Afganistán: Lápices o ladrillos

Afganistán / 2 de diciembre de 2017 / Autor: Marina Villén y Julia R. Arévalo / Fuente: EuroEFE

 Ir a la escuela no es un derecho para los niños afganos refugiados en Irán, hogar para tres millones de huidos de las inacabables guerras de Afganistán. Muchos tienen que trabajar junto a sus padres en empleos precarios como la fabricación de ladrillos.

Pese a la presión para que se vayan del país que los acoge y las campañas de repatriación organizadas por agencias como la ACNUR, es difícil para los afganos regresar a un país destruido por sucesivos conflictos desde la invasión soviética en 1979.

Los afganos eran a finales de 2016 la segunda nación con más refugiados en el mundo, después de los sirios.

La agencia ACNUR tenía registrados a 2,5 millones de refugiados de Afganistán, casi todos en los países vecinos: Irán acogía a un millón de ellos y Pakistán a 1,4 millones. En Europa, han hecho su principal hogar en Alemania, con 43.000 asilados.

Escolarizar a los niños

Pero en Irán hay otros dos millones de refugiados afganos indocumentados.

Recientemente, las autoridades iraníes han lanzado varias iniciativas para permitir la escolarización de los niños, incluidos aquellos sin residencia legal, y para regularizar a los indocumentados y suavizar los requisitos de residencia.

«Lo que nosotros queremos es que los niños puedan ir a la escuela, que se abran posibilidades en el mercado laboral», dijo a Efe la eurodiputada alemana Cornelia Ernst, del Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica. 

Ernst formó parte de una delegación del Parlamento Europeo que visitó Irán para un de las reuniones interparlamentarias regulares Irán-UE, presidida por el polaco Janusz Lewandowski.

Al término de sus encuentros con diputados y autoridades iraníes, la delegación visitó uno de los centros de registro y asistencia médica de los refugiados afganos en Isfahan, en el centro del país.

 

 

 

 

 

 

La UE, que ha financiado proyectos humanitarios en Irán desde 1997, asignó este año para ayudar a los refugiados afganos asentados en este país 10 millones de euros, canalizados a través de oenegés y agencias de la ONU.

Este presupuesto está dedicado a apoyar la integración de los niños en el sistema educativo iraní, su asistencia médica y su seguridad alimentaria, así como ayudar a pagar la prima del seguro público de salud y ofrecer asesoría legal.

En el centro de Isfahán, los eurodiputados comprobaron el estado de los ambulatorios y tuvieron la oportunidad de hablar tanto con médicos y enfermeros afganos como con los responsables del lugar, gestionado por la Gobernación local y la ACNUR (Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados).

El Gobierno iraní ha dado pasos para incluir a todos los afganos documentados en el sistema nacional de salud y son frecuentes las campañas de vacunación de niños, especialmente contra la polio, ya que Afganistán y Pakistán son los únicos países del mundo donde esta enfermedad todavía es endémica.

Y el líder supremo iraní, Ali Jameneí, publicó en 2015 un decreto para permitir que los afganos – documentados o no- pudieran asistir a los colegios públicos iraníes.

En 2016, unos 48.000 niños afganos indocumentados fueron escolarizados por primera vez y, este año, el número total de menores refugiados que acude a las escuelas iraníes asciende a 400.000.

Repatriar o acoger

Irán puso en marcha en 2002 un programa de repatriación voluntaria, cuyo éxito requiere movilizar el apoyo internacional y un enfoque coordinado del Gobierno, los donantes y la ONU.

En noviembre pasado, el Gobierno iraní pidió al director general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), William Lacy Swing, de visita en el país, planes que permitan a los afganos regresar a sus zonas de origen.

El viceministro iraní de Exteriores para Asuntos Legales e Internacionales, Abás Araqchí, instó a la comunidad internacional a que contribuya a mejorar las condiciones internas de Afganistán, de seguridad y económicas, para allanar el retorno.

Ernst no considera el regreso a Afganistán un opción en el corto plazo: «La solución no puede ser la deportación» porque Afganistán «no es un país seguro”.

Al mismo tiempo, juzgó necesario mejorar sus condiciones de vida en Irán, citando como «una cuestión no resuelta» los refugiados que siguen indocumentados, quienes afrontan «grandes problemas”.

Los indocumentados sufren limitaciones en el acceso a medios de subsistencia y servicios esenciales.

La mayoría se tiene que conformar con trabajos informales, poco cualificados y mal pagados, como obreros en la construcción o guardianes de aparcamientos. En Qasem Abad, a las afueras de la ciudad de Varamin, los empleados del horno de ladrillos local ganan diez dólares trabajando 14 horas diarias. Sólo tienen empleo seis meses al año, cuando hace calor.

Su acceso al mercado laboral se ve facilitado, no obstante, por la libertad en la elección del lugar de residencia. El 97 % de los afganos reside en zonas urbanas -un 33 % de ellos en la provincia de Teherán- y solo un 3 % está alojado en campos de refugiados.

Las inevitables comparaciones con Europa

El polaco Lewandowski, del Grupo del Partido Popular Europeo (PPE), apreció la acogida que Irán da a los afganos, «una medida -agregó- de reacción humanitaria al desastre humano en Afganistán».

«Es una buena medida apoyar a los refugiados en Irán. Queremos ayudar. No pensamos que sea la mejor idea que todos los refugiados vengan a Europa”, abundó Ernst.

Tres millones de refugiados en Irán es una cifra abrumadora. Más si se tiene en cuenta que en las últimas cuatro décadas Irán ha vivido una revolución en 1979, una guerra contra Irak (1980-1988) y años de embargo económico internacional.

Las comparaciones con Europa se hicieron inevitables durante la visita de la delegación parlamentaria a Irán, entre el 25 y el 27 de noviembre, y que incluyó también reuniones en Teherán con el jefe de la diplomacia iraní, Mohamad Yavad Zarif, y el presidente del Parlamento, Ali Lariyaní.

El eurodiputado italiano Flavio Zanonato, miembro del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D) en el PE, reconoció a Efe que la acogida iraní es «positiva» y que su número es muy superior al de los refugiados que han llegado a Europa.

«Los refugiados, las personas que piden asilo, vienen a Irán en un número que en Europa no podríamos ni imaginar. En Italia -resaltó-, cuando son 250.000 decimos que es un número desproporcionado, y aquí son tres millones”.

Fuente de la Noticia:

http://euroefe.euractiv.es/6478_europarlamento/4986290_lapices-o-ladrillos.html

 

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