Este texto fue escrito para The Hechinger Report, un medio de comunicación apartidista y sin fines de lucro dedicado a la educación
[México ha ralentizado su participación en la prueba PISA y no es claro aún si efectivamente el país participará en el siguiente levantamiento de la prueba 2024-2025. Educación Futura estima que este artículo pone en contexto la aproximación a las matemáticas a nivel mundial y el descenso que se ha regitrado globalmente.]
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El resultado final es preocupante.
Las puntuaciones en una prueba internacional de matemáticas cayeron un récord de 15 puntos entre 2018 y 2022, lo que equivale a que los estudiantes pierdan tres cuartos de un año escolar de aprendizaje.
Ese hallazgo puede no ser sorprendente considerando el momento en que se realizó la prueba. El mundo todavía se estaba recuperando de los efectos disruptivos de la pandemia global cuando se administró la prueba, llamada el Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes, o PISA (por sus siglas en inglés).
Pero en muchos países, la disminución en las puntuaciones de matemáticas comenzó años antes del Covid-19 y fue aún más pronunciada que el promedio internacional. Eso incluye algunos de los países más grandes y ricos del mundo, y otros apreciados por sus sistemas educativos, como Canadá, Francia, Alemania y Finlandia. Solo unos pocos sistemas escolares -Singapur, Corea del Sur, Taiwán y Hong Kong-, han logrado mantener sus destacados resultados a largo plazo.
Algunas de las puntuaciones provocaron otro “shock PISA” -un término utilizado por primera vez en Alemania en el año 2000 cuando las puntuaciones allí fueron mucho más bajas de lo esperado-, lo que puede cambiar la forma en que se enseña matemáticas en todo el mundo.
Aunque no hay un único culpable detrás del declive, PISA es más que una prueba de matemáticas: también incluye una amplia encuesta a los estudiantes que hacen la prueba, la mayoría de los cuales tienen alrededor de 15 años y están terminando la escolaridad obligatoria en sus países. De sus respuestas, y del análisis de los investigadores de PISA, destacan varios temas, incluidos la desconexión con la escuela y los maestros, la falta de motivación y la sensación de que las matemáticas no se relacionan claramente con sus vidas reales.
Por qué la motivación importa
PISA utiliza una serie de problemas de palabras que evalúan qué tan bien los estudiantes pueden usar las matemáticas que han aprendido a lo largo de sus vidas para resolver problemas que podrían enfrentar en el mundo real. Por ejemplo, una pregunta en la prueba más reciente proporciona a los estudiantes las dimensiones de un camión de mudanzas y luego les pide que calculen cuántas cajas de cierto tamaño caben.
Otros problemas requieren que los estudiantes extraigan información de diferentes tipos de datos, como una pregunta que les pide calcular qué marca de automóvil tiene el mejor valor, tomando en cuenta su precio, consumo de combustible y valor de reventa.
“Los estudiantes necesitan tener la confianza para intentar cosas diferentes y un nivel de persistencia para resolver este tipo de problemas”, dijo Joan Ferrini-Mundy, educadora en matemáticas y presidenta de la Universidad de Maine. Ferrini-Mundy también es copresidenta del Grupo de Expertos en Matemáticas de PISA.
Pero casi 1 de cada 4 estudiantes informó en la encuesta de PISA que se rendían más de la mitad del tiempo cuando se enfrentaban a matemáticas que no entendían. Un poco más del 40 por ciento dijo que nunca, o casi nunca, participaban activamente en discusiones grupales en la clase de matemáticas. Y alrededor del 31 por ciento dijo que nunca o casi nunca hacían preguntas cuando no entendían las matemáticas que se les enseñaban.
En Alemania, donde las puntuaciones han caído más rápido que en muchos otros países de PISA, los investigadores señalaron un colapso del interés en las matemáticas como asignatura que comenzó alrededor de 2012, entre otros factores. Los estudiantes informaron menos disfrute, menos interés y más ansiedad en torno al tema, dijo Doris Lewalter, investigadora educativa en la Universidad Técnica de Múnich. También era más probable que informaran que veían menos beneficios potenciales en estudiar matemáticas.
Los efectos del tiempo frente a la pantalla
Los estudiantes que informaron pasar hasta una hora en dispositivos con fines educativos obtuvieron 14 puntos más que aquellos que dijeron no pasar tiempo en dispositivos digitales para aprender. Pero el uso excesivo de dispositivos digitales resultó ser una distracción, incluso de manera indirecta. Los estudiantes que dijeron distraerse al menos parte del tiempo en la escuela por sus compañeros que usaban dispositivos obtuvieron 15 puntos menos que aquellos que informaron que nunca, o casi nunca, se distraían.
Fuera del aula, el uso de dispositivos digitales también influye en las puntuaciones de matemáticas. Los estudiantes que pasaron más de una hora en días de semana navegando por la web o en redes sociales obtuvieron entre 5 y 20 puntos menos que sus compañeros que pasaron menos de una hora en dispositivos.
Falta de conexión con el mundo real
En las encuestas a estudiantes, solo alrededor de una cuarta parte de los participantes de PISA dijeron que se les pidió “pensar en problemas de la vida cotidiana que pudieran resolverse con el nuevo conocimiento matemático que aprendimos” en más de la mitad o casi todas las lecciones.
William Schmidt, profesor en la Universidad Estatal de Michigan y fundador y director del Centro para el Estudio de la Política Curricular, ha estudiado la aparente desconexión entre las matemáticas tal como se enseñan y las matemáticas tal como se usan fuera de la escuela.
Schmidt examinó los libros de texto de matemáticas de 19 países y dijo que alrededor del 15 por ciento de los problemas computacionales en esos libros son problemas de palabras. Pero de esos, solo un pequeño porcentaje — poco más de una cuarta parte del 1 por ciento — pide a los estudiantes que usen el razonamiento matemático para resolver un problema, según su perspectiva. Un ejemplo podría ser determinar cuántos artículos puedes comprar en una tienda por $900, dados ciertos descuentos y teniendo en cuenta el impuesto sobre las ventas, dijo.
Schmidt, también miembro del grupo de expertos en matemáticas de PISA, cree que los estudiantes deberían enfrentarse a problemas como este, que además tienen la ventaja de ser más interesantes.
“Lo que deberíamos hacer es exponer a nuestros niños a ejercicios reales que sean reales en su mundo y que tengan aplicaciones que les importen”, dijo Schmidt.
Los buenos maestros son irremplazables
Andreas Schleicher, quien supervisa PISA para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), dijo que las encuestas a estudiantes también mostraron la importancia de la conexión de los maestros con sus alumnos. Las puntuaciones de matemáticas fueron, en promedio, 15 puntos porcentuales más altas en lugares donde los estudiantes dijeron que tenían buen acceso a la ayuda de los maestros. Esos estudiantes también se sentían más seguros en su capacidad para aprender por sí mismos y a distancia.
En la encuesta de 2022, alrededor del 70 por ciento de los estudiantes informaron recibir regularmente ayuda adicional de los maestros, pero esa cifra representa una caída de 3 puntos porcentuales desde 2012.
“Eso fue en realidad una sorpresa para mí, ver que menos estudiantes crecen con la noción de que mi maestro sabe quién soy, mi maestro sabe en quién quiero convertirme, mi maestro me apoya”, dijo Schleicher. “Muchos estudiantes perciben la educación como algo más transaccional.”
Se debe actuar ya
La caída de Finlandia, de ser un país de alto rendimiento en 2006 a estar solo ligeramente por encima del promedio de la OCDE en 2022, ha sido la más dramática entre los países anteriormente destacados. En matemáticas, la proporción de estudiantes de bajo rendimiento aumentó al 25 por ciento en 2022, desde aproximadamente el 7 por ciento en 2000.
Los logros de los estudiantes finlandeses han estado disminuyendo gradualmente durante dos décadas, y la tendencia se refleja en las evaluaciones nacionales, dijo Jenna Hiltunen, investigadora en pedagogía matemática en la Universidad de Jyvaskyla, quien formó parte del equipo que implementó PISA en Finlandia. “No diría que nos sorprendió el declive, pero nos sorprendió un poco lo grande que fue”.
Los expertos en educación matemática finlandesa citaron la reducción de la motivación en los estudiantes y una desconexión entre sus metas de vida y cómo se sienten los jóvenes acerca de la escuela. El plan es invertir 146 millones de euros (aproximadamente 158 millones de dólares estadounidenses) durante los próximos tres años en escuelas en áreas desfavorecidas, y se añadirá una hora por semana de lecciones de matemáticas para los estudiantes de los grados tres a seis, que comenzará en agosto de 2025. Las autoridades locales decidirán cuál de esos grados recibirá la hora adicional.
“Creemos que es importante destacar la importancia de las habilidades básicas y el aprendizaje de los fundamentos”, dijo Tommi Karjalainen, asesor ministerial principal del Ministerio de Educación y Cultura de Finlandia y ex investigador educativo en la Universidad de Helsinki.
En Nueva Zelanda, donde las puntuaciones de matemáticas en pruebas internacionales han caído drásticamente en la última década, un nuevo gobierno hizo campaña para volver a un enfoque de “regreso a lo básico” en la educación. El gobierno ha establecido una hora de lectura, escritura y matemáticas en la escuela cada día y ha prohibido los teléfonos celulares. Un grupo asesor creado por el gobierno también ha sugerido que el país adopte una forma más tradicional y explícita de enseñanza de matemáticas, en lugar de métodos de investigación que se centran más en que los estudiantes creen su propio aprendizaje matemático, con los maestros actuando como guías.
Funcionarios de Baviera, uno de los 16 estados de Alemania, anunciaron en febrero un plan para añadir más lecciones de matemáticas y alemán en los primeros años escolares, como parte de una “Iniciativa PISA”.
Francia está respondiendo a la disminución de sus puntuaciones introduciendo más seguimiento. A partir de septiembre, Francia comenzará a evaluar a los estudiantes de secundaria para asignarlos a diferentes clases de matemáticas y francés, basándose en sus puntuaciones.
Y los educadores están mirando a diferentes países para aprender las claves de su éxito. La exrepública soviética de Estonia, por ejemplo, logró las puntuaciones más altas en matemáticas de PISA de cualquier otro país en Europa.
El país de 1.4 millones de personas no se ha centrado en las puntuaciones internacionales de matemáticas como un objetivo en sí mismo, dijo Peeter Mehisto, coautor de “Lessons from Estonia’s Education Success Story: Exploring Equity and High Performance Through PISA”.
En lugar de eso, ha dejado de separar a los estudiantes en grupos basados en su rendimiento académico, una práctica llamada “streaming” o “tracking”. Mehisto, un asociado de investigación honorario en el Instituto de Educación de la Universidad de Londres dijo que la investigación muestra que los estudiantes de “bajo nivel” a menudo terminan alienados de la escuela.
En Estados Unidos, en comparación con otros países, nadie está hablando de cambios generalizados debido a estas puntuaciones de matemáticas. Ninguna oficina gubernamental centralizada controla el currículo, y en realidad, Estados Unidos avanzó en comparación con otras naciones porque esas otras naciones obtuvieron resultados muy bajos.
A diferencia de la creencia en algunos otros países, las puntuaciones de Estados Unidos “no son motivo de gran alarma”, dijo Ferrini-Mundy, uno de los expertos en PISA. “Tenemos que prestar atención a esto, pero no es una catástrofe”.
Fuente de la Información: https://www.educacionfutura.org/deformaciones-profesorales-un-fenomeno-de-relaciones-sociales-y-de-poder/
La determinación de la situación de hambruna en Darfur del Norte, Sudán, confirma las peores previsiones de los organismos de las Naciones Unidas
Según el Comité de Examen de la Hambruna, en el campamento de Zamzam, que acoge a más de 400.000 personas desplazadas, se ha superado el umbral de hambruna
ROMA/NUEVA YORK/PUERTO SUDÁN, 1 de agosto de 2024 – En Sudán, después de más de 15 meses de guerra, la catastrófica combinación del conflicto, los desplazamientos y la limitación del acceso de la ayuda humanitaria ha dado como resultado una situación de hambruna en un campamento que acoge a cientos de miles de personas desplazadas en la región de Darfur del Norte.
La conclusión del Comité de Examen de la Hambruna sobre la situación que se vive en el campamento de Zamzam representa la primera determinación de hambruna que emite el Comité en más de siete años, y solo la tercera desde que se creó el sistema de monitoreo hace 20 años. El Comité advierte del peligro de que la hambruna se extienda a otras partes de Sudán si no se toman medidas concertadas.
El anuncio de la hambruna confirma los temores de la comunidad humanitaria y se produce poco después de un análisis llevado a cabo por la CIF en junio que revelaba una disminución drástica de la seguridad alimentaria y nutricional, con 755.000 personas sometidas a condiciones catastróficas.
UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas llevan tiempo advirtiendo del peligro cada vez mayor al que se enfrenta la población de Sudán, en particular la infancia, si no se proporciona ayuda urgente a las comunidades atrapadas en las zonas más afectadas por el conflicto, como Darfur, Jartum, Kordofán y Al Jazirah. La situación sigue siendo crítica en todo el país, y se prevé que este año 730.000 niños y niñas sufran desnutrición aguda grave, una de las formas más graves de malnutrición.
La determinación de hambruna significa que la población, incluida la infancia, ya ha empezado a morir de hambre y de otras enfermedades relacionadas, como desnutrición o infecciones. A diferencia de la crisis que se vivió en Darfur hace 20 años, esta crisis de hambre instigada por el conflicto se extiende por todo el país, incluida la capital, Jartum, y el estado de Al Jazirah, antes considerado el granero de Sudán.
Las graves restricciones de acceso a la ayuda humanitaria constituyen una de las principales causas de las condiciones de hambruna que se están dando en Zamzam. Si bien en julio UNICEF logró distribuir suministros suficientes de alimentos terapéuticos listos para el consumo para tratar a unos 4.000 niños y niñas que padecían desnutrición aguda grave en El Fasher, incluida una asignación para el campamento de Zamzam, las constantes dificultades para conseguir un acceso seguro y sostenido hacen que las necesidades sigan siendo acuciantes y que la capacidad para distribuir suministros humanitarios de manera continuada sea impredecible.
“Necesitamos una ampliación urgente y a gran escala del acceso humanitario para frenar la hambruna que asola Darfur del Norte y evitar que se extienda a otras zonas de Sudán. Las partes en conflicto deben levantar todas las restricciones y abrir nuevas rutas a un lado y otro de las fronteras, así como en las líneas del conflicto, de manera que los organismos de socorro puedan llegar hasta las comunidades que han quedado aisladas y proporcionarles los alimentos y la asistencia humanitaria que tanto necesitan”, ha declarado la Directora Ejecutiva del PMA, Cindy McCain. “Asimismo, hago un llamamiento a la comunidad internacional a actuar sin demora para garantizar un alto el fuego en este brutal conflicto y poner fin a la hambruna que se ha instalado en Sudán. Solo así podremos revertir una catástrofe humanitaria que está desestabilizando toda esta región de África”.
“Las noticias de hoy confirman uno de nuestros mayores temores: la situación de hambruna en algunas partes de Sudán está infligiendo un sufrimiento inimaginable a los niños, las niñas y las familias del país, que ya estaban soportando las terribles consecuencias de la guerra”, ha afirmado la Directora Ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell. “Esta hambruna ha sido provocada por el ser humano. Reiteramos nuestro llamamiento a las partes a garantizar un acceso seguro y sin trabas de la asistencia humanitaria para llegar a los niños y las familias necesitadas. Se nos debe facilitar el acceso a todas las rutas, tanto a través de las líneas de conflicto como de las fronteras. Los niños y las niñas de Sudán no pueden esperar más. Necesitan protección y servicios básicos, pero, sobre todo, necesitan que haya un alto el fuego y se declare la paz”.
UNICEF y el PMA siguen llamando a todas las partes a garantizar un acceso humanitario seguro, sostenido y sin trabas que permita ampliar la respuesta humanitaria y agilizar la prestación de ayuda por parte de los organismos. Asimismo, los organismos instan a la comunidad internacional a aumentar su apoyo económico a los esfuerzos humanitarios, y a utilizar todos los instrumentos diplomáticos que tengan a su disposición para facilitar un alto el fuego inmediato. El PMA y UNICEF han movilizado una respuesta humanitaria a gran escala con sus aliados locales e internacionales, no solo en Sudán, sino también en los países vecinos, adonde más de 2 millones de sudaneses han huido en busca de seguridad.
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Notas a los editores:
La Fase 5 de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF) es la fase más alta de la escala de Inseguridad Alimentaria Aguda y se determina cuando en una zona al menos uno de cada cinco hogares se enfrenta a una carencia extrema de alimentos, un mínimo de un 30% de niños y niñas sufren desnutrición aguda y dos personas de cada 10.000 mueren cada día por inanición o debido a una combinación de desnutrición y enfermedad.
En lo que va de 2024, el PMA ha prestado apoyo a más de 4 millones de desplazados internos, refugiados y comunidades vulnerables de Sudán con alimentos y asistencia en efectivo. Solo en junio, el programa llegó a 1,7 millones de personas. A medida que el conflicto se intensifica en El Fasher, Jartum y ahora en el estado de Sennar, la comunidad humanitaria está encontrando dificultades para prestar ayuda a escala, ya que las necesidades humanitarias están alcanzando niveles insólitos. La temporada de precipitaciones presenta una dificultad añadida, ya que las carreteras se inundan y se vuelven intransitables.
En las zonas de más difícil acceso, como Jartum, la capital, el PMA está dando apoyo a las cocinas comunitarias a través de los aliados locales y está ampliando las ayudas en efectivo. Entre otras iniciativas, se ha lanzado un proyecto piloto de autoempadronamiento para los residentes de Jartum.
El conflicto que se está librando en Sinja, la capital del estado de Sennar, ha dado lugar a una nueva oleada de desplazamientos y ha provocado el corte de algunas de las principales rutas de ayuda.
En lo que va de año, UNICEF y sus aliados han proporcionado agua potable segura a 5,2 millones de niños, niñas y familias; han llevado suministros de salud básicos a 3,3 millones de personas y han realizado pruebas de detección de la desnutrición a más de 2,8 millones de niños y niñas, además de proporcionar tratamiento vital a más de 133.600.
Junto con sus aliados, UNICEF ha ampliado las alianzas en materia de nutrición a 152 localidades de todo Sudán. De las 132 localidades prioritarias, 103 se encuentran en zonas de difícil acceso a causa del conflicto.
Solo en mayo y junio de 2024 se crearon 170 programas terapéuticos ambulatorios nuevos, llevando a 1.739 el número total de programas funcionales de este tipo. Además, UNICEF está prestando servicios vitales a través de 70 equipos móviles. Entre enero y junio de 2024 ingresaron más de 133.600 niños y niñas gravemente desnutridos. UNICEF sigue movilizando suministros nutricionales esenciales para la supervivencia a través de operaciones transfronterizas que permiten tratar a 215.000 niños y niñas con desnutrición grave.
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Fuente de la Información: https://www.unicef.org/es/comunicados-prensa/situacion-hambruna-darfur-norte-confirma-peores-previsiones
Internet es la vida misma. Con esta frase comenzaba un artículo publicado en The Atlantic la mañana después del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 en Washington.
“Internet es la vida misma” fue probablemente la mayor enseñanza de la década de 2010. La Primavera Árabe de 2011 fue nuestra primera lección. La juventud de toda África del Norte y Oriente Medio protagonizó manifestaciones para protestar contra el coste de la vida, el desempleo endémico y los regímenes autoritarios a que estaba sometida, organizándose en gran medida a través de las redes sociales.
En aquel entonces, algunas gentes de izquierdas en Occidente mostraron su desdén ante la idea de que un movimiento de masas en el Sur global estuviera apoyándose en sitios web estadounidenses. Aunque sería un error menospreciar la labor organizativa presencial en todos estos países por parte de los sindicatos, las comunidades relacionadas con las mezquitas y los clubes de fútbol, la importancia de internet se puso de manifiesto cuando el gobierno egipcio respondió a la agitación social bloqueando el acceso a la red.
En 2012, el dibujante de historietas jordano Omar Abdallat ganó el Concurso de Primavera de Viñetas, organizado por Radio Netherlands Worldwide y el festival de cómics neerlandés Stripdagen Haarlem, que ofrecía a jóvenes dibujantes árabes una oportunidad para compartir su punto de vista sobre la Primavera Árabe con un público mundial. La viñeta de Abdallat, titulada Tuit de libertad, muestra un pájaro de color azul, que recuerda el logotipo de Twitter, escapando de una jaula en forma de estatua militar, en clara referencia al poder de las redes sociales.
La red social, llamada en su apogeo Web 2.0, se desarrolló en parte a partir de tecnologías ideadas para ayudar al movimiento antiglobalización. Varios de los primeros ingenieros de Twitter eran veteranos de Indymedia, la red abierta de publicaciones de colectivos activistas de periodistas que surgió tras el Carnaval Contra el Capital de 1999 y las protestas en Seattle contra la Organización Mundial del Comercio. Indymedia comenzaba a declinar al mismo tiempo que crecían las redes sociales que le sucedieron.
Aunque la izquierda antiglobalización se considera una de las tempranas usuarias asiduas de internet, gracias a la posibilidad que ofrece de publicar sin pasar por el filtro de los medios tradicionales, la extrema derecha ya estaba allí desde antes. “Ninguna plataforma para fascistas” solo pasó en los últimos años a considerarse una demanda de la izquierda radical, ya que durante gran parte de la historia de posguerra la consigna reflejaba la política habitual de todos los medios de comunicación de gran tirada. Los fascistas se percataron de que internet podía ofrecerles la plataforma que se les negaba antes incluso de que la mayoría de la gente supiera qué es internet.
En julio de 1985, el Washington Post informó de que un chico de diez años de edad, de Pittsburgh, “sentado en su dormitorio, conectó el ordenador de su casa con una línea telefónica y marcó el número de otro ordenador que se hallaba a casi 250 kilómetros de distancia, en Virginia Occidental”. Muy pronto la pantalla de su terminal se llenó de mensajes como “La Causa contra el Holocausto”, que afirmaba que el Holocausto de la población judía en la segunda guerra mundial era un engaño. Stormfront, que había comenzado como un servicio de boletines informativos en la época anterior a la red, se lanzó como sitio web en 1995 por parte del exlíder del Ku Klux Klan Don Black, dando la palabra a los supremacistas blancos en un foro de debates en que los participantes podían compartir su odio entre ellos.
Las pioneras de internet eran personas que creían que estaban creando algo increíble, una tecnología que iba a subvertir el poder de los Estados y promover una economía del conocimiento postindustrial (y tal vez incluso poscapitalista). Inspirándose en el antiestatismo de la contracultura de la nueva izquierda en las décadas de 1980 y 1990, elaboraron lo que los teóricos de los medios de comunicación Richard Barbrook y Andy Cameron calificaron de la ideología californiana en un ensayo de 1995. Barbrook y Cameron señalaron correctamente los fallos de una visión del mundo que abogaba por el libre intercambio de ideas en una utopía virtual despolitizada y deshistorizada:
[P]retenden utilizar las tecnologías de la información para crear una nueva democracia jeffersoniana en que todas las personas serán capaces de expresarse libremente en el ciberespacio. Sin embargo, al defender este ideal aparentemente admirable, estos tecnoadeptos reproducen al mismo tiempo los rasgos más atávicos de la sociedad estadounidense, especialmente los que se derivan del amargo legado de la esclavitud.
Aunque fue bien recibido en algunos ámbitos, Gary Kamiya Kamiya, de Salon, afirmó que el ensayo planteaba la “ridícula tesis académico-marxista de que el libertarismo high-tech representa de alguna manera el recrudecimiento del racismo”.
El adolescente que fundó el sitio web 4chan (hacia 2004) no albergaba nobles ideas sobre utopías ciberespaciales: la ideología californiana se había esfumado. La ristra de foros de debate anónimos apenas mostraba signos de moderación, manteniendo una actitud de todo vale. Dale Beran, en su libro de 2019 “It Came from Something Awful: How a Toxic Troll Army Accidentally Memed Donald Trump into Office” (Vino de algo terrible: cómo un ejército tóxico de trolls elevó a Donald Trump a la presidencia), sitúa la emergencia de 4chan en el contexto de una visión del mundo que surgió en Occidente tras el colapso de la Unión Soviética, un tiempo en que se extendió la creencia de que el capitalismo perduraría para toda la eternidad y las contraculturas anteriores fueron cooptadas en campañas de marketing.
A resultas de ello, las contraculturas que esperaban resistir frente a la cooptación en la década de 1990 recurrieron al nihilismo como estrategia de supervivencia. Se convirtieron en casi nada, en entidades carentes de un sistema de valores, dejando vacía la casa de su mente, su moral y sus deseos de manera que no quedara nada que robar. Y esta indiferencia entumecida complementaba una indiferencia entumecida ante la política, en respuesta al llamado fin de la historia.
La subcultura que se desarrolló en 4chan fue una carrera nihilista hacia el abismo, en palabras de Beran “se convirtió en un lugar en que la gente alcanzaba nuevos mínimos”. La base de usuarios de 4chan estaba formada por hombres jóvenes económicamente marginados que a menudo se autoidentificaban como ninis,concepto derivado de un acrónimo empleado en las estadísticas británicas para designar a personas que no estudian ni trabajan [NEETs: not in education, employment or training]. Escapar del mundo yendo a los videojuegos y otras aficiones un tanto ñoñas.
4chan engendró el colectivo hacktivista Anonymous, que inicialmente se dedicó a atacar a la Iglesia de la Cienciología y tuvo un papel en la Primavera Árabe y en Occupy Wall Street, un movimiento que abanderó la causa del 99 % frente al 1 % de las personas que poseen la mayor parte de la riqueza del mundo. Durante un breve periodo pareció que los jóvenes económicamente desempoderados, desde los parados de África del Norte hasta los ninis de Norteamérica, estaban unidos en una misma causa. Pero esto no duraría mucho.
El tablón de mensajes políticamente incorrecto de 4chan,/pol/, que se incorporó al sitio en 2011, “sirvió de plataforma para el extremismo de derechas” y “llama la atención por su extenso contenido supremacista blanco, antisemita, antimusulmán, misógino y anti-LGBT”, según un párrafo cargado de citas del artículo de la Wikipedia dedicado al tablón.
Después de Stormfront y sus predecesores, /pol/ fue otro ejemplo de la quiebra de la ideología californiana. En su libro Cyberracism, publicado en 2009, la socióloga Jessie Daniels escribió: “el estudio empírico demuestra cada vez más que la gente acude a internet, incluso a espacios de solo texto, no en busca de alguna utopía libertaria incorpórea, sino para participar en la construcción y afirmación de identidades raciales corpóreas, y que estas identidades, a su vez, vienen configuradas por relaciones de poder”.
Los hombres jóvenes que utilizaban 4chan habitualmente, tanto si era /pol/ específicamente como otros tablones del sitio, en los años en que declinaba la influencia de Occupy Wall Street y Anonymous, se radicalizaron creando un nuevo movimiento: el acoso coordinado a mujeres en la industria del videojuego y ámbitos afines como el periodismo de videojuegos. Estos hombres desempoderados habían buscado refugio en el escapismo, y cuando comenzó a cundir la crítica feminista y su influencia en la producción de juegos lo vieron como una intrusión en uno de los pocos espacios masculinos que quedaban.
“Puedes activar ese ejército”, dijo Steve Bannon a un biógrafo. Bannon era, en tiempos del Gamergate, presidente de Breitbart News, un sitio web que él una vez calificó de “la plataforma para la derecha alternativa”, para pasar a ser más tarde el consejero principal de Donald Trump y estratega jefe de la Casa Blanca. Vio el potencial del ejército de hombres jóvenes enojados. “Acceden a través de Gamergate o cualquier otro y luego abrazan la política y siguen a Trump.”
Tras la elección de Trump parecía que internet seguiría intoxicando las mentes de la gente. QAnon, una estrambótica teoría conspiratoria que postulaba que Donald Trump tumbara el aparato de Estado profundo ‒las instituciones de EE UU que supuestamente protegían a una camarilla de élite que recogía una producto químico llamado adrenocromo de niñas y niños secuestrados‒ comenzó en 4chan en 2017 con un cartel anónimo cuyo autor decía que era funcionario del gobierno. La conspiración se trasladó después a 8chan, un clon de 4chan con todavía menos moderación, pero se extendió ampliamente gracias a los algoritmos de recomendación de contenidos de las redes sociales, a través de influyentes en grandes plataformas como YouTube y Facebook. En 2018, Jessie Daniels afirmó que el ascenso de la derecha alternativa era “tanto la continuación de una dimensión racista de siglos de antigüedad en EE UU como parte de un ecosistema mediático emergente impulsado por algoritmos”.
Este es el caso no solo en EE UU, sino también en el mundo occidental más amplio. Aunque no fue el primero ni el último de los actos violentos de la derecha alternativa, el atentado terrorista en Christchurch in 2019 lo confirmó. Una atrocidad cometida por un hombre radicalizado a través de 4chan y YouTube que colgó su manifiesto en 8chan y retransmitió en vivo su ataque a través de Facebook.
El atentado dio pie a la Cumbre del Llamamiento de Christchurch para la Acción (Christchurch Call to Action Summit, más comúnmente llamada Christchurch Call), una cumbre política impulsada por la entonces primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, y que tuvo lugar en París apenas dos meses después del ataque a las mezquitas. Copresidida por el presidente francés, Emmanuel Macron, y por la propia Ardern, la cumbre pretendía “unir a países y empresas tecnológicas en un intento de poner fin a la posibilidad de utilizar las redes sociales para organizar y promover el terrorismo y el extremismo violento”.
Un total de 17 países firmaron originalmente el acuerdo no vinculante, con la notable ausencia de EE UU durante la presidencia Donald Trump (más tarde, EE UU se unió al llamamiento con Joe Biden de presidente). Ocho grandes compañías tecnológicas, que forman parte del Foro Global de Internet para contrarrestar el Terrorismo (Global Internet Forum to Counter Terrorism, GIFCT), también suscribieron la propuesta. En mayo de 2024, Christchurch Call pasó a ser una fundación, que ahora recibe el apoyo de filántropos y es independiente de cualquier gobierno.
Al final, 56 gobiernos y 19 empresas adoptaron 25 compromisos. El entorno de internet ha cambiado algo; se han modificado algoritmos para reducir la propagación de narrativas tóxicas y ha habido una mayor proliferación de intervenciones destinadas a usuarios y usuarias en riesgo de radicalización. Sin embargo, los retos siguen estando ahí, como por ejemplo lo que el director de Christchurch Call, Paul Ash, calificó de “sistemas de información gravemente degradados” en su discurso en la conferencia de la Asociación Internacional para la Investigación de Medios y Comunicaciones (International Association for Media and Communication Research, IAMCR) en Christchurch en julio.
Twitter, cuyo propietario es actualmente Elon Musk y ha pasado a denominarse X, ha sido durante mucho tiempo un caladero de noticias falsas, y bajo Musk la degradación se ha acelerado. “Pocos actos recientes han contribuido más a convertir una red social en una plataforma segura de desinformación, extremismo y propaganda a favor de un régimen autoritario que los cambios introducidos en Twitter desde que lo compró Elon Musk en 2022”, escribió Hammond-Errey, director del Programa de Tecnologías Emergentes en el Centro de Estudios de Estados Unidos de la Universidad de Sydney en 2023.
Musk ha readmitido a usuarios que habían sido excluidos de la plataforma tras la insurrección del 6 de enero y colabora regularmente con la extrema de recha europea, incluidas figuras relacionadas con el autor del atentado de Christchurch. Ha dado crédito a ideas conspiranoicas, incluida la narrativa sobre el Gran Reemplazo. Toda esperanza de que el “absolutismo de la libertad de expresión” que profesaba Musk en 2022 beneficiaría igualmente a la izquierda se ha evaporado. Además de los estudios que demuestran que la plataforma está actualmente más inclinada a la derecha, Musk ha dejado claro que su idea de libertad de expresión no es realmente absoluta. Ha calificado el término cisgénero de insulto y limitado la visibilidad de los tuits que lo usan. Asimismo, ha declarado que la consigna “desde el río hasta el mar” y el término “descolonización” son de hecho “claros llamamientos a la violencia extrema” y que su uso “dará pie a la suspensión”. Twitter, o X, como insiste Musk en llamarlo, parece estar ahora a mil años luz de los tiempos en que Omar Abdallat dibujara su Tuit de libertad.
¿Y qué hay ahora del antifascismo digital? Existen alternativas a Twitter, y Mastodon, con su sistema de instancias federadas descentralizadas, parece ser, al menos en teoría, un modelo ideal. Sin embargo, usuarios tecnológicamente menos avezados han tenido dificultades para sacar provecho de la plataforma y han establecido normas en algunas instancias que hacen que los nuevos usuarios se sientan poco gratos. Bluesky, que utiliza una arquitectura similar a la de Mastodon, pero se considera más fácil de usar, ha sido adoptada más ampliamente. Estas plataformas, no obstante, son nichos que cuentan con 1,8 y 5,9 millones de usuarios y usuarias, respectivamente, frente a los quinientos millones de Twitter (o los 3.900 millones de las plataformas de Meta). Unirse a estos sitios puede parecer el equivalente en línea al abandono de una sociedad que se desmorona para ir a formar una comuna en pleno campo. Sin embargo, con esto en mente, los ejemplos de Anonymous, Gamergate y QAnon demuestran que los movimientos influyentes pueden comenzar en espacios nicho. Hasta ahora hemos visto muchos más ejemplos reaccionarios que progresistas.
Aunque económicamente marginados, muchos hombres (predominantemente jóvenes y blancos) han sido reclutados para apoyar a la extrema derecha (pensemos en el “ejército” de Bannon), otros grupos, marginados no solo económicamente, a menudo se autoorganizan. Incluso la gente que potencialmente podría ser atraída por movimientos reaccionarios parece abierta a alguna alternativa genuinamente de izquierda si está disponible. Cuando las encuestas mostraban un riesgo real de que el Rassemblement National llegara al poder en Francia este año, varios partidos de la izquierda francesa formaron el Nuevo Frente Popular (NFP; nombre que hace referencia al Front Populaire del periodo de entreguerras).
El NFP se presentó con un programa que incluía el aumento de los salarios del sector público y de las prestaciones sociales, un incremento del 14 % del salario mínimo y la congelación de los precios de los alimentos básicos y de la luz. El programa se financiaría mediante la reintroducción de un impuesto sobre las grandes fortunas, la cancelación de una serie de ventajas fiscales para los ricos y el incremento del impuesto sobre la renta de las personas con los mayores ingresos.
El NFP ha recibido el apoyo de los grupos étnicos minoritarios de Francia y ha puesto en práctica formas creativas de hacer política. Miembros del Front Électronique, formado por artistas, DJ y promotoras de la industria musical, han organizado debates en vivo a través del servicio de streaming Twitch, así como conciertos gratuitos, además de lanzar un álbum para recaudar fondos, titulado Siamo Tutti Antifascisti Vol.1, que según ellas y ellos es un “llamamiento a las armas”. Entre los 1.200 miembros del grupo figuran músicos como Le Kaiju y Sujigashira, de Grand Replacement Records, un colectivo que apoya a artistas de las diásporas del Sur global y cuyo nombre se mofa de la conspiración xenófoba promovida por la derecha fascista.
El éxito de la alianza de izquierdas ha sido un éxito y ahora constituye el grupo con más escaños del parlamento. El Rassemblement National es el tercero. Aunque lo ideal sería que no contara con ningún diputado o diputada, ahora tenemos un ejemplo histórico muy reciente de un movimiento de izquierda basado en principios que ha frenado el ascenso del fascismo. Es posible que si se aplica el programa del NFP, la extrema derecha no lo tendrá tan fácil para convencer al electorado de que el problema radica en la inmigración, las comunidades LGBTQIA+ o una vaga idea de wokeness.
Además de construir una verdadera alternativa de izquierdas, “Ninguna plataforma para los fascistas” sigue siendo un objetivo razonable. Incluso los absolutistas de la libertad de expresión deberían ser capaces de admitir que el derecho a expresarse libremente no significa que lo que se expresa sea promovido algorítmicamente y dirigido hacia una audiencia que de no ser por eso no lo seleccionaría. Meta, cuya propia investigación interna reveló que el algoritmo de Facebook recomendaba grupos extremistas a usuarios y usuarias que acababan uniéndose a esos grupos, limita ahora el alcance de todo contenido político, un enfoque que lógicamente hace que las plataformas de Meta resulten menos útiles para todo proselitismo político en línea. Twitter/X es cada vez más una plataforma en que Elon Musk promueve su propia visión del mundo conspiranoica y todo intento de arrebatar la plataforma a la influencia de la extrema derecha es probablemente una causa perdida mientras él siga al mando.
YouTube, propiedad de la matriz Alphabet, parece haber resuelto su problema de radicalización algorítimica, o incluso su problema más amplio de propensión al extremismo. La solución podría estribar en el aumento del poder del personal en la industria de las redes sociales. En una declaración publicada tras los actos violentos del 6 de enero de 2021 por la Unión de Trabajadores de Alphabet (AWU, Alphabet Workers Union), que forma parte del sindicato de Trabajadores de la Comunicación de EE UU, se afirma lo siguiente:
Los trabajadores y trabajadoras de Alphabet se organizaron previamente frente a la negativa persistente de la empresa a tomar medidas efectivas para eliminar el odio, el acoso, la discriminación y la radicalización de YouTube y otras plataformas operadas por Alphabet, sin resultado alguno. Avisamos a nuestros jefes de este peligro, pero hicieron la vista gorda o formularon promesas vacuas, y los resultados han sido suicidios, asesinatos masivos, violencia por todo el mundo, y ahora un intento de golpe de Estado en el Capitolio de EE UU.
Apoyar el concepto de “ninguna plataforma para los fascistas” significa apoyar el derecho de los trabajadores y trabajadoras a negarse a crear y mantener plataformas para fascistas. Los propietarios de estas plataformas se han mostrado reacios a impedir su uso por parte de la extrema derecha, o incluso, en el caso de Twitter, lo favorecen abiertamente. La declaración del personal de Alphabet continúa con estas palabras: “YouTube debe dejar de ser un medio de reclutamiento y opresión fascistas. Todo lo que no sea eso supone consentir la violencia mortal, de Gamergate a Charlottesville, de Christchurch a Washington, D.C.”
Los sueños utópicos de los primeros tiempos de internet estaban equivocados, pero esto no significa que no pueda ser algo mejor que la perpetua máquina fascista que a veces parece ser actualmente. Existe otra visión del futuro; no el futuro soñado por los seguidores de la ideología californiana, sino el que hemos podido atisbar en las acciones de las y los manifestantes norteafricanos en 2011, los y las hacktivistas progresistas de Anonymous, las artistas del Front Électronique y la militancia sindical de la AWU. Una internet mejor es posible, porque después de todo internet es la vida misma.
La diputada argentina por La Libertad Avanza del presidente Milei, Lourdes Arrieta, se excusó de haber visitado en la cárcel a uno de los más brutales genocidas de la dictadura militar anterior diciendo:
“No sabía quién era Astiz, no sabía porque aparte nací en el 93, no tengo idea, yo solamente sé que se juzgaron a quienes se tenían que juzgar, no les conocía las caras hasta ese momento y cuando salí del penal me puse a ‘googlear’ justamente quién era”.
En resumen, no sabía nada de la historia más reciente de su propio país, pero es representante del pueblo en una cámara que escribe y aprueba leyes nacionales.
La respuesta, aparte de absurda, actualmente no es una excepción sino la regla. Bastaría con considerar las respuestas de los estudiantes en varios países o de las múltiples entrevistas callejeras, como la del popular Sergio Rodríguez que incluyo en esta nota sólo a modo ilustrativo.
Cada día, cada año se hace más común la idea de “Yo no sabía nada porque no había nacido” o “No tengo idea de eso porque era muy chico”, lo cual significa un vacío mortal en la educación formal en cualquier sociedad. Nadie o casi nadie vivió en tiempos de Moctezuma II, Napoleón, Theo Roosevelt, Hitler, Stalin, Batista o Árbenz. Nadie vivió sobre todo un país, en cada provincia, en cada ciudad, en cada barrio, en cada clase social mientras era un adulto mientras Onganía daba un golpe de Estado y Lyndon B. Johnson aprobaba el uso de químicos mortales en Vietnam. Muchos vivieron en tiempos de Ronald Reagan sin saber que financiaba en secreto al grupo terrorista de los Contras y a otras dictaduras amigas que dejaron tendales de cientos de miles de muertos. Nadie o casi nadie tiene acceso a los más recientes videos de torturados en Guantánamo, cientos de ellos declarados inocentes por el mismo gobierno de Estados Unidos, pero sin derecho a reclamo. Aunque los jóvenes más pendejos viven en los tiempos de las cárceles secretas de la CIA por todo el mundo, ninguno de ellos sabe dónde están ni a quién se tortura allí.
Para todo eso está la educación. No sólo para informarse, sino para aprender a pensar y no repetir “No sé porque por entonces yo era chico”. Algo tan absurdo (y al mismo tiempo tan consistente) como el clásico “Yo sé lo que digo porque lo viví”, dicho por esos mismos que ni siquiera sabe qué está pasando en sus casas cuando lo dicen. Como si uno tuviese la última palabra por vivir en un país X durante un tiempo Y.
De nuevo: es otra prueba irrefutable del vacío gélido, mortal, de la educación histórica, filosófica, crítica e integral. No debe sorprender a nadie, obviamente, porque de eso se ha ocupado el poder económico por generaciones. Sólo que sus éxitos son cada vez más obvios: por “Viva la libertad, carajo” se refieren a esta cárcel de hierro oxidado.
Traducción para Artillería inmanente de un texto de Giorgio Agamben publicado el 11 de julio de 2024 en el sitio web de la editorial italiana Quodlibet, donde publica habitualmente su columna «Una voce».
A finales del siglo XIX, Moritz Steinschneider, uno de los fundadores de la ciencia del judaísmo, declaró, no sin escándalo de muchos biempensantes, que lo único que podía hacerse por el judaísmo era asegurarle un funeral digno. Es posible que desde entonces su juicio se haya aplicado también a la Iglesia y a la cultura occidental en su conjunto. Lo que de hecho ha ocurrido, sin embargo, es que el funeral digno del que hablaba Steinschneider no ha tenido lugar, ni entonces para el judaísmo ni ahora para Occidente.
Una parte esencial del funeral en la tradición de la iglesia católica es la misa llamada de Requiem, que en el Introito se abre con las palabras: Requiem aeternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis. Hasta 1970, el misal romano prescribía también que la misa de requiem se recitara en la secuencia del dies irae. Esta elección concordaba perfectamente con el hecho de que el propio término que definía la misa para los difuntos procedía de un texto apocalíptico, el Apocalipsis de Esdras, que evocaba a la vez la paz y el fin del mundo: requiem aeternitatis dabit vobis, quoniam in proximo est ille, qui in finem saeculi adveniet, «les dará la paz eterna, porque está cerca el que viene al final de los tiempos». La abolición del dies irae en 1970 va de la mano del abandono de toda instancia escatológica por parte de la Iglesia, que se ha amoldado así por completo a la idea de progreso infinito que define la modernidad. Lo que se deja caer sin el valor de explicitar sus razones —el día de la ira, el último día— puede ser recogido como un arma a utilizar contra la cobardía y las contradicciones del poder en el momento de su fin. Esto es lo que pretendemos hacer aquí, intentando celebrar sin intención paródica, pero fuera de la Iglesia, que pertenece al número de los difuntos, una especie de funeral abreviado para Occidente.
Dies irae, dies illa
solvet saeclum in favilla,
teste David cum Sybilla.
Día de ira, ese día
destruirá el mundo en cenizas,
como atestiguan David y la Sibila.
¿De qué día se trata? Ciertamente del presente, del tiempo que estamos viviendo. Cada día es el día de la ira, el último día. Hoy el siglo, el mundo está en llamas, y con él nuestra casa. De esto debemos ser testigos, como David y como la Sibila. Quien calla y no da testimonio, no tendrá paz ni ahora ni mañana, porque es precisamente la paz lo que Occidente no puede ni quiere ver ni pensar.
Quantus tremor est futurus
quando iudex est venturus
cuncta stricte discussurus.
Cuánto terror habrá
cuando venga el juez
para juzgar todas las cosas estrictamente.
El terror no es futuro, es aquí y ahora. Y ese juez somos nosotros, llamados a pronunciar la sentencia, la krisis sobre nuestro tiempo. A la palabra «crisis», de la que no hacemos más que hablar para justificar el estado de excepción, le devolvemos su significado original de juicio. En el vocabulario de la medicina hipocrática, la krisis designaba el momento en que el médico debe juzgar si el paciente morirá o sobrevivirá. Del mismo modo discernimos lo que de Occidente muere y lo que aún está vivo. Y el juicio será severo, no dejará pasar nada.
Tuba mirum spargens sonum
per sepulchra regionum,
coget omnes ante thronum.
Mors stupebit et natura,
cum resurget creatura,
iudicanti responsura.
Una trompeta que difunde un sonido maravilloso
en los sepulcros del mundo entero
llamará a todos ante el trono.
La muerte y la naturaleza asombrarán
cuando la criatura resurja,
para responder al juez.
No podemos hacer resurgir a los muertos, pero al menos podemos preparar con todo cuidado el maravilloso instrumento de nuestro pensamiento y de nuestro juicio y, haciéndolo resonar entonces sin temor, liberar a la naturaleza y a la muerte de las manos del poder que nos gobierna con ellas. Sentir que la naturaleza y la muerte nos asombran, presagiar aquí y ahora otra vida posible y otra muerte, es la única resurrección que nos interesa.
Liber scriptus proferetur,
in quo totum continetur,
unde mundus iudicetur.
Iudex ergo cum sedebit,
quidquid latet apparebit,
nil inultum remanebit.
Se abrirá el libro
en el que todo está contenido,
y por él será juzgado el mundo.
Tan pronto como el juez esté sentado,
lo que está oculto aparecerá,
nada quedará sin ser vengado.
El libro escrito es la historia, que es siempre la historia de la mentira y de la injusticia. De la verdad y la justicia no hay historia, sino aparición instantánea en la krisis decisiva de cada mentira y cada injusticia. En ese momento la mentira ya no podrá encubrir la realidad. Pues la justicia y la verdad se manifiestan a sí mismas, manifestando la falsedad y la injusticia. Y nada escapará a la fuerza de su venganza, siempre que se devuelva a esta palabra el sentido etimológico que tiene en el proceso romano, en el que el vindex es aquel que vim dicit, que muestra al juez la violencia que se le ha hecho a quien sólo en este sentido «venga».
Quid sum miser tunc dicturus,
quem patronum rogaturus,
cum vix iustus sit securus.
Y yo, que soy un miserable, ¿qué diré,
a quién llamaré en mi defensa,
si a duras penas el justo está seguro?
El justo que presta su voz al juicio está de algún modo implicado en el juicio y no puede llamar a otros en su defensa. Nadie puede testimoniar por el testigo, él está solo con su testimonio —en este sentido no está seguro, está dentro de la crisis de su tiempo— y sin embargo pronuncia su testimonio.
Confutatis maledictis,
flammis acribus addictis,
voca me cum benedictis…
Lacrimosa dies illa,
qua resurget ex favilla
iudicandus homo reus
Condenados los malditos
arrojados a las llamas vivas,
llámame entre los bienaventurados…
Día de lágrimas aquel día
en que resurgirá de las cenizas
el hombre reo para ser juzgado.
Aunque el himno sobre el día de la ira forma parte de una misa en la que se pide paz y misericordia para los muertos, se mantiene la distinción entre los maldecidos y los bienaventurados, entre los verdugos y las víctimas. El último día, los verdugos, como están haciendo ahora sin quizás darse cuenta, se refutan de hecho a sí mismos, dejan caer las máscaras que cubrían su injusticia y sus mentiras, y se arrojan a las llamas que ellos mismos han encendido. El último día, el día de la ira, cada día es un día de lágrimas para ellos, y es quizás porque son conscientes de ello por lo que fingen estar tan sonrientes. Sólo el consentimiento y el miedo de muchos mantiene ese día en suspenso. Por eso, aunque nos sepamos sin poder ante el poder, tanto más implacable debe ser nuestro juicio, que no podemos separar del requiem que estamos celebrando. Señor, no les des la paz, porque no saben lo que es.
El pasado 31 de julio, el general de las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) Abdel Fattah al-Burhan se encontraba en una ceremonia de graduación del ejército. En ese momento, un dron atacó el evento con el objetivo de acabar con la vida del todavía jefe de Estado de facto en el país africano. Cinco personas murieron en el ataque, pero entre ellas no estaba el dirigente, quien sobrevivió ileso. Nabil Abdallah, portavoz militar, denunció la ofensiva y señaló como culpables a las milicias contra las que el ejército lleva más de un año en guerra, las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), pero desde el grupo paramilitar liderado por Mohamed Hamdan Dagalo negaron toda responsabilidad, sugiriendo que el ataque provendría de las propias filas del ejército como respuesta a conflictos internos.
El intento de asesinato de Al-Burhan llega en un momento en el que estarían en marcha nuevas conversaciones de paz lideradas por Estados Unidos, que se hallaría en conversaciones con ambas partes con el fin de que se sienten a negociar en un encuentro el próximo 14 de agosto en la ciudad suiza de Ginebra. El enviado especial de Estados Unidos para Sudán, Tom Perriello, remarcaba el pasado 2 de agosto, en una conferencia de prensa en Addis Abeba, que esta iniciativa contaría con tres objetivos: cese de la violencia a nivel nacional, acceso de ayuda humanitaria a los 18 estados que componen el país, y herramientas de monitoreo para garantizar los dos primeros puntos.
Desde el medio sudanés Sudan War Monitor se apunta a que la posición ante las conversaciones de paz pueda estar acelerando un proceso de relevo al frente de la Junta Militar, donde desde hace meses se produce una tensión entre quienes son más favorables a las conversaciones, y quienes quieren seguir en guerra sobre la base de que creen poder vencer a sus contrincantes. La pieza, publicada ayer 5 de agosto, apunta al rumor de que Al-Burham querría echarse a un lado, y para ello apostaría por el relevo con un militar nubio, con experiencia en negociación: Shams Al-Din Kabbashi.
El general Yasser Al-Atta, quien confirmó los rumores, está entre quienes quieren continuar con la guerra esperando una victoria para las Fuerzas Armadas Sudanesas. Llegó, de hecho, a afirmar que la guerra contra las FAR debería continuar hasta su derrota, aunque durara incluso cien años. Estas aseveraciones generaron rechazo entre las fuerzas civiles —articuladas en torno a la coalición contra la guerra Taqadum— que primero vieron cómo se les arrebataba el proyecto de transición, para después tener que sufrir las consecuencias de una guerra.
Las de Ginebra no son las primeras conversaciones de paz que aspiran a lograr un alto el fuego que se presenta esquivo. Desde que estallara la guerra entre los antiguos aliados, el 15 de abril de 2023, han sido numerosos los intentos de poner fin al conflicto, con iniciativas en Jeddah, en Arabia Saudí, en las semanas siguientes al estallido de la guerra, en Addis Abeba, o en Bahrain. La falta de compromiso de unos y otros para cumplir unos mínimos ha hecho imposible hasta ahora cualquier acuerdo, en el marco de una guerra que ni el ejército regular ni las milicias de Dagalo (conocido como Hemedti) parecen estar en condiciones de ganar.
Las conversaciones de Ginebra se presentan complejas, no solo no es claro el compromiso de las FAS, que exigen se tenga en cuenta sus condiciones. Otros actores han manifestado su desacuerdo al considerarse excluidos de las negociaciones de paz. Así lo expresaba Mini Arko Minnawi, el líder del otrora grupo rebelde Movimiento/Ejército para la Liberación de Sudán (SLM/A en sus siglas en inglés), contendiente histórico del régimen de Al Bashir —el dirigente militar defenestrado en abril de 2019—. Del mismo modo protestaba el grupo armado y político Justicia e Igualdad (JEM), con Jibril Ibrahim al frente. Ambos grupos se habían mantenido neutrales hasta el pasado noviembre, cuando entraron en la guerra del lado del ejército. Su postura refleja la demanda histórica de que sean tenidos en cuenta los otros territorios que componen Sudán, más allá de los centros de poder de la capital y el este del país. Desde hace meses, los antiguos grupos rebeldes combaten junto al ejército para defender Al Fasher, la capital del Darfur del Norte, del asedio de las fuerzas del general Dagalo.
Y es que el ataque del pasado miércoles 31 de julio se produjo en una base militar de Jebit, sita en el estado del Mar Rojo, al Este del país, área que se mantiene bajo el control del ejército. Mientras, las milicias se han hecho con Darfur —su lugar de origen— donde solo la ciudad de Al Fasher resiste. Las FAR han ido extendiendo su dominio también por los Estados de Kordofán y Sennar, dominando el Oeste y el Sur del país, mientras mantiene el control sobre el Estado de Al Jazirah, tras ocupar su capital el pasado diciembre, un territorio fundamental pues desde allí se organizaban una parte relevante de las operaciones humanitarias en el país. Además, esta región al sur de Jartum es la principal productora de cereales. Es en la capital y el Norte de Darfur donde el frente de la guerra es más activo, dándose el mayor número de combates y ataques.
Una violencia que no se detiene
Y es que, mientras los diversos intentos para detener la guerra no parecen avanzar, la violencia no para. Ayer, 5 de agosto, se registraba la peor ofensiva terrestre de las FAR contra la ciudad de Al Fasher, que dejó 30 víctimas mortales en un solo ataque, después de que las milicias de Hemedti acabaran también con la vida de 23 personas en el estado de Al Jazirah el pasado jueves 1 de agosto. Dos días después los paramilitares invadían varios barrios del norte de Jartum. El estado Blue Nile también ha sido en estos días escenario de enfrentamientos entre las FAR y las FAS.
El régimen del terror que las milicias están imponiendo allá donde llegan no parece tener límites. Las fuerza dirigidas por Hemedti han sido denunciadas por incendiar decenas de pueblos, sobre todo en Darfur, cometer violencia sexual a gran escala —un informe de Human Right Watch publicado a finales de julio documenta la violencia sexual sistemática ejercida contra las mujeres en Jartum por parte de las FAR principalmente, aunque sin eximir a los soldados del ejército regular— y saquear todo lo que encuentran a su paso. Desde el principio de la guerra se apuntó a los Emiratos Árabes Unidos, o el grupo Wagner, como quienes mantenían el flujo de armas hacia los paramilitares.
Las FAR cuentan así con armamento y capacidad de confrontar al ejército, pero no con el apoyo de la población, que los conoce como los Janjaweed, la milicia aliada con el ejército que tuvo un lugar central en los crímenes de guerra cometidos en Darfur a principios de siglo, pero también en la represión de las protestas que llevaron al fin del régimen de Al Bashir y el inicio de una transición democrática en 2019.
El ejército tampoco cuenta con la adhesión de una población que vio cómo sus sueños democráticos, agitados por la rebelión que comenzó en diciembre de 2018, se truncaban con el golpe de Estado del 25 de octubre de 2021, cuando Al-Burhan se negó a cumplir con el compromiso adquirido en la transición, que obligaba a los militares a entregar el poder al gobierno civil, en virtud del turnaje establecido en los acuerdos de julio de 2019.
Ahora enfrentado a su antiguo aliado, después de que las FAR se negaran a integrarse en el ejército regular en el marco de un nuevo acuerdo de transición firmado en diciembre de 2022, el ejército intenta recuperar el terreno perdido desde abril del 2023. En los últimos días ha avanzado posiciones en Omdurman, ciudad que forma parte de la capital, en una lenta avanzada sobre la capital durante los últimos meses que, sin embargo, no acaba de afianzarse. Y si bien sobre el ejército no recaen las mismas acusaciones que apuntan a los de Hemedti, este tampoco se distingue por su respeto a los derechos humanos, como las FAR, ha torturado y ejecutado a combatientes enemigos, tiene como práctica bombardear a la población civil —el 4 de agosto bombardeaba el campo de refugiados de Zamzam, cercano a Al Fasher— y está acusado tanto de atacar la muy afectada infraestructura sanitaria, como de propiciar la gran emergencia humanitaria que afecta al país.
Sin alimento ni cuidados médicos
Son 400.000 los refugiados que se encuentran en Zamzam, un campo al que las agencias de ayuda humanitaria apenas pueden acceder. El Comité de Examen de la Hambruna de Naciones Unidas ha certificado que las personas residentes en el campo están en situación de hambruna. Es la primera vez que el comité determina la existencia de hambruna en los últimos siete años, y solo la tercera ocasión en la que hace esta declaración en las últimas dos décadas, después de que se creara el sistema de monitoreo. Los expertos advierten de que la hambruna va más allá de este campo y alcanzaría a otras regiones del país. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), cerca de la mitad de la población, 25,6 millones de personas, sufren hambre aguda.
En un comunicado conjunto de UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) apuntaban tanto a Darfur como a Jartum, Kordofán y Al Jazirah como territorios en riesgo de hambruna, y recordaban que “730.000 niños y niñas sufrirán desnutrición aguda grave este año, la forma de desnutrición que más vidas pone en peligro”. Y es que la declaración de hambruna implica que ya hay personas, y especialmente niños y niñas, muriendo de desnutrición. Las entidades denuncian que la hambruna es consecuencia de la decisión humana y lamentan que los actores del conflicto imposibiliten con sus ataques continuos la llegada de ayuda humanitaria. Frente a la dificultad de acceso a las poblaciones, el PMA ha colaborado con los Comités de Resistencia locales que, surgidos durante la revolución, han conseguido ayudar a vecinas y vecinos a través del apoyo mutuo.
Por otro lado, los ataques continuos a hospitales dificultan hasta lo imposible la atención médica a la población. Así lo denuncia Médicos Sin Fronteras, que en un informe publicado el pasado mes de julio con el título La guerra en Sudán es una guerra contra las personas afirma que “las dos partes en conflicto muestran un total desprecio por la misión médica: los hospitales son saqueados y atacados sistemáticamente y la ayuda humanitaria, bloqueada deliberadamente”. Con presencia en ocho de los estados del país, la organización documenta “al menos 60 incidentes de violencia y ataques contra nuestro personal, bienes y centros”, y cita a la OMS para afirmar que solo entre el 20 y 30% de los centros sigue funcionando, aunque sea con servicios limitados en el país.
Más de 10 millones de sudaneses se han visto forzados a abandonar su hogar, siendo desplazados también de los primeros lugares donde habían buscado refugio. A la hambruna, los enfrentamientos y el colapso del sistema sanitario, en la última semana se han unido las fuertes lluvias e inundaciones, que han afectado principalmente al estado de Kessala, donde se refugian más de 250.000 personas.
Con todo el dolor del alma este escrito está dedicado a los niños palestinos que soportan el escolasticidio y a Marisol y Lucía, mis queridas hijas.
“La educación y todo el proceso educativo, junto con todos sus componentes, instalaciones e instituciones, están en el centro del objetivo sionista israelí. Este ataque es sistemático, es un asalto calculado, según la clasificación de las organizaciones de derechos humanos”. -Kram Wadi, profesor adjunto de Currículo e Instrucción en la Universidad Al-Aqsa
“A quienes dicen por qué no hay educación en Gaza, los bombardeamos. Oh, qué lástima, ya no seréis ingenieros”. -Un soldado de Israel
«Estás matando todos los años dedicados a la formación, que en su totalidad serían básicamente miles de años de conocimiento, porque cada una de estas cientos de personas que han sido asesinadas ha trabajado al menos 10 años para obtener un doctorado, si no más». -Abdel Razzaq Takriti, profesor Universidad Rice en Estados Unidos.
El genocidio de los palestinos que realiza de manera cobarde e impune el Estado de Israel alcanza tales cotas de inhumanidad que se han tenido que inventar nuevos términos, porque los existentes son limitados e insuficientes para describir la macabra realidad que viven de manera cotidiana los habitantes de Gaza y Cisjordania. En este caso, las palabras se quedan cortas para señalar los nuevos crímenes nazisionistas. Estos son de tal magnitud que genocidio resulta siendo un vocablo que por su carácter genérico ‒aunque terriblemente cierto‒ no da cuenta de los nuevos crímenes que ha inventado el Estado de Israel, todos inscritos por supuesto en la órbita amplia del genocidio.
Entre esos crímenes existe uno particularmente brutal, que es realizado en forma premeditada y planificado con el claro propósito de matar, herir, destruir, arrasar de manera directa a niños, jóvenes, profesores y, en sentido más amplio, a la comunidad educativa. Para dar cuenta de esa nueva criminalidad estatal y terrorista se ha inventado la palabra escolasticidio, es decir, genocidio escolar, educacidio o educidio, con el cual se quiere dar cuenta de la destrucción sistemática, bien sea total o parcial, de la vida educativa de un grupo nacional, étnico, religioso o racial y de sus formas de organización educativa y cultural, como está aconteciendo hoy con el pueblo palestino.
COMPONENTES DEL ESCOLASTICIDIO
El vocablo escolasticidio fue acuñado por la profesora palestina de la Universidad de Oxford, Karma Nabulsi, en el que se combina el prefijo latino schola, que significa escuela, con el sufijo latino cidio, que significa matar. Más allá de lo literal, matar la escuela, habría que agregar que es una matanza masiva, sistemática, planificada, con el objetivo de destruir a la escuela y a los escolares. En forma esquemática e incompleta, dada la inventiva israelí en el terreno de la muerte y la crueldad, señalemos algunos de los rasgos que caracterizan al escolasticidio, para arañar, así sea superficialmente, la magnitud del crimen en marcha. Se trata también, como enseñanza derivada, que la comunidad educativa, en los diversos países, entienda el sentido y significado del genocidio escolar, porque allí se muestra un elemento del posible futuro que nos espera a todos nosotros si es que no hacemos nada para enfrentar los crímenes del nazisionismo.
Destrucción de escuelas y universidades: Israel expulsa los cuerpos de sus sitios de residencia, mata y destruye las subjetividades de los palestinos y destruye en términos materiales el aparato escolar, para que esta no tenga condiciones físicas de seguir operando. De esta manera, puede colegirse sin mucho esfuerzo que los bombardeos contra escuelas y universidades no son ningún daño colateral, ni se atacan los centros educativos porque supuestamente allí se refugian los combatientes de Hamas. Simplemente, un objetivo central del genocidio en curso es impedir que existan lugares, espacios, construcciones educativas en las que en el futuro inmediato puedan reanudarse las actividades escolares. Al respecto, la destrucción de las escuelas y universidades es de tal magnitud que en poco tiempo ha alcanzado niveles similares a los que se produjeron durante la Segunda Guerra Mundial, incluso peores si tenemos en cuenta que Israel se concentra en forma específica en la destrucción de los centros educativos, algo que no era tan evidente y directo ni siquiera en la Alemania nazi. Ahora han sido destruidas 400 escuelas y las doce universidades existentes. Aparte de todo, las escuelas que quedan en pie han sufrido destrucción parcial y muchas de ellas están tan deterioradas que no es posible habitarlas en un futuro cercano, salvo que se reconstruyan con todas las normas arquitectónicas del caso, lo cual va a durar décadas.
Palestinos inspeccionan los escombros de una escuela bombardeada por Israel el 6 de junio de 2024 en Nuseirat.
Para dar unos pocos datos sobre la destrucción de escuelas, mencionemos que a mediados de julio fueron destruidas cuatro de ellas, que fueron sometidas a incesantes bombardeos y fueron masacrados 25 niños. Sobre esto dice Juliette Touma, directora de Comunicaciones de La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (UNRWA): “Esto se está convirtiendo en algo habitual. Sólo en los últimos cuatro días hemos visto cuatro escuelas atacadas” y “decenas de personas pagan el precio”. “Hemos convertido a la gran mayoría de las escuelas en refugios y en algún momento tuvimos un millón de personas alojadas en ellas”[1]. El jueves 18 de julio “la escuela Al-Falah, ubicada en el barrio de Zaytoun, al sureste de la ciudad de Gaza, fue objetivo de un ataque que dejó un saldo de dos civiles asesinados y cinco más heridos”[2].
Demolición deliberada de escuelas y universidades:Para darse cuenta de la perversidad genocida de Israel debe resaltarse que no es que solamente se estén destruyendo las escuelas por los bombardeos indiscriminados contra estas instalaciones y las personas que allí se encuentran. Existe algo de la misma saña criminal, consistente en la demolición programada de escuelas en diversos sitios de la palestina histórica, algo que se viene realizando desde hace décadas y que no ha cesado en los últimos meses. Así tenemos que se han demolido sedes de universidades, como la Universidad de Israa, que fue destruida desde sus cimientos con explosivos el 17 de enero de 2024, o sea, fue literalmente borrada del mapa. O lo menos conocido como la demolición de 42 escuelas de beduinos en el Valle del Jordán, con el objetivo de favorecer la colonización sionista en la zona. Esta técnica, criminal y terrorista de Israel, es de vieja data e involucra la destrucción de las casas de los palestinos, para que estos no tengan donde retornar. En el caso de los centros educativos se demuelen para que no existan lugares donde se pueda volver a estudiar tras el apaciguamiento de esta fase del genocidio.
La Universidad Islámica en la Ciudad de Gaza destruida por el ataque israelí del 15 de febrero de 2024 (AFP).
Ataques a las escuelas de las Naciones Unidas: En el caso de Israel su cinismo genocida no tiene límites, porque no existe ningún caso similar por parte de ningún país reconocido por la ONU ‒e Israel sí que es hijo ilegitimo de la ONU‒ en el que un estado de manera descarada ataque directamente las instalaciones de esa entidad. Al respecto, Israel se ha encargado de liquidar todas las instalaciones de la ONU, la mayor parte de las cuales están ligadas a la Agencia para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (UNRWUA), la cual administra escuelas, hospitales, centros de salud, albergues, campos de refugiados, restaurantes… Entre los ataques más criminales de Israel se encuentran los bombardeos contra escuelas y hospitales administrados por la UNRWUA, cuyas instalaciones han quedado pulverizadas y en cada uno de ellos han muertos decenas o centenares de palestinos, incluyendo miembros del personal administrativo de la entidad adscrita a las Naciones Unidas. Es decir, no solamente se asesina a palestinos, la mayor parte niños y mujeres, sino que se mata impunemente a funcionarios y empleados de la ONU, profesores, administradores, lo cual no genera ningún rechazo ni repudio especial de la mal llamada “Comunidad Internacional”. Entre uno de los ejemplos que pueden mencionarse se encuentra el ataque que se realizó en junio a una escuela de la ONU, en el que fueron masacradas 35 personas. El día 7 de junio un avión militar de Israel disparó dos misiles contra las aulas del último piso de la escuela en el campo de refugiados urbano de Nuserait. En el momento en que se produjo el bombardeo 6000 personas desplazadas se refugiaban en la escuela. Uno de los sobrevivientes, Udai Abu Elias contó: «Estaba durmiendo cuando ocurrió el incidente. De repente, oímos una fuerte explosión y los cristales rotos y los escombros del edificio cayeron sobre nosotros. El humo llenaba el aire y no podía ver nada. No esperaba salir vivo. Oí que alguien llamaba a los sobrevivientes para que salieran de debajo de los escombros. Me esforcé por ver mientras tropezaba con los cuerpos de los mártires»[3].
Hasta junio de 2024 han sido atacadas 190 escuelas e instalaciones gestionadas por la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos. Además, Israel no discrimina y bombardea sin pausa los campos de refugiados y las escuelas que allí se encuentran, en donde se albergan niños. Muchos de esos campos de refugiados existen desde hace décadas, y han sido masacrados centenares de niños.Un ejemplo palpable lo representa lo sucedido el domingo 14 de julio cuando Israel volvió a bombardear la escuela de las Naciones Unidas del campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de Gaza, y masacró a 13 personas, la mayoría niños.
Ataques y bombardeos a hospitales: Aunque la destrucción del sistema de salud de Gaza, que incluye el ataque sistemático a hospitales, constituye un crimen de guerra con sus propias particularidades que debe ser analizado de manera específica, debe ser incluido dentro del escolasticidio porque gran parte de los muertos y heridos son niños que se recuperaban de ataques previos o se les atendía por diversas enfermedades. De igual manera, se ataca a mujeres gestantes, lo quiere decir que en forma premeditada se agrede a la población relacionada en forma activa o potencial con el sistema escolar, con la clara intención de matarla. Aparte del bombardeo de hospitales debe incluirse el ataque a ambulancias donde se llevan enfermos y heridos, el allanamiento arbitrario y la evacuación forzosa de los hospitales y el asesinato aleve de pacientes en las camas en que se encontraban convalecientes.
No es una casualidad que los cobardes bombardeos que realiza la fuerza aérea de Israel sobre hospitales dejen centenares de muertos y de heridos. Al respecto valga mencionar que solamente en los dos primeros meses de la fase actual del genocidio, a finales de 2023 se presentaron 250 ataques a hospitales, centros de salud y ambulancias por parte de los ocupantes de Israel, que dejaron centenares de muertos. Un solo caso es demostrativo, el artero ataque con un misil por parte de Israel contra el hospital Al-Ahli que el 17 de octubre mató en forma instantánea a 421 personas y dejo centenares de heridos. Una descripción es suficientemente ilustrativa de este atroz crimen del sionismo, que como hemos dicho, forma parte también del escolasticidio:
“‘En el terreno quedaron cientos de víctimas, entre heridos y fallecidos. Las imágenes mostraban una gran cantidad de personas que yacían en el suelo’.
‘Partes del hospital están en llamas’, relató el cirujano británico-palestino Ghassan Abu Sittah. ‘No sé si es el servicio de urgencias, pero seguro que el quirófano sí. Parte del techo se ha caído. Hay cristales por todas partes’.
Otro médico aseguró que el 80% del hospital estaba fuera de servicio y que cientos de personas murieron o resultaron heridas en la explosión.
Además de los pacientes y personal sanitario que había en el hospital, en el interior y al exterior del edificio había civiles -unos 1.000, según los últimos reportes- que buscaban un lugar seguro ante los bombardeos israelíes”[4].
Destrucción de infraestructura educativa: Cuando se habla de la destrucción material no se incluye solo a instalaciones de escuelas y universidades. Se involucra allí también la destrucción de sedes gubernamentales que están relacionadas en forma directa o indirecta con el sistema educativo. Así, el 15 de noviembre de 2023 Israel demolió la sede de la Asamblea Legislativa y la sede del gobierno de Hamas en la Franja de Gaza. Israel también bombardea y destruye restaurantes y cafeterías de colegios y universidades, los laboratorios, las zonas de esparcimiento, las instalaciones deportivas y todos los lugares de sociabilidad de profesores y estudiantes, así como las zonas administrativas que dirigen y coordinan las actividades escolares. Con la misma lógica criminal se destruyen museos, murales históricos, editoriales, imprentas, centros de producción artística, iglesias, mezquitas, edificios históricos y zonas arqueológicas.
Destrucción de bibliotecas y archivos históricos: Israel pretende borrar los lugares donde se encuentran depositadas las fuentes históricas y de conocimiento para las nuevas generaciones de palestinos. Se incurre en un memoricidio consciente y sistemático, con el objetivo de hacer añicos las bibliotecas y archivos existentes en Gaza. Cabe mencionar la destrucción del Archivo Central de Gaza de 150 años de existencia, en el que se guardaban tesoros documentales y bibliográficos sobre la historia palestina desde hace cientos de años, en especial desde la época del dominio otomano. Miles de documentos fueron destruidos por los ataques de Israel, con lo que se dio un paso más en el intento de hacer desaparecer del mapa todo lo relacionado con el pueblo palestino, incluyendo las fuentes históricas que registran su presencia en la región desde hace varios siglos.
Uso de escuelas como cuarteles e instalaciones militares por Israel: Aparte de desalojar a los niños y jóvenes de sus escuelas y universidades, el ejército sionista procede a ocupar los recintos educativos en forma militar y a usarlos como centros de operaciones logísticos y desde allí atacar al resto de la población gazatíe. Después suele bombardear y destruir las instalaciones que le han servido de centro de operaciones. Un claro ejemplo de esto que mencionamos fue la ocupación de la Universidad de Israa en diciembre de 2023, usada como centro logístico y operativo por los militares de Israel que, tras un mes de ocupación, fue demolida por los mismos ocupantes, quienes incluso bailaban de regocijo y dicha al contemplar y filmar su acción escolasticida.
Ataques y asesinatos de madres gestantes y lactantes: El futuro de la educación en Gaza está en cuestión por otro hecho terrible: en la actual ofensiva genocida por Israel han sido asesinadas miles de madres con sus hijos todavía en el vientre, otras han sido heridas o han quedado lisiadas. Muchos bebes sobreviven huérfanos desde la cuna, ante la muerte de su progenitora. Y las mujeres que quedan vivas deben dar a luz a sus bebés en duras condiciones, sin agua, sin condiciones higiénicas mínimas, sin apoyo médico y sanitario. Sus niños nacen desnutridos y abatidos desde el momento en que ven la primera luz del sol por el estruendo de bombardeos y el ruido ensordecedor de los aviones que lanzan los artefactos explosivos. Un solo ejemplo es revelador: “‘No podía evitar pensar en cómo se sentía mi bebé con cada explosión’. Así se expresaba hace escasos días una mujer embarazada que permanece en el norte de la Franja de Gaza ante el asedio israelí. Ella misma describía cómo su cuerpo temblaba con cada bombardeo mientras corría para refugiarse con su familia en una escuela después de que su casa fuera destruida por los ataques. Duerme en un suelo frío y sucio, sin comida ni higiene. ‘A medida que pasan las noches y avanzan los días se preocupa más. Cada día, cada hora y cada minuto tiene miedo del mundo al que traerá a su bebé y si estará bien’”[5].
Qué futuro puede tener un sistema educativo y un país en general si sus niños no pueden llegar al mundo y si lo hacen su esperanza de vida va a ser breve, teniendo en cuenta el contexto adverso en que llegan a esta tierra, y para completar soportando bombas y explosiones. Nacimientos prematuros y abortos espontáneos se presentan cada minuto en los hospitales bombardeados, donde las madres no solo esperan a sus hijos, sino que, con terrible incertidumbre, deben asumir que, en cualquier momento, sean bombardeadas y allí se acabe todo.
No por azar, dirigentes, políticos y gente corriente en Israel sostienen que debe exterminarse a los niños de Palestina porque, argumentan criminalmente, que estos van a ser futuros terroristas. Una sola muestra es ilustrativa en este sentido: Yelet Shaked, mujer del Parlamento israelí, ha afirmado sobre las mujeres y madres palestinas que «tienen que morir y sus casas deben ser demolidas. Ellos son nuestros enemigos y nuestras manos deberían estar manchadas de su sangre. Esto también se aplica a las madres de los terroristas fallecidos». Agregó con tono hitleriano: «Detrás de cada terrorista hay decenas de hombres y mujeres sin los cuales no podría atentar. Ahora todos son combatientes enemigos, y su sangre caerá sobre sus cabezas. Incluso las madres de los mártires, que los envían al infierno con flores y besos. Nada sería más justo que siguieran sus pasos». Remató diciendo que las mujeres palestinas, «Deberían desaparecer junto a sus hogares, donde han criado a estas serpientes. De lo contrario, criarán más pequeñas serpientes»[6].
Asesinato de estudiantes: En estos momentos se está produciendo el asesinato en masa del eje vertebral de cualquier comunidad educativo, esto es, los estudiantes. Y este crimen se perpetúa en forma sádica, porque todos los días se bombardean pueblos, zonas de refugio, campamentos, sedes de la ONU, hospitales, escuelas, universidades. Gran parte de quienes mueren por las “bombas inteligentes” de Israel son niños. Aunque las cifras son imprecisas y cambian minuto a minuto, dado que los bombardeos y agresiones del ejército sionista no se detienen, hasta el momento en que escribimos estas líneas se habla de unos quince mil niños asesinados, a los que deben agregarse miles de cadáveres que se encuentran entre los escombros de los edificios que Israel arrasa con sus tanques y aviones.
Los niños que tienen la suerte (¡!) de quedar vivos contemplan las escuelas destruidas, que son un oscuro recuerdo del lugar y el tiempo que pasaban con los amigos. Uno de ellos recuerda: «‘Salíamos durante el recreo. Íbamos a las aulas y paseábamos. El director venía a las clases’, dijo Abed al-Qara, alumno de quinto año básico, que inspeccionaba los daños con su amigo Muhammed al-Fajem en Bani Suhaila, situada al este de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza. ‘Nos daba los libros. Íbamos allí y veíamos quién entraba y salía; nos quedábamos en la puerta de la escuela. Vivíamos’»[7]. De eso solo quedan los edificios en ruinas, las aulas destruidas, los libros y cuadernos pulverizados. En fin, una muestra macabra de lo que deja el genocidio educativo y los sueños rotos de quienes deben representar el futuro, pero ¡qué radiante futuro que les deja la criminalidad sionista!
Francotiradores que asesinan a niños: Otra de las grandes hazañas de las fuerzas asesinas de Israel es la de matar a mansalva a niños, por medio de francotiradores. Esta práctica terrorista, y un crimen de guerra, se ha desarrollado desde hace años, pero se ha acentuado en los últimos meses. El primer indicio radicó en que a los hospitales empezaron a llegar niños con heridas de bala en la cabeza. Un médico voluntario, Fozia Alvi, relató a The Guardian que en una unidad de cuidados intensivos atendió directamente a niños, quienes «no podían hablar, estaban parapléjicos. […] No eran los únicos. Vi incluso a niños pequeños con heridas directas de francotirador tanto en la cabeza como en el pecho. No eran combatientes, eran niños pequeños»[8]. Lo más sádico y criminal del asunto estriba en que luego de ordenar a la población que abandoné un lugar y, mientras huye, en el camino los francotiradores de Israel disparan a mansalva contra los niños.
Esos ataques se realizan de varias maneras: por francotiradores que están resguardados a cierta distancia; por militares que accionan ametralladoras que se encuentran montadas en blindados y usan proyectiles calibre 50 y utilizando sistemas de precisión con los que prácticamente no se falla un disparo, con lo cual está garantizada la muerte o el daño del niño atacado; otro método consiste en usar drones que llevan armas, que son accionadas a control remoto con disparos certeros que se dirigen a la cabeza de los niños.
Los francotiradores actúan también en Cisjordania, donde se ha incrementado el asesinato de niños por parte de matones del ejército o de los grupos paramilitares de los colonos ocupantes.
Uno de estos crímenes aconteció el 29 de noviembre de 2023, cuando fue asesinado un pequeño de nombre Adam, aficionado al futbol, y residente en el campo de refugiados de Yenín, una ciudad del norte de Cisjordania. Él se encontraba en compañía de su hermano y otros nueve niños, cuando aparecieron en escena varios carros de combate de Israel. Los niños salieron a correr y un soldado empezó a dispararles y mató a Adam, quien fue alcanzado por una bala que le rompió la nuca[9].
La utilización de francotiradores por las tropas sionistas es otro elemento característico del escolasticidio, puesto que su objetivo radica en matar o dejar parapléjicos de por vida a los niños, con lo cual desaparecen, por sustracción de materia, los niños-estudiantes, el soporte de cualquier sistema escolar.
Asesinato de profesores y educadores: A la par del asesinato de niños y jóvenes, Israel asesina en forma fría y premeditada a profesores y educadores a todos los niveles del espectro educativo. Junto con los miles de niños asesinados se cuentan 266 profesores asesinados y 973 heridos, un registro parcial e incompleto hasta abril de este año sobre los educadores que han muerto como resultado de los ataques de Israel. Incluso, han sido asesinados rectores de colegios y universidades, porque en ese terreno los sionistas no discriminan ni distinguen, antes bien al contrario tienen claro que al matar a directivos y profesores están liquidando la posibilidad de que las escuelas renazcan en otros espacios, incluso al aire libre. De esta manera, se está destruyendo la savia vital, los profesores, que posibilitan el funcionamiento real de cualquier escuela. “El profesor, que es la piedra angular del proceso educativo, necesita que se le proporcione el elemento de seguridad física, psicológica y ocupacional, así como la provisión de las necesidades básicas y el restablecimiento de su apoyo financiero y moral por parte de las autoridades oficiales, especialmente desde que la devastadora guerra lo ha destruido todo”[10].
Mencionemos únicamente un caso del asesinato de un profesor en Gaza, el del poeta y narrador Refaat Alareer, quien es recordado por uno de sus estudiantes en forma conmovedora:
“Es difícil creer que ya es sólo un recuerdo, difícil aceptar que nunca más volverá a aparecer en su clase, a compartir su ingenio y el humor por el que era famoso. Para quienes le conocimos a lo largo de los años, Refaat es inmortal: es una idea, y las ideas no mueren. Refaat es una palabra y una historia, Refaat es una pluma y un juego de palabras. Refaat es nuestro poeta, narrador y mentor.
Sus enseñanzas eran universales: nos presentó a Malcolm X, John Donne, Shakespeare y Edgar Allan Poe junto a obras de autores palestinos como Edward Said, Susan Abulhawa, Ibrahim Nasrallah y Mourid Bargouthi, entre otros. […]
La conexión de Refaat con sus alumnos no se limitaba al aula. A menudo nos invitaba a dar clases al aire libre o cerca de la playa, ahora ocupada por las fuerzas israelíes. Nos invitaba a tomar café y siempre estaba pendiente de nosotros y de nuestras familias. […]
Refaat creía que las historias tienen un enorme poder de trascender ideas y personas. Solía decirnos que el movimiento sionista no colonizó Palestina de una sola vez: los sionistas trabajaron durante décadas para construir una narrativa que justificara la ocupación de Palestina. […]
Refaat argumentó que para que los palestinos mantengan viva su memoria y su causa, tienen que seguir contando su versión de la historia. Si dejamos de contar historias, traicionaremos a nuestros antepasados, nos recordaba constantemente. […]
Refaat tenía sentido del humor negro y el lenguaje era su juego. Se apresuraba a hacer chistes o juegos de palabras, divirtiendo a quienes le rodeaban. […]
Refaat era una amenaza para la narrativa israelí y por eso la inteligencia israelí lo llamó y le dijo que lo atraparían y que sabían que se refugiaba en una escuela. Refaat decidió abandonar la escuela y se dirigió a casa de su hermana, donde murió por un ataque aéreo israelí a las 18:00 horas del 6 de diciembre.
Las historias de Refaat siempre nos acercaban a nuestra patria y recordamos a Refaat llevando un libro en la mano y corriendo a otra cita. [Escribió] un poema titulado «Si debo morir», en 2011:
Si debo morir,
tú debes vivir
para contar mi historia
para vender mis cosas
para comprar un trozo de tela
y unas cuerdas,
(que sea blanca y con una larga cola)
para que un niño, en algún lugar de Gaza
mientras mira al cielo a los ojos
esperando a su padre que se fue en un incendio –
y no se despidió de nadie
ni siquiera a su carne
ni siquiera de sí mismo.
ve la cometa, mi cometa que tú hiciste, volando
por encima de
y piensa por un momento que un ángel está allí
trayendo de vuelta el amor
Si debo morir
que traiga esperanza
que sea un cuento.
Refaat no murió, se multiplicó, como dice la escritora palestina Susan Abulhawa, porque Refaat es una idea y las ideas no mueren”[11].
Si se asesina a los profesores de educación básica, de idioma local, de matemáticas, de ciencias, de literatura, de artes, de educación física, de geografía, de historia… quién y qué se podrá enseñar en el futuro inmediato a los niños que queden vivos. Esa es una de las finalidades más perversas del escolasticidio, matar las voces que pueden mantener viva la cultura y la historia y de un pueblo, de ahí que se liquide en forma premeditada a los maestros de la vida.
Refaat Alareer, poeta, narrador y profesor de Gaza, asesinado por Israel el 6 de diciembre de 2023.
Asesinato de artistas, investigadores y científicos:Cualquier sistema educativo no está aislado de la cultura general de una nación, porque se nutre de ella, de sus aportes, saberes y conocimientos, a la cual también retroalimenta con sus propios conocimientos e investigaciones. En estas circunstancias, se constituye en un complemento criminal para destruir la educación de un país el asesinato premeditado de sus literatos, intelectuales, pensadores, científicos, artistas, músicos, poetas, cantantes… Y lo que Israel está haciendo, como parte del genocidio educativo y del etnocidio al que somete a los palestinos, es matar a los componentes de la nación palestina: a sus niños y sus escuelas, a sus jóvenes y sus universidades y a todos sus vectores culturales, mediante el asesinato de sus creadores intelectuales, científicos y artísticos. Es elevada la cifra de los que han sido y están siendo asesinados y se incrementa cada día con terribles noticias de nuevos crímenes que perpetran las fuerzas sionistas. Hasta el mes de abril de este año habían sido asesinados 45 artistas y escritores y más de un centenar de científicos, académicos y profesores universitarios.
Encarcelamiento y tortura de niños: Desde que existe como Estado colonialista, Israel captura y tortura a niños, en violación flagrante de elementales derechos de los infantes. Antes de iniciar la actual fase del genocidio en las cárceles de Israel se encontraba una gran cantidad de niños y jóvenes, cuyo número se ha incrementado en la actualidad con las redadas y capturas que cotidianamente llevan a cabo las fuerzas sionistas. Cada año, Israel detiene entre 500 y 1000 niños y adolescentes de Palestina. El patrón represivo es idéntico: redadas nocturnas y por sorpresa, ojos vendados y manos atadas a la espalda, sin que los familiares de los niños sepan de su destino. Luego son sometidos a tribunales militares, algo único en el mundo.
Esto supone que una parte de la niños y de la juventud es alejada por la fuerza de sus vinculaciones y actividades escolares, lo cual se alarga y agudiza en la medida en que los mantengan durante más tiempo en la cárcel y, en gran parte de los casos, sin pruebas y sin juicio de ninguna clase, simplemente porque así lo determina Israel.
Daños físicos, mentales y emocionales: Los bombardeos indiscriminados y cotidianos, el ver morir a sus seres queridos (padres, hermanos, amigos…), el quedar huérfanos, el hambre y desnutrición forzadas, la destrucción de las fuentes de agua potable, el arrasamiento de pueblos y escuelas, la suciedad y el abandono que genera la criminalidad israelí, todo eso ocasiona traumas físicos, mentales y emocionales en toda la población gazatíe, en especial en los niños. Esos traumas marcan a estos niños y quedaron en su ser para toda su vida. Los niños experimentan ansiedad, miedo, tristeza, dolor, pesadillas, recuerdos que los perturban e insomnio y una terrible sensación de incertidumbre al saber que pueden morir en cualquier momento por una bomba de Israel. Están rodeados por la muerte las 24 horas del día, sin perspectivas ciertas de que la situación vaya a mejorar. Sintetizado esta terrible situación emocional de los niños de Gaza, Jason Lee, director de Save the Children para los Territorios Palestinos Ocupados, afirma: «En tiempos de guerra, la gente suele buscar refugio en lugares seguros, pero ahora mismo no hay lugares seguros en Gaza y no hay forma de conseguirlos. Con una sensación de seguridad, la constante presencia tranquilizadora de la familia, algún tipo de rutina y un tratamiento adecuado, los niños y niñas pueden recuperarse. Pero muchos ya han perdido a miembros de su familia, algunos lo han perdido todo, y la violencia y el desplazamiento persisten. Una y otra vez, hemos advertido de que el peaje del conflicto y el bloqueo en la salud mental de los niños es demasiado grande. Incluso antes de esta escalada, más de la mitad de los padres y madres con los que hablamos informaron de que sus hijos se autolesionaban o tenían pensamientos suicidas. Nos estamos quedando sin palabras para alertar sobre la magnitud del sufrimiento de los niños y las niñas en Gaza”[12].
Esos niños no hablan, a veces ni siquiera saben su nombre, no tienen ningún horizonte vital, literalmente Israel les ha matado todas sus ilusiones y ha creado las condiciones para que, en el futuro inmediato, las fuerzas de resistencia se nutran con nuevos combatientes. Qué otra cosa harán muchos de esos niños, si sus soportes vitales han sido destruidos o seriamente debilitados.
Niños que quedan solos y sin familiares: Unos veinte mil niños han perdido a cualquier familiar, porque sus casas han sido arrasadas por los bombardeos de Israel, que matan familias enteras. El resultado es tan pavoroso que en Palestina se ha inventado una nueva denominación para dar cuenta del asunto: “Niño herido, familia no superviviente”. Hay casos en que Israel ha asesinado a familias enteras (abuelos, padres, hijos, primos, sobrinos…) compuesta por más de treinta miembros, y entre los escombros ha quedado vivo un niño de ocho o diez años. En muchos casos, esos niños no pueden ni siquiera hablar, quedan en estado de shock tras los bombardeos y la desaparición física de sus padres. Los niños huérfanos sufren lo que se denomina el “síndrome de Gaza”.
Qué futuro y qué vida le espera a un niño que ha soportado una infamia de esta índole: “Una niña […] estaba con su familia en casa de su tío cuando fue bombardeada en las primeras semanas de la guerra. Murieron su madre, su padre, su hermano y sus dos hermanas. Le tuvieron que amputar una pierna”[13].
Suspensión obligada e indefinida del calendario escolar: En medio de la fase más cruenta del genocidio, en marcha desde el 7 de octubre de 2023, se han paralizado, por fuerza mayor, las actividades escolares con la suspensión del calendario previsto en las zonas ocupadas. Por ello, ningún estudiante asiste a la escuela desde el 6 de noviembre, cuando el Ministerio de Educación de Gaza suspendió el año escolar 2023-2024, hasta nuevo aviso, debido a los ataques masivos e indiscriminados de Israel, entre cuyos objetivos prioritarios se encuentran los centros educativos. De esta forma, han quedado fuera de la actividad escolar ‒un sistema que funciona en condiciones relativamente normales en cualquier país del mundo, incluso en aquellos territorios que se encuentran en guerra‒ 625 mil alumnos y sin empleo 22.500 profesores.
Expulsión y desplazamiento generalizado de niños y jóvenes: Un componente central del genocidio es el de la limpieza étnica que implica el asesinato y expulsión de la población palestina, un proceso que comenzó con la Nakba de 1948. Dicha limpieza étnica se ha radicalizado en los últimos meses y se expresa en la muerte de miles de personas y en la expulsión de cerca de dos millones de habitantes de Gaza, la Cárcel a cielo abierto más grande del mundo. Esa expulsión, que Israel, sus ideólogos y falsimedia occidental se encargan de presentar como una migración voluntaria de la población local, trae aparejados los numerosos despojos y pérdidas (de tierras, casas, propiedades personales…) que genera la súbita expulsión del lugar de residencia. Como gran parte de la población está constituida por niños, ellos son el principal componente de esa migración forzada, lo que significa que ya no van a estar en las escuelas en donde estudiaban o iban a estudiar, bien porque o esas escuelas han sido destruidas o bien porque ellos se encuentran lejos de sus zonas escolares. En la expulsión se pierden además elementos indispensables para cualquier actividad educativa, tales como pupitres, cuadernos, libros, lápices, computadores, material didáctico que nunca se recuperará y cuya sustitución hacia el futuro tendrá un elevado costo económico. Esto lo manifiesta Ahmad, un niño de seis años, el cual se refugió en una escuela con su familia, luego de la orden de Israel de abandonar su territorio de nacimiento, “No sé qué le ha pasado a mi casa, [está] probablemente destruida con todos mis libros y juguetes”[14].
Incremento del suicidio de niños: Dados los niveles de trauma que ocasiona el genocidio, miles de niños y jóvenes, y con razones más que explicables, ya no le encuentran sentido a la vida y han optado por el suicidio. El nivel de desesperanza que causa la violencia extrema de los sionistas y que esos niños experimentan en su propia piel a diario, ha incrementado los suicidios. Niños de escasos diez años ya no quieren seguir viviendo y manifiestan que prefieren morir a estar abandonados, sin familia y sin amigos. Vicente Raimundo, director de Programas Internacionales de Médicos sin Fronteras, una persona que ha estado en la zona y que ha tratado a los niños de Gaza afirma al respecto: “Cuando a un chavalín de 7, 10 o 12 años, que no tiene los mecanismos adaptativos de un adulto, tiene a su hermano muerto en brazos, sus padres bajo los escombros, sus primos fallecidos, su casa no está, el colegio tampoco, ni siquiera su barrio, se le está arrancando todo lo que le ancla con esta tierra”[15]. Por supuesto, existe una correlación directa entre esas pérdidas y el aumento de los suicidios.
Hambrear y desnutrir a la población, en especial a niños y jóvenes: Un componente central del escolasticidio, y del infanticidio que lleva a cabo Israel, radica en reducir al máximo las posibilidades de subsistencia de los palestinos, mediante una política criminal de asfixia alimenticia. Para ello, se utilizan diversos procedimientos encaminados a que cabalgue uno de los jinetes del apocalipsis: impedir el ingreso de alimentos al territorio bloqueado de Gaza, bombardear los lugares de abastecimiento, masacrar a los palestinos que hacen fila para recibir alimentos (el hecho más conocido al respecto fue la Masacre de Harina el 1 de marzo de 2024), contaminar las aguas, destruir las fuentes de suministro de agua potable, obligar a la gente a consumir aguas negras, reducir el consumo de calorías al punto de subalimentar y desnutrir a la gente… Y esto no es aislado, afecta a dos millones de gazatíes que ya no tienen un mendrugo que llevarse a la boca. Es Israel que convierte en parte de la dura realidad el fantasma del hambre, para intentar matar de inanición a todo un pueblo. Por supuesto, los efectos de esta práctica genocida en la educación son inmediatos, porque se sabe que uno de los factores que, en términos individuales, impide la participación adecuada en cualquier sistema educativo es la desnutrición. Un niño desnutrido está incapacitado física y mentalmente para aprender y esas secuelas permanecen durante toda su vida, que en general es muy breve.
La desnutrición y el hambre, por otra parte, adquiere tal dimensión que miles de niños deambulan solitarios porque han perdido a sus familiares y ya no pueden ser acogidos por otras familias palestinas que enfrentan la disyuntiva de alimentar a sus hijos o los niños abandonados. Al respecto, Laura Bill, representante de la UNICEF para Palestina, sostiene: “Estamos viendo que, como en estos momentos la inseguridad alimentaria es tan grave y tampoco hay a penas agua o medicamentos, la población palestina que en otras ofensivas era sumamente acogedora está en la tesitura de tener que quitar comida a sus hijos, que están desnutridos, para dársela a un niño desconocido”[16].
Niño palestino en la fila donde se reparte comida en Gaza. Foto: Reuters.
Destrucción del sistema de salud: Un complemento del escolasticidio, que amerita en sí mismo un análisis específico por todos los elementos involucrados de saña criminal, es el de la destrucción del sistema de salud, un elemento indispensable para el adecuado funcionamiento de la educación en cualquier país. Que haya hospitales y centros de salud, higiene y atención es necesario para que los niños puedan asistir a la escuela, porque se requiere tratamiento a tiempo si los infantes se enferman o sufren accidentes o deben cuidar su salud y deben reponer sus energías físicas y espirituales. Es decir, se necesita de servicio médico que les garantice a los niños la continuidad y permanencia en sus actividades escolares. Si eso normalmente debe ser así, imaginemos por un momento lo que acontece en un lugar devastado por los bombardeos de Israel, y en el cual su sistema sanitario ha sido sistemáticamente destruido. De tal forma, que los niños ya no cuentan ni con lo más elemental para reponer su cuerpo y su mente, en muchos casos heridos y mutilados como quedan luego de los ataques sionistas.
Se da el caso que, además, por el bloqueo criminal, ni siquiera los hospitales que se mantienen funcionando cuentan con lo más elemental, ni agujas, ni alcohol, ni antisépticos, ni agua potable, ni anestesia… Y así deben funcionar esos centros y sus médicos y enfermeros. Es obvio, que en estas condiciones no funciona adecuadamente ningún sistema educativo. Y por eso, este es un elemento del escolasticidio, ya que no se puede garantizar la supervivencia de los niños y jóvenes, muchos de los cuales mueren, aunque bien podían haber sobrevivido de existir condiciones básicas de tratamiento médico, algo imposible en un medio devastado por el genocidio, y cuando Israel bombardea directamente los hospitales, con el pretexto que allí se encuentran combatientes de Hamas.
En síntesis, el ataque y destrucción de hospitales pretende evitar que los niños heridos puedan recuperarse y nunca más vayan a la escuela o queden incapacitados físicamente de por vida o mueran por falta de atención médica. Un breve relato de Nyka Alexander, responsable de comunicación de la Organización Mundial de la Salud de la ONU. es elocuente. Allí se describe a “la gente durmiendo a la intemperie o en tiendas improvisadas entre montañas de basura y retretes al aire libre. La ictericia, una inflamación del hígado, se está extendiendo entre la población, incluso entre los niños. Las moscas se posan en las heces y luego en la comida, que no puede lavarse salvo con agua sucia”. Luego se agrega de manera lacónica: “Imagínense todas las aceras cubiertas de tiendas de campaña y en estos refugios improvisados. Imagínense las calles manando agua verdosa, azulada y negra que son heces mezcladas con basura. Imagina que no hay cubos de basura, que no hay recogida de basuras. Sólo hay montones de basura. . . Las moscas también están por todas partes y son muy agresivas. Quieren meterse en los ojos, quieren meterse en la boca”[17].
El impacto de la destrucción del sistema de salud y su inmediato efecto escolasticida se comprueba con dos datos aterradores que la ONU dio a conocer en días recientes y que afectan en forma directa e inmediata a los niños: la emergencia de una epidemia de poliomielitis en Gaza, cuando el polio había sido erradicado hace años en la región, reaparición que es producto de la contaminación de las aguas, la acumulación de basuras, la mezcla de aguas de consumo con aguas residuales, todo lo cual es un resultado directo de las acciones criminales de Israel; y se registran al menos 40 mil casos de hepatitis en la franja de Gaza en los últimos ocho meses, una cifra que adquiere sentido porque antes del 7 de octubre solo se habían diagnosticado 85 casos, mientras que ahora aparecen alrededor de mil nuevos pacientes por semana[18].
Cortes de electricidad, de agua potable, de telefonía y de cualquier servició esencial: Otro componente relacionado con el genocidio educativo está referido a la destrucción planeada de los servicios básicos para la población, entre los que sobresalen el agua potable, la electricidad, la recogida de basuras, la limpieza de las calles de las ciudades… Pues Israel está destruyendo todo eso, con bombardeos a centrales eléctricas, redes de telefonía, sistemas de aguas y alcantarillados, como resultado de lo cual durante gran parte del día no hay luz eléctrica, no funcionan los teléfonos celulares, no existe abastecimiento de agua potable y las basuras (aumentadas por las toneladas de escombros de los edificios bombardeados) se acumulan en las calles, con lo que se producen epidemias y contagios, evitables, que afectan al grueso de la población. Todo esto conspira contra el funcionamiento del sistema educativo, porque las escuelas no pueden operar sin agua y sin energía. Esos dos servicios son indispensables para mantener unas mínimas condiciones higiénicas y acceder a aspectos elementales de la escuela como la electricidad, que alimenta diversas necesidades del mundo escolar. Por ejemplo, hoy que se le rinde tanto culto a la conectividad de internet, quién puede imaginar lo que acontece con la educación en Gaza, sí incluso les han destruido los pupitres a las escuelas, derrumbado sus aulas, quemado sus libros y cuadernos, bombardeado sus laboratorios. En ese contexto, cómo podría operar allí la conectividad, que es exaltada en el mundo occidental por supuestamente ser un vehículo inigualable de enseñanza y aprendizaje.
El hacinamiento, las condiciones antihigiénicas en los refugios, la falta de agua potable están propagando enfermedades que afectan en gran medida a los niños, tales como diarrea, infecciones agudas e infecciones cutáneas. En ese sentido, Jason Lee, Director de Save Children para Palestina, detalla: “Estamos escuchando historias desgarradoras de niños que sufren enfermedades debido a la falta de acceso a agua potable, como enfermedades de la piel, diarrea y deshidratación. Los niños nunca deben sufrir así, en ningún lugar. Estas infecciones también dejan a los niños deshidratados y, por tanto, sin agua limpia, en riesgo de muerte”[19].
Destruir el juego, la diversión y el jolgorio propio de los niños en sus escuelas: Los niños, a pesar del impacto del genocidio, no dejan de ser niños, es decir, siguen jugando e intentan divertirse en medio de las penalidades y la violencia generalizada y lo hacen en los pocos espacios que le pudieran quedar en los centros escolares que aún permanecen en pie. Uno de los objetivos de Israel es que los niños ni siquiera puedan jugar en tan adversas condiciones y por eso, bombardea con sadismo aquellos lugares a donde los niños están en actividades de esparcimiento. Un ejemplo referido al bombardeo de una escuela donde unos niños jugaban futbol lo ilustra, la masacre de la escuela Al-Awda: “Israel atacó el martes las instalaciones de una escuela en Gaza. El ataque produjo la muerte de al menos a 29 personas que se refugiaban allí y dejó heridas a decenas más. El momento en que estalló la bomba fue capturado en video por una persona que filmaba un partido de fútbol juvenil que se estaba disputando en el patio de la escuela Al-Awda. La pelota de fútbol estaba en el aire cuando la bomba explotó. [Quedaron] cadáveres por todas partes y personas heridas desangrándose entre los escombros, sin recibir ninguna atención”[20].
Si como resultado de un ecocidio no se oye ni el canto de los pájaros ni el zumbido de los insectos, porque desaparecen los sonidos de la vida y quedan los de la muerte, en el caso del escolasticidio se apagan las voces, llantos, risas, gritos de los niños, que con su felicidad espontánea demuestran la alegría de vivir. Eso es lo que quiere exterminar Israel, la alegría de vivir que expresa la risa de los niños. Por eso, los bombardea y masacra durante sus momentos de juego y diversión, como ha sucedido en numerosas ocasiones y se refrendó con la masacre de la escuela del campo de futbol, que describimos en este parágrafo.
La cultura del terror: A la hora de analizar diversos genocidios se ha acuñado la categoría cultura del terror, la cual es muy aplicable a lo que sucede con los palestinos y a la práctica cotidiana de las fuerzas de ocupación de Israel que caracteriza también el comportamiento racista y legitimador del genocidio de la mayor parte de habitantes comunes y corrientes del Estado nazisionista. Por cultura del terror debe entenderse el pánico que se genera en la vida cotidiana a los residentes locales, recurriendo a los más variados métodos de intimidación, con el fin de que el miedo impida la organización, movilización y respuesta por parte de los palestinos. El sistema educativo se constituye en un espacio privilegiado para desplegar esa cultura del terror, porque se trata de ir acostumbrando a los niños a los maltratos, agresiones, crímenes y todo tipo de violencia de que hacen gala las fuerzas ocupantes. Ese terror se despliega en las casas, en las escuelas, en las bibliotecas, en los museos y en todos los espacios de sociabilidad de los niños palestinos. Los van acostumbrando a asumir como si fueran normales los bombardeos, las invasiones de tanques, los disparos indiscriminados por parte de francotiradores, la destrucción de casas y escuelas… Esa normalidad criminal la impone por la fuerza del agresor ocupante y debe ser tolerada, sin chistar nada, por parte de palestinos. Es la escuela del crimen la que implementa Israel en la vida diaria, en sustitución de la escuela de vida que han querido construir durante décadas los martirizados palestinos.
Los dirigentes sionistas no lo ocultan, antes sacan pecho como si las barbaridades que dicen fueran normales y aceptables. Por ejemplo, El ministro de Seguridad de Israel, el ultranacionalista Ben Gvir, ha dicho: «No podemos permitir que mujeres y niños (palestinos) se acerquen a la frontera; cualquiera que lo haga debería recibir un balazo en la cabeza»[21]. Y en esto cuenta con el apoyo incondicional de sus amos de Estados Unidos, puesto que el Congresista de ese país, Tim Walberg, ha dicho estas humanitarias palabras: “No deberíamos gastar ni un centavo en ayuda humanitaria. Debería ser como con Nagasaki e Hiroshima. Deberíamos terminar con esto rápido”[22].
Decir escolasticidio es hablar de manera implícita de infanticidio y juvenicidio, porque los asuntos están imbricados en forma estrecha: la destrucción de la escuela y la universidad es un ataque directo a niños y jóvenes, a sus intereses vitales en el presente y el futuro, y, al mismo tiempo, matar a bebés, infantes y adolescentes es parte del proyecto de quitarle el agua el pez, es decir, gente al sistema educativo. Es matar a la fuente nutricia de la educación de raíz, afectando de manera a directa a una generación, que ya no tendrá acceso a la escuela, bien porque esta ha sido destruida o porque sus integrantes, incluyendo los profesores, han sido asesinados
Destruir el pasado, el presente y el futuro de un pueblo:Todo lo planteado líneas arriba puede sintetizarse de manera lacónica diciendo que con el escolasticidio Israel busca, nada más ni nada menos, que destruir el pasado, el presente y el futuro del pueblo palestino. Desde luego, eso lo viene haciendo desde hace 80 años, proceso que se ha acelerado desde el 7 de octubre de 2023. Cuando la diferencia entre la vida y la muerte es de escasos segundos, cuando una persona no sabe las horas que le quedan de vida, cuando se teme ser bombardeado en cualquier momento, cuando se obliga a la gente a irse de sus casas, escuelas y lugares cotidianos de vida y se les reúne forzosamente en “zonas seguras” de refugio que luego son bombardeadas, cuando los palestinos han sido abandonados a su propia suerte y no cuentan con el apoyo real y directo de ningún país en el mundo…; en un lugar con todas estas características, se transforma la noción que tienen los niños sobre la vida, la muerte, el presente y el inexistente, para ellos, futuro. En esta dirección trágica y terrible el psicólogo David Musardo sostiene que existe una clara regresión en el estado físico, mental y anímico de los infantes que se expresa en que “los niños ya no conciben un mañana, viven al día, tienen una idea de la muerte y del presente completamente cambiada a consecuencia de estar en contacto directo con asesinatos todos los días. Muchos saben que probablemente mueran a causa de los bombardeos israelíes o por desnutrición de manera inminente”. Continúa señalando:
“Antes veías niños corriendo, que veían a los trabajadores humanitarios y nos pedían cosas, tocaban a la ventanilla del coche o simplemente querían jugar y ahora ves chavales de 12 o 13 que parecen físicamente hombres ancianos, con la cara dura, triste y quemada, que solo gritan de desesperación, tienen pánico y todo ello sin padres o abuelos que puedan consolarles ni escucharlos o darles espacio para su dolor”[23].
En qué futuro pueden pensar los habitantes de Gaza, y en especial sus niños y jóvenes, si tenemos en cuenta que la mitad de sus habitantes, en un territorio con un total de 2.3 millones de personas, tienen menos de 18 años. Es decir, ellos nacieron después de 2006 y han vivido toda su existencia en medio de un brutal bloqueo de Israel y han soportado numerosos ataques y bombardeos, agudizados en los últimos meses.
Si su presente es así, no puede haber una idea de futuro, a lo cual debe agregarse que para completar Israel destruye las fuentes del pasado, la historia y la memoria palestina, junto con la educación, en un proyecto que no habría ni soñado ni concebido el mismísimo Adolfo Hitler.
El Síndrome de Gaza:El genocidio en curso deja una terrible secuela entre los palestinos, y especialmente entre los niños, al que se ha denominado El Síndrome de Gaza, el trauma que soportan en la vida diaria y que llevan consigo como un fardo insoportable. El psicólogo David Musardo lo precisa: “La inmensa mayoría de ellos padecen depresión, ansiedad y estrés agudo ya que lo han perdido todo, dicen, ‘estoy nervioso, no puedo dormir, siempre pienso en cuando bombardearon mi casa o en la última vez que pude ver a mi madre antes de que la mataran’”[24]. Y por supuesto, esta no es una situación aislada y excepcional, sino que afecta a todos los niños, explicable porque han vivido alguno o varios de los hechos que se han convertido en pan de cada día en el genocidio: bombardeos, ataques indiscriminados, redadas, encarcelamientos, torturas, muerte de alguno de sus familiares y amigos, destrucción de sus escuelas, demolición de sus casas, expulsión de sus lugares de origen, hambre, destrucción del sistema eléctrico, sanitario y de agua potable… Por ello, el 95 por ciento de los niños de Gaza soportan estrés agudo. La mayor parte de los niños no pueden entender ni concebir las razones que explican la violencia extrema que soportan, ni tampoco comprender por qué caen asesinados sus padres y familiares, y todo ello los condena a la indefensión absoluta.
ALGUNAS CIFRAS DEL HORROR DEL ESCOLASTICIDIO
En este ensayo antes que dar cifras, hemos intentado presentar una descripción somera de cada asunto y un análisis sintético de tipo cualitativo. Sin embargo, los datos ayudan a visualizar la magnitud del genocidio educativo, aunque por supuesto las cifras por contundentes que sean no pueden sustituir a las personas de carne y hueso que soportan el genocidio. Además, estas cifras se van quedando cortas y anticuadas a medida que pasan los días y los crímenes de Israel se mantienen al mismo ritmo e incluso se incrementan.
A la fecha han sido atacadas 400 escuelas, han sido asesinados 40 mil palestinos y 90 mil han resultado heridos. Uno de cada tres muertos es niño, lo que equivale que a la fecha han sido masacrados unos 14 mil niños. Miles de personas, un número incierto e impreciso, de seres humanos yacen muertos debajo de los escombros. Han sido asesinadas 520 personas que se albergaban en refugios de la UNRWA y ahí mismo han sido heridas 1.600. Existen dos millones de desplazados internos, que adicionalmente han sido expulsados hasta diez veces de diversos lugares en los últimos diez meses. Cada diez minutos es asesinado un niño en Gaza.
Se calcula que 8.500 estudiantes han sido asesinados por Israel, cifras que solo cubren hasta comienzos de julio y 14.500 estudiantes han resultado heridos. De las 320 escuelas que se convirtieron en refugio de los palestinos que Israel expulsa cotidianamente, 190 han sido atacadas por las fuerzas sionistas. Se han destruido todas las universidades existentes en la Franja de Gaza, un total de 12 instalaciones que han sido voladas y demolidas.
Israel ha lanzado 80 mil toneladas de bombas, arrasando lo que se encuentra a su paso y con miles de seres humanos y animales domésticos y silvestres que allí habitaban. Desde el 7 de octubre, han perdido la vida tres rectores, 95 decanos y 231 profesores universitarios. Una gran mayoría de los niños gazatíes y 88.000 estudiantes universitarios, se enfrentan a la privación de su educación por la guerra. 625.000 estudiantes han sido separados de la escuela y un millón de niños padecen problemas de hambre por la falta de agua potable y alimentos, y soportan carencias de salud y vivienda.
Todo lo anterior no son cifras insustanciales, se refieren a seres humanos a los que Israel asesina y destruye impunemente. Tenemos que considerar lo esencial: “Por desgarradoras que sean estas cifras, no son más que números. Pero los muertos de Gaza no son números. Eran seres humanos, la mitad de ellos niños y niñas, cuyas vidas han sido apagadas, su potencial borrado para siempre, sus seres queridos abandonados a un dolor que los consume por completo. Muchas víctimas murieron solas, con un dolor extremo, o padecieron un sufrimiento inimaginable”[25].
EL “ESCOLASTICIDIO” INTELIGENTE: COMPLICIDAD Y PARTICIPACIÓN DE EDUCADORES Y ACADÉMICOS DE ISRAEL
Vamos a cerrar este escrito haciendo alusión a un hecho que no puede pasar desapercibido y que está referido a la complicidad o directa participación de una parte sustancial ‒con honrosas excepciones, por supuesto‒ del mundo educativo de Israel en el escolasticidio de los Palestinos.
Esto quiere decir que unos profesores y estudiantes participan, los de Israel, consciente y obedientemente en el asesinato de otros estudiantes y profesores, los de Palestina. Esta es una clara muestra del odio, racismo, discriminación y criminalidad que se genera en un medio que se supone, por su nivel de formación educativa y de conocimiento, debería rechazar su participación en esos crímenes. Eso es soñar despierto, pues se sabe que investigadores, profesores, científicos, artistas, jóvenes estudiantes y universitarios de Israel participan complacientemente en el escolasticidio de los palestinos.
Al respecto, solo consideramos dos aspectos de manera general: el odio hacia los palestinos que se genera desde la escuela de diversas maneras, en la que resalta el tipo de historia que se enseña; y el papel de universidades y académicos en el genocidio en Palestina.
Una historia escolar que fomenta el odio hacia los palestinos
“Los libros escolares israelíes ‒desafiando a la evidencia factual‒ todavía presentan a los palestinos como los matones y a los israelíes como las víctimas y como los protectores de la tierra”. -Nurit Peled-Elhanan, Palestina en los textos escolares de Israel, Buenos Aires, Editorial Canaán, 2016, p. 321.
Por referencias de autores que han estudiado los libros de texto con los que se enseña a los niños de Israel se puede señalar que, tras analizar decenas de libros de diversas asignaturas escolares, entre ellas de manera preferente la historia, esos investigadores concluyen de manera inequívoca que, desde la escuela, con los textos y con la reproducción de los estereotipos que allí se encuentran por parte de los profesores, se enseña a odiar a los árabes en general y a los palestinos en particular[26].
En esos textos se encuentra una justificación de los crímenes de Israel y de su interminable terrorismo estatal, desde finales de la década de 1940, cuando se presentó la Nakba de los palestinos que ocupaban ancestralmente las tierras que el naciente estado de Israel y sus paramilitares les arrebataron violentamente y los expulsaron a sangre y fuego. De ahí en adelante, todas las agresiones y crímenes de Israel son presentadas como parte del proceso de recuperación de la “tierra santa” y del regreso triunfal de unos colonos, unos simples invasores, que retornan a los lugares que la Biblia y otros libros religiosos presentan como si fueran su propiedad divina.
Los procedimientos que se utilizan en los libros de texto parten de ignorar y desconocer la existencia de los palestinos y de su cultura. De esta forma, en los textos no se incluye, ni verbal ni visualmente, algún aspecto cultural digno de destacar de la vida de los palestinos. Allí no hay menciones de la literatura, poesía, historia, agricultura, arte, arquitectura, ni de las costumbres y tradiciones de los palestinos. Este desconocimiento, conscientemente concebido por el Ministerio de Educación y la autoridades encargadas de regular los libros de texto y replicado por los autores de esos manuales, se sustenta en el prejuicio sionista de que la tierra que ocuparon estaba vacía y fue llenada por un pueblo prospero, industrioso y trabajador, por supuesto los israelitas. Es el mito de una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra.
Ese desconocimiento se complementa con el hecho de que las pocas menciones que se efectúan de los palestinos son racistas y discriminatorias y se les suele presentar con los motes de terroristas, refugiados, y agricultores primitivos, «asesinos», «alborotadores», «sospechosos», “atrasados e improductivos. Estos estereotipos racistas son la norma en los textos escolares y eso es lo que se les repite a diario en las clases, es lo que los niños leen en los textos que tienen a la mano y es lo que les dicen en sus casas sus padres y familiares más cercanos.
Con estos supuestos, en los libros de texto se presenta una visión en la que los sionistas libran una “guerra justa” contra un enemigo que se niega a reconocer los pretendidos legítimos derechos de Israel. En estas condiciones, «los libros de texto dedicados a los más pequeños tienden a describir los actos de los árabes como hostiles, desviados, crueles, inmorales, injustos, con la intención de herir a los judíos y de aniquilar el Estado de Israel”, señala el investigador Daniel Bar-Tal de la universidad de Tel Aviv luego de haber estudiado 124 textos escolares que se han usado en la mala educación de los niños de Israel en varias épocas de la historia reciente[27].
Por supuesto, la historia que se enseña en Israel es maniquea, ya que por un lado están los malos, los árabes y palestinos, y por el otro los buenos, los judíos y los sionistas. Estos son presentados como industriosos, trabajadores, valientes, modernos, occidentales, progresistas… y eso se comprueba con la transformación del desierto en florecientes tierras de cultivo, algo que en esa lógica nunca habían hecho los árabes ni los palestinos. Tal mensaje se enfatiza con la utilización de diversos estereotipos, que repiten y complementan los arriba mencionados. Los árabes se muestran como «poco cultos, inferiores, fatalistas, improductivos y apáticos», «tribales, vengativos, exóticos, pobres, enfermos, sucios, ruidosos, de color» que «quemaban, asesinaban, destruían y se exacerbaban fácilmente»[28].
El desprecio de los palestinos se traduce en el odio cotidiano que sienten los niños que, poco después cuando se hacen jóvenes se convierten en miembros del ejército de Israel. No sorprende que la mayor parte de estudiantes salga con ganas de golpear y matar a los palestinos, a cualquiera de ellos y con el primero que se encuentren, incluyendo a los niños de los territorios ocupados. Y eso es lo que se hace a diario, si recordamos que las fuerzas militares de Israel están formadas en una gran proporción por jóvenes que matan sin compasión a los palestinos. Es decir, llevan a la práctica de manera consecuente el odio que les inculcaron pocos años atrás y que niega la existencia de los palestinos o a lo sumo los ven como incomodos obstáculos que hay que eliminar en el camino incontenible de Israel por expandirse a costa de los habitantes que ocupan las tierras que por condición divina les pertenecen a Israel, pues eso dicen las “sagradas escrituras” desde hace miles de años.
Autores que han analizado con detalle la percepción de los niños de Israel ayudan a precisar la manera en que se enquista el odio. Un estudio que analizó una muestra a estudiantes, de los grados de cuarto a sexto a partir de cinco preguntas en una escuela de Haifa, para medir la forma en que se ve a los árabes, presentó estos resultados: “El 70% de los niños describieron al ‘árabe’ como un asesino, alguien que secuestra niños, un criminal y un terrorista. El 80% dijo que veía a los árabes como sucios y con cara aterradora. El 90% de los alumnos afirmó que los palestinos no tenían derecho alguno sobre la tierra en Israel o Palestina”[29].
Y no puede ser algo diferente porque en los textos escolares eso es lo que se repite hasta la saciedad sobre los árabes y palestinos. Así, en un estudio que hizo un investigador de 1700 libros de Israel para niños, que fueron publicados después de 1967, encontró que en 520 de ellos había descripciones humillantes y negativas sobre los palestinos: “El 66% de los 520 libros se referían a los árabes como violentos; el 52% como malvados; el 37% como mentirosos; el 31% como codiciosos; el 28% como falsos; el 27% como traidores, etc.”. El investigador Adir Cohen indica que los autores de estos libros inculcan de manera eficaz el odio hacia los árabes al despojarlos de su naturaleza humana, al bestializarlos y encuentra, a partir de 86 textos escolares, las siguientes descripciones: homicidas, serpientes, sucios, animales viciosos, sanguinarios, belicistas, asesinos, camellos con joroba…[30]
En conclusión, en Israel se enseña a los niños a odiar: a los palestinos, a los musulmanes, a los árabes en forma general y todo aquel que apoye o se solidarice con la causa palestina. A todos ellos se les descalifica olímpicamente con el mote de ser antisemitas, son los gentiles que odian eternamente a los sufridos judíos.
En la práctica cotidiana ese odio está militarizado, puesto que los niños de Israel desde sus primeros años de vida están rodeados de armas y a ellos se les inculca el respaldo a los militares que van a masacrar palestinos. Así, encontramos imágenes de diversos momentos de la historia reciente de Israel y de sus permanentes agresiones a las zonas ocupadas, preferentemente a Gaza, en que los niños despiden efusivamente a los soldados que van en los tanques que pisotean lo que encuentran a su paso o que pilotean los aviones que van a bombardear a los palestinos, incluyendo a niños. Se pueden observar imágenes detestables en que los niños dibujan en los tanques y aviones de los genocidas tiernos muñequitos y les desean mucho éxito y logros a los soldados-asesinos, muchos de los cuales son los padres o familiares de los niños que los despiden.
Y, para rematar, eminentes historiadores profesionales y académicos de Israel niegan el genocidio y los crímenes del sionismo. Al respecto, un botón de muestra es ilustrativo. En días recientes el historiador Benny Morris, investigador y profesor de la Universidad Ben-Gurión del Néguev, en una entrevista televisiva señaló sin inmutarse y con un cinismo que raya en la criminalidad que Israel no ha bombardeado hospitales en la franja de Gaza: «El único hospital que recuerdo que haya sido bombardeado fue con un cohete disparado por la Yihad Islámica por error. […] Israel ha atacado hospitales, pero con infantería, y encontró allí a gente de [el movimiento palestino] Hamás, cuarteles generales de Hamás dentro de los hospitales, debajo de los hospitales»[31].
Participación de universidades, laboratorios de investigación y académicos en el escolasticidio
[La imagen de Israel, para casi todo el mundo, se ha transformado] «de un grupo de idealistas sobrevivientes del Holocausto que querían hacer florecer el desierto, a una pandilla de fanáticos rabiosos que han convertido en ciencia las técnicas para brutalizar a niños de 12 años”. -David Graeber, citado en Stefano Portelli, La antropología frente a la limpieza étnica, diciembre 27 de 2023. Disponible en: https://observatoriconflicteurba.org/la-antropologia-frente-a-la-limpieza-etnica/ [Énfasis nuestro]
En Israel existe un vínculo directo entre el sistema universitario y el sionismo desde diversos ángulos. En primer término, en lo relacionado con la legitimación ideológica del dominio sionista, al que se le atribuyen, por notables académicos e investigadores que están ligados al mundo universitario, una pretendida superioridad moral, basada en valores religiosos, que permite justificar la limpieza étnica, el apartheid y las prácticas genocidas. Entre los elementos más vergonzosos de esa legitimación se encuentra lo que se denomina arqueología y antropología sionistas. Valga relatar lo que se dice, por ejemplo, en el prospecto del Museo Arqueológico de Tel Aviv: “Las excavaciones llevadas a cabo a lo largo y ancho de Israel por los investigadores, han desvelado una verdad inobjetable: Dios ha elegido a su pueblo para gobernar sobre Tierra Santa. […] Por lo tanto, este museo, que atesora la herencia divina de los antepasados, servirá para mantener eternamente el fervor nacionalista y el amor patrio de las futuras generaciones”. Y se agrega en un video de propaganda de ese Museo que “el pueblo judío nunca olvidó su capital eterna […]. Tres mil años después del rey David, hemos vuelto al monte donde todo empezó”[32].
Israel utiliza la arqueología, por supuesto con participación consciente de antropólogos y arqueólogos, como un arma de guerra para justificar su expansión y apropiación de los territorios ocupados de los palestinos, a los que se les cambian sus nombres históricos árabes y se les reemplaza por denominaciones bíblicas, ajustadas a los intereses geopolíticos de Israel. Se trata de hurgar en los territorios palestinos y expulsar a sus habitantes para encontrar los rastros del pretendido pasado bíblico. Lo peor radica en que allí donde supuestamente se encuentran esos rastros de la presencia judía en tiempos antiguos, hace miles de años, los arqueólogos proceden a excavar con buldóceres ‒son los únicos arqueólogos que hacen eso en el mundo‒, lo que implica tumbar las casas de los habitantes actuales, palestinos y arrasar con barrios enteros, bajo el pretexto de haber encontrado lugares santos de Israel. Con ese procedimiento se han destruido barrios musulmanes con siglos de historia real, para desenterrar quimeras bíblicas, supuestamente encontradas por los arqueólogos sionistas.
De lo que se trata para Israel y sus dirigentes sionistas, para lo cual cuentan con el respaldo de eminentes académicos e investigadores, es de borrar y reescribir la historia de la región, y para eso emplean la arqueología como un arma para borrar el pasado palestino e inventar un milenario pasado israelí de supuesta presencia en el lugar. En otros términos, es una forma de justificar una invención actual del sionismo para reclamar una pertenencia milenaria a las tierras palestinas. Esto se hace a partir de un risible, pero criminal presupuesto: “Los sionistas dependen de millones de personas en todo el mundo que han sido engañadas para creer que hay una verdad histórica en la Biblia, que piensan que el Israel de hoy es el verdadero y legítimo sucesor del Israel bíblico y que permiten a los sionistas reclamar la Biblia como su libro de historia real”[33].
En segundo lugar, algo evidente en los actuales momentos, es la directa participación de las universidades, de sus profesores y estudiantes (con un 95% de aceptación consciente) en el genocidio de Gaza, en el escolasticidio o academicidio en marcha. Investigaciones minuciosas que se han realizado en España demuestran con datos y cifras concretas el aterrador prontuario de las universidades de Israel en el asesinato de Palestinos y en la limpieza étnica en marcha. Todas las universidades de Israel han participado, sin excepción alguna, en el genocidio de manera además directa, mediante el apoyo a actividades militares, con el fomento de programas de I+D [Investigación y Desarrollo] para inventar artefactos, armas, inteligencia artificial, drones… que luego se experimentan en Palestina[34]. Como quien dice, todas las universidades de Israel como instituciones ligadas al Estado sionista ‒perdiendo cualquier viso de autonomía e independencia‒ han participado en la destrucción de todas las universidades de Gaza (doce en total que, como vimos arriba, han sido arrasadas total o parcialmente) y en la destrucción de escuelas, bibliotecas, centros culturales, museos y, por supuesto, en la masacre de estudiantes y profesores de Palestina. Se constata que profesores y estudiantes del lado israelí participan conscientemente en la muerte de profesores y estudiantes del lado palestino. ¡Una vergüenza para el saber y el conocimiento y para los profesores y estudiantes del mundo entero!
Vamos a dar un solo ejemplo, ilustrativo de lo que estamos señalando, el caso de la Universidad de Haifa. Esta universidad, una institución de punta en los vínculos criminales entre el saber académico y el estado sionista y sus necesidades bélicas, cuenta en la actualidad con unos dieciocho mil estudiantes, cinco mil de los cuales se encuentran en el campo de batalla en Gaza, donde también están decenas de profesores que son reservistas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Esta participación es alentada por las autoridades de la Universidad de Haifa, que los considera y los trata como “héroes” (¡brillantes héroes que masacran bebes, niños, madres gestantes…!). Para facilitarles su inserción en la programación habitual, esa universidad les ofrece cursos virtuales, que pueden realizar en sus tiempos libres mientras prestan el servicio militar. Dicho de manera más contundente, luego de bombardear y masacrar a los palestinos, los militares inscritos en la universidad retoman sus cursos vía online, en la que se involucran en temas diversos, entre los que se pueden encontrar asuntos tan cruciales para el bien de la humanidad, tales como los de elaborar armas y técnicas militares para seguir asesinando palestinos. Un profesor de la Universidad de Haifa, y presidente de la Escuela de Ingeniería Afeka, dependiente de dicha universidad, dice al respecto en una ceremonia de graduación el 19 de junio: «Nos comprometemos firmemente a garantizar que cada estudiante complete el año académico con éxito ya tiempo, sin abandonos debido a la guerra, y estamos haciendo todo lo que está en nuestro poder para lograr este objetivo. Para aquellos que han respondido al llamado al servicio con profunda disposición, debemos brindar un apoyo inquebrantable y asistencia para ayudarlos a completar sus estudios, preocupados por su futuro y sin comprometer la calidad de su educación»[35].
Por supuesto, muchos de esos estudiantes-soldados se están especializando sobre el terreno, experimentando en el laboratorio palestino las prácticas genocidas que han aprendido desde la escuela, en lo relativo a las técnicas de guerra y opresión de los habitantes de Gaza y Cisjordania. Tal es el caso de una estudiante, llamada Nofar Shlosberg, la cual estudia ingeniería de software y trabaja directamente con el Ministerio de Defensa de Israel en un proyecto de drones para la FDI. Esta estudiante-soldado-genocida sostiene con orgullo: «Afeka realmente me preparó para el éxito y se aseguró de que me fuera bien a pesar de mis obligaciones en el ejército. También me enseñaron las habilidades que necesitaba para obtener un buen trabajo incluso antes de graduarme. Ahora, en el Ministerio de Defensa, veo a muchos graduados de Afeka que también están desarrollando tecnologías innovadoras e interesantes, y siento que somos parte de una familia. Es reconfortante verlo»[36].
La Universidad de Haifa concede a los estudiantes-soldados becas para que concluyan sus estudios apenas terminen sus labores genocidas en tierras de Palestina. Para eso, cuentan con el asesoramiento de profesores que en “forma bastante comprensiva” se comprometen a darles todo tipo de ayuda, de ellos como académicos y de la universidad como institución, para que exista un complemento adecuado y exitoso en el tránsito de las armas a la universidad y viceversa. Es decir, facilita que se pase sin interferencias de las aulas a los campos de muerte, a donde se masacra a los palestinos, con la aplicación de importantes innovaciones tecnocientíficas que se desarrollan en laboratorios de la Universidad de Haifa.
Nada esto sorprende, porque desde 2018, la Universidad de Haifa fue premiada con una licitación mediante la cual les otorga títulos académicos a oficiales de las FDI en las tres academias militares existentes: el Colegio de Comando Táctico, el Colegio de Comando y Estado Mayor, y el Colegio de Defensa Nacional. En esos estudios, “entrenan a cientos de oficiales, comandantes y figuras importantes del sector público a la institución. A nivel nacional, esto permite coherencia en las calificaciones académicas a largo plazo de los comandantes de las FDI y mejora la educación académica que adquieren en paralelo con los cursos militares”[37].
Cuando se otorgó la licitación, el presidente de la Universidad de Haifa, el profesor Ron Robin, afirmó que la universidad estaba «orgullosa de abrir nuestras puertas a los miembros de las Fuerzas de Defensa de Israel y de ser el hogar académico de las fuerzas de defensa y seguridad de Israel. Estos hombres y mujeres, que son queridos para nosotros, operan día y noche por la defensa y seguridad del Estado de Israel, y les proporcionaremos contenido educativo de la más alta calidad«. Claro, contenido educativo de altísima calidad para masacrar palestinos, utilizando sofisticados procedimientos tecnocientíficos, que se enseñan en las aulas de esta universidad de la muerte.
Los administradores de la Universidad y de la Escuela de Ingeniería Afeka no niegan que el objetivo estratégico de esas instituciones consiste en vincular estudiantes y militares a través de la alta tecnología de guerra y genocidio. Al respecto el rector, el profesor Moyal, señaló en una reciente ceremonia de graduación: «Te miro a ti y veo el futuro ‒el futuro de la industria de alta tecnología, el futuro de la economía israelí, el futuro de la sociedad, el futuro del país. Para nosotros, ustedes representan una parte significativa de la ‘imagen de la victoria’ de este país. Estoy lleno de orgullo por cada uno de ustedes»[38].
Que duda queda, después de soportar este insulto a la inteligencia humana por parte de una universidad y sus altos directivos. sobre los vínculos entre las instituciones educativas de Israel y el escolasticidio de Gaza, para que conste la manera cómo conscientemente participa un sector de educadores, ligados al proyecto sionista, en la destrucción del sistema educativo de territorios invadidos y colonizados, como lo son Gaza y Cisjordania
En última instancia, no existe ninguna separación en Israel entre los campus universitarios y los cuarteles, son las dos caras del mismo militarismo criminal del sionismo. Eso explica que las universidades tengan bases militares dentro de sus instalaciones, fomenten la militarización de la vida universitaria, permitan la presencia cotidiana de militares uniformados y con armas y más allá en Palestina respalden los asentamientos ilegales, el apartheid, la limpieza étnica, financian y apoyan a estudiantes y profesores que participan directamente en las acciones genocidas… En síntesis, respaldan al “ejercito más moral del mundo”, como reza la propaganda sionista, que traducido a nuestro humilde castellano coloquial quiere decir el “ejercito más criminal del planeta”. Esto alcanza tales cotas de cinismo que, en el anfiteatro de la Universidad de Tel Aviv, se guardan los cadáveres de los palestinos asesinados, en muchos de cuyos cuerpos se realizan experimentos y también en esa universidad se guardan documentos y materiales saqueados en los archivos y bibliotecas de Palestina.
Para concluir, no sorprende en concordancia con lo señalado que el Instituto Weizmann de Ciencias repita la propaganda del régimen de Benjamín Netanyahu que el genocidio sionista es resultado de la lucha de la “luz contra la oscuridad” (civilización de Israel contra la barbarie de los palestinos), y agregue que esa universidad representa “la voz de la ciencia [que] es poderosa y “puede resonar más allá de las paredes de los laboratorios”. En términos menos prosaicos, esto quiere decir sin eufemismos que la técnica y la ciencia no están separadas de los intereses ideológicos y políticos del sionismo, y este se encarga de demostrarlo en los territorios ocupados de Palestina, donde el escolasticidio supone que estudiantes y profesores de Israel participen en forma consciente en la masacre de otros muchos estudiantes y profesores de Palestina, eso sin pestañear y a nombre de la defensa de la civilización occidental.
[11]. Yousef M. Aljamal, “Homenaje de un estudiante a Refaat Alareer, el querido cuentacuentos de Gaza”, diciembre 18 de 2024. Disponible en: https://themarkaz.org/es/a-students-tribute-to-refaat-alareer-gazas-beloved-storyteller/
[15]. Alejandra Fateo Mano, “Niño herido, familia no superviviente”: más de 17.000 menores de Gaza ya han perdido a su familia”, El Salto, julio 11 de 2024. Disponible en : https://www.elsaltodiario.com/genocidio/nino-herido-familia-no-superviviente-17000-menores-gaza-han-perdido-familia
[17]. Citado en Juan Cole, “Netanyahu ha herido, enfermado o condenado a la hambruna a 600.000 niños palestinos en Rafah”, Resumen Latinoamericano, mayo 8 de 2024. Disponible en: https://www.resumenlatinoamericano.org/2024/05/08/palestina-netanyahu-ha-herido-enfermado-o-condenado-a-la-hambruna-a-600-000-ninos-palestinos-en-rafah/
[21]. La Sexta, abril 18 de 2024. Disponible en: https://www.lasexta.com/programas/lasexta-clave/pena-muerte-palestinos-otras-barbaridades-ministro-israeli-ben-gvir-plena-guerra_2024041866217324c18d400001868078.html
[25]. Jonathan Cook, “El recuento oficial de muertes en Gaza es una mentira”, Rebelión, agosto 3 de 2024. Disponible en: https://rebelion.org/el-recuento-oficial-de-muertes-en-gaza-es-una-mentira/
[33]. Miko Peled, “Palestina. Del mito a la realidad: los arqueólogos sionistas están usando la Biblia para reescribir la historia”. Disponible en: https://www.resumenlatinoamericano.org/2020/12/15/palestina-del-mito-a-la-realidad-los-arqueologos-sionistas-estan-usando-la-biblia-para-reescribir-la-historia
[35]. Noa Amouyal, De la batalla al aula: Entre bastidores del año académico israelí en tiempos de guerra, julio 23 de 2024. Disponible en: https://www.jpost.com/spanish/noticias-de-israel/article-8115
Imagen: Mujeres palestinas con sus hijos asesinados por el bombardeo israelí al Hospital Indonesio, Norte de la Franja de Gaza, noviembre 18, 2023 [Reuters/Fadi Alwhidi]
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