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Juegos de niños y niñas bajo un cielo de plomo

Por: Diego Del Norte

 

Crónica sobre la vida cotidiana en el norte de Siria, la región kurda que, desde hace varias semanas, es bombardeada diariamente por Turquía y donde su pueblo resiste los ataques mientras el mundo mira hacia otro lado.

Desde Rojava

Son las 7:45 de la mañana. A esta hora, el clima es fresco, pero si sale el sol, lo cual pasa a menudo, el ambiente se calienta bastante al mediodía. Llevo unas semanas andando a diario este recorrido de 15 minutos, bordeando las afueras de Derik, una pequeña ciudad donde la precariedad salta a veces a la vista mientras se codea con edificios un poco más acomodados. El hormigón es, por desgracia, el rey indiscutible, con esqueletos de los futuros edificios salpicando el paisaje sin preocupación por consideraciones estéticas. En este día luminoso, las montañas del lado turco se asientan majestuosas en el horizonte, como una invitación inaccesible. Zigzagueo entre unos cuantos tractores viejos, cofradías de gallinas y columnas de gansos, en un escenario colorido que serviría para una película de Emir Kusturica. Las fronteras entre la ciudad y el campo se desdibujan en estas zonas urbanas periféricas.

Me dirijo a lo que recientemente se ha convertido en mi “lugar de trabajo”: un gran edificio de color crema, en pésimo estado de conservación, que es una antigua escuela secundaria del régimen sirio y que hoy alberga a la administración escolar bilingüe (árabe/kurdo) de las 87 escuelas de la pequeña localidad y de los numerosos pueblos de los alrededores. En esta mañana, reina una calma digna de un viernes (que aquí tiene carácter de domingo), lo que me hace pensar que, probablemente, encontraré la puerta cerrada. Y es que este lunes no es un lunes como los demás. El luto y la conmemoración están a la orden del día. Hace dos noches, las bombas turcas sembraron la muerte en una región históricamente más bien indemne en comparación con otras.

Imagen: Derik, ciudad de Rojava / Diego del Norte / La tinta
Imagen: Derik, ciudad de Rojava / Diego del Norte / La tinta

En la noche del 20 al 21 de noviembre, hacia la medianoche, un ataque aéreo turco se dirigió contra la aldea de Teqil Beqil, matando a dos personas y destruyendo una central eléctrica. Un grupo de pobladores acudió al lugar de los hechos para ayudar a las víctimas y denunciar el incidente. Un periodista de un medio de comunicación local los acompañaba. A continuación, cayeron otras tres rondas de proyectiles macabros sobre la asamblea, matando a nueve personas. Esta táctica de “ataque en dos tiempos” es una estrategia tan habitual como despreciable por parte de la fuerza aérea de la bandera roja adornada de una luna y una estrella blanca. El objetivo es innegable: matar creando un shock psicológico. Es imposible no ver la sórdida hipocresía del ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, que se atreve a hablar de “ataques quirúrgicos contra objetivos militares específicos”. Por supuesto, si el razonamiento es considerar a cualquier civil solidario con las fuerzas de autodefensas populares de Rojava como un terrorista, esto abre el camino a una pseudo-legitimación de muchos crímenes de guerra.


A la mañana, el ambiente entre mis colegas es de gravedad y aprensión. El 20 de noviembre, Día Internacional del Niño, estaba previsto un gran desfile en la ciudad, seguido de una fiesta en varias escuelas. Asistí a un ensayo general en una de las escuelas. Los niños y las niñas se sentían orgullosas de mostrar las canciones y bailes que habían preparado para la ocasión. Este año, no habrá celebración, el ejército turco ha decidido sustituirla por la estupefacción y el dolor.


El tradicional café/té colectivo del comienzo del día se prolonga, cada uno intercambiando noticias sobre los trágicos acontecimientos. Llegan informaciones en el transcurso de la mañana que revelan el número y la identidad de las compañeras y compañeros asesinados durante la noche. Los colegas se enteran de que hay gente cercana entre los muertos. Observo con impotencia su aflicción. No sé dónde colocarme, qué hacer, qué decir. Me conformo con estar allí, testigo discreto, extraño a pesar de todo. Pienso en la magnitud del daño y en el dolor causado por los intereses de una minoría dispuesta a realizar los más sórdidos trapicheos para mantenerse en el poder.

Si Recep Tayyip Erdogan y su banda de asesinos juegan la carta de la escalada bélica, no es por la supuesta defensa de su pueblo amenazado, sino por su desastroso historial y las elecciones que se aproximan en 2023. No deja de sorprenderme que la vieja estrategia de crear un enemigo externo para desviar la responsabilidad de las élites por el triste destino del pueblo siga funcionando; que sea, a pesar de las lecciones de la historia, aún insuficientemente aprendidas, de una temible eficacia. Y por muy burdo que es el maquillaje, los medios de comunicación desempeñan su papel de caja de resonancia, absteniéndose de “tomar partido”, lo que basta para dar crédito a la mentira.

Hace tiempo que no oigo cantar y corear el “sehid namirin” (“los mártires nunca mueren”) con el corazón encogido. El funeral colectivo de las 11 víctimas reúne a una gran multitud, atravesada, de principio a fin, por la emoción y la rabia. Y es que las personas asesinadas eran especialmente apreciadas y reconocidas por su larga implicación en la sociedad civil. Su rápida presencia en el lugar del atentado, en plena noche, es reflejo de su constante dedicación a apoyar la construcción colectiva de esta alternativa democrática revolucionaria en el norte de Siria. Dos de ellos eran, por ejemplo, muy activos en la “Casa de los Mártires”, que proporciona apoyo y asistencia a las familias en duelo. Los conocí. Son las primeras personas muertas que conocí en vida, lo que hace que este desenfreno asesino, que se acelera desde hace varios meses, sea aún más concreto y tangible.

Al día siguiente del funeral, acudo con mis colegas a un nuevo homenaje, al que asisten más de mil personas. Los discursos gritan la rabia y la determinación de continuar la resistencia contra viento y marea. Quienes hablan, proclaman, alto y claro, que el miedo está ausente de sus cuerpos. En varias intervenciones, destacan la dedicación de la guerrilla en el norte de Irak y la lucha de las mujeres en Irán. Un grupo de chicas adolescentes pasa por delante de la asistencia, enarbolando banderas y entonando “Jin, Jiyan, Azadi”, una consigna que es retomada por la multitud. Esta experiencia de Rojava, que quiere ir más allá del modelo de Estado-nación, las heroicas batallas guerrilleras en las montañas de Irak y las movilizaciones salvajemente reprimidas en las calles de Irán se conforman como una sola experiencia: la misma lucha, el mismo deseo de disfrutar una vida digna, el mismo grito de libertad para las mujeres, como también la misma crítica y el rechazo a una modernidad capitalista que destruye inexorablemente la diversidad de la vida.

Imagen: Zona bombardeada por Turquía / Diego del Norte / La tinta
Imagen: Despedida de los mártires / Diego del Norte / La tinta

En el camino de vuelta, decido cambiar un poco mi itinerario. Descubro, en el recodo de la carretera, alineaciones de piedras que delimitan zonas de juego infantil, viejas latas que sirven de mobiliario y vajillas para esas casas en miniatura, sin paredes ni tejados, pero no exentas de una especie de poesía. En la pared contigua, los dibujos de tiza dan testimonio de momentos colectivos de imaginación desplegada. Una creatividad que no deja de conmover al profesor “creyente, pero no practicante” que soy. Mientras inmortalizo la escena, dos mujeres me saludan. Cuando les digo que vengo de Bélgica, una de ellas se alegra: “¡Mi hijo se fue a vivir a Bélgica hace unos meses!”. Ha ido a reunirse con miembros de su familia, que viven allí desde hace mucho tiempo. Me toca hacer preguntas y darme cuenta de que vive en la Ciudad Ardiente, en las alturas del barrio de Pierreuse, al que tengo un especial cariño. Hay momentos en los que el mundo es definitivamente un pañuelo.

Ambos nos alegramos de esta coincidencia y me invita a su casa a tomar el té. Allí conozco a dos jóvenes artistas muralistas en ciernes. Tienen 10 y 12 años, se llaman Rojava y Rojhilat. ¡Vaya símbolo! Hablamos de la guerra y la migración, de nuestras esperanzas y miedos. Salgo con una convicción más fuerte de que, digan lo que digan, el mundo está peor de lo que vale la mayoría de los seres humanos que lo habitan. En definitiva, la humanidad está, en gran medida, menos podrida que el estado actual del planeta. Me voy preguntándome qué será de estas dos jóvenes, dónde y cómo crecerán, qué sinsabores y alegrías vivirán. Seguramente, les tocará encender sus gritos y sus armas para hacer posible, más allá de las fronteras estatales que datan de la colonización, ¡el respeto incondicional a la mujer, a la vida y a la libertad!

Fuente de la información: La Tinta

 

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Siria: El número de niños sirios necesitados alcanza un récord

El número de niños sirios necesitados alcanza un récord

Declaración de la Directora Regional de UNICEF para Oriente Medio y Norte de África, Adele Khodr

08 mayo 2022

AMMAN, 8 de mayo de 2022 – “Millones de niños continúan viviendo con miedo, necesidad e incertidumbre dentro de Siria y en los países vecinos.

“Más de 6,5 millones de niños en Siria necesitan asistencia, el número más alto registrado desde el comienzo de la crisis, hace más de 11 años.

“La crisis en Siria está lejos de terminar. Solo en los primeros tres meses de este año, 213 niños resultaron muertos o heridos. Desde el comienzo de la crisis en 2011, más de 13.000 niños han resultado muertos o heridos.

“En los países vecinos de Siria, tensos por la inestabilidad política y la fragilidad, casi 5,8 millones de niños dependen de la asistencia, sus vidas están plagadas de pobreza y penurias.

“Las necesidades de los niños, tanto dentro de Siria como en los países vecinos, están aumentando. Muchas familias luchan para llegar a fin de mes. Los precios de los suministros básicos, incluidos los alimentos, se están disparando, en parte como resultado de la crisis en Ucrania.

“Mientras tanto, la financiación para las operaciones humanitarias está disminuyendo rápidamente. Antes de la sexta Conferencia de Bruselas sobre Siria y la región el 10 de mayo, UNICEF ha recibido menos de la mitad de sus necesidades de financiación para este año. De nuestros requisitos para llegar a los niños y las familias afectados por la crisis en Siria, necesitamos con urgencia casi 20 millones de dólares para operaciones transfronterizas, el único sustento para casi 1 millón de niños en el noroeste de Siria.

“Las inversiones también son imprescindibles para restaurar los sistemas para brindar servicios básicos esenciales, como educación, agua y saneamiento, salud, nutrición y protección social, sin dejar a ningún niño sirio atrás.

“UNICEF renueva su llamamiento a todas las partes del conflicto ya quienes tienen influencia sobre ellas para alcanzar una solución política a la crisis por el bien de los niños de Siria y su futuro. En ausencia de tal solución, se debe seguir apoyando la respuesta humanitaria dentro de Siria y los países vecinos.

«Todos los días cuentan. Los niños de Siria han sufrido durante demasiado tiempo y no deberían sufrir más”. 

Fuente de la Información: https://www.unicef.org/press-releases/number-syrian-children-need-hits-record-high

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La infancia perdida de los ‘niños de la guerra siria’

Trabajan a costa de su presente, en busca de un futuro. En medio de una zona industrial de Idlib, Siria, Ibrahim está ocupado, intentando desenroscar los tornillos de un pesado motor. Desde las 8 de la mañana hasta las 7 de la tarde, cada día, libra una agotadora batalla física y mancha sus manos de aceite mientras intenta seguir las instrucciones de su jefe.

«Desatornillo el motor, desatornillo la transmisión automática, la junta de la culata… todo lo que me dice mi jefe. A veces, cuando los tornillos están muy apretados, llamo a mi jefe para que me ayude. En el futuro, me gustaría seguir trabajando como mecánico y tener mi propio negocio. No terminé mis estudios porque no se dedicaba suficiente atención a las escuelas«.

El 60 % de los niños del noroeste de Siria no están escolarizados, y solamente un tercio de las escuelas funcionan a pleno rendimiento. El sector educativo tiene muchos desafíos a los que hacer frente. Los salarios siguen siendo el más urgente, ya que los profesores se ven privados de sus sueldos durante meses por falta de recursos.

Pero los desplazamientos masivos provocados por los bombardeos de Rusia y del régimen de Bashar al-Asad han empujado al 90 % de los sirios a la pobreza, dejando a muchos niños sin otra opción que ponerse a trabajar y mantener a sus familias.

«Los bombardeos nos obligaron a abandonar nuestras casas, bajo la lluvia y tuvimos que vivir en los campamentos. A veces me quedo con 10 o 20 liras turcas y le doy el resto a mi padre; el total de lo que recibo es de 100 liras a la semana».

Para muchas familias de la zona, el trabajo infantil es un medio para sobrevivir, ya que UNICEF estima que el aumento de las necesidades humanitarias en Siria, desde 2020, creció un 27 %. Hay niños en numerosos tipos de empleos. Algunas de sus tareas son agotadoras, otras son, incluso, peligrosas. La realidad de la guerra no solamente roba el presente a los niños, sino también, su futuro.

Fuente: https://es.euronews.com/2022/02/01/la-infancia-perdida-de-los-ninos-de-la-guerra-siria

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Murales por la alegría y la paz en Siria (+Fotos)

Un grupo de artistas sirios autoproclamado ‘Ritmo de la Vida’ continúa hoy su labor en la difusión de la alegría, paz y amor convirtiendo los muros de las escuelas en verdaderas obras de arte.
La iniciativa comenzó con el inicio de la guerra en 2011, y la protagonizan profesores de artes en las escuelas de Damasco. 

Su objetivo es embellecer, colorear la ciudad y generar sonrisa y optimismo en medio del conflicto bélico, dijo a Prensa Latina, Muafak Makhoul, artista plástico y coordinador del grupo. 

Explicó que hasta la fecha se ejecutaron 10 murales, el último de los cuales se realiza desde hace nueve meses y tiene como título ‘Retorno a la Escuela’.

En el mismo se emplean técnicas como el grabado y la escultura, y tiene como finalidad rendir tributo a grandes educadores de la historia de Siria.

Trabajamos con amor, precisión y pasión, y existe buena aceptación por parte de la gente que observa nuestro trabajo, pues sustituye la tristeza, oscuridad y melancolía por vida y colores mediante el arte, destacó.

Según Makhoul, después de 10 años de guerra, el pueblo anhela alegría y sonrisa, y busca medios para disfrutar de la vida y el arte es uno de ellos.

El Grupo tuvo que trabajar en el 2014 bajo lluvias de morteros y proyectiles, sin embargo, logró ejecutar un mural que fue inscrito en el Libro de Guinness como el más grande en el mundo hecho de materiales reciclables, lo cual constituyó un incentivo para continuar el trabajo.

Explicó que el equipo está conformado ahora por 11 pintores y escultores jóvenes, además de una artista alemana solidaria con Siria, y todos trabajan de manera voluntaria sin nada material a cambio.

‘La cultura es también una batalla que se libra para confirmar la existencia y nuestras armas son el talento, el amor y la vida para transformar lo triste y feo en alegre y bello’, remarcó.

A su vez, la artista Ula Al-Mesh, de 29 años de edad, destacó a Prensa Latina que el objetivo es dar toques de belleza y vida a la ciudad, y también transmitir mensajes didácticos mediante los dibujos, además de sacar el arte de las salas de exposiciones para que la gente interactué con el mismo.

La mayoría de la gente acoge nuestro trabajo y a mí en lo personal enriqueció mi experiencia en la escultura y pintura, precisó.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=458379&SEO=murales-por-la-alegria-y-la-paz-en-siria
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Siria: «¡Libertad para el pueblo sirio y para todos los pueblos oprimidos!»

«¡Libertad para el pueblo sirio y para todos los pueblos oprimidos!»

[A continuación publicamos el discurso de Mazen Adi, en nombre del movimiento «Conciencia Moral», en la manifestación organizada por la diáspora siria en París el 26/05/2021 para denunciar la mascarada de las elecciones en Siria el mismo día. Rd. A’ l´Encontre]

«Saludo a todas y todos los participantes en esta reunión. Hoy nos hemos reunido aquí para denunciar las llamadas elecciones presidenciales en Siria, elecciones ilegítimas cuyo objetivo es justificar el mantenimiento en el poder de Bashar al-Assad, apoyado por sus aliados [Bashar ha sido elegido con el 95,1% de los votos; se ha superado el resultado de 2014, el 88,7%; la ONU, por su parte, indica que el 80% de la población vive por debajo del umbral de pobreza]. Esta condena es compartida por las y los sirios en la diáspora y sus amistades, así como por quienes viven en zonas fuera del control del régimen sirio. ¡Pero no solo eso! Personas sirias de las zonas controladas por el régimen declararon el boicot a estas elecciones manifestándose en ciudades y campos de la región sur, particularmente en Daraa y Hauran, cuna de la revolución siria.

El mantenimiento de Bashar al frente del poder en Siria significa que se perpetuará la situación de facto de ocupaciones y de áreas de influencia por un período de tiempo indefinido y pone en peligro toda la región, en gran medida ya inestable. También significa permitir que se produzcan crímenes contra el pueblo sirio y continuar así la catástrofe siria, considerada como una de las más importantes humanitariamente después de la Segunda Guerra Mundial.

Esto significa continuar saboteando y bloqueando la solución política internacional conforme a las decisiones de Ginebra en contradicción con la resolución 2254; esto invalida la farsa electoral.

Han pasado diez años desde el levantamiento del pueblo sirio. Levantamiento que se convirtió en una revolución por la libertad y la dignidad. Diez años desde que los niños de Daraa, al comienzo de la Primavera Árabe en Túnez y Egipto, se expresaron en contra de Assad con sus escritos en las paredes de su escuela: «Doctor, tu turno llegará».

Siguieron protestas en 700 lugares, en ciudades y en el campo, por todo el país. El cantante de Revolución Qashush cantó su canción (Lárgate ya Bashar) en la plaza más importante de la ciudad de Hama (mi ciudad natal). La cantó frente a cientos de miles de manifestantes, pero también frente a los embajadores francés y estadounidense que estuvieron presentes y fueron testigos directos de la revolución pacífica, que exigía la salida del régimen y Bashar al-Assad.

Quiero recordarles cómo las y los manifestantes recibieron a los embajadores: con flores. Todos esperaban que la comunidad internacional salvara a las personas indefensas de un régimen dictatorial, corrupto y brutal que podría cometer los crímenes más horribles, como lo había hecho ya en el pasado bajo el reinado de su padre Hafez al-Assad.

Además, el régimen blandió esta amenaza desde el principio a través de sus partidarios con el lema: «¡Assad o quemamos el país»! Y lo hicieron.

Desgraciadamente, el pueblo sirio no pudo enfrentarse a un régimen mafioso-fascista que se impuso por la fuerza con una estructura global, a pesar de la apariencia ficticia de instituciones democráticas formales que en la realidad obedecían las instrucciones de los servicios de seguridad. Los Assad, padre e hijo, han gobernado Siria durante décadas bajo la ley de emergencia y la ley marcial, causando una situación catastrófica.

El primer responsable es Bashar al-Assad, que debe ser llevado ante la Corte Penal Internacional, ya que ha sido condenado internacionalmente por crímenes relacionados con el uso de armas químicas.

Apreciamos en su justo valor la demanda del Parlamento Europeo de que no haya impunidad para los autores de crímenes contra la humanidad, así como la declaración, europea y estadounidense, que declara ilegítimas las elecciones presidenciales en Siria.

Hablo en nombre del movimiento «Conciencia Moral», un movimiento declarado en Francia hace cinco años como un movimiento ciudadano, cultural y político que incluye una élite de artistas, intelectuales y personalidades políticas, en Siria, Francia y en los países de la diáspora siria (más de 30 países) que se han comprometido en la revolución de la libertad y la dignidad por una Siria libre, democrática y abierta al mundo, una Siria con un estado de derecho basado en la ciudadanía para todos y todas.

Nuestro movimiento se une a otras organizaciones, partidos y órganos sirios para implementar e imponer las resoluciones de la comunidad internacional conforme al Capítulo Siete de la Carta de las Naciones Unidas, imponiéndolas al régimen y a sus aliados.

Esperamos la solidaridad de los pueblos y de la comunidad internacional. Es hora de que la conciencia mundial despierte y de que la comunidad internacional asuma sus responsabilidades, como sucedió cuando enfrentó eventos humanitarios traumáticos en Ruanda, la ex Yugoslavia y Bosnia.

¡Libertad para el pueblo sirio y para todos los pueblos oprimidos! ¡Victoria para los valores de libertad, derechos humanos, justicia y paz!.

29/05/2021

http://alencontre.org/moyenorient/syrie/syrie-liberte-pour-le-peuple-syrien-et-pour-tous-les-peuples-opprimes.html

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur

Fuente de la Información: https://vientosur.info/libertad-para-el-pueblo-sirio-y-para-todos-los-pueblos-oprimidos/

 

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Siria, el país al que los niños no quieren volver

Se cumplen diez años de un conflicto en Siria que ha generado millones de refugiados, como calcula ACNUR y que ha impactado a los más jóvenes. Así son los datos y las políticas de acogida en España una década después. ACTUALIZACIÓN 5/03/2021

Esta semana la Unión Europea y las Naciones Unidas celebran la quinta conferencia de “Apoyo al futuro de Siria y la región” cuyo objetivo es apoyar al pueblo sirio y movilizar a la comunidad internacional para alcanzar una solución al conflicto.

Esta reunión coincide con el décimo aniversario del inicio de la guerra en Siria y sexto desde que estallara la crisis migratoria. En 2016 la Unión Europea llegó a un acuerdo con Turquía para que Ankara gestionase los flujos migratorios. Según datos de ACNUR, Alemania es el país de la Unión Europea con más solicitantes de asilo reconocidos como refugiados desde 2015: un total de 389.574. En cambio, como señalan estos datos, España ha reconocido a 163 refugiados en el mismo periodo de tiempo. Por otro lado, si se consideran los reconocimientos de protección complementaria aprobadas, Alemania tendría 223.434 y España 13.760, como recoge ACNUR.

Asma tenía nueve años cuando comenzó el conflicto en Siria. Ahora, con 18, cuenta a Newtral.es su experiencia: “Al principio no había bombas”. Tras el inicio de la guerra marchó junto a su familia a otras zonas dentro del país, se convirtió así en desplazada interna. Viajó a Al Raqqa, regresó a otro pueblo y cambió de ciudad varias ocasiones hasta finalmente acabar en un campo de refugiados en Turquía en el que estuvo durante ocho meses.

La joven llegó a Madrid con 13 años como refugiada junto a su familia. Al ser preguntada sobre su estancia en Madrid, asegura que “le gusta mucho la ciudad”. “En Madrid hay muy buena gente, no como otros países en los que hay mucho racismo”, señala.

Según un informe publicado por Save the Children, el 86% de los niños y niñas refugiados sirios entrevistados por la organización en Jordania, Líbano, Turquía y Países Bajos, no quiere regresar a su país de origen.

En este sentido, Asma es de la misma opinión, en el caso de regresar a su país sería para visitar a su familia. Pero no es algo que haría a corto plazo.

Siria, refugiados y asilados: Diferencias de términos

La concesión de asilo se da a aquellas personas reconocidas como refugiadas según la Convención de Ginebra de 1951, como señala María Jesús Vega, de ACNUR. Por otro lado, la protección subsidiaria se concede a aquellas personas que aunque no cumplan con los requisitos de refugiado, existen motivos para creer que al regresar a su país se enfrentarían a poder sufrir algún daño..

Por otro lado, habría que tener en cuenta otro concepto, el reasentamiento, que consiste en el “traslado de refugiados de un país de asilo a otro – que ha acordado admitirlos -, generalmente por motivos de protección o de especial vulnerabilidad”, como define ACNUR.  “Se trata de un instrumento de protección internacional que salva vidas, y que ha sufrido un fuerte revés en 2020 en cuanto a las cuotas ofrecidas y los traslados por la pandemia” explica María Jesús Vega desde ACNUR.

Situación en España

David del Campo, Director de Cooperación Internacional y Acción Humanitaria de Save the Children, considera que el conflicto ha ido empeorando año a año y, como ha señalado a Newtral.es, se trata de “una guerra contra la población civil y contra la infancia en Siria”.

Además, Del Campo critica la posición de España ante el conflicto y lo califica de “ausente” en ayuda y cooperación tanto con el gobierno actual como en el anterior. En 2019 el gobierno español reconoció el derecho a la protección subsidiaria (estatus diferente al de refugiado o concesión de asilo) a 561 personas menores de origen sirio de entre 0 y 17 años, según datos del Ministerio del Interior. En 2018 fueron 1.037.

Dentro de España, los datos entre ambas categorías varían bastante. A lo largo de 2019 se reconoció la condición de refugiado y la concesión de asilo a 6 menores de origen sirio. Como explica Vega, en muchas ocasiones los reconocimientos se muestran con retraso y se acumulan en otros años.

“Hay una premeditación para hacer muy difícil que una persona que vive el conflicto de una guerra sea alojado. Las complicaciones jurídicas están hechas para que eso no ocurra”, indica Del Campo.

Asimismo, explica que en la organización han trabajado con familias que se han desplazado hasta tres veces dentro de Siria desde que se inició el conflicto, lo que genera “desarraigo y problemas psicológicos”. Esto se ve reflejado dentro de la encuesta, ya que los desplazados dentro del propio país eran los que tenían menos vínculos con sus comunidades.

Asma define como “terribles” sus años de desplazada interna en Siria y en Turquía: “los años que estuve en Siria los pasé fatal, no había comida, no había agua. Ahí murió mi abuela y mi prima. No se puede contar con palabras”. Asma quería ser doctora, pero ahora mismo no sabe qué hará en el futuro, quiere centrarse en empezar bachillerato y quizás, en viajar cuando acabe de estudiar.

Fuente: https://www.newtral.es/siria-refugiados-ninos-conflicto/20210403/

 

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Lo que realmente ha hecho daño a Siria en una década de guerra


Por: Alberto Rodríguez García


Aunque diez años puedan parecer poco y la sensación sea de que pasaron en un parpadeo, la última década ha cambiado el mundo completamente. Ha cambiado Oriente Próximo y ha cambiado Siria. De la república que con Abdallah Dardari quiso abrirse a una economía de mercado con importante inversión social ya solo queda un recuerdo, y es que el fragor de la guerra y la agresión exterior han forzado al joven Estado a volver a viejos modelos menos experimentales, a reinventar constantemente su economía y, con ello, su forma de hacer la guerra.

Si bien la guerra en Siria es un drama que ha arrasado con una generación, a menudo despoblando localidades enteras –medio millón de muertos es una cifra triste y dolorosa porque son medio millón de historias silenciadas a golpe de bala, cuchillo y artillería–, lo que realmente ha hecho daño al Estado sirio no son los muertos, sino la fuga de capitales y el expolio de sus infraestructuras y sus recursos.

La auténtica guerra a la que todavía tiene que hacer frente Siria –aunque la mayoría de los frentes hayan desaparecido o se hayan calmado–, es a la de la supervivencia económica. De ser un país que exportaba producto agrícola, en el primer lustro de la guerra Siria llegó a tener un déficit de casi un millón de toneladas en la producción de grano. Las rutas de suministro interno estaban tan amenazadas, cuando no destruidas, por los frentes que resultaba más barato importar del Mar Negro que llevar grano de Hasaka a Damasco. Del mismo modo, la capacidad de guardar cereales cayó de siete millones de toneladas a poco más de tres. Esta problemática se dio también con la fruta e incluso con la escasez de carne, hasta tal punto que en Siria ya prácticamente no quedan camellos. Y así llegó la inseguridad alimentaria que en 2021 se ha agravado aun más, fruto de las sanciones que impiden el desarrollo de Siria para que las zonas pacificadas puedan volver al estándar de vida pre-2011.

La guerra moderna es salvaje, es cruel, y el daño ya no se hace masacrando a ejércitos con soldados que se cuentan por miles, sino destruyendo la economía y el abastecimiento del enemigo.

Además de los alimentos, otro objetivo de quienes querían destruir el Estado sirio han sido las infraestructuras en general y la industria en concreto. Por todos es conocido que EE.UU. y Turquía se están enriqueciendo con el petróleo sirio aun y cuando las sanciones impuestas por la Unión Europea deberían impedirlo –pero como no son el Estado sirio se les perdona– ya que se impusieron sobre el petróleo en general; sin que se tenga en cuenta quién lo vende. Menos conocida es la desmantelación de la industria siria e incluso de talleres de manufactura por parte de los grupos rebelde-yihadistas. Con ello también se ha perdido a la clase media y su capital, que han huido del país hacia naciones vecinas, países del golfo o Europa. Siria no puede pagar la totalidad de la reconstrucción del país, ni siquiera de ciudades como Kobane o Raqqa destruidas por otros, y para complicarlo aún más, la población está sufriendo cada día más porque también se agotaron los subsidios, además de que las sanciones impuestas contra la república árabe se encargan de impedir que el país pueda prosperar de nuevo.

La guerra económica contra Siria ha sido la más dura de todas las que ha sufrido: militar, propagandística, geopolítica… Pero la víctima no solo está aprendiendo a sobrevivir, sino que también ha interiorizado las claves para atacar. Y en este contexto, en apenas unos días de marzo, Rusia y Siria han hecho a los rebeldes proturcos más daño que la suma de todos los meses anteriores. No ha hecho falta un despliegue militar grandioso, ni una destrucción bíblica. Tampoco han hecho falta ríos de sangre y es que apenas ha habido violencia. Rusia y Siria han decidido destruir la economía y las rutas de suministros de los grupos yihadistas de línea más dura. Para ello, solo han hecho falta aviones.

En apenas unos días, con bombardeos muy concretos, Rusia y Siria han destruido una compañía de gas, varios almacenes, un mercado de petróleo de estraperlo y el lugar en el que se preparaban los camiones que cruzaban el paso fronterizo con Turquía. Han sido pocos ataques, pero estos ataques han liquidado una parte importante de la financiación de Hayat Tahrir al-Sham; el grupo surgido a partir de la primera matriz de al-Qaeda en Siria.

Las operaciones de este tipo, relativamente baratas, relativamente seguras y apenas letales, han logrado romper meses de estancamiento en el conflicto sirio entorno a Idlib. Ha devuelvo al gobierno sirio y aliados una posición favorable que no lo era tanto tras la última campaña de drones turcos en el norte. Así pues, Turquía mediante, a los pocos días se han abierto corredores humanitarios en Idlib y Afrín para permitir el movimiento de personas y el comercio entre territorio rebelde y territorio gubernamental; ignorando las protestas de los sectores más radicales de la oposición integrista en Idlib. Porque aunque grupos abiertamente yihadistas y otros más tímidos, como el Frente de Liberación Nacional, se hayan opuesto abiertamente a la apertura de estos corredores, su acción apenas pasa de publicaciones en redes sociales, ya que saben que no les quedan más opciones para sobrevivir.

La guerra ha cambiado. Si alguna vez tuvieron algo de cierto las historias de heroicidad y batallas épicas, ya no queda nada de aquello. La guerra moderna es salvaje, es cruel, y el daño ya no se hace masacrando a ejércitos con soldados que se cuentan por miles, sino destruyendo la economía y el abastecimiento del enemigo. El campo de batalla se ha tornado un asedio a gran escala.

Fuente e imagen: https://actualidad.rt.com/opinion/alberto-rodriguez-garcia/387831-siria-decada-guerra-economica

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