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Escapar de la violencia en Sudán del Sur: vidas desarraigadas, familias destrozadas

Sudán del Sur/21 de julio de 2016/Fuente: UNICEF

La violencia reciente de Sudán del Sur ha desplazado a unas 65.000 personas de la ciudad de Wau y de sus alrededores. Entre ellos se encuentran muchos niños a los que separaron de sus padres cuando huyeron sus familias. El objetivo principal es la reunificación, pero primero es necesario buscar cuidadores para esos menores no acompañados.

– Cuando escucharon el tiroteo, supieron que tenían que correr. Uno escapó solo, otro, con sus hermanos, y otro con sus hijos y sus nietos.

Todos estaban en su casa, en la ciudad de Wau, al noroeste de Sudán del Sur cuando estalló el conflicto el 24 de junio. Y todos forman parte de las 65.000 personas que han quedado desarraigadas.

Buscar cuidadores para niños que están completamente solos.

Christina, de 16 años, se refugia en un asentamiento cercano a la base de la misión de las Naciones Unidas en Wau. Estaba sola en su casa la mañana que comenzó el conflicto. Cuando tuvo el valor de salir afuera durante un momento de calma del tiroteo, vio que todos sus vecinos se habían ido. Sola y asustada, corrió hacia el bosque. Más tarde, se encontró con un grupo de personas que caminaban hacia la base y se fue con ellos.

Imagen del UNICEFChristina, de 16 años, vive en el centro de registro de UNICEF en el principal asentamiento para desplazados de Wau, Sudán del Sur. No sabe dónde están sus padres ni sus hermanos.

La niña duerme, junto con otros seis niños que no tienen familia, parientes ni vecinos que los cuiden, en el asentamiento que utiliza UNICEF para registrar a niños perdidos y separados. Asegura que no conoce a nadie en el asentamiento y no tiene ni idea de dónde se encuentran sus padres y hermanos.

“No estoy acostumbrada a estar sola”, decía tan suavemente que apenas se le oía. “No sé qué hacer”.

Ayuda para que los vecinos ayuden a los niños

La gran catedral de Wau y los edificios de su alrededor también se han convertido en un asentamiento para desplazados que acoge a 10.000 personas que viven en los huecos que logran encontrar. Nedal, de 15 años, y sus dos hermanos pequeños llegaron tarde el día 24, después de haber sido separados de sus padres en medio del pánico en el que estaba sumida su comunidad.

Gracias al centro de registro que UNICEF tiene en el asentamiento, los niños se encontraron con algunos vecinos que estaban cerca, y ahora están viviendo con una familia de acogida. Un trabajador social del gobierno, que también vive en el campamento, realiza labores de voluntario en el centro y supervisa con frecuencia el estado de los tres niños.

“La necesidad más acuciante ahora mismo es encontrar familias que quieran cuidar de los niños que están completamente solos”, dice Shafeeq Ur Rehman, Jefe de UNICEF en la oficina en el terreno en Wau. “Todas las personas de estos asentamientos luchan por sobrevivir, y asumir la responsabilidad de otro niño supone una carga adicional para ellos. Debemos ayudarlos para que puedan ayudar a los niños”.

Por otro lado, UNICEF ha creado espacios dentro del asentamiento donde los niños pueden ir a jugar y relacionarse y en el que hay cuidadores disponibles para ayudar a estos jóvenes que, a menudo, están traumatizados.Imagen del UNICEF

Cuando UNICEF viajó hasta Wau para asistir a los desplazados, inmunizaron y trataron a cientos de niños con malnutrición.

Desde el 3 de julio, UNICEF ha registrado a 31 niños no acompañados dentro de la ciudad de Wau, así como a otros 297 que han perdido la pista de sus padres y están viviendo con otros parientes o cuidadores. Además, se han registrado 130 denuncias por parte de familias de niños desaparecidos.

En busca de seguridad en el bosque

Cuando Sebit Bernado escuchó las explosiones, lo primero que pensó fue que iría en busca de ayuda a su aldea natal. Huyó sin llevarse más que una mochila pequeña, y durante dos días él y su familia caminaron por el espeso bosque hasta llegar a Mboro. Sin embargo, se encontraron con unos habitantes temerosos de que la violencia se extendiera hasta allí, por lo que durmieron en el bosque para pasar desapercibidos.

Varios miles de personas se reunieron cerca de una iglesia abandonada cuando UNICEF y sus aliados llegaron para proporcionarles servicios médicos y comida terapéutica de alto contenido energético para los niños malnutridos. Una vez distribuidos los servicios, las familias se alejaron caminando por los sucios senderos hasta desaparecer de nuevo entre los árboles.

Los cuatro nietos de Sebit estaban entre los cientos de niños que iban a ser inmunizados en Mboro. El hombre aseguró que le preocupaba que sus nietos vivieran así, y se estaba planteando regresar a Wau, aunque no a su casa. “Tal vez volvamos a vivir al asentamiento de las Naciones Unidas”, dijo. “Es difícil vivir en el bosque, pero al menos seguimos vivos. Cuando volvamos a casa, quién sabe”.

Fuente: http://www.unicef.org/spanish/infobycountry/southsudan_91807.html

Imagen: http://www.unicef.org/spanish/infobycountry/images/133xxibc1.jpg

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Más de 250.000 niños sirios sin escolarizar en los campamentos de Líbano

Siria/Julio de 2016/El Correo

Más de la mitad de los cerca de 500.000 niños sirios en edad escolar registrados en Líbano no acuden a la escuela debido a los recursos limitados y a las políticas del Gobierno libanés. Un informe publicado este martes por la ONG Human Right Watch denuncia que más de la mitad de los 500.000 niños refugiados que tiene registrado Líbano no acuden a alguna de las 238 escuelas debido a motivos económicos, entre otros como malos tratos o acoso. Aún así, HRW señala los pasos positivos que ha tomado el Líbano para permitir el acceso de los refugiados sirios a la educación pública y gratuita, aunque advirtió de que algunas escuelas no aplican las normas de matriculación y que el sistema educativo necesita de más apoyo financiero.

HRW destacó que la política educativa adoptada en el país se ve revertida por las duras normas sobre residencia y trabajo, que limitan la libertad de movimiento y acentúan la pobreza, lo que hace que muchos niños tengan que trabajar. «Los niños no deberían tener que sacrificar su educación por estar a salvo de los horrores de la guerra en Siria», dijo Bassam Jawaya, de la división de los derechos de los niños de HRW. Además, la organización subrayó que la educación es crucial para que los niños puedan sobrellevar el trauma de la guerra y el desplazamiento, y para que jueguen un papel positivo en la futura reconstrucción de Siria.

Los costes educativos (material escolar y transporte) es uno de los principales motivos, ya que el 70 por ciento de las familias sirias no pueden permitirse estos gastos porque vive por debajo del umbral de la pobreza. Otros factores, aparte del económico, hacen que los niños sirios no acudan a la escuela, como los malos tratos y acoso a los que a veces son sometidos, el empleo de idiomas que no conocen (el sistema educativo libanés incluye el francés y el inglés) o las normas de matriculación impuestas por cada colegio. Los jóvenes de educación secundaria se enfrentan a más impedimentos, como la dificultad de conseguir la residencia legal después de los 15 años, y sólo un 3 por ciento de ellos se matriculó en el pasado curso escolar.

 Actualmente hay en el Líbano 1,1 millón de refugiados sirios registradosoficialmente, la mitad de los cuales son menores de edad, aunque las autoridades calculan que son más.

Fuente: http://www.elcorreo.com/bizkaia/sociedad/201607/19/ninos-sirios-escolarizar-campamentos-20160719120342-rc.html

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Mozambique: Refugiados invisibles de un conflicto inexistente

Mozambique/19 de julio de 2016/ Fuente: el país

Malawi y las agencias se afanan en acoger a miles de mozambiqueños que huyen de la violencia.

El olor a humo se extiende por el campamento y pica en la garganta. El sol empieza a esconderse, y los refugiados de Luwani encienden fuegos para preparar la cena. Mientras, la temperatura afloja en el cálido invierno de esta zona del sudeste de Malawi, a algo más de 50 kilómetros de la frontera con Mozambique. Hace unos meses, en casa de Oskar, al otro lado de la línea imaginaria que divide ambos países, también acababan de hacer la comida. Este chico de 21 años y mirada vacía almorzaba con sus padres y sus dos hermanos cuando un grupo de soldados que identifica como «de Frelimo» (el partido izquierdista que ha gobernado Mozambique desde su independencia en 1975) apareció y les hizo entrar en la vivienda. «Sentí que corríamos peligro», recuerda. Así que abrió una ventana y salió corriendo en busca de ayuda. Minutos después el humo le hizo volver la cabeza. Su casa ardía con su familia dentro.

En Luwani, un campo de refugiados que llevaba cerrado desde 2007, se escuchan decenas de historias similares: hogares reducidos a cenizas, tiroteos, soldados buscando a partidarios de «los otros» para «hablar con ellos»… Las atrocidades propias de una guerra civil como la que desangró a Mozambique entre 1975 y 1992. Tras la instauración de elecciones multipartidistas, el fin del conflicto parecía certificado y en los últimos años la antigua colonia portuguesa ha sido la joya de la cooperación internacional y uno de los países con mayor crecimiento de África. Pero «unos» y «otros», siguen siendo los mismos. Frelimo, y Renamo (el partido conservador que lucha por el poder desde entonces).

“No imaginas cómo es volver a sentirse seguro. Este lugar me da esa sensación”

Tras las presidenciales de 2014, el derrotado líder de Renamo, Afonso Dhlakama, denunció fraude electoral aunque su partido había crecido en representación. Y en marzo del año pasado anunció su intención de gobernar en las seis provincias del centro y el norte del país donde reclama legitimidad. Habitantes de esas áreas que han huido de sus tierras por los enfrentamientos entre ambas fuerzas acusan sobre todo a los de Frelimode dejar un rastro de muerte y destrucción en su persecución contra los opositores.

Ilidio, un anciano que no recuerda su edad, aún tiembla al recordar la mañana que fue a visitar a sus nietos y a medio camino vio una nube de humo que ascendía desde su pueblo. «Intenté volver a casa, pero escuché tiros. Un amigo me dijo que uno de esos disparos había matado a mi mujer». Ese temor es el que ha llevado a varios miles mozambiqueños a dejarlo todo (cuando quedaba algo que dejar) y escapar con lo puesto, a pie durante varios días, para cruzar la frontera y buscar refugio en Malawi.

Un grupo de chicos bombea agua en el asentamiento de Kapise. CARLOS MARTÍNEZ

A tres kilómetros de la aldea malauí de Kapise II, el límite entre ambos países es un camino de tierra en el que solo un mojón de piedra indica que cambias de territorio. A este pueblo empezaron a llegar hace justo un año cientos de mozambiqueños aterrorizados. Los vecinos de la comunidad los recibieron con los brazos abiertos y les cedieron terreno para que levantaran sus refugios. El hecho de que la mayoría de los que llegaban compartieran etnia y lengua (el chichewa) con la población local facilitó las cosas. «A algunos ya les conocíamos porque cruzábamos de un lado a otro para comerciar», explica William Matiwe, el jefe local. El Ejecutivo de Malawi también los admitió.

A medida que más y más personas arribaban a Kapise y otros puntos, el Gobierno y las organizaciones internacionales declararon una emergencia. Se pasó de unas 700 personas en todo julio hasta un goteo de casi 300 al día a mediados de febrero de este año, hasta superar con creces la barrera de los 10.000. Bajo la supervisión del Ejecutivo malauí y la coordinación de Acnur (el alto comisionado de la ONU para los refugiados), Médicos sin Fronteras, Acción contra el Hambre, Plan International y otras agencias y ONG acudieron a dotar a los refugiados y solicitantes de asilo de letrinas, pozos de agua, material para refugios, atención médica y hasta una escuela.

“Intenté volver a casa, pero escuché tiros. Un amigo me dijo que uno de esos disparos había matado a mi mujer”

En estas colinas de tierra rojiza, frías en esta época, decenas de inestables y minúsculas chozas de madera y paja se arraciman sin apenas dejar espacio con las construcciones locales mientras le comen terreno al bosque. La situación se tornó insostenible por la previsión de nuevas llegadas y, sobre todo, por la sensación de inseguridad. A solo dos minutos de la frontera, muchos se sentían desamparados. «En Kapise estaba muerto de miedo», recuerda el anciano Ilidio. Más aún cuando entre abril y mayo se avistaron soldados de Frelimo en una loma visible desde allí. Tampoco ayudó que miembros del Gobierno mozambiqueño insistieran en que se les dejara reunirse con los refugiados y algunos llegaran a acercarse allí— para animarles a volver, como si no pasara nada.

Porque ese es el drama. Si los refugiados y desplazados del continente africano ya cuentan poco para la comunidad internacional, es todavía más complicado aceptar tu situación cuando la lucha de la que huyes, en teoría, no existe. Las autoridades de Maputo se resisten a reconocer los enfrentamientos y solo admiten ataques de por parte de Renamo mientras desmienten noticias como la aparición de fosas comunes, aunque después se encuentren evidencias que sugieran su existencia. Y la opinión pública mundial es prácticamente ajena a todo esto.

Atardecer en el campo de Luwani.ver fotogalería
Atardecer en el campo de Luwani. CARLOS MARTÍNEZ

Para acoger a todos en condiciones, las autoridades malauís decidieron reabrir el viejo campo de Luwani, donde ya se cobijaron en su día miles de mozambiqueños junto con otros tantos ruandeses, a más de 50 kilómetros de la frontera. «No imaginas cómo es volver a sentirse seguro. Este lugar me da esa sensación», asegura Thomas, un profesor que cuenta que huyó tras esconderse entre los conejos de la casa de su hermano cuando los hombres de Frelimo fueron a buscarle allí. Le acusaban de colaborar con Renamo.

Los trabajos de reacondicionamiento en Luwani avanzan a marchas forzadas por la falta de recursos. «Tenemos que tirar de imaginación y aprovechar todo lo que nos llega», explica Fadela Novak-Irons, responsable de Acnur para la emergencia. «Eso requiere un enorme trabajo de coordinación entre todas las agencias que trabajamos aquí». Porque todo ha sucedido de improviso. «Esta crisis no estaba en el radar de nadie», reconoce Novak-Jones. Los técnicos de Acnur se afanan en demarcar zonas para levantar nuevas viviendas, cada una con su zona de cultivo (para que los habitantes del campo puedan intentar generar sus propios ingresos o alimentos), construir letrinas y zonas comunes para niños o mujeres. Ya han instalado pozos de agua, rehabilitado el centro médico y reforzado la escuela local. Las labores continúan, pero «todo depende de los fondos», señala la responsable de Acnur.

Y el principal problema, una vez más, es la comida. «Estamos contentos con la educación de los niños, pero la comida no alcanza», cuenta Hilario, de 36 años, mientras protege con una mano enorme a uno de sus cinco hijos del humo que desprende la fogata en la que su mujer prepara la cena tirando de inventiva. Hilario es de los que tuvo que huir por la amenaza de los opositores de Renamo, que se llevaron a su padre, un jefe local con los consiguientes vínculos con el Gobierno. «Me dicen que aún me andan buscando».

A mediados de abril empezaron los traslados al campo reabierto desde el asentamiento de Kapise, que Malawi quiere despejar para que sea solo un centro de tránsito para los recién llegados. Pero muchos se han negado a cambiar de lugar. Las razones son variadas. Algunas lógicas, como las de quienes esperan la llegada de familiares o conocidos antes de alejarse de su país de origen. Otras no están tan claras. Parece que gente que vivía cerca de la frontera se unió en la huida a los que procedían del interior, por miedo a que la violencia les alcanzara. Muchos de estos últimos han regresado. «Hemos visto que algunos van y vienen, otros se quedan allí. También hay quien va a cuidar sus cultivos al otro lado», explica Elsie Mills Tettey, responsable de campo de Acnur. En cualquier caso, varios rumores extendidos por Kapise desde que en Luwani hubo brotes de cólera en el pasado hasta que los traslados son tretas para lanzar a los refugiados a los cocodrilos alimentan la resistencia de quienes lo perdieron todo y fueron perseguidos.

Una hilera de refugios en el campo de Luwani.

Iris, una mujer casi en la cincuentena que está aquí con su marido Hidayat, ciego y bastantes años mayor que ella, tampoco quiere cambiar de lugar. La excusa que ofrece al personal del campo es que acaba de hacer la colada y no quiere mudarse con la ropa mojada. Aunque al final acepta que no le quedará otra, porque en Kapise donde en el último recuento a finales de junio quedaban casi 800 personas se dejará de prestar asistencia. «Iremos porque es la única opción que tenemos: no podemos volver a casa». Algunos que van y vuelven les cuentan que la lucha continúa. Allí, en Mozambique este matrimonio tenía una casa de ladrillo, animales y una granja con gente que trabajaba para ellos. Los soldados de Renamo acamparon en los alrededores y cuando llegaron los de Frelimo comenzaron los disparos. «Quemaron nuestras casas y graneros, y no pudimos traer nada».

Sus vidas, como las de Oskar, Ilidio o la de Ilario y su familia, transcurrían con tranquilidad en unos casos y con dificultades en otras, pero en paz, hasta que un día todo quedó consumido por las brasas. Ahora se dejan llevar, con la esperanza de encontrar un quehacer o tener al menos una pequeña parcela que cultivar para no depender totalmente de la asistencia. «Tal vez en Luwani nos den un trozo de terreno», suspira Iris.

El olor del humo, probablemente grabado a fuego en las pesadillas de todos estos refugiados, se hace más fuerte a medida que cae el sol. Aunque no tienen harina suficiente, Ilario, su familia y sus cinco hijos, invitan a los periodistas a cenar con ellos. Confían en que todo mejore. Y como la mayoría de los más de 1.800 nuevos vecinos de Luwani ponen de su parte para adaptarse a su nueva vida. Oskar, el chico que perdió a toda su familia, no puede ni pensar en volver. «Mozambique está lleno de matanzas, siempre hay enfrentamientos y la gente es asesinada y traicionada», escupe con rabia. «He prometido que nunca regresaré a mi país. Las experiencias que viví no me lo permiten. Haré de Malawi mi casa».

Se han asignado nombres ficticios a los entrevistados para proteger su identidad.

Este reportaje se ha realizado con la colaboración del Comité Español de Acnur (www.eacnur.org)

Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/07/13/planeta_futuro/1468425753_198904.html

Imagen: http://ep02.epimg.net/elpais/imagenes/2016/07/13/planeta_futuro/1468425753_198904_1468518619_noticia_fotograma.jpg

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Grecia integrará a los niños refugiados en el sistema educativo público

Grecia/18 de Julio de 2016/ UNICEF

Según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el 40 % de los más de 50.000 inmigrantes atrapados en Grecia tras el cierre de las fronteras son menores de edad.

 Grecia contratará 800 maestros de primaria y secundaria a partir de septiembre para la educación de los menores refugiados que se encuentran en el país, según anunció hoy el ministro de Educación, Investigación y Religión, Nikos Filis.

«El ministerio va a contratar a 800 maestros que trabajarán en clases especiales dentro de las escuelas públicas y en escuelas en los campamentos», explicó Filis tras una reunión con la directora general de la organización humanitaria Save the Children Internacional, la ex primera ministra de Dinamarca, Helle Thorning-Schmidt, informó Efe.

Los menores inmigrantes que viven en centros cercanos a núcleos urbanos acudirán a las escuelas públicas, mientras que aquellos que se encuentran en zonas rurales tendrán clases dentro de los campamentos.

«El primer problema al que nos enfrentamos es educar a estos niños no en un gueto, sino dentro del sistema de educación pública griega», dijo Filis.

Además de las clases se construirán jardines de infancia dentro de los campamentos, para que los niños más pequeños reciban atención cerca de sus familias.

En estas clases se enseñará inglés, griego, y materias acordes con la edad y nivel educativo de los niños.

Thorning-Schmidt declaró que Save the Children trabajará de forma activa en el comité del ministerio de Educación, asesorará y ayudará a encontrar refugiados que ayuden con la traducción de las clases y en la enseñanza de la lengua materna de los niños.

La integración en el sistema educativo de estos menores ha sido una reivindicación recurrente de organizaciones no gubernamentales y activistas, que en muchos casos construían sus propias clases en los campamentos informales.

El ministerio de Educación griego creó dos comités de expertos el pasado mayo para diseñar actividades educativas en los campos de refugiados durante el verano y un curso propiamente dicho a partir de septiembre que integraría a estos niños en el sistema educativo griego.

En algunos centros de refugiados ya comenzó un programa piloto en el que se daban clases de inglés a algunos niños.

La contratación de profesores se llevará a cabo a través de un anuncio público y un tribunal seleccionará a los 800 maestros.

Según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el 40 % de los más de 50.000 inmigrantes atrapados en Grecia tras el cierre de las fronteras son menores de edad.

Fuente: http://www.eluniversal.com/noticias/internacional/grecia-integrara-los-ninos-refugiados-sistema-educativo-publico_346405

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La UE y la ONU lanzan un proyecto educativo para Guatemala, Honduras y El Salvador 

Se trata del proyecto Educación en emergencias de 2016, lanzado por la UE, que aportó 770,000 dólares. Un programa impulsado por la Unión Europea (UE) y las Naciones Unidas busca que más 9,000 infantes que huyen de la violencia y viven en centros de recepción o albergues en Honduras, El Salvador y Guatemala accedan a actividades educativas y de protección, informó hoy una fuente oficial.

Se trata del proyecto Educación en emergencias de 2016, lanzado por la UE, que aportó 770,000 dólares, y la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

Será implementado en los departamentos de Usulután, San Miguel, Santa Ana y San Vicente en El Salvador; en los departamentos de Petén y Quetzaltenango en Guatemala; y los departamentos de Tegucigalpa, Francisco Morazán y Cortés en Honduras, indicó Acnur en un comunicado difundido este martes en Panamá.

El proyecto pretende contribuir al desarrollo de los niños y aumentar de la seguridad en los países del Triángulo Norte de Centroamérica (Honduras, El Salvador y Guatemala) a través de programas de educación, sensibilización y protección, dijo el organismo mundial.

La Agencia de la ONU indicó que en el marco del programa más de 500 funcionarios públicos y trabajadores de la sociedad civil recibirán capacitaciones sobre las necesidades educativas y de protección de los niños, y que aproximadamente 30.000 personas recibirán material de sensibilización y promoción.

El proyecto Educación en emergencias de 2016 se enfoca en atender a los niños «que se encuentran con mayor riesgo de quedarse fuera de las escuelas, o que ven su educación interrumpida por la violencia», dijo el director de la oficina regional para América Central, México y el Caribe de la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Comisión Europea (ECHO), Vicente Raimundo.

«Para estos niños y adolescentes centroamericanos poder tener acceso a la educación y la protección en espacios seguros es prioritario para construir su futuro», añadió por su parte el representante de la oficina regional del Acnur para América Central, Cuba y México, Andrés Ramírez.

Centroamérica, en especial el Triángulo Norte, es una de las zonas del mundo más violentas pese a que no se desarrolla una guerra convencional. La presencia de traficantes ilegales de drogas y personas, además de las peligrosas pandillas, afectan gravemente la vida en una región marcada por la pobreza.

«La migración por la pobreza y la exclusión social coexiste (en el Triángulo Norte) con un creciente fenómeno de desplazamiento forzado generado por la violencia del crimen organizado: las maras y carteles de la droga», dijo la semana pasada el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi.

«Se trata de formas de desplazamiento relativamente nuevas que requieren respuestas innovadoras», agregó.

La UE ha asignado en 2016 un total de 58,2 millones de dólares para proyectos de educación para los niños que viven en áreas afectadas por emergencias.

«Para finales del 2016, se habrá ayudado a más de 3,8 millones de niños en 46 países alrededor del mundo, algunos de ellos en América Latina, como es el caso de Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Venezuela», indicó el comunicado de Acnur.

De acuerdo con las Naciones Unidas, cerca de 9,9 millones de niños en el mundo son refugiados en la actualidad y un estimado de 19 millones se han visto forzados a desplazarse dentro de su propio país debido a los conflictos.

Tomado de: http://www.laprensa.hn/honduras/979343-410/la-ue-y-la-onu-lanzan-un-proyecto-educativo-para-guatemala-honduras
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Representante para África Occidental destaca los grandes desafíos de la región

África/12 de julio de 2016/Fuente: cinu

– El representante especial de la ONU para África Occidental y el Sahel señaló hoy ante el Consejo de Seguridad que esa región registra ciertos avances, pero agregó que los grandes desafíos continúan e instó a la comunidad internacional a darle un apoyo continuo para impulsar su desarrollo y estabilidad.

En un informe al Consejo sobre la situación actual de los países de África Occidental y el Sahel, Mohamed Ibn Chambas destacó los procesos electorales que han tenido lugar pacíficamente en varios países de la región, como Côte d´Ivoire, Gambia, Ghana, Níger, Benin y Cabo Verde.

Sin embargo, recordó también que la desesperación y falta de oportunidades y justicia crean un entorno propicio para el surgimiento de movimientos militares como los que se observan en el norte de Mali y el noreste de Nigeria, que amenazan a toda la región.

En este sentido, Chambas citó los 4.5 millones de desplazados y 6 millones de personas requieren asistencia alimentaria de emergencia en el Sahel.

«Millones no pueden cultivar sus tierras y millones de niños no reciben la educación que necesitan para un futuro mejor. Boko Haram continúa cambiando sus tácticas y ha invadido dos veces la ciudad de Bosso, en Níger en junio, matando a decenas de soldados. Como resultado, sus residentes y los desplazados y refugiados tuvieron que huir», dijo.

Por otra parte, subrayó la expansión del desierto y la creciente carencia de recursos acuíferos y llamó a respaldar la Estrategia Integrada de la ONU para el Sahel, resaltando la amenaza cada vez mayor de la radicalización y el extremismo en esa subregión.

Chambas aseveró que abordar estos retos hace falta que la comunidad internacional redoble los esfuerzos colectivos de prevención de conflictos y promoción del desarrollo.

Fuente: http://www.cinu.mx/noticias/mundial/representante-para-africa-occi/

Imagen: http://www.cinu.mx/noticias/11072016/Sahel.JPG

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La violaciones que sufren mujeres y menores amparadas por el acuerdo entre la UE y Turquía

Turquia/7 de julio de 2016/Fuente: la marea

Women’s Link ha denunciado a la Comisión Europea por no realizar una evaluación del impacto sobre los derechos humanos desde una perspectiva de género y de protección de la infancia.

El Pireo. Grecia. “No duermo por las noches. Me siento en una silla afuera, vigilando las tiendas de mis nueras y mis hijos, para que nadie entre y les haga daño. Este no es un lugar seguro. Los afganos, que están al otro lado de la carretera interna del puerto, se emborrachan y pasan a nuestra parte merodeando para meterse en las tiendas de las mujeres. Yo soy responsable de toda mi familia”. Es Somod, nombre ficticio, una mujer viuda y con seis hijos que huyó de Siria. Su testimonio, recogido por Women’s Link Worldwide, es sólo un ejemplo de las amenazas a las que se enfrentan a diario las mujeres refugiadas por el mero hecho de ser mujeres. “Nunca quise dormir en las instalaciones. Tenía demasiado miedo de que alguien me tocara. Las tiendas eran mixtas y fui testigo de escenas de violencia. Me sentía más segura mientras nos desplazábamos, especialmente en autobús, el único lugar donde podía cerrar los ojos y dormir. En los campamentos hay muchas probabilidades de que te toquen, y las mujeres realmente no pueden quejarse, porque, además, no quieren causar problemas que perturben el viaje”, contaba Reem, una joven siria de 20 años, a Amnistía Internacional.

Women’s Link Worldwide ha presentado una queja ante la Defensora del Pueblo Europeo contra la Comisión Europea al no haber realizado una evaluación del impacto sobre los derechos humanos desde una perspectiva de género y de protección de la infancia en el acuerdo firmado entre la Unión Europea y Turquía el pasado 18 de marzo. La asociación denuncia que las precarias condiciones de alojamiento, alimentación, dormitorio, aseo, sanidad, iluminación y seguridad de los centros de detención y asentamientos informales para refugiados pone a las mujeres, niñas y niños en riesgo de sufrir violencia y violencia sexual, “además de hacerlos más vulnerables frente a las redes de tráfico y de trata de personas con fines de explotación”.

La queja incluye también la vulneración de derechos en salud sexual y reproductiva: “Las mujeres embarazadas no están recibiendo tratamiento médico adecuado. Tampoco hay asistencia médica para bebés recién nacidos y otros niños y niñas. Las mujeres embarazadas tienen un documento donde aparece su nombre y las semanas de gestación que les da derecho a recibir, de manera ocasional, una lata de sardinas o unos dátiles. Las mujeres embarazadas no tienen acceso a controles gineco-obstétricos y en esas condiciones los embarazos y los partos representan un riesgo para la salud y la vida de las mujeres. Los servicios de aborto en casos de embarazo producto de violación o de riesgo para la vida de la mujer o la niña, son también inexistentes”.

En educación,Women’s Link subraya la ausencia de acceso a una formación básica para los menores y la falta de espacios de ocio adecuados a sus necesidades y edad. Y sobre el acceso al asilo y protección internacional, la organización destaca que el tiempo que se ha establecido en Grecia para resolver una petición, incluida la apelación, es de 15 días: “Este plazo va en contra de la necesidad de estudiar cada caso de una manera individualizada aplicando una perspectiva de género y de derechos de la infancia.

Tampoco es tiempo suficiente para que las mujeres puedan impugnar el concepto de Turquía como país seguro en el caso de que la solicitud sea inadmitida a trámite y sean expulsadas a ese país”. La asociación muestra su preocupación ante la situación de violación de derechos humanos en Turquía y, en particular, las violaciones de derechos de mujeres y niñas y niños. “Estas consideraciones la Comisión Europea no las ha tenido en cuenta a la hora de firmar el acuerdo”, concluye.

Según sus datos, la llegada por mar de mujeres y menores a Grecia supone el 60% del total en estos momentos. En 2015, el 70% de la población que llegaba eran hombres: “Esto supone que más mujeres, niñas y niños ponen en riesgo sus vidas y están en situación de mayor vulnerabilidad tanto en el tránsito migratorio como cuando llegan a Europa”.

Fuente: http://www.lamarea.com/2016/07/05/la-violaciones-sufren-mujeres-menores-amparadas-acuerdo-la-ue-turquia/

Imagen :http://www.lamarea.com/wp-content/uploads/2016/04/les-680×365.jpg

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