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Ler o no ler, ese es el dilema

25 de enero de 2017 / Fuente: http://www.educacionfutura.org/

Por: Abelardo Carro Nava

Tremendo revuelo causó en los medios de comunicación, la metida de pata “involuntaria” por parte del Secretario de Educación, Aurelio Nuño, durante la 36 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Como sabemos, una niña de nombre Andrea, lo corrigió: “no se dice ler, se dice leer”. Esta fue una frase, puesta en imagen o video, que vendió y vendió muy bien. Y es que mire usted, el cuadro no podía haber sido mejor: un funcionario público hablando de las bondades de la lectura, unos niños que lo escuchaban, y una feria cuya intención radica en los libros, fue algo que ni el mismo Picasso lo hubiera pensado.

Tal hecho, me remontó a lo que en el 2011 le sucedió al precandidato que luchaba por la silla grande de nuestro país, Enrique Peña Nieto, durante la conferencia que impartió en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, cuando aseguró que Enrique Krauze, había escrito La silla del águila. Si mi mente no me falla, la “supuesta” confusión que tuvo quien ahora dirige los destinos de mi México querido, se generó por la pregunta que le formularon en cuanto a los libros que habían marcado su vida. Por ese entonces, las redes sociales se volvieron locas, los noticieros no se cansaron de repetir la misma historia, las charlas de los cafés se inundaron de tal tropiezo, en fin, en varios medios de comunicación, por días se comentó al respecto.

¿Qué coincidencias tiene la vida no cree? En ambas situaciones, el momento electoral se hizo presente. El segundo aludido, con miras a la Presidencia de la República y, el primero, vislumbrando un posible escenario en el Estado de México en el 2017 o, para el 2018, como máximo mandatario en nuestro país.

Hace unos días, en este mismo espacio (Educación Futura, 22/11/29016), Manuel Gil Antón, publicó una extraordinaria columna en la que alude el suceso que vivió Aurelio Nuño y la pequeña Andrea, haciendo una analogía con lo que pasa en cuanto a la reforma educativa y las posibilidades que pueden tener los maestros para expresar sus puntos de vista con relación a tan espinoso asunto, y créame, la comparto. Sin embargo, tal y como lo he venido señalando en otras columnas, lo que sucede con el Secretario y todo lo que ello implica, se resume en un solo aspecto: el electorero.

Pensamiento simplista si usted quiere, pero que nos permite reflexionar sobre los funcionarios que están ocupando diversos cargos y, claro, desempeñando una función que, por más que se diga lo contrario, es pública.

Si fue un montaje para que este servidor público apareciera en todos los medios de comunicación, nacionales e internacionales, sería lo de menos. Si fue un acto en el que la niña tuvo la osadía de corregir a quien tiene en sus manos el destino de la educación, lo pensaría y lo reflexionaría bastante. ¿Qué y cómo se está educando en México?, ¿cuáles son las intenciones de quienes tienen la enorme responsabilidad de propiciar esa mejora educativa que tanto se pugna en los foros internacionales?, ¿qué están o estamos formando los mexicanos, sean maestros, padres de familia u otros?, ¿cuál es el mensaje que se le está mandando a millones y millones de personas que tienen acceso a los distintos medios de información y comunicación? Son algunas preguntas que se me vienen a la mente y de las cuales, se pueden obtener una cantidad importante de respuestas, todas, relacionadas con el proceso formativo de los mexicanos.

Tengo claro que un error lo puede tener cualquiera; vaya, algún problema fisiológico puede ser normal en los seres humanos. Sin embargo, éste resulta inaceptable de alguien que desde llegó a la Secretaría de Educación Pública (SEP), no se ha cansado de vapulear a los maestros. ¿Por qué no pensar en una evaluación que sea aplicada a los funcionarios de este y otros niveles de gobierno?, ¿qué hubiera pasado si tal cuestión se le escuchara a un maestro?, ¿por qué no repensar la evaluación del magisterio si, como hemos visto, los seres humanos erramos?aurelio_nuno_1

Ler o no ler, es un dilema que plantea la imperiosa necesidad de revisar cada uno de los elementos del proceso educativo que permea el Sistema en México. Las disculpas son válidas; de hecho, el que este funcionario se haya dado un tiempo para visitar la escuela en la que la niña realiza sus estudios, fue aplaudible. No obstante, para como están las cosas en nuestro país, las disculpas y visitas inesperadas no solucionan el gran problema educativo existente. Ese es, desde mi punto de vista, el meollo del asunto: o trabajamos de manera conjunta en la solución de los problemas o la simulación seguirá siendo la reina con grandes zapatillas en el medio.

Recordemos que las habilidades básicas del lenguaje se resumen en cuatro: escuchar, hablar, leer y escribir. Ojalá, centremos la atención en las dos primeras para que el “ler” sea solo eso: un chusco desencuentro.

Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/ler-o-no-ler-ese-es-el-dilema/

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Implemente la lectura como primer recurso educativo

25 de enero de 2017 / Fuente: https://revistaeducacionvirtual.com

Por: Claudia García

La transición de aprender a leer para adquirir otros conocimientos, es esencial para los estudiantes que se trasladan a los grados intermedios, media y alta escuela. Los lectores adolescentes deben ser capaces de navegar textos cada vez más complejos y desarrollar el conocimiento más profundo de los temas que están estudiando. El dominio de la lectura es fundamental para la capacidad del estudiante de dominar la materia compleja requerida en los grados más altos.

Antes de que los estudiantes puedan dominar el pensamiento crítico, la colaboración, la creatividad y la comunicación deben estar presentes a nivel de grado. Los estudiantes de la escuela media y secundaria que no son lectores competentes se vuelven incompetentes a comparación de sus compañeros de clase y corren el riesgo de abandonar antes de la graduación. Es difícil para estos estudiantes que se conviertan en lectores exitosos sin la intervención directa y la práctica extensa.

Para ayudar a lograr el éxito, los maestros necesitan un plan de estudios de idioma Inglés integral para la instrucción en línea en un entorno de aprendizaje combinado con el apoyo de las evaluaciones en curso, análisis de datos y orientación de alfabetización integral para los profesores y estudiantes.

Los estudiantes deben ser motivados para el éxito a través de la intervención y la práctica basada en la investigación dirigida.

A medida que sus conocimientos lingüísticos mejoran, los estudiantes no sólo serán capaces de leer y comprender textos complejos, sino también producirán escritura más sofisticada.

La retroalimentación inmediata y positiva los recompensa por el desarrollo de habilidades más fuertes. Los estudiantes responden inmediatamente a sus maestros y compañeros, asimismo el contenido apropiado a la edad significa que los estudiantes mantengan su compromiso mientras alcanzan el éxito.

Fuente artículo: https://revistaeducacionvirtual.com/archives/2833

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El modelo educativo de México: ¡¿renovado o agotado?!

25 de enero de 2017 / Fuente: http://www.educacionfutura.org/

Por: Eduardo Andere

Si el presidente Peña Nieto tratara de promover la acción colectiva entre los alumnos del sistema educativo nacional, su intento fracasaría porque 36 millones son muchos estudiantes para moverlos hacia una visión común; si lo tratase de hacer con los maestros 2 millones es todavía un número muy grande; si con los directores, 260 mil es imposible de concordar; y si tratara de movilizar a los padres de familia, asumiendo una distribución de 3.9 miembros por hogar, hablaríamos de 9 millones de hogares. En cualquier caso los tamaños impiden la acción.

La fuerza de los números, importante para el cálculo político de la democracia, funciona en sentido opuesto a la acción colectiva para la educación. Esto es una tristeza para los políticos, porque si bien la democracia y la ignorancia cuando se mezclan producen el coctel de la simulación, la realidad es que en educación la simulación es destrozada por el conocimiento. En otras palabras, mientras la ignorancia le sirve a la política, le estorba a la pedagogía.

La democracia del voto secreto es un invento de la masificación de la humanidad, que acabó para siempre con las reuniones totalmente democráticas de la plaza pública tan escasas en nuestros días, pero tan cercanas a la gente. Sólo a nivel de la familia, la empresa y las escuelas individuales, existe todavía la democracia de la comunidad; no la democracia de los números ocultos que es la que astutamente manipulada se puede alimentar de la ignorancia.

Mansur Olson demostró hace varias décadas la futilidad de la acción colectiva en la medida que los grupos crecen. Dicho en otros términos, entre más crece el grupo la efectividad disminuye. Entre más grande es el grupo cuesta más organizarlo, negociarlo, persuadirlo y mantenerlo en la cooperación, a menos que la divisa de cambio sea la ignorancia o costos excesivamente bajos de participación. Con 36 millones, 9 millones, 2 millones o 265 mil unidades de decisión, la única forma de más o menos mantener una oferta educativa dirigida es “forzando” la cooperación con la “fuerza de la ley” disimulada por un lenguaje de autenticidad. Cuando la cooperación, por el tamaño y diversidad, no funciona, el gobierno se impone: por la fuerza (centralización) o por la persuasión (demagogia). Con el tiempo ambas estrategias se diluyen.

En sistemas educativos del tamaño y diversidad del mexicano la centralización para forzar la cooperación es imposible bajo condiciones democráticas.

El tamaño del asunto educativo es tan grande que nomás no se puede, al amparo de una democracia, ni siquiera simulada, tratar de controlar a un México tan culturalmente rico pero diverso, bajo un mismo marco. Es como si tratásemos de embutir en un mismo marco todas las pinturas de cada expresión cultural; es como si tuviésemos un museo con una sola pintura. El modelo educativo centralista de México donde todo se decide desde un mismo escritorio, ya se agotó. Centralismo y democracia no se mezclan. Forzarlo es simularlo o estatizarlo.

No sé cuándo, pero tarde o temprano, el modelo educativo de México, cambiará; y lo hará radicalmente, de uno centralizado a otro descentralizado, realmente federal. Serán 3, 9, 15 años, pero de que viene la pulverización del modelo educativo es ineluctable. Vamos, la educación vista como aprendizaje, es algo muy local, no federal; es algo que ocurre en el aula, en el hogar, no en las grandes instituciones nacionales. Éstas deben hacerse a un lado para que la interacción humana ahí en la intimidad local, comunitaria, florezca.

Sí, uno podría decir que hay muchos malos maestros que justifican la centralización; pero también hay muchos más buenos maestros que justifican la oportunidad. En mi apreciación, lo mismo no puede decirse de los políticos. La racionalidad política no es igual a la pedagógica. Y si queremos que la educación de nuestros niños, jóvenes y adultos crezca, necesitamos que los políticos sigan a los pedagogos y no al revés. El paternalismo-centralista del modelo educativo actual-recargado, tiene sus días contados aunque la realidad parezca otra. En una democracia, en el largo plazo, la fuerza del Estado es inversamente proporcional a la capacidad de imponer sus ideas.

Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/el-modelo-educativo-de-mexico-renovado-o-agotado/

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Una apuesta de desarrollo para las regiones y el país

25 de enero de 2017 / Fuente: http://www.eltiempo.com/

Por: Ángela Escallón Emiliani

La inclusión laboral permite que poblaciones vulnerables puedan mejorar su calidad de vida.

Aunque el desempleo general en Colombia actualmente es del 9,8 %, cuando se mira esta cifra dentro de grupos poblaciones vulnerables específicos nos encontramos con un panorama aún más preocupante. Para revisar, solo un par de ejemplos: en la población desplazada el desempleo llega al 35,5 por ciento, para el caso de personas afrodescendientes alcanza el 19 y entre las mujeres, el 11,7.

La empleabilidad de los grupos vulnerables es, sin duda, uno de los temas prioritarios tanto de la agenda política como de las demandas cotidianas de la gente por mejorar su calidad de vida. Un asunto que no solo se trata de generación de ingresos, sino que también busca trabajar por la dignidad, el reconocimiento y la equidad de estas poblaciones.

La inclusión laboral, entendida como la vinculación formal y estable de personas con empleadores del mercado laboral, es una de las formas que permiten que poblaciones vulnerables puedan mejorar su calidad de vida. La exclusión laboral, por el contrario, se materializa en dificultades en la entrada y permanencia en el mercado, lo que imposibilita la generación de ingresos, el ahorro y la construcción de un proyecto de vida para un mejor bienestar.

Ese fue el reto que asumimos desde Fundación Corona, en alianza con el Programa para Afrodescendientes e Indígenas de Usaid, operado por Acdi/Voca, y la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), a través de su Fundación.

Conscientes de que el proceso histórico que vive el país nos pide una alta eficiencia en lo social, por lo que tenemos que ser capaces de aprender de las experiencias ya existentes para aumentar la escala y calidad de los programas sociales, en la alianza nos dimos a la tarea de recorrer el país analizando experiencias, con el fin de identificar las características que deberían tener las acciones exitosas en pro de la inclusión laboral.

A partir de este análisis construimos el Modelo de Empleo Inclusivo para Población Vulnerable, una apuesta para el desarrollo del país y las regiones que presentamos ante el país en días pasados y que pretende orientar y articular las distintas acciones de inclusión laboral que se generan desde las regiones.

Desde el Modelo identificamos como grupos más vulnerables a las comunidades afrodescendientes, indígenas, víctimas del conflicto, personas en proceso de reintegración, en condición de discapacidad, jóvenes y mujeres; recopilando las barreras, como falta de acceso a los servicios de formación, baja formación de competencias básicas, ausencia de esquemas de orientación socioocupacional integrales, la existencia de procesos de selección excluyentes, que se basan en ideas equivocadas acerca de las capacidades laborales de la población vulnerable.

La aspiración de esta iniciativa es la de que los procesos de diseño de nuevas iniciativas y el fortalecimiento de otras vinculen iniciativas ya existentes que tienen suficiente experiencia y resultados probados con la aplicación de sus metodologías e instrumentos. El Modelo brinda los lineamientos para mejorar las prácticas de inclusión laboral desde una lógica territorial, por lo que tiene en cuenta las características y necesidades de cada región.

El lanzamiento de la primera versión del Modelo es tan solo el primer paso de una agenda común que proponemos, en la que el Modelo actúe como vehículo de articulación e impacto colectivos, y como una herramienta para la acción que logre potenciar iniciativas, alianzas y territorios. En la medida en que esto ocurra, tendremos mejores resultados al corto, pero en especial, al mediano y largo plazo.

De lograr este objetivo, el país avanzará en canalizar las mejores estrategias y metodologías, articular y mejorar la capacidad institucional de los actores relacionados con la formación, intermediación y empleo, y así promover de manera mucho más efectiva y a una mayor escala la construcción de un país con oportunidades de empleo para todos.

Fuente artículo: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/una-apuesta-de-desarrollo-para-las-regiones-y-el-pais-angela-escallon-emiliani-columnista-el-tiempo/16743692

Imagen: http://www.alternancia.com.mx/wp-content/uploads/2016/05/15-1.png

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Bosques: más cerca de lo que imaginamos

25 de enero de 2017 / Fuente: http://pcnpost.com/

Por: Rodrigo Arce Rojas

Nuestra educación, institucionalidad, administración pública, nuestro modelo civilizatorio se caracteriza por la fragmentación y separación de tal manera que nos hemos acostumbrado a pensar, sentir y actuar desde casillas disciplinarias.

Como consecuencia de nuestra mirada aislacionista en las ciudades las preocupantes noticias sobre deforestación, desglaciación, pérdida de biodiversidad, contaminación de ríos y otros cuerpos de agua aparecen como distantes no solo físicamente sino afectivamente (“ojos que no ven corazón que no siente”).

No logramos caer en cuenta que la ciudad y las áreas rurales (cada vez con fronteras más difuminadas) formamos parte de un único sistema unidos no solo por los ciclos biogeoquímicos, el ciclo hidrológico, sino también por la historia, la economía y la política. Lo que pasa en las ciudades (como por ejemplo emisiones de gases de efecto invernadero, exclusión social, política y económica de poblaciones) afectan las áreas rurales y lo que pasa en las áreas rurales afectan las ciudades. Tal vez de ello solo podremos tomar conciencia cuando se exprese con toda su crudeza la disponibilidad del agua en las ciudades. Cuando sintamos que cuando se extinga una especie se pierde algo de nosotros mismos.

En el legítimo afán de crear riqueza a partir de la provisión de servicios ecosistémicos de las áreas naturales (incluyendo bosques y otras formaciones vegetales) a veces olvidamos que muchos de los problemas de frontera que enfrentamos en el sector forestal están ligados a la pobreza estructural, a la crisis de democracia y los partidos políticos, a la convivencia con la corrupción, a la desconexión con la historia.

Obstinadamente queremos atrincherarnos en nuestra visión técnica y aséptica con la ilusión que al interior del gremio y la feligresía tenemos todas las respuestas para los grandes problemas del sector forestal. La realidad nos está diciendo que los problemas forestales están ahí y aunque se hacen esfuerzos denodados por resolverlos los problemas siguen.

Quiere decir entonces que para asumir los retos del sector forestal tenemos que recoger su complejidad lo que implica enfoques más interdisciplinarios, transdisciplinarios e incluso indisciplinarios.

Pero sobre todo necesitamos recuperar la conexión con nosotros mismos, con los otros y con la naturaleza y el cosmos. No es que estemos tratando de parecer filosófico o monje religioso sino que simplemente estamos reconociendo que el concepto bosque, o servicios ecosistémicos, o paisajes forestales sostenibles, no se reducen a las dimensiones biofísicas sino que incluye a la totalidad de la masa, energía, información y sentidos. Esto es dar pie a aspectos culturales, psicológicos, literarios, matemáticos, entre otras dimensiones. Es mirar las totalidades en una perspectiva de sistemas dinámicos no lineales.

No habrá desarrollo forestal posible si es que no logramos que ciudadanos y ciudadanas (incluyendo los propios forestales) tengan la capacidad de reconectarse con la esencia de ser parte de la naturaleza, ser naturaleza. No habrá desarrollo forestal posible si es que insistimos en mantenernos en paradigmas o creencias que legitiman el dominio o la cosificación de la naturaleza.

La creencia que civilizar los bosques es urbanizarlos o convertirlos a paisajes agropecuarios industriales nos está llevando a la destrucción de nuestro patrimonio forestal. Y no es que se niegue el aporte de otras actividades productivas sino se busca la definición de políticas, tecnologías y acciones a gestionar los socioecosistemas o agroecosistemas.

No habrá desarrollo forestal posible si es que no somos capaces de admirar el maravilloso diseño de las hojas, la fractalidad de las nervaduras, de sorprendernos infinitamente de las estrategias reproductivas de las plantas, de sus increíbles procesos de comunicación bioquímica, de disfrutar de la narrativa campesina o del imaginario indígena sobre los espíritus de los bosques.

Tampoco habrá desarrollo forestal posible si es que nos seguimos negando a la política (por más desprestigiada que esté), a la historia forestal, a la literatura forestal, a la psicología forestal. Si no somos capaces de indignarnos lo suficiente frente a la corrupción forestal.

No habrá desarrollo forestal posible si es que subordinamos las consideraciones ambientales y sociales solo por el crecimiento económico. Una visión de esa perspectiva indica que la tarea no está completa. Tampoco hay que caer en el sesgo (bien intencionado o no) que en nombre de lo social hay que debilitar lo ambiental, o que en nombre de lo ambiental hay que aplastar consideraciones sociales. La sostenibilidad fuerte es la búsqueda de un delicado equilibrio en el que priman las consideraciones sensatas.

El gran reto forestal es la religancia que implica volver a conectar lo que culturalmente ha sido separado en nombre del dominio humano. Volver a conectarse consigo mismo, con los otros y con la naturaleza bajo los principios de diálogo de Martín Buber. Requiere reconocer con mayor claridad las interrelaciones y las interdependencias, las redes. Ello precisa de equipos con gran apertura mental para que con pensamiento crítico sean capaces de explorar las múltiples posibilidades. Ello requiere apertura a otras formas de pensar, sentir y actuar con gran sentido de innovación y creatividad.

No es que las soluciones solo vengan del campo o solo del gabinete. Polarizaciones que reducen las posibilidades de generar alternativas. Un enfoque dialógico implica ser capaces de hacer que los dilemas sean vistos como complementarios, sinérgicos para que puedan emerger nuevas posibilidades.

Concluyendo podemos decir que desde las ciudades tenemos mucha responsabilidad con el destino de los bosques, como desde el bosque, desde lo local y desde la gente tenemos una gran energía cultural para recrear una cultura forestal orientada hacia la sostenibilidad y la equidad. No hay escisiones que valgan en sistemas porosos que se interrelacionan fuertemente y que a su vez forman parte de sistemas mayores hasta llegar al sistema tierra.

Fuente artículo: http://pcnpost.com/rodrigo-arce-bosques-mas-cerca-de-lo-que-imaginamos/

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¿Cómo nacen los prejuicios?

25 de enero de 2017 / Fuente: https://www.isep.es

Por: Maribí Pereira

“El prejuicio es una predisposición axiomática para aceptar o rechazar a las personas por sus características sociales bien sean reales o imaginarias” (Light, Keller y Calhoun, 1991). Desde la psicología social, es una condición humana que nos inclina a responder de cierta manera frente a un estímulo de acuerdo a un precepto o canon anterior. Usualmente tiene una connotación negativa hacia un grupo, lo que implica sentimientos o creencias de desvalorización hacia el mismo, expresando un desacuerdo explícito, que muchas veces conlleva al desprecio hacia condiciones o características del grupo.

De acuerdo a las teorías modernas, el prejuicio es una actitud aprendida, en base a las experiencias que la persona ha tenido a lo largo de su vida y especialmente, durante su infancia. Los niños pequeños aprenden en primer lugar, lo que la familia o la sociedad piensan del mundo, antes de conocer dichos eventos por sí mismos. Por ello, un prejuicio puede tener consecuencias negativas, pues se parte de un juicio de valor negativo ante un grupo, basado en información insuficiente o incompleta.

Al final, un prejuicio es una forma distorsionada de interpretar la realidad, puesto a que tiene una base real, pero a su vez, contiene información errónea, exagerada o generalizaciones accidentales ocasionadas por una experiencia previa o ajena. Por esta razón es resistente al cambio y hay mucha dificultad para eliminarlo, ya que las personas lo creen con veracidad, incluso cuando se le muestren pruebas contrarias en la realidad. William James decía que “un gran número de personas piensan que están pensando cuando no hacen más que reordenar sus prejuicios”.

Hoy en día, pese a la globalización y a las campañas de igualdad, se siguen escuchando expresiones como:

“Todos los hombres son iguales”.
“Las mujeres son unas exageradas”.
“Las rubias son tontas”.
“Los sudamericanos son escandalosos”
“Los árabes son terroristas”.
“La mujeres brasileñas son las más guapas”
“La comida italiana es la mejor del mundo”
“Los europeos no saben bailar”

Y es que cuando se logra emplazar un prejuicio en una persona, resulta realmente complejo superar esa obcecación, porque los prejuicios son previos al juicio de la razón. De hecho, muchas veces lo que hacemos es generalizar o prestar atención discriminada a aquellas cosas que refuerzan nuestra creencia previa, de tal forma que hace que “la realidad” encaje con el preconcepto.

Algunos investigadores plantean que en tiempos evolutivos nos fuimos adaptando para hacer juicios instantáneos sobre si alguien está en nuestro “grupo interno” o no; debido a que eso podía terminar salvando la vida de una persona.

Mahzarin Banaji, estudiosa india del comportamiento humano y profesora de Harvard, señala que “los prejuicios implícitos vienen de la cultura. Creo que son la huella dactilar de la cultura en nuestras mentes. Los seres humanos tienen la capacidad de aprender a asociar dos conceptos muy rápidamente. Eso es innato. Lo que podamos enseñarnos a nosotros mismos, lo que elijamos asociar, es cosa nuestra” (2014).

Banaji señala que es posible una educación contra los prejuicios, sin embargo, el cómo hacerlo es lo que todavía resulta problemático o poco claro. Esto se debe a que cuando se intenta educar, se hace contra los estereotipos ya instalados.

Por ello, tanto la familia como la escuela como entes primordiales en la educación y formación de valores de los niños, deben hacer un esfuerzo extra en promover el pensar y actuar con independencia, procurando fundamentar bien las razones de la propia conducta, sin asumir una actitud hostil o de rechazo hacia las diferencias por el mero hecho de que los demás la tomen.

Cuando logramos establecer una comunicación con otros sin prejuicios, abrimos un canal para una escucha activa por parte de la otra persona, pero sobre todo, nos predisponemos a una mejor escucha de nuestra parte. Si los prejuicios se pueden aprender, también se pueden desaprender.

Fuente artículo: https://www.isep.es/actualidad-educacion/como-nacen-los-prejuicios/

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Cómo ayudar a crear hábitos de orden en los niños

25 de enero de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: Ana del Campo Pérez

Casi todos los niños tienden a ser desordenados, pero cada niño es diferente, algunos son muy meticulosos y organizados y otros no tanto, en su manera de actuar frente a las responsabilidades de limpieza, orden y tareas escolares y personales. El niño que tiende a ser desordenado normalmente responde a un determinado rasgo de personalidad desde el punto de vista psicológico. El niño con ese determinado rasgo de personalidad es desordenado por naturaleza y es algo que no puede evitar, es algo natural en él, podemos afirmar que nace con esa tendencia. Por lo tanto, no podemos pretender que se convierta en una persona metódica y tremendamente organizada, aunque sí podemos enseñarle a mejorar ese aspecto. Desde que son muy pequeños, debemos lograr que el niño entienda que cada uno tiene que responsabilizarse de sus cosas en casa o en el colegio, saber cuidarlas y colocarlas en su sitio.

Podemos fijar unas pautas de comportamiento que han de cumplir, entre las que sugerimos las siguientes:

  • Cada cosa en su sitio.  Hay que destinar sitios y espacios para sus cosas. Todo tiene que tener un lugar concreto donde colocarlo. Para ello, nosotros podemos idear un sistema que le facilite su colocación (cada tipo de cosas y colocarlas en estantes o cajas diferentes).
  • Colocar las cosas en lugares accesibles. Tenemos que facilitarle todo lo posible la posibilidad de coger y guardar sus cosas sin nuestra ayuda. Para ello, es necesario colocarlas en lugares de fácil acceso para ellos o bien, facilitarles un taburete estable en el que pueda subirse para coger y guardar sus cosas.
  • Desde muy pequeño el niño debe adquirir la costumbre de recoger sus juguetes cuando haya terminado de jugar. Al principio, es necesario que los padres estén con él y guarden juntos los juguetes, enseñándoles cómo hacerlo y mostrándoles que recoger todo lo que han sacado forma parte del juego.
  • Evitar acumular cosas innecesarias o inservibles. Cuando sus juguetes se estropeen y ya no sirven deberá deshacerse de ellos.
  • Procurar ser claros y precisos cuando queremos que ordene y limpie. Es más positivo utilizar frases en las que se concrete lo que esperamos que haga: “guarda los juguetes en sus cajas” o “cuelga la ropa en el armario”; y ser firmes en nuestra forma de pedírselo, no dando lugar a que nos diga “luego lo hago” o “espera un poco”.
  • Incentivar el orden. La mejor manera de incentivar el orden es utilizando elogios y reforzando comportamientos positivos.

Algunas orientaciones para mejorar esta situación son:

  • Ayudarle a realizar las tareas y ordenar con él/ella. Por ejemplo tomarse tiempo para arreglar con el niño su habitación para que aprenda a hacerlo mejor y mostrarle el resultado final.
  • Supervisión frecuente por nuestra parte. No debemos indicarle que haga algo y no volver a ello más, dando por hecho que lo hará por sí mismo todos los días.
  • Ser flexibles en la realización de las tareas. Si no lo hace perfecto no importa, lo importante es que lo haga, para crear un hábito. Los hábitos llevan tiempo para instaurarse (aproximadamente un mes realizándolos a diario).

¿Cómo ayudar a un niño desordenado? A continuación se recoge un procedimiento para llevar a cabo:

  • Podemos marcarle una tarea que debe cumplir durante 1 mes, pero primero enseñarle cómo hacerla, haciéndola con él.
  • Separa ese periodo en períodos más breves (por ejemplo 3 bloques de 10 días), para que la consecución de los objetivos no sea tan a largo plazo y pueda comprobar el resultado de manera más inmediata.
  • Motívalo a hacerlo ofreciéndole algo divertido para él, un refuerzo, cada vez que termine esos 10 días (o el bloque determinado, que puede ser menor). Por ejemplo una salida al cine, al parque, llevarlo con algún amigo, etc. Algo que a él le divierta.
  • Debemos recordarle a diario la tarea a realizar a la misma hora y del mismo modo.
  • Cada día que termine refuerza su trabajo efusivamente, y si hay algo que mejorar, explícale cómo hacerlo mejor la próxima vez, pero sin criticarlo.
  • Permítele tener un rincón desordenado o dentro de algún armario, es una necesidad que tiene.

Una vez hayamos instaurado el hábito, podremos observar que aunque esté acostumbrado a realizar esa tarea aún le costará continuarla, porque es algo que querrá evitar hacer a toda costa, y esto es normal. Sin embargo, si le reforzamos cada vez que lo realiza, reconocemos su esfuerzo no sólo ante él sino también ante otros miembros de la familia o amigos, lograremos que continúe realizando esa tarea con más ganas, sabrá hacerla mejor y se sentirá feliz.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/ayudar-crear-habitos-orden-los-ninos/

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