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“Ni sueño, ni vida”: La crisis de la pandemia para los indígenas, entre Colombia y Brasil

Por: telesurtv.

Dos líderes de los indígenas han muerto por la Covid-19 a cada lado de la frontera. El cacique de Manaos, MessíasKokama y el diputado Camilo Suárez, indígena Murui, exponen con el sacrificio de sus vidas, una crisis endémica, mucho más profunda que una “debilidad demográfica”entre Brasil y Colombia.

Dos líderes de los indígenas han muerto por la Covid-19 a cada lado de la frontera. El cacique de Manaos, MessíasKokama y el diputado Camilo Suárez, indígena Murui, exponen con el sacrificio de sus vidas, una crisis endémica, mucho más profunda que una “debilidad demográfica”entre Brasil y Colombia.

“La debilidad demográfica de los pueblos indígenas asentados en el departamento de Amazonas agrava el riesgo de extinción que enfrentan en medio de esta pandemia”: La frase fue expuesta por el Procurador General de Colombia, Fernando Carrillo, quien ha pedido urgentemente en Twitter, una mayor coordinación de Bogotá con el Perú y el Brasil.

En 1767 los portugueses fundaron el fuerte Tabatinga, para tomar posesión de la frontera de Brasil con Colombia, desde entonces se establece la barrera militar. Mucho ha llovido desde entonces, mientras nadie les pregunta a los indígenas, por qué para ellos no existen las fronteras.

Los indígenas ticuna han ocupado este escenario geográfico desde hace más de 2.000 años, lo que demuestra que el establecimiento de las fronteras entre los tres países, incluyendo al Perú, conforman imaginarios nacionales creados por intereses políticos.

“Los ticuna constituyen una población aproximada de 40.000 personas, de las cuales unas 26.000 viven en Brasil, 9.000 en Colombia y de 5.000 a 6.000 en Perú, de acuerdo con la investigadora del Museo Paraense, Claudia López Garcés.

¿Cuál es el origen de la “debilidad demográfica”?

“Le pedimos al Gobierno central que nos ayude con el tema de más médicos para el departamento de Amazonas, ayuda humanitaria, personal de salud, ventiladores mecánicos, camas, camillas”, dijo otra voz: el gobernador de Amazonas, Jesús Galindo. De los 79.000 habitantes que tiene Amazonas -precisa- 605 necesitarían de una unidad de cuidados intensivos en el caso de ser contagiados con Covid-19, pero actualmente solo existe una.

“Las acciones que ha manifestado el señor ministro de Salud, no llegan al departamento. Quiero decirle señor presidente que Amazonas es Colombia, por favor, la esperanza del mundo”, aseveró Camilo Suárez, diputado de Amazonas.

El indígena de Murui, hace días clamaba: “El Amazonas está en SOS y necesitamos de su ayuda. No estamos preparados para atender esta pandemia”. Suárez le había enviado al periodista Omer Sánchez, de la emisora Ondas del Amazonas, afiliada a RCN Radio, varios mensajes de Whatsapp, repudiando la falta de atención, por parte de los encargados de la salud pública del departamento.

Y “todos los que han muerto en casa, porque ese puto comité Covid-19 no sirve pa’ nada. Yo llevo seis días esperando que alguien de ese comité venga a tomarme la muestra y no llegan”, escribió el dirigente indígena.

Camilo Suárez agonizó a la espera sin asistencia médica, a consecuencia del virus y la desprotección sanitaria. Tampoco pudieron hacerle las pruebas diagnósticas de la Covid-19, dadas las insuficiencias del sistema de salud. El líder Murui fue víctima de las malas condiciones de vida de los amazonenses, que había denunciado consistentemente: falta de acceso a la salud y la educación, ambientes infrahumanos por carencia de agua potable en algunas regiones, entre otras.

El departamento de Amazonas solo cuenta con el Hospital de San Rafael y la clínica privada de Leticia, su capital. Entre ambas instituciones, cuentan con cinco camas de cuidados intermedios, cuatro camas para adultos y tres pediátricas. Se dice que hay ocho ventiladores y que no poseen insumos para enfrentar al virus.

Hasta el 20 de mayo de 2020, el coronavirus supera los 1.000 contagios y 35 fallecidos, entre los 49.000 pobladores de Leticia, el territorio con más casos por millón de habitantes de toda Colombia. Unos días antes, se conoció del primer contagio entre indígenas.

Colombia es una de las naciones con un mayor número de comunidades indígenas en Latinoamérica. En 2005, se contabilizó a casi 1.400.000 personas indígenas, 3,5 por ciento de la población del país. En las 102 comunidades indígenas colombianas, algunas auto aisladas, han visto morir a sus ancianos, la población más susceptible y clave para la supervivencia y memoria cultural.

“El abrazo de la serpiente”

La productora cinematográfica, Cristina Gallego, dice que allí donde filmaron, hay unas 80.000 personas que necesitan asistencia médica, de las cuales el 75 por ciento es indígena. Bien lo sabe ella, porque convivió con “el abuelo”, cuando fueron a rodar la película. Karamakate, fue elegido para representar a un hombre nativo y nómada que vive solo en la selva.

Pero el virus mató al abuelo. Como mismo nadie pudo salvarlo, tampoco hubo pruebas de confirmación de la enfermedad. El nativo, Antonio Bolívar, fue uno de los protagonistas de “El abrazo de la serpiente”.

Nominada al Oscar en 2016 como la mejor película de habla no inglesa, fue realizada en coproducción de Colombia, Venezuela y Argentina. Dirigida por el joven colombiano Ciro Guerra, fue filmada durante siete semanas en la selva de los departamentos de Guainía y Vaupés.

¿Aislados o atrapados?

“Solo cuando llegué a Vaupés, me enteré que la película fue grabada aquí, en las comunidades de Santa Marta, Puerto Golondrina, y otras zonas en el caño Cuduyarí, a veinte minutos de Mitú, navegando por el río Vaupés”, dice a Telesur la socióloga Jenn Romero, quien llegó en septiembre del año pasado para apoyar un proyecto de seguridad alimentaria en comunidades indígenas.

“Me encontré con pueblos y etnias, en un 90 por ciento indígenas, donde se hablan más de 24 lenguas nativas. A ésta zona, la he llamado la ‘Amazonía invisible’, porque para los colombianos y extranjeros, solo existe Leticia. Y no quiero ser sarcástica, pero donde estoy, hace apenas tres décadas, los hombres usaban ‘guayuco’ -taparrabos- y las mujeres andaban naturalmente en ‘tetas”.

“La entidad que me trajo y la gobernación del Departamento de Vaupés, nos dejaron terminar el trabajo y cerraron el municipio. Ahora no podemos salir, no tenemos cobertura médica y tampoco nos pagan por nuestros servicios. Ni a mí, ni a los indígenas de aquí, porque los dejaron sin trabajo y no reciben ayuda humanitaria. Se sostienen de su “chagra”.

“El hospitalito no puede atender a más de 10 personas a la vez. Desde hace una semana hay once contagios, pero creemos que nos mienten, no están haciendo las pruebas”.

“Aquí estamos en un toque de queda, mientras tanto el Gobierno de Colombia falla a favor de leyes, buscando aceptar medidas de extracción de petróleo en la zona”.

“Tampoco han enviado ayuda a los pobladores con que hacer frente a la pandemia- responde la socióloga a la entrevista- conocemos de una campaña de donación en el departamento, pero los recursos no se distribuyen a la gente. Los indígenas no tienen qué comer, ahora les suspendieron las ayudas del Programa de Alimentación Escolar. Muchos están aislados en sus chagras y comunidades, sin poder comprar lo que necesitan, ni alimentos, ni artículos de aseo. El mercado indígena no abre y se les tiene prohibido entrar al casco urbano”

“Donde estoy, el internet va y viene y la poca información que llega es para quienes estamos en las redes sociales -Facebook y Whatsapp- con un celular. Aquí no hay Wifi. Algunos se informan por la radio comunitaria. Son unas 35.000 personas que intentan reinventar su cotidianidad, pero es difícil en la selva. La realidad es que la educación occidental deja como lastre, que les enseñan la religión, pero no a trabajar la tierra, que es a donde tienen que mirar  y producir alimentos para sobrevivir. Será un largo proceso, en medio de una situación económica que siempre ha sido difícil para los indígenas”

“Los únicos que tienen estabilidad en los ingresos permanentes -precisa la socióloga Jenn Romero- son los comerciantes, los colonos provenientes de Medellín, Villavicencio y otras zonas del país. Son ‘los blancos’, nunca los indígenas, quienes manejan el dinero de la cooperación internacional y las regalías nacionales.Siempre a través de ONG y del gobierno departamental, donde tampoco hay indígenas”.

“Lo único que se hace presente es la malversación de fondos, ya que en plena contingencia, el Gobernador está siendo investigado por corrupción en la contratación de vuelos chárter con presuntas misiones médicas”.

“Las paisanas y los paisanos -concluye la investigadora- como se reconocen los ‘originarios’, caminan rápido y nadan bien. Comen lo que les da el monte, duermen en hamacas y tienen una contextura física para moverse con fluidez en un entorno, que para el resto de nosotros sería imposible. Ellos no dejarán morir a sus hermanos, así sean de Brasil. Porque del lado colombiano, apenas les toma dos minutos cruzar el río y ya están en la ribera brasileña. Una ‘frontera porosa’, donde los paisanos hablan español o portugués y la lengua de su etnia”

Sin embargo, el virus los ha dejado indefensos. Tanto es así, que algunos ancianos -los sabedores- de las comunidades, han querido quitarse la vida por no poder respirar, aún después de tomar su medicina natural, como desde hace tiempo, es la única que tienen.

La muerte los alcanza primero

Por más rápido que anden, el abrazo de la muerte alcanza primero a los indígenas. El cacique MessíasKokama, considerado el líder principal de Manaos, capital del estado brasileño de Amazonas, murió víctima del virus y su comunidad apenas pudo decirle adiós sin ceremonia.

“Perdimos a nuestro líder, un cacique que soñó el primer barrio indígena. Hoy nos deja un ejemplo de persistencia y un legado conquistado, con lucha y coraje ante los conflictos y obstáculos”, dijo la profesora Claudia Baré, también fundadora de esa comunidad, en el mayor centro urbano de la Amazonía.

La muerte del cacique se supone la primera en Manaos. Mientras, la Secretaría Especial de Salud Indígena del Ministerio de Salud, había reportado 277 casos confirmados y 19 muertes de indígenas en todo el país. En la capital del estado de Amazonas, ahora cuentan 37 contagios en nativos.

Y fue precisamente Manaos el detonante del sistema de salud brasileño ante la pandemia.“Ya no estamos en estado de emergencia, sino en absoluta calamidad”, dijo el alcalde Arthur Virgilio Neto. Por día se triplica el número de muertos. En esa ciudad de 2.1 millones de habitantes, durante el tercer mes del año, se registraron 2.435 funerales, unos 80 por día, o sea, más de tres muertos por hora.

Se estima que en Brasil, unas 900.000 personas viven en 305 tribus, aunque la mitad de los indígenas de Brasil están fuera de la Amazonia. El Gobierno ha reconocido 690 territorios para sus habitantes indígenas, que abarcan aproximadamente el 13 por ciento de la superficie del país.

Brasil con más de 300.000 casos de coronavirus a finales de mayo, es uno de los focos globales de la enfermedad. La zona más afectada es el estado de Sao Paulo, seguido de Río de Janeiro. En eso ya Brasil emula a los Estados Unidos. El gigante sudamericano es ahora -tristemente- el segundo a nivel mundial en la lista de contagios.

Dos exministros de Salud, Nelson Teich y Luiz Henrique Mandetta, dimitieron por discrepancias con Jair Bolsonaro en la gestión de la crisis sanitaria, mientras el jefe de Estado rechaza las medidas de aislamiento social por priorizar a la economía.

Desaparecería el patrimonio ancestral

Allá lejos de todo, a casi dos meses después de iniciado el autoaislamiento, los indígenas intentan sobrevivir internos en la selva, entre Brasil y Colombia.

Aun así, “hacia Vaupés -declara la socióloga, asentada en territorio indígena- esto será un etnocidio y terminaríamos perdiendo el privilegio de conocer estos pluriversos culturales, los pueblos: Majiñá, Macuna, Carapana, Itana, Desano, Tanimuca, Tuyuca, Letuama, Barasana, Tucano, Bará, Yuhup, Curripaco, Yeral, Piratapuyo, Guanano, Cubeo, Yurutí, Siriano, Tatuyo, de los cuales cada uno tiene su lengua propia. Nos perderemos de conocer familias multiétnicas, que solo tienen en común el español o el portugués. Desaparecería el patrimonio ancestral de políglotas que hablan hasta diez lenguas originarias, las chagras ya no serían las unidades productivas más importantes, para ayudar a nuevas formas de desarrollo y crecimiento productivo sostenible”.

Podría perderse eso que los une hasta hoy, la vida de los indígenas, testigos ancestrales de Suramérica. Lo que los asecha ahora es la muerte.

El protagonista de “El abrazo de la serpiente” en su personaje Karamatake-encargado de guiar a través de la selva al etnobotánico Richard Evans- quedó para siempre como el indígena que nos lleva en búsqueda de la milagrosa yakruna.

Antonio Bolívar, ya no espera en el corazón de la selva a que aparezca desde la sabiduría de sus Dioses, una planta sagrada o algo que estimule la capacidad de soñar -ni siquiera eso- porque a Karamatake, MessíasKokama y Camilo Suárez o a tantos indígenas a cada lado de la frontera, la enfermedad y el etnocidio, le arrebataron sus vidas y sus profundas conexiones espirituales con la tierra que los hacían soñar.

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“Vive y deja morir”: el mensaje a los pueblos indígenas que Trump no pudo ocultar

La pandemia de Covid-19 ha afectado duramente a la nación indígena diné/navajo dentro de Estados Unidos, con la tasa de infección per cápita más alta del país después de Nueva York, Nueva Jersey, Connecticut y Massachusetts.

La Nación Navajo es la mayor reserva indígena del país. Su territorio abarca un área más grande que el estado de Virginia Occidental y y se extiende a lo largo de Arizona, Nuevo México, Colorado y Utah. La mitad de los más de 300.000 miembros empadronados residen en la reserva. El presidente de la Nación Navajo, Jonathan Nez, ha emitido algunas de las medidas de confinamiento más estrictas del país, incluyendo un toque de queda nocturno de lunes a viernes y un toque de queda completo durante todo el fin de semana. La ciudad cercana de Gallup, en Nuevo México, con una gran población diné, ha decretado un confinamiento total, con la Guardia Nacional prohibiendo el ingreso.

A pesar de estas medidas, el 5 de mayo había 2.559 casos confirmados de Covid-19 en la Nación Navajo y un total de 79 muertes. Entre las víctimas se encuentra Valentina Blackhorse, de 28 años de edad, una líder comunitaria muy querida, que promovió la cultura y la educación de la Nación Navajo. Valentina dejó atrás a su compañero, Robby Jones, y a su hija de un año, Poet.

El compañero de Valentina, Robby Jones, se desempeña como oficial de detención del Departamento Correccional Navajo, donde contrajo la Covid-19. Jones declaró en una entrevista para Democracy Now!: “Valentina amaba a su familia: a sus padres y hermanas, a sus sobrinas y sobrinos. Amaba a sus ancianos. Amaba a los niños. Era una mujer amable y trabajadora, y tenía un gran corazón. Hubiera hecho cualquier cosa por su familia. Supongo que contrajo el virus cuando me estaba cuidando. Ella comenzó a mostrar síntomas: falta de aire, dolores corporales, pérdida del gusto y el olfato. Cuando empecé a sentirme mejor […] fue cuando ella comenzó a sentirse enferma”.

El análisis de Covid-19 de Valentina Blackhorse dio positivo el pasado 22 de abril y falleció al día siguiente. Había ganado numerosos concursos de belleza, con los títulos de Miss Western Navajo y Miss Diné College, entre otros, y esperaba postularse algún día para un cargo en el gobierno de la Nación Navajo.

La Dra. Michelle Tom, también miembro de la Nación Navajo, es médica de familia en Winslow, Arizona, un pueblo que está justo al otro lado de la reserva navajo. En una entrevista para Democracy Now! habló sobre la muerte de Valentina: “Es un reflejo de lo que estamos pasando como pueblo, que tiene un correlato con lo que este virus puede hacerles a nuestros jóvenes y a una persona que estaba muy motivada, que amaba nuestra cultura, difundía nuestra rica y poderosa cultura, y nuestro idioma. Eso es por lo que estamos tratando de luchar. Y ella iba a liderar nuestra próxima generación. Es una pérdida difícil para nuestra comunidad”.

La Nación Navajo, al igual que las comunidades indígenas cercanas hopi, pueblo, zuni y del río Gila, ha resistido a pesar de siglos de genocidio, opresión, racismo sistémico y pobreza. La nueva pandemia de coronavirus los está afectando de forma desproporcionada, tal como sucede con las poblaciones afroestadounidenses y latinas en todo Estados Unidos. El acceso al agua en la reserva navajo es muy complicado.

Continúa la Dra. Michelle Tom: “Esto viene de lejos. De una larga historia de tratados y relación con el gobierno [federal]. Nuestra infraestructura para el agua nunca ha tenido la capacidad para brindar agua para todos en la reserva. Así que le decimos a la gente que se lave las manos durante 20 segundos, mientras la gente debe luchar para obtener agua para beber y cocinar”.

El martes, el presidente Donald Trump realizó un infrecuente viaje durante la pandemia y visitó una fábrica de mascarillas N95 en Arizona, donde hizo caso omiso de las reglas de la fábrica que indican usar mascarilla. Desde un equipo de música de la fábrica se escuchaba la canción “Vive y deja morir” de los Guns ‘n Roses.

No está claro si la selección musical fue una coincidencia o no.

El presidente Trump también se reunió con funcionarios electos, entre ellos el vicepresidente de la Nación Navajo, Myron Lizer. La Nación Navajo se unió a una demanda presentada por numerosas tribus indígenas contra el secretario del Tesoro Steven Mnuchin, por su flagrante demora en el desembolso de los 8.000 millones de dólares prometidos a las tribus indígenas estadounidenses bajo la Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica por Coronavirus, conocida como CARES. El presidente Trump, hablando con el vicepresidente navajo Lizer, expresó: “Entonces, la cantidad de dinero que se enviará al ‘país indio’, como lo llamamos, es la cantidad más grande en la historia de Estados Unidos. Y ustedes se lo merecen. Han pasado por muchas cosas. La Nación Navajo pronto recibirá más de 600 millones de dólares. Eso es mucho. ¿Debo renegociarlo? ¿Podemos renegociar eso? [Risas]”.

En la reserva navajo no se rieron con él. El presidente navajo, Jonathan Nez, declaró: “Hoy, el gobierno federal anunció que tiene la intención de liberar una parte de los fondos asignados hace más de un mes a las tribus por el Congreso para ayudar a combatir la pandemia de Covid-19, pero lo creeré recién cuando lo vea”. Y continuó: “No podíamos sentarnos a esperar esos dólares, así que hemos estado trabajando en casi 20 comunidades, repartiendo comida, agua, leña, mascarillas protectoras y otros suministros”.

El propio presidente navajo, Jonathan Nez, dio positivo por el virus. Nez concluyó: “Perdimos a muchos de nuestros familiares queridos por este virus, pero nuestras enseñanzas también nos dicen que sigamos adelante. Lo haremos y lo estamos haciendo”.

Fuente del artículo: https://rebelion.org/vive-y-deja-morir-el-mensaje-hacia-los-pueblos-indigenas-que-trump-no-pudo-ocultar/

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COVID-19: pueblos indígenas de Perú enfrentan escasez de alimentos y deficiencias en atención de salud

Por:

 

  • Líderes indígenas solicitan se atienda abastecimiento de artículos de primera necesidad en las comunidades y se definan los protocolos para llevar insumos.
  • Monitores forestales ayudan en la divulgación de información para prevenir contagio por coronavirus.

El cierre total de sus territorios fue la primera medida que adoptaron las comunidades indígenas cuando el gobierno peruano, el 16 de marzo, decretó el Estado de Emergencia ante el avance del coronavirus.

Cerraron caminos, puentes, impidieron el ingreso de embarcaciones por ríos e incluso prohibieron los vuelos a lugares lejanos. Así, casi un millón de personas que viven en comunidades indígenas amazónicas de Perú apostaron por el aislamiento como la mejor forma de protegerse de la amenaza del nuevo virus.

Los pueblos indígenas se abastecen con los productos que cultivan o que obtienen de los ríos. Foto: Archivo Mongabay Latam.
Los pueblos indígenas se abastecen con los productos que cultivan o que obtienen de los ríos. Foto: Archivo Mongabay Latam.

Ahora, a un mes del inicio del aislamiento en Perú, las comunidades enfrentan más de un problema. Escasez de productos básicos, falta de servicios de salud y la ausencia de protocolos para atender a esta población ya de por sí vulnerable ante cualquier enfermedad.

“Durante las tres primeras semanas de cuarentena hemos insistido para ser visibles ante el gobierno”, dice Lizardo Cauper, presidente de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep).

El líder indígena señala que entre las propuestas presentadas al Ejecutivo consideran como las más importantes la atención en los servicios de salud, la implementación de un mecanismo de apoyo económico, la entrega de alimentos de primera necesidad y de mascarillas para su protección. “Se tienen que tener listos los protocolos desde el Estado. ¿Por qué han demorado tanto en visibilizar a los pueblos indígenas?»

El presidente Martín Vizcarra informa todos los días sobre el avance del COVID-19. Foto: Agencia Andina.
El presidente Martín Vizcarra informa todos los días sobre el avance del COVID-19. Foto: Agencia Andina.

El jueves 9 de abril, el presidente Martín Vizcarra dijo que el gobierno está preparando un plan específico para las comunidades indígenas y amazónicas. “Como Estado debemos tener una propuesta integral de atención”, manifestó. Sin embargo, el tiempo pasa y los planes aún no se concretan.

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Problemas de abastecimiento

 

Por lo menos 200 miembros de comunidades indígenas estaban de paso en Iquitos cuando el gobierno peruano decretó el Estado de Emergencia y el inicio de la cuarentena. La mayoría había llegado a la ciudad para hacer trámites de rutina o recibir atención médica.

Desde entonces, la situación se tornó crítica para estas personas que no contaban con los recursos suficientes para permanecer en la ciudad durante la cuarentena.

Las poblaciones indígenas son las más vulnerables debido debido a los altos índices de anemia y desnutrición. Foto: Ministerio de Cultura.
Las poblaciones indígenas son las más vulnerables debido debido a los altos índices de anemia y desnutrición. Foto: Ministerio de Cultura.

“Incertidumbre, abandono, necesidad, son los sentimientos de nuestros hermanos que vinieron a Iquitos sin saber que no iban a regresar a sus comunidades por la cuarentena”, dice Jorge Pérez, presidente de la Organización Regional de Pueblos Indígenas del Oriente (Orpio).

El líder indígena cuenta que algunos de ellos dormían en sus botes anclados en los puertos y trataban de sobrevivir como podían, mientras otros recibían ayuda de sus familiares. “Sus viviendas son muy precarias y comparten espacios muy reducidos”, apunta.

Hasta ahora, la única atención que han recibido ha sido la entrega de canastas con productos básicos que ordenó el gobierno se entregue a las familias de menos recursos.

Las comunidades indígenas tomaron la decisión de cerrar sus territorios desde que se decretó el Estado de Emergencia en Perú. Foto: Ministerio de Cultura.
Las comunidades indígenas tomaron la decisión de cerrar sus territorios desde que se decretó el Estado de Emergencia en Perú. Foto: Ministerio de Cultura.

Pero no ha sido el único caso. “Hemos mapeado unos 500 indígenas que viven en Lima que son awajún y wampís. Y desde Ucayali nos ha llegado una lista que solicita el bono de 380 soles”, dice Ángela Acevedo, viceministra de Interculturalidad del Ministerio de Cultura.

Loreto es una de las regiones con mayor cantidad de casos de COVID-19 en Perú, hasta el momento se han reportado 332 casos en esa región y son nueve las personas fallecidas.

Hace una semana, el virus llegó al centro poblado San Lorenzo, en Datem del Marañón, habitado por indígenas y colonos. El temor ante la llegada del coronavirus está presente en todas las comunidades indígenas.

Los pueblos de la Selva Central vigilan los ingresos por carretera a sus comunidades. Foto: Agencia Andina.
Los pueblos de la Selva Central vigilan los ingresos por carretera a sus comunidades. Foto: Agencia Andina.

“No hay abastecimiento de insumos básicos. Los pueblos indígenas están abandonados. Solo una cooperante pudo llegar a tiempo con ayuda de víveres a los sectores de Santa Clotilde y Cushillococha”, agrega Pérez de Orpio.

El miércoles 8 de abril, una comisión multisectorial se reunió para evaluar la situación de Loreto. “Hemos establecido el comando Covid en esa región y continuaremos con las otras regiones amazónicas”, explica Acevedo, viceministra de Interculturalidad.

Acevedo señala que han sido las mismas organizaciones indígenas las que han colocado los temas en la agenda. Uno de estos puntos es la escasez de productos básicos en las comunidades. “Estamos evaluando cómo llegar a las comunidades para complementar su canasta básica. Pero tenemos que hacerlo con las mejores condiciones. El protocolo lo tenemos que diseñar con el sector Salud. Si se toma la decisión de llevar algo tiene que ser con toda la seguridad necesaria”, aclara.

Por su parte, el presidente de Orpio reclama que el tema indígena no es una prioridad. “Tuvimos que insistir para que nos escuchen”, comenta con relación a la reunión de todos los sectores para analizar las acciones en Loreto.

Una comisión multisectorial se reunió en Loreto para evaluar la situación de la región por el avance del COVID-19. Foto: Orpio.
Una comisión multisectorial se reunió en Loreto para evaluar la situación de la región por el avance del COVID-19. Foto: Orpio.

“En Ucayali hay migrantes indígenas que viven en las ciudades en los denominados Asentamientos Urbanos Interculturales”, comenta Berlin Diques, presidente de la Organización Regional Aidesep Ucayali (ORAU).

Diques señala que estas comunidades urbanas congregan a una gran cantidad de personas. Le preocupa que se trata de población vulnerable porque ganan su sustento diario con trabajos informales. “Ahora no pueden realizar sus actividades y los problemas de falta de alimentos se agudizan para ellos”.

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El control de las vías

 

Julio Cusuriche, presidente de la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (Fenamad), señala que cumplir la cuarentena está resultando difícil para las 37 comunidades que pertenecen a esta organización.

El 25 de marzo, Fenamad envió una carta a la ministra de Desarrollo e Inclusión Social, Ariela Luna, solicitando que se incluya a las comunidades nativas en la entrega del bono de 380 soles que ha dispuesto el gobierno para las familias de escasos recursos económicos. “Ha empezado la escasez de los productos que no se producen en el campo. Y el bono de 380 soles no llega a las comunidades”, precisa Cusuriche.

Las comunidades se organizan para vigilar el ingreso a sus territorios. Foto: Agencia Andina.
Las comunidades se organizan para vigilar el ingreso a sus territorios. Foto: Agencia Andina.

El presidente de la Fenamad precisa que los líderes indígenas de la organización se mantienen en constante comunicación para tener un panorama de lo que sucede cada día en las comunidades. “No se permite el ingreso ni salida de los territorios. Las comunidades nativas fueron las primeras que cerraron sus fronteras para cumplir el aislamiento social. El control lo hacen los mismos comuneros, sin la presencia de policías y militares”.

Walter Quertehuari, presidente del Ejecutor del Contrato de Administración de la Reserva Comunal Amarakaeri (ECA-RCA), señala que su mayor preocupación es la posibilidad de que ingresen personas ajenas a la comunidad por el acceso que hay hacia la región Cusco. “Sabemos que hay personas que están escapando para la selva, además que transitan vehículos que trasladan alimentos. Tememos que el virus llegue porque somos una población muy vulnerable”.

En Loreto el aislamiento de las comunidades no ha sido del todo respetado. Cuando ya se había decretado la cuarentena, embarcaciones que salen desde Iquitos hacia Mazán y el río Napo partieron evadiendo la orden de inamovilidad.

La vigilancia también se da en las riberas de los ríos por donde transitan embarcaciones hacia as comunidades. Foto: Orpio.
La vigilancia también se da en las riberas de los ríos por donde transitan embarcaciones hacia as comunidades. Foto: Orpio.

“Hemos tenido que bloquear los ríos para impedir que transite cualquier tipo de embarcación”, cuenta Betty Rubio, presidenta de la Federación de Comunidades Nativas del Medio Napo Curaray y Arabela (Feconamncua).

La viceministra de Interculturalidad, Acevedo, señala que uno de los ejes considerados para atender a la población indígena es el control territorial.  “Existen demandas para lograr un control efectivo en ríos y puertos y estamos coordinando con los gobiernos regionales y las Fuerzas Armadas. Inicialmente no hubo un control efectivo en los ríos”, reconoce.

Acevedo confirma que durante la primera semana de aislamiento social hubo embarcaciones que partieron de Iquitos, pero que el gobierno regional ha tomado el control. Sin embargo, la funcionaria señala que la realidad de cada región es distinta y por ello deben actuar de acuerdo a cada lugar. “En la selva central el acceso es principalmente por carretera, mientras que en Madre de Dios los ingresos se pueden dar por Puerto Maldonado o Cusco. Esto nos plantea más retos para resguardar sus vidas”.

Desde la Selva Central, Irupé Cañari, asesora legal del Comité Central de Autodefensa del Valle del Río Ene (CARE) también se refirió a los problemas de tránsito que se han presentado en la Selva Central. “Existe mucho traslado de colonos de la cuenca del Ene, trabajadores migrantes que se habían trasladado de Ayacucho, Junín y Cusco hacia el VRAEM. Ahora están tratando de regresar a su localidad tomando la ruta que va desde Pichari en Cusco hasta Satipo en Junín”.

En la ruta de Pichari a Satipo existen varias comunidades nativas. Fuente: Google maps.
En la ruta de Pichari a Satipo existen varias comunidades nativas. Fuente: Google maps.

En este caso preocupa a Cañari que quienes circulan por esta vía se conviertan en un riesgo de contagio para las comunidades indígenas ubicadas a lo largo de la carretera. “La semana pasada hubo movimiento masivo por esta carretera. Nos preocupa porque potencializa el riesgo”.

Cañari también menciona que hasta el momento no hay ningún caso de COVID-19 en las comunidades nativas de la Selva Central. “Eso es alentador”, agrega. Sin embargo, le preocupa que ya se han reportado dos contagios en Pichanaki, ciudad ubicada a una hora de Satipo, zona de ingreso a las comunidades nativas del VRAEM.

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Vigilancia comunal

 

Los monitores forestales de Loreto están usando ahora la tecnología que tienen al alcance para difundir entre las comunidades indígenas las acciones de prevención contra la pandemia.

Monitores forestales utilizan la tecnología para informar sobre prevención por el coronavirus. Foto: Orpio.
Monitores forestales utilizan la tecnología para informar sobre prevención por el coronavirus. Foto: Orpio.

“Enviamos las cartillas e infografías con información de cómo prevenir el contagio a través del whatssapp de los teléfonos que usamos para el monitoreo de las acciones ilegales en nuestros territorios”, cuenta Betty Rubio, presidenta de Feconamncua e integrante de la red de monitores forestales creada por la organización Rainforest Fundation US.

Así, relata Rubio, las medidas de prevención están llegando a las comunidades del río Napo en Loreto, además de que pueden intercambiar información de lo que sucede en cada lugar.

Los monitores han descargado la infografía elaborada por Orpio en los teléfonos y tablets que normalmente usan para rastrear la deforestación. Estas herramientas tecnológicas ahora las utilizan para brindar información a las comunidades.

En las comunidades se elaboran paneles con información relevante sobre el COVID-19. Foto: Orpio.
En las comunidades se elaboran paneles con información relevante sobre el COVID-19. Foto: Orpio.

Una acción que busca, de alguna forma, suplir las serias deficiencias que presentan los servicios de salud en las comunidades nativas. Según el censo de 2017, de cada diez comunidades indígenas en Perú, menos de cuatro cuentan con un centro de salud en sus territorios, situación que coloca a los pueblos indígenas en mayor riesgo.

Según la antropóloga Beatriz Huertas, la situación de los pueblos indígenas es de extrema vulnerabilidad. La desnutrición y anemia, así como la alta prevalencia hepatitis B, tuberculosis, malaria o dengue los dejan sumamente expuestos a otras enfermedades.

Zebelio Kayap, líder indígena de las etnias awajún y wampís en la zona de frontera con Ecuador, menciona que en muchas comunidades nativas no se cuenta con centros de atención médica y en la situación actual de cuarentena tampoco llegan las brigadas de salud para que informen sobre el coronavirus.

“Brindamos información por teléfono. Pero donde no hay cobertura telefónica ni radio, no podemos alertar de los riesgos ni de las medidas de prevención”, comenta el líder indígena.

Las organizaciones indígenas difunden por redes sociales mensajes de prevención y atención de la emergencia. Fuente: Orpio.
Las organizaciones indígenas difunden por redes sociales mensajes de prevención y atención de la emergencia. Fuente: Orpio.

“El Estado hasta ahora no tiene un plan de contingencia para las poblaciones vulnerables. Los puestos de salud de las comunidades nativas, cuando existen, están muy mal implementados. Si ocurre un caso de contagio en una comunidad, sería devastador, porque no estamos preparados”, dice Diques, presidente de ORAU.

Irupé Cañari de CARE también se refiere a los problemas de atención de salud en las comunidades. “No se han habilitado espacios específicos para atender a pacientes con COVID-19, tampoco hay protocolos de atención para pueblos indígenas. No sabemos cómo proceder en el hipotético caso de que se presente una persona afectada por el virus, ni como sería el traslado”.

La viceministra de Interculturalidad, Ángela Acevedo, comenta que los problemas de los últimos años en el sector salud en esta situación de emergencia se han hecho más evidentes. “Si bien no ha llegado el virus a las comunidades, existe un alto riesgo. Estamos viendo el mejor mecanismo para definir un protocolo de salud adecuado”.

Desde Amarakaeri, el líder indígena Quertehuari recuerda que hay muchas comunidades sin agua potable y que el abastecimiento de este recurso depende de pozos o directamente de los ríos. “El lavado de manos es muy importante, pero como cumplirlo si no se cuenta con agua potable ni jabón”.

Un derrame en la Refinería de Iquitos ocurrió el 8 de abril. Foto: OEFA.
Un derrame en la Refinería de Iquitos ocurrió el 8 de abril. Foto: OEFA.

Además de la falta de servicios básicos, muchas comunidades están expuestas a los derrames de petróleo que afectan directamente su provisión del recurso. En plena cuarentena, el 8 de abril, un derrame de hidrocarburo se produjo en la Refinería de Iquitos, ubicado en el distrito de Punchana, en Maynas, Loreto. La filtración del crudo afectó las localidades de Santa Clara del Ojeal y Barrio Florido.

El Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) ha informado que se está supervisando la implementación del plan de contingencia de PetroPerú, empresa estatal a cargo de la refinería, así como las acciones de contención y limpieza de la zona afectada.

Fuente del artículo: https://es.mongabay.com/2020/04/covid-19-pueblos-indigenas-alimentacion-salud-peru/

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La pandemia coloca a indígenas latinoamericanos ante nuevos desafíos

América/ 15/04/2020/Autor: Mario Osava/Fuente: http://www.ipsnoticias.net/

El nuevo coronavirus llegó al extremo noroeste de Brasil, en la Amazonia profunda, sonando la alarma de su arribo a comunidades donde viven numerosos indígenas, en un temor común en los países latinoamericanos.

Por una cruel ironía el portador del coronavirus fue un médico de la Secretaría Especial de Salud Indígena, responsable en Brasil de la asistencia a los pueblos originarios en sus territorios.

“Él vino del Sur, atendió gente en Atalaia do Norte, donde contagió a un pariente marubo (pueblo indígena), luego estuvo en Santo Antonio do Içá y dejó cuatro con el virus, entre los cuales una indígena kokama. Hoy se informó que en São Paulo de Olivença, donde vivo, hay otros dos enfermos”, relató a IPS el líder indígena Francisco Guedes, desde su localidad.

Entre los siete comprobados con el nuevo coronavirus por lo menos dos son indígenas, “parientes” como los  identifica Guedes, presidente de la Federación de las Organizaciones, de los Caciques y las Comunidades Indígenas de la Tribu Ticuna del Alto Solimões, en el estado de Amazonas, en el norte del país.

“Estamos preocupados”, porque no se ve posibilidad de tratamiento para los enfermos graves, señaló Guedes, profesor de enseñanza básica en la lengua ticuna, el pueblo indígena más numeroso de Brasil, con 70 000 miembros estimados, en un país con una población de 211 millones de habitantes.

“Acá el hospital no tiene equipos siquiera para asistencia común, mucho menos para cuidados intensivos. Y Manaus, donde hay recursos, queda a tres días y medio en barco”, el único medio de transporte, acotó.

Además Manaus, la capital de Amazonas, con 2,2 millones de habitantes, tiene su red de hospitales ya en colapso, admitió el alcalde Arthur Virgilio Neto. Es una de las siete capitales cuyo índice de contagiados por el SARS-CoV-2 más preocupa al Ministerio de Salud.

Manaus es la capital del estado con mayor índice de contagios hasta ahora, y allí ha muerto uno de los dos indígenas registrados como fallecidos hasta ahora por la covid-19, ambos en la Amazonia brasileña.

En México, en la occidental península de Yucatán, donde los indígenas constituyen por lo menos la mitad de  sus 2,2 millones de habitantes, ellos enfrentan otras dificultades.

“Aún hay pocos casos (de la covid-19), por suerte, y la mayor parte en la capital Mérida, pero como no hay ningún plan del gobierno ante la pandemia, un contagio masivo provocaría muchas muertes”, teme Pedro Uc Be, miembro de la Comisión de Seguimiento de la Asamblea Maya en Yucatán.

“Lo que se necesita ahora es comida y trabajo, no tanto para los indígenas que viven en sus pueblos, que tienen la ventaja de una dinámica propia, con producción de alimentos. El problema son los que emigraron principalmente a Mérida y ahora regresan a sus pueblos sin trabajo, ni ingresos, ni comida”, destacó a IPS desde Buctzotz, un municipio de Yucatán.

El gobierno del estado de Yucatán, uno de los tres en que se divide el territorio peninsular, ofreció un bono de 2500 pesos (cerca de 102 dólares) a cada desempleado, pero en la mitad del primer día hubo más de 25 000 solicitudes y se canceló el programa.

Una reunión de la Asamblea Maya, en la península de Yucatán, en México, que lucha por la defensa de su territorio. Ahora sus líderes buscan defender a sus miembros de la propagación del coronavirus. Foto: Cortesía de AM

Una reunión de la Asamblea Maya, en la península de Yucatán, en México, que lucha por la defensa de su territorio. Ahora sus líderes buscan defender a sus miembros de la propagación del coronavirus. Foto: Cortesía de AM.

“No tenemos seguridad, pero se cree que el coronavirus llegó a los pueblos indígenas por los regresados de la capital”, observó Uc Be, campesino, profesor de literatura y escritor en lengua maya.

En México, con 130 millones de habitantes, la epidemia está creciendo y hasta ahora se trata de contenerla por un confinamiento voluntario de las personas. “La mayoría se queda en casa”, pero el éxito sigue pendiente de políticas “adecuadas y a tiempo”, sostuvo.

El gobierno local amenazó con hacer obligatorio el aislamiento social, pero no lo hizo ante críticas de las organizaciones de derechos humanos, dijo el profesor, tras explicar que la Asamblea Maya lucha en la defensa del territorio indígena contra intentos de despojo por grandes empresas, proyectos energéticos y siembras de soja transgénica.

En Ecuador, la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) también se quejó de la falta de medidas y de coordinación de los esfuerzos centrales, provinciales y locales, pero se dispuso a poner en marcha “un plan de solidaridad en apoyo a sectores del campo y la ciudad”, con aporte de productos de primera necesidad.

“Pondremos nuestro granito de arena”, declaró el presidente de la Conaie, Jaime Vargas, en una rueda de prensa digital desde Quito el martes 7.

No hubo registro de la covid-19 en las comunidades indígenas de la Amazonia Ecuatoriana, pero si en la costa, con “compañeros fallecidos”, resumió.

“No tenemos estadísticas, datos exactos” con nombres y origen de los indígenas afectados, reclamó. La prioridad debe de ser la protección de los productores campesinos, para que puedan vender sus productos, para que tengan sus ingresos y contribuyan a la seguridad alimentaria, arguyó Vargas.

La crisis de la pandemia en Ecuador repercutió internacionalmente por los muertos sin sepultura, abandonados en las calles de Guayaquil, la mayor ciudad del país andino, con 17 millones de habitantes.

Vargas divulgó también las resoluciones del Consejo Político de Conaie, reunido el lunes 6.

“Rechazar la decisión del gobierno nacional de pagar la deuda externa y no destinar esos recursos al Sistema de Salud Pública para combatir el covid-19 en el cual hasta el momento hay la escalofriante cifra de 1600 miembros del personal de salud contagiados por falta de equipos de bioseguridad”, es el tercero de los 13 puntos de la declaración.

Una escuela del pueblo juruna, en la orilla del río Xingú, en la Amazonia brasileña. Los pueblos indígenas de la ecorregión del norte del país tratan ahora de informarse y reclamar medidas para evitar los daños y la mortalidad que provoca la pandemia del nuevo coronavirus, a que son muy vulnerables por razones sociales y culturales, como el modo de vida, lejanía de los hospitales y la invasión de sus tierras. Foto: Mario Osava/IPS

Una escuela del pueblo juruna, en la orilla del río Xingú, en la Amazonia brasileña. Los pueblos indígenas de la ecorregión del norte del país tratan ahora de informarse y reclamar medidas para evitar los daños y la mortalidad que provoca la pandemia del nuevo coronavirus, a que son muy vulnerables por razones sociales y culturales, como el modo de vida, lejanía de los hospitales y la invasión de sus tierras. Foto: Mario Osava/IPS

La Conaie condena la política neoliberal, beneficios a las empresas extractivas y centrales hidroeléctricas, los despidos masivos y los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional, para reclamar una elevación de 60 a 400 dólares el bono de emergencia concedido a los trabajadores informales privados de sus ingresos.

Además propone la creación de un fondo para la compra de alimentos producidos por el sector indígena y campesino, para asegurar el abastecimiento de las ciudades.

Los indígenas latinoamericanos tratan de superar el olvido a que fueron relegados en esta crisis sanitaria y también humanitaria, un efecto natural de la multiplicación de los enfermos y muertos en algunas de las grandes ciudades.

“Los pueblos indígenas no están preparados para la pandemia del coronavirus debido a la limitada oferta de servicios de salud (instalaciones y personal sanitario) en sus comunidades”, declaró el epidemiólogo Omar Trujillo, quien se ocupa de la población originaria dentro del Ministerio de Salud de Perú, otro país con alto número de comunidades nativas.

Esta vez el virus no es el arma biológica con que invasores coloniales exterminaron pueblos indígenas en las Américas. El SARS-CoV-2 golpea a todos, sin distinguir etnias o colores.

Nadie estuvo expuesto antes a ese nuevo coronavirus para desarrollar anticuerpos y evitar formas graves de la covid-19, explicó a IPS el epidemiólogo Eduardo Costa, asesor de cooperación internacional de la Escuela Nacional de Salud Pública (ENSP).

Indígenas, blancos o negros están teóricamente en las mismas condiciones inmunológicas ante esa pandemia que amenaza millones de vidas humanas y los sistemas sanitarios, económicos y sociales en todo el mundo.

Pero hay otros indicadores sanitarios y sociales que recomiendan incluir los indígenas en América Latina y el mundo entre los grupos más vulnerables, sostuvo Ana Lucia Pontes, médica investigadora de la ENSP, quien coordina el Grupo de Trabajo de Salud Indígena en la Asociación Brasileña de Salud Colectiva.

Las condiciones varían entre los pueblos originarios, territorios y modos de vida, hay muchos grupos que acumulan comorbilidades por efectos de enfermedades sufridas, como malaria, dengue, gripes, sarampión, diabetes entre los adultos, anemia relacionada a problemas alimentarios, explicó.

Además de las distancias de las aldeas a los hospitales y frecuente escasez de agua potable, se presentan dificultades de comunicación y por ende de información sobre riesgos y cuidados impuestos por el coronavirus, acotó.

Aunque vivan apartadas, numerosas comunidades indígenas en Brasil y el resto de América Latina dependen de compras de alimentos afuera y esa relación frecuente con los mercados urbanos representa un riesgo de contagio peligroso, concluyó Pontes.

Ya el 13 de marzo, la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica) llamó a los gobiernos de los ocho países de la ecorregión a adoptar medidas urgentes, ante la especial vulnerabilidad de los pobladores originarios.

“Son 506 pueblos indígenas que estarían en inminente riesgo, además de 76 pueblos indígenas en aislamiento, cuyo sistema inmunológico es muy débil y cualquier gripe los puede llevar a la desaparición. Una pandemia de esta magnitud para las comunidades nativas significaría una catástrofe de grandes proporciones”, planteó entonces uno de sus coordinadores, el colombiano Robinson López.

El brasileño Guedes, por su parte, comentó una realidad que se repite entre comunidades indígenas de la región.

Los ticunas, dijo, aún disponen de mucho pescado y producción agrícola para sostenerse con cierta autonomía alimentaria. Pero muchos “parientes” ya no cuentan con esa posibilidad, con tierras escasas y cercadas o invadidas por la minería y la ganadería y el pescado escaso en ríos bloqueados por embalses hidroeléctricos, se lamentó.

El SARS-CoV-2 hizo recordar que los cinco millones estimados de indígenas que vivían en Brasil cuando llegaron los portugueses, en 1500, se redujeron a 897 000 en el censo de 2010, después de haber bajado a cerca de 250 000 en los años 80. Otros virus fueron factores de muchos casos de exterminio.

ED: EG

Fuente e imagen:  http://www.ipsnoticias.net/2020/04/la-pandemia-coloca-indigenas-latinoamericanos-ante-nuevos-desafios/

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Defensoría peruana pide al Estado garantizar educación a 1,2 millones de niños indígenas

América del Sur/ Perú/ 10.03.2020/ Fuente: mundo.sputniknews.com.

 

 La Defensoría del Pueblo de Perú ha solicitado al Estado que garantice para el año escolar 2020 dar las condiciones adecuadas para la educación bilingüe de cerca de 1,2 millones de niños indígenas, dijo Nelly Aedo, jefa del Programa de Pueblos Indígenas del organismo, en entrevista con Sputnik.

«A inicios de año la Defensoría ha invocado para que al inicio del año escolar el Estado cumpla con dar condiciones adecuadas para la educación intercultural bilingüe de los niños indígenas, enviando oficios a todos los gobiernos regionales que atienden la educación de alrededor de 1,2 millones de niños», indicó Aedo a Sputnik.

Según la funcionaria, en el país existen 27.000 colegios con educación bilingüe en 23 de los 24 departamentos.

En ellos, los niños tienen derecho a recibir clases en su idioma original como primera lengua, y en castellano como lengua como lengua complementaria; siendo las lenguas originarias más habladas el quechua y el aymara.

Aedo explicó que hay dos demandas que le hicieron al Estado.

La primera es que «se cumpla con contratar docentes bilingües, que dominen el idioma originario y el castellano a nivel oral y escrito».

La segunda es que «se cumpla con distribuir el material educativo oportunamente, antes del inicio del año educativo, a fin de que los educandos puedan contar con todas las facilidades propias del modelo de educación intercultural bilingüe».Asimismo, de manera complementaria se ha pedido que se revisen las condiciones de infraestructura, especialmente en 80 centros educativos que cuentan con residencia (internado) en el país, ubicados en los departamentos amazónicos de Loreto y Amazonas (nororiente).

«En 2015, la Defensoría encontró una realidad bastante dramática en estos lugares que exponía la integridad física, emocional e inclusive sexual de los estudiantes», indicó la funcionaria

Fuente de la noticia: https://mundo.sputniknews.com/entrevistas/202003021090654457-defensoria-peruana-pide-al-estado-garantizar-educacion-a-12-millones-de-ninos-indigenas/

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“Los pueblos indígenas son los grandes perdedores del modelo sojero”

“Los pueblos indígenas son los grandes perdedores del modelo sojero”

Por Enric Llopis

“La diversidad de los cultivos en los campos de los agricultores ha disminuido y las amenazas están aumentando”, concluye la FAO; y subraya que, de las 6.000 especies de plantas cultivadas para la obtención de alimentos, no alcanzan a 200 las que contribuyen –de manera importante- a la producción alimentaria mundial; asimismo el 24% de las cerca de 4.000 especies silvestres alimentarias (plantas, peces y mamíferos) se están reduciendo, según el documento El estado de la biodiversidad para la alimentación y la agricultura en el mundo (2019).

El  organismo de Naciones Unidas también informa de que 820 millones de personas sufren hambre y malnutrición en el planeta, mientras que 2.000 millones padecen inseguridad alimentaria (cerca del 14% de los alimentos se pierden después de la cosecha hasta que llegan al comercio minorista). “El problema del hambre no tiene que ver con la producción, sino con la distribución y el acceso a los alimentos”, apunta la periodista Nazaret Castro, autora de La dictadura de los supermercados (Akal, 2017).

Otro punto significativo es la acción de los mercados sobre las denominadas commodities: “Mediante sus actividades de trading los bancos son los principales especuladores en los mercados de contratación directa y a término de materias primas y productos agrícolas”, escribió el investigador Eric Toussaint (CADTM, 2014). También el relator de Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación en 2010, Olivier de Schutter, atribuyó en buena medida el incremento y la volatilidad de los precios de los alimentos durante la crisis mundial de 2007-2008 a “la aparición de una burbuja especulativa”; en concreto, a “la entrada de grandes y poderosos fondos de cobertura, fondos de pensiones y bancos de inversiones en el mercado de derivados financieros basados en productos alimentarios”.

A algunos de estos aspectos se hizo referencia durante la presentación, en la tienda de Oxfam Intermón en Valencia, de Los monocultivos que conquistaron el mundo. Impactos socioambientales de la caña de azúcar, la soja y la palma aceitera (Akal, 2019); en el acto participó la periodista Laura Villadiego, coautora del libro junto a las también periodistas Nazaret Castro y Aurora Moreno; el ensayo es resultado de una investigación de siete años.

Las tres investigadoras forman parte de Carro de combate, colectivo surgido en 2012 y que ha publicado libros como Amarga dulzura, una historia sobre el origen del azúcar (2013); Carro de combate. Consumir es un acto político (2014) o la Agenda 2020 de consumo responsable; en el último Informe de combate analizan el incremento acelerado de la demanda de aguacate –por ejemplo en Estados Unidos se triplicó durante el periodo 2010-2017-, en parte al promocionarse como un  “superalimento con cualidades nutricionales supuestamente excepcionales”; el informe detalla los impactos socioambientales del  monocultivo de este fruto, por ejemplo en la provincia chilena de Petorca (desvío de ríos, y pozos ilegales).

Brasil es el principal productor (y también exportador) mundial de caña de azúcar (que representa cerca del 86% de los cultivos de azúcar), seguido de India; son los dos grandes productores del planeta; además de azúcar, y etanol para el uso como combustible, permite generar electricidad (con el excedente de bagazo), tejidos o los denominados bioplásticos; requiere un uso intensivo de agua (OCDE/FAO, 2019), y “es probablemente el cultivo que ha supuesto una mayor pérdida de biodiversidad en el mundo, debido a las inmensas plantaciones”, afirman las autoras de  Los monocultivos que conquistaron el mundo (en noviembre de 2019 el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, revocó mediante decreto la Zonificación Agroecológica de la Caña de Azúcar, lo que reduce la protección ambiental para la producción e incrementa los riesgos sobre el Amazonas, el Gran Pantanal, en el estado de Matto Grosso del Sur, y las áreas protegidas de la sabana de El Cerrado, denunció WWF).

En Guatemala, el negocio azucarero se reparte –en forma de oligopolio- entre 12 grandes ingenios y siete familias, un cartel presuntamente relacionado, asimismo, con prácticas de evasión fiscal (investigación de El Faro y eldiario.es, abril 2017). Sobre Tailandia -tercer productor mundial de caña y segundo exportador mundial de azúcar-, diferentes medios difundieron en febrero de 2019 un reportaje del corresponsal de la Agencia Efe, Noel Caballero, titulado  “Polución y diabetes por la adicción de Tailandia al azúcar”; las fuentes médicas consultadas en el artículo cifraban en cerca de 200.000 los nuevos casos de diabetes anuales en Tailandia, mientras “la quema de los cañaverales ahoga al país”.

El ensayo publicado por Akal dedica un capítulo a lo que Aurora Moreno, Nazaret Castro y Laura Villadiego califican como “el nuevo oro rojo”. Indonesia y Malasia son los dos principales proveedores de aceite de Palma (OCDE/FAO, 2019), de manera que cerca del 85% de la producción mundial –que aumentó desde 15,2 millones de toneladas en 1995 a 62,6 millones en 2015 (European Palm Oil Alliance)- se concentra en ambos países. En septiembre de 2018, activistas de Greenpeace ocuparon una refinería que procesa aceite de palma en la isla indonesia de Sulawesi, perteneciente a Wilmar International; señalaron a esta compañía como la principal distribuidora de aceite de palma del planeta, y “proveedora de marcas como Colgate, Mondelez, Nestlé y Unilever”.

Una semana antes de la acción, Greenpeace denunció en un informe (La cuenta atrás. Ahora o nunca: es la hora de reformar la industria del aceite de palma) que 25 empresas productoras deforestaron 130.000 hectáreas de bosque tropical, desde finales de 2015, en Papúa Nueva Guinea y Papúa indonesia; la investigación añadía que una docena de grandes marcas, como General Mills, Hershey, Kellogg’s, Kraft Heinz, L’Oreal o PepsiCo, “se han abastecido de al menos 20 de estos productores”. Ejemplo de los efectos que tiene la destrucción del hábitat por la industria es, según los ecologistas, la eliminación en 16 años de la mitad de la población de orangutanes en la isla de Borneo. El texto de las tres periodistas se hace eco del informe, y amplía el foco a otros países.

Por ejemplo Colombia, donde destacan que las plantaciones más extensas de palma se ubican en zonas que han sufrido especialmente la violencia paramilitar, como Magdalena Medio, Nariño, Chocó o Montes de María; Colombia es líder de América Latina en producción de aceite de palma, y pasó de 158.000 hectáreas sembradas en 2000 a 517.000 en 2017 (SISPA-Fedepalma); algunas consecuencias de los macroproyectos fueron “la pérdida de biodiversidad, la contaminación de las aguas y la desaparición de modos de vida tradicionales”, apuntan Laura Villadiego, Nazaret Castro y Aurora Moreno.

También abordan la expansión de este monocultivo en África; en septiembre de 2019, la Alianza contra las Plantaciones Industriales en África Occidental y Central contabilizaba 49 concesiones para grandes plantaciones de palma aceitera en 2.740.000 hectáreas, ubicadas principalmente en Liberia, Congo-Brazzaville, Sierra Leona, Nigeria, Camerún, la República Democrática del Congo, Gabón y Costa de Marfil; las tres multinacionales con más superficie concesionada son SOCFIN, de Luxemburgo; Wilmar y Olam, las dos de Singapur. La “fuerte resistencia” de las comunidades contra el acaparamiento de tierras fue uno de los factores más importantes para frenar, en los últimos cinco años, el avance de las macroplantaciones, explica el informe de la Alianza.

Brasil y Estados Unidos son los dos mayores productores y exportadores de soja del planeta, y China el principal importador (OCDE/FAO, 2019). Por otra parte, Argentina es el primer exportador mundial de harina de soja. El Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agro-biotecnológicas (ISAAA) señala, en el informe de 2019 (con datos del año anterior), que desde 1996 la superficie de cultivos genéticamente modificados aumentó en 113 veces; los cinco mayores países en siembra de cultivos transgénicos –Estados Unidos, Brasil, Argentina, Canadá e India- concentran el 91% del área total mundial (en cultivos de estas características, de los que la mitad corresponde a la soja, seguido del maíz y el algodón).

La organización GRAIN, de apoyo a los pequeños campesinos y la biodiversidad alimentaria, caracterizó a ISAAA como “agente de propaganda de las grandes corporaciones biotecnológicas”, y respondió al informe anual de esta entidad, en 2017, con una veintena de argumentos. Entre otros, que la imposición de la soja transgénica significó “la creación de un desierto verde de más de 54 millones de hectáreas en Brasil, Argentina, Paraguay y el sur de Bolivia. Asimismo, con la adopción de la soja genéticamente modificada, el uso en América Latina del glifosato (herbicida que comercializó por primera vez la multinacional Monsanto en los años 70 del siglo XX) “creció a más de 550 millones de litros anuales, con dramáticas consecuencias sanitarias en todos los territorios” (la OMS calificó en 2015 este agroquímico como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”).

Otro punto es la construcción de un oligopolio empresarial. La directora para América Latina del grupo ETC por la diversidad cultural y ecológica, Silvia Ribeiro, destaca que cuatro corporaciones controlan las semillas transgénicas a escala global: Bayer (que adquirió Monsanto), ChemChina-Syngenta, la estadounidense Corteva Agriscience (fusión de las empresas Dow y DuPont) y BASF; así como el 75% de los agrotóxicos (“México, la devastación transgénica y la resistencia”, en desInformémonos, agosto 2019). “Los pueblos indígenas son los grandes perdedores del modelo sojero”, rematan las investigadoras de Carro de Combate. Por ejemplo el pueblo guaraní, en Paraguay, al que pertenecen “la mayor parte de los desaparecidos, ejecutados y cientos de miles de desplazados por el avance de este monocultivo”.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/los-pueblos-indigenas-son-los-grandes-perdedores-del-modelo-sojero/

Fuete de Imagen: Rebelión

Autor: Enric Llopis

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México: SEP garantiza excelencia y equidad en la prestación de servicios educativos en el país

América del Norte/ México/ 07.01.2020/ Fuente: www.24-horas.mx.

El Gobierno de México a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP) garantiza la excelencia y la equidad en la prestación de servicios educativos otorgados por el Estado, así como por los particulares con autorización o con reconocimiento de validez oficial de estudios, para atender al desarrollo integral de los estudiantes, indicó el Subsecretario de Educación Básica, Marcos Bucio Mújica.

Al encabezar la primera reunión ordinaria con integrantes del Consejo Técnico del Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación (MEJOREDU), Bucio Mújica afirmó que con estos encuentros se da cumplimiento a los principios, fines y criterios educativos dispuestos por la Constitución, en materia de Mejora Continua.

Como lo ha señalado el Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, el objetivo del Estado en materia educativa es el aprendizaje de niñas, niños, adolescentes y jóvenes; el desarrollo de todas sus capacidades, el fortalecimiento de su identidad como mexicanas y mexicanos; la responsabilidad con sus semejantes, y su compromiso con la transformación de la sociedad de la que forman parte.

Bucio Mújica señaló que el propósito de estas reuniones es conocer los avances en la revisión y construcción de los planes y programas de estudio, así como de los materiales educativos que se elaboran en la SEP, los cuales deben considerar una perspectiva inclusiva, intercultural y humanista que permita a los alumnos del país afrontar un futuro con bienestar.

Durante la sesión, la Comisionada Presidenta de la MEJOREDU, Etelvina Sandoval Flores, explicó que en estos trabajos se incorporará el enfoque de derechos humanos e igualdad sustantiva para contribuir en la eliminación de cualquier tipo o modalidad de violencia y discriminación, especialmente la que se ejerce contra las niñas y las mujeres.

En su oportunidad el Consejero Gabriel Cámara Cervera señaló que es necesario recuperar la idea de que el motor del aprendizaje profundo es el interés, especialmente en esta época en la que la información se multiplica y la lectura se empobrece.

Por su parte, el Consejero Rafael Freyre Martínez, señaló que “una gran tarea pendiente del sistema educativo es la inclusión de poblaciones en desventaja, grupos abandonados, como son los jornaleros agrícolas migrantes o los niños con discapacidad”.

Asimismo, el Consejero Tomás Miklos Ilkovics apuntó que, en la definición de la política educativa, es necesario hacerse las preguntas de fondo, tales como ¿para qué aprender? ¿cuáles son los retos del futuro? ¿cómo responder a cambios profundos en el entorno, como el cambio climático? Es decir, no debemos perder de vista el carácter holístico de la educación, adujo.

En su oportunidad, la Consejera Rocío Bárcena Molina subrayó que, en el discurso del Presidente Andrés Manuel López Obrador, existen dos elementos de tomar en cuenta para la educación y la política educativa: el enfoque territorial y el bienestar de la gente, como meta.

Durante su intervención la Consejera Maria Eugenia Alvarado Rodríguez destacó que, para la SEP, es un gran reto hacer realidad la educación intercultural, no solamente para los pueblos indígenas. La interdisciplinariedad tiene como base la disciplina, enfatizó.

Finalmente, el Consejero Leonel Pérez Espósito, indicó que fue correcto el considerar a las maestras y a los maestros como los verdaderos expertos en todo el proceso de construcción del currículum y de los materiales educativos.

Fuente de la noticia: https://www.24-horas.mx/2019/12/22/sep-garantiza-excelencia-y-equidad-en-la-prestacion-de-servicios-educativos-en-el-pais/

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