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El espejismo de las Consultas Educativas

Por: Manuel Gil Antón

¿Por qué las consultas para generar, enriquecer, corregir o refutar proyectos que buscan ampliar las oportunidades de aprendizaje en el país, suelen ser ejercicios fallidos? ¿Se hacen así, adrede, para hacer de cuenta que se escuchó al magisterio, e imponer, con cierta legitimidad, lo que el poder en turno considera correcto o conveniente? Se informa: “hubo tantos y cuantos foros, congresos, asambleas o algún término equivalente; llegaron 25 mil propuestas y ya se han procesado con un moderno programa de cómputo; fueron ponentes varios cientos o miles de personas”. Esta conjetura goza de cabal salud, y tiene asidero con base en la evidencia empírica de muchas iniciativas de este tipo durante décadas.

Hay, quizá, un factor más relevante que las conduce sin remedio a la esterilidad: se trata de la puesta en marcha de procedimientos de auscultación en que no es factible la discusión serena, ni la gestación de propuestas interesantes y adecuadas a los diversos contextos en que ocurre la labor pedagógica. La forma es fondo, sí, y la forma de las consultas tiene, como fondo, la manera en que están organizadas las y los docentes.

La concepción del profesorado juega un papel determinante: si no se les concibe como profesionales a cargo de una tarea intelectual muy compleja y especializada, sino como operadores entrenados para ejecutar los planes y programas de estudio tal como lo indica la autoridad (además de encomendarles actividades administrativas huecas), entonces la necesidad de escuchar sus análisis y propuestas es baladí.

Vistos de esta forma, la estructura de su vinculación institucional cotidiana sigue los ejes administrativos, laborales o sindicales: se circunscribe a la relación contractual y los mecanismos de control.

¿Qué pasaría si, reconocidos como especialistas en la generación creativa y contextual de ambientes de aprendizaje —ahí reside la verdadera revalorización del magisterio—, se ubicaran en espacios colegiados de estudio, intercambio y diseño de estrategias didácticas que, en el marco de las grandes líneas constitucionales y de orientación pedagógica nacional, las adecuaran a la especificidad de sus condiciones, modalidades escolares y niveles de estudio? Es decir: como profesionales asociados en el desempeño de una actividad intelectual y práctica de enorme importancia para la sociedad, con alto grado de dificultad, así como amplias posibilidades de innovación diferenciada.

Si imaginamos al magisterio laborando así, entonces el espacio idóneo para las consultas sería ese, y coordinados con otros sitios semejantes, podrían ser la fuente de consideraciones de muy alto valor para la transformación educativa en nuestra tierra.

Al hacer que una parte central de las reformas educativas (sí, en plural) sea la construcción de modalidades colegiadas diversas, acordes a la desigualdad de condiciones y contextos, no solo daría cabida a procesos de consulta de una riqueza inimaginable hoy, sino a formas del ejercicio de la docencia inéditas y fértiles.

Esto es un bosquejo, muy inicial e incompleto, de una propuesta que, en aras de hacer efectivas las consultas, puede abrir otros caminos para el trabajo docente: zafar al magisterio de los hilos propios de las marionetas, para fortalecer sus capacidades profesionales. Situar la perspectiva y motor del cambio en otra modalidad de organización de base. Descentralizar a fondo, sin pensar que equivale a mudar la SEP a Puebla: se trata de reorganizar el sistema. ¿Será posible? Ojalá, pues urge.

Profesor del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México

mgil@colmex.mx

@ManuelGilAnton

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-espejismo-de-las-consultas-educativas/

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SEP: Limitaciones del modelo de competencias educativas

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

 

«Una de las principales limitaciones radica en su excesivo enfoque pragmático…»

 

La propuesta pedagógica y del nuevo currículo escolar para la educación básica (Marco curricular, SEP, 2022), del gobierno del presidente López Obrador, señala algunos inconvenientes sobre el planteamiento del diseño curricular anterior (que ha dominado este campo desde hace 40 años), el cual tiene como uno de sus núcleos duros al modelo de “desarrollo de competencias”.

Pero los puntos criticables que los especialistas de la SEP proponen, acerca de ese modelo, son superficiales, vagos y con carencias en algunas de sus líneas de argumentación. En esta oportunidad revisaré algunos argumentos pedagógicos, psicológicos, filosóficos y educativos acerca de las limitaciones o alcances del llamado modelo competencial”.

Más allá de los señalamientos de carácter “ideológico” (plano que no hay que negar y que habrá de discutirse en forma permanente), encuentro las siguientes limitaciones del modelo de desarrollo de competencias en educación o “competencial”.

  1. A pesar de su cualidad integradora, en términos de aprendizajes (comparado con el modelo de Bloom), el modelo competencial carece de una visión holística del sujeto educativo y del sujeto epistemológico.
  2. El modelo competencial tiene cargados los dados hacia el pragmatismo, es decir, tiene una preferencia exagerada hacia el “saber hacer”, que es primordial para este modelo.
  3. Por su origen histórico, y debido a necesidades educativas y del mercado de trabajo, porque ahí se aplicó primero, el modelo competencial es más adaptable a la educación media superior y superior, sobre todo en perfiles profesionales, técnicos; operativos e instrumentales.
  4. Por su carácter centrado en el desempeño y el logro (conductas observables), las evaluaciones de los procesos formativos se reducen a fragmentos de aprendizaje. Aquí hay dos limitaciones centrales: de corte educativo, pedagógico y didáctico. Este punto sí es señalado en la propuesta curricular 2022. Veamos: “esta condición fraccionada del conocimiento en la educación básica se profundiza en la medida en la que los programas de estudios se diseñan a partir de aprendizaje, competencias o aprendizajes clave. Donde prescriben los contenidos para que las estudiantes y los estudiantes de cada grado y nivel, alcancen los objetivos de cada asignatura y, en lo sucesivo, logren el perfil de egreso de la educación básica.” (p.43)
  5. Desde la perspectiva filosófica (epistemológica), el modelo competencial se alimenta de fundamentos empíricos y positivistas clásicos (no necesariamente del positivismo lógico).
  6. La aplicabilidad del modelo competencial en la educación básica es baja, sobre todo porque las condiciones de evaluación de desempeño y logro, en términos de aprendizajes, no tienen un carácter terminal ni cuenta con criterios claros en términos de un perfil de egreso. Esto es más factible en la educación media superior y superior, sobre todo cuando hay carreras terminales con una definición precisa de las “competencias profesionales”.
  7. Hace falta recuperar otros planteamientos educativos y pedagógicos que partan de criterios diferentes en el orden de organización de las necesidades sociales; de las demandas de la enseñanza y de los aprendizajes; y en la perspectiva de asegurar el derecho pleno a la educación. Sugiero retomar las propuestas de Edgar Morin en este aspecto, entre otros.

Si se plantea una crítica únicamente en el plano ideológico, las posibilidades de generar una alternativa curricular sólida, para la educación básica, quedarán igualmente limitadas. Veamos los argumentos que esgrime la SEP al respecto:

“Después de 50 años de un modelo curricular eficientista, sujeto a las demandas del modelo de desarrollo de la época, industrial, postindustrial y los modelos de sociedades que produce la sociedad de la información o sociedad 4.0, la retórica es la misma: formar sujetos para que cumplan con los objetivos de aprendizaje, las competencias para la vida o los aprendizajes clave con el fin de que respondan a la demanda de capital humano para el sistema productivo de dicha sociedad, trayendo consigo un conjunto de contradicciones y desigualdades que hacen inviable mantener el modelo curricular que se ha implementado en las últimas cinco décadas”.

SEP: MARCO CURRICULAR Y PLAN DE ESTUDIOS 2022 (P. 51)

Una retórica educativa y pedagógica, a base de generalidades, sustituye a otra. Veamos esto:

“La definición de los ejes articuladores tiene como perspectiva una educación que coloca en el centro de los procesos educativos a la comunidad-territorio, cuyo principio pedagógico se basa en la elaboración de proyectos dirigidos a la justicia social y la solidaridad con el entorno, y ya no una educación individualista basada en competencias para formar capital humano. Estos ejes cruzan el mapa curricular de la educación inicial, preescolar, básica, primaria y secundaria.”

SEP: MARCO CURRICULAR Y PLAN DE ESTUDIOS 2022 (P.92)

Pienso que lo más fácil es descalificar al “modelo competencial” con consignas ideológicas o con análisis macro de la realidad social. Modelo que, por cierto, ha sido utilizado como núcleo principal del diseño curricular en muchas naciones, para aplicarlo específicamente a la educación básica. Pero no hay argumentos en un plano más específico.

La SEP alza su propuesta mediante argumentos generales, poco precisos y a través de frases aparentemente críticas, pero que están vacías de argumentos desde los diferentes campos de conocimientos especializados en educación.

Por lo anterior, sugiero que los planteamientos del marco curricular por parte de las autoridades educativas y sus equipos técnicos, sean más consistentes y alcancen un mayor rigor académico en sus argumentaciones, pero sobre todo que consideren la experiencia y el conocimiento de las maestras y los maestros que trabajan en las escuelas y las aulas, en este esfuerzo de reconstrucción curricular.

Fuente consultada:

(1) SEP (2022) “Marco curricular y Plan de estudios 2022 de la Educación Básica Mexicana”, Subsecretaría de Educación Básica. Dirección General de Desarrollo Curricular. México.

Juan Carlos Miranda Arroyo en Twitter: @jcma23

Correo electrónico: jcmqro3@yahoo.com


Fuente de la información:  SDPnoticias

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Nueva Ruta Educativa O Moda Sexenal Trasnochada

Por: José Luis Coronado Alvarado

Sin duda desde la llegada al Gobierno Federal  de la 4T, se generaron expectativas sobre el nuevo rumbo que seguiría la educación nacional y primero con Esteban Moctezuma Barragán, quien llego con la moda del buen trato a los educadores y planteando el esquema de la Nueva Escuela Mexicana y eliminando lo punitivo de la Reforma Peñanietista en la Materia, sin embargo todo quedo solo en eso, en la mera declaración de la eliminación del esquema de Permanencia, que tanto ruido hizo en el sexenio de triste memoria y que de hecho, trajo tantos dolores de cabeza al magisterio nacional y en donde la figura antes respetada de los educadores, fue puesta por los suelos, ridiculizada y satanizada por los poderes facticos de nuestro país, beneficiarios de la ancha avenida privatizadora que en ese entonces se puso en marcha y siguió su curso.

Ya con más discreción, o dicho sea de paso, de manera más opaca en  lo mediático, la Secretaria Delfina Gómez, ha planteado, en la hora actual,  desde una visión simplista y sexenal de corto alcance y de retardada puesta en marcha, la consulta para cambiar los Planes y Programas de Educación básica y en estos vaivenes, que luego se convierten en pesadilla para los educadores, porque luego pareciera que se trata de volver a empezar en  la ruta educativa, nuevos conceptos, formatos, criterios y formas de ver el panorama que de hecho ya se conocen en  el magisterio y que aspiran a presentar como una reforma de gran calado y otra vez, a prepararse en los nuevos conceptos y en la visión que al final de cuentas sigue siendo la misma gata solo que con una nueva revolcada y entonces valdría la pena preguntar….¿Y luego que paso con los resultados de los foros educativos realizados en distintos lugares de la geografía nacional? ¿Acaso ello solo dio para la ju8stificacion del trabajo de Moctezuma en la SEP? ¡Y ahora hasta el SNTE se apunta desde sus dirigencias nacional y seccionales listos para participar! ¿Y la bilateralidad ausente por complicidad, sometimiento o simples intereses económicos? ¡Al tiempo las respuestas!

Y bueno si hasta Gilberto Guevara Niebla y , beneficiario de las críticas hacia los educadores  y su sindicato en tiempos dela Negra Noche padecida por el magisterio en el sexenio anterior , saco a relucir su visión, pero no olvida citar al actual gobierno y sus precedesores, de querer acabar con lo anterior en el caso actual, por considerar los daños neoliberales a la educación Pública, sin embargo vale decir, que  a la fecha,  se siguen planes y programas del pasado, libros neoliberales de mucha paja y distorsionado contenido, sin una visión clara de lo que requiere el ciudadano de este siglo, padeciendo aun las oscuridades de tiempos idos y sin reconocer el papel  que han venido jugando de manera importante los educadores en este trance educativo.

Bien por el propósito de aspirar al hombre y la mujer nuevos, aunque en esos conceptos de separación suene más a modismos como aquello de los niños, las niñas y los adolescentes y…. preguntaba un viejo maestro…¿Y no hay adolescentas? Y la pregunta obligada ¿Acaso no ha sido siempre el papel histórico de los maestros formar ciudadanos nuevos y de bien? ¡Más interrogantes, sin duda hay, que posteriormente tendrán respuesta!

Y vale la pena  rescatar el carácter universalista y nacionalista del conocimiento, la diversidad como punto de partida de los aprendizajes y buscar en lo comunitario el nuevo horizonte de la educación………¿Acaso no lo han hecho antes los educadores?

Y entonces el planteamiento central pudiera ser que el ciudadano nuevo a formar requiere de una visión clara y comprometida, que siempre has estado presente en las maestras y maestros del país y que aun en medio de la contingencia, han sabido enfrentar el reto para el que no fueron formados, ni capacitados ni profesionalizados por la SEP…..Si  va a haber una reforma de gran calado por que no empezar por el compromiso de la SEP para con sus maestros y la niñez para crear la nueva ruta por la que han de fortalecerse, los educadores, el normalismo , los niños y jóvenes y la sociedad mexicana en la nueva era de la Educación Publica Nacional evocando a Vasconcelos a poco más de 100 años de haber fundado esa gran  Institución que es la SEP ¿Habrá voluntad para ello? ¿Al tiempo las respuestas!

Por lo pronto y en anuncio de última hora ya todos a clases  presenciales, sin decir el cómo, ni hacerse cargo de lo que cuesta el retorno por las necesarias medidas sanitarias a implementarse, al fin que no hay problema eso lo sacan adelante los profes…. ¡Será? ¡Hasta la próxima!

Fuente de la información: https://insurgenciamagisterial.com

Fotografía: etcétera

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CAED: rostros de la precarización y la simulación

Por: Sabina Itzel Hermida Carrillo*

La SEP está violando la ley y vulnerando el derecho a la educación de miles de adolescentes y jóvenes.

Los Centros de Atención a Estudiantes con Discapacidad (CAED), son un proyecto educativo surgido de la necesidad y urgencia de que personas con discapacidad tengan acceso a la educación media superior; se trata del único servicio a ese nivel, dirigido a este vulnerado sector de la población.

Lamentablemente, hablar de CAED es hablar de precarización para estudiantes y maestros; más de 10 años después de su creación, la Secretaría de Educación Pública (SEP) sigue negándose a formalizar el servicio, a ofrecer las condiciones mínimas para que los estudiantes ejerzan su derecho a la educación y a reconocer a maestras y maestros como trabajadores de la educación al servicio del Estado. Cada ciclo escolar, CAED está sujeto a la buena voluntad de la SEP, carece de certeza presupuestal y  mantiene maestros y maestras sin sueldo por varios meses.

Mientras el Artículo 3° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece la gratuidad de la educación, los alumnos de CAED deben pagar un aproximado de $70 por cada examen realizado para acreditar una materia; evaluaciones que no están adaptadas ni adecuadas a sus necesidades específicas de aprendizaje y condenan a alumnos al fracaso constante y a pagar el examen hasta que logran acreditarlo.

Aunado a la problemática de las evaluaciones, se suma la carencia de instalaciones propias, adecuaciones curriculares, infraestructura accesible, materiales adaptados y otras herramientas; de tiflotecnología, libros en Braille, macrotipo y microtipo, tableros de comunicación, pictogramas, etcétera, ni hablamos, simplemente no existen.

La incertidumbre laboral de maestras y maestros, el nulo reconocimiento a su experiencia y dedicación, la violación constante a sus derechos laborales y la nula voluntad de la SEP para formalizar su situación resulta ofensiva después de años de lucha.

Ante una problemática que se repite año con año, es pertinente recordar lo establecido en el Artículo 7, Fracción II, inciso d de la Ley General de Educación, que a la letra dice:

 “Establecerá la educación especial disponible para todos los tipos, niveles, modalidades y opciones educativas, la cual se proporcionará en condiciones necesarias, a partir de la decisión y previa valoración de los educandos, madres y padres de familia o tutores, personal docente en su caso, por una condición de salud”.

Es decir que ante la negativa a formalizar y transformar los CAED, y ante la falta de otro servicio de Educación Especial a nivel medio superior, la SEP está violando la ley y vulnerando el derecho a la educación de miles de adolescentes y jóvenes que ven obstaculizada su trayectoria escolar y truncadas sus expectativas profesionales.

Lo anterior no parece preocupar ni al Estado ni a las instituciones educativas, tampoco parece preocupar mucho a las organizaciones de personas con discapacidad más poderosas e influyentes; la problemática de CAED podría pasar desapercibida si no fuera por sus alumnos, maestros y padres de familia quienes llevan años protestando y exponiendo sus demandas a quien quiera escucharlas.

El 3 de febrero pasado, la diputada federal Norma Aceves García, presentó un punto de acuerdo en la Cámara de Diputados para exigir que se regularicen las condiciones laborales de los maestros de CAED, esperamos que la respuesta sea la esperada.

Es así como en épocas de inclusión, nuestro sistema educativo sigue sin asumir su responsabilidad con la educación de las personas con discapacidad, sigue simulando y aumentando las brechas de desigualdad, discriminación y rezago educativo; porque para la SEP, todos los derechos no son para todas las personas.

Solución YA a la problemática de CAED.

* Colectivo Educación Especial Hoy

Fuente de la información e imagen: https://www.yotambien.mx

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Plan, programa, textos: fragilidad institucional

 Por: Carlos Ornelas

En diciembre de 2012, en un contexto diferente, con el ánimo de que el Estado recuperara la rectoría de la educación, el entonces secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, sentenció: “La Secretaría de Educación Pública es un archipiélago”. Se refería al sistema educativo mexicano donde los fieles del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación llevaban la mano y cada segmento de la burocracia jalaba para su lado.

El gobierno de Peña Nieto no forjó un continente en la educación nacional, mas unió al sector central, recuperó buena parte del control que tenía el SNTE en la educación básica y dotó de dirección y sentido centralista a la administración del sistema. Le dejó el plato servido al gobierno de la Cuarta Transformación para satisfacer sus afanes de concentrar el poder en la educación.

El currículo nacional es monopolio de la SEP desde hace décadas. Pero el gobierno anterior instituyó el Sistema de Información y Gestión Educativa y el Fondo de Aportaciones de Nómina Educativa y Gasto Operativo, bajo el control riguroso del gobierno central. Y todo mundo sabía quién mandaba en la SEP.

Hoy hay dudas sobre ese mando. Erick Juárez Pineda (La Jornada, 30/01/2022) discurrió que el sillón de Vasconcelos le queda grande a la secretaria Delfina Gómez Álvarez. En efecto, parece que la secretaria no rige, que cada subsecretaría es una isla y dentro de ellas pequeñas tribus luchan por el control.

El director general de Materiales Educativos de la Subsecretaría de Educación básica, Marx Arriaga Navarro, parece que se gobierna solo o que responde a consignas de Palacio Nacional. Este personaje alcanzó notoriedad el año pasado cuando lanzó la consigna de nuevos libros de texto gratuitos para revisar la historia de México. El presidente López Obrador manifestó alegría porque se desplazaría al conocimiento neoliberal.

El señor Marx Arriaga ocupa en estos días titulares en la prensa y lanza diatribas contra la derecha, el neoliberalismo y las nociones malditas, como calidad educativa; va por un cambio radical en el currículo. Él, no la maestra Delfina, es el jefe de las “Asambleas de análisis del plan y los programas de estudio para el diseño de los libros de texto gratuitos para la educación básica”.

En ellas, imita al presidente y asegura que los libros de texto vigentes son de la derecha, que defiende y promueve una enseñanza empresarial. Y, claro, bajo su guía el magisterio va a elaborar nuevos libros, planes y programas con el sabor de la 4T. Es más, intuyo que aspira a que el presidente López Obrador pontifique sobre su proeza en alguna o varias de la mañaneras.

No sólo con este bodrio asambleísta, sino también por el errático retorno a clases y una mala actuación política, se erosiona la confianza de la ciudadanía en el funcionariado. La plaza pública percibe que la SEP sigue siendo un archipiélago. Fomenta la debilidad institucional, que se convierte en decaimiento educativo.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/plan-programa-textos-fragilidad-institucional/

Imagen: https://www.animalpolitico.com/2022/02/marx-arriaga-director-materiales-sep-derecha-plan-educativo/

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México: Inacabada y a destiempo, la propuesta curricular de la SEP, estiman docentes

Por: Laura Poy Solano

El nuevo marco curricular para la educación básica, así como los planes y programas de estudio 2022 elaborados por la Secretaría de Educación Pública (SEP), incluyen conceptos relevantes como considerar los aprendizajes en un contexto histórico y comunitario, la autonomía curricular y los aprendizajes situados, “pero es una propuesta inacabada y a destiempo”, señalaron directores y profesores.

En entrevista con La Jornada, afirmaron que “no establece cómo se realizará la transformación educativa que propone ni reconoce que para cambiar lo que ocurre en la escuela también se debe democratizar la estructura de mandos de la propia SEP”.

En un análisis del documento Marco curricular y plan de estudios 2022 de la educación básica mexicana, elaborado por la Dirección General de Desarrollo Curricular de la SEP, que plantea como ejes centrales el respeto a los derechos humanos y la dignidad de todos los alumnos, la interculturalidad, y poner a la comunidad y sus saberes como eje articulador de los procesos educativos, docentes y directivos insistieron en que la propuesta “puede quedarse otra vez en el papel, si quienes la ejecutan en las aulas no son llamados a participar y se quedan fuera”.

Francisco Bravo, director de la escuela primaria Leonardo Bravo, destacó que “hay muchos planteamientos con los que podemos coincidir, pues sí hay una visión diferente de lo que debe ser la escuela, en particular su estrecho vínculo con la comunidad y el contextualizar los aprendizajes, que son temas que ha demando por años el magisterio”.

Sin embargo, “habría que conocer cuáles son los mecanismos que propondrá la SEP para implementar esta nueva propuesta pedagógica, porque está ausente toda referencia a la formación inicial de los docentes y su actualización. Tampoco se incluye la malla curricular, pues sólo se menciona que está en construcción, por lo que no sabemos cómo se van a concretar los procesos de aprendizaje en el aula”.

El nuevo marco curricular también propone un perfil de egreso de la formación básica en el que los alumnos puedan construir un pensamiento crítico que les permita “tomar decisiones libres, conscientes y responsables, fundadas en el ejercicio de sus derechos”, incluyendo una alimentación saludable, la actividad física y la salud sexual, entre otros temas.

Pedro Hernández Morales, director de la escuela primaria Centauro del Norte y dirigente del magisterio disidente en la Ciudad de México, resaltó que pese a sus innovaciones, la propuesta curricular “se presenta a destiempo, cuando sólo le restan a esta administración federal dos ciclos escolares completos, lo que hace muy difícil que se tenga el tiempo necesario para avanzar en una transformación como la que se propone”.

Con más de 30 años de experiencia docente, consideró que “la apropiación por parte de los maestros de este nuevo currículum será un trabajo duro, y las asambleas de análisis propuestas por la SEP no generarán ese proceso, por lo que cabe preguntarse si sólo se realizan para legitimar un modelo que ya se aprobó desde un escritorio”.

Enrique Enríquez, director de la escuela primaria Japón, subrayó que si bien el documento rector “retoma muchas de las demandas que hemos hecho, no toca en nada el papel de las escuelas normales, por lo que se comete el mismo error de otras administraciones al cambiar planes y programas de estudio de la educación básica, pero sin considerar la formación de los futuros maestros y la actualización de quienes ya estamos en servicio”.

Fuente de la información e imagen:

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Hugo Aboites: La medida de una nación

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

«¿Qué es eso que se ha llamado en México “evaluación educativa”?..»

Hace unos días me enteré de la publicación del libro “La medida de una nación. Los primeros años de la evaluación en México. Historia de poder, resistencia y alternativas (1982-2012)”, de Hugo Aboites; texto que aparece ahora en su 2a. edición, 2021. (1)

Interesante texto en el cual el autor revisa, con un enfoque crítico, eso que se ha llamado en México “evaluación educativa”, pero que ha consistido en una política pública y ciertas prácticas que parecen reducirse –en la observación aguda que nos ofrece Aboites-, a una reiterada y cuestionable forma de medición de los procesos educativos.

Los procesos institucionales de la evaluación educativa, señala el profesor de la UAM Xochimilco, se han dado en nuestro país como parte de una historia de poder, puesto que los diseños de las políticas públicas evaluadoras (o de la medición) se han trazado desde las alturas del poder político, en armonía con otros poderes como el económico; el que ejercen los organismos internacionales; y el que ha constituido la alta burocracia de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y de las secretarías de educación en las entidades federativas (con enfoques tecnocráticos y “meritocráticos”): funcionarios de instituciones educativas de todos los niveles, tomadores de decisiones y especialistas o grupos de profesionales, que han resultado beneficiados con la ola de las mediciones.

En la introducción del texto, Aboites afirma: “… a partir de 1990 con la llegada de la evaluación ‘moderna’ cambia en México radicalmente la concepción y práctica de lo que era antes una actividad académica principalmente a cargo de los maestros, escuelas y universidades. En su lugar, el gobierno federal impulsa la creación de un aparato de evaluación centralizado, eminentemente privado (Ceneval), externo a los procesos educativos, que opera a escala nacional como un inquisidor que supervisa a cientos de instituciones, decenas de miles de académicos y centenares de miles de maestros de educación básica. Aparece también la medición ‘científica’ de millones de niños y niñas de nivel básico, cientos de miles de estudiantes y aspirantes o demandantes de educación media superior y superior, así como de miles de egresados universitarios”.

En el prólogo de este libro a la edición mexicana, Raquel Glazman, profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala: “El lector encontrará en esta obra, junto al develamiento de algunos supuestos ideológicos de la medición y la demagogia que se esconde tras ésta, la apertura de una comunicación al surgimiento de ideas, conductas, estructuras, proyectos y propuestas en el ámbito educativo, lo cual es natural desde el momento en que se abre la posibilidad de alternativas frente a las verdades que se han planteado como únicas y universales. Hoy más que nunca urgen proyectos capaces de cuestionar los planteamientos que han sido dominantes en los últimos años y que poco o nada han contribuido a mejorar las condiciones educativas nacionales.”

Las políticas educativas que se han puesto en práctica en México, han pasado por distintos momentos con distintos énfasis, ello en función de las identificaciones, posiciones y definiciones que han adoptado los gobiernos federales y sus respectivos proyectos de nación, desde la década de los años 80, a través de las cuales se han legitimado determinado tipo de iniciativas evaluadoras (con diferentes niveles de coherencia y profundidad), sin que necesariamente los problemas de la educación se hayan resuelto.

¿Cuál ha sido la trayectoria de esas formas y contenidos en el ejercicio del poder público en el ámbito educativo? Desde el discurso de la descentralización educativa, la federalización, la planificación o la modernización de la educación, que han sido usados en esa lógica dominante, hasta las etapas proclamadas en favor de la evaluación de las políticas educativas (gran paraguas que incluye a las evaluaciones de las personas, los programas educativos, las instituciones, el financiamiento y la infraestructura, entre otros factores), y los tiempos de la “calidad” y la eficiencia de la educación, con un enfoque administrativo-gerencial que ha sido hegemónico durante las últimas décadas.

Hoy en día, no menos desafortunada es la nomenclatura que han adoptado las élites gobernantes (gestoras de los nuevos consensos entre el movimiento de la 4T y la oposición), en la legislación y en el diseño de las políticas públicas, cuando se habla de “excelencia” o de “mejora continua” de la educación, entre otros conceptos clave del actual tramo reformista.

Justamente, en uno de los dos prólogos del libro, la profesora Glazman afirma: “La educación es uno de los espacios en donde más abundan las expresiones ideológicas y, por lo mismo, donde se rechazan o se aceptan como válidos planteamientos, autores y propuestas. Asimismo, los medios publican planes y resultados según sus propias tendencias políticas; se acomodan los resultados en los que previamente se han utilizado técnicas e instrumentos apoyados por distintos sectores, según convenga al receptor de los juicios —véase el caso típico del valor atribuido a las mediciones y, en oposición, las propuestas cualitativas—; se declaran avances o retrocesos en la evaluación o en la ‘ciencia’ de la evaluación; se afirma o se niega el rigor de los resultados, y se descarta o se acepta su incidencia en la calidad”.

Hugo Aboites, también colaborador del diario La Jornada, estructuró su libro de la siguiente manera:

I. Los cimientos de la nueva evaluación.

  • La matriz de la evaluación: organismos internacionales y empresarios (1982-1989).
  • El régimen de “estímulos” para académicos y maestros. Reorganización política y empresarial del trabajo educativo (1990-1994).
  • Evaluación, mercado y Tratado de Libre Comercio (1990-1994.
  • El modelo de educación de la maquila y la medición “científica” (1990-1994).
  • La “ciencia” de la medición: su origen en Estados Unidos (1900-1970).

II. De la evaluación a la medición

  • La ciencia de la medición en México: la creación del Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval) (1989-1994).
  • El examen único en la Ciudad de México (1996).
  • El aparato responde: las secuelas del examen único (1997-…).
  • Medición y derechos humanos (1996-2000).
  • Conflicto y debate en torno a los exámenes de egreso (UAM, 1998).
  • Los exámenes del Ceneval y la huelga en la UNAM (1998-2000).

III. Crisis y redefinición de la evaluación

  • El intento de nueva universidad de la ANUIES. Mercado y evaluación (2000-…).
  • Los comités interinstitucionales de evaluación y la acreditación de programas de estudio (2001-2010).
  • Las escuelas de calidad y el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) (2001-2007).
  • Crisis y perspectivas del aparato de evaluación (2007-…).

“Aboites realiza un abordaje histórico de la evaluación educativa –según Raquel Glazman- en el contexto de las condiciones políticas y económicas prevalecientes en México a partir de 1990 y de la promoción de centros como el Ceneval, el cual representa la influencia de concepciones de la evaluación educativa que se basan en las pruebas estandarizadas de opción múltiple. Aparece aquí una confrontación interesante, ya tratada por otros autores, entre la educación como derecho y la educación como servicio o forma de competitividad, es decir, como expresión del pensamiento empresarial aplicado al funcionamiento escolar y a las instituciones educativas (De la Torre, 2005). El abordaje histórico que nos ocupa permite ver a la evaluación desde sus efectos, a partir del giro de la calificación de individuos a la evaluación de colectivos y los intentos de instituciones como el Ceneval de concentrar los esfuerzos en medir a todos los sujetos en todos los momentos de su vida.”

Con esta estructura de la evaluación implantada en México, dice Glazman, “… se ha generado ‘un contexto que activamente propicia el deterioro de la educación’ en tanto que propicia la continuidad de ciertas formas de organización que han provocado ‘una avalancha de deformaciones en los procesos de gestión y transformación escolar y en las prácticas pedagógicas en el interior del salón de clase, que desplaza la necesidad de definir fines y alcanzar logros en la educación por la de cumplir con los indicadores de calidad establecidos por los estímulos’”.

El libro también incluye un prólogo a la edición latinoamericana, escrito por Roberto Leher, profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

Este libro invita a la discusión y a la renovación de los debates en torno a la pertinencia, oportunidad, enfoques y ejercicio de la evaluación educativa en México y el mundo; y permite reflexionar acerca del modo como ésta se ha diseñado y se ha llevado a cabo.

Este volumen, entregado por Hugo Aboites, en su segunda edición, asume que las políticas de la evaluación educativa, nacionales y locales, no podrían tirarse al bote de la basura por sí, sino que requieren replantearse a partir de ciertos fundamentos y de un cambio de concepción, donde se restablezcan la participación directa, democrática, de los actores sociales protagonistas de los procesos educativos: docentes, estudiantes y sus familias, directivos escolares y asesores técnicos como figuras principales.

Fuente consultada:

(1) Hugo Aboites. La medida de una nación. Los primeros años de la evaluación en México. Historia de poder, resistencia y alternativas (1982-2012), 2a. edición, 2021. UAM-Xochimilco y Editorial Itaca.

Juan Carlos Miranda Arroyo en Twitter: @jcma23


Publicado en SDPnoticias

Fuente: https://profelandia.com/hugo-aboites-la-medida-de-una-nacion/

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