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Conferencia: Interculturalidad en la Formación de Profesores de Ciencias: La educación del campo en foco

Brasil / 17 de septiembre de 2017 / Autor: Doctorado Interinstitucional en Educación – Universidad Distrital / Fuente: Youtube

Publicado el 11 sep. 2017
Conferencia del Doctorado Interinstitucional en Educación en el marco del Seminario Miradas Contemporáneas en Educación a cargo del Dr. Danilo Seithi Kato, Profesor de la Universidade Federal do Triangulo Mineiro (UFTM). Brasil.

Fuente:
https://www.youtube.com/watch?v=nxpDparojTg
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Costa Rica, el país de OCDE que más porcentaje del PIB invierte en educación

Costa Rica / 17 de septiembre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: El Periódico

Costa Rica es el país de la OCDE que más porcentaje de su Producto Interior Bruto (PIB) invierte en educación, además de ser el que destina la mayor cantidad de dinero por estudiante en Latinoamérica, revela un informe de la entidad publicado hoy.

En informe «Panorama de la Educación 2017» de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se desvela que Costa Rica invierte el 6,3 por ciento de su PIB en educación, el mayor porcentaje entre los países miembros del organismo y superior al promedio de éstos, que es del 4,8 %.

Esa inversión se desglosa en un 4,8 % del PIB para primaria, secundaria y educación no superior y un 1,6 % para instituciones de educación terciaria. Estos números superan la media de la OCDE, que es de 3,4 % y 1,3 %, respectivamente.

Además, Costa Rica invierte por estudiante 4.520 dólares anuales, la mayor cantidad en Latinoamérica, aunque esta cifra está por debajo de los 9.245 dólares que promedian los países de la OCDE.

Entre los datos que revela el informe figura un aumento del nivel de asistencia a la educación superior en el rango de 25 a 34 años desde el 2000, que ha pasado del 18 % al 29% en 2016, mientras que el porcentaje de personas sin estudios superiores pasó del 68 % al 50 % en el mismo periodo.

«A pesar de este progreso significativo (…) uno de cada dos adultos jóvenes no ha completado estudios superiores a la secundaria, un porcentaje mucho mayor que el promedio en los países de la OCDE (16 %)», se indica en el informe.

Los adultos con títulos en educación superiora en Costa Rica tienen mejores posibilidades de empleo, pues el 81 % de los que tienen entre 25 y 64 años tiene trabajo, mayor que aquellos con menor preparación (62 %).

Los graduados de educación superior perciben ingresos de más del doble de quienes no tienen un título en Costa Rica, se añade en el documento.

También se desprende del informe que el campo de estudio preferido es el que componen los negocios, la administración y las leyes con el 34 %, seguido por la educación con el 19 %. Ambos abarcan más de la mitad de las personas con estudios terciarios, lo que supone 17 puntos porcentuales más que el promedio de la OCDE.

Las carreras de ciencias, ingenierías, tecnología y matemáticas son menos atractivas para los costarricenses, con solo un 17 % de los estudiantes, menor al promedio de los países de la OCDE (25 %).

«Costa Rica tiene el porcentaje más bajo de personas que estudian ciencias, tecnología, ingenierías y matemáticas entre los país de la OCDE y sus economías asociadas con datos disponibles», se agrega en el informe.

Fuente de la Noticia:

http://www.elperiodico.com/es/sociedad/20170912/costa-rica-el-pais-de-ocde-que-mas-porcentaje-del-pib-invierte-en-educacion-6279995

Fuente de la Imagen:

Educación en Costa Rica

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Lo malo casi no se cuenta: el Quinto Informe educativo de Peña Nieto

México / 17 de septiembre de 2017 / Autor: Rogelio Javier Alonso Ruiz / Fuente: Educación Futura

El presidente de la República, Enrique Peña Nieto, rindió un mensaje con motivo de su quinto informe de gobierno. Tal evento, desarrollado en Palacio Nacional, reunió a gran cantidad de personajes que no se cansaron de aplaudir los innumerables logros que el mandatario expuso en su discurso. El informe, plagado de logros y escaso de errores y desafíos, presentaba un México radicalmente diferente al de la realidad cotidiana a la que se enfrentan millones de mexicanos. En materia educativa, la línea fue la misma: se presentó, aunque mediante aseveraciones superficiales, un sistema educativo con mejoras sustanciales en temas torales, tales como la calidad, la cobertura y la infraestructura. Sin embargo, la realidad educativa mexicana dista mucho de la prosperidad que tanto presume el jefe del poder ejecutivo en sus palabras.

Uno de los logros que el presidente Peña enfatizó en su discurso fue el aumento en la cobertura de Educación Media Superior (de 66 a 82% en cuatro años, en cuanto a tasa bruta) y Superior (de 32 a 37%). El mandatario, para no quitar brillo a tales logros, prefirió omitir que, siguiendo otro criterio de cálculo de cobertura más fidedigno (tasa neta), ésta bajaría en Media Superior de 82% a 57%. Asimismo, el jefe del ejecutivo prefirió no abordar en su discurso a un nivel educativo que tiene problemas serios de cobertura: en cuanto a la atención a alumnos de 3, 4 y 5 años, es decir, los que están en edad de asistir a escuelas preescolares, se tenía un porcentaje de atención de 70% de la población durante el ciclo escolar 2012-2013, logrando un insípido avance de 2.3% para el ciclo escolar 2015-2016. Lo anterior, significa que en la actualidad uno de cada cuatro infantes en edad de recibir educación preescolar, no tienen la oportunidad de hacerlo ya que no existe la suficiente cobertura para brindar este servicio.

El presidente hizo alusión a la implementación de la Estrategia de Fortalecimiento y Transformación de las Escuelas Normales; si bien mencionó sus propósitos principales (actualización pedagógica y profesionalización de profesores) no dio mayores detalles de las acciones que se han emprendido a raíz de tal estrategia ni de los beneficios que han reportado las mismas. Sin embargo, el supuesto fortalecimiento está en entredicho: Peña no mencionó que durante los primeros cinco años de su mandato, se ha marcado una tendencia de debilitamiento de las Escuelas Normales, pues la matrícula nacional ha pasado de 131,025 alumnos en el ciclo escolar 2012-2013 a 93,766 en el ciclo 2016-2017 (es decir, una disminución de más de una cuarta parte). Cabe mencionar también la disminución de docentes normalistas: de 18,253 profesores a 15,373 en el periodo señalado anteriormente. A estas cifras se suma la desaparición de 29 Escuelas Normales durante los cuatro primeros años del mandato de Peña.  La crisis normalista sin duda se agudizará en los próximos años, pues la matrícula de ingreso ha tenido un desplome de 2012 a 2016: ha ido de 35,853 a 25,209 alumnos, es decir, la matrícula de ingreso ha tenido una disminución de casi una tercera parte. ¿Estas cifras es lo que el presidente entiende por transformación y fortalecimiento de las Normales?

El presidente destacó orgulloso que durante lo que va de su sexenio se han invertido más de 80 mil millones de pesos en el mejoramiento de la infraestructura educativa, monto que, según el mandatario, es superior a lo que se invirtió en total en los dos periodos presidenciales anteriores. Lo anterior hace suponer un cambio radical en las condiciones físicas de las escuelas, sin embargo, tales cifras ocultan datos alarmantes en términos de infraestructura educativa elemental: según el estudio Infraestructura, mobiliario y materiales de apoyo educativo en las escuelas primarias. ECEA 2014 (INEE, 2016), ni siquiera la mitad de las escuelas primarias cuentan con los servicios básicos de agua, luz y drenaje (45%) o sus alumnos tienen acceso a una computadora que funciona (43%); tres de cada 10 planteles no dispone de tazas sanitarias suficientes para sus alumnos y casi uno de cada tres profesores (31%) de cuarto, quinto y sexto grados percibe que el tamaño de su salón es inadecuado para la cantidad de estudiantes que atiende. Además, sólo el 41% de las escuelas indígenas tienen agua todos los días de la semana y 62% electricidad durante el mismo periodo; por si fuera poco, de este tipo de instituciones educativas, una de cada cien tiene techo de cartón.

El jefe del poder ejecutivo se refirió a la aplicación la Ley General del Servicio Profesional Docente como uno de los logros más destacados de su labor, haciendo notar que a partir de su implementación se tomó, según sus palabras, al mérito como única vía de ingreso, permanencia y promoción de los docentes. La evaluación docente, supuestamente validadora del mérito, tiene múltiples fallas que han sido señaladas por diversos expertos: desde problemas de relevancia del contenido, hasta la ausencia de la observación directa del profesor y la omisión de evidencias de desempeño. Según la Encuesta de satisfacción de los docentes que participaron en la evaluación del desempeño. Entrevistas con actores educativos. Ciclo escolar 2015-2016 (INEE, 2016, pp. 20 y 30), la opinión mayoritaria de los docentes en torno a los instrumentos de evaluación (examen, 31%; expediente de evidencias, 44%) apunta hacia una escasa pertinencia de los mismos para demostrar y someter a valoración su desempeño profesional. Las falles de la evaluación docente han llegado al grado de que el mismo Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) ha descalificado los procesos evaluativos de personal docente con funciones de Asesoría Técnica Pedagógica, aludiendo a errores en el diseño de los instrumentos utilizados, derivando en una insuficiencia de la validez de los resultados generados.

Sin ofrecer mayores detalles, Peña Nieto señaló que los programas de formación continua de los profesores son cada vez mejores a partir de la implementación de la Ley General del Servicio Profesional Docente. No obstante lo anterior, el documento La Educación Obligatoria en México. Informe 2017 (INEE, 2017), señala que los procesos de tutoría a los maestros de nuevo ingreso fueron desastrosos: casi la mitad de los tutorados (44%) no recibió al menos una sesión de tutoría, mientras que ni siquiera un tercio de los tutores del ciclo escolar 2014-2015 afirmaron haber obtenido incentivos económicos por haber ejercido tal función. Según el documento Los docentes en México. Informe 2015 (INEE, 2015), en 2013, el presupuesto otorgado al Sistema Nacional de Formación Continua se tradujo en un raquítico promedio de 363.91 pesos para las actividades formativas de cada docente de Educación Básica. La publicación anterior también menciona que, derivado de la escases de recursos asignados al sistema en cuestión, cada Centro de Maestros (instituciones especializadas en la capacitación docente) “atendía a 267 escuelas […], y para hacerlo, 83% del conjunto total contaban con un equipo conformado por no más de diez personas” (INEE, p.117).

Asimismo, el mandatario anunció una medida purificadora en el ámbito educativo: mediante una auditoría al FONE se detectaron y cancelaron 40 mil plazas de la nómina magisterial, lo que representa un ahorro de casi cinco mil millones de pesos anuales. Sin embargo, al presidente Peña “se le olvidó” mencionar también, en términos de pulcritud de manejo de los recursos públicos, que los desvíos no tienen únicamente como destino los bolsillos de profesores, sino también los de diversos funcionarios de su gobierno, tal como quedó demostrado en una investigación periodística reciente en la que se da a conocer un fraude multimillonario (tres mil millones de pesos) que implica a universidades públicas en complicidad con algunas secretarías y dependencias del gobierno federal.

Durante su discurso, el presidente no escatimó en elogios para el Nuevo Modelo Educativo al cual, incluso, lo catalogó como la base para una auténtica “revolución pedagógica”. Sin embargo, olvidó decir que en materia pedagógica, precisamente, los postulados que se establecen en tal documento tienen varios años, e incluso décadas, en la cultura magisterial: aprender a aprender, aprendizajes significativos, aprendizaje social, evaluación formativa, etc. Así pues, es evidente que el documento referido no representa ninguna innovación, como lo suponen los spots y discursos oficiales, en cuanto a la manera en que los docentes y alumnos realizan, respectivamente, las tareas de enseñanza y aprendizaje. El presidente no señaló, por ejemplo, que los principios pedagógicos del Modelo Educativo son esencialmente idénticos a los del Plan de Estudios 2011 e, incluso, a las orientaciones pedagógicas del Plan y Programas de Estudio de 1993.

Sin dar mayores detalles, el presidente anunció que se han dado pasos significativos en la profesionalización del magisterio. Por lo visto, la lógica del presidente supone que la profesionalización radica únicamente en la actualización y capacitación de los profesores, sin embargo, ésta abarca otro elemento fundamental (Torres, 1998): el económico. Durante el actual sexenio, el poder adquisitivo de los docentes va en un declive sostenido, pues sus aumentos salariales anuales son cada vez más raquíticos (del 4.9% en 2009 al 3.08% en 2017) de tal suerte que el último, el más bajo en mucho tiempo, ni siquiera representa la mitad del porcentaje de inflación que se ha dado en el presente año. Por tal motivo, resulta risible y hasta cínico que el mandatario, aun cuando se ha encargado de golpear la economía del magisterio, haya tenido el atrevimiento de reconocer y aplaudir a los maestros mexicanos.

Por lo visto, el presidente no tiene mucho que presumir en cuanto a logros educativos. En su quinto informe no le ha quedado más que presentar verdades a medias, aspiraciones y estadísticas descontextualizadas. En lo que va de su sexenio, temas importantes como la calidad, la cobertura y la infraestructura educativas, así como la formación y la profesionalización docente, no han tenido las mejoras sustanciales que se esperaban. Por tal motivo, es entendible que se tengan que gastar cantidades exorbitantes en promocionar la obra educativa: por ejemplo, para promocionar las bondades de la Reforma Educativa se han gastado 900 millones de pesos en los últimos tres años. Al igual que los spots oficiales, los discursos del presidente  no van más allá de enunciados superficiales carentes de un sustento de peso y presentan un México diametralmente opuesto al que conocemos millones de mexicanos.

*Rogelio Javier Alonso Ruiz. Docente colimense de Educación Primaria (Esc. Prim. Distribuidores Nissan No. 61 T.V.) y de Educación Superior (Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía. 

Twitter: @proferoger85

REFERENCIAS

INEE. Encuesta de satisfacción de los docentes que participaron en la evaluación del desempeño. Entrevistas con actores educativos. Ciclo escolar 2015-2016. México: INEE, 2016.

INEE. Infraestructura, mobiliario y materiales de apoyo educativo en las escuelas primarias. ECEA 2014. México: INEE, 2016.

INEE. La Educación Obligatoria en México. Informe 2017. México: INEE, 2017.

INEE. Los docentes en México. Informe 2015. México: INEE, 2015.

SEP. Modelo Educativo para la Educación Obligatoria. México: SEP, 2017.

SEP. Sistema Educativo de los Estados Unidos Mexicanos, principales cifras 2012-2013. México: SEP, 2013.

SEP. Sistema Educativo de los Estados Unidos Mexicanos, principales cifras 2015-2016. México: SEP, 2017.

TORRES, Jurjo. El curriculum oculto. Madrid: Morata, 1998.

Fuente del Artículo:

Lo malo casi no se cuenta: el Quinto Informe educativo de Peña Nieto

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Educación superior: un proyecto que necesita rehacerse íntegramente

Chile / 17 de septiembre de 2017 / Autor: José Joaquín Brunner / Fuente: El Líbero

El mayor problema de la reforma de la educación superior impulsada por el gobierno es la inexistencia de un diagnóstico serio del sistema que considere todos los elementos indispensables, y la ausencia por ende de una agenda de problemas necesarios de abordar. Hasta ahora, la reforma anunciada, y el proyecto de ley enviado al Congreso para materializarla, carecen de una fundamentación racional.

Ante todo, deseo llamar la atención sobre el carácter y desempeño de nuestra educación terciaria (ET), cuya legislación más fundamental estamos tratando de cambiar. En efecto, cualquiera modificación de la legislación que la rige, sobre todo si pretende ser de fondo, debe partir por un conocimiento fundado del sistema que se busca cambiar.

 

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Carácter. Dentro de la clasificación de regímenes de economía política de los sistemas nacionales según el carácter público/privado de la provisión y el financiamiento del sistema, el de Chile se caracteriza —en comparación con el promedio de los países de la OCDE— por tener en ambas dimensiones una presencia preponderante de matrícula y recursos privados. En esta misma categoría, aunque con perfiles diferentes de preponderancia privada, se encuentran además Brasil, Corea, Gran Bretaña, Israel, Indonesia, Japón, Perú y otros.

Un tipo diametralmente opuesto de economía política es aquel donde predominan la provisión y el financiamiento estatales, como ocurre —en diversos grados— en la mayoría de los países de Europa Occidental y también en Argentina, Cuba y Uruguay, por ejemplo.

Un tercer tipo de régimen es aquel en que predomina la provisión estatal, pero con financiamiento mayoritariamente privado (economía política estatal de costos compartidos), como poseen Australia, Canadá y Estados Unidos, entre otros.

Por último, hay sistemas cuyo régimen combina provisión mayoritaria por instituciones privadas (“de vocación pública”) con gestión independiente y financiamiento predominantemente fiscal (economía política de tercer sector), como ocurre en Bélgica, Finlandia, Estonia y Honduras, por ejemplo.

Nótese que si bien Chile se sitúa en el cuadrante de provisión y financiamiento predominantemente privados, sin embargo posee universidades que corresponden a  tres de los tipos de regímenes de economía política descritos: universidades estales financiadas mayormente con recursos privados agrupadas en el CUECH;  universidades privadas cofinanciadas con aportes directos del Estado (las del G9); y universidades privadas cuyo financiamiento principal —aunque no exclusivo— proviene de fuentes privadas.

 

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Desempeño. ¿Qué rendimiento posee nuestro sistema de ET en las dimensiones básicas de su desempeño? A continuación se presentan resumidamente los datos más relevantes (con base en OECD, Education at a Glance 2016, a menos que se indique una fuente diferente).

  1. Participación. La participación neta, sobre el grupo de edad de 20 a 29 años, alcanza en Chile a un 27%, mientras que en el promedio de la OCDE se sitúa en torno a un 22%. La participación bruta medida por la UNESCO en relación a la cohorte de edad pertinente es de 89%, trece puntos porcentuales por encima de los países de Europa Occidental y América del Norte y casi el doble de la tasa promedio de América Latina (46,3%). En breve, Chile cuenta con un sistema de ET de amplia cobertura, con acceso casi universal, lo que representa un logro notable, pero crea nuevos y más complejos desafíos, como veremos más adelante.
  2. Acceso. La tasa de primer ingreso a la ET (proporción de personas que puede esperarse ingresará a algún programa de ET en el curso de su vida), índice que ofrece una idea general sobre la accesibilidad a este nivel, es de 87% en Chile, frente a un 68% en el promedio de la OCDE. La ET dejó, pues, de ser un privilegio y hoy es un derecho que las familias reconocen frecuentemente como una obligación para sus hijos.
  3. Matrícula por niveles. La distribución de la matrícula por niveles de la Clasificación Internacional Normalizada de Educación (CINE 2011) es la siguiente en Chile: Nivel 5 (carreras de ciclo corto), 29%; Nivel 6 (programas de licenciatura o equivalentes), 63,1%; Nivel 7 (programas de maestría o equivalentes), 7,1%; y Nivel 8 (programas de doctorado o equivalentes), 0,4%. En los países de Europa Occidental y América del a Norte, las cifras correspondientes son: 24,2%; 53,5%; 19,4%; 2,8%, respectivamente (UNESCO Institute for Statistics, 2017).
  4. Equidad de la matrícula. En América Latina,Chile posee la mayor tasa de participación neta del quintil 1 (más pobre), que alcanza a un 27,4%. Asimismo, tiene el segundo índice más bajo de desigualdad 20:20 después de Bolivia; el valor para Chile es 2,3, el de Bolivia 1,8 y el índice 20:20 promedio para América Latina es 7,0. (SEDLAC, 2017). Un reciente estudio del Banco Mundial destaca que Chile ha sido uno de los países más exitosos en términos de reducir la desigualdad en el acceso a la educación superior” (The World Bank, At a Crossroads: Higher Education in Latin America and the Caribbean, 2017, p. 88).
  5. Eficiencia interna. Hay dos maneras de medir el grado de eficiencia interna del sistema de ET. (A) La tasa de 1a graduación de la ET (sin incluir estudiantes extranjeros) —que estima el porcentaje de una cohorte de edad que se espera se gradúe durante el largo de su vida— es 51% en Chile, mientras en el promedio de la OCDE es 45%. En las carreras de ciclo corto las cifras correspondientes son 22% y 11%; en el nivel de licenciatura o equivalente, 34% y 38%; en el nivel de maestría o equivalente, 9% y 18%; y en el de doctorado o equivalente, 0,2% y 1,7%, respectivamente. De modo que no sólo ha aumentado notablemente la cobertura, sino también las expectativas de graduación, calculadas en base al patrón actual de titulación en la ET. (B) La tasa de conclusión de estudios universitarios por cohorte ingresada en un determinado año no cuenta en Chile con datos confiables que pudiesen ser comparados internacionalmente. Para el promedio de los países de la OCDE es 45% de graduación en tiempo oportuno y 69% medida dentro de los tres años siguientes a la duración nominal de los correspondientes programas. Suele estimarse que en Chile esta última cifra sería significativamente inferior, existiendo además una demora para graduarse en relación con la duración nominal de los estudios.
  6. Eficiencia externa, vinculada con el empleo y la remuneración de las personas con ET. (A) La tasa de empleo de personas con ET por área de educacional, hombres y mujeres, aparece como altamente satisfactoria en la comparación internacional. Para el año 2015, se situó en Chile en un 90% en el promedio de todas las áreas. Los países de la OCDE, para los años 2012 a 2015, alcanzan una tasa algo inferior, de 85% en el promedio de los países miembros. (OECD, Survey of Adult Skills, PIAAC). (B) El diferencial del ingreso recibido por las personas con ET en relación con el ingreso promedio de las personas con educación secundaria superior (=100) es en general alto comparado con el promedio OCDE, en todos los niveles. En el nivel 6 asciende a 282 frente a 148 en la OCDE. Y en el Nivel 7, la comparación es de 444 versus 191, respectivamente. Sin embargo, se observa en Chile una creciente dispersión de las remuneraciones de los graduados; por ejemplo, en el caso de Derecho, durante el primer año después de la graduación, el 10% superior tiene una remuneración alrededor de 10 veces mayor al 10% inferior ($3,4 millones versus $344 mil pesos) (Mi Futuro, 2017). Asimismo, un reciente estudio del Banco Mundial estima que un 7% de los estudiantes que comenzó sus estudios de ET en 2012 podría haberse matriculado en programas que tendrían tasas negativas de retorno (The World Bank, At a Crossroads: Higher Education in Latin America and the Caribbean, 2017, cap. 3 de Sergion Urzúa).
  7. Calidad. Es la dimensión más difícil de medir cuantitativamente. A continuación presentamos tres indicadores.
    • Según el porcentaje de estudiantes en universidades acreditadas, menos de un 10% de los estudiantes se halla matriculado durante los últimos años en universidades no-acreditadas. Un 31% de la matrícula total de las universidades se encuentra en instituciones con el máximo de las cinco áreas acreditadas, mientras que un 14% de los estudiantes de pregrado está matriculado en universidades con acreditación solo en las dos áreas obligatorias. Considerando la matrícula de los IP y CFT, un 87,3% de la matrícula del sector técnico profesional corresponde a instituciones con dos o más áreas de acreditación y un 13% a instituciones sin acreditación. En breve, la gran mayoría de los estudiantes cursa sus estudios en instituciones que la agencia oficial del Estado califica como de un nivel satisfactorio.
    • Según el número universidades de excelencia registradas entre las mil universidades top del ranking global del Times Higher Education aparecido hace pocos días, el sistema chileno cuenta con 13 universidades de calidad internacional, una por cada 1,4 millón de habitantes, seguido de Costa Rica con una x cada 4,9 millones de habitantes, Brasil, una x cada 9,2 millón y Colombia una x 9,8 millones. Más atrás aparecen Venezuela, Perú, México y Argentina. Nótese que las mil primeras universidades corresponden a menos del 4% del total mundial de universidades registradas por Webometrics (26.368 en 2017).
    • Según el desempeño de las personas con ET en el examen PIACC de comprensión lectora (literacy), Chile muestra una baja calidad de resultados: 240 puntos en promedio, que representa un nivel elemental de literacy, frente a un promedio de 275 puntos para los países de la OCDE. La puntuación obtenida por las personas con ET en Chile es menor que el puntaje alcanzado por las personas con educación secundaria superior de la OCDE (260) y supera apenas por cinco puntos el puntaje promedio OCDE de las personas con educación inferior al nivel secundario superior (235 puntos).

Una hipótesis plausible es suponer que la baja puntuación obtenida en Chile por las personas con ET, se debe a los bajísimos niveles alcanzados previamente por las personas con menos que educación secundaria superior (186 puntos) y con educación secundaria superior (219 puntos). Dicho en otras palabras, el pobre desempeño de la ET en literacy, sería el resultado acumulativo de las desventajas de la cuna y de la pobre calidad de la educación primaria y secundaria que recibe una mayoría de los niños y jóvenes provenientes de los hogares correspondientes a los deciles de menor ingreso.

  1. Financiamiento. El gasto en ET (incluyendo I&D) medido como porcentaje del PIB —indicador del esfuerzo relativo que los países realizan en este ámbito— es en Chile netamente superior al promedio de la OCDE; de hecho, es uno de los mayores del mundo. Se caracteriza además por una fuerte participación de la financiación privada.

(A) Según niveles de la CINE 2011 alcanza en Chile a un 0.4% en el Nivel 5; a un 2.0% en los Niveles 6 a 8; en total, 2.3% del PIB. En el promedio de la OCDE, las cifras correspondientes son 0.2%, 1.4% y 1.6%, respectivamente.

(B) Según el carácter estatal o privado de las fuentes de recursos, en Chile la composición del gasto es: 1.0% estatal; 1.4% privado; total, 2.3%, respectivamente. En el caso de la OECD: 1.1% estatal; 0.5% privado; total, 1.6%.

(C) Según el monto del gasto por estudiante, la distribución en Chile  es la siguiente (expresada en USD ppc,  incluyendo gasto en I&D): Nivel 5, USD 4.079; Niveles 6 a 8, USD 9.084; total, USD 7.642 (USD 364 en I&D). En comparación, el gasto promedio de la OCDE es USD10.107, USD 16.199, 15.772 (USD  4.837 en I&D), respectivamente. En suma, Chile realiza un significativo esfuerzo de gasto en la ET en relación con el PIB, pero sostiene este esfuerzo mediante un esquema de gasto compartido. Aun así, el gasto en el Nivel 5 es comparativamente bajo para el gasto en los niveles superiores, y el gasto en I&D es ínfimo.

  1. Evaluación de sistemas nacionales. El único ranking de sistemas nacionales de universidades, realizado por Universitas 21, ubica a Chile en el lugar 34 entre 50 países, el primero de los cuatro sistemas latinoamericanos evaluados, seguido de Argentina, Brasil y México. Este ranking considera recursos, ambiente académico, conectividad y output de investigación y docencia.

 

En suma, una visión respaldada por datos sobre el desempeño comparado del sistema chileno arroja un balance positivo con una sólida performance en el contexto no sólo latinoamericano, sino también —en varias dimensiones— en relación con el promedio de la OCDE. Además, revela dónde se hallan los principales desafíos que el sistema enfrenta en la actual etapa de su desarrollo: (i) baja calidad del logro en la adquisición de competencias fundamentales; (ii) necesidad de focalizar los esfuerzos de la instancia de acreditación en cubrir a todas las instituciones, exigiendo y fomentando una mayor efectividad de los procesos de enseñanza y aprendizaje; (iii) necesidad de un constante monitoreo de la empleabilidad de los graduados, especialmente la evolución de la franja de personas con tasa negativa de retorno; (iv) preocupación por la deserción y duración tanto nominal como real de las carreras universitarias y necesidad de apoyar a los estudiantes vulnerables; (v) reducido gasto en I&D y en la enseñanza técnica de ciclo corto.

 

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Visto el positivo desarrollo de nuestra educación superior y su estado actual, cualquier cambio que se desee introducir —sobre todo si es de cierta magnitud— debe ser seriamente fundado y técnicamente bien diseñado. El mayor problema de la reforma de la educación superior impulsada por el gobierno es la inexistencia de un diagnóstico serio del sistema que considere todos los elementos resumidos más arriba, y la ausencia por ende de una agenda de problemas necesarios de abordar. Hasta ahora, la reforma anunciada, y el proyecto de ley enviado al Congreso para materializarla, carecen de una fundamentación racional.

Tampoco ha definido los principios axiales que deberían orientar la reforma, en relación con aspectos cruciales tales como la naturaleza del sistema y su  economía política; el balance estatal/privado respecto de la provisión y el financiamiento; la mantención o no de un esquema de costos compartidos; la definición y el carácter de las instituciones; cómo ha de entenderse lo público de acuerdo a la evolución histórica del sistema y su institucionalidad; vínculo de las instituciones con el Estado (igualdad de trato o diferenciación, cuándo, cómo, en qué aspectos, etc.); la autonomía de las universidades; la identidad de sus proyectos educacionales; los esquemas de apoyo para los estudiantes, etc. En breve, la reforma carece de norte; no explícita sus objetivos ni aparece dotada de una racionalidad de valores.

Tampoco propone una estrategia sustentable de desarrollo de la ET que sirva como marco para las modificaciones legislativas y que responda a un diagnóstico fundado, incorpore los principios axiales y defina metas y medios para su implementación. Discutimos en el aire, lo que dificulta la comprensión de los asuntos discutidos e inhibe una deliberación racional.

En cuanto a la gobernanza del sistema propuesta en el proyecto, ella es orgánicamente débil y confusa en el vértice superior. En efecto, se discute en paralelo crear una Subsecretaría de Educación Superior y un Ministerio de Ciencia y Tecnología. Esta dualidad no se justifica y debilita a ambas partes en vez de fortalecerlas.

Funcionalmente, el esquema propuesto es centralizado, controlista, excesivamente burocrática y parece obedecer a un generalizado sentimiento de desconfianza de las autoridades hacia las instituciones. Establece un control estatal panóptico a través del manejo de la admisión; la determinación de vacantes; la definición de estándares y la regulación curricular a través de un marco nacional de cualificaciones rígidamente concebido; el trato preferente a un grupo de universidades que recibirían el monopolio sobre el carácter público de la ET; una categorización y segmentación de las universidades; la supervisión concebida con criterios de mera contabilidad de la gestión y uso de recursos; la fijación del precio de los aranceles; y, en última instancia, la dependencia de todas las instituciones de la voluntad oficial una vez que el financiamiento del sistema se halle exclusivamente en manos del Estado.

En breve, parece haberse diseñado una gobernanza para el control del sistema, no para guiarlo en beneficio del interés común. Más que estimular la iniciativa de las instituciones, parece que la opción es sujetarlas a una administración jerárquica que operaría por medio de reglas y controles.

Tampoco se prevé  una adecuada coordinación entre los varios componentes de la gobernanza, como ministerios, agencias públicas relevantes, los actores del sistema y las partes interesadas externas de la sociedad civil. La interlocución del gobierno con los actores internos del sistema se mantiene bloqueada a favor del CRUCH, organismo que se ha vuelto disfuncional y cada vez menos representativo del conjunto de universidades acreditadas. Igualmente, se excluye la participación institucionalizada de partes interesadas externas en la formulación de las políticas para el sector, salvo en el caso de las instituciones no-universitarias.

 

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Por último, conviene anotar que toda esta discusión sobre una reforma de la ET se lleva a cabo sin atender a los desafíos que el sistema deberá enfrentar durante las próximas décadas. Menciono, por vía de ejemplo, tres órdenes de estos desafíos.

  1. Perspectivas de desarrollo de la docencia, su arquitectura, homologación con las tendencias internacionales a nivel de pregrado y posgrado, el aprendizaje de competencias claves para este siglo, el uso intensivo de las nuevas tecnologías digitales, etc. No hay una efectiva preocupación por los temas de deserción y titulación oportuna; la contención de la espiral de costos docentes; el financiamiento de los estudiantes y las instituciones; la administración de la gratuidad parcial y focalizada que se ha instaurado por medio de glosas del presupuesto de la nación; el mejoramiento continuo de los programas; el financiamiento del esquema de becas y créditos, etc.
  2. La investigación en los diferentes campos del saber y las áreas interdisciplinarias de especial interés para Chile; la concentración o dispersión de la inversión en ciencia y tecnología; cómo combinar las dimensiones global-nacional-locales; el financiamiento de I&D; los nuevos modos de producción de conocimiento; la triple hélice entre universidades, empresas y gobierno, etc; la vinculación de la ET con el desarrollo regional y las comunidades; la forma de estimular la investigación en las nuevas universidades más meritorias.
  3. Gobierno de las instituciones. Hay una escasa reflexión sobre esta crucial materia, como queda en evidencia con la discusión sobre el gobierno de las universidades estatales, asunto que se trata separadamente en otro proyecto de ley. No nos formulamos la pregunta clave, cual es, ¿cómo han de organizarse gobiernos de universidades que posean a la vez legitimidad académica, eficacia de conducción y liderazgo de cambio? Tampoco aparecen en el horizonte del debate cómo fortalecer el pluralismo dentro del sistema, la diversidad de instituciones y un trato igualitario de ellas basado en criterios de desempeño, mérito y sujeción a un marco público de regulaciones.

En suma, el actual proyecto de reforma de la ET no está a la altura de la complejidad ni de los desafíos que enfrenta nuestro sistema. Requiere ser repensado desde la base y rediseñado con criterios más contemporáneos, aprovechando sus numerosas fortalezas y ventajas, e identificando correctamente los problemas que se deben abordar.

 

José Joaquín Brunner, #ForoLíbero

 

(Versión revisada de la presentación realizada ante la Comisión de Educación y Cultura del Hon. Senado, 11 de septiembre de 2017)

 

Fuente del Artículo:

Educación superior: un proyecto que necesita rehacerse íntegramente

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UNESCO: En el mundo, solo 3% de las mujeres se gradúan en carreras de tecnología e información

UNESCO / 17 de septiembre de 2017 / Autor: Marco Cortés / Fuente: El Espectador

Un informe publicado por la Unesco revela la difícil situación de las mujeres que quieren acceder a la educación superior en campos de estudio como matemáticas, las ingenierías, las ciencias y la tecnología.

Los bajos índices de escolaridad superior más altos del mundo se presentan en los estados árabes, el sur, el oeste y el centro de Asia, pero el índice más bajo es el de el África subsahariana (menos del 10%). La cifra la reveló recientemente la Unesco al señalar, además, que aunque latinoamérica (cerca del 50%) presenta un rango por encima de la media mundial (entre el 30 y el 40%), aún no es suficiente para  alcanzar uno de los 17 objetivos de desarrollo sostenible que pretende: “Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos”.

Lo anterior, según muestra el informe, se da gracias a que no se han podido disminuir las disparidades de género en cuanto al acceso a la educación profesional, sobre todo en las ciencias, la tecnología, las ingenierías y las matemáticas, donde solo el 35% de los estudiantes de estos campos son mujeres.

El acceso a la educación de calidad en campos de la tecnología y la innovación no solo se debe a la baja inversión estatal en los estados donde es más grave el problema, sino además por prejuicios y normas sociales.

Es decir, en muchos países subdesarrollados y en vía de desarrollo aún se educa a las niñas a corresponder a ciertas normas y costumbres en los que se enmarca el ser mujer. Todo ello hace que se altere su relación con ellas mismas, con los demás y su comunidad, pero también la forma como, según el informe, desproporcionadamente dejan la educación secundaria y profesional.

El dato se vuelve alarmante cuando se considera que en estos campos están no solo los futuros empleos de cada país, sino el avance tecnológico y por lo tanto económico de cada nación. La conferencia de la Unesco en Bangkok que reveló dicho informe se aseguró que el África subsahariana necesita 2.5 millones de ingenieros si quiere cumplir el objetivo de desarrollo sostenible.

Además, en la misma conferencia se afirmó que para 2025 habrá 7 millones de nuevos empleos en Europa en estos campos de la tecnología y la innovación pero no las suficientes personas para cubrirlos.

La semana anterior a que el informe de la Unesco se revelara, en Colombia se aprobó un recorte del 41% para la ciencia, lo que indignó a múltiples sectores académicos que no entienden la contrariedad del Gobierno nacional al apostarle a la educación como emblema del posconflicto, y al mismo tiempo hacer hacer este tipo de cercenamientos en un punto de inversión social considerado primordial dentro de los objetivos de desarrollo sostenible del organismo multilateral.

Teniendo en cuenta que una de las recomendaciones más acuciantes del informe es un llamado a los gobiernos a promover y garantizar el acceso a la enseñanza de los campos de la tecnología y a información, haciendo énfasis en la igualdad de género, Colombia estaría dando un salto atrás para cumplir dicho propósito que tiene como meta el año 2030.

Según cifras recogidas por el Banco Mundial, la inversión de los gobiernos nacionales en este ámbito no ha tendido al crecimiento de manera sostenida (del 0.1% del PIB en el 2000 al 0.2% en 2016), lo que muestra una clara falta de compromiso político en este tema, contrario a los datos en inversión, por ejemplo en el campo de la defensa (2.8% en 2017).

Fuente de la Noticia:

http://www.elespectador.com/noticias/el-mundo/en-el-mundo-solo-3-de-las-mujeres-se-graduan-en-carreras-de-tecnologia-e-informacion-articulo-713031

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México es el país que menos gasta por alumno en la OCDE; solo 17% de 25 a 65 años cursó universidad

México / 17 de septiembre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: Sin Embargo

Solo el 17 por ciento de los mexicanos de entre 25 y 64 años ha cursado educación superior, lo que convierte al país en el último entre los miembros de la OCDE en este ámbito. El informe “Panorama de la Educación 2017”, presentado hoy por la organización también destacó que aunque el gasto en instituciones educativas mexicanas creció de 2013 a 2014, sigue siendo bajo, pues sólo gasta en promedio 3 mil 703 mil dólares por alumno.

Aunque el gasto en instituciones educativas mexicanas creció de 2013 a 2014, sigue siendo bajo, pues sólo gasta en promedio 3 mil 703 mil dólares por alumno, el nivel más bajo de los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

El organismo publicó este martes el estudio “Panorama de la Educación 2017” donde también destacó que México está en el último lugar de acceso a la universidad, puesto ni siquiera quinta parte de los estudiantes logra terminarla.

En el informe se advirtió que en México “a pesar de estas mejoras en el nivel educativo, sólo el 17 por ciento de las personas, de entre 25 a 64 años lograron terminar una carrera universitaria, también recalcó que el gasto público a instituciones educativas, (en cuanto a capital por estudiante y no gasto corriente) son de los más bajos de las naciones que integran la OCDE.

En 2014, México gastó en promedio 3 mil 703 dólares por estudiante en instituciones educativas de primaria a nivel superior, lo cual es “considerablemente por debajo del promedio, que gasta 10 mil 759 dólares . Este es el nivel de gasto más bajo en los países de la OCDE”, señala el informe.

No obstante, destaco, si se analiza el gasto por nivel educativo del alumno, hay diferencia puesto que se gasta más en los estudiantes universitarios que en los niños de primaria.

El gasto en instituciones de educación superior fue de 8 mill 949 por alumno, tres veces más que en las primarias en donde es gasto se ubicó en promedio 2 mil 896 por estudiante, detalló.

“Este es el mayor diferencial en países que disponen de datos disponibles, que en promedio gastan 19 veces más por universitarios que por otros estudiantes. La proporción de México es similar a la observada en Brasil y Turquía”, apuntó.

El informe aclaró que aunque México se ubica como el segundo país que aportó más de su gasto total a la educación, [el 17.3 por ciento de su presupuesto de egresos], la composición es la diferencia y lo que ubica al país por debajo de la media de la OCDE, puesto que sólo una pequeña parte los recursos gubernamentales destinados a educación va a capital y la mayor parte se va a gasto gasto corriente.

En 2014, los gastos de capital representaron el 4 por ciento del gasto total de la enseñanza desde la primaria a universidad, y el 96 por ciento restante fue a gasto corriente.

El gasto capital está “muy por debajo del promedio de la OCDE que es de 9 por ciento. Solamente Bélgica y el Reino Unido dedicaron una parte inferior a los gastos de capital” especificó el texto.

“A pesar de su bajo gasto por estudiante, el gasto en instituciones educativas constituye un tanto del PIB de México como del gasto gubernamental total. En 2014, el gasto total en educación primaria las instituciones educativas de México alcanzaron el 5.4 por ciento del PIB, por encima del promedio de la OCDE de 5.2 por ciento, pero ligeramente por debajo otros países de América Latina, como Argentina (5.6 por ciento), Chile (55 por ciento) y Colombia (5.7 por ciento)”, abundó.

ÚLTIMO EN ACCESO UNIVERSITARIO

El porcentaje de estudiantes que concluyeron la universidad en México es 20 puntos porcentuales el promedio de la OCDE. Foto: Diego Simón Sanchez, Cuartoscuro

México se ubica en el último lugar de los países de la OCDE en el número de personas que terminaron sus estudios universitarios durante el 2016, destacó el análisis.

La OCDE señaló avances educativos en cuanto a la educación secundaria y preparatoria, sin embargo, recomienda que México “puede mejorar los resultados el nivel universitario que sigue siendo limitado”.

Explicó que aunque el número de jóvenes que terminaron la preparatoria o bachilleres subió del 20 por ciento al 25 por ciento, “si se mantienen patrones actuales, se espera que 26 por ciento de los jóvenes en México se gradúen con título universitarios en algún momento de su vida”; sin embargo, sólo el 17 por ciento de personas entre 25 a 64 años ha logrado concluir la universidad.

Esto es 20 puntos porcentuales menos que el 37 por ciento de la media, aunque aún es superior a algunos países asociados como Brasil 15 por ciento, China 10 por ciento, India 11 por ciento, Indonesia 10 por ciento y Sudáfrica 12 por ciento.

La semana pasada el Foro Económico Mundial (WWF por sus siglas en inglés), publicó en su Reporte de Capital Humano 2016, que apenas el 21 por ciento de los mexicanos de 24 a 34 años poseen un título universitario y que 16 de cada 1000 jóvenes (poco más de 1 por ciento) podrán llegar a ser profesionistas.

El documento de WWF, que mide el avance o deterioro del capital humano en 139 países, afirmó México presenta un rezago en comparación con otras naciones de América Latina, puesto que se posicionó en el lugar 65 del ranking por debajo de países como Colombia, Chile y Mongolia. Aunado a esto, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) determinó que el ingreso promedio mensual de los profesionistas en México oscila entre los 9 mil y 11 mil 282 pesos mensuales.

La OCDE dijo que las reformas educativas “han impulsado la educación técnica superior en México, ayudando a los jóvenes”, no obstante las tasas de matrícula siguen siendo inferiores a la media de la OCDE, apuntó.

Los estudios aún son un factor determinante para la obtención de empleo y en los salarios de los mexicanos, según expuso la OCDE.

En 2016, la tasa de empleo fue del 65 por ciento para los jóvenes de 25 a 64 años con una educación secundaria, superior a la media de la OCDE que es de 57 por ciento, mientras que la tasa de empleo alcanzó el 70 por ciento y al 80 por ciento para los ciudadanos que tenían hasta la educación superior, es decir, que la tasa de empleo aumenta hasta el 80 por ciento para los que tienen licenciatura o equivalente y sube hasta el el 85 por ciento para maestría o doctorado o títulos equivalentes.

“Los ingresos relativos también aumentan con el nivel de logros educativos y son considerablemente más altos […] Los adultos en México con un título universitario ganan en promedio más del doble que adultos con educación preparatoria como su calificación más alta”, detalló.

CARRERAS PREFERIDAS

Otro de los aspectos que destacó el informe es que aun y cuando hay un avance en la elección de carreras relaciones con la ciencia y tecnología, donde  cada vez son más los estudiantes que las prefieren,  las licenciaturas en administración, negocios y derecho aún son las populares para los universitarios de nuevo ingreso.

En 2015, el 32 por ciento de los nuevos participantes en la educación terciaria escogió la ciencia, tecnología o matemáticas, es decir 5 puntos porcentuales más que el promedio de la OCDE, colocando a México en sexto lugar de los países de la OCDE

Pero, en el 2016 México tenía una mayor proporción de adultos con títulos en negocios, administración y derecho: el 35 de los egresados de entre 25-54 años. Esto es superior al promedio en los países de la OCDE que se ubica en un 23 por ciento.

Las carreras como ingeniería, fabricación y construcción fueron las siguientes  favoritas, con un 16 por ciento de los estudiantes, ligeramente por debajo del promedio de la OCDE que es 17 por ciento.

Le siguen las licenciaturas relacionadas con pedagogía y educación, tomadas por un 15% de los adultos con estudios superiores, es decir, 2 puntos porcentuales por encima de la media de la OCDE, agrega.

La OCDE enfatiza sobre el estudio en la ciencia, “debido a la creciente competitividad de la economía global y del mercado de trabajo, México ha dado gran importancia en el aumento del número de estudiantes e investigadores en ciencias e ingeniería. En 2016, un cuarto de los estudiantes de educación superior -de 25 a 64 años de edad en México- tenía una licenciatura en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), lo mismo que el promedio de OCDE .

“Las tasas de empleo se ajustan a esta nueva tendencia, y son más altas para los profesionistas que estuvieron carreras relaciones con la información y las tecnologías de la comunicación (TIC) y la ingeniería, industrial, y la construcción (ambos en un 83 por ciento), que para los que estudiaron administración, negocios, y derecho (80 por ciento), mientras que para los estudiaron ciencias naturales, matemáticas y estadísticas la tasa de empleo es de 75 por ciento, por debajo de las tasas de los otros campos STEM” señaló.

Fuente de la Noticia:

México es el país que menos gasta por alumno en la OCDE; solo 17% de 25 a 65 años cursó universidad

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Chile: Universidades Públicas No Estatales del G9 ante la reforma a la educación superior

Chile / 17 de septiembre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: Universia

Los rectores de las Universidades Públicas No Estatales G9 hemos sido invitados durante agosto a exponer a la Comisión de Educación del Senado, sobre el proyecto de ley de Reforma a la Educación Superior (ES). En ese espacio se ha manifestado la posición del G9 respecto a la necesidad de realizar una reforma que fortalezca y asegure la calidad del sistema de ES de nuestro país. Sin embargo, hay aspectos claves que merecen ser reconsiderados por el Senado y reformulados en el proyecto de ley. Y el momento es ahora.

Nos preocupa que el proyecto no reconozca adecuadamente la historia y el rol público de nuestras universidadeslas que forman parte del CRUCh desde su origen, y que se caracterizan por su aporte a la sociedad: creación de nuevo conocimiento, formación de personas e inclusión de estudiantes vulnerables meritorios, innovación, y desarrollo económico, social y cultural del país. En su actual estado el proyecto no valora la provisión mixta ni la diversidad del sistema de educación superior.

Nuestras instituciones se caracterizan por su calidad, generando aproximadamente el 50% de la investigación del país, y destacándose en rankings nacionales e internacionales, como Times Higher Education que ha distinguido, este año, a cinco de las instituciones del G9 entre las 25 mejores de América Latina; y el ranking de Shanghai en el que dos universidades de la red ocupan lugares destacados a nivel mundial.

Compartimos la creación de la Subsecretaría de Educación y la Superintendencia. Sin embargo, la sobrerregulación de la Subsecretaría, que toma a cargo el sistema de admisión, aranceles y cupos, junto con el exceso de atribuciones de la Superintendencia, amenazan la autonomía y eficiencia universitaria, coartando el desarrollo de su misión y aporte a los territorios donde se emplazan.Asimismo, el sistema de aseguramiento de calidad presenta aún problemas que es necesario corregir.

Además, se requiere incorporar cambios que reconozcan la naturaleza e institucionalidad de nuestras universidades, debido a que regula de la misma forma a universidades tradicionales y a aquellas privadas creadas con posterioridad al año 1981. En particular, no se puede desconocer la excelencia que han alcanzado las universidades de Concepción, Federico Santa María y Austral de Chile, en gran medida gracias a la estructura institucional generada por sus comunidades.

Ocho de las universidades del G9 se ubican en regiones, y son claves en el desarrollo científico, cultural y económico de sus comunidades. Por esta razón, es motivo de preocupación que persista la omisión al estímulo explícito al desarrollo de las universidades regionales, perdiendo la oportunidad para impulsar políticas de descentralización y equilibrio territorial.

Respecto al financiamiento, la política de gratuidad debe plantear una fórmula más equilibrada que permita financiar adecuadamente el costo de la formación de pregrado considerando la duración real de las carreras. Financiar sólo la duración nominal afectará a los estudiantes y la calidad de las instituciones.

Otro aspecto que debe ser corregido es la incorporación del Fondo Basal por Desempeño a la ley, al igual que el Convenio Marco que contribuye al financiamiento de las universidades estatales. Esta omisión injustificada sólo reitera el desconocimiento del rol que nuestras universidades históricamente han realizado en forma equivalente a todas las universidades del CRUCh.

Es fundamental que en la discusión que sigue en la Comisión de Educación del Senado, los parlamentarios consideren las observaciones propuestas y las incorporen en el proyecto, ya que se corre el riesgo de legislar apresuradamente, y que la reforma no responda en su totalidad a la necesidad de potenciar y mejorar el sistema de ES del país.

Darcy Fuenzalida O.
Presidente G9. Rector de la Universidad Técnica Federico Santa María.
Óscar Galindo V.
Vicepresidente G9. Rector de la Universidad Austral de Chile.
Jorge Tabilo A.
Vicepresidente G9. Rector de la Universidad Católica del Norte.
Ignacio Sánchez D.
Rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Sergio Lavanchy M. 
Rector de la Universidad de Concepción.
Claudio Elórtegui R. 
Rector de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Diego Durán J.
Rector de la Universidad Católica del Maule.
Aliro Bórquez R.
Rector de la Universidad Católica de Temuco.
Christian Schmitz V.
Rector de la Universidad Católica de la Santísima Concepción.

Fuente:

http://noticias.universia.cl/educacion/noticia/2017/09/11/1155649/universidades-publicas-estatales-g9-reforma-educacion-superior.html

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