Si quien ocupe la Secretaría de Educación Pública no puede o no ve la necesidad de aprovechar el momento para dar un golpe de timón –como ocurrió con Cárdenas en la década de los 30– la reforma educativa de la 4T se quedará en lo que han marcado estos dos años: la aplicación de un proyecto educativo de neoliberalismo fino, de alianzas con cúpulas empresariales e institucionales y algunas concesiones elementales para el resto.
Se habrán podado las expresiones más brutales de la reforma de Peña Nieto, pero con piezas como la aún pendiente Ley General de Educación Superior (LGES), se hará a un lado a las comunidades, maestros y estudiantes y se favorecerá aún más a las cúpulas privadas y burocracias autoritarias-institucionales.
Hasta en el caso del derecho a la educación, porque éste se proclama, pero luego se le rodea de restricciones que dificultan y hasta niegan su ejercicio. Esa ley mantiene el requisito de un examen de selección, que con su sólo planteamiento, contradice lo básico de un derecho universal: que sea para todos. Un muestreo reciente reveló hasta dónde han avanzado las restricciones. Hay instituciones que aplican hasta cuatro exámenes (diagnóstico, sicométrico, admisión e inglés), además de un cuestionario socioeconómico.
Más recatadas instituciones públicas hablan de aplicar una batería de exámenes y otras que combinan el resultado del examen con el promedio de bachillerato. mismo que también es un requisito. Violentando la normatividad oficial, es común que se prohíba que solicite admisión quien tenga un promedio de bachillerato de 6.5, 6.9 o incluso de 8.5. Además, en algún caso, el promedio que se exige no es fijo, depende de la Media Global del subsistema de Bachillerato en que se graduó.
En otro caso de plantel público, además de pasar por una entrevista, el aspirante debe comprobar que en el bachillerato tuvo al menos 90 por ciento de asistencias y que jamás presentó un examen extraordinario. Y las becas se entregan sólo a quienes lleguen con 9 de promedio.
Por otro lado, el hecho de que las instituciones puedan discrecionalmente establecer requisitos, abre la puerta a que se establezca un perfil deseable del aspirante en lo ideológico o político. De hecho, en la muestra apareció al menos una institución privada de renombre que verificaba que el aspirante tuviera una concepción de su papel en la sociedad (de inspiración religiosa) coincidente con el institucional.
En otra, aparecían continuas referencias a los valores empresariales y se establecían limitaciones para el uso de las redes sociales. Se piden también cartas de recomendación y no necesariamente circunscritas al desempeño académico del estudiante.
Hay instituciones directamente ligadas a grupos empresariales que, como parte de su proceso de diversificación corporativa, incluyen una universidad de acceso restringido. Este punto se vuelve todavía más importante si se conecta con otro aspecto que salió a la luz en privadas: que en algunas los requisitos no son públicos. Se debe solicitar una cita donde, evidentemente y más allá de los aspectos vocacionales o de trayectoria escolar, el entrevistador puede indagar sobre aspectos como los arriba señalados o temas relacionados con sexualidad y antecedentes político-familiares.
El panorama para el derecho a la educación se complica aún más porque la discrecionalidad en el ingreso incluye los montos a cobrar (las colegiaturas, incluso en las públicas pueden ser de varios miles de pesos mensuales). El costo del proceso de admisión en una institución pública puede llegar a ser hasta 30 por ciento más alto que en una de las más renombradas y costosas instituciones.
Y, además, en privadas y públicas aparece una gran variedad de cobros: credencialización, bono deportivo, expediente médico, aportación al fondo de becas, matrícula. Frente a esta tupida maleza, las y los jóvenes en realidad sólo tendrán derecho a intentar ejercer el derecho a la educación. Y todo esto tiene que ver con la SEP, pues la actual ha impulsado denodadamente que se mantenga la redacción que pide que, además del certificado de bachillerato, quien aspira cumpla con los requisitos que establezcan las instituciones de educación superior (artículo 4). Requisitos como los arriba descritos y los que vengan, sin límite o acotamiento alguno. ¿Asumirá la nueva SEP este lineamiento o se deslindará de su antecesor y se pronunciará de palabra y en los hechos en favor de las y los jóvenes quienes durante más de un siglo han visto negado o severamente condicionado su derecho a la educación superior? ¿Se seguirá privilegiando (LGES, artículo 52) la co-conducción con los privados a expensas de la subordi-nación y exclusión de maestros y estudiantes? Y no es un dilema sólo personal de quien ocupe el puesto, es de fondo, el dilema de todo el proyecto educativo. Y el silencio también habla.
América del norte/Estados Unidos/12 Diciembre 2019/BBC mundo
El costo de la educación superior es un tema crítico en Estados Unidos. Pero, a medida que los precios se disparan en todo el país, una universidad en el estado de Kentucky ha encontrado la manera de seguir siendo gratuita. Sólo hay una condición: los estudiantes debe trabajar para ello.
Becas o préstamos estudiantiles. Esas eran las opciones que tenía Sophie Nwaorkoro, de 18 años, para cubrir los costos de sus estudios universitarios.
Una crisis familiar en su último año de secundaria descarriló la primera opción. Se encontró sin hogar y sin la asistencia financiera necesaria para completar los vacíos de cualquier beca que le ofrecieran.
La segunda opción -pedir un crédito- hubiera colocado a Sophie entre los millones de jóvenes que empiezan la vida de adultos atados a los pagos de sus préstamos estudiantiles.
La mayoría de los análisis estiman que la deuda estudiantil total en EE.UU. es de US$1,5 billones, más de los que los estadounidenses deben en sus tarjetas de crédito. Y casi la mitad de los prestatarios han caído en cesación de pagos.
«No me hubiera arriesgado a hacerlo», comenta Sophie. «La deuda significaba el fin de mi libertad».
Sophie se resignó a no continuar con su educación, hasta que recibió una llamada del Berea College, una pequeña universidad situada en una región rural de Kentucky.
La representante le dijo a Sophie que cubrirían todos los gastos.
«Cuando ella mi lo dijo me eché a llorar», recuerda. «Abrieron un puerta que pensé que estaba definitivamente cerrada».
Berea College fue fundada en 1855 por John Fee, un pastor y abolicionista cristiano. Fue la primera universidad integrada y mixta en el sur de EE.UU.
Su campus moderno está localizado en la misma cresta donde estaba la construcción original, actualmente una constelación de edificios de ladrillos con columnas blancas que puede atravesarse a paso lento en 15 minutos.
Desde su inicio, Berea estaba destinada a estudiantes sin medios para pagar la universidad.Los estudiantes trabajaban para ayudar con su manutención.
Y en 1892 dejó completamente de cobrar la matricula.
«Lo que es inusual de Berea es que para entre 70% y 80% de nuestros estudiantes, esta es la única oportunidad de tener una experiencia educacional de alta calidad», expresó el presidente de Berea, Lyle Roelofs.
Más de la mitad de los estudiantes que empezaron en Berea en 2018 no contaba con ningún tipo de ayuda familiar.
El ingreso promedio de una familia de un estudiante de primer año es de menos de US$30.000. Casi 70% de los estudiantes son la la región Apalaches, donde uno de cada cinco habitantes vive bajo el nivel de pobreza.
«Siempre hemos sabido que hay personas que no pueden pagar por la educación necesaria», indica Roelofs. «El ‘cómo hacerlo’ es mucho más complicado».
Ese «cómo» tiene dos caras.
Primero, está el fondo financiero de Berea que, hasta la fecha, ha ascendido a US$1.200 millones.
«Si no tienes ingresos de matrícula, entonces vas a querer tener amigos poderosos como la bolsa de valores estadounidense», dice Roelofs.
El fondo está efectivamente protegido por el compromiso de la institución con una matrícula gratuita. Cualquier renovación o arreglo en el campus sólo es aprobada una vez la matrícula de cada estudiante está asegurada.
Su crecimiento también ha sido impulsado por un particular voto profético de la junta de Berea en 1920, que garantizó que cualquier legado no restringido -donaciones dejadas sin un propósito específico- se añadirían al fondo.
Actualmente, unos US$60 millones se retiran del fondo cada año para mantener el presupuesto operativo de Berea, incluyendo las matrículas.
La segunda característica especial de Berea es su programa laboral, que exige a cada estudiante trabajar en el campus por lo menos 10 horas a la semana, algo parecido al programa federal de estudio-trabajo de otras universidades en EE.UU.
«En Berea College, ningún estudiante paga matrícula para recibir una educación de alta calidad», afirma Roelofs. «No sólo admitimos a cada estudiante, sino que también empleamos a cada estudiante».
Los empleos son esenciales para la operación de Berea, tanto el trabajo de los estudiantes como la porción de su salario que se les deduce para mantener a la universidad operando.
«No es la cosa más romántica», señala Sophie quien, en su oficio en el comedor, trabaja con «los residuos de absolutamente todo el mundo».
«Sé que algunas personas lo menospreciarían, pero una entra ahí con un sentido que ‘estoy haciendo algo que ayuda a la gente'».
Y hay un obvio beneficio al final -en 2019 el 49% de los estudiantes de Berea se graduaron sin deuda, inclusive después de cubrir alimentación, alojamiento y otros gastos de vida. Para los que acumularon deuda, el promedio fue de US$6.693, una cuarta parte del promedio nacional.
Berea es pequeña, tiene unos 1.600 estudiantes y, por razones obvias, no hace alarde de relucientes instalaciones que pueden ser utilizadas para promoverse en las feria universitarias.
«No añadimos ese tipo de características atractivas que sólo está ahí para atraer estudiantes ricos», explica Roelofs. «Sabes, un rocódromo contribuyen poco a la experiencia educacional».
No tiene la fama de las instituciones élites que están desparramadas a lo largo de las costas del país, y sólo es realmente reconocida por aquellos que viven en los alrededores de los Apalaches.
«Cuando escuché sobre ella, me sonó sospechosa», reconoce Sophie. «Si era gratis, entonces debería ser de baja calidad».
Pero Berea no se ve ni se siente como una universidad barata.
El campus es arquetípicamente universitario. La vida estudiantil sigue el compás de un campanariom y en los predios resaltan los patios cuadrangulares enmarcados por árboles.
Está situada entre 3.640 hectáreas de un verde frondoso, propiedad de la universidad, que se confunde con cientos de kilómetros de bosques en las faldas de los montes Apalaches del este de Kentucky.
Al visitar la universidad en octubre, los estudiantes hablaban sus «historias de Berea», de los desafíos que amenazaban sus posibilidades de ir a universidad, una característica común del alumnado.
Pero, con la misma facilidad, la conversación cambiaba a sus planes para fiestas o los exámenes venideros. Este es, tal vez, el mayor de los logros de Berea: para sus estudiantes, la vida diaria está aislada de las deudas estudiantiles pendientes.
También es una de las instituciones educativas más selectivas del estado, según los registros de admisión de Berea. Los estudiantes son aceptados en base tanto a su desempeño académico como su estatus financiero.
En 2018, el 97% de la clase entrante era candidata a las becas Pell, una asistencia federal otorgada únicamente a los que «demuestran necesidad financiera excepcional».
Muchos de los estudiantes mencionan el rigor académico de Berea, que sorprende a muchos que presumieron que «matrícula gratis» era sinónimo de una educación de baja calidad.
«Definitivamente no puedes venir aquí y holgazanear», asegura Sophie.
«Creo que estamos acostumbrados a que las universidades sean tan caras que eso es lo que esperamos. Descartamos la idea que una universidad pueda ser asequible».
La dificultad de pagar por la universidad es una de las características que definen a las familias trabajadoras en EE.UU., indica Caitlin Zaloom, profesora de la Universidad de Nueva York que estudia el efecto de la deuda estudiantil en las familias. «La escalada de costos universitarios no puede ir mucho más lejos».
Es una carga que llevan mucho después de la graduación, tanto padres como estudiantes, afirma. «La deuda y los costos definen sus vidas por muchos años».
Pero, a medida que ir a la universidad se ha convertido cada vez más en un «imperativo moral», un requisito para lograr un empleo estable y el ascenso social, el financiamiento del Estado para la educación superior se ha desplomado.
Entre 2008 y 2017, la financiación general del Estado para instituciones de educación superior de dos y cuatro años cayó en casi US$9.000 millones, ajustados por inflación, según el Centro de Prioridades Presupuestarias y Políticas.
Estos recortes gubernamentales han sido enfrentados con pronunciadas alzas en las matrículas, efectivamente presionando a las familias estadounidenses a tomar préstamos.
«El mayor prestamista es el gobierno federal», explica la profesora Zaloom. «Está muy claro que el gobierno federal espera que sus ciudadanos paguen por su universidad con créditos. Ese es el mensaje que reciben muy claramente las familias desde el primer día».
Sólo la última década, la deuda estudiantil nacional se ha multiplicado más del doble, saltando de US$675.000 millones a los US$1,5 billones actuales.
«Creo que realmente estamos en un punto de quiebre», advierte Zaloom. «Simplemente no es moralmente justificable exigir que jóvenes adultos inicien sus vidas con tanta deuda».
Entonces, ¿qué se puede hacer al respecto?
Hay amplio acuerdo de que la matrícula universitaria en EE.UU. es demasiado cara, pero no hay consenso sobre cómo resolverlo. La mayoría de las universidades estadounidenses ofrecen becas y préstamos para aliviar los costos.
El concepto de cubrirlo todo para todos, como hace Berea, lentamente está ganando espacio.
El gobierno estatal de Nuevo México recientemente anunció un plan para hacer gratis todas las instituciones educativas estatales para todos los estudiantes, sin importar los ingresos familiares, utilizando las ganancias de la próspera industria petrolera del estado. Algunos de los principales candidatos demócratas para las elecciones presidenciales de 2020 han acogido el concepto de matrícula gratis.
Sin embargo, Roelofs cree que «matrícula gratis» puede ser un eslogan frágil si no se acompaña con algo.
El sólo declarar que la educación universitaria es gratis no es la respuesta. Debe ser gratis y de alta calidad, expresa.
Para sus 1.600 estudiantes, el modelo de Berea funciona. Pero tiene 126 años de ventaja.
«Para realmente hacer lo que hace Berea, se tiene que conseguir una suma bastante grande de dinero para poder apenas empezar», manifiesta. «El desafío, luego, es ir incrementándola».
El tamaño pequeño de Berea y su compromiso a largo plazo de desarrollar el crecimiento de su fondo de financiación para ofrecer matrículas gratis le ha dado una amplia ventaja sobre otras universidades que quieren imitarla.
Pero Roelofs piensa que el modelo de Berea puede ser influyente, si los gobiernos estatales dan más fondos a las universidades públicas.
«De veras creo que puede haber una Berea en cada estado», asegura Roelofs. «Sólo hay una y está en Kentucky, pero en cada estado hay jóvenes que los ves y dices, ‘caramba, se merecen una mejor oportunidad que la que tienen'».
Para Sophie, esta oportunidad era «una en un millón».
«Si me quitaran esta oportunidad, no sabría dónde terminaría. No sé en qué alcantarilla estaría metida», afirma. «Esta universidad significa todo en el mundo para mí».
Ahora, como una estudiante de primer año en la institución que ella llama su «unicornio», Sophie está estudiando física, cantando en un coro y declamando poesía «beat» en un programa universitario presentado por el Sindicato de Estudiantes Negros.
Después, espera graduarse como médico lo que significa cuatro años más de escuela de medicina, dice.
«Que espero que pueda pagar».
Fuente e imagen: https://www.bbc.com/mundo/noticias-50689735
¿Es posibles que los niños y niñas más agraciados físicamente saquen mejores notas?
Eso es lo que asegura un reciente estudio llevado a cabo por economistas estadounidenses, que concluyó que los estudiantes más atractivos no solo obtienen mejores resultados académicos sino que también permanecen más tiempo escolarizados.
El economista Daniel S. Hamermesh, de la neoyorquina Universidad de Barnard, y dos colegas de otras dos universidades de EE.UU. llegaron a esta conclusión tras estudiar la amplia información incluida en el informe estadounidense «Atención temprana a los niños y desarrollo en la juventud», que sistematizó los datos de 1.300 niños edades entre 6 meses y 15 años de edad.
Para su investigación también utilizaron el informe británico «Estudio del desarrollo de la niñez en Reino Unido», que contiene una cronología de la vida de 17.000 niños británicos nacidos en una sola semana en 1958.
Una de las preguntas que surge al leer las conclusiones preliminares del estudio publicadas por el Buró Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos es cómo midieron los expertos el nivel de atractivo de los estudiantes.
¿Cómo determinar quién es lindo y quién no?
Diseñar una forma de medir la belleza es todo un desafío. Quizás por eso los autores decidieron confiar en las clasificaciones ya incluidas en los estudios que utilizaron para su investigación.
En el caso del informe estadounidense, la apariencia de los sujetos fue evaluada por un panel de al menos 10 jóvenes que miraron segmentos de videos de las entrevistas que ofrecieron los niños durante la investigación. Los evaluadores podían dar una calificación de 1 (no atractivo) a 5 (muy atractivo o lindo).
En el estudio inglés fueron los maestros los que ofrecieron una de las siguientes categorías a los menores: atractivo, no atractivo, con una «característica anormal» o «mal nutrido, desaliñado y sucio».
Los niños evaluados como atractivos en ambos estudios demostraron tener mejores resultados académico que sus compañeros clasificados como menos atractivos, aunque los autores controlaron la influencia de otras variables como el origen étnico, el género, la educación y los ingresos de los padres.
La Dra. Judith Kleine Staarman, profesora de Educación de la Universidad de Exeter (Inglaterra) y especialista en los procesos de aprendizaje, advierte que el estudio relaciona los resultados académicos con el aspecto físico de los niños, pero que esto es solo una correlación y no se puede interpretar como causal.
Lo que intenta explicar es que no por lucir más atractivos las personas son más inteligentes. Pero entonces, ¿por qué se produce esta correlación?
¿Culpa de los profesores?
Hamermesh y sus colegas utilizaron la gran cantidad de datos disponibles para probar diferentes teorías. Encontraron evidencia de que los profesores suelen tener una mejor relación con estudiantes más atractivos, lo cual pudiera explicar la brecha entre unos y otros.
También concluyeron que los que fueron clasificados como no atractivos en algún grado, eran más proclives a reportar ser víctimas de acoso por parte de sus compañeros, lo cual afecta el rendimiento académico.
Además, vieron que se reportan menos casos de problemas de comportamiento entre los estudiantes más agraciados.
Así, los datos demuestran que los más «lindos» son más proclives a terminar sus estudios y a tener resultados positivos consistentes en lectura y matemática.
De hecho, el estudio de Hamermesh confirma que aquellos cuya apariencia «está un punto por arriba del promedio» logran mantenerse en la escuela cinco meses más que los compañeros que tienen una apariencia considerada promedio.
Judith Kleine considera que este estudio deja muchas preguntas sin respuesta. «El informe no explica claramente por qué está sucediendo esta correlación entre apariencia y desempeño académico».
No obstante, no desestima la importancia de los prejuicios que tienen los profesores.
«Seguramente, uno tiene preferencias subconscientes, incluso yo, que estoy tan alerta sobre esto, pero le pasa a todo el mundo».
El estudio estadounidense ofrece luz también sobre otras investigaciones que afirman que las personas atractivas ganan más dinero que las que no lo son.
Estas revelaciones podrían ayudar a comprender por qué, ya que de acuerdo a los resultados de esta investigación, los más «atractivos», incluso siendo niños, suelen tener mejores experiencias educativas y mantienen un mejor rendimiento académico.
Esto podría significar que al llegar a la adultez las personas consideradas más atractivas tienen una posición más ventajosa para enfrentarse a la vida profesional.
Estados Unidos / 10 de marzo de 2019 / Autor: Carmen Molina Tamacas / Fuente: El Diario NY
Arzuna Abinader es madre de cuatro niños y tres de ellos estudian en las escuelas de KIPP, una de las instituciones más reconocidas. Nos cuenta su experiencia en los procesos de aplicación
Arzuna Abinader es una joven madre de cuatro niños, hija de inmigrantes dominicanos. Junto a su esposo Raymond Abinader se reparten el tiempo y las responsabilidades para sacar adelante a la familia.
Arzuna siempre ha vivido en Washington Heights. Ella cuenta que sus padres, que inmigraron a finales de los años 70, siempre le recordaban a ella y a sus hermanos todos los sacrificios que tuvieron que hacer para garantizarles un mejor porvenir.
“Sin embargo, mi generación es más relajada, para nosotros las cosas llegaban por derecho… yo no me sentía fuerte”, dice, cuando analizaba qué tipo de educación quería para sus hijos.
Cuando llegó el momento de inscribir en Kindergarten a su hijo mayor, Michael, ya tenía a su segundo hijo Anthony y estaba embarazada del tercero, Daniel. Confiesa que se sentía bastante desubicada en torno al proceso, aunque su cuñada le había comentado de “No Child Left Behind”, el programa federal que provee ayuda económica para las familias pobres a cambio de un excelente desempeño académico.
Su angustia era porque ya en ese entonces estaba convencida de la necesidad de una escuela “fuerte”, que les diera a sus hijos estructura y disciplina. “Ellos podrán hacer lo que quieran en la vida pero como mínimo tienen que ir a la universidad”, afirmó.
Y así, de forma providencial, vio un documental llamado “Waiting for Superman”, de 2012, que aborda de forma crítica el estado de la educación en Estados Unidos. Posteriormente se conectó a internet y comenzó a investigar cuáles eran las escuelas que les correspondían, tanto de distrito como privadas y charter, los requisitos y el proceso para aplicar a ellas.
Arzuna decidió que KIPP Washington Heights Elementary (https://www.kippnyc.org/schools/kipp-washington-heights-elementary/) era una buena opción por estar cerca de su casa y se sometió al proceso de aplicación, el cual en ese entonces era una parte por internet y otra parte presencial, en la cual se sometió a una entrevista y posteriormente tuvo que esperar entre dos y tres meses por el resultado de la lotería. Ahora KIPP tiene su proceso de aplicación exclusivamente por internet en el enlace: https://www.kippnyc.org/enroll/.
La familia Abinader estaba preocupada porque ya entonces la demanda sobrepasaba los 100 espacios disponibles y uno de los criterios que da prioridad a la selección de los estudiantes es la inscripción previa de otros hermanos y, como Michael era el mayor, pues no era el caso.
Sin embargo la llamada cayó a principios de abril avisando que el niño había sido aceptado, causando gran alivio y alegría.
Siguen los hermanos
Los esposos Abinader están más que satisfechos con los resultados educativos de Michael, por eso no dudaron en aplicar a la lotería cuando llegó el momento de inscribir a Anthony y, posteriormente, a Daniel.
“Aunque están los hermanos pero siempre da nervios al momento de aplicar”, afirmó Arzuna. Aunque tiene mucha confianza que correrán con la misma suerte este año cuando sometan la aplicación de Melody, la menor y última hija, quien actualmente cursa Prekínder.
Sistema de aplicación online
Las escuelas charter tienen sus propios enlaces para aplicar a las loterías. Las familias interesadas también pueden acceder al sistema centralizado online ubicado en el NYC Common Online Charter School Application en el sitio web https://nyccharterschools.schoolmint.net/welcome.
Los padres de familia o guardianes interesados deben crear una cuenta, llenar los formularios con la información de el o los estudiantes y seleccionar las escuelas a las que quieren aplicar.
Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 10 de marzo de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.
00:00:00 – Cuestionan mensajes de Bolsonaro sobre educación en Brasil
En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.
Resumen: Un número creciente de estudiantes socialmente desfavorecidos en Alemania están logrando puntajes sólidos en lectura, matemáticas y ciencia, dijo el lunes la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
En un nuevo estudio presentado en Berlín, la OCDE descubrió que la mayor mejora en el rendimiento de estos llamados estudiantes «resistentes» se registró en Alemania.
En 2005, alrededor de un cuarto (25 por ciento) de los alumnos del país con un bajo nivel socioeconómico lograron obtener calificaciones decentes. En 2015, ese número saltó a un tercio (32.3 por ciento).
A growing number of socially disadvantaged students in Germany are achieving solid scores in reading, mathematics and science, the Organization for Economic Cooperation and Development (OECD) said Monday.
In a new study presented in Berlin, the OECD found that the biggest improvement in the performance of these so-called «resilient» students was recorded in Germany.
In 2005, around a quarter (25 percent) of pupils in the country with a low socio-economic status managed to get decent marks. In 2015, that number jumped to a third (32.3 percent).
The report analyzed the results of the OECD’s latest Program for International Student Assessment(PISA), which tested some 540,000 15-year-olds in 72 countries. At the same time, students were quizzed about the education and occupation of their parents, as well as about other factors such as whether there were books in the family home. The OECD then used this information to draw conclusions about a student’s socio-economic status.
Why are students improving?
The analysis stressed that a positive school environment played a huge role in boosting students’ performance. Factors such as a low student turnover, trusting relationships with teachers and motivational school leadership all gave pupils a better chance, the OECD said.
It added that those from less-educated families generally got better results if they were taught in a diverse classroom, together with their better-off peers.
The organization also stressed that a student’s life outside school could be just as important. For example, disadvantaged kids who didn’t speak the language of instruction at home were half as likely to meet learning outcomes.
Girls also had a «slight, yet significantly lower chance» of bouncing back than their male counterparts.
The OECD report recommended that teachers set aside time to «strengthen parent-teacher talks, student counselling and team planning in a lasting way.»
Equal opportunity long way off
While more and more students in Germany appear to be defying their socio-economic status, the OECD warned that the gap between well-off and disadvantaged students in German schools was still far too wide.
Of the countries surveyed, Hong Kong had the highest proportion of «resilient» students, with 53 percent, while Macao had 52 percent. At the other end of the scale, the lowest numbers were recorded in Indonesia, Brazil, Mexico and Romania.
Kenia / 28 de junio de 2017 / Por: OUMA WANZALA / Fuente: http://www.nation.co.ke/
Students not performing well academically are still being made to repeat classes despite a ban on the practice, a new study has shown.
The report by National Taxpayers Association dubbed The School Report Card (2016), indicates that some parents or students themselves request the repetition.
“Despite a directive prohibiting student repetition, about 65 per cent of schools admitted having such cases,” the report that was released on Saturday says.
REMEDIAL TEACHING
The practice was banned in 2014 following concerns by parents.
The Education Act says learners who do not attain set targets should be helped to improve their performance through prescribed remedial teaching.
MODERATING FACTORS
An earlier study by the Kenya National Examinations Council established that repetition rarely helped students improve their grades.
The NTA report also showed that pupils’ retention in schools remained a challenge as it was driven by family income status and general truancy.
“Sickness accounts for more than 50 per cent of pupil absenteeism.
«On the other hand, a number of children are skipping school for no good reason; truancy accounts for 26 per cent of absenteeism, child labour (7.5 per cent) and boda boda riding, watching movies/football or playing video games (4.2 per cent),» the report adds.
“Though paltry, some pupils are sent home when they report late to school in the morning.”
BOOK RATIO
Learners in public schools are still sharing books despite more than 10 years of education funding.
“Students are still sharing textbooks, with at least three other pupils on average from Standard One to Eight.
«Just three schools reported a pupil-book ratio of 1:1,” says the report.
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