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De temblores, socavones y otras educaciones en Morelos

Por: Pluma Invitada

¡Ya no puedo más!¡Ya estoy harta!!Ya me cansé que no le entiendo a la tarea!!Ya no puedo hacer esas cosas que me gustaban: dibujar, bailar, escribir canciones¡!Me la paso sentada todo el día haciendo tarea! ¡Esto ya no es divertido!¡Ya quiero regresar a la escuela!

Estas son palabras, que una estudiante publica en facebook, en el que se puede percibir su preocupación, su enojo, pero sobre todo su hartazgo con el giro de 180 grados que dio su vida tras el sismo del día 19 de septiembre. Debido, a la magnitud de 7.1 fallecieron personas, quedaron destruidas o dañadas muchas casas, y a su vez escuelas, sin poder otorgar servicio educativo desde hace más de un mes, y es que, a partir del mensaje de una niña de 12 años de nivel secundaria, surgen las siguientes preguntas: ¿qué está haciendo la SEP para atender las necesidades de infraestructura en cada uno de los planteles dañados tras el sismo?, ¿por qué están tardando en emitir un dictamen?, ¿por qué autoridades permiten que supervisores y directores obliguen e incluso amenacen – como se puede observar en diferentes vídeos en redes sociales-a trabajadores para presentarse a los planteles educativos que aún no han sido valorados por instancias correspondientes poniendo en peligro sus vidas?. ¿el SNTE sigue en campaña política o en defensa de los derechos de los trabajadores al servicio educativo, ante estas irregularidades? Pero una de las más importantes: ¿los niños realmente están aprendiendo a partir de actividades que los docentes envían a través de las redes sociales?

Para empezar a dar respuesta a las preguntas, le comentaré que en mi querido y bello estado de Morelos, jamas se sintió un temblor de tal magnitud, ni siquiera el del día 7, antes de media noche del mismo mes, pero lo más asombroso, es saber que por primera vez, somos epicentro de uno de ellos, lo que permite pensar que no será la única ocasión, situación que preocupa comenzando desde la familia, ya que no todas tenemos un plan de emergencia, a pesar de los frecuentes avisos de alerta  volcánica, estando tan cerca de “Don Goyo”.

Este acontecimiento, ha dejado ver la poca o nula preparación y preocupación de nuestras autoridades educativas, ¿por qué lo afirmo? Bueno, primero:  el Señor Nuño, ha preferido pagar una renta de miles de pesos para mudar oficinas de la SEP, mientras que muchas escuelas han tenido que impartir clases en las calles, terrenos baldíos o en las mismas escuelas dañadas, separando con tela los espacios simulando un salón. Segundo: el titular de la SEP ha emitido mensajes en los que no existe congruencia, como por ejemplo: “no deben trabajar sin un dictamen oficial”, “deben iniciar labores todas las escuelas a  partir del 6 de noviembre” – aún sin la entrega de un dictamen -, “el 100% de los daños será absorbido por el Gobierno Federal y Estatal y no los padres de familia”, mientras que la titular del la SEP en Morelos dice: “son bienvenidas las cuotas voluntarias de los padres de familia para iniciar la reparación de las escuelas”. ¿Quién los entiende?

Ante tales incongruencias entre autoridades, se torna una situación de aprovechamiento político, es decir,  se ha recibido ayuda internacional, la cual, aún no llega a manos de los afectados, un aprovechamiento económico, porque directores en busca de espacios para iniciar clases, han tenido que aceptar rentas exorbitantes que serán absorbidas por los padres y madres de familia y, aprovechamiento social, porque debido a la lentitud de las autoridades para entregar dictámenes, algunas  comunidades se han manifestado para exigir la apertura de las escuelas.

Hasta este momento, me queda claro que, si algunas escuelas están trabajando el día de hoy, no es con un “Dictamen de Seguridad Estructural”, por el contrario, los directores están atendiendo un oficio de “Reporte Técnico de Inmueble”, de las siguientes autoridades: Director de Planeación de los Programas de obra de INEIEM, Directora General del Instituto Estatal de Infraestructura Educativa y Director General de Obras Educativas de la Sria. de Obras Pública; a consecuencia de ésta acción me pregunto: ¿las escuelas reciben indicación del comité antes mencionado para iniciar labores?, ¿ha quedado desplazada la figura del Director General del Instituto de Educación Básica del Estado de Morelos? Y, ¿a partir de ahora a qué autoridad debemos dirigirnos? Que, por si fuera poco, el reporte técnico, indica a las escuelas, que solo acordonen el área que está dañada, o que los niños no corran por alguna falla que pueda presentar el inmueble.

Esta situación se complica y preocupa más, cuando el SNTE estatal, sabedor de las circunstancias con que inician labores las escuelas, no ha fijado ninguna postura hasta el día de hoy, seguramente le preocupan más las acciones políticas, que sindicales, como cada temporada en que se acercan las combativas campañas políticas.

Por lo que respecta, al mensaje de la estudiante de secundaria, algunas escuelas tomaron la iniciativa de abordar los contenidos del plan de estudio a través de las redes sociales, como: Facebook, WhatsApp, Blogs. La acción emprendida por muchos docentes, es de gran reconocimiento, porque no solo el sismo, ha movido la tierra, sino ha movido el pensamiento de muchos padres de familia, permitiéndole reconocer la gran importancia de la labor docente, puesto que, comentan la dificultad que tienen al enseñar un tema a su hijo, o el tiempo limitado que ofrecen para acompañarlo en la elaboración de sus tareas.

No obstante, las actividades planificadas por los maestros, no han sido realizadas por todos los estudiantes, ante esto, queda la duda si el tema se dará por visto o regresarán a clases retomando el contenido del mes de septiembre. Supongamos, que el docente tiene una lista de entrega de tareas, que han sido revisadas y valoradas conforme a los criterios que estableció, sin embargo, ¿qué probabilidad existe de saber si la evaluación que otorgarán al final del semestre, o el ciclo escolar demuestra el conocimiento del estudiante? Tomando en cuenta que, la observación es una de las herramientas más importantes del maestro para poder dar cuenta del aprendizaje del estudiante.

Por último, me permito plantear unas preguntas que deberán hacernos reflexionar y actuar: ¿el nivel de aprendizaje de esta generación de estudiantes, que no han asistido a clases por más de un mes, será igual al nivel de los del resto de país?, ¿qué alternativas de estudio está planteando la SEP?, por último, ¿el sismo, no fue suficiente para mover las ideas, de las autoridades, partidos políticos e incluso el mismo SNTE, que siempre buscan su propio beneficio y olvidan a la educación?

Fuente: http://www.educacionfutura.org/de-temblores-socavones-y-otras-educaciones-en-morelos/

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Educación Comunitaria, la asignatura pendiente de la reforma educativa en Chile

Por: Meritxell Freixas Martorell

La educación comunitaria en Chile ha consolidado y promovido una gran diversidad de experiencias educativas basadas en la autogestión. Sin embargo –y pese a los esfuerzos del movimiento– no ha logrado convertirse en una opción educativa legitimada para competir con el sistema formal y ser parte de la Reforma Educativa impulsada por el actual gobierno.q

El pedagogo brasileño Paulo Freire escribía en el Chile de 1968 su obra Pedagogía del Oprimido, sobre la concienciación de las que él denomina “clases oprimidas” para liberarse de los “opresores” y transformar la realidad.

Desde entonces, su influencia marcó el impulso de la educación popular, comunitaria, alternativa, libre o autogestionaria –la denominación puede variar según los matices ideológicos del colectivo que la ponga en práctica– y adoptó un fuerte carácter político impulsado por movimientos de izquierda y comunidades cristianas de base.

En Latinoamérica las experiencias de educación comunitaria abarcan desde las 5.000 escuelas en los caracoles de Chiapas o las más de 1.000 escuelas rurales del Movimiento de los Sin Tierra (MST) en Brasil, hasta los cientos de jardines maternales y bachilleratos populares en el cono bonaerense argentino.

El reconocimiento a este tipo de prácticas desarrolladas en la región llegó en 1976 con la “recomendación relativa al desarrollo de la educación de adultos” de la Unesco. Luego, en 2009, en la Conferencia de Educación de Jóvenes y Adultos Confintea VI-Unesco, los países reconocieron a las organizaciones comunitarias como un socio clave en la provisión de aprendizajes y de educación.

En Chile, existen varias de estas experiencias destinadas a la educación no formal e informal para niños, niñas y adolescentes, jóvenes y adultos a lo largo del país; además de bibliotecas, radios, editoriales o centros culturales sin fines de lucro que desarrollan acciones educativas concretas para complementar y/o transformar, el sistema escolar actual.

Sus impulsores coinciden en subrayar el proceso de aprendizaje que las prácticas autogestionadas educativas entregan tanto al educador como al educando. Además, defienden las lógicas de trabajo “solidarias, antipatriarcales, anticoloniales y sanadoras de la autoestima”.

Bolivia, referente regional

Sin embargo, a pesar de sus impactos y beneficios, la educación popular sigue siendo una práctica fuertemente silenciada y obviada por el sistema educativo formal.

En palabras de Henry Renna, exmiembro de la Oficina Regional de Educación de la Unesco, “en América Latina la educación sigue encerrada en el sistema escolar, subvalorando los aprendizajes que nacen en espacios no formales e informales y obviando un conjunto importante de saberes que nacen de la misma existencia humana”.

Para el experto, la región tiene una asignatura pendiente con la promoción de “un sistema educativo ampliado que garantice de forma efectiva, de una parte, el derecho a una educación pública, gratuita y de calidad, y de la otra, la libre producción y apropiación de aprendizajes, sin condicionamientos temporales ni espaciales, socializando democráticamente todas las formas, las expresiones y los momentos del acto educativo”.

La reforma educativa aprobada en Bolivia en 2010 y, según la historiadora argentina Laura Efron, basada en los principios de la pluralidad, la preservación de las diversidades culturales y lingüísticas y la autogestión participativa de la comunidad o las propuestas que los zapatistas en México están trabajando para su candidatura presidencial de 2018, son los únicos ejemplos que, en opinión de Renna, hoy podrían ser referentes en América Latina, con propuestas impulsadas incluso desde el propio Estado. “Incorporan a las comunidades de base y los saberes de los pueblos indígenas y populares en su modelo educativo”, sostiene.

Al margen de la Reforma Educativa

En Chile, el ejemplo más claro del desinterés de la educación comunitaria es su exclusión de la Reforma Educativa que el ejecutivo de Michelle Bachelet ha impulsado en el país suramericano. Tras años de discusión, finalmente el texto sale adelante sin que el concepto de “educación comunitaria” haya despertado el más mínimo interés a los que quieren cambiar la educación en Chile. Prueba de ello es que el proyecto se está cerrando sin incluir una palabra sobre educación autogestionada o comunitaria en el texto.

El movimiento educativo es mayoritariamente crítico con las nuevas medidas que implantará el gobierno porque considera que no rompen con el modelo de la dictadura y la concepción de la educación como bien de consumo. Creen que silenciará el rol de la sociedad organizada y su capacidad para “autoemanciparse y autoeducarse”.

Durante los últimos años, las organizaciones sociales educativas han intentado juntarse para crear redes y debatir sobre estrategias conjuntas en varias ocasiones. Pero –por ahora– la percepción general en el si del movimiento es de poca cohesión y de acercamientos con pocos resultados en lo práctico.

Desde el movimiento atribuyen esta lejanía a la distancia con las demandas y reivindicaciones de los movimientos estudiantiles, y opinan que aún no se considera la educación comunitaria como una alternativa real y concreta.

En esa línea, Carlos Pizarro, coordinador de la organización La Otra Educación, unas de las que trabaja en el ámbito comunitario, apunta: “Las organizaciones estudiantiles se preocupan de la calidad y del financiamiento pero no del contenido de la educación”. Y añade: “No puede ser que luchemos y se gane la batalla para seguir reproduciendo aquello con lo que estamos en contra. En algún momento tenemos que dar el salto y avanzar mucho más.”

Tampoco Henry Renna observa el escenario actual con demasiado optimismo. Para él, Chile pasa por “el peor momento de las últimas dos décadas respecto al desarrollo de la autogestión educativa”.

El panorama no parece muy alentador para el movimiento ante la más que probable llegada de la derecha, liderada por el empresario Sebastián Piñera, a partir del próximo año. Mientras los propios movimientos sociales no empiecen a ver los espacios autogestionados como una alternativa educativa real y concreta, será prácticamente imposible que el cambio llegue desde arriba.

Ya lo decía la reconocida poeta y pedagoga chilena Gabriela Mistral: “Enseñar siempre; en el patio y en la calle como en el salón de clase”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/10/30/educacion-comunitaria-la-asignatura-pendiente-de-la-reforma-educativa-en-chile/

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En Canadá se educa en la idea de que no hay diferencias de raza o religión

América del norte/Canadá/04 Novirmbre 2017/Fuente: La voz de Galicia

El Woodroffe High School de Ottawa, en Canadá, tiene 860 alumnos de setenta nacionalidades diferentes y se hablan más de 57 lenguas. En ese centro acaba de vivir una experiencia muy enriquecedora María Teresa Corral, jefa del departamento de inglés del IES As Telleiras, de Narón, en el marco de una actividad de formación organizada por la Consellería de Cultura, Educación e Ordenación Universitaria, consistente en itinerarios formativos para la mejora de la competencia lingüística y comunicativa en lengua extranjera. Su compañera de instituto Mercedes Rodríguez Calvo, también profesora de inglés, vivió la misma experiencia, pero en su caso en el Glebe Collegiate Institute, también en el distrito escolar de Ottawa.

Las docentes naronesas coinciden en señalar que el lema de todos los institutos de Canadá es la educación constante en valores de respeto y tolerancia. María Teresa pone el ejemplo del centro en el que estuvo en esta ocasión -fue su tercera experiencia en Canadá- en el que trabajó con profesores que impartían clases de alfabetización en inglés para alumnos recién llegados o que llevaban poco tiempo viviendo en ese país. «Casi todos ellos proceden de países con conflictos bélicos, por lo que su experiencia personal tiene que haber sido muy dura, y su objetivo principal es llegar a adquirir un conocimiento suficiente del idioma para acceder al mundo laboral», señala la docente. Añade que «en todo momento se les educa en la idea de que en Canadá no existen diferencias de raza o religión, independientemente de la procedencia de tu familia». Cita como una de las curiosidades el hecho de que al inicio de las actividades lectivas del día se escucha y se canta siempre el himno nacional, apostillando que «el respeto por las instituciones, la bandera y el himno son sagrados para ellos».

Destaca, asimismo, que los alumnos expresan libremente sus opiniones y no tienen reparo a la hora de intervenir en la clase y exponer trabajos o debates. «Trabajan de forma autónoma, normalmente en grupos de cuatro o cinco, buscando información para cualquier tarea, y el profesor es más un guía que un transmisor de conocimientos», manifiesta María Teresa, añadiendo que para obtener el título de secundaria tienen que realizar obligatoriamente 40 horas de servicio a la comunidad.

Por su parte, Mercedes Rodríguez Calvo, participó como observadora en el Glebe Collegiate Institute. Es uno de los más antiguos de Ottawa, ya que se fundó hace 90 años, cuenta con 1.450 alumnos y 115 profesores y goza de un gran prestigio a nivel nacional e internacional. También en esta caso llama la atención la mezcla cultural de etnia y de religiones, y sus instalaciones cuentan con una piscina interior climatizada, cuatro aulas de diseño, dos salas fitness y un auditorio de 1.190 plazas. En cuanto al sistema de enseñanza, Mercedes destaca la potenciación del trabajo en equipo y colaborativo. «A diferencia de nuestro sistema, el alumno es el protagonista de su educación y el profesor basa las clases en tareas, trabajando principalmente con proyectos», señala la docente naronesa. Otra diferencia notable es que los exámenes tienen un peso en la nota final de solo un 20 % y el curso se divide en dos semestres, en cada uno de los cuales solo se estudian cuatro asignaturas.

Fuente: https://www.lavozdegalicia.es/noticia/ferrol/naron/2017/11/01/canada-educa-idea-diferencias-raza-religion/0003_201711F1C12992.htm

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¿Calificar o evaluar? A propósito del reciente debate en redes

Por: Julián de Zubiría

Los profesores dedicamos un tiempo inmenso a calificar, lo que no nos permite asumir responsablemente la tarea esencial de evaluar. El profesor Julián de Zubiría analiza esta tensión a partir del debate en redes que se dio a raíz de la respuesta de un niño mexicano a la pregunta de su docente de matemáticas.

La semana pasada, un trino de un padre de familia mexicano se viralizó en las redes, algo muy poco común en temas educativos. El problema se originó porque el profesor había señalado en un ejercicio colocado a niños pequeños que deberían indicar con cifras los “siguientes” números. De manera muy original, un niño de 7 años respondió una cifra siguiente a la que se señalaba en números, pero el profesor calificó como equivocada dicha respuesta. El padre, en cambio, sostenía que la respuesta de su hijo era correcta. El problema dividió a los tuiteros, ya que muchos estuvieron de acuerdo con el padre. En el debate terció la Real Academia de la Lengua en defensa del docente. Sin embargo, se puede plantear que, pedagógicamente, el debate está mal planteado.

Con frecuencia, los docentes dedicamos enorme tiempo a calificar trabajos y exámenes de nuestros estudiantes. El problema es que por estar tan obsesionados con la calificación, hemos terminado por descuidar lo esencial: la evaluación. Nos hemos dedicado a certificar los procesos de aprendizaje, cuando esa es la función menos importante de la evaluación a nivel escolar. Debido a ello, la relación que establecemos con estudiantes, y por lo tanto, con padres de familia, gira en torno a si “aprobaron” o “reprobaron” los exámenes, las asignaturas y los cursos. Este es un claro indicador del predominio que sigue teniendo el sistema educativo tradicional en Colombia y América Latina.

Desde el punto de vista pedagógico, la pregunta central es: ¿Para qué debemos evaluar en la escuela? La evaluación nos sirve fundamentalmente para dos grandes cosas: Para establecer cómo están los niños al iniciar un proceso educativo, en lo que se conoce como la evaluación diagnóstica; y para determinar en qué nivel del desarrollo se encuentra en un momento dado el estudiante, para saber cómo impulsarlo, en lo que se conoce como evaluación formativa. El fin de la escuela debería ser favorecer el desarrollo integral de los niños. Por tanto, la finalidad esencial de la evaluación debiera ser ayudar a determinar el nivel de desarrollo alcanzado por el estudiante, para jalonar su proceso educativo a partir de allí. Ninguna de estas dos funciones tiene que ver con el debate que se dio en las redes, ya que la escuela sigue obsesionada con la calificación y certificación de los aprendizajes, cuando hace mucho tiempo deberíamos haber relegado esa finalidad. Aun así, el peso de la tradición sigue siendo tan abrumador que seguimos debatiendo en torno a una pregunta equivocada: ¿Quién tenía la razón? ¿El profesor o el estudiante? ¿A quién, en últimas, había que certificar?

No usar pruebas diagnósticas sería análogo a que los arquitectos e ingenieros no realizaran estudios de suelos antes de levantar sus casas y puentes. Cualquier arquitecto que incumpliera este principio, sería despedido por irresponsable. Sin embargo, en la escuela tradicional, que sigue siendo bastante hegemónica en los colegios de América Latina, es poco frecuente que los maestros realicen evaluaciones diagnósticas al iniciar cada año y es todavía más raro que la realicen los docentes en las universidades. Allí la evaluación diagnóstica es casi inexistente, ya que, contrario a lo que se cree, en muchos aspectos sigue siendo el nivel del sistema educativo más tradicional de todos.

Las evaluaciones diagnósticas deberían realizarse no solo para conocer el nivel alcanzado de los estudiantes en los conceptos, procesos y competencias que se supone que ya deberían dominar, sino que, adicionalmente, deberían ayudarnos a determinar si los nuevos contenidos están muy por encima o muy por debajo de lo que podrían llegar a dominar los estudiantes, si contaran con la mediación adecuada. Pero si no se hacen las evaluaciones diagnósticas sobre las competencias previas, mucho menos sobre los contenidos por ser abordados, en lo que se conoce en educación como la determinación de la zona de desarrollo potencial.

Aun así, el papel fundamental de la evaluación debería ser formativo. Deberíamos determinar el nivel alcanzado por el estudiante en su desarrollo y estimar qué le falta para seguir avanzando. Deberíamos ayudar a precisar las dificultades del proceso hasta el momento desarrollado. La evaluación debería brindar la información necesaria para saber qué ajustes se deberían hacer al proceso por parte de los docentes, los padres y los estudiantes. En este sentido, todos deberíamos aprehender de ella.

Con seguridad, desde décadas atrás muchas innovaciones pedagógicas han explorado con evaluaciones centradas en el desarrollo, tal como se está haciendo actualmente en todos los colegios de Francia y Cataluña. Algo análogo está haciendo con rigor y responsabilidad el Icfes al evaluar competencias transversales para diversos grados y que no corresponden a asignaturas particulares, sino a procesos de carácter más general y estructural; por ello mismo, sus pruebas son más confiables para saber cómo van los procesos cognitivos y valorativos de los estudiantes colombianos en los diferentes momentos del proceso educativo. Pero, pese a estos avances, por lo general, las evaluaciones en los colegios y en las universidades siguen centradas en asignaturas y en conocimientos particulares y rutinarios, como vestigio de una escuela tradicional que se resiste a morir y de un paradigma que tiempo atrás deberíamos haber superado: El paradigma de la transmisión de la información.

Un docente preocupado por determinar el nivel de desarrollo alcanzado por su estudiante, no hubiera tachado la respuesta del alumno mexicano, sino que indagaría por qué la dio. Con seguridad, intentaría evaluar las estructuras profundas a nivel cognitivo, valorativo y comunicativo que subyacen a las respuestas de sus estudiantes. Necesariamente, elaboraría evaluaciones teniendo en cuenta el uso pedagógico que daría a sus resultados, involucrando diversas dimensiones y con adecuada retroalimentación para orientar el proceso de sus estudiantes.

En la universidad, el problema es aún más grave, ya que suele ser común que el docente entregue los resultados de exámenes y trabajos días antes de culminar el curso. Esas pruebas y esos trabajos carecen de cualquier valor, ya que, si el papel de la evaluación es estimar el nivel alcanzado –para determinar qué ajustes realizar–, cuando se entregan sus resultados, culminado el curso, dichas pruebas perdieron cualquier pertinencia pedagógica.

Esto es así, ya que, si hiciéramos una evaluación a un grupo de estudiantes y no brindamos ninguna retroalimentación de los aciertos y debilidades, y si, hipotéticamente, meses después volviéramos a hacer la misma prueba, los resultados serían exactamente iguales; es decir, que los estudiantes y el docente, no habrían aprehendido de la evaluación previamente realizada. En este caso, se perdió el tiempo, como suele pasar hoy en tantos procesos educativos desaprovechados para el desarrollo, por la inexplicable obsesión del sistema educativo en el aprendizaje.

Para terminar, si un docente no permite que sus estudiantes saquen calculadora, libros, cuadernos e internet es porque en sus evaluaciones los estudiantes no tienen que pensar. Y si la pregunta que hace en un examen se puede resolver directa y exactamente en Google, es porque tampoco fue diseñada para pensar, ya que Google no piensa.

Como puede verse, las evaluaciones rutinarias y tradicionales, que siguen dominando la educación colombiana, son una prueba más del peso que sigue manteniendo la educación tradicional en el país. Lo peor es que tenemos uno de los decretos más progresistas en materia de evaluación en el mundo (el decreto 1290 del año 2009), hasta tal punto que a los docentes europeos los asombra el saber que en Colombia podemos diseñar en cada institución libremente nuestro propio sistema de evaluación, pero que, por el peso abrumador de los enfoques tradicionales, la gran mayoría de evaluaciones en el aula sigue siendo informativa y fragmentada.

Tristemente, los profes, en pleno siglo XXI, seguimos dedicando excesivo tiempo a la calificación y muy poco a la evaluación. Por lo tanto, el debate en redes no lo perdió ni el niño ni el docente, sino la inaplazable revolución pedagógica que necesitamos en el país para centrar el trabajo de las escuelas en el desarrollo y no en el aprendizaje, como desafortunadamente ha sido la costumbre desde tiempos inmemoriales.  Algún día –y ojalá no esté muy lejano–, el énfasis de la educación será el de impulsar el desarrollo de los niños y jóvenes vinculados a dicho proceso. Uno de los requisitos para lograrlo es que comencemos a dedicar más tiempo a la evaluación y menos a la calificación.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/respuesta-viral-de-nino-mexicano-en-examen-de-matematicas/545593

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Ecuador: Se fortalece Educación Intercultural Bilingüe

América del sur/Ecuador/04 Noviembre 2017/Fuente: El tiempo 

El Gobierno Nacional lleva adelante el plan de fortalecimiento de la Educación Intercultural Bilingüe, EIB, que tiene como finalidad construir un sistema de formación con identidad cultural. Actualmente, este método de estudios cuenta con 1.762 instituciones educativas, 8.747 docentes y 153.461 estudiantes.

El proyecto tiene como base varios ejes del sistema educativo como formación y capacitación, mejoramiento de la lectura, gestión y redes educativas, inclusión y la incorporación de saberes ancestrales al sistema educativo nacional, entre otros.
Fander Falconí, ministro de Educación, destacó que la Constitución del 2008 incluye a todas las nacionalidades y declara al Ecuador como un país intercultural. “Pagamos la deuda histórica que tiene el país con los pueblos y nacionalidades indígenas y minorías étnicas, vamos fortalecer las lenguas ancestrales”, expresó.
Pedro Cango, subsecretario de Educación Intercultural, señaló que en febrero 2018 se iniciará el programa de capacitación en quichua, dirigido a docentes y funcionarios monolingües.
«La educación Intercultural será parte del programa ‘Todos ABC’, por eso en abril de 2018, este programa se llevará a cabo en quichua y shuar”, manifestó.

Historia
En 1982, el Ministerio del ramo implementó la Educación Intercultural y en 1988 pasó a ser una Dirección dentro de la entidad. Las primeras escuelas bilingües nacieron en 1945, su fundadora fue Dolores Cacuango.
Cacuango junto con Tránsito Amaguaña fueron, después de la década de los 40, las primeras educadoras indígenas en formar centros y escuelas por y para los indígenas.
Ellas lograron una conexión social en diferentes comunidades indígenas del norte del país; cuyo objetivo, además de educar mediante una alfabetización bilingüe, era difundir, fortalecer y proteger la identidad quichua.
Para Juan Lincango, estudiante de décimo de Educación Básica del colegio los Shyris, norte de la capital, el fortalecimiento de la Educación Intercultural Bilingüe es un gran avance para los sectores indígenas del país.
«Yo soy de Otavalo, de la parroquia de San Pedro de Pataquí, por el trabajo de mi papá vine a Quito. Al inicio me costó bastante entender las materias, porque de donde yo vengo hablamos quichua, pero ya en dos años que estoy aquí entiendo más el castellano», dijo.

Fuente: http://www.eltiempo.com.ec/noticias/ecuador/4/423689/se-fortalece-educacion-intercultural-bilinguee

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Familias guatemaltecas cubren más de la mitad del costo total de la educación

Por: Prensa Libre/03-11-2017

El informe “Rendir cuentas en el ámbito de la educación” elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) revela que en Guatemala el Estado solo cubre el 46% de los gastos totales de educar a un niño. El 56% restante es sufragado por las familias.

A pesar que la Constitución estable que la educación básica debe ser gratuita, en realidad las familias guatemaltecas observen más de la mitad de los gastos totales que se incurren en el proceso de educación de un niño.

De acuerdo al informe de la Unesco, difundido este miércoles, muchos ministerio de Educación a nivel mundial sobrevalorar o infravalorar el total del gasto de las familias en educación. “Muchos gobiernos no consideran el gasto público y el privado como un conjunto integrado”, señala el estudio. 

Esto provoca una visión distorsionada de la realidad y que los países no apliquen una política adecuada para facilitar las inscripciones e incrementar la cobertura escolar. “No se dedica suficiente atención al costo de la educación, que es un gran obstáculo a la participación de las familias en los países de ingresos bajos y medianos”, indican las conclusiones del informe.

Guatemala sigue la tendencia global de los países de bajos ingresos en donde, contrario a los países de ingresos elevados, el porcentaje del gasto total en educación que soportan las familias es mucho mayor.

La importancia de estos datos, según refiere la  Unesco, es que ayuda a cambiar la visión que se tiene de la inversión en educación. “Por ejemplo, en El Salvador el Estado gasta en educación dos puntos porcentuales del PIB menos que Francia, pero El Salvador en conjunto gasta más porque las familias dedican más de tres puntos porcentuales del PIB a la educación”, se lee en el informe.

Guatemala incremento su participación en la educación de la primera infancia.

Según el sondeo de la Unesco, Guatemala incremento en los últimos 15 años la participación en la educación de la primera infancia, es decir un año antes de la edad oficial de ingreso en la enseñanza primaria.

Aunque en el país la primaria tiene una cobertura promedio del 80%, es en la secundaria y el grado técnico en dónde aún hay una deuda pendiente, según los datos del informe. En este sentido se puede apreciar que la tendencia indica que las familias más desfavorecidas apenas tienen alguna oportunidad de cursar una enseñanza postsecundaria en los países de ingresos bajos y medianos.

*Fuente:http://www.prensalibre.com/guatemala/comunitario/educacion-costo-guatemala-familias-estado

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Educación en Costa Rica muestra menor porcentaje de exclusión en una década

Por: Prensa Latina/03-11-2017
El porcentaje de exclusión escolar posterior a las vacaciones de medio año (julio) registró 1,7 por ciento en los centros educativos de la estrategia integral Yo me Apunto, el menor de la última década en Costa Rica.
‘Esto significa que la estrategia está funcionando, son los colegios de mayor exclusión del Ministerio de Educación Pública (MEP)’, apuntó la titular de esa cartera, Sonia Marta Mora, en conferencia de prensa sobre los resultados de la exclusión de medio año en el sistema educativo costarricense.

En cifras significa que en los colegios pertenecientes a Yo me apunto, cuatro mil 833 alumnos dejaron las aulas tras las vacaciones de medio periodo en julio , gracias a esa estrategia a nivel interinstitucional que permite darle una beca o ayudarle en los distintos problemas que lleven a un menor a dejar la escuela.

De acuerdo con el MEP, el abandono escolar intra-anual se calcula por la diferencia entre la matrícula inicial reportada por los centros educativos y la cantidad de estudiantes que regresaron a las instituciones después del descanso de julio.

Por lo anterior, el departamento de Análisis Estadístico del MEP reportó un porcentaje de exclusión a nivel nacional de un 1,6 por ciento en julio, siendo en primaria de 0,3 por ciento y en secundaria de un cuatro por ciento.

La ministra destacó algunos centro educativos que aplicaron acciones para reducir la exclusión, como el Colegio de Puntarenas que pasó de 1,4 a 0,8 por ciento entre las vacaciones de medio año de 2016 y 2017, con un programa que permite a los estudiantes comunicarse por WhatsApp con sus profesores para aclarar consultas.

Asimismo, el Colegio de Purral, donde los profesores vigilan ciertos espacios en los tiempos libres y recreos para prevenir el bullying y la violencia.

Reducir los índices de exclusión y abandono escolar en un período tan sensible como el posterior a las vacaciones de medio curso es un reto y un compromiso nacional con la educación que nos compete a todos, destacó Mora.

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