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¿Qué dice y qué no el último informe PISA?

Por: Libremercado 

Desde hace 20 años, España sigue estancada y muy alejada de los países con un mejor rendimiento. En la última edición, eso no ha cambiado.

PISA ha triunfado. No nos referimos a la edición de este año. O a tal o cual parámetro. Sino a la importancia, reconocimiento y relevancia de la prueba que los expertos de la OCDE realizan a los alumnos de los países avanzados desde hace ya veinte años.

Con razón o sin ella, PISA es un referente para juzgar los sistemas escolares de los países ricos. De hecho, la alta o baja calidad de los diferentes modelos se juzga en relación a su nota en la prueba: si estás entre los mejores, tu sistema es bueno; si te quedas por debajo de la media, no cumple los objetivos. Y no es fácil conseguir esa posición: por ejemplo, no hay un PISA de la sanidad, ni de las pensiones, ni de otros servicios públicos (aunque sí hay informes internacionales, ninguno ha adquirido la preponderancia de PISA en su campo).

Hay muchas explicaciones para este éxito. En lo que se refiere a los medios, PISA nos lo pone muy fácil: un listado de países ordenados por notas. Con esa tabla, el tertuliano que todo español (sobre todo los periodistas) lleva dentro es capaz de pontificar sobre las bondades del modelo educativo de cualquier país o comunidad autónoma.

Además, PISA tiene tantos datos, gráficas y comparativas que cualquiera puede encontrar en sus tablas el resultado que reivindique su postura. No hay más que ver cómo, a derecha e izquierda, todo el mundo usa el informe para lanzarlo a la cara del contrario, como la prueba más determinante de que ellos tenían razón. En esto PISA no ha logrado sus objetivos: si la finalidad era llegar a algún consenso, sacar conclusiones aceptadas de forma generalizada o generar un debate más desapasionado… podemos afirmar que ha sido un rotundo fracaso.

La educación siempre ha sido el principal campo de batalla ideológico y tiene lógica que así sea: los dos grandes modelos izquierda-igualdad vs derecha-mérito (y sabemos que este esquema encierra una enorme simplificación que necesitaría un desarrollo muchísimo más largo) encuentran en las aulas su razón de ser. Pensar que PISA podría resolver este enfrentamiento era absurdo. Si acaso, en algunos países (pocos) quizás sirva para una aproximación más tecnocrática al problema o para intentar un consenso de mínimos. No es el caso de España, que lleva tres décadas dándole vueltas a ese Pacto que sirva para 25 años y evite que cada cambio de gobierno traiga consigo una nueva ley educativa. Todos lo dicen y ninguno lo consigue (también es verdad que no parece que nadie lo haya intentado demasiado en serio). Eso sí, cada tres años nos divertimos buscando en las notas de PISA aquella que nos dé la razón.

Dicho esto, sí hay algunas conclusiones interesantes que pueden sacarse analizando los resultados de PISA (aunque los que no estén de acuerdo dirán que quien esto escribe está tan contaminado por sus sesgos como cualquier otro). Aquí van las más relevantes que pueden extraerse de una primera lectura del informe:

1. Dinero y resultados

Los diez primeros países en PISA 2019, en la prueba de lectura, son (no incluimos las ciudades chinas, porque no deja de ser una muestra limitada de un país mucho más grande): Singapur – Estonia – Canadá – Finlandia – Irlanda – Corea del Sur – Polonia – Suecia – Nueva Zelanda – EEUU.

Como vemos, nos encontramos con países muy ricos junto a otros que, en renta per cápita o gasto por alumno, se quedan muy por detrás de la OCDE. Si queremos un titular que lo resuma podríamos decir que el dinero no es lo importante, sino el modelo. Eso sí, es un titular que también necesita matices.

En PISA, como en cualquier otra prueba educativa, la posición socioeconómica de los padres explica parte del resultado de los hijos. De hecho, los autores del informe se esfuerzan por separar este efecto: lo que implica medir no sólo las notas de los alumnos que participan en la prueba sino el porcentaje de esas notas que se puede atribuir a la familia-barrio-colegio al que pertenecen.

Pero al decir que el dinero no importa no estamos hablando tanto del estatus familiar del alumno como del total de gasto (público y privado) en el sistema educativo y su importancia en los resultados generales: en esta cuestión, año tras año, PISA mantiene una constante y es que no hay demasiada relación. Hay que alcanzar un mínimo, eso es cierto, pero todos los países de la OCDE están por encima de esa barrera. Una vez superado ese nivel, lo que marca la diferencia es el diseño del modelo.

De hecho, todos los países analizados son ahora más ricos que en el año 2000, cuando empezaron las pruebas, pero los resultados muestran un preocupante estancamiento en la mayoría de los casos. Desde la OCDE se constata con cierta alarma que, aunque el gasto por alumno se ha incrementado alrededor del 15% de media en los últimos diez años, las notas medias no sólo no suben sino que, si acaso, bajan ligeramente. Es un cambio de tendencia que llama la atención: durante siglos, el crecimiento económico ha ido acompañado de mejoras educativas (era una relación que parecía casi inevitable: si el país era más rico, sus escuelas eran mejores). Ya no lo podemos dar por hecho, al menos en los países más desarrollados.

Esto no quiere decir que cualquier reducción de gasto esté justificada; pero sí que los temas que han ocupado el centro del debate en España en la última década (recortes, alumnos por aula, gasto público sobre el PIB…) quizás no se ocupan de lo más relevante. ¿Que el objetivo general debería ser mejorar los medios a disposición de alumnos-profesores-directores-familias? Por supuesto. ¿Que las principales respuestas estén en el Presupuesto? Ni de broma.

2. Entonces, por qué Estonia

En esta búsqueda de respuestas, Estonia debería ser la próxima estrella de los informes, reportajes periodísticos, artículos y tertulias. Un país con una renta per cápita de nivel medio-bajo (si sólo comparamos con los países de la OCDE, por debajo de la media) y que, sin embargo, supera a todos sus socios de la UE y a casi todos los demás países ricos en la mayoría de las métricas. Finlandia, con cifras un poco a la baja, ya ha pasado de moda (aunque sigue sacando unos resultados que ya quisiéramos otros) y ahora son Estonia y Polonia los referentes.

Eso sí, esto no terminará el debate, ni mucho menos. De hecho, si uno lee en la prensa internacional las explicaciones a estos resultados, se encuentra con todo tipo de argumentos, de los más sensatos a los más extravagantes: los hay que destacan las reformas liberalizadoras en ambos países, otros celebran el conservadurismo del Gobierno polaco (y de su sistema educativo), la libertad de maniobra de los profesores, la equidad de sus sistemas o, ¡incluso!, su pasado soviético. Como vemos, al final cada uno escogerá el detalle que mejor le venga para justificar la conclusión que traía de casa.

Si le preguntan al autor de este artículo qué define a los países que mejor lo hacen en PISA (y no sólo en esta edición), mi respuesta sería que el «rigor»: y no entiendan esta palabra como sinónimo de dureza, castigos o disciplina férrea, sino como una forma de explicar que los sistemas con mejores resultados son aquellos en los que todos los involucrados sienten que su trabajo importa, los demás lo valoran y los resultados (buenos o malos) tienen consecuencias. Es decir, lo importante es que políticos, padres, directivos, profesores y alumnos se tomen en serio lo que hacen, empezando por la selección del personal docente y siguiendo por un diseño de la carrera profesional que les incentive a mejorar cada día y no a acomodarse, que otorgue autonomía para aplicar a pie de pizarra lo que se cree que es mejor en cada contexto; que haga que los estudiantes (y sus familias) le encuentren sentido a todo aquello, puesto que sienten lo que aprende en la escuela y su rendimiento tendrán repercusiones tanto a lo largo de toda su etapa formativa como durante su vida adulta.

Como vemos, son muchos factores: en los países asiáticos la competencia por acceder a las universidades de élite, que dan paso a los mejores empleos, es feroz y eso empuja al alza al conjunto del sistema. En los europeos que mejor lo hacen, se habla mucho de autonomía educativa, educación en competencias y flexibilidad en los programas. Y está claro que en esto no importa sólo la ley educativa de turno. Por ejemplo, un mercado laboral que funciona de forma correcta, filtra a los mejores candidatos o premia a aquellos que llegan mejor formados (ninguna de estas características se aplica en el caso español), puede ser un excelente incentivo para que familias y estudiantes presionen para lograr una educación mejor. Si el único objetivo es titularse, porque el filtro es por nivel educativo y contactos, y no por conocimientos, nadie pedirá una escuela de más calidad, sino una que permita superar etapas con más facilidad.

Pero, como apuntaba, ésta es mi opinión. Si leen lo contrario en otro lugar, pueden dar por hecho que también ese análisis se apoyará en datos de PISA.

3. España 2018: ¿se pueden sacar conclusiones?

Este PISA ha sido uno de los que menos repercusión ha tenido en los medios españoles. Y probablemente se ha debido, al menos en parte, a la polémica sobre la prueba de lectura. En algunas regiones, sobre todo Madrid, los resultados indicaban que algo se había hecho mal.

Las quejas del consejero autonómico madrileño apuntaban en varias direcciones: 1. En los centros que hicieron la prueba dirigidos por tres grupos de examinadores (de los nueve grupos que había en total), los errores se multiplicaron (del 6,8% de media de errores en los grupos sin problemas a superar el 30% en aquellos que se ponen en cuestión); 2. Algunos de los resultados más extraños se produjeron en centros de zonas del oeste de la región, con rentas más altas y con resultados en ediciones anteriores de PISA muy por encima de la media regional; 3. Como no todos los alumnos se examinaron de ciencia y matemáticas, pero sí de lectura, los fallos en esta prueba contaminaban las otras dos (porque los resultados de los que no hicieron algún examen se estimaban, en parte, con la referencia de los de lectura).

A partir de aquí, cada uno sacará las conclusiones que mejor le vengan. De hecho, como Madrid es la región que más se ha diferenciado del resto en algunas de sus políticas educativas (por ejemplo, la libre elección del centro) y la izquierda lleva años buscándole las vueltas, el desplome en los resultados de este año se ha celebrado con alborozo en algunos ambientes. El problema es que mientras no haya un mínimo acuerdo sobre lo que ha podido ocurrir, la discusión puede ser eterna.

En lo que respecta al resto de las autonomías, las diferencias pueden ser muy significativas: entre un alumno gallego y uno andaluz o canario las notas de PISA nos dicen que hay hasta un curso y medio de diferencia de nivel. Es una barbaridad que, en un país y con una única ley educativa, haya este salto. Esto demuestra dos cosas: 1. Que no todo se reduce a Logse, Lomce o cualquier otra norma que pueda aprobarse en los próximos años; 2. Que la descentralización que permite el modelo autonómico puede ser una herramienta para significarse para bien y para mal.

Eso sí, mientras se resuelven las dudas sobre Madrid (aunque no es la única, también en Castilla y León hay problemas), no debemos olvidar que las diferencias entre algunas regiones son consistentes desde que comenzaron a hacerse las pruebas de PISA. En las comunidades del sur de España (Extremadura, Canarias, Andalucía, Castilla La Mancha, Valencia) los resultados son muy malos de forma persistente, con niveles que en algunos casos son más propios de países en vías de desarrollo. Es verdad que también son las regiones con niveles de renta per cápita o desarrollo económico más bajo. Pero incluso así, algo está fallando. Estonia no tiene una renta per cápita superior a la de estas comunidades y a algunas de ellas les saca hasta dos cursos académicos de ventaja.

4. Los problemas de PISA

Lo ocurrido en España en esta edición es un buen recordatorio de los problemas que tienen pruebas como PISA.

En demasiadas ocasiones, tomamos sus resultados como si estuvieran grabados en piedra. Hay países en los que un mal desempeño en uno de estos exámenes ha generado un enorme debate, petición de cambios legislativos o críticas al Gobierno de turno. Y otros que se han convertido en reinas por un día en la comunidad educativa o los medios simplemente porque subían unos cuantos puntos de una edición a la siguiente.

PISA no deja de ser una prueba de laboratorio, con todo lo bueno y malo que eso implica. En general, los expertos indican que es un buen test, bien diseñado para descubrir las fortalezas y debilidades de los sistemas educativos. Pero al final se trata de un examen que se realiza en un día determinado y con unas condiciones-características que podrían ser otras. Y esto siempre tiene sus problemas: desde posibles cambios en los resultados en función de cómo se explique, de quién controle las pruebas o de la capacidad del grupo de trabajo que visita los colegios; hasta elementos anecdóticos y muy complicados de controlar, pero que pueden afectar a una región o país como la fecha elegida para la prueba (imaginemos un día de mucho calor, o que cae justo después de los exámenes trimestrales, o tras un parón por vacaciones…) o la similitud entre los problemas de PISA y los usados en las pruebas nacionales. Desde hace años, por ejemplo, hay quien acusa a los países asiáticos de sacar tan buenas notas porque se preparan para estos exámenes: es decir, obligan a los alumnos que van a acudir a PISA a que se ejerciten en pruebas similares a las que se encontrarán en esta prueba, con lo que mejora su rendimiento, necesitan menos explicaciones, van más rápido y tienen menos temor a no saber qué hacer.

Por eso, PISA debería ser una herramienta más y los resultados de cada edición hay que tomarlos siempre con precaución. Lo importante es la tendencia general a 1-2 décadas vista. Y, por supuesto, tener presente que los cambios en una u otra ley (o en uno u otro partido de Gobierno) se harán sentir a medio plazo. En España, por ejemplo, el problema del sistema educativo no es PISA, sino que las notas de este examen encajan a la perfección con el resto de los síntomas: desde la productividad del trabajador español una vez se incorpora al mercado laboral, a las pruebas de destreza y conocimientos para adultos, pasando por las cifras de I+D, patentes, creación de empresas, conocimientos financieros entre la población, uso de idiomas extranjeros… Si todo lo demás funcionara bien, PISA podría ser una anécdota, quizás un recordatorio de que nuestro sistema (más memorístico y menos centrado en eso que ahora se llaman «habilidades») necesita una pequeña puesta al día. No es así. PISA es sólo una señal más.

Lo mismo podemos decir de las notas en esta edición. Más allá del caso de Madrid, los resultados muestran un estancamiento para el conjunto del país y desde hace 20 años, en la parte media-baja de la tabla de la OCDE. En algunas regiones, las notas son muy-muy bajas, al nivel de países mucho menos avanzados, desde el comienzo de PISA y no se ven apenas señales de mejoría. Por ahí no deberíamos buscar excusas. PISA puede no ser perfecto, pero está claro que el sistema educativo español necesita cambios profundos.

 

Enlace original: https://www.libremercado.com/2019-12-08/que-dice-y-que-no-el-ultimo-informe-pisa-1276649140/

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Colombia: Lo bueno, lo malo y lo feo que deja hasta ahora el paro nacional

Redacción: Alerta

Después de ver cómo las multitudes se tomaron las calles de países como Chile, Ecuador y Bolivia, el turno le llegó a Colombia, que este jueves completa 15 días de manifestaciones y actividades en apoyo al gran paro nacional.

La primera convocatoria se realizó el pasado 21 de noviembre. En esta movilización cerca de 210.000 personas pertenecientes a sindicatos, indígenas, estudiantes, organizaciones sociales o simplemente gente del común, salieron a las calles a protestar contra el Gobierno del presidente Iván Duque por el denominado ‘Paquetazo’, que hace referencia a una serie de reformas en materia laboral, pensional y educativa.

Pese a que el Gobierno militarizó algunas partes del país, acuarteló las Fuerzas Militares, cerró las fronteras y otorgó facultades extraordinarias a los mandatarios locales como ley seca o toque de queda, ese 21N pasó a la historia de Colombia como el día en el que los ciudadanos se unieron sin importar, color, religión o condición social y paralizaron al país pidiendo un cambio en las políticas anunciadas.

Así las cosas, a la jornada ya sin precedentes, se le sumó un masivo cacerolazo, en evento que se dio en horas de la noche cuando pareciera que las marchas se apaciguaban. En esta jornada, miles de personas salieron a las calles, ventanas y balcones de sus casas con olla y cuchara en mano para hacer sentir su descontento social.

Paro nacional del 4 de diciembre
Carrera Séptima. Un grupo de estudiantes conformó la llamada ‘primera línea’, un grupo que tiene como objetivo defender a manifestantes.
Inaldo Pérez-Sistema Integrado Digital

Lo feo vino después, y es que en medio de los disturbios se registraron cuatro muertos (tres en Cali uno en Bogotá) y múltiples heridos, sin contar los saqueos, vandalismo a los bienes públicos y el pánico colectivo que obligó a muchos ciudadanos a seguir de largo toda la noche para cuidar sus viviendas.

Una de las muertes que conmocionó al país fue la de Dilan Cruz, el joven que resultó herido el pasado sábado 23 de noviembre durante las manifestaciones en Bogotá por un artefacto lanzado por un agente del Esmad.

Cruz, de 18 años, se convirtió en el símbolo del malestar ciudadano contra la violencia durante estas protestas en Bogotá.

Ante estos hechos, el presidente Iván Duque convocó a un diálogo nacional para escuchar el descontento generalizado y buscar soluciones. Esta mesa se instaló desde el 23 de noviembre y a la fecha continúa, aunque sin acuerdos claros.

El comité promotor del paro entregó un pliego de 13 peticiones, entre las que se encuentra el retiro del proyecto de reforma tributaria, la disolución del Esmad y la depuración de la Policía, que no haya reforma laboral y que se cumplan los acuerdos con estudiantes, educadores y trabajadores, entre otros.

Homenaje al joven Dilan Cruz, muerto en Bogotá
Un estudiante sostiene una pancarta que representa a Dilan Cruz, el joven manifestante herido por un miembro del Escuadrón Antidisturbios Móviles (ESMAD) durante una protesta contra el gobierno colombiano y murió ayer, en Bogotá.
AFP

Los días avanzaron con pequeñas movilizaciones hasta este miércoles, día en el que se realizó otra masiva manifestación, pero sin el aforo del 21N.

La ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, estimó en unas 40.000 las personas que participaron en las marchas en toda Colombia. Los organizadores reunidos en el Comité Nacional del Paro, sin embargo, aseguran que fueron muchos más.

La jornada transcurrió pacíficamente en su mayoría. Jóvenes, indígenas, campesinos, afrocolombianos y sindicatos se movilizaron en las principales ciudades del país bajo vigilancia policial y militar.

Por su parte, Fenalco reportó pérdidas superiores a un billón de pesos en todo el territorio nacional, lo que representa la reducción de la productividad en un 30 % solo en el sector comercial e industrial, es decir que diariamente las pérdidas ascienden a los $15.000 millones.

Este jueves sobre las 2 p.m., se programó una nueva jornada de la mesa de diálogo entre los voceros de Gobierno y el Comité promotor y se espera que antes de terminar el año se conjure este gran paro nacional que demuestra que Colombia ya no es el mismo país del pasado.

Para la próxima semana están previstas varias actividades hasta el próximo 10 de diciembre como un cacerolzao intercontinental, además de un encuentro nacional de organizaciones, el concierto Enciende tu voz: Un canto por Colombia y la conmemoración del Día Nacional de los Derechos Humanos.

Fuente: https://www.alertatolima.com/noticias/politica/lo-bueno-lo-malo-y-lo-feo-que-deja-hasta-ahora-el-paro-nacional

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Diversidad cultural y Reforma Educativa

Por: Pluma Invitada

Dedicado a mi querido maestro Carlos Lenkersdorf

El México profundo está formado por una gran diversidad de pueblos, comunidades y sectores sociales que constituyen la mayoría de la población del país. Lo que los une y los distingue del resto de la sociedad mexicana es que son grupos portadores de maneras de entender el mundo y organizar la vida que tienen  su origen en la civilización mesoamericana, forjada aquí a lo largo de un dilatado y complejo proceso histórico… La civilización mesoamericana es una civilización negada, cuya presencia es imprescindible reconocer.

Guillermo Bonfil Batalla[2]

En el siguiente texto vamos a presentar un análisis en relación con la diversidad cultural y la educación, en específico sobre la enseñanza de las culturas de los pueblos originarios y las lenguas originarias. Lo que señalaremos es lo que se ha observado del 2013 hasta el 2019, lo cual implica mencionar algunos puntos sobre el proyecto educativo y la reforma educativa que inicia su promulgación a partir de publicar el artículo 3° constitucional el 15 de mayo de 2019, en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Para iniciar la exposición retomamos lo señalado por la ONU referente a la diversidad cultural:

La cultura adquiere formas diversas a través del tiempo y del espacio. Esta diversidad se manifiesta en la originalidad y la pluralidad de las identidades que caracterizan los grupos y las sociedades que componen la humanidad. Fuente de intercambios, de innovación y de creatividad, la diversidad cultural es, para el género humano, tan necesaria como la diversidad biológica para los organismos vivos. En este sentido, constituye el patrimonio común de la humanidad y debe ser reconocida y consolidada en beneficio de las generaciones presentes y futuras.[3]

A partir de esto retomamos que la diversidad cultural significa diferentes culturas e identidades que conforman la humanidad, las naciones, los Estados. México está constituido por diferentes culturas y pueblos, al ser el nuestro un país multicultural donde conviven matrices culturales de pueblos originarios, afroamericanos, y de otras matrices europeas, asiáticas y norteamericanas. Por ello mismo, es un país de convivencia conflictiva, ya que existen ciertos sectores de la sociedad que viven privilegiados con las mejores condiciones de vida y dignidad, mientras un muy alto porcentaje vive en condiciones de explotación, ignorancia, exclusión social y en procesos de discriminación constante, procesos racistas, misóginos, homofóbicos, gerontofóbicos, etc.

En este trabajo me limitaré a presentar algunas ideas sobre la diversidad cultural en los pueblos originarios, lo que no implica desconocer la diversidad cultural de otros sectores que integran la sociedad mexicana. Sin embargo, considero que hoy en día, a pesar del discurso de la interculturalidad y de neoindigenismo que vivimos, se debe poner sobre la mesa de discusión educativa puntos para mejorar y construir un proyecto educativo no neoliberal, colonial y racista, pues tal sigue siendo hoy en día nuestro proyecto educativo, no abiertamente por supuesto, sino en el contenido y en el tipo de políticas pública que no resuelven los problemas de los pueblos originarios y de otros sectores de la sociedad mexicana, lo cual no será posible mientras no cambien los contenidos, políticas y proyectos de corte neoliberal.

Para entrar en materias de nuestro tema es importante señalar algunas cosas relacionadas con la reforma educativa actual 2019 del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Recordemos que la reforma inicia con la publicación del 3° constitucional el 15 de mayo de 2019 y con las leyes secundarias el 30 de septiembre de 2019. Un dato interesante es que en dos de las leyes secundarias está escrita muy pocas veces la palabra indígena o cultura; por ejemplo: en la Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros, sólo se menciona una vez la palabra “indígena” y dos veces la palabra “cultura”, y en la Ley Reglamentaria del artículo 3° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en Materia de Mejora Continua de la Educación, aparece una sola vez la palabra “indígena” y cuatro veces la palabra “cultura”. Donde el concepto “indígena” o “cultura” aparece mayor número de veces es en la Ley General de Educación.

En la Ley General de Educación se pueden leer varias cuestiones importantes de anotar y preguntar: ¿Para quién es la educación indígena? ¿Quiénes aprenden los conocimientos y saberes de los pueblos indígenas? ¿Cómo se percibe el valor de los conocimientos de los pueblos indígenas en el proyecto educativo nacional de México?

En la Ley General de Educación se puede leer en su artículo 14 en su fracción V que se debe de “promover la participación de los pueblos y comunidades indígenas en la construcción de los modelos educativos”; y en el artículo 30 que se refiere a los contenidos de los planes y programas de estudio que imparta el Estado en su fracción V se menciona que uno de los contenidos será: “El conocimiento y, en su caso, el aprendizaje de lenguas indígenas de nuestro país, la importancia de la pluralidad lingüística de la Nación y el respeto a los derechos lingüísticos de los pueblos indígenas”. Sin embargo, es ambiguo si esos contenidos se tienen que enseñar a todos y todas la estudiantes de México aunque no sean indígenas. Se hace la interpretación de que esos contenidos sólo se transmiten en la modalidad de educación indígena. Ello se puede leer en el Capítulo VI, artículo 56 de la Ley General de la Educación, en su párrafo segundo que dice: “La educación indígena debe atender las necesidades educativas de las personas, pueblos y comunidades indígenas con pertinencia cultural y lingüística; además de basarse en el respeto, promoción y preservación del patrimonio histórico y de nuestras culturas”.

En este sentido, es importante reconocer que las personas que pertenecen a un pueblo o comunidad indígena deben ser educadas con “pertinencia cultural y lingüística”. Sin embargo, no se le da el valor e importancia que tienen los conocimientos y saberes de los pueblos indígenas u originarios para el desarrollo económico, político, ético o ambiental de México. Planteamos una hipótesis del porqué no se piensan los conocimientos, saberes y cosmovisiones para ser enseñados en todo el Sistema Educativo Nacional, sin necesidad de pertenecer a un pueblo originario o indígena.

Por un lado, está la simple mitificación que han hecho investigadores e intelectuales de izquierda y derecha que piensan que los pueblos originarios sólo están interesados en mitos y leyendas o en preservar una cultura milenaria idealizada; y no reconocen que los pueblos originarios son pueblos que se encuentran en procesos históricos de reconfiguración, adaptación, integración de diferentes elementos culturales, creación de cultura, saberes y conocimiento. Ello implica que los pueblos no se niegan a aprender la ciencia, las humanidades y artes que pertenecen a otros pueblos, aunque sean occidentales.

Por otro lado, a manera de hipótesis del porqué no retomar conocimientos, saberes y cosmovisiones de los pueblos originarios y volverlos sistemáticos para crear contenidos nacionales en el Sistema Educativos Nacional, a través de la escritura u otras tecnologías que permiten la recuperación de saberes y conocimientos, es que las culturas originarias cuestionan las bases epistemológicas, políticas e ideológicas de la educación neoliberal, la educación dominante: la propiedad privada, la libertad individual, la relación que se tienen entre la naturaleza y el ser humano, el individualismo, la competencia, la soledad, la calidad/excelencia, los procesos de selección, los tipos de exámenes o aprendizajes que se llevan a cabo, el tipo de justicia o el desarrollo económico.[4]

Luis Villoro señalaba que el nuevo liberalismo a través de la libertad individual que promulga, necesitaría de la ausencia de la comunidad, y en el caso de los actuales actores sociales, son los pueblos originarios quienes siguen produciendo comunidad; sin embargo, la reproducción de su cultura, sociedad y cosmovisión está llevando grandes cambios en todos los pueblos originarios en México y en el mundo, ya que existen procesos de desindianización, discriminación lingüística y epistemológica que dan como resultado la pérdida de las lenguas y las culturas. Ello lo podemos leer en documentos como los que ha producido el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), México, lenguas indígenas nacionales en riesgo de desaparición, donde todas las lenguas indígenas están en riesgo de desaparición; claro, con diferente nivel de riesgo.[5]

Un elemento fundamental del porqué nos debe de preocupar la pérdida de las lenguas y las culturas originarias, no debe ser sólo por un argumento folcklorizante o un nuevo indigenismo, que realmente no les importa a los seres humanos que pertenecen a los pueblos originarios. Primero, se trata de una posición ética de reconocer que ellas y ellos son ejemplo concreto de cómo es y puede ser el ser humano. No seres humanos de segunda ni subhumanos, como se ha visto a lo largo de la historia de conquistas y colonización que se ha llevado a cabo en América. Por otro lado, sus saberes y conocimientos, como han señalado autores como Leonardo Boff, Noam Chomsky, Pablo González Casanova, Naomi Klein, Carlos Lenkersdorf, nos pueden permitir que continúe la vida humana, por los problemas que han producidos otros sectores de la humanidad como es el cambio climático y el calentamiento global. Nos urge relacionarnos de otra forma con la naturaleza, con el planeta, con el globo, entre nosotros mismos como seres humanos. En este sentido, sus conocimientos ante una emergencia mundial se convierten en universales que debemos aprender, para que continúe la vida humana sobre la faz de la tierra, por lo cual sus saberes no son locales o regionales, sino se convierten, ante las necesidades actuales en el mundo, en conocimientos éticos, ambientales y antropológicos para formar otras humanidades.

Educación, pueblos originarios y pedagogía

Ahora bien, es importante ubicar la discusión del papel de los pueblos originarios en el terreno de la educación. En este texto se va a comprender a la educación como un proyecto social, cultural, histórico, político y económico donde se hacen presentes diversos modos de formar al ser humano para llevar a cabo un determinado proyecto de sociedad. A partir de esta forma de conceptualizar la educación, considero que en ella conviven y se articulan diferentes pedagogías, que hacen presentes diferentes modos de formar al ser humano. Lo que está en juego hoy en día es la educación, o en otros términos, el proyecto educativo nacional. Se puede señalar que la educación dominante hoy en día es la continuación del proyecto educativo gerencialista y neoliberal como lo han demostrado autores como Lucia Rivera, Roberto González Villareal y Marcelino Guerra, en texto como Cancelar la Reforma Educativa, un kit para luchar contra la reforma neoliberal así como Mauro Jarquín en su libro de próxima publicación: Pedagogía del capital. Empresarios, nueva derecha y reforma educativa en México.

Ante este panorama, lo que debemos ir construyendo es otra educación no neoliberal, donde participen otros actores que construyan otros objetivos que persigan formar al ser humano, no como consumista, cosa, objeto, sino como un ser humano diferente a los ideales gerencialistas y neoliberales hegemónicos en México y en muchas partes del mundo, lo que implica formar subjetividades no neoliberales. En México tenemos una gran diversidad cultural, que podemos leerla como matrices epistémicas y epistemológicas desde donde se pueden construir pedagogías de cada uno de los pueblos que conforman México. Esta tesis se sostiene a partir de la experiencia personal como docente y pedagogo así como desde la lectura hecha de la obra de Carlos Lenkersdorf, desde su convivencia con el pueblo maya tojolabal.[6]

La sistematización de los conocimientos de esos modos posibles de formar a mujeres y hombres en los distintos pueblos humanos, es a lo que aquí se le da el nombre de “pedagogías de los pueblos”. A cada pueblo le corresponde una pedagogía. Los caminos de su construcción pueden ser diversos. Sin embargo, me limito a plantear algunas posibilidades para la construcción de “las pedagogías de los pueblos”, y señalar lo siguiente:

  1. A partir de cada cultura de los pueblos, se puede sistematizar o construir una pedagogía propia.
  2. A partir de cada filosofía de los pueblos, se puede sistematizar o construir una pedagogía propia.
  3. A partir de cada lengua que pertenezca a troncos lingüísticos diferentes, se puede construir una pedagogía.
  4. A partir de las diferentes cosmovisiones, se puede construir, sistematizar o tejer la pedagogía de cada uno de los pueblos.

En este sentido, al hablar de pueblos, no sólo me refiero a los pueblos originarios, sino a una forma de clasificar a los diferentes grupos humanos en nuestra América, como ya lo ha hecho de forma extraordinaria en la década de los setenta Darcy Ribeyro cuando hace una tipología de los pueblos extraeuropeos del mundo moderno, presentando las siguientes categorías: Pueblos Testimonio, Pueblos Nuevos, Pueblos Transplantados y Pueblos Emergentes, pensándolos como macroetnias.[7] Por nuestro lado, nos concentraremos en mencionar algunos de los pueblos que observamos en la realidad mexicana: los pueblos originarios, los pueblos afromexicanos y los pueblos mestizos, concentrándonos, por el momento, en apelar a la construcción de las pedagogías de los pueblos originarios para ir superando el problema de la colonización pedagógica, qué se comprende como la transmisión del consenso de un modo único e ideal de formar a los seres humanos que no corresponde a la diversidad cultural de las naciones.

Sugerencias para otra educación

Alguna propuesta sobre la educación ante la diversidad cultural son las siguientes:

  1. Enseñar las diferentes lenguas originarias, en sus respectivas variantes lingüísticas en las diferentes regiones de México, desde educación inicial hasta educación superior, para que no haya desubicación lingüística.
  2. Enseñar las diferentes morales de los pueblos originarios en relación a los problemas ambientales, relaciones sociales individualistas, competitivas y violentas que estamos viviendo en México en pueblos no indígenas; con relaciones colectivas y solidarias que algunos pueblos originarios viven y comparten, poner sobre la mesa nuevamente el nosotros, como planteaba Carlos Lenkersdorf, quien lo identifica entre los mayas tojolabales y que comparten muchos pueblos más.
  3. Enseñar el español como segunda lengua, propuesta que ha trabajado más a fondo Leopoldo Valiñas.
  4. Sistematizar la escritura de todos los pueblos originarios para que se escriba en los salones de clases desde educación inicial hasta educación superior, y no haya necesidad sólo de escribir en español, ya que eso implica que poco a poco se vaya perdiendo la lengua. Conservar las lenguas originarias por escrito hoy se convierte en una necesidad para poder resolver la desindianización y etnocidio que se lleva a cabo todos los días en los salones de clases del Sistema Educativo Nacional.
  5. Hablar las lenguas originarias desde educación inicial hasta educación superior dentro de las escuelas y en los salones de clases.
  6. Sistematizar contenidos epistemológicos y éticos desde los pueblos originarios para que se enseñen en todos los planes y programas de estudio de educación inicial e educación superior.
  7. Transmitir la historia de mujeres y hombres que conforman los pueblos, comunidades y estados, para construir no una historia colonial, sino una historia donde se reconozcan a las mujeres y hombres como actores fundamentales en la vida de nuestra nación; una historia no patriarcal ni colonial.[8]
  8. Hacer presente que los diferentes modos de discriminación (por ejemplo racismo, misoginia, homofobia, gerentofobia) son una de las bases de la educación dominante en México, y por lo tanto un problema que se debe resolver pedagógicamente, lo cual implica valorar de forma positiva y práctica los conocimientos, saberes, creencia y cosmovisiones de los pueblos como una herencia histórica que se debe enseñar en todas las escuelas públicas de México.
  9. Hacer presente todos los ideales de ser humano a formar que posee cada uno de los pueblos, para tenerlos como ejes o perfiles de formación, de ingreso y egreso en los diferentes niveles educativos. Esto a partir de concebir que no hay una sola forma de ser mexicanos o mexicanas, sino diferentes modos y, por lo tanto, de ser humano. Y es que los perfiles del proyecto educativo actual en el Sistema Educativo Nacional sigue estando limitando por los principios e ideales del neoliberalismo: un ser competitivo, un ser individualista, un ser indolente, un ser violento, un ser excelente, un ser que ha perdido la historia de su pueblo y se ha impuesto la historia y memoria del consumo y del capitalismo actual, a través de los medios de comunicación como internet, redes sociales, música, artes, ropa, cine y otros productos culturales.
  10. Desmitificar que los pueblos originarios, los pueblos afros y hasta los pueblos mestizos no están interesados en aprender los conocimientos de las ciencias, las humanidades o artes porque los puede desindianizar; por lo contrario, es necesario pensar que esos conocimientos son parte de la cultura universal, por ende un derecho humano, el derecho al conocimiento, que todo pueblo debe de ejercer e integrarlo para que se convierta en su cultural propia; concepto comprendido desde lo que proponía Guillermo Bonfil Batalla: “Los ámbitos de cultura autónoma y cultura apropiada forman el campo más general de la cultura propia; es decir, aquel en que los elementos culturales propios o ajenos están bajo el control de grupo”.[9]
  11. Hacer presente que todas las culturas son incompletas, como señala Boaventura de Sousa Santos, principio de incompletud que debe ser uno de los ejes para la construcción de contenidos curriculares y en general de cualquier conocimiento pedagógico.[10]
  12. Valorar las cosmovisiones, culturas y leguas originarias como matrices pedagógicas desde donde se pueden construir otro tipo de conocimientos, prácticas y relaciones sociales, no sólo para los indígenas, sino para toda la sociedad mexicana. Pensar que estamos urgidos de pensar y comportarnos de formas diferentes para salvar nuestra propia vida, ante problemas como el calentamiento global o el problema de la violencia estructural que vivimos en México; violencia que tiene diferentes modos de expresión, como es: la violencia de género, la violencia contra las mujeres, la violencia contra los homosexuales, la violencia contra los niños, la violencia contra los viejos, la violencia contra los indios, la violencia que ejercen compañeros de trabajo contra otros compañeros de trabajo, violencia de un estudiante contra otro estudiante. Violencia que se convierte en el modus operandi de vida de un alto porcentaje de la población mexicana.
  13. Reconocer que la forma en que se ha intentado resolver los problemas que están relacionados con la diversidad cultural, con la interculturalidad impulsada por el estado, que tiene como base el indigenismo, no ha sido suficiente.[11]
  14. Impulsar políticas públicas que tengan como base epistemológica y ética los conocimientos de los pueblos originarios para resolver problemas, no sólo la sobrevivencia del pueblo local, sino para la resolución de problemas nacionales, ya que sus epistemes poseen una dimensión universal cuando nos ayudan a transformar las relaciones humanas y mejorar nuestra relación con nuestra casa común, la Tierra.

Ante la gran diversidad cultural y diversidad pedagógica, es necesario pensar que la educación es un proyecto, que es la unidad en la diversidad, y que mejorar es reflexionar en las posibilidades de aperturas para la discusión, así como en urgencias para cambiar las formas de plantear y resolver problemas, ya que debemos hacer presentes nuestros problemas como mayorías que somos: como pueblos indígenas, afromexicanos, jóvenes, mujeres, niños, viejos, lesbianas, homosexuales, desempleados, explotados, enfermos, etc., para poder resolver nuestros propios problemas.

Bibliografía

 

Bonfil Batalla, Guillermo, México profundo. Una civilización Negada, México, CONACULTA, 2001.

Embriz, Arnulfo y Oscar Zamora, México. Lenguas indígenas nacionales en riesgo de desaparición: variantes lingüísticas por grado de riesgo, México, INALI, 2012.

Gargallo, Francesca, Feminismo desde abya yala. Ideas y proposiciones de las mujeres de 607 pueblos de nuestra América, México, UACM, 2015.

Guillermo Bonfil Batalla, “La teoría del control cultural en el estudio de procesos étnicos”, En: Estudios sobre las Culturas Contemporáneas, Colima, Universidad de Colima, vol. IV, núm. 12 Colima, 1991.

Lenkersdorf, Carlos, Filosofar en clave tojolabal, México Miguel Ángel Porrúa, 2005.

Lenkersdorf, Carlos, Los hombres verdaderos. Voces y testimonios tojolabalesLengua y sociedad, naturaleza y cultura, arte y comunidad cósmica, México, Siglo XXI editores, 2005.

Ribeyro, Darcy, Las Américas y la civilización. Proceso de formación y causas del desarrollo desigual de los pueblos americanos, México, Editorial Extemporáneos, 1977.

Santos, Boaventura de Sousa Descolonizar el saber, reinventar el poder, Montevideo, Ediciones Trilce, 2010.

UNESCO, Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultura, UNESCO, 2001.

Villoro, Luis, De la libertad a la comunidad, México, Fondo de Cultura Económica, 2004.

[1] Coordinador del Seminario de Perspectivas Críticas en Educación de México y Latinoamérica: construcción de discursos y prácticas. Agradezco a David Elías Hernández por sus correcciones y a Miriam Isabel Arciniega Miranda y a Mauro Jarquín por su lectura y sugerencias.

[2] Guillermo Bonfil Batalla, México profundo. Una civilización Negada, México, CONACULTA, 2001, p. 21.

[3] UNESCO, Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultura, UNESCO, 2001, p.p. 1-2.

[4] En relación con algunos de los anteriores puntos, Luis Villoro señalaba: “Esas cuatro palabras, libertad individual, democracia, Estado debilitado y desarrollo, resumen el pensamiento de un liberalismo renovado que parece haber obtenido un consenso planetario. Pero he calificado a ese liberalismo de “desencantado”. Porque, en efecto, la adhesión que suscita no se acompaña de entusiasmo, sino de un creciente malestar por sus resultados de una nostalgia dolorosa.” Luis Villoro, De la libertad a la comunidad, México, Fondo de Cultura Económica, 2004, p.p. 3-4.

[5] Arnulfo Embriz y Oscar Zamora, México. Lenguas indígenas nacionales en riesgo de desaparición: variantes lingüísticas por grado de riesgo, México, INALI, 2012.

[6] Dos obras fundamentales de Carlos Lenkersdorf son: Filosofar en clave tojolabal y Los hombres verdaderos.

[7] Darcy Ribeyro, Las Américas y la civilización. Proceso de formación y causas del desarrollo desigual de los pueblos americanos, México, Editorial Extemporáneos, 1977, p. 93.

[8] Un trabajo esencial en la recuperación del conocimiento de las mujeres está el trabajo fundamental de Francesca Gargallo, titulado: Feminismo desde abya yala. Ideas y proposiciones de las mujeres de 607 pueblos de nuestra América, México.

[9] Guillermo Bonfil Batalla, “La teoría del control cultural en el estudio de procesos étnicos”, En: Estudios sobre las Culturas Contemporáneas, Colima, Universidad de Colima, vol. IV, núm. 12 Colima, 1991, p. 176.

[10] Boaventura señala: “La tercera premisa es que todas las culturas son incompletas y problemáticas en sus concepciones de dignidad humana. Lo incompleto se debe a la propia existencia de una pluralidad de culturas. Si cada cultura fuera tan completa como afirma ser, habría apenas una única cultura. La idea de completud es la fuente de exceso de sentido que parece plagar todas las culturas. La incompletud es de esta manera más visible desde afuera, desde la perspectiva de otra cultura.” Boaventura Sousa Santos, Descolonizar el saber, reinventar el poder, Montevideo, Ediciones Trilce, 2010, p. 71.

[11] La idea de que la interculturalidad impulsada por el Estado tiene como base el indigenismo, la señaló Gunther Dietz en: la 63° sesión del Seminario de Perspectivas Críticas en Educación de México y Latinoamérica, conferencia magistral de Gunther Dietz, titulada: “Los problemas de la educación intercultural en México”, moderó: José Carlos Buenaventura, martes 16 de junio de 2015, a las 17:00 horas, Salón 005 de la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. Consultado en: https://www.youtube.com/watch?v=jRz-beOL204&t=1s, sábado 16 de noviembre de 2019, a las 12:44 p.m.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/diversidad-cultural-y-reforma-educativa/

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Educación Pública: Un año de gobierno ¿Cambio de régimen?

Educación Pública: Un año de gobierno ¿Cambio de régimen?

Juan Carlos Miranda Arroyo

Antes del 1 de diciembre, el gobierno de la “4T” se había pronunciado por emprender una Reforma Educativa “de raíz.

Por el momento, no se ven claros los rasgos del cambio de régimen de la “4T” en materia de educación pública. En lo que sigue expondré las evidencias y las razones por las cuales considero que “el cambio” no ha llegado ni ha tenido lugar (en sus contenidos ni en sus formas) en el ámbito de la educación en México, hoy, al cumplirse un año de la toma de posesión del presidente Andrés Manuel López Obrador.

I

Antes del 1 de diciembre, el gobierno de la “4T” se había pronunciado por emprender una Reforma Educativa “de raíz” (o radical), ante el señalamiento de que la anterior (la del período 2012-2018) había sido considerada, tanto por los opositores políticos del gobierno de Enrique Peña Nieto como por los sectores disidentes del Sindicato de Maestros (específicamente la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, CNTE), como la “mal llamada Reforma Educativa”, que pretendió sentar a las maestras y a los maestros de México en el banquillo de los acusados. “Mientras las maestras y los maestros no fueran evaluados rigurosa y sistemáticamente, -rezaba el discurso oficial peñanietista-, la calidad de la educación de las niñas, los niños y los jóvenes, seguiría en entredicho”.

II

“A toda acción le corresponde una reacción”

En concreto, considero (y así lo he expresado durante los últimos meses), que la iniciativa de Reforma Educativa del gobierno lópezobradorista ha sido “contestataria”, pues no ha existido un proyecto alternativo de educación que sea consistente y de nítido contraste con las políticas públicas anteriores. A partir de la iniciativa ingresada al Congreso por parte del presidente López Obrador (12 de diciembre de 2018), el gobierno de la “4T” se propuso, de inmediato, eliminar lo que era política y técnicamente insostenible: la evaluación para la permanencia en el puesto, que estaba dirigida al conjunto del magisterio nacional en servicio.

En su lugar, el nuevo gobierno (2018-2024) concertó con las bases disidentes y sus dirigentes, los términos de la siguiente etapa de la Reforma Educativa. Así, el “Acuerdo Nacional por la Educación” y la llamada “Nueva Escuela Mexicana” parecen ser el resultado de una concertación con las fuerzas “institucionales (dirigencia oficial del SNTE) y las bases y representantes de la disidencia magisterial, a través de un discurso o una retórica cuyos contenidos eran más reivindicatorios de demandas opositoras (“No a la Reforma basada en una Evaluación Punitiva”) que de un verdadero planteamiento alternativo o innovador en materia de educación pública.

Si se mide a la actual Reforma Educativa de la “Cuatro-T” como una respuesta a los cambios (o más bien dicho, a la simulación de los cambios) que se dieron durante el sexenio anterior (2012-2018), entonces el resultado es que sólo se ha respondido ante esa coyuntura educativa: Eliminar el carácter eminentemente “evaluador” o “enjuiciador” de las políticas públicas educativas, sobre todo hacia las figuras educativas del sistema nacional: Docentes, Directores Escolares y Asesores Técnicos, entre otras figuras educativas importantes.

Con esa dinámica, que consistió en eliminar del texto Constitucional y de la legislación educativa a la denominada “evaluación para la permanencia” en el puesto, a través de una mal diseñada evaluación de desempeño, (como lo ha señalado el doctor Ángel Díaz Barriga en varias publicaciones), se evidenció que la fuerza de la nueva Reforma Educativa (2019) estaría en su condición y en su derecho de “hacer caer” a la anterior. Aunque no calificaría a la actual Reforma Educativa de “reaccionaria”, sí diría que es “contestataria”, “reactiva” o producto de la “concertación” con las fuerzas opositoras y con la cúpula que detenta la titularidad de la representación “oficialista” del magisterio ante las autoridades laborales. ¿Entonces cómo queda el asunto de la “Rectoría del Estado en la Educación”?

III

No encuentro cambios sustantivos ni trascendentes en el llamado “Acuerdo Nacional por la Educación”, cuando se mantienen intactos una serie de dispositivos que han dejado los gobiernos de marca “Neoliberal” en el ámbito educativo (léase, sobre todo, los gobiernos de Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto). Esto lo digo en términos de la instalación de un discurso “pro-gerencialista” en el seno mismo de la escuela pública: La gestión de la “Calidad” como paradigma universal; la lógica de la “Mejora Continua” con pretensiones absurdas de “neutralidad ideológica”. (Lo mismo que sucedió con la noción de “Competencias”). En ambos casos, sin el cuidado de deslindar su pasado y sin ubicar claramente su legado histórico (como conceptos ideológicos, más que académicos), que nos vienen desde finales de la II Guerra Mundial, justo cuando E. Deming sostuvo que la superación de los viejos paradigmas de la producción de bienes y servicios (en Estados Unidos, en Europa y en Japón, que estaban en decadencia), deberían de provenir de la incorporación de cambios en la concepción gerencial de las organizaciones.

Así, la ideas de la “Calidad Total” y del círculo de la “Mejora Continua” eran obviadas como nociones “naturales” o “consustanciales” a la vida de la escuela pública. ¿Acaso vinieron de otro lado esos desarrollos gerencialistas? ¿Los intentos de la “nueva gerencia” empresarial por gestionar y producir bienes y servicios para reconvertir los patrones del consumo y renovar los factores de la acumulación capitalistas, en una era de reactivación de las economías de la posguerra, era un “desarrollo natural”?

El modelo de la “Calidad Total” de Deming, pese a sus actitudes críticas, se puso de moda una vez que se habían agotado los sistemas y modelos de administración centrados en la mano de obra, y que poco a poco fueron desplazados por las dinámicas “gerencialistas”; o a base de seguir las nuevas corrientes migratorias empresariales y que se orientaron hacia esquemas donde habría, progresivamente, una mayor intensidad de las tecnologías.

IV

Pero al Estado mexicano en la era de la “4T” no le interesó polemizar con ese pasado gerencialista en particular (pienso en la mayoría legislativa, en los funcionarios de alto nivel de la SEP, etc.). Todo lo contrario, se decidió caminar por el rumbo de la “Mejora Continua” en la educación; tanto así que creó, vía el Poder Legislativo y por iniciativa del Ejecutivo, una ley para la “Mejora Continua” de la Educación, así como una “Comisión Nacional para la “Mejora Continua” de la Educación (como organismo público no autónomo), en sustitución del finado Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), que contaba con autonomía constitucional.

Mientras tanto, y pese a que los diseñadores institucionales de la “4T” empezaron a hablar de “Excelencia” Educativa, sin un aparato conceptual que le diera sustento ni fundamento, percibo que durante el último año la educación pública estuvo plagada de improvisaciones. Para mi gusto, se abandonó lamentablemente el otro camino que quedaba y que consistía en discutir a fondo el modelo imperante de la “Calidad de la Educación” (evaluación de las políticas públicas con orientación hacia la calidad, tal como la definen los organismos internacionales), en vez de proscribir al concepto y colocar en su lugar a otro membrete, que carece de articulación y de consistencia conceptual: la llamada “Excelencia”…

En fin, lo que se desprende de este análisis resumido, abreviado, apretado de la actual coyuntura educativa, luego de un año de ejercicio en el poder público por la nueva élite gobernante de la “4T”, es que hay un intento por cambiar el “régimen”, (en eso consiste el proyecto que encabeza el presidente López Obrador); sin embargo, aún no se ha logrado ese propósito (¿falta más tiempo; todo un sexenio?), ni se cuenta con una plataforma alternativa clara en lo educativo, sino que, en todo caso, se han logrado delinear apenas unas políticas que han buscado desmontar la parte legislativa de la anterior plataforma política; pero que, en los hechos, se vive como una continuidad para el conjunto del magisterio, en lo sustantivo del trabajo cotidiano que se lleva a cabo en las escuelas y en las aulas.

No es hora en que se aprecie un cambio orgánico en materia curricular, por ejemplo. Las maestras y los maestros de la educación básica, por poner un caso, señalan que las indicaciones de las autoridades federales y estatales, es “continuar con lo dispuesto en 2017”, cuando se dio a conocer el llamado “Nuevo Modelo Educativo”, de la pasada administración federal. Entonces ¿Cuáles son los elementos del cambio curricular que requiere la escuela pública en los niveles de la educación básica con el “nuevo régimen”? ¿Cuál es el sentido y el contenido (con sus respectivos métodos) del cambio en la educación media y superior en México en esta era transformadora? ¿Cuál es el horizonte al que llevará o sobre el cual se inspirará la “4T” en materia educativa? No lo sabemos. Quizá eso está apenas en construcción.

Todo parece indicar que, en todo caso, eso apenas se va a analizar, a partir de este segundo año de gobierno federal que hoy comienza.

Correo-e: jcmqro3@yahoo.com

Twitter: @jcma23

Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo

 

 

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A pesar de todo

Por: Carlos Ornellas.

Para Max Weber la credibilidad es la fuente principal de la legitimidad de un gobierno o de su gobernante. La encuesta reciente de El Universal (15/11/2019) otorga a AMLO una calificación 10 puntos menor a la de agosto.

No obstante, a pesar de tomas de casetas, bloqueos de vías férreas y demás actividades de estudiantes de normales rurales y de maestros de la CNTE, “para los ciudadanos, los temas relacionados con la educación son los que mejor manejo tienen por parte del gobierno” (61 puntos), de acuerdo con esa encuesta.
Sin embargo, la ciudadanía también evaluó muy bien la reforma educativa del gobierno de Peña Nieto. Aun antes, desde que se popularizaron las encuestas en este país (gracias a Este País) sabemos que los maestros y las escuelas obtienen altas calificaciones.

He discutido con colegas —incluso hemos publicado nuestros coloquios— tratando de explicar esta pervivencia de buena opinión, con todo y que la prensa y los medios inundan el ambiente con malas noticias.
No hay consenso, no hay ciencia “normal” que ofrezca un método de interpretación puntual. Cuando mucho, aun después de hacer otras averiguaciones, llegamos a conjeturas.

Hay muchas presunciones acerca de por qué la escuela y los maestros son queridos por la sociedad mexicana. Las resumo en tres:
la del sentido común, la del carisma del mandatario y la histórica. Ninguna es satisfactoria por completo, pero en conjunto arrojan luz.

La primera contiene cierta dosis de perjuicio social. Quienes la sostienen piensan que la escuela pública es un desastre, que no vale la pena apoyarla y se dejan ir por tendencias “privatizadoras”.
Si la gente califica bien a las escuelas y a los maestros, dicen, es por ignorancia, porque no indagan la verdad
y los padres de familia creen los mensajes que los maestros mandan con sus alumnos de que todo está bien en la escuela.

Esta conjetura tiene cierto peso, pero no definitivo.
En charlas con padres de familia y en ciertos trabajos etnográficos, se documenta que los padres aprecian la educación que reciben sus vástagos, reconocen que hay males, “pero no en la escuela de mi hijo”.

La segunda explicación parece atractiva para algunos colegas. El presidente Andrés Manuel López Obrador disfruta de gran popularidad, es un gobernante carismático y, como efecto de su política social y su reconocimiento a los maestros, traslada ese carisma a la escuela. Por ello los ciudadanos la aprueban.

Puede ser, pero, ¿cómo explicar el consentimiento de las reformas anteriores y la buena imagen de los maestros?
En todos los sondeos que se levantaron en el sexenio anterior los encuestados valoraron alto la labor del gobierno en la educación y, aun en la etapa del Partido Acción Nacional (ver Este País (169 4/ 2005), el sistema escolar disfrutaba de alto valor, aunque la opinión pública no justipreciaba a los mandatarios.
Ergo, la popularidad del presidente López Obrador no se traslada de manera mecánica a la escuela.

La tercera inferencia tiene raigambre.
Si no es que desde antes, tras la Constitución de 1917, la educación es un valor de la nación. El abolengo del artículo 3º no se debe sólo al discurso revolucionario (jacobino en sus inicios), sino también al cumplimiento de promesas, a la creación de escuelas y a campañas célebres, como la de las misiones culturales o la de los libros de texto gratuitos.

La institución escolar, no tanto un gobierno determinado, cobró cada vez más cuantía ante vastos segmentos populares; incluso hicieron eco de la retórica nacionalista y a cambio de la “lucha de clases”, aceptaron las ofertas del régimen de la Revolución mexicana, entre ellas la de más —y mejor— educación.

La legitimidad de la escuela mexicana no se debe al trabajo de un gobierno ni al carisma de un Presidente, se debe a que la gente, en especial la de las clases populares, cree en ella. Buena parte de sus expectativas de mejoría se centran en la educación, pienso.

Fuente del artículo: http://www.educacionfutura.org/a-pesar-de-todo/

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Michael Fullan: «La colaboración mejora todos los resultados, de los docentes y el alumnado»

Por: Diario de la Educación

La colaboración entre docentes, con las familias, entre centros educativos y entre las propias regiones es la mejor manera de mejorar el sistema educativo. Este, según el canadiense, debe proveer a sus integrantes, la condiciones necesarias para poder realizar este cambio.

Michael Fullan es un hombre de 79 años lleno de energía. Ha estado en España un par de días en los que ha impartido sendas conferencias sobre la reforma educativa en la que trabajó, a partir de 2003, en Ontario (Canadá). Una reforma que mejoró sustancialmente los resultados en comprensión lectora y matemáticas y en la tasa de graduación en secundaria.

Una cosa está clara, tras escuchar a este investigador dedicado hoy a la puesta en práctica de sus métodos en ocho países diferentes. La colaboración entre docentes es un factor decisivo en la mejora de los resultados, tanto de estos (así como su satisfacción profesional) como del alumnado y de todo el sistema. Una colaboración basada en la comunicación entre las diferentes partes; también en la comunicación, pues ambas consiguen dar coherencia a las actuaciones que se llevan a cabo.

Para incidir en el sistema educativo, según Fullan, hay una serie de impulsores, de palancas, que resultan inadecuados y que suelen ser habituales en muchos países. Entre ellos se encuentran los exámenes, o ligar los salarios docentes a los resultados del alumnado, o el trabajo individual de cada profesor.

En cuanto al salario docente, Fullan explicó que «hay que pagar bien, pero hay que ir más allá, al desarrollo de sus capacidades, puesto que el salario no es una motivación suficiente».

Frente a esto, Fullan defiende la necesidad de que el profesorado trabaje de manera conjunta, colaborando unos con otros para que así el conjunto aprenda. Según explicó, es importante la formación inicial docente, pero lo es más la continua, trabajar con grupos pequeños de profesores que colaboran entre sí para mejorar su acción.

El objetivo es que el profesorado trabaje junto, en red, dentro de los centros y que estos, a su vez, puedan trabajar con otros colegios e institutos para crear redes de centros.

Fullan explicó los ocho pasos que realizaron en Canadá de 2003 a 2013 para conseguir que el país saliera de su estancamiento en comprensión lectora, matemática y en la tasa de graduación. Lo primero fue elegir un número pequeño de objetivos ambiciosos; poner el foco en el liderazgo y el desarrollo de las capacidades docentes; se estableció una Oficina de Lecto-escritura y Matemáticas; se movilizó la evidencia entre los docentes de maneras no punitivas; realizaron acciones estratégicas para involucrar a todos los niveles del sistema educativo; fueron aprendiendo del propio sistema (de sus protagonistas) según se implementaban las políticas; en buena medida, durante el proceso fue surgiendo un liderazgo intermedio (entre docentes y direcciones escolares), y, finalmente, hubo inversión de recursos. Tras este tiempo, la mejora de los resultados fue evidente, por ejemplo, en la tasa de graduación,que pasó de un 68% del alumnado a un 88%.

La clave, o parte de ella, se encuentra en la autonomía docente. Pero no una autonomía entendida como trabajo aislado del docente, sino una «autonomía conectada» que tiene en cuenta al grupo de profesores, que habla entre sí, que se comunica y tiene coherencia en sus acciones. «La colaboración mejora todos los resultados», asegura Fullan. «La autonomía no es aislamiento; si estás aislado como docente, te deterioras. Los neurocientíficos lo saben: las personas solas no viven tanto como el resto. Los mismo ocurre con los docentes. Los que trabajan solos se marchitan».

Fullan insistió en que es necesario establecer alianzas entre docentes y familias; pero que también las escuelas deben colaborar entre sí y, por encima, la colaboración debe extenderse a las diferentes regiones del país (los 72 distritos de Canadá o las 17 comunidades autónomas en España). «Y finalmente todo el sistema; un sistema que debe proveer las condiciones necesarias para que la colaboración tenga lugar».

Además de un trabajo conjunto y colaborativo entre el profesorado, parte del esfuerzo pedagógico del proyecto puesto en marcha en Ontario en su momento y, ahora, en otros ocho países por parte del grupo de Michael Fullan, pasa porque buena parte del trabajo que realiza el alumnado en su proceso de aprendizaje, sea con metodologías más activas, investigativas, con más trabajo por proyectos, en definitiva. Proyectos, además, que tienen un impacto directo en la comunidad escolar. Muy similar, en cierta forma, a lo que se desarrolla en los proyectos de aprendizaje-servicio.

Es lo que Fullan y su grupo ha llamado deep learning, aprendizaje profundo. «Que sea atractivo, que utilice la tecnología y que esté centrado en la resolución de un problema», explica.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/11/27/michael-fullan-la-colaboracion-mejora-todos-los-resultados-de-los-docentes-y-el-alumnado/

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China: Educadores piden modificar métodos de estudio de estudiantes para mejorar cualidades

Asia/China/28 Noviembre 2019/Prensa Latina

Educadores chinos han pedido que se modifiquen los métodos de estudio de los estudiantes para mejorar sus cualidades centrales durante un seminario nacional sobre enseñanza en clase.

Más de 1.000 expertos en educación de todo el país asistieron al evento, discutieron temas sobre cómo la educación puede cumplir con los requisitos a la reforma de examinación y evaluación, y cómo apoyar la práctica extracurricular de los alumnos.

Según Yang Yinfu, secretario general de la Sociedad de Educación de China (SECh), los esfuerzos para profundizar la reforma educativa deberían centrarse en que los alumnos combinen aún más el aprendizaje con el pensamiento, así como, normalizar la enseñanza heurística y el estudio de la investigación.

El responsable también sugirió que la enseñanza debería ser más personalizada de acuerdo con las aptitudes de los estudiantes, y que la tecnología informática y la educación deberían estar integradas en un nivel más profundo.

El seminario que fue organizado por la SECh y otras organizaciones se llevó a cabo el 22 y 23 de noviembre. Se trata de la segunda edición del mismo evento.

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2019-11/25/c_138582511.htm

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