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En cualquier lugar del mundo

Por Ilka Oliva Corado

Se irán para el norte con un grupo de amigos, sin pagar coyote porque no tienen dinero…

La alarma del reloj despertador repica una y otra vez, Cheyo la voltea a ver de reojo, cansado, quiere seguir durmiendo, hace apenas tres horas llegó a su cuarto ha trabajado todo el día quiere dormir, sólo dormir, pero hace años que no duerme más de cuatro horas y no porque no quiera si no porque no puede, el ritmo de trabajo no se lo permite.

Los dolores en la espalda le han hecho mella y el dolor de muelas le martilla toda la cabeza, apenas puede masticar y cada vez que hace esfuerzo para echarse un bulto sobre la espalda siente como si le clavaran una aguja en las muelas. Tiene varios agujeros negros porque están podridas le dijo Jerónima, la muchacha que trabaja en unos de los comedores echando tortillas, como él ella también es migrante en la ciudad de Guatemala, llegó desde Quetzaltenango, de 13 años a trabajar en el servicio doméstico y él a los 11 a lustrar zapatos, pero desde hace cinco trabaja cargando bultos le va mejor ahí, le pagan más pero su espalda lo resiente y un dolor en el tobillo derecho que lo hace cojear por ratos.

Cheyo es originario de Rabinal, Baja Verapaz, Guatemala, es el mayor de nueve hermanos, su padre trabaja de jornalero en la siembra de manía y en la cosecha de anonas cuando llega la temporada, también siembra milpa, frijol y ayotes en el terreno que alquila anualmente y paga con la mitad de su cosecha de maíz. Su madre vende tamalitos de frijol y atoles en el mercado de Rabinal, también lava ropa ajena y cuando puede teje perrajes que termina vendiendo a los turistas por la mitad del precio, de tanta rebaja que le piden, siempre dice que es mejor algo a nada pues ella es  la de la necesidad.

En la capital estaba un tío, hermano de su mamá que trabajaba de guardia de seguridad privada y alquilaba un cuarto en las cercanías del mercado La Terminal, fue él quien se lo llevó para que comenzara a trabajar para que ayudara a sus padres en la crianza de sus hermanos, de la misma forma en que hicieron ellos con sus hermanos pequeños, es tu suerte, así nos toca a los hermanos mayores, le dijo. El viaje fue trajinado, vomitó en varias ocasiones porque el humo de la camioneta era tan ajeno al olor del monte donde creció, nunca se había subido en un autobús ni viajado tan lejos. Su mamá le echó envueltos en un perraje varios tamalitos de frijol y en un bote de galón de aceite le puso atol de tres cocimientos, también le dio una botellita de Agua Florida que tenía usada, por si le daba dolor de cabeza o tuviera frío en la noche que se echara en los pies y el pecho. Lo abrazó llorando y le echó la bendición, su papá sólo le dio la mano y se dijo que ya era hora que se hiciera hombrecito y que su ayuda económica era muy necesaria en la casa.

Cuando llegó a la capital se encontró en la habitación a cuatro hombres más, todos del interior del país, compañeros de trabajo de su tío, dormían sobre petates. Sobre una mesa de pino encontró una estufa de cuatro hornillas, eléctrica, una fridera, una olla, una botella de aceite casi por terminarse y un bote de café. En el suelo en una esquina sobre un bloque se cemento, cuatro pailas y cuatro tazas, el mismo número de cubiertos y un pedazo de manta. Colgados de una bolsa plástica de una de las vigas del techo varios rollos de papel higiénico y pedazos de papel periódico. Colgando sobre la pared un calendario de una mujer en traje de baño.

El tío lo presentó con los demás que le dieron una cálida bienvenida y se arrinconó sobre uno de los petates para que también se acostara, al otro día lo llevó a presentar con el grupo de niños que lustraban zapatos en la zona, la caja y el material se la vendió uno de los señores que arreglan zapatos por el lado de la repollera. Así fue como Cheyo conoció la capital, el humo de las camionetas y el bullicio que comenzaba a las dos de la madrugada cuando llegaban los primeros camiones desde distintos puntos del país a dejar y a comprar mercadería.

Del genocidio jamás escuchó hablar a sus papás, fue su tío quien le contó que a la mitad de su aldea la habían desparecido y a la gente de otras aldeas la habían masacrado cuando él y su mamá eran niños, le advirtió que tuviera cuidado con la gente de la capital porque no eran igual que ellos y que  estaban ahí no porque quisieran sino por necesidad. Le dijo que no se igualara a ellos y que mantuviera su idioma costara lo que costara, porque era herencia de sus abuelos.  También le dijo que tenía que inscribirse en la escuela nocturna para seguir estudiando y Cheyo lo hizo entusiasmado, ahí conoció muchos amigos que también habían llegado de otros lugares del país, muchos hablaban otros idiomas que él no conocía y entre todos a como podían intentaban hablar español para no quedarse atrás en las clases.  Entre lustradores de zapatos, cargadores de bultos, tortilleras, cocineras, ayudantes de vendedores, ayudantes de zapateros, guardias de seguridad privada, albañiles, panaderos y trabajadoras sexuales de la línea Cheyo encontró calor humano en la gran urbe que era ajena totalmente a sus sentimientos y a sus necesidades.

Los únicos ruines ahí eran los que iban a comprar y que le gritaban como si a un chucho estuvieran espantando cuando necesitaban que les lustrara los zapatos, así le contaba a su amiga Jerónima. Con Jerónima iban al parque central cuando podían a dar una vuelta por la plaza y a comerse un helado, juntos descubrieron que ahí era el punto de encuentro de muchos como ellos que también habían llegado del interior del país, que también eran indígenas y que también como ellos no se hallaban, que los trababan muy mal los capitalinos mestizos en sus trabajos y en la calle.

Un  amigo que cargaba bultos  lo animó a dejar de lustrar zapatos y a trabajar como él, sólo tenía que hacer una carreta de tablas de madera, conseguir un lazo doble y unos dos costales o un su pedazo de poncho para ponerse en la espalda, no requería tanta inversión, estaba joven y fuerte, por lo demás los mismos clientes lo iban a buscar,  unos con un silbido, otros con un grito, pero se acercarían a solicitar su ayuda, le dijo cuánto cobrar por viaje dependiendo la distancia y el peso y así fue como Cheyo dejó de lustrar zapatos para cargar bultos.

Trabajó lustrando zapatos 6 años, a los 17 comenzó a cargar bultos, tiene 22 y la mitad de su vida  en la capital, en un sobre le envía dinero cada dos semanas a sus papás con los pilotos de las camionetas que van hacia su pueblo, está cursando el bachillerato en la escuela nocturna, ve en Jerónima  la belleza de las matas de anís y manzanilla, cada vez que se le acerca siente que el corazón se le va a salir por la boca, Jerónima tiene el alma de las aves del monte donde pasó su infancia: libre. Y él quiere saber qué es la libertad.

Jerónima que está decidida a irse para el norte, porque tiene dos hijos qué criar. Fue abusada a los 12 años por uno de los  hermanos de la iglesia que la dejó embarazada de gemelos, sus padres la enviaron a la capital a trabajar para que los pudiera criar y ellos los cuidarían, siguen asistiendo a la misma iglesia y perdonaron al hermano que les dijo que no sabía qué le sucedió, que fue el demonio que lo hizo hacer eso, sus padres pensaron que parte de la culpa la tuvo ella por empezar a desarrollar tan rápido y que su cuerpo distraía a los hermanos de la iglesia.

A diferencia de Cheyo, Jerónima con lo único que sueña es con llegar a Estados Unidos y poder juntar dinero para mandar a traerlos, Cheyo quiere saber cómo sería vivir de otra manera, sin cargar bultos, sin que le griten, sin que lo menosprecien, sin que se burlen cuando habla español, quiere saber cómo sería tener dinero para comprarse un pedazo de pastel o un par de zapatos. ¿Cómo sería poder enviar dólares para que sus padres construyan una casa y sus hermanos vayan a la universidad?  Que tengan un refrigerador donde guardar la comida y un amueblado de sala para que descansen su espalda, le encantaría enviarles dinero para que compren camas y dejen de dormir en hamacas. Componerse esas muelas para que dejen de dolerle.

Son las 3 de la madrugada y suena el reloj despertador, en una de las pensiones cercanas a la línea del tren lo espera Jerónima, se irán para el norte con un grupo de amigos, sin pagar coyote porque no tienen dinero y tampoco conocen el camino, pero no les aflige, porque si de niños sobrevivieron a la ingratitud de la capital en su país, saben que de adultos podrán sobrevivir en cualquier lugar del mundo.

Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com

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Comenzó a regir el estado de excepción en el norte de Chile

Autoridades locales mostraron reparos frente a la medida, argumentando que debe aplicarse por un plazo puntual y sin ningún tipo de excesos.

Este miércoles comenzó a regir efectivamente en cuatro provincias del norte del país el estado de excepción decretado el fin de semana por el presidente Sebastián Piñera, lo que supone la militarización de las fronteras, con el fin de controlar la inmigración tras las protestas de camioneros que bloquearon accesos a aeropuertos y puertos de la región la semana pasada.

Según informó la agencia Associated Press, Piñera anunció el inicio del estado de excepción en las provincias de Arica, Parinacota, Tamarugal y el Loa –excluyendo las zonas urbanas de las ciudades de Arica y Calama–, que estará vigente durante 15 días y podría ser prorrogado otros 15 más.

La medida se produce tras las fuertes protestas protagonizadas la semana pasada por el gremio de transportistas que bloqueó los accesos a las ciudades, los aeropuertos y los puertos de la zona tras la muerte de un camionero supuestamente a manos de tres inmigrantes venezolanos. Los tres, uno de ellos menor de edad, quedaron en prisión preventiva por presunto homicidio calificado, informó la fiscalía regional de Antofagasta, donde ocurrió el suceso.

El estado de excepción supone que las zonas pasen a estar bajo el mando de cuatro altos oficiales del Ejército. Se desplegarán 672 efectivos militares para la protección de las fronteras, además de incrementar a 100 los efectivos de Carabineros, señaló el presidente, que también informó que se otorgará más equipamiento y tecnología para el control fronterizo.

El Ejército y la Policía podrán “realizar patrullajes y controles conjuntos a pie y motorizados, establecer puestos de observación nuevos, desplegar aviones no tripulados, drones, disponer de helicópteros para la vigilancia y para el traslado”, además de las cámaras térmicas y de visión nocturna que ya se utilizan y equipos satelitales de comunicación, señaló el mandatario, quien el 11 de marzo dejará el cargo que será asumido por el izquierdista Gabriel Boric, quien tendrá que afrontar la cuestión migratoria como uno de sus principales desafíos.

La medida de militarización en el norte generó ciertos reparos por parte de las autoridades locales. Los gobernadores de las regiones de Arica y Antofagasta, Jorge Díaz y Ricardo Díaz, respectivamente, dijeron que si la medida se extiende en el tiempo, “estamos en serios problemas”.

“El estado de excepción tiene que ser eso, una excepción, porque si el estado de excepción se convierte en una normalidad, es que estamos en serios problemas; el Estado de derecho es el que tiene que acentuarse”, manifestó Díaz en una entrevista con el portal El Mostrador.

Por su parte, Javier García Choque, alcalde de la localidad de Colchane, situada en la provincia de Tamarugal, en la región de Tarapacá, junto a la frontera con Bolivia, manifestó su preocupación por el inminente arribo de fuerzas militares que ocuparán la comuna como parte del estado de excepción. En declaraciones al sitio El Desconcierto, García Choque sostuvo que “como comuna aymara llevamos un año militarizados y nos preocupa el trato que este nuevo contingente les propine a nuestros adultos mayores que cruzan a Bolivia para comprar mercaderías; como también que no aumenten las acciones de acoso contra nuestros pobladores en su diario vivir”.

De igual forma, el alcalde enfatizó que se requiere una capacitación especial para los funcionarios militares y policiales sobre la cultura aymara. “Espero que el Ejecutivo haya anticipado una capacitación sobre cosmovisión aymara a los uniformados para evitar los malos tratos de que han sido víctima nuestros adultos mayores de manos de las fuerzas de orden y seguridad emplazadas en nuestro territorio”, concluyó García Choque.

Fuente: https://ladiaria.com.uy/mundo/articulo/2022/2/comenzo-a-regir-el-estado-de-excepcion-en-el-norte-de-chile/

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Discriminación, hostilidad y racismo: el día a día de migrantes en Tijuana, México. Estudio

La discriminación basada en documentos, hostilidad y racismo fueron una parte inexorable de la vida diaria de los migrantes durante la pandemia en Tijuana, ciudad mexicana fronteriza con Estados Unidos, que se ha convertido en una puerta para las personas que buscan refugio y asilo. Esta es una de las revelaciones de un estudio realizado por Espacio Migrante y Haitian Bridge Alliance con apoyo de Refugees International durante 2020 y mediados de 2021.

Luego de hacer una encuesta con 335 migrantes, sobre todo a centroamericanos, haitianos y africanos, determinaron que la población migrante en Tijuana, sobre todo las personas negras y no hispanohablantes, han enfrentado una mayor barrera institucional para tener acceso a documentos que les permitan trabajar, pagar un alojamiento y disfrutar de servicios públicos.

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“El aumento de la hostilidad hacia los migrantes sigue la línea de tiempo de la militarización de la aplicación de la ley de inmigración en México y las leyes de inmigración durante la administración Trump, políticas que obligaron a más migrantes a permanecer en las ciudades fronterizas, a menudo en condiciones de mayor precariedad, vulnerabilidad y mayor visibilidad”, dice el informe It’s very hard to have rights.

Documentación. El estudio señala que la población migrante que está en Tijuana carece de documentos para poder trabajar y conseguir alojamiento. Entre los indocumentados, que en su mayoría son africanos y haitianos, solo recibieron visas de tránsito para viajar al Norte y ya han expirado.

  • Hay haitianos que iniciaron un proceso de refugiados con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) en Chiapas y recibieron visas humanitarias. Pero mientras esperan la adjudicación como refugiados, no han podido renovar sus tarjetas humanitarias en Tijuana.
  • Para los haitianos también renovar documentos cada año es un proceso que genera estrés y ansiedad. Algunos se sintieron abrumados por la difícil, si no imposible, tarea de obtener documentos oficiales de Haití y tener que pagar tarifas cada vez que renovaron sus tarjetas. También describieron sus interacciones con el personal del Instituto Nacional de Migración (INM) como confusas, debido a la falta de información disponible en su idioma.

Racismo. Desde 2019 ha habido un cambio en la percepción de los migrantes negros, debido a las políticas fronterizas que llevaron a que se quedaran mucho más tiempo en las ciudades fronterizas, afirma el estudio. “Los inmigrantes negros han llegado a ser percibidos como degradantes o contaminantes de la ciudad y como objetivos fáciles de que no recibirán protección de la policía”, explica.

  • Como ejemplo, señala que en una conversación con un grupo focal descubrieron que algunos mexicanos hacen uso de palabras como “masisi” en haitiano o “mayate” en español (ambas palabras se refieren al termino “maricón”) como insultos a migrantes negros. “Tales comentarios sobre el género, la sexualidad y la extranjería de los hombres negros se utilizan claramente para disminuir a los hombres negros frente a las normas mexicanas de masculinidad, y este caso ilustra la interconexión de varias formas de discriminación y estereotipos”, agrega el estudio.

Y la pandemia… El confinamiento que derivó la primera oleada de casos de covid-19 en todo el mundo también afectó de forma especial a los migrantes.

  • Empleo: De menos del 10% de los migrantes haitianos y africanos que estaban empleados durante el apogeo de la pandemia, 73% trabajaba en el mercado laboral formal y, por lo tanto, estaban empleados en empresas e industrias consideradas esenciales. Del 22 por ciento de los centroamericanos con un empleo remunerado durante la cuarentena, casi la mitad (47%) trabajaba de forma independiente o “fuera de los libros”. Muy pocos migrantes encuestados podían trabajar desde casa: africanos (11%), haitianos (19% y centroamericanos (9%).
  • Alojamiento: 97% de los africanos, 96% de los haitianos y 97% de los latinoamericanos y centroamericanos dijeron que la pandemia les había dificultado cubrir sus gastos de vivienda. El alquiler es una preocupación central en parte porque la mayoría de los migrantes encuestados vive en el centro, donde tienen más fácil acceso a la frontera y al transporte, pero donde los alquileres tienden a ser más altos.
  • Un dato del estudio es que los africanos no suelen quedarse en refugios, algunos por motivos religiosos, por lo que carecen de acceso a importantes redes de intercambio de recursos e información de las que disfrutan los haitianos y latinoamericanos que permanecen en albergues. A raíz de esta información, el informe sugiere que los trabajos para apoyar a los migrantes deben ir debe ir más allá de los albergues; de lo contrario, los africanos permanecerán invisibles y quedarán excluidos.
  • Acceso a la salud: Muchos migrantes y solicitantes de asilo en Tijuana, especialmente si eran negros o no hablaban español, no podían acceder a la atención médica necesaria. Las mujeres negras, especialmente si están embarazadas, sufren un absoluto desprecio por sus necesidades.

Recomendaciones. Espacio Migrante y Haitian Bridge Alliance enfatizan cinco demandas generales de los funcionarios e instituciones mexicanas:

  • Cumplir las “sólidas, pero rutinariamente ignoradas” leyes de derechos humanos del país y que trabajen juntos para desarrollar mecanismos para que los migrantes accedan a derechos
  • Normalizar la disponibilidad de información en los idiomas de los grupos de migrantes como práctica gubernamental y entre las organizaciones de la sociedad civil
  • Los gobiernos federales, estatales y municipales, junto con las organizaciones de la sociedad civil, incluyan el origen nacional como métrica para evaluar el acceso a los servicios y los datos de salud, educación y empleo
  • Capacitación en normas de derechos humanos, antirracismo y competencia cultural a los profesionales que trabajan en organizaciones de la sociedad civil, gobierno local, servicios de inmigración y refugiados, atención médica y educación.

Fuente: https://eltiempolatino.com/news/2021/dec/29/discriminacion-hostilidad-y-racismo-el-dia-a-dia-de-migrantes-en-tijuana/

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Libro(PDF): Bicentenario de Centroamérica. Historias comunes, luchas y transformaciones

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital

A lo largo de doscientos años de autonomía en Centroamérica se ha demostrado suficientemente que las pretensiones de independencia, a pesar de consolidarse en el plano político, no abonaron para generar el cambio de las estructuras sociales y económicas. Abundantes análisis señalan la recurrente falta de visión y voluntad para reorientar el camino de los países centroamericanos. ¿En dónde está la región? ¿Qué perspectivas se pueden visualizar a partir de las condiciones con las que se convive cotidianamente? ¿Hay alternativas que subsanen los excesos del sistema vigente y que lo reorienten o transformen? Estos y otros más son los interrogantes que motivan y estimulan los quince ensayos que componen este libro colectivo, ganadores de la convocatoria organizada por la Secretaría Ejecutiva de CLACSO y los centros miembros de Centroamérica con la finalidad de poner en valor la relevancia del conocimiento producido por las y los investigadores desde la región para fortalecer la integración latinoamericana.

Autora: Karina Batthyány. [Presentación]

Agustín Haroldo Locón Solórzano. Miguel Gomis. Edgar Baltazar Landeros. Katherine Pose. Leslie Lemus. Cristian Osorio. Ernestina Tecú. Juliana Gil Ortiz. Rodolfo Calderón Umaña. Cristina Sánchez Parra. Emmanuel Pontones Roldán. Luis Diego Arias Campos. Laura Carlsen. Orlando Castillo. Néstor Véliz Catalán. Ezel Obed Hernández Gamero. Ana Silvia Monzón Monterroso. [Autoras y Autores de Capítulo]

Editorial/Edición: CLACSO. Tailbook.

Año de publicación: 2021

País (es): Argentina.

ISBN: 978-987-813-059-0

Idioma: Español

Descarga: Bicentenario de Centroamérica. Historias comunes, luchas y transformaciones

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2424&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1594

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Estados Unidos publica la cifra de detenciones de inmigrantes más alta jamás registrada en la frontera con México

Es el número más alto jamás registrado. Estados Unidos publicó cifra de detenidos a lo largo de su frontera con México en los últimos 12 meses. más de 1,7 millones de migrantes.

De estos, más de un millón fueron expulsados a México o a sus países de origen, según datos de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos.

Los agentes detuvieron a migrantes de más de 160 países.

Un agente fronterizo a caballo agarra a un migrante en Texas.

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,Recientemente, unas imágenes de agentes fronterizos a caballo persiguiendo a migrantes en EE.UU. generaron polémica.

La popularidad del presidente Joe Biden en las encuestas de opinión se ha ido hundiendo, en parte como resultado de su política de inmigración.

Solo el 35% de los estadounidenses aprobó su manejo del tema.

Así lo reveló una encuesta del Centro de Investigación de Asuntos Públicos de Associated Press-NORC a principios de este mes.

Biden prometió una política de inmigración más humana que su predecesor Donald Trump, pero la frontera entre Estados Unidos y México se ha visto envuelta en una crisis durante gran parte de la presidencia demócrata.

 

Madres paradas en la forntera

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Las cifras de detenciones para el año fiscal 2021, que finalizó en septiembre, son las más altas desde 2000.

Ese año, más de 1,6 millones de migrantes fueron detenidos en la frontera entre Estados Unidos y México.

Pero desde que empezaron los registros en la década de los 60, la cifra nunca había alcanzado los 1,7 millones.

«El gran número de expulsiones durante la pandemia ha contribuido a que un número de migrantes mayor de lo habitual haya realizado múltiples intentos de cruzar la frontera», dijo la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos.

Niños no acompañados

Quienes intentaron ingresar ilegalmente a Estados Unidos eran principalmente de México, Guatemala, Honduras y El Salvador.

De todos los detenidos, la categoría más grande eran los adultos que viajaban sin niños: más de 1,1 millones (o el 64%).

Al mismo tiempo, las autoridades estadounidenses dijeron que se encontraron con más de 145.000 niños no acompañados, una cifra récord.

Casi 11.000 de esos niños seguían bajo custodia del gobierno a finales de este mes de octubre.

Migrantes que buscan asilo en Estados Unidos caminan por el río Grande cerca del Puente Internacional entre México y Estados Unidos, mientras esperan ser procesados, en Ciudad Acuña, México, el 16 de septiembre de 2021.

FUENTE DE LA IMAGEN,REUTERS

Pie de foto,El gobierno de EE.UU. está recibiendo estos días un número creciente de llegadas de migrantes a la frontera.

Una investigación de la BBC del centro de detención de Fort Bliss en Texas a principios de este año reveló informes de abusos sexuales, brotes de covid y piojos.

También niños hambrientos a los que se les sirvió carne poco cocida y tormentas de arena que envolvieron los campamentos de tiendas de campaña del desierto donde gente joven estaba detenida.

Para los republicanos el aumento en las cifras se debe a las promesas de Biden de establecer un proceso que lleve a la ciudadanía para los inmigrantes.

Biden se ha enfrentado a cuestinamientos esta semana sobre por qué no ha visitado la frontera.

El secretario de prensa de la Casa Blanca dijo a los periodistas el viernes que el presidente viajó allí en 2008 cuando estaba haciendo campaña para ser el vicepresidente de Barack Obama.

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-59022558

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Another brick in the wall

Por: Eduardo Hernández de la Rosa

La migración forzada hacia lo virtual que se ha experimentado por parte de la educación como parte de las estrategias de continuidad educativa frente a un confinamiento crónico, se ha convertido en un espacio para prolongar la modelación cívico técnica que desarrolla la educación para la incorporación de las juventudes dentro del contexto laboral.

Esta migración “caería como anillo al dedo” ante los vaticinios de las megatendencias de automatización y digitalización que se planteaban por parte de la OCDE, no obstante, estos procesos traen consigo resistencias por parte de las juventudes que han mostrado la necesidad de realizar críticas y mostrar el desacuerdo existente sobre las formas de mantener la formación y las claras deficiencias de los sistemas educativos para hacer frente a la pandemia.

Así, la migración a lo virtual además de forzada y accidentada, también se convirtió en “otro ladrillo más en el muro” que acrecentó no solo las desigualdades estructurales, sino también las que corresponden a las distancias entre la juventud y el mundo adulto.

Recordemos que con la aparición de la universidad como institución que promovía el conjunto de procesos que alargaban la estancia del joven en su condición de imperfección y que buscaban dotar de una “función” práctica y útil a la sociedad a través de las “carreras universitarias” la institución educativa parcializó y se especializó aún más la modelación de las subjetividades juveniles generando campos en dónde se asignaron los talentos para beneficio de la sociedad.

Es por ello que la universidad es también un espacio que permite a ciertos sectores sociales, la emergencia de la juventud como condición social diferenciada respecto de la juventud en general, en tanto hay jóvenes no universitarios, la categorización de joven universitario inclusive expresa tensiones de clase y de consumos culturales, que dan cuenta de su identidad y su propia experiencia, por lo que un contexto universitario privado o un público  influyen en las experiencias juveniles, así como el contexto político-social donde se manifieste.

Recientemente, hemos podido constatar cómo es que los movimientos juveniles han causado ecos que impulsan la difusión de ideas o la pugna por acciones que a juicio de los movimientos deben realizarse encausados por manifestaciones de diferentes racionalidades y estéticas.

Si bien la juventud fue un efecto no deseado de la tecnología del biopoder expresado en la escolarización tanto en sus elementos masivos-biopolíticos, como en los disciplinarios-anatompolíticos, ha sido justo la omisión de la adaptación que ha dejado ver, que las experiencias juveniles desarrollan lo que Maffesoli propone como “socialidad” y que otorga cohesión entre los jóvenes más allá de la modelación de subjetividades que impulsa la socialización.

El escenario de la socialidad manifiesta procesos fraternos y que engloban un aprendizaje experiencial horizontal en detrimento de lo vertical. Así aún cuándo existen comportamientos que son disciplinados por pare de la tecnología del poder y que se expresan en la escolarización por medio del Curriculum, el Cuerpo y el Espacio.

La virtualidad provocó que  el Curriculum fuera dosificado en lo virtual, que el cuerpo se acoplara a los mecanismos de comunicación, tal como lo son las redes socioditales, al comportamiento se le disciplina mediante los requerimientos de poder mirar al cuerpo en determinados horarios y con determinadas posturas frente a los dispositivos de conectividad para “asegurar” la transferencia de los procesos de modelación formativa en lo cívico y en lo técnico, finalmente en el espacio, emergen la necesidad del profesor de observar a todos los miembros de su clase conectados desde una sola pantalla a modo de proceso de vigilancia panópticos que doten del cumplimiento de su labor modeladora para los dispositivos institucionales.

En este sentido, desde la juventud, las redes sociodigitales aparecen como una expresión que engloba un territorio y, con ello, una forma de ser y estar con otros, socialidad en la que aparece todo un lenguaje, una forma de atender, entender, comprender e interpretar, todo ello impulsa alcanzar una identidad dentro de la vivencialidad que otorgan las relaciones expresadas por la criptografía de la red, las identidades construidas, asimismo, se piensan las emociones, las relaciones y todo lo que nos construye como parte de una organización armoniosa pero efímera en la red, dejando entrever la posibilidad de la vida en lo artificial, de la emoción en los códigos y del cuerpo en virtualidad.

Esto trajo consigo la comprensión de los limites entre las redes sociodigitales institucionales y las privadas, cuyos limites eran impuestos al menos en dos sentidos, el primero, el juicio personal y de pugna al rechazar la comunicación institucional dejando “en visto” la información sin responder en el caso de aquellas que mostraban la entrega de la información, como lo puede ser whatsapp y telegram, pero también aparecen los limites por el tiempo, al mantener un cerco que ayudará a frenar lo coercitivo de la institución y sus tiempos desmedidos en la comunicación con las personas, al suponer que al mantenerse en confinamiento se mantiene una disponibilidad permanente.

Estas son dos manifestaciones de las resistencias establecidas por la juventud, las cuales tienen un impacto en las transformaciones e intercambios de los consumos culturales que los jóvenes realizan durante la pandemia y que permitieron la exploración de la experiencia juvenil desde lo íntimo, en los hogares.

No obstante, resta por analizar las tensiones que aplican los dispositivos institucionales a la cotidianidad escolar y su flexibilidad, la cual tuvo como principal propósito asegurar la continuidad de matricula y su consecuente egreso para insertarse en el cuerpo laboral.

Las adaptaciones que se hacen dentro del contexto familiar durante la pandemia y postpandemia serán dimensiones de análisis que deberán revisarse para efectos de conocer los impactos que se han tenido por la acción prolongada del confinamiento y la tensión por medio de las redes sociodigitales institucionales. De igual forma, esta migración generó estéticas para la comunicación entre pares y las relaciones estudiante-docente.

Con este panorama, pensar en la educación será también pensar en los efectos que tiene este proceso de modelación dentro de una migración forzada hacia los espacios de las redes sociodigitales, esperando por supuesto, encontrar más que que solo un simple ladrillo mas en el muro.

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La emergencia educativa y los niños migrantes

Por: Marta Castro/ojo-publico

Durante la pandemia, el 29 % de los niños y adolescentes venezolanos que viven en Perú no logró matricularse en una escuela primaria o secundaria. En esta columna la economista e investigadora Marta Castro analiza los desafíos de la pandemia en el desarrollo e integración de los menores migrantes, refugiados y sus familias. “La población en situación de movilidad humana no ha sido considerada en los enfoques diferenciados para el retorno progresivo, voluntario y flexible a las aulas, aunque es un grupo particularmente vulnerable al abandono escolar”, advierte.

Primero viven el proceso de dejar su país, a sus familias y amigos, y de ahí los agarra la pandemia que ha sido una catástrofe. El cierre de escuelas no les ha permitido socializar con otros chicos de su edad y se encierran. Trata uno de conversar, de integrar con la adolescente y no hay manera. Ha sido muy fuerte, una lucha constante”.

Esta es la experiencia de Ruth y su hija adolescente. Ruth llegó a Perú desde Venezuela hace más de tres años y el proceso de dejar su país todavía pesa sobre sus hijos menores de edad, quienes han visto su proceso educativo y sus oportunidades de inclusión interrumpidas por la pandemia de la Covid-19.

En los últimos años, Perú se ha consolidado como destino final para miles de familias migrantes y refugiadas venezolanas. Según las estimaciones de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), en Perú reside más de 1 millón de personas provenientes de este país. De acuerdo con la última encuestade Equilibrium Centro para el Desarrollo Económico (Equilibrium CenDE), cerca del 57 % de los migrantes tenía hijos viviendo en Perú en octubre pasado. De todos ellos, el 75 % tiene entre 3 y 16 años (1).

EL 29 % DE LOS NIÑOS VENEZOLANOS QUE VIVEN EN PERÚ NO ESTABA MATRICULADO EN UNA INSTITUCIÓN EDUCATIVA EN OCTUBRE PASADO».

Esto ha supuesto varios retos para el Estado peruano. Entre ellos, el de garantizar el derecho a la educación para todos los niños y adolescentes migrantes y refugiados y asegurar su acceso al sistema educativo. En este sentido, la escolarización de esta población ha mostrado grandes avances en el país: más de 107 mil menores de nacionalidad venezolana lograron matricularse en una institución educativa en el año 2020. Lima concentró 65 % del total de escolares venezolanos, seguida por el Callao (7 %) y las nuevas ciudades de acogida, como Trujillo (5 %) y Arequipa (3 %).

Aún así, la falta de recursos económicos, el desconocimiento de cómo funciona el sistema educativo peruano y las dificultades para encontrar vacantes una vez iniciado el año escolar han derivado en que miles de niños y adolescentes en situación de movilidad humana queden fuera de la escuela. A esto se suma la llegada de la Covid-19 y el cierre de los colegios, lo que ha puesto en riesgo los esfuerzos liderados por el Ministerio de Educación (Minedu) de garantizar la cobertura y la permanencia de esta población en las aulas.

Antes de la pandemia, el Minedu calculaba que 37.400 venezolanos no estaban cubiertos por el sistema educativo, principalmente en Lima Metropolitana. Sin embargo, esta estimación podría duplicarse si se consideran otras fuentes de información —para 2019, el Instituto Nacional de Estadística estimaba que el total de venezolanos no escolarizados era de 78.235 niños y adolescentes—.

En términos porcentuales, para junio de 2020, se estimaba que el 13 % de los niños y adolescentes venezolanos en edad escolar no habían logrado matricularse en una institución educativa peruana, de acuerdo con una encuesta de Equilibrium CenDE. En octubre de 2020, en cambio, ese porcentaje creció a 29 %.

EN ABRIL DE 2020 SOLO EL 5 % DE LAS FAMILIAS MIGRANTES TENÍA RECURSOS PARA ADQUIRIR PRODUCTOS DE PRIMERA NECESIDAD».

La pandemia ha impactado de manera diferenciada a la población migrante y refugiada venezolana, que ya se encontraba en una situación vulnerable. En abril de 2020 —a tan  solo un mes de iniciar las medidas de aislamiento social obligatorio— solo el 5 % de las familias migrantes en Perú contaba con recursos económicos suficientes para adquirir alimentos y otros productos de primera necesidad, según otro sondeo de Equilibrium CenDE.

A esto se añadía el peligro de un potencial desalojo por no poder cubrir el pago del alquiler: 52 % de las personas consultadas. Ante esta situación, la cobertura de necesidades básicas, como la alimentación y la vivienda, fue prioritaria y desplazó la educación de los niños y adolescentes a un segundo plano.

A pesar de la implementación de mecanismos de educación a distancia, la falta de recursos tecnológicos —la mayoría de las familias migrantes y refugiadas cuenta con teléfonos unifamiliares, que deben ser compartidos entre todos los miembros— y los problemas de conectividad han dificultado el acceso de los estudiantes a la educación remota.

En paralelo, los altos niveles de hacinamiento y la necesidad de llevar a los niños a los espacios de trabajo, hacen que muchos menores no cuenten con las condiciones adecuadas para un aprendizaje óptimo. Algo que, por supuesto, dificulta su rendimiento escolar e implica un riesgo de rezago escolar importante.

Un desafío adicional ha sido el traslado de la atención educativa a los padres y madres, quienes enfrentan una mayor responsabilidad en el acompañamiento de los estudiantes. En el caso de las familias migrantes y refugiadas, la mayoría no cuenta con redes de apoyo sólidas y de confianza.

LOS NIÑOS Y ADOLESCENTES MIGRANTES SON UN GRUPO ESPECIALMENTE VULNERABLE AL ABANDONO ESCOLAR DEFINITIVO».

Así, la responsabilidad recae principalmente en las mujeres e hijas mayores, quienes en ocasiones ven interrumpidas sus metas profesionales: en octubre de 2020, el 42 % de las mujeres venezolanas indicaron estar al cuidado de sus hijos frente al 9 % de los hombres, en una encuesta de Equilibrium CenDE que monitoreó la situación de los migrantes y refugiados venezolanos en Colombia, Perú, Ecuador y Chile. La mayoría de los hombres (59 %) manifestó, además, que confiaba en la ayuda de sus parejas, mientras solo 7 % de mujeres encuestadas declaró contar con apoyo para el cuidado de sus hijos.

En este escenario surge la necesidad de repensar las distintas aristas que suponen estos retos e incorporar, en paralelo, un enfoque inclusivo con los grupos más vulnerables, entre los que se encuentra la población migrante y refugiada, en la respuesta educativa. Tras más de 18 meses con las escuelas cerradas, el Gobierno declaró en emergencia al sistema educativo y aprobó un plan de emergencia para contener los impactos negativos de la Covid-19 en la educación, atendiendo a la diversidad de los territorios.

Antes, el Minedu dispuso una estrategia para el buen retorno escolar. La misma tenía el objetivo de preparar a la comunidad educativa para el regreso progresivo, voluntario y flexible a las escuelas de manera presencial, prestando especial atención a la situación de grupos vulnerables, como las poblaciones rurales, indígenas y personas con discapacidad, sin mencionar a la población en situación de movilidad humana.

A pesar de que las normativas no recogen un enfoque diferenciado para la población migrante y refugiada, sabemos que este es un grupo particularmente vulnerable al abandono escolar definitivo. La matriculación en escuelas lejanas a su lugar de residencia, la precariedad económica agravada por el contexto de la pandemia y la necesidad de muchos niños y adolescentes de acompañar a sus padres mientras estos realizan actividades laborales ponen en peligro su continuidad educativa. Y el abandono escolar aumenta, a la vez, los riesgos de trabajo infantil, trata y embarazos tempranos.

EL ABANDONO ESCOLAR AUMENTA LOS RIESGOS DE TRABAJO INFANTIL, TRATA Y EMBARAZOS TEMPRANOS».

Con el objetivo de prevenir la deserción escolar, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la Cooperación Alemana —con el apoyo de otros organismos internacionales— han liderado la implementación de ofertas ad hoc de educación alternativa, como la estrategia “Aprendiendo Unidos”, que ha beneficiado a más de 2 mil escolares venezolanos desde inicios de la pandemia.

Estas experiencias de educación no formal han cobrado especial relevancia en el contexto de la emergencia sanitaria, al ofrecer una oferta más flexible y acorde con las necesidades de las familias migrantes y refugiadas venezolanas. Otras estrategias para cubrir los costos indirectos de la educación presencial, como la alimentación y los gastos de transporte, han sido las transferencias en efectivo multipropósito (2) y la inclusión de la población migrante y refugiada en programas ya existentes en el país, como el de alimentación escolar Qali Warma.

El deterioro de la salud mental de los niños y adolescentes migrantes ha sido otro efecto complejo y silencioso de la pandemia. A la experiencia de desplazamiento —marcada, en ocasiones, por episodios traumáticos y situaciones de gran vulnerabilidad— se suman el estrés y el aislamiento por el cierre de las escuelas, lo que puede derivar en un impacto negativo en el bienestar socio-emocional de los menores.

La emergencia sanitaria ha propiciado la creación y formación de herramientas para dar continuidad a la educación a distancia. Sin embargo, la priorización del componente pedagógico ha alejado las estrategias de acompañamiento psicológico del debate, precisamente en el momento en que se vuelve más necesario que nunca.

EL ACOMPAÑAMIENTO PSICOLÓGICO HA QUEDADO FUERA DEL DEBATE EN EL MOMENTO EN QUE ES MÁS NECESASARIO».

Por último, sabemos que las escuelas funcionan como espacios de socialización e inclusión de familias migrantes y refugiadas con la comunidad de acogida. El cierre de las escuelas ha derivado en un reajuste de las estrategias de cohesión y convivencia social entre los niños y adolescentes migrantes y los nacionales, al igual que con sus familias. Un proceso que, incluso antes de la pandemia, era aislado y focalizado en zonas con alta concentración de familias en movilidad humana.

La creación de estrategias para convertir a las escuelas en espacios de prevención de discriminación y xenofobia mientras estas continúan cerradas está siendo un gran reto en este contexto. Para transformar las escuelas en lugares de integración, el sector debe apoyar y formar al personal docente y educativo en educación intercultural y en el manejo de aulas cada vez más heterogéneas.

La formación de jóvenes también brinda una oportunidad para fortalecer la convivencia escolar. Esto ocurre, por ejemplo, con el programa “Chamas en Acción”, una estrategia dirigida a niñas y adolescentes cursando secundaria con la finalidad de formarlas con herramientas para la construcción de comunidades libres de discriminación.

Estas estrategias para mantener el bienestar emocional y psicológico e incorporar el componente de cohesión social necesita del acompañamiento a todos los miembros de la comunidad educativa: estudiantes, familias, docentes y asistentes de la educación, especialmente en situaciones de emergencia como la que estamos viviendo. Para lograrlo, la respuesta desde el sector educativo requiere de un sentido de corresponsabilidad, no discriminación y dirigir los esfuerzos hacia el beneficio de los niños, niñas y adolescentes más vulnerables.

*La autora es economista por la Universidad Carlos III de Madrid y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad IE School of Global and Public Affairs y Sciences Po. Desde enero de 2020 coordina la línea de investigación en migración en Equilibrium Centro para el Desarrollo Económico (Equilibrium CenDE). 

** Referencias bibliográficas

(1) Encuesta realizada en el mes de octubre de 2020 a un total de 687 personas migrantes y refugiadas venezolanas. La cifra de 75 % corresponde con respecto al total de personas que declararon tener hijos viviendo en el país. 

(2) Los organismos de la cooperación internacional han puesto en marcha unos programas de transferencias económicas en efectivo mensuales condicionadas a la educación a familias con niños, niñas y adolescentes para que los niños y adolescentes puedan mantener sus actividades educativas y eliminar las barreras económicas que impiden que los niños y adolescentes accedan a educación.

https://ojo-publico.com/3006/la-emergencia-educativa-y-los-ninos-migrantes

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