Colombia/18 septiembre 2017/Fuente: Semana
Esta medida, que ya se ha implementado en una institución británica, podría ser la fórmula para acabar con la discriminación contra estudiantes transexuales en el ámbito escolar.
En una institución de secundaria de Reino Unido ya no se podrá ver a niñas corretear por el recreo o por los pasillos que unen las aulas, portando faldas, mientras que sus compañeros hombres hacen lo mismo con en pantalones. El Colegio Priory, en la localidad de Lewes, East Sussex, tomó la decisión de que sus estudiantes utilicen un uniforme de “género neutro” para “solucionar los problemas de desigualdad y decencia”. La vestimenta oficial del establecimiento estará comprendida a partir de ahora por pantalón gris (largo y corto), camisa blanca, saco, corbata y zapatos negros.
Con esta medida, la institución privada busca, por un lado, la no discriminación de los menores transgénero y, por otro, acabar con las quejas de algunos padres y profesores sobre el corto de las faldas que llevan las estudiantes.
“Los alumnos se han venido preguntando por qué los niños tienen que llevar corbata y las niñas no, y por qué tienen diferentes uniformes. Así que decidimos que todos tengan el mismo uniforme. Otro asunto es que tenemos un pequeño, pero creciente, número de alumnos transgénero, y llevar el mismo uniforme es importante para ellos”, explicó en un diario local el director del colegio, Tony Smith.
La decisión supone un hito en la historia de la defensa de los derechos de las personas transgénero en Reino Unido, sobre todo de los menores de edad, que no ha estado exento de debate.
En Colombia, la posibilidad de que los colegios repliquen esta medida no es imposible debido a la autonomía escolar de la que se benefician, sobre todo las instituciones de carácter privado. En la actualidad, no existe ninguna disposición administrativa o legal que les impida implementar al interior de las aulas los uniformes de género neutro si la decisión cuenta con el consenso de la comunidad educativa. “Son los padres de familia en conjunto con rectores, maestros y representantes de los estudiantes quienes, de forma autónoma, construyen y actualizan los manuales de convivencia de acuerdo a los principios y valores que los rigen, evitando cualquier tipo de discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica”, explicaron a esta publicación representantes del Ministerio de Educación.
De hecho, esa misma autonomía que también rige en las instituciones de educación superior fue la que permitió que en 2016 la Universidad del Externado inaugurara baños mixtos en sus instalaciones.
¿Qué se ha hecho por la igualdad de género en las aulas de clase?
Los intentos por lograr ámbitos académicos más respetuosos con la comunidad LGBTI se multiplicaron con más o menos éxito tras la muerte de Sergio Urrego el 4 de agosto de 2014, quien se suicidó después de sufrir discriminación y acoso escolar debido a su orientación sexual.
En 2015, la Corte Constitucional, por medio de una sentencia, fijó un año de plazo para que el Gobierno implementara el Sistema Nacional de Convivencia Escolar aprobado en 2013 y dirigido a desarrollar programas a favor del respeto por la diversidad sexual en las instituciones educativas. Sin embargo, según varias ONG consultadas, “los esfuerzos son aislados y no se están cumpliendo en todas las instituciones y regiones”.
Según la última Encuesta de Clima Escolar, realizada en 613 colegios de Bogotá y sus alrededores, 35.026 estudiantes reconocieron haber presenciado actitudes de rechazo o violencia contra personas homosexuales en sus colegios y 47.225 aceptaron haber visto actos de discriminación contra ellos en sus salones de clase, siendo las mujeres las más violentadas por sus compañeros.
El fallo del Alto Tribunal también obligó a las instituciones a revisar los manuales de convivencia para incluir un mayor respeto a la identidad sexual y abolir la homosexualidad como un motivo de falta grave o castigo disciplinario en los colegios. De acuerdo con Alejandro Lanz, director ejecutivo de la ONG Parces, a pesar de los avances, “los últimos acontecimientos que se presentaron en torno a las cartillas de educación sexual del Ministerio de Educación y el freno que impuso el movimiento político de derecha y los grupos cristianos del país paralizaron este tipo de iniciativas”.