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Función pública, caridad e interés general

Por: Elisabeth De Puig

El estado de derecho consignado en nuestra constitución debe asegurar el justo equilibrio entre la libertad y la solidaridad en la repartición de la riqueza, trátese de  bienes económicos o intelectuales, culturales y científicos.

Es bueno reflexionar de vez en cuando sobre el porqué, a pesar de los esfuerzos para enmarcar la función pública dentro de parámetros estrictos y exigencias más rigurosas de formación, la noción de servicio público no ha calado a cabalidad en el imaginario colectivo de la gran mayoría de la población, incluyendo los mismos funcionarios de nuestro país.

Toda agrupación humana tiene sus propias formas de organización social que, de cierta manera, están integradas a su cultura; posee un sistema de valores reconocido por los miembros del grupo y forman tanto su contexto cultural como su concepto de nación.

Frente a estos valores positivos existen valores negativos que frenan el pleno desarrollo de las personas y de las comunidades y que son fruto de circunstancias históricas que las refuerzan.

Estos anti valores han invadido tantos los ámbitos sociales como los políticos y se han desarrollado como un caldo de cultivo en las instituciones públicas. Se han realizado varios esfuerzos a lo largo de nuestra vida democrática para contrarrestar esta situación.  Estas iniciativas incluyen tanto la creación del Ministerio de Administración Pública (MAP), como el empeño declarado de cambio del Gobierno del Cambio.

Sabemos que el servicio público integra las actividades realizadas por las instituciones gubernamentales para responder a necesidades colectivas y sociales que deben ser atendidas y que el funcionario tiene obligación de dignidad, de imparcialidad, de integridad, de probidad, de continuidad y debe asegurar la igualdad en el servicio.

Sin embargo, esta noción está todavía viciada en varios de sus estamentos por toda una serie de prácticas que siguen enclavadas como el nepotismo, el desorden, la codicia, la ineptitud, la insolencia, la negligencia, la improvisación o el tráfico de influencia, para citar solo algunos de los males que acechan en grados diversos.

Crear las condiciones para inculcar confianza en el servicio público es una tarea que incumbe al gobierno. La educación es uno de los factores clave: ser un buen ciudadano se aprende desde chiquito.

Sin embargo, uno no se nutre solamente de enseñanza: si queremos forjar buenos ciudadanos que podrán ser buenos funcionarios públicos tenemos que ofrecerles un servicio público de calidad que garantice acceso a la salud, a la educación, a la justicia,  etc… en condiciones de igualdad.

No sirve de mucho enseñarle a la gente sus derechos y sus deberes si estos se quedan como conceptos huecos y vacíos, y las instituciones estatales generan críticas de los usuarios.

A pesar de que existen excelentes servidores públicos, acervos de la nación, es por el  déficit de un servicio público de calidad que las grandes mayorías siguen identificando en el funcionario público a un corrupto que “chupa la teta” del Estado para su beneficio propio y que, a la vez, “es un pendejo si no lo hace”.

Los mismos que critican la corrupción no se dan a menudo cuenta que son parte de ella o quisieran participar de ella .

No ha calado la noción de grandes servidores del Estado reconocidos por sus capacidades y sus aportes. Lo que prima es un concepto político que no reconoce como primordial la necesidad de la continuidad del servicio público y, tarde o temprano, de manera clara o encubierta, se tiende a barrer en las instituciones a los servidores de los anteriores gobiernos.

Para corroborar la afirmación anterior hay muchos ejemplos de dependencias del Estado que progresan con un gobierno o un determinado incumbente, y cuyos servicios decaen a su salida.

Todavía no ha quedado superada la visión del Estado paternalista y patrimonial a la vieja usanza, heredado de la  forma de dominación de los  terratenientes y donde la regla era la confusión de lo público y lo privado, como fue característico en el gobierno del doctor Balaguer.

Nuestra generación recuerda la Cruzada del Amor y las largas filas que se hacían frente a la casa del presidente Balaguer para cualquier distribución de cajas o juguetes, entregando como si fueran propios bienes adquiridos por el Estado, al tiempo que se proclamaba la frase célebre: la corrupción se detiene a la puerta de mi despacho.

Esta visión pasada y en vía de superación se mantiene, sin embargo, en muchas mentalidades. Cuando la gente, empujada por las necesidades, le pide de manera individual a los gobernantes: “deme una casa”, “regáleme útiles escolares”, o “necesito que me costeen una operación”, reproduce un determinado patrón de comportamiento. Queda claro que el estado moderno, que debería ser un estado de derechos y de justa redistribución, todavía no ha logrado su cometido.

Por eso es que la caridad, noción fundamentalmente religiosa en su origen, por bien intencionada que sea, no ataca la raíz del mal. Atrae la atención sobre quien la ejerce y trata de subsanar los efectos de dramas sociales y económicos, sin llegar a las causas que han provocado el acto de caridad.

Los actos de caridad son soluciones individuales a problemas colectivos que, al final de cuentas, ocultan las desigualdades y las injusticias.

El estado de derecho consignado en nuestra constitución debe asegurar el justo equilibrio entre la libertad y la solidaridad en la repartición de la riqueza, trátese de  bienes económicos o intelectuales, culturales y científicos.

Soy de las que entiendo que la caridad favorece la injusticia y que se necesita más igualdad para que haya más derechos y justicia.

Fuente de la información: https://acento.com.do/opinion/funcion-publica-caridad-e-interes-general-8978340.html

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Realidades no promesas

Por: Roberto Patiño

En medio de la crisis económica y social que ha empujado a Venezuela a los bordes de una tragedia sin precedentes, hemos podido ser testigos de una fuerza popular que lucha por atender a las víctimas de la emergencia humanitaria, un nuevo liderazgo de base que lucha todos los días por hacerse protagonista de su destino y lograr el cambio político que aspira los venezolanos.

Mi pasión ha sido siempre el trabajo social, una forma de construir el cambio democrático desde las comunidades, de abajo hacia arriba, viendo y escuchando a los líderes de una sociedad que todos los días hace un esfuerzo por ayudar a las víctimas de la tragedia humanitaria. Nuestro esfuerzo se funda en la certeza de que es necesario apoyar a las víctimas de la crisis, reforzar el tejido social, recuperar los espacios comunitarios y apoyar a los nuevos liderazgos populares que se están formando en Venezuela. Una lucha diaria guiada por los valores de la solidaridad, la democracia y el emprendimiento.

Este compromiso por el trabajo social nos libera de viejas formas de hacer política en el país. No somos esclavos de un presente secuestrado por el culto al líder y la veneración al caudillo, tampoco estamos amarrados a las viejas formas de hacer política en una Venezuela que ya no existe. El liderazgo se construye en la calle, escuchando, identificando y ejecutando el trabajo que nuestras comunidades necesitan para hacerse dueñas de su propio destino.

El trabajo social es también una lucha política y lo decimos sin medias tintas. Trabajar por mejorar las condiciones de vida de miles de venezolanos tiene efectos muy concretos en el cambio político que quiere Venezuela. El esfuerzo por solucionar los problemas reales de las comunidades, tales como lo es el agua, el gas, el servicio eléctrico, la salud, son eslabones que une el concepto de “democracia” con la gente, porque sólo en un verdadero sistema democrático, se puede tener un gobierno preocupado por las condiciones de vida de sus ciudadanos.

El trabajo social adquiere de este modo, una nueva fuerza cuando se reconoce su efecto en la política, cuando se entiende la importancia de recuperar la democracia en Venezuela para ponerla al servicio de las necesidades reales de las personas.

Nuestro trabajo nos ha enseñado a entender la política como hechos concretos, como el esfuerzo por el cambio que se construye en los sectores populares, con el respaldo de nuestros líderes. Creemos en un nuevo liderazgo político y social que lucha por la democracia en el país, somos parte de una sociedad que aspira a que la política se funde en realidades y no en promesas. La esperanza ya está en la calle, y el cambio lo vamos a construir entre todos los venezolanos.

www.robertopatino.com

Fuente e Imagen: https://www.elnacional.com/opinion/realidades-no-promesas/

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Contra la injerencia y la manipulación: solidaridad con el pueblo cubano y su Revolución

Por: Tercera Información

Cuba está sufriendo un nuevo episodio de ataques hacia su soberanía con el apoyo de grandes medios de comunicación, aprovechando la situación de crisis y limitaciones provocadas por el bloqueo económico de EEUU. Este capítulo de la campaña permanente contra la isla forma parte de la guerra que se le hace a Cuba y se está utilizando para desestabilizar el país y desconocer las instituciones cubanas, violando el Derecho Internacional.

Mientras los grandes medios de comunicación han guardado silencio sobre las solidarias Brigadas Médicas Cubanas Henry Reeve, sobre los efectos dañinos del bloqueo económico impuesto por EEUU por más de 60 años o sobre el desarrollo de cinco candidatos vacunales contra la COVID-19, un gran logro de la ciencia cubana, desde la prensa corporativa se ha buscado intencionadamente poner la atención sobre la realidad de la isla pidiendo incluso la intervención extranjera con la creación de un corredor humanitario y la petición de una supuesta ayuda humanitaria. Esto es un ataque directo a la soberanía, justificado con falsedades y manipulaciones, que siempre acaba con la intervención de potencias extranjeras que destruyen gobiernos, roban los recursos del país y reprimen a la población.

Cuba no está sola. Son más 2.000 las asociaciones de solidaridad en todo el mundo, así como con centenares de asociaciones de cubanos y cubanas residentes en el exterior, que exigen el respeto a su soberanía e independencia así como poner fin a la política agresiva del bloqueo que impone EEUU. Además Cuba recibe cooperación y solidaridad material de manera respetuosa, al igual que la da en numerosos países de los cinco continentes.

De hecho, el MESC (Movimiento Estatal de Solidaridad con Cuba) ha recaudado, en poco más de dos meses, fondos para la compra de 4 millones de jeringuillas, para apoyar el proceso de vacunación masiva en la Isla. Y, ante la situación existente, el MESC ha decidido ampliarla, manteniendo todas las cuentas habilitadas para ello. En la campaña han colaborado más de tres mil donantes, 120 entidades y 560 instituciones locales.

El gobierno cubano tiene el consenso mayoritario de su pueblo, como lo demuestran las constantes procesos electorales, de debate y participación, así como las organizaciones de la sociedad civil de Cuba. Igualmente, por su parte, la emigración cubana también está con su pueblo y se ha movilizado en las semanas anteriores pidiendo al presidente Joe Biden la eliminación del bloqueo.

Por todo ello, desde el MESC nos solidarizamos con Cuba y su Revolución ante este nuevo intento de desestabilización. Hacemos un llamamiento a la solidaridad para que expresen su apoyo a Cuba, y a seguir exigiendo la eliminación del injusto y dañino bloqueo económico, comercial y financiero de EEUU contra Cuba, como hizo la comunidad internacional en la ONU en pasado 23 de junio.

12 de julio de 2021.

Cuentas abiertas para compra de material sanitario para Cuba

Titular: Solidaridad para el Desarrollo y la Paz  –  ES42 1550 0001 2900 0350 9221 (Fiare)

Titular: Euskadi-Cuba  –  ES35 3035 0134 43 1340059271 (Caja Laboral)

Titular: Medicuba España  –  ES48 2048 0227 653404000187

Titular: Asociación de Amistad Hispano Cubana de Málaga – ES66 1491 0001 2530 0008 4949 (Indicar en concepto “Jeringuillas”)

Titular: Asociación Valenciana de Amistad con Cuba «José Martí» – ES74 3159 0018 1420 4471 4117 (Caixa Popular) (Indicar en concepto “Jeringuillas”)

Titular: Asociación de Amistad con Cuba «Miguel Hernández» de Alicante – ES56 3025 0015 5314 0000 4474 (Caja de Ingenieros) (Indicar en concepto “Jeringuillas”)

Titular: Asociación Lázaro Cárdenas de Xixón / Gijón – ES47 3007 0006 3021 1043 8724

Titular: A.J. El Campanu – ES92 2048 2074 5534 0009 3883 (Indicar en concepto “Jeringuillas”) Esta cuenta es gestionada por el Rincón Cubano Granma de Torrelavega.

Listado de organizaciones que componen el Movimiento Estatal de Solidaridad con Cuba (MESC), a 12 julio de 2021

  1. Asociación Almeriense solidaria con el pueblo Cubano
  2. Asociación Andalucía – Cuba (puente de cooperación para el Desarrollo Sostenible)
  3. Asociación Camilo Cienfuegos Cuba-Aragón
  4. Asociación de amistad con Cuba Camilo Cienfuegos de Dénia
  5. Asociación de Amistad con Cuba Miguel Hernández de Alicante
  6. Asociación de Amistad Hispano Cubana Bartolomé de las Casas de Madrid
  7. Asociación de Amistad Hispano Cubana Bartolomé de las Casas de Sevilla
  8. Asociación de Amistad Hispano Cubana de Málaga
  9. Asociación de amistad hispano-cubana Julio Antonio Mella de Madrid
  10. Asociación de Amistad Rioja Cuba
  11. Asociación de amistad y cooperación con cuba La Gran Piedra de Granada
  12. Asociación de Amizade Galego-Cubana Francisco Villamil
  13. Asociación de Cultura Popular Estrella Roja
  14. Asociación de iniciativas solidarias  Alhucema de Morón (Sevilla)
  15. Asociación de Solidaridad con Cuba Vilma Espín San Lúcar de Barrameda (Cádiz)
  16. Asociación de Solidaridad Toledo-Cuba «Antonio Maceo»
  17. Asociación de Solidaridad y Cooperación al Desarrollo Ernesto Guevara de Torrejón de Ardoz
  18. Asociación Hispano Cubana Paz y Amistad de Avilés
  19. Asociación Lázaro Cárdenas
  20. Asociación Maximiliano Tornet de Huelva
  21. Asociación Pablo de la Torriente Brau de Alcobendas-San Sebastián de los Reyes
  22. Asociación para la Cooperación Internacional Patrice Lumumba
  23. Asociación Provincial de Jaén Amistad con Cuba Indio Naborí
  24. Asociación Valenciana de Amistad con Cuba José Martí
  25. Associació d’amistat amb Cuba Pep Linares d’Alcoi
  26. Casa de Amistad Baleares-Cuba
  27. Casal Cubà de Sabadell
  28. Casal d’Amistat amb Cuba de Lleida
  29. Casal d’Amistat amb Cuba de Badalona
  30. Casal d’Amistat amb Cuba de Barcelona
  31. CESC de Madrid
  32. Colectivo 26 de Julio de Madrid
  33. Comité Antiimperialista de Murcia
  34. Comunistes de Catalunya
  35. Cosal-Murcia y Entrepueblos Murcia
  36. Defensem Cuba
  37. Euskadi Cuba
  38. Frente Antiimperialista Internacionalista
  39. HERMANAMIENTO NOU BARRIS- EL CERRO CUBA
  40. Izquierda Unida (IU)
  41. Marx Madera
  42. MediCuba España
  43. Mollet amb Cuba
  44. O N G  AWON IYAAMI
  45. Partido Comunista de España (PCE)
  46. Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE)
  47. PCE (m-l)
  48. Plataforma de Solidaridad con el Pueblo Cubano de Granada
  49. Red de Solidaridad Canario Cubana
  50. Rincón Cubano Granma de Torrelavega (Cantabria)
  51. Sociedad Cultural Cubano Andaluza José Martí de Sevilla
  52. Sodepaz
  53. Sodepaz Andalucía

Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/opinion/12/07/2021/contra-la-injerencia-y-la-manipulacion-solidaridad-con-el-pueblo-cubano-y-su-revolucion/

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Petición de firmas en Solidaridad con l@s Maestros/Maestras de Ecuador que inician huelga de hambre

Otras Voces en Educación  

Solidaridad de los y las docentes del mundo con la lucha de la Unión Nacional de Educadores (UNE) de Ecuador en defensa de la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI)

La pandemia del COVID-19 ha sido usada por el neoliberalismo y los gobiernos afines a los intereses del gran capital, para avanzar sobre conquistas sociales, labores y pedagógicas. En el caso de Ecuador, la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI) aspiración histórica del magisterio fue aprobada en el legislativo en abril de 2021, apoyada por 28 organizaciones de la sociedad civil y ahora está siendo recurrida ante la Corte Constitucional por el gobierno y la Universidad San Francisco de Quito, para evitar su entrada en vigencia, lo cual resulta inadmisible para quienes luchamos por una educación inclusiva, pertinente y de calidad.

Los compañeros de la Unión Nacional de Educadores (UNE) de Ecuador anuncian que iniciarán una huelga de hambre como muestra de su resolución de defender lo más nobles intereses de la educación, la integralidad e intersectorialidad de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, así como la educación como derecho humano.

Tememos por la vida y la integridad de los compañeros que inician la huelga de hambre, a quienes les expresamos nuestra solidaridad a la par de solicitarle al gobierno Ecuatoriano que cese en sus intenciones de derogar la Ley Orgánica de educación Intercultural (LOEI).

¡¡¡El magisterio Latinoamericano y Caribeño es uno solo ¡!!

¡¡¡Solidaridad activa con los y las docentes ecuatorianos que iniciarán una huelga de hambre!!!

Luz Palomino, directora del Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en educación (CII-OVE), integrante del CLACSO.

Luis Bonilla-Molina, investigador del Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en Educación.

Marie Buisson, Secretaria General de la FER-CGT de Francia

Claudia Baigorria, CONADU-Histórica, Argentina

Pedro Hernández, Secretario General de la Sección 9 Democrática SNTE-CNTE, México.

Eloy López Hernández, Secretario General de la Sección 22 de la CNTE, México.

Hugo Aboites, catedrático de la UAM, México

Nueva Central de Trabajadores (NCT) de México.

Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad Autónoma Chapingo (STAUACH), México.

Rose Mary Hernández, Coordinadora nacional del Foro Venezolano por el Derecho a la Educación (FOVEDE), integrante de la CLADE.

Verónica del Cid, Red Mesoamericana de Educación Popular, Red Alforja.

Vladimir Laura, Confederación de Maestros Urbanos de Bolivia

Eduardo González, vicepresidente del Colegio de Profesores, Chile.

Juan Carlos Monedero, director del Instituto del 15M, España.

Rosa Cañadel Pascual, Licenciada en Psicología, Articulista, SIEC, España

Fernando Abrego, Secretario General de la Asociación de Profesores de la República de Panamá (ASOPROF), Panamá.

Myriam Barahona Torres, presidenta de la federación Nacional de Asociaciones de Funcionarios d la Universidad de Chile  (FENAFUCH).

Coordinadora Nacional de Sindicatos Universitarios, Educación Superior, Investigación y Cultura (CNSUESIC) de México.

Osvaldo Coggiola, Asociación Nacional de la Enseñanza Superior (ANDES), Brasil

Daniel Libreros, docente universitario, Colombia

COaD, Gremio de docentes e investigadores de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina

Monique Dols, United Federation of Teachers, NYC MORE Caucus, EEUU

Luis Sánchez, Secretario General de la Asociación de Educadores Veragüenses (AEVE), de Panamá.

María Elisa salgado, Secretaria General de SUTEBA el Togre, Argentina.

Fernando Lázaro, Cooperativa de educadores y Educadoras, Investigadores e Investigadoras Populares – Histórica (CEIP-H) de Argentina.

Carolina Jiménez, Coordinadora CLACSO Colombia

Natalia Ziperovich, referente de educación superior, Sindicato Unido de Trabajadores de la Educación (SUTE), Mendoza, Argentina.

María del Carmen López, Movimiento Autónomo por la Educación Emancipadora Comunitaria (MAEEC) de Oaxaca, México

Miguel Ángel Hernández, Sindicato de Trabajadores del Instituto de Educación Media Superior de la Ciudad de México (SITRAIEMS-CDMX)

Eduardo Sánchez, SINATRA, UCV y FETRAESUV, Venezuela.

Alfredo Velásquez, Secretaría de Relaciones Internacionales de SUTEP- Perú.

Carlos Munervar, ADE, Colombia.

Teresa Vélez, Federación de Maestros y Maestras de Puerto Rico (FMPR)

Lorena Gordillo, trabajadora de la Educación, SUTE, Mendoza, Argentina.

Partido revolucionario de los y las Trabajadoras (PRT) de México.

Faustino Celestino, Sección de Monterrey, Nuevo León de la CNTE, México.

Zuleika Matamoros, medio de comunicación alternativo Aporrea y Movimiento Magisterial de Base, Venezuela

Luis Bueno, CNSUESIC, México.

David Lobao, SINASEFE, Brasil

Fernando J. Gómez, Psicólogo, Psicoanalista, docente UNR, Argentina

José Carlos Buenaventura, Seminario de Perspectivas Criticas en Educación.

Mauro Jarquín, investigador sobre temas de educación, México.

Silvana Sáez, profesora de inglés, exdirectora de educación de Valparaiso, Chile.

Roberto Herrera, UTC, Ecuador.

Sandra Lario, Colectivo de Educación popular Desde el Sur, Argentina

Daniel Jorge, FERC-CGT, Francia

Richard Araujo, Director de APEOESP, Brasil

Jorge Adaro, ADEMYS, Argentina.

Xavier Diez, USTEC, Cataluña, España

Mari Luz, Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras de la Enseñanza Intersindical STEs-i

Sara Chambers, profesora y luchadora social, EEUU.

Tere Garduño, educadora popular y maestra, México.

Hayah García, Profesor de la Universidad de UPTOS Clodosbaldo Russian, Venezuela

Juan Manuel Rendón, académico BENM, México.

Jorge Muñoz, profesor universidad Católica Silva Henríquez, Chile

Jorge Cazares, Normal Tiripetio, México.

Mariana Carmona Pichardo, Tejiendo Organización Revolucionaria, México

Antonia Candela, investigadora CIENESTAV -IPN, México.

Lev Velásquez, doctor y directivo de la Sección XVIII de la CNTE, México.

Juan Leove Ortega, investigador, México

Beatriz González, Coordinadora Estatal de las Escuelas de Educación Secundaria Comunitaria Indígena del Estado de Oaxaca, México

Comité promotor Todos Unidos contra el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), de México.

Shirley Florencia de la Campa, Secretaria General del SUTIEMS, México

Movimiento Democracia Directa, de México.

Anibal Navarrete, delegado de base del Colegio de Profesores, Chile

Michel Sintifrj, profesor brasileño

Trino Barrante, SINDEU, Costa Rica.

Cherón Moretti, profesora universitaria de la UNISC, Brasil

Richard Clayton, Iniciativa Socialista e Sepe/RJ, Brasil

Stalin Pérez, LUCHAS; Venezuela

Elsie Rockwel, Investigadora Emérita CIENESTA-IPN, México

Luis Miguel Dorry, Otras Voces en Educación

Fernando García Culebro, Otras Voces en Educación

Lourdes Urbáez, Sociedad Venezolana de educación Comparada

*Para firmar esta petición en el siguiente enlace:  https://www.change.org/SolidaridadconlosdocentesUNE

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Nuevos argumentos por Palestina

Por Claudio Katz

Varios integrantes o descendientes de la comunidad judía hemos suscripto un nuevo llamamiento de solidaridad con el pueblo palestino, Convocamos a multiplicar las protestas contra los asesinatos en Cisjordania, los bombardeos en Gaza y las agresiones a los árabes de Israel.[1]

En ese pronunciamiento resaltamos la incompatibilidad de las raíces, las tradiciones y los valores de la cultura judía con las masacres perpetradas por el ejército israelí. Esos crímenes destruyen el fundamento humanista de un legado milenario proclive a la hermandad de los pueblos.

Quiénes conocimos en la infancia a los sobrevivientes del holocausto no podemos permanecer en silencio. Indigna escuchar cómo se equipara a los opresores con los oprimidos, presentando la confrontación de Medio Oriente como una “guerra entre dos contendientes”.

Los resistentes del gueto de Varsovia no constituían un “bando en conflicto” con la maquinaria del nazismo. Eran heroicos sublevados contra el cerco impuesto por un batallón genocida. También Israel despliega en la actualidad su arrolladora superioridad militar contra víctimas indefensas. Transformó a Gaza en un campo de tiro, convirtió a Cisjordania en un laberinto carcelario y maltrata a los árabes-israelíes como ciudadanos de segunda.

Ese brutal escenario resulta particularmente chocante para los descendientes de judíos en América Latina, que conocimos los tormentos padecidos durante las dictaduras de los años 70. La insultante identificación de los militantes palestinos con “grupos terroristas”, nos recuerda la equiparación de los luchadores populares con la “sedición” que hacían los militares de esa época.

En las últimas tres décadas los gendarmes israelíes estrecharon vínculos con las fuerzas represivas de América Latina. Afianzaron una oscura sociedad en el submundo del espionaje y el tráfico de armas. En las principales operaciones regionales de “contra-insurgencia” siempre aparece algún asesor militar de Israel.

En Colombia adiestran a los paramilitares en el asesinato de dirigentes sociales, en Chile enseñan a disparar a los ojos de los manifestantes, en Centroamérica comandan incursiones de guerra sucia. El mayor exportador per cápita de armas del mundo ha forjado un gran mercado para sus productos, en la región de mayor violencia social del planeta. Comercializan los drones y misiles que utilizan en sus fronteras. Cada operativo en Gaza es coronado con una feria de ventas de ese armamento.

Resulta inadmisible convalidar ese salvajismo o imitar la indiferencia que exhibe gran parte de la sociedad israelí. Al cabo de varias décadas de adoctrinamiento y militarización han naturalizado la deshumanización. Ni siquiera la matanza de niños suscita reacciones compasivas. La ideología sionista, el sistema educativo y el prolongado servicio militar han acostumbrado a una significativa parte de la población de ese país a convivir con la crueldad, la venganza y el castigo colectivo a los palestinos.

Esta validación del terrorismo de estado se acentuó en los últimos 20 años de gobiernos derechistas. Las viejas corrientes laboristas perdieron gravitación frente al fundamentalismo ideológico o religioso y se afianzó el protagonismo de los colonos, que despliegan una violencia cotidiana en Cisjordania. Por fortuna, la nueva oleada juvenil de protestas que denuncia esos atropellos encuentra un eco creciente en todo el mundo.

INCURSIONES PARA EL REDISEÑO IMPERIAL

Existen numerosos indicios del involucramiento personal de Netanyahu en la reciente escalada de provocaciones contra los palestinos. Los desalojos en Jerusalén, los asaltos a la mezquita de Al Aqsa y la intensificación del cerco en Gaza coincidieron con la proximidad de un juicio por corrupción que puede tumbar al primer ministro. El reelegido derechista intentó sortear esa amenaza política con apuestas militares.[2]

Pero la nueva secuencia de desangres también apuntó a incidir en la política externa norteamericana. Biden ha confirmado la prioridad de la disputa geopolítica con China, sin definir si esa estrategia incluirá la crecente tensión con Irán que promovía Trump o la acotada negociación que auspiciaba Obama.

Netanyahu recalienta las tensiones militares para promover la primera alternativa y frustrar la reanudación de cualquier tratativa con Teherán. El bombardeo de Gaza fue un mensaje concertado con todos los halcones de Washington.

Israel ya no actúa sólo en un territorio minúsculo del Mediterráneo. Cuenta con armamento nuclear y tiene manifiestas ambiciones de control del gas de la costa, los recursos de Siria y el territorio de Cisjordania. Participa activamente en la reconfiguración imperial de la región y aprovechó la destrucción padecida por su principal rival fronterizo para reforzar la anexión del Golán.

También la demolición de Irak y Libia consolidó ese expansionismo. Israel acompaña el proyecto estadounidense de rediseño regional, diseminación de mini-estados fallidos y despliegue de fuerzas para neutralizar a Irán.

Con la virulenta exhibición de su poder militar, Israel ha logrado subordinar a varios estados árabes. Extendió a los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Marruecos, las relaciones diplomáticas que restableció hace varias décadas con Egipto y Jordania. Los funcionarios de Tel Aviv incursionan también en lugares más alejados. Han intervenido en la balcanización de Sudán y estrecharon vínculos con las elites africanas enemistadas con sus rivales del universo árabe-musulmán.

El aprovisionamiento de la tecnología militar encabeza la agenda de todas las actividades internacionales del país. La justificación sionista de ese protagonismo bélico ha perdido sus antiguas mascaradas. Nadie puede alegar en la actualidad que Israel se militariza para defender sus fronteras de enemigos más numerosos. La pequeñez de su territorio contrasta con el gigantismo de su poder destructivo. Utiliza especialmente ese arsenal, para desconocer las resoluciones desfavorables que periódicamente aprueba la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Ese descaro se asienta en el sostén incondicional de Estados Unidos. Sin el respaldo que aporta el Pentágono, los desplantes de Israel serían impracticables. El famoso lobby sionista de Washington afianza una sintonía asentada en la integración de la mini-potencia al entramado interno del imperialismo norteamericano.

Esta amalgama fue inaugurada por la sucesión de guerras que consolidaron en 1950-70 el proyecto sionista El entrelazamiento con Washington derivó posteriormente en el novedoso perfil coimperial que exhibe Israel. En esa transformación el sionismo perdió su exclusividad judaica y ha quedado enlazado a distintas redes del fundamentalismo cristiano neoconservador.

COLONIALISMO, ANEXIÓN Y APARTHEID

La reciente incursión en Gaza repitió el salvajismo habitual. Durante once días el ejército destruyó edificios, instalaciones públicas y hospitales. Asesinó a centenares de adultos y niños y pulverizó el programa de contención del Covid.

Fue la cuarta incursión a un enclave que desde el 2008 acumula miles de víctimas. Las bombas despedazan periódicamente a las familias y los asesinatos selectivos ultiman a los dirigentes de la resistencia. Como los colonos israelíes abandonaron el lugar en el 2005, los ataques se repiten a mansalva y sin ninguna consideración por la población civil.

Con el bloqueo de todas las salidas terrestres y marítimas, Gaza ha quedado transformada en una cárcel a cielo abierto. Soporta una modalidad pausada pero sistemática de limpieza étnica. En Cisjordania impera otro modelo de ocupación. Los colonos usurpan el territorio demoliendo todos los atisbos de vida normal, para remodelar las fronteras a su conveniencia. Capturan las parcelas más valiosas y afianzan la constelación de cantones que ha destruido la articulación interna de la zona.

El acuerdo de Oslo (1993) aceleró ese proceso de apropiación del territorio y del agua. La población palestina fue relegada a localidades recortadas que rememoran el viejo diagrama del bantustán sudafricano.

Los árabes-israelíes que permanecieron en el territorio inicial de estado sionista padecen una tercera variante del apartheid. Conforman una minoría marginada que actualmente reúne al 20% de la población israelí, en un casillero de ciudadanos formales sin derechos reales. Están desarmados frente a una mayoría entrenada en uno de los servicios militares más prolongados y permanentes del mundo.

Israel mantiene un sistema de propiedad estatal de la tierra laborable para asegurar la primacía de los judíos. El régimen legal también garantiza a los recién llegados, todos los derechos negados a la población originaria. Un judío proveniente de cualquier parte del mundo tiene más prerrogativas que los antiguos moradores del lugar. Con ese sistema institucional se ha erigido, en los hechos, otra variante de las teocracias imperantes en Medio Oriente.

El estado de Israel fragmenta a la población palestina en tres tipos de encarcelamientos. Los colonos regentean la prisión de Cisjordania, los soldados custodian los barrotes de Gaza y el sistema político enclaustra a los viejos residentes árabes. Con expulsiones y apartheid se ha desgarrado a toda la sociedad palestina.

Esa cirugía fue intensificada durante el mandato de Trump. El magnate incentivó la ocupación definitiva de Cisjordania y bendijo los nuevos muros y corredores que manejan los colonos. El reconocimiento internacional de Jerusalén como la capital de Israel constituiría el broche final de esa apropiación.

Basta observar los sucesivos mapas de Israel (1948, 1973, 2001, 2021) para constatar la impresionante expansión de sus territorios. El sionismo programó metódicamente ese proyecto colonialista. En sus inicios justificaba la creación de un “hogar nacional judío”, alegando derechos milenarios estipulados en las escrituras de la Biblia.

Posteriormente presentó el mismo objetivo como una reparación internacional a los sufrimientos padecidos con el holocausto. Pero omitió que esa compensación no debía basarse en el sufrimiento de otro pueblo. Con sucesivas implantaciones de pobladores foráneos terminó reproduciendo en Medio Oriente la tragedia vivida en Europa. Palestina no era una “tierra vacía” a la espera de un aluvión de inmigrantes. Albergaba una masa de habitantes organizados en comunidades multiétnicas, que fueron sometidas al suplicio de la Nakba (catástrofe).

Los administradores del decadente imperio inglés iniciaron ese desastre, mediante la típica remodelación del mapa que en todos los continentes consumaban sin consultar a los involucrados. La mayoría de los habitantes de Palestina se oponía a partición forzada de 1948 y a la consiguiente expulsión de la población originaria. Las familias que huyeron, fueron engañadas o perdieron sus pertenencias a punta de pistola quedaron automáticamente transformadas en refugiados, desprovistos del elemental derecho de retorno a sus hogares.

Desde ese momento Israel afronta el dilema sin solución de su proyecto colonialista. Debe lidiar con una masa de pobladores que no puede absorber, expulsar ni exterminar. Al concluir la guerra de 1967 los palestinos no repitieron la escapatoria de 1948. Frente al dramático y conocido destino de los refugiados, decidieron permanecer en sus hogares y comenzar la resistencia.

En los últimos sesenta años Israel ha respondido a esa defensa con violencia, masacres y muros, pero no ha podido capear los efectos de la demografía. La presencia de siete millones de palestinos entre siete millones de israelíes, torna inviable el aterrador ideal del sionismo. El genocidio perpetrado con los indios en Estados Unidos (y su posterior agolpamiento en alejadas reservas fronterizas), no puede repetirse en un diminuto territorio de Medio Oriente. El colonialismo del siglo XXI confronta con múltiples obstáculos.

FRACASOS Y RESISTENCIA

Netanyahu perpetró su nueva matanza en Gaza pero no doblegó a los resistentes. Destruyó edificios y asesinó niños sin contener la lluvia de cohetes. Tampoco desmanteló los túneles construidos por Hamas para almacenar esos misiles. Para demoler esa estructura necesitaba una nueva invasión que prefirió soslayar. Optó por aceptar la tregua, frente a la tenebrosa perspectiva de quedar empantanado en otra incursión territorial. Recordó que el último intento de ocupar Gaza desembocó en el retiro forzoso de los colonos y los soldados.

Igualmente impactante ha sido la resistencia de los palestinos de Cisjordania. Libraron con éxito una sucesión de pequeñas batallas contra el invasor. En Jerusalén frenaron la introducción de nuevos controles, impidieron el desalojo de familias de un barrio codiciado por los expansionistas y detuvieron las provocaciones sobre la mezquita de Al Aqsa.[3]

Pero la mayor sorpresa provino del interior de Israel. Por primera vez en mucho tiempo los árabes de ese territorio se sumaron públicamente a las protestas callejeras. Los actos y la huelga general en las denominadas ciudades mixtas retrataron la pujanza combativa de una nueva generación.

Esa intervención reavivó la unidad de los palestinos fragmentados en tres segmentos por el sistema colonial. El paro en Israel, las manifestaciones en Cisjordania y la resistencia de Gaza han permitido recuperar la potencialidad militante de toda una nación oprimida.

La violenta respuesta israelí reactivó, a su vez, la centralidad de la causa palestina en el mundo árabe. Encuestas recientes han confirmado el abrumador apoyo a esa lucha y el rechazo a la complicidad de los gobernantes con el enemigo sionista.[4]

La lucha de los palestinos ha recobrado impulso. No lograron recuperar sus tierras, ni construir un estado, pero consolidaron la legitimidad de su demanda. Israel no consigue ignorarlos, ni borrarlos del escenario internacional. Debe disimular las viejas proclamas del sionismo, que convocaban “al arreglo del problema palestino entre los propios árabes”, utilizando “el gran espacio que existe para ellos en otros lugares de Medio Oriente”.

El rebrote actual del conflicto pone también en aprietos a los recientes “acuerdos de Abraham” que Israel suscribió con varios emiratos. Los reyezuelos justificaron esa traición con la ridícula promesa de inducir a Netanyahu a moderar su anexionismo.

Los sionistas afrontan un complejo escenario que agrieta al establishment israelí. Aumentan las críticas al último operativo y reaparece el recuerdo de las derrotas bélicas y los reveses geopolíticos. Israel conoció el amargo sabor del repliegue en la guerra de 1973 y en la salida del sur del Líbano en 1982. Las nuevas resistencias palestinas han comenzado a quebrantar el triunfalismo de los últimos tiempos.

¿DOS ESTADOS O UN ESTADO?

Israel instrumenta su expansión con un gran despliegue de hipocresía. Finge el carácter provisional de ocupaciones que paulatinamente transforma en expropiaciones definitivas. Convierte de esa forma las mejores zonas de Cisjordania en sólidos asentamientos protegidos con retenes militares.

Cuando deben emitir algún comentario sobre esas confiscaciones, sus voceros recurren a pretextos inverosímiles. Aprovechan la complicidad de la “comunidad internacional”, que encubre todas las fechorías de los sionistas con algún comunicado de ocasión. La diplomacia europea se ha especializado en ese tipo de pronunciamientos verbales carentes de efectos prácticos.

La continuada ampliación territorial de Israel ha demolido el ensueño de los dos estados, que promocionaban los suscriptores del acuerdo de Oslo. Este convenio nunca contempló la constitución real de un estado palestino. Omitía el retorno de los refugiados y encubría la multiplicación de los asentamientos judíos. Enmascaró ese avance de la colonización hasta que la derecha capturó el gobierno israelí y enterró el inservible disfraz de las anexiones.

Esa expansión del colonialismo fue también pavimentada por la capitulación de la OLP, que ensombreció su heroica historia de resistencia aprobando un acuerdo que ha imposibilitado la creación del estado palestino. Ese aval afectó la credibilidad de la autoridad nacional palestina.

Esa dirección ejerce actualmente funciones administrativas en Cisjordania en convivencia con los ocupantes. Su dependencia financiera de las corruptas dictaduras y monarquías de Medio Oriente no es ajena a la actitud sumisa que adoptó en las últimas décadas. La ausencia de elecciones impide verificar qué grado de respaldo efectivo mantiene entre la población, frente a la gran influencia conquistada por los sectores (como Hamas), que rechazaron el sometimiento al expansionismo israelí.

La solución de los dos estados ha quedado totalmente sepultada en los términos actuales. Sólo una gran derrota de Israel obligaría al ocupante a negociar las dos cláusulas requeridas para resucitar esa salida: el retiro a las fronteras de 1967 y alguna reconsideración del retorno de los refugiados.

Ningún esbozo del estado palestino es viable desconociendo esas exigencias. El repliegue del territorio conquistado en la guerra de seis días es imprescindible para integrar a Cisjordania con Jordania y la deuda con los refugiados supone negociar distintas alternativas de reparación. En el contexto de la crisis creada por la primera intifada y el empantanamiento militar en el sur del Líbano hubo conversaciones (Taba, Ginebra) que llegaron a evaluar un asomo de esas posibilidades.

Los partidarios de retomar ese camino suelen discrepar en la forma de efectivizarlo, pero coinciden en señalar que aporta la única solución realista en escenario actual.[5] En la misma línea, otros imaginan que Jerusalén podría convertirse en un micro-modelo de esa solución, si la ciudad es unificada y al mismo tiempo dividida en una capital israelí occidental y otra palestina oriental.[6] El objetivo más deseable de un esquema confederativo podría suceder en el futuro a esa primera gran conquista.

Los críticos de esta propuesta destacan la obsolescencia de esa salida. Consideran que el proyecto de los dos estados podría haber funcionado en el pasado, pero quedó enterrado por la frustración de Oslo y la conversión de Cisjordania en un anexo de Israel. Proponen retomar la vieja tesis de la OLP de forjar un sólo estado laico y democrático.[7] Esta mirada ha ganado adeptos en distintas franjas juveniles.[8]

A favor de este curso se presenta el antecedente sudafricano de desmantelamiento del apartheid. Para preservar sus privilegios económicos, la minoría blanca se avino a generalizar el status ciudadano y a compartir el sistema político con las elites negras. Conviene igualmente recordar que la economía sudafricana integraba a los trabajadores negros explotados a sus actividades y la colonización israelí expulsa a los palestinos de sus tierras para apropiarse de sus medios de vida.

Los promotores de un sólo estado también remarcan la mayor afinidad de su planteo con las campañas internacionales de solidaridad con Palestina y boicot a la economía israelí (BDS). Subrayan que con esa estrategia se reconstruyen, además, los puentes entre dos comunidades enfrentadas. En las movilizaciones recientes, israelíes y palestinos compartieron tribunas exhibiendo prometedores signos de esa convergencia.

SIONISMO, JUDAISMO, ANTISEMITISMO

Cualquier expresión de solidaridad con Palestina afronta la inmediata respuesta denigratoria del establishment sionista. Los críticos del estado de Israel son acusados de ignorar los “derechos del pueblo judío”, como si esas prerrogativas debieran materializarse con la opresión de otra colectividad. Un colono que confisca parcelas aplasta derechos ajenos, en lugar de ejercer los propios. Lo mismo vale para un soldado que responde con balas a las piedras lanzadas por los resistentes.

Los sionistas contraatacan identificando cualquier cuestionamiento a Israel con el antisemitismo. Pero olvidan que las víctimas palestinas de sus matanzas comparten la misma raíz semítica de los pobladores judíos. Las acusaciones de antisemitismo emitidas sin ton ni son, apuntan a recrear temores ancestrales divorciados de la realidad contemporánea. Se imagina la persistencia de un gran acoso universal sobre los judíos, que Israel contrarrestaría con exhibiciones de brutalidad militar.

Pero en la actualidad las comunidades judías de mundo no afrontan ningún peligro significativo. Y la eventual reaparición de esa amenaza no quedaría atemperada con el asesinato de niños Gaza. Los sionistas resucitan el miedo al antisemitismo, para erosionar la convivencia (y mixtura) de los judíos con las distintas colectividades de sus países de origen. Recrean diferencias y propician antagonismos para fomentar la emigración a Israel.

Los judíos que rechazan esa política de auto-segregación y hostilidad al entorno son presentados como traidores a la comunidad (“se odian a sí mismos”). La simple búsqueda de coexistencias e integraciones es mal vista por los forjadores de una identidad separada. También exacerban las viejas modalidades del nacionalismo reaccionario, para justificar el despojo colonial en Medio Oriente con alusiones misioneras a la supremacía de un “pueblo elegido”

Todo el armazón conceptual del sionismo se asienta en la errónea identificación del judaísmo, el estado de Israel y el sionismo. Confunden tres conceptos muy distintos.

El judaísmo es la religión, la cultura o la tradición de un pueblo diseminado por muchos países. En cambio Israel conforma una nación surgida de la partición y colonización del territorio originalmente habitado por los palestinos. A su vez el sionismo es la ideología colonialista que justifica esa expropiación, con extravagantes teorías de exclusiva pertenencia de esa zona a los inmigrantes judíos. El antisionismo critica esa retrógrada concepción, sin adoptar actitudes anti-judías o anti-israelíes.[9]

El sionismo oscurece esas distinciones, para presentar la lucha de los palestinos como una amenaza a la supervivencia de los israelíes en Medio Oriente y de los judíos en el resto del mundo. Interpreta las convocatorias “a destruir el estado de Israel” (que repiten los mandatarios de Irán y varias corrientes islámicas), como una corroboración de sus advertencias.

Pero en su formato inicial ese viejo enunciado no era un llamado a consumar actos de genocidio o exilios forzados. Proponía el reemplazo del engendro creado por la partición (estado de Israel) por una nueva estructura estatal laica, democrática e integrada por todos los habitantes del territorio.

Al cabo de varias décadas ese escenario ha cambiado y en Israel se forjado una nación en el plano objetivo (lengua, territorio, economía común) y subjetivo (pasado y lazos culturales compartidos). Los derechos nacionales de los israelíes tienen la misma validez que los enarbolados por los palestinos y por eso la demanda de un sólo estado debe incluir actualmente el componente binacional.

UN EMBLEMA EN AMÉRICA LATINA

Los sionistas no libran una simple batalla de ideas contra sus opositores. Han consolidado una red de intereses en la cúspide del poder económico, militar y mediático de Estados Unidos, que se proyecta a otros países con gravitación de la comunidad judía. Influyen en los gobiernos, comparten actividades con las vertientes cristinas o evangelistas reaccionarias, manejan fondos millonarios y controlan instituciones, fundaciones y museos.

Esa presencia es muy visible en América Latina y especialmente en Argentina. En ese país la derecha sionista capturó la conducción de los principales organismos de la comunidad judía, consolidó vínculos con el macrismo y logró neutralizar (o acallar) al progresismo, luego de los irresueltos atentados a la embajada y la AMIA. Alberto Fernández inició su mandato con un elogioso viaje a Israel.

El amparo oficial y la idolatría que despierta Israel en los medios de comunicación hegemónicos han potenciado, además, las campañas anti-palestinas. La denuncia que realizó, por ejemplo, un diputado de la izquierda de los bombardeos en Gaza fue recientemente sucedida por virulentas presiones para expulsarlo del Parlamento.

A escala regional, el sionismo está muy involucrado en acciones golpistas contra Venezuela. No olvidan la enorme simpatía que generaron los pronunciamientos de Chávez en Palestina. El gestor del proceso bolivariano destacó las raíces comunes de las batallas populares que se libran en América Latina y el mundo árabe. Resaltó la resistencia al saqueo de los recursos naturales, en dos regiones que han padecidos los mismos despojos y agresiones del imperialismo estadounidense.

Washington ambiciona el petróleo de Venezuela y Medio Oriente. Por eso acosa a todos los países que protegen sus riquezas y ha buscado emular el militarismo israelí en América Latina, montando un apéndice bélico muy semejante en Colombia. Pero no puede contrarrestar la enorme simpatía que suscita la causa palestina en toda la región.

Palestina es el gran emblema de los jóvenes que desafían a los gendarmes en las calles de Cali, Santiago o Lima. Encarna una rebelión heroica contra la injusticia que despierta admiración en todos los rincones de América Latina. Palestina está muy presente en el corazón de nuestros pueblos.

RESUMEN

Las atrocidades cometidas por el ejército israelí suscitan nuevas protestas entre los herederos de la tradición humanista del judaísmo. Esa reacción es mayor en América Latina, frente a la importación derechista de los brutales métodos utilizados en Medio Oriente. Con anexiones y apartheid Israel participa en el rediseño imperial de la región, pero su proyecto colonialista no es viable en el siglo XXI.

La resistencia en Gaza, Cisjordania y las ciudades mixtas recompone el fragmentado tejido de los palestinos. La solución de los dos estados exigiría la reparación a los refugiados y el dudoso fin de la ocupación. Por eso gana adeptos el proyecto de un sólo estado, binacional, laico y democrático. Es necesario distinguir la cultura judía y la nación israelí del expansionismo sionista y apuntalar una lucha de Palestina que suscita admiración en América Latina.

Notas:

[1] https://ernestovillegassite.wordpress.com/2021/05/25/raices-judias-contra-genocidio-en-palestina/ Foro internacional «Raíces judías contra genocidio en Palestina» YouTube: https://bit.ly/3yItyYE

[2] Armanian, Nazanin. Palestina: un genocidio en cámara lenta, 18-5-2021,

[3] Juma, Jamal. La Operación “Guardián de los muros” no reparará los muros del apartheid de Israel, 15/05/2021. http://rebelion.org/la-operacion-guardian-de-los-muros-no-reparara-los-muros-del-apartheid-de-israel

[4] Harb, Imad. El absoluto fracaso de los Acuerdos de Abraham, 21/05/2021, https://rebelion.org/el-absoluto-fracaso-de-los-acuerdos-de-abraham/

[5] Chomsky, Noam; Achcar, Gilbert (2007). Estados peligrosos: Oriente Medio y la política exterior estadounidense. Barcelona: Paidós (cap 5)

[6] Margalit, Meir. En Israel todo el mundo trabaja para la derecha, 18-5-2021,

[7] Pappé, Ilan. Podemos contar los días hasta el próximo ciclo de violencia, 23-5-2021, https://www.eldiarioar.com/mundo/illan-pappe-historiador-israeli-contar-dias-proximo-ciclo-violencia_128_7963376.html

[8] Baroud, Ramzy, Hay que superar el apartheid en Palestina. La solución de un Estado no es ideal, pero es justa y posible, 07/12/2020, https://rebelion.org/la-solucion-de-un-estado-no-es-ideal-pero-es-justa-y-posible/

[9] Katz Claudio. Los argumentos por Palestina, 4-9-2006, https://katz.lahaine.org/los-argumentos-por-palestina/

Claudio Katz. Economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI. Su página web es: www.lahaine.org/katz

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Trabajar en libertad

Por:  Roberto Patiño

Atravesando una de las mayores crisis políticas, sociales, económicas y sanitarias que ha vivido el país en su historia, el venezolano ha conseguido, en las comunidades de base, en el liderazgo civil organizado y en el trabajo de la sociedad civil, una inédita fuerza que ha puesto al servicio de todos, los mejores talentos para la búsqueda de soluciones a los problemas que vivimos.

Una disposición de trabajo por los demás que ha tenido en las ONG sus mejores aliados, un compromiso que crece, se hace orgánico y se imbrica con una conciencia cívica que lucha por ser el protagonista de su propia biografía, un modo de entender lo público, dentro de los principios de la solidaridad, el libre emprendimiento y la democracia.

Estos valores y formas de organización de base, que son el gran reservorio de los principios democráticos que hay en Venezuela, están nuevamente bajo amenaza.

Muchas de estas organizaciones han sido objeto de ataques del régimen, llegando a su punto culminante con la publicación de una Providencia Administrativa que pone a las organizaciones no gubernamentales bajo un sistema de vigilancia y control inconstitucional, obligando a revelar información sobre su trabajo y beneficiarios, una providencia que expone a estas organizaciones a procesos judiciales arbitrarios, desde una lógica perversa y paranoica según la cual las ONG son sospechosas de financiar el terrorismo y colaborar con la delincuencia organizada.

Se trata de ONG, fundaciones, asociaciones civiles y actores de la sociedad civil que, acompañando a las comunidades organizadas, han expuesto su nombre, trayectoria, seguridad y libertad personal en un esfuerzo por apoyar y empoderar a las víctimas de violaciones de derechos humanos y de la crisis económica.

Este salvaje retroceso que se pretende hacer sobre las libertades civiles en Venezuela afectará en el corto plazo el trabajo de miles de ONG, profesionales, lideres y fundaciones, y no se compagina con el esfuerzo que hacen los organismos multilaterales para hacer llegar al país la ayuda humanitaria en el marco de un proceso transparente, neutral y con independencia administrativa.

Desde Alimenta la Solidaridad y Caracas Mi Convive seguiremos apoyando sin miedo el trabajo que se hacen en las comunidades, poniendo al servicio de todos nuestra experiencia y profesionalismo. Un compromiso por el servicio que nos obliga a denunciar el peligro al que están expuestos los profesionales que han dedicado su vida a servir a los demás.

No nos callaremos frente a las amenazas contra las libertades civiles que nos acechan, estamos convencidos de que la atención a la crisis humanitaria tiene que venir acompañada de la recuperación del Estado de Derecho y las libertades políticas en país.

Seguiremos luchando por trabajar en libertad, seguiremos trabajando para vivir en libertad.

www.robertopatino.com

Fuente e Imagen: https://www.elnacional.com/opinion/trabajar-en-libertad/

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La deshumanización progresiva de nuestras sociedades

Por: Ainhoa Ruiz Benedicto

Una de las consecuencias del progresivo proceso de militarización de las fronteras es el de criminalizar la solidaridad entre personas y comunidades.

n los últimos días nos han llegado nuevas noticias del proceso de persecución y criminalización de la solidaridad contra diferentes activistas y organizaciones en todo el mundo. Este es el caso de la activista en favor de los Derechos Humanos de las personas que migran, Helena Maleno, de la que hemos sabido que ha sido deportada por el gobierno de Marruecos, precisamente, por sus acciones de denuncia.

Una de las consecuencias del progresivo proceso de militarización de las fronteras es el de criminalizar la solidaridad entre personas y comunidades, que se está reforzado desde las instituciones y que, de consolidarse a nivel social, puede sentar peligrosos precedentes en términos de capacidad de movilización de la sociedad civil.

Bajo la Facilitation Directive, cualquier acto de ayuda a las personas migrantes puede ser considerado un acto punible

La expresión “criminalizar la solidaridad”, se ha extendido a partir de los años 2017 y 2018, sobre todo por parte de organizaciones sin ánimo de lucro y de periodistas críticos con la situación en las fronteras. Es el caso europeo, este marco para la criminalización y persecución de la solidaridad se establece e impulsa en 2002, con la aprobación de la Facilitation Directive (Directiva 2002/90/CE del Consejo de 28 de noviembre de 2002 destinada a definir la ayuda a la entrada, a la circulación y a la estancia irregulares). Este marco normativo establece que son punibles conductas como dar dinero desinteresadamente a la persona que migra para costear su entrada, o ayudarle de otras formas a cruzar la frontera. Es importante señalar que, aunque estas acciones no tengan ánimo de lucro por parte de las personas que las realizan, bajo la Facilitation Directive, cualquier acto de ayuda a las personas migrantes puede ser considerado un acto punible. Esto es debido, a que la normativa de la Unión Europea deja en manos de los Estados la aplicación, más o menos restrictiva, de medidas punibles para las personas que ejercen, aportan o colaboran ayudando a personas migrantes.

Estas medidas están generando diferentes formas de intimidación y acoso a personas y organizaciones. Un caso destacado ocurrió en Francia en 2017, en la ciudad de Calais, conocida por el campo de personas migrantes que se estableció allí y por ser una de las principales rutas de tránsito para aquellas que quieren llegar a Reino Unido. El alcalde prohibió a organizaciones humanitarias repartir comida y agua entre las personas migrantes y potenciales solicitantes de asilo. La razón que expuso fue que el reparto de comida suponía una amenaza para la seguridad en la zona.

En Hungría, ayudar de cualquier manera a que la persona migrante encuentre casa o un lugar donde permanecer se penaliza con dos años de prisión. En Grecia, la Guardia Costera del país ha implementado un registro para las ONG, de manera que estén obligadas a formar parte de la red de la guardia costera, en caso de no hacerlo pueden estar vulnerando la ley, lo que ha sido denunciado por diversas organizaciones por la vigilancia a la que las somete. Por citar sólo algunos casos de cómo se implementan estas medidas criminalizadoras.

De esta manera se van destruyendo los lazos entre comunidades. Primero, porque se generan grupos de población que pueden ser vistos como enemigos por sus propios vecinos, por proveer ayuda a migrantes y, segundo, porque se lanza el mensaje de que ayudar a una comunidad diferente a la propia constituye una forma de crimen.

De esta forma se incentiva la deshumanización, al fin y al cabo, si una persona no es merecedora de solidaridad, comprensión o empatía y es visualizada únicamente como una criminal y causa de diversas problemáticas sociales, resulta más fácil justificar que a esta persona no se la proteja o que no sea merecedora de derechos, de acogida o de protección institucional. Además, se erosiona una característica básica humana: la solidaridad, a la que renunciar supone una deshumanización de nuestras propias personas.

Fuente: elsaltodiario

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