberalismo necesita transformar. Para ello su principal carta es la “calidad educativa”, pues nadie se opondría a querer una educación de calidad. Lo que ocurre es que para lograrla es necesario, según el discurso neoliberal, adecuar nuestros sistemas educativos a los estándares y las lógicas del mercado, las empresas y las tecnologías de la evaluación.

Hay sectores que defienden simplemente el éxito en pruebas estandarizadas, mientras los movimientos que actúan por el derecho a la educación defienden un concepto más amplio de educación con calidad. ¿Te parece que los medios tienen peso en este debate? ¿De qué manera influyen en la construcción del concepto de la calidad de la educación en la sociedad?

Las pruebas estandarizadas son también otro de esos sentidos que se imponen sin análisis y que se asocian a la calidad educativa. Además se asocian a una idea esencialista de la educación como si hubiera conocimientos que son valiosos para todas las escuelas, para todos los países y para todos los niños y niñas, de manera que imponiéndoles un mismo sistema de medición sea posible conocer el grado de excelencia educativa de los distintos países. Ese modelo homogeneizador no tiene nada que ver con una perspectiva de derechos, que considera que el acceso y la posibilidad de educarse es un derecho universal, pero no los contenidos ni las modalidades, pues cada contexto, país, comunidad tiene derecho a decidir cuáles son los contenidos que considera significativos. Las pruebas estandarizadas arrasan las diferencias e imponen una misma vara de medición a países que tienen condiciones educativas muy diversas y no homogéneas.

Si claro que los medios inciden en esos debates y como dije antes inciden por cercanía ideológica con el modelo neoliberal y privatista, pero otras veces de un modo casi irreflexivo porque reproducen sin cuestionar el discurso social que surge de algunos “especialistas” y fundaciones cuya función central es ofrecer argumentos simplificados que permitan imponer la lógica del mercado, las mediciones estandarizadas y los rankings como única lógica válida para analizar la realidad educativa. Esos diagnósticos y propuestas se toman como datos de la realidad, no como interpretaciones interesadas de determinados grupos sociales. En ese sentido es muy importante que los y las periodistas evalúen críticamente las fuentes informativas, informes interesados de fundaciones y ciertas estadísticas o recomendaciones interesadas en imponer un modelo de mercado.

A modo de ejemplo, se toma como un dato de la “mala calidad educativa” de un país, los resultados de una encuesta realizada por una de estas fundaciones a empresarios, preguntándoles cómo valoran el nivel educativo con que egresan las y los estudiantes del sistema educativo secundario. Esta operación es grave y se repite en numerosos medios no necesariamente adherentes a un discurso privatizador. No se cuestionan las fuentes, ni los intereses que persiguen estas fundaciones o especialistas que difunden informes negativos sobre la educación pública y que dan “recomendaciones” a los gobiernos de cómo mejorar esas performances, como son las pruebas estandarizadas.

¿Qué impacto tiene esta cobertura? ¿Esto es capaz de crear un ciclo que afecta el proceso educativo, influyendo en las políticas gubernamentales dirigidas a la educación?

La influencia de los medios es múltiple y compleja. Podría decirse que más que imponer directamente las políticas crean el clima favorable para tomas de decisiones en uno o en otro sentido. En líneas generales, los medios son muy críticos de la educación pública, de los docentes y estudiantes que se movilizan en defensa de sus derechos y de la masividad del sistema público. Se impone un marco general para hablar de la educación como en crisis constante, como un espacio deficiente, ineficiente y conflictivo. Eso hace que ciertos sentidos sobre la educación se hagan parte del sentido común y de lo aceptable, que es el magma sobre el cual se apoyan luego muchas políticas privatizadoras o represivas sobre los docentes y estudiantes.

Usted coordinó una investigación sobre las disputas alrededor de la privatización de la educación en los medios de comunicación de la región. ¿Es posible percibir alguna relación entre el abordaje que se le da al público y al privado y la calidad educativa?

En nuestra investigación, que fue comparativa entre cuatro países (Argentina, Chile, México y Ecuador), pudimos encontrar muchas características comunes en los medios de tipo hegemónico. Un enfoque crítico respecto de la educación pública siempre caracterizada como un espacio caótico, sin orden, sin calidad, ineficiente y muchas veces contrario a los intereses de las familias y de los propios niños y niñas. Lo que termina siendo un argumento muy potente porque se pone a los niños como víctimas de la mala calidad del sistema y fundamentalmente de sus docentes, que se preocupan más por defender sus derechos que en que sus estudiantes tomen clases. Ese argumento desconoce que la educación es un derecho que, para ser efectivo, requiere de condiciones mínimas para desarrollarse, por ejemplo docentes bien remuneradas/os. De modo que los argumentos críticos sobre las escuelas públicas toman algún aspecto y lo descontextualizan de la problemática general.

El otro tema que se repite es la crítica al Estado desde esquemas de mercado. De este modo el Estado aparece como ineficiente para “administrar” el sistema. En su lugar se ofrecen modelos mixtos o directamente privatizadores. El otro tema recurrente es la criminalización de la protesta docente y estudiantil. Los paros, demandas y movilizaciones son tratados muchas veces con terminología policial, legal y vinculada al delito, como “los sediciosos”, “los ocupantes ilegales”, “los violentos” para referirse a estudiantes o maestras/os en lucha.

De manera general, se observa que en la cobertura mediática sobre la educación se toma en cuenta la opinión de representantes del poder público, las y los llamadas/os “expertas/os” y, cada vez más, representantes del sector privado. Poca expresión tienen las y los estudiantes y docentes. ¿Cómo hacer para que la voz de la comunidad educativa esté más presente?

Ese punto es central cuando nos preguntamos no solo cómo tratan los temas educativos los medios, si no quienes son las voces autorizadas que hablan en los medios, a quienes consultan. En nuestra investigación, apareció con mucha claridad que estudiantes y docentes son “habladas/os” por otros, que son escasas las posibilidades que tienen de hablar y dar testimonio en primera persona. Cuando lo hacen, los medios los ponen en tono genérico “maestro huelguista”, “estudiante movilizado”, sin darle un reconocimiento y legitimidad a su palabra. Frente a esto, los que aparecen como enunciadores autorizados son algunos funcionarios políticos cuyas palabras no son cuestionadas y son tomadas como “los hechos”, y fundamentalmente la voz de ciertos especialistas de fundaciones o universidades privadas, cuya trayectoria intelectual no suele ser reconocida.

Sin embargo se auto instituyen como autoridades o especialistas en temas específicos (calidad educativa, financiamiento educativo, fracaso escolar, bullying o educación autosustentable) que dan datos e interpretaciones de la realidad desde un saber técnico que parece a-ideológico, pero que si se rastrea lo que está más allá, quienes financian esa investigación, las preguntas que se hacen, los métodos para obtener la información, claramente aparecen los intereses por imponer un modelo neoliberal y privatizador.

Las y los docentes e investigadoras/es de los sistemas públicos son escasamente consultadas/os como expertas/os, y en su lugar aparecen fundaciones, coaliciones o grupos de empresarias/os e intelectuales preocupadas/os por la educación, que son los que ofrecen regularmente informes caóticos sobre la educación pública que terminan siendo tomados por los medios como noticia, como la realidad misma.

¿Qué se puede hacer para cambiar el enfoque en las noticias, generando discusiones sobre cómo construir un sistema público de educación fortalecido y de calidad? ¿Los medios están dispuestos a hacer ese cambio?

Los medios siguen la lógica de la noticia. Lo que no entre en esa dinámica queda en los márgenes, lo que no pueda llamar la atención de las/os destinatarios se descarta. En ese sentido es importante disputar la agenda de los medios. Generar información, noticias, informes, que los medios puedan tomar como noticia por algunos motivos. Eso es importante, también es importante debatir, desnaturalizar lo que aparece como “la realidad educativa”, mostrar que solo son argumentos y que se pueden ver los hechos desde otro lugar. Es importante establecer diálogo con periodistas y comunicadoras/es sensibles a la problemática, y desarrollar algún tipo de formación u orientación para ellas/os del mismo modo que se hace respecto de cuestiones como violencia de género o delito e infancia. Ofrecerles otros argumentos, otras formas de analizar los problemas educativos, mostrar la falacia escondida atrás de esos informes de especialistas que no transparentan sus verdaderas intenciones, y apuntar a que estudiantes y docentes, cuando entrevistadas/os, puedan desarticular la lógica que los estigmatiza y los criminaliza.

A su vez potenciar los numerosos medios de tipo progresista y alternativo que en estos últimos tiempos han crecido a la luz del desarrollo de las redes. Estos medios tienen otros enfoques sobre educación, les dan voz a actores educativos excluidos de los grandes medios y fundamentalmente se posicionan frente a la educación como un derecho. Este es un fenómeno notable que también hemos podido constatar en nuestra investigación. Estos hallazgos siguen la idea que plantea Manuel Castells, quien señala que cuando hay una alianza fuerte entre modelo político y discurso de los medios dominantes, las redes son el espacio para expresar el malestar y expresar los temas que quedan excluidos de esos espacios hegemónicos.

¿En qué medida la percepción de la “mala calidad” en las escuelas públicas debilita el sistema educativo público? ¿Qué recomendaciones haría para las organizaciones de la sociedad civil que quieren influir en los medios de comunicación desde una perspectiva de los derechos humanos y del fortalecimiento de la educación pública?

En primer lugar es importante reconocer que más allá de los medios, la educación pública en nuestros países es aún muy valorada y defendida cuando es atacada. El tema es que este tipo de operatoria es sutil. Cuando solo se publica en un medio durante un mes el modo en que las universidades y las escuelas se “destruyen” en una medida de fuerza, como un paro docente o una toma estudiantil, la imagen de deterioro y desidia se terminan imponiendo por sobre la de defensa de derechos, que es la razón que hace que un docente o un estudiante deje de cumplir sus roles cotidianos y decida una medida de este tipo.

Frente a esa imagen de deterioro es importante que las organizaciones educativas hagan públicas estas demandas y comuniquen no solo las demandas, si no también los resultados, los hallazgos, los “éxitos” de la educación pública, no en términos de mercado si no en términos de lo que la propia organización se propone a verificar. Por ejemplo alfabetizar a un grupo de mujeres migrantes, recuperar técnicas artesanales ancestrales o lograr que las y los estudiantes desarrollen procesos creativos en las escuelas. Es importante que estas ideas puedan acceder a la agenda pública. De igual modo es importante diseñar una estrategia comunicacional cuando se va a realizar una medida de fuerza, para no dejar que los medios armen la noticia con los estereotipos repetidos infinitas veces. Es importante decidir quiénes van a hablar a los medios, qué van a decir y dónde pondrán los énfasis en sus discursos.

A su vez, es importante la articulación y el trabajo en red entre las organizaciones para potenciar los medios alternativos, los observatorios y todos aquellos espacios mediáticos que potencien una perspectiva de derechos y no naturalicen la lógica de mercado que hoy se impone de modo sutil y silencioso.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/se-impone-un-marco-general-para-hablar-de-la-educacion-como-en-crisis-constante/

Imagen: http://mirador.org.bo/wp-content/uploads/2016/04/04-05-16-An1-448×270.jpg

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Reformas que van y vienen: La primera década del siglo

Por. Roberto Rodriguez

Llegó el nuevo milenio y con él un cambio de rumbo en el escenario político nacional. El 2 de julio de 2000 fue electo Vicente Fox Quezada, representante de la fórmula PAN-PVEM, y la misma agrupación alcanzó en el Congreso mayoría relativa: 42.5 por ciento en la de diputados y 38.2 por ciento en el senado. La victoria de la oposición se presentía desde los comicios de 1997, cuando por primera vez el PRI perdió su mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. Sin embargo, el resultado no dejó de ser sorpresivo luego de siete décadas del predominio casi total del Revolucionario Institucional en las esferas del poder público.

Durante su campaña Vicente Fox estableció un decálogo de compromisos en caso de ser electo. En materia educativa enunciaba dos: mantener el carácter laico de la educación pública, y que “la educación sea prioritaria y se garantice el aumento sustantivo de los recursos a la educación y la investigación, el combate efectivo al rezago educativo, así como el incremento en el promedio de escolaridad y de la calidad educativa de los mexicanos” (compromisos primero y sexto de la campaña, 30 de mayo del 2000). De las propuestas concretas para el campo educativo destacaban dos: implantar un amplio sistema de becas para subsidiar a estudiantes de escasos recursos en los niveles de educación media superior y superior, y aprovechar las tecnologías digitales de información y comunicación para mejorar la oferta escolar en términos de cantidad y calidad.

Una vez electo, Fox tomó la opción de encargar a grupos especializados la elaboración de propuestas técnicas que sirvieran de base para la integración de los programas sectoriales que se integrarían al Plan Nacional de Desarrollo (PND). También tomó la decisión de encargar los trazos generales del PND a especialistas de distintas áreas y disciplinas, varios de ellos reclutados por los head-hunters que apoyaron la integración de los grupos de trabajo del presidente electo.

En ese marco se designó al entonces director general del ITESM, Rafael Rangel Sostmann, para que coordinara el equipo de colaboradores encargado del diseño de propuestas de políticas educativas para el sexenio. En el denominado “equipo de transición del presidente electo para el área educativa” participaron una docena de especialistas, varios de ellos académicos de reconocida trayectoria en investigación educativa, y el resto más bien expertos en planeación y gestión de instituciones educativas públicas o privadas. El resultado de su trabajo se plasmó en el documento titulado “Bases para el Programa Sectorial de Educación 2001-2006”, que sería tomado como importante referencia, aunque no exclusiva, en la integración del programa educativo del sexenio.

Tal y como aclara Felipe Martínez Rizo, para la confección del programa sectorial, elaborado en el primer semestre de 2001, se tomó en cuenta, además de las aportaciones de las “Bases”, los diagnósticos y propuestas elaboradas por las distintas áreas de trabajo de la SEP, así como las recomendaciones elaboradas por el SNTE para los niveles de educación básica y el sistema de normales públicas (véase Felipe Martínez Rizo, “Las políticas educativas mexicanas antes y después de 2001”, Revista Iberoamericana de Educación, núm. 27, 2001).

¿Cuáles fueron las principales novedades de la política educativa del sexenio? La primera, el subprograma “Educación para la vida y el trabajo”, que venía a sustituir al modelo de educación de adultos desarrollado hasta entonces. Surgió con metas muy ambiciosas (reducir significativamente el analfabetismo y el rezago escolar) y con un enfoque que enfatizaba el potencial educativo de las tecnologías digitales. Para educación básica se proponía la Reforma de la Educación Secundaria (RES), así como la articulación curricular de los tres niveles: preescolar, primaria y secundaria. Se proponía también la elaboración de un diagnóstico completo de la problemática de la educación media superior para derivar del mismo una propuesta de reforma integral.

No podía faltar la propuesta del sistema de becas, que tomó la forma de un Programa Nacional de Becas y Financiamiento para Educación Superior (Pronabes), así como el fortalecimiento de los programas los compensatorios para educación básica, y la creación del programa Oportunidades, en 2002, en reemplazo del anterior Progresa, que habría de incluir un componente educativo para apoyar las oportunidades educativas de la población más vulnerable.

Uno de los programas en que la administración Fox depositó mayor confianza como seña de propósitos de renovación fue el denominado Enciclomedia, a través del cual se buscaba aprovechar tecnología y materiales digitales (computadoras y pizarrones electrónicos) que apoyaran el trabajo del maestro y motivaran el aprendizaje de niños y jóvenes. Tras varios años de preparación Enciclomedia inició en 2004, y de entonces hasta el fin del sexenio tuvo un importante respaldo presupuestal.fox
A las propuestas indicadas cabe añadir las correspondientes a la gobernanza del sistema. Al respecto se decidió la integración de tres órganos colegiados: el consejo nacional de autoridades educativas, el consejo nacional de especialistas, y la reestructura del consejo nacional de participación social. El primero fue autorizado hasta el final del sexenio, el segundo se integró hacia 2004 apenas logró trascender el sexenio de Fox, mientras que el Conapase, a pesar de las intenciones de reforma, conservó su estructura hasta el final de la administración.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/reformas-que-van-y-vienen-la-primera-decada-del-siglo/

Imagen: www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2016/10/gordillo_historia_10-300×206.jpg

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Argentina: Renovar la educación

Por: Nathalia González Seligra

El Operativo Aprender, generó un amplio debate entre la comunidad educativa. El gobierno, con el apoyo de los grandes medios de comunicación pretendió minimizar el repudio.

Miles de docentes, estudiantes y familias rechazan las evaluaciones estandarizadas que impulsa el gobierno de Macri. El martes hubo paro activo en varias provincias y en las seccionales combativas del Suteba y boicot en el resto del país.

El Gobierno nacional intentó implementar una evaluación estandarizada a estudiantes de sexto grado de la escuela primaria y quinto o sexto año de la escuela secundaria (y en algunos casos de tercer grado y segundo/tercer año), siguiendo las recomendaciones para educación del Banco Mundial (BM).

Esta evaluación busca responsabilizar a los docentes de la crisis educativa y generar una competencia o ranking de escuelas favoreciendo a aquellas que tengan mejor resultado o rendimiento con estímulos económicos, como ya se ha hecho en otros países donde se utilizan las pruebas estandarizadas, como en Estados Unidos o México, y este modelo del BM.

La respuesta de docentes con paro activo en seis provincias, tomas de colegios secundarios, ausentismo y tachaduras en los cuestionarios, el rechazo de docentes, estudiantes y familias fue la respuesta más escuchada.

A pesar de la pasividad cómplice de la conducción de Ctera, que se limitó a emitir pronunciamientos por la suspensión del operativo, el rechazo se extendió por todo el país. En Tierra del Fuego, Santa Cruz, Neuquén y Río Negro hubo paro activo, al que también convocaron Amsafe Rosario y los Suteba opositores en sus provincias. En el resto de las provincias los docentes impusieron por abajo el boicot con renuncias a ser aplicadores y desarrollando una profunda campaña para que las familias y los estudiantes se sumen al rechazo. En el caso de las familias el rechazo también fue masivo. No enviaron a sus hijos o escribieron notas para no autorizarlos a responder los cuestionarios.

Por su parte, los estudiantes también han dado la nota. Por medio de charlas, asambleas y tomas de colegio se han pronunciado contra estos exámenes y se negaron a ser cómplices de esta farsa de evaluación educativa. La modalidad más extendida ha sido la de romper o tachar los cuestionarios, dado que los límites de asistencia dificultaban las otras modalidades de boicot.

La magnitud del rechazo y boicot de docentes, estudiantes y familias, sumado a las filtraciones de los cuestionarios, impiden que el Gobierno pueda utilizar seriamente estas evaluaciones para justificar ataques a la educación pública. Sin embargo, sólo redoblando las campañas y superando la pasividad cómplice de la conducción de Ctera se podrá terminar de derrotar estas reformas vía evaluación estandarizada.

Disponible en: http://www.laizquierdadiario.com.ve/Zona-Norte-El-Operativo-DesAprender-en-jaque

 

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JOAN DOMÈNECH: “UNA ESCUELA FUNCIONA CUANDO EL MAESTRO ENTIENDE QUE LO ES DE TODO EL CENTRO, NO DE SU CLASE”

Europa/España/22 de octubre del 2016/Autora: Pau Rodríguez/Fuente: Insurgencia Magisterial

Desde que la escuela Fructuoso Gelabert nació, en 2004, muchos han considerado esta escuela barcelonesa, que dirigía Joan Domènech, una rara avis. Mucha participación del alumnado, pocos libros de texto -y menos para encargar deberes-, exámenes contados… Una serie de planteamientos educativos revolucionarios que, ahora, abarcan cada vez más escuelas, pero que, según Domènech, aún debe superar escollos como el control “excesivo” de la Administración o el individualismo de los docentes y las escuelas. Por eso él reivindica la red. Redes de maestros, de centros. No es casualidad que su escuela haya sido activa en las principales iniciativas de cambio educativo de las últimas décadas, desde los movimientos de renovación pedagógica (que presidió durante siete años) hasta la Red de Escuelas insumisa a la LOMCE, pasando por la coordinadora de escuelas 0-12 o la más reciente iniciativa Escuela Nueva 21.

¿Compartes, tal como se repite cada vez más, que estamos viviendo una ola de transformación en escuelas e institutos? ¿Se trata de una nueva primavera pedagógica, como decía Jaume Carbonell?
Es un momento muy interesante, y no solo en Cataluña. En los años 80 ya se vivió un gran cambio con el paso de la escuela selectiva en la comprensiva, con voluntad de escolarizar a todos hasta los 16 años, con un currículo avanzado… Pero esto ha quedado trastornado con la llegada de la sociedad del conocimiento, que ha cambiado las reglas del juego.Hay una necesidad imprescindible de cambiar el modelo de escuela y, las que hace años que trabajamos en este sentido, nos encontramos en condiciones óptimas. Hace 13 años, en Fructuoso Gelabert nos veían como una rara avis;ahora nadie nos discute la propuesta. En este sentido, puede volver a haber una nueva primavera pedagógica, sí, porque hay inquietud y se dan condiciones externas.


¿Cuáles son estas condiciones? ¿Una mayor exigencia de las familias? ¿Las nuevas necesidades del mercado laboral?
Hay condiciones macro y micro. Muchas familias han visto que el modelo de escuela que vivieron ya no les sirve: se han incorporado al mercado de trabajo, o en la vida en general, y pocas cosas de su escuela les han sido útiles. Esto hace 40 años no ocurría. Pero hay condiciones más macro: los grandes propósitos de la educación -acceso al conocimiento, justicia y equidad, emancipación- han entrado en crisis. El conocimiento que antes se transmitía a la escuela ¿ahora dónde está? En todas partes. Es poliédrico, polivalente.

¿La pérdida del monopolio del conocimiento sitúa la escuela en una posición más débil?
Más compleja. Te obliga a convivir con la incertidumbre. Es un trabajo muy personal que deben hacer los maestros, el de aceptar que esta es la cultura en la que les ha tocado vivir, y que los objetivos de hoy habrán cambiado mañana. Esto implica que los currículos rígidos y encorsetados actuales no sirven. El maestro debe estar atento a lo que pasa, y mantener un diálogo constante entre lo que los niños quieren saber y lo que él cree que deben aprender.


En tu libro Elogio de la educación lenta destacas que también en el ámbito educativo hay que distinguir entre lo urgente y lo importante. Ahora que la escuela parece que está dispuesta a replanteárselo todo, ¿qué es lo realmente importante que hay que cambiar?
Lo más importante es el debate sobre los propósitos. ¿Por qué educamos? Se lo debe preguntar la sociedad, la Administración, los maestros… Los problemas urgentes se pueden resolver con recursos, recetas, formación, equipos.Pero hay un debate en profundidad que da sentido a la profesión. Y este ha sido uno de los déficits de la Administración de los últimos 30 años. La LOGSE lo apuntó, pero desde entonces no se ha avanzado. Y en cualquier caso aquel debate ya no sirve.

Es decir ¿por qué educamos?
Martha Nussbaum decía que educamos para saber qué debemos hacer de nuestras vidas. Me parece una definición fantástica. Adorno dice que educamos para que no se repita Auschwitz. Kant dice que para ser personas libres y capaces de pensar por sí mismas. Lo que han dicho estos pensadores sigue siendo válido, aunque lo que tenemos que hacer es interpretarlo en nuestra situación.

Vuestra escuela ha tenido este debate y ha avanzado con algunas propuestas, pero me decías que a menudo se le ha tachado de bicho raro.¿Qué es lo que más os ha frenado durante este 14 años de vida del centro?
Hay dos cosas en el sistema que ponen palos en las ruedas al proceso de cambio. Una es la política de control de la Administración, esta idea de que decirte constantemente qué hacer, con los mecanismos de control correspondientes para ver que lo haces. Nosotros hemos dicho ‘no’ a hacer una parrilla determinada, o una evaluación concreta, razonando bien, y hemos ido tirando excepto en algunos casos que nos han hecho acatar. Hay que decir que a menudo encontramos comprensión y tolerancia por parte de la Administración, pero lo que no encontramos son estímulos. El otro gran problema es el individualismo profesional. Una escuela funciona cuando los maestros entienden que lo son de todo el centro, y no de su clase. Y lo mismo con una escuela: debe tener conciencia de barrio, de red con otras escuelas.Debe colaborar con su entorno, trasvasar conocimiento. Pero esto no suele pasar. Los directores lo son de su escuela, y los maestros, de su clase. Falta mucho trabajo en equipo.


El informe TALIS lo constata. El 87% de los maestros no han entrado nunca en la clase de un compañero. Casi el doble que la media de la OCDE.¿Por qué ocurre esto?
Mi percepción es que es un tic del sistema educativo franquista. No nos hemos acabado de desembarazarse del individualismo, como tampoco del control de la Administración. Las reformas educativas, desde los años 80, lo han reformado todo menos la Administración.


Su escuela ha sido una de las insumisas en la LOMCE. ¿Ha percibido control en casos como el de las pruebas externas? ¿Cómo lo ha vivido?
Este tema generó mucho debate en la escuela. Son pruebas que van en contra de nuestro sistema de evaluación, sobre el que estamos reflexionando profundamente. La percepción, como
escuela, es que estas pruebas no nos ayudan en el trabajo que hacemos. Y es un punto de conflicto porque, además, existe la polémica de que son obligatorias, de si le puede caer un puro al director si no se hacen. Por eso hemos tenido suerte con que las familias, que están muy integradas en el proyecto de la escuela, lo han entendido y han tomado la iniciativa de no llevar a los niños a clase esos días. Ha sido una solución que ha evitado poner en un compromiso a los maestros.

¿Pero Enseñanza aseguró que las pruebas no son las mismas que las de la LOMCE, sino que son las de competencias básicas que hacen desde hace años. ¿Esto le convence?
Sí, pero la lectura que llega a la escuela es: ¿necesita pruebas externas para saber cómo están los alumnos? ¿No confía en nosotros? ¿En nuestro proyecto de evaluación? ¿En nuestro seguimiento? Están devaluando el trabajo que hacemos.En la escuela hemos iniciado un proyecto de tres años para reflexionar y profundizar en temas de evaluación, y es esto lo que nos ayuda a crecer en la escuela y los alumnos. Esta idea de rigidez, de que todos tenemos que pasar por el aro …

Es una idea muy de la LOMCE. Curriculum, pruebas, modelo lingüístico… Todo centralizado e igual para todos.
Hay excesiva normativa e injerencia. Hay que dejar a las escuelas y los maestros trabajar, si no nunca serán autónomos.Serán autómatas. Es como lo que les pasa algunas familias, la pescadilla que se muerde la cola: si sobreproteges a tu hijo nunca será autónomo. Si constantemente le dices a la escuela qué tiene que hacer para mejorar, para innovar, nunca conseguirás que pueda hacer este proceso de forma autónoma. Tenemos que pasar de una Administración reglamentista y burocrática a una que crea las condiciones para que cualquiera pueda cambiar.

Este es uno de los grandes debates, a menudo cerrado en falso, del sistema educativo: la autonomía de los centros, un concepto recogido en la legislación pero que pocos centros perciben como real.
Se han hecho críticas al concepto de autonomía de los centros como, por ejemplo, que pueden dar lugar al amiguismo o favorecer las desigualdades. Dos críticas que los que trabajamos en las escuelas creemos que se pueden neutralizar fácilmente. Ante el amiguismo, equipos democráticos y transparentes. Ante las desigualdades, redes sólidas de escuelas. La autonomía no debe comportar competitividad entre centros, al contrario, debemos crear redes con cultura de interdependencia. Que a una escuela no le dé igual si la del lado se está quedando sin matrícula, por ejemplo.

Asignaturas, exámenes, arquitectura… El debate sobre la transformación educativa ha puesto el foco en muchos elementos escolares, pero quizás no tanto sobre el tiempo, un elemento que tú has estudiado a fondo.¿Los tiempos escolares son demasiado rígidos?
Ahora estamos entendiendo que todo es educación, que las separaciones se difuminan… Pero seguimos teniendo un tiempo escolar fragmentado. No tiene ningún sentido. Para aprender hay tiempo para hacer, para conversar, para aplicar, para curiosear… ¿Y cómo tenemos que hacerlo con un currículo que lo único que quiere es saber las horas que haces de cada asignatura? Pues rompiendo las estructuras que no sirven para aprender.

La disposición del tiempo no responde a lo que decías que era el más importante de los cambios educativos: el propósito.
Exacto. ¿Cuántas horas tenemos que hacer de catalán? Pues depende. Lo importante es quée quieres hacer, crear entornos de aprendizaje donde el tiempo sea lo que necesitan los alumnos para aprender. El tiempo no debe limitar o definir qué aprendes, debe ser al revés. Este es el cambio de mirada. Los árboles no crecen tirando de las hojas, era el título del libro de un psicólogo argentino, J. Miguel Hoffmann. Nos hemos creído que los procesos se pueden acelerar, que se puede aprender más deprisa y antes, pero no. La capacidad que tenemos los humanos de aprender ha variado poco. Y luego hay otro elemento: el tiempo que tú necesitas para aprender es diferente del que necesita otro.


Esto nos lleva a la personalización de la educación. ¿Es posible?
Lo debe ser. De eso trata la atención a la diversidad, y la inclusión. Tenemos que pensar que las evaluaciones no pueden ser iguales para todos. Dice Jaume Trilla que la atención a la diversidad nos hace más iguales y más diferentes. Iguales porque compartes con los compañeros una cultura, valores, formas de aprender, y diferentes porque en este proceso cada alumno encuentra lo que más le interesa, en lo que tiene más facilidad. La no personalización de la educación significa el fracaso.

Has sido 7 años presidente de la Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica (FMRPC). Tu centro ha participado en iniciativas pedagógicas diversas, como la coordinadora de escuelas 0-12 y ahora Escuela Nueva 21. ¿Crees que los motores de renovación en las escuelas se han diversificado?
Este cambio viene de diez o quince años atrás. Los Movimientos de Renovación Pedagógica tienen su gran momento entre los años 80 y 90, pero después aparecen muchas más iniciativas. Este análisis ya lo hizo la renovación pedagógica, que ahora tiene un carácter mucho más extendido, difuso… Esto es una realidad. Hay redes de escuelas sistémicas, libres, Waldorf, cristianas, de todo tipo. Y eso es un avance. Para que la cultura profesional se multiplique, se debe circular; las redes son una lucha contra el individualismo. La coordinadora de escuelas 0-12 funciona desde 1999, aunque con los últimos años de recortes ha perdido peso. Y Escuela Nueva 21 ha supuesto un intento de sacudida del sistema con más recursos, con instituciones con mayor capacidad como la Fundación Jaume Bofill o la UNESCO. Tienen claro que el cambio debe ser sistémico. Pero para mí, aquí, la debilidad es el papel de la escuela pública.

¿En qué sentido?
Temo que las escuelas públicas participen con la idea de “voy a mejorar mi centro”. Tenemos que conseguir que no participen solo a título individual. Que entiendan que están jugando un papel de revolución del sistema, porque es la pública la que debe conseguir el cambio sistémico a la Administración. ¿Cómo participan las privadas? Con algún centro, pero con voluntad de transformar toda su red. Pues las públicas deben hacerlo también al máximo como una red. Que el efecto sea multiplicador

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/joan-domenech-una-escuela-funciona-cuando-el-maestro-entiende-que-lo-es-de-todo-el-centro-no-de-su-clase

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