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Las Ciencias Sociales en Panamá: Olmedo Beluche

Luis Bonilla-Molina, entrevista a Olmedo Beluche, cientista social. Conversan sobre las Ciencias Sociales en Panamá. Ensayista, periodista, sociólogo, politólogo y profesor universitario panameño, nacido en la ciudad de Panamá en la segunda mitad del siglo XX. Por su brillante labor ensayística, sus constantes análisis publicados en la prensa periódica y su fecunda trayectoria docente, está considerado como uno de los más lúcidos observadores de la realidad política de su país.

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=srKZOq5DviI

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Destruyamos el capitalismo racista que discrimina y mata a mujeres, negros, pobres, rebeldes

1. Podrán castigar a 10 mil policías por salvajes asesinatos, pero los nuevos policías o gendarmes contratados seguirán libres para matar. Los policías sólo cumplen con su trabajo y las instrucciones dadas por sus gobiernos. Los policías no están contra el negro Floyd o la mujer miserable asesinada en Quintana Roo; la orden se da siempre contra la raza negra, contra todas las mujeres, contra los miserables y contra los rebeldes de clase que no se someten. El capitalismo racista se ha anclado en nuestra mente, en nuestra conciencia. Nos lo han metido desde nuestro hogar, en la escuela, la iglesia, la sociedad. No es asunto personal, aunque duela, todos cargamos el racismo, la discriminación, el desprecio capitalista.

2. En esta nefastísima sociedad de la competencia, la acumulación, el consumismo, el dinero, todos buscan tener mucha propiedad y mucho poder porque de allí se puede tener más y más. ¿Por qué sólo castigar a policías sin hacerlo mejor contra quienes gobiernan? ¿Por qué castigar a quienes asesinan a uno, si se bombardean masacrando a miles? ¿Por qué castigar a quien roba algo, unos pesos para comer, si la práctica de políticos y empresarios a robar 100, 1000, miles de millones? De plano, el mundo está de cabeza y habría que hacer lo contrario para ponerlo de pie. Para ello habría que hacer una revolución profunda, radical económica, política, cultural, buscando la igualdad total en el trabajo, los ingresos, la vida.

3. Las mujeres, que son la mitad de los pobladores del mundo, saben que su enemigo no es el hombre sino la discriminación y el racismo que aplasta a todos: a los negros, a los pobres, a los rebeldes; tienen que luchar en parejo con los hombres contra el capitalismo que las esclaviza y las discrimina. ¿No es acaso ridículo, tonto, sectario, no permitir que los hombres conscientes, luchadores sociales, hagan más grandes y combativas sus luchas contra el capitalismo? El capitalismo incluso se ha aprovechado del mucho atraso de las mujeres para imponerles un concepto de belleza/objeto sexual que propaga en los medios. Ahora los gobiernos otorgan cargos para confundirlas, cuando tienen que luchar en las calles junto a los hombres.

4. En México, como en todos los países, el racismo y la discriminación es contra los pobres y miserables; pero también contra los indígenas por pobres; en tanto que en EEUU la supremacía blanca es contra los negros, los portorriqueños, los latinoamericanos y también contra los africanos, asiáticos, sobre todo musulmanes. Si extirpáramos el capitalismo y toda la putrefacción de nuestra mente: el consumismo, la competencia, el ventajismo, desaparecería el racismo y la discriminación que tantas muertes han provocado. El capitalismo, que jamás se acabará con elecciones y respetando los derechos de personajes de cuello blanco que se han enriquecido despojando al 80 por ciento de la población, sólo será enterrado por mujeres y hombres luchando juntos.

Fuente: https://www.aporrea.org/internacionales/a301202.html

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Las violaciones de derechos convierten el cambio en eslogan

Por: Dinorah García Romero

Parece que en el gobierno actual hay funcionarios y miembros del partido que forman parte de sectores negacionistas de las leyes. Estas personas parece que no quieren avanzar.

La República Dominicana es uno de los países del mundo que tienen dificultades significativas para instaurar un sistema político, económico y social respetuoso de los ciudadanos. El mayor porcentaje de estos tiene experiencias y percepciones de que cuenta poco para el Estado dominicano. Este es un problema histórico, pues sus raíces son centenarias. Los asomos políticos orientados a una manera diferente de tratar a la ciudadanía se ven boicoteados cotidianamente. Aparecen instituciones y funcionarios con prácticas arbitrarias; decisiones divorciadas radicalmente del respeto y la dignificación de las personas. Estos planteamientos tienen como referentes la huelga de hambre organizada por médicos para que se respeten sus derechos adquiridos por el desempeño de funciones específicas y el tiempo en servicio; aún más, para que se respete el derecho a la jubilación. De igual manera, la insistente demanda de los cañeros, se convierte en un hecho insólito e indignante. Escuchar sus voces de nuevo; y observar el desgaste por las condiciones de vida que soportan, ha de suponer un alto a la indiferencia. Asimismo, la fila inhumana cada vez más aumentada en uno de los costados del Ministerio de Educación de la República Dominicana requiere del MINERD un repaso sobre gestión de personal. Esta fila viola el derecho a la entrega de documentos en condiciones dignas; y, para mayor deshonra, la resistencia a pagar prestaciones laborales legitimadas por las leyes del país.

El siglo en que vivimos no soporta el abuso de poder. Está claro que el poder ha de ser distribuido. Desde esta perspectiva, ningún funcionario, ninguna institución, puede cosificar a las personas. Estos casos están resultando cada vez más frecuentes.

Parece que en el gobierno actual hay funcionarios y miembros del partido que forman parte de sectores negacionistas de las leyes. Estas personas parece que no quieren avanzar; prefieren funcionar con mentalidad dictatorial y hasta contraria a las directrices y propuestas del presidente de la República.

La diversidad de situaciones de esta naturaleza confronta a los líderes políticos, los gobernantes y a los educadores. Tales hechos suscitan, también, interrogantes de distintos tipos e intensidades. ¿Qué hacen las escuelas de educación política de los partidos?  ¿Qué criterios priman para la designación de los funcionarios? ¿Por qué la distancia entre el comportamiento en la campaña electoral y el que muestra al asumir un cargo en la administración pública? ¿Por qué hay funcionarios que olvidan el sentido profesional y humano en el desempeño de sus funciones?

Si la distorsión no fuera tan amplia en este aspecto, los casos señalados, más que extenderse, se reducirían. Se impone una acción colectiva para desterrar de la Administración pública a funcionarios que acentúen la desinstitucionalización del país. Es importante señalar que los derechos no resisten promesas. Los derechos solo atienden y esperan hechos. En este marco, lo que se ha de hacer es resolver lo más pronto que sea posible el problema de los médicos, de los cañeros, de los que hoy mismo están en la fila MINERD y de los que esperan sus prestaciones laborales.

Los educadores del país tienen el desafío de trabajar- tanto en educación preuniversitaria como en educación superior- los principios, criterios y políticas que contribuyen a la gestación y fortalecimiento de la institucionalidad en una sociedad. Esta tarea constituye un reto prioritario en el país. Gran parte de la inestabilidad de esta nación se debe a la fragilidad de la institucionalidad. Es necesario que, desde los espacios en los que actuamos, hagamos un esfuerzo por promover y formar para un compromiso con los procesos de institucionalización de la sociedad.

Los dirigentes del país y los miembros del partido gobernante han de trabajar de forma ardua para que el cambio no se convierta en un eslogan. De la misma forma, han de estar vigilantes, pues parece que hay funcionarios interesados en quedarse en la propaganda. Estos no quieren asumir los compromisos de un gobierno que se ha concebido como agente de cambio. Para ello tienen que reconocer y respetar los derechos de las personas. Si sucede lo contrario, el cambio es un eslogan y nada más.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/las-violaciones-de-derechos-convierten-el-cambio-en-eslogan-8928347.html

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Coronavirus hoy: Brasil supera los 310.000 decesos

En tanto, Panamá suspende el ingreso desde Suramérica tras detectar variante brasileña y Congreso chileno se abre a tramitar aplazamiento de las elecciones.

04:57| Argentina testea a viajeros y reprograma vuelos para cumplir protocolos

Argentina reprogramará a partir del 29 de abril todos los vuelos internacionales para espaciar los arribos y permitir el cumplimiento de los nuevos protocolos ante una ola de contagios de COVID-19, informó este sábado (27.03.2021) la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC).

Los vuelos mantendrán los días de llegada pero «en diferentes horarios, al efecto de establecer una separación entre los arribos, que permita el adecuado cumplimiento de los nuevos protocolos sanitarios», indicó un comunicado de la ANAC al aclarar que se establecerá una distancia de 120 minutos entre aterrizajes.

04:46| Un hombre de 101 años vence al COVID-19 tras 22 días ingresado

Un hombre de 101 años de edad recibió el alta médica tras haber superado al COVID-19 y permanecer ingresado durante 22 días en un hospital de la ciudad boliviana de Cochabamba.

El paciente, identificado como Daniel Jaldín, es cochabambino, vive en el asilo El Buen Pastor y fue ingresado en el Hospital del Norte tras dar positivo en una prueba PCR, explicó a la agencia Efe el director de ese centro municipal de salud, José Luis Hidalgo. Además del COVID-19, le detectaron otras enfermedades como «una infección urinaria, una conjuntivitis y una desnutrición», indicó el médico.

04:41| El Salvador recibirá un millón de vacunas de Sinovac

El Salvador recibirá un lote de un millón de vacunas el 28 de marzo contra el COVID-19 del laboratorio Sinovac y procedentes de China, informó en su cuenta de Twitter el presidente Nayib Bukele.

El mandatario señaló que «este millón de vacunas son parte de un lote adquirido por el Gobierno de El Salvador a la empresa Sinovac, uno de los fabricantes de vacunas más grandes del mundo. Las vacunas ya están en el aire y arribarán mañana a primera hora. Un millón de vacunas». Este sería el cuarto lote de vacunas que llega a El Salvador desde mediados de febrero.

03:52| El líder opositor de Venezuela Juan Guaidó da positivo

El líder opositor de Venezuela Juan Guaidó, a quien varias naciones reconocen como presidente encargado del país caribeño, anunció que dio positivo por COVID-19 y permanece «en aislamiento y siguiendo las indicaciones médicas».

«Quiero informarle responsablemente al país que, tras cuatro días de cuarentena producto de algunos malestares y pese a haber tomado precauciones, he dado positivo para COVID-19», dijo Guaidó en una serie de mensajes publicados en su cuenta de Twitter.

03:36| Perú prorroga por un mes el estado de emergencia por la pandemia

El Gobierno peruano prorrogó por un mes el estado de emergencia vigente desde hace un año por la pandemia del coronavirus, lo que le permite restringir derechos ciudadanos.

Un decreto firmado por el presidente transitorio Francisco Sagasti y sus ministros dispuso que el estado de emergencia, que terminaba el 31 de marzo, se prolongue durante todo abril. «Durante la presente prórroga del Estado de Emergencia Nacional queda restringido el ejercicio de los derechos constitucionales relativos a la libertad y la seguridad personales, la inviolabilidad del domicilio y la libertad de reunión y de tránsito en el territorio», dice el decreto publicado en la edición en línea de la gaceta oficial El Peruano.

03:09| Uruguay suma más muertes y alcanza nuevo récord

Uruguay alcanzó un nuevo récord diario de muertes por COVID-19 con 26 y superó nuevamente la cifra de 2.044 casos en 13.098 test de PCR analizados, según el Sistema Nacional de Emergencias del país (SINAE).

De esta forma, el país suramericano alcanzó los 95.278 casos de contagio desde que se decretó la emergencia sanitaria el 13 de marzo de 2020 y actualmente son 18.347 las personas que cursan la enfermedad en territorio uruguayo. Los 26 decesos están comprendidos en edades entre 36 y 92 años, por lo que la cifra de muertes con diagnóstico de SARS-CoV-2 llegó a 901. Por otra parte, hay 273 personas ingresadas en cuidados intensivos, situación que mantiene preocupados a los intensivistas.

01:35| El Salvador vacunará a docentes antes de reabrir escuelas en abril

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció que cerca de 50.000 docentes de escuelas estatales recibirán la vacuna contra el COVID-19 la próxima semana, antes del regreso a las aulas previsto para el 6 de abril.

«Vacunaremos a todos nuestros maestros antes del regreso a clases», aseguró Bukele por medio de Twitter. El mandatario adelantó que la meta es vacunar entre el 30 de marzo y el 5 de abril a aproximadamente 50.000 docentes del sector público.

01:05| Panamá suspende el ingreso desde Suramérica tras detectar variante brasileña

Las autoridades de Panamá informaron este sábado (27.03.2021) que se detectó un caso de la variante brasileña de COVID-19 en una paciente procedente de Brasil y, por esta razón, suspenden a partir del 31 de marzo, temporalmente, el ingreso de personas que hayan permanecido o transitado por Suramérica.

La paciente es una mujer extranjera de 38 años residente en Panamá, que «viajó a su país de origen (en Suramérica), desde allí se dirigió a Brasil, y posteriormente al retornar a Panamá, se le realizó una prueba que dio positiva y por sus antecedentes se procedió a la secuenciación», resalta un comunicado del Ministerio de Salud.

00:58| Observatorio independiente reporta 3.014 muertes en Nicaragua

El independiente Observatorio Ciudadano COVID-19 informó que el número de personas fallecidas en Nicaragua por causas relacionadas con la pandemia alcanzó los 3.014, luego de registrar cinco nuevas víctimas, dos de ellas en el sector salud.

Según el informe del Observatorio, compuesto por una red de personal médico y voluntario que registra casos del nuevo coronavirus en todo el país, las víctimas sufrían neumonía y otros síntomas relacionados con el COVID-19 al momento de morir. Adicionalmente, el Observatorio reportó un total de 13.312 casos sospechosos, los cuales no califica de «confirmados” porque el acceso a las pruebas PCR en Nicaragua está limitado a las oficinas centrales del Ministerio de Salud, en Managua.

00:26| Paraguay supera las 4.000 muertes por coronavirus

Paraguay superó los 4.000 decesos por coronavirus desde el comienzo de la pandemia, tras registrar 45 muertes en las últimas horas, con un total de 4.003 personas fallecidas a consecuencia del virus, según informó el Ministerio de Salud en su reporte diario.

La cartera sanitaria también confirmó 1.893 nuevos casos, que suman un total de 206.597 positivos desde marzo de 2020. Además, 2.170 personas se encuentran hospitalizadas, de las que 423 están en terapia intensiva. El número de recuperados subió este sábado a 169.197, con 1.594 personas más que superaron la enfermedad.

00:17| Congreso chileno se abre a tramitar aplazamiento de las elecciones de abril

El Congreso chileno manifestó su disposición a tramitar el aplazamiento de las elecciones del 10 y 11 de abril, después de que equipos expertos recomendaran al Gobierno posponerlas por el grave avance de la pandemia, que tiene a más de 16 millones personas confinadas en el país.

La presidenta del Senado y segunda autoridad del Estado, la militante demócrata-cristiana Yasna Provoste, declaró estar «a disposición de las recomendaciones de los expertos» e hizo un llamado al Ejecutivo para «actuar con celeridad para implementar» las medidas. De igual forma, el presidente de la Cámara de Diputados, Diego Paulsen, señaló que el hemiciclo está disponible para legislar «iniciativas que permitan a la ciudadanía votar de manera segura».

00:02| Paraguayas privadas de libertad cocinarán para hospitales en Semana Santa

Las mujeres privadas de libertad del Centro Penitenciario Casa del Buen Pastor, en Asunción, cocinarán comida típica paraguaya durante Semana Santa para distribuir en los hospitales, entre las familias de pacientes con coronavirus, según informó el Ministerio de Justicia en un comunicado.

Las mujeres del Buen Pastor prepararán en estos días unas 1.000 chipas, un panecillo típico del país, para repartir de forma gratuita el Miércoles Santo en el Hospital Materno Infantil San Pablo, el Hospital del Trauma y el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente (INERAM).

00:01| Brasil supera los 310.000 decesos

Brasil registró 3.438 nuevos decesos por coronavirus en las últimas 24 horas, con lo que el total de muertes causadas por la pandemia se eleva ahora a 310.550, según los datos divulgados por el Ministerio de Salud.

En el mismo período, fueron detectados 85.948 contagios, lo que lleva el acumulado en poco más de un año de pandemia a 12.490.362 casos, señala el boletín oficial. Esos datos ratifican que Brasil, el segundo país más afectado por la crisis sanitaria después de Estados Unidos, enfrenta una nueva y virulenta ola que -según han advertido algunos especialistas- puede acelerar aún más en las próximas semanas, por la circulación en todo el territorio nacional de nuevas variantes mucho más agresivas.

00:00| Sociedades médicas uruguayas piden medidas ante una «catástrofe sanitaria»

Sociedades médicas y científicas de Uruguay pidieron al Gobierno nacional «medidas efectivas» para la reducción de la movilidad ante lo que consideran una «catástrofe sanitaria inminente» debido al aumento exponencial de casos de COVID-19 de ese país.

En un comunicado a través de la red social de Twitter, el Sindicato Médico de Uruguay junto a sociedades científicas, gremios, organizaciones y facultades de la Salud insistieron en el «crítico escenario» por el aumento de casos que determina la saturación de las áreas de cuidados intensivos.

Fuente: https://www.dw.com/es/coronavirus-hoy-brasil-supera-los-310000-decesos/a-57028817

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De cómo Yaku Pérez ganó el debate al que no fue invitado

Yaku Pérez fue la candidatura diferente por sus orígenes y nexos con las organizaciones populares.

Este domingo se realizó el debate entre los candidatos que el Consejo Electoral definió como finalistas: el banquero Guillermo Lasso y Andrés Arauz, heredero del extractivismo y el autoritarismo. Pero hubo un ausente notorio, el candidato del bloque indígena, popular y de izquierda, Yaku Pérez, cuyos señalamientos y documentos dirigidos a demostrar el fraude electoral fueron pasados por alto por los organismos electorales.

Que de más de 20 mil actas con observaciones se abran las actas de algo más de 30, no demuestra sino la burla a lo que amplios sectores sociales, de diversas corrientes políticas demandaban y que no era nada más que transparencia en los resultados.

De esta manera se llegó a un debate sin que gran parte de la población creyera en la legitimidad de los participantes. La sombra de Yaku fue permanente, no solo en las familias en dónde se preguntaba qué abría dicho de estar presente, sino en muchas más que sintieron que abría marcado una diferencia que no existió entre Lasso y Arauz, empeñados cada uno en demostrar que el otro dibuja un peor destino para el Ecuador, sin ser capaces de mayor diferenciación entre sus propuestas.

Ha sido luego del debate cuando analistas interesados, de uno u otro lado, añadieron propuestas y argumentos que no fueron presentados.

Efectivamente Yaku Pérez fue la candidatura diferente por sus orígenes, nexos con las organizaciones populares, pensamiento y propuestas. Por ello, su alta votación, incluso sin considerar la señalada en las demandas de fraude, quiere ser un botín de los finalistas. Y para ello, sin mencionarlo, debieron referirse al programa del candidato indígena y popular.

Allí está Lasso, en contra de sus convicciones y las de sus aliados, tratando de dialogar con las mujeres, los GLBTI; y allí está Arauz diciendo que acoge la Minga por la Vida, lo que significaría que deja de lado el programa correista. Los dos, por supuesto ahora se acercan a poblaciones indígenas, aún a sabiendas que desde comunidades y organizaciones el voto nulo crece.

Yaku ganó entonces con su programa, que estuvo en el debate sin que se atrevan a reconocer su origen. Aunque hay muchos temas que los candidatos no mencionaron porque debían pasar de la demagogia simple a medidas concretas: como en el caso de la deuda externa, considerando que los dos ya se han acercado a dialogar con el FMI; el extractivismo, como vía de acumulación de la riqueza en pocas manos; el destino de tierra y agua; garantizar la salud y educación como derechos; el sostenimiento de la seguridad social.

Y, mucho menos la distribución de la riqueza, que es más que un impuesto o medidas parciales. Esto entre muchos otros temas que dejan a la ciudadanía sin entusiasmo electoral, pensando en como impulsar las demandas populares y cual es el papel del voto nulo para ello.

Tras el show, nuevamente surgió en muchos la convicción: con Yaku el debate habría sido diferente. Seguía y sigue presente el candidato que fue excluido, demostrando que el trabajo por un gobierno de unidad indígena, popular y de izquierda, no ha terminado.

Y ganó, por ello y otras razones, también el crecimiento del voto nulo como expresión de dignidad que rechaza la manipulación mediática. Más allá de su porcentaje, es un no al pasado y un sí a abrir las puertas de un futuro distinto. Si hubo algo destacable del debate del CNE, eso estuvo fuera del escenario, las luces y las cámaras.

Estuvo en los hogares de quienes se ratificaron en la necesidad de un camino diferente y de la necesidad de poner la vida por delante. Será una demostración que lo importante del debate está en el diálogo de los hombres y mujeres del pueblo, en la organización independiente de los intereses de viejos o nuevos conservadores, en la lucha conjunta de esa hermosa diversidad cultural y humana de nuestro país.

*  Académico y exministro de Medioambiente de Ecuador. Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Fuente: https://rebelion.org/de-como-yaku-perez-gano-el-debate-al-que-no-fue-invitado/

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33 Libros para iniciarte en el Pensamiento Crítico Latinoamericano Contemporáneo

versión 1.1

Compilación de Bhanzy

1. Antología del pensamiento crítico argentino contemporáneo

2. Antología del pensamiento crítico boliviano contemporáneo

3. Antología de pensamiento crítico brasileño contemporáneo

4. Antología del pensamiento crítico caribeño contemporáneo

5. Antología del pensamiento crítico cubano contemporáneo

6. Antología del pensamiento crítico chileno contemporáneo

7. Antología del pensamiento crítico colombiano contemporáneo

8. Antología del pensamiento crítico costarricense contemporáneo

9. Antología del pensamiento crítico dominicano contemporáneo

10. Antología del pensamiento crítico ecuatoriano contemporáneo

11. Antología del pensamiento crítico guatemalteco contemporáneo

12. Antología del pensamiento crítico haitiano contemporáneo

13. Antología de pensamiento crítico hondureño contemporáneo

14. Antología del pensamiento crítico mexicano contemporáneo

15. Antología del pensamiento crítico nicaragüense contemporáneo

16. Antología del pensamiento crítico panameño contemporáneo

17. Antología del pensamiento crítico paraguayo contemporáneo

18. Antología del pensamiento crítico peruano contemporáneo

19. Antología del pensamiento crítico puertorriqueño contemporáneo

20. Antología del pensamiento crítico salvadoreño contemporáneo

21. Antología del pensamiento crítico uruguayo contemporáneo

22. Antología del pensamiento crítico venezolano contemporáneo

23. Construyendo las Epistemologías del Sur: Para un pensamiento alternativo de alternativas Volumen I de Boaventura de Sousas Santos 

24. Nuestra América y pensar crítico: Fragmentos de Pensamiento Crítico de Latinoamérica y el Caribe – Eduardo Grüner (Coordinador)

25. Forjadores del pensamiento crítico latinoamericano. Biografías de luchadores y pensadores revolucionarios de America Latina y el Caribe siglos XIX y XX y Cronología Histórica (1850-1939)

26. Escenarios para el desarrollo del pensamiento crítico

27. Pensamientos críticos contemporáneos: Análisis desde Latinoamérica

28. Pensamiento crítico latinoamericano: Conceptos Fundamentales Volumen I

29. Pensamiento crítico latinoamericano: Conceptos Fundamentales Volumen II

30. Pensamiento crítico latinoamericano Volumen III

31. Pensamiento crítico y filosofía: un diálogo con nuevas tonadas de Javier Suárez y otros autores

32. Polémica sobre la filosofía latinoamericana de Cristóbal Arteta Ripoll

33. Filosofía de la liberación de Enrique Dussel

 

ENLACES RELACIONADOS:

 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fuente: http://obrascompletasenpdf.blogspot.com/2021/01/33-libros-para-iniciarte-en-el.html
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Joan Benach : “Una niña recién nacida en Suecia puede vivir 43 años más que una nacida en Sierra Leona”

Desigualdad en salud: la mayor epidemia del siglo XXI

Cualquier transformación social tiene su origen en otra manera de mirar y entender la realidad. Hoy en día, la pobreza, la exclusión social y las desigualdades sociales son inmensas, escandalosas, mucho mayores de lo que observamos a simple vista, de lo que queremos ver o incluso de lo que podemos imaginar. Para ver esa otra realidad necesitamos buena información y mucha reflexión, y eso es difícil. Solo con capacidad crítica, tiempo y esfuerzo se aprende a mirar mejor y entender lo oculto, lo invisible. En un tiempo de inmoralidad y barbarie donde el pragmatismo todo lo invade, la codicia es omnipresente, se idolatra al dinero, se manipula la información, se falsea la historia y donde casi todo se maquilla, es preciso preservar el sentido del horror y de la realidad. Es preciso comprometerse con el derecho a la protección y promoción de la salud que deben tener todos los habitantes del planeta. No caben excusas, nos va en ello nuestra salud. El objetivo de este artículo es presentar algunas de las principales claves, a menudo invisibles, que caracterizan a la peor epidemia de nuestro siglo: la desigualdad en salud.

La desigualdad en salud, la peor epidemia 

En las ventanas del alma, que son los ojos, se expresa lo más íntimo del ser humano. Cuando nuestra mirada es capaz de percibir las condiciones de vida y trabajo, los rostros de dolor, el sufrimiento y la lucha de las personas y de los pueblos, mirar es comprender. Pero además, necesitamos cuantificar la magnitud de lo que estamos viendo y las cifras reflejan dramas colectivos: hoy en día una niña recién nacida en Suecia puede vivir 43 años más que una niña nacida en Sierra Leona. Pero esa muerte desigual no se produce solo entre Suecia y Sierra Leona, sino entre un puñado de países ricos y Malí, Haití, Mozambique, Uganda, Nepal, Bangladesh… La desigualdad se produce, sobre todo, entre los países ricos, «sobredesarrollados[1]», y las más de 2.000 millones de personas que viven en los países más pobres del planeta. En los países «en desarrollo», que mejor habría que llamar «países arrollados por el desarrollo ajeno[2]», aproximadamente el 40% de los infantes de dos años tienen una estatura menor de la que les corresponde y las tasas de mortalidad materna son, en promedio, 30 veces las de los países ricos. El riesgo de que una mujer sueca muera durante el embarazo o el parto es de uno entre 17.400, mientras que el de una afganesa es de uno entre ocho. En Uganda, 200 de cada 1.000 niños nacidos en los hogares más pobres morirán antes de su quinto cumpleaños mientras que en los países ricos solo morirán siete de cada 1.000. También en los adultos hay claras desigualdades: la probabilidad de morir entre los 15 y 60 años es más de diez veces superior en Lesoto, al sur de África, que en Suecia. En Australia los varones indígenas viven unos 17 años menos como promedio que aquellos de origen no indígena[3].

La salud es política. Un planeta enfermo de desigualdades.

El impacto que hechos como estos tienen sobre la salud pública del planeta es gigantesco. Si todo el planeta consiguiera alcanzar el nivel de mortalidad infantil que hoy tiene Islandia (el más bajo del mundo en 2002), cada año podría evitarse la muerte de más de 11 millones de niños. Tres datos sirven de referencia para valorar la importancia de este hecho: en el año 2002 murieron más de un millón y medio de personas de tuberculosis, más de un millón de malaria y casi tres millones de sida. Si cada civilización crea sus propias enfermedades y sus propias epidemias, la enfermedad más importante de nuestra época, su epidemia más devastadora, no es la tuberculosis, la malaria, o el sida, sino la desigualdad de la salud.

Países relativamente ricos como Rusia, Hungría y otros países del este de Europa tienen una esperanza de vida 10 años menor que la de países como Suecia o Japón[4]. Entre los países menos desarrollados, Costa Rica y Cuba tienen 10 años más de esperanza de vida que Perú, 20 años más que Haití y 30 años más que Angola[5]. Estas cifras promedio de cada país esconden a su vez enormes desigualdades internas. En un mismo país hay regiones o barrios donde viven personas con niveles de riqueza y riesgos de tipo social, ambiental o personal para la salud muy distintos según cual sean su clase social, género o etnia. Y los países ricos no están en absoluto exentos de desigualdad. Las áreas más pobres de la ciudad escocesa de Glasgow tienen una esperanza de vida 28 años menor que las zonas más ricas de esta ciudad[6]. Un hombre, con estudios universitarios, con un trabajo estable como profesional, que tiene apoyo familiar y social, y que vive en un barrio acomodado, no solo tiene mayores recursos sino también una probabilidad mucho mayor de tener un mejor nivel de salud que una mujer emigrante, negra, sin estudios, desempleada, sin apoyo social ni familiar, y que vive en un barrio marginado de la misma ciudad. En general, la desigualdad afecta sobre todo a los grupos más explotados, oprimidos o excluidos de la sociedad que además, suelen vivir en los barrios más pobres y marginados sufriendo un proceso de desigualdad múltiple. Entre los grupos sociales más afectados destacan los trabajadores y trabajadoras más pobres, las clases sociales más explotadas, las mujeres pobres desempleadas que viven solas con sus hijos, los desempleados sin recursos, o los inmigrantes ilegales más pobres a quienes se les niega el trabajo, o las personas sin techo o en situación de grave marginación social.

Estados Unidos, el país más poderoso de la tierra, el país que produce un tercio de la riqueza mundial, es también uno de los 27 países más adelantados en ampliar las desigualdades. Cerca de una de cada diez familias es pobre, uno de cada cinco habitantes es analfabeto funcional y los servicios de salud de gran parte de la población están hechos añicos: casi 44 millones de personas (8,5 millones de niños), el 15% de la población del país, no tienen seguro médico. Algunos condados del estado de Dakota del Sur tienen, en promedio, 12 años menos de esperanza de vida en los hombres y 17 en las mujeres que en Minneapolis o Utah[7]. Si las tasas de mortalidad de la población de raza negra durante la década de los noventa hubieran sido iguales a las de raza blanca se hubieran evitado cerca de 900.000 muertes. En el barrio de Harlem, en el norte de Manhattan (Nueva York), viven alrededor de 115.000 personas, un 40% de las cuales son pobres, y la mayoría son negros. La peor salud de los habitantes de Harlem ha sido estudiada desde hace tiempo. Hace más de una década dos médicos del Harlem Hospital señalaron que las tasas de mortalidad de los jóvenes de Harlem sextuplicaban a las del promedio de los jóvenes de Estados Unidos y mostraron que es menos probable que los negros de Harlem llegaran a los 65 años que los habitantes de un país tan pobre como Bangladesh[8]. Es revelador constatar que ser pobre y vivir en una zona rica puede ser más dañino para la salud que ser aún más pobre pero vivir en una zona pobre. Aunque menos visibles que la pobreza medida en valor absoluto, las desigualdades sociales dañan profundamente nuestra salud.

La desigualdad en salud tiene varias caras 

Desde muy antiguo sabemos que la pobreza afecta a nuestra vida y a nuestra salud. Los pobres enferman en mayor proporción y mueren antes que quienes son más ricos. No obstante, en otros casos no tan extremos, las cosas no parecen tan evidentes. Por ejemplo, ¿qué ocurre con la salud de quienes solo son «un poco» pobres?, ¿cuál es la salud de los ciudadanos que poseen un nivel de riqueza y bienestar material medio en comparación con quienes poseen el nivel más elevado? Para contestar a esas preguntas no basta el sentido común. Comprender las relaciones existentes entre la desigualdad social y la desigualdad en la salud es algo mucho más complejo que el simple hecho de constatar la enorme diferencia en la riqueza o la muerte existente entre los individuos y grupos que están en los extremos de la escala social, o entre las naciones o áreas geográficas muy ricas o muy pobres. Tres décadas de abundante investigación científica han permitido sacar a la luz cinco elementos clave de la desigualdad en la salud: las desigualdades son enormes, graduales, crecientes, adaptativas e históricas.

La salud de quienes están mejor socioeconómicamente y quienes viven en las áreas más privilegiadas de los países o las ciudades es mucho mejor que la de la población más desfavorecida. De hecho, las diferencias en la probabilidad de morir entre las clases sociales extremas son tan grandes que superan en magnitud a las producidas por el tabaquismo, el factor de riesgo para la salud más estudiado durante la segunda mitad del siglo XX[9]. En Gran Bretaña, un número muy amplio de estudios ha mostrado las desigualdades entre clases sociales. Por ejemplo, los profesionales y directivos tienen casi diez años más de esperanza de vida al nacer que los trabajadores manuales[10]. Si las clases sociales británicas más pobres tuvieran las mismas tasas de mortalidad de las más ricas cada año podrían evitarse 42.000 muertes en el grupo de población de 16 a 74 años[11].

Las desigualdades se extienden a lo largo de toda la escala social. A medida que descendemos en la escala social, en el nivel de riqueza o en la educación, la salud de las personas también empeora progresivamente. Las implicaciones sociales y políticas de este descubrimiento son muy importantes. En realidad, a mayores ventajas socioeconómicas, mayor esperanza de vida y mayores niveles de salud. En Estados Unidos, un estudio que analizó 300.000 hombres de raza blanca según su nivel de ingresos familiar, mostró un gradiente en el nivel de mortalidad en 11 de 12 categorías estudiadas: a menor renta, mayor mortalidad[12]. El mismo gradiente se ha apreciado también en la apreciación de nuestra propia salud (estado de salud autopercibido), la obesidad, el nivel de colesterol y de glucosa en sangre, o en la exposición a factores de estrés existentes en el medio laboral como la realización de un trabajo poco variado o tener un bajo control en el lugar de trabajo[13]. Así pues, personas sin grandes necesidades materiales o personales y sin especiales riesgos para la salud mueren antes y enferman más que aquellas que están situadas inmediatamente por encima en la escala social. Aunque la investigación científica no ha logrado aclarar aún con detalle sus causas últimas, hay acuerdo en una cosa: existe algo intrínseco en la jerarquía y en la desigualdad social que daña la salud[14].

Si todo el planeta alcanzase el nivel de mortalidad infantil que hoy tiene Islandia (el más bajo del mundo en 2002), cada año podría evitarse la muerte de más de 11 millones de niños

Aunque durante el siglo XX las tasas de mortalidad de los países (especialmente la de los ricos) se redujeron notablemente, las desigualdades en mortalidad por clase social entre los países y entre las clases sociales han aumentado[15]. Por ejemplo, al comparar hombres de mediana edad de las clases manual y no manual en Finlandia, el riesgo de morir creció desde 1,6 (60% mayor) en 1980-84 hasta casi 2 (el doble) en 1990-94. La sociedad cambia, las enfermedades varían y los servicios sanitarios mejoran, pero el gradiente en diferencias de salud injustas y evitables persiste o aumenta[16].

Los grupos sociales más privilegiados se benefician antes y en mayor proporción de las acciones e intervenciones sociales y sanitarias dirigidas a mejorar la salud. Ya sea en el uso de los servicios de planificación familiar, en las pruebas de detección precoz del cáncer de mama o en el uso de los servicios sanitarios. Es más, con frecuencia funciona la llamada «ley inversa de atención sanitaria». Es decir, el uso y calidad de la asistencia sanitaria varía en sentido inverso a las necesidades de la población[17]. A mayores necesidades, menor y peor atención. Un ejemplo de esa ley es la exportación del tabaquismo desde los países ricos hacia los países más pobres y el trasvase de esa adicción hacia los estratos más bajos en la escala social. Las agresivas campañas de las empresas tabacaleras, aunque con frecuencia sutiles, con su promoción en los países pobres, y la defensa de la «libertad individual» en los países ricos, han ayudado a descubrir y mantener el hábito de fumar a los más de 1.100 millones de fumadores del planeta. Mientras que en los últimos 40 años el consumo de tabaco se ha reducido a la mitad en los países ricos, en los países pobres, con China a la cabeza, el consumo se ha duplicado. Hoy el 80% de fumadores vive en los países pobres.

La historia nos ayuda a entender que la aparición de la desigualdad en salud no es fija ni inevitable. La esperanza de vida al nacer ha aumentado durante el siglo XX debido sobre todo a un rápido descenso de las tasas de mortalidad materno-infantil, la infancia y la primera etapa de la edad adulta. Los principales determinantes de esa mejora hay que buscarlos en el desarrollo económico, la mejora en las condiciones de vida, y la puesta en práctica de medidas de salud pública.

La Comisión de Determinantes Sociales de la Salud 

A principios del 2005, la Organización Mundial de la Salud (OMS) creó la Comisión sobre Determinantes Sociales de la Salud (CSDH), con el propósito de recoger y resumir la información científica disponible sobre cómo factores sociales como las relaciones de empleo, la globalización, los servicios sanitarios, la exclusión social, el género, el ambiente urbano, o el desarrollo infantil generan desigualdades de salud en el mundo entero y generar recomendaciones políticas para su reducción.

Dirigida por el epidemiólogo británico de origen australiano Michael Marmot, la comisión se constituyó a partir de científicos, políticos, expertos y miembros de la sociedad civil. Junto a un amplio grupo de comisionados del mundo de la política y la ciencia, entre los que se incluye el expresidente de Chile Ricardo Lagos, el senador italiano Giovanni Berlinguer y el Premio Nobel de Economía Amartya Sen, en el proceso de generación de información, jugaron un papel muy importante las redes de conocimiento o grupos de investigación que realizaron el trabajo de resumir el conocimiento científico disponible (como las relaciones de empleo y trabajo, la globalización, los servicios sanitarios, la exclusión social, el género, el ambiente urbano, o el desarrollo infantil). En agosto de 2008 se publicó el informe «Reducir la Desigualdad en una generación: equidad en salud a través de la acción sobre los determinantes sociales de la salud», donde se reflejan las principales conclusiones y recomendaciones políticas de la comisión.

En el informe se documenta ampliamente el hecho de que la desigualdad en salud es la principal «enfermedad» que asola nuestro planeta y también muestra con claridad cómo los países más ricos tampoco están libres de la desigualdad en salud. Además, destaca también el hecho de que las causas fundamentales de la desigualdad en salud no se encuentran en factores biológicos o genéticos, los «estilos de vida», los servicios de salud o, incluso, en la riqueza general del país.

Hay muy pocas enfermedades «puramente» genéticas y estas afectan a un porcentaje de población muy pequeño. La predisposición genética casi nunca produce efectos inevitables. Además, los factores biológicos interactúan constantemente con el ambiente y una desventaja inicial genética puede ser habitualmente compensada mediante un cambio social.

Las conductas relacionadas con la salud o los mal llamados «estilos de vida» no provienen de elecciones puramente personales y «libres»

Las conductas relacionadas con la salud o los mal llamados «estilos de vida» no provienen de elecciones puramente personales y «libres». Tres cuartas partes de la humanidad (unos 4.500 millones de seres humanos) no disponen de la opción de elegir libremente factores fundamentales para la salud como seguir una alimentación adecuada, vivir en un ambiente saludable o tener un trabajo gratificante que no sea nocivo para la salud. Así pues, la salud no la elige quien quiere sino quien puede.

Aunque importantes, tampoco los servicios sanitarios constituyen el factor fundamental que genera desigualdades en salud. Se ha podido documentar, por ejemplo que, desde mediados del siglo XIX la mortalidad en Inglaterra y Gales disminuyó debido, sobre todo, al control de enfermedades infecciosas mediante intervenciones sanitarias y personales como la mejora de la nutrición, el control higiénico del agua y los alimentos, y la limitación en el crecimiento de la población debido a los cambios en las prácticas reproductivas[18][19]. Ello ocurrió décadas antes de que existieran tratamientos médicos o vacunas efectivas.

Los múltiples estudios científicos recogidos por la Comisión muestran como, en comparación con las personas que tienen más riqueza, educación y poder, las personas de las clases sociales más pobres y explotadas son quienes tienen a la vez los peores perfiles de exposición a factores biológicos, conductuales, y servicios de salud que, finalmente, se manifiestan en un peor estado de salud. Entre los factores sociales la Comisión destaca las malas condiciones de empleo con una mayor precariedad laboral, el no poseer una vivienda digna y bien acondicionada, el no disponer de agua limpia, la falta de protección y servicios sociales, o el no tener los recursos económicos, educativos y las oportunidades necesarias para llevar una vida saludable como tienen las personas en mejor situación económica, cultural o política. La combinación «tóxica» de factores sociales daña la salud de las personas en peor situación social y empeora también otros factores de riesgo que a su vez dañan la biología, generan enfermedad y aumentan el riesgo de fallecer. Así pues, el origen de la desigualdad en salud deriva del conjunto de determinantes sociales, económicos y políticos que anteceden a la generación de causas como las citadas entre y dentro de los países. Es lo que la Comisión ha denominado, las «causas de las causas» de la enfermedad y la desigualdad. Es decir, de la desigual distribución en el poder económico y social existente entre y dentro de los países que condiciona las políticas sociales y económicas que a su vez influye en la salud de las personas.

La Comisión y la publicación de los distintos trabajos que se han realizado suponen un importante paso para la salud pública global, comparable a los primeros documentos de la OMS sobre los efectos nocivos del tabaco o la conferencia de Alma Ata sobre salud primaria. El informe de la Comisión representa una oportunidad única para lograr que muchos millones de personas conozcan por vez primera este tema y que salgan a la luz tres puntos esenciales: que existe un fenómeno de salud pública muy importante llamado «desigualdad en salud»; que este se produce fundamentalmente por causas económicas y políticas; y que podemos actuar políticamente para cambiar esa realidad. No obstante, el informe no cubre temas de tanta importancia como adentrarse en los problemas del capitalismo neoliberal, la desigualdad de clase como motor del crecimiento capitalista, el papel del imperialismo, o las alternativas socialistas en América Latina, entre otras ausencias notables.

La combinación «tóxica» de factores sociales daña la salud de las personas en peor situación social y empeora también otros factores de riesgo que a su vez dañan la biología

La Comisión plantea oportunidades estratégicas para generar una agenda local y global que ayude a formular, planificar y poner en marcha políticas y programas sobre los principales determinantes sociales relacionados con la salud a corto, medio y largo plazo. Hay que aumentar la igualdad social con un reparto más equitativo de la riqueza y una redistribución más igualitaria del poder internacional. Las intervenciones tienen que ver con la mejora de las condiciones de empleo y trabajo, la situación de los inmigrantes, las condiciones que afectan al desarrollo infantil, las desigualdades de género, o los problemas de vivienda y exclusión social, entre otros. También se requiere disponer de políticas fiscales que redistribuyan la riqueza de forma mucho más igualitaria, de políticas sociales que disminuyan drásticamente el desempleo, la precariedad laboral y la exclusión social y, también, políticas que incrementen el acceso y calidad de la educación, la vivienda, y los servicios sanitarios entre quienes más lo necesitan. Sin embargo, dado que las desigualdades de la salud persisten incluso en aquellas sociedades que poseen la menor desigualdad de renta, la mejor educación pública, y el más elevado nivel de salud pública y de servicios sanitarios, todo hace a pensar que sin transformar la estructura económica y política a nivel nacional e internacional, es decir las desigualdades de poder y de recursos económicos que atenazan al planeta, no parece que sea posible reducir las desigualdades en salud.

La reducción de la desigualdad en salud debería constituir una prioridad en la agenda política de cualquier gobierno y administración pública. Para lograrlo habrá que cambiar drásticamente muchas de las prioridades políticas y económicas actuales e, inevitablemente, hacer frente a los poderosos intereses que hoy generan la desigualdad social.

La red de condiciones de empleo y trabajo

Entre los factores más importantes que conforman la posición social se deben considerar las condiciones de trabajo y empleo. El trabajo es el medio de subsistencia de las personas. Las personas trabajan dentro o fuera de sus casas, con o sin contrato laboral y en condiciones saludables o peligrosas. Los factores relacionados con las condiciones de trabajo, es decir las tareas y funciones que los trabajadores realizan en un determinado puesto de trabajo o bien los aspectos materiales del trabajo, las condiciones físicas, químicas, biológicas y ergonómicas y los factores psicosociales, han recibido una gran atención y se reconocen como determinantes sociales de la salud y de las desigualdades en salud. Sin embargo, no se puede decir lo mismo en el caso de las condiciones de empleo. Esto ocurre principalmente por la confusión entre los conceptos de trabajo y empleo. Para distinguir bien estos dos conceptos, se puede pensar en el siguiente ejemplo: dos personas pueden realizar el mismo trabajo en la misma empresa, compartir las mismas condiciones de trabajo, pero no obstante, trabajar bajo distintas condiciones de empleo. El primer trabajador puede ser un empleado directo y permanente de la empresa, mientras que el segundo es un trabajador temporal contratado por un empleador externo. En este caso, existen tres diferencias potenciales en cuanto a las condiciones de empleo. Primero, el primer trabajador tiene un contrato permanente mientras que el segundo tiene un contrato temporal o ningún tipo de contrato. Segundo, el primer trabajador puede estar cubierto por el sistema de la seguridad social, con derecho a baja laboral, subsidio de desempleo y cotización para la jubilación, mientras que el segundo recibe una cobertura parcial o nula. Finalmente, el primer trabajador puede formar parte de un sindicato, mientras que el segundo no tiene ninguna opción de ser representado o participar activamente en él.

Para tratar estos temas, a petición de la Comisión de Determinantes Sociales de la Salud, se creó la red de conocimiento en condiciones de empleo (EMCONET), con el objetivo de ayudar a desarrollar modelos y medidas para esclarecer cómo diferentes condiciones de empleo y trabajo afectan a la salud de los trabajadores. En el informe, que se encuentra disponible en Internet y que en breve será publicado y actualizado en un libro, se ofrece una descripción global y el análisis de las condiciones de empleo y las desigualdades en salud. Además, se identifican políticas e intervenciones a nivel comunitario, efectivas para reducir las desigualdades en salud.

El primer resultado de EMCONET se resume en un glosario donde se definen una serie de términos que ayudan a entender las diferentes condiciones de empleo y ejes de desigualdad. Como se comentó anteriormente, las condiciones de empleo, se entienden como aquellas condiciones o circunstancias en que la persona se ve envuelta en su trabajo u ocupación y normalmente tiene que ver con el acuerdo o la relación entre empleado y empleador. En este sentido se consideran las siguientes condiciones de empleo: empleo estándar, permanente o a tiempo completo, desempleo, empleo precario, empleo informal, trabajo infantil, y esclavitud. Se define también el término de empleo justo que engloba una perspectiva de salud pública en la que las relaciones justas de empleo son un prerrequisito para reducir pobreza, mejorar la salud y reducir las desigualdades en salud. Este implica libertad de coerción, seguridad del trabajo, salario justo, protección del trabajo y beneficios sociales, respeto y dignidad en el trabajo, participación en el trabajo, enriquecimiento y falta de alienación. Estos términos se analizan a través de lo que se denomina ejes de desigualdad, que permiten hacer visible la desigualdad en cada una de las condiciones de empleo consideradas. Se consideran ejes de desigualdad el género, la edad, la etnia, el estado migratorio, la clase social y la localización geográfica.

Los niños trabajadores de la Costa de Marfil, los desarmadores de barcos en el sur de Asia o las maquiladoras de centro América, los pescadores del lago Tanzania, son algunos ejemplos de la situación de precariedad en la viven y trabajan millones de personas en el mundo. Y las cifras que se derivan son realmente alarmantes. Por ejemplo, que, en la actualidad, 190 millones de personas en el mundo (alrededor del 30% en los países en desarrollo y de 4 a 12% en los países desarrollados) están desempleados y que las mujeres, los jóvenes, los de menor educación y los trabajadores manuales son los más probables a ser desempleados. Por otro lado, alrededor de 550 millones de personas trabajan en situación de precariedad. La precariedad se manifiesta en cifras extremadamente altas en los países subsaharianos, por ejemplo, Sierra Leona, Liberia o Uganda presentan más del 80% de trabajadores en situación de precariedad. Por otro lado, se estima que el 25% de la población trabaja en situación de informalidad. La economía informal en países pobres afecta al 50-75% de los trabajadores, excluyendo aquellos que están empleados en la agricultura. Una cifra que tampoco puede pasar desapercibida es que 218 millones de niños en el mundo trabajan y 126 se ven envueltos en trabajos de riesgo. Alrededor de 2,5 millones se encuentran en países desarrollados, mientras que en países en vías de desarrollo el porcentaje de niños trabajadores oscila entre el 4% y el 67%. Igualmente alarmantes son los datos relacionados con distintas formas de trabajo esclavo o forzado que persisten en la actualidad: entre 12-28 millones de personas en el mundo trabajan en condiciones de esclavitud (alrededor de un 20% se relaciona con el tráfico de personas). Las mujeres y niñas son las víctimas más frecuentes del trabajo esclavo (56%) y de la explotación sexual (98%).

Estas cifras reclaman acciones inmediatas para mejorar la vida de millones de personas. EMCONET recoge en su libro algunos ejemplos de intervenciones para mejorar las condiciones de empleo y reducir las desigualdades en salud, principalmente a nivel político. Se describen también algunas alternativas, como la creación de cooperativas en Venezuela, Argentina y Brasil. En este sentido es importante destacar la participación de los movimientos sociales.

A modo de conclusión

La desigualdad social daña nuestra salud en forma desigual. Hemos visto cómo la desigualdad en salud es el resultado de la acumulación de efectos producidos por las condiciones políticas, económicas y sociales que afectan a la población.

Un determinante fundamental de la equidad de la salud es tener mayor justicia. Y para ello hace falta aumentar la igualdad social con un reparto equitativo de la riqueza y una redistribución igualitaria de los beneficios que favorezca a quienes menos tienen. No es posible reducir las desigualdades en salud sin transformar la organización, la estructura socio-política y las desigualdades de poder que atenazan al planeta.

La actual globalización capitalista ha ensanchado las desigualdades sociales y de salud hasta extremos jamás conocidos en la historia. Hoy en día, se estima que entre un 10% y un 20% de la población mundial vive con un nivel material muy elevado y un gasto de recursos excesivo, para lo cual deben a la vez explotarse y protegerse de quienes no tienen o tienen muy poco. Un poder tan desigual beneficia o daña muy desigualmente la salud de las gentes de modo que el bienestar y la salud de unos pocos se alimenta del sufrimiento y la mala salud de la mayoría. Detrás de la actual globalización neoliberal lo que está en juego es la salud y el bienestar de las personas.

En el siglo XXI, es preciso un compromiso real, personal y colectivo, con el derecho a la prevención de la enfermedad, y a la protección y promoción de la salud que deben tener todos los habitantes del planeta. Ello requerirá hacer frente a intereses muy poderosos, cambiar de forma drástica las prioridades sociales y económicas e incluso cambiar los sistemas políticos y económicos actuales. Nos vale en ello la salud de todos.

Texto publicado conjuntamente con Montse Vergara y Carles Muntaner en la revista Papeles Ecosociales. 2008, N° 103:29-40.

Notas:

1. Jorge Riechmann, Todo tiene un límite. Ecología y transformación social, Debate, Madrid, 2001.

2. Eduardo Galeano, Patas arriba. La escuela del mundo al revés, Siglo XXI, Madrid, 1998.

3. CSDH, «Closing the gap in a generation. Health equity through action on the social determinants of health». Final Report of the Comission on Social Determinants of Health, World Health Organization, Ginebra, 2008.

4. Martin Bobak, Michael Marmot, «East-West mortality divide and its potential explanations: proposed research agenda», BMJ, 312, 1996, pp. 421-425.

5. Banco Mundial, Informe sobre el desarrollo mundial, Banco Mundial, Madrid, 1993.

6. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Informe sobre desarrollo humano, Ediciones Mundi-Prensa, Barcelona, 2000.

7. Cristopher J. L. Murray, Catherine M. Michaud, Matthew T. McKenna, James S. Marks, U.S. Patterns of Mortality by County and Race: 1965-1994, U.S. Burden of Disease and Injury Monograph Series, Harvard School of Public Health and Centers for Disease Control and Prevention, Cambridge and Atlanta, 1998.

8. Colin McCord, Harold P. Freeman, «Excess Mortality in Harlem», New Engl J Med, 1990, 322, pp. 173-177.

9. Marcia Angell. «Privilege and health – What is the connection?», N Engl J Med, 1993, 329, 2, pp.126-127.

10. Lin Hattersley, «Trends in life expectancy by social class: an update», World Health Stat Q, 1999, 2, pp.17-24.

11. Íbidem.

12. George Davey Smith, James D. Neaton, Deborah Wentworth, Rose Stamler, Jeremiah Stamler, «Socioeconomic differentials in mortality risk among men screened for the Multiple Risk Factor Intervention Trial. I. White men», Am J Public Health, 1996, 86, pp. 486-496.

13. Michael Marmot, George Davey Smith, Stephen Stansfeld S, et al., «Health inequalities among British Civil Servants: The Whitehall II study», Lancet, 1991, 337, 1387-1393.

14. Robert G. Evans, Morris L. Barer, Theodore R. Marmor (coord.), Why are some people healthy and others not?, Aldine De Gruyer, New York, 1994.

15. Michael Marmot, Martin Bobak, George Davey Smith. «Explanations for Social Inequalities in Health», en Benjamin C. Amick III, Sol Levine, Alvin R. Tarlov, Diana Chapman (coord.): Society & Health, Oxford University Press, New York, 1995.

16. Zosia Kmietowicz, «Gap between classes in life expectancy is widening», BMJ, 2003, 327, p. 68.

17. Julian Tudor Hart, «The Inverse Care Law», Lancet, 1971, i, pp. 405-412.

18. Thomas McKeown, R. G. Record, R. D. Turner, «An interpretation of the decline in mortality in England and Wales during the twentieth century», Population Studies, 1975, 29, pp. 391-422.

19.  René Dubos, El espejismo de la salud, Fondo de Cultura Económica, México, 1959 (Traducción de José Ramón Pérez).

Fuente: https://rebelion.org/una-nina-recien-nacida-en-suecia-puede-vivir-43-anos-mas-que-una-nacida-en-sierra-leona/

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