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Costa Rica / 23 de junio de 2019 / Autor: Redacción / Fuente: Prensa Latina
Cientos de afiliados a la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE) participaron hoy en diferentes acciones regionales en toda Costa Rica de rechazo a las políticas lesivas a la clase trabajadora.
En la cuarta jornada de la huelga intermitente de la APSE, iniciada el pasado día 6 con una masiva marcha en esta capital, los afiliados se concentraron en parques y plazas de sus comunidades, para iniciar acciones informativas y de protesta contra los proyectos de ley de Empleo Público y Educación Dual, que constituyen los ejes de lucha de esta huelga.
Un comunicado de prensa de esa agrupación obrera del sector educativo tico indica que también hubo caravanas informativas con volanteo y perifoneo en comunidades.
La APSE adelantó que el próximo martes realizarán la quinta jornada de protesta -la cuarta con acciones regionales- contra proyectos legales que cursan en la Asamblea Legislativa, los cuales consideran lesionan a la clase trabajadora y coartan la libertad sindical.
Ese sindicato tico fundamenta la huelga intermitente en la amenaza que implican para los derechos de la clase trabajadora y sus condiciones de vida los proyectos de ley Educación Dual y Formación Técnica Dual, porque su propósito es poner la educación tica al servicio de las cámaras empresariales, creando mano de obra barata.
También contra la iniciativa legal Declaratoria de Servicios Públicos Esenciales, que para ese sindicato tico contradice la propia definición de servicios esenciales que establece el artículo 1 del mismo proyecto, así como la definición dada por la Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Además, contra la propuesta legal para brindar seguridad jurídica sobre la huelga y sus procedimientos, que para APSE no tiene el más mínimo reparo de violentar la libertad sindical, las libertades públicas de los trabajadores y quebrantar los convenios de la OIT que tutelan estos derechos.
Precisamente en esta jornada, la presidenta de la APSE, Mélida Cedeño, reveló que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dio curso a una queja de la agrupación obrera por violación de los derechos sindicales en Costa Rica.
En un comunicado de prensa, Cedeño explica que este lunes recibieron correspondencia del Departamento de Normas Internacionales del Trabajo de la OIT, radicado en Ginebra, Suiza, donde se les comunica que se ha dado curso a la Queja por violación de los derechos sindicales en Costa Rica.
La líder obrera precisó que el 9 de noviembre de 2018 APSE presentó su queja contra el gobierno de Costa Rica y el Ministerio de Educación Pública ante el Comité de Libertad Sindical del organismo mundial, por violación de la libertad sindical, negociación colectiva y derecho de huelga.
En particular, al ministro de Educación Pública, Édgar Mora, la APSE lo señala de prácticas laborales desleales, y por los efectos lesivos para la clase trabajadora del proyecto de ley antihuelgas y del entonces proyecto de ley Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, más conocido como Combo Fiscal, y desde diciembre convertido en Ley.
Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 23 de junio de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.
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En 2019, la Organización Internacional del Trabajo celebra 100 años promoviendo la justicia social y el trabajo decente. Sin embargo, hoy en día, 152 millones de niños todavía se encuentran en situación de trabajo infantil. El trabajo infantil existe en casi todos los sectores, sin embargo, 7 de cada 10 niños trabajan en el sector de la agricultura.
Protejamos a los niños del trabajo infantil
Unos 168 millones de niños y niñas son víctimas del trabajo infantil. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) lanzó el “Día mundial contra el trabajo infantil” en 2002 para concienciar acerca de la magnitud de este problema y aunar esfuerzos para erradicar esta realidad. El 12 de junio de cada año tenemos la oportunidad de fomentar y coordinar las iniciativas de los gobiernos, las patronales y sindicatos, la sociedad civil, los medios de comunicación y muchos otros actores locales, como escuelas y ayuntamientos, en la lucha contra el trabajo infantil.
En 2015, los dirigentes mundiales adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que incluían un renovado compromiso para acabar con el trabajo infantil. En particular, la Meta 8.7, hace un llamamiento a la comunidad internacional para “adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de seres humanos, y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, para 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas”.
Los niños deberían trabajar en sus sueños, no en el campo
Los niños no deberían trabajar en el campo, sino en sus sueños. Sin embargo, hoy en día, 152 millones de niños todavía se encuentran en situación de trabajo infantil. Aunque esto ocurre en todos los sectores, 7 de cada 10 niños en situación de trabajo infantil pertenecen al sector de la agricultura.
Este 2019, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) celebra 100 años promoviendo la justicia social y promoviendo el trabajo decente. La celebración de este día examinará los avances logrados a lo largo de los 100 años de apoyo de la OIT a los países para luchar contra el trabajo infantil. Desde su fundación en 1919, la protección de los niños se ha inscrito en la Constitución de la OIT (Preámbulo). Uno de los primeros convenios adoptados por la OIT se refería a la edad mínima en la industria (Convenio núm. 5, 1919).
Asimismo, este año miraremos con especial interés hacia la Meta 8.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para eliminar el trabajo infantil en todas sus formas de aquí a 2025. Para fomentar la Alianza 8.7 Disponible en inglés, que tiene como objetivo catalizar la acción para lograr dicha meta, solicitamos que se tomen dichas medidas para llevar a cabo los últimos desafíos, de modo que la comunidad mundial pueda avanzar firmemente hacia la eliminación del trabajo infantil. Un informe de la OIT Disponible en ingléspublicado recientemente allana el camino para los enfoques y respuestas en materia de políticas.
Este 2019 es, además, el vigésimo aniversario de la adopción del Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil de la OIT, 1999 (núm. 182). Con la pequeña ausencia de algunos países que aún no lo han revalidado, este Convenio está cerca de la ratificación universal. En este Día, pedimos la plena ratificación y aplicación de este convenio y del Convenio de la OIT sobre la edad mínima, 1973 (núm. 138); así como la del Protocolo de 2014 del Convenio sobre el trabajo forzoso, que protege tanto a los adultos como a los niños.
¿Qué se entiende por trabajo infantil?
El trabajo infantil pone en riesgo a los menores y viola tanto el derecho internacional como las legislaciones nacionales. Priva a los niños de su educación o les exige asumir una doble carga: el trabajo y la escuela. El trabajo infantil, que debe ser eliminado, es un subconjunto de actividades laborales llevadas a cabo por menores de edad e incluye:
Las «incuestionablemente» peores formas de trabajo infantil, tales como la esclavitud, o prácticas similares, y el uso de niños en la prostitución u otras actividades ilegales.
El trabajo hecho por los niños menores de la edad legal para ese tipo de tareas, tal y como se establece en las legislaciones nacionales de acuerdo con los estándares internacionales.
En la actualidad, cerca de 168 millones de niños trabajan en el mundo, muchos a tiempo completo. Ellos no van a la escuela y no tienen tiempo para jugar. Muchos no reciben alimentación ni cuidados apropiados. Se les niega la oportunidad de ser niños. Más de la mitad de estos niños están expuestos a las peores formas de trabajo infantil como trabajo en ambientes peligrosos, esclavitud, y otras formas de trabajo forzoso, actividades ilícitas incluyendo el tráfico de drogas y prostitución, así como su participación involuntaria en los conflictos armados.
El Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), guiado por los principios consagrados en el Convenio núm 138 sobre la edad mínima y el Convenio núm 182 sobre las peores formas de trabajo infantil de la OIT, trabaja para alcanzar la abolición efectiva del trabajo infantil.
Estándares laborales
Uno de los principales objetivos que se fijaron para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) cuando se fundó en 1919 fue la abolición del trabajo infantil. Desde una perspectiva histórica, el principal instrumento de la OIT para alcanzar el objetivo de la abolición efectiva del trabajo infantil ha sido la adopción y la supervisión de los estándares laborales en los que se aborda el concepto de edad mínima de admisión al empleo o al trabajo. Además, desde 1919, el principio de que las normas relativas a la edad mínima deberían ir asociadas a la escolarización ha formado parte de la tradición normativa de la OIT en esa esfera. En él Convenio núm. 138 se establece que la edad mínima de admisión al empleo no deberá ser inferior a la edad en que cesa la obligación escolar.
La adopción por la OIT diez años después del Convenio núm. 182 consolidó el consenso que existía a escala mundial en torno a la eliminación del trabajo infantil. Este instrumento estableció los objetivos más concretos que tanto se necesitaban, sin abandonar el objetivo general expresado en el Convenio núm. 138 de la abolición efectiva del trabajo infantil. Además, el concepto de las peores formas contribuye a fijar prioridades y puede servir como punto de partida para abordar el problema principal del trabajo infantil. El concepto también ayuda a prestar atención a los efectos del trabajo en los niños y al tipo de trabajo que realizan.
El trabajo infantil, prohibido en el derecho internacional, queda comprendido en tres categorías, a saber:
Las formas incuestionablemente peores de trabajo infantil, que internacionalmente se definen como esclavitud, trata de personas, servidumbre por deudas y otras formas de trabajo forzoso, reclutamiento forzoso de niños para utilizarlos en conflictos armados, prostitución y pornografía, y otras actividades ilícitas.
Un trabajo realizado por un niño que no alcanza la edad mínima especificada para ese tipo de trabajo (según determine la legislación nacional, de acuerdo con normas internacionalmente aceptadas), y que, por consiguiente, impida probablemente la educación y el pleno desarrollo del niño.
Un trabajo que ponga en peligro el bienestar físico, mental o moral del niño, ya sea por su propia naturaleza o por las condiciones en que se realiza, y que se denomina «trabajo peligroso»
Datos y cifras
En todo el mundo, 218 millones de niños de entre 5 y 17 años están ocupados en la producción económica. Entre ellos, 152 millones son víctimas del trabajo infantil; casi la mitad, 73 millones, están en situación de trabajo infantil peligroso.
En términos absolutos, casi la mitad del trabajo infantil (72 millones) se concentra en África; 62 millones en Asia y el Pacífico; 10,7 millones en las Américas; 1,1 millones en los Estados Árabes; y 5,5 millones en Europa y Asia Central.
En términos absolutos, casi la mitad del trabajo infantil (72 millones) se concentra en África; 62 millones en Asia y el Pacífico; 10,7 millones en las Américas; 1,1 millones en los Estados Árabes; y 5,5 millones en Europa y Asia Central.
En términos de prevalencia, 1 de cada 5 niños de África (19,6 por ciento) están en situación de trabajo infantil, mientras que en otras regiones la prevalencia oscila entre el 3 por ciento y 7 por ciento: 2,9 por ciento en los Estados Árabes (1 de cada 35 niños); 4,1 por ciento en Europa y Asia Central (1 de cada 25); 5,3 por ciento en las Américas (1 de cada 19); y 7,4 por ciento en la región de Asia y el Pacífico (1 de cada 14).
Casi la mitad de los 152 millones de niños víctimas del trabajo infantil tienen entre 5 y 11 años; 42 millones (28 por ciento) tienen entre 12 y 14 años; y 37 millones (24 por ciento), entre 15 y 17 años.
La prevalencia del trabajo infantil peligroso es mayor en los niños de entre 15 y 17 años. Con todo, una cuarta parte de los niños ocupados en el trabajo infantil peligroso (19 millones) son menores de 12 años.
De los 152 millones de niños en situación de trabajo infantil, 88 millones son varones y 64 millones son niñas.
Los niños varones representan el 58 por ciento del total de ambos sexos en situación de trabajo infantil, y el 62 por ciento del total de ambos sexos que realizan trabajo peligroso. Se observa que los niños corren más riesgos que las niñas de verse involucrados en el trabajo infantil, pero esta apreciación puede deberse a que el trabajo de las niñas no siempre se declara, especialmente en el caso del trabajo infantil doméstico.
El trabajo infantil se concentra en primer lugar en la agricultura (71 por ciento), que incluye la pesca, la silvicultura, la ganadería y la acuicultura, y comprende tanto la agricultura de subsistencia como la comercial; el 17 por ciento de los niños en situación de trabajo infantil trabaja en el sector de servicios; y el 12 por ciento en el sector industrial, en particular la minería.
Fuente: Estimación mundial sobre el trabajo infantil: Resultados y tendencias, 2012-2016, Ginebra, septiembre de 2017.
Es importante que ningún turista se quede de brazos cruzados si detecta un menor trabajando o sometido a algún tipo de esclavitud en India o cualquier otro país. Se puede y se debe denunciar
Recuerdo, como si fuera ayer, una tranquila tarde de monzón de hace 15 años. Había llegado recientemente a la ciudad en la que vivo, Bombay, capital financiera de la India, y las horas pasaban lentas, entre juegos y risas, en el pequeño orfanato con el que empezó Sonrisas de Bombay, la organización que dirijo desde entonces.
Durante una distendida charla con Amina, una de las pequeñas residentes del centro, ella me pidió que agradeciera algún día a los donantes españoles haberle regalado la posibilidad de jugar con patines. Aquella afirmación me sorprendió. No daba las gracias por haber recuperado derechos básicos o haber escapado de la atroz condena que es la pobreza, no. Simplemente agradecía poder volver a jugar, disfrutar de su niñez y hacer, en definitiva, lo que a su edad correspondía.
Amina, nacida en un pequeño pueblo del estado de Uttar Pradesh, al norte del país, forma parte de los 10 millones de niñas y niños indios que trabajan entre 5 y 14 años. Con seis, fue vendida por sus padres como sirvienta doméstica a un industrial de Bombay, que la sometió a un trato abusivo hasta que, casi por azar, una trabajadora social de nuestra organización supo de su existencia y pudo intervenir.
La pequeña Amina es una de las muchas niñas que están expuestas al trabajo forzado en el subcontinente indio. Y es que India, junto con China e Indonesia, es uno de los países del mundo donde trabajar es algo habitual para menores de 15 años. Concretamente, el 40% de los trabajadores domésticos en Bombay tienen menos de esa edad y, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), es una cifra que sigue en aumento.
Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de 2016, existen 152 millones de niños trabajadores entre los 5 y 17 años en el mundo, de los cuales 23,8 millones están en la India. Eso supone el 15,6% de todos los que trabajan en el planeta. Las calles de Bombay son el único hogar para miles de críos (37.000, según las estadísticas más fiables) obligados a mendigar en el destino perdido de una existencia mísera.
Muchos realizan jornadas laborales inhumanas en fábricas escondidas, expuestos a pesticidas y usando equipos pesados; otros lo hacen bordando telas o haciendo cerillas, en habitaciones minúsculas sin ventilación ni iluminación. Los niños también trabajan en restaurantes y hoteles (cada vez más escondidos a los ojos del cliente), cortando verduras o fregando suelos. Además, estos menores no son solamente víctimas de explotación infantil, sino que están en riesgo de ser víctimas de abusos sexuales y matrimonios infantiles.
Durante los últimos años, hemos sido testigos de varios rescates de menores, en su mayoría niñas, retenidas en burdeles de la ciudad, siendo forzadas a la prostitución a muy pronta edad. El gobierno indio ha tomado cartas en el asunto durante las últimas décadas y existen varias leyes que protegen al menor, prohibiendo explícitamente que se vea expuesto a trabajos forzados. Una cara vista, impoluta sobre papel, que contrasta claramente con una cara oculta en la que miles de niños continúan siendo explotados.
En 2019 se cumplen 100 años desde que la OIT inscribiera en su Constitución la protección de los niños, estableciendo, por ejemplo, la edad mínima en la industria. Está claro que en este tiempo se han logrado muchos avances, pero todavía queda mucho que hacer. Y todos podemos contribuir de alguna manera en la erradicación de esta alarmante realidad.
Los gobiernos democráticos, como es el caso de la India, los eligen y los componen las personas. Y son ellas las que también deben velar para que los marcos legales se respeten y ningún menor se vea sometido a una infancia robada de forma injusta. Esta responsabilidad no es exclusiva de los propios ciudadanos del país. Se acerca ahora una época en la que muchos europeos y turistas de otros lugares del mundo vendrán a pasar sus vacaciones y visitar este maravilloso país que, a pesar de sus contradicciones, ha dado pasos agigantados en los últimos años para proteger a su infancia.
Es muy importante que ningún visitante se quede de brazos cruzados si detecta un menor trabajando en un restaurante o sometido a algún tipo de esclavitud. Se puede y se debe denunciar, aunque ello suponga perder unas horas de las tan ansiadas vacaciones. El porvenir de un menor está en juego. Un gesto tan simple como una llamada o una visita a la comisaría más cercana puede transformar futuros como el de Amina, a quién nadie le arrebatará ya el simple pero hermoso recuerdo de jugar con unos patines.
Costa Rica / 27 de marzo de 2019 / Autor: TEDx Talks/ Fuente: Youtube
Publicado el 18 ago. 2012
El capitán del Ministerio de Educación Pública desde el 2006 obtuvo su licenciatura en Economía en la Universidad de Costa Rica y su maestría y doctorado en Economía en la New School for Social Research, New York. Leonardo Garnier es versátil: ha sido profesor de Economía en la UCR y en la UNA, ministro, viceministro y asesor de Planificación Nacional y Política Económica en administraciones pasadas; consultor en temas de política económica, política social y gestión pública para diversos organismos internacionales como el PNUD, el BID, la CEPAL, la OIT y, en especial, para UNICEF. Uno de sus «pasatiempos» es escribir desde columnas hasta libros de cuentos como «Mono Congo y León Panzón», «El Sastrecillo ¿valiente?» y «Gracias a Usted». Su más reciente creación es el libro «Costa Rica: un país subdesarrollado casi exitoso», escrito en conjunto con Laura Cristina Blanco.
Los niños están cada vez más involucrados en peores formas de trabajo infantil y en conflictos armados, según el estudio.
Un informe avalado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reveló que el trabajo infantil en Medio Oriente y en el norte de África ha aumentado en la última década por los conflictos y crisis.
El texto, titulado «El trabajo infantil en la región árabe: un análisis cuantitativo y cualitativo», también relaciona el incremento de los niños refugiados y los desplazados internos con las guerras en la región.
Sin embargo, el director regional adjunto para los Estados Árabes de la OIT, Frank Hagermann, indicó que la falta de datos de años anteriores hace difícil calcular la cifra exacta del aumento del trabajo infantil.
Peores formas de trabajo infantil
El informe asevera que los niños «están cada vez más involucrados en las peores formas de trabajo infantil» en la región árabe, en referencia a trabajo en la calle, servidumbre por deudas, matrimonios precoces y explotación sexual con fines comerciales.
En este sentido, el estudio señala que los menores «son víctimas de una grave y preocupante explotación, abusos y violación de sus derechos».
«La agricultura concentra más de la mitad del trabajo infantil en países como Yemen, Sudán y Egipto. Este sector se caracteriza por un ingreso precoz al trabajo en comparación con otros sectores», detalló Abdessalam Ould Ahmed, asistente del director general de la FAO y representante regional para el Cercano Oriente y África del Norte.
Conflictos armados
Los niños también son víctimas de la participación directa e indirecta en los conflictos armados. De hecho, en la última década hubo un aumento en el reclutamiento y uso de menores por parte de grupos armados, sobre todo en Yemen, Siria e Irak.
Actualmente, más de la mitad de los países árabes atraviesan conflictos, que han dejado como consecuencia muertes, flujos de refugiados y desplazados internos.
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