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Cursos propedéuticos y diagnósticos sí, remediales, ¿por qué?

 Abelardo Carro Nava

Generalmente, cada inicio de ciclo escolar, semestre o cuatrimestre, los maestros y maestras aplican un diagnóstico en el grupo que, conforme a la organización establecida en la institución educativa en la que se encuentran adscritos, atenderán en lo sucesivo; esta instrumento/herramienta les permite, dependiendo del nivel educativo, conocer varios aspectos del desarrollo humano de sus alumnos, pero también, comprobar lo que el niño/adolescente o joven, conoce con relación a los aprendizajes adquiridos en grados escolares inferiores de aquel que va a cursar; esto, con excepción del preescolar, donde la observación resulta fundamental para conocer la socialización de los niños una vez que han dejado el hogar y se incorporan al sistema escolarizado de enseñanza. En este sentido, no es de extrañarse que la educadora o educador, durante las dos primeras semanas del curso, tenga a la mano libreta, lápiz y goma, para registrar las conductas del infante, para anotar las expresiones que realiza, para identificar sus intereses y necesidades; en fin, para todo aquello que resulte indispensable registrar con el propósito de comenzar la planificación de las actividades y el abordaje de los contenidos.

En primaria, ese diagnóstico que, como bien sabemos es muy diverso y enriquecedor, se complementa o extiende con la aplicación de una serie de cuestionarios, pruebas y exámenes; ¿su propósito? Es que el docente tenga un conocimiento sobre los avances que se lograron con relación a los aprendizajes que, de acuerdo a un plan de estudios, grado escolar y etapa de desarrollo, el estudiante debería poseer. Luego entonces, la ecuación se repite en secundaria, bachillerato y, desde luego, en la universidad. De esta forma, quienes hemos tenido la maravillosa oportunidad de pisar un salón de clases, sabemos de la importancia que reviste tal acción. De ello depende, en buena medida, las adecuaciones curriculares que podrán realizarse antes de comenzar con el abordaje de un plan de estudios.

Ese diagnóstico, entonces, ¿es para conocer a los alumnos? Tal y como lo he planteado así parece, sin embargo, habría que decir que tal ejercicio trae consigo un aspecto que, muy pocas veces, se toma en cuenta, me refiero al análisis de las capacidades que el propio docente realiza y que tienen que ver, directamente, con sus conocimientos habilidades, actitudes y valores. Es decir, pareciera ser que, en la aplicación de un diagnóstico, solamente un actor es evaluado, y no es cierto porque, como ya he dicho, en el momento en que el profesor o profesora diseña ese diagnóstico, lo aplica, evalúa e interpreta, también éste se diagnóstica y, desde luego, le lleva a reflexionar sobre lo que habrá de realizar para que sus objetivos educativos, se cumplan satisfactoriamente cuando concluya el ciclo escolar.

Pensemos en una profesora de una escuela primaria que atiende primer grado; también pensemos, que dicha profesora ha adquirido una experiencia y conocimiento importante porque, durante su trayectoria profesional, ha trabajado, mayormente, con niños de este grado y edad. Luego entonces, la aplicación de un diagnóstico, y sus resultados, serán diferentes en cada uno de los años en los que pudo haber atendido ese grado escolar. ¿Por qué sucede esto? La respuesta es obvia, todos los niños son diferentes, así como también, los conocimientos que éstos pudieron haber adquirido en los grados escolares inferiores. Tal hecho, ¿propiciaría que la profesora tuviera que pensarse y reflexionarse para “adecuarse” a las “condiciones” que sus alumnos le exigen? Pienso que sí porque esa demanda, ese conocimiento, ese saber, que pudo haber obtenido del diagnóstico, la llevará a realizar una práctica, sino diferente, sí acorde a los que sus alumnos le exigen.

Ahora bien, generalmente en educación superior, se pone en marcha un curso propedéutico con la finalidad de acercar a los estudiantes al aprendizaje que, en los cuatrimestres o semestres sucesivos, abran de adquirir; esto, dependiendo de la carrera profesional seleccionada y, desde luego, del campo científico en la que ésta se encuentra inmersa. Luego entonces, la adquisición de esos saberes que lo acercarán al campo de estudio, se vuelve un aspecto fundamental para que, el alumno, conozca todo aquello que está relacionado con la disciplina que será parte de su quehacer profesional.

En el nivel básico de nuestro sistema educativo, no todas las instituciones educativas realizan dicha acción; esto, probablemente, porque sus dinámicas de trabajo son diferentes y porque, desde mi perspectiva, atienden las indicaciones que la Secretaría de Educación Pública (SEP) emite cotidianamente y que, las autoridades educativas de buena parte de los estados, aplican a rajatabla al inicio del ciclo escolar. Con esto no quiero decir que se desconozca, por el contrario, muchas veces la intención de desarrollar un curso propedéutico se ve rebasada por una exigencia desmesurada de la autoridad escolar o estatal, y porque la burocratización de la enseñanza los ha llevado a cumplir con un sinfín de acciones que, para acabar pronto, nadie lee pero que todo mundo exige. En fin. Como decía, este curso, desde mi perspectiva, brinda ese acercamiento al contexto escolar y a la información que lo llevará a lograr un aprendizaje durante el ciclo escolar.

¿Puede, en estos momentos de contingencia, diseñarse un plan para que, en lugar de cursos remediales se desarrollen cursos propedéuticos donde el diagnóstico sea la punta de lanza para lograr el abordaje de aquellos contenidos cuya relevancia no debe dejarse de lado? Desde luego. Tal plan debería considerar, al menos, cuatro acciones:

1. La aplicación de un diagnóstico, con dos vertientes: a) test para valorar el estado emocional, físico e intelectual de los alumnos; b) cuestionarios, pruebas o exámenes sobre los grados escolares inferiores, mismos que consideren lo que tuvo que aprender el alumno. Claro, aquello que puede denominarse como “básico” para después, fortalecerlo con los demás contenidos.

2. Temas que pueden ser abordados y/o fortalecidos de las distintas asignaturas; esto, dependiendo del nivel educativo y que, del resultado de ese diagnóstico, puedan ser trabajados con los alumnos. Resultaría muy útil trabajar a través del aprendizaje basado en proyectos para que, precisamente, los estudiantes, con los temas que no lograron abordarse (y que pueden articularse), elaboren un proyecto sobre el Covid, sus causas y consecuencias, por ejemplo.

3. Incluir lo relacionado con temas de vital importancia y que se encuentran en áreas que, muchas veces, no tienen la relevancia que deberían tener; me refiero a algunos contenidos de educación física y socioemocional. Acción que, dese luego, traería grandes beneficios porque, como se ha conocido, en nuestro país, hace falta que se profundice en las escuelas, sobre varios temas ligados con la higiene, salud, alimentación, violencia, inseguridad, entre otros.

4. Finalmente, incluir, en dicho curso, algunos aspectos sobre la escuela (si es que los alumnos se incorporan o transitan a otro nivel, por ejemplo: de preescolar a primaria, de primaria a secundaria, y así sucesivamente), sus antecedentes, la visión y misión que tienen, el personal docente que integra el centro educativo, la organización escolar que en éste se encuentra, los reglamentos (incluye o debería incluir, el protocolo para el regreso a la escuela), entre otros.

Visto de esta forma, resulta favorable que los colectivos docentes pudieran diseñar sus propios cursos propedéuticos; los puntos dados a conocer en estas líneas son, precisamente, una serie de sugerencias que pueden ser adaptables a cualquier contexto y a cualquier escuela. El tiempo para su desarrollo, desde luego, dependerá de los colectivos docentes y de los resultados que el diagnóstico puede arrojarles.

Si pensamos en un curso remedial, tal y como la ha anunciado el Secretario de Educación de nuestro país, significaría que el trabajo educativo que se ha hecho durante esta contingencia sanitaria por el Covid-19 que estamos viviendo en México, estuvo mal hecho, y no es cierto. Como bien sabemos, hay una brecha de desigualdad importante que, la pandemia, hizo más que evidente, lo cual no significa que no hayan aprendido algo los niños, adolescentes y jóvenes. ¿Qué aprendieron?, ¿cómo lo aprendieron?, ¿para qué lo aprendieron? y ¿de qué manera esos aprendizajes pueden relacionarse con la escuela y los contenidos que se abordan en ésta? Son preguntas fundamentales que no parten de la premisa que afirma que es necesario “nivelar a los estudiantes”, sino más bien, de reconocer que los estudiantes aprendieron; por tal motivo, el reto que observo es: ¿cómo acercar ese aprendizaje informal y no formal, con el formal que puede generarse en la escuela?

Fuente: https://profelandia.com/cursos-propedeuticos-y-diagnosticos-si-remediales-por-que/

Imagen: silviarita en Pixabay

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Docentes, Directivos Escolares y Pandemia

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

En esta colaboración abordo el tema de los pesos específicos o los valores relativos que tienen docentes y directivos escolares en los llamados procesos de «calidad» de la Educación Básica Pública (EBP); así como la participación de las familias en las actividades escolares de los estudiantes. Todo esto dicho tanto en contextos de la pandemia-epidemia del coronavirus como en contextos de no emergencia sanitaria.

E. Deming decía que la responsabilidad de la calidad (en la producción de bienes y servicios) no era de los trabajadores u operadores, sino de los directores y gerentes porque eran éstos los que diseñaban los ambientes de trabajo y tomaban decisiones claves que afectaban los resultados. ¿Qué podemos decir de esa tesis en el ámbito de la Educación Básica Pública (EBP)? ¿Es válido hablar de máxima responsabilidad de los directivos y mandos altos de la EBP, y no tanto de los docentes, en cuanto a la «calidad» de la educación?

Cuando le preguntaron a W. Edwards Deming (1900-1993) estadístico estadounidense, profesor universitario, consultor y creador del novedoso concepto de “calidad total”: “¿Dónde se hace la calidad?”, él contestó: “En la sala de reuniones de la junta directiva”. En efecto, para Deming, la nueva filosofía de la calidad debe derribar algunos mitos como el siguiente: “Culpar a los trabajadores (que solamente son responsables del 15 por ciento de los errores), mientras se pasa por alto el sistema diseñado por los gerentes, que son responsables del 85 por ciento de las consecuencias indeseadas.

En esto coincido con varios autores cuando se aborda este tema en el ámbito de “lo educativo” (recientemente se lo escuché a Manuel Gil Antón, en Querétaro), debido a que las condiciones, los ambientes, la formación profesional, los planes y programas académicos, los principios pedagógicos, la cantidad de estudiantes por grupo o por docente; así como otras decisiones que se toman en los sistemas educativos públicos, afectan de manera indirecta y directa a los procesos educativos y pedagógicos de aula; por todo ello, considero que el papel de las y los directivos escolares es tan relevante (o quizá más trascendente) que el papel que juegan los docentes frente a grupo, en términos de los factores generales considerados durante la evaluación de la “calidad” del sistema educativo.

Lamentablemente las políticas públicas educativas en México, históricamente, sólo han volteado a ver (y a veces a mal ver) a la figura del docente, a quien ubican como el responsable principal de los fracasos educativos. Las instituciones formadoras de profesionales de la educación, por ejemplo, han diseñado y desarrollado diversos programas formativos y de profesionalización para docentes, sin embargo, no existen programas robustos y de profesionalización completa, amplia, diversificada, que estén dirigidos hacia las y los directivos escolares. Lo que existen son cursos cortos, diplomados aislados, programitas de coyuntura, sin una conexión ni vinculación con las normas y procedimientos de selección (evaluación) para la promoción de estas figuras claves del sistema educativo. En otras palabras: Si en alguna institución formadora de profesionales de la educación (Normales, Normales Superiores, Centros de Actualización del Magisterio y Unidades de UPN) existen programas académicos para formar profesionalmente a las y los directivos escolares, éstos no son vinculantes con respecto a los procesos de promoción, en términos laborales.

Es triste observar que entre la selección de candidatos del modelo anterior (mecanismos escalafonarios paritarios SEP-SNTE) y los procedimientos del modelo actual (exámenes estandarizados) no hay una diferencia sustantiva, en tanto que el sistema educativo y las instituciones del normalismo, han sido diseñados para que los directivos escolares no sean preparados profesionalmente antes de ocupar el cargo, sino después, a base de experiencia. “La práctica hace al directivo escolar”, dice implícitamente el discurso oficial.

En los hechos y en la retórica oficiales hay una ausencia de las figuras de las y los directivos escolares en los planes de desarrollo educativo. Tal parece que no hay una visión amplia y consistente acerca del papel que juegan estas figuras, como organizadores de comunidades, como líderes académicos o pedagógicos de las colectividades y las diversidades educativas. La apuesta de las políticas públicas educativas, por el contrario, está completamente centrada en la figura de la y el docente. Implícitamente, las tareas de los directivos escolares están orientadas hacia la gestión administrativa y escasamente hacia la gestión educativa o pedagógica.

En la actual coyuntura de la pandemia, los y las directivos escolares han sido llamados a ocupar, por parte de sus superiores, el papel o rol burocrático más lamentable: primero el control, los deberes, el cumplimiento, la formalización estadística, la rigidez de los tiempos y luego las personas.

Hoy la crisis de la pandemia, que ha colocado a la escuela en una situación de franca ruptura, también ha puesto al descubierto la miseria institucional acerca de la mirada que se tiene en torno a la y el directivo escolar: Al cual no se le concibe por el trabajo tan importante que realiza (o debe realizar o desarrollar): el liderazgo educativo y pedagógico.

Algunos comentarios en el camino

A la pregunta: ¿Es válido hablar de máxima responsabilidad de los directivos y mandos altos de la EBP, y no tanto de los docentes, en cuanto a la «calidad» de la educación? Surgieron algunos comentarios en la red Twitter.

“Es válido porque son a partir de sus directrices las que dictan el rumbo y los objetivos de la educación. Aunque si se los preguntas a ellos, lo negarán.” (@REobservatorio)

“En educación, como en muchas tareas humanas, la responsabilidad es compartida por los involucrados. La conducción de la política tiene un enorme poder de decisión y, por tanto, de responsabilidad. Pero eso no exime a los agentes escolares, ni justifica una mala actuación. Saludos.” (@TeresaBrachoG)

Pregunto: ¿Es válido identificar los pesos específicos o el valor relativo de uno y otros actores de los procesos educativos y didácticos, sobre todo en la escuela pública?

“No creo que se pudiera hacer de manera general. Cada centro escolar, cada entidad federativa, … tiene formas diferentes de aplicar las políticas más generales. Y estas tienen también márgenes de aplicación. ¡¡¡Por eso es vital entender la gestión escolar!!!” (@TeresaBrachoG)

“La vocación y el compromiso de los #docentes ha sido una constante en este contexto de emergencia. Conoce sus testimonios y experiencias en la cuarta edición del semanario #EducaciónEnMovimiento” (@MejoreduMX)

Me pregunto: Y la vocación y el compromiso de las y los directivos escolares, en esta coyuntura sanitaria y ante la Jornada Nacional de Sana Distancia, ¿no es una constante?

Voltear a ver, en serio, a las y los directivos escolares

Para el especialista en calidad y asesor clave en el despegue de la industria japonesa entre 1960 y 1985, “el trabajador no es responsable de los defectos (de los productos o servicios), sino que la mayoría de los defectos se originan en el sistema” (Ver el libro de Rafael Aguayo: El método Deming). Deming afirmó en uno de sus libros, que una de las 7 enfermedades principales de la gerencia, es llevar a cabo la “Evaluación por rendimiento, clasificación de méritos o revisión anual de resultados… (porque) … la evaluación del comportamiento, a través de la calificación por méritos, está centrada en el producto final y no sobre el liderazgo para ayudar a la gente. Se destruye el trabajo en equipo y aumenta la rivalidad”.

Por otra parte, el papel de las familias en el desarrollo académico y la formación integral de las niñas, los niños y los jóvenes, ha sido estudiado en diferentes latitudes. La tendencia general de tales estudios y sus resultados, indica que, la mayor participación de las familias en los procesos de aprendizaje y de contención en la parte emocional hacia las y los estudiantes, crea ambientes que generan resultados favorables en términos de logro académico.

Quizá en estos hallazgos de la investigación educativa, se pueda sustentar que la educación no descansa sólo en los hombros de las y los docentes, sino en un equipo de trabajo más amplio, en una comunidad educativa comprometida y participativa, que generalmente está integrada por docentes, directivos escolares, asesores técnicos y miembros de las familias, que ofrecen sus experiencias para garantizar el pleno derecho a la educación de la niñez y la juventud en un contexto social determinado.

jcmqro3@yahoo.com

@jcma23

Fuente: https://profelandia.com/docentes-directivos-escolares-y-pandemia/

Imagen: Free-Photos en Pixabay

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Carpeta de experiencias vs. carpeta de evidencias, ¿carpetas de aprendizaje?

 Abelardo Carro Nava

Desde el pasado 20 de abril, cobró fuerza la idea de que los alumnos que estudian en algunos de los niveles educativos del país, tengan que elaborar o construir una carpeta de experiencias; esto, con la intención de asegurar que los contenidos derivados de la estrategia “Aprende en Casa” que la Secretaría de Educación Pública (SEP) implementó desde el pasado 20 de marzo, refleje los aprendizajes logrados durante la contingencia sanitaria (Unión, 27/04/2020). Sin embargo, aunque en el discurso se ha dicho que dicha carpeta no es una de evidencias (Profelandia.com, 15/05/2020), la verdad de las cosas es que prevalece una confusión en cuanto a lo que ésta significa y/o puede representar, tanto para los docentes como para los alumnos y padres de familia porque, si bien es cierto que una de experiencias difiere de una de evidencias, la línea que las une y separa es muy delgada y, como hemos conocido, las sugerencias que la SEP emitió sobre este asunto, poca claridad dan al respecto. Ahora bien, si a ello le agregamos que, en las diversas entidades federativas, cada autoridad la concibe como mejor considera conveniente, la situación se complica un poco más.

Y es que, para pocos es desconocido que la SEP y las Secretarías de Educación de los Estados, con el afán de asegurar que los maestros estén trabajando con sus alumnos, se les han ocurrido las ideas más descabelladas, sin considerar, lo que varios investigadores, académicos, profesores y/o padres de familia han dicho o expresado sobre las complicaciones que esto ha traído consigo, para que los estudiantes realmente “aprendan en casa”. De hecho, sobre los problemas que cientos de profesores están teniendo en estos momentos para trabajar con esta estrategia, no los abordaré en estas líneas; tampoco, de las circunstancias y condiciones de vida de miles de mexicanos para que sus hijos logren, por ejemplo, cumplir con las tareas vía internet; de eso ya he expresado mi opinión en anteriores entregas, en este y otros espacios. Lo que me parece importante y preocupante es que, conforme avanza el tiempo, las dependencias gubernamentales encargadas de dirigir la educación que se les brinda, o debe brindar, a los niños y adolescentes en nuestro país, no rectifiquen sus propuestas con el propósito de orientar el trabajo de los involucrados. Me explico (sin tanto tecnisismos, con la intención de que quien llegue a leer este texto, pueda comprenderlo. Pienso, en los padres de familia, por ejemplo, que no tienen un acercamiento o conocimiento profundo sobre los siguientes aspectos).

Para quienes nos encontramos inmersos en el magisterio, tenemos cierta claridad en cuanto a lo que significa una carpeta de experiencias o de evidencias. Tal vez, el rasgo común entre ambas, es que éstas se tratan de una estrategia – ya sea digital, electrónica o física –, que tiene como propósito recabar los productos que se obtienen de ciertas acciones, siendo éstas, la que marcan una diferencia importante pues, como su nombre lo indica, la de experiencias, recoge aquellos dibujos o relatos que surgen de la realización de una actividad o suceso, por ejemplo, sobre las dificultades que puede llegar a tener algún alumno para elaborar una historieta, sobre la lluvia o el calor intenso que se siente en el lugar en el que radica, sobre lo que vive a diario en el campo dado que ayuda a sus padres con la cosecha, etcétera. Para ello, la descripción y narración de hechos o sucesos que se desprenden de esas actividades, son un elemento fundamental en la construcción de esa experiencia. ¿Esto genera un aprendizaje? Por donde quiera que se vea, así es, porque en tal ejercicio, el estudiante pone en juego diferentes habilidades cognitivas/cognoscitivas para hacer su escrito o dibujo.

Por lo que se refiere a la carpeta de evidencias, como su nombre también lo indica, tiene como finalidad evidenciar/demostrar la realización de una actividad previamente definida por algo o por alguien, por ejemplo, resolver varios problemas matemáticos dados a conocer al niño o adolescentes a través de un libro de texto u hoja de ejercicios, contestar una serie de preguntas a través de un cuestionario, entre otras. ¿Esto genera un aprendizaje? También; solo que éste se logra a partir de varios factores que inciden en su adquisición tales como: la comprensión de los problemas matemáticos o de las preguntas del cuestionario, el razonamiento de esos problemas o de las preguntas planteadas, o bien, de la memorización/mecanización en la resolución de dichos problemas y/o preguntas. Obviamente que, al ser una tarea o actividad, tal y como lo argumentaba en el artículo que titulé: “La tarea, la madre de todas las batallas” (Carro, 5/05/2020), tiene que cumplirse y, por consiguiente, evidenciarse/demostrarse. Y en esa evidencia/demostración, juega un papel importante el mediador, en este caso, el padre de familia o el maestro que, como ya he sostenido, en el primer caso, no siempre tiene un conocimiento sobre las actividades encomendadas o bien, no puede brindar la orientación requerida porque, entre el educando y el profesor, no ha existido una posibilidad de comunicarse a la distancia.

En cualesquiera de los casos, la evaluación es inevitable. Y es aquí el punto fino de la discusión porque, si en resumidas cuentas pretendemos que se verifique el logro de un aprendizaje. Necesariamente tendría que afirmar que, en la construcción de ambas carpetas, se logran aprendizajes que, como bien sabemos, son adquiridos por los seres humanos de manera diferenciada. Por ello, considero, que no hay un procedimiento único para la adquisición de ese aprendizaje, pero sí se logra éste en términos de lo que tiene, o debería aprender, cierto alumno, dada su edad, capacidad cognitiva y del entorno/contexto que le rodea.

Llegado a este momento del texto seguramente usted se preguntará: ¿en dónde radica la confusión entonces? Ésta se haya en las finalidades de la evaluación de esas carpetas: la formativa y la sumativa. Esto, porque como bien se conoce, la primera tiende a valorar procesos; mientras que la segunda, la sumativa, tiende a valorar productos y, también, procesos, pero su prioridad es, indiscutiblemente, los productos. En todo caso, si pensamos en que una carpeta de experiencias recoge productos, lo interesante de esos productos no son éstos, sino el proceso que llevo a la consecución de los mismos. Por su parte, si pensamos en que una carpeta de evidencias recoge productos, lo interesante de esos productos son éstos y, en menor medida, el proceso que se siguió para el logro de esos productos. En resumidas palabras, si aceptamos tales consideraciones como válidas en la construcción de las carpetas en comento, tendríamos que aceptar que la carpeta de experiencias es formativa, porque su mirada está en el proceso y, por su parte, la de evidencias, califica, porque su prioridad son los productos – en términos de cantidad o, como la “nueva” escuela mexicana le ha nombrado, de “excelencia” –. En fin.

Como bien sabemos, cientos de niños no cuentan con los medios para seguir las trasmisiones en televisión, para ingresar a una plataforma o bien, para enviar las tareas que el profesor o profesora puede estar asignando vía correo electrónico o whatsapp, dados los contenidos que se tendrían que abordar en estos momentos; en consecuencia, tal parece que, a la SEP, se le olvidó un principio básico que se debe y tiene que considerarse en la construcción de una carpeta: que el alumno ELIGE qué productos puede integrar a ésta porque, tal decisión, es parte de esa formación y no de una calificación propiamente dicha. De nada sirve anexar mil productos a esta carpeta si, en su elaboración, solamente se “copió y pegó” información de alguna página de internet. Se trata pues, de incorporar aquellos productos que reflejen la decisión de elección de un proceso sobre un hecho o actividad que el estudiante haya vivido, ese día, en compañía de su padre o madre, solo por citar un ejemplo.

Imaginemos que en estos días en los que la cuarentena se ha extendido, en algún lugar de la República Mexicana, llovió intensamente en la comunidad donde radica “x” o “y” alumno. Este suceso, para él, puede ser significativo porque en su corta vida no había visto llover de esa manera, por qué no darle la oportunidad para que escriba cómo vivió este hecho, qué experiencia le dejó el suceso, cómo puede prevenirse la familia ante acontecimiento como éste, etcétera. ¿Necesariamente tiene que cumplir con la tarea que estipula un contenido sin que éste tenga una relación con lo que él haya vivido en esos días? Porque, desde mi perspectiva, esa historia, ese texto, esa serie de reflexiones, serían más valiosas y enriquecedoras, en todos los sentidos. Ya habría tiempo para trabajar en la relación entre esos hechos y los contenidos.

Por estas razones, de sobra estaría decir que lo intangible (aquello que no se ve en la adquisición de un aprendizaje) es, o deber ser, prioritario para que los procesos formativos de los estudiantes no se interrumpan y continúen. Desde luego, que lo tangible (aquello que sí se ve u observa), es necesario e importante, no lo niego; no obstante, tendríamos que pensar en las grandes brechas de desigualdad que existen en México y que, de alguna manera, imposibilitan trabajar mediante la tan llamada estrategia “Aprenda en Casa”. Consecuentemente, debemos reconocer que hay cientos de estudiantes que no la están siguiendo. La pregunta en todo caso sería: ¿no podría planearse una estrategia diferenciada, regionalizada y contextualizada, a partir de criterios y conocimientos claros en cuanto a lo que significa el aprendizaje a distancia? Reconozco que muchos de los maestros tienen conocimiento sobre ello, es decir, sobre la forma en que pueden o no trabajar con sus alumnos en un sentido formativo pero, desafortunadamente, la SEP y las Secretarías de los Estados, no lo tienen o, simplemente, tratan de evidenciar/demostrar que sus dependencias están trabajando. ¿Por qué no revisamos los procesos que la SEP está proponiendo?, ¿por qué no ser autocríticos al respecto?

Creo entonces, que algunas preguntas que podría o podrían responder algunas autoridades educativas, tienen que ver con el qué, por qué y para qué de una carpeta de… ¿aprendizajes?

Referencias:

Redacción Unión (27/04/2020). Carpeta de experiencias, ¿cómo integrarla y qué debe contener? Unión.

https://www.unionguanajuato.mx/articulo/2020/04/27/educacion/carpeta-de-experiencias-como-integrarla-y-que-debe-contener

Redacción Profelandia.com (15/05/2020). Dice Esteban Moctezuma que la carpeta es de experiencias, no de evidencias.

https://profelandia.com/dice-esteban-moctezuma-que-la-carpeta-es-de-experiencias-no-de-evidencias/

Carro, A. (5/05/2020). La tarea, la madre de todas las batallas. Educación Futura.

http://www.educacionfutura.org/la-tarea-la-madre-de-todas-las-batallas/

Fuente: https://profelandia.com/carpeta-de-experiencias-vs-carpeta-de-evidencias-carpetas-de-aprendizaje/

Imagen: https://pixabay.com/

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Enseñanza y aprendizaje en contingencia

Por: Eduardo Gurría B.

 

Todo proceso educativo conlleva dos elementos inherentes y complementarios uno del otro: por un lado, tenemos la enseñanza y sus múltiples facetas, sea cual fuere el tipo o el nivel de la enseñanza de que se trate, y otro aún mas importante, el aprendizaje que se pretenda adquirir al final del proceso.

Las teorías pedagógicas aportan diversos paradigmas educativos a los que se pueden adaptar didácticas mas o menos funcionales, según la diversidad de contextos que se presentan dentro del pluralismo social, económico y cultural

Pero hoy por hoy, vivimos cambios en la enseñanza históricos y relevantes que, como todo fenómeno de gran magnitud, repercutirán, inevitablemente, en el futuro a mediano y largo plazo y, aunque aún no podamos vislumbrar el grado de esa relevancia, si nos es posible adivinar que esos cambios serán trascendentales como, de hecho, ya lo son.

Los procesos educativos que se han tenido que implementar constituyen, queramos o no, una improvisación que queda muy lejos de lo que se puede considerar como un sistema, ya que un sistema es algo establecido, aunque no sea inamovible, ningún sistema lo es; recordemos que el sistema geocéntrico (Ptolomeo, siglo II d.C.) fue aceptado como verdad durante, aproximadamente, mil cuatrocientos años, hasta la revolución heliocéntrica de Copérnico (año 1507), y, aun así, hubo que ir mucho mas allá.

Las circunstancias actuales han llevado a las escuelas y a los docentes a generar estrategias para que los estudiantes no dejen de serlo, esto es, la educación en línea, pero ello no representa un paradigma educativo a implementarse en el futuro, sino que solo se trata de una medida emergente de la que hubo de echar mano ante una situación de contingencia inevitable.

Cierto es que la oferta educativa basada en las Tic’s se expande cada día mas, de ahí la proliferación de las plataformas virtuales, sin embargo, los resultados generales finales están muy lejos de ser considerados como efectivos, aunque indudablemente, hay resultados parciales, como podría ser el caso de los tutoriales, cuya efectividad está determinada por intereses personales y específicos.

Ante la improvisación, existe gran cantidad de maestros que ni están preparados para hacer llegar los contenidos mediante plataformas, ni cuentan con la infraestructura tecnológica que garantice la funcionalidad.

Por otro lado, la propia SEP no cuenta con los recursos necesarios y suficientes para desarrollar la educación a distancia, ya que también, y en primer lugar, ha tenido que improvisar.

Queda por mencionar el aspecto en el que mas debemos centrar nuestra atención: el aprendizaje. Sabemos que miles de estudiantes tampoco cuentan con la tecnología y/o las habilidades que se requieren para estudiar a distancia y si, aun al interior del aula el aprendizaje no es evidente, por mucho que se generen carpetas de evidencias, menos podremos garantizar el éxito, aunque sea parcial, al final del ciclo escolar que, como está visto, cerrará como va, como educación a distancia.

No se trata de minimizar la importancia del esfuerzo; malo habría sido que nada se hubiera hecho, de lo que se trata es de plantear una realidad que nos alcanzó hace mucho tiempo, antes de la calamidad pandémica y que se resume en la pregunta ¿los estudiantes, realmente están aprendiendo, o solo están cumpliendo, en el mejor de los casos, con las actividades con el propósito de acceder a una calificación que tranquilice a los padres de familia y a nuestras conciencias y, por fin, darle carpetazo al año escolar 2019-2020?

Otro punto de importancia es el hecho de que los docentes permanecen mucho mas tiempo frente a sus dispositivos ahora, que el que el que ocupaban frente a grupo en sus horas-clase, esto sin mencionar el tiempo de calidad, y sin pago, que siempre se ha empleado en preparación, revisión y calificación, lo que implica mayor desgaste y cansancio, además del desembolso que se ha tenido que hacer para hacerse de los recursos tecnológicos necesarios; el hecho de no tener que trasladarse al lugar de trabajo, a la escuela, y del tiempo y dinero que se puedan ahorrar en ello,  no compensa el esfuerzo y el gasto que día con día se realiza desde casa, que se ha convertido en una ventana a la que asoman, muchas veces, también,  los ojos inquisidores de los padres de familia.

Se ha vuelto imperativa la búsqueda de herramientas, como videos y actividades y estrategias diversos con el fin de que los maestros y los alumnos cumplan con un programa que no queda muy claro hasta dónde llegará.

De ahí que no podemos esperar que la educación en línea se convierta en un modelo pedagógico, no lo es ni lo será; la escuela física siempre será necesaria por su trascendencia social y para la evolución histórica de los pueblos, es un espacio para el desarrollo físico y mental, para las relaciones humanas y la interacción entre individuos.

Sin embargo, debemos generar las estrategias necesarias para enfrentar de la manera correcta las problemáticas que se puedan presentar, como la que vivimos en la actualidad, y debemos estar preparados para que, en el futuro, cercano o lejano, estemos en la posibilidad de asumir la responsabilidad de la educación en tiempos de crisis y, para ello, tanto los particulares, como el gobierno deberán invertir en la capacitación y actualización, tanto de maestros como de alumnos y en los recursos materiales adecuados, con el fin de no dejar toda esta carga a los maestros y, en última instancia, a los padres de familia.

Por ello, es necesario reconocer la labor de los maestros, pero de los que no se han quedado cruzados de brazos, de los que día a día, se sientan frente a sus dispositivos y no se levantan hasta entrada la tarde porque, si bien, ellos no son los responsables de la contingencia de salud, sí serán los responsables de que la educación no se convierta, también, en una contingencia.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/ensenanza-y-aprendizaje-en-contingencia/

Imagen: pixabay.com

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Casi la mitad de profesores no tuvieron asesoría ni acompañamiento para implementar programa Aprende en Casa

Por: Erick Juárez Pineda

En una encuesta realizada por la Secretaría de Educación Pública a docentes, se reveló que el 48% de los maestros no recibió asesoría, apoyo o acompañamiento de las autoridades educativas para la implementación del programa Aprende en Casa.

Mediante un sondeo realizado por la dependencia, se reveló que hasta el 70%  de los alumnos no tienen internet  y de los profesores, el 32.7% no tiene acceso a este servicio.

En la encuesta realizada a nivel nacional, participaron 302 mil 270 docentes de preescolar, primaria, secundaria, bachillerato y normales, así como del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y del Tecnológico Nacional de México (TecNM); se reportó un avance en el Programa de Estudios, en su grupo de alumnos, superior al 70 por ciento al inicio el aislamiento voluntario.

Respecto a las plataformas que se utilizan para el desarrollo del programa Aprende en Casa, se reportó que el 50.2 por ciento utilizan el teléfono celular para acceder a sus contenidos; alrededor del 30 por ciento lo hace con otros dispositivos, mediante la conexión a internet de sus hogares; el 14.5, a través de la televisión; el 0.3 por ciento, con la radio; y el resto, con el apoyo de otros instrumentos y materiales.

A la pregunta ¿con qué porcentaje de sus alumnos interactúa semanalmente? 247 mil 861 docentes respondieron que interactúan entre el 90 y 100 por ciento de sus alumnos; entre el 80 y 89 por ciento lo hacen 25 mil 88 docentes; entre el 60 y 79 por ciento lo hacen 15 mil 416; entre el 40 y 59 por ciento lo hacen 9 mil 370.

Fuente e Imagen: http://www.educacionfutura.org/casi-la-mitad-de-profesores-no-tuvieron-asesoria-ni-acompanamiento-para-implementar-programa-aprende-en-casa/

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México: SEP podría realizar evaluación diagnóstica al regresar a clases

América del Norte/México/24-05-2020/Autor(a): Jennifer Alcocer Miranda/Fuente: www.publimetro.com.mx 

El titular de la dependencia detalló que sería para detectar rezagos ante la suspensión de clases presenciales por la pandemia.

El secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragan, destacó la necesidad de realizar una evaluación diagnóstica, durante el regreso a clases presenciales, con el objetivo de conocer donde existen rezagos para remediarlos.

Luego de asistir a la ceremonia por el Centenario Luctuoso de Venustiano Carranza en Palacio Nacional, el funcionario dijo que se tiene la facultad de diseñar el Calendario Escolar, por lo que los estados deberán cumplir con los días de estudio que marca, lo que significa que si un estado por razones locales, lo modifica, debe dar aviso y puede modificarlo, siempre y cuando cumpla con los días efectivos de clases.

Además, aseguró que el regreso a clases será cuando el semáforo de control de la pandemia esté en verde y aprovechó para reconocer el esfuerzo realizado por las maestras y maestros, así como por los padres de familia en el avance de los aprendizajes de niñas, niños, adolescentes y jóvenes del país.

Comentó que actualmente el 80% de las maestras y maestros mantienen comunicación con sus alumnos, por lo que se tiene conocimiento del avance en sus aprendizajes, y reconoció el gran esfuerzo que han realizado durante esta pandemia.

Moctezuma Barragán detalló que si bien el trabajo realizado en el programa Aprende en Casa ha sido reconocido tanto por la UNESCO como por especialistas internacionales, éste no sustituye en ningún momento a los maestros.

SEP México

@SEP_mx

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Siguiendo las instrucciones de @DeSalubridad, nuestro Secretario, @emoctezumab, informó que el regreso a clases se realizará cuando el semáforo de control de la pandemia esté en verde y también dependerá de la situación de cada entidad.
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Destacó, también, la importante participación de los padres de familia durante este periodo, en particular de las madres, de quienes dijo, 80% del aprendizaje en casa es gracias al esfuerzo que realizan.
Fuente e Imagen: https://www.publimetro.com.mx/mx/coronavirus-covid-19/2020/05/21/sep-podria-realizar-evaluacion-diagnostica-al-regresar-a-clases.html
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México: Unesco reconoce al sector educativo mexicano frente al Covid-19

América del Norte/México/17-05-2020/Autor y Fuente: www.telesurtv.net

El 80 por ciento de los docentes del país continúa comunicándose con sus alumnos y alumnas.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reconoció la labor de México para garantizar el funcionamiento de los centros educacionales en el país en medio de la pandemia causada por la Covid-19.

Al respecto, el representante de la Unesco en el país Frédéric Vacheron Oriol aseguró que la experiencia de esa nación en materia de aprendizaje a distancia “debe ser compartida en el ámbito regional e internacional”.

En video mensaje enviado al secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, dijo que al revisar la estrategia Aprende en Casa, implementada por la Secretaría de Educación Pública (SEP) para prevenir la propagación del nuevo coronavirus, quedó clara la capacidad de adaptación de quienes integran el Sistema Educativo Mexicano para llevar con éxito el ciclo lectivo en curso.​​​​​​​

Esteban Moctezuma Barragán

@emoctezumab


Felicito con toda mi admiración y respeto a las maestras y maestros hoy en su día.

Su compromiso y vocación para mantener el vínculo con nuestras niñas, niños y jóvenes para que continúen su aprendizaje es ejemplar.

Todo México las y los queremos mucho

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Vacheron resaltó que en México 36.5 millones de estudiantes de educación inicial, preescolar, primaria, secundaria, educación media y superior, acceden a servicios educativos en plataformas como la radio, televisión o internet, como complemento de las actividades escolares regulares y con el apoyo de sus maestras y maestros.

Afirmó que la Unesco reconoce las acciones del Gobierno para enfrentar la situación provocada por la pandemia, así como la utilidad de estrategias educativas emergentes como Aprende en Casa, para mantener el aprendizaje de sus estudiantes.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/unesco-mexico-educacion-distancia-coronavirus-20200515-0015.html

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